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Hugo Barros
To Lonely People: We know… A woman is dancing on the air . Como siempre, se empieza a contar las cosas desde la perspectiva más general, yo voy a pasar a decirte que en esta historia solo los detalles están explícitos el resto de la historia es interpretada por cada lector u oyente… lo que fuere… Sonaba una orquesta cuando la vi. Llevaba su nombre en un rubí. No importaba la gente, las copas, rompió allí. Cual aguacero de abril o de mayo, se escuchaba venir. Fui enseguida al incendio, a apagarlo a eso fui. Me quemé en todas las heridas que tenías por ahí. Arriba no pasa nada, te miré y me fui. Adiós dijiste sonriendo mientras florecías en Mi.
Marcel y Yo Imagen de Fondo: Neil Krug
Imagen de Fondo: Damian Loeb
Despertó abrumado por el calor que lo asfixiaba, y le hacía recordar cada parte de su cuerpo. Tenía las sabanas pegadas desde la espalda hasta los pies y la cara, su cara. Sentía la presencia de una mañana de sueños, de balas, de flores y su voz. Voz que en principio no conocía y que ahora no recuerda, pero sabe que sonaba como un tango incitador. Un tango electrónico de cortina en el infierno. Perturbante, encantador. De cara al techo sentía no estar ahí, dudaba de la existencia de ese ventilador, sus aletas o paletas podían ser las ametralladoras que disparaban horas antes. Era extraño las balas estaban como prendidas fuego, parecían no lastimar pero aún así él y los otros corrían. Era inútil, evidentemente era un ventilador, obsoleto en ese instante donde al calor no lo paraba nadie, ventilador al fin. Resoplaba y miraba al techo, cerraba los ojos y veía esa cara, que se acercaba a decirle no se qué cosa al oído. Se esforzaba por mantener los ojos cerrados, no quería olvidarla. Vio el verde de sus flores y lo blanco del humo, lo grueso de sus labios y lo negro de su pelo. El verde le quedaba bien. El verde le quedaba bien, pero no cualquier verde sino ese que combinaba con las flores (sus flores) y el chocolate. La espalda mojada y llena de pelotitas de relleno para almohada. Estaba rota. El cuello le dolía, y ella no ayudaba. Suena drástico pero se sentía morir, (ingrato y egoísta). Sentía amor. En ese momento lo sentía. El olor no lo recuerda, de hecho sabe que no lo sintió. Extraño. Una bocanada de consciencia y la molestia del sudor le hicieron abrir los ojos de nuevo. Miró a los costados, no había verde, ni labios, ni flores. Se lamentó Pasadas las 4 los arboles empezaron a ladearse con viveza, bailaban casi desprolijamente. Silbaban también. Bebió agua y el alivio de a poco parecía llegar, aun así no quería estar ahí. Llegando a las 5 la tormenta empezó, el alivio corporal había llegado. Eran más de las 7 y aún recordaba el humo, los labios, el verde, el pelo y la piel. No era extraño. Quedaría allí. Ella era ciega. Verde, Marrón y Negro.
Encantador de Marmotas
Imagen de Fondo: Hugo Barros
Paseo 1 Es la poesía me decías, el verso, la rima, son las formas en que las palabras te llevan a un lugar, a un momento. Sí, me decías, Salta… y son las 18:57. No es precisamente a lo que me refería. “Estuvo por todos lados, escucho música fuerte en su auricular, se puso un gorro y salió de algún lugar. Es de noche, no hay fantasmas, parece todo normal. Sería más cómodo mirar flores, pero no, este pueblo es azul. Al sol lo borraron, sí, porque está o estuvo pero no se lo vé. Todos esperan lloviznas… No es deseo, es deducción. Ahora parecen repetir la canción de la radio, y el tipo grita: “Con tu ilusión”; el riff me genera adrenaalgo parecido… Pasan los segundos y nadie se turba, las leyes o las morales se encuentran en funcionamiento. Es temprano, es rutina que se viva así.” -¿Cuanto tiempo ha pasado? No hemos hecho más que caminar? -¿Quién ha caminado? ¿Tú has caminado? Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ah!
Marcel y Yo