Publicación Gratuita
ISSN: 2007-3119
Enero-Febrero-Marzo 2016, Año 8 Número 37
Revista oficial de la uanl a través de la Facultad de Psicología
No. 37 “¿El amor?” Una publicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León Ing. Rogelio Guillermo Garza Rivera Rector M.A. Carmen del Rosario de la Fuente García Secretaria General Dr. Juan Manuel Alcocer González Secretario Académico Dr. Celso José Garza Acuña Secretario de Extensión y Cultura Lic. Antonio Ramos Revillas Director de Publicaciones Dr. Álvaro Antonio Ascary Aguillón Director de la Facultad de Psicología Mtra. Magaly Cárdenas Rodríguez Subdirectora Académica Mtra. Nora Isela Macías Nuñez Subdirectora Administrativo Dr. Guillermo Vanegas Arrambide Subdirector de Proyectos Educativos y Asistenciales Dr. José Cruz Rodríguez Alcalá Subdirector de Posgrado Dr. Carlos Sánchez Sosa Subdirector de Investigación Mtro. Omar Méndez Castillo Director y Editor responsable
CONTENIDO EDITORIALES: 1- “De un amo a otro amo(r)” Por Carlos Arturo Moreno de la Rosa
3- “¿Es posible un «amor crítico», desde el núcleo de nuestro ser [Kern unseres Wesen]?” Por Luis F. Langelotti
7- “La epistemología del amor: Del amor romántico al amor consciente” Por Ana Clara Villegas Torres
9- “Eros metamorfoseado” Por Enrique Rivero
12- “Un amor” Por Myriam Herrera
TEMA CENTRAL: 14- “¿Neurociencia y amor? Algunas reflexiones acerca de la necesidad de intercambios entre disciplinas” Por Adriana García Andrade y Olga Sabido Ramos
18- “Una forma de entender el amor: «Encuentros y desencuentros en la pareja»” Por Mtra. Venus María Piedad Bonilla Rocha y Mtro. Juan Oswaldo Martínez Sulvarán
LA ENTREVISTA: 24- “Entrevista sobre el amor a Mtra. Ana Dolores Verdú Delgado” Por Comité Editorial
Iris Reyes Escobedo Co-editora responsable
28- “Entrevista a la Dra. Paula Arizmendi”
Ivan Guerrero Vidales Jefe de redacción
MAKTUB: 33- “La niña galáctica”
Christian Alanis Contreras Ivan Guerrero Vidales José Arturo Baruch Marínez T. José Vieyra Rodríguez Comité editorial Lorena Hernandez Ribbon Equipo de Redacción Ramiro Ruiz Castillo Diseño Jonatan Olvera salvador Director Creativo FRAMELOVA Diseño de portada
Por Comité Editorial
Por Edén L. Sánchez
EN CONSTRUCCIÓN: 36- “Llamado a la escucha” Por Baruch Martínez Treviño
PSICOANALIZARTE: 40- “No existe la relación sexual” Por Osvel Becerra
Entre memorias y locura: 43- “Sobre el amor y el perder el rumbo” Por María Fernanda Aranda y Guillermo Rocha González
SUIGENERIS SUI GENERIS, Año 8, Nº37 , Enero-Febrero-Marzo 2016. Es una publicación trimestral, editada por la Universidad Autónoma de Nuevo León, a través de la Facultad de Psicoogía. Domicilio de la publicación: Dr. Carlos Canseco y Mutualismo No. 110, Colonia Mitras Centro, Monterrey, Nuevo León, México, C.P.64460. Teléfono: +52 8183 33 7859 ext. 510. Fax. +52 81 83337859. Editor Responsable: Omar Méndez Castillo. Reserva de derechos al uso exclusivo No. 04-2010-030514053000-102. ISSN 2007-3119 ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor, Licitud de Título y Contenido No. 14,927 otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Registro de marca ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial: II83057. Impresa por: EDIREY, Narciso Mendoza 4024, Col. Niño Artillero, Monterrey, Nuevo León, México. Fecha de terminación de impresión: 4 de Julio de 2016, Tiraje: 1,000 ejemplares. Distribuido por: Universidad Autónoma de Nuevo León, a través de la Facultad de Psicología, Carlos Canseco y Mutualismo No. 110 Colonia Mitras Centro, Monterrey, Nuevo León, México, C.P.64460. Las opiniones y contenidos expresados son responsabilidad exclusiva de los autores. Prohibida su reproducción total o parcial, en cualquier forma o medio, del contenido editorial de este número. Impreso en México Todos los derechos reservados © Copyright 2016 suigeneris.fapsi@uanl.mx
Editoriales De un Amo a otro amo(r)
Por Carlos Arturo Moreno De la Rosa | psicologocarlosmoreno@gmail.com
Al comienzo de la experiencia analítica, recordémoslo, fue el amor.»
L
—J. Lacan, El Seminario 8, p. 12
a experiencia analítica es un acto de amor. Llamémosle con todas sus letras, decía Lacan, la trasferencia es eso, la transferencia es amor. Julia Kristeva, en su libro Historias de amor, afirma que «ser psicoanalista es saber que todas las historias acaban hablando de amor». Lacan mismo dirá «mejor tener una cama (diván) porque se trata de «problemas de cama». El psicoanalista Marcelo A. Pérez escribe en su blog personal: «un pedido de análisis es, ante todo, una demanda de amor.» Lo que ocurre dentro del consultorio tiene mucho que ver con un acto de amor. Un encuentro amoroso. ¿Se puede escuchar a quien no se ama? El psicoanalista está allí como testigo de que alguien se analiza. Como cuando Sigmund Freud (2010a, pg. 106) en su texto Tratamiento psíquico, tratamiento del alma, denominó el rapport como: «Este fenómeno, llamado "rapport" tiene su correspondiente en la manera en que muchos seres humanos suelen dormir, por ejemplo la madre que amamanta a su hijo », que por cierto, hay que mencionarlo, para muchos psicoanalistas Freud nunca mencionó el rapport. Eso y más implican una experiencia analítica. No se puede ir detrás del deseo si no se atraviesa el referente llamado amor. Es por un acto
de amor que en una experiencia analítica se prefiere que el analizante vaya al encuentro con su deseo, muy diferente a otras opciones psicoterapéuticas en donde el deseo calla y se impone lo funcional, o muchas veces el propio deseo del profesionista de la «salud mental», como lo señalara Lacan (2005, pg. 141) en El seminario 11: «el analista se encuentra colocado en un campo del que sólo puede huir. Busca, entonces, seguridad en teorías que se ejercen en el sentido de una terapéutica ortopédica, que tienden al conformismo, que procuran al sujeto un acceso a las concepciones más míticas de la happiness». La transferencia es un fenómeno crucial que se pone en juego dentro de la experiencia analítica. Lacan en El seminario, 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, cita un concepto de Thomas Szasz: «la transferencia es el eje sobre el cual descansa la estructura entera del tratamiento psicoanalítico», aunque posteriormente no esté de acuerdo con él. El analizante ama a su analista como amó en el allá y el entonces a su padre o a su madre, o a ambos. Este punto en donde el analizante ama a su analista es un punto toral, ya que implica un primer momento de amor, pero ese amor no se queda simplemente en el actuar, sino que va más allá; se analiza. Una vez reconocido ese amor que se ha depositado en el analista, una vez desmitificado ese amor, se da la apertura hacia el poder amar al otro sin la ilusión que se atravesaba sintomáticamente. La trasferencia (el amor) implica una re-edición del amor al padre y del amor a la madre. El complejo de Edipo nos da muestra de eso. Según como se haya vivido ese vínculo, quedará marcada la manera en que el ser humano se relacionará con el otro. El complejo de Edipo nos muestra esa manera tan peculiar de amar, pero sobre todas las cosas, la enseñanza que 1
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está detrás del Complejo de Edipo es que nadie puede escapar a su destino, el oráculo no se equivoca, es decir, infancia es destino, como escribe S. Freud (2010b, pg. 539): «Pero estos elementos se han ordenado en una nueva trama y se han trasferido a otras personas». La neurosis de transferencia posibilitará que la experiencia analítica suceda. La neurosis de transferencia es el amor en acto (así también la pulsión de muerte). La fenomenología del amor dentro del consultorio tiene que ver con esa posición del ser del psicoanalista; Juan David Nasio (2012, pg. 10) en su libro Cómo trabaja un psicoanalista, menciona que el lugar del analista está impregnado por el ser, y eso se pone en juego: «la apuesta de la técnica analítica se decide en la posición que el analista ocupa, en el estado en el cual se encuentra cuando actúa, y no es la forma como actúa». Cuando se dice que el analista obra a través del amor estamos afirmando que escucha con paciencia, sin juzgar y sobre todo, trabajando en conjunto con el analizante en busca del deseo que le habita. Ralph Greenson (1976, pg. 278) en su libro Técnica y práctica del psicoanálisis lo plantea de la siguiente manera: «Si uno no manifiesta simpatía por el paciente, ¿cómo puede esperar que éste le revele los aspectos más íntimos y vulnerables de su vida mental y emocional».
Un nuevo nacimiento Como todo acto que implique amor, también en la experiencia analítica se toma su tiempo, es cierto que puede haber eso que comúnmente se llama “amor a primera vista”, pero la experiencia analítica nos indica que el amor se toma su tiempo, lleva tiempo, como indicó alguna vez un paciente: “tiene que haber química”; es decir, trasferencia. El amor se cultiva, el amor se fomenta, se trabaja. Jacques Alain Miller escribe en su libro Introducción al método psicoanalítico: «Se puede hablar del fin del análisis en términos de nuevo nacimiento, de renacimiento, como si hubiera un primer nacimiento biológico acoplado a un 2
nacimiento dentro del vínculo social del amo y, segundo, dentro del vínculo social del analista.» Quizá tendríamos que poner atención a ese fenómeno que se suscita entre la madre y su hijo, ese proceso de perseverancia en el amor en donde la mujer está creando conciencia que habrá una nueva vida. Nueve meses para alumbrar. Sigmund Freud señalaría que un buen análisis como mínimo tendría una duración de seis meses, con seis sesiones por semana. Los nuestros son otros tiempos, quizá podríamos sospechar que un análisis tendría que atravesar como mínimo esos nueve meses en donde algo nuevo se está estructurando bajo la luz del propio deseo del analizante y ya no del deseo del Otro. «No se ama a quien no se conoce». Del enamoramiento al amor. De un Amo a otro amo-r. El reguetón dice «dale»; el psicoanálisis dice «dilo».
El amor en la neurosis de transferencia ¿Qué implica amar? Amar implica también odiar. Transferencia positiva y transferencia negativa. Como en toda relación humana, también en la experiencia analítica se ponen en juego las pulsiones que empujan al sujeto. Neurosis de transferencia necesaria para poder derrumbar los pilares de la ilusión, y una vez analizado lo que sucede en la relación psicoanalista-analizante, el analizante podrá vivir la vida sabiendo que a quien ama es al otro y no al Otro. De un Amo a otro amo-r. ¿A qué estamos convocados los psicoanalistas cuando el analizante ha depositado su amor/odio en nosotros? Estamos obligados a no actuarlo, saber que esa carta no tiene nuestro nombre como destinatario. Debería imperar el
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supuesto de que un analizante está construyendo algo nuevo y que nosotros estamos allí para atestiguar el acto. Respetar el propio paso, el propio proceso del analizante. El análisis está llamado a crear un vínculo sólido entre analista-analizante, en donde el analizante ha sabido sortear esa ambivalencia entre la ambigüedad del amor y el odio; el analizante, después de un proceso que implica tiempo, dolor, confrontación, esclarecimiento, después de «nueve meses», ha dado lugar a otra cosa, ha aprendido a hablar el lenguaje del inconsciente.
para poder dar paso a lo siguiente, una manera genuina de amar por parte del analizante. Sobre el autor: Carlos Arturo Moreno De la Rosa. Doctorante en Teoría Crítica en 17, Instituto de Estudios Críticos, Ciudad de México. Miembro numerario del Taller de Investigaciones Psicoanalíticas A. C. Ciudad de Cuernavaca, Morelos. Catedrático universitario. Consulta privada. Monclova, Coah. Mx. Bibliografía: Freud, Sigmund. (2010a) Obras Completas: Publicaciones prepsicoanalíticas y manuscritos inéditos en vida de Freud. 18861899. V. 1. Buenos Aires. Amorrortu. Freud, Sigmund. (2010b) Obras Completas: La interpretación de los sueños: segunda parte: 1900-1901. V. 5. Buenos Aires. Amorrortu Greenson, Ralph. (1976) Técnica y práctica del psicoanálisis. México. Siglo XXI. Lacan, Jacques. (2008) El Seminario, libro 8: La transferencia. Buenos Aires. Paidós. Lacan, Jacques. (2005) El seminario 11: los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós. Miller, Jacques Alain. (2006) Introducción al método psicoanalítico. Buenos Aires. Paidós. Nasio, Juan David. (2012) Cómo trabaja un psicoanalista. Buenos Aires. Paidós. Referencias de imágenes: [imagen de Freud con mujer con cabeza de animal] recuperado de: http://jingshenfengxi.blogspot.mx/2008/11/transferencia.html https://opinionesdepsicoanalistas.com/category/psicoanalistas/
La experiencia analítica es un dispositivo que conduce hacia la posibilidad de que el ser humano pueda establecer vínculos honestos con el otro. Una vez analizada su manera de amar dentro del proceso analítico, el analizante da cuenta de cuánto hay o había de ilusión en sus relaciones interpersonales. Quizá la apuesta de un análisis vaya dirigida a eso, a que el analista se pueda vincular con el otro sin tener que recurrir al filtro de la ilusión. La presencia del analista precisamente va a poner en juego esa construcción del vínculo amoroso. No hay que retroceder al llamado como lo hizo en su momento Breuer, ni tampoco creer que lo que sucede a través de la transferencia es real como pudiera suceder en alguna modalidad psicoterapéutica. El compromiso del analista es estar allí para que suceda ese acontecimiento transferencial, no dejarse seducir por el canto de las sirenas y comprender que ese amor/odio va dirigido hacia el Otro. ¿Qué nos queda? Analizar lo que está sucediendo
[Imagen terapia en diván] recuperado de : http://www. saludypsicologia.com/posts/view/696/name:Introduccion-alconcepto-de-transferencia
¿Es posible un «amor crítico», desde el núcleo de nuestro ser [Kern unseres Wesen]? Por Luis F. Langelotti
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Introducción
l presente artículo está destinado a situar algunas consideraciones generales respecto del amor y el abordaje que del mismo realiza el psicoanálisis. En este sentido, se tomarán como referencias las elaboraciones de autores clásicos como Sigmund Freud o Jacques Lacan, no sin dejar de incorporar al desarrollo aquellas apreciaciones ligadas a la 3
Editoriales: ¿Es posible un «amor crítico», desde el núcleo de nuestro ser?
investigación personal y puntuaciones de otros discursos, como lo son el de la filosofía o el pensamiento de los poetas.
Érase una vez… … un Sujeto – así, con mayúsculas – completo, pleno, acabado, íntegro y autosuficiente, padeciente de la falta meramente en términos esporádicos, que prontamente podían ser resuelto ese estado de carencia gracias a la intervención directa y específica sobre un Objeto – también así, con mayúsculas – para decirlo todo, total. Complemento del ser, garante de la propia consistencia; prontamente el lector se habrá dado cuenta de que esto no es más que una «fábula» pretenciosa, que el ser hablante arrastra como fantasma desde la época de Platón hasta el ilusorio mundo de Walt Disney y sus Castillos ideales, donde rubias princesas casi púberes son rescatadas por mágicos Príncipes azules, montados en relucientes corceles blancos. Pues bien, esta comedia está radicalmente perdida, al menos así lo sostiene el psicoanálisis. Veamos. Si nos remitimos al pensamiento freudiano, por ejemplo, nada allí figura en términos de una «relación de objeto» que nos esté entrampada 4
en alguna singularidad a la que atenerse. El objeto del goce pulsional, allí se caracteriza por su relatividad y por el carácter fragmentario (parcial) de su emergencia. Es creado en rededor de una zona erógena, acotada, que no supone siquiera la constitución de un cuerpo como totalidad. Será esta última construcción, a la que llamamos narcisismo, la que situará un pasaje hacia la posibilidad de una elección de objeto en tanto ligazón a la completitud de una figura de la que se rendirá tributo amante. El yo pre-modela los objetos que amará ulteriormente, puesto que serán siempre a su imagen y semejanza; tan divino es. Pero hasta aquí estamos en un amor primitivo, ideal, ligado a un placer purificado y demasiado inconsistente desde el punto de vista subjetivo. ¿Qué quiere decir «subjetivo» en este contexto? Este vocablo introduce una vertiente psíquica foránea a la territorialidad yoica. El yo, gran aporte lacaniano al freudismo, no es más que un objeto imaginario edificado a partir de la identificación con la potencia fálica del semejante, en relación con quien se mantiene un vínculo ambivalente de cautivación y de tensión agresiva. Lo simbólico del Ideal del yo posibilita esa paridad sin que se venga a pique, dando lugar a un espacio tercero que es el del sujeto en tanto tal. El $ deviene así, el corolario de una incidencia limitante, a saber, la instancia paterna, que regula y ordena el temprano pegoteo-apego incestuoso entre el infans y su Otro.
