Un dĂa, un poema
Octubre 1 de octubre de 2014 “La canción del pirata”, José de Espronceda Con diez cañones por banda, viento en popa, a toda vela, no corta el mar, sino vuela un velero bergantín. Bajel pirata que llaman, por su bravura, el Temido, en todo mar conocido del uno al otro confín. La luna en el mar rïela, en la lona gime el viento, y alza en blando movimiento olas de plata y azul; y va el capitán pirata, cantando alegre en la popa, Asia a un lado, al otro Europa, y allá a su frente Estambul: «Navega, velero mío, sin temor, que ni enemigo navío ni tormenta, ni bonanza tu rumbo a torcer alcanza, ni a sujetar tu valor. Veinte presas hemos hecho a despecho del inglés, y han rendido sus pendones cien naciones a mis pies. Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar. Allá muevan feroz guerra ciegos reyes por un palmo más de tierra; que yo aquí tengo por mío cuanto abarca el mar bravío, a quien nadie impuso leyes. 1
Y no hay playa, sea cualquiera, ni bandera de esplendor, que no sienta mi derecho y dé pecho a mi valor. Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar. A la voz de «¡barco viene!» es de ver cómo vira y se previene a todo trapo a escapar; que yo soy el rey del mar, y mi furia es de temer. En las presas yo divido lo cogido por igual; sólo quiero por riqueza la belleza sin rival. Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar. ¡Sentenciado estoy a muerte! Yo me río; no me abandone la suerte, y al mismo que me condena, colgaré de alguna entena, quizá en su propio navío. Y si caigo, ¿qué es la vida? Por perdida ya la di, cuando el yugo del esclavo, como un bravo, sacudí. Que es mi barco mi tesoro, 2
que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar. Son mi música mejor aquilones, el estrépito y temblor de los cables sacudidos, del negro mar los bramidos y el rugir de mis cañones. Y del trueno al son violento, y del viento al rebramar, yo me duermo sosegado, arrullado por el mar. Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar.»
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2 de octubre de 2014 “Oda a la poesía”, Pablo Neruda Cerca de cincuenta años caminando contigo, Poesía. Al principio me enredabas los pies y caía de bruces sobre la tierra oscura o enterraba los ojos en la charca para ver las estrellas. Más tarde te ceñiste a mí con los dos brazos de la amante y subiste en mi sangre como una enredadera. Luego te convertiste en copa. Hermoso fue ir derramándote sin consumirte, ir entregando tu agua inagotable, ir viendo que una gota caída sobre un corazón quemado y desde sus cenizas revivía. Pero no me bastó tampoco. Tanto anduve contigo que te perdí el respeto. Dejé de verte como náyade vaporosa te puse a trabajar de lavandera, a vender pan en las panaderías, a hilar con las sencillas tejedoras, a golpear hierros en la metalurgia. Y seguiste conmigo andando por el mundo, pero tú ya no eras la florida estatua de mi infancia. Hablabas ahora con voz férrea. Tus manos fueron duras como piedras. Tu corazón fue un abundante manantial de campanas, elaboraste pan a manos llenas, 4
me ayudaste a no caer de bruces, me buscaste compañía, no una mujer, no un hombre, sino miles, millones. Juntos, Poesía, fuimos al combate, a la huelga, al desfile, a los puertos, a la mina, y me reí cuando saliste con la frente manchada de carbón o coronada de aserrrín fragante de los aserraderos. Y no dormíamos en los caminos. Nos esperaban grupos de obreros con camisas recién lavadas y banderas rojas. Y tú, Poesía, antes tan desdichadamente tímida, a la cabeza fuiste y todos se acostumbraron a tu vestidura de estrella cotidiana, porque aunque algún relámpago delató tu familia cumpliste tu tarea, tu paso entre los pasos de los hombres. Yo te pedí que fueras utilitaria y útil, como metal o harina, dispuesta a ser arado, herramienta, pan y vino, dispuesta, Poesía, a luchar cuerpo a cuerpo y a caer desangrándote. Y ahora, Poesía, gracias, esposa, hermana o madre o novia, gracias, ola marina, azahar y bandera, motor de música, largo pétalo de oro, campana submarina, granero inextinguible, 5
gracias, tierra de cada uno de mis días, vapor celeste y sangre de mis años, porque me acompañaste desde la más enrarecida altura hasta la simple mesa de los pobres, porque pusiste en mi alma sabor ferruginoso y fuego frío, porque me levantaste hasta la altura insigne de los hombres comunes, Poesía, porque contigo mientras me fui gastando tú continuaste desarrollando tu frescura firme, tu ímpetu cristalino, como si el tiempo que poco a poco me convierte en tierra fuera a dejar corriendo eternamente las aguas de mi canto.
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3 de octubre de 2014 “Anoche cuando dormía”, Antonio Machado Anoche cuando dormía soñé ¡bendita ilusión! que una fontana fluía dentro de mi corazón. Dí: ¿por qué acequia escondida, agua, vienes hasta mí, manantial de nueva vida en donde nunca bebí? Anoche cuando dormía soñé ¡bendita ilusión! que una colmena tenía dentro de mi corazón; y las doradas abejas iban fabricando en él, con las amarguras viejas, blanca cera y dulce miel. Anoche cuando dormía soñé ¡bendita ilusión! que un ardiente sol lucía dentro de mi corazón. Era ardiente porque daba calores de rojo hogar, y era sol porque alumbraba y porque hacía llorar. Anoche cuando dormía soñé ¡bendita ilusión! que era Dios lo que tenía dentro de mi corazón.
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6 de octubre de 2014 “Rima XXI”, Gustavo Adolfo Bécquer ¿Qué es poesía?, dices mientras clavas En mi pupila tu pupila azul. ¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas? Poesía eres tú.
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7 de octubre de 2014 “Romance de la luna, luna”, Federico García Lorca La luna vino a la fragua con su polisón de nardos. El niño la mira mira. El niño la está mirando. En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña, lúbrica y pura, sus senos de duro estaño. Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, harían con tu corazón collares y anillos blancos. Niño déjame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados. Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. Niño déjame, no pises, mi blancor almidonado. El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño, tiene los ojos cerrados. Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. ¡Cómo canta la zumaya, ay como canta en el árbol! Por el cielo va la luna con el niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. el aire la está velando.
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8 de octubre de 2014 “Nanas de la cebolla”, Miguel Hernández La cebolla es escarcha cerrada y pobre. Escarcha de tus días y de mis noches. Hambre y cebolla, hielo negro y escarcha grande y redonda. En la cuna del hambre mi niño estaba. Con sangre de cebolla se amamantaba. Pero tu sangre, escarchada de azúcar, cebolla y hambre. Una mujer morena resuelta en luna se derrama hilo a hilo sobre la cuna. Ríete, niño, que te traigo la luna cuando es preciso. Alondra de mi casa, ríete mucho. Es tu risa en tus ojos la luz del mundo. Ríete tanto que mi alma al oírte bata el espacio. Tu risa me hace libre, me pone alas. Soledades me quita, cárcel me arranca. Boca que vuela, corazón que en tus labios relampaguea. Es tu risa la espada más victoriosa, vencedor de las flores y las alondras Rival del sol. Porvenir de mis huesos y de mi amor. La carne aleteante, 10
súbito el párpado, el vivir como nunca coloreado. ¡Cuánto jilguero se remonta, aletea, desde tu cuerpo! Desperté de ser niño: nunca despiertes. Triste llevo la boca: ríete siempre. Siempre en la cuna, defendiendo la risa pluma por pluma. Ser de vuelo tan lato, tan extendido, que tu carne es el cielo recién nacido. ¡Si yo pudiera remontarme al origen de tu carrera! Al octavo mes ríes con cinco azahares. Con cinco diminutas ferocidades. Con cinco dientes como cinco jazmines adolescentes. Frontera de los besos serán mañana, cuando en la dentadura sientas un arma. Sientas un fuego correr dientes abajo buscando el centro. Vuela niño en la doble luna del pecho: él, triste de cebolla, tú, satisfecho. No te derrumbes. No sepas lo que pasa ni lo que ocurre.
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9 de octubre de 2014 “Romance del prisionero” Que por mayo era, por mayo, cuando hace la calor, cuando los trigos encañan y están los campos en flor, cuando canta la calandria y responde el ruiseñor, cuando los enamorados van a servir al amor; sino yo, triste, cuitado, que vivo en esta prisión; que ni sé cuándo es de día ni cuándo las noches son, sino por una avecilla que me cantaba el albor. Matómela un ballestero; déle Dios mal galardón.
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10 de octubre de 2014 “Rima LIII”, Gustavo Adolfo Bécquer Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales, jugando llamarán; pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha al contemplar; aquellas que aprendieron nuestros nombres, esas... ¡no volverán! Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar, y otra vez a la tarde, aún más hermosas, sus flores abrirán; pero aquellas cuajadas de rocío, cuyas gotas mirábamos temblar y caer, como lágrimas del día... esas... ¡no volverán! Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar; tu corazón, de su profundo sueño tal vez despertará; pero mudo y absorto y de rodillas como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido... desengáñate, ¡así no te querrán!
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14 de octubre de 2014 “La princesa está triste”, Rubén Darío La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa está pálida en su silla de oro, está mudo el teclado de su clave sonoro, y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. El jardín puebla el triunfo de los pavos reales. Parlanchina, la dueña dice cosas banales, y vestido de rojo piruetea el bufón. La princesa no ríe, la princesa no siente; la princesa persigue por el cielo de Oriente la libélula vaga de una vaga ilusión. ¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China, o en el que ha detenido su carroza argentina para ver de sus ojos la dulzura de luz? ¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes, o en el que es soberano de los claros diamantes, o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz? ¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, tener alas ligeras, bajo el cielo volar; ir al sol por la escala luminosa de un rayo, saludar a los lirios con los versos de mayo o perderse en el viento sobre el trueno del mar. Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata, ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata, ni los cisnes unánimes en el lago de azur. Y están tristes las flores por la flor de la corte, los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte, de Occidente las dalias y las rosas del Sur. ¡Pobrecita princesa de los ojos azules! Está presa en sus oros, está presa en sus tules, en la jaula de mármol del palacio real; el palacio soberbio que vigilan los guardas, que custodian cien negros con sus cien alabardas, un lebrel que no duerme y un dragón colosal. ¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida! (La princesa está triste, la princesa está pálida) ¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil! ¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe, —la princesa está pálida, la princesa está triste—, más brillante que el alba, más hermoso que abril! 14
—«Calla, calla, princesa —dice el hada madrina—; en caballo, con alas, hacia acá se encamina, en el cinto la espada y en la mano el azor, el feliz caballero que te adora sin verte, y que llega de lejos, vencedor de la Muerte, a encenderte los labios con un beso de amor».
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15 de octubre de 2014 “Ayer te besé en los labios”, Pedro Salinas Ayer te besé en los labios. Te besé en los labios. Densos, rojos. Fue un beso tan corto que duró más que un relámpago, que un milagro, más. El tiempo después de dártelo no lo quise para nada ya, para nada lo había querido antes. Se empezó, se acabó en él. Hoy estoy besando un beso; estoy solo con mis labios. Los pongo no en tu boca, no, ya no -¿adónde se me ha escapado?-. Los pongo en el beso que te di ayer, en las bocas juntas del beso que se besaron. Y dura este beso más que el silencio, que la luz. Porque ya no es una carne ni una boca lo que beso, que se escapa, que me huye. No. Te estoy besando más lejos.
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16 de octubre de 2014 “Se equivocó la paloma”, Rafael Alberti Se equivocó la paloma, se equivocaba. Por ir al norte fue al sur, creyó que el trigo era el agua. Creyó que el mar era el cielo que la noche la mañana. Que las estrellas rocío, que la calor la nevada. Que tu falda era tu blusa, que tu corazón su casa. (Ella se durmió en la orilla, tú en la cumbre de una rama.)
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17 de octubre de 2014 “Sobre cartas de amor”, Mario Benedetti Una carta de amor no es un naipe de amor una carta de amor tampoco es una carta pastoral o de crédito / de pago o fletamento en cambio se asemeja a una carta de amparo ya que si la alegría o la tristeza se animan a escribir una carta de amor es porque en las entrañas de la noche se abren la euforia o la congoja las cenizas se olvidan de su hoguera o la culpa se asila en su pasado una carta de amor es por lo general un pobre afluente de un río caudaloso y nunca está a la altura del paisaje ni de los ojos que miraron verdes ni de los labios dulces que besaron temblando o no besaron ni del cielo que a veces se desploma en trombas en escarnio o en granizo una carta de amor puede enviarse desde un altozano o desde una mazmorra desde la exaltación o desde el duelo pero no hay caso / siempre será tan sólo un calco una copia frugal del sentimiento una carta de amor no es el amor sino un informe de la ausencia.
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20 de octubre de 2014 “Me gusta cuando callas”, Pablo Neruda ME gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca. Como todas las cosas están llenas de mi alma emerges de las cosas, llena del alma mía. Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía. Me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: déjame que me calle con el silencio tuyo. Déjame que te hable también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo. Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
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21 de octubre de 2014 “Poderoso caballero es Don Dinero”, Francisco de Quevedo y Villegas Madre, yo al oro me humillo, Él es mi amante y mi amado, Pues de puro enamorado Anda continuo amarillo. Que pues doblón o sencillo Hace todo cuanto quiero, Poderoso caballero Es don Dinero. Nace en las Indias honrado, Donde el mundo le acompaña; Viene a morir en España, Y es en Génova enterrado. Y pues quien le trae al lado Es hermoso, aunque sea fiero, Poderoso caballero Es don Dinero. Son sus padres principales, Y es de nobles descendiente, Porque en las venas de Oriente Todas las sangres son Reales. Y pues es quien hace iguales Al rico y al pordiosero, Poderoso caballero Es don Dinero. ¿A quién no le maravilla Ver en su gloria, sin tasa, Que es lo más ruin de su casa Doña Blanca de Castilla? Mas pues que su fuerza humilla Al cobarde y al guerrero, Poderoso caballero Es don Dinero. Es tanta su majestad, Aunque son sus duelos hartos, Que aun con estar hecho cuartos No pierde su calidad. Pero pues da autoridad Al gañán y al jornalero, Poderoso caballero Es don Dinero. Más valen en cualquier tierra (Mirad si es harto sagaz) Sus escudos en la paz Que rodelas en la guerra. 20
Pues al natural destierra Y hace propio al forastero, Poderoso caballero Es don Dinero.
