AndrĂŠs Zaca Nayotl
Meditando y orando con San AgustĂn
Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, sin la autorización expresa de la editorial San Pablo de Venezuela.
Distribuye: • San Pablo, distribución El Hatillo (Edo. Miranda) Telfs.: (0212) 963.68.81 - 963.65.19 Fax: (0212) 963.68.52 E-mail: distribuidora@sanpablo.org.ve (fondo editorial) suscripciones@sanpablo.org.ve (publicaciones periódicas)
© SAN PABLO, 2010 Ferrenquín a Cruz de Candelaria Edif. Doral Plaza, Local 1 Apartado 14.034, Caracas 1011-A, Venezuela Telfs.: (0212) 576.76.62 - 577.10.24 Fax: (0212) 576.93.34 E-mail: editorial@sanpablo.org.ve Web site: http//www.sanpablo.org.ve Depósito legal: Lf56220092004979 Impreso en Venezuela
Presentación
San Agustín es uno de los hombres para los que la muerte no existe. Por eso nuestro santo sigue estando presente, y sigue viviendo plenamente, como si nunca hubiera muerto. Pero como todas las cosas humanas, tiene un fin y se acaba y ya casi nadie se acuerda de las grandes maravillas que en vida hicieron los hombres. Con san Agustín no ocurre eso. Después de haberle leído, de haberle escuchado en sus cartas o en sus sermones o a través de cualquiera de sus obras, nos parece que sigue hablándonos con la misma energía, con el mismo acierto, con la misma personalidad. San Agustín sigue viviendo. Y aunque no sea uno de esos santos tan populares como Francisco de Asís o san Antonio de
Padua, todos los que se han adentrado en el estudio de sus obras han conseguido verse atraídos por la dulzura de sus expresiones literarias. Agustín ha logrado robar los corazones de sus devotos y de las personas que han tenido el valor de estudiar sus obras y de emprender el camino que él emprendió, ayudado por la gracia. Por ello, quiero presentarles un pensamiento diario de san Agustín para que podamos caminar hacia una espiritualidad firme y para su crecimiento personal. Que espero les sean de gran utilidad para su vida diaria.
Para orar con san Agustín Señor y Dios mío, en ti creo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, mi única esperanza. Óyeme para que no sucumba al desaliento y deje de buscarte, sino que ansíe siempre tu rostro con ardor. Dame fuerzas para la búsqueda, tú que hiciste que te encontrara y me has dado esperanzas de un conocimiento más perfecto. Ante ti están mi fuerza y mi debilidad: sana ésta, conserva aquélla. Ante ti están mi ciencia y mi ignorancia: si me abres, recibe al que entra; si me cierras el postigo, abre al que llamay te ama. Haz que me acuerde de ti, te comprenda y te ame. Acrecienta en mí estos dones, hasta mi reforma completa. Amén. (De Trin. 15, 28, 51)
La felicidad esta en el alma y en la virtud “La verdadera felicidad no se encuentra en los bienes, sino en los tesoros del alma y en la virtud, que nos hacen maestros de nosotros mismos (De la vida feliz, 3, 22)”. Cristiano es “Ser cristiano no es ir a la conquista de Cristo, sino dejarse conquistar con él (En Ps. 49,10)”. La felicidad es amar lo que se tiene “La verdadera felicidad no consiste en poseer lo que se ama, sino en amar lo que debe poseerse (En Ps. 26)”. ¿Por qué Cristiano? “Un cristiano es un hombre renacido por la fe, para comenzar a poseer en esperanza lo que un día ha de gozar en plenitud por el amor (C. Faust. 11,8)”.
La ternura es la que sana “A los malos debemos amarlos para que no sigan siendo malos; algo así como hacemos con los enfermos, que los amamos no para que continúen enfermos sino para que se pongan sanos (Epist. 153, 11)”. Amor “El amor es como la andadura del espíritu. Ten, por tanto, dos pies; no cojees. Ama a Dios y ama a tu prójimo (En Ps. 33, 2, 10)”. La verdad no necesita esfuerzo “Los hombres trabajan o se esfuerzan al hablar mentira; sin embargo, expresarían con suma facilidad la verdad. El que finge al hablar, trabaja. El que quiere decir la verdad, no se esfuerza, pues la misma verdad se declara sin esfuerzo (En Ps. 139.13)”.
