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4 Las ventajas de estar a solas Abrazar la soledad brinda beneficios a nuestra vida interna y externa.
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ob Harris (Bill Murray) es un actor en decadencia que se encuentra en Tokio para hacer un comercial. Charlotte (Scarlett Johansson) es la esposa de un fotógrafo que está trabajando unos días en Japón; ambos se sienten solos y encuentran en el otro, un acompañante en su soledad. Perdidos en Tokio nos habla sobre ese descubrimiento propio que se puede hallar cuando nos enfrentamos a la soledad y es que “todo el mundo quiere ser encontrado”. El problema es que vemos a la soledad como un monstruo. Vivimos en un mundo hiperconectado y el uso de redes sociales, nos permite mitigar la sensación de estar solos. Mantenernos ocupadas e involucradas nos evita el simple pensamiento de la soledad. Y es que tememos a los sentimientos de abandono o lo que podamos descubrir de nosotras mismas cuando pasamos suficiente tiempo con nuestras reflexiones; pero lo cierto es que la soledad –elegida y bien empleada– tiene sus beneficios. Aunque la soledad es a menudo asociada con la depresión, lo cierto es que puede ayudar a combatirla. De acuerdo a un estudio realizado con adolescentes, el tiempo a solas se presenta como una buena forma de complementar la vida social, brinda una sensación de bienestar y previene la depresión. Buscar esos espacios de intimidad nos ayuda también a fortalecer nuestra relación con los demás; algunos
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estudios sugieren que puede fortalecer nuestra capacidad de empatía y mejorar nuestra autoestima. La soledad ayuda a aclarar la mente, liberarse de la maraña mental y recargarse de energía. Así mismo, puede estimular a la creatividad y permitirnos entrar en contacto con nosotras mismas. Pero para obtener todos estos beneficios, es necesario estar abiertas a ella. No es lo mismo estar a solas que sentirse sola. Cuando la soledad nos es impuesta, nos resistimos y rechazamos la oportunidad de tener tiempo para nosotras, pero cuando nos atrevemos a explorar verdaderamente lo que pensamos y sentimos, se abre un nuevo panorama. Si las circunstancias te llevan a estar un rato sola, no desaproveches el momento de entablar un diálogo interno y atrévete a conocerte más. No es sencillo, pues aquellos pensamientos que preferimos mantener ocultos encontrarán su camino, pero no los rechaces, analízalos y entiéndelos; confróntalos en lugar de evitarlos. La soledad también se puede disfrutar y cuando hayas pasado suficiente tiempo contigo, serás capaz de entenderte mejor y a quienes te rodean.
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6 El miedo, ¿aliado o enemigo? No debemos temer al miedo; si sabemos utilizarlo, puede ser el impulso que necesitamos.
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a trágica muerte de su hijo, ha hecho que Macon Leary (William Hurt) viva en un estado de apatía. Una vida sin energía, sin emoción y completamente apagada, vive por inercia. Macon tiene miedo a sentir y tomar riesgos; tiene una necesidad de control que le ayuda a huir de sus miedos y, por lo tanto, no vive realmente. El turista accidental, nos habla de cómo el miedo puede sofocar la vida. El miedo es una emoción natural que tiene una función básica: alertarnos del peligro para mantenernos a salvo. Es natural, pero le hemos dado mala fama; creemos que es de personas débiles y que nos impide lograr lo que queremos; hacemos lo posible por ocultar nuestros miedos, más allá de lo justificados que puedan estar. Escapamos del miedo, pero en lugar de intentar evitarlo, deberíamos aprender a afrontarlo; pues como muchas de las cosas en la vida, no todo es oscuridad y negatividad. El miedo tiene beneficios, pero dependerá de la forma en que lo empleemos y el primer paso, es aceptar que estamos asustadas. Puede ser paralizante, pero tan pronto admitimos nuestros temores, estos se aligeran y es más fácil luchar. Existen muchos tipos de miedos, desde los más tangibles –un accidente o un animal peligroso– hasta los que hacen marañas en nuestro pensamiento y abundan en la actualidad –al fracaso, al dolor, al cambio– e incluso
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aquellos que buscamos por la emoción que provocan –una película de terror o lanzarse de un paracaídas–. El miedo es la alerta, pero está en nosotros tomar acción. Reprimir nuestras emociones, no hace que desaparezcan y a la larga, trae consecuencias. Olvidamos de qué teníamos miedo y nos sentimos ansiosas y estresadas; la energía y la adrenalina que debíamos utilizar para enfrentar la amenaza, se internaliza, nos sentimos nerviosas, con dolor de cabeza, cansadas o con problemas digestivos. El cuerpo manifiesta las emociones que hemos intentado negar; y es que el miedo seguirá ahí, diciendo que algo no está bien, hasta que hagamos algo. El miedo puede ser el impulso que necesitamos para el cambio, nos mantiene con vida y nos hace sentir vivas, nos hace estar alerta y puede aclarar nuestra perspectiva. Puede incluso estimular nuestra confianza, pues triunfar sobre aquello que temíamos, fortalece la autoestima. Pero para obtener estos beneficios, no debemos luchar contra el miedo, sino aceptarlo, reflexionar y valernos de él para enfrentar las cosas.