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22 de octubre de 2014 “Isla ignorada”, Gloria Fuertes Soy como esa isla que ignorada, late acunada por árboles jugosos, en el centro de un mar que no me entiende, rodeada de nada, —sola sólo—. Hay aves en mi isla relucientes, y pintadas por ángeles pintores, hay fieras que me miran dulcemente, y venenosas flores. Hay arroyos poetas y voces interiores de volcanes dormidos. Quizá haya algún tesoro muy dentro de mi entraña. ¡Quién sabe si yo tengo diamante en mi montaña, o tan sólo un pequeño pedazo de carbón! Los árboles del bosque de mi isla, sois vosotros mis versos. ¡Qué bien sonáis a veces si el gran músico viento os toca cuando viene el mar que me rodea! A esta isla que soy, si alguien llega, que se encuentre con algo es mi deseo; —manantiales de versos encendidos y cascadas de paz es lo que tengo—. Un nombre que me sube por el alma y no quiere que llore mis secretos; y soy tierra feliz —que tengo el arte de ser dichosa y pobre al mismo tiempo—. Para mí es un placer ser ignorada, isla ignorada del océano eterno. En el centro del mundo sin un libro sé todo, porque vino un mensajero y me dejó una cruz para la vida —para la muerte me dejó un misterio.
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23 de octubre de 2014 “Canción primaveral”, Federico García Lorca Salen los niños alegres De la escuela, Poniendo en el aire tibio Del abril, canciones tiernas. ¡Que alegría tiene el hondo Silencio de la calleja! Un silencio hecho pedazos por risas de plata nueva. II Voy camino de la tarde Entre flores de la huerta, Dejando sobre el camino El agua de mi tristeza. En el monte solitario Un cementerio de aldea Parece un campo sembrado Con granos de calaveras. Y han florecido cipreses Como gigantes cabezas Que con órbitas vacías Y verdosas cabelleras Pensativos y dolientes El horizonte contemplan. ¡Abril divino, que vienes Cargado de sol y esencias Llena con nidos de oro Las floridas calaveras!
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24 de octubre de 2014 “Caupolicán”, Rubén Darío Es algo formidable que vio la vieja raza: robusto tronco de árbol al hombro de un campeón salvaje y aguerrido, cuya fornida maza blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón. Por casco sus cabellos, su pecho por coraza, pudiera tal guerrero, de Arauco en la región, lancero de los bosques, Nemrod que todo caza, desjarretar un toro, o estrangular un león. Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día, le vio la tarde pálida, le vio la noche fría, y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán. «¡El Toqui, el Toqui!» clama la conmovida casta. Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo: «Basta», e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.
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27 de octubre de 2014 “A un olmo seco”, Antonio Machado Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo algunas hojas verdes le han salido. ¡El olmo centenario en la colina que lame el Duero! Un musgo amarillento le mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento. No será, cual los álamos cantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos ruiseñores. Ejército de hormigas en hilera va trepando por él, y en sus entrañas urden sus telas grises las arañas. Antes que te derribe, olmo del Duero, con su hacha el leñador, y el carpintero te convierta en melena de campana, lanza de carro o yugo de carreta; antes que rojo en el hogar, mañana, ardas en alguna mísera caseta, al borde de un camino; antes que te descuaje un torbellino y tronche el soplo de las sierras blancas; antes que el río hasta la mar te empuje por valles y barrancas, olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida. Mi corazón espera también, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera.
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28 de octubre de 2014 “Te quiero”, Luis Cernuda Te quiero. Te lo he dicho con el viento, jugueteando como animalillo en la arena o iracundo como órgano impetuoso; Te lo he dicho con el sol, que dora desnudos cuerpos juveniles y sonríe en todas las cosas inocentes; Te lo he dicho con las nubes, frentes melancólicas que sostienen el cielo, tristezas fugitivas; Te lo he dicho con las plantas, leves criaturas transparentes que se cubren de rubor repentino; Te lo he dicho con el agua, vida luminosa que vela un fondo de sombra; te lo he dicho con el miedo, te lo he dicho con la alegría, con el hastío, con las terribles palabras. Pero así no me basta: más allá de la vida, quiero decírtelo con la muerte; más allá del amor, quiero decírtelo con el olvido.
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29 de octubre de 2014 “No volveré a ser joven”, Jaime Gil de Biedma Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante. Dejar huella quería y marcharme entre aplausos envejecer, morir, eran tan sólo las dimensiones del teatro. Pero ha pasado el tiempo y la verdad desagradable asoma: envejecer, morir, es el único argumento de la obra.
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30 de octubre de 2014 “Palabras para Julia”, José Agustín Goytisolo Tú no puedes volver atrás porque la vida ya te empuja como un aullido interminable. Hija mía es mejor vivir con la alegría de los hombres que llorar ante el muro ciego. Te sentirás acorralada te sentirás perdida o sola tal vez querrás no haber nacido. Yo sé muy bien que te dirán que la vida no tiene objeto que es un asunto desgraciado. Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso. La vida es bella, ya verás como a pesar de los pesares tendrás amigos, tendrás amor. Un hombre solo, una mujer así tomados, de uno en uno son como polvo, no son nada. Pero yo cuando te hablo a ti cuando te escribo estas palabras pienso también en otra gente. Tu destino está en los demás tu futuro es tu propia vida tu dignidad es la de todos. Otros esperan que resistas que les ayude tu alegría tu canción entre sus canciones. Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso. Nunca te entregues ni te apartes junto al camino, nunca digas no puedo más y aquí me quedo. La vida es bella, tú verás como a pesar de los pesares tendrás amor, tendrás amigos. Por lo demás no hay elección y este mundo tal como es será todo tu patrimonio. Perdóname no sé decirte nada más pero tú comprende que yo aún estoy en el camino. Y siempre siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso. 28
31 de octubre de 2014 “Educar”, Gabriel Celaya Educar es lo mismo que poner un motor a una barca, hay que medir, pensar, equilibrar, y poner todo en marcha. Pero para eso, uno tiene que llevar en el alma un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta, y un kilo y medio de paciencia concentrada. Pero es consolador soñar, mientras uno trabaja, que esa barca, ese niño irá muy lejos por el agua. Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hacia islas lejanas. Soñar que cuando un día esté durmiendo nuestro propio barco, en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada.
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Noviembre 3 de noviembre de 2014 “Tu risa”, Pablo Neruda Quítame el pan, si quieres, quítame el aire, pero no me quites tu risa. No me quites la rosa, la lanza que desgranas, el agua que de pronto estalla en tu alegría, la repentina ola de plata que te nace. Mi lucha es dura y vuelvo con los ojos cansados a veces de haber visto la tierra que no cambia, pero al entrar tu risa sube al cielo buscándome y abre para mí todas las puertas de la vida. Amor mío, en la hora más oscura desgrana tu risa, y si de pronto ves que mi sangre mancha las piedras de la calle, ríe, porque tu risa será para mis manos como una espada fresca. Junto al mar en otoño, tu risa debe alzar su cascada de espuma, y en primavera, amor, quiero tu risa como la flor que yo esperaba, la flor azul, la rosa de mi patria sonora. Ríete de la noche, del día, de la luna, ríete de las calles ríete de este torpe muchacho que te quiere, pero cuando yo abro los ojos y los cierro, cuando mis pasos van, cuando vuelven mis pasos, niégame el pan, el aire, la luz, la primavera, pero tu risa nunca porque me moriría. 30
4 de noviembre de 2014 “Primer día de vacaciones”, Luis García Montero Nadaba yo en el mar y era muy tarde, justo en ese momento en que las luces flotan como brasas de una hoguera rendida y en el agua se queman las preguntas, los silencios extraños. Había decidido nadar hasta la boya roja, la que se esconde como el sol al otro lado de las barcas. Muy lejos de la orilla, solitario y perdido en el crepúsculo, me adentraba en el mar sintiendo la inquietud que me conmueve al adentrarme en un poema o en una noche larga de amor desconocido. Y de pronto la vi sobre las aguas. Una mujer mayor, de cansada belleza y el pelo blanco recogido, se me acercó nadando con brazadas serenas. Parecía venir del horizonte. Al cruzarse conmigo, se detuvo un momento y me miró a los ojos: no he venido a buscarte, no eres tú todavía. Me despertó el tumulto del mercado y el ruido de una moto que cruzaba la calle con desesperación. Era media mañana, el cielo estaba limpio y parecía una bandera viva en el mástil de agosto. Bajé a desayunar a la terraza del paseo marítimo y contemplé el bullicio de la gente El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste del mar? En sueños la marejada me tira del corazón; se lo quisiera llevar. Padre, ¿por qué me trajiste acá?
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5 de noviembre de 2014 “Así nunca volvió a ser”, Ángel González Como llevaba trenza la llamábamos trencita en la tarde del jueves. Jugábamos a montarnos en ella y nos llevaba a una extraña región de la que nunca volveríamos. Porque es casi imposible abandonar aquel olor a tierra de su cabello sucio, sus ásperas rodillas todavía con polvo y con sangre de la última caída y, sobre todo, la nacarada nuca donde se demoraban unas gotas de luz cuando ya luz no había. Allí me dejó un día de verano y jamás regresó a recoger mi insomne pensamiento que desde entonces vaga por sus brazos corrigiendo su ruta, terco y contradictorio, lo mismo que una hormiga que no sabe salir de la rama de un árbol en el que se ha perdido.
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6 de noviembre de 2014 “Masa”, César Vallejo Al fin de la batalla, y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre y le dijo: “¡No mueras, te amo tanto!” Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Se le acercaron dos repitiéronle: “¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!” Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando “¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!” Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Le rodearon millones de individuos, con un ruego común: “¡Quédate hermano!” Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Entonces, todos los hombres de la tierra le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado; incorporóse lentamente, abrazo al primer hombre; echóse a andar…28 de noviembre de 2013 Tus cartas son un vino, Miguel Hernández A mi gran Josefina adorada Tus cartas son un vino que me trastorna y son el único alimento para mi corazón. Desde que estoy ausente no sé sino soñar, igual que el mar tu cuerpo, amargo igual que el mar. Tus cartas apaciento metido en un rincón y por redil y hierba les doy mi corazón. Aunque bajo la tierra mi amante cuerpo esté, escríbeme, paloma, que yo te escribiré. Cuando me falte sangre con zumo de clavel, y encima de mis huesos de amor cuando papel.
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7 de noviembre de 2014 “La forma de querer tú…”, Pedro Salinas La forma de querer tú es dejarme que te quiera. El sí con que te me rindes es el silencio. Tus besos son ofrecerme los labios para que los bese yo. Jamás palabras, abrazos, me dirán que tú existías, que me quisiste: Jamás. Me lo dicen hojas blancas, mapas, augurios, teléfonos; tú, no. Y estoy abrazado a ti sin preguntarte, de miedo a que no sea verdad que tú vives y me quieres. Y estoy abrazado a ti sin mirar y sin tocarte. No vaya a ser que descubra con preguntas, con caricias, esa soledad inmensa de quererte sólo yo.
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10 de noviembre 2014 “Mientras tú existas…”, Ángel González Mientras tú existas, mientras mi mirada te busque más allá de las colinas, mientras nada me llene el corazón, si no es tu imagen, y haya una remota posibilidad de que estés viva en algún sitio, iluminada por una luz cualquiera... Mientras yo presienta que eres y te llamas así, con ese nombre tuyo tan pequeño, seguiré como ahora, amada mía, transido de distancia, bajo ese amor que crece y no se muere, bajo ese amor que sigue y nunca acaba
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11 de noviembre de 2014 “Campo de batalla”, Ángel González Hoy voy a describir el campo de batalla tal como yo lo vi, una vez decidida la suerte de los hombres que lucharon muchos hasta morir, otros hasta seguir viviendo todavía. No hubo elección: murió quien pudo, quien no pudo morir continuó andando, era verano, invierno, todo un año o más quizá, era la vida entera aquel enorme día de combate. Por el Oeste el viento traía sangre, por el Este la tierra era ceniza, el Norte entero estaba bloqueado por alambradas secas y por gritos, y únicamente el Sur, tan sólo el Sur, se ofrecía ancho y libre a nuestros ojos. Pero el Sur no existía: ni agua, ni luz, ni sombra, ni ceniza llenaban su oquedad, su hondo vacío: el Sur era un inmenso precipicio, un abismo sin fin de donde, lentos, los poderosos buitres ascendían. Nadie escuchó la voz del capitán porque tampoco el capitán hablaba. Nadie enterró a los muertos. Nadie dijo: "dale a mi novia esto si la encuentras un día" Tan sólo alguien remató a un caballo que, con el vientre abierto, agonizante, llenaba con su espanto el aire en sombra: el aire que la noche amenazaba. Quietos, pegados a la dura tierra, cogidos entre el pánico y la nada, los hombres esperaban el momento último, sin oponerse ya, sin rebeldía. Algunos se murieron, 36
como dije, y, los demás, tendidos, derribados, pegados a la tierra en paz al fin, esperan ya no sé qué -quizá que alguien les diga: "amigos, podéis iros, el combate..." Entre tanto, es verano otra vez, y crece el trigo en el que fue ancho campo de batalla.
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12 de noviembre 2014 “La muralla”, Nicolás Guillén Para hacer esta muralla, tráiganme todas las manos: Los negros, sus manos negras, los blancos, sus blancas manos. Ay, una muralla que vaya desde la playa hasta el monte, desde el monte hasta la playa, bien, allá sobre el horizonte. —¡Tun, tun! —¿Quién es? —Una rosa y un clavel... —¡Abre la muralla! —¡Tun, tun! —¿Quién es? —El sable del coronel... —¡Cierra la muralla! —¡Tun, tun! —¿Quién es? —La paloma y el laurel... —¡Abre la muralla! —¡Tun, tun! —¿Quién es? —El alacrán y el ciempiés... —¡Cierra la muralla! Al corazón del amigo, abre la muralla; al veneno y al puñal, cierra la muralla; al mirto y la yerbabuena, abre la muralla; al diente de la serpiente, cierra la muralla; al ruiseñor en la flor, abre la muralla... Alcemos una muralla juntando todas las manos; los negros, sus manos negras, los blancos, sus blancas manos. Una muralla que vaya desde la playa hasta el monte, desde el monte hasta la playa, bien, allá sobre el horizonte...
