Hojas de te baja

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Distribución Gratuita • Edición 1 • Noviembre 2013

Hojas de Te Revista de Cultura y Artes Emergentes


Opinión

Editorial

Partir de cero

¡A

l fin se ha hecho realidad!

He aquí el número uno de Hojas de Té. Esta revista parte originalmente de Leerté, una librería/tetería que abrió sus puertas hace apenas medio año con vocación de difusión cultural. En él unieron dos apasionantes mundos: el de la literatura y el té. Y se preguntarán, ¿quién está detrás de Leerté? Leerté somos muchas personas. Somos quienes entre conversas empezamos a forjar esta idea reuniéndonos a cualquier hora, durante harto tiempo, entre letras y aroma a té. Divagando sobre la idea de

crear un espacio de difusión cultural donde los libros estuvieran al alcance de todos y, al mismo tiempo, se pudiera saborear un té de calidad. Leerté somos las personas que apoyamos esta idea destartalada y sentimental: amigos y amigas, familiares, compañeros y compañeras de la vida, aquellas que fueron apareciendo por el camino y agradecieron encontrar este espacio. Algunas llegan y se quedan. Otras se van. Pero para nadie pasa desapercibido.

además de tener libros y té, ahora tiene un nuevo espacio de convergencia y difusión: esta revista. Algo para todos, para expresarse, para sentir, compartir, dialogar y reflexionar. Queremos movimiento, creemos en la participación y lo beneficioso que es crear lugares donde haya tiempo para conversar y leer sin límites. Hojas de Té pretende eso: ser un punto de transmisión cultural y artes emergentes. ¡Bienvenidos a Hojas de Té!

Continuando con esta idea no podía faltar un espacio donde las letras cobraran vida. Así es que Leerté,

Adéntrense sin recato alguno, abran su mente y déjense seducir…

El arte del chupeteo por Juan Carlos Sánchez

Y

a vamos a llegar… se viene, se viene, alcanzamos a oír, entre los chasquidos de una lengua ocupada en lamernos nuestras glandulitas. Quédese como está. ¡No se mueva, carajo, que falta poco! ¿Acaso no ve que estamos creciendo al seis por ciento? Slurp. ¿Al siete por ciento? Slurp, slurp. ¿Que las cifras no mienten? Sluuuurp. Y nos embadurnan nuestras genitales con esa baba espesa de los lame botas, de los lame votos, de los chupa sangre que pululan en las democracias representativas. Se viene, se viene, vociferan con pancartas de ofertones publicitarios en cada esquina de la ciudad. El desarrollo. Crecer, avanzar, tranquilitos que allá vamos. ¡Un, dos, tres, momia es! Con ademanes de ilusionista nos bautizan ciudadanos y sin que nos demos cuenta, entre las prestidigitaciones elocuentes de sus discursos, nos voltean para

succionarnos esa extrañísima glándula que llaman soberanía. Slurp. ¿Acaso no siente que falta poquito? Desde sus comandos y departamentos de campaña se encargan de construir palabritas rimbombantes que nos embolinen la perdiz. ¡El desarrollo! Cuando andamos desprevenidos incluso disfrutamos de esas lenguas lamedoras y creemos en las cifras económicas que nos enrostran como argumento. ¿Ve? No falta nada. Que se viene, le digo. Pero si logramos levantar la mirada, apartar la glandulita de esas bocas expertas en el arte del chupeteo, podemos articular la más simple y la más demoledora de las preguntas. ¿Falta poco para qué? Pues para llegar, nos responderían.

¿Para llegar a dónde? Y ahí está el problema, porque toda la saliva empozada en nuestras entrepiernas oculta una secretito inconfesable: la palabra desarrollo no tiene ningún contenido. No es más que la promesa de un orgasmo que siempre se escapa, que siempre está más allá, por allá… Es simplemente la probada estrategia de ingeniería política de los lame votos, que buscan mantenernos quietecitos, expectantes, deseosos incluso de que llegue el momento. Y así las cosas se quedan tal como están. No hay mejor manera de disfrutar la tranquilidad de la democracia si no es con una lengua que, sabedora de los ritmos masturbatorios, nos promete una corrida esplendorosa que nunca llega.

Directora de Contenidos: Débora Sobreviela Colaboradores: Pablo Orellana • Jano Díaz • Juan Carlos Sánchez • Alejandra Águila • Jorge Díaz • Mari Arias • Álvaro Ruiz • Alberto González • Isidora García • Leonardo Barrios Diseñadora: Soledad Barrios Diseñador: Carlos Leyton Ilustradora: Sandra Gobet Miraflores 610 • www.leerte.cl • comunidad@leerte.cl •

Leerté •

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en profundidad

Libros de cartón:

Democratizando las letras por Débora Sobreviela

P

ara muchos el cartón no es más que un desecho. Sin embargo, hubo alguien que vio en él una oportunidad. En 2001 la crisis económica ahogó a la ciudadanía argentina. En un momento en que el acceso a la literatura era casi imposible, Washington Cucurto, esc rito r a rg e n t in o, c reó un a editorial con material que cientos de personas recogían en las calles para sobrevivir: el cartón. Con eso y su compromiso ciudadano fundó en 2003 Eloísa Cartonera. La literatura no se vende Eloísa Cartonera cumple diez años desde su creación y lo que comenzó en Buenos Aires se extendió por Latinoamérica, Europa, Asia y África sumando alrededor de 100 editoriales en el mundo. En Chile actualmente existen 13 editoriales cartoneras, aunque no todas están activas. La primera de ellas, Animita Cartonera, nace en 2005 “por una crisis cultural”, definen las creadoras de la editorial. “Tiene que ver con el deficiente acceso a los productos culturales y, en el caso del libro, sabemos que la cantidad de lectores es muy baja y que, además, existe un escaso fomento al lector”, explica la Editora General de Animita Cartonera, Ximena Ramos. Ximena y Tanya son las actuales gestoras del proyecto junto a las artistas Carol Aránguiz y Nathaly Sáez, quienes cortan, pintan y encuadernan los libros. Ellas iniciaron un viaje hasta el barrio de La Boca (Buenos Aires, Argentina) para conocer el trabajo de Eloísa y también para “pedir permiso” a Cucurto e instalar la iniciativa en Chile. Lo esencial se replica. Animita compra el cartón directamente a los cartoneros