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8 Aprender a enojarse El enojo no es negativo, si sabemos cómo canalizarlo correctamente.
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harlie Baileygates (Jim Carrey) es un agente de policía atento y amable; tal vez demasiado. Es incapaz de expresar su enojo y lo reprime tanto que sólo a través de su segunda personalidad, es capaz de sacar sus frustraciones, pero con resultados desastrosos. Irene y yo y mi otro yo, lleva al extremo la idea de lo que pasa cuando reprimimos el enojo. Enojarse no es agradable, hace sentir mal tanto a quien se enoja como al que recibe la ira, puede resultar autodestructivo y llevarnos a actuar irracionalmente. Sin embargo, como todas las emociones, tiene una razón de ser, intentar suprimirla sólo nos hace más daño. En ocasiones, es necesario dejarnos sentirlo e incluso, puede resultar beneficioso. El enojo es una fuerza motivadora, nos llena de adrenalina y, si sabemos canalizarlo, nos puede ayudar a lograr cambios en nuestra vida. A diferencia de la tristeza, que nos deja sin ganas de hacer nada, el enojo implica acción y nos puede impulsar para enfrentar aquello que nos molesta.
Enojarse es también una herramienta para lograr negociaciones, al menos así lo señala un estudio realizado por la Universidad de Amsterdam, pues enfatiza la necesidad de arreglar el problema y facilita la existencia de concesiones para llegar a un acuerdo; sin embargo, esto no significa que al enojarnos podemos esperar ganar cualquier discusión, el enojo debe estar justificado.
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Expresar nuestra incomodidad mejora nuestras relaciones, pues hacemos saber al otro que hay cosas que deben cambiar y podemos trabajar en ello. También ayuda a reducir la violencia, al expresar cómo nos sentimos verbalmente. Así mismo, puede motivar un cambio interno ya que nos permite mayor auto comprensión y reflexión. Pero para que sea realmente útil debemos saber cómo manejarlo. Cuando hablamos de manejar el enojo, a menudo lo confundimos con esconderlo o reprimirlo, creemos que se trata de fingir que todo está bien; sin embargo, la forma más sana de lidiar con lo que sentimos, es hablarlo. Debemos expresar nuestra molestia sin ser agresivas, siempre con respeto y recordando que levantar la voz, no nos hace tener la razón. La ira es destructiva tanto para los demás, como para nosotras mismas; en cambio, si aprendemos a enojaros de forma asertiva, nos beneficiaremos mucho más. Así que la próxima vez que sientas hervir la sangre respira, cuenta hasta diez y cuestiónate ¿qué es lo que te molestó tanto? Una vez que lo tengas claro, di lo que sientes.
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12 ¿Existe envidia “de la buena”? La envidia es natural, pero debemos aprender a liberarnos de ella.