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13 de noviembre de 2013 “En el entierro de un amigo”, Antonio Machado Tierra le dieron una tarde horrible del mes de julio, bajo el sol de fuego. A un paso de la abierta sepultura, había rosas de podridos pétalos, entre geranios de áspera fragancia y roja flor. El cielo puro y azul. Corría un aire fuerte y seco. De los gruesos cordeles suspendido, pesadamente, descender hicieron el ataúd al fondo de la fosa los dos sepultureros... Y al reposar sonó con recio golpe, solemne, en el silencio. Un golpe de ataúd en tierra es algo perfectamente serio. Sobre la negra caja se rompían los pesados terrones polvorientos... El aire se llevaba de la honda fosa el blanquecino aliento. —Y tú, sin sombra ya, duerme y reposa, larga paz a tus huesos... Definitivamente, duerme un sueño tranquilo y verdadero.
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14 de noviembre de 2014 “La primavera besaba”, Antonio Machado La primavera besaba suavemente la arboleda, y el verde nuevo brotaba como una verde humareda. Las nubes iban pasando sobre el campo juvenil... Yo vi en las hojas temblando las frescas lluvias de abril. Bajo ese almendro florido, todo cargado de flor -recordé-, yo he maldecido mi juventud sin amor. Hoy, en mitad de la vida, me he parado a meditar... !Juventud nunca vivida quién te volviera a soñar!
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17 de noviembre de 2014 “Soñé que tú me llevabas” (CXXII), Antonio Machado Soñé que tú me llevabas por una blanca vereda, en medio del campo verde, hacia el azul de las sierras, hacia los montes azules, una mañana serena. Sentí tu mano en la mía, tu mano de compañera, tu voz de niña en mi oído como una campana nueva, como una campana virgen de un alba de primavera. ¡Eran tu voz y tu mano, en sueños, tan verdaderas!… Vive, esperanza, ¡quién sabe lo que se traga la tierra!.
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18 de noviembre de 2014 “Adolescencia”, Juan Ramón Jiménez En el balcón, un instante nos quedamos los dos solos, desde la dulce mañana de aquel día éramos novios. -El paisaje soñoliento dormía sus vagos tonos, bajo el cielo gris y rosa del crepúsculo de otoño-. Le dije que iba a besarla; bajó, serena, los ojos y me ofreció sus mejillas como quien pierde un tesoro. -Caían las hojas muertas, en el jardín silencioso, y en el aire erraba aún un perfume de heliotropos-. No se atrevía a mirarme; le dije que éramos novios, ...y las lágrimas rodaron de sus ojos melancólicos.
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19 de noviembre de 2014 “El viaje definitivo”, Juan Ramón Jiménez Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando; y se quedará mi huerto con su verde árbol, y con su pozo blanco. Todas las tardes el cielo será azul y plácido; y tocarán, como esta tarde están tocando, las campanas del campanario. Se morirán aquellos que me amaron; y el pueblo se hará nuevo cada año; y en el rincón de aquel mi huerto florido y encalado, mi espíritu errará, nostálgico. Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol verde, sin pozo blanco, sin cielo azul y plácido... Y se quedarán los pájaros cantando.
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20 de noviembre de 2014 “Romance del enamorado y la muerte”, Anónimo Un sueño soñaba anoche, sueñito del alma mía, soñaba con mis amores, que en mis brazos los tenía. Vi entrar señora tan blanca, mucho más que nieve fría. -¿Por dónde has entrado amor? ¿Cómo has entrado mi vida? Las puertas están cerradas, ventanas y celosías. -No soy el Amor, amante: la Muerte que Dios te envía. -¡Ay, Muerte tan rigurosa, déjame vivir un día! -Un día no puede ser, una hora tienes de vida. Muy rápido se calzaba, más rápido se vestía; ya se va para la calle, en donde su amor vivía. -¡Ábreme la puerta blanca, ábreme la puerta niña! -¿Cómo te podré yo abrir si la ocasión no es debida? Mi padre no fue al palacio, mi madre no está dormida. -Si no me abres esta noche, ya no me abrirás, querida; la muerte me está buscando, junto a ti vida sería. -Vete bajo la ventana donde labraba y cosía, te echaré cordón de seda para que subas arriba, y si el cordón no alcanzara, mis trenzas añadiría. La fina seda se rompe; la Muerte que allí venía: -Nos vamos enamorado, que la hora ya está cumplida.
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21 de noviembre de 2014 “El mar. La mar”, Rafael Alberti El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste del mar? En sueños la marejada me tira del corazón; se lo quisiera llevar. Padre, ¿por qué me trajiste acá?
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24 de noviembre de 2014 “Tus cartas son un vino…”, Miguel Hernández A mi gran Josefina adorada Tus cartas son un vino que me trastorna y son el único alimento para mi corazón. Desde que estoy ausente no sé sino soñar, igual que el mar tu cuerpo, amargo igual que el mar. Tus cartas apaciento metido en un rincón y por redil y hierba les doy mi corazón. Aunque bajo la tierra mi amante cuerpo esté, escríbeme, paloma, que yo te escribiré. Cuando me falte sangre con zumo de clavel, y encima de mis huesos de amor cuando papel.
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25 de noviembre de 2014 “Canción 8”, Rafael Alberti Hoy las nubes me trajeron, volando, el mapa de España. ¡Qué pequeño sobre el río, y qué grande sobre el pasto la sombra que proyectaba! Se le llenó de caballos la sombra que proyectaba. Yo, a caballo, por su sombra busqué mi pueblo y mi casa. Entré en el patio que un día fuera una fuente con agua. Aunque no estaba la fuente, la fuente siempre sonaba. Y el agua que no corría volvió para darme agua.
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26 de noviembre de 2014 “En la primera llegada de la locomotora”, Arturo Gazul Pueblo mío, despierta; ya la aurora de ti vida el Oriente reverbera, arrancando a tus ojos la quimera de ese sueño letal que te devora. Ya silba la veloz locomotora, rugiendo en su frenética carrera; ya cruza nuestros campos altanera, rauda, fugaz, vibrante, atronadora. Las músicas, el bronce y mil sonidos llevan al corazón grata armonía.... Son los cantos del pueblo convertidos en notas de purísima alegría, que al resonar en el espacio undoso, parecen repetir: -¡ Ya soy dichoso!
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27 de noviembre de 2014 “Cuando sea grande”, Álvaro Yunque Mamá cuando sea grande voy a hacer una escalera tan alta que llegue al cielo para ir a coger estrellas. Me llenaré los bolsillos de estrellas y de cometas y bajaré a repartirlos a los chicos de la escuela. Pero a ti voy a traerte mamita, la luna llena para que alumbres la casa sin gastar luz eléctrica.
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Diciembre 1 de diciembre de 2014 “Maestro.... ” Si tu corazón late más aprisa viendo a tus alumnos si cada cara es para ti, un alma que se debe cultivar. Si cada hora de clase se ha escapado aprisa. Si quieres más tu trabajo cada año que pasa. Si las dificultades inevitables te encuentran sonriente. Si los padres y los niños dicen que eres amable. Si tu justicia sabe revestirse de amor. Si combates el mal pero no al pecador. Si sabiendo tantas cosas, no te crees sabio. Si sabes volver a estudiar lo que creías saber. Si en lugar de interrogar sabes sobre todo responder. Si sabes ser niño permaneciendo maestro. Si ante la belleza sabes sorprenderte. Si tu vida es lección y tu palabra silencio. Si tus alumnos quieren asemejarse a ti. Entonces... Tú eres Maestro.
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2 de diciembre de 2014 “La niña que se va al mar”, Rafael Alberti ¡ Qué blanca lleva la falda la niña que se va al mar! ¡ Ay niña, no te la manche la tinta del calamar! ¡Qué blancas tus manos, niña, que te vas sin suspirar! ¡ Ay niña, no te las manche la tinta del calamar! ¡ Qué blanco tu corazón y que blanco tu mirar! ¡ Ay niña, no te los manche la tinta del calamar!
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3 de diciembre de 2014 “El mapa de España”, Rafael Alberti Hoy las nubes me trajeron, volando, el mapa de España. ¡ Qué pequeño sobre el río, y que grande sobre el pasto la sombra que proyectaba! Se le llenó de caballos la sombra que proyectaba. Yo, a caballo, por su sombra busqué mi pueblo y mi casa. Entré en el patio que un día fuera una fuente con agua. Aunque no estaba la fuente, la fuente siempre sonaba. Y el agua que no corría volvió para darme agua.
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4 de diciembre de 2014 “Balada de una bicicleta con alas”, Rafael Alberti A los 50 años, hoy, tengo una bicicleta. Muchos tienen un yate y muchos más un automóvil y hay muchos que también tienen ya un avión. Pero yo, a mis 50 años justos, tengo solo una bicicleta. He escrito y publicado innumerables versos. Casi todos hablan del mar y también de los bosques, los ángeles y las llanuras. He cantado las guerras justificadas, la paz y las revoluciones. Ahora soy nada más que un desterrado. Y a miles de kilómetros de mi hermoso país, Con una pipa curva entre los labios, un cuadernillo de hojas blancas y un lápiz corro en mi bicicleta por los bosques urbanos, por los caminos ruidosos y calles asfaltadas y me detengo siempre junto a un río a ver cómo se acuesta la tarde y con la noche se le pierden al agua las primeras estrellas.
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5 de diciembre de 2014 “Hastío”, Antonio Machado Pasan las horas de hastío por la estancia familiar, el amplio cuarto sombrío donde yo empecé a soñar. Del reloj arrinconado, que en la penumbra clarea, el tictac acompasado odiosamente golpea. Dice la monotonía del agua clara al caer; un día es como otro día; hoy es lo mismo que ayer. Cae la tarde. El viento agita el parque mustio y dorado... ¡ Qué largamente ha llorado toda la fronda marchita!
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9 de diciembre de 2014 “Una tarde parda y fría”, Antonio Machado Una tarde parda y fría de invierno. Los colegiales estudian. Monotonía de lluvia tras los cristales. Es la clase. En un cartel se representa a Caín fugitivo, y muerto Abel, junto a una mancha carmín. Con timbre sonoro y hueco truena el maestro, un anciano mal vestido, enjuto y seco, que lleva un libro en la mano. Y todo un coro infantil va cantando la lección: “ mil veces ciento, cien mil; mil veces mil, un millón”. Una tarde parda y fría de invierno. Los colegiales estudian. Monotonía de la lluvia en los cristales.
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10 de diciembre de 2014 “La plaza tiene una torre”, Antonio Machado La plaza tiene una torre, la torre tiene un balcón, el balcón tiene una dama, la dama una blanca flor. Ha pasado un caballero -¡ quién sabe por qué pasó!y se ha llevado la plaza, con su torre y su balcón, con su balcón y su dama, su dama y su blanca flor.
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11 de diciembre de 2014 “El sol, la rosa, y el niño”, Miguel Hernández El sol, la rosa y el niño flores de un día nacieron. Los de cada día son soles, flores, niños nuevos. Mañana no seré yo: otro será el verdadero. Y no seré más allá de quien quiera su recuerdo. Flor de un día es lo más grande al pie de lo más pequeño. Flor de la luz el relámpago, y flor del instante el tiempo. Entre las flores te fuiste. Entre las flores me quedo.
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12 de diciembre de 2014 “Uvas, granadas, dátiles.... ”, Miguel Hernández Uvas, granadas, dátiles, doradas, rojas, rojos, hierbabuena del alma, azafrán de los poros. Uvas como tu frente, uvas como tus ojos. Granadas con la herida de tu florido asombro, dátiles con tu esbelta ternura sin retorno, azafrán, hierbabuena llueves a grandes chorros sobre la mesa pobre, gastada, del otoño, muerto que te derramas, muerto que te conozco, muerto brutal, caído con octubre en los hombros.
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15 de diciembre de 2014 “La campana y el caramillo”, Miguel Hernández En la ermita campesina, oro en caldo, a la mañana, echa, fina, la campana. Cuando en ella da la brisa, dice presta: ¡ Pasa a prisa ! ¡ Pasa a prisa que hoy es fiesta! Y la brisa, ya en la umbría: Pastor, ¿es que no te vas tú a la fiesta de la ermita? - Mi fiesta es el cielo azul! En la ermita campesina, oro en caldo, a la mañana, echa, fina, la campana.
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16 de diciembre de 2014 “El niño yuntero”, Miguel Hernández Carne de yugo, ha nacido más humillado que bello, con el cuello perseguido por el yugo para el cuello. Nace, como la herramienta, a los golpes destinado, de una tierra descontenta y un insatisfecho arado. Entre estiércol puro y vivo de vacas, trae a la vida un alma color de olivo vieja ya y encallecida. Empieza a vivir, y empieza a morir de punta a punta levantando la corteza de su madre con la yunta. Empieza a sentir, y siente la vida como una guerra y a dar fatigosamente en los huesos de la tierra. Contar sus años no sabe, y ya sabe que el sudor es una corona grave de sal para el labrador. Trabaja, y mientras trabaja masculinamente serio, se unge de lluvia y se alhaja de carne de cementerio. A fuerza de golpes, fuerte, y a fuerza de sol, bruñido, con una ambición de muerte despedaza un pan reñido. Cada nuevo día es más raíz, menos criatura, que escucha bajo sus pies la voz de la sepultura. Y como raíz se hunde en la tierra lentamente para que la tierra inunde de paz y panes su frente. 60
Me duele este niño hambriento como una grandiosa espina, y su vivir ceniciento revuelve mi alma de encina. Lo veo arar los rastrojos, y devorar un mendrugo, y declarar con los ojos que por qué es carne de yugo. Me da su arado en el pecho, y su vida en la garganta, y sufro viendo el barbecho tan grande bajo su planta. ¿Quién salvará a este chiquillo menor que un grano de avena? ¿De dónde saldrá el martillo verdugo de esta cadena? Que salga del corazón de los hombres jornaleros, que antes de ser hombres son y han sido niños yunteros.
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17 de diciembre de 2014 “Tristes guerrasâ€?, Miguel HernĂĄndez Tristes guerras si no es amor la empresa. Tristes. Tristes. Tristes armas si no son las palabras. Tristes. Tristes. Tristes hombres si no mueren de amores. Tristes. Tristes.
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18 de diciembre de 2014 “Puedo escribir los versos más tristes esta noche”, Pablo Neruda Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. ¡La besé tantas veces bajo el cielo infinito! Ella me quiso, a veces yo también la quería. ¡Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos! Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido, Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise! Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como ésta, la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
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19 de diciembre de 2014 “Caminante no hay camino”, Antonio Machado Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar.
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Enero 8 de enero de 2015 “Soneto de la dulce queja”, Federico García Lorca Tengo miedo a perder la maravilla de tus ojos de estatua y el acento que de noche me pone en la mejilla la solitaria rosa de tu aliento. Tengo pena de ser en esta orilla tronco sin ramas; y lo que más siento es no tener la flor, pulpa o arcilla, para el gusano de mi sufrimiento. Si tú eres el tesoro oculto mío, si eres mi cruz y mi dolor mojado, si soy el perro de tu señorío, no me dejes perder lo que he ganado y decora las aguas de tu río con hojas de mi otoño enajenado.
