Abril

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Con la finalidad de refrescar, tomar nuevas posturas y puntos de vista, tenemos la idea y la propuesta de invitar nuevos “artistas” a formar parte de esta comunidad. Como requisito se pide el envío de algún material que usted haya compuesto (Literario o Visual) a supercheriafanzine@gmail.com

Superchería

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Imagen de Fonfo: Alvin Langdon Coburn 3


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Texto Surrealista El mundo físico todavía está allí. Es el parapeto del yo el que mira y sobre el cual ha quedado un pez color ocre rojizo, un pez hecho de aire seco, de una coagulación de agua que reuye. Pero algo sucedió de golpe. Nació una aborrecencia quebradiza, con reejos de frentes, gastados, y algo como un ombligo perfecto, pero vago y que tenía color de sangre aguada y por delante era una granada que derramaba también sangre mezclada con agua, que derramaba sangre cuyas líneas colgaban; y en esas líneas, círculos de senos trazados en la sangre del cerebro. Pero el aire era como un vacío aspirante en el cual ese busto de mujer venía en el temblor general, en las sacudidas de ese mundo vítreo, que giraba en añicos de frentes, y sacudía su vegetación de columnas, sus nidadas de huevos, sus nudos en espiras, sus montañas mentales, sus frontones estupefactos. Y, en los frontones de las columnas, soles habían quedado aprisionados al azar, soles sostenidos por chorros de aire como si fueran huevos, y mi frente separaba esas columnas, y el aire en copos y los espejos de soles y las espiras nacientes, hacia la línea preciosa de los seno, y el hueco del ombligo, y el vientre que faltaba. Pero todas las columnas pierden sus huevos, y en la ruptura de la línea de las columnas nacen huevos en ovarios, huevos en sexos invertidos. La montaña está muerta, el aire esta eternamente muerto. En esta ruptura decisiva de un mundo, todos los ruidos están aprisionados en el hielo; y el esfuerzo de mi frente se ha congelado. Pero bajo el hielo un ruido espantoso atravesado por capullos de fuego rodea el silencio del vientre desnudo y privado de hielo, y ascienden soles dados vuelta y que se miran, lunas negras, fuegos terrestres, trombas de leche. La fría agitación de las columnas divide en dos mi espíritu, y yo toco el sexo mío, el sexo de lo bajo de mi alma, que surge como un triángulo en llamas. Antonin Artaud, "La Révolution Surréaliste", Nº 2 (1925) 7


No te culpes No te culpes por los abrazos perdidos, por las mentiras compartidas, ni por mi exceso de tos. No te culpes por mi consecuente delirio, ni mucho menos por mi falta de atención. No te culpes por tu exceso de cariño, no te culpes por mi vida, ni por lo que pasó. No te culpes mi amor por tus ganas de verme, ni por mis respuestas que no. No te culpes por mi llanto, mis fantasías y mi temor, mucho menos te culpes por no ver dentro mío, aun que a veces, a veces te prenda la luz. No te culpes muchacha por nada, no me culpes ni a mí, ni a tu dios. No te culpes la noche entera, no nos culpes por favor. Fermin

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Ultimo Vuelo Las cosas surgían de una manera inesperada junto a Mitsuko. Recordó, si la tempestad del tiempo no lo obnubiló por completo, que era pura sintética, no podía explicarlo, una surte de conexión que uía desde su primer encuentro, una sensación que le imposibilitaba distinguir lo simple cuando se encontraban. Cuando salió de la conferencia en el hotel Omura, esperó ver a Mitsuko en el boulevard donde solía encontrarla, deseando que aún no fuera tarde. El cielo oscuro y sin estrellas tornó la noche a espesa. Las personas estaban atiborradas en los bares de Tokio. Caminaba sin prisa pensando en que se encontrarían. Creía que aparecería a la vuelta de la esquina, como otras veces. Su esperanza se esfumó cuando se dio cuenta que el bar donde habituaban cerraría y tendría que irse. El transito era escaso, (poco común en Tokio) supo que era tarde. Caminó hasta el hotel donde se hospedaba, pensando que su trabajo de traductor junto con Mitsuko era cumplido de la mejor manera, fascinado por las formas de su interpretación del español al japonés. Nada fue como lo pudo esperar. Era una tarde soleada y se encontraron en un típico jardín japonés abierto al público. Mitsuko lo sedujo con su elocuencia generativa, le explicó cómo debía tomar el té. Era una mujer salpicada de una tradición impecable. Sabían que su trabajo los llevaría a perderse, pero era así, debía pasar de esa manera. Con el tiempo descubrió que nunca pudo haber otra escapatoria, la que construyeron en sus encuentros, en la que creyeron. Estaba en mi habitación, veía a Mitsuko salir del edicio atreves de la ventanal, tapada por el paraguas y subirse al taxi que esperaba en la puerta del hotel, deformada por la lluvia que uía por el ventanal. Entonces me pregunté si en verdad era todo posible, si debía creer en sus promesas, en su fe milenaria practicada por generaciones. Era algo que no podía dilucidar. Existía un vínculo gubernamental en nuestras obligaciones de trabajo del que no podíamos despegarnos, creo que fue lo más estúpido que hicimos. Me di cuenta que era tan carente de signicado, que vislumbramos la hipocresía, porque lo que realmente nos movía fue creciendo, más allá de nuestros intereses de país, más allá de todo interés. De igual manera preferimos ignorarlo, por la misma ignorancia, por la escasez de signicado que existía en nuestros espíritus. El tiempo me demostró que nos mentimos, que escupimos sobre nosotros mismos. Era algo que sentía cuando acompañaba a Mitsuko al aeropuerto o ella a mí.

