Revista SuiGeneris #33

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Publicación Gratuita

ISSN: 2007-3119

Enero-Febrero-Marzo 2015, Año 7 Número 33 www.SuigenerisFapsi.com

Revista oficial de la uanl a través de la Facultad de Psicología


Contenido 1 EDITORIALES: “El discurso en la prueba pericial psicológica: Elementos básicos para determinar la confiabilidad del dicho”

Una publicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León Dr. Jesús Ancer Rodríguez Rector Ing. Rogelio G. Garza Rivera Secretario General Dr. Juan Manuel Alcocer González Secretario Académico Lic. Rogelio Villarreal Elizondo Secretario de Extensión y Cultura Dr. Celso José Garza Acuña Director de Publicaciones Dr. José Armando Peña Moreno Director de la Facultad de Psicología Mtra. Magaly Cárdenas Rodríguez Subdirectora Académica Dr. Álvaro Antonio Ascary Aguillón Subdirector Administrativo Dra. Blanca Idalia Montoya Flores Subdirectora de Proyectos Educativos y Asistenciales Dr. José Cruz Rodríguez Alcalá Subdirector de Posgrado Dr. Manuel Guadalupe Muñiz García Subdirector de Investigación Omar Méndez Castillo Editor responsable Iris Reyes Escobedo Co-editora Christian Alanis Contreras Ivan Guerrero Vidales José Arturo Baruch Marínez T. José Vieyra Rodríguez Comité editorial César Tóvar Jefe de Redacción Monserrat Reyes Luis Coronado Prestatarios de servicio social Equipo de Redacción Ramiro Ruiz Castillo Diseño Framelova Diseño web Jonatan Olvera salvador Director Creativo FRAMELOVA Diseño de portada Lista de colaboradores en: www.suigenerisFaPsi.com

Por M.C. María de Jesús Meza Peña

5 EDITORIALES: “Alienación Parental ¿Un invento perverso para proteger pederastas?” Por José Antonio Zamora Barrera 8 TEMA CENTRAL: “Entre la cárcel y la nada: Criminología de los márgenes” Por Lic. Cecilia Bustamante, Lic. Julieta Filippi Villar

12 TEMA CENTRAL: “Víctimas en el narcotráfico: Orfandad y futuro” Por Gil David Hernández Castillo

18 LA ENTREVISTA: “A Mtro. José Héctor Cuello Sepúlveda” Por Carlos Mora e Ileana Salas

22 LA ENTREVISTA: “A la Mtra. Alicia Díaz Martínez” Por Iris Reyes E.

24 DOSSIER: “La subjetividad como devoración de la otredad” Por Marcos Alejandro Vega Leyva

28 DOSSIER: “500 días con Ella (¿Análisis Psicoanalítico de Películas?) «Summer y la inversión de los valores»” Por Arturo Martínez Serna 34 MAKTUB: “Trayecto de ida” Por Missael Tovar Martínez 37 EN CONSTRUCCIÓN: “El devenir grupal como proceso de subjetivación política: Caso de Personas en busca de sus familiares desaparecidos” Por Baruch Martínez Treviño 42 PSICOANALIZARTE: “La inversión de la culpa” Por Osvel Becerra 44 QUID: “La Felicidad en la Penitencia” Por Iván Guerrero Vidales 49 MACHXS: “¿Quiénes sufren (y deben ser protegidxs) contra la violencia de género?” Por César Tovar 55 ENTRE MEMORIAS Y LOCURAS: “La importancia de la primera respuesta de apoyo o ayuda” Por Guillermo Rocha

SUIGENERIS SUI GENERIS, Año 7, Nº33 , Enero-Febrero-Marzo 2015. Es una publicación trimestral, editada por la Universidad Autónoma de Nuevo León, a través de la Facultad de Psicología. Domicilio de la publicación: Dr. Carlos Canseco y Mutualismo No. 110, Colonia Mitras Centro, Monterrey, Nuevo León, México, C.P.64460. Teléfono: +52 8183 33 7859 ext. 510. Fax. +52 81 83337859. Editor Responsable: Omar Méndez Castillo. Reserva de derechos al uso exclusivo No. 04-2010-030514053000-102. ISSN 2007-3119 ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor, Licitud de Título y Contenido No. 14,927 otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Registro de marca ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial: II83057. Impresa por: EDIREY, Narciso Mendoza 4024, Col. Niño Artillero, Monterrey, Nuevo León, México. Fecha de terminación de impresión: 13 de Abril de 2015, Tiraje: 1,000 ejemplares. Distribuido por: Universidad Autónoma de Nuevo León, a través de la Facultad de Psicología, Carlos Canseco y Mutualismo No. 110 Colonia Mitras Centro, Monterrey, Nuevo León, México, C.P.64460. Las opiniones y contenidos expresados son responsabilidad exclusiva de los autores. Prohibida su reproducción total o parcial, en cualquier forma o medio, del contenido editorial de este número. Impreso en México Todos los derechos reservados © Copyright 2015 suigeneris.psi@gmail.com


Editoriales El discurso en la prueba pericial psicológica: Elementos básicos para determinar la confiabilidad del dicho Por MC. María de Jesús Meza Peña | marymeza15@gmail.com

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n el ámbito jurídico el psicólogo tiene una gran labor, ya que el dictamen o pericial que realice puede tener gran importancia para establecer el rumbo que tomará una averiguación; es decir, del resultado de un dictamen psicológico (junto con otras pruebas), el juez podrá establecer la reparación del daño, una medida cautelar o una sentencia. Es por eso que el psicólogo forense tiene que realizar su trabajo de una manera profesional, responsable y con una gran ética. El psicólogo forense va a realizar dictámenes psicológicos en diferentes temas según sea la necesidad del juez, abogados o cliente. De los temas de los cuales se requieren peritajes

con más frecuencia son en problemáticas de violencia familiar, delitos sexuales, alienación parental, en casos de agresores sexuales, homicidas, entre otros. En todos ellos, la persona que hace la petición para realizar un dictamen te pide determinar ciertas cuestiones, aquí me enfocare en los delitos sexuales. Para estos peritajes nos piden determinar, entre otras cosas, el estado emocional de la persona, si presenta daño psicológico derivado de los hechos denunciados, si presenta datos o características de haber sido víctima de agresión sexual y algo de gran importancia, si el dicho de la persona es confiable. Es muy diferente trabajar con consulta privada a tener que trabajar en el ámbito legal, ya que aunque sea difícil de creer, muchas personas ponen denuncias falsas, sea cual sea su necesidad o motivación, ya que en el ámbito legal hay mucho en juego, ya sea dinero, una custodia, la libertad del otro, etc. Por lo cual, el psicólogo tiene que tener una buena capacidad de escucha, observación y análisis al momento de valorar a una persona. Primeramente, tenemos que tener en mente que a la persona que vamos a entrevistar, a evaluar, no es nuestro paciente, es un cliente del cual obtendremos información necesaria para determinar algo y que el proceso legal puede hacer que las personas mientan, oculten o manipulen la información. ¿Cómo establecer la confiabilidad de un discurso? Bueno, existe una herramienta que usamos que se llama Análisis del Contenido Basado en Criterios (CBCA), el cual nos ayuda para determinar la confiabilidad de un testimonio dependiendo de la calidad del discurso, analizando si sus contenidos son generados a partir de un proceso de memoria o de un dis1


Editoriales: El discurso en la prueba pericial psicológica

curso inventado por la persona o por influencia de otro. ¿Qué es lo que tenemos que hacer? Primeramente, crear un ambiente de rapport, ya que esto nos ayudará a bajar el nivel de ansiedad del otro. Después es importante crear una línea base, es decir, hacer preguntas de las cuales sabemos que el otro sabe la respuesta y que no tiene porqué mentir sobre esto, esto nos ayudará a saber cómo responde ante las mismas, por ejemplo, tomar los datos generales y antecedentes escolares, de familia, etc., así podremos ver, cuando entremos al tema en cuestión, los cambios en voz, gestos y posturas, y analizaremos si los mismos son debido a las emociones que el tema provoca o si son a consecuencia de ansiedad por mentir o manipular información. Una vez teniendo claro como se muestra la persona ante preguntas directas y de las cuales ya obtuvimos la información básica para conocer a quién evaluaremos, se pasa al tema a investigar, por ejemplo, una agresión sexual. Se le pide a la persona que proporcione la mayor cantidad de detalles que pueda en torno a los hechos, dejamos que los narre libremente. Una vez obtenida la información es necesario hacer preguntas para esclarecer datos que puedan no haberse dicho con claridad, así como debemos hacer preguntas preparadas (encaminadas a obtener detalles más precisos), de control (de las que ya tenemos respuesta) y repreguntar (de diferente manera en varias ocasiones), esto con la finalidad de saber si al preguntar nuevamente la persona mantiene el discurso, le agrega o le cambia. Además, en ocasiones durante el discurso de los hechos, es bueno realizar preguntas no pertinentes, es decir, preguntas no relacionadas a los hechos, sino a otra información ya anteriormente proporcionada, ya que con estas preguntas quien mienta se desconcentrará y podremos captar omisiones o contradicciones. ¿Qué tipo de preguntas no debemos hacer? No debemos hacer preguntas que sugieran una respuesta, por ejemplo: «¿Te fuiste a tu casa después de eso?» Tampoco debemos hacer preguntas compuestas, que son aquellas en donde das opciones, por ejemplo: «¿Él te habló o tú le 2

hablaste?». Tampoco preguntas amplias, como: «¿Qué problemas tienes?», ya que, aunque parezcan preguntas inofensivas, estando bajo una entrevista para cuestiones legales, éstas dan mucho pie para que una persona con tendencia a mentir o manipular información encuentre formas de bajar su ansiedad y manipulen la información, a diferencia de las preguntas que son directas una vez obtenido el discurso. Una vez teniendo el discurso ya estructurado de un hecho a investigar, es importante decírselo a la persona para corroborar la información, así podremos saber si brinda más información o quiere cambiar de lo ya mencionado. No menos importante es cuestionarle a la persona a evaluar su sentir acerca del evento descrito y es ahí donde se indagarán síntomas presentados después del hecho sufrido; es importante analizar si estos tienen relación con los mismos o ya se presentaban anteriores a ellos. Durante la entrevista, debemos de ir revisando los puntos que maneja el Análisis del Contenido Basado en Criterios (CBCA), los cuales son: • Estructura lógica: El discurso debe tener lógica, aunque es difícil de creer, muchas personas dan un relato que puede resultar muy poco lógico, el sentido común nos ayuda en este aspecto. Por ejemplo, cuando alguien nos dice que salto de una ventana de una altura de dos metros y no presenta lesiones físicas o, por lo menos, molestias. • Producción no estructurada: Aunque el discurso debe ser lógico, es esperado que en la primera narrativa la persona se salte hechos o empiece narrando desde el final de los hechos.


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• Cantidad de detalles: Es importante que la persona nos brinde la mayor cantidad de detalles específicos, aun y cuando sea una agresión sexual, detalles de lugares, horas, ropa, olores, palabras, sensaciones, son necesarios, no podemos obviar nada. • Anclaje contextual: Se refiere a cuando el acontecimiento está situado en un tiempo y un lugar que tienen relación con las actividades diarias o costumbres de la persona y por lo cual podrá justificar que estaba a tal hora o en tal lugar porque acostumbra a pasar por ahí, a realizar tal actividad en determinado momento, etc. • Descripción de interacciones: La persona te podrá dar información de la forma en que un agresor la atacó físicamente, desde cómo la abordo, qué le dijo, lo que ella hizo, la forma en que el agresor la agarró o llevó hacia algún lugar y cómo hizo para amagarla y agredirla. • Reproducción de conversaciones: Te dirán sobre lo que el otro le decía y la manera en que lo hacía, las conversaciones, frases más recurrentes expresadas por el agresor, etc. También están el criterio de detalles inusuales y superfluos, que son esos detalles que la persona te dice y que parecen no tener relevancia pero que le llamaron la atención, por ejemplo, te dice que un perro ladraba constantemente durante el tiempo de la agresión. O el criterio de explicación del estado mental del otro, en donde la persona te dice lo que cree que sentía el otro y su posible explicación del motivo de tal conducta. Además, si el dicho es confiable, la persona podrá hacer correcciones de su mismo discurso, admitiendo que hay cosas que no recuerda con exactitud o dudando del mismo. Es importante mencionar que, aunque la escucha es primordial para saber si alguien nos miente o no,

también el lenguaje no verbal nos puede decir mucho sobre lo que nos relata, por lo que, al tratarse de agresiones sexuales, es importante observar que el afecto que presente durante la entrevista sea acorde a lo que nos narre; es decir, si nos dice que tiene temor o que se siente triste, su lenguaje no verbal debe demostrarlo, hay personas que lloran mucho, otros se nota que tiemblan al narrar los hechos. También hay personas que no muestran algún afecto, pero presentan muchos síntomas que son confiables y concuerdan con lo que nos han narrado, por ejemplo, si una mujer adulta acaba de ser violada y dice tener temor, sería poco lógico que al día siguiente ande de fiesta o se muestre muy alegre, es esperado que no quiera salir de casa, que presente alteración en el sueño y en la alimentación. Por lo que cualquier indicador o síntoma que nos exprese la persona también debe tener lógica y concordar con los hechos que nos haya descrito. Además de la entrevista que realicemos, es importante aplicar pruebas psicológicas o escalas que nos ayuden a tener una mejor visión de la persona que estamos evaluado. Obtener los rasgos de personalidad nos ayudará para poder entender la manera de afrontar situaciones estresantes y además corroborar la información que nos proporcionó. Existen escalas también que nos ayudan para ver el grado en que el suceso le afectó emocionalmente, las cuales también se tienen que manejar con cuidado, para evitar posibles manipulaciones de las mismas. También es necesario tener acceso a la carpeta de investigación o averiguación, para así poder analizar la declaración que hizo la persona ante el ministerio público, declaraciones de testigos, fotos y otras pruebas periciales, así podemos empatar la información que nos ha brindado y revisar si nos falta información, si hay manipulación de la misma o si coincide con las otras pruebas y declaraciones. 3


Editoriales: El discurso en la prueba pericial psicológica

Para realizar las conclusiones es bien importante ya no tener dudas sobre lo que hemos revisado y analizado. Es primordial en las conclusiones dejar en claro al juez el estado emocional de la persona resultante de la agresión, si esta presenta datos o características de haber sido víctima de agresión sexual, como serían los sentimientos de culpa, vergüenza, asco, sentimientos de estigmatización, cambios en la percepción del cuerpo, el relato detallado de los hechos, entre otros. Al hablar sobre el daño psicológico nos referimos a esa perturbación en la psique de la persona que viene a modificar su conducta o personalidad como resultado de los hechos o de algún otro factor externo y que provoca un deterioro personal, social, laboral, etc. Para el peritaje, debemos dejar en claro si el daño psicológico es derivado de los hechos denunciados, en este caso, una agresión sexual, y ahí especificar los síntomas o indicadores que encontramos en la persona.

la persona miente, que su discurso presenta contradicciones, inconsistencias o que puede estar manipulando la información por tal o cual cuestión. En caso de ser confiable, también se deberá precisar por qué motivo se considera así. Esto puede sonar muy fácil, pero es muy importante dejar en claro que a partir del trabajo del psicólogo una averiguación puede tomar un curso u otro, por lo que es necesario que el psicólogo aprenda herramientas que le ayuden a realizar un trabajo profesional, con ética y con el sustento teórico de lo que está ejerciendo, ya que hoy en día, este sigue siendo un campo muy poco explorado por los psicólogos, pero de gran importancia, tenemos mucho camino por andar dentro del sistema de justicia. Sobre la autora: MC. María de Jesús Meza Peña. Psicóloga egresada de la Facultad de Psicología de la UANL en el 2009, con Maestría en Criminología de la UANL en el 2014. Perito en Psicología en el Instituto de Criminalística y Servicios Periciales de la PGJ desde hace 4 años, realizando dictámenes psicológicos en temas de violencia familiar, delitos sexuales, etc., y realización de perfiles psicológicos a víctimas y agresores. Catedrática en la Facultad de Criminología de la UMM y consulta privada. Referencias de imágenes: Mazo [fotografía]. (s.f.). Recuperado de http://sintesis.mx/ articulos/9751/nueva-sentencia-por-juicio-oral/yucatan Bennett, S. (2004). Surrealism [fotografía]. Recuperado de https:// psicologiajuridicaforense.wordpress.com/ [Fotografía de cabeza con cierre]. (s.f.). Recuperado de: http://cristianaraos.com/2011/02/25/psicopatia-psicopatologia-yconducta-criminal-diferencia-entre-psicopata-sociopata-neuropatay-psicotico-psicologia-forense-aplicada/ Macniak. (2010). Six faces [fotografía]. Recuperado de http://www. blogseitb.com/inteligenciaemocional/2014/08/26/emociones-en-elser-humano-su-utilidad/ Bibliografía: Cantón, J. y Cortés, M. (2000).Guía para la Evaluación del Abuso Sexual Infantil. Madrid: Pirámide.

Y con base en esto, tenemos que establecer si la persona requiere o no acudir a tratamiento psicológico, esto tiene como finalidad la reparación del daño (en el ámbito jurídico), para nosotros sería restablecer su estado emocional. Por último, no debemos olvidar mencionar si el dicho de la persona es confiable o no, en donde especificaremos, en caso de encontrar que 4

Echeburúa E. y Guerricaecheverria C. (2000) Abuso sexual en la infancia: Víctimas y agresores. España: Editorial Ariel. Soria V. M.A. (2006). Psicología Criminal. Madrid España: Editorial Pearson. Vázquez M.B. Manual de Psicología Forense. España: Editorial Síntesis.


Editoriales: Alienación Parental ¿Un invento perverso para proteger pederastas?

Alienación Parental ¿Un invento perverso para proteger pederastas? Por José Antonio Zamora Barrera | antonio_zamora_b@hotmail.com

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cabo de leer un artículo de la conocida periodista Lidia Cacho titulado «La Perversidad de la Alienación Parental»1 y en éste noto que hace eco de una inquietud que nos interesa a todos. ¿Existe la Alienación Parental? ¿Existe el Síndrome de Alienación Parental o SAP? Y si existe el SAP ¿Por qué no figura en la quinta Edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales o DSM 5? ¿Forma parte de una campaña orquestada para proteger a los pederastas? La tesis de este autor es que efectivamente existe una justificación psicológico-jurídica tanto para el concepto «Alienación Parental» como para su derivado, el «Síndrome de Alienación Parental».

Para afirmar lo dicho, invito al lector a considerar las siguientes reflexiones:

1.

Existen los casos de separación y obstaculización injustificada de las convivencias entre padres e hijos. Basta con acudir a los juzgados donde se ventilan asuntos de justicia familiar y hacer una estadística de los incidentes por asuntos de convivencia. En este rubro vale agregar que para justificar la

suspensión temporal o definitiva de dichas convivencias, estas deben de ser peligrosas o poner en riesgo el sano desarrollo de las hijas e hijos. La legislación mexicana y la Suprema Corte de Justicia de la Nación han establecido que es un derecho de las niñas, niños y adolescentes el convivir con sus progenitores y su familia ya que ésta es una condición necesaria para su sano desarrollo. De lo anterior se desprende el razonamiento que concluye que el vínculo afectivo entre los menores con sus respectivas figuras parentales forma parte sustancial de las condiciones que permiten al menor desarrollarse como persona.

2.

La violencia familiar y con mayor razón los delitos sexuales son delitos graves que de cometerse por la madre o el padre, son merecedores de sanciones penales además de la consecuente pérdida de la patria potestad y por supuesto de la cancelación de las convivencias con los menores.

3.

A los actos tendientes a denigrar y disolver el vínculo afectivo entre un menor con su madre o padre se les aplica el concepto «Alienación Parental». El vocablo «alienación», etimológicamente, deriva del latín ălĭēnātĭo, ōnis: alejamiento, privación, procedente a su vez del adjetivo ălĭēnus: propio de otro, extraño a uno, ajeno. Y el adjetivo «parental», indica lo relativo a las figuras paterna y materna. Por lo tanto es apropiado usar la expresión «Alienación Parental» para señalar a toda práctica entre padre y madre con la cual se pretende despojar al otro del lazo afectivo, relacional, consideración y de respeto que hay, o debe haber, entre una madre, un padre y sus hijas e hijos.

4.

Para la doctrina psicológica, las relaciones afectivas entre las figuras parentales y sus hijas e hijos son importantes para el sano desarrollo infantil. Actualmente los modelos modernos basados en las neurociencias y los enfoques familiares sistémicos 5


Editoriales: Alienación Parental ¿Un invento perverso para proteger pederastas?

resaltan la importancia de las adecuadas relaciones familiares y del apego de base segura, aun después de una situación de divorcio o separación de los padres.

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10.

