El Domingo, 23 de Marzo del 2014

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Año XLVII - Domingo III de Cuaresma /A - 23 de Marzo de 2014

¿QUIÉN ES ÉSTE?

L

Remesa III - Nº 17

La mujer le dijo: “Señor, dame de esa agua y así ya no sufriré la sed ni tendré que volver aquí a sacar agua” (Jn 4,15)

os judíos y los samaritanos estaban peleados entre ellos, por graves ofensas sucedidas en el pasado. Cuando una mujer samaritana llega al pozo a sacar agua, ella en Jesús sólo ve a un judío. Ante la oferta de Jesús de darle agua viva, ella pregunta de dónde va a sacar Jesús esa agua viva. Y pregunta si es más que su

padre Jacob, que les dio aquel pozo. Cuando Jesús explica que el agua que Él va a dar se convertirá dentro de la persona en un surtidor que salta hasta la vida eterna, la samaritana le pide a Jesús de esa agua. Cuando Jesús descubre su vida familiar, ella lo reconoce como un profeta. Y luego deja el cántaro en el pozo, va a su pueblo, le cuenta a la gente lo que Jesús le ha dicho, y les lanza la pregunta: ¿Será éste el Mesías? Viene la gente, le ruegan a Jesús que se quede con ellos. Se queda dos días. Y al final le dicen a la mujer: “Sabemos que él es en verdad el Salvador del mundo”. En esta belleza de diálogo, la samaritana y su gente van dando pasos con los que conocen cada vez mejor a Jesús. Ojalá que en nuestra oración, dialogando con Jesucristo, vayamos dando pasos para conocerlo cada vez mejor y descubrir quién es Él para nosotros: El Salvador del mundo. Los apóstoles de Jesús se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer. El igualitario y cariñoso trato de Jesús con las mujeres chocaba con la cultura de su época. En nuestra cultura quedan discriminaciones contra las mujeres. ¿Qué hacemos frente a esas discriminaciones? P. Jean Pierre Wyssenbach, S.J. Señor, que no seamos sordos a tu voz (Sal 94)


Nuestra Misa RITO DE INTRODUCCIÓN MONICIÓN Hay muchos pueblos en el mundo que sufren de sed. Los países ricos no les quieren reconocer el derecho al agua. Nosotros, ¿sabemos lo que es sufrir de sed? Los israelitas le protestaron a Moisés y Dios les dio agua de la roca. Hablando con Jesús, una mujer samaritana descubrió poco a poco quién era Jesús para nosotros. ¿Podremos lograr lo mismo en nuestra oración? San Pablo nos recuerda que la prueba de que Dios nos ama es que Jesús, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.

1. ANTÍFONA DE ENTRADA

(Sal 24,15-16) Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él me libra de todo peligro. Mírame, Dios mío y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.

2. ORACIÓN COLECTA Dios misericordioso, fuente de toda bondad, que nos has propuesto como remedio del pecado el ayuno, la oración y las obras de misericordia, mira con piedad a quienes reconocemos nuestras miserias y estamos agobiados por nuestras culpas, y reconfórtanos con tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA 3. PRIMERA LECTURA

(Éx 17,3-7)

Tenemos sed: danos agua para beber Lectura del libro del Éxodo En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, fue a protestar contra Moisés, diciéndole: “¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado?” Moisés clamó al Señor y le dijo: “¿Qué puedo hacer con este pueblo? Sólo falta que me apedreen”.

Respondió el Señor a Moisés: “Preséntate al pueblo, llevando contigo a algunos de los ancianos de Israel, toma en tu mano el cayado con que golpeaste el Nilo y vete. Yo estaré ante ti, sobre la peña, en Horeb. Golpea la peña y saldrá de ella agua para que beba el pueblo”. Así lo hizo Moisés a la vista de los ancianos de Israel y puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá, por la rebelión de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo: “¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?”. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.

4. SALMO RESPONSORIAL

(Sal 94) L Señor, que no seamos sordos a tu voz. R Señor, que no seamos sordos a tu voz. L Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias /R L Vengan, y puestos de rodillas, adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo; él es nuestro pastor y nosotros, sus ovejas /R L Hagámosle caso al Señor, que nos dice: “No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras” /R

5. SEGUNDA LECTURA (Rom 5,1-2.5-8) Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos Hermanos: Ya que hemos sido justificados por la fe, mantengámonos en paz con Dios, por mediación de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido, con la fe, la entrada al mundo de la gracia, en la cual nos encontramos; por él, podemos gloriarnos de tener la esperanza de participar en la gloria de Dios. La esperanza no defrauda, porque Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que él mismo nos ha dado. En efecto, cuando todavía no teníamos fuerzas


para salir del pecado, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado. Difícilmente habrá alguien que quiera morir por un justo, aunque puede haber alguno que esté dispuesto a morir por una persona sumamente buena. Y la prueba de que Dios nos ama está en que Cristo murió por nosotros, cuando aún éramos pecadores. Palabra de Dios. A Te alabamos, Señor.

6. ACLAMACIÓN A/DEL EVANGELIO R Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Señor, tú eres el Salvador del mundo. Dame de tu agua viva para que no vuelva a tener sed. R Honor y gloria a ti, Señor Jesús (Jn 4,42.15).

