MANOLO GALANO: Un médico al xeito

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Un médico al xeito Un sainete de Manuel García “Galano” Presentación de Xoán Babarro


Grupo de actores, con Manolo no centro, que representaron en torno a 1940 Doña Clarines de S. e J. Álvarez Quintero. [En primeiro lugar, Everardo Fernández González, máximo expoñente dunha vida dedicada ao teatro, que levou á escena a maior parte das obras de García Sánchez].

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Manuel García Sánchez “Galano” nace o 24 de maio de 1922, ano en que aparece publicado Un feixe de tapiegadas, de Villar Loza, “pasillo en dialecto tapiego en un acto y en prosa”, obra de referencia no Rexurdimento literario galegoasturiano, que se estreara en Tapia en 1921. Coñecedor da transcendencia desta peza dramática, vai ser el quen nos ofreza a “Reseña biográfica de don Conrado Villar Loza” na edición facsímil que publica en 1999 a Conseyería de Cultura do Principao d’Asturias. Cincuenta e oito anos máis tarde da mencionada estrea, 1979, despois de ter desde neno un contacto co teatro e de exercer de actor en diferentes ocasións, será García Sánchez quen se incorpore á tradición teatral da vila cun dos seus primeiros sainetes, Cambian os tempos. En datas posteriores seguirán Mareaxes tapiegos (1980), Dous páxaros d’un tiro (1982), ¡Fíxenla búa! (1983) e tantos outros, que constitúen a finais do século XX e nos nosos tempos unha referencia cultural no occidente do Principado. A partir dos anos noventa incorpora nas obras, ao lado do seu nome, o apelativo familiar, “Galano”, unha denominación que parece ter orixe no feminino “As Galanas”, que eran unhas fermosas tecedeiras que viviron na casa a onde foi contraer matrimonio o avolo materno de Manuel, persoa da que parte a forma masculina. García Sánchez foi cofundador do grupo de teatro Ameicer, que dirixiu entre 1979 e 1991, etapa da súa vida que, segundo confesa na presentación da recompilatoria Mareaxes tapiegos (1993), “recordaré siempre con singular agrado, como seguramente lo harán la mayoría de los más de treinta intérpretes cuyos nombres figuran al final de cada una de las once obras”. Exerceu tamén como director da banda La Lira de Salave e como animador de diferentes grupos musicais. O seu labor cultural e a súa calidade humana ben merecían a condición de fillo predilecto outorgada polo Concello de Tapia de Casarego en 2006 e o ser distinguido pola Asociación Cultural L’Arribada en 2009 co Premio Timón, pola traxectoria literaria de toda a súa vida. Aos tres sainetes que demos a coñecer no número 4 desta colección amecemos agora un novo título que, por diferentes razóns, permaneceu inédito no “caixón” e que agora recupera o autor para darlle a versión definitiva. “El Galano” segue sorprendéndonos con ese daqué que o caracteriza, un humor que consegue partindo de situacións cotiás e con prototipos cos que facilmente conecta o espectador ou o lector. Aproveito a oportunidade para deixar aquí constancia do meu agradecemento a Manolo, que me honra desde hai décadas coa súa amizade, por outorgarme agora o privilexio de divulgar a súa obra a través destes modestos fascículos. X. B. G. Novembro de 2014

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Debuxo de García Sánchez para a primeira edición da comedia Dous páxaros d’un tiro, estreada no Cine Edén de Tapia o 13 de xullo de 1982.

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UN MÉDICO AL XEITO (Sainete breve) Manuel García‐Galano

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PERSONAJES MÉDICO: Chico joven, de buen carácter, que se está iniciando en el ejercicio de la profesión, y trata de esmerarse en la atención a los pacientes. Viste la tradicional bata blanca. ALONSO: Paisano de pueblo, más cerca de los sesenta que de los cincuenta, campechano pero con cierta zorrería. Viste traje dominguero, sin corbata. Al hablar, mezcla a veces el castellano y nuestra “fala”. SINFOROSA: Mujer de cualquier aldea del occidente asturiano. Tiene sesenta y tantos años, muy desenvuelta. Viste normalmente, pero sin ningún modernismo. ESCENARIO Despacho de la consulta de un médico. Hacia el centro de la escena, la mesa (colocada de forma ladeada para que el paciente pueda mostrar, al menos, buena parte de su cara). A ambos lados, dos sillas, una para el médico y otra para el paciente. Carteles de temas de salud en las paredes para ambientar la escena. Un teléfono y todo aquello de que se disponga para dar la sensación de consulta. Los actores, aunque han de estar uno frente a otro, procurarán no ocultar su cara al público más de lo necesario.