y no dudan en corroborar que pagan “más por kilo de lo que paga el mercado”. Empezaron comprando a una asociación de recolectores independientes de Estación Central. Después fueron interceptando a otros cartoneros y así continúan. “Lo que para otros son desechos para nosotras es una joya”, afirma Ximena. Lo interesante está en la diversidad de las cartoneras. Olga Cartonera es la editorial de Olga y, a diferencia de Animita, extrae el cartón directamente de la calle. Con compromiso y dedicación Para quienes dirigen Animita, “el dinero no es lo importante”. Sin embargo, reconocen que “no podemos vivir de esto por una realidad socio cultural de Chile que no posibilita viabilizar este tipo de iniciativas”. Pero lo que las hace seguir adelante con todas sus fuerzas es la base de este proyecto: “nuestra empresa está conformada por la libertad administrativa, ideológica y política que ofrece”, y agregan, “esta editorial es una burla al sistema, es trabajar con lo que una ciudad trata de botar, negar e ignorar: el cartón, los cartoneros, la segregación social, la pobreza”.

Coordinadora de Manufactura del Taller de Animita Cartonera. “La idea es que cada uno tenga la libertad de hacer”, añade. No obstante, hay libros que tienen portadas fijas (dibujo o tipografía), y en ese caso se juega con colores y técnicas. Lo importante es mantener un equilibrio entre el aporte social que implican este tipo de editoriales y la estética. Es por eso que Ximena recalca que “ojalá todas tuvieran una motivación que vaya más allá del placer estético del libro, del objeto, de la moda”. Uno de los autores chilenos que ha publicado con cartoneras es Michel M. Deb. Él asegura que la forma artesanal en que se realizan estos libros, con portadas pintadas a mano, al igual que la encuadernación, transforma cada ejemplar en obras únicas. “Tienen un valor mucho mayor que un libro tradicional ya que el esfuerzo es mucho, le da un plus increíble”.

Olga cuenta que, efectivamente, ninguna de las editoriales cartoneras chilenas se lucra con esta labor, sin embargo, ella es la única que no vende. Funciona por aporte voluntario.

¿Qué publica una Editorial Cartonera? Los autores publicados van desde escritores emergentes que publican por primera vez hasta otros consagrados que ceden los derechos de sus textos o escritos inéditos para estos proyectos. Y es que el proyecto encanta y no faltan autores como Jaime Collyer, Carmen Berenguer, Raúl Zurita o Andrea Jeftanovik que se comprometan en esta aventura.

La estética cartonera Las editoriales cartoneras se caracterizan por dos aspectos: el social y el artístico. Este segundo adquiere una gran relevancia. Las portadas de cartón se convierten en un verdadero lienzo para crear: “las tapas son todas distintas, de libre creación…no hay una línea estética”, comenta Tanya,

Animita Cartonera asegura que la cesión de derechos y la responsabilidad de los autores nacen porque “es un bien mayor lo que lo mueve, los autores lo entienden y se comprometen con el proyecto”. Un compromiso sin ningún interés mayor que el de la difusión de las letras y facilitar el acceso a la literatura.

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la conversa

La inmortalidad de las letras: cuerpo, literatura y experiencia por Alejandra Águila

E

s jueves por la tarde en Plaza Italia. Una multitud se reúne con vítores que hablan de la mujer, del cuerpo y la autoridad. Hombres y mujeres marchan por el centro de la ciudad bajo las consignas “¡Educación sexual para decidir, anticonceptivos para prevenir, aborto legal y gratuito para no morir”. Entonces aparece Carmen Berenguer: “Si estuviese con un buen estado de salud, estaría abajo marchando por la libertad del cuerpo”, afirma en cuanto nos encontramos. Desde sus comienzos se ha destacado por su libertad de opinión y por emparentarse con todas aquellas personas que parecen no tener voz ni espacio en la literatura. Ganadora del Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, prolífica en su escritura y exitosa en su búsqueda por mayores derechos, Carmen se distingue por su posición de lucha y el deseo de batallar. Recientemente finalizó con su labor de presidenta de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH). A pesar de ello, con la reedición de varios de sus textos y la

publicación de otros, afirma que sus logros se deben a las “correcciones incorregibles” de su oficio. Su trabajo en la literatura nacional ha tenido mucho que ver con la marginalidad, ¿cuál es su visión acerca del panorama de la literatura nacional que proponen los textos de nuevas editoriales independientes? Bueno, si no te leen mueres. La poesía es algo que no entra ni entrará al gran mercado, la poesía se mueve más en el ámbito simbólico y no apela mucho a lo que está de moda, no es un objeto de consumo rápido. Los poetas en general, no están en ese mercado y se corre y ha corrido el riesgo de que los poetas se lean a sí mismos. Las editoriales independientes tocan muchos corazones, editan lo que quieren, tienen sus propios proyectos, no siguen los mandatos de lo que quiere ser consumido rápidamente. No obstante, sé que hoy en día el carácter de independiente también pasa a ser un sujeto de negocio, pues

