Pioneros del cantón

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CAMILO RODRÍGUEZ CHAVERRI

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Camilo Rodríguez Chaverri

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Primera edición, San José, Costa Rica, marzo del 2005 © 2005, Camilo Rodríguez Chaverri camilorch47@hotmail.com ISBN (tomo 6): 9968-9463-003-8 ISBN (obra completa): 9968-9463-000-3 Entrevistas, redacción y edición: Camilo Rodríguez Revisión final: Mónica López Diseño: José Ismael Medina Obando Producción gráfica: Editorial IPECA

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Para papá, quien me enseñó a admirar Para mamá, por su capacidad de asombro Para Don Álvaro, de quien aprendí a perder el miedo Para Doña Mayita, quien me ayuda a encontrarme Para Eduardo Agami y José Alberto Soto

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Yo me siento muy orgulloso de decir desde Guápiles y de San Isidro del El General porque son los dos pueblos en los que yo crecí en San Isidro del El General hasta los doce años en Guápiles de ahí en adelante y también de anunciar que al medio día tendremos un programa por canales 14 y 16, en Tele norte y TV norte, porque el otro pueblo donde me siento particularmente a fin es con San Carlos me parece que ha sido una gran bendición para mi vida entre Guápiles, San Isidro del El General y una gran influencia de San Carlos porque me ha dado una visión distinta, del país y de la realidad del país mas allá de San José, en el San Isidro donde yo crecí hay dos o tres, cuatro figuras fundamentales de mi infancia que yo recuerdo muy particular mente don Yoyo Quirós en San Pedro de Pérez Zeledón, donde iba con mi papá todos los sábados, don Humberto Gamboa gran poeta y educador que vivía, vive frente a la Escuela Pedro Pérez Zeledón, don Beto Solís el papá de Otton Solís que era vecino nuestro vivía diagonal a mi casa y sin duda doña Hilda Cruz , doña Hilda Cruz Barrientos es la propietaria del Hotel Chirripó de tres pisos cuando yo crecía mi papá hablaba de la visión de esa señora que era ganadera que había estado en la Cámara de Ganaderos, que había estado en la directiva de la Cámara de Ganaderos y que había hecho ese edificio gigantesco y era casi como escandaloso en el Pérez Zeledón en el que y crecí aquel edificio que había dirigido en la construcción y en la administración una mujer yo me acuerdo de estar ahí en el primer piso del Hotel Chirripó muchas veces frente al parque de Pérez Zeledón diagonal al iglesia y me acuerdo de lo que ese hotel y de lo que doña Hilda han significado sobre todo como creadora y pionera en esta región ella es la invitada especial de este programa patrocinado por Coopeagri y es parte de nuestro intento por publicar este año dos libros uno de Pioneros de Pérez Zeledón, uno de Pioneros de Coopeagri en el setenta y cinco años aniversario del cantón de Pérez Zeledón también estamos haciendo trabajos similares en San Carlos y en Guápiles, porque San Carlos y Guápiles están cumpliendo... San Carlos y Pococí están cumpliendo noventa y cinco años

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Esta colección de entrevistas comentadas y semblanzas desea dejar para la historia un conjunto de opiniones y de miradas que me parecen muy particulares. Es la historia de gente especial con la que el destino me ha reunido. Agradezco el tiempo que me dedicaron y le agradezco a usted que se dispone a detener su paso ante las palabras, los gestos y los destinos de esta gente a la que admiro. No es una selección. Simplemente recopilo entrevistas que llevo conmigo para siempre. Por favor no analice los criterios de escogencia, porque me encantan todos los personajes que están pero, lamentablemente, no están todos los que me encantan. Ojalá que le gusten estas personas y que aprenda con ellas tanto como yo, o más. Así sea. Camilo Rodríguez Chaverri

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Índice HILDA CRUZ ....................................................... 17 PEDRO GAMBOA ................................................. 27 DOCTOR BENJAMÍN MUÑOZ RETANA ................... 40 JORGE EDUARDO SÁNCHEZ.................................. 48 JOSÉ LUIS ABARCA .............................................. 60 OTTON SOLÍS ..................................................... 69 PADRE ÁLVARO COTO OROZCO ............................ 83 RAMIRO BARRANTES............................................ 91 RAFAEL ÁNGEL SIBAJA CHAVARRÍA ...................... 107 JESÚS MORA RAMÍREZ ....................................... 114

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Sé que a veces miro para atrás, pero es para saber de donde vengo. DE UNA CANCIÓN DE “MALPAÍS”

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Entrevista a Doña Hilda Cruz Yo nací en Naranjo de Alajuela en 1921. Por lo que acabo de cumplir 85 años. Mis papás se llaman: José Cruz Barran... Barrantes Barrien... Barrantes y Juanita Barrientos Ellos se conocieron en Guápiles, después se vinieron a Naranjo de Alajuela. Cuando yo me vine estaban unos aviones que eran de carga entonces no tenía ni asiento. Fue un viaje difícil. Mi papá era jefe político de Naranjo de Alajuela y era muy amigo de Ricardo Jiménez. Habían problemas allá en Naranjo por lo que don Ricardo le dijo a mi papá que se hiciera cargo de la jefatura de Naranjo y así fue como mi papá fue jefe político. Esa jefatura le daba muchos problemas por lo difícil de la carretera. Entonces le dice papá, pero don Ricardo yo soy carpintero, jabonero, ganadero, pero de leyes no se nada. Entonces le dice don Ricardo, José vos no necesitas nada de eso, vos sos un hombre muy comprensivo y yo necesito dejarte aquí de jefe político en Naranjo. Entonces papá aceptó. Pero cuando le fueron a dar un revólver para darle de alta el dijo a don Ricardo que si tenía que usar revolver que mejor no. Don Ricardo trató de convencerlo diciéndole que en esa época todos lo usaban. Pero mi papá se negó y le dijo métalo en esa gaveta y le pone llave porque yo nunca he pensado en mi vida en matar a nadie y, y Dios guarde yo no . Bueno, al final hicieron como papá dij Luego se dieron unos problemas en Pérez Zeledón y mi papá pidió que lo trasladaran allá. Se decía que a los que llevaban allá eran reos, pero no reos peligrosos, sino que hacían guaro de contrabando. Seguro para no llenar las cárceles, les ponían a escoger entre ir a la cárcel o irse para Pérez Zeledón. Entonces papá estaba insistiendo en que se lo trajeran. Camilo Rodríguez Chaverri

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Don Ricardo aceptó enviarlo. Su primera encomienda fue cuando le pidió que le ayudara con un trámite de conseguir una parejita de cabros y llevarlos en avión, para darles leche a los niños pobres. Eso sucedió antes de cumplir mis quince años. Al llegar a Pérez Zeledón escribió una carta a mi mamá en la que le decía que debía irse para allá porque esto era un paraíso terrenal. Pero como no había luz eléctrica, ni cañería mi mamá no quería porque ella estaba acostumbrada a planchar con plancha eléctrica y que además había que bañarse al río. ¿Cómo se le ocurre decir que es un paraíso? Solo a José se le ocurre eso decir eso, decía mi madre. Pero no nos queda mas remedio que venirnos, Me vine con mi hermana Lía, la menor. En esas épocas me gustaba Jorge Ramírez, hijo de don Esteban, de una familia muy honorable. Pero cuando yo me vine, él se metió una borrachera como de quince días. Entonces la mamá le dijo que si quiere tanto a esa muchacha ¿por qué no se va a buscarla? ¿Cómo va a seguir bebiendo guaro? Luego de esa regañada sacó coraje y acompañado de una prima vino a conversar con mi papá y él le dijo que no, porque yo estaba muy joven. Le pidió que trajera una carta de su madre y vieras que linda la carta que hizo. Lo logró convencer a mi papá y aceptó. Yo quería casarme el día de mi cumpleaños, pero como era domingo el padre no quiso y nos pidió que llegáramos el lunes a las seis de la mañana. Allí llegamos mi prima, mis padrinos, mi familia y nos casamos a las seis de la mañana. Eramos muy pobres. Nada más que le solté el ruedo al vestido blanco que tenía y con un sombrero de mi prima, nos casamos. Como mi papá ya había sido jefe político, llevó a dos del resguardo que tocaban guitarra y entonces nos hicieron una fiesta. Uno de ellos, que era el que vivía ahí a la par de la jefatura y me hizo bizcocho y un picadillo. Jorge era seis años mayor que yo. Él tenía veintiún año y yo quince.

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El Pérez Zeledón de ese entonces En Pérez Zeledón en esa época solo había ranchos. Actualmente tenemos mas de cien médicos, pero cuando yo vine aquí era solo uno. Un doctor que era nicaragüense de apellido Rodríguez y tenía aquí frente al banco una oficinita pequeña una casita cerca del Banco Nacional. Recuerdo también a un chino que tenía una panadería en la esquina de la plaza del parque, que cuando eso era la plaza de fútbol. Solamente habían dos casas, lo demás eran puros ranchito. Yo vivía también en ranchos y cuando me casé nos fuimos a Las Juntas de Pacuar del General. Don Ricardo Jiménez le trajo a mi papá un burro llamado Otelo. Mi papá tenía mulas y yeguas, que eran los taxis que venían a San Carlos en ese entonces. Siempre criticaban a mi papá, porque a mi me había enseñado muchas cosas de hombres. Yo era el varón de la casa. Recuerdo que llegaba de la escuela, me cambiaba la enagüilla por un pantalón y me subía en mi yegua. Mi bestia estaba ensillada para ir a hacer mandados, porque teníamos dos carnicerías, una en Naranjo y otra en el Mercad. Entonces papá me esperaba a las dos de la tarde que salía de la escuela para que fuera ayudarle. Yo era como el peón de mi papá. Por eso fue que me animé a ayudarle a emparejar el techo de mi rabcho y hacer muchas cosas que no son las normales de las mujeres. Se hacer de todo porque mi papá todo lo que se le podía enseñar a un muchacho me lo enseñaban a mi. Yo hasta capaba a los chanchos y a los terneros en mi casa. Los primeros años vivíamos en una situación muy difícil porque estábamos que no teníamos plata. Mi papá tenía una carnicería aquí por la avenida central, cerquita donde está la Suyapa y me invitó a trabajar con él allí. Así fue como Jorge aprendió a matar la res y yo la alistaba. Cuando eso no había corriente, por lo que había que usar un serrucho para partir y con un trozo de madera grande y con una hacha había que partir todo lo que no se podía con el cuchillo. Yo tenía una clientela buenísima, les encantaba a la gente como yo los atendía. Yo estaba recién casada y había cumplido los quince años. Así comenzamos a trabajar los dos juntos. Jorge estaba extrañadísimo del trabajo que papá le enseñaba, pero ya a mi me había enseñado todo eso. Camilo Rodríguez Chaverri

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Al inicio del negocio nos daba Máximo Mena ganado fiado y cuando nosotros lo vendíamos, le pagábamos. Eso porque no teníamos ni un cinco. Pero la carnicería la tuvimos mucho tiempo. Luego a la par de la carnicería puse una verdulería. Papá me hizo un cajón grandísimo y me lo rellenó de tierra húmeda y allí sembré yuca fresca. Yo era muy ingeniosa, me gustaba inventar cosas. Luego compré un táñate de cebollas, a peseta de a libra, py así tenía todo el tramillo lleno de cebollas por todo lado. Al poco tiempo subió a cuarenta centavos la libra y para mi fue el mejor negocio de mi vida, porque entonces en lugar de venderla a peseta, ya la podía vender a cuarenta centavos. La carne que más vendíamos era de cerdo. Todos los días vendíamos un cerdo a peseta de a libra. También matábamos una res el viernes o el sábado y nos duraba tres días. Mi papá siempre decía que era un carnicero al que la carne nunca se le ha puesto mala. Porque antes de que esto pase, prefería regalarla. Así con esa plata que me gané con las cebolla y con parte de lo que habíamos hecho en la carnicería alquilé la casa amarilla, que era de Don Tatanalgio Bermúdez. Allí me puse un hotel. Al inicio mi marido se enojó, porque no decía que esos eran inventos míos. Una vez hasta llegó, don Mariano, el papá de Pepe Figueres. Llegaron y me dijeron: Vea Gilda, dice don Pepe que usted como es hotelera le va a mandar cincuenta hombres aquí. Que compre bastante carne, huevos y cigarros. Ya yo había alquilado a don Atanasio Bermúdez en quinientos colones mensuales. Junto a Tina Sánchez, que tenía una máquina de hacer helados de sorbetera. Eran todo una sensación, Siempre se vendían muy rápido. Con este hotel yo conocí a todo el mundo. En ese entonces solo tenía ocho o diez habitaciones entonces y aún así pude acomodar a los más de 50 hombres. Recuerdo cuando conocí al muñeco Araya, que era un doctor muy bueno que una vez me dijo: señora, ¿por qué usted no me lava estos calzoncillos?, porque como yo uso esta clase de calzoncillos y éste no. Aquí no los voy a encontrar en ninguna pulpería.

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Luego compre el Kentucky, porque no había espacio en el Chirripó y con el tiempo compré el que ahora es el Jardín, porque cuando eso ya tenía tres chiquitos Loly, Yetti y Jorge Arturo y ya pensaba no trabajar tanto. Así pase de la Hotelera a la Casa Amarilla, de la Casa Amarilla al Kentucky y después de Kentucky a la soda del Jardín. Mientras tanto mi marido siguió con la carnicería. Luego con un lote que tenía mi papá nos hicimos una casita de teja, porque no había zinc. Tenía caballos y ganado. Yo siempre fui ganadera. Después no vinimos a vivir a El Jardín y en ese entonces le dije a Ramirez, como le decía yo a mi esposo, que dejara la carnicería y me viniera ayudar aquí, porque con los tres chiquitos era mucho trabajo. Puse una pastelería y comencé a hacer quequitos que vendía a peseta. Pero no daba a basto con un horno de gas. Entonces me recomendaron un pastelero de San José. Me lo traje y así puse la pastelería. Fue la mejor pastelería que se hubo aquí en Pérez Zeledón. Hacíamos pan cuadrado, cachos, queques. de todo. Eso fue después del año año cincuenta. Después se me ocurre ir a pasear a David, Panamá y vi los Jorrones. Entonces yo quería un Jorón, por lo que fui y cuando compré esa finca de Palmares. Un señor de Buenos Aires me ayudó a hacer un rancho. PAra ese entonces tenía vacas de leche, porque era muy grande la finca, como de ochenta manzanas. Entonces, ahí al frente me quedaron como diez manzanas para hacer un mejor hotel que el de El Jardín. Yo solita tomaba el pickap y traía como cincuenta servicios sanitarios porque en todos los cuartos había que ponerles. Siempre me iba a San José y traía todo tipo de materiales. Me decían que estaba loca Cuando empecé a construir el edificio todos me decían que si estaba loca. Empecé a alquilar como a doscientos colones la noche. En las protestas contra ALCOA, yo tenía mucha mercadería frente a la construcción del hotel, por lo que durante las manifestaciones empezaron a coger piedras de las que habían en el suelo y estuvieron a punto de dañarnos los autos.

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Fue un problema porque la gente decía que yo estaba haciendo un hotel para ALCOA, pero por dicha me defendieron y no pasó nada. Yo seguí trabajando e hice el hotel, pero entonces me quede sin plata y para terminarlo entonces le vendí a ALCOA. Ya tenía un restaurante en Palmares y una bomba, la cual ahora es Chino Sánchez. He trabajado en muchas cosas, pero nunca he dejado de ser ganadera. Mi hija se hizo veterinaria y se casó conun colega. Pionera de la Cámara de Ganaderos Yo me siento pionera de la Cámara de Ganaderos. Me siento orgullosa porque ayudé mucho en esa directiva, porque al principio teníamos una oficina en la que no hacíamos nada. Eran como siete compañeros y solo yo de mujer. Allí trabajé durante once años. Pregunté cuanto presupuesto teníamos y me dijeron que solo un millón y había mucho que hacer, por lo que pedimos ayuda a Figuerilles, como yo le decía a José María Figueres. En un 15 de setiembre me lo dedicaron a mi y Figueres habló.Ese día prometío un bono de diez millones y nos lo dio. Además para ese entonces Figueres había proclamado una ley nueva que le daba el 40% a todas las industrias nuevas. Muchos eran agricultores de la zona sur. Ahora tenemos trescientos cincuenta socios y logramos que las ganancias no se vayan a lo externo, sino que se queden para invertir en Pérez Zeledón. Logramos que nos dieran un préstamos del banco y después Figuerilles nos ayudó con meternos en esa nueva ley. así salimos adelante. Yo sigo siendo ganadera porque tengo ganado en Potrero Grande y tengo muchas vacas. Mi hija es veterinaria y ella me las cuida. Yo tengo tres hombres y tres mujeres. Pionera de los Boys Scouts de Pérez Zeledón Todo empezó porque yo tenía un hijo,que seimpre le gustó eso del “escultismo”. Así empecé a leer sobre esta movimiento a nivel mundial, por medio de libros y folletos que me enviaban 22

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de San José. Entonces yo propuse hacer un grupo aquí en Pérez Zeledón y comencé a buscar muchachos. Junto con Juan Ernesto Choez, quien era el instructor y mientras yo era la presidenta logramos muchas cosas. Hicimos muchos paseos a las fincas de unos gringos que habían allá por Buenos Aires. Recuerdo que cuando vino el presidente Kennedy a Costa Rica en días en los que además comenzó a caer ceniza del volcán, yo estaba asustada. Pero el presidente Kennedy dijo que para él fue muy emotivo que fueran scout los que lo custodiaran. El hogar de ancianos La historia de cómo iniciamos con el hogar de ancianos fue porque una amiga mía que es muy religiosa y ella siempre ayuda en todo, comenzó a recoger unos viejitos de la calle y don Mauro nos prestó una casita. Yo estaba en el grupo de Damas Voluntarias y comenzamos a trabajar a allí. Pero ya no nos cabían más ancianos, entonces le dije a Monseñor Delfín Quesada “nosotros vamos a coger el hospital viejo para hacer una casa para ancianos porque esto no es de la Caja, esto es de Pérez Zeledón”. Nos decían que eso lo iban a coger para bodegas y entonces nos metimos con mangueras y dijimos al Monseñor “si usted oye que nos van a sacar, toque las campanas”. Por eso yo quería ponerle a la casa de ancianos su nombre: Monseñor Delfín Quesada. Pero me dijeron que no se podía hasta que la persona muriera y pasaran 6 años. Pero igual yono hice caso y puse una tabla al frente y diay, nunca nadie me la llegó a quitar. Así entré yo a ese comité. Mesa Redonda Panamericana Gracias a esta institución hemos hecho muchas ayudas, por ejemplo nosotros tenemos un comité que ayuda a estudiantes pobres. Entre todos ponemos una cuota y así hemos ayudado a muchos muchachos. La primera vez que nos reunimos fue hace veinte años. Me invitó una amiga de San José. Eramos muchas señoras mayores. Yo soy promotora, por lo que las invité a mi casa, llegaron muchas maestras y amigas. Ese día empezamos. Desde allí hemos realizado muchas cosas a Camilo Rodríguez Chaverri

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favor del pueblo y de las personas. Yo pertenezco a la llamada Amigos de las Américas También estuvo al frente de las Damas Voluntarias del Hospital Escalante Padilla. Empecé allí cuando comencé a darme cuenta de la situación de tantos enfermos ahí. Ahora yo no estoy, pero si ellos me invitan a las reuniones me gustaría ir. Cuando a mi me llamaban y me decía “doña Gilda que se descompuso tal cosa o algo, yo tenía mi carro y mis ayudantes y así les ayudaba” Así estuve yo muy activa bastantes años. A mi me gusta mucho trabajar por la comunidad. Es una satisfacción para mi. Creo que es la herencia de mi papá. El siempre pensó en dar todo para la gente, para los demás. Nunca estaba criticando a nadie, siempre decía que no había que criticar sino ayudar. Usted doña Hilda tiene ochenta y cinco años, perdió la vista por la situación de su salud, yo la veo un gran espíritu de servicio, un gran espíritu de trabajo usted esta entregada a la vida a los demás, ¿cuál es su filosofía de vida y como está Dios en usted? Esa parte para mi es muy delicada, le voy a explicar porque, mi papá siempre creyó en Dios. A mi me criaron sin infierno y sin diablo. En mi casa no existió eso nunca. Papá siempre hablaba de que Dios era bueno y era de lo mejor. Y con un Dios así de bueno, no podía haber un infierno ni un diablo, porque no podía haber nadie superior a Él. Eso era lo que nos explicaba papá. Él leía muchos libros. A mi me decía “Gilda aprenda algo de inglés, porque usted aquí va a tener muchos norteamericanos o extranjeros. Con una palabra al día así va a prendiendo”. Él siempre estaba enseñándome palabras que todavía me acuerdo. Entonces así fue su forma de criarnos a nosotros. No permitió nunca que nos pegaran, ni nos tocaran, ni nada. Él era muy recto en todas sus cosas. Por eso yo no le tenía miedo al diablo, ni a nada de eso. Entonces ahora últimamente con esta enfermedad mía, yo me he acercado más a la iglesia. Camilo y estando usted ya, ahí al puro frente de la iglesia digamos monseñor Delfín Quesada o Monseñor Ignacio 24

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Trejos o el Padre Coto nunca la buscaron para decirle mire doña Hilda Con Monseñor Delfín Quesada trabajé en una asociación llamada Chuave. Empezamos gracias a que un alemán nos donó cien manzanas. Yo era la tesorera, y el Monseñor era el presidente. Recuerdo que nos puso una nota que decía que si no hacíamos nada con ese dinero y esas tierras, se las daba a la Iglesia. Pero entonces se nos metieron los precaristas y yo iba con mi carro, les hablaba y les trataba de convencer, apesar de que mis hijos me decían que no me metiera entre ese montón de gente. Yo les decía, “no tengo miedo porque yo no llego a pelear, llego a hablarles”. Así fue como conseguimos que algunos se fueran. Luego una parte se la dimos a la Universidad. Por cierto recuerdo que hasta tuvimos que pelear con la municipalidad porque quería construir allí unas casas. Pero no lo permitimos. La asociación se llama Chuave porque don Jorge era nacido en Alemania en un lugar que se llamaba así. Cuando yo estaba en la directiva de la Universidad se dió el problema de que ya no se podía seguir con la universidad en ese lugar. Lo primero que hicimos fue ir a buscar a don Romilio Durán, quien estaba de diputado y nos buscó cien mil pesos y luego don Salomón Discovisch nos dijo que nos va a dar un terreno. Camilo: Si usted echa para atrás en la memoria que piensa con lo que ha hecho en la vida A veces me pregunto que porqué Dios me ha ayudado tanto a mi, si yo no estaba metida en la iglesia. Además yo no estaba preparada porque yo apenas estuve en primaria. No se de donde vendrá eso, para mi es un lugar especial que me escogió Dios seguro porque ahora si estoy más metida en todo eso verdad. A veces digo que tengo que agradecerle a Dios en alguna forma. Por ejemplo un señor Granados, se metió a sembrar café orgánico y hasta lo estuvo exportando hasta Alemania y le pagan muy buenos precios, pero tiene muchas necesidades y yo con ayuda también de Figueres construímos un galerón que costó más de cincuenta millones. Además la tierra nos costó ochenta y pico millones.

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Por eso a veces me pregunto porque será que Dios me tiene a mi tantas cosas. Muchas gracias doña Hilda por esta entrevista por la segunda parte de su entrevista, por esa vida llena de trabajo como carnicera, ganadera, hotelera, dueña de restaurantes, de salón de baile...Fundadora del Hogar de Ancianos, de los Boys Scout, de la Mesa Redonda Panamericana y como gran promotora de la Universidad Nacional de la sede en Pérez Zeledón. La gran madrina de tantos estudiantes que pudieron terminar sus carreras, gracias a su apoyo, como jefa de Damas Voluntarias del Hospital Escalante Padilla y como tantas cosas que usted a hecho por esta comunidad que Dios.

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Entrevista a Pedro Gamboa inspiración del crecimiento Yo nací en Buenos Aires de Puntarenas, pero al poco tiempo toda la familia nos vinimos para San Pedro de Pérez Zeledón. Ahi transcurrió mi niñez y mi juventud. Después a los quince años emigré a San José para estudiar. Mis papás se llaman Miguel Gamboa Padilla y Lourdes Barrantes Valverde. Mi mamá es una persona con una gran claridad y con gran responsabilidad de crearnos con las mejores opciones a futuro. Papá trabajaba en la parte agrícola y mamá en oficios domésticos. Mi papá después trabajó muchos años con don Yoyo Quirós, quien era un amigo muy especial, muy querido y una persona pues admirada por su cultura, por su forma de ser. Mi papá era mandador de la finca. Así conocimos a don Yoyo e hicimos una gran amistad que prevalece todavía. Ya sabemos de la cultura y del aporte que le ha dado a la región y al país con su representación diplomática. Pues todo eso también nos ayudó a ir creciendo en el conocimiento y en las aspiraciones. Eso fue lo que me inspiró para decidirme a ir a estudiar. En el año 56, terminé el sexto grado. Estuve dos años y después me fui a estudiar a San José. La infancia uno la recuerda con gran cariño. En mi familia somos diez hermanos. Carmen, la mayor y Berta ya fallecieron. Luego están María, Elsa, Cecilia, Miguel, Herpidio, José y los gemelos Cosme y Francisco. Siempre me tocó trabajar. A la par de papá aprendí a coger un cuchillo, un machete, una pala, a sembrar y recolectar café. Recuerdo que nos tocaba venir desde San Pedro hasta Palmares.