A la concurrencia de ciertas condiciones sociofamiliares y afectivas también se le puede aplicar el concepto de síndrome ya que dicha expresión, deviene del griego συνδρομή, syndromé, concurso, es decir, condición donde concurren diversos fenómenos aunque sean de diferente causa o naturaleza. En consecuencia, a la concurrencia de la condición sociofamiliar y afectiva de la «Alienación Parental» con sus respectivos efectos en los menores, mismos que son expresados en síntomas como conductas de desprecio, desconsideración, desapego afectivo, ansiedad, depresión, conflicto de lealtades, etc., se le puede asignar el constructo «Síndrome de Alienación Parental». Dado que el Síndrome de Alienación Parental o SAP se deriva de una condición sociofamiliar y afectiva de interés jurídico, es que el concepto entra en el ámbito de la justicia familiar y de la psicología jurídica. Para la psicología clínica, su relevancia se enfoca en los aspectos semiológicos, es decir en los síntomas o afectaciones particulares e individuales que las niñas o niños y adolescentes pueden presentar. Para el DSM 5, el SAP no se considera un trastorno mental, debido a que las manifestaciones clínicas como la ansiedad, depresión, o alteraciones comportamentales ya se encuentran tratados dentro del cuerpo del texto como trastornos mentales por sí mismos. Por otro lado, el mismo documento establece que no se considera trastorno mental a los efectos naturales de una pérdida o conflicto circunstancial, siendo el caso que el SAP como tal, entra en esta categoría. No obstante, los autores de dicho manual son muy claros al señalar que cualquier afectación que cause malestar significativo e independientemente de

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que figure o no en los criterios diagnósticos de trastorno mental, pueden y deben ser merecedores de tratamiento y asistencia. El diagnóstico del SAP es más útil dentro de un contexto contencioso legal y debe ser diagnosticado por medio de una prueba pericial en psicología. Ya que como lo expresan los autores del DSM 5, los criterios diagnósticos del citado manual se enfocan en la utilidad clínica e investigación y no en su aplicación en materia forense. Mientras que por otro lado, la dictaminación de un posible SAP tiene el propósito de ayudar a que el Juzgador considere si hay o no las condiciones idóneas para que las niñas, niños y adolescentes puedan convivir con sus progenitores y en caso contrario, utilizar los dispositivos institucionales para que estas condiciones se den.

Pretender que la sola dictaminación pericial de SAP es suficiente para demostrar la inocencia de un pederasta es muy ingenuo. Ya que las leyes mexicanas obligan a los juzgadores a que consideren todas las probanzas de forma articulada, integral y bajo los principios de la lógica, la sana crítica y los principios generales del derecho. Pretender que el constructo SAP fue inventado para engañar a los juzgadores y disolver las pruebas que acreditan la figura de un delito sexual como lo es la pederastia, resulta alejado de la realidad. También existen las denuncias infundadas y declaraciones con falsedad. Estas son hechas tanto por hombres como por mujeres que buscan algún beneficio sin importarles el perjuicio contra sus parejas ni de sus hijas e hijos. Basta con estudiar las denuncias de violencia familiar o de agresión sexual contra los hijos hechas ante el Ministerio Público en las cuales no sólo no se han acreditado las acusaciones sino que además se llega a establecer la contradicción y declaración con falsedad por parte de la madre o padre denuncian-


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te. Del mismo modo, se pueden estudiar los expedientes judiciales de los juicios en los que no se acreditó debidamente la comisión de delito alguno o la participación del acusado. Los peritajes psicológicos son parte de los medios que permiten llegar al esclarecimiento de los hechos, pero repito, no es el único medio de prueba y por sí mismo no suele ser suficiente.

Conclusiones

Para este autor, es importante el debate mesurado sobre la utilidad de los constructos «Alienación Parental» y «Síndrome de Alienación Parental». Aunque la última palaba sobre la materia no está escrita, considero que por el momento son constructos útiles dentro del ámbito de la justicia familiar en favor de la familia, las niñas, niños y adolescentes, y de la sociedad. También es cierto que ha sido tema del discurso de movimientos en favor de respetables causas como los derechos humanos de los infantes y de la equidad de género. Aun así es importante que los psicólogos también participemos

en temas de tanta relevancia social divulgando y opinando sobre temas de nuestra experticia. Como reflexión final, pienso que es lamentable que el constructo SAP sea usado de forma abusiva, pero la alternativa contraria también es igual de triste, ya que demeritar y denostar el concepto fuera de contexto sería facilitar las cosas a quienes pretenden atropellar el derecho de los niños a convivir sanamente con su madre y padre. Sobre el autor: José Antonio Zamora Barrera. Es egresado de la Facultad de Psicología de la UANL, responsable del Diplomado de Psicología Forense impartido en Tamaulipas, Veracruz, San Luis Potosí y Baja California Sur. Así como seminarios y talleres relacionados con la materia en Jalisco y Nuevo León. Es autor del libro: Psicología Forense en Acción (2014) México: Cree-Ser. Referencias: 1

http://www.sinembargo.mx/opinion/29-05-2014/24285

Referencias de imágenes: Lofitskaya, L. (s.f.). Conversation together [fotografía]. Recuperado de http://www.imujer.com/6333/como-hablar-del-divorcio-con-los-hijos Sousa, H. (s.f.). Pais a lutar pelo filho [imagen]. Recuperado de http:// www.progressive-mediation.co.uk/2014/10/helping-children-throughdivorce-and-separation/

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Temática central:

Entre la cárcel y la nada: Criminología de los márgenes Por Lic. Cecilia Bustamante | mcbustamante@hotmail.com Lic. Julieta Filippi Villar | julietafilippi@hotmail.com

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as cárceles Argentinas cuentan con una población en prisión de 62.263 habitantes (una tasa de 150 cada 100.000 habitantes), compuesta mayormente por sujetos jóvenes (el 67% tiene entre 18 y 35 años), quienes han tenido poco o casi ningún contacto con instituciones educativas (el 65% no terminó sus estudios) y han quedado fuera del empleo formal (el 43% nunca trabajó y otro 40% lo hizo informal y precariamente). El 72% de los delitos por los cuales los sujetos cumplen con la pena privativa de la libertad comprenden el robo en sus diferentes variantes (incluyendo el homicidio o intento de homicidio en ocasión de robo).2 Estos números, combinados con la experiencia clínica obtenida en el trabajo como psicólogas en el Departamento de Salud Mental de una Unidad Penal Argentina, nos permiten sostener que lejos de los criminales sádicos que nos muestra la televisión, por nuestros consultorios circula gente pobre, de muy escasa instrucción, con sus facultades cognitivas deterioradas por el abuso de sustancias desde muy temprana edad, sin vínculos familiares sólidos, ni condiciones dignas de existencia garantizadas. Si han hecho algún lazo, no ha sido con el Otro social, y, si algo de este lazo se sostuvo con su crecimiento, en la situación de privación de libertad se rompe. Sostenemos que la detención es el punto final de un proceso de expulsión social que comenzó con la marginalidad, previamente a la judicialización. Marginalidad entendida como desafiliación de las personas en relación a dos ejes: el desenganche en relación al trabajo y el aislamiento social en lo que a la inserción relacional se refiere. Siguiendo la línea de pensamiento de Robert Castel (1995), la desafiliación laboral produce un desenganche no solo a nivel productivo, el trabajo es para el hombre una

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necesidad profundamente social, que lo nombra como trabajador, adquiriendo un rol con el cual se identifica y obtiene reconocimientos y retribuciones múltiples, que permite poder insertarse y participar activamente en las posibilidades de producción y reproducción social. La pena privativa de libertad seria así el desenlace que refuerza y cristaliza esta dinámica de exclusión.

Una vez detenidos, el tratamiento psicológico es propuesto como uno de los tantos tratamientos que las cárceles deben incluir para la (re) socialización del delincuente. De esta forma la Institución y los agentes de justicia se posicionan como poseedores de un saber hacer o saber tratar normativizante de aquel sujeto que ha violado el contrato social, teniendo por garantía la existencia del hombre civilizado que ocupa el lugar del ideal necesario, alcanzable a través del tratamiento adecuado de los cuerpos y las conductas. Desde esta lectura, la cárcel estaría habitada por sujetos que en el ejercicio pleno de su voluntad y libre albedrio eligieron la delincuencia como forma de vida.


Tema central

Bajo esta lógica se incluye a los profesionales psicólogos con una demanda puntual: la de revertir las falencias psicológicas que llevaron al sujeto a delinquir. Y como analistas, tomamos esta demanda para interpretarla, inaugurando una clínica, que por ser psicoanalítica no está regida por ideales masificantes, o de reeducación ni asistencialistas, sino que esta ni posicionada en una ética de quien no sabe otra cosa más que hacer hablar al sujeto para que éste pueda pensarse en sus determinaciones y hacerse responsable de sus elecciones, no tan libremente realizadas. Y en este espacio escuchamos sujetos que padecen las consecuencias de su detención en el deterioro de sus vínculos con el afuera (tanto humanos, como sociales), en su posibilidad de relacionarse con otros presos, con la abulia y el ocio coercitivo, situaciones de abuso carcelario, deterioro en la calidad de vida, angustia, cuerpos dañados por terceros o por el propio individuo, actings out, pasajes al acto. La cercanía a la libertad suele ser desestabilizante y motivo de numerosas consultas, donde vienen a reproducir la fórmula de lo que deben

hacer para “insertarse a la sociedad”. Angustia, desconcierto, frustración y también felicidad, proyectos…. Todo esto se desmorona con la reincidencia, que en la Argentina llega a tasas alarmantes. Después de la situación de detención, el sujeto nunca sale en plus, siempre en resto, ya que el tratamiento carcelario lo somete a una serie de procesos que tienen por consecuencia el empobrecimiento y deterioro subjetivo. Proceso denominado «prisionización reproductora» (Zaffaroni, 2013) que en su máxima expresión puede acabar con todo proyecto de vida extramuros y condicionar hechos violentos que lleven a la nueva detención. El sujeto que reincide nos habla de una sociedad hostil, de un afuera donde no encuentra lugar, donde no son nadie, donde a la hora de buscar un trabajo se encuentran con el peso de los antecedentes penales, sin estudios, sin formación, una olla vacía y una familia que demanda sustento. Perdiendo los sostenes identificatorios, vuelve a responder desde los estereotipos aprendidos, lo que trae una solución, mas nunca económica: Borrarse de la escena social. 9


Tema central

El retorno a la vida en libertad lo enfrenta con una sociedad que no aloja, que no lo incluye en una comunidad, no forma parte de un nosotros. Sigue siendo parte de los ellos, de los otros diferentes, parte de un todo maligno que no debe gozar de derechos y garantías por que han traspasado un límite. Son el desecho del cuerpo social, el resto que no puede ser disciplinado. Y es aquí que nos arriesgamos a pensar que entre la nada que ofrece el afuera y la cárcel, el afuera puede ser lo peor, lo insoportable. Formar parte de quienes delinquen es quedar fuera de la ley, de una ley que ya no los ampara, por lo que, en definitiva, no es mucho lo que se pierde. La cárcel ofrece un lugar, un lugar de tratamiento de los sujetos, de los cuerpos, cruel para el detenido e ineficaz a su propósito social, pero algo da, da un lugar en el Otro. De esta manera, entrar en conflicto con la ley podría ser leído como un llamado a ser incluido en algo, en un Otro que regule, que normatice. Y, por lo general, la manera en la que el sujeto entra en conflicto con la ley es a través del acting out, englobados por la psiquiatría en las denominadas conductas antisociales y que, siguiendo a Lacan, podemos entenderlos como síntomas sociales y las consecuentes patologías del lazo. Pensamos esta noción de desecho del cuerpo social a partir del psicoanálisis, con Irene Greiser (2013), como lo que cae, es informe, es extraído de una totalidad de lo que no es más que una pieza suelta, desprendida. Ese desecho es equivalente al goce autista con el cual no se hace lazo social, quedando abierta la pregunta acerca de cómo hacerlo entrar en el lazo, cómo alojarse en el Otro, preservando la singularidad que es cada sujeto. Atentos en la escucha a encontrar esos intervalos en los que aparece el sujeto, buscamos pescar el deseo que habilite a pensar en otras escenas posibles, en otros lugares habitables. Por lo general, esta posibilidad aparece cuando algo del orden de la demanda es dirigida al sujeto, cuando es llamado a ocupar un lugar en la vida de alguien, un hijo, una mujer, un hombre. Cuando algo de esto aparece en la clínica, emerge la angustia, el dolor, sufren por estar 10

allí detenidos, y aquello que era previsible, localizable, manejable, aquello que los nominaba se transforma en una trampa, en una escena que aparece repetida una y otra vez en sus vidas, en sus relatos. Aparece el malestar, el padecimiento y allí, algo del orden de la pregunta y la responsabilidad, hace síntoma.

Alguien espera de ellos un rol diferente al estereotipo introyectado, y esto implica la necesidad de elaborar un proyecto existencial diferente, tarea que los enfrenta con las propias incapacidades y posibilidades. No obstante, nada de esto puede ser dicho, trabajado en la lógica Institucional establecida, por lo que se hacen necesarios espacios que alojen y permitan al sujeto el despliegue en su singularidad. Estamos convencidas que esta singularidad aumenta su potencia cuando forma parte de un colectivo, cuando puede formar parte de un nosotros, que albergue, que hospede, que otorgue determinadas seguridades básicas que permitan desplegar un psiquismo que ha quedado sometido al embate y deterioro institucional y social. Es por este motivo que desde hace unos años, además de los dispositivos clásicos de tratamiento individual, hemos decidido incluir diferentes dispositivos grupales en numerosas variantes que pueden incluir, por solo citar algunos: grupos de reflexión, de discusión, de teatro, de cine,


Tema central

de cerámica, que buscan fundamentalmente, más allá de la tarea manifiesta propuesta (que no deja de ser enriquecedora y nutricia), generar trama, vínculo, para poder componer instancias de refundación de los lazos fragilizados. Estos dispositivos fueron incluidos no sin esfuerzo ni resistencias, ya que la cárcel es una institución en la cual el aislamiento, la separación y segregación son parte fundamental de lo que se entiende por pena, quizás perdiendo de vista (si nos posicionamos ingenuamente) que «cuanto menos se reúnan las personas, menos se comunicarán, menos oportunidades tendrán de reflexionar y por tanto de tomar conciencia de otra realidad» (Zaffaroni, 2013). La inclusión de estos dispositivos como parte de la clínica de la desinserción social se fundamenta en la premisa de que, al estar inmerso en un grupo, el sujeto queda definido como sujeto de vínculo en un espacio de apuntalamiento y de posibles identificaciones. Puede poner a trabajar con otros su subjetividad. El trabajo grupal tiene una doble función: «por un lado proteica, de enriquecimiento de la identidad personal, y por el otro lado, una función protésica, de soporte» (Edelman, Kordon (comps), 2011, p.40). Funciones ambas que posibilitan no solo la elaboración de los aspectos deteriorantes de la situación de encierro, sino que también los procesos de exclusión social previos encuentran un lugar de re significación. Concebimos a los distintos dispositivos grupales como «herramientas que facilitan, en el encuentro intersubjetivo y a partir de la elucidación crítica, la posibilidad de destitución de los enclaves identitarios, así como también la construcción de nuevos

sentidos y significaciones, que habilitan procesos de apertura de nuevas subjetivaciones» (Bozzolo, Bonano, L’Hoste, 2008, p.154). Agruparse con otros sin duda potencia, pero esto de por sí solo nada garantiza. El profesional psicólogo, en su función de coordinador, deberá introducir las operaciones necesarias para que el trabajo colectivo cree condiciones de autonomía, promoviendo en los otros una modalidad de pensar problemáticamente que permitan desnaturalizar situaciones de aislamiento (Fernández, 2013), poniendo a disposición la experiencia de análisis para que cada quien pueden registrar las posibilidades de imaginar, inventar, ampliar sus posibilidades de desear, registrar y realizar algunos de sus deseos. Preguntarse «quién soy» en una Institución que tiene la respuesta de antemano, que clasifica y califica obturando la posibilidad de interrogación en base a protocolos promovidos por políticas de control social, puede volverse complejo y hasta peligroso. Salir de lo previsible, de lo pautado, para poner en cuestión lo dado, para transformarlo, no es posible si no hay un sostén. La apuesta es que los dispositivos grupales sean la red que permitan dar el salto necesario para pensarse por fuera del estereotipo asignado, propiciando la aparición del deseo en su papel fundante y necesario para la construcción de un proyecto de vida propio en compañía de los otros, iniciando un complejo proceso que implica la deconstrucción de las significaciones socio-históricas instituidas y la creación de nuevas formas subjetivas. Haciendo 11


Tema central

posible que «encontrar un muro sea, al fin, una forma de esperanza» (Ritvo, 2006, p.36)

Valero, J. (2014). Teatro Unidad Penal XV Batan [fotografía]. Filippi, J. (2012) Taller de Pintura Unidad Penal XV Batan [fotografía]. Giménez, S. (2014) Taller de Cerámica Unidad Penal XV Batan [fotografía]. Scapula, C. (s.f.). Taller de Teatro [fotografía]. Bibliografía: Bozzolo, Raquel; Bonano, Osvaldo; L'Hoste, Marta. (2008). El oficio de Intervenir. Políticas de subjetivación en grupos e instituciones. Buenos Aires: Biblos. Castel, R. (1995). La dinámica de los procesos de marginalizacion. De la vulnerabilidad a la exclusión. Topia , Nro 2. Domb, B. (2007). La posición del analista y la eficacia del psicoanálisis. Rosario: Homo Sapiens. Fernandez; A.M. (2013). Jóvenes de vidas grises. Psicoanálisis y Politicastro. Buenos Aires. Nueva Visión.

Incluir desde la coordinación la pregunta, puntuando detalles para dejarlos latiendo en un espacio de demora, que habilite la búsqueda de alternativas en la errancia a través del pensamiento y la puesta en palabras, instalando una lógica diferente en un mundo que exige acción y vértigo para la supervivencia, esa es nuestra apuesta en esta clínica de la desinserción social que intenta que el tiempo de la pena no sea un tiempo perdido, vivido como torturante en una detención que alcanza a la subjetividad toda y se vuelva propiciador del encuentro, la reflexión, el reconocimiento y la construcción. Sobre las autoras: Lic. Julieta Filippi Villar: Psicóloga Clínica en el Servicio de Salud Mental, Unidad Sanitaria XV, Batan, Dirección General de Salud Penitenciaria, Ministerio de Justicia de la Provincia de Buenos Aires. Directora del Proyecto de Extensión “Casas por Cárceles” de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Jefa de Trabajos Prácticos de la Asignatura Grupos de Reflexión para el Aprendizaje de la Psicología de la Facultad de Psicología de la UNMdP. Lic. Cecilia Bustamante: Psicóloga Clínica en el Servicio de Salud Mental, Unidad Sanitaria XV, Batan, Dirección General de Salud Penitenciaria, Ministerio de Justicia de la Provincia de Buenos Aires. Coordinadora del Equipo de Ejecutor del Proyecto de Extensión “Casas por Cárceles” de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Referencias: 2 Datos obtenidos del Sistema Nacional de Estadistica Sobre Ejecucion de la Pena. Informe Anual. Republica Argentina. 2012.

Referencias de imágenes: Bustamante, C. (2013). Taller de Grafiti Unidad Penal XV Batan [fotografía].

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Greiser, I. (2008). Delito y Transgresión. Un abordaje psicoanalítico de la relación del sujeto con la ley. Buenos Aires: Grama. Greiser, I. (2012). Psicoanálisis sin Divan. Los fundamentos de la practica analítica en los dispositivos jurídico asistenciales. Buenos Aires: Paidos. Lacan, J. (1964). El seminario 11. Los cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis Buenos Aires: Paidos. Lucila Edelman, Diana Kordon (comps). (2011). Trabajando en y con Grupos. Vínculos y Herramientas. Buenos Aires: Psicolibro Ediciones. Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Secretaria de Justicia. Subsecretaria de Política Criminal. Dirección Nacional de Política Criminal en materia de Justicia y Legislación Penal. Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Penal. Informe Anual de la República Argentina. 2012. Najmanovich, D. (2011). El juego de los vínculos subjetividad y redes: figuras en mutación. Buenos Aires: Biblos. Ritvo, J. B. (2006). Figuras del Projimo. El enemigo, el otro cuerpo, el huésped. Buenos Aires: Letra Viva. Soler, C. (2001). Que se espera del psicoanálisis y el psicoanalista. Buenos Aires: Letra Viva. Zaffaroni, E. R. (2012). La cuestión criminal. Buenos Aires: Planeta.

