Mayo

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Con la finalidad de refrescar, tomar nuevas posturas y puntos de vista, tenemos la idea y la propuesta de invitar nuevos “artistas” a formar parte de esta comunidad. Como requisito se pide el envío de algún material que usted haya compuesto (Literario o Visual) a supercheriafanzine@gmail.com Superchería

Imagen de Fondo: Vasilis Avramidis 2


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Angela Tic, tac, tic, tac. Marca el reloj. Tic, tac, tic, tac. ¿Cuándo me va a tocar a mí, reloj? Tic, tac, tic, tac. Prométeme que ahora. Tic, tac. No respondes. Tic, tac. ¿Y quién eres tú? Tic, tac. ¿Acaso existes cuando la vida se acaba? Tic, tac. ¿O cuando la gente muere pierdes el poder sobre ella? Tic, tac. ¿Existirá el tiempo sobrevenida la muerte? Tic, tac. No creo. Tic, tac. Cuanta envidia… Soy Ángela Galena Lenaga. Son las 6 y 30 de la mañana, y quiero suicidarme. Son las 6 y 31, no sé por qué no lo hice antes. Pero después de ver tantas muertes a lo largo de mi vida, creo que envidio un poco a la gente “perecedera”, si se les puede llamar así a los pobres muertos. Son las 6 y 35. Empezando por mi madre; ella murió al tenerme y mi padre se suicidó al poco tiempo. Ni siquiera le importé. De ahí que fui a un reformatorio donde la Srta. Gómez me enseñó a leer y escribir. No sé a qué se debió pero nunca tuve amigos en el reformatorio, tampoco se reían de mí, pero no se acercaban. Son las 6 y 37. Quizás había algo malo en mí. Pero ésta señorita se acercó y me lo enseñó todo. Cuando cumplí dieciocho me fui de allí, al poco tiempo uno de los alumnos un año menor la acuchilló. Son las 6 y 38. Empecé a trabajar en un negocio de comida rápida, estuve cinco años allí, pero un día hubo una fuga de gas, muy poco perceptible, a uno de mis compañeros se le incendio la olla en la que cocinaba y ¿adivinen qué? Todos murieron quemados, el edificio se incendió. Única sobreviviente: yo. Son las 6 y 40. Así que decidí matarme ¿Dónde están las malditas llaves? ¡Oh aquí! Bien. Siguen siendo las 6 y 40 ¡Qué frío hace en la calle! Siete y media pasa el subte. Indoloro y rápido subte. Son diez cuadras las que tengo que caminar. Y todo está muy oscuro ¡Maldito invierno! Preciosa andá para el callejón ese y la pasamos bien ¿Entendiste?- Me sorprendió un maleante. Habló rápido mientras sacaba disimuladamente una pistola, la cual enseguida y, a pesar de mi abrigo, sentí apoyada con violencia en el vientre. No sería raro que éste hombre tan bruto pudiera dispararme y de paso ahorrarme el trabajo, aunque cuando salí de mi casa esa no era la idea que tenía de cómo iba a morir. -Tengo HIV- Le contesté tranquila. -¿Qué?- exclamó algo contrariado el hombre, pero aún violento. Tengo HIV- repetí Entonces me la vas a chupar- dijo sonriendo y bajando el arma hasta mi entrepierna. Bueno, bueno- exclamé- pero si te mueres porque resulta que también es contagioso por la saliva, no me culpes- dije resignada. Ya me estaba por suicidar y quería hacerlo a las 7 y 30, así que daba lo mismo hacérselo o no a ese imbécil. Pero yo iba a elegir como morir y no iba a ser con una pistola y un simple tiro. Yo quería una destrucción, algo genial. Es una idea un poco surrealista, lo sé. Pero es la forma en la que quiero morir. Ni bien cruzamos la delgada línea que separaba la oscuridad de la calle de la del callejón, el hombre me estampó con violencia contra la pared e hizo un patético esfuerzo por desabrocharme el pantalón de un tirón, pero su inutilidad era muy evidente o mi jean de muy buena marca. Terminé desabrochándomelo yo, bajando el pantalón y la ropa interior. Estaba por acercar una pierna a él pero éste se alejó un poco. Bien, me subí todo y acerqué mis manos a su pantalón, capaz se tomó muy 6


