10 La bomba de tiempo del silencio
E
n ocasiones no sabemos cómo lidiar con los problemas, queremos evitar conflictos, creemos que negarlos hará que desaparezcan. A veces decidimos adoptar el silencio como respuesta ante el enojo o la tristeza. ¿Para qué agitar las aguas? Preferimos callar, porque hablar puede tener consecuencias difíciles y dolorosas. Nos engañamos y nos decimos que ya pasará, que si lo ignoramos tal vez desaparezca. Pero negar el problema no lo desvanece, sólo lo hace más grande. Cuando callamos, suprimimos lo que sentimos y evitamos muchas cosas que podrían enriquecer la relación. Confrontar puede ser doloroso, pero sólo a través de esta confrontación se puede lograr el cambio y madurar la relación. No siempre el silencio es malo, en ocasiones conviene adoptar el silencio para aclarar nuestros pensamientos. Pero cuando se utiliza como una forma de evitar las cosas y negar lo que está ante nuestros ojos, nos autoengañamos y nos encontramos ante una bomba de tiempo que tarde o temprano tendrá que estallar.
Un ejemplo que retrata muy bien esto es "La esposa silenciosa" de la canadiense A.S.A. Harrison. En esta novela vemos a Jodi y Todd, una pareja en sus cuarentas, que ha desarrollado “una vida agradable”. Él es un hombre de negocios, ella una psicoterapeuta. Los días de Jodi pasan entre cocinar, el gimnasio, algunos pacientes y tener lista la cena para Todd. Él se acuesta con otras mujeres, ella lo sabe, pero nunca dice nada. A lo largo de la historia vemos el deterioro de la pareja que se lleva a cabo a través del silencio. No hay confrontación, sólo la pretensión de que están bien. Pero la bomba tiene que explotar, Jodi decide que su esposo –con quien en realidad no está casada– tiene que morir. El silencio es destructivo. Los problemas no desaparecen, se acumulan en forma de resentimiento y amargura. Por supuesto no estamos diciendo que si no hablamos nos convertiremos en asesinas, pero sí podemos dañar nuestras relaciones en cualquier ámbito. Incluso si no lo notamos, los sentimientos negativos crecen dentro de nosotras. El malestar puede manifestarse a nivel físico a través de enfermedades psicosomáticas o a través de una explosión por algo aparentemente pequeño, que en realidad nos sirve de pretexto para sacar todo aquello que hemos callado. Callar nos hace más daño a nosotras que al otro, quien ni siquiera está enterado de lo que ocurre y por eso no hay posibilidad de resolver el conflicto. Ante los problemas es necesario hablar, es la única forma de resolverlos. Nadie disfruta la confrontación, pero es una oportunidad de salir adelante y crecer. Si esperamos que lean nuestra mente y entiendan lo que queremos, sentimos o pensamos, nunca llegaremos a nada y sólo nos sentiremos frustradas. Las diferencias nos enriquecen, así que no temas al conflicto, habla.
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