La falta como núcleo del hablanteser El humano necesita del amor casi como el animal viviente del agua o de su alimento. Es decir, el ser de la palabra y el lenguaje, para surgir como sujeto del deseo, exige que exista una fuente de amor previa desde la cual conectarse y enganchar, libidinalmente hablando, en
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el marco de una «transferencia primitiva» que nos pone de cara a la constitución del Otro. Otro de la fe, de la verdad, del sentido de la vida. Las religiones, al ser proclamadoras del amor a Dios, se instalan en este punto de la emergencia del sujeto, esto es, en el tiempo donde la cosa es creer o reventar. O sea, aliena uno al Uno del significante, entrando como más no sea en tanto cosa, falo, objeto del goce Otro, o entonces, se cae de la escena mundana (en toda su errancia y vaguedad) quedando librado al mundo de los eternos exiliados, habitualmente llamados “locos”. La psicosis, justamente, introduce una problematización a nivel del amor infantil puesto que da cuenta de un excedente o, por el contrario, de una carencia rotunda de su eficacia subjetivante.
El amor es falta, dice Lacan, «dar lo que no se tiene a quien no lo es», o sea, entrar a jugar el jueguito – que no es ningún jueguito – del imaginario complementario, donde grandes afluencias de pulsión devienen cristalizaciones del ser en significantes adorables, cuyo trasfondo es la ausencia de UN significante que contenga todo el poder libidinal emanado por los Otros que contiene, crían, atesoran al pequeño (Pero la doble negación que aparece destacada en el texto, introduce la limitación de ese jueguito originario: No se tiene, ¿qué cosa? El falo. No se es, ¿qué? El falo. El falo que vale, el falo que cuenta es el paterno: no se dona ni presta. Se detenta y se transmite, en todo, caso cómo
se llegó a él. Que la falta no es sólo angustia sino, posibilidad de ganar sustitutos del objeto inexistente).1 No existe la palabra última que defina acabadamente cuánto quiere una madre a un niño. Esto puede llevar a la depresión, a la aversión radical (inversión en lo contrario) o a la locura, principalmente del bebe. Otorgar la propia castración es una deuda que recae sobre el sujeto pero que el Padre, en tanto significante, liga a una serie de equivalencias simbólicas donde la misma pasa a ser saldable. De este modo, se está exento de tener que responder a ese lugar/ deuda que la Madre – como instancia o función – depositó. Ese lugar está perdido, enseña el psicoanálisis. Y toda la dialéctica de la clínica de las neurosis serán los rodeos, las torsiones, los bucles, des-anudamientos y re-anudamientos que el hablante dará a nivel de su discurso para entramarse para con el objeto a, desde un lugar menos sufriente. La dirección de la cura en un psicoanálisis lacaniano, introduce un corte o desprendimiento (détachement) del sujeto para con ese lugar al que secretamente se identifica y que es el del falo del Otro, exhortándolo a perder el ser – haciendo actuar la metáfora paterna, pues para abrirle las puertas del tener, en el sentido de poder asumir, estar en condiciones de hacerse cargo de una existencia – en primer lugar, la suya propia. Por amor al padre se condesciende el goce referido a la madre-Cosa originaria y, de esta manera, se da lugar al campo o registro del deseo, que es falta: se desea lo que no se tiene y/o lo que no se es. Como dice Lacan en el Seminario IV (2007, pg. 38), la falta con carácter central en la relación de objeto no es un déficit sino el motor de las relaciones del sujeto con el mundo. El amor desprendimiento2 , en su distancia para con el amor-garra (o en términos de Sartre, «infernal»), no pretende someter ni domesticar voluntades o deseos, sino que, en sintonía con el poeta mexicano Octavio Paz, es una apuesta insensata por la libertad, no la propia: la del otro3. O, en nuestros términos: la del Otro. Lo que se escribe así: Øtro. Las trampas del yo, son la vanidad especular en la que se milita en pos de un narcisismo fortalecido, amparado en em5
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blemas y signos brillosos, lumínicas lentejuelas de colores variados a cuyo través se pretende aplacar la otra vía, la de la pasión-pulsión devenida acción por el corte en acto que supone la activación del deseo no como meta-hacia sino como límite, Ley, prohibición: No. La antinomia obediencia-desobediencia siempre es en referencia a un superyó predominante. La naturaleza del deseo involucra una transcendencia de ese registro, marcando así la distancia que separa lo moral de lo ético. Devolverle al cuerpo su dignidad es reemplazar la potencia avasallante del Ideal por un inter-juego más abierto a la materialidad de lo mundano, donde el amor pueda transitar ocasos y ocasiones, contingencias y ausencia de etiquetas, además de posibilitársele no caer en predeterminaciones del tipo «hombre-mujer», sino alojando la variabilidad y singularidad del objeto pulsional de cada sujeto.
Adenda: ¿Es posible un amor crítico? Debería de serlo. La apuesta del psicoanálisis es que, efectivamente, existe una posibilidad de amar de otra índole, esto es, una relación para con el objeto en la que esté aceptada la castración simbólica, naciendo de esta manera un amor sin límites – ni atado al Padre, como en la histeria clásica, ni subordinado a la Muerte, como la posición obsesiva típica – que procede de la renuncia a su objeto (Lacan, 2010). Desde el punto de vista de la constitución subjetiva, es el amor nhombrante de la madre hacia un hombre lo que, al volverla objeto causa del deseo, la limita en su posición imperativa de erastés del infans para devenirla erómenos de un deseo Otro, lo que introduce el territorio insabido de la femineidad. Así es como se corta con el posible estrago materno y la enloquecedora relación pregenital¸ basada en una detentación fálica regida por el Otro completo de la demanda incondicional. A esta altura es la frustración lo que rige el amor, como una dialéctica inconsistente de evanescencias insatisfactorias, mero juego de poder y prestancia que deja sus marcas indelebles con las cuales nos encontramos en la clínica de adultos (búsqueda compulsiva del 6
fracaso amoroso). El Edipo es ese atolladero que sujeta, amarra, fija un gozo determinante y del que no se querrá salir, porque el precio de la angustia no todo el mundo está dispuesto a pagarlo. La angustia da cuenta de una jugada por el deseo, una movilización en la economía de goce y un desasimiento que involucra al deseo y su condición absoluta: el objeto a. Este pequeño trozo de carne – perecedero y no especularizable – tiene la funcionalidad de separar al sujeto del Otro, posibilitando efectivamente que el amor crítico emerja como un lazo social más allá de la demanda y en donde sea la lógica del no-todo lo que predomine en la existencia de esos seres hablantes que han renunciado a algo: la relación sexual que no existe. Sólo hay amor de un nombre, nadie puede amar sin el significante. Ese nombre deberá ubicarse como signo de las profundidades del ser, en su misterio irreductible. El amor, puede ser una apuesta al infinito donde se bordee lo místico y lo femenino como espacios ignotos, o reproducir lógicas instituidas de clisés societales, además de síntomas familiares transmitidos inter-generacionalmente. El tema aquí, ergo, es cómo trascender lo impuesto desde el punto de vista de las instituciones (ya sea la familia, ya sea la sociedad y sus prejuicios). Esto, a mi nuestro entender, nos pone de cara a la noción de sinthome, puesto que es vocablo conceptual da cuenta de un modo de asirse a través del propio goce a un destino único e irrepetible donde plasmar en la materialidad de una acción vital la libido que nos constituye como seres lumínicos desterrados de la naturaleza pura y simple. De todos modos, no pretendemos aquí reintroducir una perspectiva oscurantista ni mucho menos. El amor es tierra, letra, sustancia
Editoriales: ¿Es posible un «amor crítico», desde el núcleo de nuestro ser?
gozante y deseos contrariados. El amor crítico nunca es armonía o paz. Es guerra, desafío, esfuerzo, interpelación. Una lucha cotidiana por devenir más acorde a los propios ideales, que no son las voces del superyó. Estas últimas son el retorno de los anhelos reprimidos, por los que el sujeto no se jugó. Sobre el autor: Psicoanalista. Licenciado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Participante del grupo de analistas lacanianos Losange: clínica psicoanalítica: www.losange-cp.com.ar Referencias:
el modelo de familia prototipo, que está consolidado por papá, mamá e hijos. Sin embargo, la sociedad es cambiante, y como es cambiante se debe suponer que a medida que la sociedad se mueve, se mueven también las prácticas sociales de los individuos que la conforman. Y surge entonces una pregunta: si la intención de las relaciones de pareja y la búsqueda del amor romántico ya no son necesariamente para integrar una familia en la actualidad; y las estructuras familiares se han modificado y son variados ¿Entonces, no debió haber evolucionado también la definición de amor?
1 Lacan, J. (1964) El Seminario, Libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós
Lacan, J. (2007) El seminario, Libro 4: La relación de objeto. Buenos Aires: Paidós
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Referencias de imágenes: Baglione, G. (ca.1602) The Divine Eros Defeats the Earthly Eros [Pintura] Recuperado de https://commons.wikimedia.org/wiki/ File:Giovanni_Baglione_-_The_Divine_Eros_Defeats_the_Earthly_ Eros_-_Google_Art_Project.jpg?uselang=es Magritte, R. (1928) Los amantes. [Pintura] Recuperado de http://www. elcuadrodeldia.com/post/112954390268/ren%C3%A9-magritte-losamantes-1928-%C3%B3leo-sobre [Dibujo de pareja desnuda besándose] [Estatua de Eros] Recuperado de http://javierdiazgil.blogspot. mx/2007/02/eros-y-thanatos-amor-ms-all-de-la.html
La epistemología del amor: Del amor romántico al amor consciente Por Ana Clara Villegas Torres | villegasanaclara@gmail.com
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urante mucho tiempo se ha creído o asociado la palabra amor únicamente al amor romántico, es decir, al amor de pareja, que invade las redes sociales en el que se muestran las flores, los globos y los chocolates; nos regimos por normas sociales que dictan cómo deben ser las relaciones de pareja, que han sido pensadas en un principio para consolidar una relación formal que avance hasta el matrimonio y conformen una familia. Porque, por supuesto, la sociedad tiene establecido cuál es
¿Por qué amamos? ¿Quién nos ha enseñado a amar? Claramente la respuesta más rápida que nos pueda pasar por la mente es: nuestros papás, o las personas que nos han criado. Y si le damos vuelta, la sociedad. Pero en la actualidad la meta de los jóvenes ha dejado de ser el matrimonio; primero se quiere viajar, comprar un carro, rentar un departamento y desenvolverse como profesionistas en el campo laboral. ¿Hemos dejado de creer en el amor? El mundo nos muestra un panorama poco prometedor para quien lo voltee a ver con realismo y un ligero toque de pesimismo: estamos 7
Editoriales: La epistemología del amor
en una sociedad que ya no protege a nadie, en la que después del amor, se nos enseñó también a odiar, a ser egoístas y ver por nosotros mismos. Al revisar el mundo que nos rodea, donde no se descansa y constantemente vemos bombardeos y guerras y la economía cae y el dólar sube; este mundo, neoliberalista, y hecho por competencias, queda también una consciencia desalentadora, que nos ha hecho sentir en alguna ocasión que el amor no existe. O que al menos algo ocurrió con el concepto; y la vida que pintan las películas de Hollywood resultan estar muy alejadas de nuestra realidad. ¿Por qué seguimos amando? Y realmente, ¿qué estamos esperando del mundo o de nosotros mismos? ¿Qué es el amor en la actualidad y cómo podemos construir una definición? En ese sentido, debemos analizar qué tan vigente está la concepción o la esperanza de un amor romántico como el que buscamos, porque probablemente ese amor esté más cerca de la época de Romeo y Julieta que de la nuestra. De una época en que los matrimonios (como hoy) han sido un contrato civil, un acuerdo entre dos personas que por mucho tiempo se trató más de una obligación, por conveniencia, por corresponderle a la familia, a la Iglesia, a uno mismo. Los hombres se casaban para demostrar su hombría, para tener derecho al dote de su mujer, para tener a quién mantener con su trabajo; y la mujer se casaba para ser madre o vestía santos. Era entonces el amor, una obligación, más que una necesidad. En nuestro presente, el amor es entonces ¿obligación o necesidad? Probablemente la frecuencia con la que escuchamos y conocemos 8
casos de divorcio en la actualidad conteste la pregunta, además de la cantidad de jóvenes que han cambiado el sueño de casarse por proyectos personales. Y volvemos a la misma cuestión: Así como nuestra sociedad, las prácticas sociales han cambiado, ya no digamos si para bien o para mal. En este punto ya podemos decir que resulta incluso ridículo seguir buscándolo. Al menos de esa misma manera, porque estaríamos forzando las relaciones interpersonales. ¿En qué podemos creer ahora? Tal vez comenzar por decir que el amor no existe ha sido radical, tampoco es del todo cierto. Porque, si solo consideráramos las partes negativas de nuestra sociedad y dijéramos que las relaciones interpersonales que construimos son sólo una mentira, caeríamos únicamente en el nihilismo, en un existencialismo que nos llevaría a un suicidio colectivo. Y tampoco se trata de eso; después de todo, debe haber alguna razón por la cual seguimos aquí, ¿cierto? ¿No será que no estamos viendo lo que está frente a nosotros? Hay una razón, por la que aun conociendo todo lo mencionado seguimos programando el despertador a las cinco de la mañana para bañarnos y salir a trabajar. Seguimos intentando: hacemos un posgrado, nos sometemos a quimioterapia cuando el cáncer ha brotado por segunda vez, nos inscribimos a talleres, nos esforzamos por ser el empleado del mes, vamos a terapia, empezamos un nuevo libro; seguimos haciendo planes a largo plazo. Existe una razón por la que hacemos todo esto, y se trata del amor. Pero en ese momento deja de ser por el único amor que creemos conocer, deja
Editoriales: La epistemología del amor
de ser nuestra incansable búsqueda el amor de pareja, que claro que existe, pero no es lo único. Existe una vía alterna al amor romántico. Después de todo, cada quien ha ido construyendo su propia definición a partir de experiencias propias. En este amor constructivista que nos mueve y nos impulsa nos damos cuenta de que es un amor mucho más transparente, que no cabe en una caja de chocolates o en un ramo de flores o ningún regalo, porque está construido de las relaciones que trascienden. Como el amor de nuestros abuelos, de nuestros padres, de nuestros amigos, o de personas desconocidas que son amables o acabamos de conocer y en un momento las sentimos cercanas por las pequeñas acciones que hacen. En los momentos en que nos hemos sentido defectuosos o perdidos, cuando llega la sensación de que no se ha logrado nada en la vida, en los momentos que tocamos fondo, alguien ha estado ahí para recordarnos que no estamos solos, que a pesar de lo vacío que podemos sentir nuestro interior, o queramos estar alejados de todos, parecen darse cuenta de que son los momentos en que más necesitamos cerca a alguien. Cuando muere un familiar cercano, una amistad, cuando nos enfrentamos a esas pérdidas que nos recuerdan nuestra efímera existencia, tendemos a creer que nunca nos podremos recuperar, y en realidad no lo hacemos; pero el acompañamiento de personas cercanas y su pésame siempre resulta ser más reconfortante de lo que se puede suponer. Es eso, dejamos de fijarnos en las razones que hacen que quisiéramos mejor no estar aquí y nos enfocamos en las razones por las que no nos hemos ido, por la que seguimos esforzándonos cada día y hemos empezando a aplicar de manera inconsciente nuestra propia definición del amor que decidimos tomar de los demás, tomar de nuestra pareja, cuando elegimos quedarnos solos con lo que nos hace crecer. En el momento en el que hemos optado por ser seres sentipensantes y comenzamos a crear y construir nuestras relaciones personales desde un nuevo ángulo; ya no para publicar la foto de las flores, ni para formar una familia, ni para que la funeraria se vea llena, sino porque lo necesitamos, porque el amor se
ha vuelto una necesidad y ha dejado de ser una obligación. Cuando comenzamos la búsqueda del amor de pareja y ya no buscamos los regalos, ni los celos, ni caminar de la mano, sino un compañero de vida: alguien que se quede; y no nos sentimos de ningún lugar, y no pertenecemos a nada más que a donde esté quien amamos, quien nos hace feliz, quien te va a hacer una favor, quien aún conserva el amor afuera y te sonríe en la calle, en ese momento, es cuando hemos llegado, y el camino ha valido la pena y a pesar de lo que sucede alrededor, sabemos reconocer qué es lo que nos mantiene con los pies en la tierra, y aprendemos a vivir de nuestra propia epistemología del amor, en la que soltamos el amor romántico, que ya no se ajusta tanto a nuestra realidad, para amar de manera consciente. Sobre la autora: Ana Clara Villegas Torres, 21 años, fronteriza, nacida en Ciudad Juárez, Chihuahua. Estudiante de Letras hispánicas, tercer semestre en la facultad de Filosofía y Letras. Ha participado en certámenes de escritura creativa con cuentos y asistido a talleres a redacción, crítica y periodismo, además de ser impulsora de salas de lectura infantiles y actividades de difusión de la lectura. Referencias de imágenes: Ford Madox Brown (1870) famous balcony scene [pintura] recuperado de: https://en.wikipedia.org/wiki/Romeo_and_Juliet [Fotografía personas agarradas de la mano] recuperado de : http://365to42.blogspot.mx/2009/01/winter-love.html
Eros metamorfoseado Por Enrique Rivero
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No existe nada que permanezca inmóvil, inmaculado o eterno. Todo fluye, cambia, se transforma, se vuelve otro. Ya lo decía claramente Heráclito, «el Oscuro»: lo único que permanece es el cambio. Tal vez aquí se encuentre el origen del mal, o quizás del dolor. No podemos mantener nada en calma, inmutable, seguro. Esa es paradójicamente la característica primordial del orbe: su eterna transformación. El mundo nos muestra cínico una realidad convulsa, que se somete inevita9
Editoriales: Eros metamorfoseado
blemente al cambio, al movimiento constante e indómito. Lo que en un momento fue lozano y jubiloso acaba siendo devorado por el tiempo, por la mutación siniestra que conduce al aniquilamiento, a la desaparición inminente. El mismo yo está condenado a esta infinita transformación, a esta mutabilidad constante e irrefrenable. Así como la naturaleza persevera en la existencia, el hombre intentará persistir en el tiempo. Pero la tragedia del ser humano es su finitud y, sobre todo, la conciencia de ésta. El hombre sabe de su temporalidad, y aun así insiste en la permanencia. La vida es finita: por ello arrastra al sufrimiento, pues es la lucha encarnizada por un proyecto fallido. Desde esta perspectiva, el ser humano se enfrenta a dos destinos infaustos: por un lado, un mundo en constante oscilación, en el que él mismo se transforma incesantemente; por otra parte, la conciencia de la muerte. La muerte, que en última instancia parece ser la realidad sin tiempo, sin cambio, sin eventualidad, sin signos de variación. ¿Será la muerte la verdadera inmutabilidad, la verdadera eudemonía de los seres inanimados? ¿Será acaso la muerte el reducto de lo permanente, de lo seguro, de lo eterno? Si es así, ¿entonces por qué nos aferramos a la vida?