Víctimas en el narcotráfico: Orfandad y futuro Por Gil David Hernández Castillo | gildavidhc@yahoo.com.mx

D

atos estadísticos de entre el 2006 al 2012 arrojaron cifras alarmantes de homicidios producto de la llamada «guerra contra el narcotráfico» que alarmó a la sociedad mexicana y a la internacional. Finalizando dicho periodo, las autoridades mexicanas desistían de utilizar el nombre de «guerra» por otras denominaciones como «lucha» o «combate» al «crimen organizado», este


Tema central: Orfandad y futuro

último otro concepto pertinente de analizarse, lo que haremos en otra ocasión, desde la reflexión a la denominación de «organizado», porque muchas de las acciones y modus operandi de los delincuentes son desorganizadas y sin una planificación previa, lo que dista mucho de una real organización, como la puede tener su contraparte, en las operaciones de alto impacto que realizan el ejército mexicano, policía federal o el CISEN. En los últimos tres años continúan incrementándose las cifras de desaparecidos y homicidios, producto de las luchas entre los cárteles y del combate frontal del ejército y las policías federales, estatales y municipales. Se habla mucho también en diversos foros de la corrupción de las instituciones, del poderío económico y del armamento de los cárteles, de los muertos y de las víctimas en general. Pero poco se habla en el discurso político, en los medios de comunicación e incluso en el interior de las familias, de los huérfanos que han dejado estos homicidios, sin importar de quienes si son de policías o militares, de los narcotraficantes o sicarios, o de las víctimas inocentes, que estuvieron cerca de una balacera y recibieron una «bala perdida» en el fuego cruzado, como ocurrió con las alumnas de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), una de ellas de la Facultad de Artes Visuales en el 2010 y otra de la Facultad de Psicología en el 2011. En la mayoría de los casos, la sociedad no ubica el lugar de las víctimas, no las quiere ver, pasan desapercibidas, casi invisibles, de igual manera se ignora a sus seres queridos y familiares. Este olvido les ocurre a los menores huérfanos producto de esta violencia moderna, que genera el fenómeno del narcotráfico, y decimos «fenómeno del narcotráfico» y no «el narcotráfico» en sí, porque no solo son los narcotraficantes quienes realizan los homicidios, sino también elementos corrompidos de las instituciones de gobierno como policías o soldados. Como en el caso de los alumnos de posgrado del Tecnológico de Monterrey y más recientemente los normalistas de Ayotzinapa, por los que la

sociedad ha realizado manifestaciones en las que exigían recuperarlos vivos, a estos hijos y hermanos. Sin embargo, en pocas ocasiones en el discurso oficial, en los medios de comunicación, en los amigos y familiares de los desaparecidos, se han dado lugar a la cuestión de que algunos de estos son también padres, y no se ha puntualizado sobre el dolor de los hijos, que quedan en la orfandad y cuál es el futuro de ellos. Únicamente han externado las autoridades federales que conforme al artículo 51 de la Ley de victimas el afectado y sus familiares tienen derecho a recibir becas completas de estudio en instituciones públicas, como mínimo hasta la educación media superior . Para atender las siguiente reflexiones analicemos esta difícil y dolorosa temática desde la óptica victimológica, así como desde la teoría psicoanalítica y la ciencia criminológica. Desde la creación y origen de la victimología dos grandes autores se disputan el quién acuñó el término, uno de ellos es el alemán Hans Von Henting y el otro es el rumano Benjamín Meldenson, cuestión curiosa el que genere un primer conflicto. El término víctima en la antigüedad era utilizado para hablar de sacrificio o sacrificado. Otro elemento curioso a señalar en la creación de esta teorización, que algunos consideran ciencia, es que los primeros congresos fueron realizados en el estado de Israel en 1960 y el segundo en Hiroshima, Japón, ambos pueblos con una historia importante sobre víctimas, el primero de ellos por persecución y el segundo por el lanzamiento de dos bombas atómicas . 13


Tema central: Orfandad y futuro

La victimología es el estudio de la víctima, el victimario y de los participantes directos e indirectos, el cómo impacta en la comunidad el suceso y sus consecuencias. Ha evolucionado de sus primeros conceptos y premisas, a la victimología contemporánea. En un estudio solicitado por la ONU, el proyecto H32, que realizó la Facultad de Derecho y Criminología (UANL) para la generación de un Manual de Normas Mínimas en Materia de Victimas , se llegó a conclusiones interesantes sobre la posición que se da a una persona que ha sido violentada en sus derechos, se cambió la denominación de «víctima» al de «persona agredida», este aporte fue construido en compañía de los maestros de la Facultad de Psicología (UANL) Milady Vargas, Miguel Villegas y Carmen Hernandez y de la Facultad de Derecho y Criminología con los maestros Juan García y Atalo Castillo. El cambio de paradigma de víctima a persona agredida es producto de la reflexión de diversos especialistas que coincidían que más allá del concepto y desde el psicoanálisis, el uso del término, su significado, estaba más allá de lo real, teniendo que ver más con lo simbólico y lo imaginario en el discurso que se le otorgaba a la palabra «víctima», y como esta no da oportunidad al sujeto más que el ser un sacrificado en su totalidad y en cambio el uso del término «persona agredida» permitiría entonces pensar y hacerse la pregunta «¿en qué es agredida la persona?» particularizando cada caso. Para entender sobre las personas agredidas por el narcotráfico tendremos que entender sus orígenes. Sabemos que el narcotráfico existió desde que comenzó el comercio entre los países, donde algunos prohibían ciertas drogas naturales o procesadas porque consideraban que atentaban contra su cultura y religión, o también ponían en peligro a los productos internos similares. La llamada «primera guerra del opio» aconteció en 1839 entre Inglaterra, Irlanda y China por la venta del alucinógeno, dejando al descubierto que en un inicio los gobiernos se servían del uso de drogas. La guerra era entonces por el poder de la distribución y el control, hipótesis que en la actualidad se presen14


Tema central: Orfandad y futuro

ta en muchos estudios, sobre la explicación del fenómeno actual del narcotráfico y su contexto internacional. Otro ejemplo es la intervención por parte de los Estados Unidos de América al país de Panamá en 1989, o lo que ha ocurrido en el país de Colombia. La presencia norteamericana en nuestro país es más notoria con la inclusión del Plan Mérida, que es similar al Plan Colombia. Existen muchos estudios e hipótesis desde la ciencia criminológica que apuntan a un control social e internacional de la economía política del delito . Haciendo historia, los primero casos públicos que podríamos considerar víctimas del narcotráfico en nuestro país fueron el homicidio del Cardenal Posadas en 1993 y al año siguiente el homicidio del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio . Para este entonces las victimas del narcotráfico eran figuras de importancia

política o de poder, la población mexicana en su generalidad se sentía aun segura. En un inicio la principal actividad de los narcotraficantes era el trasiego de la droga que provenía de Suramérica y era transportada por el país hacia los Estados Unidos, las primeras disputas eran entre ellos, por el control de las rutas. Esta actividad ilegal y ahora globalizada, radica en el cultivo, fabricación, distribución, venta, control y consumo de productos dañinos para la salud y conocidos como drogas. Otras de las víctimas del narcotráfico son los consumidores pues sabemos que se trata de un problema de salud y conocemos las consecuencias que esto genera, así como el impacto en la economía. Otras de las «personas agredidas» producto del combate contra el fenómeno del narcotráfico son los hijos e hijas de quienes pierden la vida y quedan en orfandad, que es el tema que nos 15


Tema central: Orfandad y futuro

concierne en el presente artículo. La orfandad en etapas tempranas impacta de manera crucial en la formación, así como en el desarrollo de la personalidad, pudiendo afectar también en la educación recibida y la forma de resolver conflictos, siendo importante el acompañarlos de forma psicoterapéutica y que se impliquen en cuanto a las normas sociales, los valores universales, el adecuado desarrollo de su autoestima y prepararlos para su futuro, y, en la medida de lo posible, que no vivan con un estigma que ellos no eligieron. Los desaparecidos en México tienen similitud con lo sucedido en Argentina durante los años de 1976 y 1983 con la dictadura de Videla. La lucha que hacen las madres de la Plaza de Mayo al respecto de estas desapariciones forzadas y de los niños y niñas que dejaron en la orfandad los desaparecidos, es loable. Cifras oficiales marcan que alrededor de nueve mil personas fueron desaparecidas en esta época sombría de la historia de Argentina, pero asociaciones reivindican que esta cifra asciende a treinta mil. Lo que aconteció con algunos de los hijos de estas personas durante su desaparición es que el gobierno colocaba a los niños y las niñas en nuevas familias afines a su política, en donde les cambiaban el nombre y los apellidos, generando en ellos trastornos de identidad. La Asociación Abuelas de Plaza de Mayo estima que unos quinientos niños y niñas desaparecieron en estas circunstancias donde su identidad fue sustraída. En el mes de agosto de 2014 se informó que se han recuperado la identidad de ciento quince personas, dentro del proceso denominado de «Reorganización Nacional». Para estos niños sustraídos de sus padres, además de quedar en la orfandad producto de esta violencia, existen consecuencias de gran complejidad psicológica que incurren en ellos gravemente. Los menores tuvieron que enfrentar mecanismos de mentira sistemática sobre su propia identidad, factor complicado de entender en toda la magnitud de sus significaciones y que en algunos de ellos pudieron dar lugar a diversos trastornos de personalidad. 16

Para causar más impacto y sensibilidad en la comunidad, las asociaciones trataron de «socializar la maternidad», lo que era visto como un acto revolucionario que las madres hicieron, además de congregarse en la Plaza de Mayo y hacer de «Madres de todos». Sin distinciones, como un compromiso político, empezaron a llevar las denuncias, en un momento en donde la opinión pública en Argentina hablaba de la reconciliación, de la paz social, del empleo, de todos los discursos que se emiten cuando se quiere tranquilizar a una población, de la tolerancia y el respeto a las instituciones, o, como se hace en la actualidad, se provocaba o develaba un «escándalo mayor», para distraer a la opinión pública y ensombrecer el hecho más perturbador, que incitaba al cuestionamiento social.

Dentro de las asociaciones de las madres de la Plaza de Mayo existió un escándalo y una controversia producto del caso de Shoklender, uno de los hijos de los desaparecidos que estaba acusado de malversar fondos. En nuestro país con el caso del Casino Royal, una de las sobrevivientes y familiar de una persona que murió en el suceso, fungió como portavoz y representante de los familiares de las víctimas e interpuso una demanda, producto de la cual se le entregó dinero para repartirlo entre los familiares y al parecer no lo hizo. ¿Que se ha hecho en México a este nivel de sensibilización y de las asociaciones? Los huérfanos que dejaba el combate al narcotráfico los


Tema central: Orfandad y futuro

empezaron a reconocer como víctimas inocentes de una guerra sin cuartel, donde nadie volteaba a verlos, no existían. Para el 2006 en cifras oficiales se presumía que podrían ser más de siete mil niños entre los cero a los quince años de edad, los que se habían quedado sin padre o sin madre . Solo en el estado de Chihuahua se reportaron ocho mil huérfanos, conocidos como «los huérfanos del narcotráfico», miles de niños y niñas han quedado desamparados al perder a sus padres en la guerra que enfrentan bandas criminales en el estado. Por su parte el Gobierno calculaba una cifra de cuatro mil huérfanos de la violencia, pero la realidad los abrumó, al enterarse que la cantidad era otra . El DIF nacional elaboró un padrón de niños huérfanos a través de una base de datos para conocer la cantidad de menores que se habían quedado sin hogar, debido al combate a la delincuencia organizada en el 2011 . En la actualidad el Gobierno Federal cuenta con la Ley de Victimas y con el programa «Nos Mueve la Paz» de la Secretaría de Gobernación, pero dista mucho de ser un plan integral, complementario que de la atención debida y necesaria, además de dar seguimiento y apostar por lo preventivo. Mucho menos pensemos que se realiza investigación de corte científico respecto al tema con estos programas. Reflexionemos como psicólogos, criminólogos, trabajadores sociales, sociólogos y demás profesionistas de las ciencias sociales y humanidades, que están comprometidos, generan conocimiento y alternativas viables, sustentables. Debemos crear más organizaciones que reivindiquen a estos huérfanos y que no olviden el futuro de ellos, no solo con becas, pensemos en su desarrollo integral, como lo es la nutrición, su salud, su calidad de vida, sus emociones, el no estigmatizarlos socialmente. Publicitar más y robustecer los programas ya existentes de atención a estos menores, destinando más recursos y presupuestos, así como también se creen mecanismos de protección jurídica y de cultura de la paz, en cuanto a las organizaciones, blindarlas de la corrupción y las malas prácticas.

No olvidemos a estos niños y niñas que tiene derecho al ejercicio de ser hijos y que alguien ocupe algún día el lugar de padre o madre, tenemos que humanizar las consecuencias de lo inhumano como mencionó en su artículo del mismo nombre Graciela Kait. Sobre el autor: Licenciado en Criminología, Licenciado en Psicología, Maestro en Ciencias con acentuación en Violencia Familiar, becario CONACYT, alumno del 5er semestre del Doctorado en Métodos Alternos de Solución de Conflictos, profesor desde 2002 de la UANL, actualmente Catedrático en la Facultad de Derecho y Criminología y en la Preparatoria #7, atención en la consulta privada como Psicólogo Clínico. Referencias de imágenes: [Fotografía de niña sentada tomando sus rodillas]. (s.f.). Recuperado de: http://jleoniturra.blogspot.mx/ Sommeling, A. (2011). The Road Ahead [fotografía]. Recuperado de: http://www.tendencias21.net/valentinos/Angel-Calle-Tres-poemasde-Deseos-a-la-calle-Ed-Corona-del-Sur-2011_a23.html Gonzalez, V. (2012). Niño en blanco y negro [fotografía]. Recuperado de: http://www.victorgonzalezphoto.com/wp-content/ uploads/2012/05/ Marcelino [fotografía]. (s.f.). Recuperado de http://difusion.cce.org. uy/envios/adjuntos/0617_Pablito.jpg

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La entrevista A Mtro. José Héctor Cuello Sepúlveda Por Carlos Mora e Ileana Salas

¿Q

ué entiende usted por psicología criminal? Si vamos de lo general a lo particular tenemos que legalmente la psicología se divide en una serie de áreas y de aplicaciones. La ONU tiene una subdivisión, a través de Mtro. José Héctor Cuello S. la Organización Internacional del Psicólogo y Abogado, Trabajo ha establecido las caracteMáster en M.A.S.C. y Máster en Criminología; rísticas que debe detener cada una de las carreras profesionales para experto internacional su ejercicio. Esto por efecto de la en Psicología Forense (España), Doctorando en globalización, por eso ahora hay Derecho con orientación intercambios universitario y cosas en Derecho procesal por el estilo, lo mismo que te ense(UANL). Dentro de su ñan en un país deben de enseñárexperiencia laboral ha sido telo en otro. perito oficial ante consejos Dentro de la Organización de guerra en la cuarta Internacional del Trabajo existe región militar (1986), perito oficial e investiga- una serie de normatividades para cada una de las carreras y para la dor de la Procuraduría psicología dice que existe una seGeneral de la República (1989-95), perito oficial de rie de aplicaciones, que nosotros la Facultad de Psicología en la Facultad de Psicología la de la UANL (1997-a la conocemos comúnmente como clífecha), entre otros. Como nica infantil, clínica conductual, catedrático ha impartido, educativa, laboral y social. Dentro de entre otras, las materias de Metodología de la de la psicología social existen una investigación, Psicología serie de ramificaciones, está la psicología política, psicología de las criminal, Metodología masas, psicología contemporánea, y Epistemología, en diversas facultades de la etc., y una de esas ramas es la psiUANL, tanto en licencia- cología jurídica. tura como en postgrado, La psicología jurídica se subtambién es instructor divide en diez ramas, dentro de de cursos y seminarios ellas está la psicología criminal. relacionados al ámbito de la Psicología, la Crimino- Dentro de estas diez ramas, para efectos de conocimiento, están la logía y temas afines. psicología forense, psicología de prevención al delito, psicología penitenciaria, 18

psicología militar, la psicología policial y la mediación, que es uno de los temas que más se están manejando y donde los psicólogos ya tienen mucha entrada dentro la procuraduría del estado y de otros estados; entre otras más. Ahora, yo definiría a la psicología criminal como todas aquellas actividades tendientes al proceso de investigación de los activos de los delitos; el activo del delito es como se denomina al presunto delincuente. Siguiendo con el entendimiento de la psicología criminal, esta hace investigaciones tanto de lo que se refiere a las causas que delinearon el crimen; es decir, los predisponentes para que se haya cometido el delito, y la forma que se haya dado para determinar la peligrosidad social, porque ese es un requisito legal. Eso es básicamente a lo que se refiere la psicología criminal. Nos podemos preguntar en un momento dado: «Bueno, ¿y quién se encarga de investigar a las víctimas?». Y bueno, la psicología forense dentro de la psicología jurídica es otra de las áreas; por ejemplo, en la Procuraduría del Estado hay psicología de servicios periciales, que se encarga de investigar qué tan afectadas están las víctimas, y la psicología criminal, que se encarga de investigar qué tan peligrosos son los acusados de algún delito, y hay psicólogos dentro del área de servicios periciales y hay psicólogo en el área de psicología criminal. ¿Cuál es el perfil que usted considera que debe cubrir una persona para ser psicólogo criminal? Hay cuestión de forma y de fondo. Las cuestiones de forma las establece el Artículo 5° Constitucional, en cuanto a las profesiones. La psicología al igual que la criminología, ya se hicieron muy general; la criminología, por ejemplo, empieza con criminología y después


La Entrevista: Mtro. José Héctor Cuello Sepúlveda

viene criminalística, después criminología critica, criminología clínica, política criminal, etc. Así, el requisito de forma es que primero estudien una licenciatura en psicología y después se vayan especializando en psicología criminal. Las cuestiones de fondo serían ya dentro de la práctica profesional; o sea, ya un psicólogo criminal, por ejemplo, si trabaja para la procuraduría, tal y como ahorita lo vimos, me va a servir para establecer perfiles criminales, la tendenciosidad de los sujetos la peligrosidad, la posibilidad de que en un momento dado pueda volver a cometer delitos, etc. Si el psicólogo criminal trabaja para las penitenciarías entonces debe de saber qué posibilidad hay de que en un momento dado se le otorgue libertad preparatoria o no a un interno, en base a los estudios técnicos que se le apliquen. Si ese psicólogo criminal trabaja para una empresa el va llevar a cabo investigaciones sobre la honestidad de los empleados, qué tanto roban el producto, qué tanta información sacan, porque ahora, además de los hackers, también existe cuestión de falta de honestidad de los empleados que sacan información y se lo pasan a la competencia, etc. etc. Entonces ese perfil va de la forma y de fondo ¿Cuál es la formación que se recomienda para ser un psicólogo criminal? Lógicamente, si nosotros utilizamos la cuestión gramatical, primero tiene que estudiar psicología y después perfeccionarse en el ámbito criminal o, dicho de otra manera, en México no se denomina Psicología Criminal, se denomina Psicología de los Delitos, porque eso es lo que viene en la Constitución y el Artículo 14° Constitucional, párrafo tercero, habla del orden criminal y de toda la actividad

psicológica en el ámbito de la posibilidad de comisión de delitos en la materia penal. ¿Qué lo motivo a usted para estudiar psicología criminal? Primeramente una invitación de la Secretaria de la Defensa Nacional para llevar a cabo un peritaje ante un consejo de guerra sobre la peligrosidad social de uno de los elementos castrenses, y posteriormente eso me motivo a irme a estudiar al Instituto Nacional De Ciencias Penales y seguir con toda esta formación habiendo logrado trabajar tanto en la Secretaria de la Defensa Nacional como en la Procuraduría general de la República durante 7 año, lógicamente, pues hay materia penal. ¿En qué campos de trabajo se puede desarrollar un psicólogo criminal y en cuáles ha participado usted? Pues como ya habíamos platicado, en la Procuraduría, por ejemplo. Pero puede trabajar en el ejército, determinando desde lo que es la selección de personal, por ejemplo, de grupos especiales, lo que es totalmente diferente a la psicología laboral. Puede trabajar en las empresas, para efectos de valorar como la honestidad. Puede trabajar dentro de la Procuraduría para los posibles responsables de los delitos, e incluso ahorita ya existe una nueva tendencia de los gobiernos de los estados, que por orden constitucional que se llaman Dirección de Control de Confianza; la mayoría son psicólogos y trabajan en los sistemas de control de confianza y a mí me corresponde capacitarlos en valorar la capacidad de honestidad del servidor público, tanto en este como en otros estados, Si en un momento dado se determina cuándo empiezan los psicólogos criminales, hace 15 años, a trabajar en ámbitos de gobierno, se podría decir que lo primero que hicieron fue valorar la capacidad de los policías ministeriales para portar armas. Basado en las conclusiones de esas investigaciones hubo 19


La Entrevista: Mtro. José Héctor Cuello Sepúlveda

personal con más de treinta años de servir y los desarmaron y los mandaron a actividad de oficina o actividad administrativa. Eso sirvió como un parteaguas para que, de ahí en adelante, ahora todos, en un momento dado, se tengan que estar valorando para esto. Esto ha trascendido, por ejemplo, hasta el Poder Judicial de la Federación, ahora para ser Jueces de Distrito, los Jueces Federales tiene que ser sometidos a valoraciones psicológicas, y si en un momento no pasan a dichas pruebas psicológicas no pueden acceder a ser Juez de Distrito. ¿Cuáles son los riesgos de estudiar y ejercer esta carrera? Como cualquier otra carrera, el riesgo hacia la responsabilidad ética y las responsabilidades hipóticas, y eso ya viene también establecido dentro del mismo Código Penal. Si, por ejemplo, yo trabajo para el sector público, entonces yo tengo una Ley de Responsabilidad de los Servidores Públicos, para este caso en el estado de Nuevo León, o para la federación. Si yo trabajo en el ámbito priva-

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do, ahí aplica el Código Penal en cuanto a la responsabilidad profesional, pero esto es a final de cuentas a todos los profesionistas, el hecho que este más relacionado con la cuestión de los delitos, parte de la filosofía de que alguien tiene que hacer el trabajo y también depende de la seriedad, la responsabilidad y el compromiso con el que se hagan los trabajos, lo que hace que se tenga un reconocimiento y en un momento dado uno pueda desbordarse hacia el peligro. ¿Qué técnicas de evaluación y de intervención se aplican más en la psicología criminal? Se aplican algunas de las conocidas en el ámbito clínico, algunas conocidas en el ámbito laboral. Por ejemplo, en el ejército no podemos aplicar una prueba que sea Terman, debe tener un cierto nivel de conocimientos para ser aplicado; en cambio se puede aplicar una prueba psicológica que se llama Beta, que incluso sirve para determinar los coeficientes de inteligencia en personas que no tiene ninguna educación, para cuestiones de mendacidad o de simulación; mendacidad se llama el ámbito lega, simulación en el ámbito de la psicología, que signifi-


La Entrevista: Mtro. José Héctor Cuello Sepúlveda

ca la tendencia de los sujetos a decir mentiras, se aplica normalmente en dos pruebas, una que se llama 16PF y el otro MMPI, y todas estas nos van dando indicios, que después se van a utilizar dentro de la misma entrevista, para corroborar o desmentir lo que vienen en las pruebas, que es otro de los campos que hay en la psicología jurídica, denominado psicología del testimonio, con cuánta verdad se está manejando el sujeto dentro de la entrevista. ¿Cuál cree que es la principal y más importante aportación que usted ha realizado en esta área? Pues eso no me corresponde decirlo a mí, le corresponde a las autoridades. ¿Dónde considera usted que ha adquirido mayor experiencia y por qué? Para psicología criminal a través del Instituto Nacional de Ciencias Penales, y toda la práctica profesional que se ha desarrollado, yo egreso en 1989 del denominado IRASIPE , que es la escuela de especialistas de la Procuraduría

General de la República, y a partir de entonces el desarrollo de la aplicación del conocimiento teórico dentro del ámbito de la función. ¿A dónde cree usted que se dirige la psicología criminal? A desarrollarse, al igual que toda área y aplicación de la psicología, como de tantas otras. Por último, para aquellos estudiantes que les gustaría estar en esta área, ¿qué le recomendaría usted a ellos? Como forma introductoria, a través del Departamento de Educación Continua se imparten los cursos de taller o diplomados de psicología jurídica, psicología criminal, psicología forense y técnicas de interrogatorio, pueden pedir informes ahí. Referencias de imágenes: Revista SuiGeneris (2015). [Fotografía Dr. Cuello en su escritorio] Revista SuiGeneris (2015). [Fotografía Dr. Cuello con revista] Cuello, J. (2015). [Fotografía Dr. Cuello en conferencia]

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Entrevista a la Mtra. Alicia Díaz Martínez Por Iris Reyes E.

