EDICIÓN 82 • VOLUMEN 3
madiba’sleft,
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Edición #82 Volumen 3
UNA OLA PARA
LA POSTERIDAD
EDITORIAL
FOTO: ALAN VAN GYSEN
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Hace un año se nos fue uno de los personajes más icónico del mundo, quien a través de su convicción, lucha y determinación decidió anteponer todo lo demás. Un sacrificio o lucha, dependiendo de cómo lo veamos, de más de 27 años detrás de las rejas para combatir al racismo, la pobreza y la desigualdad social. En 1976 en Montreal por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos, hubo un boicot oficial que implicó a 29 estados, en su mayoría africanos. En los juegos Olímpicos de 1968 en la ciudad de México, dos atletas negros, Tommie Smith y John Carlos levantaron los puños en el podio de medallas en un gesto simbólico contra el tratamiento opresivo del pueblo negro.
Con Tom Carroll el surf no se quedó atrás y es otro de los deportistas que ha intentado contribuir a esa lucha contra la desigualdad. Al final de su vida Nelson Mandela era acreedor de más de 250 menciones honoríficas y otros galardones, entre ellos el Premio Nobel de la Paz. No se sabe si “Madiba´s Left” es una de esas menciones honoríficas pero por lo menos existe una ola para la posteridad.
su r fos
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DIRECTOR DE PUBLICACIÓN: Cristophe Commarieu commarieu@surfosmagazine.com ASESORÍA LEGAL: Lic. Victoria Medrano CONTABILIDAD: Julia Méndez Calvo EDITOR: John Braddock website@surfosmagazine.com REDACCIÓN: Pablo Zanocchi José Duarte Solís Eduardo Reyes Paniagua Aitor Iriberri DIRECTOR GRÁFICO: FOCUS ART Tel: 2241-6061 PUBLICIDAD: website@surfosmagazine.com APARTADO POSTAL: 201-2020 Zapote, San José, Costa Rica, Centroamérica. PORTADA: Foto Alan Van Gysen
T A J
B U R R O W I N
T H E
B O O K E R
e h o o n l i o d K An “LA MEJOR OLA DE MI VIDA”
Ryan Miller fue el único fotógrafo que tomó esa ola. También hay dos videos de otros ángulos que Kolohe quiso guardar para su proyecto de una película. “Parece más alto que el oops de John John Florence y el otro de Julian Wilson durante las etapas del tour en Bali y Portugal respectivamente. Enseñe la secuencia con algunos pro con quienes me quedaba en Portugal incluyendo a CJ Hobgood y Matt “Mayhem” Biolos. Ambos concluyeron que podría ser la mejor ola surfeada en la historia del surf. Tal vez no ganará, pero es un comentario muy acertado.” Expresó el reconocido fotógrafo.
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En 2013 Millones de espectadores vieron por internet la victoria de Fanning en el Pipe Masters. Todos, desde los más jóvenes se reunieron en torno a Fanning para celebrar la obtención de su tercer título mundial, aunque nadie parecía recordar a esa otra institución del surf mundial, si no es por sus fotografías: Tom Carroll.
FOTO: JOLI
POR MARIO A. ROJAS M.