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Veía al avión despegar, ella veía mi avión despegar tras cada conferencia internacional en Tokio. Descubrí que nada me importaba, que el sistema era regido por falacias…Si lo hubiera sabido entonces…Tal vez… Hasta que de tanto visitar aeropuertos, la distancia nos cansó, y me viste subir, y a lo lejos viste ascender el avión en la tormenta, porque el capitán fue claro; que solo se trataba de nubes, que no nos alcanzarían, cuando nos alcanzaron al ascender, y viste una explosión y fuego extinguirse por las gotas entre nubes espesas, justo cuando también estaba a tu lado.

Mariano Diani

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Las cosas surgían de una manera inesperada junto a Mitsuko. Recordó, si la tempestad del tiempo no lo obnubiló por completo, que era pura sintética, no podía explicarlo, una surte de conexión que uía desde su primer encuentro, una sensación que le imposibilitaba distinguir lo simple cuando se encontraban. Cuando salió de la conferencia en el hotel Omura, esperó ver a Mitsuko en el boulevard donde solía encontrarla, deseando que aún no fuera tarde. El cielo oscuro y sin estrellas tornó la noche a espesa. Las personas estaban atiborradas en los bares de Tokio. Caminaba sin prisa pensando en que se encontrarían. Creía que aparecería a la vuelta de la esquina, como otras veces. Su esperanza se esfumó cuando se dio cuenta que el bar donde habituaban cerraría y tendría que irse. El transito era escaso, (poco común en Tokio) supo que era tarde. Caminó hasta el hotel donde se hospedaba, pensando que su trabajo de traductor junto con Mitsuko era cumplido de la mejor manera, fascinado por las formas de su interpretación del español al japonés. Nada fue como lo pudo esperar. Era una tarde soleada y se encontraron en un típico jardín japonés abierto al público. Mitsuko lo sedujo con su elocuencia generativa, le explicó cómo debía tomar el té. Era una mujer salpicada de una tradición impecable. Sabían que su trabajo los llevaría a perderse, pero era así, debía pasar de esa manera. Con el tiempo descubrió que nunca pudo haber otra escapatoria, la que construyeron en sus encuentros, en la que creyeron. Estaba en mi habitación, veía a Mitsuko salir del edicio atreves de la ventanal, tapada por el paraguas y subirse al taxi que esperaba en la puerta del hotel, deformada por la lluvia que uía por el ventanal. Entonces me pregunté si en verdad era todo posible, si debía creer en sus promesas, en su fe milenaria practicada por generaciones. Era algo que no podía dilucidar. Existía un vínculo gubernamental en nuestras obligaciones de trabajo del que no podíamos despegarnos, creo que fue lo más estúpido que hicimos. Me di cuenta que era tan carente de signicado, que vislumbramos la hipocresía, porque lo que realmente nos movía fue creciendo, más allá de nuestros intereses de país, más allá de todo interés. De igual manera preferimos ignorarlo, por la misma ignorancia, por la escasez de signicado que existía en nuestros espíritus. El tiempo me demostró que nos mentimos, que escupimos sobre nosotros mismos. Era algo que sentía cuando acompañaba a Mitsuko al aeropuerto o ella a mí.

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The Panoramic view - Capítulo 4: Remembranza

Tengo una docena de miradas atrás, solo por mirarte a vos… Si reconoces alguna reirás, si por casualidad la recuerdas llorarás… Ya no te busco, seguro me encontrás… Ya no te busco, hoy te encuentro nomás… Decir, decidir, delicias, delimitar, describir, demandar, despistar… Siempre es la acción eso mismo y lo contrario para el contexto. Escuchar, aceptar, deseo, respetar, imaginar, satisfacer, dudar… Lo que se ve del otro lado, y su respectiva reacción. El tacto que alumbra, el estilo que identica… Es pura inuencia y repetición agradable. Y por decisión, lo más insólito, lo más apócrifo. Quien Lee apenas huele las palabras… Apenas siente ese calor con que se enciende una idea. ¿Pero vos te das cuenta que si escuchas bien, lees mal? Porque no es tu voz lo que tenés que buscar, excepto que siempre te quieras escuchar. En tal caso serías un gran decidor, mejor que el escritor.

Entonces:

Siempre que te escribo cuido no ser un plagio, y no tiene que ver con el ego, poco me interesa la “originalidad”, poco respeto guardo por lo formalmente “mío”, en lo que realmente me esmero es en tocar tus bras más íntimas, en desmenuzar tus certezas explicando el cómo y porqué de tus días a mi lado.