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PACIENTE I Al abrirse el telón, el médico, con un papel en la mano, se dirige a la puerta, la abre y, en alta voz, llama... MÉDICO

¡Alonso Martínez Monteserín! (Inicia la vuelta hacia su mesa, a la vez que entra Alonso).

ALONSO

¡Buenos días!

MÉDICO

Buenos días. Siéntese, Alonso, siéntese. (Se sientan ambos con calma) Dígame, ¿qué le trae a la consulta?

ALONSO

Pos verá usté, veño... veño por el asunto da memoria.

MÉDICO

¿De la memoria, dice Vd.? ¿Qué pasa, nota que pierde memoria?

ALONSO

Pos... sí, ando un pouco desmemoriado fai tempo, sí, y como ta habendo tantas enfermedades que empezan por ei... Fálase tanto del alzheimer, y esas cousas... pos...

MÉDICO

Pero, vamos a ver... ¿Eso es algo reciente? ¿Hace mucho que empezó a notar la pérdida de memoria?

ALONSO

Pos... xa ye fai unha temporadía, sí, unha búa temporadía.

MÉDICO

Escuche, ¿y qué es lo que se le olvida? ¿Algo cercano? ¿Algo reciente? ¿Algo pasado? (Haciendo pequeñas pausas entre cada pregunta) Dígame algo concreto... ¿O tampoco se acuerda?

ALONSO

Acordo, acordo, sí; inda ayer, por telo máis cerca, anduven dando voltas porque nun me acordaba del nombre del defensa izquierdo del Real Madrid, ¡mire!

MÉDICO

(Sonriendo) ¿¡Hombre, no me diga que se sabe Vd. todos los nombres de los jugadores del Real Madrid!?

ALONSO

Sí, sí los sé; y del Barcelona... y del Spórting... ¡Soiye mui aficionado!

MÉDICO

¡Vaya, vaya! Así que se preocupa Vd. porque no se acordaba del nombre de un jugador de fútbol.

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ALONSO

Bueno, y también de máis cousas, ¡eh!, nun pense. El outro día, vénseme agora á memoria que nun me acordéi de comprar el periódico hasta aló á tardía.

MÉDICO

(Que empiezan a chocarle las explicaciones) Vamos a ver, Alonso... ¿Se acuerda Vd. del día que se casó?

ALONSO

¡Si, ho! ¡Nun me vou a acordar! Caséime el día de San Bartolo, vai a fer treinta y dous anos; ¡y había festa en Piñeira, mire!

MÉDICO

Otra pregunta, Alonso... ¿Qué día nació Vd.?

ALONSO

El 24 de Mayo de mil novecientos corenta y cuatro.

MÉDICO

Y si le pregunto a Vd. qué posición tienen las agujas de un reloj cuando marca las doce menos cuarto, ¿sabría decírmelo?

ALONSO

Penso que sí... A ver, a pequena pra riba y la grande prá esquerda. (Lo escenifica con los brazos como si dibujara en el aire).

MÉDICO

Bueno, Alonso; creo que el problema de su memoria no tiene que preocuparle de momento, si sólo es lo que me comenta. Lo que tiene Vd. son... pues... pequeños olvidos, que no se pueden confundir con la pérdida de memoria; esos los tiene todo el mundo. De todas formas, la memoria, o se usa o se pierde; así que conviene ejercitarla.

ALONSO

Bueno, ¡yo hago todos os días el crucigrama del periódico! ¿Qué ye pinta?

MÉDICO

Me parece muy bien. Eso está bien, mire.

ALONSO

¡Sí, pero ás veces nun soi quen a acabalo!

MÉDICO

No importa, siga haciéndolo, siga haciéndolo; aunque su pérdida de memoria, de momento, ya le digo, no es para que Vd. esté preocupado. Si todos sus males son los de la memoria... pienso que puede estar Vd. tranquilo. ¿Tiene Vd. algún otro problema?

ALONSO

(Como costándole, se rasca la cabeza) Pois... mire, sí. Tengo otro problema... que me amola inda máis qu’el de la memoria, mire usté. Peró..., claro, pode que me diga Vd. que vaya a outro sitio a contalo.