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editan cosas que las grandes editoriales no alcanzan a observar y, si le va bien a un independiente, la gran editorial también va a comprarle a él y eso termina siendo un negocio, aunque eso pasa más en la narrativa que en la poesía. La idea de ser independiente de la condición artística, también vende. La posición de disidencia, vende. Vivimos en un país capitalista donde todo vende. Hay distintos mercados, los escritores y los poetas debemos ingresar a ciertos lugares, tiene que ver con tipos de literatura, ciertos gustos estéticos, es nuestro trabajo el estar constantemente abriéndonos espacio. La editorial Animita cartonera que reedito su libro Bobby Sands, desfallece en el muro tiene una función social, trabaja directamente con los cartoneros, el reciclaje de material y la democratización del espacio artístico. ¿Fue determinante al momento de escoger este proyecto editorial?


la conversa No sé muy bien el procedimiento, pero ellos tienen carácter. Publican en cartones, tienen un reciclaje con el cartonero, hay una reciprocidad, intercambio, no económico, pero sí existe un traspaso de materiales. Existe un trueque. A mí me gustó esa idea, porque el Bobby Sands, es algo que me perturba. Se habla de Bobby Sands como un libro fotocopiado, que ha existido mil veces, pero es un libro inexistente, perteneció a una edición bastante marginal, bastante extraña, exógena. La forma en que nació fue visual, yo lo presenté mediante diapositivas en un primer momento. Escribí y confeccioné el libro a mano, rayé las diapositivas, escribí encima de las diapositivas… Es un poema visual que tiene directamente relación con lo que estaba escrito. Ahora se cumplen 30 años del libro y una editorial quiere editarlo, estoy indecisa porque no quiero que se pierda esa magia, que es un libro que se presenta en otros formatos. No me gustaría que pasara a ser oficialón. Cuando se publica es difícil que se diga marginal, pasa a la institución del libro, es decir, la escritura se institucionaliza cuando se pasa a libro, es decir, mediante tu firma que es una (autor)idad. En Bobby Sands, trabaja de manera particular la palabra y el lector se involucra desde lo visual. Es un texto muy alegórico, habla de muchas marginalidades que se fundieron en una sola en el periodo dictatorial en Chile. ¿Cree que existe una especial necesidad en nuestro país por volver a sacarlo a la luz y reeditarlo en estos momentos? El texto es una materialidad que se basa en el hambre. Es decir, tiene muchas lecturas, yo no hablo de Bobby Sands, hablo del hambre, pero también del cuerpo, del marginado, del que no puede articular la voz. Creo que hay mucho de eso en el Chile actual, es decir, existe una necesidad evidente por vociferar la decadencia de las instituciones. En este libro existe una especie de ventrilocuismo: tomo la voz del moribundo, que es mi voz, pero no es la misma, pues me tomo la voz de otro. No quería hacer nada que tuviera que ver con el canon de la escritura. Generalmente hablo del cuerpo, literatura y experiencia; creo que es fundamental. Siempre hay una parte mía en lo escrito, perder el sujeto

y hacer una especie de hibridez autorial. Mi escritura es metástasis, no tiene centros, va de un lado a otro, zigzaguea, no hay una estructura definida, va por todos lados. Esa experiencia es corporal, mi trabajo es fuera de la literatura, a mí no se me puede leer literariamente. El cuerpo es una cuestión de superficies, he trabajado las paredes, etc. Yo consideraba que había textos que no me llamaban la atención, no me importaba mancharlo, no me importaba ensuciar un texto, incorporar lo de afuera, poner graffittis, escritos, etc. Desacademizarlo, manchar la institución. Quizás por eso no soy una autora muy estudiada, no soy parte del grupo estético institucional. Tal vez ahora recién algunos me leen más, pero ahora, después de más de 30 años de escritura.

...que las personas no sepan leer o entender una frase simple es abominable. Hablemos de los derechos de autor, Bobby Sands en sus múltiples reediciones, ¿ha tenido algún problema con este tema? Primero, debemos convenir en que dentro del sistema que vivimos, nunca se le ha pagado al escritor lo que él merece. Ya no sé cómo denominarlo, pero creo que es brutal. La gente no tiene idea de lo que el escritor trabaja para producir un texto. El escritor ha sido un sujeto de beneficencia, como Pezoa Veliz o la misma Mistral, que tuvo que arreglárselas, acercándose al centro del poder. E l p o e t a n e ce s i t a m a r i d a j e s institucionales. En ese sentido, cuando

