Sanando las emociones a través de la emoción en el aprendizaje

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Sanando las emociones a través de la emoción en el aprendizaje

Creado por: Susana E. Torres Ll. Estudiante de Educación Infantil Enero 2018


Conozcamos más sobre las emociones

Según Wikipedia, “el término emoción viene del latín emotĭo, que significa “movimiento o impulso”, “aquello que te mueve hacia”.

Las emociones son un sentimiento de exitación que tiene que ver con el funcionamiento biológico del ser humano, éstas se han ido desarrollando para asegurar la supervivencia, es decir, se adaptan conforme la situación o experiencia, modificando nuestra conducta e interviniendo en nuestra forma de relacionarnos. La emoción está vinculada con la motivación, ya que nos permite tomar acción si el caso lo amerita; nos permite huir, protegernos, conmovernos, alegrarnos, defendernos, etc. Las emociones

negativas pueden ser dañinas o peligrosas si traspasan el límite de lo normal; está bien sentir miedo, pero no paralizarnos por este, podemos defendernos si nos sentimos atacados, pero no vivir a la defensiva todo el tiempo. Dependiendo de la emoción que experimentemos, vamos a expresar diferentes gestos, cambios fisiológicos como sudoración en manos, latidos del corazón acelerados, temblores y otras alteraciones del cuerpo. (Coon y Mitterer, 2010)


Emociones Primarias Para Robert Plutchik(2003), existen ocho tipos de emociones primarias que son: el miedo, la sorpresa, la tristeza, el desagrado, la ira, la anticipación, la alegría y la confianza (aceptación). Las emociones se multiplican, debido a la mayor o menor intensidad con que se experimenten. Los estados de ánimo provienen de emociones con baja intensidad y pueden durar algunos días, por eso en ocasiones nos sentimos muy irritables, tristes o desanimados o bastante alegres. Los ánimos positivos felices tienden a volvernos más adaptables en varios sentidos. Por ejemplo, si está de buen humor, es probable que tome mejores decisiones y que sea más servicial, eficiente, creativo y pacífico. (Compton,2005).


La emoción y el cerebro Las emociones conforman una gran influencia en el camino de desarrollo del cerebro, creando conexiones neuronales que nos permitirán reaccionar de tal o cual manera en el futuro, cada vez que se presente cierto estímulo. Un mismo evento puede ser observado por varias personas; sin embargo, todas y cada una de ellas tendrá una versión diferente del mismo; esto se debe a que cada individuo recibe con una emoción diferente la información que llega del exterior; ésta es procesada por el cerebro límbico basándose en la emoción experimentada, pasa a la amígdala, la cual posee conectada su entrada a casi todo el cerebro y transmite la información ya con un tinte de emoción, formando las diferente conexiones neuronales. Por tal razón, la emoción y el aprendizaje van de la mano, no solamente a nivel escolar, sino a nivel de hogar y crianza. Todo aprendizaje que se comparta con el niño produciendo emociones positivas, será recordado con cariño y alegría, dejando recuerdos dignos de rememorar. (Poliestudios, 2016)

Otro punto relevante, tiene que ver con sofocar las emociones; vivimos en una época en la que estar “feliz” está de moda y muchos individuos por estar de acuerdo a la corriente, mostrándose controlados y tranquilos, lejos de expresar sus emociones negativas las ahogan; esta acción conlleva un gran esfuerzo por parte del sistema nervioso simpático y tiene repercusiones en la memoria y el pensamiento, menguando la capacidad de tomar buenas decisiones y llevar relaciones interpersonales saludables. El no expresar las emociones negativas, puede llevar a que el individuo caiga en depresión o presente otro tipo de problemas, tales como somatizar los problemas psicológicos en enfermedades. (Coon y Mitterer, 2010)


Autoestima en el niño La autoestima es el acto de amarse a sí mismo, tratarse con respeto, poseer un apropiado autocepto, valorar las propias virtudes y talentos, aceptar las limitaciones, darse ciertos gustos sin sentirse culpable, verse al espejo y gustarse a sí mismo, bajando los estándares irreales que la sociedad ha impuesto. (Walter Risso) Se puede comparar la autoestima con una pequeña semilla, la cual necesitará buenos cuidados para crecer fuerte y sana; de la misma manera sucede con los niños. Son pequeños seres que dependen un 25% del genoma y un 75% del ambioma; es decir, el entorno en el que se desarrollan es de mayor influencia en su formación. (Mora, 2013) Las actitudes, tonos de voz, miradas, gestos, maneras, etc., en que tratemos a nuestros niños, dejarán una huella en su interior positiva o negativa, se debe tener más cuidado respecto a como se expresa molestia, corrección, etc., a los niños. Hay que tomar en cuenta que la forma de actuar de los niños se moldea conforme a lo que reciben en el ambiente en que se desenvuelven. Las palabras que usamos con los niños tienen un gran peso en la formación de su autoconcepto, si reciben palabras tales como: “tonto”, “malcriado”, etc., se van a convencer completamente de ellas, porque el adulto más cercano a ellos (papá y/o mamá), se lo están diciendo, y si ellos que son las personas en quien el niño confía ciegamente, ¿por qué no creerles?. María Montessori enseñó: “que el niño no es un adulto pequeño”, muchas veces se actúa con los niños como si tuvieran el conocimiento que los adultos han adquirido a lo largo de años de experiencias, y esta acción no es justa para con ellos. Los adultos vivimos en un trajín acelerado a diario y en el afán de hacer a