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personaje FOTOS: STORM SURFERS 3D/RED BULL CONTENT POOL
Actualidad
Pocos de esos espectadores pueden tener una apreciación apropiada de todo el contexto que conllevó a que Carroll, por la falta de un término más pertinente, protagonizara uno de los escándalos más grandes en la historia del surf: su famoso boicot en Sudáfrica en 1985, en protesta contra la segregación racial y el grotesco del apartheid. Carroll fue humillado, ridiculizado, atacado por todos. ¿Dejar tirado un título mundial? y ¿Para qué’? ¿Por creer que puede cambiar al mundo? El perdió a su principal patrocinador y fue perseguido por haber politizado al deporte. Esa fue una decisión que el mismo había tomado. Creyó seguramente que era parte de la responsabilidad que trae uno con el título de campeón. Carroll fue dos veces campeón mundial. El ganó dos eventos en 1985. El Open de Japón y el Inland Championships en Pensilvania, dos títulos en total. Era imparable. Pero perdió en el Surfabout en Ciudad del Cabo y el Back-to-Back en Durban, incluyendo el prestigioso Gustan 500, aquí pudo haber sido el campeón defensor. En ausencia de Carroll y con cero puntos en tres de los principales eventos del Tour, el no pudo recuperarse. El apartheid seguía existiendo y Nelson Mandela seguía encerrado en Robben Island. |14
Un triple campeonato se había tirado por la borda. Cuando Carroll anunció su boicot en una conferencia de prensa después de Bells, su patrocinador Instinct Clothing, lo abandonó. Era un joven de 23 años sumergido en una gran controversia. Los medios de comunicación se arrojaron sobre él. El año pasó y el título mundial se perdió para Carroll. Mandela fue liberado de Robben Island en febrero de 1990. Tres años después, el Primer Ministro Bob Hawke quien sabía de la historia, hablaría en una cena en honor a Carroll: “Él (Carroll) ganó el campeonato mundial en 1983 y el de 1984 y obviamente fue el mejor contendiente en 1985”, dijo Hawke. “Allí estaba el campeonato en Sudáfrica, y Carroll se negó a asistir. Sus creencias, sus principios, fueron más fuertes y los antepuso a todo lo demás. No hay un ejemplo en la historia del deporte australiano donde un campeón haya estado preparado para colocar sus principios en frente de sus propios intereses como Carroll lo hizo en 1985”. En 1997, Mandela regresó a Australia. Hawke y Carroll fueron invitados al discurso. Solo entonces, 12 años después del boicot, Carroll se dio cuenta de que había hecho lo correcto. Termino conociendo a Mandela y Bob Hawke le explicó lo que yo había hecho y Mandela le dio las gracias.
“12 años después del boicot, Carroll se dio cuenta de que había hecho lo correcto”
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LA POSTERIDAD POR ALAN VAN GYSEN
“Mandela”, dijo él en un ronco susurro, “¿estás despierto? Tu eres un hombre afortunado, te estamos dando un lugar donde tendrás tu libertad, podrás moverte, podrás mirar el océano y el cielo”. El trataba de no ser sarcástico, pero yo sabía que ese lugar no me iba a ofrecer la libertad que yo anhelaba. -Nelson Mandela, antes de su encarcelamiento en Robben Island, Pretoria, 1964.
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Tempranamente, en los años 1500, la isla de Robben era usada como una prisión. Primero por los portugueses, luego los ingleses, los holandeses y finalmente por Sudáfrica. Esta locación resultaba ideal para eliminar a los indeseables de la sociedad. Deserrada y olvidada, nueve kilómetros al norte de las frías costas de Ciudad del Cabo, en el océano Atlántico. La Alcatraz del sur de África. Durante el periodo del Apartheid, entre 1961 y 1991, fue una prisión de máxima seguridad y “hogar” de algunas de las más conocidas figuras políticas de Sudáfrica: Govan Mbeki (padre del ex presidente Thabo Mbeki), el ex activista de ANC (Congreso Nacional Africano) Walter Sisulu, Tokyo Sexwale y por supuesto, Nelson Mandela. En su autobiografía, “El largo camino hacia la libertad”, Mandela se refiere a este capítulo de su vida como “Los años oscuros”, por los intentos de romper con su espíritu por medio de las dificultades que pasó en la isla. Pero conforme pasaba el tiempo, la amistad con sus compañeros de prisión y su común meta de liberación lo llenaron de nuevas esperanzas. Gracias a sus trabajos, encerrados a la orilla del mar, sus estómagos y almas se fueron llenando, agregando un nuevo capítulo en la vida de Mandela, que el mismo |18
llama, “el principio de la esperanza”. Mirando hacia atrás a la Montaña de la Mesa no podía hacer nada pero tenía mi propia esperanza. Estaba emocionado. Todos estábamos emocionados. La sonrisa de Jordy lo dice todo. Que hermosa forma de comenzar el “Día de la Liberación Africana”. No fue planeado, pero las estrellas se habían alineado muy inteligentemente: el oleaje, el agua, la festividad, la tabla “Madiba” de Jordy y el regreso a la isla Robben, Ian Armstrong con su hijo Max. No podía ser escrito de mejor forma.