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los escritores ingresan a la academia generalmente estudian literatura para estar cercanos a las letras. Son profesores, guían talleres o enseñan literatura donde sea. El poeta sufre de maltrato económico, no logra vivir bien, busca todos los fondos concursables y esa búsqueda incesante hace que merme su trabajo literario. La escritura es un ocio productivo. El escritor entrega sabidurías y hace leer a otros. En la SECH hay muchos escritores que son maestros del saber literario, hacen clases y viven mal económicamente y esas cosas son brutales en una sociedad como la nuestra, donde el escritor es el artista romántico de una época. Las editoriales no pagan lo que deben. Es verdad, los libros de poesía no se venden mucho, pero debe haber un modo de producción para que el escritor circule mucho más. El analfabetismo es real y alegórico, el que las personas no sepan leer o entender una frase simple es abominable. Los escritores son imprescindibles para solucionar este tipo de problemáticas. Es una pena y una lucha ardua. Autores como tú, que encarnan valores literarios de lucha y al margen de las instituciones formales, ¿crees que podrán ingresar a cánones literarios dentro del área educacional? Creo que a partir del 73 en adelante se produce un quiebre y se comienzan a pensar cosas. Las grandes editoriales también cambiaron. Se van las editoriales de Chile, las pocas que quedan no publican a gente incipiente, desaparece el canon de la literatura y tuvimos que convertirnos en nuestros propios maestros. Los grandes se fueron. En esa época solo quedaba Lihn, Nicanor Parra y Jorge Teillier, el resto estaba en el exilio, los académicos estaban recién recibiéndose. Una generación se escinde. Nos quedamos fuera por asuntos políticos, nos rearmamos, nos armamos solos, nos editamos solos. Muestra de ello es la SECH. Allí se ubica la más grande biblioteca de autoeditados de esa época, de revistas, trípticos, etc. Para nosotros era una necesidad la autopublicación. La existencia pasaba por decir algo a través de un papel. Creo que uno tiene que leer lo que quiera leer. A mí, cuando niña, me gustaba leer ciertas cosas que nada tenían que ver con lo que me imponían. Creo que uno lee de acuerdo al medio en el que se inserta, lo más importante de todo es leer.


S o b r e e l m o d o d e di fe renciar

espacio creativo

s s a s a l a m s e ed

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espacio creativo

S

i se encuentra visitando la casa de un burgués, jovencita, no puede usted solicitar a viva voz un pañuelo para secarse el sapo, aunque lo tenga estilando y aunque sepa también que cualquiera de los presentes le ofrecerá un paño de cocina, su barba o su bigote para cumplir tan imperiosa tarea. Arrégleselas como pueda pero en silencio, evitando lanzar miraditas risueñas a la hija del dueño de casa mientras refriega una pierna sobre la otra. El burgués y su familia son estrictos en practicar la virtud del disimulo. Debe tener por cierto que en una casa burguesa todos los moradores, sin excepción de ningún tipo, se harían chupar gustosamente por usted y, con el mismo gusto, correrían a succionar el líquido que le anega la zanja. Pero ha de respetar aquella norma inexcusable que se llama hacerse el tonto a la hora de relacionarse con ese tipo de gente. Hay que andarse con cuidado. No diga estoy recaliente, prefiera una paráfrasis del tipo estoy nerviosa. No diga estoy chorreando, prefiera algo así como me siento inquieta. Si ya se corrió en el intertanto, por ningún motivo lo de a conocer brindando a la salud de su zorra satisfecha, eso podría predisponer a los presentes en su contra. Un burgués sabe que ningún sistema social vuelve decente a las masas. Ese es su secreto mejor guardado. A ellos les da lo mismo si la derecha o la izquierda y solo discuten entre sí para mantener la ilusión, para que los del barrio no pierdan las esperanzas. Ahí está la fuente de su poder así que ese tema no hay que tocarlo. Entonces dígalo en voz baja, estoy algo fatigada, ¿sería usted tan amable de llevarme a su recámara para descansar un momento? O me siento un poco débil, caballero, ¿tendría la bondad de indicarme un lugar tranquilo para descansar? Déjese conducir como mirando las musarañas, permítale que la tome del brazo, incluso puede dejar que le roce un costado del busto, pero siempre en silencio. Una vez que se encuentren solos, no diga nada tampoco (cualquier palabra suya puede volverse en su contra), simplemente abaláncese sobre un sillón, arremánguese las polleras, ofrézcale su culito y con ambas manos

ábrase los cachetes preocupándose de dejar ambos orificios al descubierto. Debe ser el caballero quién decida por cuál de los canales comenzar. Eso se llama comportarse a la altura de las circunstancias. Follar con un burgués no es lo mismo que follar simplemente. Nada de meterse el porongo a la boca ni de pretender lamerle el orto ni de estirarle el pellejo de las huevas para arrancarle los pelos a mordiscones. Eso queda para los amiguitos del barrio que gustan de su imperio al momento de los revolcones. En la plaza de su villa, escondiéndose de la mirada de los vecinos entre los matorrales, puede usted jugar al muéstrame tu pirula que yo te muestro mi raja, sin ningún tipo de consideración. Pero con un burgués la cosa es distinta, partiendo por el hecho de que su vista los agujeros se secan. Digamos las cosas como son: el burgués no calienta. Si usted tenía la entrepierna hecha una sopa en un principio, tenga por seguro que el burgués la deshidrata. Ese es el problema con las masas, que a fin de cuentas nunca se vuelven decentes. Si tenía ganas de gritar en el salón de visitas tráiganme un trapo para limpiar la poza, en la recámara burguesa tendría que pedir un frasco de aceite emulsionado para retomar las humedades. El amiguito del barrio es sencillo: le dice muéstrame el calzoncito, usted se lo muestra y el trato está hecho. El líquido corre como salido de un grifo. Al amiguito del barrio usted le muestra un atisbo de pechugas bajo el escote y cuando este la celebra usted rompe la fuente. Basta con que lo convenza de que se parece en algo a la Luly, a la Adriana o a la Tonkita y ya tiene el negocio transado: esto para ti, esto para mí, el agua salta a borbotones. Porque no es difícil parecerse a las sexonas de la tele en el barrio donde las exigencias son escasas, mínimas, de periferia. Si se moja es porque en algo se parece ante esos ojos que la miran, en algún gesto que logró imitar, en cierta pose o hasta en un parlamento. Al burgués no se le engaña tan fácilmente. Dicen que tiene gustos extraños pero eso es mentira, porque