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Por placer. Por placer nos aferramos a la vida. Más allá de la incertidumbre, de la finitud, del cambio, e incluso de la muerte misma, está el placer. Es él quien nos aleja de la tentación de volver a lo inorgánico, quien nos mantiene reticentes ante la urgencia de nuestra obligada disolución. Nuestra existencia cobra sentido y se afirma en el placer. Sin embargo, tal afirmación no escapa a las reglas de la existencia: no hay placer sin dolor, decirle sí a la vida supone aceptar no solo el gozo, sino también el omnipresente sufrimiento. Ya lo dice Friedrich Nietzsche (2009, pg. 377): «Tan rico es el placer que está ávido de dolor, de infierno, de odio, de ignominia, de lo tullido, de mundo, —pues este mundo, ¡oh, ya lo conocéis!». Vivir es un acto peligroso, la realidad en su eterno devenir nos desborda. El sujeto se enfrenta a un flujo implacable que lo coloca en una
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posición vulnerable, fragmentaria: la temporalidad de su existencia lo acorrala sin tregua, sin control. Desde que somos lanzados a la odisea de la existencia estamos expuestos todo el tiempo. Nuestra condición evidencia a un ser incompleto, inerme ante una realidad hostil. Por ello, la respuesta más clara consiste en esta búsqueda por la completud, por la ilusoria sensación de totalidad. Eso es el placer para el ser humano: encontrar aquello que lo complete.
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«Toda la pena y todo el placer provienen del amor» decía Meister Eckhart (citado en González 2006, pg. 52). Es el amor el arquetipo idóneo con el cual hacer manifiesta la ambivalencia entre placer y dolor. El Eros representa en el ser humano esa oportunidad de unificación, ese sentimiento de acabamiento y completud, lo único que nos acerca a nuestra posibilidad de trascendencia. El amor como fármaco contra la naturaleza, como báculo encendido que se enfrenta al tiempo, como escudo contra la muerte. Es el amor la única pócima para no perecer súbitamente en este plano de inmanencia. El sentimiento trágico de la existencia es superado por medio de Eros: el dolor, la fragmentación humana, la finitud existencial, la ferocidad del mundo y la muerte han sido derrotados en manos de este feroz guerrero. No es fortuito que los seres humanos se empeñen con anhelo en acercarse al amor. No sabemos si es un arquetipo creado, un símbolo cultural irreductible o, como diría Schopenhauer, un engaño de la naturaleza para conservar la especie. Lo que parece un hecho indiscutible es que los seres humanos encuentran el antídoto contra la falta originaria en este complejo fenómeno.
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A pesar de que podría pensarse que el amor es un elemento sin mácula, lo cierto es que no escapa a la trivialidad, a su absoluta banalización. En su nombre se ejecuta una construcción social apologética, halagadora, manida: un discurso colectivo que trata de homogenizar esta experiencia, pero que no alcanza a dar-
Editoriales: Eros metamorfoseado
le al sujeto más que la pálida ensoñación de lo que es el amor más superficial y hueco. Y es que nada es tan efectivo para controlar al género humano que manipularlo con aquello que puede ser su única defensa contra la naturaleza y el mundo. Sin embargo, hay que hacer notar que la presencia de Eros en el terreno de lo humano no se agota en la posible completud y trascendencia, también tiene un aspecto teleológico —al menos eso podríamos inferir—. El camino que recorre tiene un sentido, una finalidad, una meta: la felicidad. Dentro de la lógica del amor encontramos la endemonia; y sin embargo, debido a esa construcción social en la que se hace fútil al propio Eros (tal vez más en estos tiempos que en ningún otro), el sujeto que alcanza el amor cree haber alcanzado al mismo tiempo la felicidad: la banalización de este fenómeno así lo sugiere. Desde esta perspectiva, se tiende a pensar que aquel que encontró el amor lo tendrá para siempre, como si el amor fuese una esencia que va más allá del tiempo, como si nos encontráramos ante una presencia inmóvil, perene: «Se casaron y fueron felices para siempre…». La frivolidad del discurso convencional aleja al hombre de una realidad contundente. El amor muta, se transforma, sí, se vuelve otro en cada momento, está, al igual que todo, en constante cambio y movimiento. El discurso imperante oculta lo evidente. No es que los seres humanos no sepan que una relación amorosa puede terminar, lo que se hace creer es que el amor es un fin y no una construcción interminable. Se privilegia la cursilería y la trivialidad de este fenómeno y se olvida que también existe la parte sufriente, inconclusa, traicionada: el amor abierto en canal, inacabado, fallido. La muerte en vida. La parte maldita del amor. Ahí está el sufrimiento más desgarrador, la herida más profunda de la existencia. Pero más que olvidar este lado perverso y oculto, el ser humano olvida que el amor es un acto coti-
diano, descarnado, avasallador, es un fenómeno que se transforma y que nos desborda cada día.
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Desde esta perspectiva el amor no es una entidad metafísica, no es una esencia que permanezca inmóvil, todo lo contrario, es una experiencia interior que se desplaza fuera del sujeto, que al mismo tiempo lo completa y lo destruye. Amar es morir un poco, es matar una parte del «yo» para que sobreviva un «nosotros». Comprender el amor es comprender al otro, trazar un puente, un lazo de complicidad. Es ir más allá de mi propio deseo, es sangrar por decir la verdad de lo que soy, es ver al otro más allá de mi imaginario y mantenerme ahí del mismo modo. No todos están dispuestos a sumergirse en las aguas de Eros, en ese río en el que dos corrientes chocan con fuerza y aun así pretenden conservarse vivas. Comprender el devenir constante y la lógica del amor —y sobre todo experimentarlo de verdad— tal vez sea lo que nos acerque a la felicidad, quizá sea el único instrumento contra la temporalidad. O puede que no, ¡Seguro que no! A lo mejor tampoco es aquello que nos completa como seres humanos. Lo cierto es que, a pesar de ser un dispositivo fallido, es sin duda lo único por lo que vale la pena arriesgarlo todo. Sobre el autor: Se licenció en filosofía en la Universidad del Claustro de Sor Juana con una tesis sobre Filosofía y Psicoanálisis. Con un interés por especializarse en esta última, ha asistido a seminarios y diplomados sobre Psicología y Psicoanálisis. Ha impartido clases de Filosofía en diversas escuelas y universidades en la Ciudad de México, y ha asistido a congresos, cursos y seminarios de actualización y docencia. Cursó la maestría en Filosofía contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona, y actualmente realiza el doctorado en la Universidad de Barcelona, bajo la dirección de la Dra. Laura Llevadot. Ha publicado los libros Ética: una visión global de la conducta humana, y Ética y valores 1, ambos por la editorial Pearson Educación. En la actualidad es profesor de asignatura en la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, de la UNAM, y del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Bibliografía: Nietzsche, F. (2009) Así habló Zaratustra. Madrid: Gredos González, M. (2006) Filosofía y dolor. Madrid: Tecnos Referencias de imágenes: Niklaus Manuel. Tod mit Mädchen. 1516.
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Editoriales: Un Amor
Un amor
Por Myriam Herrera |myriam_herrera@icloud.com
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ste decir empieza con dificultades. ¿Cómo definir el amor? ¿Cómo hablar de ese sentimiento tan subjetivo? ¿Cómo hacerlo sin hablar de sí mismo? ¿Cómo precisar cuando los conceptos teóricos son imprecisos? ¿Cómo hablar de algo verdadero cuando no se pretende establecer una verdad? Solo encontré esta forma de decir; un intento honesto, por escrito y con cierta lógica; plantear interrogantes y descubrimientos que resultaron de la reciente experiencia amorosa. Desde el inicio de los tiempos se habla de el amor. Textos, tratados, teología, investigaciones científicas, metapsicología, teoría psicoanalítica, poemas, literatura, un sin fin de formas para explicar este fenómeno que a todo ser humano nos atraviesa; después de leer unos cuantos, de acuerdo con ciertas nociones, en desacuerdo con otras, pero sobre todo, haber vivido intensamente mis relaciones amorosas, planteo mis conclusiones al respecto. Me resulta imposible hablar de el amor, por lo que este decir habla de Un Amor y que el lector decida. Amor se vive con todo el ser; lo psíquico, químico, biológico, participan en la experiencia amorosa; ocurre en el transcurso de vivir, pero es el desamor que me llevó a cuestionarlo, ¿Por qué me enamoré así? ¿Por qué no funcionó? ¿Volveré a amar? ¿Por qué no lo puedo dejar? ¿Por qué no lo puedo olvidar? ¿Por qué me duele tanto? Cuestiones que dejó el amor que ya se fue, es ahí en la tormenta que surge este decir. Solo puedo dar cuenta de un amor, mi amor, mi forma de amar, que se repite en todos mis vínculos donde el sentimiento amoroso está presente; pensado así, éste amor tiene un inicio; me remonto hasta la gestación, cómo se amaron mis padres, cómo fui concebida, recibida, cuidada, sostenida, cuando era un ser indefenso, sin po-
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sibilidades de sobrevivir sin otro; mi madre, ella me transmitió la vida e introdujo en el mundo. Ya en esta corta historia de mi vida se dibujaba lo que sería mi amor, pero percibo que no solo era mi madre que transmitía la información, sino que ella estaba interesada en otro, mi padre, un segundo que también me transfiere amor. ¡Claro! El amor de ellos, el que trasformaron en su propio recorrido amoroso. Mi primera infancia fue observar, sentir, interpretar, escuchar, discernir cómo se amaban estos dos, mis padres, ¿se amaban? Y en esta lluvia de información, a los dos años, llega mi primer hermano. No se trata más de mamá, papá y yo; ahora hay un cuarto ser, indefenso, incapaz de sobrevivir por si mismo; una herida más; mamá, no soy yo, no somos dos y ya no somos tres; mi amor se transforma, crece, se fragmenta, lo lastiman y así lo dirijo a diferentes objetos, de diferentes formas, pero siempre mi amor es la apuesta. A los seis años llega mi segunda hermana, lo que ocurre es para otro tratado, pero en éste, mi amor sigue creciendo y sufriendo. De lo familiar voy a lo social. Mis primeros amigos, mi primera maestra, objetos donde depositar el sentimiento amoroso, con quienes repetir esa, mi única forma de amar, con quienes intentar obtener el amor pleno y total que mi madre ya no me da, ¿me lo daría alguna vez? De estos primeros encuentros aprendo a dosificar el amor, mucho para la buena maestra, para la mejor amiga; poco para las amigas mas lejanas; rechazo e intriga por los varones. La temible adolescencia: de nuevo deseando recuperar ese amor pleno e incondicional; llena de ilusiones, con un cuerpo excitado por los primeros cambios hormonales, ante la búsqueda desafiante, encontré trozos de amor, restos, desencuentros, desamores y desilusiones. ¿Qué podría esperar del otro, que anda en la misma búsqueda?
Editoriales: Un Amor
El primer amor: amor que despierta la sexualidad adulta, sin aún serlo. Desde el primer beso, boca a boca, sintiendo la humedad y la lengua del ser amado, sospecho haber encontrado aquello perdido; en el roce cuerpo a cuerpo se reactiva el recuerdo de las primeras sensaciones de placer, evidencia que nos promete haber recuperado el objeto primordial de amor. Primer encuentro sexual: la penetración, segunda forma de fundirse con el cuerpo del otro, la primera el vientre de mi madre. Y de vuelta a repetir el ritual placentero del inicio de la vida: mamar, chupar, lamer, morder, mirar, oler, sentir en la piel y morir un poco en el éxtasis del orgasmo, una evidencia más de haber recuperado el objeto primordial de amor. Y así, en cada encuentro sexual buscamos, el ser amado y yo, recuperar en nosotros, en este encuentro, eso que hace mucho tiempo hemos perdido. Pero resulta que todo era una ilusión, compartida por dos, la realidad nos despertó de jalón y viene la primera desilusión. ¡Oh no! No es la primera, se parece a la que sí fue primera, ya no soy el objeto total de amor del Otro y no lo amo total e incondicionalmente como creía. Qué tristeza, qué dolor, qué sufrimiento; siento morir; siento no poder vivir sin él; pero junto a él no encuentro ese amor primordial que tanto anhelo; junto a él ya no soy feliz.
Tiempo después, ya recuperada de la pérdida, caigo en cuenta que no era el indicado, ya llegará, está por ahí buscando igual que yo, solo tengo que estar atenta; él llegará. Así, buscando ese amor primordial, me he encontrado con el amor invasivo y asfixiante de mi madre, la infidelidad e indiferencia de mi padre, abandono, rechazo, con el poco y justo amor que interpreté en mi infancia; de ese amor que pudieron transmitir mis padres, sin claudicar, con la ilusión de que ese amor primordial existe, también me he encontrado con las suaves caricias, las miradas, la complicidad, la intimidad, la compañía del ser amado en turno. Escribiendo estas líneas entendí que solo se puede dar cuenta de un amor, de mi amor, puesto en escena, jugándomela otra vez, y otra vez, y otra vez… todas las veces, en una relación de pareja, de amistad, con los miembros de mi familia, los hermosos frutos de mis hermanos, con mi psicoanalista, incluso con los teóricos que me apasionan; en todos los vínculos de amor retorna incesante mi historia. Esta es la vida, un constante apostar; y del único amor que podemos advertirnos es del nuestro, transformado, engrandecido, fragmentado, lastimado, pero siempre ganoso del encuentro con el otro, con la ilusión de recuperar lo que en el camino se perdió, de repetir mis desencuentros que no cesan de retornar, desde lo profundo e incierto de mi ser, ¿qué me queda?... Soltarme a vivir, asumir mi deseo y la responsabilidad que consecuente esto. Sobre la autora: Licenciada en Psicología, Universidad Regiomontana. Master en Teoría Psicoanalítica, Universidad Complutense de Madrid. Maestría en Clínica Psicoanalítica, Universidad Autónoma de Nuevo León. Consulta Privada. Clínica Psicoanalítica con Niños, Adolescentes, Adultos y personas con trastornos graves en el desarrollo. Psicoterapeuta externa de REDES Equipo Interdisciplinario. Referencias de imágenes: Castilla, S. (s.f.) Sin título [Dibujo] Fventes, G. (s.f.) Sin título [Dibujo] Baltazar, L. (s.f.) Ventana [Dibujo] Baltazar, L. (s.f.) Quédate a dormir [Dibujo]
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Temática central:
¿Neurociencia y amor?
Algunas reflexiones acerca de la necesidad de intercambios entre disciplinas Por Adriana García Andrade | agarciaaamx@yahoo.com y Olga Sabido Ramos | olgasabido@hotmail.com
de disciplinas lejanas en busca de contrastes, complementos e intercambios. Por ello, hemos iniciado una primera aproximación a textos de reconocidos neurocientíficos que abordan explícitamente el amor como fenómeno para analizarlos y ver qué intercambios podrían ser posibles entre las ciencias sociales y la neurociencia.