La isla se hacía más clara después de un minuto de cruzar a alta velocidad la distancia que divide la ciudad de la isla. Si la cara de Jordy era un libro abierto lleno de emoción, la de Ian era todo lo contrario, cerrado y muy reservado como era lo habitual. Después de 15 años el volvía a ese lugar. ¿Tenía algo que probarles a los más jóvenes? ¿Frente a su hijo? ¿O solamente estaba recordando su primer encuentro en este apartado lugar? Cualquiera que fuese la razón, Ian fue el primero en lanzarse por la borda con su tabla fuertemente aferrada en sus manos.
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Apenas habíamos apagado los motores cuando él ya estaba remando cómodamente hacia la primera ola: un sólido pico en frente de rocas que son el hogar de un naufragio de la Montaña de la Mesa como paisaje. Todos estábamos ataviados con nuestros trajes para el frío mientras Ian corría por la ola mientras las gotas salpicaban su sonrisa, no podía ocultar su emoción ¡Bienvenidos nuevamente a Madiba! Ian fue la primera persona en surfear aquí, junto a Cass Collier en 1998. Ahora, de regresa, recuerda esa sensación del pasado y la razón de hacer este viaje. “Esa fue una época muy especial para mí, la sesión de surf y la oportunidad. Al crecer en Sudáfrica tengo sentimientos encontrados
acerca de la opresión y la vida bajo el gobierno del Apartheid”. Pero cuando te alejas de todo eso había una increíble sensación de libertad, y Cass y yo buscábamos tener lo más de libertad posible. Ellos se habían aventurado en busca de lo más notorio que la isla podía ofrecer y un año más tarde, había sido declarada museo y monumento nacional. “No se había hecho esto antes”, me dijo temprano el galardonado fotógrafo Nic Bothma. “Ha sido una sesión histórica y un verdadero símbolo”. Blanco y negro surfeando juntos, libremente y al mismo tiempo, empujando los límites del surf. Nosotros habíamos visto en una fotografía aérea lo que inicio todo esto. Cass la bautizó igual al mismo hombre que simboliza esta libertad y posteriormente al surf. Como era una izquierda, se llamó Madiba’s Left. Después de este breve recuerdo, Ian tomo otra tabla, una más grande y una vez más se lanzó al agua helada. Las olas son grandes, un poco grandes para el lugar, diría para ser honesto. Las más grandes son de 12 pies y revientan a fuera antes de desaparecer en aguas profundas. Las bombas son las que son un poco más pequeñas. Jordy tiene razón cuando dice, “¡Si todas serian así, la sesión seria épica. Definitivamente voy a volver!”. 19|
“No se había hecho esto antes”, me dijo temprano el galardonado fotógrafo Nic Bothma.
“Ha sido una sesión histórica y un verdadero símbolo”.
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La decisión de quedarse al inside puede ser un arma de doble filo – el drop es radical, seguido de un buen tubo y termina con un bowl para una buena maniobra o sufrir la misma suerte que el oxidado Sea Challenger encallado sobre las rocas. Dichosamente los surfos manejaron bien la situación y surfiaron el inside sin mayor problema. Sin sorpresa la única víctima de las piedras es Ian, es el precio a pagar por tirarse tan radical además de permanecer en el agua demasiado tiempo. Tal vez solo quería descansar a la orilla y darse la oportunidad de ver a su hijo Max surfear. “Mi papá me habló de esta izquierda que había surfeado, es muy emocionante estar aqui y ver de tan cerca las rocas” dice Max. “Pero estoy entusiasmado por hacer algo nuevo y surfear con mi papá. Él lo demuestra. En cada ola Max controla cada maniobra, traza claras y buenas líneas, “es una ola muy poderosa” admite con la misma sonrisa que su padre. Tanto es así que en una caída su leash se estira el doble de lo normal y tiene que regresar al bote para cambiarlo. Ian está visiblemente muy orgulloso de verlo surfear Madiba Left, agarrando bombas en compañía de Josh Redman, Ryan Payne y Jordy. “Para todos nosotros es muy especial estar surfeando aquí, Especialmente en el Día de la Liberación” dice Ian. No se inmutó por los sets que constantemente se levantaban frente a él, parece disfrutar del hecho de que la marea está bajando y exponiendo aún más las afiladas rocas del lecho marino. Ryan está en su elemento. Es del tipo de surfo que toma primero la ola y se preocupa por lo que puede ocurrir después. Y para hacer las cosas un poco más
