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4 Abre tu mente, y acabarás con el aburrimiento.
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ace diez años mi prima Lidia conoció a su esposo Ismael. Viví muy de cerca esos primeros meses de romance; ella me contaba entusiasmada la forma en que redescubría el mundo al lado de Ismael, cómo nunca había sentido tal química con otra persona y lo motivada que la hacía sentir pensar en él. Hace unos días fuimos a tomar un café, teníamos mucho tiempo sin vernos. Cuando le pregunté cómo iban las cosas con Ismael, me dijo que todo estaba bien,“normal”, no hablo mucho de su relación; pero percibí por el tono de su respuesta algo más, ella estaba aburrida. Había perdido la pasión. Cuando no tenemos pasión lo que queda es aburrimiento. Una persona apasionada –por su pareja, su trabajo, su vida o lo que sea—no puede estar aburrida. Es posible encontrar cosas que nos entretengan un rato, pero sin pasión volveremos a aburrirnos. Y lo que hay detrás del aburrimiento es una rigidez de pensamiento. Las personas propensas a aburrirse suelen tener la mente cerrada. Tienen un esquema especifico de cómo son las cosas –o deberían ser–, tienen rutinas bien establecidas e ideas tan aprehendidas que difícilmente cambiarán.También pasa con las cosas. Suele aburrirnos lo que es mecánico y repetitivo, que no requiere un esfuerzo adicional del pensamiento, “siempre lo mismo”. Eso es lo que le pasó a la relación de Lidia e Ismael. Establecieron una estructura, se acostumbraron y cayeron en la monotonía.
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Para combatir el aburrimiento, léase falta de pasión, la mejor solución es abrir la mente. Existe una relación inherente entre pasión y mente abierta. Si no has descubierto aquello que te apasiona, te permite entrar en contacto con la parte más profunda de ti misma para hallar tu sentido. Si buscas vivir más apasionadamente, te hace más perceptiva y abierta a nuevas experiencias, los sentidos parecen más atentos y se potencializa la capacidad de sorpresa. Y si estás persiguiendo tu pasión, una mente abierta favorecerá la creatividad y te ayudará a encontrar nuevas soluciones para lograr lo que te propongas. La pasión es un motor y para activarlo sólo tenemos que abrir la mente. No es de extrañar que el consejo más común para parejas que caen en la rutina –como Ismael y Lidia– sea reencontrar la pasión en su relación. Una vida apasionada comienza cuando decidimos abrir nuestra mente. Ser flexibles, estar dispuestas a aprender, entender que nuestra visión del mundo no es la única y estar abiertas a lo nuevo. Abre tu mente y descubre esa pasión en cada aspecto de tu vida.
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Obesidad emocional. ¿A quién estas cargando? Cuando tenemos sobrepeso no sólo estamos cargando unos “kilitos de más” también estamos arrastrando emociones.
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i te preguntan qué entiendes por sobrepeso, probablemente tu respuesta será algo en la línea de “una acumulación excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud”. Esa es la definición que nos da la OMS, una definición clara, concisa y directa. Sin embargo, a nosotros nos gustaría añadir un punto a esta definición: es una acumulación excesiva que puede tener como causa un desequilibrio emocional. Nos han dicho que las principales causas de la obesidad son que comemos más de lo que consumimos, que no sabemos alimentarnos correctamente y que no hacemos ejercicio. Todo eso es cierto, pero también es cierto que detrás de todo eso hay algo: nuestras emociones. Somos seres complejos y ninguno de los aspectos de nuestra persona (físico, mental, social, emocional) trabaja completamente solo, están en constante interacción. Si bien es cierto que la obesidad es un problema físico, existe una fuerte carga emocional en nuestra manera de comer. Un ejemplo, estás esperando a alguien y esa persona va retrasada, te empiezas a poner ansiosa y mientras esperas te compras un chocolatito. ¿Te suena familiar? Pequeñas acciones como esa son respuestas que damos a lo que sentimos, el problema es que no nos damos cuenta de que lo estamos haciendo. El estrés, la ansiedad y la depresión se han convertido en parte de nuestra vida diaria, éstas, junto al sobrepeso y la obesidad, se han establecido como las enfermedades de nuestro siglo. ¿Será coincidencia? Ante el vacío emocional
que sentimos ¿estaremos llenándonos de comida? He aquí una de las razones que nos ha llevado a convertirnos en una sociedad obesa: no sabemos cómo lidiar con nuestras emociones. Esos kilos de más no son solo las grasas o el exceso de carbohidratos, el peso que estamos arrastrando no es sólo físico, es también emocional. Nuestras emociones, sea un momento de disgusto o un pesar de años, pueden ser la causa de nuestra obesidad. Porque en lugar de atender a lo que sentimos, atendemos a nuestro estómago; resulta más sencillo llenarnos de comida que reflexionar y tratar con nuestras emociones. Incluso nuestras emociones positivas, parece que no podemos sólo disfrutar la emoción del momento, tenemos que ingerir algo para disfrutarla más. Esta relación entre comida y sentimientos no es algo desconocido, pero tampoco le damos la relevancia debida. En ocasiones, creemos que bajar de peso resolverá nuestros problemas emocionales, cuando debería ser al revés, es a través de resolver nuestros problemas emocionales que podemos cambiar nuestro estilo de vida, nuestros hábitos –razón por la que nos cuesta mantener el peso– y, por ende, perder peso y estar saludables. No basta con dieta y ejercicio, es importante prestar atención a lo que sentimos. Si estamos bien emocionalmente, será más fácil estar bien físicamente.
