Revista SuperMujer TAXQUEÑA-CHURUBUSCO octubre 2015

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Combatir la diabetes en familia La relación con la familia puede tener un gran impacto en el manejo de la diabetes.

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xisten factores más allá de los evidentes –alimentación y actividad física– que influyen en el desarrollo y el tratamiento de la diabetes.

Uno de ellos es el impacto de nuestros grupos sociales en el tratamiento de la enfermedad, en especial, el grupo familiar.

La diabetes es una enfermedad incurable, pero es tratable y se puede llevar una vida normal con el tratamiento adecuado. Sin embargo, las noticias de que se padece generan una crisis en la vida del paciente y la de su familia; todos deberán adaptarse a la nueva situación, pero es precisamente la influencia de la familia lo que puede determinar que se siga de forma adecuada el tratamiento.

El mayor riesgo que conlleva la diabetes son las complicaciones por un mal cuidado de la enfermedad; si bien avanza gradualmente, es posible frenar e incluso prevenir muchos daños con un buen control, es por ello que es vital un cambio en el estilo de vida.

El apoyo es sumamente importante para que la persona se ajuste; los horarios de los medicamentos, la medición de niveles de glucosa, una dieta balanceada –quizá reducir o renunciar al consumo de algunas cosas–, el ejercicio, las visitas al doctor, etcétera. Son muchos los cambios que vivirá la familia, pero este puede ser un buen momento para unirse.

Diversas investigaciones señalan que una buena relación familiar puede favorecer una mejor adaptación.

Sin embargo, es importante tener cuidado con la for-

ma en que damos nuestro apoyo. La depresión es un problema recurrente en personas con diabetes y a veces, sin querer, decimos cosas que los hieren, que los hacen sentir minimizados o entrometernos demasiado, lo que puede hacer que se sienta abrumado o pensar que su familia ya no lo percibe capaz de muchas cosas.

La mejor forma de ayudar es a través de la empatía.

Dado que la diabetes tiene un fuerte componente de hábitos, que compartimos generalmente con la familia, y debido a que existen factores genéticos; cuando se da el diagnóstico, quizá sea un buen momento para reconsiderar los hábitos familiares y trabajar en conjunto, para un estilo de vida más saludable. Si la persona con diabetes percibe la empatía y solidaridad de quienes les rodean, tendrá una mejor disposición para cuidarse al tiempo que la familia mejora su salud.

La familia puede impulsar o desalentar, todo depende de la forma en que se aborde la situación. El cuidado de la enfermedad es principal responsabilidad del diabético, pero tener el apoyo de los nuestros, definitivamente puede hacer una gran diferencia.

Dr. Edgar Fuentes Pintado Centro de Especialidades de Medicina Interna Camino Sta. Teresa 1055 Consultorio 304 Col. Héroes de Padierna Torre III Hospital Ángeles del Pedregal Tels. 56 52 22 22 / 56 52 22 00

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6 Claves para una familia feliz Convivir en familia no es fácil, pero cuando cada quien pone de su parte todos se benefician.

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uando Olive (Abigail Breslin) se entera de que ha calificado para el concurso “Pequeña Miss Sunshine” logra hacer que su disfuncional familia emprenda un viaje en carretera. Al tiempo que se enfrentan a problemas mecánicos, explotan las tensiones y la familia deberá aprender a trabajar en equipo.

La convivencia familiar es quizá una de las más difíciles, pues estas son las personas que conocen nuestro lado más oscuro, con quienes no tememos mostrar nuestra peor cara. Cada familia es diferente, depende de cada una establecer sus propias reglas y rituales; sin embargo, hay cuestiones que son clave y los psicólogos Mitchell Flaum y Bennett Flaum señalan siete cosas básicas para una familia feliz.

Comunicación. Esta es la base de cualquier relación, es necesario un hacer saber lo que sentimos, pensamos y necesitamos; así como escuchar a los demás. Debemos poder comunicarnos sin temor a ser juzgados o criticados.

