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Cómo proteger a tu cerebro de la diabetes Una diabetes mal controlada también afecta al cerebro.
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ener un mal cuidado de la diabetes afecta a todo nuestro organismo, pues cada parte de nuestro cuerpo necesita de los nutrientes y oxígeno que brinda la sangre; pero cuando la glucosa no es procesada correctamente e inunda el torrente sanguíneo, nuestros órganos se ven afectados. El cerebro es especialmente sensible a la glucosa que recibe, ya que esta funciona como su principal fuente de energía. Pero el exceso provoca daños en los nervios y células del cerebro; lo que puede dar lugar a deterioros cognitivos, demencia, pérdida de memoria e incluso aumentar el riesgo de derrames cerebrales. Para proteger nuestro cerebro de la diabetes, lo mejor es tener un buen cuidado de nuestros niveles de glucosa. Aquí te dejamos algunos consejos para tener un cerebro sano aun con la enfermedad: • Mantén una alimentación balanceada. Asegúrate de poner especial atención a la hora de elegir los alimentos, para que no pongas en riesgo tu salud generando picos de glucosa.
• Ten estrategias para combatir el estrés y la ansiedad. • Duerme las horas suficientes. • Bebe suficiente agua. • Ejercita tu cerebro. Juegos mentales, estudiar otro idioma, aprender nuevas cosas o estar en contacto con otras personas, son algunas formas de mantenerlo activo. Incluso si no tienes diabetes, estas medidas te pueden ayudar a prevenir el desarrollo de la enfermedad y tener un buen cuidado de tu cerebro. Recuerda que la diabetes es una enfermedad vinculada a los hábitos; resulta especialmente importante cuidarte si tienes antecedentes o factores de riesgo. Es importante hacer visitas regulares al médico para estar seguro de que todo está bien.
• Haz ejercicio de forma regular. No solo te ayudará a estar en forma, sino que favorece el procesamiento de la glucosa, permitiendo un mejor control. • Monitorea diariamente tus niveles de glucosa. Hacerlo te permitirá tomar mejores decisiones respecto a la alimentación y hábitos, así como ayudar a que el doctor te pueda indicar el mejor tratamiento.
Dr. Edgar Fuentes Pintado Centro de Especialidades de Medicina Interna Camino Sta. Teresa 1055 Consultorio 304 Col. Héroes de Padierna Torre III Hospital Ángeles del Pedregal Tels. 56 52 22 22 / 56 52 22 00
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a quién le resulta más difícil perdonar
En algunas personas parece tomar más tiempo que en otras y esto tiene relación con la personalidad.
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espués de años, Chelo Zamora (Lolita Flores), una cantante en decadencia, se encuentra con su antiguo novio, Toni (Jorge Perugorria). Los rencores del pasado resurgen y ella decide arruinar la vida de su ex. Rencor, película española dirigida por Miguel Albaladejo, nos muestra cómo el no perdonar se clava en nosotros mismos. Perdonar es una decisión, y como cualquier otra decisión, estará marcada por nuestras ideas, contexto e incluso los rasgos de nuestra personalidad. Hay personas que viven aferradas a sus rencores, mientras que otras aprenden a soltar y liberarse del dolor. ¿A quiénes les cuesta más trabajo perdonar y por qué? El perdón no es un cambio instantáneo, es un proceso interno que requiere tiempo para lograr la sanación. En psicología, existe un modelo llamado de los cinco grandes, que son los rasgos más relevantes que se presentan en las diferentes formas de ver el mundo. Este modelo señala cinco características, que son comúnmente utilizadas para describir la personalidad: extraversión, apertura al cambio o nuevas experiencias, responsabilidad, afabilidad y neurotismo. Partiendo de este modelo, un estudio de Blake M. Riek y Eric W. Mania, buscó las características de la personalidad asociadas al perdón.