los niños parte de esas rutinas que nos “toca” cumplir, los aceleramos y procuramos que se salten esa parte hermosa de la niñez como lo es el jugar, ser curiosos e incluso las travesuras; los adultos también vivimos cometiendo travesuras en el intento de descubrir como funciona algo o si cierto ingrediente convina o no en la comida, la diferencia es que ya no tenemos a nadie a lado que nos reprenda y al final de cuentas, una pared rayada se limpia o pinta, un botadero de cojines en la sala (castillo de héroes valientes para los niños), se arregla, un vaso de jugo derramado en la mesa se limpia y el mantel se lo lava, y de esta manera nos permitimos por situaciones no tan relevantes herir los sentimientos de los niños por errores que todos hemos cometido en el pasado y aprendido de los mismos; cabe mencionar que el cometer equivocaciones es una parte focal del aprendizaje, quien no se equivoca no aprende. Thomás Edison, al acercarse por veinte seis ava vez a pedir un nuevo presupuesto para crear la bombilla eléctrica, recibió mofas de personas que se encontraban ahí, las cuales le preguntaban si no le daba vergüenza ir a pedir presupuesto después de tantas equivocaciones, a lo que él respondió: “no, solo he descubierto veinte y cinco maneras de no hacer la bombilla eléctrica”.

¿Cómo afectan las emociones durante el embarazo? Cuando esperaba a mi primer hijo, más o menos cerca de los siete meses, por las noches, justo para la hora de dormir él se acomodaba de tal manera que mi barriga tomaba una forma cuadrada, era muy doloroso y yo solo atinaba estirarme para que se reacomodara y acariciaba mi barriga muy suavemente; después le leía y nos acostábamos a dormir. Un día que no fue muy bueno en cuanto a circunstancias del día, me encontraba agotada, molesta y adolorida, debido a que mi embarazo fue muy delicado y lleno de contracciones y amenazas de aborto. Cuando me disponía a acostarme volvió a pasar lo mismo y sin pensar puse mi mano firme en mi barriga y con tono de molestia le dije: “¡Haber bebé!, ¡no te pongas así porque me duele y realmente necesito dormir!”, enseguida sentí como el bebé dentro de mi barriga se hacía pequeñito y la incomodidad desaparecía…fue la primera vez que le pedí perdón a mi hijo, acariciando mi barriga, no pude evitar que las lágrimas me inundaran, no podia imaginar que hice sentir mal a mi pequeño que me sonreía en cada eco que teníamos.


Basada en esta experiencia, me atrevo a decir que la formación de la autoestima en el niño comienza desde el vientre materno, con el tono de voz que usamos al hablarles, la sensación que sintamos hacia el bebé, etc.; si bien la etapa prenatal, y sobre todo cuando somos primerizas, nos tiene en gran incertidumbre acerca de lo que está bien o no, es de vital importancia que se procure disfrutar el embarzo a pesar de las malas circunstancias que se puedan presentar, como en mi caso, constantes amenazas de aborto; cada vez que sufríamos una amenaza, yo le repetía a mi bebé que vamos a estar bien, que por favor se ponga cómodo, porque todavía falta tiempo para que nos conozcamos. Según padresyhogar.com, las emociones afectan el desarrollo de la personalidad del bebé y como éste va a recibir el exterior; en sensaciones de amor y comprensión o de miedo y ansiedad. Durante el tiempo del embarazo, es vital rodearse de un ambiente saludable, armonioso, para procurar paz y tranquilidad en ella y por lo tanto en el bebé que se está gestando. El padre ocupa un rol escencial en la creación de este ambiente. Si bien el bebé no experimenta sentimientos, recibe senciones por medio de la placenta de la madre; por ejemplo, cuando la madre siente miedo libera adrenalina. Esto no quiere decir que la madre no debe experimentar emociones negativas, sino que no debe permanecer en ellas, ya que éstas producen que el sistema inmunológico del niño se debilite y que en el futuro, el pequeño adquiera varias enfermedades. Pero no todo está perdido si la etapa del embarazo ya pasó, el cerebro es un órgano tan extraordinario que permite formar nuevas y diferentes conexiones neuronales con los estímulos adecuados.