en serio lo del HIV que, por cierto, no era una mentira. Le desabroché el primer botón dispuesta a hacer lo que habíamos acordado luego de la noticia de mi enfermedad. ¡Sos un monstruo!- dijo después de dar un salto hacia atrás-¡¿Qué puta te pasa?!- me gritó, pero antes de contestarle el maleante ya estaba corriendo fuera del callejón ¡Como si hubiera sido yo quien quería violarlo! Cada vez la gente es más inútil, un día van a querer robarme y cuando les de la billetera, se van a largar a llorar como unas señoritas. Son las siete en punto. ¿En qué estaba? Ah sí, en cómo sé que tengo HIV, en realidad no lo sé pero la gente con la que mantuve relaciones sexuales terminaba en el hospital y luego en el obituario del diario que leo todas las tardes o, por lo menos, la gente que me decía cual era su nombre real siempre terminaba allí. No me imagino que eso suceda por alguna otra razón que no sea que tengo alguna enfermedad sexual lo cual no me extrañaría puesto que las primeras relaciones sexuales las tuve con esos aprendices de delincuentes que eran los del reformatorio, los que sí se me acercaban, claro. Quizás de ahí lo tengo. Nunca fui a un hospital ¡Juro que lo intenté! Pero me da terror. Pánico. Estoy por pasar y siento que se me cierra la garganta. No puedo ir allí. Quizás inconscientemente tengo miedo de terminar muriéndome allí de una forma detestablemente tranquila. Son las 7 y 5 ¡Bien! Aún queda tiempo para morir. ¡Mierda! Alguien me chocó ¡Mierda! De nuevo. ¿Qué pasa que de repente hay tanta gente caminando por las calles? Así nunca voy a llegar a destino. Miren toda esa gente, saliendo al exterior y subiendo los últimos escalones de la estación de subte. Parecen un montón de ratas saliendo por un mugroso agujero ¡Mierda! ¿Cuál es su problema que me chocan tanto? ¿Por qué no se relajan? Nunca me sucede esto ¡Voy a empujar a cualquiera que me evite el paso por las escaleras hacia el subte de ahora en más! 7 y 15. Bien. No hay nadie raro que pretenda quitarme la idea de morir. Seré la única que muera de ésta manera. Señorita, tengo una enfermedad terminal, ayúdeme con unas monedas- me sobresaltó un vagabundo, viejo y arrugado. Su nudosa y delgada mano se extendía hacia mí, temblorosa. Me miró fijo a los ojos, sin miedo, suplicante. Por un instante sentí que lo que me pedía no era dinero, sino paz. La sensación me agarró por sorpresa y ni siquiera dudé en si aquel anciano estaba diciéndome la verdad. Saqué de mala gana algo de dinero, pues paz no podría darle. Agarré el primer billete que encontré y se lo di. Era un billete de cien ¡Qué más da! Estoy por morir ¿o no? ¿De qué me serviría el único billete que tenía desde hace dos semanas? Si lo que me decía era cierto, de algo serviría y si no, bueno, era un excelente actor. Y, como todo buen actor, su destino era ganar dinero. Por un instante vi una mariposa negra. Las detesto desde que nací, siempre aparece una cuando alguien va a morir, me la tatué en la cintura ¿Qué? ¿Morboso? Tal vez, pero es algo que marcó mi vida ¿de eso, acaso, no se tratan los tatuajes? ¿De marcas, cicatrices o símbolos? En fin quizás esa mariposa que apareció ahora sea por el anciano ese, o… quizás por mí… 7 y 30! Miré en el reloj y escuche el quejido de las vías del subte. Era el gran momento. Empecé a caminar ansiosa hasta las vías, un paso y otro, y otro y otro. Aún estaba lejos y empecé a correr hacia las vías. De repente un empujón y ¡¡Crash!! Toda la sangre manchando el 7


