A FONDO
EL REGRESO DE LOS POLÍTICOS CHAPULINES
Rodrigo Esquitín Cisneros Líder Stratega Faltan escasos cuatro meses para las elecciones intermedias que se celebran el próximo 7 de junio y desde ya, nos encontramos con los clásicos políticos llamados chapulines, estos servidores públicos que dejan un cargo, para saltar a otro: de diputados locales a diputados federales, de alcaldes a gobernadores o el ajuste que más les acomode.
El regreso de los políticos chapulines Desde luego deben dejar el cargo que ostentan para intentar obtener otro, así que en 16 estados, más Chiapas a celebrarse el 19 de julio, docenas de políticos piden licencia o incluso, otros más temerarios, renuncian a sus cargos para competir por alguno de los puestos en disputa. Por citar algunos ejemplos, tenemos a: Erick Lagos Hernández, quien renunció como secretario de Gobierno de Veracruz y se registró como precandidato a diputado federal del PRI. Adolfo Mota, que se separó del cargo de secretario de Educación de Veracruz para registrarse también como precandidato a diputado federal y a Alberto Silva Ramos, quien dejó su puesto como coordinador de Comunicación Social del gobierno de Veracruz y se registró de igual forma como precandidato a diputado federal del PRI. Pero desde luego no son todos, estimado lector, hay diputados que buscan gubernaturas, como Alejandro Moreno quien pidió licencia para dejar la Cámara de Diputados y competir por el gobierno de su natal Campeche o también tenemos a la senadora Claudia Pavlovich, quien pidió licencia y fue seleccionada por su partido como candidata a gobernadora en Sonora. Es importante señalar que hay quien no ve bien a este tipo de políticos. En el ramo empresarial han creado desde la capital la campaña #NoVotesPorChapulines, donde empresarios agrupados en la Coparmex Ciudad de México piden apoyo a los ciudadanos para no apoyar estas candidaturas.
el ser funcionario y candidato, por lo que debe reformarse la administración pública. Hay otros especialistas que aseguran, el problema es que no hay reelecciones, porque cuando las hay, el político sabe que debe su puesto a los resultados que entrega en su ámbito de competencia y no a las lealtades con los partidos. Es decir que los políticos “chapulines” le deben su trabajo a las cúpulas de los partidos y no a los ciudadanos, pues estos no tienen la posibilidad de premiar o castigar a sus representantes a través de instrumentos electorales como lo es la reelección. A esta culpabilidad de los partidos se les suma de igual forma la opinión de quien dice buscan permanecer en el poder al precio que sea, el propio John Ackerman, investigador de la UNAM, así lo ha mencionado. Acotando además que el cuestionar a los políticos “chapulines” es cuestionar un síntoma y no atacar el problema de fondo. Apreciable lector, usted tiene la última palabra. ¿Creé que debemos apoyar a un precandidato o candidato a pesar de que haya pedido licencia o renunciado a su puesto para buscar otro? O ¿Se debería prohibir que un político que ostenta un cargo público abandone su puesto por buscar uno diferente? Dudas y sugerencias vía Twitter a: @RodrigoEsquitín
“(Los chapulines) desecharán sin más un trabajo para el que fueron elegidos por la ciudadanía y a la que deberían responder hasta el último día de su encargo”, comunicó el sindicato empresarial. “No se les puede tomar en cuenta como posibles servidores públicos de confianza. Han abusado de la ciudadanía al generar, sin vergüenza, un comercio burdo por alcanzar nuevas prebendas político-económicas, por encima del compromiso adquirido con los electores” puntualizan en sus mensajes, aclarando que no se manifiestan por uno u otro partido, sino por candidatos honestos y capases, además de que tengan visión de desarrollo económico y no supongan un riesgo para su Ciudad. Pero no todos están en contra de este tipo de candidatos, hay quien les defiende, pues dicen que no son chapulines, sino políticos que quieren seguir una carrera en este ámbito, además de que lo consideran una aspiración legítima, afirmando además, que el abandonar sus cargos y que esto les reste continuidad a los trabajos iniciados, no es culpa de quienes aspiran a nuevos puestos, sino de la ley que les impide hacer campañas políticas desde el cargo que ocupan, es decir, afirman que lo que está mal es que esté prohibido
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Senadora Claudia Pavlovich Arellano.
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