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9 de enero de 2015 “Si me llamaras, sí…”, Pedro Salinas ¡Si me llamaras, sí, si me llamaras! Lo dejaría todo, todo lo tiraría: los precios, los catálogos, el azul del océano en los mapas, los días y sus noches, los telegramas viejos y un amor. Tú, que no eres mi amor, ¡si me llamaras! Y aún espero tu voz: telescopios abajo, desde la estrella, por espejos, por túneles, por los años bisiestos puede venir. No sé por dónde. Desde el prodigio, siempre. Porque si tú me llamas -¡si me llamaras, sí, si me llamaras!será desde un milagro, incógnito, sin verlo. Nunca desde los labios que te beso, nunca desde a voz que dice: "No te vayas."
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12 de enero de 2015 “Nada más”, José Agustín Goytisolo El aire de los chopos y vuelvo a recordar. En un día de marzo te fuiste. Nada más. Una sonrisa tuya o un gesto. Claridad como la de tus ojos no he visto. Nada más. Luego días de ira dolor y adversidad. Y en medio de la noche tu estrella. Nada más. Por su fulgor perenne contra la eternidad te ofrezco unas palabras de amor. Y nada más
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13 de enero de 2015 “Canción del que no quería mentir”, Gloria Fuertes Hemos de procurar no mentir mucho. Sé que a veces mentimos para no hacer un muerto, para no hacer un hijo o evitar una guerra. De pequeña mentía con mentiras de azúcar, decía a las amigas: "Tengo cuarto de baño" —mi casa era pobre con el retrete fuera—. "Mi padre es ingeniero" y era sólo fumista, ¡pero yo le veía ingeniero ingenioso! Me costó la costumbre de arrancar la mentira, me tejí un vestido de verdad que me cubre, a veces voy desnuda. Desde entonces me quedo sin hablar muchos días.
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14 de enero de 2015 “Vencidos”, León Felipe Por la manchega llanura se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar. Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura, y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar, va cargado de amargura, que allá encontró sepultura su amoroso batallar. Va cargado de amargura, que allá «quedó su ventura» en la playa de Barcino, frente al mar. Por la manchega llanura se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar. Va cargado de amargura, va, vencido, el caballero de retorno a su lugar. ¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura, en horas de desaliento así te miro pasar! ¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura y llévame a tu lugar; hazme un sitio en tu montura, caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura que yo también voy cargado de amargura y no puedo batallar! Ponme a la grupa contigo, caballero del honor, ponme a la grupa contigo, y llévame a ser contigo pastor. Por la manchega llanura se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar...
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15 de enero de 2015 “Último brindis”, Nicanor Parra Lo queramos o no Sólo tenemos tres alternativas: El ayer, el presente y el mañana. Y ni siquiera tres Porque como dice el filósofo El ayer es ayer Nos pertenece sólo en el recuerdo: A la rosa que ya se deshojó No se le puede sacar otro pétalo. Las cartas por jugar Son solamente dos: El presente y el día de mañana. Y ni siquiera dos Porque es un hecho bien establecido Que el presente no existe Sino en la medida en que se hace pasado Y ya pasó..., como la juventud. En resumidas cuentas Sólo nos va quedando el mañana: Yo levanto mi copa Por ese día que no llega nunca Pero que es lo único De lo que realmente disponemos.
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16 de enero de 2015 “Letrilla”, Luis de Góngora Ándeme yo caliente y ríase la gente. Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno y las mañanas de invierno, naranjada y aguardiente. Y ríase la gente. Coma en dorada vajilla el príncipe mil cuidados como píldoras dorados, que yo en mi pobre mesilla quiero más una morcilla que en el asador reviente. Y ríase la gente. Cuando cubra las montañas de blanca nieve el enero, tenga yo lleno el brasero de bellotas y castañas, y quien las dulces patrañas del Rey que rabió me cuente. Y ríase la gente. Busque muy en hora buena el mercader nuevos soles; Yo, conchas y caracoles entre la menuda arena, escuchando a Filomena sobre el chopo de la fuente. Y ríase la gente. Pase a media noche el mar y arda en amorosa llama Leandro por ver a su Dama, que yo más quiero pasar del golfo de mi lagar la blanca o roja corriente. Y ríase la gente. Pues Amor es tan crüel que de Píramo y su amada hace tálamo una espada do se junten ella y él, sea mi Tisbe un pastel, y la espada sea mi diente. Y ríase la gente.
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19 de enero de 2015 “Los dos conejos”, Tomás de Iriarte Por entre unas matas, seguido de perros, no diré corría, volaba un conejo. De su madriguera salió un compañero y le dijo: ―Tente, amigo, ¿qué es esto? ― ¿Qué ha de ser? ―responde― Sin aliento llego... Dos pícaros galgos me vienen siguiendo. ― Sí ―replica el otro―, por allí los veo, pero no son galgos. ― ¿Pues qué son? ―Podencos. ― ¿Qué? ¿Podencos dices? Sí, como mi abuelo. Galgos y muy galgos, bien vistos los tengo. ― Son podencos, vaya, que no entiendes de eso. ― Son galgos, te digo. ― Digo que podencos. En esta disputa, llegando los perros, pillan descuidados a mis dos conejos. Los que por cuestiones de poco momento dejan lo que importa, llévense este ejemplo.
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20 de enero de 2015 “Las moscas”, Antonio Machado Vosotras, las familiares inevitables golosas, vosotras, moscas vulgares me evocáis todas las cosas. ¡Oh, viejas moscas voraces como abejas en abril, viejas moscas pertinaces sobre mi calva infantil! Moscas de todas las horas de infancia y adolescencia, de mi juventud dorada; de esta segunda inocencia, que da en no creer en nada, en nada. ¡Moscas del primer hastío en el salón familiar, las claras tardes de estío en que yo empecé a soñar! Y en la aborrecida escuela raudas moscas divertidas, perseguidas, perseguidas por amor de lo que vuela. Yo sé que os habéis posado sobre el juguete encantado, sobre el librote cerrado, sobre la carta de amor, sobre los párpados yertos de los muertos. Inevitables golosas, que ni labráis como abejas, ni brilláis cual mariposas; pequeñitas, revoltosas, vosotras, amigas viejas, me evocáis todas las cosas.
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21 de enero de 2015 “Si mi voz muriera en tierra”, Rafael Alberti Si mi voz muriera en tierra llevadla al nivel del mar y dejadla en la ribera. Llevadla al nivel del mar y nombradla capitana de un blanco bajel de guerra. ¡Oh mi voz condecorada con la insignia marinera: sobre el corazón un ancla y sobre el ancla una estrella y sobre la estrella el viento y sobre el viento la vela! 28 de enero de 2014 Por fin tengo un amigo, Gabriel Celaya Por fin tengo un amigo, otro pequeño imbécil como yo, sonriente, que no lee los periódicos, que no está preocupado, que no tiene opinión formada sobre Europa. Nos paseamos juntos charlando tontamente, contándonos mentiras, repitiendo en voz alta los nombres de los barcos o inventando otros nuevos para las pobres nubes que lo están esperando. ¡Qué bonitas mañanas con aeroplanos blancos! ¡Qué bonitos los pinos, la hierbecilla mansa, la brisa siempre alegre, las parejas amigas, de la mano, volando!
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22 de enero de 2015 “Cuando te nombran”, Gloria Fuertes Cuando te nombran, me roban un poquito de tu nombre; parece mentira que media docena de letras digan tanto. Mi locura sería deshacer las murallas con tu nombre, iría pintando todas las paredes, no quedaría un pozo sin que yo asomara para decir tu nombre, ni montaña de piedra donde yo no gritara enseñándole al eco tus seis letras distintas. Mi locura sería enseñar a las aves a cantarlo, enseñar a los peces a beberlo, enseñar a los hombres que no hay nada como volverme loco y repetir tu nombre. Mi locura sería olvidarme de todo, de las 22 letras restantes, de los números, de los libros leídos, de los versos creados. Saludar con tu nombre. Pedir pan con tu nombre. - siempre dice lo mismo- dirían a mi paso, y yo, tan orgullosa, tan feliz, tan campante. Y me iré al otro mundo con tu nombre en la boca, a todas las preguntas responderé tu nombre - los jueces y los santos no van a entender nadaDios me condenaría a decirlo sin parar para siempre.
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23 de enero de 2015 “Romance de Doña Alda”, Anónimo En París está doña Alda, la esposa de don Roldán, trescientas damas con ella para la acompañar; todas visten un vestido, todas calzan un calzar, todas comen a una mesa, todas comían de un pan, si no era doña Alda, que era la mayoral; las ciento hilaban oro, las ciento tejen cendal, las ciento tañen instrumentos para doña Alda holgar. Al son de los instrumentos doña Alda dormido se ha; ensoñado había un sueño, un sueño de gran pesar. Recordó despavorida y con un pavor muy grande, los gritos daba tan grandes que se oían en la ciudad. Allí hablaron sus doncellas, bien oiréis lo que dirán: —¿Qué es aquesto, mi señora? ¿Quién es el que os hizo mal? —Un sueño soñé, doncellas, que me ha dado gran pesar: que me veía en un monte en un desierto lugar: do so los montes muy altos un azor vide volar, tras dél viene una aguililla que lo ahínca muy mal. El azor, con grande cuita, metióse so mi brial, el aguililla, con grande ira, de allí lo iba a sacar. Con las uñas lo despluma, con el pico lo deshace. Allí habló su camarera, bien oiréis lo que dirá: —Aquese sueño, señora, bien os lo entiendo soltar: el azor es vuestro esposo que viene de allén la mar, el águila sodes vos, con la cual ha de casar, y aquel monte es la iglesia, 76
donde os han de velar. —Si así es, mi camarera, bien te lo entiendo pagar. Otro día de mañana cartas de fuera le traen: tintas venían de dentro, de fuera escritas con sangre, que su Roldán era muerto en la caza de Roncesvalles.
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26 de enero de 2015 “Tu pupila es azul…”, Gustavo Adolfo Bécquer Tu pupila es azul y, cuando ríes, su claridad suave me recuerda el trémulo fulgor de la mañana que en el mar se refleja. Tu pupila es azul y, cuando lloras, las transparentes lágrimas en ella se me figuran gotas de rocío sobre una violeta. Tu pupila es azul y, si en su fondo, como un punto de luz radia una idea, me parece en el cielo de la tarde una perdida estrella.
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27 de enero de 2015 “La noche en la isla”, Pablo Neruda Toda la noche he dormido contigo junto al mar, en la isla. Salvaje y dulce eras entre el placer y el sueño, entre el fuego y el agua. Tal vez muy tarde nuestros sueños se unieron en lo alto o en el fondo, arriba como ramas que un mismo viento mueve, abajo como rojas raíces que se tocan. Tal vez tu sueño se separó del mío y por el mar oscuro me buscaba como antes, cuando aún no existías, cuando sin divisarse navegué por tu lado, y tus ojos buscaban lo que ahora -pan, vino, amor y cólerate doy a manos llenas porque tú eres la copa que esperaba los dones de mi vida. He dormido contigo toda la noche mientras la oscura tierra gira con vivos y con muertos, y al despertar de pronto en medio de la sombra mi brazo rodeaba tu cintura. Ni la noche, ni el sueño pudieron separarnos. He dormido contigo y al despertar tu boca salida de tu sueño me dio el sabor de tierra, de agua marina, de algas, del fondo de tu vida, y recibí tu beso mojado por la aurora como si me llegara del mar que nos rodea.
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28 de enero de 2015 “Amada, el aura dice…”, Antonio Machado Amada, el aura dice tu pura veste blanca... No te verán mis ojos; ¡mi corazón te aguarda! El viento me ha traído tu nombre en la mañana; el eco de tus pasos repite la montaña... No te verán mis ojos; ¡mi corazón te aguarda! En las sombrías torres repican las campanas... No te verán mis ojos; ¡mi corazón te aguarda! Los golpes del martillo dicen la negra caja; y el sitio de la fosa, los golpes de la azada... No te verán mis ojos; ¡mi corazón te aguarda!
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29 de enero de 2015 “Amor de tarde”, Mario Benedetti Es una lástima que no estés conmigo cuando miro el reloj y son las cuatro y acabo la planilla y pienso diez minutos y estiro las piernas como todas las tardes y hago así con los hombros para aflojar la espalda y me doblo los dedos y les saco mentiras. Es una lástima que no estés conmigo cuando miro el reloj y son las cinco y soy una manija que calcula intereses o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas o un oído que escucha cómo ladra el teléfono o un tipo que hace números y les saca verdades. Es una lástima que no estés conmigo cuando miro el reloj y son las seis. Podrías acercarte de sorpresa y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos yo con la mancha roja de tus labios tú con el tizne azul de mi carbónico
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30 de enero de 2015 “Inclinado en las tardes…”, Pablo Neruda Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes a tus ojos oceánicos. Allí se estira y arde en la más alta hoguera mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago. Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes que olean como el mar a la orilla de un faro. Sólo guardas tinieblas, hembra distante y mía, de tu mirada emerge a veces la costa del espanto. Inclinado en las tardes echo mis tristes redes a ese mar que sacude tus ojos oceánicos. Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas que centellean como mi alma cuando te amo. Galopa la noche en su yegua sombría desparramando espigas azules sobre el campo.
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Febrero 2 de febrero de 2015 “Los abuelos”, Miguel d’Ors El abuelo era blanco; conocía dos cuevas y sabía seguir huellas de lobo. La abuela era menuda y tibia como un nido: jugábamos a pájaros con ella. ... Y, alrededor, los dos llevaban como un contorno de campos y palomas: cruzaban el umbral y parecía que con ellos entraba el verano en la casa; al contarnos los cuentos, en sus voces oíamos molinos y cuervos alejándose y hasta en las mismas ropas nos traían un recuerdo fragante, un recuerdo lluvioso del heno y la retama... ... Y el abuelo, qué manos de valiente, qué venas, retorcidas como parras; las ganas que me daban de cumplir en un día sesenta y cuatro años para tener dos manos como aquéllas... Luego, la abuela, aquellas zapatillas de nube que llevaba, aquel ir y venir, como volando, de la escoba al misal, de sus gallinas a las sábanas frescas, de la labor de lana a los geranios, del pan a las mejillas de sus nietos... que entonces, suavemente, quedábamos dormidos creyendo que la abuela no se acostaba nunca.
