el domingo 10 febrero 2013

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Año XLVI - Domingo V del Tiempo Ordinario /C - 10 de Febrero de 2013

DECIDE SEGUIR A JESÚS

Remesa II - Nº 13

E

l seguimiento de Jesús se realiza tras una catequesis, una convivencia, un gesto admirativo. Es difícil dar un paso en el camino del Señor desde la ignorancia, el desconocimiento o el desencanto. Para decir “aquí estoy” y dejar redes, barca y pueblo, se requiere un encuentro cara a cara con el Señor y una decisión muy radical. Cada domingo el evangelio nos ofrece un paradigma de vocación especial. Jesús, después de predicar la palabra, manda remar mar adentro y echar las redes. ¿Qué diálogo hubo en el tiempo de remar mar adentro? ¿Qué pudo implicar, en un tiempo de catequesis solitaria, el echar las redes? ¿Este relato revela sólo un momento o simboliza una historia de encuentros en soledad, en oración en el balanceo de alta mar? Lo cierto es que el milagro de la pesca asombra de tal manera a Simón, Santiago y Juan, que los hace caer de rodillas asustados de sí mismos, deciden simultáneamente dejar Jesús dijo a Simón: “lleva la barca, remos, redes y casa, y sin entender barca mar adentro y echen las mucho el camino de la nueva misión, asu- redes para pescar” (Lc 5,4). men hacerse pescadores de hombres. Estoy claro que dejar “la casa” y emprender una ruta nueva, sólo se hace si se descubre un camino que llene el alma de ilusión. Dejar por dejar, es una flojera. Dejar por una misión, es un gesto radical de desprendimiento. Cierto que para una decisión tan seria hay que tener la mente lúcida y el corazón generoso. Pedro, Juan, Santiago, Isaías, Pablo, tú y yo…, nadie dejamos nada, si la llamada no nos abre un horizonte por el que valga la pena vivir y morir. ¿A qué te llama Jesús? ¿De qué debes desprenderte para seguir su llamada? ¿Qué planes de evangelización puedes hacer en tu comunidad? Rema mar adentro. Escucha al Maestro. Déjate seducir. Y decide seguir a Jesús. Antonio Gracia, pasionista El Miércoles, 13 de Febrero, se inicia el Tiempo de Cuaresma


Nuestra Misa Monición

Domingo V del Tiempo Ordinario /C Hermanos. Estamos en el Domingo Quinto del Tiempo Ordinario. La Palabra de este domingo nos invita a descubrir la llamada de Dios en el camino misionero de nuestra vida. Ciertamente que para escuchar esa llamada, hay que remar mar adentro y vivir, en el silencio interior, un encuentro personal con Jesús. Que esta Eucaristía favorezca ese encuentro para que así decidamos responderle a Jesús con la frase de Isaías: “Aquí estoy, Señor, mándame”.

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Antífona de entrada

Entremos y adoremos de rodillas al Señor, creador nuestro, porque él es nuestro Dios (Sal 94,6-7).

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Acto Penitencial

S Tú que eres la plenitud de la verdad y de la gracia: Señor, ten piedad. R Señor, ten piedad. S Tú que te que has hecho pobre para enriquecernos: Cristo, ten piedad. R Cristo, ten piedad. S Tú que has venido para hacer de nosotros tu pueblo santo: Señor, ten piedad. R Señor, ten piedad.

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Gloria

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque

sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

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Oración colecta

Señor, que tu amor incansable cuide y proteja siempre a estos hijos tuyos, que han puesto en tu gracia toda su esperanza. Por nuestro Señor Jesucristo.

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1ª Lectura (Is 6,1-2.3-8) Lectura del libro del profeta Isaías

El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor, sentado sobre un trono muy alto y magnífico. La orla de su manto llenaba el templo. Había dos serafines junto a él, con seis alas cada uno, que se gritaban el uno al otro: “Santo, santo, santo es el Señor, Dios de los ejércitos; su gloria llena toda la tierra”. Temblaban las puertas al clamor de su voz y el templo se llenaba de humo. Entonces exclamé: “¡Ay de mí!, estoy perdido, porque soy un hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, porque he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos”. Después voló hacia mí uno de los serafines. Llevaba en la mano una brasa, que había tomado del altar con unas tenazas. Con la brasa me tocó la boca, diciéndome: “Mira: Esto ha tocado tus labios. Tu iniquidad ha sido quitada y tus pecados están perdonados”. Escuché entonces la voz del Señor que decía: “¿A quién enviaré?” ¿Quién irá de parte mía?” Yo le respondí: “Aquí estoy, Señor, envíame”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.

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Salmo responsorial (137)

L Cuando te invocamos, Señor, nos escuchaste. R Cuando te invocamos, Señor, nos escuchaste. L De todo corazón te damos gracias, Señor, porque escuchaste nuestros ruegos.