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l amor, para la literatura e incluso la filosofía, ha sido un tema recurrentemente tratado pero visto como algo inaprehensible. Aparece como un sentimiento que es parte de la humanidad, lo que nos da sentido como especie, lo que nos motiva a movernos, a acercarnos a otros y en ocasiones nos enloquece. En disciplinas como la psicología se trabaja desde hace décadas en el tema tratando de desentrañar eso que parece místico y volverlo algo más terrenal. Pero, en los últimos años, es posible ver un gran interés en el tema por parte de la ciencia en general. El amor está en todos lados. El incremento de publicaciones al respecto en las ciencias sociales es exponencial (cfr.García Andrade y Cedillo: 2011), pero no sólo ahí sino también en las ciencias naturales. Especialmente en la llamada neurociencia ha habido un incremento importante en el interés por conocer y comprender el funcionamiento de las emociones. Y, aunque hay disputas respecto a si el amor es una emoción primaria o secundaria, o si siquiera se la puede catalogar de emoción, lo cierto es que el amor también se ha convertido en objeto de estudio de estas ciencias. En un momento en que es moda hablar de interdisciplina, los científicos sociales debemos estar atentos a los descubrimientos
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Fisher, Aron y Brown: amor y evolución En primer lugar, nos referiremos al artículo de Fisher, Aron y Brown (2006) Romantic love: a mammalian brain system for mate choice, que afirma que el amor romántico es un fenómeno humano universal o casi universal, además de ser un sistema de motivación para buscar pareja y reproducir la especie (2006, pg. 2181). Entre los descubrimientos que se reportan está la diferenciación de tres circuitos cerebrales involucrados en la relación de parejas (animales o humanas). Uno referido a la atracción sexual, otro a la elección de pareja y uno más relacionada con el apego. El circuito relacionado con la elección de pareja es el del amor romántico y supone un sistema motivacional que puede estar o no relacionado con el deseo sexual o con el apego. Sistema que es, a decir de los autores, más fuerte que el del impulso sexual ya que «cuando se rechazan peticiones sexuales, la gente no se suicida o mata alguien más. Sin embargo, los enamorados abandonados en ocasiones acosan, se suicidan, matan o caen en depresión» (Idem). Otra de las cuestiones que presentan es una diferencia de ‘género’ en las respuestas de hombres y mujeres que reportaron estar «felizmente enamorados» (happily in love) (2006, pg. 2181). En la aplicación del escaneo cerebral y ante la mirada de sus amadas, los hombres activaron la región del cerebro «que se ha co-
Tema central: ¿Neurociencia y amor?
relacionado con la turgencia del pene» y con las áreas del cerebro actividades cuando «ven caras hermosas» (Idem). Las mujeres «tendieron a mostrar más actividad que los hombres en zonas asociadas con la atención, la memoria y la emoción». La interpretación que dan a esto es que «el patrón de activación en los machos (male) evolucionó, en parte, para permitir a los hombres ancestrales responder a las señales visuales de las mujeres que podían darles crías viables (viable young)», y que el patrón de activación de las «hembras ( female) evolucionó, en parte, para permitir a las mujeres ancestrales reconocer patrones de comportamiento de los machos y poder escoger parejas de largo plazo» (Idem). Pero, añaden los investigadores, se necesita más investigación para confirmar esta hipótesis y «establecer variables culturales que contribuyen a las diferencias de género (2006, pg. 2181)». ¿Qué podemos decir al respecto de estos resultados? Por un lado, resulta interesante la división en circuitos para la atracción sexual, el amor romántico y el apego. Esto es así no porque descubra las fases del amor, sino porque puede ayudar a analizar los cambios en las construcciones culturales del amor y por qué en algunos momentos el amor no se asocia con la sexualidad y en otros amor romántico y sexualidad van de la mano, y de manera más contemporánea, el ideal del amor supone los tres ‘circuitos’. Es decir, resulta interesante observar y contrastar los ideales culturales (las nociones semánticas) del amor, con los procesos involucrados en los cuerpos/mente de los sujetos en una determinada sociedad y momento histórico. Por ello, la idea de la diferenciación en circuitos tiene potencial heurístico para la investigación en ciencias sociales.
Con respecto a la diferenciación cerebral entre hombres y mujeres al ver a sus amados(as), aparecen varios de los problemas de los estudios de neurociencia: explicaciones basadas en la evolución de la especie y con metas reproductivas; muestras pequeñas y grandes generalizaciones. Es decir, se afirma la diferencia de género en la actividad cerebral con el escaneo de tan solo 10 mujeres y 7 hombres en un momento histórico específico, de los que no se presenta un solo dato socio-económico (edad, escolaridad, clase, etnia), y de ahí se generaliza a la especie humana. Además, la explicación atiende a una perspectiva evolucionista: escogemos a l amado/a para tener mejores crías, el vínculo con el/otro es para reproducir la especie. Desde las ciencias sociales, en donde la cultura tiene una importancia central en nuestra existencia como seres humanos, podríamos preguntarnos si una mujer no occidental, enamorada de otra mujer, económicamente independiente y de alta escolaridad tiene una actividad neuronal similar a otra con características totalmente opuestas. Además, atendiendo a los propios descubrimientos de la neurociencia sobre la plasticidad cerebral y por ende la importancia de la influencia social en la generación de interconexiones neuronales, se podría cuestionar que tal resultado se pueda generalizar a ‘la especie humana’.
Zeki: Amor romántico y amor materno El siguiente artículo que revisamos es The neurobiology of love (2007) de S. Zeki. El conocido neurólogo señala cómo tanto el amor romántico como el materno «son experiencias altamente gratificantes» (2007, pg. 2575) y muestra cómo ambos «tipos de amor» tienen similitudes y diferencias en la operación cerebral. Entre las similitudes se encuentran que 15
Tema central: ¿Neurociencia y amor?
en ambos, se activan los receptores de oxitocina y vasopresina (2007, pg. 2576). También, para ambos tipos de amor, se desactivan partes del cerebro asociadas con las emociones negativas (2007, pg. 2577). Esto, afirma el autor, permite entender por qué el amor es ciego y evita cualquier juicio crítico (2007). Otra característica que comparten es que muchas de las áreas cerebrales que se activan en el amor romántico se activan también cuando las madres ven fotos de sus hijos (2007). Pero, hay una diferencia en el patrón de activación. En el caso del amor materno existe una fuerte activación «de partes del cerebro que son específicas para [el reconocimiento de] caras» (2007). Zeki explica esto dada la importancia que «tiene leer las expresiones faciales de los niños para asegurar su bienestar y, por ende, la atención constante de la madre en la cara de su hijo» (2007, pg. 2577). Además de esta diferencia, Zeki encuentra que en el amor romántico se activa el hipotálamo, cuestión que no sucede con el amor materno (2007). Con lo anterior, afirma el autor, es posible concluir que en el amor romántico existe un componente erótico que no aparece en el apego materno (2007). Este artículo, al igual que otros estudios (Uvnäs Moberg, 2013) sobre la diferenciación entre amor romántico y amor materno a través de los procesos neuronales y bioquímicos, permiten ayudar a categorizar de manera más nítida formas de amor que tienen cuestiones en común pero también diferencias. Es decir, la fundamentación neural y fisiológica de las formas de relación amorosa permite justificar que estos amores se analicen de forma separada. No sólo como relaciones específicas (no es lo mismo amar a la pareja que amar al hijo/a), sino por las diferencias que pueden tener en las culturas y a través del tiempo. Y es desde este último punto en que también las ciencias sociales pueden tener una posición crítica a lo encontrado por las neurociencias. La relación madre-hijo, que en el artículo de Zeki se plantea como algo a histórico, se ha configurado históricamente. Del mismo modo las relaciones de pareja de igual y distinta orien16
tación sexual han sido configuradas de manera diferenciada. Para el caso de las relaciones entre madres e hijos, la historiadora Sara MatthewsGrieco muestra cómo es hasta principios del siglo XVIII en Francia que la disminución de tasas de mortalidad infantil va aparejada por «una fuerte inversión emocional en cada niño individual» (Matthews-Grieco, 2005: 188). Es decir, la atención a los rostros si bien supone una disposición neuronal también está mediada social y culturalmente. Por ello no sólo es «atención facial» a secas, sino también puede entenderse como lo que el antropólogo Thomas Csordas (2010) denomina «modos somáticos de atención», es decir, formas en que culturalmente presentamos atención con el cuerpo hacia el cuerpo de los otros, y que depende de condiciones sociales de posibilidad, en este caso condiciones que permitan una atención individualizada al rostro de los hijos.
Neurociencia: el amor duele Finalmente queremos retomar un tema que aparece en varios artículos y libros de la neurociencia: la ruptura amorosa. Para sociólogos como Norbert Elias, no sólo la ruptura sino también la muerte del ser amado causa estragos en la pareja sobreviviente, porque «pierde
Tema central: ¿Neurociencia y amor?
una parte de sí mismo […] cuando muere una persona querida varía toda la figuración de valencias del superviviente, todo el equilibrio de su entramado de relaciones» (Elias 1999: 164). Pero ¿existen referentes materiales que comprueben las afirmaciones de Elias? Así como Fisher, Aron y Brown afirmaban que un amor no correspondido podía llevar a conductas como el suicidio, la depresión e incluso el asesinato, Boer, Van Buel y Horst señalan – en una nota menos trágica - que «el rompimiento de una relación es frecuentemente vivido como algo muy estresante» (de Boer, et.al 2012, pg. 120). Pero también citan el estudio de Stoessel et al (2011) en el que los resultados muestran que «los individuos que han sido rechazados [en una relación amorosa] tienen un decremento de actividad en un circuito cerebral que ha sido descrito como relacionado con depresión mayor» (2012, pg. 121) Por otro lado, los psiquiatras Lewis, Amini, and Lannon afirman que: «cuando alguien pierde su pareja y dice que una parte de ella se ha ido, está más en lo correcto de lo que cree. Una porción de su actividad neuronal depende de la presencia de ese otro cerebro viviente» (2007, pg. 205). También Antonio Damasio, al hablar de la importancia de las emociones y la relación mente/cuerpo, afirma que «se puede morir de un corazón roto» (2005, pg. 205). De esta manera, la observación de Elias en el siglo pasado y desde la sociología, encuentra un correlato material en los descubrimientos de la neurociencia. En efecto, la pérdida de una pareja desencadena dolor e inclusive pue-
de llegar a enfermarnos, pero estos resultados deben tomarse con precaución y observar que existen formas diferenciadas de transitar por dicha experiencia, no sólo por factores biológicos sino también sociales. Viviane Zelizer muestra, por ejemplo, como las separaciones, divorcios o muertes de pareja tienen repercusiones jurídicas y económicas como las batallas legales por las custodias, las pensiones o las herencias, que igualmente tienen un impacto social en los implicados (Zelizer, 2009) y que pueden impedir o posibilitar una recuperación de la pérdida.
¿Qué debemos escuchar de las neurociencias en sus aportes al estudio del amor?
Prestar atención y poner a debate los aportes de las neurociencias resulta importante dadas las implicaciones que dichas disciplinas tienen en la vida social. Pickersgill (2013) señala puntualmente cómo éstas tienen repercusiones en terrenos que están distantes de los laboratorios. Ya sea para vender un producto, justificar una conducta o explicar una situación, el uso de los argumentos de las neurociencias están a la orden del día. Pero, ¿significa esto que debemos solo criticar la perspectiva neurocientífica? Desde nuestra perspectiva y desde la línea que venimos desarrollando, el problema del amor confluye con los intereses recientes relacionados con el estudio en ciencias sociales del giro corpóreo-afectivo. En ese sentido, la experiencia amorosa implica 17
Tema central: ¿Neurociencia y amor?
significados culturales (semántica), interacción de cuerpos (situación) y enminded bodies (cuerpos con mente) (García & Sabido en prensa). En este último nivel es que nos resulta relevante considerar los efectos materiales (materialidad) que implica el amor para los cuerpos/cerebros. Pensamos que es posible comprender al amor desde una dimensión en la que los seres humanos no se entienden como entes divididos en cuerpo y mente o en razón y emoción. Desde nuestra perspectiva, es el desdibujamiento de estas duplas, a la que también contribuyen las neurociencias y las ciencias sociales, lo que nos permite comprender al amor no sólo desde el nivel semántico o situacional, sino también como experiencia vivencial. Es decir, el amor de pareja puede entenderse como una relación entre dos o más personas en las que resulta de vital importancia el contacto de los cuerpos y los efectos emocionales, sentimentales y mentales que ello genera a nivel individual. En ese sentido, no es posible dejar de lado lo que se produce en un campo de conocimiento dedicado a observar lo que aparece en el cuerpo/mente sintiente. Claro está, siempre con precaución sociológica. Sobre las autoras: Dra. Adriana García Andrade: Profesora- investigadora Titular C en el Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco. Doctora y maestra en Filosofía de la Ciencia por la UAM-Iztapalapa y licenciada en sociología por la UAM-Azcapotzalco. Sus líneas de investigación son: Filosofía y sociología de la ciencia, Sociología del amor y Pensamiento sociológico contemporáneo. Es integrante del área de investigación sobre Pensamiento Sociológico y del Sistema Nacional de Investigadores, nivel 1. Dra. Olga Sabido Ramos: Profesora- investigadora Titular C en el Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco. Doctora en Ciencias Políticas y Sociales con Orientación en Sociología por la Universidad Nacional Autónoma de México. Sus líneas de investigación son: Teoría y pensamiento sociológico clásico, Sociologías interpretativas, Cuerpo, sensibilidad y afectividad en la sociología contemporánea. Es integrante del área de investigación sobre Pensamiento Sociológico y del Sistema Nacional de Investigadores, nivel 1. Referencias de imágenes: Hill, M. (s.f.) Faces of polyamory. [Fotografía] Recuperado de http://
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edition.cnn.com/2013/10/26/living/relationships-polyamory/index. html?hpt=li_c2 Summers. B. (s.f.) All Love is Equal. [Fotografía]. Recuperado de: http://pop-picture.blogspot.com/2014/02/parejas-gays-fotografiaBraden-Summers.html Jan van Eyck (1434) The Arnolfini Portrait. [Pintura] Recuperado de https://www.nationalgallery.org.uk/paintings/jan-van-eyck-thearnolfini-portrait Bartels, A. & Zeki, S. (2004) Fig. 2 Deactivated regions with maternal and romantic love [Imagen] Recuperado de http://kyb.tuebingen.mpg. de/fileadmin/user_upload/files/publications/attachments/Bartels2004_ maternalLove_%5b0%5d.pdf
Una forma de entender el amor: «Encuentros y desencuentros en la pareja» Por Mtra. Venus María Piedad Bonilla Rocha | venus_bonilla@hotmail.com y Mtro. Juan Oswaldo Martínez Sulvarán | oswaldoms69@hotmail.com
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ablar del amor es uno de los temas que se ha abordado por diferentes disciplinas como la filosofía, la literatura, antropología, religión, psicología, sociología o la medicina entre otras. Cada una de ellas lo ha estudiado desde diversos matices, por lo que comprenderlo es complejo y no acabado en su estudio. En su libro El Banquete Platón relata cómo los comensales de esta historia deciden hablar sobre el amor en general, en el cual sobresalen dos discursos, el de Aristófanes y el de Sócrates. El primero describe al amor como se sueña, como el gran Amor, que cumple anhelos e ilusiones, el deseo de llegar a ser uno en el otro, en una fusión con el ser amado, un amor exclusivo y para toda la vida y que ofrece felicidad y alegría poniendo fin a la soledad. En esta obra, Sócrates describe al amor abocado a la falta, a la incompletud, a la búsqueda, por lo tanto asociado a la infelicidad. En el relato describe que el amor es deseo y el deseo es falta. Por otro lado Aristóteles en su libro Ética Nicomáquea en una frase alude a este concepto: «Amar es alegrarse». Para Spinoza, al igual que Platón el amor es deseo, mas no un deseo de lo
Tema central: Una forma de entender el amor
que falta, sino «deseo que es la esencia misma del hombre… es la fuerza en cada uno de nosotros que nos mueve y nos conmueve, y esa fuerza es nosotros mismos en cuanto que tendemos a perseverar en nuestro ser, y en cuanto que nos esforzamos por existir lo más y mejor posible» (Comte-Sponville, A., 2012).
y también con momentos de plenitud. Parejas que transitan de la idea de amor de Platón a la concepción de amor de Spinoza. Parejas que saben transformar la falta en alegría, la pasión en acción, el amor loco en amor sabio. Parejas que se han entregado a conocer a la persona con la que comparten su vida, conocerse en la intimidad, que no permite ninguna otra experiencia. Porque aquel que solo ama las ilusiones que hace sobre su pareja empuja al engaño y a la angustia en donde la incertidumbre es ¿quedará algo de su amor cuando conozca la verdad del otro? Así se estima que en el amor se ama la verdad del otro. Surge entonces la cuestión ¿Qué sucede que algunas parejas al encontrarse con lo amado pierden el deseo y por lo tanto llegan el tedio o la infelicidad, y como es que otras al encuentro con el otro construyen en lo cotidiano el amor, evolucionando y nutriéndose en esa entrega? Bajo esta perspectiva, para comprender a la pareja, es necesario conocer su historia, su evolución, y la dinámica que construyen sus actores. Lauro Estrada Inda, en su libro Para Entender el Amor señala los caminos que viven las parejas al unirse por amor, explicando los movimientos internos que transitan aquellas personas que deciden entregarse a vivirse en una relación.