vehículo, gritos. Ruido. Sentí el crack de los huesos y el olor a muerte. Otra mariposa negra se encontraba con la anterior y juntas daban vueltas. Que puto de mierda…-exclamé entre dientes. Apuesto a que se tiró porque no me pudo violar. El mismo delincuente sexópata que me” atacó” acababa de estallar en mil pedacitos frente a mis ojos. Así que acaban de frustrar tus planes de suicidio ¿eh, Ángela?- resonó una voz burlona detrás de mi espalda. No pude evitar sentir escalofríos al escuchar mi nombre. Y tú ¿cómo sabes eso?- me di vuelta de repente. Pues porque soy el ayudante de la muerte- exclamó tranquilo. ¿Ah sí? No me digas. Que original- exclamé con sorna, lo que me faltaba. Saqué del bolsillo de mi campera una petaca de whisky y me la llevé a los labios¿Quieres?- ofrecí. No, gracias. No bebo- dijo. ¡Salud por eso!- hice un ademan de brindis y acabé lo poco que quedaba del whisky. Siempre lo llevaba. Uno nunca sabe cuándo va a necesitar un trago. - Así que el ayudante de la muerte ¿eh? Pensé que ibas a decirme un nombre o algo- empecé a emprender el camino de vuelta, el hombre misterioso me siguió- Y dime si tu eres el ayudante de la muerte…- lo miré con sospecha -¿quién es la muerte?La muerte- meditó -es individual y colectiva, lo es todo pero no tiene nada. Es todo lo que puedo decirte de ella- calló. ¿No hay nombre ni apellido?Nada de eso¿Y qué hay de ti?TampocoBien entonces te llamarás Johnny¿Johnny?- exclamó levantando una ceja. Johnny Walker, como el whisky. Ahora dime, Johnny. De toda la gente que probablemente quería suicidarse hoy ¿por qué mierda evitaste mi suicidio, eh? Si es que realmente eres el ayudante de la muerte y no averiguaste mi nombre por internet- soné intimidante, mas Johnny parecía tranquilo. Si los planes de suicidio se publicaran en internet probablemente tendría sentido tu acusación pero como no es así, tendrás que creerme.- se aclaró la vozNo moriste, en realidad, porque de toda la gente que debía morir hoy tú eras la única que tenía otra fecha de defunción. Si mueres cuando no debes, nos ocasionas muchos problemas de papelerío allá arriba y, tú sabes, a Dios no le gusta la burocracia¿Para eso existen los ayudantes de la muerte?Exacto¿Para alargar sin ningún sentido el sufrimiento de los de aquí abajo?Algo así¡Son una mierda! En fin ¿cuándo me muero?No podría decirte, no cuento con esa informaciónYa veo. Y dime Johnny ¿tú te ves con la muerte? ¿Cómo?8


Ya sabes charlas, golf, putasAh, me veo, sí. Aunque no guardamos una relación de mucha amistadBien, entonces ¿podrías hacerle una pregunta cuando la veas y luego me la respondes? Visto que atrasaste un trámite bastante importante en mi vida me debes unaHaré lo posibleLo posible no es suficiente. Es sí o no. Y si no me respondes si, intentaré suicidarme todos los días de mi vida, tantas veces seguidas que no te dejaré respirar, hablar ni pensar - Me acerqué tanto a él que debería haber sentido su aliento, mas creo que no respiraba. Bien ¿cuál es tu pregunta?¿Por qué toda la gente que se acerca a mí termina muerta, es por mí? ¿Hay algo muy malo dentro mío que haga que esas cosas horribles sucedan?- y al decirlo soné asquerosamente desesperada, desdichada, vacilante. A veces –apoyó una mano en mi hombro con tristeza- la muerte no regula cuantas veces una persona puede ver morir a otras antes de volverse loca, cuando sin darse cuenta hace que una persona, en este caso tu, presencie muchas muertes seguidas a lo largo de su vida, le manda a uno de sus ayudantes para que le de esperanza cada vez que esté a punto de hacer alguna locura y por eso estoy yo aquí ahora, para decirte que tú no eres la responsable de nada. Las cosas simplemente suceden, sigue tu vida como si nada. Y cuando intentes matarte recuerda que yo estaré allí para evitarlo¿Y si no quiero que lo evites?- saqué algo molesta un pucho del paquete que tenía en el bolsillo. De todas formas lo haré- sonrió, yo lo miré con fastidio y acerqué el encendedor al cigarrillo, luego volví la vista para ver a Johnny pero al igual que el humo que escapó de mi boca en ese momento, así, se había desvanecido Johnny… tres mariposas negras cubrieron mi vista como saludándome y luego la nada. Estaba tomando una cerveza que había comprado con monedas en un quiosco cercano al maltrecho departamento donde vivía. Con la bebida en mano, me senté en el banco de una plaza y comencé a leer el obituario ¡bingo! Las tres personas que me habían chocado en la entrada del subte habían muerto; una de un ataque al corazón, otra cruzando la calle y siendo atropellada y la otra chocó en el auto y fue el único muerto, esas eran las tres mariposas que había visto ayer luego de que se fuera Johnny. Di vuelta el diario y me puse a leer los titulares, siempre leo el diario al revés. “Anciano encontrado con cien pesos en mano, muerto de leucemia” ese título me espantó, enderecé la columna y de repente, no sabría explicar la razón, estaba meditando sobre lo sucedido ayer con Johnny, sabía que no era una alucinación de las drogas porque estaba en abstinencia de modo de estar tan desesperada como para no dar marcha atrás en mi suicidio. Sólo algo de aquella charla con Johnny me había quedado grabado a fuego:” La muerte es individual y colectiva, lo es todo pero no tiene nada.” “Es individual y colectiva” le toca a uno, pero le va a tocar a todos “Lo es todo” porque es lo más importante para la gente, las personas hacen todo antes de morir porque saben que la muerte lo abarca todo y a todos “pero no tiene nada” porque al que se acerca… 9