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lo realmente extraño es lo que se aleja de los gustos del burgués. Hay que aceptar las cosas como son. Entonces con el culito ofrecido, abiertos los cachetes con ambas manos para dejar al descubierto los dos orificios ahora secos como aserrín, es de absoluta propiedad que usted realice una pregunta: ¿cómo te gusta, papito? Así, de rompe y raja. Es lo de menos que el interpelado responda quiero que te ensartes esta papa en el culo porque el burgués nunca –y esto es fundamental–, nunca tiene gustos extraños. Procure semejarse a la jovencita que puebla las fantasías del burgués, corriendo a campo traviesa entre las flores, espantando maripositas a su paso mientras sujeta una papa con el vigor de su esfínter. Las mujeres de ese tipo no se encuentran en la plaza de la villa, atiborrada de Lulys, de Adrianas o Tonkitas soplando pollas a cambio de piropos ganados sin esfuerzo. En los círculos burgueses se imponen ciertas reglas y si quiere volverse a encharcar exija con voz dulce, pero firme: ¡hágame el favor de traerme esa patata que tengo las paredes de la chocha como lijas! Si usted logra que el interpelado celebre su pericia al momento de enterrarse el tubérculo por detrás, tenga por seguro que le fluirá el líquido entre las piernas como si hubieran abierto la ducha y que será muy bien recibida en su próxima visita. Recuerde que por ningún motivo debe ventilar el nombre de su barrio de procedencia mientras permanezca en la casa del burgués: ese suele ser el principal error de las masas.

por Juan Carlos Sánchez


RESEÑANDO

90 años de vidas mínimas

por Pablo Orellana

“E

s un espíritu muy curioso”, dijo Alone sobre la personalidad de José Santos González Vera al prologar Vidas Mínimas, cuando ésta apareció en 1923.

Casi un siglo se cumple de ese arribo literario y es inexcusable recordar la narrativa exquisita de un escritor rotundo. Es un nombre fundamental, olvidado como tantos, de la literatura nacional. Su trayectoria tiene un amplio registro en el tiempo, en los temas tratados y los géneros –si acaso se tratase de que el escritor se hace y apareciera en el mundo como un sujeto productor, por tanto cuantificable, de páginas escritas. Fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura en 1950 con solo dos libros de escasas páginas (Vidas Mínimas y Alhué).

Causó escándalo. La dureza de la crítica fue contundente: “Las obras completas de González Vera caben en un cuaderno de composición”, dijo un picado Luis Durand. González Vera al enterarse de la noticia habría dicho de forma lastimera, refiriéndose a Durand: “pobre gordo, tiene tantos hijos y necesita plata”. “Es apenas un fotógrafo de plaza de provincia”, acusó Pablo De Rokha. Lo cierto es que no se sintió turbado, sino que experimentó la deliciosa angustia del deber del escribiente. Publicó el grueso de su obra después de ser laureado. Cada nueva edición era “corregida y disminuida”. No buscó el premio. Tampoco lo rechazó. Vidas Mínimas, integra en sus dos

relatos, El conventillo y La mujer, personajes, lugares y descripciones que abordan la cuestión del proletariado con mirada minuciosa. Introduce personajes con desenvoltura en publicitaciones ideológicas. Cuando era Muchacho, el autor, vivió en una “casa de vecinos” y fue anarquista. A pesar de que la crítica fue favorable, la acogida del público ante Vidas Mínimas fue mezquino: González Vera regaló media edición y tardó década y media en vender la otra parte. Ha sido González Vera el desentrañador de un mundo verdadero que hasta entonces no asistía a las páginas de la literatura nacional. Vayamos por sus conventillos, su aldea de Alhué o las presencias que deberían darle carácter de biógrafo.

Tristes homúnculos sin humanidad por Jano Díaz

S

in Besos en la Boca es un texto irresistible. Una interminable cantidad de relatos que zigzaguean por las más oscuras realidades del hombre contemporáneo, cada una con una lógica propia, tratando de desenmascarar las verdades más evidentes, pero que se ven a diario ignotas por un manto de hipocresía. No son sólo relatos cargados de erotismo o brutalidad, sino trozos simiescos hilvanados con fibras frías de las más claras muestras de deshumanidad. Sin Besos en la Boca nos somete al escarnio de asumir las realidades que conocemos y vemos pero que dejamos pasar y olvidamos. Como muestra de ello, el primer relato es la maquiavélica historia del doble estándar como fórmula moderna para alcanzar el éxito y reconocimiento social. Un profesor universitario que a fuerza de proselitismo político y apariencias cristianas logra llegar a la cima del poder académico. En el segundo, se puede sentir el peso de la mascarada burguesa en la vida

de un ejecutivo que, renegando de la tranquilidad de su vida, busca una salida de superación a través del sexo furtivo con un travesti. La mascarada descansa en la subversión de la llamada normalidad para dormir en los brazos del simple amor erotizado por la condición mortal. En otra historia, el protagonista se funde en un cúmulo de sensaciones cibernéticas mientras disfraza una vida normal. Cada vez que puede se desdobla en roles y juegos eróticos que siquiera ha vivido en carne y hueso. Invita a reflexionar sobre la sobre-excitación que genera la (des) vinculación permanente con el otro, generando relatos irreales con sustento sólo en la fantasía. El libro contiene historias que invitan a generar lecturas en la solución de la vida de los protagonistas. Aunque el autor también enternece con historias de gente común y humilde que se envuelve en vericuetos de prostitución y droga e invita a encontrar una lógica ad hoc para comprender el actuar de