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3 de febrero de 2015 “Si me quieres, quiéreme entera”, Dulce María Loinaz Si me quieres, quiéreme entera, no por zonas de luz y sombra… Si me quieres, quiéreme negra y blanca. Y gris, y verde y rubia, y morena… Quiéreme día, quiéreme noche… ¡Y madrugada en la ventana abierta!… Si me quieres, no me recortes: ¡Quiéreme toda… O no me quieras!
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4 de febrero de 2015 “¡Oh llama de amor viva!”, San Juan de la Cruz ¡Oh llama de amor viva que tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro! Pues ya no eres esquiva acaba ya si quieres, ¡rompe la tela de este dulce encuentro! ¡Oh cauterio suave! ¡Oh regalada llaga! ¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado que a vida eterna sabe y toda deuda paga! Matando, muerte en vida has trocado. ¡Oh lámparas de fuego en cuyos resplandores las profundas cavernas del sentido, que estaba oscuro y ciego, con extraños primores color y luz dan junto a su querido! ¡Cuán manso y amoroso recuerdas en mi seno donde secretamente solo moras, y en tu aspirar sabroso de bien y gloria lleno, cuán delicadamente me enamoras!
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5 de febrero de 2015 “Perdón”, Miguel d’Ors Perdón pido a la vida por aquel disparo con el que una mañana de verano, allá en mil novecientos quizá cincuenta y nueve, le arrebaté de golpe una oropéndola. Cayó precipitada entre las hojas ásperas y las gruesas ramas grises, con algo de elefante, de la higuera del Portal, donde, orondas de dulzura, relucían al sol, tentadoras, las brevas. Y quedó en la mañana un extraño silencio que olía a pólvora. Al cabo de los años, todavía a veces veo en mi mano aquella alhaja voladora, el velo con que la muerte iba empañando sus ojos, aquel rubí brotándole del pecho. Perdón pido a la vida ahora que el tiempo va expulsándome de ella, ahora que sé el valor de cada vuelo, de cada canto y cada nuevo día. Ojalá que estos versos tuvieran el poder de alzar en esta página unas ramas de higuera con sol y grandes brevas, y en ellas devolverle al mundo una oropéndola.
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6 de febrero de 2015 “El poeta pide a su amor que le escriba”, Federico García Lorca Amor de mis entrañas, viva muerte, en vano espero tu palabra escrita y pienso, con la flor que se marchita, que si vivo sin mí quiero perderte. El aire es inmortal. La piedra inerte ni conoce la sombra ni la evita. Corazón interior no necesita la miel helada que la luna vierte. Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas, tigre y paloma, sobre tu cintura en duelo de mordiscos y azucenas. Llena, pues, de palabras mi locura o déjame vivir en mi serena noche del alma para siempre oscura.
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9 de febrero de 2015 “Si tú me abandonaras te quedarías sin causa”, Félix Grande. Si tú me abandonaras te quedarías sin causa como una fruta verde que se arrancó al manzano, de noche soñarías que te mira mi mano y de día, sin mi mano, serías sólo una pausa; si yo te abandonara me quedaría sin sueño como un mar que de pronto se quedó sin orillas, me extendería buscándolas, con olas amarillas, enormes, y no obstante yo sería muy pequeño; porque tu obra soy yo, envejecer conmigo, ser para mis rincones el único testigo, ayudarme a vivir y a morir, compañera; porque mi obra eres tú, arcilla pensativa: mirarte día y noche, mirarte mientras viva; en ti está mi mirada más vieja y verdadera.
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10 de febrero de 2015 “Ante la vida, sereno”, Miguel Hernández Ante la vida, sereno y ante la muerte, mayor; si me matan, bueno: si vivo, mejor. No soy la flor del centeno que tiembla al viento menor. Si me matan bueno: si vivo, mejor. Aquí estoy, vivo y moreno, de mi estirpe defensor. Si me matan, bueno: si vivo, mejor. Ni al relámpago ni al trueno Puedo tenerles temor. Si me matan, bueno: Si vivo, mejor. Traidores me echan veneno Y yo les echo valor. Si me matan, bueno: Si vivo, mejor. El corazón traigo lleno de un alegre resplandor. Si me matan, bueno: si vivo, mejor.
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11 de febrero de 2015 “Amapola”, Miguel d’Ors Mira qué descarada se levanta en medio del domingo. Qué rojo estrepitoso lanza hacia nuestras vidas, embrolladas en tantos libros y doctrinas; mírala, hecha centro del mundo, con las nubes y las constelaciones y el sol girando en torno a su debilidad; y ella, contenta como el canto de un mirlo en un cerezo, luciendo porque sí, sin sospechar que tiene cuatro partes -a saber: cáliz, corola, estambres y pistilos-, sin que le importe ser papaverácea ni dicotiledónea, sin explicar al mundo su teoría de la amapolidad, sin proponerse nada, sólo siendo esta leve sílaba de belleza que ahora estalla y quizás esta noche ya no exista. Esta breve presencia es todo su destino. Misión cumplida con haber brotado y ocupar un momento de esta tarde. Con qué serenidad al cabo de unas horas habrá de despedirse de sí misma, de esta amapola de sueño que va a quedarse en mí y en estos versos.
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12 de febrero de 2015 “Si yo nací campesino”, Rafael Alberti Si yo nací campesino, si yo nací marinero, ¿por qué me tenéis aquí, si este aquí yo no lo quiero? El mejor día, ciudad, a quien jamás he querido, el mejor día - ¡silencio! habré desaparecido.
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13 de febrero de 2015 “Del árbol de los tiempos”, Félix Grande Del árbol de los tiempos nos hemos desprendido bajo todo un sistema de galaxias de años; y ahora estamos mirándonos y nos vemos extraños igual que dos océanos que se hubieran unido; hemos viajado tanto, es tan hondo el misterio de coincidir, y amarse, desde vías tan remotas; aún estamos buscándonos en el tiempo: dos motas de polvo de ciprés tanteando un cementerio; nos estamos mirando como dos aves pobres, lastimados de vuelo, lastimados de espacio, lastimados del tiempo que nos ha estado viendo; nos estamos mirando lo mismo que dos sobres cerrados el uno frente al otro que, despacio, se van abriendo, se van abriendo, se van abriendo.
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18 de febrero de 2015 “Definición de amor”, Lope de Vega Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso; no hallar fuera del bien centro y reposo, mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso; huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor suave, olvidar el provecho, amar el daño: creer que el cielo en un infierno cabe; dar la vida y el alma a un desengaño, ¡esto es amor! quien lo probó lo sabe.
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19 de febrero de 2015 “La cigarra y la hormiga”, Félix María Samaniego Cantando la cigarra pasó el verano entero sin hacer provisiones allá para el invierno; los fríos la obligaron a guardar el silencio y a acogerse al abrigo de su estrecho aposento. Viose desproveída del preciso sustento: sin mosca, sin gusano, sin trigo y sin centeno. Habitaba la hormiga allí tabique en medio, y con mil expresiones de atención y respeto le dijo: “Doña hormiga, pues que en vuestro granero sobran provisiones para vuestro alimento, prestad alguna cosa con que viva este invierno esta triste cigarra que, alegre en otro tiempo, nunca conoció el daño, nunca supo temerlo. No dudéis en prestarme, que fielmente prometo pagaros con ganancias, por el nombre que tengo”. La codiciosa hormiga respondió con denuedo, ocultando a la espalda las llaves del granero: “¡Yo prestar lo que gano con un trabajo inmenso! Dime, pues, holgazana, ¿qué has hecho en el buen tiempo?” “Yo”, dijo la cigarra, “a todo pasajero cantaba alegremente, sin cesar ni un momento”. “¡Hola!, ¿con que cantabas cuando yo andaba al remo? Pues ahora que yo como, baila, pese a tu cuerpo”.
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20 de febrero de 2015 “Peregrino”, Gerardo Diego ¿Volver? Vuelva el que tenga, tras largos años, tras un largo viaje, cansancio del camino y la codicia de su tierra, su casa, sus amigos, del amor que al regreso fiel le espere. Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas, sino seguir libre adelante, disponible por siempre, mozo o viejo, sin hijo que te busque, como a Ulises, sin Ítaca que aguarde y sin Penélope. Sigue, sigue adelante y no regreses, fiel hasta el fin del camino y tu vida, no eches de menos un destino más fácil, tus pies sobre la tierra antes no hollada, tus ojos frente a lo antes nunca visto.
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23 de febrero de 2015 “El amor, ¿a qué huele?”, Juan Ramón Jiménez El amor, ¿a qué huele? Parece, cuando se ama, que el mundo entero tiene rumor de primavera. Las hojas secas tornan y las ramas con nieve, y él sigue ardiente y joven, oliendo a la rosa eterna. Por todas partes abre guirnaldas invisibles, todos sus fondos son líricos -risa o pena-, la mujer a su beso cobra un sentido mágico que, como en los senderos, sin cesar se renueva... Vienen al alma música de ideales conciertos, palabras de una brisa liviana entre arboledas; se suspira y se llora, y el suspiro y el llanto dejan como un romántico frescor de madreselvas...
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24 de febrero de 2015 “Despierta, tiemblo al mirarte”, Gustavo Adolfo Bécquer Despierta, tiemblo al mirarte; dormida, me atrevo a verte; por eso, alma de mi alma, yo velo cuando tú duermes. Despierta, ríes y al reír tus labios inquietos me parecen relámpagos de grana que serpean sobre un cielo de nieve. Dormida, los extremos de tu boca pliega sonrisa leve. Suave como el rastro luminoso que deja en sol que muere… “¡Duerme!” Despierta miras, y al mirar tus ojos húmedos resplandecen, como la onda azul, en cuya cresta chispeando el sol hiere. Al través de tus párpados, dormida, tranquilo fulgor viertes, cual derrama la luz templado rayo lámpara transparente… “¡Duerme!” Despierta hablas, y al hablar, vibrantes, tus palabras parecen lluvias de perlas que en dorada copa se derrama a torrentes. Dormida, en el murmullo de tu aliento acompasado y tenue escucho yo un poema, que mi alma enamorada entiende… “¡Duerme!” Sobre el corazón la mano he puesto porque no suene su latido, y en la noche turbe la calma solemne: De tu balcón las persianas cerré ya, porque no entre el resplandor enojoso de la aurora y te despierte… “¡Duerme!”
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25 de febrero de 2015 “Balada de una estrella”, Juan Ramón Jiménez Sobre el pinar y la pradera una estrella de plata tiembla. Pradera verde soñolienta viene un olor a madreselvas. Desde su asno, mi alma eleva una Romanza de la estrella. Oh! En la campiña moguereña Wagner, a un cielo violeta! Sobre el pinar y la pradera. Una estrella de plata tiembla. Un corazón, acaso, espera? Oh! Y este olor a madreselvas! Pradera verde y soñolienta! el cielo está malva y violeta... Era el olor a luna nueva? La luna estaba... y yo sin verla! Sobre el pinar y la pradera, una estrella de plata tiembla.
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26 de febrero de 2015 “Romance”, Catalina Clara Ramírez de Guzmán ¡Qué amenazado está el campo de las iras del diciembre, que le ha dado soplo el aire que ha de abrasarle con nieve. Los árboles prevenidos, desnudas las hojas tienen, que el estorbo de estar preso no embaraza al que es valiente. Piezas disparan las nubes desde sus muros celestes, siendo campo de batalla el que de flores fue albergue. Balas de cristal esparce sobre el florido tapete, blanco de su puntería a pesar de tanto verde. Banderas tremola el cierzo y las plantas se estremecen porque aunque son cosas de aire, la debilidad las teme. Su miedo helados confiesan los arroyos y las fuentes, si no es que muertas las flores ya ser espejos no quieren. Trata de treguas el marzo y abril socorros le ofrece, con ejércitos de rosas y escuadrones de mosquete.
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27 de febrero de 2015 “A una coquetaâ€?, Carolina Coronado Como aquellas lucecillas vaporosas y ligeras, que sin calor a millares se levantan de la tierra, los amores en tu pecho, fragilĂsima belleza, sin que su fuego te abrase alzan mil llamas diversas: brotan, lucen, se disipan, otras nacen con aquellas; la inconstancia las apaga, la liviandad las renueva.
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Marzo 2 de marzo de 2015 “¡Oh, cuál te adoro!”, Carolina Coronado ¡Oh, cuál te adoro! Con la luz del día tu nombre invoco apasionada y triste, y cuando el cielo en sombras se reviste aún te llama exaltada el alma mía. Tú eres el tiempo que mis horas guía, tú eres la idea que a mi mente asiste, porque en ti se concentra cuando existe, mi pasión, mi esperanza, mi poesía. No hay canto que igualar pueda a tu acento cuando tu amor me cuentas y deliras revelando la fe de tu contento. Tiemblo a tu voz y tiemblo si me miras, y quisiera exhalar mi último aliento abrasada en el aire que respiras.
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3 de marzo de 2015 “En esta hora”, Antonio Solano Nada me detiene en esta hora sino tu luz extraordinaria y silenciosa. Sólo tu luz, saeta cálida y doméstica como abrazo confortable y duradero. Los hijos y tu luz, que tanto monta, empujan por encima de sus tallas, repliegan mi cansancio, mis derrotas y alcanzo el universo iluminado de sus cosas. Y es la hora de volver a perseguir las huellas que pudiera haber borrado, de navegar sobre ellas y atracar en el muelle singular de tu costado.
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4 de marzo de 20145 “La risa de Roberto”, Antonio Solano Voy a atrapar la risa de Roberto en un tarrito, en una jaula de cristal, que rebote azul y cristalina, para dejarla volar en las horas grises y abatidas. Entonces, aunque pase el tiempo no hará daño el momento irremediable del desánimo, porque como alivio auxiliador acudirá su risa retozona a serenar nuestras cuitas y desvelos. La risa de Roberto, inagotable, se reparte añil sobre las cosas, lo que toca se convierte en lluvia azul, cascada imprescindible, visita obligatoria.
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5 de marzo de 2015 “Tres cantares enviados a Unamuno”, Antonio Machado. 1 Señor, me cansa la vida, tengo la garganta ronca de gritar sobre los mares, la voz de la mar me asorda. Señor, me cansa la vida y el universo me ahoga. Señor, me dejaste solo, sólo, con el mar a solas. 2 O tú y yo jugando estamos al escondite, Señor, o la voz con que te llamo es tu voz. 3 Por todas partes te busco sin encontrarte jamás, y en todas partes te encuentro sólo por irte a buscar.