Pilares de la Autoestima

Pilares de la Autoestima

Autoeficacia

Autorefuerzo

Autoimagen

Autoconcepto

Para Walter Riso (2014), la autoestima es conformada por cuatro pilares fundamentales: Autoconcepto: tiene que ver con lo que pensamos acerca de nosotros mismos, cómo nos vemos, consideramos y respetamos. Si hemos aprendido a ser muy críticos con nosotros mismos, tenemos pensamientos negativos acerca de lo que somos, no nos respetamos, entonces nuestro autoconcepto se deteriora y altera. Gandhi dijo: “El hombre es el producto de sus pensamientos: se convierte en lo que piensa”. Autoimagen: se refiere a que tanto me agrada la persona física que miro en el reflejo del espejo. Nos encontramos en una época, donde los estándares de belleza son casi inalcanzables y en mi opinion hasta irreales. Los avances en la tecnología para editar y “corregir” una fotografía, están provocando una demanda irreal a lo que belleza se refiere; rostros perfectos, abdómenes completamente planos, ningún tipo de imperfección en hombres y mujeres en terno de baño y ropa interior, etc.


Es tiempo de reaccionar y ver la realidad para poder bajar nuestros propios estándares de belleza a unos reales y así poder poseer una buena autoimagen que podamos enseñar y transmitir a nuestros niños. Autorefuerzo: consiste en acceder al pensamiento de que hacer algo por uno mismo está bien; es decir, poder darse ciertos gustos o lujos sin sentirse culpable después. La crianza que acarreamos es una crianza de autocastigo y falsa humildad, donde se nos enseñó que es mejor disimular los talentos y las virtudes. Es tiempo de modificar ese pensamiento e interiorizar otro donde el darse un autorefuerzo está bien, así mantendremos una buena autoestima. Autoeficacia: se refiere a cuanta confianza se tiene de sí mismo, cuanto se confía o se cree en las capacidades y talentos propios. Muchas veces surgen dudas en los pensamientos cuando se quiere intentar algo nuevo, pero ese es el momento preciso en que debemos dar un paso de fe, jamás se puede saber si se logrará, si no existe un intento primero y si se falla, solo respiremos, pensemos mejor las estrategias e intentémoslo de nuevo, como había mencionado en párrafos anteriores, el equivocarse es una parte muy importante del aprendizaje, porque nos ayuda a corregir y cambiar de conducta o acción. Se debe hacer el miedo a un lado y continuar abriendo camino.


Imagen de sí mismo

De a cuerdo a Coopersmith, tenemos cuatro elementos escenciales que son parte de la imagen de sí mismo y lo fundamentan formando la autoestima: Significación: se refiere al sentimiento de sentirse amado y aceptado por las personas que nos interesan. Podemos tener al rededor muchas personas que nos aman o aprecian, que lo expresen en palabras y acciones, pero lo que realmente tiene valor es que nostros nos sintamos aceptados y amados tal como somos. Cuando el niño recibe constantemente palabras bruscas y es criticado por cada cosa que realiza, va a aprender a autocriticarse, por tanto, no va a tener la capacidad de amarse y aceptarse a sí mismo y por consiguiente, tampoco va a sentir amor y aceptación de quienes le rodean. Competencia: es la capacidad para desarrollar tareas consideradas importantes; es decir, un adecuado desenvolvimiento en actividades de gran importancia. El desarrollo de la competencia puede verse frustrado si los adultos a cargo no permiten que el niño se haga cargo de pequeñas responsabilidades de acuerdo a su edad, como arreglar sus juguetes, poner o recoger la mesa poniendo cada cosa en su lugar, comer solo, lavarse los dientes, etc., cada actividad por pequeña que parezca tiene su importancia conforme la edad del niño. Cuando los padres tienden a darle haciendo todo a sus hijos, truncan el desarrollo de autonomía en el niño, cuando llegan al preescolar a estos niños les cuesta un poco más adaptarse que al resto del grupo y en ocasiones son aislados por los mismo niños


por no poder entender cuando hablan o simplemente poque no son capaces de seguir el ritmo durante el juego o las varias actividades dentro de la vida escolar. Cuando los padres dan paso a que el niño realice las actividades que le corresponden antes mencionadas, están permitiendo que desarrolle la competencia. Virtud: es la capacidad de adquirir niveles morales y éticos. Las virtudes se adquieren e internalizan con la dinámica diaria dentro del hogar, y sobre todo se enseñan al niño con las acciones; es contraproducente usar las palabras para enseñar alguna virtud al niño y desmentirlo con las acciones. Debemos ser concisos con lo que decimos y hacemos. Poder: consiste en el nivel de influencia que las personas ejercen sobre su propia vida y la de los demás. En otras palabras, se podría decir que es el grado de liderazgo que una persona tiene y el poder que le otroga el manejarse a sí mismo de una apropiada manera. No se debe confundir con la acción de manipular a los demás para beneficio propio; la influencia sobre los demás es positiva mientras se respeten los límites de las otras personas. (Posada, Gómez, Ramírez, 2011)