¿Q

ué entiende usted por Psicología Jurídica? Este término trata sobre una especialización de la Psicología y aun cuando se ha utilizado comúnmente como sinónimo de términos tales como Psicología Legal Mtra. Alicia Díaz Martínez o Psicología Forense, este comLicencienciada en Psico- prende el estudio, evaluación, aselogía egresada de Facultad soramiento e intervención sobre el de Psicología de la UANL. comportamiento humano que se Maestra en Criminología, egresada de la Facultad de desarrolla en un ambiente que es Derecho y Criminología regulado por normas sociales. Por de la UANL. Actualmente lo tanto se puede pensar en térmiCoordinadora de Psicolo- nos concretos en la vinculación de gía Familiar del Instila Psicología y el Derecho, intertuto de Criminalística y viniendo la psicología en el anáServicios Periciales de la lisis y presentación de evidencia PGJ del Estado de N.L. psicológica para propósitos legaDedicada a la práctica priles. Y atendiendo específicamente vada como psicoterapeuta. Catedrática de la UVM en al término Forense se refiere a la capacidad que el psicólogo, con temas relacionados a la carácter de perito experto, tenga Seguridad Pública. de testificar ante un juez, haciendo uso de lenguaje técnico psicológico y legal para proporcionarles información de tal forma que pueda ser entendida y ayude a clarificar algún hecho y la toma de decisiones. Los campos de aplicación son desde la Victimología, Veracidad del Testimonio, Delincuencia –Investigación y Perfiles Criminales–, en Tribunales, Penitenciaria y Mediación.

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¿Cuál es el perfil y la formación que usted considera que debe cubrir una persona para dedicarse a la especialidad de perito en psicología? Desde el área de conocimientos o formación se requiere un título de Psicología y que haya adquirido conocimientos de psicopatología, intervención y entrevista clínica, así como uso de herramientas para evaluar personalidad, inteligencia, entre otros. Contar con capacitación en temas de Psicología Jurídica y Forense, ya sea a través de cursos, diplomados, especialización o maestrías, en temas criminológicos y jurídicos, tales como el nuevo Sistema de Justicia Penal, justicia restaurativa, etc. Por otra parte se requiere de un perfil especial dado que las funciones no son solo de realizar dictámenes periciales, sino también el actuar dentro de un área de procuración de justicia como servidor público, por lo que se requiere vocación de servicio, integridad, responsabilidad, compromiso, confidencialidad, respeto por los derechos y la dignidad humana, capacidad y ética en investigación. Entre características de personalidad: aceptación de autoridad, autoestima adecuada, estabilidad emocional, capacidad de interacción, empatía con los demás. En general una vida personal estable, esto viene a ser un factor protector frente a alteraciones psicológicas que pueden derivar de trabajar en la procuración de justicia, como lo es el estrés o síndrome burnout. ¿Qué le motivó a usted a dedicarse a esta área y como ha sido su formación en lo profesional? El observar cómo adolescentes entraban en conflicto con la ley y las constantes propuestas escuchadas de reducción de la edad penal siempre llamaban mi atención, de tal forma que mi comienzo en ejercicio de la psicología lo realizo en el entonces Consejo Estatal de Menores, en el área de Averiguaciones Previas de la PGJ, lo que me permitió trabajar de cerca con este sector de la población e invo-


La Entrevista: Mtra. Alicia Díaz Martínez

lucrarme cada vez más en temas sociales y su relación jurídica. Sobre mi formación soy psicóloga egresada de la Facultad de Psicología de la UANL, cuento con la acreditación como perito otorgada por el Sistema Nacional de Seguridad, he realizado diversos cursos y diplomados en juicio oral para peritos, psicodiagnóstico, psicología jurídica, violencia familiar, psicología criminal, actualización en psicopatología de infancia y adolescencia, protocolo de Estambul, aplicación de dictamen médicopsicológico para casos de posible tortura y/o maltrato, derechos humanos para atención de víctimas de delito y procuración de justicia, detección e identificación de personas víctimas de trata de personas, trata de personas, seminario México-Estados Unidos sobre los aspectos civiles de la sustracción internacional de menores, justicia de adolescentes, perfilación criminal y autopsia psicológica, entre otros. Realicé la Maestría en Criminología en la Facultad de Derecho y Criminología de la UANL.

¿Qué técnicas de evaluación e intervención se aplican más en estas áreas? Las dificultades que he observado son la falta de práctica e incluso la falta de información sobre el ejercicio de la psicología en el ámbito legal, ya sea desde una intervención jurídica, pericial o criminal, que desde la formación de la licenciatura no se tiene. Incluso contando en el Estado con escasos Diplomados referentes al tema y la falta de especialidades o maestrías. El riesgo principal es el mal ejercicio de psicólogos quienes desconociendo el ámbito legal puedan realizar una evaluación pericial, desconociendo el valor de los dictámenes en una carpeta o proceso frente a quienes han sido víctimas de delitos, así como la situación jurídica de personas involucradas. ¿En su experiencia cuales han sido las situaciones más gratificantes al dedicarse a esta especialidad? El poder servir, brindando una atención especializada a víctimas de delitos, muchas de ellas población vulnerable y en general participar en la procuración de justicia. ¿Actualmente cuál es la importancia que usted considera que se le ha dado en las instituciones públicas a trabajar desde una perspectiva psicológica? Ha favorecido que ha ido en aumento la importancia del factor humano, tratando cada caso en forma individual, entendiendo la interacción de cada uno bajo situaciones específicas, lo que refleja una preocupación por el bienestar de la sociedad, a fin de mejorar la calidad de vida de cada uno. Y esto se refleja en la participación de psicólogos al momento de implementar políticas públicas, ya sea evaluando, analizando, planeando e implementando acciones. Referencias de imágenes: Imágenes originales del entrevistado.

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Dossier La subjetividad como devoración de la otredad Por Marcos Alejandro Vega Leyva

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Introducción

uando hablamos de subjetividad nos referimos a lo que pertenece al sujeto estableciendo una oposición a lo externo, y a una cierta manera de sentir y pensar propia del mismo, es decir, perteneciente al Yo, instancia que se reconoce como ajena e independiente a la otredad. Alexander Kojève, filósofo francés de origen ruso, al comentar La dialéctica del amo y el esclavo de Hegel nos habla sobre la constitución de la subjetividad a partir de una interrelación sujeto-objeto. Por su parte, el psicoanálisis sostiene que la constitución del sujeto y por lo tanto de la subjetividad deviene a partir de la otredad. El siguiente escrito tiene el objetivo de realizar una aproximación a la comprensión de la subjetividad y sus vínculos con la otredad.

El deseo como condición de la subjetividad Kojève y por su puesto Hegel hablan de la Autoconciencia, concepto que en una lectura rápida puede considerarse redundante, pues si existe una conciencia, ésta pertenece a un individuo o a un organismo vivo, es propia de él, el prefijo auto denota esta pertenencia. No

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obstante, hay una distinción entre conciencia y autoconsciencia. Para Kojève, la conciencia se queda en el nivel del simple Sentimiento de sí, en el nivel de la percepción y el mero acto cognitivo, dice: «El hombre que contempla, es absorbido por lo que contempla (…) Es el objeto y no el sujeto el que se muestra a sí mismo en tanto que acto de conocer (…) El hombre absorbido por lo que contempla no puede ser “vuelto hacia sí mismo” sino por un Deseo»; es decir, que la conciencia, en tanto que conciencia de objeto, no permite al sujeto cognoscente la mirada hacia sí mismo; esta vuelta hacia sí mismo es lo que vendría siendo la autoconciencia, es la conciencia de sí, que bien podríamos denominar Metaconciencia, pues el prefijo meta designa lo que «viene después de», en este caso, después de la conciencia o en otro nivel que el de la conciencia. Lo que posibilita la autoconciencia es pues un Deseo, por ejemplo, el deseo de comer, el deseo revela al sujeto y lo impulsa a decir Yo, por ejemplo: «yo deseo comer». El deseo hace la diferencia entre el sujeto y el objeto opuesto a él. El conocimiento mantiene al sujeto pasivo, mientras que el deseo lo vuelve inquieto y lo empuja a la acción. La acción tiende a satisfacer


Dossier: La subjetividad como devoración de la otredad

al deseo y, según Kojève: «sólo puede hacerlo por la “negación”, la destrucción o por lo menos la transformación del objeto deseado». Por ejemplo, para satisfacer el hambre es necesario destruir o transformar el alimento. La acción no deja las cosas tal como son, las destruye o transforma en su forma dada. Aunque la acción no es puramente destructiva, pues si bien el deseo destruye una realidad objetiva para satisfacerse, crea en su lugar, a causa de esta destrucción, una realidad subjetiva. Kojève ilustra esto de la siguiente manera: «El ser que come, por ejemplo, crea y mantiene su propia realidad por la supresión de una realidad otra que la suya (…) por la “asimilación”, la “interiorización” de una realidad “extraña”, “exterior”». La realidad subjetiva se crea por la satisfacción del deseo del yo al destruir, transformar y asimilar el no-yo deseado, lo otro deseado. Desde aquí podemos apreciar como la constitución de la subjetividad, está íntimamente relacionada con la otredad, depende de ella. La subjetividad se puede decir, es el residuo, resultado o efecto de la operación de asimilación del otro. A partir de lo dicho por Kojève, quiero rescatar dos términos: el de interiorización y el de asimilación, pues abordaré ahora la subjetividad desde la perspectiva psicoanalítica, en la que estos términos están involucrados con la constitución del sujeto, aunque con una nominación distinta: introyección e identificación.

como otredad por el ser que busca la satisfacción. Para este ser, él es el mundo y el mundo es él, lo que se conoce como narcisismo primario. La primera gran mella del mundo exterior sobre lo biológico, y por tanto, sobre la constitución del sujeto, se da en la satisfacción de las necesidades físicas. La satisfacción no está limitada a la saciedad de la necesidad biológica brindada por el objeto satisfactor específico, sino que además hay un agregado o un plus que va más allá de la mera saciedad. Este plus es el modo en que el objeto se presenta y todo lo que lo acompaña. En el caso del lactante, la necesidad de alimentación se ve satisfecha con la leche del pecho materno, pero ese satisfactor es más que un liquido alimenticio: viene con palabras, viene con caricias, viene con miradas, es decir, el objeto satisfactor viene acompañado por una multiplicidad de factores, lo que determina el quiebre entre instinto y pulsión. Según Freud, la pulsión se puede entender como un empuje que hace tender al organismo hacia un fin, tiene su fuente en una excitación corporal, un estado de tensión y su fin es suprimir este estado gracias al objeto. Sin embargo, es la fijeza del fin y la especificidad del objeto lo que distingue al instinto de la pulsión, pues el carácter de la pulsión es más bien dado por un empuje irrepresible que por la fijeza del fin y del objeto, lo que por otro lado, es indispensable para el instinto.

Introyección e identificación La constitución del sujeto se da a través de un largo proceso de desarrollo, en el que operan funciones biológicas y simbólicas, las primeras pertenecen al sujeto en tanto que organismo vivo, vienen con él cuando éste llega al mundo, aunque no por ello no se ven afectadas por el mundo exterior, pues éste posibilita su operación e incluso las regula. La funciones simbólicas provienen de ese mundo otro, anteceden al sujeto, están fuera de su cuerpo biológico, aunque posteriormente se inscriben en él. El conjunto de necesidades biológicas busca su satisfacción en el mundo exterior, mundo que en un principio no puede ser reconocido

En el acto de succión, el lactante busca asimilar al objeto (el pecho), busca devorarlo, incorpo25


Dossier: La subjetividad como devoración de la otredad

rarlo a sí, adueñarse de él y de sus propiedades, en una especie de «devoración canibálica». El canibalismo de los primitivos puede expresar un remanente de este intento de incorporación. Freud menciona en Tótem y Tabú: «Si mediante el acto de la devoración uno recibe en sí partes del cuerpo de una persona, al mismo tiempo se apropia de las cualidades que a ella pertenecieron». La asimilación devoradora es una forma de incorporar una otredad para hacerla parte de sí. Aquí es pertinente introducir el concepto de Introyección. De acuerdo al Diccionario de Psicoanálisis de Laplanche, constituye el prototipo de la identificación (que veremos más adelante), y es una modalidad en la que el proceso mental es vivido y simbolizado como una operación corporal (ingerir, devorar, guardar dentro de sí, etc.). Se puede considerar a la introyección como el principio de la constitución subjetiva, más ella no se reduce a este mecanismo. La totalidad de las funciones biológicas del sujeto son acompañadas por lo simbólico, por la intervención del mundo exterior, ya sea para restringir, regular, satisfacer y ejecutar estas funciones. La intervención de la otredad es tanto más importante en cuanto que permite la distinción entre el sujeto y el mundo exterior. Durante los primeros meses de vida el sujeto no tiene una concepción de sí mismo como totalidad, sólo ha percibido partes de sí mismo como objetos parciales que no están estructurados o relacionados entre sí. No es sino hasta que observa 26

su propia imagen en el espejo que se reconoce como una unidad. Esta etapa, designada por Jacques Lacan como el Estadio del espejo, tiene grandes implicaciones para la constitución del Yo como instancia psíquica. El reconocimiento de la propia imagen especular ocurre con ayuda de un semejante. El semejante sirve de estimulo, se pone en marcha un proceso de identificación con la imagen del semejante como forma total, lo que permite una unificación imaginaria. Aquí ya hemos introducido el concepto de Identificación. Nos apoyamos una vez más en el Diccionario de Psicoanálisis de Laplanche: «identificación es un proceso psicológico mediante el cual un sujeto asimila un aspecto, una propiedad, un atributo de otro y se transforma, total o parcialmente sobre el modelo de éste. No se vale de la simbolización como una operación corporal, o no sólo de ella, como la introyección, sino que reúne toda una serie de conceptos psicológicos tales como imitación, empatía, simpatía, contagio mental, proyección, etc. El concepto de identificación ha adquirido progresivamente en la obra de Freud el valor central que más que un mecanismo psicológico entre otros, hace de él la operación en virtud de la cual se constituye el sujeto humano». El Complejo de Edipo tiene una posición central en cuanto a los efectos estructurales que ejerce sobre el sujeto, y esto en relación con las identificaciones que resultan de su sepultamiento. Tanto en la melancolía como en el complejo de Edipo, se está ante la situación de la pérdida de


Dossier: La subjetividad como devoración de la otredad

objeto. Entiéndase objeto como la persona a la cual van dirigidas las pulsiones. En El yo y el ello, Freud menciona lo siguiente: «Habíamos logrado esclarecer el sufrimiento doloroso de la melancolía mediante el supuesto de que un objeto perdido se vuelve a erigir en el yo, vale decir, una investidura de objeto es relevada por una identificación. (…) Desde entonces hemos comprendido que tal sustitución participa en considerable medida en la conformación del yo, y contribuye esencialmente, a producir lo que se denomina su carácter». Uno de los motivos, quizá el principal, por los cuales opera la identificación, es para resignar la

pérdida de objeto, para poder superarla. Freud dice: «Quizás el yo, mediante esta introyección que es una suerte de regresión al mecanismo de la fase oral, facilite o posibilite la resignación del objeto». La identificación por pérdida de objeto puede tener variantes. En la situación edípica, el infante debe renunciar al objeto de amor. Sin embargo, la identificación no se da con el objeto perdido, sino con el objeto rival. Con la intención de no sufrir perjuicio físico ni afectivo, el infante reduce la ambivalencia de sentimientos que existe hacia la persona que obstaculiza el acceso al objeto de amor, a la prevalencia de los impulsos tiernos sobre los hostiles. La rivalidad se convierte en ideal del yo o al menos en su base: ser como el padre o ser como la madre, lo que se busca a través de la identificación. No obstante, el caso contrario, la identificación con el objeto perdido, también es posible. Otro caso de alteración del carácter se da antes de que el objeto sea resignado. En este caso, la alteración del carácter podría sobrevivir al vínculo de objeto, y conservarlo en cierto sentido. Se puede deducir que la identificación en este caso no se da por la angustia que causa la pérdida de objeto, sino por una suerte de empatía con él, empatía posibilitada por el vínculo afectivo mismo. Sin embargo, el mecanismo que opera es el mismo: la asimilación de algunas de las características del objeto que devendrán parte de la subjetividad. De manera general, Freud entiende la formación del carácter de la siguiente manera: «El carácter del yo es una sedimentación de las investiduras de objeto resignadas, contiene la historia de estas elecciones de objeto».

Conclusiones Como se ha visto, la constitución de la subjetividad es un fenómeno que depende de la intervención de la otredad, que desempeña un papel crucial en la conformación del sujeto y del Yo como instancia psíquica. Si bien, es claro que existen disposiciones constitucionales que cada individuo posee como resultado de su herencia biológica, por ejemplo, lo que Kant entiende como disposiciones naturales y tempe27


Dossier: La subjetividad como devoración de la otredad

ramento, considerado fisiológicamente como la constitución (la estructura fuerte o débil), y la complexión (lo que en el cuerpo hay de fluido y de regularmente puesto en movimiento por la fuerza vital), así como psicológicamente, la facultad afectiva; y lo que el psicoanálisis reconoce como la disposición de una libido hipertrófica o la capacidad de sublimación. Estas disposiciones constitucionales no están exentas de ser afectadas y modificadas por el mundo exterior, por el mundo simbólico que atraviesa a todos los sujetos, o mejor dicho, que al ser atravesados por lo simbólico devienen sujetos. El influjo de la otredad sobre de la subjetividad no se limita a los primeros años de vida ni a los primeros objetos resignados, forma parte de nuestra vida desde el nacimiento hasta la muerte. La fuente de nuestras identificaciones no sólo proviene de la intervención de individuos particulares, sino también de los grupos, los procesos sociales, los productos culturales, los discursos; han de ser asimilados, consumidos, introyectados total o parcialmente, de tal forma que constituyen también parte de nuestra subjetividad, y el carácter de lo asimilado definirá nuestro carácter. Retomando la metáfora de la incorporación corporal concluyo diciendo: dime qué devoras y te diré quién eres. Referencias de imágenes: Alexander Kojeve [fotografía]. (s.f.). Recuperado de https:// politicanoeuclidiana.wordpress.com/2014/10/30/entrevista-aalexander-kojeve/ Sikorskaia, M. (s.f.). Breastfeeding [imagen]. Recuperado de http:// mamasmilknochaser.com/2014/01/29/breastfeeding-art-seriesabstracts/ Mirror [fotografía]. (s.f). Recuperado de http://www.cairn.info/zen. php?ID_ARTICLE=GECO_096_0062 Nuñez, A. (2013). Shop Cabezas Men’s [fotografía]. Recuperado de http://blog.bucketfeet.com/meet-alejandro-nunez-ferrara-the-artistbehind-the-cabezas/ Bibliografía: Kojève, A. (2006). La dialéctica del amo y el esclavo. Ed. Leviatán: Buenos Aires. Freud, S. (1979). Obras Completas Vol. XIX. El yo y el ello, y otras obras. Amorrortu: Buenos Aires, p. 30, 31. Freud, S. (1979). Obras Completas Vol. XIII. Tótem y tabú, y otras obras. Amorrortu: Buenos Aires. Lacan. J. (2007). Escritos I. Siglo XXI Editores: México, p. 86-93 Laplanche. J. (2004). Diccionario de Psicoanálisis. Paidós: Buenos Aires.