La elección de un(a) compañero(a)
Muchas de las historias de amor nacen con la idea de Platón del deseo, de la falta y de encontrar la felicidad en el encuentro con lo amado, y bajo esa perspectiva, si esa falta ya no existiera, en algunos la convivencia de la relación se puede convertir en tedio, lo que los llevaría a la infelicidad; otras parejas, con el paso del tiempo y en lo cotidiano, al ya no existir la falta, viven el amor como lo dice Spinoza, en la plenitud de lo real reactivado por la existencia del otro, por su presencia, un amor que construyen en el día a día, con momentos de tedio, de cólera
Está íntimamente ligada a lo que cada uno lleva dentro en su cajón o mapa interno. Esto guía inconscientemente a depositar o proyectar ese mapa interno en alguien que también logre acomodar su molde al propio. Y es la familia la que en gran medida orienta la elección de una pareja. Y las personas que pueden atraer son de una influencia de fantasías de tipo infantil, esto es, se elige lo que fue importante y significativo en la infancia. Amamos o nos sentimos atraídos hacia aquel que nos alimenta y protege. Así también, la selección de la pareja se basa no solo en la necesidad de encontrar en el otro lo que falta, sino en la necesidad d depositar lo que molesta de sí mismo en el otro. Y es cuando se habla de la ambivalencia del deseo 19
Tema central: Una forma de entender el amor
y que se refiere a que en el deseo existen cosas buenas y bonitas y malas y feas, que tienden a ser intercambiadas en el cajón del otro. La elección de pareja requiere de algunas características… 1.- Reciprocidad.- que sus dos componentes encuentren alguna ventaja psicológica en la relación a establecer. Pueden encontrarse situadas dentro del aspecto positivo (ser amado y sentirse valioso e importante) o dentro de los aspectos negativos (hallar a alguien en quien se puede reconocer las propias debilidades y fallas, para así librarse de ellas. 2.- Satisfacción.- búsqueda de alguien que ayude a lograr un equilibrio en la personalidad, y que también ayude a controlar y manejar impulsos amorosos, sexuales, de ternura o de agresión. En el otro se admirar, odiar, controlar, tratar de cambiar o manipular algunos aspectos de sí mismo sobre los que no se tiene control alguno. Se proyecta esto que resulta incontrolable en el otro, quien lo acepta. (Estrada Inda, L., 1997).
El ciclo vital de la pareja Un flechazo inaugura a menudo el estado de enamoramiento. Una verdadera pareja debe necesariamente haber sentido el flechazo, sin él, no hay pareja. Este intercambio, proporciona alas y ofrece la sensación de poder olvidarse totalmente de uno mismo.
La Idealización Con el inicio de la pubertad y la adolescencia, todos sentimos la necesidad física y psíquica de buscar una pareja; el impulso de búsqueda surge influido por las personas que han tenido un valor emocional importante para la persona: sus padres, hermanos, amigos, etc.; amalgama donde lo físico y lo emocional se funden en complejos núcleos de recuerdos y memorias. La concordancia no tiene que ser exacta, basta con que se reconozcan algunos puntos clave para que se establezca lo que se llamaría la "Familiaridad del objeto", si no hay resonancia interna, sencillamente no sucede nada. 20
Como por arte de magia, los obstáculos se volatizan y todo flota. Ningún obstáculo se interpone en la realización de uno mismo. El sueño se vuelve realidad. Los cuerpos se entregan al erotismo, las almas se funden. El estado de enamoramiento es el momento más favorable para hablar, es incluso una oportunidad, a menudo única, para expresar lo que se suele ocultar. Permite tanto darse a conocer al otro como conocerse a sí mismo y la propia imagen mejora momentáneamente. Idealización es ver al otro como algo digno de meter dentro de nosotros. Para ello tenemos que preparar nuestro interior: 1. Es necesario separar los vínculos amorosos que tenemos con nuestros padres y hermanos para tener la libertad de recibir al que viene. 2. Aprender y aceptar la imagen de un "Yo solo" con la esperanza de tener para siempre a alguien con quien podamos formar un "nosotros". 3. Abrirnos, para que el otro pueda entrar a nuestro mundo interior.
Tema central: Una forma de entender el amor
4. Aparece un nuevo registro "tú y yo" que en adelante formará colectivo de dos "Nosotros".
Muchas veces la presencia de un tercero alivia la tensión que esto produce en la pareja.
5. Estado de júbilo narcisista. Todo lo que es bueno está dentro de mí, dentro de "nosotros"; y todo lo malo lo feo, lo doloroso se eliminará, está allá afuera donde no podemos verlo.
El Desencuentro
La simbiosis En un intento por hacer que la fase de idealización perdure, se presenta la "luna de miel" cuyo propósito es que se establezca la fase simbiótica. La pareja teme enfrentar su primera crisis severa, el peligro de fragmentación es muy fuerte en las etapas iniciales; y existe otro peligro: el de ser reabsorbidos nuevamente por el grupo familiar o social; ante esto, la pareja se esfuerza por alargar lo más posible la fase de idealización. El resultado es que la fusión de ambos impide que se vean tal como son, en toda su realidad. La fusión implica una relación imaginaria, fantaseada e idealizada del otro.
El temor a la simbiosis (una posible explicación de la infidelidad en la pareja) Hay quienes no toleran la cercanía con sus parejas. Son personas demasiado frágiles que temen perder su identidad en una relación intensa. Hay quienes no toleran la sensación del orgasmo porque no soportan fundirse en el otro.
Ruptura de la simbiosis. La simbiosis como tal no puede durar eternamente, conforme la pareja va reacomodándose en sus crisis subsecuentes, la simbiosis se representa como un periodo breve del cual pareja entra y sale innecesariamente. En los inicios de la vida en pareja, cada cual intenta descubrir en el otro al modelo de pareja ideal que ha buscado y cree haber encontrado y trata de hacer coincidir este modelo de unión ideal con la vida real. Las historias individuales se confrontan en la dimensión de lo cotidiano, de lo banal, de lo concreto, y el ideal se hace pedazos o al menos se modificará profundamente. De su encuentro, pasa a su desencuentro...
La «Agresión…» Cuando la simbiosis se rompe, de inmediato aparece la agresión que antes se dirigía hacia afuera, ahora se descarga hacia adentro, hacia la pareja, lo que obliga a la pareja la reestructuración de alguna forma. Cuando la simbiosis no sufre una reducción gradual evita que la pareja se renueve saludablemente. Entonces pueden ocurrir tres cosas: •
Una ruptura brusca
• La utilización de los hijos como protección de la pareja • El intento de seguir adelante a como dé lugar Los amantes surgen porque existe un desequilibrio interno en la pareja que a veces el amante actúa como válvula de escape para ciertos problemas, y como un espejo cuyo reflejo permite advertir la existencia de esos problemas.
El reencuentro…. El primer trabajo de la construcción de una pareja es realizar un inventario de los materiales de que se dispone. Es importante realizar un inventario de las existencias con que cada uno 21
Tema central: Una forma de entender el amor
cuenta, luego se empieza a construir el edificio, la reconstrucción del amor. Habrá etapas en las que aparecerán obstáculos y encrucijadas decisivas; la pareja evoluciona en función de la cantidad de experiencias que supera, y si consigue superarlas, una nueva vida se abre entre ellos, y si lo logran, estarán viviendo su reencuentro. Es necesario un sentimiento sólido de su existencia, de su realidad, de su identidad, para que el ser humano sea capaz de establecer una verdadera relación con otro, sin sentirse amenazado. La pareja se ve involucrada en un proceso permanente de reorganización, tanto de su interrelación, como de su mundo interno. El concepto de contrato que se establece entre la pareja representa una gran ayuda. Ante el amor maduro, se conserva la individualidad, pero penetramos en lo más íntimo de un "tú", al que sentimos que pertenecemos. El amor le hace posible superar el sentimiento de soledad y de separación, pero le permite
también seguir fiel a sí mismo y conservar su integridad y su manera de ser. Enamorarse es encontrarse a si mismo fuera de sí mismo Sobre los autores: Mtra. Venus María Piedad Bonilla Rocha: Coordinadora de la Facultad de Psicología de la U.A.C.J.S. de la U.A.T. Consulta Privada terapia familiar, de pareja e individual. Maestría en Terapia Familiar. Mtro. Juan Oswaldo Martínez Sulvarán: Universidad Autónoma de Tamaulipas. Consulta Privada terapeuta de pareja e individual. Maestría en Sexualidad Humana y Terapia Familiar. Referencias de imágenes: Gómez, A. (2009) Cuídame (Trilogía desordenada del amor) [Pintura] Recuperado de http://anselmogomezartesplasticas.blogspot. mx/2010/10/cuidame-trilogia-desordenada-del-amor.html [Pintura realizada por Paqui Morales, titulada "Diosa del amor] Recuperado de http://www.artelista.com/obra/4152754054329198diosadelamor.html Klimt, G. (1908) El beso. Recuperado de: http://www.excelsior.com.mx/ expresiones/2015/07/14/1034720 Soto Perera, C. (2012) Pareja en sofá [Dibujo] Recuperado de http:// adictalarte.blogspot.mx/2012/08/pareja-en-sofa.html Bibliografía: Bauman, Z. (2012). Amor líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Fondo de Cultura Económica. Fisher, H. E. (2005). Por qué amamos: naturaleza y química del amor romántico. Taurus, Pensamiento. Extraído de: https:// altersexual.files.wordpress.com/2015/02/porque-amamos-helen-fisher.pdf Hortelano, X. S. (2004). Conflictos de pareja y conflictos sexuales. Informació Psicológica, (85-86), 32-38. Lemaire, J. G. (2003). La pareja humana: su vida, su muerte: la estructuración de la pareja humana. Fondo de Cultura Económica. Maturana,H. (2006) Amor y juego. Matices del sufrimiento en el amor. Editorial Cuatro Vientos. Extraído de: file:///C:/Users/ Venus/Downloads/Maturana-Amor%20 y%20juego.pdf en fecha 23 de febrero de 2016 Morfa, J. D. (2004). La crisis de las aventuras en las relaciones de pareja.Psicologia. com, 8(2). Rocca, A. V. (2008). Zygmunt Bauman; Modernidad Líquida y Fragilidad Humana. Observaciones filosóficas, (6), 13. Extraído de: http:// www.observacionesfilosoficas.net/ zygmuntbauman.html en fecha 20 febrero 2016
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Artículo
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Entrevistas sobre el amor Mtra. Ana Dolores Verdú Delgado Por Comité editorial
Mtra. Ana Dolores Verdú Delgado
Licenciada en Antropología Social y Cultura. En 2013 se doctora en Estudios e Investigación sobre las Mujeres, Feministas y de Género, Programa Conjunto de la Universidad Miguel Hernández de Elche y la Universitat Jaume I de Castellón (España). En 2015 publica los resultados de su investigación en el libro El amor era un trabajo temporal. Estudio sobre la relación género-conflicto en la pareja heterosexual. En los últimos diez años se ha dedicado a la investigación social y a la docencia dentro y fuera del ámbito académico. Ha impartido las asignaturas “Sociología” y “Las mujeres en la historia”, y su experiencia como investigadora también abarca temas como la violencia de género, las políticas de igualdad en las administraciones públicas y el ecofeminismo. Es firme defensora de los derechos de los animales. Durante nueve años ha pertenecido a la Asociación para la Promoción de Estudios, Participación y Acción Social (PREPARACCIÓN), galardonada con el Premio de Participación Ciudadana de la Generalitat Valenciana en 2010, con la que también ha trabajado en proyectos relacionados con la participación ciudadana, la igualdad y el animalismo. En la actualidad trabaja en la Universidad Técnica Particular de Loja (Ecuador), y pertenece al Observatorio de Conflictos Socioambientales (OBSA) de dicha universidad. Ha participado en numerosas jornadas, congresos, talleres, actividades culturales y publicaciones sobre temas de interés para las ciencias sociales y el feminismo.
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1.- Desde su experiencia profesional y de investigación ¿cómo podría definir «el amor»? Esa es una pregunta difícil. Realmente yo puedo dar una definición del amor a partir de mi estudio, pero las personas somos diversas y habrá quienes lo perciban de un modo diferente. Aunque también opino que para nuestra especie el amor es algo más que una cuestión subjetiva, o algo que podamos simplemente elegir o rechazar. Como especie humana, tenemos una fuerte tendencia a formar vínculos afectivos estables y a incorporar en algunos de nuestros vínculos la dimensión sexual, eso quiere decir que si hablamos específicamente del amor sexual, romántico, o de pareja, tenemos que partir de un conocimiento realista de nuestra naturaleza. Los seres humanos tenemos grandes necesidades afectivas y sexuales que buscamos satisfacer, en la mayoría de los casos, a través de una relación amorosa y, por otro lado, también debemos dar relevancia a una cuestión de la que no se habla tanto como del amor romántico. Como seres humanos, también tenemos la capacidad de proporcionar afecto y cuidado a los demás, y de gestionar nuestras emociones y relaciones de una forma sana, enriquecedora a nivel personal, y madura, basándonos en el paradigma de la inteligencia emocional. Relacionarnos con personas a un nivel afectivo conlleva siempre dificultades, conflictos y dolor, y creo que se nos debería enseñar a manejar estas experiencias teniendo como objetivo nuestro propio bienestar, desde valores como el respeto o la autonomía. Desde mi punto de vista, una definición del amor tendría que incorporar estas dos condiciones, es decir, podría considerarse el conjunto de sentimientos, emociones y actos derivados de la experiencia de necesitar el afecto y contacto íntimo con una persona, y a la vez el hecho de dar afecto y cuidado. Además, cuando hablamos de dar, considero que hacemos referencia a una capacidad personal independiente del objeto a quien vaya dirigido ese afecto. En cierto sentido, la calidad del amor podría medirse por la capacidad que tengan dichas emociones y relaciones de producir impactos positivos en las personas y a nuestro alrededor, por eso es tan importante incorporar la inteligencia emo-
La Entrevista: Mtra. Ana Dolores Verdú Delgado
cional en nuestras relaciones amorosas. Una relación de pareja mal llevada muchas veces genera una tendencia a aislar a la persona del mundo, a provocar el deseo de ejercer poder sobre alguien de forma directa, o a desarrollar dependencias que no siempre nos permiten desarrollarnos positivamente. No debemos confundir el concepto de amor con el de pareja. Una relación de pareja con estas características representaría un tipo de amor únicamente adaptado a nuestra necesidad. 2.- ¿Existen diferencias entre la concepción del amor en el pasado comparado a la actualidad, y cuáles serían? El concepto del amor ha ido cambiando a lo largo de la historia, y todavía existen interpretaciones diversas según la cultura de la que hablemos. En mi estudio yo me centré principalmente en la forma en que ha estado siempre imbricado con el sistema de género. Lo que se ha considerado una relación de amor legítima en la historia de la sociedad occidental contiene a su vez un modelo legítimo de feminidad y de masculinidad. Este modelo de amor que heredamos culturalmente tiene mucho que ver con una división sexual del trabajo y de las emociones que requiere la dedicación de las mujeres al cuidado y su protección económica por parte del hombre. Es un modelo que consecuentemente produce desigualdad y desequilibrios de poder y que, por supuesto, problematiza el amor homosexual. Yo diría incluso que problematiza la amistad sincera y la autonomía personal. Y, si bien esto es una herencia todavía presente, también hay que decir que la tendencia que prevalece en el amor en la sociedad democrática es su separación de toda norma que quiera convertirlo en una cuestión social. Hoy los individuos tienen más expectativas que nunca en el amor, pero como forma de desarrollarse, protegerse o de obtener beneficios a
nivel personal, y cada vez son más críticos con los mandatos sociales que pretenden amoldarlo a intereses económicos, al género o a cualquier otro sistema que no encaje en su propia subjetividad. 3.- ¿A qué se enfrenta uno cuando se estudia/ investiga/trabaja con «el amor»? Te enfrentas, por ejemplo, a la incomprensión por parte de la comunidad científica que aún cree en la división radical entre emoción y razón, o entre naturaleza y cultura. Algunas personas piensan, siguiendo este esquema dicotómico y jerárquico de la vida, que el amor no merece estudio científico; otras incluso rechazan su estudio por un exceso de romanticismo, pues lo asocian al misterio, a la magia, a lo que da emoción a la vida por estar fuera de nuestro control y conocimiento. El amor se asocia al arte o a la música, pero no a las ciencias sociales. No obstante, considero que esto también puede ser un reto para quienes estudiamos este tema. 4.- ¿Cuáles se podrían considerar que son las nuevas concepciones sobre el amor? Como te comentaba antes, las concepciones sobre el amor siempre han estado transversalmente afectadas por las concepciones sobre el género, por lo que los cambios que se han producido a nivel socio-político en las últimas décadas en este aspecto han transformado a su vez nuestras concepciones del amor. Por otro lado, considero que el modo de vida asociado a la economía de consumo también tiene la capacidad de influir en la forma de interpretar las relaciones amorosas, de la forma que expone Zygmunt Bauman en El amor líquido. En particular, en el estudio que yo realicé observé una significativa voluntad general de hacer la relación amorosa más compatible con la libertad, la equidad y la autonomía, de lo que lo ha sido siempre. En la actualidad, con una relación de amor también se busca 25
La Entrevista: Mtra. Ana Dolores Verdú Delgado
generalmente una satisfacción personal mediante la garantía de una intimidad que nos proteja de las dinámicas de un mundo cada vez más centrado en el trabajo y en el prestigio, un mundo donde muchas veces prima la competitividad y la hostilidad por encima de lo personal y los afectos. Por otro lado, tampoco quiero transmitir un mensaje tan positivo. Creo sinceramente que hemos dado pasos muy importantes en lo que se refiere a la expresión del amor, pero el concepto que tenemos de este todavía va unida a una idea de la feminidad muy reducida e instrumentalizada: primero porque la sociedad mediática vende la idea del amor y del placer a partir de la cosificación femenina, haciendo que solo las mujeres jóvenes, generalmente sumisas y adaptadas al canon estético vigente formen parte de su simbología, y segundo porque dentro del ámbito del amor o del ámbito privado, esperamos que sean las mujeres las que satisfagan de forma automática las necesidades de hombres y niños. Esta tendencia, a pesar de ser cuestionada en las sociedades democráticas del siglo XXI, se retroalimenta gracias a las dinámicas de consumo que nos hacen egoístas y exigentes, que nos acostumbran a obtener beneficios sin esfuerzos y placeres a la carta. 5.- ¿Cómo diferenciar desde su especialidad el tema del «amor» de otros conceptos, como deseo, goce, pasión, enamoramiento? Para poder distinguir bien todos estos aspectos es necesario escuchar lo que dice la psicología. Un estudio sobre el amor siempre tenderá a ser interdisciplinario por este motivo. Desde las ciencias sociales estudiamos cómo se manifiesta el amor en la actualidad, a qué valores y pautas va unido, o cómo es afectado por otros fenómenos sociales, y por lo tanto, cómo cambia su concepto y expresión en el tiempo. Pero cuando queremos saber más sobre su relación con la pasión sexual o con el enamoramiento, necesitamos recurrir a estudios psicológicos. El enamoramiento tiende a ocurrir como señal de una necesidad afectivo-sexual que debe ser satisfecha, y en la actualidad, es también lo 26
que legitima el establecimiento de una relación amorosa estable, aunque sea un fenómeno con una duración corta. El amor desde la psicología, sin embargo, también implica una voluntad y el desarrollo de un intercambio de cuidados que va más allá de los impulsos. Por otro lado, también es cierto que muchos antropólogos vinculan el amor romántico, o de pareja, con las particularidades de la sexualidad humana. Según Helen Fisher, el enamoramiento aumenta la excitación sexual, y a su vez, el sexo libera una serie de sustancias químicas que facilitan los lazos afectivos entre los amantes. Es decir, el amor romántico, la atracción sexual y el cariño se tratan como fenómenos diferentes pero estableciendo una mutua influencia entre ellos. También están las investigaciones sobre el amor centradas en la cultura, que aprecian una creciente reducción de la vida humana a su dimensión sexual, que a su vez se reduciría a la forma en que podemos obtener placer de los demás de forma rápida y sin complicaciones. Por lo que, como podemos intuir, el amor, hoy más que nunca, se asocia a la pasión sexual; aunque esto no ha sido siempre así. En la Edad Media europea los poetas vinculaban el amor con la profunda devoción hacia alguien que no se puede tener en el plano físico. En mi opinión, para tener relaciones más satisfactorias, deberíamos entender la importancia de expresar nuestra dimensión sexual dentro de una relación íntima con la persona que queremos, pero también deberíamos ser más capaces de separar el concepto de amor del sexo, pues construir una relación afectiva únicamente sobre esa base puede hacer que nos quedemos atrapados en relaciones muy poco satisfactorias. 6.- ¿Ha cambiado el concepto de fidelidad? ¿Cómo ha sido su transformación? ¿Fidelidad es igual a amor eterno?