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Si eran ocho horas, con dos o tres bestias, pero cuando había que venir con bueyes, eran dos días. Precisamente ese trayecto era muy solitario, de San Pedro hasta acá. Era mucha montaña. En una ocasión yo venía con un señor don Antonio Otarola, quien era un peón de la finca y había mucha lluvia, era puro barro esos caminos. Entonces resulta que a eso de las cinco de la tarde se quebró el timón de la carreta en una bajada y eso significó pasar allí toda la noche. Entonces era cuestión de extender un poquito el manteado que traía el café , meterse ahí y aguantarse. Cuando eso yo tenía diez años y eran de las cosas que me tocaba hacer. Tuvimos que buscar otra carreta y hacer todo el trámite para que se pudiera seguir el trayecto. En esa época yo tuve dos experiencias. Esa que fue una noche, nada cómoda, con muchos mosquitos y que tuve que sobrellevar y otra en la que venía una vez con tres bestias y se me cayó una carga de café en un barrial, entonces yo que era un niño de diez años, tuve que sacar esa carga de café y montarla en el caballo. Yo creo que cuando uno está en esas circunstancias como que ahí fluyen las ideas, porque no hay otra manera. Tuve que ver como se resuelve el asunto, entonces lo que hice fue que cogí un tercio y lo subí a una peña y después subí el otro y los amarré. Entonces acerqué el caballo que lo llevaba. Pero cuando yo ya lo acerqué y lo tiré porque yo dije aquí con el mismo barro al caer en la montura resbala y queda montado otra vez. Pero no se quitó en caballo y cayó otra vez la carga ahí. Entonces como les decía, en esos aprietos uno genera ideas, entonces yo dije aquí el asunto es poner al caballo más manso y ese si se quedó. Son situaciones que uno vive que de pronto le dan una gran enseñanza y una gran fortaleza espiritual para seguir adelante. La escuela la realicé en San Pedro. Siempre recuerdo a una maestra llamada la niña Carmen Quesada, recuerdo que tenía una gran vitalidad. En esos tiempos puso en nuestro grupo todo su cariño, el esfuerzo y la voluntad. Recuerdo que el 55 se dió el gran temporal y llegando al puente que había en San Pedro, entre la casa y la escuela, ya nos esperaban todos los papás. Cuando nosotros llegamos ya había crecido tanto el río que estaba pegando en el puente. Era un puente de hamaca, entonces estaban mis papás de un 28

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lado y nosotros veníamos de la escuela del otro. Entonces nos pasaron casi levantados en pura carrera, porque creíamos que ya se iba. Y no fue cuento, que nos quedamos ahí como a los quince minutos que nosotros pasamos el río se llevó el puente. Fue una cosa impresionante. El río se desbordó y uno encontraba las gallinas de los vecinos allá en los árboles. A la casa llegaron como unas sesenta personas porque estaban el Río San Pedro y una quebrada grande que llamaban La Portalona. Entonces todas las casas que estaban ahí estaban aisladas y muchos quedaron sin casa. Hubo que gastar todo lo que estaba en casa, los ayotes y el maíz todo lo que había. Fui muy buen estudiante. Cuando yo recibí el título de sexto grado lo fui a recoger a caballo. Porque ese día yo tuve que estar atendiendo unos problemas en la finca y se salieron unas vacas de unos corrales y había una quema. Fue todo una fatalidad entonces yo no pude llegar a la hora de la graduación. Ese día yo llegué como a las tres de la tarde y la graduación era como a las once de la mañana. Me dieron el título y me dieron un plato de arroz con pollo también. Pero al llegar a la casa me di cuenta que no era la nota mía. La maestra se equivocó y se la dio a otra compañerita, que por cierto estaba muy contenta con mi nota. Luego entré al Colegio Seminario, gracias a la fortaleza física y espiritual de mi mamá y del padre Coto, quien fue una pieza muy importante. Yo iba a entrar al seminario a entrar al primer año de filosofía y también pensé entrar al Seminario Mayor para hacerme sacerdote. Pero resulta que entonces se dio una situación familiar y entonces yo tenía que tomar la decisión de o seguir allá o venir a apoyar la familia, entonces bueno decidí volver a la zona. Por cierto a mi me gusta jugar fútbol. Estuve en el equipo de primera que había aquí, que lo dirigía don Juan Muñoz. Pero fue pasajero porque ya después tuve que ponerme a trabajar, entonces empecé a trabajar en educación. Estudié en el Instituto de Formación Profesional del Magisterio. Empecé a trabajar de maestro a los dieciocho años. Era muy joven Empecé enseñando religión. Durante dos años estuve en la Esperanza, luego en la Ceniza, luego de graduarme trabajé en Camilo Rodríguez Chaverri

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la Escuela de Barrio Sinaí, después en Daniel Flores y concluí en San Ramón Sur. Después tuve la propuesta de Dinadeco que luego de un estudio que hicieron quedé como uno de los líderes. Cuando trabajaba en La Angostura yo tenía una moto en la que viajaba. Luego pasé a trabajar a San Rafael de San Pedro, una escuela muy bonita. Pero ahí si fue la cosa muy difícil, porque yo iba por la Interamericana, pasaba al Puente de San Pedro y de ahí para allá eran unos barriales. Era una cosa tremenda. Entonces me tocaba dejar la moto donde mi tía y entrábamos a pie. Pero entonces con unos vecinos empezamos hacer lo que ellos llamaban una revolución y me utilizaron de “comunista”. La revolución consistió en poner a la gente a trabajar en arreglar los problemas de la comunidad. Por ejemplo en San Pedro, que era como el centro había un señor que tenía su almacén y también tenía carro, entonces el recogía el café y los artículos que le vendía a la gente. Entonces cuando se empezó a pensar que había que arreglar el camino de San Pedro a San Rafael, alguna gente se molestó porque se iba a dar la posibilidad de comprar los artículos de primera necesidad en San Rafael. Entonces empezamos a repartir material para arreglar los caminos. También hicimos una reunión con los vecinos. Entonces la Municipalidad nos dijo: “si ustedes nos dan que se yo cien mil colones, nosotros les damos otros cien mil para ayudarles”. Entonces cuando ya al final de la reunión tenemos unos treinta pagare, nos venimos a la municipalidad y le dijimos aquí tiene, entonces fue cuando la municipalidad tuvo que hacer la contraparte que ya se había comprometido. Luego pase a la Escuela de San Ramón Sur y esta tenía mejor vía de comunicación. Después en el año 72 me entrevistan los de DINADECO y me dijeron que quería que fuera. Al entrar había que hacer un curso de un mes mínimo, con los chilenos y todos esos expertos que venían a dar la capacitación. No era fácil, además de tener buena educación había que tener cierta presencia como líder en la comunidad. De los cuarenta y tantos que lo hicimos, solo a unos veinte nos lo dieron. Luego de aprobado el curso seguía un nombramiento por tres meses interino y si pasaba esa evaluación ya después podía optar por una plaza en 30

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propiedad. Así fue y como yo tenía propiedad en educación, entonces me dijeron bueno decídase se queda con educación o se va con Dinadeco. Me decidí y me quedé con Dinadeco a partir del año 72. Esa fue una etapa muy valiosa para el país porque teníamos que visitar las comunidades. Había el sistema de trabajo comunal que estaba basado en el cacicazgo. Por ejemplo había una persona que dirigía todos los asuntos. Nosotros veníamos promoviendo una integración comunitaria osea donde todo el mundo podía participar y el asunto era diferente. Había que hacerlos entender de la importancia de la participación ciudadana, y no que era que fulano de tal quien decidía las cosas a su gusto. Entonces yo diría que desde ese punto de vista hubo una transformación, una revolución social. Primero mental de la gente y segundo en la acción que ya se empezaba a notar. Durante más de 6 años trabajé como promotor en Pérez Zeledón, luego trabajé otros 7 años como director regional, hasta que ya me fui como director de primaria. Actualmente mucha gente de diferente parte del país dice que Pérez Zeledón es uno de los pueblos más expresivos en la parte de organización, tanto en calidad como en cantidad. Yo diría que parte de eso está sustentado también en esa acción de Dinadeco. Porque a la gente se les enseñaba como organizarse, cómo aprovechar todos los recursos que existieran en la comunidad y después también se le daba la alternativa de ir a buscar recursos fuera. Pero una vez que se ven agotados, buscar alternativas del pueblo, porque por ejemplo: antes una comunidad decía necesitamos un puente en tal parte bueno pero cuando venían los dirigentes sabían que clase de puente querían, cuánto media, si tenían arena o no tenían y que no había que llevar piedra porque ahí estaba la piedra y la arena. También se decía cuántos peones había. Eso significa que había una actitud de desprendimiento, de conciencia y de responsabilidad comunal que se generó a través de esa capacitación que se daba. Recuerdo por ejemplo que uno iba a Las Mesas o iba a San Ramón Sur y entonces ahí se reunían todos los miembros de la asociación de desarrollo del área y ahí se les daba capacitación en los aspectos administrativos, en aspectos contables, en Camilo Rodríguez Chaverri

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aspectos de organización diferentes. Así se lograba llegar a la propia comunidad y esto generaba la posibilidad de inculcar en la gente la responsabilidad de no esperar del gobierno y de las entidades, sino de aportar como comunidad. Después si aportaba, pues tenía la autoridad de llegar y decir: nosotros tenemos tanto de arena ahí y tenemos tanto de o hicimos tanto en el turno, tenemos esto. Es tener una actitud de crecimiento, de responsabilidad y de esfuerzo. Recuerdo que entre los años 74 y 75 fue uno de los años de mayor crecimiento cuantitativamente, en cuanto mayor número de asociaciones de desarrollo. La vivencia de los dirigentes en el campo de desarrollo comunal, da una consecuencia importante porque ahí mismo se logra entender a nivel de desarrollo comunal la importancia de lo que es la labor comunitaria y la expresión cooperativista. Me da la impresión de que fue también muy importante la presencia de la institución DINADECO y luego la inspiración en el campo cooperativo. Un elemento vital no solamente porque a través del tiempo ha sido la mayor expresión de bienestar en el país. En el caso de Coopeagri que es una alternativa no solamente soñada, sino una alternativa real que todos los días vemos. Por ejemplo el ingenio de cuanta gente se ha beneficiado de la economía, del ingenio y de todo lo que eso genera en el movimiento. Luego en el café, la principal actividad de la región y del país en general, entonces me parece que se capitalizó en forma muy adecuada todo el esfuerzo. Además de eso también se complementó la cooperativa, ofreciéndole una serie de beneficios al asociado con los supermercados. Así la gente se siente que es parte de la empresa. Llegan con confianza, y sabe que al mismo tiempo están generando algún tipo de ganancia que de pronto se revierte en la misma actividad de la cooperativa en beneficio de los asociados. Finalmente pues también la parte de la acción económica, pues la cooperativa tiene su línea de ahorro y crédito y todo eso, se manifiesta en los servicios de salud. Incluso por ahí anda la idea del señor

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gerente don Víctor Hugo y el consejo de administración por mejorar, incluso ampliar a nivel de una clínica. Todo eso son expresiones de una inspiración de desarrollo que está siempre muy dinámica. Siempre va hacia delante y lo que hemos visto es que la cooperativa ha ido creciendo. A mi me dieron la confianza de ser presidente de DINADECO y llegué con una gran ilusión hasta que lamentablemente me tocó vivir una experiencia muy difícil, que fue cuando dijeron que había que eliminar Dinadeco. Por presiones de organismos internacionales. Sin embargo, yo me resistí siempre a eliminarla. Al final se llegó a la conclusión de que quedabamos, pero con solo cincuenta funcionarios. Esa fue una experiencia que me dolió. Yo les decía, DINADECO es una institución con cobertura nacional, con pocos funcionarios (eran 200) para una institución que tiene cobertura nacional y al frente de casi 1500 asociaciones de desarrollo. Yo les decía tomen una sola asociación de desarrollo, la más humilde de todas, tómela y vayan a examinar lo que a hecho esa asociación de desarrollo. Solo una. Entonces cuando vemos el aporte increíble que una asociación da, una asociación de desarrollo da por el desprendimiento de los dirigentes y de la comunidad. Entonces vemos que está sobradamente justificada que DINADECO existiera. Lamentablemente, yo creo que es una institución que merece más bien el fortalecimiento porque, resulta que los dirigentes necesitan mejores capacitaciones. Existe un sistema de capacitación, pero los dirigentes cada dos años se cambia y cada vez que se capacita algun empledo hay uno nuevo que hay que capacitar. Durante el huracán César, yo estaba como vicepresidente de la Comisión de Emergencias y entonces varios estuvimos en Rivas y pudimos ver como la comunidad estaba debidamente organizada, porque las asociaciones de desarrollo habían colaborado. Tenían los señores mayores en una parte, los niños en otro lado. Estaban organizados con una vigilancia comunitaria. Nosotros llegamos como funcionarios con el apoyo, con ayudas estatales etc, etc, pero ya toda esa parte estaba cubierta. Incluso hacían puentes colgantes y todo ese tipo de cosas. Para resolver muchos problemas de Pérez Zeledón yo apoyaría una mayor unidad a nivel regional. Ha habido unos Camilo Rodríguez Chaverri

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antagonismos a nivel de cantones, pero yo creo que por un localismo que de pronto es natural. Pero ya es hora de superar eso. Gracias a Dios por mi familia Yo tuve la dicha de conocer a mi esposa Ana Rosa Mata Montero. Siempre doy gracias a Dios que me dio la oportunidad de conocerla y de hacer esa relación tan linda. De tener a nuestros dos hijos Mario Alberto y José Manuel Gamboa. Los dos estudiaron aquí en el colegio, la escuela La Asunción y el Liceo Unesco. Siempre es una alegría y un orgullo el poder hablar de ellos, porque ellos para nosotros es como la vida. Y por otra parte porque nos enorgullecen con su aptitud como excelentes hijos y como funcionarios cada uno en su campo. Mario Alberto siempre ha sido un funcionario destacado en la parte que ha estado. Nos enorgullece, ahora él está en Estados Unidos y es director de una empresa. Mario Alberto estudió Ingeniería en Computación en el Tecnológico. Por sus notas y por su destacada presencia como estudiante logró una beca a la Universidad de California. José Manuel, el menor, pues nos sorprendió diciéndonos que había sido el mejor promedio y le otorgaron la medalla SumaCounlaude, uno de los máximos honores. Él está ahora en Estados Unidos desde hace casi seis años. Se casó con casado con Karla Delgado, una muchacha de Alajuela, excelente persona... El otro hijo, estudió en la Universidad Nacional donde se graduó en Bellas Artes. Después lo nombraron profesor e hizo una exposición en el Centro Cultural Centroamericano y entonces de ahí se generó la idea de una beca, lo que también, logró en la Universidad de Sabana en Atlanta. Allí sacó una especialidad en vidrio soplado, entonces precisamente el profesor acá en la Universidad Nacional se fue porque era japonés entonces lo nombraron a él como profesor. Así fue como estuvo unos seis meses ahí y luego se fue a Estados Unidos por esa beca. Ahora trabaja con la empresa Lamborghini en Italia. Los dos están deseando venirse para 34

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Costa Rica, nosotros hablamos mucho con ellos, hasta dos veces a la semana. Es por eso que quiero darle gracias a Dios que me permitió a mi tener la esposa que es Ana Rosa Mata Montero, una dicha y entre ambos a dos hijos extraordinarios, que son un orgullo, no solamente para nosotros, sino para el cantón y para el país. Fui uno de los precursores del programa de desarrollo comunitario escolar PRODECODES, que es un programa que cumple veinte años. Es un programa muy importante que refleja el alma de esta región del país. En 1986 realizamos una tesis para optar por la Licenciatura en Administrativa Educativa. De ahí me permití sacar este proyecto, producto de parte de mi trabajo con el desarrollo comunal que realicé con DINADECO. Durante 25 años estuve observando el comportamiento de los dirigentes comunales y noté que ya había como cierto desgaste en ellos y se daban problemas para integrar la juntas directivas. De ahí se generó la idea de preparar a los niños para que en el futuro tengamos dirigentes comunales con un sentido de mayor criticidad, de mayor conocimiento, de mayor disposición y también de ideas para planificar el proyecto que están ejecutando las comunidades. Entonces tomamos el distrito de Rivas que para ese año, 1985 se demostró que era el distrito de mayor nivel organizativo del cantón o sea habían mas de cien grupos organizados y no solamente que existían en papel sino que estaban operando. Entonces ahí en la comunidad Tirrá de Rivas implementamos este proyecto como un plan piloto y junto a un par de maestros muy dispuestos don Hernán Herrera y Doña Ana María Chavarría entonces empezamos a trabajar con los niños en este proyecto. Los niños llevan a cabo la ejecución de un proyecto mediante una organización formal, ellos tienen su Asamblea General. Es un proyecto que está implementado en el cuarto, quinto y sexto de la escuela. La Asamblea General la integran todos los niños de esos grados y a lo interno del grupo ellos escogen tres candidatos para ser candidatos a la Junta Directiva. Escogen tres por grado, independientemente de las secciones que hayan. De allí surgen nueve candidatos, que luego deberán escogerse Camilo Rodríguez Chaverri

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quien será el presidente, el vicepresidente, etc. Lo que priva es la directriz de proporcionar la representación o sea que cuarto tendrá dos representantes, de quinto dos y de sexto dos. Luego se trabaja en tres fases muy importantes: primero hacen una investigación a nivel de la escuela o de la comunidad dependiendo de que se va a implementar, luego planifican el proyecto y finalmente lo ejecutan. Toda esa acción los niños la hacen en forma autónoma, ni maestros, ni padres de familia, ni nadie les va a poner ningún criterio o ningún proyecto. Ellos “se la juegan” porque si les salió bien pues le aplaudimos, si salió un poco mal la cosa, entonces ellos tienen que sentarse a analizar cuales fueron los factores negativos que incidieron para que no saliera bien el proyecto. Igual en la elección de los directivos, ellos no van a decir, “mire que fulano de tal nos salió mal directivo porque el señor director lo impuso”. Ellos los eligen con total autonomía, entonces si salió mal tiene que ver y hay un mecanismo que ellos tienen que buscar la manera de solucionar. Yo pienso que ahí pues hemos tenido la dicha de saber que cada día más bien se ha ido incrementando esta idea y los proyectos son muy variados. Ellos deben plantear los objetivos, las metas, buscar los recursos y ser responsables de todo eso. Además tienen que tratar de tener el proyecto que empezaron a implementar a principio de año, terminado en noviembre. Porque en noviembre se hace el foro en el que participan muchos elementos en la comunidad y en que los niños vienen a dar un informe de lo que han hecho durante el año. Explican qué proyecto hicieron, cuánto duraron en hacerlo, cuánto les costó, quién les ayudó y quién no les ayudó. Lo cual es muy importante, por ejemplo ahí llegó un grupo que dijo “nosotros le pedimos apoyo a la Asociación de Desarrollo y ni siquiera nos contestaron” y se lo dicen así cara a cara. Entonces la comunidad ha ido aprendiendo que con estos grupos hay que tener mucho respeto. En primera instancia el objetivo principal de estos proyectos no es hacer la acera, ni la cancha de fútbol, ni la cancha de básquet, no, el objetivo principal de estos proyectos es la formación de líderes infantiles. Líderes comunales a futuro, esa es la idea precisamente, por ahí tenemos una frase que condensa el pensamiento, la parte filosófica de este proyecto, 36

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que es que “los líderes de hoy son muy buenos, pero los del futuros tienen que ser excelentes”. Porque las demandas cada día en la sociedad son más. Ya no puede darse el lujo un dirigente de llegar sin conocer de aspectos de administración, aspectos de planificación e investigación. Para ver el entorno de la comunidad, para ver que está pasando, hace algunos años el dirigente comunal con solo hacer un salón comunal, ya lo habían cumplido bien. Hoy día no, hoy tienen que ver cómo se implementan programas para que haya mayores alternativas de trabajo en la comunidad. La asociación de desarrollo tiene que orientarse a buscarle solución a una serie de problemas que hace mucho tiempo ya no existían, como el problema de las drogas. Por eso hemos ido implementando esa acción y resulta que en la investigación ellos hacen proyectos de todo tipo: ecológicos, de salud y sociales. Por ejemplo hace un año se hicieron una serie de parcelas de árboles maderables y cítricos. En otro se planteó en una comunidad hacer una cancha multiuso, en una propiedad de la escuela. Así es como los niños primero investigan, luego planifican y una vez que esté planificado el proyecto y que ya está la junta directiva sentada ya con la responsabilidad de ejecutar esos proyectos, entonces ellos hacen una reunión con los grupos comunales para negociar el proyecto. Por ejemplo se da el caso de que el proyecto es sembrar una parcela de árboles frutales y cítricos, entonces llega la Junta de Desarrollo, el Patronato, la Junta de Educación todos y los niños de frente a ellos discuten el proyecto y les piden por ejemplo a la Asociación de Desarrollo les done una carrucha de alambre por ejemplo, o les piden a la Junta de Educación que haga contacto con el Ministro de Cultura para que traiga un ingeniero para que recomiende la clase de árboles etc. Hay un maestro asesor que orienta, pero todo lo realizan los niños. Lo importante ahí es que ellos están con la posibilidad de generar una dinámica intercomunal que no se da en otras comunidades. Los papás también colaboran, porque funciona un comité de apoyo que está integrado por padres de familia. En este momento estos proyectos se están trabajando en escuelas como la de San Rafael de San Pedro, Fátima de San Pedro, San Rafael de San Pedro, Zapotal, San Jerónimo, en el Camilo Rodríguez Chaverri

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Carmen de Cajón esta en distrito centro, el Carmen de Cajón, está en las Mezas de Pérez Zeledón, Pejibaye de San Carlos, está en Platanillo, en la escuela José María Echeverri, está en División, en la Ese, en Santa Rosa. Todas son públicas y son como veinte. El ministro de Educación lo conoce y está muy entusiasmado con él. Hasta se tiene la esperanza de lograr un sueño que siempre hemos tenido, de llevarlo a nivel nacional. La parte fundamentación este proyecto es reafirmar el concepto democrático. Estamos haciendo un esfuerzo para que los niños, no se contaminen tanto con malas prácticas, por ejemplo que se elimine el cacicazgo. Lo que hacemos es ayudarlos a que trabajen en forma mancomunada y que realmente la participación sea efectiva o sea que el presidente haga su labor, el secretario la suya, el tesorero la suya y no como se ha dado los vicios que se han dado en algunos grupos comunales como Juntas de Educación, Patronatos, Asociaciones de Desarrollo etc. Iniciar con este proyecto fue muy difícil, incluso cuando yo lo presenté la primera vez a un grupo de maestros en Rivas nadie aceptó la idea. Muchos decían, ya nos vienen a traer una carga más. Pero luego me llamó el maestro don Hernán Herrera y doña Ana María Chavarría Chacón y me decían bueno si a usted le parece intentemos a ver que pasa. Eso fue una lucha tremenda de muchos años con dos o tres grupos, etc. Debemos agradecer a esos maestros que trabajan a pura mística. Algunos de ellos salen desde las cinco de la mañana a trabajar y cuando se celebra el foro hay grupos de maestros y de niños que vienen a las cuatro de la mañana para estar preparados. Además de los efectos puramente de formación a título de lo que es la dinámica de un dirigente comunal, yo diría que hasta sicológicamente hay cuestiones importantes. Yo me encontré el caso de un muchacho que era tartamudo. Entonces cuando hicimos la actividad en ese pueblo, él dijo que quería ser directivo y al final quedó de fiscal. Al año siguiente fue vicepresidente del grupo y luego fue presidente. En la actividad en la que lo eligieron debía dar un discurso de un minuto con un tema y con cero tartamudez y mucha seguridad lo ganó.

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Ese niño al igual que muchos otros niños, me dijo, “Don Pedro, lo mejor que me pudo pasar a mi en la vida fue haber tenido la oportunidad de estar en PRODECOES”. Esas son las mejores satisfacciones de la vida.