7. EVANGELIO

(Jn 4,5-15.19-26.39. 40-42) Forma breve Un manantial capaz de dar la vida eterna Lectura del santo Evangelio según san Juan A. Gloria a ti, Señor En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria, llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José. Ahí estaba el pozo de Jacob. Jesús, que venía cansado del camino, se sentó sin más en el brocal del pozo. Era cerca del mediodía. Entonces llegó una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo: “Dame de beber”. (Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida). La samaritana le contestó: “¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?” (Porque los judíos no tratan a los samaritanos). Jesús le dijo: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva”. La mujer le respondió: “Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo. ¿Cómo vas a darme agua viva?

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¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del que bebie­ ron él, sus hijos y sus ganados?” Jesús le contestó: “El que bebe de esta agua vuelve a tener sed. Pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna”. La mujer le dijo: “Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla. Ya veo que eres profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén”. Jesús le dijo: “Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos. Porque la sal­vación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así es como el Padre quiere que se le dé culto. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”.La mujer le dijo: “Ya sé que va a venir el Mesías (es decir, Cristo). Cuando venga, él nos dará razón de todo”. Jesús le dijo: “Soy yo, el que habla contigo”. Muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer: ‘Me dijo todo lo que he hecho’. Cuando los samaritanos llegaron a donde él estaba, le rogaban que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días. Muchos más creyeron en él al oír su palabra. Y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es, de veras, el salvador del mundo”. Palabra del Señor. A Gloria a ti, Señor Jesús.

8. ORACIÓN DE LOS FIELES S La Cuaresma es una nueva oportunidad que Dios nos da para convertirnos. Oremos, para que los frutos de

El Domingo. Día del Señor. Fundado por el Beato Santiago Alberione en 1921 en Italia y en Venezuela se inició su publicación en 1966. Director: P. A. Vagnoni, ssp. - Coordinación: July Zambrano - Corrección: Manolo Martínez - Diagramación: Dora González - Edita SAN PABLO - Aptdo. 14.034 de Candelaria, Caracas 1011-A -Telfs.: (0212) 573.63.46 - 576.76.62 - 577.10.24.- Fax: (0212) 576.93.34 - Administración y distribución: Telfs.: (0212) 962.73.33 - 962.73.87 - 962.73.90 - Fax: (0212) 962.73.89 - Correo Electrónico E-Mail: publicaciones@sanpablo.org.ve - Web site: http: //www.sanpablo.org.ve - Para notificar pagos: (0212) 577.10.24 - E-mail: cobranzas@sanpablo.org.ve - Con licencia eclesiástica. Dep. Leg. pp 76-1793


conversión sean hermosos y abundantes. A Te lo pedimos, Señor. L En el encuentro con la samaritana, Jesús nos revela un proceso de conversión. Para que el papa, los obispos y los fieles, ayudemos durante la Cuaresma a las personas a encontrarse con Dios: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L Muchas personas tienen una imagen distorsionada de Dios y de la persona de Jesús. Para que la Palabra de Dios durante la Cuaresma nos ayude a conocer los signos de su amor, de su misericordia y de su perdón: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L El bautismo es manantial que salta hasta la vida eterna. Para que los actos de culto y nuestras obras durante la Cuaresma, nazcan del Espíritu y brillen por su autenticidad: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. L El testimonio de la mujer, abrió las puertas de la salvación a sus vecinos. Para que por nuestro testimonio muchos confirmen su fe y confiesen que Jesús es el Salvador del mundo: Oremos al Señor. A Te lo pedimos, Señor. (Intenciones libres) S Estás siendo generoso, Señor, con nosotros durante este tiempo de gracia. Concédenos disponibilidad, para compartir tus dones, especialmente con los más necesitados. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

LITURGIA EUCARÍSTICA 9. PREPARACIÓN DE LAS OFRENDAS S Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan… A Bendito seas por siempre, Señor. S Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino… A Bendito seas por siempre, Señor.

10. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS Que esta Eucaristía, Señor, nos obtenga a quienes imploramos tu perdón, la gracia de saber perdonar a nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

11. ORACIÓN DEL SEÑOR

S Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir: R Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.

12. ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn 4,13-14) El que beba del agua que yo le daré, dice el Señor, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en una fuente que salta hasta la vida eterna.

13. ORACIÓN D/ DE LA COMUNIÓN Tú que nos has alimentado, ya de desde esta vida, con el pan del cielo, prenda de nuestra salvación, concédenos, Señor, manifestar en todos nuestros actos el misterio de tu Eucaristía. Por Jesucristo, nuestro Señor.

LITURGIA DE LA SEMANA

3ª Sem. del Salterio (Del 24 al 30 de Marzo 2014) 24 Lunes, Feria, III Semana de Cuares-

ma – 2Re 5,1-15; Sal 41 y 42; Lc 4,2430. 25 Martes, La Anunciación del Señor, S – Is 7,10-14; Sal 39; Heb 10,4-10; Lc 1,26-38. 26 Miércoles, Feria, III Semana de Cuaresma – Dt 4,1.5-9; Sal 147; Mt 5,1719. 27 Jueves - Feria, III Semana de Cuaresma – Jer 7,23-28; Sal 94; Lc 11,1423. 28 Viernes - Feria, III Semana de Cuaresma – Os 14,2-10; Sal 80; Mc 12,2834. 29 Sábado - Feria, III Semana de Cuaresma – Os 6, 1-6; Sal 50; Lc 18,9-14. 30 Domingo IV Domingo de Cuaresma /A – 1Sam 16,1.6-7.10-13; Sal 22; Ef 5,8-14; Jn 9,1-41.– L.H.: 4ª Semana del Salterio.


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