MÉDICO

¿A otro sitio, dice? Pues sí que está Vd. enigmático. ¡Si yo puedo ayudarle...! (Transición en el tono, como pareciéndole que Alonso oculta

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algo) Porque... no sé por qué me parece que Vd. no vino aquí a quejarse sólo de la memoria. ALONSO

(Sincerándose) Pues… mire usté, non. La verdá es que teño outros problemas –como decimos aquí– enrestrados, pero el que más me amola... ¡Vou deciryo...! ¡É que cada dous por tres encórnome con a muyer!

MÉDICO

(Que muestra cierta sorpresa) ¿Qué se encorna, dice? ¿Quiere decir que discuten, que se pelean?

ALONSO

¡Eso mismo! Y si tiene úa pouca de pacencia, cuentoyo enseguidía, porque... ¡pode Vd. tener daqué que opinar neste pleito, pode que sí! (Animándose) ¡Y en busca de eso veño, mire!

MÉDICO

¡Bueno, bueno! Cada vez lo entiendo menos. Pero cuénteme, ande, cuénteme sin reparos; a ver si es verdad que yo puedo hacer algo por Vd.

ALONSO

Pois… xa verá, don Cipriano... La mía muyer y yo parecemos el que pode chamárseye un matrimonio ben avenido; ben avenido… das portas pra fóra... ¿Entende Vd.? ¡Y el caso é que tampouco pode decirse que nos levemos mal, que nun nos levamos mal, mire usté! ¡Peró… es que sempre andamos al tira y afroxa! Y cada pouco, ¡qué cada pouco..., cada bocadín, nos encornamos y tenemos unhas agarradas...!

MÉDICO

¿Y por qué, Alonso? ¿Por qué discuten...? ¿Por qué se pelean...?

ALONSO

Pos mire... Pode decirse que por nada. ¡Por nada, esa é a costión! Pero empezamos tu me la das y yo te la vuelvo... ¡Y amañamos cada rebambaramba...! (Gesto con los brazos) Y es que vamos a cual berre máis, porque é verdá que yo teré culpa, nun lo nego, peró ela... ela tamén ye é fiya de súa madre, y tampouco me pasa unha, dígoyo eu.

MÉDICO

¿Y por qué tenía que pasarle una, Alonso? No le entiendo.

ALONSO

(Muy discriptivo y gesticulante) Verá, quero decir que condo a min me dá el retento, ou sía, el calentón –porque é verdad que cuase sempre me dá a min primeiro–, si ela me asosegara, si ela me axudara y me contuvera… Si tuvera un daqué de pacencia comigo… Peró non; inda me berra máis y me trata a la baqueta... (En alta voz) “¡Teis qu’ir al médico!” “¡El tou problema é de médico!” Y despós ta dous días sin falarme, pra más amolar; porque ela... tamén é fiya de súa madre, ¡eh! Digoyo eu... ¡É d’armas tomar! ¡Ai sí! 9


MÉDICO

Vamos a ver, Alonso. ¿Viven Vds. solos los dos? ¿Tienen algún problema común que pueda ser la raíz de esas peleas?

ALONSO

Pos non, non; esa, esa é a costión. Mire, eu tou prejubilado, y problemas de cuartos, que son ás veces a madre del cordeiro, nun los temos, gracias a Dios. Y vivimos solos, sí; nun tuvemos familia, eso é lo pior.

MÉDICO

Escuche... Aparte de cuando le da a Vd. “el calentón” que, según dice, es el motivo de las discusiones, ¿su vida en familia es normal? ¿Se comunican Vds.? ¿Se cuentan sus cosas? ¿O anda cada uno por su lado? (Hacer breves pausas entre las preguntas, no soltarlas de chorro).

ALONSO

¡Home...! Chistes é verdá que nun nos contamos... (Breve pausa) ¡Pero tampouco nos levamos mal, nun pense! Claro que as cousas xa nun son como condo éramos mozos; peró, de todos os xeitos... si nun fora por as agarradas...

MÉDICO

(En tono amistoso) Pues mire, Alonso, pienso que a ambos les interesa, al menos, tener la fiesta en paz. Ya no son ustedes unos chiquillos, y para eso pienso también que tienen que sentarse los dos y decidirse a hablar el uno con el otro, ¡sin acusarse mutuamente, eh!, con voluntad de solucionar las cosas, y decidir cómo deben comportarse para conseguir que su convivencia sea, ya digo, al menos, ¡al menos!, pacífica. Si no, van Vds. por mal camino; y eso es malo para los dos. Es todo lo que yo puedo decirle.