Desarrollo de la autoestima


El ser humano forma parte de un entorno social y es ahí donde adquiere muchas de sus detrezas y aprendizajes. En variados artículos, páginas de internet, revistas virtuales, libros, etc., podremos encontrar ciertas pautas o estrategias recomendadas para desarrollar la autoestima; sin embargo, puedo decir que no existe una receta “mágica” para el desarrollo de la autoestima en el niño. Como mencionamos antes, la autoestima es el amor que tenemos hacia nosotros mismos y ese amor se aprende dentro del hogar, vivenciando las experiencias cotidianas, acciones y reacciones del padre y la madre. Como padres, ha llegado una época en la cual las exigencias son muy demandantes o mejor dicho nos hemos impuesto exigencias muy demandantes, en las que no solo se debe ser padres amorosos y atentos, sino organizar los mejores cumpleaños infantiles, vestir a los niños con el último grito a la moda en ropa y zapatos, los mejores materiales para el colegio y de marca, el dormitorio decorado con el tema que le gusta al niño, en fin, un sin número de actividades irrelevantes en la crianza de los niños. De repente, la atención se ha centrado en las cosas materiales que podemos lograr para nuestros hijos, haciendo que olvidemos lo realmente importante para ellos que es: NUESTRA ATENCIÓN. No existe nada más valioso que el tiempo real

y de calidad que podamos compartir con nuestros hijos, sin la television en frente, ni con el celular, computador o tablet a la mano, solo nuestra sincera y completa atención. Si los padres no empiezan a dedicar tiempo a los niños, cómo pretenden conocerlos, saber qué piensan, qué les gusta, qué les disgusta, qué opinan sobre tal o cual tema, cómo se sienten en la escuela, con sus amigos, los profesores, en qué anda su curiosidad. Vivimos en un tiempo donde la información llega con más rapidez a los niños que a los adultos, porque entre compañeros conversan y comparten todo lo que ven y hacen puertas afuera del colegio. De pronto, hay una ola de padres ausentes, que si bien están presentes en los hogares de una manera física, viven desconectados afectivamente de los niños. Para que un niño crezca sintiéndose protegido, amado, escuchado, seguro de sí mismo, para que desarrolle sus destrezas y pensamiento crítico, es de vital importancia que los padres compartan tiempos de calidad con ellos, es la única manera de protegerlos, ya que no podemos dividirnos y andar con ellos todo el tiempo, pero las buenas enseñanzas y acciones que compartan con los padres sera lo que les mantenga protegidos ante cualquier situación externa. Es tiempo de reaccionar y dar valor e importancia a lo que realmente lo merece, estamos perdiendo el norte


de lo que realmente importa y estamos enseñando a los niños a dar valor a cosas sin importancia. Dicho esto, seguramente muchos lectores pueden estar pensando que las actividades cotidianas no se pueden dejar a un lado y que el tiempo no alcanza para sentarse y compartir con los niños como realmente quisieran, pero existe una alternativa a este problema, en donde podemos incluir a los niños en nuestras actidades una vez que se ha llegado al hogar, permitiendo que colaboren, que muevan sus pequeñas manos y nos ayuden; es hora de dejar de lado el perfeccionismo y encontrar el ángulo que no estamos viendo, por el que los ojos curiosos del niño está observando el mundo; y sí, si cuesta más trabajo y más esfuerzo, pero recordemos que nuestros hijos no nos pidieron venir al mundo, fue una decisión de cada uno. A diario comparto con niños que tienen llenas todas sus necesidades materiales, podría decir que hasta más de lo necesario, pero son niños

con vacíos grandes, que buscan anciosamente afecto. Para empezar cada clase, me pongo en la entrada de la clase y recibo a cada niño con un abrazo fuerte dándoles la bienvenida; la primera semana que realicé esta acción los niños me miraban sorprendidos, dubitativos, respondían al abrazo con cuidado, como si fuera peligroso; la siguiente semana venían más confiados y había niños que se daban la vuelta para ponerse nuevamente en la fila, al preguntarles el porqué de tal acción respondían: “en mi casa no me abrazan”, necesito otro abrazo”, “me siento mejor después del abrazo”. Existe una necesidad afectiva grande por llenar en los niños y el esfuerzo extra a pesar del cansancio que podamos entregar dará sus frutos y nos encontraremos recompensados cuando observemos que nuestros niños se encuentran bien y tranquilos. Que no suceda que por falta de tiempo para dedicar atención y afecto a nuestros niños provoquemos que salgan de casa a buscarlos en otras personas.