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ntonio Salieri (F. Murray Abraham), confinado en un manicomio, decide contar la historia de Wolfgang Amadeus Mozart (Tom Hulce) a quien envidiaba por su genio musical. Amadeus, nos narra la decadencia de un hombre que al sentirse incapaz de igualar el talento divino de su rival, decide destruirlo y en el camino, se arrastra él mismo. Es probable que la hayas sentido; esa sensación de infelicidad e injusticia que no puedes decir abiertamente, porque debes fingir que estás contenta de que tu amiga/compañera/hermana haya conseguido algo que desearías para ti. Y realmente intentas sentirte feliz por ella, pero la envidia no te deja. Es una de las emociones más incómodas que hay, pues además de la molestia inicial, suele venir acompañada de culpa por haberla sentido y a menudo, secretamente, un sentimiento de inferioridad. Si todas las emociones tienen una razón de ser, ¿qué puede haber de útil en sentir envidia? De acuerdo a un estudio de la Universidad de Anglia del Este, puede impulsarnos a mejorar; siempre y cuando sea una envidia benigna. El estudio distinguió entre dos formas de reaccionar ante quienes sentimos envidia: con resentimiento o con admiración. Mientras que la envidia maliciosa puede llevar al sabotaje –incluso a costa de uno mismo– la envidia que está guiada por la admiración, puede impulsar a esforzarse más, convirtiendo los sentimientos
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de envidia en un “si ella puede, yo también”. Pero además de alentarnos, esta autoevaluación competitiva, también puede tener otro beneficio. De acuerdo a un estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology, los sentimientos de envidia son capaces de desencadenar una serie de procesos cognitivos, que hacen que estemos más atentos a las acciones de los demás, especialmente de quienes envidiamos. En el caso de la envidia maliciosa, buscamos algo que podamos utilizar para hacer caer al otro; mientras que la envidia benigna nos impulsa a buscar lo que podemos aprender, para conseguir lo que ellos tienen. La envidia puede hundirnos o impulsarnos, todo dependerá de la forma en que abordemos esos sentimientos. Es nuestra decisión si queremos quejarnos y hablar mal del otro, o si utilizamos esa envidia para estimularnos y trabajar en la conquista de nuestros objetivos. Hablar de lo que sentimos, también puede ayudar a liberarnos del peso de la envidia; en el momento en que aprendemos a soltar esos sentimientos, dejarán de detenernos y podremos avanzar.
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14 TEST: ¿Cómo canalizas tus emociones? Las emociones “positivas” son relativamente fáciles; no solemos avergonzarnos de sentir alegría, podemos dejarnos llevar por el entusiasmo y aunque seamos poco expresivas, usualmente no reprimimos el cariño que sentimos. No tememos ser juzgadas por este tipo de emociones, son las “negativas” las que nos causan más conflicto. Es evidente, a nadie le gusta sentirse mal; sin embargo, saber encauzar de forma correcta lo que sentimos puede hacer una gran diferencia. Averigua con este test, qué tan asertiva es tu forma de reaccionar ante tus emociones. ¿Te avergüenza llorar en público? a. Mucho, pero a veces no puedo evitarlo; trato de que nadie lo note. b. No, creo que a veces es necesario. c. Yo no lloro, prefiero enojarme. ¿Alguna vez te ha causado problemas tu temperamento? a. Sí, porque soy demasiado tranquila y luego no sé cómo reaccionar. b. No realmente, en general actúo conforme a las circunstancias. c. Sí, soy muy explosiva y a veces digo o hago cosas sin pensar. ¿Te enojas con facilidad? a. Para nada, hasta creo que me cuesta trabajo enojarme; pero cuando me enojo, me enojo. b. Me enojo cuando hay una buena razón. c. Tal vez; ya me han dicho que soy muy enojona. Cuando tienes un conflicto ¿cómo es más probable que reacciones? a. Hago coraje yo sola, aunque a veces le cuento a alguien. b. Hablo directamente con la persona que puede resolverlo. c. Reclamo y grito para exigir una solución.
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¿Qué es más probable que te haga sentir culpable o arrepentida? a. No atreverme a decir lo que pienso o siento. Y luego explotar. b. Resultados inesperados de decisiones que tomé. c. Lastimar a alguien por algo que dije estando enojada. Mayoría de A: Pasiva Has escuchado que debes manejar tus emociones, pero en lugar de eso, las guardas y reprimes. Quieres evitar conflictos y temes cómo puedan reaccionar los demás a lo que piensas. Cuidado, a quien más lastimas es a ti misma, es necesario que aprendas a expresar lo que sientes en el momento preciso. Mayoría de B: Equilibrada Eres capaz de aceptar tus emociones y utilizarlas adecuadamente. Felicidades, has aprendido que las emociones tienen una razón de ser y que si sientes algo debes expresarlo con firmeza pero con calma. Mayoría de C: Agresiva Dejas que tus emociones te gobiernen y a menudo prefieres utilizar el enojo para lidiar con cualquier cosa que estés sintiendo. Temes parecer débil o resultar herida. Cuidado, es necesario que aprendas a escuchar tus emociones y a expresar lo que sientes sin atacar. Aprender a escuchar y dialogar será clave para ti.
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