ALONSO

(Meditando) Sí, pode que teña usté razón. Que la ten, como non, eu ben lo sei, peró... ¿Quén ye pon el cascabel al gato? Ou sía…, la gata.

MÉDICO

Veo que no tiene Vd. ganas de poner mucho de su parte.

ALONSO

Pois mire, ¡qué quer que ye diga...! Reconozo que me vai a costar caro, sí señor; porque testarudo sí que é verdá que lo soy, sí.

MÉDICO

Pues la testarudez, en este caso, tiene que aparcarla, Alonso.

ALONSO

(Como dudando de que sea capaz) Sí, claro; claro que tiene usté toda a razón. Pero... nun sei, nun sei... Ademáis... (Se rasca la cabeza) Verá... Hai outra cousa que me preocupa y que nun ye dixen inda.

MÉDICO

¿¡Otra cosa!? ¿¡Todavía otra cosa!?

ALONSO

Sí, otra cosa. (Carraspea y hace breves pausas en cada frase. Se le nota nervioso. Incluso se puede levantar de la silla) Verá... Es que fai tempo 10


que me topo... como raro, ¿sabe usté? Parezme como si nun fora eu, que no soi el mismo de sempre, vaya. Outras veces póñome enfurruñado... Y pra fóra nun se nota, penso eu; porque é úa cousa que vai por dentro, pero eu sí que lo noto. Es... como si me houbera cambiado algo el carácter, vaya. El caso é que nun podo esplicaryo miyor. ¡Y nun sei por qué me pasa esto! Mire, teño un vecín de confianza al que cuento estas, chamemos, intimidades y dizme... –¡qué cosas ten el mi vecín!– ¿A que nun sabe el que me dice? MÉDICO

Pues no, claro.

ALONSO

¡Pos dizme que los homes tamén temos a nosa menopausia! ¿Qué ye parece? ¡Peró como é un coñón... nun podo acabar de creyo! Y mire, vou a deciryo sin máis reviravoltas, aunque tardéi... (Con cierta vehemencia) ¡Quería que me sacase usté de dudas! ¡Quería que me dixese usté si é verdá eso de que os homes tamén podemos ter a nosa menopausia!

MÉDICO

(Sonriendo) Pues no le engañó su vecino, no le engañó; aunque no es como en el caso de las mujeres...

ALONSO

(Cortándolo y poniéndose en pie) ¡Arre, coño! ¡Resulta que va a ser verdá! ¡¡Así que menopausia!! ¡Pos tamos amañados, xura diez! ¡Me cago en...! Perdone, perdone... (Se sienta) Escuite... Peró a nosoutros nun se nos retira nada, ¿ou qué?

MÉDICO

No, hombre, no; no se nos retira nada que se vea. El proceso es distinto al de la mujer, pero también hay problemas hormonales por el medio que, aunque no siempre, pueden influir, y de hecho influyen, en el ánimo..., en el carácter de la persona, vaya.

ALONSO

¡Anda, coño! Perdone por el taco. O sía, que, falando en plata... ¡eo ando con a menopausia!

MÉDICO

No se llama menopausia.

ALONSO

Xa lo sei, xa lo sei... (Se pone en pie de nuevo y saca un papelín del bolsillo) Se llama... (Mirando al médico) Díxomo el meu vecín y apuntéilo neste papelín... Chámase… chámase (leyendo) an‐dro‐pau‐sia; eso, andropausia. ¡Chupa que che morre! ¿É así ou non? (Se sienta).

MÉDICO

¡Veo que su vecino está muy enterado!

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ALONSO

¡¡Uf...!! ¡Enteradísimo! Ten libros na casa, y ten internet... ¡y todo! ¡Sabe la tira! Escuite, don Cipriano, pos sí que me amolóu usté... Y eso... ¿tiene arreglo, ho?

MÉDICO

Eso, Alonso, es una consecuencia de la edad, es un proceso que llega con los años, pero no creo que deba Vd. preocuparse. No tiene por qué obsesionarse con ese pensamiento, estese tranquilo. De todas formas, le voy a recetar unas cápsulas que puede que le ayuden también para recuperar la paz familiar, que es lo que creo que debe Vd. de tratar de conseguir. Lo demás, como dice el Evangelio, vendrá por añadidura. (Escribe) Tome... (Le da la receta. Alonso la recoge y se levanta. También lo hace el médico).