Respeto. Es necesario que los niños aprendan y que los adultos recuerden que cada miembro de la familia merece que sus creencias, pensamientos y emociones sean respetadas. Esto ayudará a desarrollar sentido de protección en la familia y favorecerá la comunicación.

Empoderamiento. Sentirse apoyado e impulsado es necesario para cualquier persona. La familia debe brindar esos mensajes que nos impulsen a crecer como individuos y lograr nuestras metas y deseos.

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Aceptación. Formar parte de un grupo es deseo básico de cualquier ser humano. Ser aceptados y sentir que tenemos el afecto de nuestra familia es indispensable; saber que pertenecemos, que somos apreciados e importantes nos da sentido de identidad.

Asignación de tareas. La responsabilidad también es importante en el desarrollo familiar, es en el hogar donde los niños aprenden la primeras reglas de convivencia.

Saber que todos tenemos roles y responsabilidades, nos involucra con los otros y mejora la conviencia porque entendemos sobre la reciprocidad.

Organización. Cada familia tiene sus reglas, rituales y organización. La forma en que funcione la familia, así como sus horarios y rituales, permiten reafirmar el sentido de unidad y fortalecer los lazos del grupo.

Resiliencia. Saber lidiar con la adversidad es una habilidad importante y aprender a enfrentar las dificultades en familia, puede tener un gran impacto en la convivencia familiar. Es necesario aprender desde niños la resiliencia así como fomentar la confianza, el apoyo y consejo para los nuestros; estar ahí para ellos, en lugar de darse la espalda ante la primera dificultad.

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8 ¿Cómo elegimos a nuestros amigos?

La amistad es algo que se da de forma natural, no es consciente, pero ¿qué nos lleva hasta los amigos que elegimos?

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armen, Tibby, Bridget y Lena son amigas desde siempre y por primera vez no pasarán el verano juntas. Un día antes de separarse van de compras y encuentran un pantalón que se ajusta perfectamente a cada una, así que deciden compartirlo a lo largo de las vacaciones; cada quien lo tendrá dos semanas y enviarán cartas para seguir en contacto. Un verano en pantalones cuenta la historia de cuatro amigas que, aunque son diferentes, se complementan.

Decía C.S. Lewis que la amistad nace en el momento en que una persona le dice a otra “¿cómo? ¿tú también? Creí que era el único”. Las cosas que tenemos en común con nuestros amigos parecen ser un factor determinante en la relación. La afinidad favorece las amistades, pero en la primera impresión no siempre notamos que existen esos gustos o ideas en común.

Pero quizás inconscientemente sí notamos algo parecido. Las amistades nos dan un sentido de identidad y reafirman nuestra visión del mundo. Tal como en la pareja, la química y la compatibilidad juegan un papel importante en el desarrollo de nuestras relaciones.

No sólo las actividades nos unen, después de todo, no a todos nuestros amigos les gusta lo mismo que a nosotros; la semejanza es más sutil que nos lleva a vincularnos.

De acuerdo con un estudio de la Universidad de California, en San Diego la similitud que existe con nuestros amigos también es genética, es compara-

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ble a la que hay con un primo lejano; James Fowler, quien dirigió el estudio, señala que es casi como si tuviesen un tatara tatarabuelo en común.

A veces las personas nos llaman la atención, tan solo al conocerlas sabemos que podrían caernos bien.

Esto puede estar dado precisamente por la similitud que percibimos inconscientemente con ellos; nos reflejamos en quienes nos rodean y cuando percibimos rasgos que identificamos de nosotros mismos en los demás, es fácil generar afinidad.

Pero ¿cómo nos encontramos? El estudio sugiere también que el olfato puede ser quien nos guíe a nuestras amistades; los olores que atraen a los grupos de amigos suelen ser similares, por ejemplo el café, lo que nos puede llevar a lugares de encuentro de forma inconsciente, donde la convivencia hará surgir la amistad.