interesantes, decidió meterse en el tubo, mirar hacia atrás antes de meter una maniobra radical al frente del naufragio. El destino o la suerte deciden que finalice su ola sin incidente, antes de unirse al grupo en el bote para salir del lugar a pura marea baja. Decidimos seguir y dirigirnos hasta otra ola esa vez una derecha vista al sur de la isla. Allí, frente a nosotros, resplandeciente bajo la luz de la mañana, vimos el océano, la costa rocosa, y en la distancia, parpadeando bajo el sol, los rascacielos de Ciudad de El Cabo. Aunque sin duda era una ilusión, la ciudad con la Montaña de la Mesa alzándose tras ella parecía tentadoramente cercana, casi como si fuera posible tocarla con la mano. El guardián a cargo de la cuadrilla de trabajo nos explicó que nos habían llevado allí para recoger algas. Debíamos coger los trozos grandes que habían sido arrastrados hasta la playa y vadear las olas para alcanzar otras sujetas a las rocas o los corales. Las algas en cuestión eran largas, de superficie viscosa y de un tono marrón verdoso. En ocasiones, había fragmentos que medían entre dos y dos metros y medio de longitud y pesaban hasta quince kilos. Tras extraer las algas de aguas poco profundas las disponíamos en hileras sobre la playa. Cuando estaban secas las cargábamos en la trasera de un camión. Según nos contaron, posteriormente se enviaban a Japón donde eran empleadas como fertilizante. El trabajo no nos pareció particularmente duro aquel día, pero a lo largo de las siguientes semanas y meses descubrimos 21|
que podía llegar a ser agotador. Con todo, no nos importaba demasiado ya que disfrutábamos del placer y la distracción de las vistas panorámicas. Podíamos observar barcos de pesca, majestuosos petroleros que se movían lentamente a través del horizonte, gaviotas cazando y focas que jugaban entre las olas. Nos reíamos de la colonia de pingüinos, que parecía una brigada de soldados torpes con pies planos, y nos maravillábamos ante el cotidiano espectáculo que ofrecía el clima sobre la montaña con su cambiante bóveda de nubes y sol. Durante el verano, el agua estaba estupenda, pero en invierno, las gélidas corrientes de Benguela convertían el acto de vadear entre las olas en una tortura. Las rocas que había en la playa y alrededor de ella eran afiladas y a menudo nos cortábamos y arañábamos las piernas mientras trabajábamos. No obstante, preferíamos el mar a la cantera, aunque nunca pasábamos allí más de unos pocos días seguidos. El mar resultó ser un baúl de tesoros. Encontré preciosos trozos de coral y complicadas conchas, que a veces llevaba de vuelta a mi celda. En una ocasión, alguien descubrió una botella de vino en la arena que conservaba aún el corcho. Según me dijeron, sabía a vinagre. Jeff |22
Masemola, del CPA, era un artista y escultor de gran talento, y las autoridades le dieron permiso para recoger trozos de madera arrastrados por el mar que luego tallaba convirtiéndolos en figuras fantásticas. Los guardianes se ofrecieron a comprar algunas de ellas. A mí me construyó una librería que utilicé durante muchos años. Las autoridades de la prisión les decían a los visitantes que habían sido ellas quienes me la habían dado. En la costa el ambiente era más relajado que en la cantera. También nos encantaba ir a la playa porque allí comíamos muy bien. Todas las mañanas llevábamos con nosotros un gran bidón de agua dulce. Posteriormente, cargábamos también con un segundo bidón que empleábamos para hacer una especie de marmita de marisco “estilo isla de Robben”. Para prepararlo, recogíamos lapas y mejillones, así como algunos langostinos que se ocultaban en los huecos de las rocas. Capturar a uno de estos animales era complicado; había que sujetarlos con firmeza entre la cabeza y la cola o se libraban de la presa y escapaban. Las orejas de mar, lo que nosotros llamamos perlemoen, eran mi plato favorito. Son moluscos que se aferran con tenacidad a las rocas y es necesario desprenderlos de ellas.