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Lo sé, no es más que un cuento aislado, solamente me deja margen para adornar algunos momentos y buscar sus causas en nuestras miradas primigenias. Que esperaba usted de mí, que esperaba yo de usted. A ciencia cierta jamás me doy con el lujo de pretender algo de las personas o situaciones que me tocan vivir/conocer. Es más bien la espontaneidad que maneje el partener la que va a ser muestra de esa libertad tan atractiva a la que muchos renuncian por seguridad, por comodidad. No creo que haga falta explicar lo cómodo que me siento en este instante, pensando en vos. Es un placer gratis, es casi como esas cosas que se comparten entre una multitud de personas, donde hay música, risas, bailes… Pero teniendo en el lugar solo tú presencia. Es raro me dirías, una y otra vez… No comprendes que apenas veo detrás de lo que me mostrás y con vos sucede al revés jamás ves lo que quiero mostrar pero si su trasfondo profundo e imposible de desentrañar del todo. Quiero agradecerte algunas cosas, cuando te vi jamás pensé que tendría que hacerlo, por lo negligente de tu comportamiento a priori. Primero el hecho de que desnudes para mi realidades que se me pasan desapercibidas. Luego el temple ante situaciones límite, parecieras inmortal en esos momentos, porque es evidente el cataclismo que se avecina pero poca importancia le das, y seguís en lo tuyo, como si leer un libro o acariciar a un gato (del modo preciso) pudiera revertir todo lo demás. Te lo agradezco porque, más no sea una casualidad, en algunos casos ha tenido conclusiones sorpresivamente positivas. No es desprecio tu displicencia, aprendí que vos por tu parte haces lo necesario para que algo ocurra, y si no sucede no vas más allá en esfuerzos o presiones… Pero jamás te vi preocupada por aquello, es como si tuvieras la seguridad de que las cosas saldrán tal y como las vislumbraste. Esto también lo agradezco, porque en mis momentos de ansias e impaciencia encontré un espacio para esperar sin perder el tiempo… A tu lado. Es un poco de lo que pienso este escrito, te lo susurraría al oído para hacerlo más placentero, pero resulta que ahora, en este momento, estás lejos, cosa que no puedo cambiar sin cambiarme yo primero. Hoy no estoy para andanzas, sino para recuerdos. Mañana será día nuevo, veré si por ahí un rato te encuentro, aunque más no sea en el viento.

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Marcee Loo 27


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Serรกn tus palabras tus mentiras, tus excusas, tus verdades, tus deseos y tus miedos.

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Fermin


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Imagen de Tapa René Magritte “Le modèle rouge” Óleo sobre lienzo - 1937

Pagina 14 Ryan McGinley “Olivia” (Minty Drop) - 2010 Fotograa

Pagina 4/5 Virginia Montaldi “Dinosaurio y yo” Oleo y Acrílico Sobre Tela 2002

Pagina 15 Alejandro Jesús Campos “Observandote en silencio” Lápiz Negro 2B/4B

Pagina 7 “Texto Surrealista” Antonin Artaud "La Révolution Surréaliste", Nº 2 (1925) Pagina 8 “No te Culpes” - Fermin * Imagen de Fondo: Francisco Astorga Fotomontaje Digital

Pagina 9 Matthew Woodson “Don't wait up” Tinta Sobre Papel + Edición y Retoque Digital Pagina 10/11 Francisco Astorga “Caratula de un Nuevo Estilo” Microfibra Sobre Carton Pagina 12/13 Virginia Montaldi - “Amor” Oleo y Acrílico Sobre Tela 2002

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Pagina 16/17 Amiel Balderramas "Seria Nubelaxia” Collagraph Pagina 18 Alex G - Paradise Pintura Pagina 19 Juan Francisco Casas Amaranta Striped Piss #2 Bolígrafo Bic sobre papel Paginas 20/21 “Ultimo Vuelo” Mariano Diani Pagina 22/23 Virginia Montaldi “Transformer “- (detalle) Oleo Sobre Tela 2009 Pagina 24/25 Francisco Astorga “Los Personajes Han Mutado” Microbra Sobre Papel


Pagina 26/27 “The Panoramic view “ Capítulo 4: Remembranza Marcee Loo * Imagen de Fondo: Arthur Hammond. Semi-Lunar (New York World’s Fair), 1939.

Pagina 28/29 Constanza Delno Tinta Sobre Papel Pagina 30 - Fermin * Imagen de Fondo: Aron Wiesenfeld

Pagina 31 Jeremy Enecio “Sin in Their Eyes” Acrilico y Oleo Sobre Madera Contratapa Seungyea Park "Enforced Insight2" Acrílico y Lapicera Sobre Papel

Producción y Diseño Francisco Astorga Matías Egea Marcelo Astorga Contacto supercheriafanzine @gmail.com Superchería supercheriartfanzine .blogspot.com.ar

Imagen de Fondo: Fotografía Satélital De La Tierra - Patrones Fractales 33



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