Heridas emocionales en la infancia Básicamente, las heridas emocionales que como padres podemos causar en los niños son producidas por la poca o nada atención que prestemos a sus necesidades, no solo materiales sino también emocionales, siendo éstas últimas las de mayor importancia. Cuando el niño viene corriendo emocionado hacia su padre o madre para decirles algo y en reiteradas ocasiones es rechazado, la idea de que lo él o ella tienen que decir no es importante, comienza a tomar fuerza y tiempo después el niño ya no va a desear compartir sus ideas por temor a no ser escuchado. Cuando el niño experimenta soledad a causa de la ausencia de los padres, en su cerebro se activa la misma parte que se activa cuando tenenemos un dolor físico real, lo cual puede causar en el niño sensación de abandono, vulnerabilidad y puede dejar una huella de dolor muy profunda, ya que los niños necesitan sentirse amados y protegidos. Criticar constantemente a los niños hace que vayan perdiendo su valor y dependan del valor que los demás le dan; además, que aprende a ser una persona con baja tolerancia a las diferencias de quienes le rodean y con alto nivel para juzgar. Hacer sentir a los niños desplazados crea en ellos una sención de no pertencia, como si se encontrara a la interperie, pudiendo causar en el niño tristeza profunda. Si los padres no permiten que el niño participle de las actividades cotidianas del hogar, el mensaje que se transmite al niño es de que no puede, que es un ser inútil, por tanto, su autoeficiencia es afectada. Las expresiones, miradas y tonos de voz que expresemos al momento de llamar la atención a nuestro niños, deben ser calmadas, que por ningún motivo expresen enojo o desdén por el niño, ya que la imagen de estos gestos bruscos


quedará grabada en su memoria y los lastimarán de manera profunda, ya que para el niño, su mundo gira al rededor de los padres. Es irreal pensar que todo el tiempo los padres van a tener una postura calmada y relajada ante situaciones de comportamiento que los perturben, pero un buen consejo es respirar, preguntar lo sucedido y pensar bien que se va a decir y como se va a reaacionar; si estas acciones no son posibles porque de pronto hubo antes una situación complicada, lo mejor es explicarle al niño que ese momento no puede conversar porque está demasiado molesto y pedir que le de un momento. De esta manera, incluso, estamos enseñando a los niños a expresar de una manera apropiada sus emociones negativas y cómo reaccionar cuando incurran en ellas. No nos permitamos ser arrastrados por las emociones del momento y actuar hacia los niños con enojo, ira; porque si lo permitimos, los malos comportamientos no van a ser corregidos, ya que el rostro enojado del padre o la madre y tono brusco de voz activarán la emoción del miedo en el niño y no podrá entender lo que le esté deciendo, solo recordará la dureza con la que fue tratado y sin que se de cuenta lo reproducirá con amigos, familiars, profesores, etc.

Realmente podemos marcar la vida de nuestros hijos si actuamos guiados por emociones negativas. Como profesora de arte, mi trabajo, además de enseñar técnicas y hacer trabajos, es lograr que los niños expresen sus emociones a través del dibujo, la pintura y los distintos materiales. En una ocasión, tuve un alumno en el grupo de los niños de siete años, que era bastante agresivo con sus compañeros de clase, usaba palabras inapropiadas hacia ellos y era bastante inquieto, todo quería hacerlo como si se tratara de una competencia. Después de acabar un proyecto de clase, le obsequié una hoja para que experimentara con el material que quisiera y realizara un dibujo de su elección. Su dibujo fue realizado


solamente con color negro y rojo, dibujaba una persona completamente atada llena de color rojo y la boca del dibujo estaba completamente tachada. Fue impactante ver ese dibujo que representaba la realidad que vivía en casa; un niño con padres presents físicamente, pero ausentes afectivamente que para llenar la falta de afecto, compraban al niño hasta el último juguete de moda. Creemos conciencia respecto a este tema y brindemos a los niños el ambiente de amor, comprensión y respeto que se merecen.