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10 razones para hacer lo que amamos (o amar lo que hacemos)
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erás inmensamente feliz. Garantizado. Muchas experimentamos en algún momento de la vida ese “llamado”, esa fuerza cósmica que nos impulsa a seguir un camino, un sueño. Encontrar aquello que verdaderamente amamos es una dicha que no todos logran encontrar. Esa señal viene a nosotros y descubrimos aquello que amamos hacer. Sin embargo, por desidia o factores externos, hay quienes, pese a descubrir aquello que aman, encuentran dificultades para llevar a cabo sus sueños. Y unos más, nunca escuchan llamado alguno, aquello para lo que están hechos, su propósito y fundamento en esta vida. Sin embargo, sea cual sea el caso, lo importante es amar lo que se hace, ya sea porque en verdad es lo que siempre hemos querido o porque aprendemos a encontrar esa razón que nos hace amar lo que hacemos. 1. Infundir amor en aquello que hacemos nos ayuda a ser más felices, nos brinda una mayor satisfacción de nuestros esfuerzos y nos motiva a hacerlo cada vez mejor. El trabajo deja de ser tan pesado y ese amor se convierte en el fundamento de un trabajo bien hecho. 2. Cuando estás contenta con lo que haces te sientes bien contigo misma, te brinda una paz interior y al mismo tiempo mejora tu salud física, pues tu cuerpo no resiente los malestares de hacer algo que te desagrada. 3. Tener siempre en mente el propósito de lo que hacemos y sentirnos retados constantemente a superarnos, nos ayuda a disfrutar más lo que hacemos, pues mientras no se pierda esa motivación, será difícil que nos frustre nuestro trabajo. 4. Ser conscientes de que en el trabajo, como en cualquiera de los aspectos de la vida, hay ciclos buenos y malos, nos ayuda a disfrutar más lo que hacemos. En ocasiones todo nos pintará maravilloso y en otras, parecerá que el mundo está en nuestra contra. Lo importante es que no nos clavemos en lo negativo, ni que nos dejemos ir con lo positivo.
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5. Hacer lo que amamos nos ayuda a vivir el ahora, a disfrutar el hoy. Las personas con una fuerte pasión en lo que hacen saben que el cambio es inminente y por eso deciden disfrutar al máximo el momento, hacer lo que aman. 6. No basta con hacer lo que amas, sino que al hacerlo debes contribuir en mayor o menor medida a ayudar a los demás. Lo que hacemos es nuestra forma de darnos al mundo, de ofrecer nuestro granito de arena. Aún si sólo una persona recibe el impacto de lo que hicimos, ya es ganancia, porque estamos aportando algo a los demás y eso también nos hace sentir mejor. 7. Si encuentras aquello que amas no te rindas. No prestes atención a lo que digan los demás, a menudo intentarán desanimarte. Pero la satisfacción de hacer lo que amas debe estar por encima de cualquier argumento que puedan darte en contra de lograr tus sueños. Nunca es demasiado tarde, atrévete a pesar del “qué dirán”. 8. Si no puedes hacer lo que amas, encuentra la forma de amar aquello que haces. Encontrar el vínculo entre aquellas pasiones que teníamos de niños con lo que hacemos hoy, nos ayudará a disfrutar más nuestro trabajo y amarlo. 9. No siempre será posible ganarnos el pan con aquello que amamos, en ocasiones nuestra pasión está fuera del ámbito económico, pero eso no significa que debamos renunciar a ello. Si bien es posible que lo que amamos no nos dé de comer, si nos alimentará espiritualmente y nos dará un espacio de placer y bienestar que todos necesitamos. 10. Sería irreal decir que sólo tenemos una cosa que amamos hacer. Todos tenemos diversidad de pasiones e intereses y es esa variedad lo que enriquece nuestra vida, nos lleva a aprender más y nos hace más felices. Atrévete a probar de todo y a encontrar en cada cosa que hagas, algo que amar.
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¿Que dice tu cuerpo de tus emociones? Durante mucho tiempo las frases y metáforas han sido nuestra principal herramienta para hablar de las emociones, nuevas investigaciones nos permiten visualizar lo que sentimos.