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Señalan que existen antecedentes que influyen en la disposición para perdonar: relaciones personales, heridas que podamos haber sufrido y las influencias sociales-cognitivas que tengamos. Todos estos, generarán una disposición en nosotros a perdonar, o no, independientemente del tipo de ofensa que recibamos; es decir, solemos tener una respuesta constante, dada por nuestra personalidad. De acuerdo a las conclusiones del estudio, las personas afables –que confían, son generosas, indulgentes y condescendientes— son más proclives al perdón que las personas neuróticas –temperamentales, que sienten lástima de sí mismos, autoconscientes y con tendencia a sentirse vulnerables—. No es de sorprender, pues las personas neuróticas muestran una mayor necesidad de sentirse protegidos; sensación que les brinda, falsamente, mantener el rencor. Este rechazo al perdón, también está dado por la forma en que es vista la ofensa. Pues la misma situación podría generar respuestas diferentes en personas con distinta personalidad. Así pues, perdonar es algo que nuestra personalidad facilita o dificulta, pero depende de nosotros aprender a hacerlo.
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Más que regalos Y es que no es lo mismo la navidad para los adultos que para los más pequeños.
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l grinch creía erróneamente que la navidad sólo se trataba de los regalos; es por ello que se sorprendió al descubrir que quitar a todos los habitantes de Villaquién sus obsequios, no había arruinado la navidad como planeó. Cómo el grinch robó la navidad, es una película animada ideal para compartir con los niños en esta época navideña.
Sin embargo, ante la presión de que “el tiempo se acaba” no es raro que se elijan regalos de forma apresurada, sin pensar demasiado en lo que le gustaría al destinatario. No es el tamaño o el precio lo que importa, sino el sentimiento detrás del regalo.Y es necesario recordar esto a los niños, cuya mayor preocupación en esta temporada suele ser qué recibirán.
Parece que a medida que crecemos, parte de la magia de la temporada se diluye entre las prisas, el estrés y la planeación; mientras que para los niños, al tiempo en que las luces y árboles decorados se apoderan del paisaje, comienza la cuenta regresiva para abrir esos paquetes debajo del árbol especialmente destinados a ellos.
Los regalos, el árbol y todo lo vistoso de la navidad, son sólo la capa más externa. Por cursi que pueda sonar, esta es una temporada de unión familiar, de estar en armonía y fortalecer lazos, por lo que conviene involucrar a toda la familia en el proceso; que los niños cooperen con la decoración, que den su punto de vista en la elección del menú, que se unan a la aventura de buscar regalos.
Sin embargo, una cuestión que valdría la pena recordar –tanto grandes como pequeños– es que la ocasión se trata mucho más que de los regalos; lo más importante no es lo que hay debajo del envoltorio, sino lo que implica. Pues a fin de cuentas no es el simple intercambio, sino una muestra de afecto y una ocasión para estrechar lazos. Los regalos son parte importante del ritual navideño, pues más allá del aspecto consumista o materialista que podamos discutir en torno a ellos, dar un regalo es una muestra de afecto que implica tener en cuenta a la otra persona, pensar en sus gustos y necesidades; es una acción que brinda mayor satisfacción a quien da el regalo, que a quien lo recibe.
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Compartir momentos en familia, tal vez hacer galletas o disfrutar de una película saboreando un chocolate caliente. De esto se trata la temporada navideña; disfrutar cada instante y no sólo estar a la expectativa de los regalos, pero sobre todo, tener presente que el espíritu navideño dura más que un día.
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8 Sobrevive las fiestas decembrinas La época navideña es una de las más estresantes del año, especialmente cuando nos imponemos expectativas poco realistas sobre las fiestas.
