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Ayudar a otros nos ayuda Ayudamos no sólo porque es lo correcto, sino porque también nos beneficia a nosotros mismos.
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n las afueras de las Vegas, de la cabeza de un niño llamado Trevor Mckinney, surge una idea para cambiar el mundo: cuando alguien te haga un gran favor, no se lo pagues a él, agradécelo ayudando a alguien más. Este es el argumento de la película Cadena de Favores. La fuerza detrás del movimiento que se desata es ayudar; si te ayudan, ayuda a alguien más y eso también te ayudará. Ayudar se siente bien, está comprobado, pero el beneficio va más allá. Una investigación dirigida por Thomas Plante, profesor de psicología de la Universidad de Santa Clara, comparó a dos grupos de estudiantes: unos decidieron involucrarse en un viaje que tenía como objetivo servir y ayudar en la comunidad, los otros decidieron no ir. Tras el viaje, los estudiantes que se involucraron en el voluntariado mostraron un mejor manejo del estrés y un mayor sentido de bienestar, en comparación con los otros. Además, mostraron mayor gratitud y expectativas más razonables respecto a sí mismos.
asociado a una mayor expectativa de vida. Pero no sólo se trata de la ayuda comunitaria. Darnos sin esperar nada a cambio a quienes nos rodean, ser generosos con los más cercanos, también fortalece el sentido de nosotros mismos y siempre se siente bien. Ayudar es también una cuestión de supervivencia. Como grupo, somos fuertes en tanto todos los miembros de nuestro grupo estén bien. Formamos parte de una comunidad y ese ayudar es también una necesidad, ayudar a los otros nos brinda un mayor sentido de seguridad en nuestro grupo. Somos capaces de sentir empatía y ser solidarios. Está en nuestra naturaleza y ese es uno de los motores que nos impulsa a dar – nuestro tiempo, nuestro esfuerzo –. Ayudar tiene beneficios, pero a veces ni siquiera pensamos en las recompensas, ayudamos porque ese sentido de comunidad nos impulsa a ser generosos. Ayudar es un ciclo y cuando estamos dispuestos a hacerlo, es más fácil recibir los beneficios incluso si no los estamos buscando.
Brindar apoyo también alimenta la espiritualidad y nos permite entender mejor a las personas que nos rodean, nos abre la visión sobre el mundo y puede hacer que valoremos más lo que somos, lo que tenemos y lo que hemos logrado; es también una forma de retribuir por lo que tenemos. Así mismo impulsa nuestra autoestima y el desarrollo personal. El beneficio también puede ser físico: otra investigación realizada por el profesor Carl Thoresen y el doctor Alex Harris, señala que hacer voluntariado con regularidad está
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