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legría, tristeza, enojo o amor. Sabemos qué son, todas lo hemos sentido en algún momento de nuestras vidas. Conocemos las sensaciones, sin embargo ¿qué tan fácil o difícil resulta describirlas? Las emociones configuran nuestro mundo: influyen en cómo percibimos el entorno, alteran nuestro comportamiento y nos hacen reaccionar de formas específicas. Son algo muy humano, pero también algo muy intangible. Precisamente por esto a menudo nos resulta difícil entender que forman parte de nuestro cuerpo. A veces, nos parecen algo que se genera en un mundo invisible e inaccesible para la parte más material de nosotras. Las emociones no se tocan, se sienten. Si bien es cierto que más allá de las acciones o palabras que utilizamos para expresarlas no podemos agarrarlas con nuestras manos, olerlas o percibir sus formas, sí es posible “ver” cómo se desarrollan esas emociones en nuestro cuerpo. Un equipo de científicos de Universidad Aalto, en Finlandia, realizó un estudio en el que a través de una cámara térmica podían ver las zonas del cuerpo que experimentaban un aumento o disminución de la actividad corporal, así mismo, pidieron a los participantes que señalaran en qué zonas del cuerpo habían sentido que las emociones generaban algo. Los investigadores presentaron videos e imágenes con el propósito de generar emociones específicas a más de 700 personas y al sumar los resultados de la cámara térmica y lo indicado por los participantes lograron desarrollar un “mapa emocional” de las emociones en el cuerpo.
Cada persona experimenta las emociones de forma diferente, pero nuestro cuerpo reacciona de forma muy similar. Esto es porque nuestro cuerpo se prepara para reaccionar dependiendo de la situación. Desde hace tiempo diversos estudios señalaban diversos cambios fisiológicos tales como un aumento de adrenalina ante el miedo para luchar o correr. Esta nueva investigación afirma que las mariposas en el estómago, los nudos en la garganta y el pecho hinchado de orgullo, no solo son reales, sino que son universales; no dependen del entorno o la cultura. Somos un todo, cuerpo y mente son unidad; esta investigación nos deja ver muy claramente ese vínculo indivisible entre emociones y sensaciones. El aspecto emocional está más ligado a nuestro cuerpo de lo que creíamos. Este mapeo de emociones podría ayudar en el futuro a identificar y entender mejor problemas como ansiedad, depresión u otros trastornos emocionales, de forma que se podrá dar mejor tratamiento a estos problemas.
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15 Test: ¿Cómo canalizas tus emociones? Las emociones “positivas” son relativamente fáciles; no solemos avergonzarnos de sentir alegría, podemos dejarnos llevar por el entusiasmo y aunque seamos reservados, usualmente no reprimimos el cariño que sentimos –incluso si no somos muy expresivas–. No tememos ser juzgadas por este tipo de emociones, pero son las “negativas” las que nos causan más conflicto, pues es evidente que a nadie le gusta sentirse mal; sin embargo, saber encauzar de forma correcta lo que sentimos puede hacer toda la diferencia. Averigua con este test, qué tan asertiva es tu forma de reaccionar ante lo que sientes. ¿Sabes manejar tus emociones o ellas te manejan a ti? ¿Te avergüenza llorar en público? a. Mucho, pero a veces no puedo evitarlo, trato de que nadie lo note. b. No, creo que a veces es necesario. c. Yo no lloro en público, prefiero enojarme. ¿Alguna vez te ha causado problemas tu temperamento? a. Sí, porque soy demasiado tranquila y luego no sé cómo reaccionar. b. No realmente, en general actúo conforme a las circunstancias. c. Sí, soy muy explosiva y a veces digo o hago cosas sin pensar. ¿Te enojas con facilidad? a. Para nada, hasta creo que me cuesta trabajo enojarme; pero cuando me enojo, me enojo. b. Me enojo cuando hay una buena razón. c. Tal vez; ya me han dicho que soy muy enojona.
Cuando tienes un conflicto ¿cómo es más probable que reacciones? a. Hago coraje yo sola, aunque tal vez le cuente a alguien. b. Hablo directamente con la persona que puede resolverlo. c. Reclamo y grito para exigir una solución. ¿Qué es más probable que te haga sentir culpable o arrepentida? a. No atreverme a decir lo que pienso o siento. Y luego explotar. b. Resultados inesperados de decisiones que tomé. c. Lastimar a alguien por algo que dije estando enojada.
Mayoría de C: Con agresividad
Mayoría de B: Con equilibrio Mayoría de A: Con pasividad Has escuchado que debes manejar tus emociones, pero en lugar de manejarlas las guardas y reprimes. Quieres evitar conflictos y temes cómo puedan reaccionar los demás a lo que piensas. Cuidado, a quien más lastimas es a ti misma, es necesario que aprendas a expresar lo que sientes en el momento preciso.
Eres capaz de aceptar tus emociones y utilizarlas adecuadamente. Felicidades, has aprendido que las emociones tienen una razón de ser y que si sientes algo debes expresarlo con firmeza pero con calma.
Dejas que tus emociones te gobiernen y a menudo prefieres utilizar el enojo para lidiar con cualquier cosa que estés sintiendo. Temes parecer débil o resultar herida. Cuidado, es necesario que aprendas a escuchar tus emociones y a expresar lo que sientes sin atacar a los demás.
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