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sus personajes más complejos. Pero, asimismo, da la opción de recoger, a través de la totalidad de sus relatos, una fina línea crítica sobre la melodramática opción personal de cada uno de sus personajes, todos tristes homúnculos que pierden el sentido de humanidad en sus actos y que invitan a no caer en el fatuo tumulto del éxito de la sociedad de consumo. Sin Besos en la Boca Autor: Aníbal Ricci Anduaga Mosquito Editores 2008


RESEÑANDO

Poesía en plaquettes: Breve, bella y conmovedora

por Mari Arias

C

uando uno ve por primera vez las ediciones de Cuadro de Tiza no queda indiferente. El cuidado estético tanto en su presentación como en el contenido hacen de esta editorial la delicia del lector que, más allá de disfrutar de la poesía, también se deleita con su presentación. Desde 2010 la cofundadora y editora de Cuadro de Tiza, Julia Marchant, inició este proyecto para “poner en circulación textos de poesía al menor precio posible”. Con ello, además, buscó edificar una línea editorial cuidada, con textos breves que

revelarán “poéticas trabajadas y un real oficio estético en la relación con el lenguaje”. Se trata de una editorial “independiente”, es decir, “no nos regimos por lo que vende”, asegura Julia. En sus publicaciones prima un objetivo: “una lectura que deje huella”. O sea, “textos que sugieran, que conmuevan y también que dejen espacio al pensamiento, a la reflexión”. La editorial destaca por su formato. No editan libros, sino plaquettes (libros pequeños sin lomo y con corchete). ¿Ventajas? Circulan más rápido, porque son más baratas y porque se leen más

rápido que un libro y pasan de mano en mano con bastante facilidad. Además, Cuadro de Tiza no cobra a sus autores, “algo extraño en el ámbito de la poesía editada por sellos independientes”, comenta Julia. Esto genera una relación más horizontal entre autor y editor y, al mismo tiempo, invita al autor a formar parte del proyecto. Algunos de los autores que se han aventurado ha participar de este proyecto son Elvira Hernández, Eugenia Brito, Nadia Prado, Alicia Genovese, Chus Pato y Rodrigo Arroyo entre otros muchos.

Vidas insoportables por Jorge Díaz Fuentes

L

a teórica feminista norteamericana Elizabeth Freeman nos explica que entre el tiempo lineal de la historia y el tiempo cíclico de lo doméstico, nuestras historias aparecen siempre como si fueran un tiempo dañado, un tiempo de la herida, de las subjetividades. En definitiva, el tiempo de la biografía que se infiltra entre las nociones macrolineales (amplias, heroicas, masculinas) y los microvínculos temporales ( s u b j e t i v i d ad e s , f r ag m e n to s , historias). Sin embargo, y a partir de estas premisas, me pregunto, ¿qué ocurre cuando aparecen biografías que explicitan un tiempo aún más dañado que la herida natural de las historias comunes?, ¿cómo traducir estos relatos, estas poéticas, estas vidas más precarizadas que la precariedad que nos constituye, como supuestos humanos? Creo que hay al menos dos respuestas. Una de ellas diría que habría que continuar hacia adelante tratando de dejar de lado aquellas historias del daño, puesto que en general sus relatos se asocian rápidamente a las lógicas de la victimización (muchas veces necesarias, muchas veces no). Pero, otra respuesta, es la que habla de encontrar modos no-patrimoniales que más que buscar testimoniar estas historias de la violencia, se propongan intervenir en el tiempo de esa biografía para trabajar en aproximarse profundamente en esa herida del

tiempo que, dicho sea de paso, es más herida que tiempo. Así, quizás, June Jordan en su libro Poema sobre mis derechos, con traducción al español de Verónica Zondek y publicado por ediciones Cuadro de Tiza en 2010, es una excelente manera de comprender cómo se materializan tales deseos. Compleja y con una poética que profundiza en la repetición de aquellas palabras de ofensa a una raza que por siempre la blanqueza nórdica en su afán colonialista ha considerado como inferior, June Jordan, feminista negra, a la vez que nos envuelve en un mantra de desigualdades en sus poemas, también utiliza esas palabras repetidas como una manera de quitar el tono lineal de esas vidas que nos muestran como insoportables, esas vidas ya casi no posibles de vivir. Ella dice: "I can’t do what I want
to do with my own body because I am the wrong sex the wrong age the wrong skin (…)I was wrong the wrong age the wrong skin and wrong gender identity (…)I was wrong the wrong age the wrong skin and wrong gender identity and he was paying my tuition and before that
it was my father saying I was wrong say that
I should have been a boy because he wanted one/a boy”

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De esta manera la repetición que utiliza June Jordan nos da sentido en cuanto en su loop gramático le resta a esa palabra dañina el poder que el colonizador le entregó como ofensa, una des-dramatización política que evidenciando la injusticia la reelabora críticamente. Porque, finalmente, esa es la tarea de un feminismo crítico que se interese en los planos biográficos, en cuanto políticos. Esto es, intervenir en el tiempo de la herida para permitir la posibilidad de imaginar y agenciar vidas posibles, las vidas vivibles de aquellos incontables para los que el tiempo ya no solo parezca insoportable. Poema de mis derechos Autora: June Jordan Cuadro de Tiza Ediciones