Emoción y Aprendizaje La emoción y el aprendizaje se encuentran muy ligados, pues no hay aprendizaje sin emoción. Toda información que llega a nuestro cerebro lo hace con una emoción, por tal razón es que muchas personas pueden observar un mismo evento y cada una de ellas tener una versión diferente del mismo. En el centro de nuestro cerebro podemos encontrar el cerebro límbico, en el cual se activan nuestras emociones, con las cuales recibimos la información que pasa a la amígdala; su entrada está conectada con casi todo el cerebro, así que la información que transmite tiene ya un tinte de emoción. Se podría decir que es un evento automático, pero es posible activar las emociones. En el caso de los niños de edad preescolar, activar las emociones es menos complicado que con niños de mayor edad, sin embargo, se puede tomar de varios recursos para lograr activar las emociones. Un punto crucial para poder activar las emociones es lograr afinidad con los niños, volverse parte de ellos y esto se logra jugando, cantando, leyendo un cuento, bailando y sobre todo escuchándolo, entonces el niño pondrá su confianza y podrá expresarse con más libertad. Para poder activar las emociones es importante


permitir que el niño visualice en su mente la situación, para que así pueda volver a sentirla y por lo tanto pueda expresarla. Una vez activadas las emociones, es el momento para introducir el aprendizaje creativo y dinámico, aquí es donde debemos explotar los juegos, canciones y dinámicas infantiles. Para Francisco Mora (2013), el juego es el disfraz con el que la naturaleza ha vestido los procesos de aprendizaje y memoria; es la mejor estrategia de aprendizaje que poseemos para compartir enseñanza a través de emociones positivas; y es la clave para activar las emociones tanto en niños como en adultos, a parte de que nos permite acceder a una actitud más flexible y mengua cualquier actitud a la defensiva. Es de gran importancia la actividad física, ya que esta produce sensación de bienestar, además se libera una hormona llamada endorfina y al compartir juegos activos con los niños también estamos favoreciendo los vínculos afectivos.

Sanando las emociones en los niños Así como las emociones se pueden activar de una manera positiva, también se pueden activar de una manera negativa y esto suele darse con frecuencia cuando se dan situaciones en las que se debe corregir al niño, por eso es preciso recalcar la importancia de no reprender o corregir al niño si en el adulto se ha despertado una emoción negative, ya que podríamos herir sus sentimientos y no se lograría el propósito de la corrección. Debemos mantenernos objetivos al momento de redireccionar al niño cuando ha tenido un comportamiento inapropiado, de esta forma también aportamos para el que el niño aprenda a proceder cuando se sienta molesto o irritado con las personas a su rededor.


Esto no quiere decir que en un momento dado vamos a fallar, como seres humanos imperfectos que somos, y no nos dejaremos arrastrar por la emoción del momento, causando heridas emocionales a nuestros niños, es parte de la vida y del aprendizaje. Proyecto para el Día del Padre en clase de arte El día del padre se acercaba, así que preparé un proyecto de técnicas mixtas para realizar una simulación de cuadro contemporáneo que refleje los sentimientos de los niños hacia sus padres. Cuando expliqué el proyecto los niños estaban muy emocionados, había despertado su curiosidad hacia el proyecto, por tanto, tenía su atención; pero me faltaba activar la emoción correspondiente a sus padres, para que realmente realicen un proyecto dedicado a ellos. Pedí que todos se recostaran sus cabezas sobre la mesa y que cerraran sus ojos, después les pedí que se concentren en la imagen de sus padres, que visualizaran sus ojos, su mirada, su rostro, su sonrisa, tal vez su bigote, su cabello, sus brazos abrazándolos, que visualizaran lo altos que ellos eran, seguido a esto empecé a pedir a los niños que sintieran el sentimiento que les produce estar junto a su papá, lo protegidos, fuertes, valerosos que ellos los hacían sentir y que recordaran cuando sus padres los cargaban o ponían en hombros y lo gigantes y poderosos que esto les hacía sentir, comparé a los padres con súper héroes, debido a que solo cuando estamos con ellos nos sentimos invencibles, obviamente sin desmerecer las virtudes que compartimos con las madres, de pronto, empecé a escuchar gemidos, y comenté que si había niños que no vivían con sus padres no era porque no fueran amados, ya que cuando alguien se convierte en padre o

madre, el hijo es el gran tesoro que el adulto adquiere y les pedí que por favor no juzgaran a sus padres, ya que también son humanos imperfectos que cometen errores, pero que tratan con todo su esfuerzo de hacer lo mejor por ellos, los niños continuaron llorando, el ambiente se tornó muy cálido, mientras hablaba sentía como mi voz se quebraba, pues sin si quiera pensarlo, en el afán por activar los sentimientos de los niños hacia sus padres, activé los míos propios y pude sanar heridas emocionales que llevaba arrastrando conmigo causadas por mi padre, en ese momento pude recordar todas las cosas dulces y buenas que había vivido con mi padre que por algún motivo no recordaba y en ese día pude sanar mi corazón y perdonar. Los niños quedaron tan conmovidos que ofrecí abrazarlos en ese mismo instante para el que lo necesitara, que no tuvieran vergüenza porque los sentimientos que nos hacen sentir tristes o molestos también están bien, entonces se levantaron gran parte de ellos y enseguida hicieron una fila frente a mi y los abracé con todo mi cariño, de alguna manera fue como haberme dado un abrazo a mi misma de niña y con cada abrazo que daba, los niños me miraban con sus ojos muy brillantes y yo me sentía más liviana. Fue un momento muy emotivo y los proyectos que los niños realizaron eran muy hermosos y tenían escritas frases para sus padres llenas de mucho amor y admiración.