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500 días con Ella

(¿análisis psicoanalítico de películas?) «Summer

y la inversión de los valores» Por Arturo Martínez Serna | arturo_martinez87@hotmail.com

E

l análisis de películas es una tarea harta trillada por los especialistas de la salud mental y algunos otros campos del conocimiento, filosofía, religión, periodismo, etc. Comparar este breve ensayo, como por ejemplo, con «Guía Cinematográfica Del Perverso» de Slavoj Zisek es infecundo, y hasta irrisorio. Esto último porque el objetivo y el alcance de este escrito no son tan ambiciosos. Primero, porque esta es una línea de escritura que nunca ha sido de mi agrado, y segundo, que si en dado caso estuviera dentro de mis reflectores el análisis de películas, creo que empezaría con otras de mayor trascendencia que con una película de la cultura pop-posmoderna. Entonces está la pregunta: ¿y por qué hacerlo entonces? Bueno, es que me topé con la frecuente insinuación del disgusto por el personaje de Summer y creí importante esclarecer el porqué de la generalizada aversión hacia este personaje. Explicar la causa inconsciente que mantiene esta enemistad o repulsión para las características de una persona como Summer. En otras palabras reconocí algo importante, y más importante se me hizo comunicarlo. Existen tres tipos de análisis de película que yo reconozco: Primero. El análisis patológico de los personajes individuales, o sea todas las características psicológicas que componen la personalidad, pensamientos, sentimientos y demás particularidades de dichos personajes. En otra palabras su perfil psicológico. En términos superficiales, describirlos, en términos más complejos diagnosticarlos.


Dossier: 500 días con Ella

Segundo. El análisis del contenido de la película, el mensaje e intenciones de la misma, descubrir en términos parecidos al primer análisis, revelar la patología de la película. Descubrir su interioridad, develar la profundidad de sus tópicos. Tomar a la película como un paciente en diván. Pensar en que le duele, y por qué, o saber de qué goza y también por qué. El perfil psicológico de la película. Tercero. El análisis meta-película, es decir el análisis de ambos elementos anteriores en relación, en donde el primer análisis le sirve al segundo para formar a un tercer análisis. O viceversa, el segundo análisis es tomado como elemento combinatorio con el primero para obtener el mismo resultado: un tercer análisis. En términos más simples, la patología de los individuos es tomada como factor que influye en la patología de la película y a la inversa también. Este último análisis es sin duda el más complejo, articular ambos planos en uno mayor y más abstracto es tarea difícil. Parecido al excepcional trabajo de Zisek. Aunque, digamos también, que muchas veces es más bien la combinación de los tres tipos de análisis lo que vemos en algún expositor, ora uno ora el otro, ora dos combinados o los tres en acción. Muchas veces es también sucedido esto sin el percato del analista de películas. No sé hasta dónde desarrolle los tres planos del análisis, solo diré que me enfocaré en los primeros dos, con mayor peso en el segundo. Aunque no sé qué tanto podré avanzar, no quisiera extenderme mucho para después terminar como Freud, unos años después de escribir el libro de El chiste y su relación con el inconsciente diciendo que fue tiempo mal empleado. Ni ahora me siento ni en unos años me sentiré

muy orgulloso de tomar de objeto dicha película, aunque las ventajas de lo extraído ahí sean de un merecimiento ulterior.

Análisis

La identificación, tanto positiva como negativa, con los personajes de ficción es un fenómeno social que ha inundado a las masas ante los más resaltantes y los no tanto seres de ficción. Podemos recordar aquí en México, por mencionar tal vez a los más populares, a Pepe «El Toro» y Cruz Treviño Martínez de la Garza. Estos fueron de gran impacto porque reflejan al macho mexicano. Doña Luisa y Catalina Creel por parte de los papeles femeninos, reflejan el matriarcado al que llega la mujer mexicana, una mujer que consigue un lugar privilegiado y valorado por todos los demás miembros de la familia, como mujeres de respeto y, en cierto modo, hasta temidas. Las comedias románticas ha sido un género que ha saturado nuestras pantallas, llegadas de los más comerciales trabajos cinematográficos estadounidenses. A pesar de eso, han tenido tanta aceptación por las masas, debido al (adelantemos una conclusión) modo de llevar las relaciones en la época postmoderna. Relaciones rápidas, fugaces, espontáneas, incipientes, intensas, con subidas y bajadas drásticas, o altibajos, como se dice comúnmente. Eso es lo que ha causado que la expectación de los jóvenes y los no tanto, lancen una red especular hacia los personajes de dichas relaciones. Cuando en otra época Romeo y Julieta imperaban, con un amor de peso enlazado en las más profundas novelas históricas y neuróticas familiares, atrapados en un amor que trascendía antes de su nacimiento y después de su muerte. Y es que ellos ya se amaban antes de nacer. La ambivalencia no escapa de los Montesco y los Capuleto, un odio rapas entre familias, no deja de reflejar a la mirada analítica que esconde también un fuerte amor. Contrastando a esas historias hoy son este tipo de películas como 500 días con ella y Como si fuera la primera vez, comedias románticas, las historias de amor a las que los jóvenes de ahora se apegan. Con las que de manera inconsciente 29


Dossier: 500 días con Ella

conectan su ideal de amor, es decir no es solo la película, sino la estructuración interna de estas nuevas generaciones que los llevan a empatar caracteres semejantes de amor en tales producciones y su modo personal de amar. El modo fascinante y espectacular en que se conocen, conviven, reconcilian o casan; son para los espectadores signos de algo que llama poderosamente su atención en su mundo interno. La línea que acabamos de mencionar es la que daría más luz a esclarecer las comedias románticas. Lo fabuloso, o en términos postmodernos, la «fabulosidad» de los modos de amar. No es más el amor rutinario y aburrido de nuestros padres o abuelos, sino un amor único, inigualable e irrepetible, con características sin igual. Por ejemplo, los tan originales (¿?) modos en que las parejas actuales se piden matrimonio y llevan a cabo la consumación del mismo: en el espacio, en el fondo del mar, en una tienda de comida rápida, en el desierto, en la selva, etc., etc. Estos son los, Pepe «El Toro» de estas generaciones. Como lo mencionamos en un inicio, el análisis no está centrado ni en el primero, ni en ninguno de los otros tipos de análisis, sin embargo nos serviremos de ellos de manera involuntaria para poder comunicar aquello que nos interesa. 30

Las cosas simples y concretas ayudan al espectador menos trabajador a buscar laboriosas conclusiones sobre las tramas. El número 500 nos indica algún signo de completud, de cierre, de ciclo terminado en algo. Es decir, no es 499 días o 501 días con ella, eso sería pretensioso y extraño a la época en que vivimos. El 500 nos da alguna certeza de que algo está bien, de que a lo que se nombra nada le falta. En cierto modo la necesidad de completud es mucho muy antigua, pero su intensidad en la actualidad es mayor, los dirigentes del estado neoliberal actual que tenemos, se dieron perfectamente cuenta de ese detalle. De ahí que nos pidan el famoso «redondeo». Que son unos centavos, ¿no? Y es que además de eso nosotros sentiríamos un gran alivio, al sentir una cifra cerrada como $ 500.00 y no pagar los molestos $ 499.90. Lo que nos convocó a escribir esto es la rareza del personaje de Summer (que después veremos no tiene nada de extraño). Que una comedia romántica termine como lo hizo nuestra película es inaudito, insólito, reprobable y reprochable; es más, es inaceptable, tanto así que solo la veremos cinco veces y no más, (bueno tal vez el refrito que harán en diez años). Esto último a temor de que no se haya entendido el sarcasmo. Estamos criticando la tan escasa


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calidad requerida por los espectadores hacia el producto cinematográfico, al conformarse y hasta esperar con ansias películas que ya se hicieron, historias que ya lo fueron también, secuelas de las secuelas, novelas que ya se hicieron, la mínima oportunidad del libro aunque de pésima calidad literaria es llevada al cine. ¿Por qué molesta el final de 500 días con ella? ¿Sera acaso porque no se quedó con el galán? Bueno esa sería la primera respuesta y con la que se quedaría el principal espectador de la película, nosotros no podemos contentarnos con esa respuesta, debemos hasta molestarnos con ella. Entonces, ¿qué pasa con este final? Pasa que es una completa inversión de los valores, no solo del final si no de los valores. No solo fue ahora la mujer quien cambio a su pareja, sino que hacia el final de la película no hizo algo loco y aventurado para pedirle perdón y poder demostrarle que en verdad a quien ama es a él. No hubo tal, todo quedó en suspenso, inadvertido modo de invertir los valores, todo transcurría normal, hasta que Summer decide abandonar a Tom, dejarlo y entablar una relación firme y estable, ha encontrado lo que dijo todo el tiempo no estar buscando. A modo de reseña: Summer dice todo el tiempo a Tom que ella no busca un compromiso, que ella es libre, que así entiende la vida y que no la intente cambiar. Después repentinamente cambia su modo de pensar, conoce a alguien

que la lleva a cambiar su modo de pensar o de sentir las relaciones amorosas, a tal grado que quiere casarse y establecer una relación firme. Esto a primera vista molesta al espectador, un final que descontenta al público, tanto que sabían que tenían que poner a Tom en posición de restablecer su cuenta obsesiva de sus días con las mujeres. En la última escena de la película empieza el día uno con una linda chica que conoce en una sala de espera. Esto para consolar al espectador romántico. Sin embargo, los recalcitrantes seguirán molestos con Summer. Para continuar con nuestra primera conclusión, la inversión de valores es lo que molesta. Summer traicionando el final feliz que todos esperamos en las películas, que es por eso, digámoslo, que vemos las películas de amor, y leemos las novelas de amor, para corroborar la posibilidad de un gran final feliz de amor para alguien, y si existe para alguien, entonces existe para mí. Disney nos lo enseño a unas generaciones, ahora las comedias románticas se las enseña a nuevas generaciones. Tom deja la sensación de especulación al espectador con su final incierto, si el director no quería que fuera un rotundo fracaso su película, tuvo que ponerle a esa chica en la última escena, decíamos. Tom es un enamorado del amor, se pasa idealizando a Summer como la mujer que esperaba toda su vida. Parecido a Tom Cruise en Vanilla Sky. Es por eso que la identificación

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positiva, como decíamos hace unos momentos, aparece con estos personajes. ¿Quién no idealizó en mayor o menor medida un amor tan sensacional que no tuviera igual? ¿Quién no siente que su amor es el mejor modo de amar? Y, ¿quién no ha pensado despechadamente que nadie va a amar tanto a esa persona como nosotros? Bastante narcisista y megalomaniaco pensarlo así. Sin embargo, es parte del modo en que idealizamos el amor. Del mismo modo la mayoría, o casi todos, se sienten insatisfechos en un intercambio de regalo, todos sienten haber dado más de lo que reciben. Por eso también las canciones de desamor escritas en todo el mundo son tan famosas y cantadas por todos, quien no ha sentido esa gran desilusión que el amor nos brinda. Indicándonos y restregándonos en la cara la realidad de que tal idealización nunca podrá ser tal cual la habíamos soñado. Que nada de malo tiene en soñar con un amor así, lo perjudicial viene cuando creemos que tales sueños son posibles. Sin ser muy crítico hacia el amor, porque no es el objetivo del escrito, terminemos con lo que dice Lacan: El amor es dar lo que no se tiene a quien no es. Que alguien se burle de la idealización de Tom toca nuestras fibras sensibles. Se burlan en cierto modo (el inconsciente) de nosotros. Vayamos concluyendo la parte principal, la de Summer. La aversión con ella existe por tal afrenta contra Tom. Pero no es una infidelidad o una traición cualquiera, es la inversión de los valores. ¿¡Cómo se atrevió a decirle a Tom que nunca quería sentirse atada a una relación formal y después sí hace esto con otro?! Bueno si esto causa tal repulsión no es sino la repulsión hacia esta misma inversión de valores en nosotros mismos. Expliquemos. La mayoría de las personas hacen justamente lo contrario. Dicen querer un matrimonio, una vida estable con una sola persona, a la cual van amar y respetar toda su vida, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe, amen. Y durante el periodo previo al matrimonio le dicen indiscriminadamente cosas como: «Tú eres el amor de mi vida», 32

«Tú eres quien me completa», «Sin ti no puedo ser feliz, nunca me dejes, no sé qué haría sin ti», etc. etc. Para en un tiempo más o menos largo ser infieles, tener continuos pensamientos respecto del matrimonio que tienen, para después tener infidelidades secretas y no tan secretas, desinterés en su pareja, tanto emocional como sexual y algunos otros signos de apaciguamiento en el ideal mostrado previamente al matrimonio. Es decir, también una inversión de los valores. Con este concepto hago referencia a un sentido matemático, si antes estaba en más ahora se invirtió el signo en menos, o sea una inversión de los valores. Si esta última situación la pusiera en una película todos agacharían la cabeza y nadie quisiera hablar de ella, porque ese es el común denominador en la mayoría de los procesos amoroso a largo tiempo, en las relaciones entre dos personas que se aman (¿?). Lo que paso con Summer fue lo contrario, estaba en menos y pasó a más. Quería ser libre, salir con quien ella quisiera, y después invirtió los valores a lo contrario, querer tener una pareja estable, pero tal vez tristemente para los que esperaban que lo hubiera hecho con Tom, no


Dossier: 500 días con Ella

fue así. De ahí la aversión contra Summer. Pero si nos desligamos de la identificación subjetiva y pensamos objetivamente, ¿quién no quisiera ser tal vez a quien eligió Summer, después de Tom, para casarse? Sin embargo, la mayoría de las personas quieren ser Tom, y de cierto modo cumplen esa novela neurótica: entregarse a un ideal de amor, antes de conocerse y reconocer en sí mismo los alcances del propio amor, del propio amor hacia alguien más y de alguien más hacia él mismo y hacia nosotros. Nos entregamos a un amor idealizado, usamos frases indiscriminadas de amor absoluto, total, universal, mágico, omnipotente y divino. Lo que hizo Summer en un sentido de equilibrio interno, de honestidad y de valor humano, reconoció en ella una falta, no podía entregar a alguien lo que no conocía de una mejor manera. Fue en un determinado momento personal que Summer asumió responsablemente su inversión de valores. Y llevar el camino contrario que la mayoría de los neuróticos toma. Este escrito es breve y nada ambicioso, no se analiza a profundidad al psicopatología propia

de Tom y de Summer, y como se vio se dejó solo en asomos una explicación sobre el género de las comedias románticas. El objetivo fue, tal como se cumplió, explicar la aversión en general hacia el final de la película y en particular hacia el personaje de Summer. Como dato extra dejamos para pensar y desarrollar el personaje de la niña (Alison) que aconseja a Tom. Bastante chica y bastante experta en cuestiones de amor, todo lo contrario a él, que se muestra nervioso, temeroso e inexperto en su relación. Esta niña representa sin duda la inversión de valores de Tom. La cual expresa de manera cruda y explicita la realidad de las relaciones amorosas. Esta niña representa lo que internamente todos sabemos de las relaciones amorosas, es nuestra inversión de valores, y muchas veces nuestra inversión correcta, pero que pocas veces recurrimos a ella y mucha otras personas ni siquiera saben que existe. Atrapadas así en la degeneración de los valores, y la degeneración del amor, llevando así a este a un concepto burdo, como el que antes nos pintaba Disney, y hoy lo hacen algunos libros y las comedias románticas. Sin embargo, la propuesta es la inversión de los valores a un punto de equilibrio interno, de un equilibrio intrapsiquico, de honestidad y de reconocimiento personal. Llegando tal vez al concepto de amor más lucidamente descrito; como lo es el de Erich Fromm en su libro El arte de amar. Un libro corto pero que sin duda detalla las características de las que se tiene que librar el amor para que este pueda tomar sus formas más sanas y así contrariamente alejarse de sus formas patológicas. Referencias de imágenes: The pervert’s guide to cinema [Poster de película]. (s.f.). Recuperado de http://www.identi.li/index.php?topic=361832 [Fotografía de pareja en techo]. (2012). Recuperado de http://www. acerorojo.com/wp-content/uploads/2012/11/500-days-of-summerposter.jpeg [Fotografía de pareja en banca]. (2012). Recuperado de https:// soorinkimmm.wordpress.com/2014/11/15/manic-pixie-dream-girlthe-smiths-and-500-days-of-summer/ [Fotografía de pareja en tienda de discos]. (2012). Recuperado de http://laszorrassiempretriunfan.com/peliculas-y-bandas-sonoras/

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Trayecto de ida

Por Missael Tovar Martínez | missa_skate_11@hotmail.com

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ntes que nada debo decirte que soy fiel creyente en las coincidencias y casualidades, que para mí el destino no es más que la búsqueda de nuestros deseos, y es algo que, a la larga, sí está en nuestras manos. No creo que todo esté escrito dentro de nuestras vidas. ¡Vaya ironía en la vida! Supongo que no es de extrañar que ciertas cosas que pasan en la vida te tomen por sorpresa, y que quizá es más lindo depararlas al destino; que vivimos cosas extraordinarias, fuera de serie, que parecieran que no están en nuestras manos. Cosas inimaginables e increíbles, o quizá no tanto. Durante toda la mañana me lastimé a mi mismo por llegar a verte y no sentirte cerca, algo que sin duda alguna tú elegiste, mas ambos nos buscamos. Es el dolor más insensato y lleno de locura el quererte tanto, es por eso que es digno de deseo y cansancio a la vez, jamás soñé con quererte tanto. En fin, en mi construcción del día, el cual era verdaderamente frio y perfecto para tomarnos un café, salí de casa para acudir a la reunión de una amiga nuestra, y durante el camino de mi casa a donde esperaba el apropiado camión, cruzó por mi cabeza el toparte en el trayecto de ida. Cosa que imaginé sería tan estúpida, debido a las circunstancias que ambos conocemos. Me mantuve a mi mismo tan ocupado llamándome idiota, que no me percataba que mi deseo de toparte en el trayecto de ida no era más que el inicio de una nueva esperanza. ¡¿Hasta cuándo, cariño mío?! (Te llamo cariño mío, porque tu nombre duele y no está conmigo, te llamo así porque tú no eres más que cariño) ¿Hasta cuándo llenarás mi vida de esperanzas nuevas y sueños inalcanzables? En el trayecto de ida divagué un poco pensando otras cosas, porque ya me había cansado

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de reprocharme mi estupidez y de sentir lástima por mí mismo. Fue entonces cuando divisé por la ventana del camión una pareja dormida en otro camión. «¡Qué insignificante!» pensé, «Trato de no pensar en ella y de repente una pareja dormida en ese otro camión me atormenta». ¡Vaya coincidencia! Sí, eso debe ser… una simple coincidencia. El trayecto se volvía largo, querida, y el asiento que estaba a mi lado no hacía más que cambiar de rostros que no conocía, primero fue una señora con unas bolsas de ropa, después un joven que debía tener aproximadamente mi edad, después una vez más una señora que venía acompañada de otra señora. Mientras tanto yo mantenía mi pensamiento ocupado en cómo sería el verte, cómo debía ser mi reacción. ¿Debía sonreír? ¿Tenía que seguir pretendiendo que no estás ahí? ¿Tenía que seguir mi puto deseo de decirte: «Hola, ¿cómo estás?... ¿sí?... ¡qué bien! Yo aun te quiero ¿sabes?»? Y de golpe mi autoconmiseración se hacía presente. Y no sé si para mi rescate, o para hacer más grande mi miseria. ¡Qué estupidez!, pensar siempre parece una estupidez cuando se trata de ti, quizá la situación es tan estúpida que hace que la estupidez no parezca tan estúpida en primera instancia. Bajé del primer camión y mi trayecto de ida aun parecía el de un día normal. Con esto quiero decir que todo mi sentir descrito anteriormente es mi sentir de cada día. Mientras esperaba el segundo camión unas estúpidas y muy sensatas ganas de ir al baño comenzaron a hacerme sentir peor. No había lugar alguno para hacer; así que opté por seguir mi camino aguantándome las ganas de hacer del baño y tomé el segundo camión. Este segundo camión era más incomodo, iba más lleno, y tuve que sentarme con una joven que también cargaba bolsas con ropa (Relájate un poco amigo, es por la época navideña. Hablas como si el mundo