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Entrevista al Doctor Benjamín Muñoz Retana Camilo esta con nosotros hoy el doctor Benjamín Muñoz Retana el es generaleño de nacimiento, estudio en la Escuela Doce de Marzo, en le colegio Liceo Unesco, estudio para medico, o se hizo medico en la Universidad de Costa Rica, y luego fue Director General de Salud de esta región, fue regidor de Pérez Zeledón y fue diputado de la zona del año ochenta y dos a el año ochenta y seis en la administración de don Luis Alberto Álvarez y el era diputado de Liberación Nacional, es decir diputado de gobierno gracias por estar con nosotros y bienvenido Yo no soy nativo de Pérez Zeledón. Mis padres y mis abuelos vinieron de Santa María de Dota. La niñez la viví en un Pérez Zeledón que no tenía comunicaciones y uno de los sucesos que más recuerdo es de la revolución del 48. Yo tenía ocho años. Es una de las etapas que no se olvida porque iniciamos un viaje con mis abuelos a Miravalles. Salimos caminando de aquí, después estuvimos en esa zona de Miravalles, allí donde se ve muy bien Pérez Zeledón. Entonces recuerdo que íbamos tres familias con mis abuelos y lo llamativa era ver cuando llegaban los aviones a ametrallar. Uno tan pequeño pues le llamaba mucho la atención. También lógicamente recuerdo cuando terminó la revolución. Frente a la iglesia estaba la famosa trinchera que cuentan los libros “onde” se defendió Pérez Zeledón. Quedaron grandes secuelas, por ejemplo en el patio de mi abuela, ahí donde vivíamos nosotros, había caído una bomba y había un hueco muy grande. Por suerte no cayó en la casa, cayó como a catorce metros de la casa. Otra de las cosas que no se me puede olvidar es que en esas travesuras de uno en ese tiempo, cuando terminó la revolución, por acá por lo que llamaban la Martín se echaba a 40

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los muertos. Yo iba allí a ver cómo echaban ahí los cadáveres y los quemaban con diesel. En eso mi papá llegó y de las orejas me llevó a la casa porque eso era como prohibido para menores en ese momento. Yo estuve en la primera escuela que tuvo Pérez Zeledón que era frente al parque. Luego se hizo la escuela Doce de Marzo y me pasé para allá. De esa institución me gradué. Recuerdo que uno de mis compañeros fue Francisco Ureña que llegó a ser un profesor de mucho prestigio en la Universidad de Costa Rica. Ya está fallecido. Fue hijo de un pionero, don Vidal Ureña, de Santa María de Dota. Luego continúo estudiando en el Liceo Viejo, que era el Liceo Unesco. Posteriormente viaje a San José en enero del año 60 con un grupo de compañeros que éramos bachilleres y entré a la Universidad de Costa Rica a hacer Estudios Generales. Nunca me imaginé en la Universidad. Mi papá ya me tenía preparado para que fuera sastre y ya yo había sido “perico” que era como llamaban en ese tiempo a los ayudantes. Trabajé como dos o tres años con un sastre famoso de aquí, Don Alfonso Román Acevedo, que le decían “El Gato”. Hasta aprendí a hacer pantalones pequeños. Mi papá inicialmente siempre fue comerciante de ganado. Tenía una carnicería, al igual que mi abuelito. Luego mi papá terminó siendo dueño de una cantina aquí en San Isidro. Yo también tengo historia de cantinero, porque yo soy el hijo mayor de la familia. Somos nueve hermanos en total. Siete hombres y dos mujeres. Mi papá falleció hace un año, se llamaba don Arturo Muñoz Valverde. Mi mamá acaba de morir ahora en febrero. Se llamaba Endora Retana Badilla. Casi cuarenta años de ser médico Ahora en enero cumplí 36 años de ser médico. Recuerdo que a mi me costó muchísimo estudiar medicina. Al llegar a la Universidad de Costa Rica, entré junto a mi compañero Francisco Ureña Calderón a la escuela de educación. Allí estuve dos años, pero sinceramente y a veces no me gusta decirlo, no me gusta ir a la escuela de educación Camilo Rodríguez Chaverri

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porque había solo mujeres. En grupos de treinta personas, habían veinticinco mujeres y solo cuatro hombres. No era por machismo, sino porque siempre he sido un poco tímido sinceramente. Tal vez esa era la razón, pero también puede ser que no me gustaba la educación. En eso yo descubrí que estaban finalizando la escuela de medicina y me interesé seguir por allí. Califiqué y logré entrar. Francisco se quedó siendo estudiante de educación y llegó a ser un catedrático de la Universidad de Costa Rica. Yo soy de la cuarta generación de médicos de Costa Rica. Recuerdo que me costó mucho la carrera, pero por la pobreza en que nosotros vivíamos. En el año 60 nos fuimos a la capital toda la familia. Con mi mamá y mis hermanos, porque una hermana mayor estaba allá trabajando en la Municipalidad de San José. Ella era la que nos mantenía principalmente. Entonces Francisco y yo luchamos mucho y comenzamos a buscar trabajo y ahí logramos conseguirlo en la Estación de la Coca Cola. Allí vendíamos los tiquetes de los Station Wagon y SACSA. Yo estuve en las oficinas de SACSA que iba para San Isidro. SACSA fue la primera línea que entró a San Isidro a transportar pasajeros y luego nació los Station Wagon y después nació la MUSOC. Yo todavía estaba ahí en la Coca Cola cuando salió la primera línea de Musoc, que era a las cuatro de la mañana y las cuatro de la tarde. En esos años en los buses de SACSA se tardaba unas cinco horas de San José a San Isidro. Porque eran lo que llamaban cazadoras. Se viajaba con gallinas, cajas de perros, sacos de chayotes, de todo. Se viajaba muy poco. Entonces se aprovechaba esa línea de Sacsa que pasaba a Cartago y de Cartago llegaba a San José. Así fue como yo trabajaba con los Station y estudiaba al mismo tiempo. Luego califiqué para una beca con la Caja Costarricense del Seguro Social y con eso logré salir del trabajo y dedicarme netamente a estudiar. Era una carrera muy dura, pero siempre tuve limitaciones económicas a pesar de la beca. Primeros años como doctor

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Cuando ya salimos de la carrera el Ministerio de Salud publicaba una listas de los lugares en donde uno podía concursar, y entonces yo inicialmente concursé para irme a Liberia. Hasta me fui para allá a buscar lugar donde quedarme. Pero en eso el jefe del Ministerio de ese momento en Pérez Zeledón, el Doctor Rodos sabía que yo era de San Isidro y me dijo que había quedado libre la Unidad Sanitaria y me preguntó si me quería venir para acá y yo dije que si. Mi familia seguía en San José. Para mi fue una prueba muy dura porque yo decidí venirme. Mis compañeros me decían que no hay profeta en su tierra, sin embargo me vine. Al inicio si tuve problemas porque como eran personas que me conocían desde chiquillo, no creían que yo era doctor. No se me olvida que yo estaba con un señor que estaba rotulándome lo que iba a ser mi consultorio y se me arrimó un familiar mío y me dijo: “Mincho, porque a mi solo Mincho me dicen en la familia”, “¿Mincho que vos sos médico, como el doctor fulano de tal?”. Y entonces uno se siente un poquito molesto. Seguro por eso se dice que no hay profeta en su tierra. Duré cambiando esa mentalidad unos dos años, más o menos. Con mucha paciencia y mucho trabajo logré darme a conocer muy bien. El Pérez de antes y el de ahora Cuando yo era niño no había ni corriente eléctrica, todo era con canfineras. Había muy poca población. Estaba la Iglesia con unos padres alemanes que tenían una misión aquí. Posteriormente cuando San Isidro evolucionó más y se hizo el colegio ya cambió bastante y era un lugar con más comercio. Comercio que se maneja principalmente en bestia. Entonces todo llegaba acá a San Isidro, los domingos después de misa. Se veía el desarrollo de San Isidro. Durante los treinta años que tengo aquí ha sido gigantesca la evolución de Pérez Zeledón. Yo estuve en el hospital viejo como médico general y luego me quedé en la Unidad Sanitaria. Después me pasé a trabajar en el Ministerio de Salud. Donde estuve por 22 años, hasta que me retiré.

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En la Unidad Sanitaria la mayoría de los años fui director. Eso significaba que era la máxima autoridad en el cantón en el área de salud. Era además el médico oficial. El médico oficial era el que junto con el alcalde tenía que ir a levantar los cuerpos, tenía que hacer todos los dictámenes médicos forenses. Atendían situaciones como violaciones, maltratos y demás tragedias. “Me metieron en política” Esto de la política seguro ya venía en mi, porque un tío mío Juan Muñoz Valverde llegó a ser diputado también. Entonces Don Daniel Durán y Juan Céspedes principalmente me pidieron que me metiera en política, porque llegó un momento en que todo mundo me conocía a mi en Pérez Zeledón. Además porque ya tenía varios años de estar acá y era muy conocido. Así fue como empecé a trabajar en política. Durante el gobierno de Daniel Oduber, siendo Ministro de Salud, el Doctor Weistof, iniciamos el programa de salud rural en todo el país. Entonces el doctor Weistof me pidió que fuera director regional y así fue como trabajé durante dos años y resto con los programas de salud rural, que al final se han convertido en los actuales EBAIS. Siempre estuve en el Ministerio de Salud y tengo 36 años de tener el consultorio y lo mantengo abierto. Ahí trabajaba medio tiempo. Después de ser director regional del Ministerio de Salud fui regidor, del 78 al 82. Era una época muy difícil. Luego trabajé por mi candidatura a diputado en la campaña electoral de Luis Alberto Monge. Y así fue como llegué a la Asamblea Legislativa. Como regidor hicimos una labor fundamentalmente de cambio. Fue cuando la municipalidad decidió hacer unos cambios fuertes que mucha gente no estuvo de acuerdo, por ejemplo cuando se hizo el polideportivo mucha gente no estuvo de acuerdo. Pero como yo fui deportista, hicimos un movimiento fuerte, no solo yo, sino todos los regidores. Cambiamos una hectárea, por las diez hectáreas donde está el polideportivo. Eso fue un trabajo muy grande.

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También en esa época iniciamos las gestiones para realizar el alcantarillado sanitario y la planta de tratamiento. En caminos vecinales se hizo mucho también, porque ha sido un problema general acá del cantón. San Isidro es uno de los cantones que más caminos tiene, a pesar de que no es tan grande como Buenos Aires. Luego como presidente municipal siempre estuve coordinando esos trabajos y tratando de que se llevaran a cabo unas soluciones dialogadas. A mi me ha gustado mucho el diálogo, y siempre he sido partícipe de dialogar todo. Yo no he sido politiquero, no me gusta eso. Siempre he estado en política. En los últimos años he estado asesorando las campañas que se dieron acá. Ahora para Don Oscar Arias estuve ayudando, ya no como asesor, pero si estuve cooperando. Uno quiere al partido, por lo que uno lucha para que el partido a pesar de toda la situación tan lamentable que ha tenido salga adelante y logramos salir en este gobierno con Don Oscar. “Pérez para mi es trabajo” Para mi Pérez Zeledón es trabajo. Yo nací y crecí aquí, aquí tengo a mis abuelitos y a mi papá enterrados. Todo lo poco que tengo, se lo debo a Pérez Zeledón. Además lo que más le debo es la gratitud con la que el pueblo me ha tratado siempre. Durante el gobierno de José María Figueres yo estuve coordinando y cuando terminó la campaña él mismo me ofreció la posibilidad de salir a trabajar como consul a Chicago donde estuve por dos años. Me gustó como experiencia porque es un campo fácil de trabajar. No se necesita mucha experiencia o de muchas responsabilidades y ya yo tenía la experiencia de la Asamblea Legislativa y de haber sido director regional. Creo que logré hacer un buen trabajo, pero no me gusta alejarme mucho de San Isidro, porque soy muy conservador y con dos años creí que era suficiente y regresé a San Isidro. Familia de doctores Mi esposa es doctora. Es internista. Camilo Rodríguez Chaverri

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A ella la conocí en Puerto Cortés. Siendo yo director regional. Cuado ella hacía su servicio especial. Después de varios años me casé con ella. Se llama Zaida Calvo Robles y es de una familia de Cartago excelente. Tuvimos dos hijos. El mayor se llama Benjamín y es médico. Natalia la menor está terminando farmacia. Es una familia pequeña, ya no son familias como las de antes. Pérez Zeledón es una ciudad De Pérez Zeledón me preocupa el desarrollo que ha tenido y que es una ciudad. Creo que las municipalidades anteriores, incluyendo cuando yo estuve ahí, no tuvimos visión de la evolución tan rápida que iba a tener Pérez Zeledón. No se planificaron algunas cosas, como por ejemplo con las calles se tuvo una visión muy conservadora. Creímos que Pérez Zeledón iba a seguir siendo el pueblito de antes, y no vimos el remolino que venía atrás. Eso a mi me preocupa. Ahora tenemos un problema enorme de tránsito. Un día de estos me decía alguien, que si se sacara la cuenta de la cantidad de accidentes que ha habido en esta carretera posiblemente ha sido más cara la curación de muchos pacientes, que la mejoría que hemos tenido. Me preocupa mucho también el problema que hay de drogas. Nos hemos contaminado totalmente. Mucho alcoholismo y prostitución. Estos problemas han venido también evolucionando con la ciudad. Esas cosas son preocupantes porque en este sistema de desarrollo que tenemos, como que no se le da la importancia a esos asuntos. No hay proyecto, no hay planificación para darle solución. Como que la gente las ve como parte del desarrollo propio de la sociedad generaleña. Una de las mejores ideas es el cooperativismo Yo creo que el cooperativismo ha sido una de las mejores ideas que personas como Luclaudio Gamboa y Víctor Fonseca, junto a otros compañeros tuvieron, por ejemplo en lo que es Coopeagri.

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No existe un porcentaje de desarrollo de Pérez Zeledón en la economía, pero es una cosa gigantesca lo que estas dos cooperativas, Coopeagri y Coopealianza han dado en asuntos comerciales y en aporte económico de Pérez Zeledón. Cuando conocí Coopealianza, fue cuando tenían una oficinita al frente de mi consultorio. No sabía de qué se trataba, fui a preguntar ¿qué es lo hacen ustedes aquí? Y me dice “esto es una cooperativa de ahorro en donde están unos empleados del hospital”. Esa oficina pequeñita se ha convertido en ese monstruo que es Coopealianza. Coopeagri ahora, ha sido excelente. Yo espero que sigan diversificando, porque el aporte económico que dan es enorme. Además del aporte de trabajo, por ejemplo Coopeagri la cantidad de empleados que genera para los supermercados, y con el Ingenio. Son fundamentales para Pérez Zeledón.

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Entrevista a Jorge Eduardo Sánchez en setenta y cinco años de ser cantón Pérez Zeledón solo una persona ha sido tres veces diputado y es en este momento diputado a la Asamblea Legislativa por Pérez Zeledón en las tres veces a representado a Pérez Zeledón incluso en la segunda ocasión fue el único diputado de Pérez Zeledón es una persona muy joven, es el único diputado en esta Asamblea Legislativa que ha sido diputado tres veces diputado es un generaleño de corazón yo lo conocí cuando ya yo no vivía aquí y siempre le he notado un cariño expreso por el cantón el hecho de que el se casara aquí en su pueblo, que trajera incluso músicos de San José a su pueblo a mi me impacto siempre y el siempre dice, incluso específicamente porque no es de Pérez Zeledón específicamente es de un pueblo de un distrito de Pérez Zeledón y luego es invitado para que forme parte del libro de Pioneros de Pérez Zeledón y del libro Pioneros de Coopeagri nació el mismo año que Coopeagri y ha sido amigo de la cooperativa, la selección de las personas que van a aparecer en esto dos libros que estamos escribiendo en el setenta y cinco aniversario del cantón de Pérez Zeledón, no es una selección muy es una selección del Consejo de Coopeagri lo que le da mayor validez aquí, porque yo tendría ciertos prejuicios para escoger determinadas figuras sobre todo de mayor edad y el con tan solo cuarenta y cuatro has sido tres veces diputado y bueno se gano aquí el puesto con los miembros del Consejo de Coopeagri. Soy de Pejibaye de Pérez Zeledón. Mi esposa es de Aguila de Pejibaye. Mis hijas son nacidas con mucho orgullo en Pérez Zeledón. Se llaman Constanza e Isabela. Nací en el Hospital Viejo de San Isidro. Inmediatamente regresé a Pejibaye. Cuando mi madre salió a mejorarse venía 48

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del Águila, pero cuando entró conmigo, papá ya no la dejó entrar a ese lugar porque no le había podido construir casa, desde que se casaron. Cuando yo nací, que soy el tercer hijo, ya papá le había hecho la casa en Pejibaye centro, a la par de mis abuelos. Mis papás empezaron viviendo en un rancho, era un cuartito detrás de una pulpería. Mi mamá fue la primera maestra del Águila de Pejibaye. Ella fue la que abrió la escuela. Ella recuerda muy bien que papá y los vecinos hicieron un rancho pequeño para los primeros grupos de alumnos y años después se pudo construir la escuela. Hace poco se le hizo un homenaje. Mi madre fue maestra rural desde los dieciocho años en un pueblo que se llama Buena Vista de Rivas, y otro en Quizarra. Después de que se casó, abrieron la escuela del Águila y la nombraron a ella. Era cuando las maestras tenían que entrar desde el tercer año de colegio. Mi papá murió hace cuatro años. Se llamaba Francisco Sánchez Pérez y le decían Paco Sánchez. Fue dos veces regidor y mi madre, que gracias a Dios todavía vive, se llama Auria Sibaja Vargas. Los dos son oriundos de Barrio Mercedes de Atenas de Alajuela. Se conocieron aquí en Pérez Zeledón y de aquí empezaron a ser novios y se casaron. Tuvieron cinco hijos. Yo soy el tercero de cinco hermanos. Yo crecí en Pejibaye hasta los diez años. Fui a la escuela Valle de la Cruz. La familia de mi madre es una familia de maestros, dos trabajaban en la escuela, una trabajaba de maestra y otra que trabajaba de conserje. Mi mamá tiene 10 hermanos y mi papá 11. De todos esos como siete fueron maestros. Era una familia muy pobre y entonces después de tercer año, ella tenía que salir a trabajar porque seguía otro hermano entrando a primer año de colegio. Yo soy el tercero de diez hermanos y cuando yo estaba en quinto año ya mi hermano mayor iba para sexto grado y el otro estaba en primer año o segundo año de colegio y había que mandarlo para San Isidro centro al Liceo Unesco.

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En Pejibaye no se podía porque no había luz eléctrica, ni carretera y no había colegio. Yo vine a sacar el sexto grado, mitad de quinto año y sexto grado, en la escuela Doce de Marzo. Vivimos dos años en barrio El Prado. En una casita muy pequeñita y era como asfixiante para nosotros, porque veníamos del campo, donde teníamos demasiado espacio y no podíamos disfrutarlo. Mi padre se puso una arrocera que llamó La Arrocera de Paco Sánchez, en barrio Villa Ligia y entonces todos los hijos trabajábamos allí. Éramos tres varones y dos mujeres. Luego compró un lote y compró una casa al frente de la arrocera en la que todavía vivimos y ahí el también compró otros pedacitos de tierra. Hacíamos los oficios que hacíamos en Pejibaye, ordeñábamos la vaca antes de irnos para el colegio y lavábamos el chiquero de los chanchos. Yo en la escuela era muy ordenadito. Mi madre me ha enseñado que este mundo es de los perseverantes, no de los inteligentes. Decía que a los inteligentes todo les aburre, por que todo les es muy fácil, en cambio a los perseverantes les cuesta y así mejor lo disfrutan y aprovechan. En mi tiempo no había más que una Universidad, la Nacional, que solo daba ciertas materias. Pero ahí no daban derecho y esa era la carrera que yo quería, por lo que a los 16 años me trasladé a San José. Entré a la Universidad Autónoma de Centroamérica a estudiar derecho, pero también estudié Generales en la Universidad de Costa Rica. Allí también llevé un poquito de ciencias políticas. Llegué como a segundo año porque terminé primero derecho y las ganas mías eran de venirme para Pérez Zeledón. Regresé de veintitrés, trabajaba medio tiempo en un bufete de aquí de Pérez para ir aprendiendo las leyes. Era del abogado Jorge Arturo Pereira, yo era mensajero y asistente. Le hacía los trabajos en el registro y en los juzgados. Luego en San José estudié en un bufete de Rodolfo Alfaro Mañarelo y también ahí aprendí mucho. Luego volví aquí y resulta que no había sido como muy deportista, pero mi papá tenía dos debilidades una era el fútbol y otra la política. Mis dos hermanos mayores heredaron el fútbol y a mi me gustaba la política, así que lo que hice fue 50

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meterme a la Comisión de Boxeo. Me gustaba cooperar en el deporte aunque no era deportista. También me metí a la Junta Directiva del Patronato Nacional de la Infancia. Empecé a trabajar litigando, puse mi oficina. Trabajé con Alex Solís Fallas. Cuando él se fue de diputado yo alquilé el local que él tenía. A los 26 ya era abogado y a los 27, candidato a diputado Como mi papá había sido regidor dos veces, el exdiputado José Ademar Vega me invitó un día a una reunión política. Fue una de juventud política y me gustó. Formé una papeleta y gané la presidencia de la juventud del partido. Recuerdo muy bien que no existía un lugar de reuniones para el club. Le pedí a papá una casita vieja muy vieja que tenía cerca de la Cruz Roja de Pérez Zeledón y allí hicimos un Club de Juventud. Enseñamos actividades no solo políticas. Teníamos mesa de pin pong y hacíamos otras actividades para darle un matiz diferente. La cuestión es que cuando estoy de presidente de la juventud un grupo importante de gente mayor del partido empezó a decir que yo podía ser el candidato a diputado. Entonces mi papá se preocupó y dijo que eso es muy serio y empezó hablar con los que habían sido sus compañeros líderes políticas y inscribimos las distritales nos fue muy bien. Empezamos tarde en el proceso porque faltaban como cinco o cuatro meses. Nos fue muy bien y luego en la Asamblea Cantonal hicimos una alianza y ganamos la Asamblea cantonal. Éramos cuatro grupos, y ganamos la Asamblea Cantonal. Entonces me postulé a una diputación y toda la estructura de la juventud del partido a nivel nacional me apoyaba porque era el más joven de la generación que tenía posibilidades. Fue en el año 90 cuando estaba de candidato del PUSC Rafael Ángel Calderón Fournier por tercera vez, contra Carlos Manuel Castillo. El período que estuve como diputado fue del 90 al 94. Mis compañeros diputados fueron: Miguel Ángel Rodríguez, Juan José Trejos, Roberto Tovar, Ramiro Echeverri, Rodrigo Oreamudo, Oscar Solís Soler, Carlos Manuel Rojas, Federico Vargas Peralta y Rodrigo Gutiérrez Sáenz. De esos me acuerdo. Camilo Rodríguez Chaverri

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Para mi esos años fue una buena escuela. Me dediqué mucho, mucho al cantón. Estando allí plantee posiciones difíciles. Usted sabe que cuando uno tiene 27 años y presenta un recurso de inconstitucionalidad contra los certificados de abono tributario le dicen que es una ocurrencia de muchacho. Y cuando una peina canas y presenta la misma idea le dicen “que bárbaro más sabio, ¿de dónde sacó eso?”. Pero en aquel tiempo fueron momentos muy difíciles. Los plantee por convicción y años después me vinieron a dar la razón de lo que significaba los certificados de abono tributario. Hice varios aportes no solo en el tema del cuestionamiento de un incentivo mal estructurado, sino que también participé en muchas comisiones. Estuve a los 27 años en la Comisión de Asuntos Hacendarios de la Asamblea Legislativa. Luego estuve en la Comisión de Asuntos Económicos y en Asuntos Jurídicos. Fui presidente de casi cinco comisiones investigadoras. Propuse la ley de Guarderías Infantiles y se convirtió en la ley que se llama Ley de Guarderías Infantiles y Hogares-Escuela. Propuse también que nosotros le diéramos seguimiento al tema del Adulto Mayor porque yo vote el bono gratuito de la vivienda en mi primera diputación, pero veíamos que se cometía una injusticia con las personas adultas mayores. Después presenté otro proyecto de ley en ese sentido para que la persona sin núcleo familiar, mayor de 75 también tenga derecho al bono de la vivienda. Tengo que reconocer que aprendí más de lo que aporté. Hay que ser sincero, en materia legislativa. Un 80% de mi energía era para mi pueblo Pérez Zeledón estaba muy descuidado por las administraciones anteriores. En aquellos tiempos Liberación Nacional se atenía a que siempre ganaba Pérez Zeledón, entonces nunca le ayudaban. Entonces hicimos un cambio muy impresionante y desarrollamos una política cantonal de pelear comunalmente sin importar el color político y empecé con gente muy especial de Liberación Nacional. Empezamos a trabajar y hacer propuestas a favor del cantón de Pérez Zeledón 52

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y asfaltamos todas las cabeceras de distrito e hicimos propuestas bastantes fuertes en materia de desarrollo de infraestructura. Pérez Zeledón cuenta con el 40% del territorio de San José. Es uno de los cantones más grandes del país. Para darse cuenta de las dimensiones, imaginé que se duraba más en llegar en de San Isidro a Pejibaye, que de San Isidro a San José. Ahora se dura una hora lo más. Promovimos la construcción del puente sobre el Río de Pacuar, que es un puente traído del Fondo de Inversiones de Venezuela. Logramos también con el Fondo de Inversiones de Venezuela, el asfaltado Pejibaye el Águila que son casi diez kilómetros. Pérez es un cantón joven con solamente 75 años, y mucho de lo que hemos logrado es por la unión de los líderes comunales. Pérez Zeledón es uno de los cantones más desarrollados de la América Latina, en menos cantidad de años en extensión territorial. Al salir de mi diputación regreso a mi bufete en Pérez y me vuelvo a meter en distritales, cantonales y a cumplir con todo el proceso interno de un partido político. Todo los fuimos ganando, hasta que propusimos la diputación. La primera vez que me correspondió ser diputado, fui la novena posición por la provincia de San José, la segunda vez fui el octavo lugar. Esta vez encabecé la provincia de San José. Esta segunda ocasión fue cuando ganó don Miguel Ángel Rodríguez con el que usted había sido compañero en la primera vez que fue diputado. Fue en 1998. En esta vez me toca ser diputado de gobierno y le damos otro impulso fuerte al cantón de Pérez Zeledón. Promovimos muchas obras en el área urbana y en el área rural. Promovimos el financiamiento y la licitación de la obra más grande que ha tenido este cantón y su historia, que es Las cinco vías. Un proyecto que costaría prácticamente los doce mil millones de colones. Hicimos obras que son de infraestructura impresionantes. Construimos la Casa de la Juventud, la única en Centroamérica, que es un centro de capacitación y educación no formal de jóvenes. Construimos la Casa de la Mujer que estaba ubicada donde era la Antigua Cámara de Ganaderos. Camilo Rodríguez Chaverri

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Construimos el primer Campo de Ligas Menores de Costa Rica que son 28.000 metros cuadrados dedicados a la liga de menores. Queríamos combatir la drogadicción a través del deporte y este un proyecto muy especial. Apoyamos proyectos que ya venían como, la Sinfónica de Pérez Zeledón y la Escuela de Música Sinfónica, que es para nosotros realmente una flor en el ojal. Los hemos llevado hasta el salón de expresidentes de la Asamblea Legislativa a dar conciertos y Canal 13 ha transmitido alguna piezas. Hemos tenido como cantón una meta: poner a Pérez Zeledón en el mapa del país. Fui presidente de siete comisiones investigadoras y como legislador hice varias propuestas, entre ellas no solo las reformas a la Ley del Sistema Financiero de la Vivienda, sino que también presenté los proyectos de la Ley de Incentivos a los Servicios, que todavía lo estamos trabajando, ahora con mucha más amplitud. Fui subjefe de fracción y fui vicepresidente de la Asamblea Legislativa. Todo esto más que un logro personal, me parece a mi un logro para los generaleños. Esto me ha ayudado a traer a este cantón la presencia de muchos recursos y sobre todo gente que ha venido a entender de que Pérez Zeledón es un cantón progresista, es un cantón importante. En setenta y cinco años de historia de este cantón, el diputado Jorge Eduardo Sánchez es el único que ha sido tres veces diputados. Fue dos veces diputado de gobierno, del gobierno de Calderón Fournier, en el gobierno de Miguel Ángel Rodríguez donde trajo mucha obra porque estaba en el gobierno. Fue la primera vez el número nueve de la lista de diputados. La segunda vez fue el número ocho y esta tercera vez después de ser secretario general del partido encabezó la lista de diputados de San José Después de que estuve en la segunda diputación de subjefe de fracción y vicepresidente de la Asamblea Legislativa, me tocó ser el primer generaleño que le corresponde ocupar una secretaria general de un partido. Para nadie es un secreto que han sido momentos muy difíciles para el partido y momentos muy difíciles para el país. Creo que lo que hemos hecho es

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sostener los principios social cristianos, los principios de justicia social y de un estado solidario en Costa Rica. Nosotros somos un país de pesos y contrapesos, creo que es un país que no puede irse a la derecha, ni se puede ir a la izquierda. Es un país que tiene que ser un país de centro y de hecho como partido eso es lo que tratamos de desempeñar desde la Asamblea Legislativa los cinco diputados social cristianos. Orgulloso pezeteño Siempre digo con mucho orgullo que soy de Pejibaye de Pérez Zeledón y que estudié en una escuela rural. Que aprendí a leer y a escribir pero también que allí aprendí a andar en bicicleta, a ordeñar una vaca, a ensillar un caballo y esas cosas las aprendemos la gente de campo. Eso nos da un gran beneficio hacia al futuro a nivel personal, porque la gente de campo conocemos los procesos, sabemos que no hay un vaso de leche puesto en la mesa de la casa si usted no cuidó la vaca preñada, ver que para tener frijoles hay que sembrar la mata que para tener elotes y “choriadas” hay que sembrar el maíz. Para conocer esos procesos desde el campo nos ayuda también a entender que este país ha sido un país de procesos de que nosotros nunca hemos tenido nada a golpe de tambor, sino que somos un país de gradualidades. Por eso creo que lo hemos aprovechado en beneficio del país haciendo propuestas desde la Asamblea Legislativa en favor de este país. Me parece que le debo responder no solo a Pérez Zeledón sino debo responderle al país. He planteado cosas que me parece a mi importantes para todos los costarricenses y por ende para los generaleños, como por ejemplo basado en la convención de Viena sobre servicios consulares, presenté el proyecto de ley de Matrícula Consular que significa darle una identificación a todos los costarricenses que estén fuera del país. Esto desde los consulados de Costa Rica, para que puedan tener una identificación cada uno de esos países. Le presenté el proyecto de ley de Incentivos a Servicios de zonas de menor desarrollo. También estoy trabajando con el Ministro de Comercio Exterior en el tema de Tratado de Libre Camilo Rodríguez Chaverri

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con Panamá, para ver si logramos un acuerdo binacional que le de un trato preferencial tanto la zona del sur del país, como a la zona atlántica. Estoy trabajando fuertemente para presentar junto con otros compañeros el proyecto de Banca de Desarrollo. Es la propuesta de una ley de un sistema financiero de desarrollo, que sea como un paraguas para que todos los entes financieros que quieran dedicar recursos a la banca de desarrollo, lo hagan bajo un régimen diferencial, de acuerdo al que necesita. La banca de desarrollo necesita otro tipo de tratamiento que no es el que le puede dar la banca comercial porque la banca comercial está regida por un sistema de regulación muy estricto bajo la Superintendencia General de Entidades Financieras. También he presentado un proyecto a la corriente legislativa para aquellos muchachos que estudian fuera del país que han sido rechazados tres veces por las universidades estatales porque no dieron admisión, dos veces por las universidades privadas que no tienen recursos para estudiar en una universidad privada y tres cuando vienen con el título, pero tienen que pasarlos por un colador para que no le reconozcan su título de médico de odontólogo, de abogado, de arquitecto, etc. Estamos presentando un proyecto de ley para obligar a que se le regule de una forma diferente porque son costarricenses. Creo que nosotros no podemos dejar solos a esos jóvenes que han hecho un gran esfuerzo y que quieren volver a su país. Debemos comprender la situación actual Tenemos que entender que se dio una contracción económica en todo el país a raíz de la caída del precio del café y hace más de cuatro o seis años empezó un declive muy importante. Parece que Pérez Zeledón, es el cantón mas cafetalero de todo Costa Rica y un cantón tan pujante y un cantón con un comercio tan violento como es el que tiene el cantón de Pérez Zeledón perdió su iniciativa. Nosotros tenemos una ventaja con la gente que se ha ido a los Estados Unidos que no lo tienen otros países de Centroamérica y es que los recursos que están trayendo son para reinversión. Ellos no se van a vivir allá, sino que traen los recursos.