- muere…- susurré. Me levanté estrepitosamente del banco, naturalmente nadie me miró. Corrí las largas cuadras que me separaban de la intimidad de mi departamento, paso tras paso. Agitada la respiración. Cuando al fin llegué y abrí la puerta en un solo jadeo, vi el reloj de la entrada que me esperaba expectante y fúnebre como siempre. En dos zancadas llegué a la cocina y tomé un cuchillo, violentamente pasé el filo de éste por las venas de mi blanca y lánguida muñeca. La sangre chorreaba, esperé y volví a hacer lo mismo. ¡Si no apareces muero desangrada Johnny! Y no querrás que yo muera porquetome aire antes de gritar a todo pulmón la última frase- ¡Yo soy la muerte! Ella está en mí ¡Maldita sea!Se escucharon unos calmos aplausos detrás de mí, me di la vuelta bruscamente y allí estaba, imperturbable, la figura del ayudante de la muerte o más bien mi ayudante. Sabía que el hecho de que cada ser humano que se me cruzara muriera no era porque a la muerte se le dio por dar un desliz ¡A la muerte no se le escapa nada!ladré. Tranquilízate- me dijo mi ayudante. ¡¿Que me tranquilice?! Dime ¡¿por qué diablos me elegiste a mí?!- continúe gritándole. La idea era que no te des cuenta y que no murieras tampoco, de lo contrario tendríamos que elegir a otro que te reemplazaraPor eso siempre sobrevivía ¿no es así? A todos los malditos accidentes y cuando ya no pudiste controlar mis ansias de morir tuviste que aparecerMuy inteligente, por eso deben haberte elegido¿No fuiste tú?No, fue otro ser humano con tu misma suerte. Cuando ya es inevitable que muera y tiene muchos años se le revela la verdad y se le da a elegir un sucesor¿Y quién fue el muy hijo de puta que me eligió a mí?No lo sé, tú cubres esta área, otros cubren otra, es un lio darse cuenta quién designó a quien¿Y yo qué? ¿Nadie hasta ahora se dio cuenta de toda la verdad excepto yo?Sí, mucha gente que pasó por lo mismo que tú, pero verás; entre seguir matando a seres humanos como ellos con el sufrimiento que ello implica y designarle el mismo sufrimiento a otro ser humano se quedan por ética, hasta el peor de los rufianes, con la primera opción. Sin embargo, no sé qué decidirás tú; seguir con esto y sentirte terrible o sentirte aún peor por designar esta nefasta tarea a otro ser humano a punto de nacer¿Porque no lo hacen ustedes?Nos aburre, hay que dejarle a los burros el trabajo sucioClaro, entonces ¿cuáles son mis opciones?Eliges a otro ser humano o te quedas con el trabajo. Suicidarte, como ya lo comprobaste, no es opciónY ¿a qué te refieres con “ser humano”?- pregunté inquisidora. Un ente con cuerpo y alma-exclamó impertérrito. Y dices que me eligieron a mí ¿no es así?Exacto 10