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conspirara contra ti, no eres tan importante. Deja de exagerar las cosas, deja de actuar así). El camión eventualmente subió más pasajeros y se fue llenando cada vez más de personas, lo que, acompañado de mis estúpidas ganas de ir al baño, no consiguió más que irritarme. Una joven se paró justo a un lado mío, llevaba un café en mano y optó por viajar parada, traté de cederle mi asiento, ya que a fin de cuentas yo no estaba cansado. Ella respondió: «Gracias, así estoy bien» de manera muy exasperante, lo que hizo que me molestara un poco, y me hizo pensar en ti. Sí, pensé: «Ella jamás actuaría así incluso si no quisiera tomar el asiento. Se habría dedicado a sonreír y decir: “Gracias, así estoy bien”, y le habría dado gusto a quien quiera que fuese, por ser tan simpática y bonita a la vez». El trayecto me comenzaba a pesar, de pronto sentía calor y se me hacía muy largo, afortunadamente la música hacia que las cosas no fuesen tan malas. La música, fiel compañera en mis días de soledad lastimosa, hacia que de vez en cuando sonriera y me dijera a mí mismo que no era más que un camión lleno de gente y que las coincidencias no hacen más que desorientarnos un poco. Pero ¿qué es la música sino un arma de doble filo? Un día bailas al son de un bonito vals, y otro día lloras al ritmo de las cuerdas de una canción triste (quizá The Beatles o The Smiths). ¿Por qué digo todo esto?, porque cuando logre calmar mi ánimo un tiempo, sonaron en

mis audífonos las canciones que me recuerdan a ti. Canciones que tú me pasaste y no fui lo suficientemente valiente como para quitarlas de mi celular, y una vez más volví a pensar en ti. El camino se hacía más corto, pronto llegaría a esa reunión, y quizá nada sería como yo imaginé, quizá ambas expectativas que me había creado jamás serian reales, digo ambas porque esperaba cosas positivas y negativas, mi hermano me enseñó a estar preparado para todo, aunque pienso que es una manera aburrida de arruinarse las sorpresas de la vida. Las personas platicaban y platicaban; en diversas ocasiones logré ver que subían más y más parejas, a tal grado que mi campo de vista solo consistía en la muchacha arrogante, la muchacha con las bolsas de ropa sentada al lado mío y el paisaje que se consumía a través de la ventana. Ya no había nada más. Miré la hora y me di cuenta que ya iba demasiado tarde; así es el pensamiento, se come el tiempo, igual que el amor. Mi trayecto de ida no iba en mejoría. El saber la hora me entristeció un poco porque imaginé que tú ya estarías allá con nuestra amiga, y pensé que estarían hablando del porqué ya estaba tan retrasado. Ya no te iba a ver en mi trayecto de ida, y eso fue triste. Para intensificar un poco más mi miseria, un tren tapó el paso que el camión tomaba y me retrasó quince minutos más. Los minutos me dejaban atrás, mi esperanza me dejaba atrás, mi música me dejaba atrás. En fin, el camión siguió su camino y yo ya no pensaba más. Decidí renunciar 35


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a eso, conformarme con el paisaje en consumo que estaba tras la ventana y no pensar nada más. Creí que las cosas comenzaban a mejorar, la música me revitalizaba y ya no pensaba en ti, o quizá sí. Pero las cosas ya no tenían tanta importancia y ni siquiera me percaté de que pasamos cerca de tu casa, cerca del lugar en donde tú pudiste tomar el camión y mirarme y no saber qué hacer, y yo tampoco sabría qué hacer. Tan ensimismado iba en mi música que no noté que el camión se comenzaba a vaciar, la mujer arrogante se bajo, las ganas de hacer del baño me abandonaron, la música me daba vida y el panorama se abría mas. Le debo mis alegrías al panorama, porque apenas se abrió un poco, noté que ibas sentada. ¡Sí, estabas tú ahí! ¡Siempre logras ser una sorpresa, cariño! Estabas de espaldas a mí y yo me sentí alegre porque estabas ahí; estaba tu espalda, tu hermosa espalda que siempre me habla sin que tú lo sepas, o sin que yo sea consciente que no es más que la realización de un deseo para mí. Estaba tu espalda con tu cabello corto que tanto te desespera, pero que yo amo con locura, estaba tu espalda que era perfecta para mí, y más aun que eso, estabas tú. Estaba tu forma de vestir tan única que me hacia confirmar que sí eras tú y no una ilusión, estaban tus zapatos los cuales ya conozco a la perfección. Cariño, estabas tú. La sorpresa me dio tan de golpe que todo mi mundo se vino encima. ¿Es la alegría todo el tiempo momentánea? El nerviosismo se apoderó de mí. ¿Qué debía hacer?, si me levantaba quebrantaba nuestro acuerdo, nuestro estúpido y arrogante acuerdo; y de pronto estaba ante una decisión, ¿debía seguir ahí observando tu hermosa espalda o debía resignarme a observar a través de la ventana?, no sabía qué era lo mejor. Opté por alternar tiempos, un rato tu espalda, un rato el mundo que me rodea. Esto sin saber aún si era lo mejor. Y el trayecto se hacía cada vez más corto, de pronto ya no estaba enojado, ya no tenía ganas de hacer del baño, ya no era la música, ya no era el retraso. Ahora temía a algo peor. Nos bajaríamos del camión en el mismo lugar y no sabía qué hacer, cariño, porque no estaba seguro de si tú ya me habías visto. ¿Por qué pareciera que somos tan 36

complementarios? Yo soy un impuntual, y tú a veces lo eres, ¿por qué amo tu impuntualidad?, ¿por qué me gusta todo de ti a tal grado de perderme en ti y preocuparme por ti?, ¿por qué no pienso un poco en mí? Tenía que decidir qué hacer, puesto que nos dirigíamos al mismo lugar y no sabía cómo actuar. La parada ya estaba cerca y mi trayecto de ida ya no era definible. ¿Era bueno o malo? Y de pronto llegamos y mi reacción fue de espanto, y huí de ti (no me sorprende la cobardía que puede llegar a apoderarse de mí). Huí porque vi que me habías visto, y vi que sonreíste. Y no sé si eso me dio miedo o me dio una esperanza más. Una esperanza de entender si aun me quieres por igual, de saber si te has equivocado por sacarme de tu vida. Bajé del camión y no hice más que caminar dejándote atrás, y de vez en cuando miraba a mi derecha, para lograr verte de reojo y confirmar que no eras una ilusión, que en verdad sí eras tú y venías detrás. ¡Qué cobardía! Llegamos a nuestro destino y no hice más que confirmar que te quiero, y dudar de lo que pueden ser las coincidencias y el destino. De golpe me invadieron las dudas de lo que tú podrías ser para mí, o si solamente estaba exagerando las cosas, porque todo contigo parece ser tan perfecto. Sigo teniendo fe en nuestra historia, cariño, y aun sueño contigo; que mi deseo no es más que tu felicidad, y que llegué a un punto en que no sé si vale más que la mía. Que te quiero, quizá para siempre, quizá no. Y con eso me basta, que no eres mi presente ni mi futuro ni nada, pero «eres» y eso es lo que me importa. Y que si tu destino es junto a mí, búscame a los 70 años (o a los 30, o 20 o a los 110) y sabremos si nuestras coincidencias contrastan con nuestro destino. Así te quiero, y no es cuestión de intensidad. El resto ya lo conoces tú, amiga. Llegamos a nuestro destino y me sonreíste, y ya nada tenía importancia para mí, eras tú sin mí, y éramos los dos en mi imaginación. Y ahora somos los dos, mientras te escribo y te extraño. Mientras te escribo y te quiero tanto… Referencias de imágenes: Skitterphoto (2014). Parada de autobús a la espera [fotografía]. Recuperado de http://pixabay.com/es/parada-de-autob%C3%BAs-ala-espera-384617/


En construcción El devenir grupal como proceso de subjetivación política

Caso de personas en busca de sus familiares desaparecidos Por Baruch Martínez Treviño

…la suma de dolor no reclamado se acumula para formar un capital invisible que va aumentando con los intereses y con los intereses de los intereses. La amenaza aumenta con cada una de las artificiosas elevaciones del dique que separa al ser humano de las fuerzas elementales» -Ernst Jünger

La verdad de un ser es su propio cuerpo» -Michel Onfray

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Antecedentes

de junio de 2011. Habiendo llegado la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad a Monterrey, Nuevo León. Tarde de fin de primavera. Con el calor esbozando ya las primeras ansiedades, con el clima que desplegaba pensar en lo mediático que implicaba un movimiento de tal magnitud, llegar a la Sultana del Norte, donde los nombres regios asumían su papel de membrete reinante en su enunciación: algo se quebró. Fue un eco para muchos, eco porque los gritos ya provenían del concreto que el cerro encerró en las casas de nuestros vecinos, en los márgenes de las vidas que abrieron paso a ser dignas de ser lloradas como diría Judith Butler. Enunciaciones instantáneas que prodigaban un hacer otro. Enunciaciones que nacían con la fuerza del dolor, insistente la agitación del trapo tricolor: rojo sangre, rojo dolor, rojo

por el sol que quema las pieles que se hacen vivas buscando vidas; y debajo del carmín, el verde-blanco-y-rojo aún figuraba como símbolo remendado por la violencia nacional. Un primer accidente en mis marcos referenciales de la experiencia: el dolor de una madre, el dolor de un fuerte impulso que aún lucha por decir y por hacer entre llantos y lágrimas que eran suficientes para entender que algo se había abierto. Abismos, incertidumbre, injusticia, daño, dolor. Luego por letras que imprimieron lo inexplicable en mi pecho (por inexplicable las multiplicidades surgen como ecos del sentir, inteligibilidades próximas): una carta de una madre que hacía público su dolor por la desaparición de su hijo en la ciudad de San Nicolás de los Garza en Nuevo León; la señora Hidalgo nos abría (bien diría Cristina Rivera Garza: una palabra corta más que cualquier navaja). Dos aperturas que derruían los frágiles cimientos de sentido que habría colocado entre preguntas, luego darse cuenta del movimiento constantemente apreciado, aparecido entre las imágenes catastróficas de «edificios teóricos». Cuando las creencias y las construcciones referenciales hacen caso de la estética y del sostén arquitectónico, más aquellos no permanecen inmutables en los espacios ni los espacios le dan el total sostén de su entrecruzamiento para que nos pensemos con relación a la movilidad. ¿A dónde iría entonces el polvo que quedó de 37


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certezas de la vida? Iría pues a mostrar pequeñas partículas que requerían de interrogantes, que recuperaran experiencias e intereses, respuestas y responsabilidades ético-políticas: ¿qué pasa que las vidas han permanecido en perpetua laceración a las sensaciones?, ¿cómo el dolor se forma como respuesta de algo (¿qué algo?, ¿cómo ese algo?, ¿por qué ese algo?), arbitrario o no, que me hacía repensar sobre la persona? Las preguntas iban de las más sencillas a las más complicadas. ¿Por qué la gente tenía que cargar con el dolor, como consecuencia (o intención) de la guerra contra el crimen organizado (o el narco, o las drogas [abstracción; la muerte no por sus formas de subjetivarnos])? Por la muerte, por el clima de miedo que imperaba en ciertas zonas cercadas mediáticamente (Robledo, C.). Sin embargo, había un punto intermedio, aún y con la fuerza de las sensaciones que enmarcaban formas de interpretación de los aconteceres (Butler), aún y con Gregorio Samsa a quien le quedó el vínculo roto con la vida, por la fuerza de un cerco de sensaciones impulsadas desde la repulsa a lo abyecto; su hermana, ejemplo de ética por la perseverancia de la vida, escuchaba con los oídos de las sensaciones, sin dilemas filosóficos, construían caminos para los efectos del cuidado de sí (¿dónde está el rostro Levinas?, ¿y si ya desaparecido queda como sensación a reconstruir en el acto, obrar que le dé corporalidad?), y Kafka lo buscó entre la inmundicia de nuestros valores de lo estético, lo bello y lo humano. Kafka como máquina de enunciación de lo abyecto, somos afectados por similares cercos mediáticos de sensaciones, dicen el susurro del sentido: «Por algo habrá sido». Por algo habrá sido que nos piensen con esas palabras, que nos atraviesan los desapegos, por algo habrá sido que las distancias están bien resguardadas tras esas miríadas de cantaletas. «Por algo habrá sido», como el intento de arrojar a la basura el reconocimiento del otro que reconceptualiza la vida digna de ser buscada, la vida digna de ser buscando. Para las primeras fechas de entrega de este proyecto (marzo 2014), las noticias e información sobre el caso de personas en busca de sus familiares desaparecidos en México habían sido 38

escasas, sin dejar de encontrar casi a diario alguna noticia sobre el tema. Marchas, conferencias, mesas de diálogo, coloquios, poco a poco las puertas abrían el aire viciado del academicismo al aroma irreconocible del sudor, lágrimas, fuerza, empatía, solidaridad, esperanza e incertidumbre. Luego Ayotzinapa, 26 y 27 de septiembre. Desde la noche del viernes 26 ya circulaba la noticia (y no dejaron de circular), hasta el domingo 28 salió en el periódico La Jornada: «Policías balean a normalistas de Ayotzinapa en Iguala; 5 muertos». De alguna forma los sentires ya le precedían a esta irrupción. Ya había enunciaciones constantes de personas con familiares desaparecidos que mencionaban que aunque su razón les dijera que probablemente estén muertos o muertas, había algo en su corazón que les decía que están con vida. Y ellos, con esa fuerza (mínima, luego por la comparación que ellos hacían entre razón y sentimiento) direccionan su actividad política. Me hacen sentido estas palabras de Judith Butler cuando dice que hay que «captar esos casos en los que la norma


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destruye su instancia cuando la vida humana –una animalidad humana- excede y resiste a la norma de lo humano». Para más adelante decir que «cuando lo “humano” trata de ordenar sus instancias, surge cierta inconmensurabilidad entre la norma y la vida que trata de organizar». ¿Cuál es la norma que se apertura?, ¿la norma de lo digno de ser buscado?, ¿la norma de la ignominia, o del reconocimiento?, y Butler nos lanza otras preguntas: «¿Podemos nombrar ese vacío, o deberíamos ponerle nombre? ¿No es ésta la escena en la que es aprehendida una vida que aún no está ordenada por las normas del reconocimiento?». Que entre los vacíos precedentes, aquellos que miraban de frente los brazos del Leviatán que cuidaba de la idealidad del Estado-Nación, ¿es posible que se reestructuraran las formas de convivencia y hacer colectiva?, nos menciona Falleti con el caso argentino ante la renuncia de Fernando de la Rúa y las actividades colectivas del cacerolazo que «se trata de un vacío de sentido que a partir de las latencias que provoca, demanda un desafío colectivo: la

ineludible invención de lo porvenir». Y las fosas, y los cuerpos fragmentados y los cuerpos disueltos en ácido, ¿cómo representar esa sensación constante de muerte?, ¿cómo irrumpir y enaltecer la vida digna de ser buscada? Como un empuje encadenante, las historias salían al aire y esporas el azar las reverdecía en las cuevas que las noticias sobre la (in)seguridad habían hecho en nuestro sentido, que los hechos en la experiencia nos reflejó que hay miles de familias en la misma situación. ¿Cómo ser cruzado por las sensaciones que la movilización sobre el caso de los normalistas desaparecidos había perforado mis criterios? ¿Cómo recoger la información y revisarme en el acto de preguntar?, y entonces la pausa y el descentramiento para escuchar lo que Ana María Fernández dice: se trata de pensar — entendiendo el pensamiento como un modo de experiencia— sabiendo que en el camino de quiebre de sentidos comunes disciplinarios necesariamente se transitarán zonas borrosas, talvez imposibles de evitar si se intenta eludir las comodidades de lo ya sabido. De la misma forma, las señas que dejaba Ana María Fernández en su libro se iban agenciando, rizomatizando en mis propios replanteamientos e indagaciones sobre el ejercicio ético-político de mi subjetivación múltiple academicista, hermano, amigo, ciudadano, persona, cuerpo, afectos… me significa «abrir interrogación, dar curso y no obturar la incomodidad, de modo que lo invisible opere visibilidad, lo impensado se vuelva enunciable (cursivas mías)». Aconteció: una desaparición masiva de estudiantes de la normal rural Raúl Isidro Burgos mostró un vacío de sentido y las preguntas inundaron mi incertidumbre ¿estamos en un Estado de excepción? Usaré de inicio una enunciación de Butler para pensar lo acontecido. Dice la autora que «el marco rompe con él mismo a fin de reproducirse a sí mismo, y su reproducción se convierte en el lugar donde es posible una ruptura políticamente muy importante, (…) funciona normativamente, pero según el modelo específico de 39


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circulación, puede cuestionar ciertos campos de normatividad». Esto me recuerda y me acerca al trabajo que realiza Agamben en su texto Estado de Excepción de la serie Homo Sacer, del cual haré uso de sus preguntas en su afirmación de «si lo propio del estado de excepción es una suspensión (total o parcial) del ordenamiento jurídico, ¿cómo puede tal suspensión estar comprendida en el orden legal?, ¿cómo puede una anomia estar inscripta en el orden jurídico? Y si el estado de excepción es, en cambio, solamente una situación de facto, y como tal extraña o contraria a la ley, ¿cómo es posible que el ordenamiento contenga una laguna precisamente en lo que concierne a la situación decisiva?, ¿cuál es el sentido de esta laguna?». Y sólo de estos dos esbozos nos atreveremos a repensarnos con relación al acontecer sobre los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos. Es necesario pensar el umbral, una de las formas que explica Agamben el estado de excepción; el umbral también lo podemos pensar como los momentos en los cuales los marcos normativos se suspenden, no en una linealidad de fragmentos faltantes, sino en las multidimensionales prácticas de poder que ejerce el Estado, los laberintos legales y las reformas a los códigos penales, el uso de terminologías para excluir o suavizar las interpretaciones, como el ejemplo del modelo mexicano que Pilar Calveiro nos comparte en su libro Violencias de Estado, en su capítulo sobre el modelo mexicano: el Estado [mexicano] se autoriza a sí mismo a violar los derechos de las personas acusadas de delincuencia organizada —y otras— con medidas de excepción que legalizan el desconocimiento de algunos ciudadanos como sujetos de pleno derecho, por su condición de sospechosos de este y otros ilícitos graves (Calveiro, 204). Por el momento es difícil retomar este corto esqueje que no sabríamos si rizomatizaría con los signos que el trabajo irá abriendo en los planos de inmanencia que se abren al horizontalizar los agenciamientos desde el acontecer aconteciendo;sin embargo, podríamos volver a tomar el umbral, la ruptura y el marco que requiere de su suspensión, donde, como dice 40

Butler, es posible una ruptura políticamente importante. ¿Qué sucedió después? Fueron un conjunto de madres y padres que exigieron la aparición con vida de los estudiantes normalistas desaparecidos, fue un llamado desde la sociedad, desde los estudiantes y ciudadanos a exigir la presentación con vida de los desaparecidos y de aquí, los encadenamientos afectivos recorrieron todo el país, luego todo el continente, luego otros lugares del planeta. Un brote, un fuego que encendió las instituciones, usando la afirmación de Butler me pregunto si pudo —la ruptura—cuestionar ciertos campos de normatividad; quizá, a partir de las movilizaciones, en la multiplicidad del acontecimiento (artistas, músicos, estudiantes, amas de casa, niños, obreros, comunidad LGBTTTI, intelectuales) se abrieron y desplegaron afecciones. Lo posible, pensando aristas desde Lazzarato, quien dice que la acción política es una creación doble: nueva distribución de los posibles y su consumación en las instituciones, agenciamientos colectivos a la nueva subjetividad. Y sí, su resonancia fue en el afecto más que en la organización metódica racional; sin realizar una apología del caos, se podrían estar construyendo formas de agenciar el sentir en una actividad política. ¿Podríamos pensar este acontecer desde Lazzarato? Él nos dice que el acontecimiento «se expresa en las almas, en el sentido de que produce un cambio en la sensibi-


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lidad (transformación incorpórea) que crea una nueva evaluación: ha cambiado la distribución de los deseos», de igual forma nos invita a cuestionar los telos y las ontologías con las cuales son cimentadas y esclerotizadas las experiencias (en el sentido de sentir) de enunciación, expresión y visibilización. ¿Qué ha cambiado desde aquella década de los setenta donde la tecnología represiva de la desaparición forzada respondía a varios factores bien demarcados y puestos en práctica? Individuos, familias, construcción del sujeto peligroso, por ideas, por intención, por acto (González Villarreal), la desaparición forzada, como menciona Roberto González, «es una práctica que pretende el desvanecimiento de la identidad de un sujeto político, por eso debe saltarse al derecho y a la moral, a la justicia y a la política, a la verdad y al error». Y sin embargo, como el mismo autor nos dice «el registro del desaparecido es el primer signo del fracaso del poder, se propuso desaparecerlo y su biografía regresa como demanda política, como parte de un nuevo movimiento, más fuerte que el que quiso eliminar: es el efecto de regreso de las resistencias. El nombre de un desaparecido es un bofetón al poder». ¿Y si somos muchos los que nombramos a los desaparecidos? ¿Agencializamos en el sentir del rostro y las palabras del otro? ¿Agrupamos demandas, sentires, dolores para desplegar formas nuevas de constituirnos como sujetos ético-políticos? ¿En el cuidado de sí, en el cuidado del otro, en la actividad que constituye la posibilidad de significar los vacíos y las incertidumbres que general miles de desaparecidos? ¿Cuál es el cuidado que tenemos al enunciar posibilidades del cuerpo ausente? ¿Está vivo, está muerto? ¿Conocemos los telos que nos empujan a visibilizar un horizonte por supervivencia de qué, de quién? ¿Construimos nuestras propias posibilidades? Además, cuando escuchamos a una persona con un familiar desaparecido que dice que un alto porcentaje de él cree que está muerto o muerta, pero con el otro mínimo porcentaje avanza y continúa en la búsqueda de su familiar, ¿estamos considerando que la actividad política es posible desde los

sentires? ¿Esta problemática conlleva una discusión sobre la corporalidad, la vida, la muerte, la incertidumbre y los marcos que direccionan las acciones políticas en conjunto con las rupturas que abren y crean nuevos marcos de interpretación, mismos marcos que tienen como línea de enunciación y visibilización, agenciamientos corporales, sensitivos y emocionales? Los antecedentes son amplios, son extensos, son todo un campo minado de preguntas, ansiedades y construcciones ético-políticas. Aprovecho para agradecer estas sesiones con los compañeros del Taller de Aprendizaje Colectivo donde sus dudas y observaciones han abierto líneas de reconocimiento de la multidimensionalidad de la problemática, siendo pues, parte de este antecedente abierto a la inmanencia de otras posibilidades. Referencias de imágenes: Marcha de indignación por desaparecidos en Acapulco [fotografía]. (2014). Recuperado de http://www.pressenza.com/wp-content/ uploads/2014/11/estudiantes-mexico1.jpg Protesta por desaparecidos en México[fotografía]. (2013). Recuperado de http://s3.amazonaws.com/televicentro/portadas/desaparecidosmexico.png?mtime=20140821200026 Bibliografía: Agamben, G. (2010) Estado de excepción. Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires. Butler, J (2010) Marcos de guerra. Las vidas lloradas. Paidos, Contextos Ideas, México. Calveiro, P. (2012) Violencias de estado. La guerra antiterrorista y la guerra contra el crimen como medios de control global. Siglo XXI, Argentina. Deleuze, G., Guattari, F. (1988) Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Pre-Textos, Valencia. Falleti, V. (2012) Movilización y protesta de las clases medias argentinas. Cacerolazo y asambleas barriales. Universidad Autónoma Metropolitana Colección teoría y análisis, México. Fernández, A. M. (2007) Las lógicas colectivas: imaginarios, cuerpos y multiplicidades. Editorial Biblios, Buenos Aires. Lazzarato, M. (2006) Políticas del acontecimiento. Tinta limón, Buenos Aires. Onfray, M (2011) Política del rebelde. Tratado de resistencia e insumisión. Anagrama Colección Argumentos, Barcelona. Robledo Silvestre, Carolina. Drama social y política del duelo de los familiares de desaparecidos en Tijuana en el marco de la Guerra contra el Narcotráfico (2006-2012). Tesis (Doctorado en Ciencia Social con Especialidad en Sociología). México, Colegio de México, Centro de Estudios Sociológicos. Villarreal, R. (2012) Historia de la desaparición. Nacimiento de una tecnología represiva. Editorial Terracota, México.