Esta experiencia fue la que me convenció que por medio de la emoción y el aprendizaje se puede

lograr la sanidad tanto de los niños como de los adultos a cargo.

El arte como medio para canalizar las emociones El arte es una disciplina que nos permite expresar lo que sentimos libremente, sin temor a ser corregidos cuando dibujamos, pintamos, etc., ya que de la forma que lo realicemos es la correcta, porque es la representación propia de la información que recibimos y sentimos individualmente; lo que realmente se corrige en arte son los trazos para que sean prolijos, cubrir correctamente con color los espacios, aplicar principios de cromática, etc. No se necesita ser un artista para poder dedicarse al arte, ya que este es un medio de expresión de pensamientos y emociones canalizado a través de los diferentes materiales y técnicas que contiene. Durante mi experiencia como profesora de arte, he podido ver como a medida que los niños van creciendo, por alguna razón dejan de dibujar y se muestran reacios a intentarlo. Uno de mis principales objetivos en la enseñanza de esta disciplina es desarrollar la imaginación y sobre todo romper esquemas respecto al dibujo. Si pido que dibuje una casa, seguramente la primera idea que viene a la mente es un cuadrado con un triángulo encima, ventanas de cuadrados, puerta de rectángulo y chimenea; porque fuimos desde niños programados con este tipo de dibujo, sin bien para aprender a dibujar nos basamos en las figuras geométricas, esto no quiere decir que todos vamos a dibujar la misma casa de manera exacta, esto es parte de dar paso a la creatividad y de que el niño se exprese libremente. La mejor estrategia para promover un proyecto creativo es dar libertad al niño para expresarse y proveer el material correspondiente, dando una pequeña introducción acerca del buen uso del mismo y el tipo de técnicas que se realizan con el material en cuestión, seguido a esto activamos sus emociones pidiendo que recuerden algún evento o persona en especial, y es entonces, que los niños empiezan a expresar sus emociones, sentimientos, molestias, etc.


El tipo de colores que deciden utilizar y los trazos al momento de dibujar, marcan diferencias muy notables de niño a niño. Existen niños que utilizan dibujos violentos, con dientes puntiagudos, realizados con trazos muy acentuados; o al contrario niños que escogen una buena gama de colores, realizan dibujos sutiles, pero casi al concluir rayan todo al rededor. Al observarlos mientras dibujan, pintan, etc., se puede ver qué ensimismados están en su proyecto, es decir, el niño no solo está expresando sus pensamientos, emociones o sentimientos, sino que además las emociones se encuentran activas en ese momento y es ahí cuando podemos dialogar con ellos y ayudarlos a comprender situaciones que no entienden o a desahogar emociones negativas guardadas. De esta forma, si recibo un niño en la clase con rostro entristecido o serio, puedo ver como la alegría y la tranquilidad se reflejan en su conducta y su mirada. Los niños son seres extraordinarios, capaces de absorver todo lo que en su entorno se presente, una excelente virtud, que debemos aprovechar para moldearlos, formarlos adecuadamente y por su puesto, sanarlos. ¿Por qué esperar a que crezcan y se conviertan en adultos con heridas emocionales? Es importante mencionar que al comenzar un proceso para sanar las heridas emocionales en nuestros niños, el adulto también es parte de este. La sanidad de las emociones en los niños es un proceso que afecta a ambas partes.

Algunas técnicas y materiales de arte Existen varias técnicas y materiales en arte que nos pueden servir para focalizar distintos sentimientos. Acuarela: Esta es una técnica muy suave y delicada, la mezcla del agua con el pigmento de estas y cómo el pincel corre con facilidad, la forma en la que los tonos se entremezclan y la facilidad de ir perdiendo un color tan solo con el uso del pincel humedecido, permiten que el niño o adulto que la experimente, sin siquiera darse cuenta, suelte lo que le está molestando, afligiendo, desesperando, la suavidad de los trazos con este material permiten aclarar las ideas, soltar los enojos, incluso llegar a un estado tal de calma que permite un sentimiento de real bienestar y propicia el ambiente adecuado para conversar.


Marcadores: Cuando los marcadores son usados para pintar, debe realizarse esta acción poniendo una línea después de la otra, por tanto, debe ser de una manera ordenada y precisa, así que es una buena técnica cuando se busca poner en orden alguna situación, nuestros propios sentimientos y tomar decisiones de una manera objetiva, permite poner en orden las ideas e identificar los sentimientos y situaciones que nos están agobiando.