La Entrevista: Mtra. Ana Dolores Verdú Delgado
Creo que, al menos, el concepto de infidelidad ha cambiado mucho en las sociedades democráticas. Pensemos en las sociedades en las que se castigaba a la mujer adúltera con la muerte. Generalmente la fidelidad sexual tendemos a idealizarla mucho las sociedades humanas como forma de prevenir los celos. Pero pensar que la fidelidad sexual es sinónimo de amor creo que es un error; es solo un comportamiento que resulta respetuoso con nuestra pareja, pues favorece el mantenimiento de la intimidad entre dos personas, lo que se traduce en una mayor satisfacción si el comportamiento es voluntario. Además, el tema de la fidelidad conecta mucho con el poder. La obligación de ser fiel todavía afecta más a las mujeres, quienes arrastran un déficit de poder histórico en comparación con los hombres. En mi opinión, la fidelidad sexual no tiene mucho que ver con el amor eterno, como preguntas, pero es una cuestión importante que se debe negociar con una pareja si se busca construir una relación satisfactoria. Por otro lado, en la vida humana nada es eterno; el hecho de que tengamos este ideal de “amor eterno” descubre precisamente nuestro miedo a la muerte, a la transformación y a los cambios. Más allá de esto, sí considero que las personas pueden tener vínculos que duren todas sus vidas, y pienso además que estos vínculos aplacan en gran medida esta clase de miedos. Con ello no quiero decir que debamos construir relaciones para alcanzar un fin, al contrario. Relacionarnos es algo inevitable. 7.- ¿Cómo es el amor en los tiempos modernos en donde la privacidad, el compromiso y el anonimato se viven de manera distinta? Es cierto que los cambios que han generado las nuevas tecnologías de la comunicación, y en especial las redes sociales, han tenido un efecto en la forma de vincularnos. En primer lugar, fomentan la rapidez y lo que yo llamo el “amor de consumo”, es decir, el hecho de que nos enfrentemos a nuestras necesidades emocionales
como consumidores, con el deseo de obtener la máxima satisfacción al mínimo coste y evaluando al otro en función de sus utilidades. Esta dinámica, además, potencia nuestra sensación de necesidad sin permitirnos madurar adecuadamente, de forma que nosotros también podamos proveer de amor al mundo; y ahí entran las redes sociales para consolarnos. Los seres humanos necesitamos reconocimiento como individuos y hasta hace poco lo encontrábamos únicamente en las relaciones íntimas. En la actualidad podemos buscar también un reconocimiento virtual en el que se pierde la noción de intimidad (o de privacidad), pues su valor se basa precisamente en la cantidad de personas que puedan mirarnos. Esto tiene un efecto placebo, de hecho, muchas personas se conforman con este tipo de reconocimiento porque no exige ningún esfuerzo. Otros intentan satisfacer su necesidad de una relación íntima a través del anonimato. En las redes vemos cómo las personas expresan sentimientos aparentemente amorosos con completos desconocidos que probablemente nunca llegarán a ver fuera de la pantalla de sus computadoras. Pero aquí no hay un reconocimiento real. Lo cierto es que todo esto nos entretiene pero no constituye una alternativa seria a la intimidad que proporciona el reconocimiento mutuo y positivo con otro individuo en una relación amorosa recíproca. Y aquí es donde entra el compromiso. Es muy difícil que podamos construir relaciones simétricas sin un cierto grado de compromiso. En la sociedad de consumo el compromiso contiene una connotación negativa porque no encaja en el ideal de búsqueda permanente de placeres y experiencias en el que se apoya nuestra identidad de consumidores. El compromiso en todos los niveles, no solo en una relación afectiva, requiere salir de nuestra necesidad y explorar nuestra capacidad, y va unido a una visión menos materialista de la vida humana.
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La Entrevista: Dra. Paula Arizmendi
Entrevista a la Dra. Paula Arizmendi Por Comité editorial
Dra. Paula Arizmendi
Cursó la licenciatura en Filosofía en la Universidad del Claustro de Sor Juana, en la Ciudad de México. Obtuvo el premio a la excelencia académica, y se tituló con mención honorífica en 2005. En 2008-2009 cursó el Máster en “Filosofía contemporánea: Tendencias y debates”, que imparte la Universidad Autónoma de Barcelona. Fue becaria doctoral de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID), y en 2014 finalizó el programa de doctorado “Ciudadanía y Derechos Humanos", de la Universidad de Barcelona, bajo la dirección del Dr. Gonçal Mayos Solsona. Ha participado en coloquios, congresos y cursos en la Ciudad de México y en Barcelona, y es coautora del libro Ética: una visión global de la conducta humana, publicado por la editorial Pearson Educación en 2007. Ha escrito guiones para la casa productora Drone Studio, revisado y corregido diversos libros, y escribe para varias revistas digitales e impresas, como la revista mexbcn, la revista tusitala y La hoja de arena. Ha impartido clases en la FES Cuautitlan (UNAM(, en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), así como en el posgrado de la Universidad Anáhuac del Sur, todas en la Ciudad de México. Actualmente es Profesora Investigadora Titular de Tiempo Completo en la Universidad Iberoamericana Plantel Santa Fe.
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1. ¿En su experiencia profesional y de investigación como podría definir el amor? A mí siempre me gusta dar esta definición, más bien pesimista, en la cual el amor siempre es un fracaso y que termina siendo algo que todos estamos buscando y que nunca terminamos por entender ni por aceptar; sin embargo, esta no es la definición que verdaderamente creo. El amor para mí es un experiencia en la cual uno se muestra absolutamente vulnerable al otro; y se abre; y se encuentra en el más profundo misterio de lo que es la otra persona; no me refiero al amor simplemente de pareja, me refiero al amor en todas sus variedades: el amor de los padres a los hijos, de los hijos a los padres, entre amigos, entre familiares; el amor que siempre es un descubrimiento al respecto a lo que es la otra persona. 2. ¿Existen diferencias entre la concepción del amor en el pasado comparado con la actualidad? ¿Cuáles serían? Me parece que el amor en el pasado tenía mucho más que ver con una serie de elementos rituales, sociales, contextuales, en las cuales el amor era considerado sobre todo una institución social y tenía que ser llenado de alguna manera con ciertos rituales o ritos iniciáticos, en los cuales el amor simplemente era la consagración de un ideal más fuerte que era el amor cristiano. Bueno, todo esto en la actualidad se ha ido perdiendo; el amor ya no tiene que ver con esta consagración ritual, ya no se necesita que exista esta forma de realización ritual, dado que ahora se ha liberado el amor y existen muchas maneras de vivirlo; sin embargo, el amor en la actualidad es de alguna manera mediado por el consumo y por este ideal romántico, que de alguna manera hemos ido aprendiendo a lo largo de nuestra educación. En este sentido, creo que un ejemplo claro lo podemos encontrar en las películas románticas o en todas las historias que se nos venden en los distintos medios de comunicación o en los libros, que tienen más que ver con este amor que ya no pasa por la realización ritual y que sí tiene que ver con los sin sabores y la distinta definición de lo que consideramos amor. La parte más importante de la transformación entre el amor en el pasado y el amor en la actualidad es el hecho que el verdadero ideal que se ha transformado es el ideal de la comunidad y de la individualidad; mientras que anteriormente el ideal de la comunidad era la familia y obviamente lo que sucedía era que la mujer se sacrificaba en áreas de abnegación, en áreas de los hijos, y que
La Entrevista: Dra. Paula Arizmendi
estuviera bien el esposo; en la actualidad lo que existe es este ideal de la individualidad, de enaltecer la subjetividad y de ser feliz uno mismo, y en este sentido es muy claro que el amor está por completo basado en otras circunstancias y en otro contexto histórico. 3. ¿A qué se enfrenta uno cuando se estudia, investiga o trabaja con el amor? Cuando se investiga lo que es el amor parecería encontrarse con esta noción muy fija, muy rígida, de lo que es el amor, que tiene que ver con una construcción cultural muy hecha y que depende de un tiempo muy determinado. En este sentido, cuando nos topamos con el amor lo que estamos entendiendo es una construcción que depende de dos subjetividades que en algún momento se encuentran y que cuya finalidad no es encontrar la felicidad conjunta si no que las dos personas lleguen a una autorrealización. De esta manera la parte de estar juntas no es tan importante, aunque sí es relevante; entender esto implica necesariamente comprender que anteriormente, a principios de siglo, por ejemplo, el amor era considerado algo completamente distinto porque el amor estaba basado en un valor, no de subjetividad o de individualidad, si no de comunidad y además de abnegaciones y de sacrificio. Normalmente quien terminaba cargando con la parte más negativa del amor era la mujer, porque era de quien se esperaba que trabajara por el esposo, se sacrificara por los hijos y dejara todo para que la familia pudiera constituirse de una cierta manera. En la actualidad esta es una de las partes más positivas del amor contemporáneo, por que ahora la mujer puede vivir su propia subjetividad y no se está pensando que tenga que sacrificarlo todo; sin embargo, me parece que todavía quedan muchos prejuicios, muchos resabios de este tipo de pensamiento; y se justifica de mucha mayor manera la
individualidad masculina que la femenina, todavía. Pero bueno, esto está cambiando. 4. ¿Cuáles se podrían considerar que son las nuevas concepciones sobre el amor? Me parece que en realidad estas nuevas concepciones sobre el amor lo que están mostrando son formas de un amor que ya existían, y me refiero con esto a concepciones como la homosexualidad, el poli-amor; este tipo de manifestaciones que verdaderamente han existido antes pero que de alguna manera estaban mucho más velados o encubiertas y no había posibilidad de que salieran a la luz. En este sentido, lo que creo que es nuevo de estas concepciones del amor es propiamente la legitimidad que está adquiriendo en la actualidad y la posibilidad de que ya se pueda hablar de forma mucha más abierta y mucho más franca al respecto. Hablar de las nuevas concepciones del amor, en realidad, nos lleva a pensar en toda esta serie de personas que están adquiriendo nuevos roles y que de alguna manera están reformulando aquello que decimos del amor. No es tanto lo que hacemos como lo que decimos del amor; no me parece que en la contemporaneidad haya tantas diferencias de lo que era antes el amor y lo que es ahora, me parece que es la forma de decirlo, eso es lo que ha ido transformándose. 5. ¿Cómo diferenciar, desde su especialidad, el tema del amor frente a otros conceptos como el deseo, la pasión o el enamoramiento? Desde mi especialidad, que es el saber filosófico, me parece que hay una diferencia clara entre el amor y estos conceptos como deseo, goce, pasión y enamoramiento. El deseo es obviamente un impulso que está dentro de cada persona y que no necesariamente tiene que ver con aquello que es bueno para nosotros. De la misma manera, el goce no se puede pensar si no en tér29
La Entrevista: Dra. Paula Arizmendi
minos psicoanalíticos, al menos eso es lo que yo veo cada vez que suena esa palabra. Cuando hablo de pasión y enamoramiento me parece que tiene que ver, sobre todo, con un concepto de novedad; es este afán de la novedad que ya Heidegger mencionaba y que tiene que ver con esta sensación de vértigo al sentir algo que nunca antes se había sentido. Creo que el amor va mucho más allá del mero deseo, del mero enamoramiento o de la mera pasión, porque lo que pienso es que el amor es un trabajo continuo en donde se está uno abriendo a la otra persona, en donde uno está revelando el misterio de lo que es la otra persona y en ese sentido no puede referirse únicamente a la propia subjetividad, por eso es que no puede ser un mero deseo o un mero enamoramiento o una mera pasión, que todos sabemos que va a terminarse el amor si se lleva acabo de una manera no correcta, pero sí de la manera adecuada. Es una especie de laberinto que estamos todo el tiempo intentando abrir y de esta manera pues un buen laberinto que se precie de ser laberinto no terminaría jamás. 6. ¿Ha cambiado el concepto de fidelidad? ¿Cómo ha sido la transformación? ¿Fidelidad es igual a amor eterno? Esta es una pregunta muy interesante y muestra esta transformación de las coordenadas culturales en las que nos encontramos. Hace un siglo, por ejemplo, el concepto de fidelidad era muy importante, sobre todo porque daba legitimidad, pero era una legitimidad que se basaba en el ritual del matrimonio y que de alguna manera lo que hacía era que legitimaba socialmente las prácticas que podían llevar a cabo los hombres y las mujeres: como es muy sabido, los hombres podían de alguna manera liberarse de este concepto de fidelidad mientras que las mujeres tenían que sacrificarse por la familia y no era para nada bien visto que la mujer fuera infiel, mientras que al hombre se le toleraba. En la actualidad este concepto de fidelidad sigue funcionando de alguna manera para legitimar este amor pero pienso que ha perdido esta carga tan pavorosa que tenía hace cien años; la fidelidad sigue siendo una fidelidad sexual, se equivale al 30
amor precisamente porque solemos pensar que si tiene una fidelidad sexual significa que nos quiere, que nos está guardado, así como un respeto, y entonces en ese sentido se sigue apostando por esta fidelidad para demostrar que se ama; creo que el concepto de fidelidad se está transformando en el sentido que las relaciones también se están transformando y lo que sucede es que las parejas están empezando a pensar de una forma más diversa y están empezando a poner el peso de la legitimidad del amor no necesariamente en la fidelidad sino en otras prácticas como por ejemplo en el compromiso, en la complicidad, en la camaradería, en la solidaridad, en otros elementos que no necesariamente tienen que ver con esta fidelidad sexual; sin embargo, al menos en la sociedad mexicana, hay un periodo de transición, que es el que estamos viviendo, en donde la fidelidad todavía se habla entre telones, y no se habla tan claramente como lo que está sucediendo en las prácticas amorosas y sexuales. 7. ¿Cómo es el amor en los tiempos modernos en donde la privacidad, el compromiso y el anonimato se viven de manera distinta? Sobre todo lo que estamos viviendo en los tiempos de la comunicación instantánea, las redes sociales avasalladoras y lo que llamaría Zigmund Bauman, la “modernidad líquida”. En los tiempos modernos el amor se está viviendo de una manera verdaderamente peculiar porque la gente ya no quiere comprometerse de esta manera tan eterna como se hacía anteriormente y simplemente lo que desea hacer es quedarse en un “aquí” y en un “ahora”, que de alguna forma se vuelve como muy fluido y como muy líquido, y que todo el tiempo está encerrando el miedo a quedarse solo y que precisamente por eso ya no se atreve a ser vivido de esta manera sólida como se hacía antaño.