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PsicoanalizARTE La inversión de la culpa Por Osvel Becerra

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ctualmente «el inconsciente» es como se conoce en castellano a lo que Freud en alemán llamó Das Unbewusste, esta versión en español ha sido llenada por diversos autores con contenidos que lo reducen a «lo automático», «lo profundo» o «lo subyacente» o hasta descubrirlo y proclamarlo como «la verdad», «el camino» y «la vida», también ha llegado a ser equiparado con un «almacén instintivo» y mientras este desconocimiento del sistema inconsciente impera en los egresados de psicoanalistas, en los licenciados en psicología y en los médicos psiquiatras, aún hay hoy quienes a pesar de los psicoanalistas, psicólogos y psiquiatras se dedican al estudio e investigación de lo que Freud trazó como Das Unbewusste. El preámbulo anterior es necesario para mostrar que un traductor es traidor, es el discípulo del lenguaje que encomendado a publicar, descubrir, revelar y hacer decir a otro, encuentra una distancia a veces trasatlántica que solamente es posible atravesar a partir de lograr lo imposible, al hacer algo parecido a la función materna en lo particular de la transmisión del hablar. La madre, quien es la psicoanalista por excelencia, interpreta al bebé, fruto de su vientre y apéndice real de su cuerpo, como el traductor al traducido; no obstante, a veces la madre por dar a luz no se convierte en maternal, ni un traductor por conocer la lengua transmite lo que el otro quiso, sino lo que él (traductor) a través del traducido quiere decir. Ahora bien, para comprender la culpa a la inversa fue necesario preparar una enseñanza contenida en los dos párrafos anteriores, ahora que se va a traducir la culpa equivocadamente y se le va rellenar con lo que se conoce en inglés como wish y con lo que en castellano se le dice «deseo». El preámbulo anterior no es para nada más que para dar a entender un par de cosas: wish no es igual a querer ni deseo es igual a wish, ya que el lenguaje anglosajón caracteriza el uso de

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este verbo en condición y a condición de que se cumpla, proviene a la vez del germánico wyscan que significó «codiciar una pasión y fervorosamente concretarla», la palabra wish incluso está ligada con el latín venus. Freud en 1901 escribió wunscherfüllung y los ingleses lo traducen como wishfulfillment que pasó al castellano como «cumplimiento de deseo». Si ligamos el inglés wish con el castellano «culpa» es únicamente para el breve transito que me propongo recorrer auspiciando que los dos verbos tienen como soporte el imperativo en tiempo de cumplir y concretarse. En otras palabras, el lenguaje que creemos entender y dominar nos muestra, cuando lo estudiamos con escrutinio, que es al revés; es decir, que es la lengua la que nos tiene en un trabahombres y no los hombres quienes tenemos trabalenguas. Para muestra basta comenzar a indagar en el castellano para «culpa», o su traducción al inglés conocida como guilt, que en lo particular de su estado de verbo proviene del antiguo inglés gyltan, que hacía alusión a cometer una ofensa. Esta última palabra, ofensa, proveniente del francés antiguo, se le conocía como ofense y tenía el encargo de dar a entender un asunto moral en su cualidad de malo, o lo que estrechamente se ligó al inglés en lo que se conoce como wrong, venido del holandés wrang, que alude en una palabra a aquello que distorsiona la boca e incluso a lo que provoca una mueca. Para nosotros es claro que aquello que distorsiona la boca no solamente es el wrang holandés, sino el Das Unbewusste alemán. Se puede hasta este punto criticar arduamente mi análisis lingüístico, pero quiero abogar por que todos los caminos me han llevado a Roma. Cuando uno hace el wrang holandés, que aproximadamente en castellano sería como decir «mal», nos lleva nuevamente al soporte que tienen las palabras anglosajonas guilt y wish; es decir, están añadidas


PsicoanalizARTE

al verbo, al acto de cumplir, cometerse. No me gustaría agobiar al lector con una variable más, pero es necesario que sepamos de antemano que cuando uno hace bien o mal no es uno quien lo hace, sino quien se entera que lo hizo, es por esta razón que el Ich alemán o el «Yo» en castellano siempre llega tarde a sus hechos cometidos y cumplidos. Entonces, el inverso de la culpa no es el deseo, sino el acto de cumplir, porque «deseo» en castellano está ligado a un estado pasivo y su más aproximado lugar a lo que quiero dar a entender es «desear»; la culpa no es deseo, la culpa es desear. En su origen germánico, wyscan aludía al conjunto de «cometer una pasión», no iba sola la pasión ni abandonado el cometido, era una palabra que al pronunciarse exclamaba el acto de perpetrar un ímpetu. Ahora queda la bruma que la caída de un sistema de costumbres y usos, entendidos buenos y malos, producen al derrumbarse. Para bien o para mal, cuando un sujeto comete un crimen ante la ley de los hombres y ante la ley de Dios, está principalmente sujeto a un cometido que ha cumplido, quizá un caso en particular de la ley de los hombres me sea difícil mostrar en la brevedad del presente artículo; no obstante, la mayoría de los feligreses que confiesan sus pecados de omisión, pensamiento, palabra y obra, en la cena del cordero, expresan que lo han hecho por su culpa, su gran culpa; es decir, que lo han cometido y cumplido por el móvil de la culpa lo que ya en el germánico antiguo se conocía como wyscan o «cometer una pasión».

Queda entonces la interrogante sobre los crímenes que persigue la judicatura del hombre si se confiesan como culpables; es decir, como cometidos, cumplidores de lo que se tradujo al castellano como «cumplimiento de deseo» o wunscherfüllung en alemán. Por último, cabe aclarar que la traducción de «cumplimiento de deseo» que se hace de wunscherfüllung no enfatiza que es un acto ligado, es decir, imperativo; en otras palabras, es un verbo, es una acción, es quizá lo más parecido a una compulsión realizada, y para muestra basta el contexto del texto, el cual no dice que avisa o que pide permiso para cumplirse sino que se muestra (en el contexto del sueño) como ya realizado: es decir, que el «cumplimiento de deseo» en castellano, para ser precisos, siempre se tiene que encontrar en tiempo pasado, que ya está cumplido. Al no aclarar lo anterior, «cumplir un deseo» da la impresión que se le deja en cuestión, una pregunta abierta, algo que puede hacerse o no cumplirse, o que se va a realizar, que en el tiempo que duremos analizando el sueño y al margen de terminar de descifrarlo, podríamos encontrar ese deseo que se cumplirá; mientras que wunscherfüllung no da tregua, es el deseo cumplido o mejor dicho en germánico antiguo wyscan, la codicia de una pasión, la persecución de un calor que no repara en cuestionamientos lógicos, sino que a toda prisa busca su realización y no solamente la indaga sino que la comete. Ya Walt Disney lo mostraba en su filme Aladino, dónde el mago no da rodeos con los deseos, sino que son órdenes en ipso facto, esta analogía es la síntesis de este artículo, mientras que el hecho de ver una estrella fugaz y pedir un deseo queda ligado al azar, a la suerte, esto queda a contraposición de deseo, desear, cumplir y cometer; con el mago, Aladino tenía la necesidad de tener cuidado con lo que desease porque, en efecto, se cumple sin rodeos, está hecho en cuanto está pedido. Referencias de imágenes: Walt Disney Pictures (1992). Prince Ali [dibujo animado]. Recuperado de http://img2.wikia.nocookie.net/__cb20120719212035/disney/ images/4/4a/Prince_Ali.png

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La Felicidad en la Penitencia Por Iván Guerrero Vidales | gv.ivan8@gmail.com

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ara qué existen las cárceles y por cuál motivo alguien requeriría de sus servicios? Hay quienes argumentan que su utilidad es nula, que no hay evidencia que demuestre que el ingreso a un centro penitenciario rinde beneficios al preso, otro argumentan la inexistencia de algún soporte para afirmar que las leyes reducen o incrementan las tasas de crimen violento (Kovandzic et al. 2005, citado en Sandoval y Barón 2008, pg. 110). Por ejemplo, en un estudio se ha identificó un patrón de consumo de drogas, en el cual se muestra que la relación entre el encarcelamiento y el tratamiento con respecto al uso de drogas es negativa y aumenta durante cada año en un periodo de cinco años, y que aquellos individuos que tienen una trayectoria criminal superior a otros tienen menor riesgo de reincidir en el consumo de drogas que aquellos cuya trayectoria criminal es menor (Prendergast et al 2008, en 2008 pg. 107); es un solo dato, pero parece demostrar que es más peligrosa la primera incidencia que las constantes reincidencias, o como se escucha coloquialmente: «Sale peor a como entró». Pues bien, hace falta muy poca suerte y curiosidad para encontrar cifras que dan sustento a tales aseveraciones, basta con revisar el Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas. En tal evaluación se revisan las prácticas de derechos humanos cada cuatro años, y en el tema de condiciones carcelarias muestra cifras alarmantes: México tiene una tasa de ocupación penitenciaria promedio de 126.3%, reflejado en el 52% de los centros penitenciarios del país, siendo un 60% de los infractores sancionados por delitos menores y sólo el 12% asociado con delitos graves; adicionalmente,

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hay una proporción desmedida en términos de vigilancia, pues el promedio nacional es de 7.3 internos por custodio. Lo anterior ha generado un régimen de autogobierno dentro de las instituciones, en donde es común la corrupción y los altos grados de violencia, que ponen en riesgo la vida de las personas (Asistencia Legal por los Derechos Humanos, 2013). Esto nos indica que hay algo que se está haciendo de forma incorrecta y que estamos al borde del colapso al utilizar la prisión (por su «elasticidad» al momento de acoplarse como castigo para distintos delitos) como el medio favorito para tratar de punir y manejar a los delincuentes (Coca Muñoz, 2007 pg. 169-170), relegando a un segundo plano otras alternativas que bien podrían ser efectivas acorde al delito cometido (ver enfoque de derivación en Figura 1). Es como evitar un problema dejándolo en la oscuridad, no por temor, sino por indiferencia; tampoco por desconocimiento, sino por ser una verdad incómoda.


Quid: La Felicidad en la Penitencia

La cuestión es que, en esencia, la ley utiliza la prisión como pena sugerida hacia un individuo por cometer una infracción determinada (conocida como delito), lo cual quiere decir que la ley se encuentra en un peldaño superior a un individuo, quien por su parte no debe ajusticiar a las personas con sus propias manos y recursos. En este contexto, es la institución penitenciaria la que regula el orden a través de una función simbólica (la ley), un mito que ha sido creado y utilizado para mantener en cierta rectitud a un determinado grupo de personas, quienes no están dispuestas a demostrar los más nobles valores, pero quienes sí tienen la garantía de que sus derechos humanos quedarán intactos pese a su falta; y es la ley, a través de una función simbólica (la institución), la que demuestra que existe un espacio hacia donde se puede enviar a un infractor a penar por sus acciones, restableciendo así el orden y devolviendo el equilibrio a la balanza social, la cual exige que esto así suceda, pues de alguna manera esperan que de esta forma se pague el daño recibido, lo cual implicaría que los derechos humanos también han sido rescatados.

En relación al tema de la ley, la penitencia y la prisión una perspectiva sociológica demuestra que el autocontrol es una de las primeras causas que incentiva a cometer un crimen (Gottfredson & Hirshi, 1990, en 2008 pg. 106), o que la influencia de los barrios o vecindades conflictivos provoca altas tasas de criminalidad e incrementan la amenaza de delitos, siendo que las áreas presentan parámetros negativos cuando existen bajos niveles de ingreso (Cahill & Mulligan 2007, en 2008 pg. 113), o que los países con bajos niveles de violencia se caracterizan por presentar altos niveles de ingreso (Butchart & Engström 2002, en 2008 pg. 111); la acompaña la psicología criminal colaborando principalmente con el desarrollo de perfiles psicológicos de los infractores, estudiando los motivantes de la conducta criminal, y elaborando programas de rehabilitación o tratamiento, que en palabras del Doctor Jorge Ojeda Velázquez, debería considerarse como «una verdadera y propia terapia, teniendo por objeto curar y sanar a quien ha errado, sea mediante una actividad práctica continua, o bien mediante una obra de constante sostén moral que ayude primera45


Quid: La Felicidad en la Penitencia

mente al sujeto a tener confianza en sí mismo y sobre todo a adquirirla con relación a aquellos técnicos ocupados de su reeducación» (Ojeda , J., 2007, pg. 174). De esta manera, la cuestión primordial en el tratamiento de los delincuentes es el enfoque terapéutico; por lo tanto, es la que mayor atención debería recibir, pues no basta con buscar respuestas a la interrogante sobre ¿por qué cometió el crimen?, sino aventurarse a pensar en ¿cómo mejorar la estancia de los presos?, ¿cómo puedo llevarlo a reflexionar sobre su vida?, ¿qué se puede hacer para fomentar un cambio positivo? Y por qué no tener en consideración la posibilidad de que los presos fueran felices en prisión, sin sentir que hacemos un juicio inmoral. En este sentido, no sería osado considerar que si alguien ha de estar en prisión por un tiempo indefinido, le sacara provecho y fuera educado desde lo más profundo de su ser para reconocer sus errores y renacer (por no decir reinsertar) en sociedad bajo una nueva imagen, una que demuestre que ha aprendido de sus fallas, que está dispuesto a aceptar un camino de virtud. Sería la perfecta justificación para preparar al infractor para que se enfrente al mundo y evite reincidir; este es el «ideal de la rehabilitación», el cual invita a 46

mirar con optimismo y guardar la creencia de que es posible y necesario trabajar intensivamente con los delincuentes mediante técnicas y programas estructurados, con el objetivo de aumentar sus capacidades para vivir en la sociedad sin delinquir (Redondo-Illescas 2000, pg. 3), incluyendo un trabajo interdisciplinario (sociología, psicología, pedagogía, criminología, médicos, custodios, etc.) que facilite el proceso.


Quid: La Felicidad en la Penitencia

El fundamento principal del «ideal de rehabilitación» se basa en datos prometedores. En un análisis meta-analítico de estudios realizados en Norteamérica para medir la efectividad de los programas de rehabilitación aplicados en centros penitenciarios se ha encontrado un 10-15% de mejora en promedio para las intervenciones realizadas por medio de programas; igualmente, en estudios europeos la cifra de efectividad

promedio es similar, incluyendo hasta un 12% de reducción promedio en la tasa de reincidencia (Redondo et al., 1996; Redondo, Sánchez-Meca y Garrido, 1997 en 2000, pg. 8). Esto da pie a incrementar los esfuerzos y recursos para formar programas sólidos en conceptos, estructura y dirección; es decir, mejorar la vida de los delincuentes dentro del instituto con la finalidad de prepararlos para su futura reinserción en la comunidad. Sobre esta misma línea se han empleado diversas técnicas, recopiladas de distintas escuelas y teorías (Figura 1) que también integran a todos los actores principales en un centro penitenciario, destacándose el rol del custodio como el que está en mayor contacto con los reclusos y de quien dependerá el establecimiento de confianza en beneficio a la relación humana con el preso, resaltando por este motivo la gran importancia que tiene dedicar recursos en la capacitación del personal que se desempeña en los centros penitenciarios para dejar de lado un régimen rígido y represivo, y en su lugar dar paso a la compasión y a la comprensión de la realidad que rodea a los presos, de las causales que los llevó al internamiento, y de las posibilidades existentes en la institución para mejorar su estancia (en alusión a la base del sistema penitenciario progresivo). 47


Quid: La Felicidad en la Penitencia

Por otra parte, se puede incluir a la gama de opciones una intervención con enfoque en la psicología positiva, buscando responder si la criminalidad pudiera ser reflejo de la falta de esperanza frente a la vida, o quizá a la falta de oportunidades de agradecimiento hacia otras personas, o la carencia de optimismo frente a nuevas experiencias o a la incapacidad de responder activamente en las relaciones personales. ¿No valdría la pena enseñar tales fortalezas para construir virtudes y prevenir los delitos? De esta manera, ¿qué podría hacer la psicología positiva para mejorar el bienestar de los internos y prepararlos para su futura salida de la institución? El eje central podría ser la enseñanza del optimismo, del cual se nutren otros factores esenciales (conocidos como fortalezas de carácter) que coadyuvan a la formación del bienestar. Una intervención semejante pudiera llegar a hacer frente y combatir las experiencias desagradables de los internos por medio de fortalezas tales como la sabiduría y el amor por el conocimiento a través de lecturas que fomenten valores; o el juicio crítico para analizar las acciones que provocan sensaciones de desesperanza o tristeza y en su lugar buscar alternativas que las contrarreste; o la valentía por medio del conocimiento de grandes personajes históricos como Gandhi que, a su modo pacifista, logró una revolución que redituó en la independencia de su pueblo; o la vitalidad participando en un coro o tocando un instrumento, o el amor para expresar las emociones a compañeros de celda, o la equidad para tratar a los semejantes por igual, o practicar el perdón hacia las personas que alguna vez provocaron un sentimiento desagradable, o la esperanza para reconocer los éxitos del pasado y que esto mismo se puede comenzar con vista hacia el futuro. Desde esta perspectiva socioeducativa y autoreflexiva, se pueden construir verdaderos y duraderos cambios. No todo está perdido, a pesar de las carencias del sistema y de los constantes conflictos de los que somos parte en sociedad; pero si la prisión es una oportunidad para corregir la conducta y apoyar moralmente a las personas, hace falta la 48

colaboración de la psicología criminal y positiva para generar una perspectiva distinta, algo que encienda la chispa divina en las personas para que, en consecuencia, aprendan y ejecuten nuevas pautas de comportamiento. Es necesario ofrecer la llave correcta para abrir la puerta correcta, y esta pudiera ser apenas la búsqueda de las muescas que ayudarán a abrir la cerradura. Referencias de imágenes: Guerrero, I. (2000 ) Resumen de técnicas basado y adaptado de Redondo-Illescas [tabla]. Bejim (2012). Man grabbing aSteel cage [fotografía]. Recuperado de http://www.freedigitalphotos.net/images/Crime_g406-Man_Grabbing_Steel_Cage_p80679.html Sakhorn38 (2013). Give a keyto prisoner [fotografía]. Recuperado de http://www.freedigitalphotos.net/images/give-a-key-to-prisonerphoto-p220305 Sakhorn38 (2013). Shadow ofhand in jail [fotografía]. Recuperado de http://www.freedigitalphotos.net/images/shadow-of-hand-in-jailphoto-p18763v Bibliografía: Asistencia Legal por los Derechos Humanos (2013) Informe EPU sobre Sistema Penitenciario en México 2013. Recuperado desde http://asilegal.org.mx/index.php/es/noticias/154-informe-epu-sobresistema-penitenciario-en-mexico-2013 Coca Muñoz, José Luis. (2007). El sistema penitenciario mexicano: a un paso del colapso. IUS. Revista del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla A.C., Sin mes, 168-187. Recuperado desde http://www.redalyc. org/articulo.oa?id=293222926010 Redondo-Illescas, S. (2000). Psicología penitenciaria aplicada: los programas de rehabilitación en Europa. Ponencia en las I Jornadas de Tratamiento Penitenciario (Peñíscola. Octubre 2000). Recuperado desde http://www.ub.edu/geav/contenidos/vínculos/publicaciones/ public1_6/publicac_pdf/3_5%20Redondo%20Illescas,%20S%20 %282000%29.pdf Sandoval, L. E., Martínez Barón, D. (2008). Una revisión al estudio de la delincuencia y criminalidad. Revista Facultad de Ciencias Económicas: Investigación y Reflexión, junio, 105-117. Recuperado desde http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=90916108