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Hay un tema social que es muy fuerte para nosotros como lo es la desintegración familiar. En el tema económico nosotros creemos fuertemente en que lo vamos a superar, cuando nosotros busquemos nuevas alternativas de zonas, como son los incentivos para los servicios o sea que se instale aquí hospitales o que se instalen aquí bufetes internacionales con un incentivo especial. Que se instalen aquí empresas que no sean solo de producción, sino que sean también empresas de software o empresas que puedan dar desde aquí servicios fuera del país. Usted ve el esfuerzo tan impresionante que ha hecho en tan pocos años Coopeagri para posicionar una marca a nivel internacional y se ha dado cuenta que tiene un producto de exportación. Nosotros lo que tenemos que lograr es darle un incentivo especial a las empresas para que ellos justifiquen estar fuera de la gran área metropolitana invirtiendo en zonas como éstas. Estoy promoviendo un proyecto de incentivos a los servicios en las zonas de menor desarrollo, eso significa un incentivo a toda aquella empresa que de empleo al nuevo desempleado. Nosotros podemos vender servicios desde Costa Rica. La Organización Mundial de Comercio le prohíbe los incentivo a la producción, pero no produce los incentivos a los servicios. Esto lo que significa es que nosotros podemos incentivar las zonas de menor desarrollo, o sea las que estén fuera de la gran área metropolitana, para que esas se planteen en zonas como nosotros que dar un incentivo porque no están cerca de aeropuertos internacionales, no están cerca de puertos y no tienen necesariamente los servicios en estas zonas. Dándole un incentivo fiscal nosotros podemos desarrollar estas zona. También nosotros estamos claros de que una zona como la nuestra, para catapultarse necesitamos ir empujando el Aeropuerto Internacional de Palmar Sur. Se está en el proceso de adquisición de los terrenos para luego ver a si través de alguna figura que sea mas rápida, como concepción de obra pública se puede lograr tener un aeropuerto internacional. Eso tendría un gran impulso al turismo. Tenemos uno en Guanacaste, principalmente por el turismo de sol.

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Aquí es un turismo boutique. Un turismo insertado dentro de la naturaleza de la zona. Además de eso obviamente habrán proyectos de mucha envergadura para esta zona que podrían catapultarnos, por ejemplo con la carretera Buenos Aires-Limón o la carretera Coto Brus-Limón a través de la Gran Biosfera de la Amistad. Incluso ya hay gente que ha calculado cuantos kilómetros son. Si lográbamos los estudios de esa carretera nos convertiríamos en un canal seco. El canal seco que hace muchos años nosotros estamos necesitando. Un conteiner desde Pindeco Buenos Aires tiene que pasar por toda la meseta central para pasar por el Zurquí hasta llegar a Limón. Después el planteamiento de la represa Boruca el cual nos catapultara a nivel internacional como zona. Son valores agregados que la zona puede dar, no solo en ese campo. En el campo económico, si hay un aeropuerto internacional o una represa, una carretera, pero en el campo ecológico nosotros tenemos como región el gran parque Corcovado, el gran parque Chirripó y el parque Marino Ballena. O las impresionantes esferas, únicas en el mundo. Mi abuelo tenía una finca ubicada en lo que llamaban Bolas de Buenos Aires y era porque en la finca habían gran cantidad de esferas. Entonces lo que quiero decir con esto, es que tenemos muchos valores agregados. Si nosotros damos un pequeño incentivo y logramos un poquito más de empleo, mejoramos nuestros niveles de desarrollo. Eso si, no tenemos que dejar el agro porque no se ha acabado la frontera agrícola en Pérez Zeledón. Según algunos índices de desarrollo las dos zonas de mayor crecimiento de aquí a los próximos treinta o cuarenta años de Costa Rica son Guápiles y Pérez Zeledón. Esos son los dos polos de crecimiento más acelerados que tiene este país. El cooperativismo: la gran oportunidad El cooperativismo significa la gran oportunidad de hacer contrapesos según la necesidad. Donde usted tiene que lograr que haya más que producción de riqueza, distribución de riqueza.

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Yo siempre he dicho que la riqueza de una nación no se mide por su ingreso per cápita, ni por el que tenga en el Banco Central, sino por la capacidad que tenga de distribuir riqueza. Eso significa el cooperativismo y Coopeagri de la cual nos sentimos muy orgullosos, no solo en Pérez Zeledón ni en la Zona Sur sino, que es una de las mas importantes de Latinoamérica. Ha sido para nosotros un punto de equilibrio y no solo distribución de riquezas, sino un punto de equilibrio. No solo desde el punto de vista económico, sino desde el punto de vista social. Coopeagri tiene ingenio, beneficio, gasolineras, supermercados y hasta Ferretería. Ha sido para la economía de este cantón a lo largo de 44 años un punto de equilibrio y por eso, he creído en Coopeagri como uno de los mecanismo más importantes para nuestra región. De estos dos bellos monstruos: Coopeagri y Coopealianza, han aprendido Coopearcoiris, Coopeace en San Antonio, Coopemadederos y hasta Coopebrunca, una cooperativa estudiantil, que es ejemplo en esta región.

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Entrevista a José Luis Abarca Camilo esta con nosotros don José Luis Abarca Méndez el fue durante muchos años inspector de caminos en Pérez Zeledón, fue también alcalde cuando se llamaba Ejecutivo Municipal tuvo aquí varios negocios uno famoso que se llamo el Mercadito, luego la primera lavandería que conoció toda la Zona Sur me imagino y tiene toda una historia de vida que contarnos, tiene setenta y ocho años, tuvo trece hijos bueno once vivieron y tiene casi cuarenta nietos. Nací en San Gabriel de Aserr. Un 30 de septiembre de 1928. Estuve en la escuela de San Gabriel. Mi papá se llamaba Ramón Navarro y fue agricultor. Mi mamá se llama Pacífica Méndez. Era ama de casa. Somos ocho hermanos. Yo nací huérfano, soy hijo póstumo como dicen, porque murió antes de que yo naciera en un accidente que tuvo trabajando en una finca. Mi madre fue la que me dio crianza. Yo soy de una cuna muy humilde. No nací en cama de oro. Pero para mi es un orgullo haber nacido dentro de la pobreza, porque eso me ha dado fortaleza. Para hoy apreciarla más lo que tengo. Desde muy joven tuve que trabajar. Yo tenía como nueve años cuando el único que “veía” por la casa era mi hermano mayor, que se llamaba Nago Abarca. Él era agente principal de policía en San Gabriel de Aserrí. Posteriormente don Pepe Figueres que tenía la finca La Lucha y los comisariatos de Santa Elena y otras empresas, conoció a mi hermano y fue a visitarlo a San Gabriel para pedirle que se viniera a trabajar con él. Como mi hermano era muy querido en San Gabriel y tenía como doce años de ser policía, tuvo que pensarlo mucho para dejar el puesto de policía en aquel entonces. 60

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Hasta que se resolvió a venirse a trabajar con la empresa de los señores Figueres. Trabajó en la Lucha como administrador general de los comisariatos. Un 3 de octubre de 1939 salió con un compañero don Fernando Noguera, que era el agente principal de policía de la Lucha y que era íntimo amigo y compañero de la infancia de mi hermano. Salieron a hacer las compras para los comisariatos y el río Santa Elena estaba muy crecido y allí murió mi hermano ahogado. Yo estaba muy joven, como de nueve años. Don Pepe con todo la generosidad que lo caracterizaba nos recogió, porque mi mamá quedó sola y nos trajo a la Lucha. A mi mamá le asignó una pensión, porque cuando eso, no había ni las leyes sociales que existen hoy. Le asignó una pensión a mi mamá para que sobreviviera y nos criara a nosotros. También le asignó a la viuda de Nago otra pensión para que sobreviviera y a nosotros nos dio trabajo en la Lucha. Entonces yo, de esa edad comencé a trabajar ahí en la Lucha en las fábricas de mecate. Como don Pepe nos quería mucho a todos y nos tenía tanta confianza y consideración, yo siento que me crío. Como yo toda mi vida estuve a la par de él participando en todo, algunas veces me presentaba como el hijo adoptivo y me sentía orgulloso de sentirme como hijo de la calidad de hombre como don Pepe Figueres. Ahí me crié en diferentes trabajos. En la cordelería, en los comisariatos y también en las oficinas con los contadores. Hasta que también fui excombatiente del 48. Cuando tenía 19 años. Excombatiente del 48 Allí participé peleando en la Sierra. Fui prisionero, después de que una gente entró a la toma de San José. Me sucedieron muchas cosas durantes esos años, porque como yo estuve en la casa de don Pepe y participé en muchas de las reuniones. Viví todos los preparativos del 48. Recuerdo perfectamente las elecciones de ese año que se votaban en San Cristóbal Sur. Los de La Lucha siempre votábamos en la Lucha, pero yo no era sufragante en aquel entonces. Pero entonces me mandó don Pepe a cumplir una misión, que era cuidar las mesas y a ver como se desarrollaba Camilo Rodríguez Chaverri

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todo el proceso electoral. Recuerdo perfectamente que el gobierno mandaba gente, la mayoría nicaragüenses, que traían de la zona bananera. Estaban a cargo de Carlos Luis Fallas, de Aurio Morales, de Tijerino y demás. Recuerdo a dos muchachos que mandaron ahí, estaban con hambre y con frío y al llegar a San Cristóbal Sur me dijeron que a ellos los mandaron y que allí no conocían a nadie. Yo les ayudé en lo que pude. Al llegar en la noche a eso de las 7 de la noche. Una vez que pasaron las elecciones y que se hizo el conteo, mientras daban los resultados yo me fui para San Cristóbal Sur para contarle a don Pepe como había estado el día y le llevaba información de cuántos votos y todo eso. Yo me fui a descansar un poco, pero estaba haciendo guardia, y ya se escuchaban los movimientos. Además las fuerzas de gobierno ya le tenían los ojos puestos al movimiento. Se decía que don Pepe estaba en movimientos de esa naturaleza. En La Lucha estaba un grupo de los que iban a participar en la revolución, por si las cosas no se llevaban a la finalidad completa, con su debido orden. Muchos se fueron a acostar, yo continué un poco más en la oficina y en eso sonó el teléfono y nos informaban de la Sierra, que una cazadora que llevaba la documentación de las elecciones con votación de Frailes, Santa Elena, San Cristóbal Sur y San Cristóbal Norte en Casa Mata se había volcado. En esa cazadora iba mi suegro y otros amigos nuestros. Allí murieron unos compañeros de la lucha como Ernesto Vargas, que era administrador de los negocios de la empresa, también Juan de Dios Chacón que le decíamos el Macho porque era albino. Fue una gran tragedia. La documentación alguien la recogió a tiempo y la mandaron para allá. Otilio Ulate ganó como por diez mil votos. En aquel entonces el veredicto de las elecciones la daban los diputados, no el Tribunal Supremos de Elecciones. Fueron los diputados quienes la anularon y la declararon fraudulenta.

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Después de la votación, el gobierno no estaba conforme. El candidato oficial no estaba conforme por el triunfo de don Otilio Ulate, pues ya se daba por entendido de que las elecciones iban a ser anuladas. Entonces fue cuando comenzó don Pepe a prepararse más. Él estaba preparado, lo tenía todo listo. Se había preparado desde que había sido expulsado y se fue a México. Para el inicio de la revolución se esperó y así comenzaron a llegar. Recuerdo que uno de los primeros que llegaron fue don Masís de Cartago, luego Piquín Garro. Recuerdo a Tuta Quirós y Tuta Cortes, Frank Marshall y llegó también un muchachito que le llamábamos Pipiolo, porque era hijo de los dueños de la Ferretería Pipiolo. Llegó también un muchacho Juan Márquez y Roberto Baldeperas, Carlos Gamboa y muchos más. Ahí comenzamos a formar el cuadro de quien iba a comandar los dos grupos. Yo no, porque yo era un muchachito. Yo solo esperaba lo que ellos dijeran. Yo nunca formé parte del comando, pero si estaba muy de cerca de los que lo formaban. Ahí estuvimos un tiempo, mientras tanto don Pepe y un grupo estaban en el taller haciendo unas bombas con pedazos de tubo. Con ellas se atacaron muchas partes en el Alto de Ochomogo. Luego empezó a llegar gente a incorporarse al movimiento. La gente que estaba enterada del movimiento, tal como Brus Masis, Hugo Navarro y algunos que vinieron del lado del Puriscal. Unos que vinieron de Juan Andrea, otros desde San José y de Desamparados. Comenzaron a prepararse y nosotros los orientábamos para mandarlos a la Lucha. Así fue como se fue formando el ejército. Lo que nunca olvidaré es cuando caí preso cuando estaba peleando en la Sierra. El domingo estábamos peleando allí. Fue tanta la balacera, que éramos pocos los que estábamos en el frente. Don Pepe estaba del lado de San Cristóbal Sur con un grupo, peleando contra los que venían del lado de Santa Elena. A nosotros nos atacaron por la Sierra de Cartago. Era muy duro el ataque que nos hicieron que nosotros no estábamos preparados. En primer lugar porque ninguno es militar. Además estábamos haciendo frente, pero llegó el momento en que la vanguardia nos dio y nos atacaron. Nos pasaron Camilo Rodríguez Chaverri

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y se metieron por la retaguardia. Hubo un momento en que me dijeron “sálvese quien pueda”. Eran como la 1 o 2 de la tarde y recuerdo que todos salimos huyendo. Fue cuando se le avisó a don Pepe allá a Frailes que la Sierra la había tomado el gobierno. Le avisaron a don Pepe, quien venía de vencer a las fuerzas que venían por el lado de Santa Elena, que eran más débiles y don Pepe las iba desplegando hacia Frailes. Allí fue cuando don Pepe supo que había perdido La Sierra. En eso fue cuando tomó la determinación de irse a tomar San Pablo, Santa María y llegó allá. Pero allí no estuve yo, por lo que no puedo contar. Don Pepe para mi vale un tesoro Don Pepe para mi vale un tesoro. Lo poquito que entré al campo interactual se lo debo a don Pepe. Porque yo salí de muy pocos años de la escuela, y fue don Pepe quien se dedicó a enseñarme ahí en la Lucha. Don Pepe tenía un salón donde después de las 7 pm, los que queríamos estudiar le pagaba al profesor. Por eso don Pepe fue para mi, mi vida. Si algo tengo económico desde luego se lo debo a Dios primero, a mi madre, que fue una santa y a don Pepe. Después de haber participado en la guerra del 48, yo no quise trabajar con el estado. Don Pepe me dijo que me fuera con un puesto ahí con ellos, pero yo preferí seguir trabajando en la Lucha. Trabajando en la administración. Estando don Pepe en la presidencia, entonces yo trabajaba en la parte de al lado y en eso había que buscar un encargado o administrador de la finca de la Chonta, que está ubicada aquí por el Empalme. Así que me vine a administrar esa finca de don Pepe. Ahí tenía la lechería. Ya yo tenía como tres o cuatro hijos, ya criaditos y don Pepe ya vivía con la Henrieta. Entonces yo me puse a pensar que yo viviendo en la Lucha toda la vida iba a vivir de un sueldo y no le estaba asegurando a mis futuros hijos. Entonces llegué un día donde don Pepe y con estas palabras textuales dije: “don Pepe me voy a ir para Pérez Zeledón” y don Pepe me dice “¿por qué te vas a ir?, ¿no estás bien en la Lucha?” yo le dije, “si estoy muy bien en La Lucha 64

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y aquí estoy feliz de la vida. Usted es demasiado bueno y no tengo queja alguna, ni con el trato, ni con la empresa, ni con usted personalmente”. Me dice “si es que no estás conforme en el puesto que estás ve con mi hijo al gobierno o cambia de trabajo aquí en la Lucha. Vos me dices y te cambiamos”. Entonces le dije, “no don Pepe, es que yo pienso en el futuro de mis hijos, yo voy para viejo y estoy viviendo de un salario que me lo estoy comiendo. Cuando ya yo no tenga mis fuerzas y si sus hijos ya una vez que ellos cojan la administración de la finca y ya yo no le sirvo como trabajador, entonces ya yo voy a salir viejo, sin fuerzas y sin ninguna economía. Entonces aunque yo todavía me siento joven, yo quiero cambiar mi destino para ver que puedo hacer”. Entonces me dice bueno José Luis, siendo así tenés toda la razón. Entonces me fui donde Teresita Jiménez, la que luego fue esposa de Mariano, que era la dueña de ese negocio el “Mercadito”. Porque recuerdo que cuando vine en 1951 a pasear a Pérez Zeledón para visitar a mi mamá, que ya vivía aquí por problemas de salud, Teresita me dice: “José Luis véngase, le vendo este negocio”. Y recuerdo que me pidió una prima de 3000 colones para que le comprara ese negocio. “El mercadito” era un negocio de abarrotes y verduras. Lo tuve como 8 años. Así fui capitalizando poco a poco. Pero de un momento a otro también tuve algunas crisis. Mi familia se iba haciendo más numerosa mayores gastos y algunos problemas que se presentaron de salud y todo eso. Entonces me vi en la necesidad de venderlo. Luego me puse una lavandería, pero este negocio fue un fracaso. La principal razón fue porque aquí nadie usaba ropa de casimir. Si acaso para algún baile o algo así. Se usaba un vestido de esos cada tres meses, entonces mientras tanto yo lo que puse fue una lavandería corriente, compré una maquinaria, saqué un préstamo en el Banco de Costa Rica y quedé un poco enjaranado. Quedé con muchas deudas por lo que de ahí en adelante pues tuve que trabajar para pagarle al Banco y sacar mi crédito. Cuando ya estábamos mal en lavandería, llegó don Zinder Braudigan el ingeniero, que también era abogado e instaló una Camilo Rodríguez Chaverri

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oficina. Éramos amigos porque él también fue excombatiente del 48. Zinder Braudigan fue director del Servicio Civil en la administración de don Pepe. Era un hombre muy bueno y me dice “José Luis, tenemos que ponernos a medir fincas”. Entonces a mi me sobraba todavía una platilla por ahí y entonces nos fuimos y compramos un tránsito japonés. Yo ni sabía que era eso y Zinder, quien era hijo de don Otto Braudigan que era ingeniero y sabía más de ese tema entonces me enseñó a manejarlo. Un mes después yo estaba midiendo fincas y haciendo cálculos de planos. Así estuve como dos años ejerciendo la topografía empírica. Pero en ese entonces pagaban muy mal. Por hacer una medida uno tenía que irse una semana por allá y le pagaban malísimo. Para mi no era negocio porque me maltrataba mucho. Pero en eso resultó el negocio de “La Cuevita” que era de un amigo mío y me lo vendió. Ese era un negocio ya más grande de abarrotes, cristalería y un bazar, que estaba instalado por la Avenida Central. Posiblemente estaba aburrido o cansado de tener ese negocio y entonces me lo vendió. El trato fue que yo me hiciera cargo de ir pagando las deudas que él tenía y yo le di un poquillo de plata que tenía. Lo tuve como por seis años. Pero ya yo estaba como miembro de la Junta Cantonal de Caminos y yo desde que llegué a Pérez Zeledón me identifiqué con los compañeros de partido y me gustaba participar en las organizaciones. Como tenía amigos munícipes de la administración, entonces fui nombrado secretario de la Junta Cantonal de Caminos. Era un puesto de honor. Caminero Cantonal Así pasé a ser inspector de caminos, porque era miembro de la Junta Cantonal de Caminos. En ese puesto si ganaba, pero era muy poco. Además tenía el negocio. Pero no era conveniente estando yo en ese puesto pagado, tener el negocio. Entonces vendí “La Cuevita” y me dediqué al puestillo de Caminero Cantonal. Trabajé como dos años de Caminero, pero luego derogaron la ley de la Creación de la Juntas de Caminos y pasaron los caminos a responsabilidades, no de la Junta 66

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Cantonal, sino directamente a la municipalidad porque bien que mal las Juntas de Caminos eran parte de la administración. Era nombraba por la municipalidad. No era de elección popular como la municipalidad. Pero se quitó este puesto, pero quedaba el problema de los caminos siempre, pero como existía la necesidad de nombrar una persona que siguiera siempre dándole la atención a las comunidades con los problemas de los caminos, entonces me volvieron a llamar. ¿Qué hacía el Caminero Cantonal? Si querían abrir un camino entre una comunidad y otra. Entonces ellos no se ponían de acuerdo. Pedían a la Municipalidad que les abriera ese camino para así tener acceso ellos y que fuera la municipalidad la que le brindara la ayuda económica para la construcción de los caminos. Pero a veces se daban conflictos entre los que tenían acceso de camino que lo que tenían eran trillitos sin ninguna reglamentación y la ley general de Caminos Públicos. Se tenía un reglamento que regulaba los caminos nacionales, y los caminos vecinales. Por ejemplo La Ley General de Caminos contemplaba en aquel entonces el artículo 29 que todo dueño de propiedad estaba obligado a darle mantenimiento al frente a sus propiedades a escarbar y mantener limpias las orillas del camino y la gente no lo cumplía. Entonces el caminero tenía que ir a girar esas órdenes. Se presentaban en esos problemas entonces los caminos encharalados y con sombras. Al quitar la ley entonces la Municipalidad me nombró, como Jefe de Caminos y Puentes para darle seguimiento al mantenimiento de los caminos en el cantón. Ahí tuve la oportunidad de conocer el cantón de palmo a plamo. Así tuve la oportunidad de participar con mucha gente brindándoles algún servicio, porque yo era jefe de la maquinaria municipal y entonces les brindé bastantes servicios. Trabajando en la municipalidad, fui nombrado por enfermedad del entonces Ejecutivo Municipal, Juan Céspedes Méndez como sustituto por cuatro años. Fue en la segunda parte del gobierno de Carrazo. Existía una situación muy crítica en la municipalidad, porque el presupuesto era muy bajo. Existían las partidas específicas, pero usted sabe que tenían sus problemas. El diputado podía disponer de hacerles cambios y Camilo Rodríguez Chaverri

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todo. Eso me trajo algunos problemas para poder desarrollar la necesidades que se iban presentando. Esos dos últimos años de Carazo fueron muy críticos. Después fui otros cuatro años más alcalde. En el año 86 ya me retiré, porque ya mi periodo terminaba y merecía mi pensión. Pérez Zeledón tiene muchas necesidades Un cantón como éste tiene muchas necesidades. Se va desarrollando a medida que va el crecimiento de población y así crecen también los problemas. Yo alabo por ejemplo, a aquellos que se metieron a formar el trillo y le hicieron frente haciendo la picada primero y llegaron hasta acá. Después vino gente y comenzó a forjar el cantón. Para mi Pérez Zeledón significa algo muy grande, algo que me dio mucha vida. Porque yo llegué aquí siendo un inocente. Un hombre que no tenía ninguna experiencia. Y ver en la forma de cómo se ha ido desarrollando. Esa prosperidad significa mucho. Quisiera dar un reconocimiento a toda esta gente, que ha llegado aquí a emprender la lucha en pro del cantón.