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6 de marzo de 2015 “Coplas españolas”, Antonio Machado ¡Ay, quién fuera pueblo una vez no más! Y una vez - ¿quién lo sabría?curar esta soledad entre los muchos amantes como a las verbenas van (¡albahacas de San Lorenzo, fogaratas de San Juan!) con el sueño de una vida elemental. Tú guardas el fuego, yo gano el pan. Y en esta noche de todos tu mano en la mía está.
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9 de marzo de 2015 “A mis soledades voy”, Lope de Vega A mis soledades voy de mis soledades vengo porque para estar conmigo me bastan mis pensamientos. No sé qué tiene la aldea donde vivo y donde muero que con venir de mí mismo no puedo venir más lejos. Ni estoy bien ni mal conmigo más dice mi entendimiento que un hombre que todo es alma está cautivo en su cuerpo. Y entiendo lo que me basta y solamente lo entiendo como se sufre así mismo un ignorante soberbio. Dicen que antiguamente se fue la verdad al cielo tal la pusieron los hombres que desde entonces no ha vuelto. A mis soledades voy de mis soledades vengo porque para estar conmigo me bastan mis pensamientos.
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10 de marzo de 2015 “El ciprés de Silos”, Gerardo Diego Enhiesto surtidor de sombra y sueño. que acongojas el cielo con tu lanza. Chorro que a las estrellas casi alcanzas devanado así mismo en loco empeño. Mástil de soledad, prodigio isleño, flecha de fe, saeta de esperanza. Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza peregrina al azar, mi alma sin dueño. Cuando te vi, señero, dulce, firme, qué ansiedades sentí de diluirme y ascender como tú, envuelto en cristales, como tú, negra torre de arduos filos, ejemplo de delirios verticales, mudo ciprés en el fervor de Silos.
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11 de marzo de 2015 “Si mis manos pudieran deshojar”, Federico García Lorca Yo pronuncio tu nombre En las noches oscuras, Cuando vienen los astros A beber en la luna Y duermen los ramajes De las frondas ocultas. Y yo me siento hueco De pasión y de música. Loco reloj que canta Muertas horas antiguas. Yo pronuncio tu nombre, En esta noche oscura, Y tu nombre me suena Más lejano que nunca. Más lejano que todas las estrellas Y más doliente que la mansa lluvia. ¿Te querré como entonces alguna vez? ¿Qué culpa tiene mi corazón? Si la niebla se esfuma ¿Qué otra pasión me espera? ¿Será tranquila y pura? ¡¡Si mis dedos pudieran Deshojar a la luna!!
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12 de marzo de 2015 “Tarde”, Federico García Lorca Tarde lluviosa en gris cansado, y sigue el caminar. Los árboles marchitos. Mi cuatro, solitario, y los retratos viejos y el libro sin cortar... Chorrea la tristeza por los muebles y por el alma. Quizá No tengo para mí Naturaleza El pecho de cristal. Y me duele la carne del corazón Y la carne del alma. Y al hablar, se quedan mis palabras en el aire como corchos sobre el agua. Sólo por tus ojos sufro yo este mal. Tristezas de antaño y las que vendrán. Tarde lluviosa en gris cansado. Y sigue el caminar.
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13 de marzo de 2015 “Contigo”, Luís Cernuda ¿Mi tierra? Mi tierra eres tú. ¿Mi gente? Mi gente eres tú. El destierro y la muerte para mí están adonde no estés tú. ¿Y mi vida? Dime, mi vida, ¿qué es, sino eres tú?
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16 de marzo de 2015 “Eran tres”, Alberto Cortez ¡Neruda! ¡Picasso! ¡Casals! (Pablos nuestros que estáis en los cielos.) Eran tres, eran tres, eran tres, eran tres con palomas en las manos, eran tres y los tres eran hermanos de la luz, del amor y del saber. Eran tres y se fueron los tres. El primero detrás de unos versos, el segundo a pintar el universo y el tercero en mitad de su niñez. Eran tres, eran tres, eran tres. Tres senderos, tres huellas, tres caminos, tres Quijotes venciendo a los molinos con un “cello”, un poema y un pincel. Eran tres y se fueron los tres. Nos quedamos sin Pablos en el mundo y lo bello, sin ellos moribundo. ¡Qué va a ser de nosotros, qué va a ser! Pablo gorrión, Pablo poeta y marinero. Pablo Arlequín, Pablo pintor, Pablo torero. Pablo y “El cant dels ocells”, Pablo maestro. Pablos de todos, Pablos de nadie, Pablos nuestros. Eran tres, eran tres, eran tres.
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17 de marzo de 2015 “A mis amigos”, Alberto Cortez A mis amigos les adeudo la ternura y las palabras de aliento y el abrazo, el compartir con todos ellos la factura que nos presenta la vida, paso a paso. A mis amigos les adeudo la paciencia de tolerarme mis espinas más agudas, los arrebatos del humor, la negligencia, las vanidades, los temores y las dudas. A mis amigos les adeudo los enfados que perturbaran sin querer nuestra armonía, sabemos todos que no puede ser pecado el discutir alguna vez por tonterías. A mis amigos legaré cuando me muera, mi devoción en un acorde de guitarra, y entre los versos olvidados de un poema mi pobre alma incorregible de cigarra. Un barco frágil de papel parece, a veces, la amistad, pero jamás puede con él la más violenta tempestad, porque ese barco de papel tiene aferrado a su timón, por capitán y timonel, un corazón. “Amigo mío, si esta copla, como el viento, adonde quieras escucharla te reclama, serás plural, porque lo exige el sentimiento, cuando se lleva a los amigos en el alma.”
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18 de marzo de 2015 “Música, sólo música”, Jorge Guillén Por los violines ascienden promesas. ¿Me raptan? Se entregan. Todo va a cumplirse. Implacable empeño de metal y cuerda: un mundo se crea donde nunca hay muertos. Hermoso destino se ajusta a su temple. Todo está cumpliéndose, Pleno en el sonido. Se desliza un mundo triunfante y su gracia da forma a mi alma. ¿Llego a un absoluto? Invade el espíritu, las glorias se habitan. Inmortal la vida: Todo está cumplido.
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19 de marzo de 2015 “Ya se alargan las tardes”, Jorge Guillén
Ya se alargan las tardes, ya se deja despacio acompañar el sol postrero mientras él, desde el cielo de febrero, retira al río la ciudad refleja. De la corriente, sin cesar pareja más todavía tras algún remero a mí, que errante junto al agua quiero sentirme así fugaz sin una queja, viendo la lentitud con que se pierde serenando su fin tanta hermosura, dichosa de valer cuando más arde bajo los arreboles- hasta el verde tenaz de los abetos y se apura la retirada lenta de la tarde.
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20 de marzo de 2015 “Gallo del amanecer”, Jorge Guillén (Sombras aún. Poca escena.) Arrogante irrumpe el gallo. -Yo. Yo. Yo. ¡No, no me callo! Y alumbrándose resuena, Guirigay de una súbita verbena: Sí
Sí. Sí.
¡Quiquiriquí!
¡Ay! Voz o color carmesí, álzate a más luz por mí, canta, brilla, arrincóname la pena. Y ante la aurora amarilla la cresta se yergue:¡ Sí ! (Hay cielo. Todo es escena.)
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23 de marzo de 2015 “Patio húmedo”, Federico García Lorca Las arañas iban por los laureles. La casualidad se va tornando en nieve, y los años dormidos ya se atreven a clavar los telares del siempre. La quietud hecha esfinge se ríe de la muerte que canta melancólica en un grupo de lejanos cipreses. La yedra de las gotas tapiza las paredes empapadas de arcaicos Misereres. ¡Oh, torre vieja! Llora tus lágrimas mudéjares sobre este grave patio que no tiene fuente. Las arañas iban por los laureles.
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24 de marzo l de 2015 “Poema XII”, Pablo Neruda Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas. Desde mi boca llegará hasta el cielo lo que estaba dormido sobre tu alma. Es en ti la ilusión de cada día. Llegas como el rocío a las corolas. Socavas el horizonte con tu ausencia. Eternamente en fuga como la ola. He dicho que cantabas en el viento como los pinos y como los mástiles. Como ellos eres alta y taciturna. Y entristeces de pronto, como un viaje. Acogedora como un viejo camino. Te pueblan ecos y voces nostálgicas. Yo desperté y a veces emigran y huyen pájaros que dormían en tu alma.
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25 de marzo de 2015 “Las doce en el reloj”, Jorge Guillén Dije: Todo ya pleno. Un álamo vibró. Las hojas plateadas Sonaron con amor. Los verdes eran grises, El amor era sol. Entonces, mediodía, Un pájaro sumió Su cantar en el viento Con tal adoración Que se sintió cantada Bajo el viento la flor Crecida entre las mieses, Más altas. Era yo, Centro en aquel instante De tanto alrededor, Quien lo veía todo Completo para un dios. Dije: Todo, completo. ¡Las doce en el reloj!
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26 de marzo de 2015 “Beato sillón”, Jorge Guillén ¡Beato sillón! La casa corrobora su presencia con la vaga intermitencia de su invocación en masa a la memoria. No pasa nada. Los ojos no ven, saben. El mundo está bien hecho. El instante lo exalta a marea, de tan alta, de tan alta, sin vaivén.
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27 de marzo de 2015 “Soneto XXIII”, Garcilaso de la Vega En tanto que de rosa y azucena se muestra la color en vuestro gesto, y que vuestro mirar ardiente, honesto, enciende al corazón y lo refrena; y en tanto que el cabello, que en la vena del oro se escogió, con vuelo presto, por el hermoso cuello blanco, enhiesto, el viento mueve, esparce y desordena: coged de vuestra alegre primavera el dulce fruto, antes que el tiempo airado cubra de nieve la hermosa cumbre; marchitará la rosa el viento helado. Todo lo mudará la edad ligera por no hacer mudanza en su costumbre.
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Abril 7 de abril de 2015 “Poema VI”, Pablo Neruda TE recuerdo como eras en el último otoño. Eras la boina gris y el corazón en calma. En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo. Y las hojas caían en el agua de tu alma. Apegada a mis brazos como una enredadera, las hojas recogían tu voz lenta y en calma. Hoguera de estupor en que mi sed ardía. Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma. Siento viajar tus ojos y es distante el otoño: boina gris, voz de pájaro y corazón de casa hacia donde emigraban mis profundos anhelos y caían mis besos alegres como brasas. Cielo desde un navío. Campo desde los cerros. ¡Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma! Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos. Hojas secas de otoño giraban en tu alma.
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8 de abril de 2015 “Cerca del agua”, Miguel Hernández Cerca del agua te quiero llevar, porque tu arrullo trascienda del mar. Cerca del agua te quiero tener, porque te aliente su vívido ser. Cerca del agua te quiero sentir, porque la espuma te enseñe a reír. Cerca del agua te quiero, mujer, ver, abarcar, fecundar, conocer. Cerca del agua perdida del mar, que no se puede perder ni encontrar.
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9 de abril de 2015 “Cuánto rato te he mirado”, Pedro Salinas ¡Cuánto rato te he mirado sin mirarte a ti, en la imagen exacta e inaccesible que te traiciona el espejo! «Bésame», dices. Te beso, y mientras te beso pienso en lo fríos que serán tus labios en el espejo. «Toda el alma para ti», murmuras, pero en el pecho siento un vacío que sólo me lo llenará ese alma que no me das. El alma que se recata con disfraz de claridades en tu forma del espejo.
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10 de abril de 2015 “El espejo de agua”, Vicente Huidobro Mi espejo, corriente por las noches, Se hace arroyo y se aleja de mi cuarto. Mi espejo, más profundo que el orbe Donde todos los cisnes se ahogaron. Es un estanque verde en la muralla Y en medio duerme tu desnudez anclada. Sobre sus olas, bajo cielos sonámbulos, Mis ensueños se alejan como barcos. De pie en la popa siempre me veréis cantando. Una rosa secreta se hincha en mi pecho Y un ruiseñor ebrio aletea en mi dedo.
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13 de abril de 2015 “Cumpleaños de amor”, Ángel González ¿Cómo seré yo cuando no sea yo? Cuando el tiempo haya modificado mi estructura, y mi cuerpo sea otro, otra mi sangre, otros mis ojos y otros mis cabellos. Pensaré en ti, tal vez. Seguramente, mis sucesivos cuerpos -prolongándome, vivo, hacia la muertese pasarán de mano en mano, de corazón en corazón, de carne a carne, el elemento misterioso que determina mi tristeza cuando te vas, que me impulsa a buscarte ciegamente, que me lleva a tu lado sin remedio: lo que la gente llama amor, en suma. Y los ojos -qué importa que no sean estos ojoste seguirán a donde vayas, fieles.
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14 de abril de 2015 “Amigos”, Luis Álvarez Lencero Mis perros y mis pájaros amigos, Siempre por las mañanas cuando paso Tan cerca de ellos, me saludan todos, Con la inmensa alegría que da el campo. A veces se me posan en el hombro Y los llevo conmigo tiempo largo, Como estrellas de plumas que me hablan Junto al oído, de los cielos altos. Y los perros parece que ni lloran Y bendice mis penas con muchos rabos, Y si los acaricio con ternura Me lamen y me besan en la mano. Cuando me alejo de ellos mal se quedan Tristes como yo mismo, abandonados, A pesar de que vuelva al mediodía Y ya nos vemos y nos consolamos. Un día marcha que ya para siempre De mis amigos perros y mis pájaros, Hacia el olvido, por la carretera, Sin que jamás se ya nunca nos veamos. Me iré sin despedirme, sin que vean Mi corazón dormido y solitario; No quiero que sus lágrimas me duelan, No quiero darles pena mis hermanos.
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15 de abril de 2015 “Árbol solo”, Jesús Delgado Valhondo Pueblo hueco. La plaza transparente. El aire escalonado, los peldaños De luz a luz, subiendo por mis años, Lejos, despacio, y amorosamente. Torpe mi niño. Ingenuos desengaños. Piso caídos tiempos. Mi inocente. Pobrecito. Disney está yacente. Cambia el dolor por juguetes extraños. Cierra la noche del agua de la plaza. En los arcos sin río se ha dormido La invisible pasión que hoy me atenaza En el niño que fui, con el que ido Por el mundo de dueño y mi amenaza Dejadme en árbol solo y aburrido.
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16 de abril de 2015 “El cerdo”, Jesús Delgado Valhondo Un cincel le dio forma tan hermosa Que ya piedra se cierra en escultura Y por dentro le crece flor oscura Del fuego en alba que la luz rebosa. Perseverante efigie la estructura De su noche cliente y dolorosa, Agua turbia subiendo la gozosa Sangre en clavel y ojal de la locura. ¿Quién en sus ojos abre las mirillas Para observar la historia que le sueña? ¿Quién asoma por el plan de puntillas? Viejo campo, vestido de estameña, Caminando encinares de rodillas, Trozo de tierra parda y extremeña.