@ComunidadLeerte

Rooibos, sorprendente por Álvaro Ruiz

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iglos atrás los San y Khoi, pueblos originarios de la península del sur de África, hoy Sudáfrica, ya conocían y consumían Rooibos como infusión. Rooibos en idioma afrikaans significa ‘arbusto rojo’. El Rooibos corresponde a una variedad endémica cuyo nombre científico es Aspalathus Lineari. Los colonos europeos que reconocieron en esta infusión características similares al té, a un precio menor y accesibilidad, comenzaron a consumirla a finales del siglo XVII, pero comenzaron su producción industrializada hace 80 años penetrando en el mercado mundial con gran rapidez. Una de las particularidades de esta hierba es lo selectiva que son sus semillas, sólo se da en los alrededores del Clanwilliam, remota localidad 300 km al norte de Ciudad del Cabo, un área desértica que alcanza en verano temperaturas de hasta 49°C. Las semillas logran su madurez a los 18 meses y tienen una vida productiva de 4 a 5 años. Es plantada y cosechada cada año por 200 pequeños agricultores de la zona, quienes venden directamente la cosecha en sus plantaciones. El proceso productivo se realiza en plantas industriales donde, en una primera etapa, se retiran piedras y elementos extraños para, más tarde, procesar los tallos verdes en trituradoras que lo cortan en pequeñas piezas. El material obtenido se humedece formando una pulpa que se expone al sol durante 12 horas. En este tiempo se efectúa el proceso de oxidación. Para detenerlo, se extiende al sol nuevamente durante 4 a 5 horas para su secado. Después, es transportado a la planta donde es limpiado, cepillado y aspirado. Se clasifica de acuerdo a calibre y es finalmente envasado. La producción está directamente relacionada con las condiciones climáticas, en caso de

lluvias, la producción es suspendida a la espera de condiciones favorables. La mayoría del Rooibos que se comercializa es oxidado y se caracteriza por su color rojizo brillante. Existe también Rooibos verde o sin oxidar. La diferencia se acusa en apariencia y en boca. Mientras el Rooibos oxidado entrega un licor rojo brillante con un dulzor moderado y tonos a madera y nuez, el Rooibos verde entrega una infusión más luminosa, de un sabor más suave y notas herbarias. La rápida expansión de esta infusión en el mundo se debe a su versatilidad como bebida. Se puede mezclar con frutas y especias, además de lo agradable que resulta helada. Otro de los grandes valores del Rooibos es que es una bebida libre de cafeína, uno de los talones de Aquiles del té como bebida nocturna. Otro gran atributo son los beneficios saludables de esta hierba. Estudios científicos indican que contiene altas concentraciones de polifenoles, antioxidantes que combaten las células cancerígenas. Se le atribuye utilidad para combatir el insomnio, irritabilidad, dolores de cabeza, tensiones nerviosas, calambre y asma. Se utiliza incluso para calmar calambres y cólico en bebes o en cremas humectantes, máscaras faciales, bálsamos y productos para el cuidado de la piel. En el área culinaria también destaca: en 2009 se publicó en Sud África A Touch of Rooibos, un libro que reúne a 14 de los mejores Chef de este país, que entrega más de 100 recetas que utilizan el Rooibos en sopas, aderezos para ensaladas, mermeladas, y mucho más. Esta versátil hierba promete continuar copando espacio en el medio, solo esperemos que debido a su acotada producción no la trasformen en un producto de difícil acceso, como ha ocurrido con el Pu-erh en años recientes.


Editoriales Independientes

Literatura Contracultural: De Norte a Sur, de Este a Oeste

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inosargo Ediciones nació en 2003 como proyecto multimedia y se conformó como editorial impresa a partir del 2009. Una de sus principales metas es romper las fronteras y vincular la literatura del norte con el resto de Chile. Además de crear un diálogo entre países de la región como México, Colombia, Argentina y Perú. En palabras de su director, Daniel Rojas, “nos consideramos una editorial Latinoamericana en diálogo y complicidad directa con editoriales del tripartito”. Su independencia como editorial se basa en la inexistencia de presiones. “Trabajamos por nuestros

por Alberto González

autores y lectores y hemos desarrollado en estos años una lealtad y espacios de difusión que permiten total autonomía a la editorial”, asegura Daniel. Editan en Arica y rehúyen del discurso victimista para reclamar el norte como centro cultural al que “hoy muchos miran con respeto como otra posibilidad de distribuir su arte”, añade su director. “Hemos creado en poco tiempo una industria y un mercado editorial en la provincia sin llorar o reclamar por el centralismo, pensamos que nuestro espacio es un núcleo con sus potencialidades

y contacto privilegiado con el resto de Latinoamérica”. Con más de 30 títulos publicados, en su catálogo se puede encontrar desde poesía, ensayo e investigación así como otros subgéneros tales como sci-fi, cyberpunk o comic. Gran versatilidad que comprende a autores de diversas nacionalidades. La clave de los libros de Cinosargo es “creer en ellos, vibrar con la obra”. “Nuestros libros tienen cierta actitud y tendencia hacia lo contracultural”, explica Daniel, algo que sus lectores reconocen inmediatamente.

Literatura independiente, crítica y reflexiva

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uarto Propio es una de las editoriales independientes más antiguas y reconocidas del panorama literario chileno. Nacieron en abril de 1984 de la necesidad de difundir el trabajo creativo y pensamiento crítico que había sido censurado “explícita e implícitamente” durante la dictadura. Marisol Vera, Directora de la Editorial, explica que el término “independiente”, y apellido de Cuarto Propio, surgió a raíz de la preeminencia de editoriales trasnacionales, cuya producción está determinada por la

por Isidora García

rentabilidad esperada antes que por la contribución cultural de las obras. A diferencia de otras editoriales, Cuarto Propio propone “privilegiar obras que aporten a un nuevo imaginario, tanto de autores noveles como de quienes el mercado ha dejado fuera de circulación sin importar el género: poesía, ensayo, narrativa, etc.”, asegura su Directora. En sus publicaciones se refleja, por tanto, un aporte a la diversidad cultural en que vivimos. ¿Se puede vivir de una editorial independiente? Una pregunta que,

según comenta Marisol, “continúan haciéndose después de 30 años”. Cuarto Propio se ha ido sustentando de diversas maneras, pero la realidad es que “de los libros que publicamos, no es posible vivir, son totalmente deficitarios” sentencia. Entre sus autores destacan: Claudio Bertoni, Lina Meruane, Mauricio Electorat, Christa Wolf, Tristán Vela entre otros muchos. Por suerte ahí están, al pie del cañón, publicando sin descanso y trabajando en la formación de audiencias críticas y reflexivas que disfruten de la literatura.

