A FONDO
NO ES EL ESTADO ISLÁMICO
Rodrigo Esquitín Cisneros Líder Stratega Más del 60% de los presidiaros en Francia son musulmanes, pese a que del total de la población francesa tan solo el 10% pertenece a esta religión. No es de extrañarse que un joven de origen árabe que habite en los suburbios de París o Marsella, por ejemplo, afirme que el país en el cual nació lo desprecia. Es de menos la oveja negra de la gran familia francesa, y no se necesita manipular a estos hijos “descarriados” para que se revelen contra la tierra que los vio nacer.
No es el Estado Islámico Un punto clave en la perdida de la lucha contra el terrorismo son las autoridades pávidas, suelen se espectadoras de tragedias atroces. El 11 de septiembre es recordado como uno de los días en los que triunfo el terrorismo y Bin Laden se erigió como el asesino de más de tres mil víctimas en tan solo unas pocas horas, pero el triunfo que obtuvo no moró en lanzar el operativo de la desgracia, sino en convertir ese ataque en una provocación que fue capaz de generar una gran guerra que desestabilizó al Medio Oriente, gracias a los halcones de Washington. Hoy en día el Estado Islámico no podría explicarse sin la invasión de los Estados Unidos a Iraq y todas las consecuencias que esto trajo: cientos de miles de víctimas, una disgregación inaguantable y por supuesto un resentimiento de grandes magnitudes en contra de todo Occidente. Y es que la reacción de los estadounidenses a la tragedia de las Torres Gemelas logró terminar de lanzar en manos del radicalismo islámico a decenas de miles de jóvenes en el mundo árabe. Cabe la pregunta ¿Cómo evitar que la respuesta europea haga lo mismo pero en suelo occidental? Todas las noticias que llegan a nuestro país desde Francia anticipan que esta gran guerra continuará por desgracia. No ha habido ni un solo político galo que haya podido plantear un posicionamiento en el que no esté presionado por los civiles que exigen respuestas inmediatas y concluyentes a los hechos terroristas sufridos. La gente cuando se siente insegura suele resguardarse en la sinrazón de quien tenga la fuerza bruta sin importar más. Y no es que intente hacer menor el temor que un parisino sentado en la barra de un bar pueda sentir al mirar acercarse a un grupo de jóvenes musulmanes, existe la conciencia de que en el estado emocional que vive
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la sociedad francesa, la prudencia se esconde y la tolerancia es incluso una debilidad. Pero no sólo se trata de un impulso emocional, entendible hasta cierto grado. También hay otras inercias siniestras que concluyen en una respuesta policiaca y militar al problema que no ve las consecuencias gravísimas que esto trae consigo, más de lo mismo. En las últimas semanas el valor de las transnacionales de la industria militar ha subido a niveles insospechados en reacción a la crisis francesa. Los mercados anticipan un salto exponencial en los presupuestos de Defensa en los próximos meses, incluso Bruselas decidió eximir a Francia de un ajuste fiscal para que afronte los gastos adicionales que supone la amenaza terrorista… Pocos, se plantean utilizar una parte sustancial de estos miles de millones de euros para mejorar las condiciones de marginación y para ofrecer oportunidades a una población que claramente no las tiene. Expertos afirmaron que el problema con la invasión a Iraq fue que no pensaron en el día siguiente…habría que preguntarse ¿Qué podría ser el día siguiente de una estrategia centrada en la vigilancia y el control de millones de árabes que viven en Europa? Seguramente una política que acrecentará agravios y resentimientos profundizando así el radicalismo de los jóvenes. Es verdad que el ciudadano europeo tiene todo el derecho de exigir a sus autoridades que priven de su libertad de movimiento a aquel que desea inmolarse con un chaleco explosivo, pero ¿Qué van a hacer con los millones de musulmanes que solamente desean una vida digna? Dudas y sugerencias vía Twitter a: @RodrigoEsquitín
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