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Entrevista a Otton Solís Camilo aquí esta con nosotros su hijo mas conocido hay varios muy conocidos su hijo mas conocido mas prominente en la vida publica del país quien a sido diputado, ministro y también candidato a la presidencia quien es fundador de uno de los partidos importantes, de uno de los dos partidos mas importantes en el país hoy, y quien es un gran intelectual una gran figura, un gran economista de Pérez Zeledón, sin duda un orgullo de este cantón yo mismo pedí que se incluyera en la lista de los entrevistados de pioneros de Pérez Zeledón a don Otton, para hablar de él y para hablar a partir de él de su familia y de su padre. Yo nací en Santa Elena, un caserío del distrito de El General Viejo, que está cerca de las faldas de la Cordillera de Talamanca. Crecí hasta los quince años en la Hermosa, otro caserío de El General Viejo. Allí hice toda una escuela primaria y cuando tenía quince años de edad, papá y mamá hicieron casa aquí en San Isidro, porque ya éramos muchos los que estábamos en el colegio. Estuve en el Liceo Unesco, hasta el cuarto año. Mientras estaba en vacaciones de quince días de cuarto año fue que se terminó la casa y nos vinimos a vivir a San Isidro. Antes de eso viajaba el fin de semana, había que hospedarse aquí en San Isidro en casas de familia y parientes. Éramos como todas las familias de campo, trabajando mucho en la agricultura. Nosotros trabajábamos en el café, el ganado, la caña, frijoles y maíz. Teníamos plátanos y bananos para sombra. Mi papá Alberto Solís nació en 1922 en Santa María de Dota. Luego de la crisis de la bolsa de Nueva York, en 1929, bajaron

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los precios del café. Mucha gente sufrió. Por eso mi abuelo Elizario se vino en 1931, año en que se fundó el cantón. Mi papá venía de nueve años y ahí venía con los hermanos. Fueron a General Viejo. Se vino al mismo tiempo que un tío de mi padre que se llamaba Fernando Solís y le decíamos Nando. Era hermano de mi abuelo Elizario Solís y compraron una tierra ahí, la partieron a la mitad y ahí comenzaron a forjar Pérez Zeledón, osea se independiza de Santa María de Dota en el 31. En el 23 Dota se independiza de Tarrazú. Dota pertenecía a este cantón con todo y Pérez Zeledón. Entonces a los ocho años Pérez Zeledón se independiza de Santa María, y se hace cantón. Crecieron mucho con lo del cantón, pero aquí ya había vida cuando ellos llegaron. Desde antes, porque desde que se hizo la picada a Calderón aquí estaba llegando gente. Mi madre era de una familia de agricultores. Se llama Consuelo Fallas Mis papá se conocieron de chiquillos allá en Santa María de Dota. Pero fue aquí cuando ya de grandes se vieron, se hicieron novios y se casaron. Por el lado de mi padre la familia llegó a la Hermosa, en el distrito de General Viejo. Los de la familia de mi madre se vinieron al distrito de lo que antes era Cajón, a un lugar que se llama Santa Teresa. Se casaron en el año 48. Después de la revolución papá y mamá se conocían y habían medio “salido”, lo que se llama “salir” en esas épocas. Mamá estaba estudiando en el Colegio María Auxiliadora en Alajuela como interna. Pero ella nos cuenta que lo quería mucho. Mi papá se viene de Santa María y tenía nada más el inicio del segundo grado. Había aprendido a leer y escribir. Pero papá fue un gran lector y se vino acá y ya no siguió la escuela, entonces nunca estudió más. Mamá si fue a la secundaria. Una parte la hizo en el Colegio de Monjas internada y papá le había dicho, que si había revolución él iba a la revolución y que le iba a proponer matrimonio. Efectivamente mamá vino después y se casaron. Papá estuvo de soldado raso, peleó en la Sierra, en la entrada de la Lucha y lo cogieron preso por lo que estuvo el resto de la revolución en la Peni.

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Papá fue muy estricto hasta el día que murió. Desde muy temprana edad teníamos que ir a trabaja. El no entendía el tema del trabajo infantil, porque él creció también trabajando y para él el trabajo es educación. El trabajo no es un obstáculo para el desarrollo de la vida. El trabajo es formación. La disciplina y el tener deberes y no solo derechos. Él decía que toda persona tenía que trabajar y decía que los domingos teníamos que trabajar en lo que se llamaba trabajos suaves: ir a salar el ganado, rejuntarlo y ver si alguno tenía torzálos para curarlos. Los domingos uno llenaba la troja con los plátanos de la semana, con guineos para los cerdos que se engordaban alrededor de la casa, con bananos. Todos esos se consideraban trabajos suaves. Él decía el domingo se trabaja, el domingo se come, por lo tanto el domingo se trabaja. Siempre había algo que hacer y sino él inventaba. Habían deberes antes de ir a la escuela, por ejemplo nosotros teníamos que ir a traer vacas muy de madrugada a pelo de caballo, ayudar en la ordeña y un poquito más creciditos ordeñar y ayudar en otros quehaceres. En una casa como la de nosotros había que picar leña, porque no había cocina eléctrica, por supuesto, ni de gas. Cuando tenía nueve años, papá compró una planta eléctrica. Aquí un señor que todo mundo en Pérez Zeledón conoce, don Franklin Esquivel compró una planta de un kilobatt y medio de diesel. Entonces teníamos a partir de los nueve años, electricidad. En la mañana era de motor, en la tarde había que planchar, en la noche había electricidad un rato y se apagaba. Nunca papá permitió que trabajáramos y estudiáramos, siempre quiso tener él la satisfacción de que nos dedicamos solo al estudio. Entonces nos exigían excelencia. El tema de la palabra, el tema de cumplir horarios, en eso papá era estricto con los horarios y crecimos en ese ambiente. Austeridad y trabajo. Somos nueve hermanos. Seis hombres y tres mujeres. Siempre mi papá trabajaba con todo lo del café, muchos años hasta hizo la poda del café solo. Cuando tuvo un poquito más de ingresos ya contrataba a alguien para que le ayudara. Siempre trabajaba solo, hasta que anocheciera. Había que llevarle almuerzo y café a la casa, a la finca, al cafetal todo el día. Siempre mi hermano mayor y yo estabamos con él. Camilo Rodríguez Chaverri

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De mis hermanos, Virginia es profesora de matemática y es la directora del Liceo Unesco. Ella es la mayor. Emilia es bióloga, Humberto es médico, Mayela trabaja en contabilidad y es profesora, Alex es abogado, Marvin es odontólogo, Norberto es administrador de negocios y administra aquí una bomba de gasolina. Por último Geovanny que combina ser profesor en San José y trabajar con las tierras de la familia. Estudié en la Escuela Fernando Valverde Vega en General Viejo y luego en el Liceo Unesco. Después entré a la Universidad de Costa Rica y luego terminé de estudiar en Inglaterra. Cuando me fui a vivir a San José nos fuimos a vivir a una pensión. Se llamaba la pensión Villalobos y estaba frente al Pensionado María Auxiliadora, entrando por la oficina de Registro de la Universidad. Cuando yo estaba en sexto grado, ya habían salido tres hermanos, mis dos hermanos mayores y Humberto mi hermano. Ellos no habían ido a estudiar porque estaban trabajando en la finca. Mi papá se fue a un viaje a Estados Unidos y vino convencido de que además de hacer algo material en la vida, había que estudiar. El estudio era importante, mamá siempre lo decía y ahora él. Así fue que a la Universidad entramos tres al mismo tiempo, Emilia, Humberto y yo. Yo solo dos veces había ido a San José. Una vez cuando tenía trece años y mi hermano catorce y medio nos mandaron a conocer San José. Era para las fiestas de diciembre. Recuerdo que fuimos a ver un partido de fútbol, era San Carlos-Saprisa en el Estadio Nacional. También fuimos a los juegos y a las actividades de fin de año, que eran en Plaza Víquez. Nos hospedamos en el Hotel Terminal, que era un hotel en que se hospedaba mucha gente de San Isidro cuando iba a San José. Estuvimos en San José cuatro días solos. Fue increíble. En otra oportunidad antes de eso, como en los años sesenta. Mi papá compró un carro y el estreno fue ir a pasear a Puntarenas, a las fiestas del mar y pasamos por San José y dormimos una noche allí.

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Así que cuando llegué a la universidad yo andaba conociendo. Recuerdo irme a subir a los ascensores de la Caja. Como ahora había que escoger tres carreras para ver en cuál entraba de acuerdo al promedio de admisión y puse de primera a economía, en segundo lugar matemáticas y en tercer lugar periodismo. Entré a economía y al filo de terminar, en diciembre del 75 y en junio del 76 me fui a estudiar a Inglaterra. En esa época estaba iniciándose una idea que desgraciadamente ha muerto: la idea de la planificación regional. Yo estaba aquí de Director Ejecutivo del Consejo Regional del Valle de El General, que incluía a Pérez Zeledón y Buenos Aires. Estuve seis meses allá. Casualmente fue en esos meses en que ALCOA desistió del contrato. En ese momento la pelea era por recuperar las tierras. Recuerdo que vino Jorge Chacón a mi oficina y me dijo que había revisado el contrato con ALCOA y en el contrato decía que si la empresa desistía del contrato el gobierno en los seis meses siguientes podía readquirir las tierras al precio original que había pagado ALCOA. Entre las compras mayores de ALCOA en ese momento, osea en 1976 había venido la gran inflación que se dio con la primera alza de los precios del petróleo en el 74. Entonces las tierras a precio de mercado valían muchísimo más que lo que había pagado ALCOA. Para el gobierno era un fenomenal negocio, allí comienzo yo a ver que el gobierno las iba a comprar y me cerraban las puertas en San José. Y empezamos a sentir lo que era cierto. Claro había un gran negocio con algún corrupto. El no comprar las tierras ALCOA y después cuando se iban adquirir ALCOA las vendía a precio de mercado. Por lo que había un gran potencial para la corrupción efectivamente. Entonces fue como una pelea que me tocó dar. Aquí movilizamos gente. La idea fue de Jorge Chacón, pero yo hice mucho trabajo de presionar en su momento. Recibí cartas muy duras de autoridades muy altas de este país, insinuando que yo quería comprar esas tierras. ¡Que voy a querer comprar esas tierras¡ Eran para que las comprara el estado y después hicieran Programas de Reforma Agraria.

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Fue una pelea interesantísima. Recuerdo que yo había pedido ya la beca a Inglaterra y en eso me anuncia la embajada que el gobierno me la concedió. Muchos me dijeron que era para sacarme y calmar los ánimos. Pero no es cierto, la beca yo la había solicitado y ya la pelea estaba ganada. La primera vez que yo salí en un medio de comunicación, porque vino Isabel Ovares, del periódico Universidad a entrevistarme recuerdo una respuesta que causó que hasta el presidente de la república de ese entonces y varios otros, me mandaran cartas durísimas contra mi. Me pregunta Isabel Ovares, ¿por qué el gobierno no adquiere las tierras, si es una ganga?, y le digo “bueno en el mejor de los casos por negligencia, en el peor prefiero no comentarle”. Eso causó y ayudó a que se comprara las tierras por el estado y aquí se hicieron. Donde está hoy la Universidad Nacional, donde está el Colegio Técnico se hicieron programas de repartición de parcelas a pequeños agricultores. Mucha gente muy humilde se benefició y todavía hay tierras de esas en manos del estado. Fue importante que el gobierno las adquiriera y nunca se me olvida que estaba yo en el Liceo Unesco dándole una charla a estudiantes para que ayudaran a presionar para que las tierras las comprara el estado, cuando llegué a la oficina y me comunicaron que la embajada inglesa había llamado para decirme que tenía la beca. Eso fue una excelente noticia porque desde muy joven quería irme a estudiar. La idea era pues un poquito compenetrarme con la cultura europea y sobre todo la inglesa. Para mi la historia ha sido una afición de toda la vida y me gustaba mucho la historia inglesa. La edad media desde el siglo trece. Luego de estudiar como 4 años, fui muchos años también profesor. Di clases en la Universidad de Reddy y en la Universidad de Manchester. El doctorado que empecé fue en Economía Monetaria, pero no lo terminé porque me vine para acá. Estuve allá ocho años y nueve meses, pero fue una década de período de allá, porque me fui en 1976 y regresé en el 1986. En esos dos años vine dos veces, una vez a recabar datos para trabajos de investigación que estaba haciendo y otra vez vine y estuve trabajando en Mideplan, como economista.

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Vuelvo y es ministro de Comunicación por dos años y medio. Fue un cambio dramático porque yo estaba allá en la academia en círculos académicos con profesores y de repente me llama el hoy presidente Oscar Arias para que sea, si acepto, el Ministerio de Planificación. Para mi fue una decisión difícil porque yo estaba allá entusiasmado con lo que estaba haciendo. Por otra parte yo hablaba todo el tiempo de Costa Rica y de mi patria. A uno fuera del país se le mete el nacionalista creo impertinente. Yo siempre hablaba de Costa Rica, por lo que los amigos y profesores me dijeron, “usted toda la vida a hablado de Costa Rica, ¿cuándo va hacer algo por el país? Además yo tenía en la vena mía el servicio público y entonces a pesar de que nunca había estado en política, acepté el puesto y me vine. Nunca me había planteado estar en política. No recuerdo que nadie me propusiera a mi en la escuela que fuera vocal o presidente de sección. En la universidad si, pero yo estaba más con ansias de leer y estudiar. Cuando yo estaba en el segundo año de la Universidad, Fernando Herrero y Enio Rodríguez vienen a buscarme para que entre a un grupo de estudio que ellos tenían desde el colegio. Ellos venían de colegios privados y creo que habían visto que más o menos me iba bien en la universidad y entré al grupo Faena, en el que estaba Leonardo Garnier, Eduardo Dorian, Rebeca Gryspan y Daniel Masis. Estuve ahí dos o tres años. Leíamos mucho, estudiábamos mucho de historia latinoamericana, teorías del desarrollo de problemas geopolíticos de la región. Era un grupo muy serio. Fue un período para mi fascinante de lectura y de estudio. Pero después ellos quisieron meterse en la política y muy de izquierda y ahí nos separamos. Porque no era ese mi interés, ni mi ideología, ni compartía con ellos. Ellos se metieron a organizar células para hacer la revolución en este país y ahí yo me retiré. Después de ser 2 años y medio Ministro de Planificación, en el 94 quedé de diputado, creo que en el sétimo lugar o en el octavo lugar por San José en el período del expresidente don José María Figueres. En la política se dan enseñanzas tremendas. Yo creo que una de las cosas que en mi inyectan un compromiso honesto con la

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gente es la fe que ellos tiene en uno. La fe que la gente deposita, en que usted realmente está por servirle al país. Eso en mi ya es un compromiso original que uno tiene en el corazón, pues lo ha fortalecido enormemente en múltiplos ejemplos, pero hubo en mi campaña de diputado algo extraordinario. Un señor muy pobre de Lomas de Cocorí, nos prestó su casa para que nos reuniéramos. Su casa era muy pequeña y estaba en una pequeña loma. Imagínese que este señor quitó una pared para convertirla en una especie de podio, en el escenario desde el cual yo le hablaría a los vecinos que él había invitado. ¡Destruyó una pared de su casa para que yo hablara¡ Me dijo, “tranquilo Otton, yo en estos días la vuelvo armar. Era para que usted se sintiera cómodo”. En política nacional, creo que se debería pensar más en esos casos, en esa gente que realmente tiene una fe enorme en los que estamos en política. En que lo hacemos para servir y no para servirnos. Es por eso que ellos hacen esos enormes sacrificios. Para llegar a una diputación había que hacer distritales. Yo participé aquí en distritales en Pérez Zeledón y después había que ir a la Asamblea Nacional y ahí pasamos por diversos procesos. Aquí la gente nos conoce a mí y a la familia. Tenía a dos rivales extraordinarios, que eran dirigentes de DINADECO o sea habían vivido toda la vida con las comunidades y eran buenas personas. Sin embargo saqué el 82% de los delegados y la gente se portó bien. Con ese antecedente es que fui a la Asamblea Nacional, donde trataron de quitarle el puesto que Pérez Zeledón tenía. Entonces yo en ese momento dije, “si es así, entonces yo no soy diputado, no voy a ser el que le quita a Pérez Zeledón el puesto que siempre ha tenido”. Pero bueno fue la diputación una buena experiencia. Al año y resto de ser diputado vino el huracán César y fue una tragedia enorme. Pérez Zeledón quedó aislado totalmente, por 11 días. Yo antes de llamar al presidente quise contarle con mis propios ojos. Ese día que fuimos le dije Shirley, “recemos para que Pérez Zeledón sea el peor lugar, porque si hay otros lugares que son peores que Pérez Zeledón, esto es una tragedia nacional terrible”. Y efectivamente había afectado 76

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terriblemente a la zona de Pacífico Central, Quépos, Santa María de Dota, casi toda la Zona Sur. Aquí se perdió una gran parte de la infraestructura vial, puentes, acueductos y escuelas. Hubo un momento en que hubo escasez de combustibles. Pero bueno, este cantón surgió muy bien del César, principalmente porque aquí había una organización comunal. Se logró hacer un diagnóstico en tiempo récord. Un consultor externo hubiese tardado tres meses y nos hubiese costado como cuarenta mil dólares. Ellos no tienen que hacer consultaría, ni encuesta, ellos saben muy bien todo lo que pasó. Luego tuve una participación muy destacada en el tema de los Consejos de Distrito y las Partidas Específicas. El tema de las Partidas Específicas es una anomalía. En ninguna parte de la constitución dice que los diputados tienen como función repartir esos fondos en Costa Rica. Entonces lo que hice aquí en Pérez Zeledón fue renunciar a ese poder sobre las partidas y activar el tema de la descentralización: la acción ciudadana, tema que siempre ha sido importante para mi. Los consejos de distritos habían existido como pintados en la pared y fungían más como un asunto legal. No hacían nada, por lo que les di el poder de administrar con total autonomí. Decidir exactamente que hacían con cada centavo. No les daba el dinero sino que les decía “mire para Pérez Zeledón este año hay ciento cincuenta millones de colones”. Aquí hicimos una tabla índice para ver cuanto le tocaba a cada distrito, con cuatro variables: población territorio, nivel de desarrollo social y aporte local de recursos. Para premiar el esfuerzo local se ponderaba mucho el aporte local y el nivel de desarrollo. Se ponderaba un poco la población y el territorio. Esa tabla índice ponderaba permitía saber cuánto de los 150 millones, por ejemplo, les tocaba a cada distrito. El sistema motivó al aporte local de recursos. La gente se reunía no para ver que le iban a pedir al diputado, sino para decidir que hacer. Yo era la persona que menos poder tenía en materia de Partidas Específicas en Pérez Zeledón porque me autoimpuse ni tan siquiera opinar. Cualquier otra persona podía opinar excepto yo, y tuve un exitazo tan grande que cuando la AID en Costa Rica se cerró el Director Mundial de la AID vino con el embajador. Camilo Rodríguez Chaverri

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Vino especialmente a Pérez Zeledón a ver el modelo de descentralización y de participación ciudadana. Porque cuando Clinton entra al poder vinieron a ver esta experiencia. Recuerdo que hasta se hicieron encuestas y algunos partidos políticos, enemigos míos hicieron investigación, a ver si era cierto que yo no intervenía para nada. Eso generó críticas. Recuerdo una vez que una persona que hoy aprecio mucho, don Javier Rojas vino a la vuelta ciclística acá, subió todo el Cerro de la Muerte criticándome a mi porque la vuelta ciclística no había recibido plata de Partidas Específicas. Aquí los Consejos de Distrito consideraron que eso no era prioridad y que los que se aprovechaban de esta actividad eran la bomba de gasolina, los restaurantes y los hoteles. Para ellos era más importante hacer caminos. Entonces no le dieron un centavo a la vuelta ciclística y fue un programa de centralización muy exitoso. El agro Pérez Zeledón igual que otras zonas del país es un cantón agrícola de pequeña y mediana agricultura. El gran progreso de este cantón obedece a que aquí todo está muy repartido. Es gente que realmente vive en el agro y trabaja y se compromete. Son pioneros que vinieron de Santa María de Dota ante una crisis y lejos de irse para San José se vinieron aquí. A una vida mucho más dura que la que tenían allá. El agro desgraciadamente se convirtió en estorbo para los gobiernos desde que comenzaron los Programas de Ajuste Estructural. Aquí hay mucho político que realmente se siente que lo que hay que importar lo que consumimos, en lugar de producirlo acá. Entonces se dan subsidios a enormes empresas como Intel, como Pindeco, una empresa que esta aquí en el mismo Valle del General, certificados de Abono Tributario por miles de millones de colones por año, exoneraciones fiscales totales. En cambio al pequeño agricultor consideraron esos políticos que era un crimen darle un subsidio o mantener los apoyos que antes se daban. Por eso es que el agro ha sufrido mucho. Aquí hay gente muy empeñosa y se ha mantenido el agro vivo, haciendo lo que hicieron sus padres y sus abuelos, migrando a Estados 78

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Unidos a trabajar y mandando aquí remesas para mantener las propiedades activas. Pero eso es una tragedia porque se dividen las familias. Lo que debemos hacer aquí es dar así como se le da subsidios a Intel, para los grandes operadores de turismo, para las grandes empresas, pues deberían de haber subsidios para los pequeños y medianos agricultores. Cooperativas Según su presidente, Alfredo Monge, Coopeagri tiene doce mil asociados, pero él mismo dice que ya no es de esos doce mil asociados Coopeagri, es de Pérez Zeledón. Usted ve a Coopealianza, la cooperativa financiera que tiene sucursales en Liberia, en San Carlos y es una pequeña transnacional de Costa Rica. Coopeagri produce y procesa caña, produce y procesa café tiene un almacén de Suministros, tiene ferretería, reforesta, tiene bomba de gasolina y tiene un Supermercado enorme. Es una empresa poderosa. Aquí está en Buenos Aires PINDECO. Le decía yo al mismo Alfredo Monge que hay dos cosas en que si se parecen PINDECO y Coopeagri y es que los dueños de Pindeco no se conocen y los de Coopeagri tampoco. Los de Pindeco no se conocen porque viven en Estados Unidos y Europa y los de Coopeagri porque son tantos que nadie puede decir que los conocen, es decir se conocen por razones muy diferentes. Entonces usted compara este modelo y usted ve cooperativas extraordinarias, como la Victoria, Coocique en San Carlos y observa esa combinación de cooperativismo con pequeños y medianos agricultores apoyados por el estado. Otro modelo es el de las zonas bananeras, el de Pindeco. De las grandes multinacionales que llegan aquí, a generar poco empleo y que no están tan identificadas con el cantón. Entonces yo no se como alguna gente cree, que tenemos que entregar este país a la inversión extranjera. Aquí hay gente importante, para qué irnos muy largo, por ejemplo el presidente Arias dice que la virtud del TLC es que va a traer inversión extranjera y que va a generar empleo. Es otra forma de decir, que es bueno que nosotros seamos propiedad de extranjeros, y que nuestra aspiración de vida debe ser, ser empleados. Camilo Rodríguez Chaverri

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Yo he tratado de familiarizarme con la historia de mi cantón y ojala que todo mundo, esté orgulloso de su cantón en el país, porque decía Oscar Wilde, que todos tenemos que tener un lugar que llamamos casa, el lugar que yo llamo casa, se llama Pérez Zeledón. Me casé con una mujer de acá que igual que yo considera que vive en San José. La familia de mi esposa Shirley es del distrito de Daniel Flores. Ella dice que los que son del río para acá, son más civilizados que los que somos del río General para allá. Nos casamos hace 12 años. Yo me casé ya “sazoncito” como a los 39 años verdad. Así fue con todos en mi casa. Solo dos hermanas se casaron antes de treinta, todos los demás nos hemos casado entre 30 y 40. Pejibaye llegó a producir el 18% de frijoles de esta país. Solo Pejibaye de todo Pérez Zeledón llegó a producir el 40% de los frijoles de Costa Rica. Pero ahora seguro por el abandono del agro y la promoción de las exportaciones de productos agrícolas hacen que hoy Costa Rica produzca menos del 35% del frijol que se consume. Un producto que todo mundo sabe producir en este país. Se han hecho experimentos en buenas semillas, pero por esta locura de la apertura comercial que practicamos, y hacemos lo que no hace ni Japón, ni Estados Unidos, ni Europa porque esos países siguen produciendo lo que se comen. Y sobreviven a punta de subsidios y de producción y en una zona como la nuestra, en un país como Costa Rica en que el 15% de la población económicamente activa del empleo depende del agro, Estados Unidos ni el 2%, sin embargo lo protegen. Pero bueno yo creo que el país tiene que recapacitar sobre estas cosas y reflexionar si es a punta de multinacionales que nos desarrollamos o si el modelo de un cantón como Pérez Zeledón es un modelo interesante. La inmigración a Estados Unidos He viajado muchas veces a New Jersey y está lleno de gente de Pérez Zeledón. No hay en Pérez Zeledón una familia que por lo menos tenga un primo o un tío allá. Esto significa solo 80

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cosas dolorosas, en primer lugar las divisiones de la familia, porque muchas personas se van y a los días la esposa o el que se queda acá vive en la soledad y no se puede juzgar. Pero los matrimonios se deshacen. Esta gente sufre mucho y son personas que no tienen un reconocimiento. Los políticos de Costa Rica niegan esto con cierta petulancia. En el país se cree que el tema de la migración es solo de Nicaragua y El Salvador y que no es un tema que este en la Agenda de relaciones con Estados Unidos. Es un problema que afecta a Pérez Zeledón, Dota, Tarrazú, León Cortés, Coto Brus y Sarchí, que son cantones que expulsan miles y miles de personas y se van allá en Estados Unidos, donde sus derechos les son negados. Fíjese que el TLC en la teoría económica que se fundamenta es una teoría que dice que tenemos que permitir las libres transacciones y que el estado no intervenga, ni protejan, ni impidan. Porque si usted respeta las fuerzas de la oferta y la demanda se logran lo óptimo para desarrollo. Entonces, yo me pregunto, ¿por qué es que trabajadores se van a trabajar a Estados Unidos?, por las leyes de la oferta y la demanda allá hay demanda y aquí hay oferta. Si se respetaran las fuerzas de la oferta y la demanda se podrían ir a trabajar allá sin ningún obstáculo y con la familia. Es un tema que hay que revisar. Es decir, en Europa los países más pobres que entraron en la Unión Europea lograron la apertura comercial, pero también apertura en el campo laboral y se dieron migraciones de trabajadores en el tema laboral libres. Por eso cuando se pone el ejemplo de Irlanda, hay que ver esa parte de la moneda, además de la ayuda económica que les dieron. Aquí no. Cuando veo que Estados Unidos aprobó un día de estos, la construcción de un muro que vale ocho mil millones de dólares, osea el 40% por ciento del PIB de Costa Rica de todo un año, me pregunto ¿no que los TLC van a generar mucho empleo y entonces para que van a detener el flujo migratorio? Hay una enorme contradicción. Aquí nuestros gobiernos deben asumir un liderazgo, y cuidarse en este tema. Que haya dignidad y respeto a la gente y un cantón como Pérez Zeledón debe poner ese tema en el tapete.