Proyectando la literaturaporemergente Leonardo Barrios

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ditorial Forja nace en 2003 como respuesta a las necesidades literarias y educativas de Chile con el objetivo de ofrecer a los lectores una nueva mirada del mundo, abriendo un canal directo a las voces de los escritores nacionales y dando cabida a obras de diferentes géneros y temáticas.

Entre sus publicaciones se pueden encontrar novelas, poesía, cuentos infantiles, investigaciones periodísticas o ensayos. Forja es una editorial familiar en la que cada cual entrega lo mejor de

Forja, según afirma su directora, Maria Eugenia Lorenzini, abre sus puertas a “autores emergentes de calidad, sobre todo jóvenes así como también a autores consolidados”. Una de sus principales metas es “incentivar y democratizar la lectura, permitiendo que buenos libros estén al alcance de todos los niveles y edades, hombres, mujeres y niños, escolares, obreros, profesores y profesionales”, continúa. * Encuentra estas editoriales en Leerté.

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sí “en bien de la literatura”. Además, de entre sus publicaciones destaca “el rol especial que cumplen los textos de estudio, al incluir material escolar y de apoyo para los docentes”.


ENCUENTRO CON... Sólo algunos y sólo a veces. ¿Libro que se llevaría al baño? ¿Libros al baño? No. Ese lugar es para las revistas en mi caso: la revista Rolling Stone, la Barrabases, entre otras. ¿Cortázar o Borges? No quiero clasificarlos, solo prefiero imaginar imaginando, para luego interpretar leyendo. ¿Gabriela o Bombal? Es una bomba la Gabriela, así es que como dije antes: imaginar para no clasificar, echa la mente a volar... ¿De Rokha o Neruda? Entre los Pablos, Neruda sin duda marca un camino.

LULO ARIAS voz de Legua york por Pablo Orellana

G

ustavo “Lulo” Arias es un joven músico con amplia trayectoria en la música urbana popular chilena, con raíz en lo que el mismo denomina como folk-rap. Es creador y voz principal del grupo Legua York. Además de sus pies, su medio de transporte habitual es la bicicleta y en ella llega a casi todas partes. Tiene dos hijos y está comprometido en amor con una Paloma, la Paloma González, Educadora Social de profesión. Viven en la población La Legua, comuna de San Joaquín, donde Lulo es miembro del Concejo Municipal. ¿Té o café? Generalmente café en tazón. Aunque un rico té siempre se agradece. Té: ¿blanco, negro, rojo, verde o azul? Hasta el té me gusta rojo. Café: ¿con o sin azúcar? Café bien dulce pues... como yo. ¿Manzana roja o manzana verde? Manzana roja. ¿Perro o gato? ¡Uh! Cuando chico eran perros pequineses. Después, de grande, las gatas. Me gustan las gatas.

¿Novela o poesía? Siempre he sido más cercano a las odas. Novela: ¿negra o rosa? Uh... depende del autor y su estilo. ¿Libro que marcó su infancia? Mi amigo el Negro y Mala Onda. ¿Y su adolescencia? Yo visité Ganímedes. ¿Libro actual en el que está inmerso? La puerta del mediodía, de Jorge Becerra. ¿Libro o autor que le acompaña siempre? Rolando Alarcón, la canción en la noche, obra del profesor y músico Carlos Valladares y el periodista Manuel Vilches. ¿Cómo prefiere leer: en digital o en papel? En papel, siempre. Si fuera un personaje literario: ¿Qué autor le hubiera escrito? Nicomedes Guzmán.

¿Comer solo o acompañado? Acompañado, siempre es mejor una buena compañía.

Cuando tiene que prestar un libro…¿Se lo piensa mucho o lo da sin preocuparse? Hay libros que no se prestan, pero sí se recomiendan.

¿Cueca cuica o cueca brava? Brava, del gran matadero Franklin o de algún barrio patrimonial y popular.

¿Marca los libros con lápiz, dobleces, anotaciones…o lo aborrece?

¿García Márquez o García Lorca? Ay, ay, García o García. Leer, leer, de noche o de día. ¿Figura literaria con la que se identifica? La sinestesia. A la hora de leer: ¿silencio o música? Si es con música que sea jazz.. Al despertar qué prefiere: ¿el periódico o las noticias?, ¿la radio? Noticias antes de leer. ¿Periódico favorito? El Siglo, que es al que estoy suscrito. ¿Teatro o cine? Voy bastante al cine con mis hijos. ¿Se queda hasta el final de los créditos o sale antes? Hasta el final. Siempre esperando alguna sorpresa y el listado de quién trabajó en la música. ¿Qué momento histórico le hubiese gustado vivir? El año 0 de nuestra era. ¿Con qué personaje histórico se tomaría un té? Con Allende. ¿Artista al que desearía ver en vivo y en directo? Ya no están con nosotros: Víctor Jara, Jim Morrison… ¿Qué Parra? La madre de la música chilena: la gran Violeta Parra. ¿Próxima meta? Ver impreso mi libro pronto.


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