Es el trato constante lo que permitirá esa transición de meros conocidos a amigos. Esta tendrá que ver con la apertura, con mostrarnos tal cual somos e incluso estar dispuestos a compartir nuestras vulnerabilidades. Con nuestros amigos nos sentimos seguros y protegidos, como si estuvieramos en familia quizá por eso los elegimos.

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10 La inteligencia social La facilidad para relacionarse con la gente es más que una habilidad, es una forma de inteligencia.

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skar Schindler (Liam Neeson) es un hombre carismático y con facilidad de palabra, lo cual le favorece para ganarse un lugar en la industria alemana. Cuando la guerra comienza, estas cualidades –y algunos sobornos– le ayudan a salvar la vida de cientos de judíos en La lista de Schindler.

Las relaciones humanas, de cualquier tipo, no son fáciles. La convivencia parece algo intuitivo, sin embargo, no todas las personas tienen la misma habilidad para tratar con la gente. Somos seres sociales y las relaciones juegan un papel primordial en nuestra supervivencia y tener inteligencia social nos puede beneficiar tanto personal como profesionalmente.

Nuestro cerebro está diseñado para conectarnos con la gente, las neuronas espejo tiene un papel importante, pues nos permiten lograr afinidad y nos mandan señales sobre las posibles intenciones de los otros; podemos comprender de forma inconsciente a los demás y resonar con ellos.

Existe algo instintivo en nuestra búsqueda del grupo, la empatía por ejemplo, nos ayuda a relacionarnos y la utilizamos de forma inconsciente; sin embargo, aunque parezca que hay personas más sociables o más aptas para relacionarse que otras, lo cierto es que se trata de habilidades que se pueden desarrollar.

La inteligencia social tiene que ver con la forma en que reaccionamos ante nuestro entorno y con capacidades que nos ayudan a interactuar de mejor

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forma. Daniel Goleman, psicólogo y autor del libro Inteligencia Social, señala que los ingredientes de ésta pueden ser clasificados en dos categorías: aquello de lo que nos damos cuenta respecto a los demás y lo que hacemos al respecto.

La clave está en aprender a poner atención al mundo que nos rodea, si queremos saber hacer conversación, debemos aprender a escuchar; ser observadores y tratar de ponernos en el lugar de los otros. Así mismo, es importante aprender de nosotros mismos, de nuestras emociones y reacciones ante lo que nos ocurre, tomar nuestro propio entendimiento para intentar comprender al otro.

Inteligencias social y emocional están profundamente vinculadas, mientras que la inteligencia emocional se refiere a reconocer y manejar nuestras emociones, la inteligencia social se refiere a vincularnos de forma inteligente, siendo conscientes de las distintas perspectivas; ser capaces de empatizar e inspirar, ser una influencia positiva y cuidar de los otros. Cuando somos capaces de utilizar ambas en nuestra interacción con las personas, podemos tener relaciones más profundas y satisfactorias.

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12 La importancia de la empatía Uno de los elementos indispensables de la convivencia es la comprensión del otro y para ello la empatía es clave.

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uando la guerra separa a Sara (Liesel Matthews) de su padre, es enviada a un internado donde tiene todas las comodidades; sin embargo, cuando él muere, Sara pierde sus privilegios y es tratada como sirvienta. Pero las difíciles circunstancias no impiden que sea una niña amable y simpática con quienes le rodean, lo que junto a su imaginación le permite entrentar mejor su nueva situación, en La princesita.

La empatía, esa capacidad de ponernos en el lugar del otro y tratar de entender el mundo desde su perspectiva, es benéfica no sólo para las relaciones, sino para nosotros mismos. Se ha visto que los niños con mayor capacidad de empatía tienen mejores relaciones sociales y se desarrollan mejor en la escuela; así mismo, facilita la comunicación y mejora la capacidad de liderazgo, lo que ayudará en su vida adulta.