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Entrevista a Padre Álvaro Coto Orozco Camilo esta con nosotros el padre Álvaro Coto Orozco es un sacerdote que tiene mas de cincuenta años de vivir en San Isidro de El General, el mas generaleños que muchos ha significado su aporte muchísimo para la Iglesia Católica y para el desarrollo cuenta en un libro que acaba de publicar, que iba a caballo a muchas comunidades de la zona hace mas de medio siglo viendo a un Pérez Zeledón diferente al que conocemos hoy, además es una persona muy importante para mi porque yo escuchaba radio Sinaí cuando era un niño escolar aquí, yo terminé en la escuela Asunción aquí en San Isidro de El General, y el primer sacerdote que me vio, el primer sacerdote que me dio la comunión es el Padre Coto él es parte viva de la historia de Pérez Zeledón y por eso lo invitamos para este espacio para el libro de pioneros de Pérez Zeledón, muchas gracias por estar aquí y bienvenido Nací en Agua Caliente de Cartago, el 28 de agosto de 1922. Yo llegué hasta quinto grado de la escuela Juan Vásquez de Coronado en mi pueblo natal y luego el sexto tuve que ir a Cartago a la escuela Jesús Jiménez. Después hice mi bachillerato en el Colegio San Luis González, de Cartago. Mi papá se llamaba Olino Coto Vives y mi mamá Adela Orozco Mora. Mi papá era jornalero, ganaba como 1 colón, cincuenta céntimos. Mi mamá era ama de casa. Fuimos siete hermanos, de los que quedamos solamente tres. Yo soy el mayor de todos. Es en la familia en donde se ve la devoción. Allí es donde se reza el rosario y donde le inculcan el ir a misa. En aquel tiempo yo tenía una tía Julia Coto que era una mujer muy devota y ella me ayudó mucho para aprender el catecismo. Yo no sabía leer y me lo aprendí de memoria. Mi madre era muy devota de Camilo Rodríguez Chaverri

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la virgen y ahí empecé yo a amarla también. Por eso uno es lo que es el ambiente familiar. Por ahí que el Concilio Vaticano Segundo dice que la familia es la Iglesia doméstica, ahí se forma uno, si tiene la suerte. Mi papá era piadoso a su manera, pero nos llevaba en la cuaresma. Nos decía “muchachos vamos a donde los capuchinos a Cartago, vamos a confesarnos” y él iba primero que nosotros. Todos los domingos íbamos, y nosotros que éramos tan pobres y con la camisita ahí con aquel frío Cartago a las cinco de la mañana. Recuerdo que nos hincaba ahí y si estaba uno viendo para otro lado le jalaba las orejas. Cuando yo me vine para Cartago, era estudiante de segunda enseñanza y no podía faltar a la misa de los capuchinos a las 5 de la mañana. Así que los ejemplos lo arrastran a uno. Yo decía si algo es tan importante para mi papá, debe ser algo bueno. Por eso fue que mi familia y su ejemplo hicieron que yo decidiera ser sacerdote. Cuando estaba en el San Luis, me preguntaban que, qué quería ser de grande y yo aún no sabía. Me gusta mucho la literatura y he leído mucho y leo todavía. Pero no fue hasta sexto grado que dije que quería ir al Seminario Mayor. Así fue que entré al Seminario en marzo del 43. Estuve seis años y al salir Monseñor Odio, que era el cura de Cartago, me pidió de consultor. Me ordené el 18 de diciembre de 1948, por lo que ahora voy a cumplir cincuenta y ocho años de ser sacerdote. Ahí estuve poco porque en mayo me mandaron de capellán unos días al San Juan de Dios, de ahí me mandaron a Barva, luego siete meses después me pasaron a Aserrí. Allí un día recibí un telegrama que decía que debía pasar a San Isidro de El General como consultor del padre Manuel Quirós. Yo vine aquí el 12 de diciembre de 1950. Aquí estuve todo el 51 y en marzo del 52 me mandaron de profesor al Seminario Menor, en San Cristóbal. Pasé de un lugar frío a uno caliente, por lo que se me inflamó el pecho y me mandaron a curarme. Además, en esos días murió Monseñor Sanabria y me mandaron a Tarrazú, donde estuve año y tres meses. Un día me llamo a la curia y me dijo que me iba a mandar a San Isidro de párroco.

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Llegué aquí el 25 agosto de 1954, desde entonces por aquí estamos “tirando veneno”. Yo antes de eso no conocía. Antes hablar de El General era hablar de un lugar de destierro. Aquí estaban los padre Paulinos, que eran profesores alemanes, que estuvieron trabajando durante 50 años. Se fueron en el 49, cuando vino el padre Manuel Quirós. Ellos iban al seminario y nosotros les preguntábamos cómo era por aquí y nos contaban de las giras a caballo y todo eso. Cuando salió el padre Quirós en el 49 lo nombraron párroco. Al venirme para acá por dicha que no me dio cabanga. Era muy aficionado a la música, medio tocó algo de órgano y me gusta mucho la lectura. Me subía al coro donde estaba la armónica y la comenzaba a tocar. Nunca me desesperé porque yo soy campesino. La dureza de las giras y el tener que dormir sobre sacos de arroz, con todo mojado y hasta arriba de barro, eso a mi no me molestó. En el año 50 comencé a hacer giras. Yo conocí San Rafael de Platanares que era un trillo nada más, en 1951. Para llegar allá había que pasar el río Pacuar por dentro. A veces lo pasábamos en un botecillo o a caballo nadando. Así fui conociendo la Esperanza. A veces me tocaba andar dos o tres días a caballo Nos “cuarteábamos” como dicen los campesinos. El Padre Jiménez, que era fundador de Sinaí, era mi cojuntor. A veces él cuidaba, a veces yo. Estaba al frente de comunidades poco desarrolladas como San Isidro, Palmares, Rivas, San Ramón y otras que comenzaban a brotar. En Pejibaye celebré misa en un ranchito de paja. Siempre recuerdo que había que bautizar hasta sesenta niños. Ahí debajo de la bóveda del cielo como dirían los poetas, a medio día y con aquellos gritos de los inditos de Gibre, de China Kicha y demás. Tenemos pueblos alejados como Savegre, que queda por Santa Rosa, allí había solo un trillo para el caballo. No cabían ni las carretas. Yo iba también a Santo Tomás, por División a caballo desde arriba. Ya con el tiempo pudimos bajar en Jeep Iba también a San Martín. Por cierto un día de éstos tuve que ir a San Martín a ver unos terrenos de la iglesia, a caballo por aquella cuesta. Ahora está muy cambiado todo.

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Nunca me desesperé. Yo me comprometí con el señor y yo no esperaba nada, ni nunca me he quejado con el señor obispo por haberme puesto aquí. Recuerdo cómo se levantaron los primeros ranchitos de pajas, de chonta. Un ranchito de chonta era donde vivían hasta los perros, chanchitos y todo eso. A cada rato uno veía como levantaban sus casas con hojitas de zinc, que lo hacían con aluminio liviano y con esto también se hacía la capillita, la escuela. Cuando yo llegué la segunda vez, en agosto de 1954 estaba el padre Jiménez y antes estaba el padre Zúñiga. A ese padre le gustaba la radio y estaba con esa chochera y como aquí era tan difícil preparar a los niños para su primera comunión a él se le ocurrió que tal vez por radio se podía hacer. La “chochera” por la radio El padre Zúñiga fue a Colombia y conoció la famosa emisora radio Sutatenza de cultura popular. Ellos enseñaban a escribir y a leer por medio de la radio Se vino con esa idea y la compartió con Roger Sobrado que cuando eso era el técnico de Sinaí. Sobrado vino dos años antes y fue el pionero de la radiodifusión aquí en Pérez Zeledón. Trajo “La voz de Pérez Zeledón” una emisora de AM y la fundó. Los estudios estaban en la casa del frente de donde está la iglesia del Calvario. Allí iba yo a hacer programas de radio. Al padre se le ocurrió enrolar a las hijas de María en el proyecto para ponerlas allá a cuidar el receptor. Entonces comenzó y compró un transmisor que yo tenía que manejar con un motor de diesel, porque la corriente era tan mala aquí en aquel tiempo. Los estudios estaban ahí donde hay una guardería a la par de la Catedral. Ahí comenzó a trabajar, a hacer turnitos para ayudar, y comenzó a transmitir por primera vez el 12 de mayo de 1957. Fue inaugurada el 13 de junio de ese mismo año, un mes después. Era el día del Sagrado Corazón, que es el santo patrón. Ese día llegó Monseñor Delfín Quesada y le echó la bendición.

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San Isidro ha crecido mucho, tanto que esos cantones del sur tienen un promedio de 40.000 habitantes. Pérez Zeledón tiene 135.000 y yo lo se porque al principio de cada año voy a Estadísticas y Censos, para ver cuantos habitantes hay para mandar el informe a Roma. Cuando yo llegué, tenía aproximadamente unos 50.000 habitantes. Cuando uno venía a caballo de Pejibaye hasta que desea que el caballo vuele, tal era el maltrato de los glúteos. Era un viaje que tardaba cuatro horas. Y viajar en cazadora era más dificil, porque era una “polvarera”. Se montaban los viejecitos con jaulas con pájaros y un chiquito que le gritaba a la mamita que lo “apiara” porque venía con una necesidad fisiológica, en fin todo eso.Y en invierno eran esos barriales. Aveces se pegaba el chunche y había que empujarlo. Yo siempre viajaba cada mes y cuando salía viajaba en avión que costaba 27 colones y en un momentito estaba en San José. Pueblo por pueblo El padre estuvo hasta el 66, renunció y se fue para San José. Entonces monseñor Quesada un día nos llamó a mi y al señor Hugo Barrantes, ahora Monseñor, que en ese entonces era mi conjultor. Quería darle a Hugo la radio, pero Hugo, como dicen los campesinos, le “revoleó el yugo”. Hugo Barrantes estaba recién llegado de Roma y entonces yo la cogí. Pero a mi no me gustaba la radio, la verdad es que no. En ese entonces teníamos una junta en la que estaban don Gilberto Montero, un hombre muy empeñoso, empresario de misión. También estaba Edgar Romero y estaba Rosendo Vargas. Muchos se burlaban de nosotros porque no teníamos ni un jingle, ni nada. Entonces yo dije voy a meter mano en esto, aunque no me gusta. Me conseguí un transmisor y compramos en el 77 el terreno que tenemos ahora. Dos manzanas que me costaron quince mil pesos a pagos en aquel tiempo y entonces comenzamos. Recuerdo que una vez llegó Felo García, de deportes de Reloj y me dijo que quería transmitir un partido de Costa

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Rica el Salvador durante esa semana me llovió publicidad sin buscarla. Los que lo oyeron se dieron cuenta de que la radio existía. Traté de conseguir una FM y me dijeron que eso era un “cachimbal” de plata, unos 20 000 pesos. Me fui a hablar con el diputado Romilio Durán, que era muy amigo mío y me ayudó a conseguirla. Así fue que pasamos los estudios en el 80 y me compré un transmisor de un kilo. En el 90, pudimos ser escuchados más allá del cerro Luego me compré otro transmisor y lo puse en el Irazú. Radio FIDES nos dio posada. Así llegó Sinaí y me llena de satisfacción porque yo logré que la radio llegara hasta el corazón del pueblo. La radio también sirvió para enviar mensajes, porque los teléfonos aún no existían, Gilberto Blanco se metió en eso. Recuerdo que le robaban el cable y usaban los alambres para tender la ropa, la gente no tenía la capacidad de pensar en lo importante que era eso. Hablar de eso pareciera una sin razón, porque hoy día con los celulares y toda esa cosa no se puede pensar lo que significaba para ese tiempo un mensaje por radio y realmente la gente venía y decían su mensaje. Mensajes como: “Salga Arnulfo a Pasoreal, que yo llego en la cazadora de tal hora” o “téngame el caballo en el Río de Pejibaye a las cinco de la mañana” y yo llegaba a las cinco de la mañana dejaba el carro ahí guardado y montaba a caballo y me iba así era a cualquier parte. La gente estaba acostumbrado a eso. Nosotros enseñamos a cantar a la gente desde la catedral por radio porque nos oían. Una vez vino un misionero que andaba por Puerto Jiménez. Vino preguntando porqué la gente cantaba y le digo es que nosotros cantamos desde la catedral. Ellos oyen y yo enseñé a los chiquitos de primera comunión. Así es que la radio nos sirvió y la radio en el progreso del cantón tuvo mucho que ver, pues el comercio mismo pues nos daba publicidad y el también se beneficiaba por cuanto las gentes venían buscando el Cinco Menos. También como estaba antes, todo eso venían buscando oían allá en la comunidad de 88

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ellos, oían hablar del Cinco Menos que aquí vendemos esto y lo otro y otros almacenes. Siempre quise tener un balance de la programación. Si usted les pone música a los jóvenes y por allí les mete una cápsula religiosa ellos la escuchan, si les pone un programa grande entonces al igual que el televisor, le dan vuelta a la perilla. Las pestes de la civilización Hay mucho alcoholismo en la zona. Yo hasta he tenido que separar un pleito de borrachos. Me aflijen los pleitos con cuchillo y todo, que se dan producto del exceso de guaro. Yo estuve visitando el hospital y cuando habían rezos era lo que a mi me ponía un poco pensativo. Un rezo del niño donde hubo un pleito, donde lo cortaron. Una madrugada me llamaron y al llegar me encontré un cuadro muy deprimente. Con un cuchillazo les habían cortado las dos manos, estaba con las muelas de fuera, yo lo di por muerto. Le puse los santos óleos y se lo llevaron para San José. Era un señor que todo el pueblo odiaba porque castigaba a todo el mundo y se la había ofrecido a un jovencillo de dieciséis años y un domingo en la tarde se encontraron los dos en un paraje solitario y le madrugó el jovencillo y sacó un cuchillo y ¡jua! le cortó las manos y ni siquiera lo metieron a la cárcel. Porque todo el pueblo que estaba vino a defender el muchacho. Él se compuso, pero siguió por mal camino. Cuando ya la civilización se fue metiéndo se complicaron más las cosas, por ejemplo aquí en el centro de San Isidro un 24 de diciembre a mi me daba tristeza. Llegaban los señores a pasear para navidad y en la primera cantinilla se metían y parecía que se les iba a terminar el guaro. Se peleaban y pasaban la Nochebuena en la cárcel, todos borrachos. Antes y ahora hay mucha violencia doméstica. Aún hoy en día, aún en las ciudades no crea, aunque hay muchas mujeres que son profesionales siempre reciben violencia del marido. Hay señoras que se han aguantado el compañero y luego llega y las mata. Yo últimamente les decía a los señoras mire hágase un cabito de palos y déle un garrotazo y verá que lo arregla.

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Aún en San Isidro, hay barrios muy sanitos todavía, pero vino gente ya formada de Tarrazú, de Dota, de Desamparados, de Acosta, del centro, y se dieron muchas uniones no sacramentadas, como decimos nosotros en religión. Entonces aparecen muchos niños sin padre conocido y crecen a la buena de Dios. Mucho licor y prostitución. Yo fui asesor de religión y una maestra me contó de una chiquita que tenía una pulsera muy buena y la maestra le preguntó de dónde la conseguió y ella le dijo que uno de los señores que llega por la noche a visitar a la mamá se la regaló. Yo conocí también señores que llegaban borrachos y con la botella de guaro en la bolsa trasera del pantalón y el chiquito que llegaba y le trataba de sacarle la botellita. El cooperativismo siempre fue muy importante, un padre que lo apoyaba fue el padre Jiménez. Yo soy enemigo de que el cantón se llame Pérez Zeledón, porque no es justicia el nombre General. Cierto que no se sabe todavía como llegó el río . Pero aproximadamente de 1860 para acá va apareciendo el nombre del Valle de El General. Yo se que hubo uno señores que cuando quería el cantonato quería que se llamara el cantón de El General pero en el decreto del congreso el 6 de octubre del 31 un representante de apellido Jiménez Ortiz puso la moción de que se llamara Pérez Zeledón. Pues si, don Pedro tiene muchos méritos, fue un gran abogado y trabajó mucho allá en la frontera , pero... Pero no está muy bien que le hayan quitado a los generaleños el nombre. Ese nombre debe mantenerse. Porque aquí le pasó a San Isidro de El General lo que pasó con el continente latinoamericano, América debería llamarse Colombia por Colón. Y se robó el mandado Américo Vespucio, haciendo esos mapitas.

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Entrevista a Ramiro Barrantes Camilo esta con nosotros don Ramiro Barrantes el fue el primer diputado de Pérez Zeledón nacido en Pérez Zeledón y también el Primer Jefe Político de Pérez Zeledón nacido en Pérez Zeledón, cuando el jefe político era una suma de lo que ahora es ejecutivo municipal, autoridad fiscal de la zona, la autoridad de gobernación cuando el país estaba mas centralizado todos los viernes tenemos un espacio dedicado a la zona de Pérez Zeledón en el setenta y cinco aniversario del cantón y Yo nací el 28 de julio de 1920, en el bajo de Pedregoso de El General, uno de los distrito de Dota. Mis padres se llamaron Joaquín Barrantes Retana y Angélica Elizondo Chinchilla. Los dos nacieron en el cantón de Dota. El cantón de Desamparados llegaba en aquellos tiempos, desde Desamparados lo que es hoy el cantón de Desamparados hasta el río Peñas Blancas, aquí en Pérez Zeledón. Eso era un solo cantó. De ahí salió el cantón de Tarrazú, después Dota. Después Pérez Zeledón, luego San Pablo de León Cortés. Y de feria, nosotros le quitamos un pedacito a Buenos Aires. Mis papás eran puramente lo que llamamos nosotros “piso e tierra”. Después fueron dándole forma a la finquita que tenían y hasta había una cafetera. Para ir a San José había que caminar seis días arreando chanchos. Yo a los 9 años tuve que salir arriando chanchos. Mi papá compró esta finca en el año 1927, allá por el Liceo Unesco. Ahí fue que nos criamos nosotros. Yo llegué de siete años. Recuerdo que a los 9 años salía por el Cerro de la Muerte y duraba siete días para llegar a Cartago, arreando los chanchos.

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Una figura emblemática fue Beto Loaiza, quien vino en esos tiempos cuando papá estaba recién llegado. Llegó aquí junto a muchos Barrantes, entre ellos Patrocinio Barrantes Vargas. Don Patrocinio Barrantes Vargas, mi tío abuelo, fue el fundador. Cuando se habla de los fundadores hay que hablar de 1892. Los dos fundadores que consideramos nosotros eran don Manuel Estrada y don Ramón Acuña, que llegaron a General Viejo. La gente pregunta porque se fundó primero General Viejo, que era lo que es el Valle de El General propiamente, osea lo que es el cantón de Pérez Zeledón. Es porque que tenían que llegar por allá por otro camino no era por el camino de aquí del cerro, sino en División se desviaban y se mandaban allá por Miravalles. Tenían que pasar los dos ríos, el General y el Buena Vista, llamados Los Gemelos. Todos se fueron acomodando en El General. Pero para venir a San Isidro tenía que hacer la misma ruta. Los primeros hombres no conocían San Isidro. El hombre que hizo el camino del Valle de El General a Térraba, fue Pedro Calderón Ureña, junto con Juan López. Por eso le llaman la Picada de Calderón. Esa picada la hicieron en mil ochocientos sesenta y algo. Recuerdo que les pagaban 5000 pesos. Salió un aviso en el periódico La Gaceta que pagaban cinco mil pesos, porque les dieran esa picada hasta el Térraba. Son 250 kilómetros y estos duraron tres años y medio sin recibir un cinco. Les dijeron que en cuanto la terminen la iban a pagar. Entonces el pleito fue cuando llegaron y dijeron que ya la habían hecho y la gente de San José no les querían pagar. Empezaron a mandar hombres a que hagan una inspección y de veras tuvieron que depositar 200 pesos para que vinieran dos peritos a verificar si era cierto. Llegaron a Térraba, se tardaron nueve días de Cartago a Térraba, para afuera se tardaron 11 días porque ya iban cansados. Esa fue la primer noticia que hubo. Que aquí había un Valle de El General. Vinieron e hicieron una inspección. Tuvieron que depositar los 200 pesos para que nombraran a los peritos, los cuales no sabían leer, ni escribir. Pero eran peritos que tenían fe pública, porque los habían juramentado. Ellos fueron y dieron el informe, dijeron que el camino estaba hecho. Que el trillo era apto para paso de mula. 92

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Don Toño Calderón fue un hombre tan sabio que se montó en una loma y nunca paso ningún río, hasta que llegó al río General. El nombre del río de El General lo puso Pedro Calderón aunque digan que no. Yo sostengo eso, porque cuando pasaron los que vinieron a recibir el camino, ya el río se llamaba río General y ¿quién había pasado antes? Si los primeros hombres blancos que pasaron fueron los peritos y la comisión. Aquí habían muchos hombres que entraban. Eran carboneros que venían del sur de Desamparados. Habían unos Acuña, Ramón Acuña y los hijos que habían venido a recoger un pedazo, ubicado entre los dos ríos, el río San Isidro y el río Jilguero, donde está ahora la ciudad. Ellos no hacían nada, solamente beber guaro y pelear. Entonces don Patro llegó y le gustó estas tierras. El venía de San Marcos de Tarrazú, del Llano de la Piedra, de trabajar con don Pedro Pérez Zeledón. Llegó y le gustó el lugar. Vendió todo lo que tenía en Santa María y se vino. ¡Qué agallas! Cuando eso no habían ni campamentos, ni camino al cerro. El campamento lo hicieron en 1918. Se vinieron con la familia y traían unos cueros y hacían unos campamentos. Antes, en ese trecho estaban los Acuña. Él les compró todo lo que es el centro de San Isidro hasta llegar al polideportivo. Todo eso era de él, donde estuvieron los campos de aterrizaje antes una parte era de don Patro, él compro en 800 pesos a pagos, toda esa zona. Todo era pura montaña, con todas las dificultades. Era una montaña virgen llena de animales y de culebras, de chanchos de monte y tigres. ¡Eso no era jugando! Don Patro fue el que le puso nombre a la iglesia. Le puso el nombre a San Isidro de El General. Esto se llamaba la Quebrada de los Chanchos, porque ahí una quebradita que viene de allá de los Monges, donde venían los chanchos a bañarse. Entonces venía la gente porque se acostumbró a venir a tirar chanchos de monte ahí, por eso le decían la Quebrada de los Chanchos. Cuando don Patro vino reunió a los Barrantes que habían llegado en 1913. Entre ellos mi tío José y mi tío Napoleón, también mi padrino, que era casado con una hermana de ellos. Entonces se reunieron con don Patro y el dijo que no le llamaramos más la Quebrada de los Chanchos,porque ellos Camilo Rodríguez Chaverri

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no eran chanchos. Que sugería para el nombre del pueblo: San Isidro Labrador, porque veníamos a labrar la tierra. Eso fue en 1910, año en que se compró toda esa tierra, en el centro de San Isidro de El General,. Todo lo que era de San Isidro hasta el Jilguero. También se extendía un poco, hasta donde el camino queda para la costa. Allá por la loma de Brasilia. Todos los pueblitos tenían un camino para ir a la costa. Habían dos caminos: el del Cerro y el de la Uvita. Los caminos eran muy malos. Aquí la economía era el tabaco y los chanchos. El tabaco lo sacaban por la costa. Papá tenía como treinta yeguas y tenía a algunos que le ayudaban como arrieros de caballos. Entonces sacaban el tabaco en yeguas, hasta donde llegaba el bote. Por eso tuvimos que hacer dos caminos. Después de que se hizo el camino un señor llamado José Garbanzo hizo una picada a la costa de Punta Uvita. Ahí tenían el embarcadero. Los caminos eran tan malos, que muchas yeguas se murieron ahí, luchando con un quintal de tabaco. Había arrieros profesionales que tenían caballos. Papá tenía diez caballos para jalar tabaco. Ellos conocían el camino muy bien y saben como arrear caballos. Todo eso era oficios que había que aprender. También aprendí otras mañillas, como trabajar con bueyes, con caballos y con chanchos. Valle de tierra rojiza En este valle de tierra rojiza se empezó a producir tabaco y chanchos. El tabaco lo iban a vender a diez pesos a Puntarenas. Papá sembró treinta manzanas de tabaco y él tuvo que pagar esas fincas. Esa finca papá la sembró en 16.000 pesos en el año 27 a pagos de 2.000 por año. El hombre se iba para Santa María, donde vivía un tío, que era el padrino de nosotros y había que ir a pagar allá 2.000 pesos todos los años. Cuando la pagó nos sobró un poquito de plata para hacer aquella casona, que logramos construir en el año 1935. Ya cuando eso nosotros teníamos aserraderos, por lo que teníamos mucha madera y no hubo necesidad de comprar. 94