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Lo mismo sucede con este concepto de privacidad y anonimato porque en estos tiempos el amor tiene que ser demostrado no nada más en pareja, sino demostrado y comprobado de una forma mediada y necesariamente con imágenes, canciones, con todo aquello que demuestre que el amor es necesario y real. En estos tiempos si uno no parece amar, si uno no demuestra mediante imágenes que está amando, muy probablemente el amor no exista de verdad, entonces en este sentido pues necesariamente el amor tiene que transformarse. El hombre tiene que vivir de una forma distinta y creo que una parte muy negativa tiene que ver con el hecho de que ciertos elementos del amor, como por ejemplo estas ideas de posición que se pueden ver todavía en los adolescentes, las ideas de machismo, de dar más pie a la violencia, este tipo de cosas siguen existiendo precisamente porque a pe-
sar de que la privacidad y el compromiso han desaparecido, todo el tiempo queremos escapar del anonimato; a pesar de ello, tenemos ciertas tradiciones y ciertos prejuicios que tristemente no han desaparecido, por eso es que nos encontramos a niñas que siguen pensando que amar es sentir celos, estar todo el tiempo vigiladas, este tipo de fenómenos que no están demostrando lo que el amor en la actualidad es, están demostrando lo que el amor era hace cien años y que de ninguna manera debería de ser así. Este es uno de los fenómenos de la actualidad, esta contradicción que existe entre los tiempos presentes, que cada vez son más acelerados, más fluidos, más líquidos, y a la vez cada vez más anclados a tradiciones de las cuales no tenemos mucha consciencia y que, sin embargo, vas perpetuando mecánicamente.
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Artículo
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La niña galáctica Por Edén L. Sánchez
— Regresaste pronto. — El camino hacia y desde la tierra no fue problema, estar toda una vida allá es lo difícil. — Luces pequeña, blanca como antes… pero… tu cabello ahora es corto, tus manos tienen manchas y tus ojos… ya no reflejan lo que antes, ¿qué pasó? — La vida en la tierra es muy diferente, los humanos son fascinantes. — Háblame sobre ellos. — Bueno, para empezar todo está dividido, su principal sufrimiento y causa de vida es la dualidad, bueno-malo, frío-caliente, macho-hembra, fuerte-débil, así sucesivamente; las dualidades pueden combinarse, eso crea la existencia de múltiples categorías de humano, al parecer algunas son más o menos valoradas dependiendo del lugar donde se viva; me tomó mucho tiempo visitar cada lugar; no terminé; una vida no fue suficiente para comprender uno sólo de lo que ellos llaman país. Dicen que al principio de los tiempos las hembras tenían gran valía, pero con los siglos se fue perdiendo, llegando al punto de mutilarles los genitales; no tuve valor para ir a esos sitios. Actualmente los humanos viven en grupos que llaman familias, los machos dominan estos grupos y toman a su prole como si fuesen su propiedad, sobre todo a las hembras, las tratan como a una especie de servidumbre cuya función es incubar las siguientes generaciones. Existen espacios donde suelen jugar con animales llamados toros, los hacen correr en espacios circulares para acuchillarlos hasta morir. Algo que llamó mi atención es que cada ola de nuevos humanos se revela contra el orden de los viejos, esto genera en algunos machos
mucho miedo, los hace sentirse amenazados, así como esos toros. ¿Por qué los hiciste? — No lo sé, un día en clase de ciencia nos dejaron de tarea crear vida, yo envié unas cuantas células que saqué de mi cabello; en aquél entonces tenía hongos y quería saber qué pasaba si les daba la posibilidad de existir en otro lugar que no fuese mi cabeza; daban mucha comezón. — Ellos creen que eres lo que para nosotros es Maaph. — ¿De verdad? — Algunos te llaman Buda, otros Alá, alguna vez fuiste Gaia, es difícil recordar todos los nombres, pero lo interesante son las historias; hay quienes creen que llegarás un día para hacerte tú cargo de sus acciones; otros piensan que hiciste un libro sobre cómo vivir sus vidas; es increíble la cantidad de historias que narran sobre ti. — Pobrecillos, ¿crees que debería enviarles algo? — No lo sé, nunca he hecho mi propio planeta, yo no sé qué haría, crear vida ya no es cualquier cosa para mí. — ¿De qué hablas? — Aquí mi aspecto es normal, pero en la tierra los humanos me creyeron algo que ellos llaman niña. Por un sentido retorcido de fortuna llegué a un país donde las hembras tienen cierta libertad; llegué con buenas familias, me adoptaron y llamaron hija, siempre con diferentes nombres dependiendo de lo que significaba para su vida. — Espera, ¿qué es adoptar? — Creo que es cuando existe una carencia de amor y buscan llenarla con otro ser vivo, algunos
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lo llenan con mascotas, otros con trabajo, otros tantos con hijos. — No entendí una sola palabra, ¿qué es eso de amor? — Ese es uno de los conceptos más abstractos que nunca logré descifrar, todos los humanos hablan sobre eso y parece ser el tema que más absorbe sus vidas (además del por qué de todo). Ni los humanos más inteligentes son capaces de dar una definición exacta, así que no sabría explicarte, sólo decirte lo que viví. Como niña, algunos humanos decían adoptarme por amor, una familia me cuidó por 6 meses terrestres hasta que empecé a mostrar curiosidad por la ropa de los machos, entonces me devolvieron al orfanato. — ¿Qué es un orfanato? — Son como cajas grandes donde guardan a los niños sin padres. Al ser yo una niña humana, se suponía no era capaz de defenderme y siempre me enviaban a alguno. Nunca pude mostrar mi naturaleza real, cuando lo intenté los humanos que me adoptaron me encerraron en un cuarto lleno de agujas y aparatejos extraños, era como el laboratorio de Maaph a principios de era. — El laboratorio de Maaph era horrible, esas prácticas están obsoletas, sólo existen en los libros espaciales. — Pues ellos tienen este tipo de prácticas, y no sólo con humanos, sino también con otros seres vivos, yo tuve que cambiar varias veces de aspecto físico hasta que una de las grandes potencias se dio cuenta de mi existencia y tuve que volver. — Sigue hablándome del amor. — ¿Recuerdas que te dije que todo está dividido? Eso también. Se puede amar a un hijo, a un hermano, a un progenitor, a una planta, a un ser vivo, a un concepto, se puede amar muchas cosas y no estar loco, incluso los humanos escritores usan palabras clave para decir que aman. — No comprendo mucho, pero suena como sabores de laxantes. — Para ellos los laxantes son diferentes de los nuestros, después hablamos de eso, pero no es tanto así, los sabores los eliges y el amor no siempre, es difícil describirlo. 34
No siempre se elige a quien se ama, pero es una regla moral que la prole ame a sus progenitores y a su grupo étnico, los humanos también se aman entre sí a manera de reproducción, aunque no siempre sea el fin. — ¿Sentiste eso por ellos? — ¿Qué? ¿amor? No lo sé, es muy complicado amar a un humano, exigen exclusividad y no son tolerantes a la individualidad del otro. Una de mis madres adoptivas se cortó las venas porque su esposo la dejó para irse con su secretaria, lo amaba tanto que no soportó estar sin él; otro de mis padres golpeaba a su esposa y decía hacerlo por amor; en otros grupos me castigaban sin comer por amor, decían que las reglas eran importantes para mi crecimiento. No sólo hay amor, existe el respeto, gratitud, atracción, deseo, satisfacción, un montón de conceptos que los humanos revuelven y confunden con la lealtad y la fidelidad. — Dijiste ¿esposo? — Sí, así como los brazaletes que se usan para los prisioneros. La mayoría de los humanos creen que haciendo rituales llamados casamiento o matrimonio se asegura la felicidad eterna y el amor del otro. En algunas creencias esos rituales se hacen frente altares hechos para ti, como si escupieras en su decisión. — ¿Escupir así como cuando Maaph al nacer una nueva estrella? — Algo parecido, sólo que en lugar de tu presencia usan un muñeco colgado en una cruz, dicen que tú lo enviaste a morir por ellos. — ¿Por qué haría algo tan salvaje? — Te traje varios libros, no son espaciales pero puedes pedirle al escribano que te haga las traducciones, mi humano no es tan bueno como tu venucino. — Empiezo a sentirme mal, tal vez debería hacer una aparición, ¿tú qué crees?
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— No lo sé, tu existencia y dudas sobre la misma han provocado muchas guerras. — No comprendo, si creen en mí, ¿por qué hacerse daño? Y eso del amor, es lo más raro que he escuchado en un planeta. ¿Cómo saben que existe? — Porque lo sienten, los humanos son muy sensibles, frágiles más bien, aunque evolucionaron de las células tienen cuerpos enclenques que se mueren con facilidad, la medicina y las reglas sociales les han permitido aumentar sus años de vida. Yo podía matar a cualquiera cuando fuera necesario. Una vez dos humanos machos intentaron lastimar mi cuerpo y tuve que proceder, te sorprendería lo sencillo que es romperlos. — A penas llevamos unos minutos y suenas más derrotada que Laika, no puedo creer que sea tan horrible estar allá, ¿qué hice? — No lo es, sólo es difícil, sus vidas duran apenas un minuto de nuestra era, son tan insignificantes que magnifican su existencia, tienen una necesidad impresionante de trascender y ser amados en el proceso, no sé cómo lo logran.
90 años humanos me envejecieron como no tienes idea, la cercanía del sol es tan poderosa que puedes sentir sus vibraciones y la luna, su energía está viva en todo e influye en cada cosa que tiene un ciclo, mueve los mares e inspira escritores, verla de noche es un deleite. La vida de los humanos se define por pequeños detalles que cambian sus vidas, desde creer o no en ti, hasta ver cajas de visión con otros a quienes estiman. Creo que sí. Habrías de caminar entre ellos un día de estos, les haces falta, necesitan señales de que no están solos, que no son tan pequeños, que hay alguien que los hizo y los cuida, necesitan creer que no son un simple experimento. — Pero tú eres mi hija, no podría dejarte sola de nuevo, andar por ahí en la galaxia es solitario. — Ahora comprendo un poco. — ¿Qué cosa? — De dónde sacaron los humanos eso del amor… Referencia de imagen: Salazar Betancourt, S. (s.f.) Mujer observando a una niña galactica [Dibujo]
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En construcción Llamado a la escucha Por Baruch Martínez Treviño
A Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León “Reclamamos una atención humana y respetuosa a las víctimas de las violencias. Exigimos a las autoridades que dejen de criminalizar a las víctimas; que se den cuenta que cada una de las personas asesinadas tenía una familia con la que compartía su vida, una familia que le esperaba.”
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stimados lectores, les agradezco que estén aún con nosotros en este largo trayecto que me ha empujado hacia caminos inciertos al andar; con la escucha presta y el corazón dispuesto, uno se acerca a los lugares que nos llaman, de ese remitirse a sentidos compartidos, que siguen empujando la vida entre tanta muerte y negación. Ya saben que la invitación es al constante aprendizaje desde terreno, en el encuentro con el otro, que nos redisponga hacia otras coordenadas para reintegrar lo posible a ser conociendo, conocido: nos indaga cómo es que conocemos. Hoy quiero compartirles tres asuntos. Primero, la aberración del fenómeno de la violencia política, en este caso la desaparición forzada; segundo, un llamado a la escucha que se permita abierta y dispuesta al quiebre de referentes, que se reconozca en el quiebre de referentes que limitaba escuchar el sentido de lo que resiste a tanta muerte: saber estar y escuchar, saber leer y guardar un silencio que resuena en nuestras creencias, en nuestra intimidad más íntima, que nos otorga la ficción de una identidad; tercero, que los familiares de personas desaparecidas nos comparten un poco de esa lucha incansable.
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—FUNDENL Primero, la desaparición forzada no debería de suceder, pero porque sucede, es un deber leer la fuerza que resiste a la muerte, y exigir que nuestra participación sea íntegra, constante, válida y primordial. La desaparición forzada llama a la justicia, llama a la presentación con vida de todas y todos los desaparecidos, pero sabemos que el camino es largo y que con hilo y aguja tratamos de narrar nuestra propia historia; a la institución le queda grande el nombre de “autoridad”, le leí a Leticia Hidalgo en el libro de Roy Desaparecido y tiene tantísima razón. Vean por favor lo que están haciendo los familiares que viven con ese vacío que alguien más provocó, que alguien más propició, que una forma de hacer política, una forma de gobierno permite que eso continúe sucediendo. ¿Qué hacen los familiares que dejan en evidencia la inoperancia (implícita) de las instituciones de procuración de justicia? Son los familiares los que con el corazón, el afecto y el vínculo entretejen un hacer hacia la vida; son ellos y los que acompañan, los que están abriendo las heridas malsanas de nuestras vidas, de nuestro ser colectivo y comunitario. Las abren me refiero a las fosas clandestinas de las cuales en muchos de los casos ya tenían conocimiento funcionarios del Estado, pero que dicen cosas como “son huesos”.