“Esa fue una época muy especial para mí, la temporada y la oportunidad. Al creer en Sudáfrica tengo sentimientos encontrados acerca de la opresión y la vida bajo el gobierno del Apartheid
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Son criaturas tozudas y muy difíciles de abrir. Si se cocinan en exceso resultan demasiado correosas para comer. Cogíamos nuestras capturas y las amontonábamos en el segundo bidón. Wilton Mkwayi era nuestro cocinero y se encargaba de preparar el guiso. Cuando estaba listo, los guardianes se nos unían y nos sentábamos todos en la playa para comer
mar, lo que nos hizo reír. Nosotros comíamos aquellas exquisiteces todos los días.
Al llegar a esa derecha, nos sorprendimos de saber que no éramos los únicos visitantes. Un autobús cargado de turistas con cámaras acababa de llegar para observar los edificios de la prisión construida
-Nelson Mandela,
El Largo Camino Hacia La Libertad como si estuviéramos de excursión. En 1973, en un periódico conseguido en secreto, leímos acerca de la boda de la princesa Ana y Mark Phillips. La noticia incluía detalles sobre el banquete nupcial compuesto de platos raros y delicados. En el menú se incluían mejillones, langostinos y orejas de
sobre rocas no tan lejos de donde estábamos viendo esa ola. Algunos se detienen y miran en nuestra dirección. ¿Me pregunto si ellos piensan que esta es una vista común y digna de fotografiar? Uno de los turistas levanta su cámara mientras Jordy se lanza en una ola, posiblemente sin que ellos sepan lo que
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Que hermosa forma de comenzar el “Día de la Liberación Africana” No fue planeado, pero las estrellas se habían alineado muy inteligentemente: el oleaje, el agua, la festividad, la tabla “Madiba” de Jordy y el regreso a la isla Robben, Ian Armstrong con su hijo Max. No podía ser escrito de mejor forma.
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él está viendo. También nosotros por poco no lo vimos. Por un segundo vemos a Jordy, atacando la ola y luego al final de la primera sección cayó el lip en el lugar exacto para que Jordy tire un aerial. Desde atrás en el barco se escuchó el ruido del despegue y todos vimos en un instante en el aire la cara de Madiba y detrás el despejado cielo azul. Momento mágico… Luego el resto del equipo se tiro al agua para disfrutar esa última sesión. Josh y
Ian agararon buenas olas pero fue Jordy nuevamente quien saco el show. “¡Definitivamente voy a volver!” anuncia Jordy cuando sube nuevamente al barco. Con eso decidimos dar por terminado el día, listos en el barco para nuestro viaje de regreso. Mientras suenan los motores, trato de imaginar cómo habrá sido el ser prisionero de esas aguas durante 27 años. Madiba no pudo haber pensado mucho
acerca de las olas que golpeaban las costas de la isla durante todo ese tiempo, ni el hecho que años después, cualquiera puede surfear con ese sentimiento de libertad que ahora nos llena. Pero si estoy seguro que él sonreía con esa sonrisa tan típica de su persona, si supiera que una de esas olas fue nombrada como él después de su paso por este mundo y las razones por las cuales hoy lo simboliza.
a. el d n a M z a p en sa n a c es D ¡Larga vida Madiba!
(A su salida de la prisión Victor Verster, las pertenencias de Nelson Mandela fueron recogidas, inventariadas, y firmadas por un miembro del personal de liberación. Cabe destacar que en la lista de pertenencias se incluye una tabla de surf. Nelson Mandela tuvo el gran placer de que se les permita ir a nadar mientras estaba en |28
Robben Isand y cada vez que Mandela entro en el agua, Jack Swart tuvo que ir con él. Al no ser un nadador experto, Mandela pidió un bodyboard que podrían ayudarlo. Sin embargo, en cuestión de minutos se frustrado con este, y el bodyboard fue relegado al almacenamiento, por ser nunca utilizado de nuevo.
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Les desea una
Felテュz Navidad
y un bendecido aテアo nuevo.
MUCHAS GRACIAS POR SU PREFERENCIA DURANTE TODO ESTE Aテ前