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La infancia de un niño campesino Yo nací en Pedregoso, donde viví por siete años. De mi infancia recuerdo lo que recuerda todo campesino. Levantarse a ordeñar las vacas y darle de comer a los chanchos. Nosotros aprendimos todos los oficios de la finca. El único oficio que yo nunca quise aprender fue el de trabajar la tierra. No me gustó nunca. Aprendí a trabajar con bueyes, con caballos o con ganado. Aprendí a andar por la montaña jalando tucas con bueyes. Nosotros teníamos aserraderos. Cuando vendió la finca de Pedregoso, lo compró. Entonces nosotros vendíamos madera. Le vendíamos a la gente de la carretera hasta que llegó el gobierno de Estados Unidos abriendo la carretera, allá por el año 36, en el gobierno de León Cortés y ellos traían toda la maquinaria. Eran miles de trabajadores. Nunca he visto yo tanto desorden, ni tanta plata. Porque todos ganaban bien. Así la gente dejó botado el trabajo de sembrar frijoles y fue a trabajar en la carretera. Eso fue un tortón con el valle de El General, debido a la transformación social que hubo. Fue fatal porque nunca volvimos a ser lo mismo. Nunca volvió a existir el concepto de pueblo. Mañas por correspondencia Yo estudié en la escuela de San Isidro. Apenas fui hasta cuarto grado. Había solo un grado, dos grados primero y segundo. Entonces solo había una maestra, era la señora de Juan Choez. Había que esperar hasta que ya hubiera tercero y después cuarto. Cuando salí de cuarto, ya era un hombre. Entonces no pude ir nunca más a la escuela. Yo aprendí mañas por correspondencia. Llevé un curso con las Escuelas Internacionales y ahí aprendí a medir fincas. Nunca quise ser jornalero “de viaje”. Trabajé como carpintero, en los campamentos para la compañía. Para la primer compañía que llegó aquí le alquiló a don Nazario Fallas esa tierra. Entonces hicieron unos campamentos de madera rústica. Nunca se cepillaba nada. Ahí fue cuando empezaron a existir los aserraderos circulares grandes. Por ejemplo Juan Camilo Rodríguez Chaverri

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Chober tenía uno y don Abelardo Jiménez en Pedregoso, tenía otro. Los aserraderos circulares eso era lo mas moderno que había. Esos fueron los que les vendimos la madera a la carretera interamericana. Entonces ya se vendía a 14 centavos la pulgada en contratos de 200.000 pulgadas. A mi papá no le gustó para nada que saliera de la finca. Decía, “yo tengo una finca de trescientas manzanas para que todos ustedes puedan trabajar en ella” Pero ya viendo la carretera a uno no le gustaba el asunto de la finca. Sentíamos que estábamos viviendo en otro mundo. Realmente no era el mundo para nosotros porque estábamos totalmente equivocados de lo que era una cantina o una pulpería. Ya venía otra generación, con otras mañas. Por ejemplo, ya empezaron lo empresarios de cine a traer cine y se fue transformando el pueblo al extremo. El primer cine Ese primer cine lo trajo Jesús Mora. Un campesino que había venido de San Ignacio de Acosta, que era el que tenía la esquina donde está la jefatura política, por el hotel Chirripó. Eso era de don Celestino, su papá, quien era fotógrafo y curandero. También era boticario y músico. Ellos vinieron por primera vez con una armonía en 1928. Ellos vinieron por el Cerro de la Muerte. Digo pasaron, porque el primer carro que pasó aquí fue en el año 45. Pasaron por el Cerro de la Muerte de San Ignacio de Acosta con una filarmonía completa. Víctor Muñoz, es nieto del que tocaba el trombón, estaban otros que tocaban el clarinete y el bombo. Era muy útil don Celestino, porque si a usted le dolía el estomago, él tenía la solución. Si tenía que hacerse una fotografía, le ayudaba. También era el jefe de la música y el encargado de la tropa de la música. Fue algo novedoso ver a ese hombre dar serenatas con toda la filarmonía. Nosotros trabajamos muy duro desde chiquillos. La vida era muy dura. No había puentes, había que aprender a pasar ríos con un chancho de una oreja, que llamábamos nosotros. Si el río estaba muy lleno el río, me lo pasas “orejeados”. Había que pasarlos de la oreja.

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La creación del cantón Cuando pasó la creación del cantón, yo estaba un poco pequeño. Tenía 11 años. Fue en 1932. El hombre que empezó a hacer el movimiento se llamaba don Gustavo Mesa Flores. Era un visitador de escuelas que llegó aquí. Un chileno, muy progresista, exiliado político. La máxima autoridad en educación de la zona. El maestro mío de segundo grado era Enrique Tabú. Ellos dos fueron dos elementos que tuvieron mucho que ver con la creación del cantón. Para redactar solo el memorial se le dedicaba a gente que tuviera agallas y que hubiera creado cantones en otros países. Seguro ese señor había creado muchos cantones en Chile, porque si vos ves el memorial que tiene, es como unas seis páginas. No hay nada que agregarle. Tenía incluído todos los censos de producción del cantón, sabía cuántas gallinas habían, cuántos trapiches, cuántos caballos, cuánto ganado, cuántos chanchos, cuántos habitantes. Para efectos de población si contaban los chiquillos y las mujeres, pero para efectos de pedir el cantonáto no hay una sola mujer, solo los hombres firmaban. Habían 175 firmas. Ahí estaban lo que llamábamos nosotros la “crema” de San Isidro, el padre, el visitador de escuelas, los principales vecino como Andrés Monge, Joaquín Barrantes. El Comité Pro-creación del cantón de El General eran 24. Luego se hace la petición, que es para crear el cantón de El General en ese tiempo. Cuando eso muere Pedro Pérez Zeledón, en el año 31 y nadie había pensado ponerle el nombre de Pérez Zeledón. La petición que se hizo a la municipalidad de Santa María para la segregación, los límites y demás aspectos para la creación del cantón de El General. La misma municipalidad del cantón, decía que para la creación del cantón de El General estamos de acuerdo, porque los límites no nos molestan en nada y todo estaba en orden. Así se fue hasta llegar en primer debate, luego en segundo debate y por último en el tercer debate se presenta una moción del diputado Carlos Manuel Jiménez Ortiz, para que en lugar de El General se llame Pérez Zeledón y punto. Ni siquiera tuvieron la gentileza de pasarlo otra vez a máquina. Así lo Camilo Rodríguez Chaverri

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traían, entonces encima le tacharon y le pusieron, el cantón de Pérez Zeledón a mano. Yo no tengo nada contra Pérez Zeledón, pero nosotros somos oriundos desde el primer día del mundo de El General, en Santa María, de donde viene, de El General. Siempre fuimos generaleños y me honro de ello. Y al cambiarme de nombre me dejan jodido. Cuando tengo que decir de dónde soy, yo digo de San Isidro de El General. Nadie me domesticó. Con curiosidad política desde niño Nosotros nacimos metidos entre la política. Cuando yo tenía tres años, le pedí permiso a mi papá para poner un “Viva Jorge Volio” en la puerta de Pedregoso. Después nosotros duramos mucho para vender esa finca y cuando la vendimos recuerdo que todavía estaba el rótulo. Desde carajillos nosotros tenemos curiosidad política. Luego cuando conocí el acuerdo del Bellavistazo, gracias a mi hermano José Joaquín Barrantes. Joaquín era un hombre muy especial, murió en un accidente aéreo. Antes lo habían enviado a Alajuelita un par de años y él dedicaba ese tiempo para estudiar el Bellavistazo. En la revolución Allí me empecé a interesar por la política. En este asunto de Bellavistazo, yo tenía unos catorce años. Pero cuando vino la política a meterse en mi vida, fue cuando anduve con don Oldemar Chavarría, después de la revolución. Yo todavía no había participado en política, pero yo era un figurista y fui a la revolución. Estuve desde el primer día hasta el último. Unos ratos “juyendo” y otros atrás volando bala. Yo fui a la toma de Cartago. Para entrar lo único que se necesitaba era pedir un “chopo” y después de que usted tenía el chopo, usted era soldado. Yo anduve por la batalla de La Paraya y en la de La Palma. Ese día nos corrieron a nosotros a punta de bala, casi nos mata Tijerino y tuvimos que coger la montaña. 98

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En el bajo de Pacuar, nos correteó Tijerino. Recuerdo que ese día fue que mataron a mi primo y que hirieron a Tijerino. Hirieron a mucha gente. Fue una batalla totalmente mortal. Murieron como seis o siete de los dos lados. Pero yo salí “juyendo”. Luego me reintegré en la toma de Cartago. Allí estuvimos perreando y volando bala. Nosotros sabíamos como estaba la organización porque el coronel nos explicaba todo. Nos dice y ahora nos vamos nosotros por la carretera limpiando la cancha. Nosotros estábamos en división, arriba como a 30 kilómetros. Entonces de ahí salimos en la pura mañana como quien dice “limpiando la cancha”, hasta que encontramos unos cuantos muertos en la carretera. Hubo una batalla muy fuerte en Tejar, pero yo no estuve en ninguna de esas. En la que si estuve fue en la última. Recuerdo que cuando empezó la guerra, el 12 de marzo, ellos se adueñaron de todo. Eran la mafia, el sambúa y toda esa gente. Había un grupo de Desamparados, los Gamboas, que se adueñaron de todo. De armas buenas, principalmente. Ninguno de nosotros ocupó una oficialidad. Al ser de San Isidro éramos soldados rasos. Pero uno no andaba reclamando eso, lo que andaban reclamando era que nos dieran un arma buena. Cuando fuimos a secundar la tomada de Cartago nosotros llegamos tallados el cuartel de Cartago y no se había tomado. Estuvimos dos días ahí, hasta que el cuartel se entregó y después tuvimos que tomarlo, junto a un tal Julio Rey que andaba con nosotros. Pensamos que nos iba a tocar ese lujo de coger el cuartel de Cartago, pero en eso el coronel Pacheco se entregó porque habían muertos en las batallas y ya estaban hediondos. Esa fue la última pólvora que se gastó en las tomas de San José. Pero quedaron las tropas del gobierno aquí, entonces nosotros le pedimos a don Pepe, por medio de Manuel Camacho, que nos dejara venir a los generaleños a tomar San Isidro. Le pedimos que nos dejara venir solos y que nos dejara llevar el tanque blindado que le había al quitado el gobierno. Así nos vinimos casi 200 hombres al campamento de División y por asalto le caímos a San Isidro, a las 5 de la mañana y logramos entrar todos los mariachis que habían por

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ahí pa’ dentro por Puerto Cortés. Así tomamos San Isidro en cuestión de doce horas. En la revolución del 48 , tal vez participaron unos 500 generaleños. Todo el mundo venía a pedir armas, lo que pasa es que cuando la cosa se ponía fea, no parecía mucha. Incluso muchos se llevaban las armas para la casa. Seguramente por eso es que la mayoría de los generaleños son liberacionistas. Esa es la historia. Ahora la historia que le gusta a la gente, es de cómo hablar mal del Gobierno de los Estados Unidos y de como sacarle los trapos a las cosas que presenta Oscar Arias. En esa época del 48 hay mucha gente que creyó en Figueres. A mi ninguna de las cosas que hizo Figueres me desilusionó. El pensamiento de don Pepe es muy superior al que yo conocí en política. Es un hombre que era un idealista, pero también tenía soluciones políticas, y soluciones bélicas. Ese era para mi un prospecto de que iba a ser un gran líder en Costa Rica. En la defensa del país ante la invasión del 55 yo era jefe político. Yo trabajé en las elecciones donde resultó Figueres ganador, en 1953. Él siempre estuvo muy cercano a esta zona. Por ejemplo la Escuela Doce de Marzo, es producto de la revolución. También vino para la inauguración del mercado viejo y de paso fuimos a la graduación de los primeros muchachos que se graduaban en la escuela Doce de Marzo. Yo estuve con él en ese tiempo y como yo era piloto tenía que andar atrás de él. Pepe era el mismo hombre de presidente o de soldado raso. Era un hombre sencillo, aquí nunca venía con corbata, ni nada de eso. Yo soy un admirador de él y francamente considero que para hacer una cosa parecida a la que Pepe hizo en Costa Rica, no en cuanto a guerra no, en cuanto a reformas y cosas de esas considero que tiene que pasar muchos años y se necesitan hombres con mucho pensamiento. Un jefe político era “doña toda” Yo fui jefe político de Pérez Zeledón durante toda la administración de Figueres, de 53 en adelante.

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La función de jefe político era como quien dice ahora la de Delegado Cantonal. Era la autoridad máxima. Un jefe político era “doña toda”. En aquel tiempo entonces tenía que ver con lo municipal, pues era el ejecutivo. Era el que caminaba. Si uno era un buen ejecutivo la municipalidad caminaba y sino no era nada. Nos debíamos cuidar mucho de no hacer cosas incorrectas, porque el pueblo lo castigaba. El pueblo era muy delicado. Todos los problemas del pueblo venían a parar en la jefatura política. Era la autoridad juzgadora. Era la autoridad administrativa haciendo ejecutivo. Era inclusive el representante de la Procuraduría General de la República. El alcalde después de que elegía una sentencia y ya estaba para notificársela a las partes, primero tenía que traérmela a mi, para que yo la revisara porque yo era el representante de la Procuraduría. El jefe político era el que lo iba a recibir si usted tenía que casarse. Por la vía civil yo los casaba. Yo tenía los códigos. Por ejemplo yo casé como a tres parejas. Divorciar no porque era un asunto de la alcaldía de otro juzgado. Yo también me encargaba de si moría una persona muy pobre, ver cómo lo enterraba y cosas de ese tipo. La jefatura política estaba donde está ahora la Municipalidad. A mi me tocó ver parte de la construcción de ese edificio. Ese edificio lo habían quemado. Había una parte adentro donde nosotros nos reuníamos, pero había un salón que lo habían quemado, entonces habíamos partido el espacio. En esos tiempo se podía hacer algunas cosas con un millón de pesos. Entonces cuando Yoyo Quirós entró a la diputación y había conseguido 500.000 pesos para hacer ese Palacio Municipal. Cuando yo llegué todavía el palacio no se había iniciado. Solamente estaban los planos nada más. Mis años de munícipe Luego yo fui munícipe con Chico Orlich y diputado con José Joaquín Trejos Fernández. Cuando yo era munícipe no habían caminos, eran más trillos de carreta y bueyes. Habían caminos empedrados de piedras

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redondas del río que las habían ido tirando con vagonetas hasta Palmares. A mi me tocó hacer propaganda política. Don Oldemar Chavarría había sido el primer diputado que hubo en el cantón. Era un boticario que tenía un gran arraigo aquí con el pueblo y fue el primer generaleño. Entonces yo le ayudé a él en la campaña. Para ir a Platanares se gastaban dos días para llegar. Eran giras muy largas, de tres o cuatro días. No era jugando la campaña política. Pertenecíamos al cantón de Buenos Aires. Luego en la administración de Oldemar, hubo un prebliscito y la gente de ese lado se anexó a Pérez Zeledón. Cantones como Cajón, San Pedro, Pejibaye, Platanares, Río Nuevo, Savegre, son nuevos. Cuando yo administré el cantón no habían nada más que cuatro distritos: Daniel Flores, San Isidro, General Viejo y Rivas. San Pedro no existía, hasta cuando ya yo llegué ya existía. No existía ni Barú, ni Páramo, ni Platanares, ni Pejibaye. Luego se fueron anexando. No sé porque el cantón de Buenos Aires ha sido tan lento para desarrollarse. Cuando yo ya estaba de presidente municipal nos animamos a comprar un equipo por licitación. Recuerdo que esos pleitos eran terribles. Por una licitación de esas, compramos tres vagonetas un cargador, un tractor y una niveladora. Así empezamos a hacer caminos. La gente ponía la plata para ir a trabajar, para pagar los empleados y pagar horas extras y toda esa cosa. Hay que ser francos. Los gobiernos de la Unidad han asfaltado casi todos los caminos de aquí. Solo la calle de Quebradas fue con plata que consiguió Alex Solís como diputado. Hay que ser bien franco, yo no soy de ese partido pero así es. Para la administración de Trejos no hicimos nada, francamente no dejamos al gobierno hacer nada. Eran esas cosas que hacía Liberación. Como teníamos mayoría, conseguíamos las partidas específicas y con eso nos defendíamos nosotros. Don Fernando Volio y Matilde Marín me regalaban a mi las partidas específicas porque ellos no las necesitaba. Esa era una Asamblea de lujo. El único “maje” de ahí era yo porque ahí estaban gente como Fernando Volio, Rodrigo Carazo, Hernán Garrón, Guillermo Villalobos, José Luis Molina, José Luis Villanueva, el Dr. Guzmán y Mario Charpertier. 102

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Yo era el rey de los maiceros. Recuerdo que una de las mayores batallas que dimos fue contra la Compañía Tabacalera. Porque nosotros queríamos que se escribiera en los paquetes de cigarrillos una frase que dijera: “Fumar es dañino para la salud”. Cuando salí de eso, yo me dediqué a la vida, porque yo salí muy pobre. Tuve hasta que vender la casa de San José. Cuando estaba en la Asamblea Legislativa se ganaba muy mal. Empezamos ganando 3000 pesos cada diputado y cuando salimos ganábamos 7000 pesos. Si íbamos a la comisión de económicos ganábamos más porque habían muchas extras. Pero lo que a uno lo salvó, fue cuando quedaron las pensiones. Antes no había pensión para los diputados. Después de que yo salí, se aprobaron. Cuando nos dieron la primera pensión era de 5000 mil pesos y tenía yo que pagar todas cuotas que no había pagado, eran como 17000 pesos. Ellos me prestaron la plata y yo lo fui pagando mensualmente. Me rebajan del cheque. Yo no quería que me la dieran. Yo trabajé desde que salí de la Asamblea, hasta que tuve 75 años. Tenía contratos para medir tierras. Anduve todo Limón, toda Sixaola, midiendo fincas que la compañía bananera había dejado votadas y que estaban ocupadas por precaristas. Yo no podía mantenerme, entonces un amigo me llevó a Nicoya donde tuve una oficina durante 7 años. Transformaciones violentas de Pérez Zeledón El cantón de Pérez Zeledón se ha ido desarrollando casi continuamente con transformaciones violentas. Cuando el temporal del 55, el único puente que había hecho aquí por el gobierno era el famoso puente de Los Chiles, gestionado por don Chico, que había sido ministro. Lo destruyó el temporal del 55 y quedamos sin un solo puente en Pérez Zeledón. Los puentes que habían, eran todos hechos por el pueblo, por ejemplo el puente de La Palma. Así es que cada vez que se llegaba a Pérez Zeledón se encontraba cosas nuevas. Por ejemplo, aquí nunca pararon de abrir escuelas todos los años. Camilo Rodríguez Chaverri

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Aquí no había colegio, yo vi crear el primer colegio. La primera escuela complementaria que hubo aquí, fue en un galerón. Era la escuela Vieja. La escuela que llamábamos nosotros la escuela de San Isidro. Recuerdo que uno de los profesores que había aquí, se llamaba Alfonso Hidalgo, quien fue uno de los que se quemó en el hospital Calderón Guardia. Yo me matriculé en una escuela que se llamaba Escuela Internacional de América Latina que tuvo una sede en los Estados Unidos, pero tenía su representación en La Habana, Cuba. Allí aprendí bastante de matemáticas, por ejemplo lo que se de dimensiones y de topografía. Era por correspondencia. Eso me ayudó a formarme un poco más de lo que yo había aprendido en la complementaria. Fui compañero de Enrique Obregón, quien es un gran amigo mío. Había nacido en Santa María de Dota. En aquellos tiempos el papá de él era un hombre medio bohemio que andaba de pueblo en pueblo. Su señora, era una gran señora llamada Doña Mercedes, quien era maestra de escuela. Ellos llegaron aquí en 1926. Recuerdo que cuando estaba empezando la guerra, a él se le ocurrió que las ciudades iban a ser bombardeadas y se vino a meter a Canaán, porque conocía a José Solís que vivía ahí. Era un tipo de lo más interesante que he visto. Se quitó los zapatos, se dejó crecer la barba y empezó a trabajar de peón. Después ya lo fue conociendo la gente y lo quiso mucho y entonces él dijo, “bueno si quieren yo les doy clases a los chiquillos de ustedes pero me hacen una galerita”. Hicieron la fuerza y le pagaban algo entre todos y así abrió la escuela. Ahí estuvo mucho tiempo, hasta que llegó el hermano que era ingeniero de la Escuela Internacionales. Llegó y se lo encontró con esa gran barba y descalzo que parecía un pordiosero. Luego se fue para San José a estudiar derecho y cuando ya sacó la carrera de derecho volvió otra vez a trabajar aquí. Venía con José Luis Molina y con Eugenio Rodríguez. Abrieron una oficina por donde está ahora el banco. Ahí estuvo de momento, hasta que se metió en política. Ya no les importa la historia

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Seguro por maicero que soy, lo que más me preocupa de Pérez Zeledón es la poca importancia que le da la gente a la historia. Nadie le interesa saber quienes fueron los que hicieron los primeros caminos, los primeros fundadores, los que realmente se pudieron llamar pioneros. Eso no les importa. Los jóvenes consideran que nosotros los maiceros, somos un montón de ignorantes. Quisiera que la gente conociera esas historias. Como cuando mi papá pasó por ese camino con dos o tres chiquitos. Uno de ellos jalando una ternerilla que le había regalado don Emilio Ureña. Venían con cien pesos dentro en la bolsa, por lo que habían vendido allá en Santa María y compraban un pedazo de tierra. Ahí empezó a hacer ranchas. Alguien les daba trabajo por tres días y trabajaban tres días aquí y tres días en las finquilla de ellos. De esa forma vinieron esos hombres aquí y otros pues venían con alguna vaquilla. Cuando llegamos aquí los Barrantes éramos casi la mitad del pueblo. Esa gente vino realmente a abrir cancha aquí. Donde no había nada. Tenían que empezar por limpiar y hacer un ranchillo y meterse ahí, donde algún amigo les diera la comida unos tres días por semana. Algunos con muchas agallas como mi papá cogió un pedazo de sesenta hectáreas y lo compró en cien pesos y ahí se quedó hasta que se le acabó la tierra para trabajar. La gente de ahora no sabe trabajar. La gente de ahora no sabe sembrar frijoles, no sabe. Nosotros dependemos de gente que venía de Santa María de Dota y que estaban acostumbrados a sembrar café. Los sacaban en carretas hasta San José. Cada uno se trajo su sembradío de café, cada uno tenía su cafetalillo y las cogidas de café las hacíamos en la familia. Cuando vino el asunto de que había que fundar un beneficio de café y aquí no había banco, sino lo que había era un junta de crédito. Llegó un muchacho llamado Víctor Quesada que fue el que vino aquí con la primera agencia para darle crédito a la gente y así empezaron a meter y sembrar café. Hubo un momento que ya se vio que aquí cabía un beneficio y lo propusieron. Y lo lograron. Esta era una zona cafetalera de quinientos sacos.

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El asunto con el azúcar Cuando Romilio Durán y yo fuimos munícipes al mismo tiempo. El era el vicepresidente municipal y yo era el presidente. Empezamos a ver un tipo que estaba atacando mucho al proyecto del ingenio de San Isidro del General. Tenía una revista de agricultura, que usaba para ridiculizar a los generaleños, porque estaban pensando en un ingenio y no tenían caña. Entonces yo le contesté un día en la misma revista ¿Por qué nosotros no podemos tener un ingenio?, si desde que yo recuerdo mi papá traía un cabo de caña en la alforja. Para sembrar todo lo habían sembrado la gente de caña, cada uno había puesto un trapichillo, casi había un trapichillo en cada finca. Pero todos sabíamos lo que era producir dulce, y como era la tradición de la siembra de caña. Yo tuve como dos “jaladas de pelo” con él en esa revista. La inmigración a Estados Unidos La culpa del problema de inmigración a Estados Unidos es que aquí hay mucha gente que ya no cree que puede vivir de la tierra. Muchos no tienen tierra, o la dejan hipotecada y después los bancos o los prestamistas se la quitan. La gente se ha desilusionado. Y por eso hay gente joven que se va para los Estados. Uno sabe de coyotes que se los llevan, cogen la finca hipotecada y les dan la plata. Es un gran problema.