Alabar es una manera de amar “Si flaqueas en el amor, flaqueas en la alabanza. Pero, si el amor es eterno, porque aquella hermosura es insaciable, esto es, que no cansa, no has de temer que no puedas alabar siempre al que siempre puedes amar (En Ps. 83.8)”. La amistad don gratuito “La verdadera amistad es fruto maduro de ese amor de lo eterno y verdadero que se da en la república cristiana, cuyo rey es Cristo. Dicha amistad no se mide por intereses temporales, sino que hay que gozarla con amor gratuito. De hecho, nadie puede ser amigo del hombre si no lo es primero de la verdad. Y si tal amistad no es gratuita, no existe en modo alguno (Epist. 155, 1)”.
Que la fe tenga siempre amor “Que nuestra fe vaya acompañada del amor, porque es posible tener fe y carecer de amor. No os exhorto a que tengáis fe, sino a que tengáis amor (Serm. 90, 8)”.
Para orar con san Agustín
He aquí, Señor, que tú me incitas a amarte. ¿Y podría yo amarte, si antes tú no me hubieses amado? Si hasta el presente he sido perezoso para corresponder a ese amor, que no lo sea en adelante. Has sido el primero en amarte, y ¿ni aun así te amo? En esto se manifiesta tu amor para conmigo: en venir a este mundo para que yo consiga por ti la vida, Dios mío, si te amo de veras. Encenderé en tu amor a todos mis allegados y a todos los que viven en mi casa. Traeré a todos los que pueda con mis exhortaciones, con mis ruegos…, siempre con mansedumbre y dulzura. Yo crezco por ti, no tú por mí. Y, no obstante, tú fuiste el primero en amarme, antes de que yo te amase. 10
Y me amaste hasta el punto de venir al mundo para morir por mí. Tú, que nos has creado, te hiciste uno de nosotros. (En. Ps. 33; 149)
Aborrecer el mal “Cuando comenzamos a aborrecer los pecados, este mismo odio comienza a hacernos semejantes a Dios, porque aborrecemos lo que Él aborrece (En Ps. 84,15)”. Hacerlo todo bien “No basta con hacer cosas buenas. Hay que hacerlas bien (En Ps. 118)”. Señor tu eres mi herencia “Se tú, Señor, mi herencia, porque tú eres el que me sustentas y conservas; y que sea yo posesión tuya, a fin de que me gobiernes y dirijas (En Ps. 5, 1)”.
11
El intentarlo ya es poder “El que no puedas hacer todo lo que quieres, no es razón para que dejes de hacer todo lo que puedes (Epist. 166)”. El bien es de todos “Es tanta la fuerza del bien que lo buscan hasta los malos” (Serm. 29, 1)”. El amor canta “Cantar es ocupación de enamorados. Y la voz de este cantar es el fervor del santo amor (Serm. 336, 1)”. La caridad me da valor “La caridad es la margarita preciosa que da valor a todo cuanto tienes y con ella sola te basta (Ion. Evang. Tract. 5,7)”. Eres caprichoso “Eres un niño necio y caprichoso si amas a tus padre cuando te acaricia y le odias cuando te castiga (En Ps. 32)”. 12
Vive según el espíritu “Si el hombre vive según la carne, es semejante a las bestias; si vive según el espíritu, es semejante a los ángeles (Ion. Evang. Tract. 18, 7)”. Buscar puerto seguro “Todos estamos embarcados; unos trabajan en la nave, otros son conducidos, pero en la tempestad todos igualmente peligran y en el puerto todos están a salvo (En Ps. 106, 12)”.