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17 de abril de 2015 “Levanto mis mañanas”, Manuel Pacheco Levanto mis mañanas oyendo la campana del lucero y miro la blancura de la escarcha sobre el campo despierto. El sol entra en la alcoba y con su mano de obrero grita: ¡Camarada, levántate del lecho!. Estoy sobre los campos con mi arado de lumbre y los tractores cantan haciendo un puente nuevo. El sol entra en mi casa y me parece un sueño.
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20 de abril de 2015 “Copla I”, Jorge Manrique Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte, contemplando cómo se passa la vida, cómo se viene la muerte tan callando; cuán presto se va el plazer, cómo después, de acordado, da dolor; cómo, a nuestro parescer, cualquiera tiempo passado fue mejor.
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21 de abril de 2015 “Sobre el poder del tiempo”, José Cadalso Todo lo muda el tiempo, Filis mía, todo cede al rigor de sus guadañas: ya transforma los valles en montañas, ya pone un campo donde un mar había. Él muda en noche opaca el claro día, en fábulas pueriles las hazañas, alcázares soberbios en cabañas, y el juvenil ardor en vejez fría. Doma el tiempo al caballo desbocado, detiene el mar y viento enfurecido, postra al león y rinde al bravo toro. Sola una cosa al tiempo denodado ni cederá, ni cede, ni ha cedido, y es el constante amor con que te adoro.
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22 de abril de 2015 “Amor lloraba, y yo con él gemía…”, Francesco Petrarca Amor lloraba, y yo con él gemía, del cual mis pasos nunca andan lejanos, viendo, por los efectos inhumanos, que vuestra alma sus nudos deshacía. Ahora que al buen camino Dios os guía, con fervor alzo al cielo mis dos manos y doy gracias al ver que los humanos ruegos justos escucha, y gracia envía. Y si, tornando a la amorosa vida, por alejaros del deseo hermoso, foso o lomas halláis en el sendero, es para demostrar que es espinoso, y que es alpestre y dura la subida que conduce hacia el bien más verdadero.
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23 de abril de 2015 “Piececitos”, Gabriela Mistral Piececitos de niño, azulosos de frío, ¡cómo os ven y no os cubren, Dios mío! ¡Piececitos heridos por los guijarros todos, ultrajados de nieves y lodos! El hombre ciego ignora que por donde pasáis, una flor de luz viva dejáis; que allí donde ponéis la plantita sangrante, el nardo nace más fragante. Sed, puesto que marcháis por los caminos rectos, heroicos como sois perfectos. Piececitos de niño, dos joyitas sufrientes, ¡cómo pasan sin veros las gentes!
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24 de abril de 2015 “Pasatiempo”, Mario Benedetti Cuando éramos niños los viejos tenían como treinta un charco era un océano la muerte lisa y llana no existía luego cuando muchachos los viejos eran gente de cuarenta un estanque era océano la muerte solamente una palabra ya cuando nos casamos los ancianos estaban en cincuenta un lago era un océano la muerte era la muerte de los otros ahora veteranos ya le dimos alcance a la verdad el océano es por fin el océano pero la muerte empieza a ser la nuestra.
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27 de abril de 2015 “Cartas a una desconocida”, Nicanor Parra Cuando pasen los años, cuando pasen los años y el aire haya cavado un foso entre tu alma y la mía; cuando pasen los años y yo sólo sea un hombre que amó, un ser que se detuvo un instante frente a tus labios, un pobre hombre cansado de andar por los jardines, ¿dónde estarás tú? ¡Dónde estarás, oh hija de mis besos!
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28 de abril de 2015 “A mi hermano Miguel”, César Vallejo Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa. Donde nos haces una falta sin fondo¡ Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá nos acariciaba: “Pero, hijos…” Ahora yo me escondo, como antes, todas estas oraciones vespertinas, y espero que tú no des conmigo. Por la sala, el zaguán, los corredores. Después, te ocultas tú, y yo no doy contigo. Me acuerdo que nos hacíamos llorar, hermano, en aquel juego. Miguel, tú te escondiste una noche de agosto, al alborear; pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste. Y tu gemelo corazón de esas tardes extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya cae sombra en el alma. Oye, hermano, no tardes en salir. Bueno? Puede inquietarse mamá.
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29 de abril de 2015 “Dos cuerpos”, Octavio Paz Dos cuerpos frente a frente son a veces dos olas y la noche es océano. Dos cuerpos frente a frente son a veces dos piedras y la noche desierto. Dos cuerpos frente a frente son a veces raíces en la noche enlazadas. Dos cuerpos frente a frente son a veces navajas y la noche relámpago. Dos cuerpos frente a frente son dos astros que caen en un cielo vacío.
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30 de abril de 2015 “La vida empieza a correr”, Nicolás Guillén La vida empieza a correr de un manantial, como un río; a veces, el cauce sube, a veces, el cauce sube, y otras se queda vacío. Del manantial que brotó para darte vida a ti, ay, ni una gota quedó para mí: la tierra se lo bebió. Aunque tú digas que no, el mundo sabe que sí, que ni una gota quedó del manantial que brotó para darte vida a ti.
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Mayo 4 de mayo de 2015 “Ausencia”, Jorge Luis Borges Habré de levantar la vasta vida que aún ahora es tu espejo: cada mañana habré de reconstruirla. Desde que te alejaste, cuántos lugares se han tornado vanos y sin sentido, iguales a luces en el día. Tardes que fueron nicho de tu imagen, músicas en que siempre me aguardabas, palabras de aquel tiempo, yo tendré que quebrarlas con mis manos. ¿En qué hondonada esconderé mi alma para que no vea tu ausencia que como un sol terrible, sin ocaso, brilla definitiva y despiadada? Tu ausencia me rodea como la cuerda a la garganta, el mar al que se hunde.
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5 de mayo de 2015 “Yo canto lo que tú amabas”, Jorge Luis Borges Yo canto lo que tú amabas, vida mía, Por si te acercas y escuchas, vida mía, Por si te acuerdas del mundo que viviste, Al atardecer yo canto, sombra mía. Yo no quiero enmudecer, vida mía. ¿Cómo sin mi grito fiel me hallarías? ¿Cuál señal, cuál, me declara, vida mía? Soy la misma que fue tuya, vida mía. Ni lenta ni trascordada ni perdida. Acude al anochecer, vida mía; Ven recordando un canto, vida mía, Si la canción reconoces de aprendida Y si mi nombre recuerdas todavía. Te espero sin plazo ni tiempo. No temas noche, neblina ni aguacero. Acude con sendero o sin sendero. Llámame a donde tú eres, alma mía, Y marcha recto hacia mí, compañero.
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6 de mayo de 2015 “No te rindas”, Mario Benedetti No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo. No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo. No te rindas, por favor, no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque te quiero. Porque existe el vino y el amor, es cierto, porque no hay heridas que no cure el tiempo, abrir las puertas, quitar los cerrojos, abandonar las murallas que te protegieron. Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar el canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos, No te rindas, por favor, no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo, porque esta es la hora y el mejor momento, porque no estás sola, porque yo te quiero.
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7 de mayo de 2015 “Niña”, Octavio Paz Nombras el árbol, niña. Y el árbol crece, lento y pleno, anegando los aires, verde deslumbramiento, hasta volvernos verde la mirada. Nombras el cielo, niña. Y el cielo azul, la nube blanca, la luz de la mañana, se meten en el pecho hasta volverlo cielo y transparencia. Nombras el agua, niña. Y el agua brota, no sé dónde, baña la tierra negra, reverdece la flor, brilla en las hojas y en húmedos vapores nos convierte. No dices nada, niña. Y nace del silencio la vida en una ola de música amarilla; su dorada marea nos alza a plenitudes, nos vuelve a ser nosotros, extraviados. ¡Niña que me levanta y resucita! ¡Ola sin fin, sin límites, eterna!
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8 de mayo de 2015 “Instantes”, Jorge Luis Borges Si pudiera vivir nuevamente mi vida, en la próxima trataría de cometer más errores. No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más. Sería más tonto de lo que he sido, de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad. Sería menos higiénico. Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos. Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería más helados y menos habas, tendría más problemas reales y menos imaginarios. Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría. Pero si pudiera volver atrás trataría de tener solamente buenos momentos. Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos; no te pierdas el ahora. Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin termómetro, una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas; Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano. Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño. Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante… Pero ya ven, tengo 85 años y sé que me estoy muriendo…
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11 de mayo de 2015 “Tu recuerdo”, Nicolás Guillén Siento que se despega tu recuerdo de mi mente como una vieja estampa; tu figura no tiene ya cabeza y un brazo está deshecho, como en esas calcomanías desoladas que ponen los muchachos en la escuela y son después en el libro olvidado una mancha dispersa. Cuando estrecho tu cuerpo tengo la sensación de que estuviera hecho de estopa. Me hablas y tu voz me viene de tan lejos que apenas puedo oírte. Además ya no te creo. Yo mismo, ya curado de la pasión antigua, me pregunto cómo fue que pude amarte, tan inútil, tan vana, tan floja que antes del año de tenerte en mis brazos ya te estás deshaciendo como un jirón de humo, y ya te estás borrando como un dibujo antiguo, y ya te me despegas en la mente, como una vieja estampa.
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12 de mayo de 2015 “El placer de servir”, Gabriela Mistral Toda la Naturaleza es un anhelo de servicio. Sirve la nube, sirve el aire, sirve el surco. Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú; donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú; donde haya un esfuerzo que todos esquiven, acéptalo tú. Sé el que apartó la molesta piedra del camino; sé el que apartó el odio de entre los corazones y las dificultades del problema. Existe la alegría de ser sano y la de ser justo; pero hay, sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir. ¡Qué triste sería el mundo si todo en él estuviera hecho, si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que acometer! Que no te llamen solamente los trabajos fáciles. ¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan! Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito con los grandes trabajos; hay pequeños servicios que son buenos servicios: adornar una mesa, ordenar unos libros, peinar una niña. Aquel es el que critica, éste el que destruye, sé tú el que sirve. El servir no es faena de inferiores. Dios, que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera llamársele así, El que sirve. Tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quién? ¿Al árbol, a tu amigo?
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13 de mayo de 2015 “Yo no te pido”, Mario Benedetti Yo no te pido que me bajes una estrella azul sólo te pido que mi espacio llenes con tu luz. Yo no te pido que me firmes diez papeles grises para amar sólo te pido que tú quieras las palomas que suelo mirar. De lo pasado no lo voy a negar el futuro algún día llegará y del presente qué le importa a la gente si es que siempre van a hablar. Sigue llenando este minuto de razones para respirar no me complazcas no te niegues no hables por hablar. Yo no te pido que me bajes una estrella azul sólo te pido que mi espacio llenes con tu luz.
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14 de mayo de 2015 “Desvelada”, Gabriela Mistral Como soy reina y fui mendiga, ahora vivo en puro temblor de que me dejes, y te pregunto, pálida, a cada hora: “¿Estás conmigo aún? ¡Ay, no te alejes!” Quisiera hacer las marchas sonriendo y confiando ahora que has venido; pero hasta en el dormir estoy temiendo y pregunto entre sueños: —“¿No te has ido?”
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18 de mayo de 2015 “Todavía”, Mario Benedetti No lo creo todavía estás llegando a mi lado y la noche es un puñado de estrellas y de alegría. Palpo gusto escucho y veo tu rostro tu paso largo tus manos y sin embargo todavía no lo creo. Tu regreso tiene tanto que ver contigo y conmigo que por cábala lo digo y por las dudas lo canto. Nadie nunca te reemplaza y las cosas más triviales se vuelven fundamentales porque estás llegando a casa. Sin embargo todavía dudo de esta buena suerte porque el cielo de tenerte me parece fantasía Pero venís y es seguro y venís con tu mirada y por eso tu llegada hace mágico el futuro. Y aunque no siempre he entendido mis culpas y mis fracasos en cambio sé que en tus brazos el mundo tiene sentido Y si beso la osadía y el misterio de tus labios no habrá dudas ni resabios te querré más todavía.
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19 de mayo de 2015 “Tus ojos”, Octavio Paz Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima, silencio que habla, tempestades sin viento, mar sin olas, pájaros presos, doradas fieras adormecidas, topacios impíos como la verdad, otoño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro de un árbol y son pájaros todas las hojas, playa que la mañana encuentra constelada de ojos, cesta de frutos de fuego, mentira que alimenta, espejos de este mundo, puertas del más allá, pulsación tranquila del mar a mediodía, absoluto que parpadea, páramo.
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20 de mayo de 2015 “Escóndeme”, Gabriela Mistral Escóndeme que el mundo no me adivine. Escóndeme como el tronco su resina, y que yo te perfume en la sombra, como la gota de goma, y que te suavice con ella, y los demás no sepan de dónde viene tu dulzura… Soy fea sin ti, como las cosas desarraigadas de su sitio; como las raíces abandonadas sobre el suelo. ¿Por qué no soy pequeña como la almendra en el hueso cerrado? ¡Bébeme! ¡Hazme una gota de tu sangre, y subiré a tu mejilla, y estaré en ella como la pinta vivísima en la hoja de la vid. Vuélveme tu suspiro, y subiré y bajaré de tu pecho, me enredaré en tu corazón, saldré al aire para volver a entrar. Y estaré en este juego toda la vida.
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21 de mayo de 2015 “No estés lejos de mí”, Pablo Neruda No estés lejos de mí un sólo día, porque cómo, porque, no sé decírtelo, es largo el día, y te estaré esperando como en las estaciones cuando en alguna parte se durmieron los trenes. No te vayas por una hora porque entonces en esa hora se juntan las gotas del desvelo y tal vez todo el humo que anda buscando casa venga a matar aún mi corazón perdido. Ay que no se quebrante tu silueta en la arena, ay que no vuelen tus párpados en la ausencia: no te vayas por un minuto, bienamada, porque en ese minuto te habrás ido tan lejos que yo cruzaré toda la tierra preguntando si volverás o si me dejarás muriendo
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22 de mayo de 2015 Lo confieso, Gloria Fuertes Es triste, y porque es triste, lo confieso; aquí estoy yo y vengo voceando, buceando, mejor, en la niebla; ahorcándome la voz entre los álamos. Ganándome el sudor con este pan, ganándome la vida con las manos, ganándome el dolor con el placer, ganándome la envidia con el salmo. Ganándome la muerte con la vida, voy consiguiendo todo sin el llanto, que soy la mujer fuerte que se viste y medita mirando el calendario. Es triste, y porque es triste, lo confieso, cuesta mucho vencerse, sin embargo, intenta dar un beso al enemigo verás que sale luz de tu costado.