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Entrevista a Rafael Ángel Sibaja Chavarría es cooperativista, maestro, sancarleño y generaleño.

empresario,

ramonéense,

Llegué a muy temprana edad a Pérez Zeledón desde San Ramón de Alajuela. Mis padres nos trajeron porque cuando eso decían que en Pérez Zeledón para entrar a una milpa había que entrar con carbura, porque los maizales eran tan buenos. Las tierras eran tan buenas que era un cantón excelente para la producción. Así mucha gente viajó a este cantón para venir a forjar su vida acá y unos de ellos fueron mis padres. A los tres años de edad, en el año 50 llegamos al cantón de Pérez Zeledón a un lugar que se llama el Alto de San Juan, en San Juan Miramar y posteriormente ahí a una finca de un tío. Después mi padre con un gran esfuerzo compró una finca que la pagaba trabajando el jornal en otra finca. Esta carrertera estaba carretera a Dominical, donde se llama Tinamastes. Por eso desde los cinco años me toca empezar a trabajar. Yo he trabajado toda la vida, no me he pensionado del trabajo. Nací en 1947, en San Roque de San Ramón. Un lugar que ahora ya no aparece en los mapas. Esta entre el bajo de los Rodríguez y San Ramón de Alajuela. Lo que sucede cuando llego a San Carlos digo que soy sancarleño, cuando llego a San Ramón digo que soy ramonense y cuando estoy en Pérez Zeledón, soy de Pérez Zeledón. Pero la verdad es que soy de todo el país, de toda parte del país me ha correspondido trabajar. Recuerdo que en el temporal de 1955 mi padre tenía una finca de café, por lo que teníamos que coger café y jalar el café Camilo Rodríguez Chaverri

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Posteriormente entramos en la escuela y estando en la escuela a los 8 años me dan trabajo en una lechería para recoger terneros y así empiezo a ordeñar las vacas. Luego me pasan a trabajar en la pulpería y a los12 años salgo de la escuela. Nos vinimos a San Isidro con la idea de ingresar al colegio. Mi padre tenía una lechería y mandaba la leche en un bus . Pero existían muy malos caminos. Así que en ocasiones la leche llegaba a San Isidro en mal estado. Por eso el negocio no sirvió y decidimos volver a Tinamastes. Entonces mi padre decidió comprar una finca por el centro de Dominical donde llaman Lagunas de Barú y me envió allá a los 12 años y medio a trabajar solo y empezamos a aprender a voltear montañas. También recuerdo que empezamos a trabajar en agricultura. De esta experiencia tengo recuerdos crueles. Cuando hicimos un préstamo al Banco Nacional con el aval del Consejo Nacional de Producción para sembrar frijoles. La semilla estaba muy cara al tiempo de sembrarla, pero cuando hubo que vender los frijoles estaba a 8 colones la cajuela, lo que significó que además de vender los frijoles que habíamos recolectado tuvimos que vender una vaca para poder pagar la deuda al Banco Nacional. Posteriormente a eso, mi padre vende la finca y vuelve a regresar a San Cristóbal. Allí estuvimos poco tiempo y me voy a voltear montaña a un lugar que se llama Changuina de Potrero Grande, en 1973. Posteriormente de ahí salimos para ir a Palmares de Alajuela a coger café, pero no nos sirvió el negocio. Porque había mucha gente mala para coger café y porque pasó todo lo del volcán Irazú en el 73. Jornaleros de nuevo Yo me salí de la escuela de Tinamastes y dejé de estudiar. Luego en 1963 empezamos a ser jornaleros. Primero en Tinamastes volando palo y cuchillo en los cafetales. Vendimos la finca porque en esa época mi papá estuvo tomando licor. Pero luego se recupera y entonces entramos en el proceso de reintegrarnos todos y empezamos ya como jornaleros aquí muy cerca de San Isidro, en La Palma, en los tabacales volando pala.

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Posteriormente pasamos allá, un tío me contrata como cantinero en un lugar llamado “Tinapá”, donde llegaban todos los dueños o los chóferes de los buses que transportaban gente de San José a San Isidro. Apenas llegaban lo primero que hacían era tomarse su traguito de guaro para evitarse el frío. Al segundo año de estar trabajando en la cantina entonces tengo 16 años y le digo a mi tío “quiero ir al colegio nocturno“. Así tomo la decisión de empezar a estudiar a los diecisiete años e ingreso al colegio nocturno, además de trabajar con mi tío dos años. Después trabajo en otro almacén famoso que hubo aquí llamado el almacén Salasaro, pero allí no me pude entender con lo patronos y me paso a trabajar al Cinco Menos que todavía existe. Entonces saco mi bachillerato y me gradúo del colegio. El patrón del Cinco Menos Saúl Fernández me apoya mucho para que vaya a la Escuela Normal aquí en Pérez Zeledón, en 1973 y me gradúo como educador. En el 74 me voy de educador a Chinakicha un pueblo indígena, ubicado por Pejibaye, por San Antonio. Así empiezo mi vida de educador. Pero en 1975 tengo problema con un hijo que nace con una enfermedad y le da problemas de minusvalía. Eso hace la vida más dura porque tenemos que viajar todos los días y caminar una hora y media a pie y caminar una hora en moto. Por lo que nos trasladamos a otra escuela, que se llamaba San Carlos de Platanares. Después evolucionamos más y llegamos a la Dirección Regional de Educación, como supervisor en 1979. Luego en 1982 por asuntos políticos que se dan en este país, apesar de ya tener una licenciatura en administración educativa, me devuelven a la escuela. Después de estar ocupando en puestos administrativos en la escuela y de ahí inicio otro concurso público y me voy de supervisor a Ciudad Cortés, luego me traslado a Buenos Aires, posteriormente llego de Director Regional de Pérez Zeledón y ya se abre la dirección de la región Brunca del Cerro de la Muerte hasta la frontera y de la Cordillera de Talamanca hasta la playa. Es toda esa área la que tenemos que atender. De 1990 a 1993 me voy a construir Camilo Rodríguez Chaverri

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la dirección regional de Aguirre, donde no había nada más que una silla y una máquina de escribir prestada. Así construímosla dirección Regional de Quepos. Luego en 1999 me pensiono como director regional de educación, de la zona de Aguirre de Quepos. Tenía 52 años. Desde que tengo 14 años, no serví para jugar bola entonces me hice directivo de un equipo de fútbol. Entonces anduve con los chiquillos metidos en el campo de fútbol. A esa edad posteriormente muy joven como de 21 y 22 años integro la primer asociación de desarrollo comunal en el Hoyon. Construimos la asociación de desarrollo, compramos los terrenos e hicimos el salón comunal. También apoyé en Cruz Roja, como chofer voluntario de Cruz Roja y empecé a trabajar en el movimiento cooperativo en 1970. Entré al movimiento cooperativo. Primero me integré a una cooperativa llamada Coopezel, Cooperativa Comunal de Pérez Zeledón de Ahorro y Crédito y allí empiezo un largo camino. En el 71 se fusionan dos cooperativas. Coopezel pasa a ser parte de Coopealianza. En 1975 llego al Consejo de Administración de Coopealianza. Primero estoy en el Comité de Educación de Coopealianza. Luego me metí en la Comisión de Crédito. Posteriormente paso en el 88 al consejo de Administración. Estoy un tiempo retirado y estuve 14 años de presidente del Consejo de Administración de Coopealianza. Hace un año y medio que terminé mi último período. Estuve en Coopealianza cuando el debacle financiero de las cooperativas en el que ayudó Fedecrédito. Nos dimos a la tarea de construir otra federación de cooperativas y construimos FEDEAC (Federación de Cooperativas de Ahorro y Crédito de Costa Rica) que actualmente existe. Ahí estuvimos en la presidencia cuatro años. He trabajado también en hacer otras cooperativas y en trabajar en el movimiento cooperativo. También formé parte del Consejo Consultivo de Cooperativas de la ASI. La ASI es la Asociación Mundial de Cooperativas.

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La vida ha sido muy rápida. En mi tiempo de chiquillo aprendí a trabajar con bueyes, a montar bestias, a amansar bestias. Hice mucho trabajo muy rápido. No he tenido una gran relación con Coopeagri, pero sé que Coopeagri ha sido una cooperativa que nació en el cantón y ha sido por cosas de la vida nos ha tocado que estar muy cerca del beneficio del café. Después de que llego a San Isidro tengo 36 años de casado y he vivido muy cerca del beneficio de café de Coopeagri.

Mi familia es muy linda. Tengo una esposa que me ha apoyado toda la vida llamada Olga Marta Agüero Zúñiga y cuatro hijos, dos varones y dos mujeres. Rafael Ángel , Luis Enrique, Graciela y Nancy. Con ellos he constituido una empresa que se llama Cía del Sur, una empresa de servicios profesionales igual que una cooperativa. Lo que pasa en este país, es que no se pueden constituir cooperativas si no hay doce personas. Ese es uno de los problemas que tiene el movimiento cooperativ. Por lo que uno se tiene que buscar otras figuras que no son quizá del agrado de uno. Damos distintos servicio. Empezamos por vender seguros, servicio de sicología e informátic. Tenemos asesorías en el campo cooperativo. Ahí todos mis hijos, mi esposa y yo tenemos el mismo número de accione. Ninguno puede tener mas acciones, es más ninguno puede vender sus acciones por escritura. Ninguno puede vender sus acciones. Es una empresa que se parece mucho a una cooperativa, porque creo profundamente en el cooperativismo. Una de las fortalezas de la cooperativa es que está centrada en una persona. Todo ser humano es lo más importante. Por ejemplo ver en Pérez Zeledón a tanta gente a la que Coopeagri le da trabajo y les permite surgir. Y esto porque no está centrado en los capitales. Cualquiera que entra al movimiento cooperativo tiene que estar convencido que lo más importante del movimiento cooperativo es el ser humano. Camilo Rodríguez Chaverri

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Pero también es como una empresa. Por lo que tiene que ver con el medio ambiente, con la comunidad, con la educación, con la salud, y hasta inclusive con el desarrollo espiritual de sus asociados. De las bondades del cooperativismo podemos hablar mucho. Pero, ¿cuáles son las debilidades? Para mi no es solo el cooperativismo, sino que todas las empresas de economía social de este país tiene una serie de debilidades. Me parece que los cuadro directivos, los directores, los miembros del consejo de administración, los miembros del comité de vigilancia, y los miembros del comité de educación necesitan una mayor formación desde el punto de vista de participación en la empresa, pero también una mayor formación desde el punto de vista que son empresarios. La otra debilidad que uno podría señalar en el movimiento cooperativo es el poco apoyo del Estado, principalmente cuando están iniciando. Pérez Zeledón debe desarrollarse Pérez Zeledón es un cantón que tiene que integrarse a toda la región Brunca para su desarrollo. Si siguen pensando en que el desarrollo de Pérez Zeledón es por si solo por Pérez Zeledón, me parece que estaríamos cometiendo un gran error. El desarrollo es parte de toda la región. No es que estamos aislados, sino que más bien la región y los otros cantones de esta región ven en Pérez Zeledón como que es el cantón que se ha aprovechado de los recursos que vienen para la región y que se quedaron el Pérez Zeledón. Por ejemplo la zona de Dominical, toda esa zona marítima se está desarrollando fuertemente y los trabajadores van de San Isidro de Pérez Zeledón a trabajar a esa región. Si San Isidro no se desarrolla conjuntamente con toda la región, podría convertirse solamente en un dormitorio de los trabajadores. En nuestro país hay mucho potencial turístico y más en esos cantones del sur. Lógicamente Pérez Zeledón tiene que estar integrado a ese desarrollo.

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Tenemos unas bellezas impresionantes, pero nos hemos centrado en el Cerro Chirripó, y no, hay cosas mucho mas bellas aquí tenemos muy cerca de San Isidro. Un Cristo bellísimo una piedra y no lo hemos explotado.

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Entrevista a Jesús Mora Ramírez Jesús Mora Ramírez el ha sido un destacado dirigente comunal, un destacado educador, un maestro rural típico, fue presidente del comité que organizó los segundo Juegos Deportivos Nacionales de Pérez Zeledón también el fue representante diplomático del país en Perú, fue dos veces regidor delegado presidencial en una ocasión en el gobierno de Calderón-Fournier, regidor durante la administración Trejos-Fernández del sesenta y seis al setenta y durante la administración Arias-Sánchez del ochenta y seis al noventa y es presidente de la Asociación de Escritores de Pérez Zeledón Nací en Santa María de Dota, en el año 1934. Soy hijo de don Juan Rafael Mora Valverde y doña Julia Ramírez Mesén. Una de las familia más reconocidas de Santa María de Dota. Pioneras del cantón junto con los Ureña. A la edad de seis años, cuando apenas me iniciaba en la escuela fui sacado de las aulas por mi padre para traerme a El General. Mi padre había tenido una crisis de tipo económica. No soportó el impacto de la situación y debió vender algunas de sus propiedades. Se vino rumbo a El General donde intentó traerse a la familia, pero mi madre no quiso seguirlo. Entonces él, como esos hombres de antes, tomó la decisión de venirse. Me tomó a escondidas y me trajo rumbo al Cerro de la Muerte. Mi madre inmediatamente habló con la autoridad y el día siguiente en la noche fui devuelto del lugar conocido como Pedregoso Parte Este de Santa María de Dota. Allí las autoridades me localizaron y me regresaron nuevamente a Santa María. A partir de ahí mi vida fue una verdadera novela, donde tuve que pasar por momentos muy difíciles. 114

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Tuve tres hermanos. Con ellos y mi madre fuimos deshaciéndonos de lo poco que nos dejó mi padre y al final tuvimos que emigrar a San José para poder subsistir de alguna manera. Fuimos a vivir a Barrio Kit por la pulpería “La Bamba”, en donde me desempeñaba en ventas callejeras, vendiendo verduras y fruta por las calles. De ahí pasé a San Isidro de Heredia a trabajar con los hermanos Villalobos. Trabajé como ayudante de talabartería y aprendí algo del oficio. Me dedicaba también a la recolección del café. Pasado algún tiempo emigramos a Santo Domingo y de ahí nuevamente a Santa María de Dota. Cuando eso tenía la edad de 13 años. Por eso nunca fui a la escuela, solamente al primer grado, luego tuve que salir para ayudar a mi madre y seguirla en sus recorridos. La revolución del 48 Entonces llegué a Santa María nuevamente. Ahí pasé la revolución del 48, cuando tenía 14 años. Colaboré con la revolución. Era el encargado de la bodega junto con don Miguelito Ureña y nos encargábamos de repartir los diarios y las mercadería de las esposas de los maridos que estaban en el campo de batalla. Conocí a don Pepe porque colaboraba con las esposas de los no liberacionistas que andaban en la montaña alejados de los acontecimientos. Además ya yo había trabajado un tiempo en La Lucha con un hermano, donde trabajábamos en cabuya. Mi trabajo era de almorcero y además trabajaba por horas contando hijos de cabuya para llegar a los almacígales. Me convertí en un seguidor de don José Figueres. Recuerdo que él nos contaba historias sentado en una banqueta de la plaza de Santa María, mientras la avioneta bombardea las montañas de la Chonta y del Empalme. Ahí estuve todo el proceso, hasta que don José Figueres salió de Santa María hacia la toma de Cartago. Pasada la revolución, en 1949 me vine para El General en busca de mejores condiciones. La carretera venía en buen estado hasta Ojo de Agua y de ahí para acá era un poco peligrosa y Camilo Rodríguez Chaverri

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faltaba por decidirse el tramo kilómetro 17 que todavía estaba en construcción. Entramos por División hacia Buena Vista y me fui a radicar en la Piedra. Ahí me dediqué a trabajar como peón de finca de don Joaquín Elizondo. Durante varios años estuve allí, hasta que por circunstancias del destino logré integrarme a un grupo que se conoció como Lajoc y asistí a un congreso en San José en el año 52. Ese fue, se podría decir el toque mágico para el despertar del resto de mi vida. Fue ahí donde el padre Juan Vicente Salazar me dijo, “yo te puedo ayudar si querés, te venís y te ubico aquí en algún lugar que te podás desarrollar”. Por circunstancias especiales no lo hice, pero si me nació el deseo de estudiar. Empecé a hacer el sexto grado por suficiencia. El cual obtuve en la escuela Buena Vista de Pérez Zeledón, en el año 1953. Con ese diploma y un poco de valor y el deseo de superación que había adquirido a través de las experiencias, me fui a San José en busca de trabajo. Visité a don Víctor Manuel, que era Director Provincial de Educación de la provincia de San José. Me atendió y me dijo, “Jesús, eres el primer joven que llega con esos planteamientos, te voy a ayudar”. Eso sucedió en el año 1954 y ya se rumoraba la contra revolución. Me vine por la carretera. Llegué a San Isidro. Traje una carta para el entonces supervisor don Vinicio Víquez Paniagua, quien me atendió, me recibió la carta y así me fui para mi casa. Poco tiempo después recibí el mensaje de que había sido nombrado maestro de escuela, con solo el diploma de sexto grado. Era otra época. Empecé a trabajar en el año 1955, pero ese mismo año se abrió el Instituto de Formación Profesional del Magisterio al cual me matriculé de inmediato y empecé a estudiar. Cinco años después, en 1961 logré el título de Maestro Normal de Educación Primaria. Seguí estudiando y obtuve el post grado. Posteriormente ingresé a la Universidad Nacional y saqué mi título de Licenciado en Administración Educativa con énfasis en Organización y Planeamiento. Con este título y la experiencia de los años 55 al 70 logré 116

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mejor posición dentro del magisterio y pasé de director de escuela a director técnico. De director técnico en el 78 ingresé como supervisor de educación primaria y secundaria. Trabajé en la Dirección Regional de Pérez Zeledón. Luego me ascendieron a la Unidad de Apoyo Administrativo durante 3 años y en 1981 dado a que no pasó la famosa norma 31 finalizando el gobierno de Carazo, me pensioné. Me fui para mi casa, pero poco tiempo después volví a ingresar al magisterio. Me fui a trabajar a Golfito, también trabajé en Cortés, luego trabajé nuevamente en Pérez Zeledón en el mismo puesto de la unidad administrativa y en 1992, luego de los Juegos Nacionales, me volví a pensionar.

Regresando a mi activismo político, a mucha gente le llama la atención que yo estuve con don Pepe en el 48 y aún así trabajara como regidor por el partido de Unidad. Esa es una bonita historia. Resulta que luego de la revolución de 48 yo me vine para El General y pasó el pleitecillo en el que Otilio Ulate pasó la Junta de gobierno. Después de esto vino la elección de don José Figueres, constitucionalmente con base en lo que dicta la Constitución del 49. Fue necesario entonces buscar un candidato que se enfrentara a don José Figueres, pero no lo había. Por lo que hubo que convencer a don Fernando Castro. En la política Cuando se vino la campaña, los dirigentes del pueblo llegaron a decirme que Castro Cervantes ocupaba gente para trabajar con la juventud para las elecciones. Yo les dije que sí y me puse a organizar todo. Durante ese proceso don José Figueres se hizo presidente y yo me quedé con la oposición para siempre. También trabajé como regidor, cuando fue ministro su hijo José María, en el anterior mandato de Oscar Arias. Fui regidor dos veces, en el gobierno de Trejos y en el gobierno de Arias. En esa primera época tuve la grandísima dicha de Camilo Rodríguez Chaverri

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encontrarme con excelentes líderes generaleños dentro de la municipalidad. Nosotros éramos menos. Liberación tenía más regidores. De ellos ya quedamos pocos, solo tres. Los demás todos han muerto. Uno de ellos, del cual aprendí mucho, fue muy buen amigo mío don Romilio Durán. Estuvo también conmigo en la municipalidad don Miguel Elizondo, otro gran líder comunal de Rivas; don Carlos Castro Solano, que hace poco murió; don Juan Céspedes Méndez, que también ya murió. Recuerdo a varios compañeros que trabajaban en calidad de suplentes, como lo fue Chango un señor de Palmares que no recuerdo el apellido, también el señor Choa Picado y algunos otros compañeros de grata memoria y que eran verdaderos pioneros del cantón. Verdaderos líderes comunales. Con ellos aprendí demasiado y siempre les recordé con respeto por su honestidad, por su entrega y su idealismo en bien del cantón. Luego fui regidor nuevamente en el 86 pero de oposición en la administración de Oscar Arias. Trabajamos pero con otra clase de elemento humano. Los de mayor edad éramos don Mario Bonilla Ortíz, que hace poco falleció y este servidor. Los demás pertenecían a jóvenes de una nueva generación y la labor fue buena, pero no tan sobresaliente, ni tan meritoria como la que se hizo en la primera. Presidente de los Juegos Deportivos Nacionales Luego mientras era delegado presidencial, presidí el comité de los Juegos Deportivos Nacionales del año 92. En ese año me dieron la oportunidad de representar el gobierno acá en la región. Fue en esa época donde yo tuve la oportunidad de contactarme con todos los organismos, por ejemplo a Coopeagri le visitamos con el presidente de la república dos veces y una vez con el vicepresidente Serrano Pinto. Conocimos todos los proyectos y estuvimos en la Sala de Sesiones, donde nos atendieron excelentemente. Siempre he tenido buena relación con ellos. Hemos tenido contacto permanente. Cuando fui delegado presidencial manejamos situaciones de tipo conflictivo, por ejemplo en la época de los malos caminos o en las crisis de la recolección del café. En estas situaciones 118

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coordinamos muchas veces entrevistas con funcionarios para el logro de objetivos. No solo con Coopeagri sino con el resto de las instituciones del cantón. Fue ahí donde me empapé más de la problemática cantonal y para mi fue una verdadera escuela, principalmente en el campo social. Recuerdo que yo abría mi oficina en el palacio municipal a las 7 de la mañana y eran las 5 de la tarde y tenía gente permanentemente atendiendo. Nunca di nada que valiera la pena porque un delegado presidencial es muy poco lo que puede lograr si no cuenta con el apoyo del señor diputado, pero cuando menos di atención a las quejas y a los problemas de gran cantidad de señoras, de esposas, jóvenes, de padres de familia y llegaron a consultarme a pedirme un consejo para resolver su situación. Como maestro rural En mis tiempos de maestro rural, recuerdo que me inicié trabajando en San Rafael de San Pedro en el año 1955. De allí por situaciones especiales me pasaron a trabajar a San Rafael de Platanares. Cuando eso había caminos solo hasta repunta, más allá de Palmares y ahí en adelante había que batir barro hasta llegar a San Rafael de Platanares, pasar por los Reyes, pasar por Mollejones y llegar a ese lugar. Ahí trabajé dos años. Luego pasé a Bolivia en el año 57. En el año 58 trabajé en Naranjo de Platanares. Luego 59 y 60 lo trabajé en Aguas Buenas de Platanares. En el 61 y 62 los trabajé en las Esperanzas de Pérez Zeledón. En el 63 me pasaron a la Piedra de Buena Vista, donde yo había sacado mi diploma de sexto grado y donde yo había trabajado como peón de don Joaquín Elizondo. Llegué a ser director de la escuela una magnífica experiencia. Pasar de ser el peón trabajador del campo, al maestro de los propios hijos de quien había sido mi patrón. De allí pasé a Pueblo Nuevo y trabajé allí un año. Dos años en Rivas en la escuela de Rivas y once años en la escuela Sinaí. Entre esos años de escuela Sinaí, están los tres que me desempeñe como supervisor de escuela. Después de ahí me quedé en la dirección regional y en esa Camilo Rodríguez Chaverri

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experiencia que tuve en la Zona Sur en la escuela Alvaro Paris, en el Colegio Nocturno de Golfito y luego en la Escuela Central de Ciudad Cortés. De ahí me vine otra vez me trasladé a Pérez Zeledón a ocupar nuevamente el cargo que había ocupado, como Jefe del Departamento de Apoyo Administrativo y de allí a los Juegos Nacionales para pensionarme. Este último cargo en la dirección regional yo quiero hacer hincapié en que constituyó también una valiosísima experiencia porque tuve la oportunidad de recorrer todo el cantón. Conocí todas las escuelas, visité todos los colegios: San Vito, Sabalito, Agua Buena hasta la cuesta Golfito. Luego de ser pensionado Ya pensionado, del 94 al 98 me quedé por acá siempre trabajando en política, colaborando con los aspirantes a diputados porque me ha gustado ese trabajo y desarrollando proyectos con la comunidad. Trabajé con el Comité Cantonal y fui miembro del Consejo Directivo de la Universidad Nacional. Trabajé en Heredia con el Comité Organizador de Último Estatuto de la Universidad. Siempre me mantuve en actividad y desde luego participando en proyectos de desarrollo comunal. En 1998 por circunstancias que a veces uno espera, fui convocado por don Miguel Ángel Rodríguez para que desempeñara un consulado en América del Sur, por varios lugares entre ellos Ecuador, Chile y Perú. Por último acepté, y me fui en el 98 como cónsul, como Ministro Consejero y Cónsul General. La embajadora era la doctora Delsa Rangel, que estaba a punto de pensionarse y que le habían dado la oportunidad de irse para allá. Ella por cuestiones de salud tenía que estar viniendo a controles todos los años a Costa Rica y entonces me tocó la linda experiencia de ser embajador. Durante muchos meses del año, principalmente a finales del año aproveché esa oportunidad para asistir siempre al palacio de gobierno con Fujimori. La literatura Actualmente estoy colaborando con la Asociación de 120

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Escritores. Después de que vine a Perú me llamaron a que les ayudara y ahí estoy como presidente. Ya tengo varios años. Me gusta escribir. No tengo libros publicados, pero si estoy por publicar. Trabajé con algunas revistas en Perú. Escribí en la revista diplomática varios trabajos. Hice un trabajo muy importante para la región sobre Costa Rica y sus relaciones económicas con el Perú en esa misma revista. Participé también en algunas otras revistas como “El Regidor”. En seminarios, en congresos tuve una gran participación. Tengo una novelita cuyo nombre me lo reservo, para no irlo a divulgar. En esta novela más o menos presento fases de mi vida. Mi infancia, mi vida profesional, mi vida matrimonial y mi parte oscura de la vida porque como todo hombre también tengo parte oscura. Momentos de angustia y dolor, principalmente en el año 94, que fui operado del corazón. Mi familia Soy casado, ya casi cumplo 48 años de casado. Me casé precisamente el 31 de diciembre del 58. Día en que Fidel Castro tomó el poder en Cuba. Por eso yo digo en chiste, que existimos dos dictadores Fidel en Cuba y Jesús en la casa. Tengo dos hijos, Juan Rafael que era decano de la universidad aquí en San Isidro y ahora trabaja con la facultad de Agronomía de la Universidad Nacional en Heredia. Y Johans que es Ingeniero en sistemas. También una muchachita hija adoptiva que fue como la tabla de salvación en los años. El cooperativismo Pérez Zeledón es un cantón que no se parece a los demás cantones al menos de la región por circunstancias muy especiales. Pérez Zeledón por naturaleza ha sido un cantón netamente agropecuario. Nada lo ha sacado de esa línea y donde existe la mejor distribución de la tierra. Donde tenemos una gran cantidad de pequeños propietarios, medianos propietarios y algunos regulares propietarios, pero que no tenemos enormes Camilo Rodríguez Chaverri

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extensión de latifundios. Ese fenómeno, lo he observado durante mi participación en diferentes lugares porque he estado en contacto con agricultores. Yo fui miembro del Comité de Exposiciones de Pérez Zeledón desde el año 67 hasta el año 90. Trabajé durante muchos años y tenía contacto con lo productores, con los ganaderos y conocí las políticas de gobierno. Aunque no estaba dentro del gobierno. Recuerdo que cuando se habló de la regionalización de Pérez Zeledón éste fue un cantón que creyó en la regionalización y con cautela no la rechazó sino que la aceptó y empezó adecuarse. Pérez Zeledón tiene la gran virtud de que no ha necesitado transnacionales para desarrollarse. La única sería los intermediarios, el comprador del café. El pueblo generaleño tiene su propio patrón de desarrollo y dichosamente ese patrón de desarrollo le ha dado magníficos resultados.

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