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MACHXS ¿Quiénes sufren (y deben ser protegidxs) contra la violencia de género? Por César Tovar

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entro del ámbito legal tenemos cuatro conceptos bien delimitados que involucran el tema del género en distintos actos delictivo. Estos conceptos son violencia de género, feminicidio, alerta de género y crímenes de odio, este último siendo un poco más general en cuanto a que abarca otros aspectos además del género, pero más adelante lo discutiremos. Por otra parte, la psicología jurídica es definida como «el ámbito de la psicología que desarrolla sus investigaciones y metodología para mejorar el ejercicio del Derecho, en general, y la intervención del Sistema de Justicia en particular» (Muñoz et al.,

2011); por lo cual, lo que aquí nos proponemos que es discutir la definición, implementación en leyes y aplicación real de los términos mencionados, es una labor que bien podría encuadrarse dentro de la psicología jurídica. Antes de pasar a discutir tales términos, es importante dejar en claro a qué nos referimos cuando hablamos de género. El género por lo común se define en contraste con lo que es el sexo; así, mientras que por sexo nos referimos a la diferenciación biológica entre hembra y macho, por género nos referimos a la diferenciación histórica-cultural entre lo femenino y lo masculino. El género se refiere a todas las expectativas que cada cultura y época tiende a ligar a cada uno de los sexos; sin embargo, aunque ligados, son características independientes. Habiendo aclarado lo anterior, hablemos ahora de la violencia de género. La definición más difundida de violencia de género es la dada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en su Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, donde nos dice que la violencia de género es: Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres (División de la Organización de las Naciones Unidas para el Avance de la Mujer, 1993). No obstante, para ser una de las definiciones oficiales y más difundidas en las cuestiones de género (pues es la que adoptan la mayoría de las legislaciones al respecto), la podemos encontrar un poco contradictoria, sobre todo al referirse específicamente a «las mujeres» cuando mujer se refiere al sexo (hembra humana) y no al género y, al hablar del «sexo femenino» propiciando la confusión entre los términos género y sexo. 49


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Sin embargo, podemos atribuir estas contradicciones, por ejemplo, a posibles errores de traducción; además debemos mencionar que en esta misma declaración se aclara que tal definición corresponde al término violencia de género o bien violencia contra las mujeres. Esto último más que venir a esclarecer algo ha causado cierta confusión, pues propicia a que estos dos términos se utilicen como sinónimos intercambiables entre sí sin ningún tipo de reparos. Por si fuera poco esta situación de confusión, se ha tendido mucho a tomar la definición presentada de manera muy literal, tanto así que se ha llegado al extremo de afirmar que la violencia de género solo la pueden sufrir las mujeres, reiterando que «la violencia de género se define como una violencia contra la mujer por el simple hecho de ser mujer» (Huertas, 2014). Quienes afirman lo anterior normalmente argumentan que cuando se habla de violencia siempre hay implícita una desigualdad de poder a favor del victimario; por lo que, en una cultura machista como la nuestra donde el hombre es considerado superior a la mujer, agredir a las mujeres es una forma de afirmar el poder y dominancia del hombre. Por lo tanto no podríamos hablar de violencia de género si una mujer

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agrede a un hombre (Martín, s.f.). Argumentan también con estadísticas mundiales que hablan acerca de que más del 50% de las mujeres que son asesinadas mueren a manos de hombres, mientras que solo menos del 8% de los hombres asesinados mueren a manos de mujeres, aunque no se pueda determinar si tales cifras respondan a cuestiones de género (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, 2013). Bajo esta misma lógica no se niega solamente que las agresiones de mujeres a hombres sean violencia de género, sino que entonces la violencia ejercida de un hombre a otro hombre o de una mujer a otra mujer no podría ser considerada, bajo ninguna circunstancia, como violencia de género, ya que ambos tienen en teoría el mismo nivel de poder, y si no fuera así, la diferencia de poder estaría basada en otra característica diferente al género (como su fuerza, nivel socioeconómico, estatus social, etc.). A pesar de lo anterior, actualmente se ha suscitado discusión entre considerar o no la violencia entre parejas del mismo sexo como violencia de género, por lo menos en España (DiarioCrítico, 2014); y también se ha argumentado que la homofobia, y transfobia (entiéndase por trans a personas transgénero, transexuales o


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practicantes del travestismo) pueden ser consideradas como formas de violencia de género (Tovar, 2014). Discutámoslo a continuación. La homofobia, además del rechazo hacia quienes sienten atracción hacia personas del mismo sexo, implica un rechazo hacia quienes transgreden los estereotipos de género; es decir quienes siendo hombres se comportan “de forma femenina” o siendo mujeres se comportan “de forma masculina” (Castañeda, 2006). De esta manera la violencia homofóbica puede ser sufrida también por personas no homosexuales solo por ser considerados como mujeres masculinas u hombre femeninos, lo que nos lleva a asegurar que la homofobia está basada claramente en cuestiones de género.

Está misma explicación aplica para la transfobia que afecta mayormente a las mujeres trans (nacidas como hombre pero con identidad de género femenina) por resultar más visibles para la sociedad. Incluso se asegura que la discriminación hacia hombres gay y mujeres trans suele ser más abiertamente violenta en comparación con las lesbianas y los hombres trans, ya que a estxs últimxs en el imaginario colectivo se les otorga rasgos masculinos, por lo cual no

confrontan tan directamente la supremacía de la masculinidad dentro de los valores culturales machistas; mientras que los hombres gay y mujeres trans, al otorgárseles rasgos femeninos, sí lo hacen (Mercado, 2009). E inclusive la homofobia es perpetuada dentro de la misma comunidad de hombres gay desde aquellos considerados masculinos hacia los considerados femeninos (designados con términos como pasivas, vestidas y locas), lo cual, junto con lo anterior, es una manifestación más de la denigración de lo femenino frente a lo masculino en nuestra cultura y por lo tanto es violencia de género. Como vemos, una cosa es suponer que si una mujer agrede a un hombre no se puede hablar de violencia de género (lo cual también es cuestionable) y otra asegurar que solo las mujeres pueden sufrir este tipo de violencia. Por lo cual se hace imperante distinguir entre violencia de género y violencia contra las mujeres. Suena mucho más lógico que la definición aquí presentada dada por la ONU se refiera exclusivamente al término de violencia contra las mujeres, y, a su vez, sonaría mucho más lógico afirmar que la violencia contra las mujeres solo la pueden sufrir las mujeres, sin ni siquiera tener que argumentar el porqué. Para nuestra sorpresa, resulta ser que la legislación mexicana sí ha tomado en cuenta la diferenciación entre estos dos términos, pues cada uno tiene una definición distinta dentro del Glosario de Términos de Violencia contra la Mujer, editado en México por la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM, 2010), que es la fuente citada por el Diario Oficial de la Federación en los diferentes documentos oficiales que involucran cuestiones de género. Este glosario retoma la misma definición de la ONU ya comentada aquí y se le asigna única y exclusivamente al término de violencia contra la mujer; mientras que la violencia de género es definida como: Formas de violencia basadas en las diferencias adscritas socialmente para las mujeres y 51


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los hombres, lo cual implica que la violencia de género no tenga como únicos blancos a las mujeres o las niñas sino también a los hombres, niños y minorías sexuales. Por ello, los ejercicios violentos de poder basados en la identidad de género o en la orientación sexual de las víctimas son clasificados en la categoría de violencia de género (Valasek citado en CONAVIM, 2010). Como vemos, tal definición sí incluye las diferentes agresiones comentadas en el presente texto sufridas por las minorías sexo-genéricas por razones relacionadas con el género. Sin embargo, tal consideración parece ser solo teórica, ya que la única ley federal relacionada con cuestiones de género, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV), no toma en cuenta esta distinción, pues desde su nombre deja claro que está dirigida a proteger de la violencia de género solo a las mujeres. Es en mencionada ley donde confluyen, de hecho, todos los términos sobre cuestiones de género mencionados al principio de este texto. En ella se define, por ejemplo, el procedimiento para llevar a cabo la Declaratoria de Alerta de Violencia de Género, la cual describe como «el conjunto de acciones gubernamentales de emergencia para enfrentar y erradicar la violencia feminicida en un territorio determinado» (LGAMVLV, 2007: 22), de nuevo sin tomar en cuenta que no solo las mujeres pueden sufrir violencia que conlleve hasta la muerte por cuestiones de género. Y ya que en esta última definición se hace mención del feminicidio, entremos de una vez a discutir sobre este término. En el mencionado Glosario de Términos de Violencia contra la Mujer se nos dice primeramente: «feminicidio significaría, entonces, la muerte del ser femenino o con características de mujer, sea o no una mujer» (González de la Vara, en CONAVIM, 2010). Lo anterior, en primera instancia, causa sorpresa, ya que se está dando cabida justamente a esto que mencionábamos de tomar en cuenta que no solo las mujeres pueden sufrir violencia que conlleve hasta la muerte por cuestiones de género; sin embargo, luego de presentar una 52

resumida pero muy completa discusión del origen del término feminicidio, concluye: «En suma, el feminicidio es el asesinato de niñas y mujeres cometido por hombres, por el simple hecho de ser mujeres», lo que vuelve a caer en las mismas omisiones que hemos venido mencionando. De haber tomado en cuenta la primera afirmación realizada, se hubiese dado cabida, por ejemplo, a que los asesinatos de mujeres trans y de quienes practican el travestismo pudieran ser tipificados como feminicidios, lo cual a su vez permitiría que estos asesinatos fueran también tomados en cuenta en la Declaratoria de Alerta de Violencia de Género. Sin embargo, una vez más, este “pequeño detalle” fue omitido, lo cual reafirma que, incluso sin vida, son negados ciertos derechos de esta minoría sexo-genérica. Todas estas omisiones dejan sin protección legal, en lo que respecta a violencia de género, a hombres gays y mujeres trans, e incluso a todo hombre que no asuma del todo el modelo de masculinidad dominante.


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Sin embargo, uno de los pequeños grandes pasos que se ha dado en México para garantizar los derechos de las minorías sexo-genéricas, es la modificación al artículo primero constitucional donde se incluye la garantía de no-discriminación por preferencias sexuales, que ya se ha visto reflejado Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación y en el Código Penal Federal, donde la discriminación es considerada ya un delito como tal, además de ser un agravante para aumentar la sentencia de los delitos de lesión y homicidio. No obstante, a la fecha, solo 15 estados han acatado tal modificación. Una de las formas en que se ha buscado proteger los derechos de las minorías sexogenéricas, un poco al margen de las cuestiones de género, es mediante la figura de crímenes de odio, que se refiere a aquellos actos criminales donde la selección de la víctima fue motivada por el odio sentido hacia un grupo social al que esta pertenece (religioso, étnico, sexo-genérico, etc.); es decir, motivados por actitudes discriminativas. En los crímenes de odio se consideran

que, aparte de repercutir directamente en la víctima, son un mensaje intimidatorio para todos los integrantes del grupo social al cual la víctima pertenece. De esta manera tenemos que la violencia de género es una forma particular de crimen de odio motivado por el género de la víctima; y dentro de la violencia de género se encuentra la violencia contra la mujer y su manifestación más extrema: el feminicidio; así como la violencia por homofobia y por transfobia. Los crímenes de odio no están presentes en la legislación mexicana (a excepción del estado de Campeche), pero sería pertinente cuando menos incorporar el odio (o bien la discriminación) como agravante para cualquier tipo de acto delictivo (y no solo para lesiones y homicidios) y así indirectamente darle cabida a las minorías sexo-genéricas que por omisión se han dejado desamparadas dentro de las medidas que se han tomado en cuestiones de género. El uso de este término ha sido tomado por las agrupaciones que luchan por los derechos de tales minorías sexo-genéricas como una forma de visibilizar los crímenes de los cuales estas son víctimas, sobre todo los homicidios, ya que las autoridades por lo común suelen tipificar los asesinatos de homosexuales y trans como crímenes pasionales lo cual invisibiliza tales actos violentos, entorpece la investigación plena de los mismos y dificulta su cuantificación precisa.

Conclusión

Como se puede notar, prácticamente cualquier acción referida al género dentro de la legislación mexicana (leyes, procedimientos, instituciones, campañas, etc.) lleva explícitamente en su nombre que está dirigida hacia la mujer. No podemos negar que históricamente la mujer es la que más ha sufrido en cantidad y potencia la violencia ejercida por la cultura machista en la que vivimos. Sin embargo, una vez que hemos sido capaces de manejar de forma independiente los constructos de sexo y género, sería un error suponer que solo las mujeres sufren por razón del género y que solo ellas deban ser protegidas. 53


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Tipificar como delitos de odio todos estos tipos de violencia aquí mencionados y catalogarlos a su vez como violencia de género no solo tendría más lógica desde un plano teórico y conceptual, si no que cobijaría a todas las minorías involucradas en un aspecto más reconocido oficial y legalmente, lo que redundaría en un mejor reconocimiento y protección de sus derechos; además de que les daría mejores herramientas para luchar por el reconocimiento de otros derechos que cada una juzgue necesarios. Sobre la sección: El término MACHO es prácticamente bandera de la inequidad de género y el sexismo existente en nuestra cultura, del sometimiento de la mujer y de las diversas formas de “ser hombre” diferentes a la convencional y dominante. Es por eso que resultó interesante, gracioso e irónico darle cierta ambigüedad sexo-genérica a una palabra tan “definida” como esta, y sustituir la O (que le da un género masculino) por una X (utilizada cuando queremos que un término sea tanto masculino como femenino) y, claro, hacerla en plural: MACHXS, porque nos incluye a todxs. Así escrita: MACHXS, hace de MACHO una palabra incluyente. Además de lo anterior, MACHXS resulta ser una sigla del nombre de un movimiento de reciente creación llamado Movimiento de Actitud Crítica Hacia las Identidades, Preferencias y Orientaciones Sexogenéricas. Este movimiento tiene presencia tanto como sección en la presente revista donde se abordan cuestiones de género desde una perspectiva académica, como en la revista de diversidad sexual online llamada RegioGay.com donde estos mismos temas se abordan en un formato de divulgación científica.

Castañeda, M, (2006). La nueva homosexualidad, (1º. Edición), México, DF. Paidos. CONAVIM (2010). Glosario de Términos sobre violencia contra la mujer, México: Editorial Pax. División de la Organización de las Naciones Unidas para el Avance de la Mujer, ONU-DAW (1993). Violencia contra la mujer. Texto de la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, Resolución de la Asamblea General 48/104 del 20 de diciembre. Beijing: ONU-DAW. Huertas, C. (2014) Diferencias y similitudes entre mujeres jóvenes gitanas y no gitanas respecto de la mentalidad sexista en el barrio" Puerta Madrid" de Andújar. Universidad de Jaén, Andalucía, España. Martín, M., (Sin fecha) ¿Por qué la violencia contra los hombres no es violencia de género? Recuperado de: http://sintags.mx/por-que-laviolencia-contra-los-hombres-no-es-violencia-de-genero/ Mercado, J. (2009). Intolerancia a la diversidad sexual y crímenes por homofobia. Un análisis sociológico. Sociológica (24): pp. 123-156. Recuperado de: http://www.revistasociologica.com.mx/pdf/6907.pdf Muñoz, J. M., Manzanero, A., Alcázar, M. A., González, J. L., Pérez, M. L y Yela, M. (2011). Psicología Jurídica en España: Delimitación conceptual, campos de investigación e intervención y propuesta formativa dentro de la Enseñanza Oficial. Anuario de Psicología Jurídica, 21, 3-14. Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (2013). Estudio mundial sobre el homicidio 2013. Recuperado de: http:// www.unodc.org/documents/gsh/pdfs/GLOBAL_HOMICIDE_Report_ExSum_spanish.pdf Tovar. C. A. (25 de noviembre de 2014). ¿Es la homofobia una forma de violencia de género? RegioGay. Recuperado de: http://regiogay. com/2014/11/es-la-homofobia-una-forma-de-violencia-de-genero/

Los invitamos a que conozcan este movimiento a través de las siguientes ligas: www.facebook.com/machxs www.regiogay.com/machxs Referencias de imágenes: Del Grace (1994). Jackie II [fotografía]. Recuperado de: http:// lasdisidentes.com/2012/08/29/masculinidad-femenina-por-judithhalberstam/ (2007). Flexible gender identity[imagen]. Recuperado de http://www. emarketinghoy.com/facebook-extiende-opciones-de-genero-para-sususuarios/ (2013). Violencia contra el hombre [fotografía]. Recuperado de http:// www.rtve.es/noticias/20130811/hombres-maltratados/729222.shtml Nielsen, C. (2014) We can Do It [imagen]. Recuperado de http:// www.wo-men.nl/barbershop-conference-betrekt-vn-mannen-bijgendergelijkheid/ Bibliografía: ¿La violencia entre parejas homosexuales es de "género"? (25 de noviembre de 2014). Diario Crítico. Recuperado de: http://www. diariocritico.com/nacional/violencia-machista/violencia-de-genero/ homosexuales/467048

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Entre MEMOrias y locura Por Guillermo Rocha

La importancia de la primera respuesta de apoyo o ayuda

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ace unos días tuve la oportunidad de platicar con una persona a quien me tocó acompañar como terapeuta posterior a un secuestro que vivió en el 2012. No puedo negar la satisfacción de verle seguir con su vida después de un evento tan desagradable y el cual siempre será difícil de describir. Escucharle tres años después me hace entender la importancia de los que nos dedicamos a la salud mental y me deja algunas reflexiones que son tarea para mí y que hoy comparto.

La importancia de la primera respuesta de apoyo o ayuda Toda atención e intervención es significativa, desde responder un mensaje de texto, escuchar atentamente o simplemente estar ahí sin prejuicios ni preguntas sin sentido, esto va abriendo paso a la posibilidad de recuperación de quien presenta una crisis. Creo que acompañar da más resultado que cualquier interpretación larga y elaborada que muchas veces sirve nada más que para alimentar el ego del terapeuta. En el 2013 presenté en el libro de Percepción y Realidad del Secuestro en Nuevo León, publicado por la UANL, que un factor de mucho peso para la intensidad de las reacciones con trauma en las víctimas de secuestro y su recuperación tenía que ver con la forma en que recibían la primera ayuda, ya sea por la autoridad o los servicios de salud. Aquellos que fueron acompañados y escuchados de manera empática presentaron una mejoría significativa.

La persona más allá del objeto de estudio Continuamente escucho a psicólogos en formación o con experiencia pedir recomendaciones sobre lecturas específicas para la comprensión o el trabajo con algún paciente en específico, lo cual no considero del todo mal, pero creo que a veces se cae en el exceso y se corre el riesgo de perder de vista el objetivo. Me parece que caemos en eso por propia inseguridad de nuestro trabajo o como una forma de sacarle la vuelta a lo que nos transmite el paciente. Después de todo, ningún libro nos va a decir más acerca de una persona que la misma persona.

El crecimiento postraumático Trabajar en el Programa de Atención a Urgencias nos ha dado la posibilidad de encontrarnos con lo más impactante del dolor humano. Esto nos puede tentar a buscar el mayor número de síntomas o criterios para definir algún diagnostico que la mayoría de las veces solo nos sirve como etiqueta y nada más; el riesgo es convertirnos en simples espectadores del sufrimiento y sus manifestaciones, dejando de lado el verdadero interés o la necesidad del paciente que se basa en la recuperación o el dejar de sufrir; de ahí podemos partir para cambiar nuestra forma de ver nuestra intervención. No se trata de hacer un recuento de los daños, es más bien buscar la recuperación y mejorar la calidad de vida, lo que sea que eso signifique para el paciente. 55


Entre MEMOrias y locura

Por último, el más importante para mí, el trato humano. Como lo dice el titulo publicado por Ferenczi: Sin simpatía no hay curación, en donde a veces nos olvidamos de que después de todo el soporte teórico y técnico, el trabajo

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del psicólogo, en este caso, es el encuentro de dos personas, en donde una se presenta atorada en un sufrimiento y la otra le acompaña a salir del dolor.


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