Es una tendencia natural en el ser humano, de forma inconsciente nos permite saber cómo se sienten los otros para llegar a un entendimiento; es base de la simpatía y la compasión, nos permite tener relaciones más satisfactorias y mayores probabilidades de éxito profesional. Sin embargo, la empatía no se trata solo de reconocer lo que los demás sienten, sino de cómo utilizamos este conocimiento.

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Las investigaciones señalan que la empatía tiene componentes cognitivos y afectivos. Mientras que la parte cognitiva nos permite ser conscientes de lo que sienten los otros, es la parte afectiva la que nos lleva a compartir emociones; la primera se aprende a través de la observación y es deliberada, la segunda se da de forma automática. Lograr el balance entre ambas puede ayudarnos a alcanzar lo que algunos llaman la verdadera empatía.

Ambas formas de empatía se pueden fortalecer, mientras que la cognitiva requiere un desarrollo más racional, la emocional se desarrolla a través de conocernos mejor a nosotros mismos; darle nombre a lo que sentimos para comprender emociones propias y de los demás.

Para fortalecer la empatía existen diversas estrategias. Tener disposición a escuchar a los otros, con toda la intención de entender; tratar de compartir lo que sienten, no como lástima sino a través de la compasión; leer mucho –después de todo, las historias son un reflejo–; prestar atención a los gestos de los demás y encontrar aquello que nos une.

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15 Test: ¿Qué tipo de empatía tienes?

La empatía es indispensable en las relaciones humanas, ponernos en el lugar del otro y tratar de entender su perspectiva es clave para lograr mejores relaciones.

Existen factores emocionales y cognitivos en esta; sin embargo, no todos la experimentamos de la misma forma; mientras que para algunos predomina ese “sentir lo que el otro siente”, para otros son la observación y el razonamiento los que los llevan a entender. ¿Qué tipo de empatía predomina en ti?

De acuerdo

En desacuerdo

La música tiene un impacto poderoso en mí.

A

B

Antes de criticar a alguien, trato de imaginar cómo sería estar en su lugar.

B

A

Ver a alguien triste hace que me den ganas de llorar.

A

B

Soy introspectiva, lo que me ayuda cuando trato de entender a los demás.

B

A

Cuando estoy enojado con alguien, usualmente trato de ponerme en sus zapatos por un rato.

B

A

Me doy cuenta de que estoy a tono con el humor de otras personas.

A

B

Me gusta hacer sentir bien a los demás.

A

B

Puedo saber si una persona está contenta o triste cuando hablo por teléfono debido al tono de su voz.

B

A

A menudo puedo adivinar como terminará una película o libro.

B

A

A veces lloró cuando veo televisión o leo un libro.

A

B

Mayoría de A Tienes compasión, eres capaz de sentir lo que los demás sienten, compartir su alegria o su dolor. Esto te ayuda a establecer relaciones profundas y significativas, pues logras una conexión con los otros.

Sin embargo, es posible que en ocasiones te sientas abrumada por las emociones. A veces es necesario que se establezcan ciertos límites, pues si nos afecta demasiado lo que sienten los demás, puede perjudicar nuestra capacidad de ayudar efectivamente.

Mayoría de B Tienes una gran capacidad para ponerte en los zapatos del otro e imaginar lo que están sintiendo.

Comprendes el lenguaje no verbal y sabes interpretar las señales para tener una idea clara de lo que están sintiendo.

Aunque no siempre compartas la visión de los otros,

eres capaz de entender su perspectiva para comunicarte y negociar. Sin embargo, puedes ser percibido como frío o calculador si no tienes un nivel de compasión que te conecte con los otros de forma más visceral. Recuerda que en ocasiones se requiere un entendimiento emocional más que una comprensión lógica.

Empate Si tuviste un empate o un puntaje muy similar de A y B, felicidades, es probable que tu balance entre empatía emocional y cognitiva sea justo el necesario.

Ese equilibrio entre ambas áreas nos permite utilizar la empatía para beneficio de todos.

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