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25 de mayo de 2015 “Canción del jinete”, Federico García Lorca En la luna negra de los bandoleros, cantan las espuelas. Caballito negro. ¿Dónde llevas tu jinete muerto? ...Las duras espuelas del bandido inmóvil que perdió las riendas. Caballito frío. ¡Qué perfume de flor de cuchillo! En la luna negra, sangraba el costado de Sierra Morena. Caballito negro. ¿Dónde llevas tu jinete muerto? La noche espolea sus negros ijares clavándose estrellas. Caballito frío. ¡Qué perfume de flor de cuchillo! En la luna negra, ¡un grito! y el cuerno largo de la hoguera. Caballito negro. ¿Dónde llevas tu jinete muerto?
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26 de mayo de 2015 “Escondido en los muros”, Luis Cernuda Escondido en los muros este jardín me brinda sus ramas y sus aguas de secreta delicia. Qué silencio. ¿Es así el mundo?... Cruz al cielo desfilando paisajes, risueño hacia lo lejos. Tierra indolente. En vano resplandece el destino. Junto a las aguas quietas sueño y pienso que vivo. Mas el tiempo ya tasa el poder de esta hora; madura su medida, escapa entre sus rosas. Y el aire fresco vuelve con la noche cercana, su tersura olvidando las ramas y las aguas.
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27 de mayo de 2015 “Fidelidad”, Blas de Otero Creo en el hombre. He visto espaldas astilladas a trallazos, almas cegadas avanzando a brincos (españas a caballo del dolor y del hambre). Y he creído. Creo en la paz. He visto altas estrellas, llameantes ámbitos amanecientes, incendiando ríos hondos, caudal humano hacia otra luz: he visto y he creído. Creo en ti, patria. Digo lo que he visto: relámpagos de rabia, amor en frío, y un cuchillo chillando, haciéndose pedazos de pan: aunque hoy hay sólo sombra, he visto y he creído.
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28 de mayo de 2015 “Rima”, Gustavo Adolfo Bécquer Yo sé un himno gigante y extraño que anuncia en la noche del alma una aurora, y estas páginas son de este himno cadencias que el aire dilata en la sombras. Yo quisiera escribirlo, del hombre domando el rebelde, mezquino idioma, con palabras que fuesen a un tiempo suspiros y risas, colores y notas. Pero en vano es luchar; que no hay cifra capaz de encerrarle, y apenas ¡oh hermosa! si teniendo en mis manos las tuyas pudiera, al oído, cantártelo a solas.
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29 de mayo de 2015 “Soñé que tú me llevabas”, Antonio Machado Soñé que tú me llevabas por una blanca vereda, en medio del campo verde, hacia el azul de las sierras, hacia los montes azules, una mañana serena. Sentí tu mano en la mía, tu mano de compañera, tu voz de niña en mi oído como una campana nueva, como una campana virgen de un alba de primavera. ¡Eran tu voz y tu mano, en sueños, tan verdaderas!... Vive, esperanza, ¡quién sabe lo que se traga la tierra!
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Junio 1 de junio de 2015 “Si el hombre pudiera decir lo que ama”, Luis Cernuda Si el hombre pudiera decir lo que ama, si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo como una nube en la luz; si como muros que se derrumban, para saludar la verdad erguida en medio, pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor, la verdad de sí mismo, que no se llama gloria, fortuna o ambición, sino amor o deseo, yo sería aquel que imaginaba; aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos proclama ante los hombres la verdad ignorada, la verdad de su amor verdadero. Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío; alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina por quien el día y la noche son para mí lo que quiera, y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu como leños perdidos que el mar anega o levanta libremente, con la libertad del amor, la única libertad que me exalta, la única libertad por que muero. Tú justificas mi existencia: si no te conozco, no he vivido; si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
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2 de junio de 2015 “Me digo y me retedigo”, Rafael Alberti Me digo y me retedigo. ¡Qué tonto! Ya te lo has tirado todo. Y ya no tienes amigo, por tonto. Que aquel amigo tan sólo iba contigo porque eres tonto. ¡Qué tonto! Y ya nadie te hace caso, ni tu novia, ni tu hermano, ni la hermana de tu amigo, porque eres tonto. ¡Qué tonto! Me digo y me lo redigo...
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3 de junio de 2015 Nocturno, Rafael Alberti Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre se escucha que transita solamente la rabia, que en los tuétanos tiembla despabilado el odio y en las médulas arde continua la venganza, las palabras entonces no sirven: son palabras. Balas. Balas. Manifiestos, artículos, comentarios, discursos, humaredas perdidas, neblinas estampadas. ¡qué dolor de papeles que ha de barrer el viento, qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua! Balas. Balas. Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste, lo desgraciado y muerto que tiene una garganta cuando desde el abismo de su idioma quisiera gritar lo que no puede por imposible, y calla. Balas. Balas. Siento esta noche heridas de muerte las palabras..
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4 de junio de 2015 “Nocturno”, Rafael Alberti Toma y toma la llave de Roma, porque en Roma hay una calle, en la calle hay una casa, en la casa hay una alcoba, en la alcoba hay una cama, en la cama hay una dama, una dama enamorada, que toma la llave, que deja la cama, que deja la alcoba, que deja la casa, que sale a la calle, que toma una espada, que corre en la noche, matando al que pasa, que vuelve a su calle, que vuelve a su casa, que sube a su alcoba, que se entra en su cama, que esconde la llave, que esconde la espada, quedándose Roma sin gente que pasa, sin muerte y sin noche, sin llave y sin dama.
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5 de junio de 2015 “El mar es un olvido”, Jorge Guillén El mar es un olvido, una canción, un labio; el mar es un amante, fiel respuesta al deseo. Es como un ruiseñor, y sus aguas son plumas, impulsos que levantan a las frías estrellas. Sus caricias son sueños, entreabren la muerte, son lunas accesibles, son la vida más alta. Sobre espaldas oscuras las olas van gozando.
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8 de junio de 2015 “Escrito con tinta verde”, Octavio Paz La tinta verde crea jardines, selvas, prados, follajes donde cantan las letras, palabras que son árboles, frases que son verdes constelaciones. Deja que mis palabras, oh blanca, desciendan y te cubran como una lluvia de hojas a un campo de nieve, como la yedra a la estatua, como la tinta a esta página. Brazos, cintura, cuello, senos, la frente pura como el mar, la nuca de bosque en otoño, los dientes que muerden una brizna de yerba. Tu cuerpo se constela de signos verdes como el cuerpo del árbol de renuevos. No te importe tanta pequeña cicatriz luminosa: mira al cielo y su verde tatuaje de estrellas.
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9 de junio de 2015 “Besos”, Gabriela Mistral Hay besos que pronuncian por sí solos la sentencia de amor condenatoria, hay besos que se dan con la mirada hay besos que se dan con la memoria. Hay besos silenciosos, besos nobles hay besos enigmáticos, sinceros hay besos que se dan sólo las almas hay besos por prohibidos, verdaderos. Hay besos que calcinan y que hieren, hay besos que arrebatan los sentidos, hay besos misteriosos que han dejado mil sueños errantes y perdidos. Hay besos problemáticos que encierran una clave que nadie ha descifrado, hay besos que engendran la tragedia cuantas rosas en broche han deshojado. Hay besos perfumados, besos tibios que palpitan en íntimos anhelos, hay besos que en los labios dejan huellas como un campo de sol entre dos hielos. Hay besos que parecen azucenas por sublimes, ingenuos y por puros, hay besos traicioneros y cobardes, hay besos maldecidos y perjuros. Judas besa a Jesús y deja impresa en su rostro de Dios, la felonía, mientras la Magdalena con sus besos fortifica piadosa su agonía. Desde entonces en los besos palpita el amor, la traición y los dolores, en las bodas humanas se parecen a la brisa que juega con las flores. Hay besos que producen desvaríos de amorosa pasión ardiente y loca, tú los conoces bien son besos míos inventados por mí, para tu boca. Besos de llama que en rastro impreso llevan los surcos de un amor vedado, besos de tempestad, salvajes besos 164
que solo nuestros labios han probado. ¿Te acuerdas del primero...? Indefinible; cubrió tu faz de cárdenos sonrojos y en los espasmos de emoción terrible, llenáronse de lágrimas tus ojos. ¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso te vi celoso imaginando agravios, te suspendí en mis brazos... vibró un beso, y qué viste después...? Sangre en mis labios. Yo te enseñé a besar: los besos fríos son de impasible corazón de roca, yo te enseñé a besar con besos míos inventados por mí, para tu boca.
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10 de junio de 2015 “La poesía es un arma cargada de futuro”, Gabriel Celaya Cuando ya nada se espera personalmente exaltante, mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia, fieramente existiendo, ciegamente afirmado, como un pulso que golpea las tinieblas, cuando se miran de frente los vertiginosos ojos claros de la muerte, se dicen las verdades: las bárbaras, terribles, amorosas crueldades. Se dicen los poemas que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados, piden ser, piden ritmo, piden ley para aquello que sienten excesivo. Con la velocidad del instinto, con el rayo del prodigio, como mágica evidencia, lo real se nos convierte en lo idéntico a sí mismo. Poesía para el pobre, poesía necesaria como el pan de cada día, como el aire que exigimos trece veces por minuto, para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica. Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos, nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. Estamos tocando el fondo. Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse. Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren y canto respirando. Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas personales, me ensancho. Quisiera daros vida, provocar nuevos actos, y calculo por eso con técnica qué puedo. Me siento un ingeniero del verso y un obrero que trabaja con otros a España en sus aceros. Tal es mi poesía: poesía-herramienta a la vez que latido de lo unánime y ciego. Tal es, arma cargada de futuro expansivo 166
con que te apunto al pecho. No es una poesĂa gota a gota pensada. No es un bello producto. No es un fruto perfecto. Es algo como el aire que todos respiramos y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos. Son palabras que todos repetimos sintiendo como nuestras, y vuelan. Son mĂĄs que lo mentado. Son lo mĂĄs necesario: lo que no tiene nombre. Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.
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11 de junio de 2015 “El gallo despertador”, Gloria Fuertes Kikirikí, estoy aquí, decía el gallo Colibrí. El gallo Colibrí era pelirrojo, y era su traje de hernoso plumaje. Kikirikí. Levántate campesino, que ya está el sol de camino. —Kikirikí. Levántate labrador, despierta con alegría, que viene el día. —Kikiriki. Niños del pueblo despertad con el ole, que os esperan en el «cole». El pueblo no necesita reloj, le vale el gallo despertador.
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12 de junio de 2015 “Definición del amor”, Francisco de Quevedo Es hielo abrasador, es fuego helado, es herida que duele y no se siente, es un soñado bien, un mal presente, es un breve descanso muy cansado. Es un descuido que nos da cuidado, un cobarde con nombre de valiente, un andar solitario entre la gente, un amar solamente ser amado. Es una libertad encarcelada, que dura hasta el postrero paroxismo; enfermedad que crece si es curada. Éste es el niño Amor, éste es su abismo. ¡Mirad cuál amistad tendrá con nada el que en todo es contrario de sí mismo!
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15 de junio de 2015 “Tu dulzura”, Alfonsina Storni Camino lentamente por la senda de acacias, me perfuman las manos sus pétalos de nieve, mis cabellos se inquietan bajo céfiro leve y el alma es como espuma de las aristocracias. Genio bueno: este día conmigo te congracias, apenas un suspiro me torna eterna y breve... ¿Voy a volar acaso ya que el alma se mueve? En mis pies cobran alas y danzan las tres Gracias. Es que anoche tus manos, en mis manos de fuego, dieron tantas dulzuras a mi sangre, que luego, llenóseme la boca de mieles perfumadas. Tan frescas que en la limpia madrugada de Estío mucho temo volverme corriendo al caserío prendidas en mis labios mariposas doradas.
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16 de junio de 2015 “Horas serenas del ocaso breveâ€?, Miguel de Unamuno Horas serenas del ocaso breve, cuando la mar se abraza con el cielo y se despiertas el inmortal anhelo que al fundirse la lumbre, la lumbre bebe. Copos perdidos de encendida nieve, las estrellas se posan en el suelo de la noche celeste, y su consuelo nos dan piadosas con su brillo leve. Como en concha sutil perla perdida, lĂĄgrima de las olas gemebundas, entre el cielo y la mar sobrecogida el alma cuaja luces moribundas y recoge en el lecho de su vida el poso de sus penas mĂĄs profundas.
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17 de junio de 2015 “Elegir mi paisaje”, Mario Benedetti Si pudiera elegir mi paisaje de cosas memorables, mi paisaje de otoño desolado, elegiría, robaría esta calle que es anterior a mí y a todos. Ella devuelve mi mirada inservible, la de hace apenas quince o veinte años cuando la casa verde envenenaba el cielo. Por eso es cruel dejarla recién atardecida con tantos balcones como nidos a solas y tantos pasos como nunca esperados. Aquí estarán siempre, aquí, los enemigos, los espías aleves de la soledad, las piernas de mujer que arrastran a mis ojos lejos de la ecuación dedos incógnitas. Aquí hay pájaros, lluvia, alguna muerte, hojas secas, bocinas y nombres desolados, nubes que van creciendo en mi ventana mientras la humedad trae lamentos y moscas. Sin embargo existe también el pasado con sus súbitas rosas y modestos escándalos con sus duros sonidos de una ansiedad cualquiera y su insignificante comezón de recuerdos. Ah si pudiera elegir mi paisaje elegiría, robaría esta calle, esta calle recién atardecida en la que encarnizadamente revivo y de la que sé con estricta nostalgia el número y el nombre de sus setenta árboles.
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18 de junio de 2015 “El lagarto está llorando”, Federico García Lorca El lagarto está llorando. La lagarta está llorando. El lagarto y la lagarta con delantalitos blancos. Han perdido sin querer su anillo de desposados. ¡Ay, su anillito de plomo, ay, su anillito plomado! Un cielo grande y sin gente monta en su globo a los pájaros. El sol, capitán redondo, lleva un chaleco de raso. ¡Miradlos qué viejos son! ¡Qué viejos son los lagartos! ¡Ay, cómo lloran y lloran, ¡ay! ¡ay! cómo están llorando!
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* Recopilación elaborada por Inmaculada Coronado, Mª Nieves Tena y Sofía Vaz. 174