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laudia Larson (Holly Hunter) es una madre soltera que ha sido despedida de su trabajo. Se acerca acción de gracias y decide ir a Baltimore para pasar la fiesta con sus padres, mientras su hija se queda con su novio, pero las cosas no serán miel sobre hojuelas. Home for the holidays es un ejemplo de esas tensiones familiares que parecen alcanzar su máximo punto en torno a las fiestas decembrinas y en la casa de los Larson todo explota en la cena de acción de gracias El espíritu de la época nos habla de que este debe ser un tiempo de paz, amor y unidad; sin embargo, a menudo esto puede parecer más un deseo que la realidad de muchos hogares, pues si bien la navidad es uno de los momentos más anhelados a lo largo del año, es también una de las épocas más estresantes. Una razón por la que resulta tan compleja esta etapa son las expectativas, nos hemos contado una historia de cómo deberían ser las celebraciones, pero al ver que las cosas no salen de la forma en que deseamos, nos sentimos frustrados; lo cual se puede proyectar en quienes nos rodean, dar lugar a conflictos y sascar cosas que probablemente no éramos tan conscientes de sentir. Las fiestas pueden ser en verdad un momento de unión familiar, pero es importante ser conscientes de nuestras expectativas y actitudes; la presión de tener una celebración “ideal”, puede ser causante de muchos conflictos. Reduce el énfasis materialístico de las fechas; una causa común de estrés es pensar en todos los gastos que implica,
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la compra de regalos y encontrar el tiempo necesario para decorar, comprar, planear la cena y una larga lista de etcéteras. Es claro que tenemos cierta idea en mente de lo que queremos, pero más que en enfocarte en lo que hay que hacer, asegúrate de disfrutar cada cosa e involucrar a tu familia. Después de todo se trata de compartir. Trata de mantenerte físicamente activa; el ejercicio es siempre una buena idea y en esta temporada no sólo te ayudará a sentirte más animada y mantener tu peso, sino que es un buena opción para tomar un respiro de la presión. Los preparativos nos deben ser un pretexto para dejar de lado tu salud. Cuando vemos a nuestros familiares después de un largo tiempo, no es raro que resurjan viejas rencillas y rencores. Si no los has perdonado aún, es tiempo de hacerlo.Vale la pena ver juntos hacia el futuro en lugar de concentrarse en las cosas negativas del pasado. La comunicación, el perdón y unas expectativas realistas sobre las fiestas serán fundamentales para disfrutar más y discutir menos en torno a estas fechas.
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12 Tuve mi sueño y lo perdí ¿ahora qué?
Nos dicen que cada quien hace su suerte, que el éxito nos encontrará trabajando y que somos responsables de nuestra propia felicidad
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ay personas que han trabajado duro para lograr sus sueños. Que tal vez han contado con el talento, el apoyo y la determinación. Que han seguido cada paso del proceso y que apenas comienzan a disfrutar el sabor de una victoria bien merecida. Pero entonces ocurre algo completamente fuera de sus manos, un accidente, un cambio inesperado, alguna circunstancia que, sin más, arrebata todo por lo que ha trabajado a esa persona y entonces, parece que el mundo se derrumba. Pero lo que no nos dicen es que no todo está en nuestras manos y en ocasiones, la vida nos puede hacer muy malas jugadas. Pongamos por ejemplo el sueño de alguien que quería ser un jugador de futbol profesional, pero sufrió una lesión que le impidió hacerlo. O quizás un empresario que trabajó mucho para levantar su negocio, pero por un desastre natural lo pierde todo. No es un simple contratiempo. La pérdida se muestra irremediable y por más que nos traten de decir que debemos animarnos y seguir adelante; el esfuerzo parece inútil pues ya no queda nada por hacer. Lo cierto es que no podemos simplemente dejar el pasado atrás y avanzar como si nada. Se trata de una pérdida y como tal es necesario experimentar un proceso de duelo que nos ayude a ponernos en pie. Probablemente sintamos que la vida nos traicionó y por eso nos duela pensar en el pasado.