Masas: Por los variados tipos de texturas que se pueden realizar con las masas, estas nos permiten entrar en un estado de relajación, es como si la masa absorbiera todo y lo envolviera. Es una gran técnica para calmar los pensamientos. Crayones: Rayar con crayones nos permite desahogar sobre todo enojos, ira, es de mucha ayuda utilizar música instrumental de todo género y una vez rayado todo el papelón, pasar encima con témpera y un trapo como si limpiásemos la pintura, esta última técnica trae un sentimiento de bienestar y alegría, nos deja en paz. Papeles: Tenemos muchas variedades de papeles: seda, construcción, cartulina, periódico, bond, crepé, entre otros, cada uno de estos con una textura y resistencia diferentes, son de gran utilidad usarlos para rasgarlos y trozarlos, esta técnica permite también desahogar sentimientos de ira, enojo, frustración, con todos los pedazos se puede realizar una imitación de vitral o falsos acabados para objetos o cuadros.


Proyectos para expresar las emociones y sanarlas Puerta a mi interior: Proyecto en forma de puerta realizado en cartulina, sobre la puerta se pide al niño que se dibuje a sí mismo o se represente; en el interior, que represente lo que siente, piensa o desea. Retrato de mi propia estima: usando la silueta de cabeza, cuello y hombros, pedimos al niño que escriba palabras con las que se sienta identificado, en el caso de que todavía no escriba, se pedirá dibujos. El árbol de las fortalezas: como su nombre lo indica, el proyecto se basa en un árbol que represente al niño y en cada hoja una palabra que describa una fortaleza. El sol del agradecimiento: es muy importante reconocer a quienes tenemos y lo que tenemos, el sol como centro de este proyecto, y en cada rayo escrito o dibujado algo por lo que se esté agradecido. La mano de mi vida: representación de varias áreas de la vida, con colores, formas, dibujos, escritos, etc., expresado sobre una silueta de mano. Autocontrol: con formas de círculo, anotar lo que controlo y lo que no puedo controlar, a manera de mandalas. Lo que siento en mi corazón: representación con colores de cada sentimiento que se considera tener en el corazón y dentro de un corazón pintar usando formas y otros, en el lugar que ocupan esos sentimientos usando los colores elegidos. Rollo de las palabras: Usando un rollo de papel higiénico, cubrirlo con pedazos de papel donde estén escritas palabras que han herido al niño; después, usando papeles de colores escribir palabras que sanen las anteriores escritas. Los aros de los recuerdos: dibujando varios círculos en forma de los anillos del tronco de un árbol, usamos cada anillo para un año de vida, escribiendo lo que fue más impactante de manera positiva o negativa. Dentro de mi cabeza: con la silueta de una cabeza, hacer collage con imágenes, palabras, colores, etc., que representen los pensamientos. Palabras de mi boca: usando la técnica de collage, representar por medio del dibujo una persona con la boca abierta y recortar palabras representativas para pegarlas saliendo de la boca. Cuenco roto: en ocasiones, por las circunstancias que vivimos nos sentimos rotos, para ello fabricamos un cuenco con masa en el cual representemos por


medio del dibujo, colores, entre otros, lo que se está sintiendo o lo que está hiriendo. En otra versión, con un cuenco o maceta, se rompe y en sus pedazos se escribe lo que puede ir sanando, permitiendo armar nuevamente el cuenco o maceta. Mi rostro externo e interno: dibujar dos rostros, uno que represente la cara externa que se muestra a todos y la otra que represente cómo se siente en realidad. (Pinterest) Podemos crear cualquier proyecto que se apegue a las necesidades que buscamos sanar y tenegamos presente en el futuro que la emoción va de la mano con el aprendizaje.

Bibliografía:

Introducción a la Psicología: El acceso a la mente y a la conducta, Dennis Coon – Jhon Mitterer, 2010. Poliestudios, Neuroeducación, Emoción y Aprendizaje, 2016. El Niño Sano; Posada Díaz, Gómez Ramirez, Ramírez Gómez; 2011. Aportes realizados desde la experiencia dentro del aula. Recuperado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Emoción https://www.youtube.com/watch?v=P9c3qMUvnxo https://www.youtube.com/watch?v=eoAEPUU_TBo https://www.padresyhogar.com/como-­‐afectan-­‐las-­‐emociones-­‐del-­‐embarazo-­‐a-­‐ tu-­‐bebe/ www.pinterest.com


Agradecimientos

Un agradecimiento especial a Poliestudios, a todos los tutores que forman parte de esta formación en Neuroeducación, la cual nos ha mostrado el camino para ser parte de una nueva generación para una brindar una buena crianza basada en las emociones.


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