Entonces dime ¿por qué? Yo no tengo alma, soy la muerte, y tampoco tenía cuerpo cuando me designaron esta tarea pues fue antes de nacerPero ahora eres un ser humanoNo, no lo soy, si lo fuera los otros seres humanos me verían. Los únicos que pueden verme son los que están por morir y ¿sabes por qué? Pues porque soy la muerte, soy un espectro que los seres humanos no ven ¡Tu solo quieres confundirme!Digas lo que digas sabes que eso no tiene sentido. Intentas salvarte ¿por qué no elijes a quién dejarle tu carga y ya?- exclamó él sin ningún problema. Te daré un ejemplo- dije - tú eres el ayudante de la muerte y yo su ejecutora, ninguno de los dos somos seres humanos y sin embargo hacemos el trabajo ¿por qué no elijes a quién dejarle tu carga y ya?- exclamó él sin ningún problema. Te daré un ejemplo- dije - tú eres el ayudante de la muerte y yo su ejecutora, ninguno de los dos somos seres humanos y sin embargo hacemos el trabajo ¿por qué? ¡Pues porque mientes! ¡Quieres que decida seguir con mi tarea para supuestamente no sacrificar a otro ser humano, pero cuando muera, pues moriré ya que tengo que creerme el hecho de que soy un ser vivo, elegirán a alguien más a punto de nacer a quien, igual que a mí, le harán creer que es un ser humano y que es pura casualidad el hecho de que toda la gente con la que se encontró haya muerto! ¡Me hicieron creer que era un ser humano para que cuando me ofrecieran opciones yo las negara, fuera noble! Pero ahora que sé que soy un espectro y que puedo realizar éste trabajo, por lógica, cualquier espectro podría hacerlo ¿no es cierto?respiré profundo antes de pronunciar lo ultimo-¡Y si, amigo, te elijo a ti para que seas la muerte y te quedes con mi carga! ¡Basta de mariposas, basta de dolor ya elegí y ahora me largo!Mi ayudante estaba atónito, se había condenado él solo a la terrible y cansadora tarea de matar seres humanos. No podía evitar una siniestra sonrisa hacia Johnny, el hijo de puta, cuando un millón de mariposas blancas me rodearon entera, ya no eran negras y tenebrosas sino blancas, puras e inocentes. ¿Qué sucede?-exclamé asustada. Lo que no te dije es que una vez que hayas decidido a quien dejar tu legado, descansas en paz- sonrió ya sin rencor Johnny. Ojalá un día lo logres tú, espero que sigas usando el apodo con el que te bauticé-exclamé intentando forzosamente hacer las paces. Dalo por hecho, Angie, dalo por hecho- me di vuelta para encarar hacia la puerta y la oscura forma de Johnny me vio desvanecer antes de llegar a ella. A veces vuelvo del cielo en forma de mariposa blanca, ya no para anunciar una muerte, sino para prevenirla, siempre una cuadra antes de donde incluso tú podrías encontrarte algún día con un tal Johnny Walker, la muerte…

Stephanie Ruth Tiemersma

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Temps d'inactivité Duermo en una habitación donde las personas nunca crecen, una suerte de magia del país de nunca jamás que subsiste como polvo entre estas paredes. Sucede que el tiempo dejó de correr cuando él se fue y desde entonces mi cama es un mueble atemporal. Una vez me dijeron que en el mismísimo momento en que decimos adiós regresan las horas y los minutos perdidos pero me negué a agitar el pañuelo en alto y ahora tengo montones de pedacitos de tiempo acumulados en los bolsillos. También se acumularon debajo de la almohada, en el ropero, en el monedero, en el balcón. Son pedacitos de tiempo que nunca se fueron y murieron, rehenes de recuerdos que ahora ya olvidé. Comencé a recogerlos para armar castillos pero los castillos jamás me gustaron, entonces traté de armar una ciudad pero la única ciudad que conozco es esta en la que vivo y la detesto. Opté por armar un rostro pero al terminar los ojos me di cuenta que eran los de él y en un ataque de nostalgia desparramé todo por el suelo. Ni castillos, ni ciudad, ni pupilas lejanas. Fuera de este cubículo anacrónico pasaron meses, estaciones, pasó un tiempo que es inventado pero que nos marca igual. Miro todo desde adentro, con la cara pegada al vidrio de la ventana. Allá afuera sigue cayendo la noche, siguen pasando autos, siguen habiendo relojes; acá sólo se acumulan cadáveres del tiempo sobre mi espalda. Ya no se que hacer con esas horas muertas, ya no se.

Astrocarrusel

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Pagina 3 Alejandro Jesús Campos La Virgen del Ahor Fibrofácil con Melanina Marrón Tallado y Pintado con Acrílicos.

Pagina 14/15 Amiel Balderramas Serie Nubelaxia Fotomontaje Digital Pagina 16

Pagina 4/5 Virginia Montaldi Jardín de las delicias Oleo y Acrílico Sobre Papel - 2010 Pagina 6/11 “Angela” - Stephanie Ruth Tiemersma * Imagenes de Fondo: João Ruas Ilustraciones

Francisco Astorga “Hommage à Fromage” Oleo Sobre Lienzo

Contratapa Shomei Tomatsu- Fotografía Prostituta - Nagoya, 1958

Pagina 12 “ “ Temps d'inactivité” - Astrocarrusel * Imagen de Fonfo: Edward Hopper Una Mujer Bajo el Sol

Producción y Diseño Francisco Astorga Matías Egea Marcelo Astorga Contacto supercheriafanzine @gmail.com Superchería supercheriartfanzine .blogspot.com.ar 17



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