13
Para orar con san Agustín
Señor y Dios mío, atiende a mi oración y escucha mis deseos. No pido sólo por mí, sino también por mis hermanos. Y con tanto mayor ardor, cuanto mayor es mi deseo de servirles. Tú, que lees, los corazones, sabes que no miento. Te ofreceré en sacrificio el servicio de mis pensamientos y de mis palabras, si tú me das el que pueda ofrecértelo. Yo soy pobre y necesitado. Tú, en cambio, eres rico con los que te invocan y cuidas de nosotros con seguridad. Purifica mi interior de toda mentira y mi exterior de toda temeridad. Que tus Escrituras sean mis castas delicias. Que ni yo me engañe con ellas, ni con ellas engañe a los demás. Que siempre sea humano, Señor. Que comprenda a los hombres y sus problemas. Hombre soy, como ellos. Hombres son, como yo. (Conf. 11, 2; S. 120, 3) 14
La conciencia reclama conducta “Tu conciencia está ante Dios; pero tu conducta, también está ante tu hermano (Serm. 47, 11)”. Agradar solamente a Dios y no a mí “Hubo un tiempo de mi adolescencia en que ardí en deseos de atarme a las cosas más bajas y osé envilecerme con varios y sombríos amores, y se marchitó mi hermosura, y me volví podredumbre ante tus ojos por agradarme a mí y desear agradar a los ojos de los hombres (Conf. 2, 1, 1)”. Una conducta ejemplar “Tu conciencia está ante Dios; pero tu conducta, también está ante tu hermano (Serm. 47, 11)”.
15
Dichoso quien te conoce, Señor “Desdichado el hombre que, creyendo saberlo todo, te ignora a Ti, Señor. Feliz, en cambio, quien te conoce a Ti, aunque ignore todo lo demás (Conf. 5, 4)”. Aceptar las correcciones “Si eres capaz de aceptar la alabanza sin vanidad, lo serás también de aceptar la corrección sin ofensa (Epist.112)”. Tú resucitas en Cristo “Cristo trabaja en ti, tiene sed de ti, tiene hambre de ti y padece tribulación en ti. Y aun él muere en ti, y tú ya resucitaste en Él (En. Ps. 100, 3)”. Nuestro camino se hace al andar “Nuestro Camino quiere caminantes. A tres clases de hombres aborrece: al que está quieto, al que retrocede, al que anda fuera de Él. Guarde y defienda el Señor nuestros pasos de estos tres malos géneros de hombres (De cantico nove, 4)”. 16
Únete a su bondad Él está arriba y abajo. Arriba, en sí mismo; abajo en su pueblo. Témele arriba; reconócele abajo. Él es rico arriba, en Dios y con Dios. Él es pobre abajo, en y con los pobres. Únete a él arriba, en su bondad; acéptale abajo, en su necesidad (Serm. 123, 4, 4)”. Cristo hermano “Llamamos “humano” al que recibe a otro en su casa. ¿Quién, entonces, más humano que Cristo, que recibió al hombre en sí mismo? (Serm. 174,1)”. Reconócete pecador “Nadie te ha dicho que sean menos de lo que eres, sino que te reconozcas como eres. Reconócete como hombre, débil y pecador. Al confesar y aceptar tus limitaciones, obtienes el carnet de socio en la casa de Cristo, que es casa de redención (Serm. 137, 4, 4)”. 17
Para orar con san Agustín
Señor mío Jesucristo, yo creo en ti, pero haz que crea de tal modo, que también te ame. La verdadera fe consiste en amarte. No basta creer como los demonios, que no amaban y, a pesar de ello, creían. Haz, Señor, que yo crea de modo que creyendo te ame, y no te diga: “¿Qué tengo que ver contigo?” Sino, más bien: “Tú me has redimido y yo quiero ser todo tuyo”. Uniré a mi fe recta una vida recta para alabarte, confesando la verdad con las palabras, y llevando una vida buena con las obras. (En. Ps. 33; 149)
18
Aprovecha cada momento “Aprovecha los momentos de paz y soledad para recolectar los granos de la palabra de Dios y almacenarlos en el granero de tu corazón. En los momentos de confusión, cuando no puedas encontrar afuera la paz que necesitas, tendrás siempre la oportunidad de retirarte a tu interior y de sentirte a gusto contigo mismo y con Dios (En Ps. 63, 3)”. La llave hacia Dios es la oración “Cuando la oración brota del alma como una necesidad del alma misma, se convierte en llave de oro, en santo y seña eficaz que abre las puertas del cielo y hace posible el diálogo con Dios. El hombre asciende en oración y Dios desciende en misericordia (En Ps. 85, 7)”. Te llamo Señor “Quiero invocarte, Dios mío; ayúdame Tú para que mi alabanza no sea sólo ruido de voces y mudo de obras. Clamaré 19