En construcción: Llamado a la escucha
La desaparición forzada es un crimen que constituye regímenes carentes de democracia, que hace de los mecanismos participativos, burocráticos e institucionales, maquinarias oxidadas y lubricadas con la sangre de gente asesinada por la guerra contra el crimen organizado, contra la seguridad militarizada que con el arma nos apunta a nuestra libertad, a nuestros pasos, a nuestro pensamiento. Lo lamentable es que entre nosotros mismos hemos construido un miedo que recae en la construcción de un enemigo-vecino, de un enemigo que cuando “muere” o es “eliminado” acudimos al sentido dado por el Estado y los medios de comunicación para, después del hecho, considerarlo como “el malo.” El más vil triunfo del Estado asesino y terrorista es hacer de nosotros nuestros propios jueces, nuestros propios eliminadores. Pero aquí es donde algo habrá que abrirse, escucha mediante. La desaparición forzada es un crimen de lesa humanidad, un crimen que lleva en su apellido al ejecutor: todas las desapariciones son desapariciones forzadas, en todas recae la responsabilidad del Estado. Por eso el segundo punto es indispensable, doloroso y necesario: la escucha. Subordinada a una forma de dejar entrar la alteridad, de remitirse en un sentido propio, ajeno a lo que resuena, aún en ese lugar cómodo de referencias duras, ficciones de cimientos que nos direccionan por dónde y cómo escuchar y, consecuentemente, un dislocado decir sobre lo que escuchamos. Por eso la escucha es un instrumento frágil, lleno de prejuicios que nos disponen en el lugar del juez, del director moral del deber ser; por eso la escucha es cuando se rompe, cuando ella misma es puesta a remitirse a un resonar juntos; y es el cuerpo el que resuena. En la violencia política el sentido se quiebra pero la necesidad de vida da lugar a un sentido naciente, le pertenece a la fuerza que empuja hacia la vida. Quizá escuchar es lograr nacer en ese sentido compartido de las fuerzas que signan, que significan un hacer digno, una política de la dignidad que se levanta y asume un hacer hacia la vida, hacia su multiplicidad. Escuchar es saber resonar en el cuerpo lo que no termina de tener sentido, lo que excede el sentido (en el sentido de sensación)
para empezar a entretejer esa comunidad hacia nuestra deuda y deber. Por esto la escucha es un reto, porque involucra un asunto ético, epistémico y político: ético al saber que hay algo que jamás terminará de ser reconocido, y es justo en esto que excede que la historia no termina, que cada escrito, que cada performance, que cada canción, que cada poema sigue llamando a la alteridad, a lo real que no termina de significarse; epistémico porque permite resituar nuestra perspectiva, nuestro dinamismo, nuestros lugares, una topología hacia la alteridad, una alteridad alterna que constantemente nos mueve y nos resitúa en formas otras de conocernos; política porque involucra un hacer hacia el conocer la alteridad para su politización radical, esto es, para su reconocimiento como vida digna de ser buscada, de ser cuidada, de ser escuchada, de ser escuchantes de nosotros mismos en nuestra propia alteridad cargada de potencia: virtualidad que permanece inmanente a los modos nuevos a ser construidos. Por esto la escucha está presta desde un referente al sentido del cuerpo sin significar aún, naciente y vibrante de esas experiencias de vida, de amor, de búsqueda. Antes que nada, ellas me enseñaron que nuestra interlocución es con el futuro, con lo virtual del afecto y de la vida que, a destiempo, intentamos alcanzarla. Irving Javier Mendoza de Alejandro, desaparecido desde el 17 de agosto del 2010, en la colonia Valle Verde, municipio de Monterrey, en el estado de Nuevo León. Su mamá, Martha de Alejandro, nos comparte estas palabras sobre la búsqueda: «A veces me pregunto si estas lágrimas tendrán alguna recompensa, y para mis adentros digo “no tiraré la toalla tan pronto, seré fuere, seré valiente y saldré a buscarte de frente; no te desesperes hijo mío, yo inventaré estrategias para poder encontrarte; no niego que he tenido dudas, pero he tomado fuerzas para seguir adelante y no perder la fe. Te sueño cada noche y lo primero que recuerdo es tu sonrisa y tu manera de decirme Mamá. En algún momento de esta vida podré contarte todo el calvario que tuve que pasar y sólo diremos: creo que lo soñamos, y cerraremos este capítulo incierto de nuestra historia”. 37
En construcción: Llamado a la escucha
Desde que no estás, mi paraíso se volvió un infierno y no alcancé a entender esas ganas inmensas de ponerme a llorar. Sigo tus huellas sin saber hacia dónde me llevarán; sólo sigo los latidos de tu corazón en el mío, y al compás de mi andar he logrado perdonar a aquellos que nos hicieron tanto mal. Por las noches te sueño y no logro descansar, pues te veo llamándome y con angustia gritándome: “¡Mamá, dónde estás, ven por mí!”, y mi pena crece cada día más porque yo no sé dónde buscar. Pero te prometo, mi hijo amado, que esta lucha no terminará, porque todos los desaparecidos a casa deben regresar.» Los invito a visitar la página de FUNDENL donde podrán conocer a todos los familiares que buscamos. http://fundenl.org/?page_id=17 Referencias de imágenes: [Imagen de cartel de persona desaparecida] Recuperado de :http:// fundenl.org/wp-content/uploads/2013/02/IrvingJavierMendozaDeAlejandro_HijoMartha.jpg
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PsicoanalizARTE No existe la relación sexual Por Osvel Becerra
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e dice de Lacan que alguna vez mencionó en su seminario, tan querido por muchos y editado por cientos, que de la relación sexual no hay nada. También se dice de Lacan que en su seminario, que recorrió los sesentas y setentas, se entendía que no existía la relación sexual, y quiero decirle al lector que está en lo correcto si no ha entendido el preámbulo para un par de acotaciones tan efímeras por que la siguiente requiere de una silla, sentarse, y con calma entender una cosa: no hay relación sexual por que la niña no tiene pene. Ya sabíamos desde comienzos del siglo XX con Freud que la relación sexual produce la descarga de los productos genésicos y el sexo es el argot principal con el que se caracteriza al psicoanálisis en el teatro de la comedia, por lo tanto, aun oír decir que no hay relación sexual es como negar que hay psicoanálisis; sin embargo, entender que no hay relación sexual por un hecho causal de la vivencia femenina 40
es “uno de los túneles a los que nos abrimos camino los psicoanalistas a paso lento”. Algunos creen que tengo una corriente de pensamiento parecida al pansexualismo; a mí no me gusta pensarlo de esa manera pues es la sexualidad, la hiper-sexualidad la que se desarrolla hoy en la sultana del Norte y no podría ser de otra manera en un capitalismo progresista. Es común entender lo que a finales del siglo XIX era complejo: la niña tiene sexualidad y aunque no es parecida al sexo, se refiere a sí con las mismas formas, como si fuera el sexo mismo; nos lo recuerdan las niñas cuando al pene se refieren no por el sexo sino por la diferencia de los sexos que esclarecerá la diferencia entre estos y que es común en el desarrollo del niño. Y aunque parece que es poco escribir, no es mucho decir porque aún queda por esclarecer un atolondrado camino en la sexualidad femenina y ubicar en un espacio tan temprano, que circunda entre el final de los seis años, las emanaciones
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de la curiosidad hasta el momento de concebir el resultado de la no sexuacion en la niña; es un logro que nos arranca de las “teorías del seminario”. Con esto quiero explicitar que el seminario de Lacan está editado de tal manera que conduce a un solo lado, pero escudriñar el seminario conduce a lugares sorprendentes e inesperados. La niña de hoy en día no es como la del siglo XIX en donde no se podían tratar sus malestares, sus sinsabores y los cientos de cosas que suceden sobre la mente de un niño (cuando escribo niño refiero hacia ambos sexos). Ahora bien, cuando la niña concreta que el pene en la madre no existe, no está, y que ella es igual a la
madre, tiene varios recursos y uno de ellos no es ir con su psicoanalista y contarle: “sabes que he descubierto mi madre no tiene pene.” Obviamente en la niña hay angustia, y podemos encontrar aquí el inicio del rol de género pues la niña puede negar lo que ha visto, es decir, negar la inexistencia del pene en la madre, negar el no-pene y contribuir con esto a que hay una relación sexual que se da entre dos penes. Lo anterior es innegablemente retrospectivo, casi todo remite a Freud salvo en las oraciones a las que refiero la época de una parte del seminario de Lacan y bien aun en estas se regresa a Freud. Quiero subrayar que esta angustia 41
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de la que hablé en el párrafo anterior se crea inmediatamente en la niña que no renegó del pene y tampoco de la ausencia de este. Y no se hable más de pansexualismo cuando estamos vislumbrando un desarrollo psicosexual. Aquella angustia es la angustia ante la castración, por la castración. Ahora bien, en lo que respecta a la psicopatología, podemos concluir que no hay. Que este asunto de veras complejo no atiende a una patología sino a una vida ordinaria de la niña en occidente. La complejidad del asunto nos lleva incluso a creer que hay una psicopatología en personas que devinieron lesbianas o trans. La psicopatología vendría bien para el psicólogo y el psiquiatra; para el psicoanalista que está ocupado en la escucha no encontrará transgresión en ninguno de los devenires de la niña sino que estará interesado en lo inconsciente. En este momento es donde puede hablarse de lo inconsciente en la niña por que se arremete la represión, la carga libidinal que el inconsciente ejerce sobre aquel evento llamado escena primordial. Las escenas primordiales son incluso lo que se revive en algunos casos de pornografía, pero asistir a las problemáticas que devienen de la no relación sexual, usualmente ocurren en edades posteriores o en cuanto la madre y la maestra se encuentren con problemas concurridamente; aunque los infantes se den voz, son callados por los otros, los maestros, los papás, el gobierno, porque la vergüenza les impide tratar asuntos congénitos a la sexualidad de las niñas. El problema es evidente en la sociedad y la administración pero en el caso particular de la profesora del jardín o de aquella en primaria y secundaria, es un instante obviado. La vida familiar es un asunto omiso y que debe permanecer con la privacidad pertinente, no obstante los problemas de las niñas son más callados que los de los niños. No me dedico a hacer estadísticas pero entre los infantes que concurren la clínica y otras instancias, la mayoría son varones, mientras que las mujeres vienen a ser atendidas a causa de problemas con un hombre o bien con otra mujer. Esto se debe, según algunas, a que sus 42
amigas les recomendaban silencio, una mujer que silenciaba a otra y así sucesivamente. Estos casos probablemente se intimen con el suceso de la castración que devino del descubrir la no relación sexual pues tiene un influjo potente en cuanto al desarrollo posterior en la neurosis. Cuando la niña se entiende sin el pene, ya tiene lógica en lo que confiere al tener y no tener. Perder el pene enfada realmente al infante, tiene una potencia fálica, por eso es que hay una envidia que sin pudor se traduce en deseo de poder tener. La niña tiene el deseo del pene y a su vez el niño tiene envidia del pene del padre y menosprecia su aparato genital. Algunos alegan que el niño no podría entrar en esta lógica, sin embargo, no despreciemos al infante por ser pequeño, él ya tiene la lógica de las dimensiones. La relación sexual que no existe es percibida así porque cuando la niña no puede hacer cuentas entre un aparato genital y otro, al sumar las partes genitales, no llega a ningún resultado coherente; durante la lógica del evento de la relación sexual que pasa a no existir, al momento en que la niña no lo cuadra, no capta, lo ve imposible; por lo tanto, solamente lo pudo haber visto en el acto, en el mero suceso que no existe y le da razón a una nueva lógica. Antes la mentalidad de la niña se comprendía en la madre y las relaciones de deseo: querer al padre, mostrarle cariño, y situaciones de índole sensual que no necesariamente impliquen una actitud sexual pero muestran una aptitud infantil sexual. Allí radica uno de los problemas del deseo: cuando este no se cumple, remite inconscientemente a la imposibilidad de relacionarse sexualmente con el poder, y con el padre.. Referencias de imágenes: [Imagen de dos manos atravesadas por un clavo] Recuperado de http:// cyberpastoral.blogspot.mx/2015_02_01_archive.html Dali, S. (1951) El Cristo de San Juan de la Cruz [Pintura] Recuperado de http://unapizcadecmha.blogspot.mx/2013/11/el-cristo-de-sanjuan-de-la-cruz-1951.html
Entre MEMOrias y locura Sobre el amor y el perder el rumbo Por María Fernanda Aranda y Guillermo Rocha González
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iendo claros y tal vez un poco aguafiestas, podemos considerar que así como el amor puede ser fuente de placer y alegrías, también puede provocar malos ratos e incluso generar diversas patologías, desde una considerable dependencia hasta el sufrimiento que puede afectar el entorno psicosocial, generándonos una gran disfuncionalidad en todas partes. En la práctica clínica, diariamente vemos llegar pacientes con cuadros depresivos o duelos patológicos por la pérdida del ser amado; angustiados por recuperar aquello que una vez fueron y que por alguna razón se ha convertido en eso que no era parte de un plan amoroso, se envuelven de culpa y de una gran devaluación, sin ganas de vivir o disfrutar la vida. Prácticamente llegan con el corazón roto. Entonces están los casos extremos, esos donde se dicen frases como «¿para qué seguir viviendo así?» o «mejor morir a sufrir» y la lista de frases que enmarcan la autoagresión puede ser muy larga y el origen puede ser el mismo: la pérdida de un amor. En un analísis de textos suicidas efectuado por la Dra. Patricia Cerda (2010), encontraron que las palabras que más se presentan en dichos escritos son «amor y querer», junto con la palabra «vida» y esto toma mayor peso cuando se identifica que los principales motivos del acto suicida son el desamor o abandono amoroso, poniendo en la mira el riesgo de hasta donde puede llegar el impacto del amor o desamor. El fenómeno que más aparece en el riesgo suicida le llamamos "visión de túnel", es cuando
la persona sólo tiene en la mente la idea fija que le causa dolor o que considera le puede quitar el sufrimiento por el que pasa, olvidándose así de todo aquello que le rodea y lo más peligroso, olvidándose de sí mismo. Es ahí donde intervenimos acompañando al paciente en el proceso de sanación, en el ejercicio de la empatía, en la escucha atenta, y junto con el acompañamiento nos permitirán entender de qué manera está viviendo su pérdida, empoderándole de recursos necesarios y alternativas para que pueda continuar y enfrentar las circunstancias en las que se encuentra. No existe una receta para el amor, ni una guía exacta de como intervenir; cada pérdida se vive diferente; ningún caso es igual; las necesidades de cada persona serán siempre distintas; y aunque es casi un hecho que no le devolveremos el amor que está buscando, les acompañaremos en el darse cuenta que eso que creen que les falta, está ahí, en ellos mismos. El siguiente cuento, titulado El Tesoro Enterrado (Bucay, 2009), lo explica mejor: Había una vez en la ciudad de Cracovia, un anciano piadoso y solidario que se llamaba Izy. Durante varias noches, Izy soñó que viajaba a Praga y llegaba hasta un puente sobre un río; soñó que a un costado del río y debajo del puente se hallaba un frondoso árbol. Soñó que él mismo cavaba un pozo al lado del árbol y que de ese pozo sacaba un tesoro que le traía bienestar y tranquilidad para toda su vida. Al principio Izy no le dio importancia, pero después de repetirse el sueño durante varias sema43
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nas, interpretó que era un mensaje y decidió que El viejo no encontró razón para mentirle. Por él no podía desoír esta información que le llegaba eso le contó que venía viajando desde una ciudad de Dios o no se sabía de dónde, mientras dormía. muy lejana, porque había soñado que en Praga Así que, fiel a su intuición, cargó su mula para debajo de un puente como éste, había un tesoro una larga travesía y partió hacia Praga. Después enterrado. de seis días de marcha, el anciano llegó a Praga y El guardia empezó a reírse a carcajadas: Mira que has viajado mucho por una estupidez se dedicó a buscar, en las afueras de la ciudad, el –le dijo el guardia—. Hace tres años que yo sueño puente sobre el río. No había muchos ríos, ni muchos puentes. Así todas las noches que en la ciudad de Cracovia, que rápidamente encontró el lugar que buscaba. debajo de la cocina de la casa de un viejo loco, de Todo era igual que en su sueño: el río, el puente nombre Izy, hay un tesoro enterrado. Ja... Ja... ya un costado del río, el árbol debajo del cual mira si yo debiera irme a Cracovia para buscar debía cavar. a este Izy y cavar debajo de su cocina... Ja... Ja... Sólo había un detalle que en el sueño no había Ja.... Izy agradeció humildemente al guardia y aparecido: el puente era custodiado día y noche regresó a su casa. por un soldado de la guardia imperial. Izy no se Al llegar, cavó un pozo debajo de su propia coanimaba a cavar mientras estuviera allí el soldado, cina y sacó el tesoro que siempre había estado allí así que acampó cerca del puente y esperó. A la enterrado... segunda noche el soldado empezó a sospechar de Referencia de imagen: ese hombre cerca de su puente, así que se aproximó [fotografia de paisaje de praga] recuperado de https://wallpaperscraft. com/tag/prague/1920x1080/page2 para interrogarlo.
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“Equipo Interdisciplinario en Atención a los Problemas en el Desarrollo”
1er Congreso Nacional: Clínica de la Subjetividad. Perspectivas Actuales. Ponentes por institución — AMERPI Ana Fabre del Rivero Celia Delgado Teijeiro Mariana Osorio Gumá Juan A. Litmanovich
CEPCIS Guadalupe Rocha Guzmán Luis Valverde
EDIIT Esperanza Pérez de Plá Patricia Acosta García Martha Rodríguez Jiménez Iveth Salazar Hernández
REDES Araceli Franco Edith Tamez Israel Chávez Graciela Oliveto
Conferencias magistrales — Dra. Esperanza Pérez de Plá "El fascinante encuentro con los bebés. Historias de amor, dolor y sobrevivencia" Dra. Celia Delgado Teijeiro "Padre ubicuo, espejo opaco. Presencia y función paterna en la clínica psicoanalítica de niños con problemas graves" Psicoanalista Mauricio Gómez “El imperativo de goce. El psicoanálisis en los bordes”
22, 23 Y 24 SEPTIEMBRE 2016 MONTERREY, NUEVO LEÓN HORARIOS— JUEVES Y VIERNES 9:00 - 2:00 / 4:00 - 7:00
SÁBADO 9:00 - 2:30
ITACA Alfredo Valencia Carlos Lomas Gabriela Carreta Ignacio Ferreyra
TEC SALUD / REDES Francisco Rivera Ortegón - Oncopediatra Arturo Garza Peña - Neuropediatra Sergio Fernández Ortiz - Gastropediatra Araceli Franco Alcocer - Psicoanalista
Mauricio Gómez Jessica Berzosa Miriam Jara Luis Chávez
Ana Laura Peralta Karla Bautista
Mesas de trabajo — AMERPI · CEPCIS · ITACA · EDIIT · REDES · TEC SALUD
Talleres — 1. Psicoanalista Mariana Osorio Gumá 2. Psicoanálista Juan A. Litmanovich 3. REDES
4. EDIIT 5. CEPCIS 6. ITACA
Costos — PROFESIONALES $900 hasta el 31 de Julio $1100 del 1 de Agosto al 16 de Septiembre $1300 del 17 al 20 de Septiembre ESTUDIANTES $900 hasta el 16 de Septiembre $1100 del 17 al 20 de Septiembre TALLERES $300 Para informes e inscripciones: T. 811 690 3063 / 811 512 2237 / 81 14 88 45 congresoredes@hotmail.com
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CAMPUS LAS TORRES