Te cantaremos delante de tus ángeles, te adoraremos en tu templo /R L Señor, te damos gracias por tu lealtad y por tu amor: siempre que te invocamos nos oíste y nos llenaste de valor /R L Que todos los reyes de la tierra te reconozcan, al escuchar tus prodigios. Que alaben tus caminos, porque tu gloria es inmensa /R L Tu mano, Señor, nos pondrá a salvo, y así concluirás en nosotros tu obra. Señor, tu amor perdura eternamente; obra tuya soy, no me abandones /R

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2ª Lectura (1Co 15,1-11) Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios

Hermanos: Les recuerdo el Evangelio que yo les prediqué y que ustedes aceptaron y en el cual están firmes. Este Evangelio los salvará, si lo cumplen tal y como yo lo prediqué. De otro modo, habrán creído en vano. Les transmití, ante todo, lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según estaba escrito; que se le apareció a Pedro y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos reunidos, la mayoría de los cuales vive aún y otros ya murieron. Más tarde se le apareció a Santiago y luego a todos los apóstoles. Finalmente, se me apareció también a mí, que soy como un aborto. Porque yo perseguí a la Iglesia de Dios y por eso soy el último de los apóstoles e indigno de llamarme apóstol. Sin embargo, por la gracia de Dios, soy lo que soy, y su gracia no ha sido estéril en mí; al contrario, he trabajado más que todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios, que está conmigo. De cualquier manera, sea yo, sean ellos, esto es lo que nosotros predicamos y esto mismo lo que ustedes han creído. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.

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Aclamación a/d Evangelio

R Aleluya, aleluya. Síganme, dice el Señor, y yo los haré pescadores de hombres. R Aleluya (Mt 4,19).

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Lectura del santo Evangelio según san Lucas A. Gloria a ti, Señor

(Lc 5,1-11)

En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la palabra de Dios. Jesús vio dos barcas que estaban junto a la orilla. Los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra, y sentado en la barca, enseñaba a la multitud. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar”. Simón replicó: “Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra, echaré las redes”. Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: “¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!” Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de asombro al ver la pesca que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús le dijo a Simón: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Luego llevaron las barcas a tierra, y dejándolo todo, lo siguieron. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.

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Profesión de fe

El Domingo. Día del Señor. Fundado por el Beato Santiago Alberione en 1921 en Italia y en Venezuela se inició su publicación en 1966. Director: P. A. Vagnoni, ssp. - Coordinación: July Zambrano - Corrección: Manolo Martínez - Diagramación: Dora González - Ilustraciones de: Hna. Teresa Castaño - Edita SAN PABLO - Aptdo. 14.034 de Candelaria, Caracas 1011-A -Telfs.: (0212) 573.63.46 - 576.76.62 - 577.10.24.- Fax: (0212) 576.93.34 - Administración y distribución: Telfs.: (0212) 963.68.81 - 963.65.19 - Fax: (0212) 963.68.52 - Correo Electrónico E-Mail: publicaciones@sanpablo.org.ve - Web site: http: //www.sanpablo.org.ve - Para notificar pagos: (0212) 577.10.24 - E-mail: cobranzas@sanpablo.org.ve - Con licencia eclesiástica. Dep. Leg. pp 76-1793


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Oración de los fieles

S Oremos al Padre, para que nos conceda seguir a Jesús con la fidelidad y generosidad de los primeros discípulos. A Te lo pedimos, Señor. L Por los hombres y mujeres que escuchan el llamado que les hace en este día, para que respondan con generosidad, sin buscar excusas: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Por el Papa y por los responsables de las comunidades, para que aviven en los fieles el compromiso de seguir a Jesús anunciando el Evangelio del reino: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Por los responsables políticos y sociales, para que promuevan a través de las instituciones, la justicia y la solidaridad que anunció Jesús: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Por los que nos confesamos discípulos de Jesús, para que cumplamos la misión de ayudar a los hombres y mujeres de hoy a hacerse sus seguidores: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. (Intenciones libres) S Concédenos, Señor, generosidad y entrega, para conseguir más personas que sigan con fidelidad tu llamado. Tú que vives y reinas por los siglos. Amén.

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Oración sobre las ofrendas

Señor, Dios nuestro, tú que nos has dado este pan y este vino para reparar nuestras fuerzas, conviértelos para “América Misionera Comparte tu fe” Rumbo al CAM 4 - Comla 9

Obras Misioneras Pontificias en Venezuela

Tema: “Discípulos misioneros de Jesucristo en un mundo secularizado y pluricultural”

(0058+212) 562.09.71 / Fax: (0058+212) 561.79.85 ompvenezuela@gmail.com www.ompvenezuela.com

nosotros en sacramento de vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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Plegaria Eucarística

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Oración del Señor

S Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir: R Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.

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Antífona de comunión

Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados (Mt 5,5-6).

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Oración d/de la comunión

Señor, tú que has querido hacernos participar de un mismo pan y de un mismo cáliz, concédenos vivir de tal manera unidos en Cristo, que nuestro trabajo sea eficaz para la salvación del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Liturgia de la Semana - 1ª Sem. del Salterio

(Del 11 al 17 de Febrero de 2013)

11 Lunes, Ntra. Sra. de Lourdes, F - Is 66,10-14; Sal (Jt 13); Jn 2,1-11. 12 Martes, Feria, V Sem. del Tpo. Ord. -Gén 1,20-2,4: Sal 8; Mc 7,1-13. 13 Miércoles de Ceniza - Jl 2,12-18; Sal 50; 2 Cor 5,20-6,2; Mt 6,1-6.16-18. 14 Jueves después de Ceniza - Dt 30,1520; Sal 1; Lc 9,22-25. 15 Viernes después de Ceniza - Is 58,1-9; Sal 50; Mt 9,14-15. 16 Sábado después de Ceniza - Is 58,914; Sal 85; Lc 5,27-32. 17 Domingo I de Cuaresma /C - Dt 26,410; Sal 90; Rm 10,8-13; Lc 4,1-13. L.H. 1ª Semana del Salterio.


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