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Es por eso que con frecuencia decidimos tomar una postura resignada y tratar de actuar como si nada hubiera pasado –“ya ni modo”–. Pero lo cierto es que hay cosas irremplazables y evidentemente no podemos simplemente darle la espalda a algo que amamos mucho y en su momento nos brindó alegría. Nada nos va a regresar el tiempo que invertimos ni la oportunidad de realizar ese sueño y tienes derecho a sentirte un poco molesto con quienes te dicen –con todas sus buenas intenciones– que es hora de dejar el pasado atrás. Pero para recuperar nuestro futuro, es necesario permitirnos sanar las heridas del pasado. Mientras no seamos capaces de sincerarnos con nosotros y expresar el dolor que esa pérdida representó, no podremos seguir adelante. No debemos temer mirar al pasado porque se ve doloroso, debemos enaltecerlo y recordarlo con cariño. La vida no nos traicionó, solo tuvimos mala suerte, y sí, duele; pero permitirnos vivir ese duelo es parte del proceso para sanar. Conforme te permitas sanar podrás abrir los ojos a otras cosas. Quizá ese sueño no se cumplió, pero aun tienes mucha vida por delante y está en ti decidir si quieres quedarte con los brazos cruzados y dejarla pasar porque ese sueño no fue o darte cuenta de que el futuro es una hoja en blanco.
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14 Test: ¿Cuál es tu actitud navideña? Llega la época navideña y no todos la experimentamos igual. ¿Cuál es tu actitud frente a las celebraciones que se aproximan? Respecto a las decoraciones, ¿cómo te organizas? a) Elegimos un día en el que todos podamos dedicar tiempo para decorar en familia. b) Soy la primera en sacar todo, organizar todo y a todos, para que todo quede perfecto. c) Un árbol con luces integradas y un par de decoraciones en las paredes, no necesito organizarme demasiado. d) Tengo mucho que hacer y a veces no tengo tiempo; más de una vez me ha tocado llegar y ver la casa ya decorada. ¿Con cuanta anticipación compras/planeas tus regalos? a) Pues no es que lo planee, pero trato de estar al pendiente de si a alguien le gusta algo para tenerlo en cuenta. b) Desde un par de meses antes, me gusta tener tiempo para elegir y ver las decoraciones de las tiendas. c) No lo planeo demasiado, en un fin de semana me voy al centro comercial y compro todo de un jalón. d) La mayoría de las veces no me doy cuenta de que ya llegó la fecha, así que compro lo que encuentre un par de días antes. ¿Cómo organizas tu cena de navidad? a) Me pongo de acuerdo con mi familia para ver qué puede hacer cada quien. b) Me gusta organizar la cena, pasar horas en la cocina y tener un pavo admirable para la cena. c) Pago para que me hagan la cena o al menos el pavo, para que pueda aprovechar ese tiempo en otras cosas. d) La verdad, no me involucro mucho, dejo que alguien más cocine y tal vez compre un postre.
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¿Te gustan las canciones navideñas? a) Sí, me las enseñaron de niña y las disfruto con mi familia. b) Me encantan, son una forma de ponerme en ambiente. c) Aveces, por lo menos me evitan romperme la cabeza pensando en qué música poner. d)No las odio, pero llega un momento en que me harta escucharlas. ¿Qué es lo que más te gusta de la navidad? a) Pasar tiempo con mi familia. b) Lo bonito que se ve todo decorado y el ambiente que da. c) Que puedo tener tiempo libre. d) Nada en particular. A: Espíritu familiar. Tienes el espíritu de la navidad, sabes que esta época es de compartir y disfrutar a los tuyos. B: Espíritu festivo. Amas la navidad y te la pasas pensando todo el año en que llegue el momento de celebrar. Desde que las tiendas comienzan a poner las decoraciones, tú ya estás más que lista para festejar. C: Espíritu práctico. Eres una persona muy práctica y la navidad no es excepción.Te gusta hacerte cargo de las cosas rápido, para poder disfrutar el tiempo libre –para ti o con tu familia–. D: Espíritu grinch. La navidad no es muy importante para ti, puede ser como cualquier otro día del año. Puede que estés muy ocupada y no te sientas con mucho ánimo de integrarte a la fiesta. Sin embargo, es importante que te des tiempo de disfrutar a tu familia y compartir.
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