ALONSO

A ver..., a ver si me fain daqué as pastillas; peró... ¡qué quer que ye diga...! Penso que esto é cousa da veyez; peró, síalo ou non, amólayeme ben.

MÉDICO

¡No, hombre, no! ¡Vaya Vd. tranquilo, que aún está lejos de la vejez!

ALONSO

(Haciendo un gesto de duda con la cabeza. Se levanta y también lo hace el médico) Nun lo sei, nun lo sei; pero..., así y todo, quero darye as gracias por a pacencia que tuvo comigo, ¿eh? ¡Y por os conseyos, sí, señor, por os conseyos! (Alonso da la vuelta y camina hacia la puerta).

MÉDICO

No hay de qué, Alonso, no hay de qué. (Cuando Alonso ya enfila la puerta) ¡A ver...! ¿Cómo se llama el defensa izquierdo del Real Madrid?

ALONSO

(Que se vuelve muy sonriente) Chocóuye, ¿eh? ¿Y quén sabe cómo se llama el defensa izquierdo del Madrid? Desde que marchóu Roberto Carlos..., tan axina xoga Marcelo..., como Torres..., como un argentino que ten un nombre enrevesado...

MÉDICO

Y se quejaba Vd. de la memoria, ¿eh? ¡Ande, ande...! ¡Adiós, Alonso!

ALONSO

(Ya saliendo) ¡Adiós, don Cipriano! Antes de que se siente, suena el teléfono, el médico lo toma y lo atiende dando pequeños pasos por la sala.

MÉDICO

¡Sí, diga! (......) ¡Hombre, Paquín, ¿qué tal? (......) Sí, hombre, sí, todo va bien; no os preocupéis. (......) Mamá me llama todos los días, y la noto algo tensa; no acaba de creer que yo esté preparado para navegar solo. (......) Has de decirle que se tranquilice, que me defiendo perfectamente. (......) Ya, ya lo sé (......) Sí, estoy terminando la consulta y, por cierto, 12


acaba de salir un paciente que hasta me planteó sus problemas matrimoniales. ¿Qué te parece? (......) Pues como te lo cuento. (......) ¡Hala, hoy tengo guardia, pero el domingo nos vemos, ¿eh? (......) Sí, ¡adiós, Paquín, un abrazo!

PACIENTE II El médico coge la lista y se dirige a la puerta y, en alta voz, llama… MÉDICO

¡Sinforosa Pérez del Trobo! (Inicia la vuelta, a la vez que entra Sinforosa).

SINFOROSA (Muy sonriente) ¡Buenos días! MÉDICO

(Volviéndose) Buenos días, Sinforosa. (Se va hacia su silla) Siéntese, Sinforosa, siéntese...

SINFOROSA Muitas gracias. (Se sienta) ¿Usté é el médico novo que ta nel canto de Don Servando, nu’é, verdá? MÉDICO

El mismo, sí, señora, estoy solamente hasta que D. Servando termine las vacaciones.

SINFOROSA ¡Bueno, bueno! Díxomo úa vecía que topéi na porta. É ben novín usté pra ser xa médico. ¡Acabóu ben axina os estudios, jura diez! ¡Parece usté un rapacín talmente! (Breve pausa mientras se acomoda y pone en el regazo el bolso) ¡Debéu estudiar a todo meter! ¡Con tanto que tein que saber os médicos de enfermedades..., de melecías..., de tanta cousa... MÉDICO

(Sonriendo) ¿Qué...? ¿Tiene miedo a que no esté preparado para atenderla bien?

SINFOROSA (Enseguida) ¡Ai, non, señor, non! É un xeito de falar meu; como soi eu así esfaragayada... Peró nun me faga caso, nun me faga caso que a veyo lougo se chega, jura diez. A todo eso... ¿Usté enténdeme...? Porque eu con el castellano nun ye m’amaño miga ben, ¡qué quer que ye diga! MÉDICO

No se preocupe, que la entiendo perfectamente. Mi madre fue de Viavélez, y yo conozco bien estas tierras. Pero dígame qué es lo que la trae a Vd. a la consulta; porque a algo vendrá, digo yo, más que a decirme que debí ser buen estudiante.

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SINFOROSA Veño, veño... Anque ben sabe Dios el caro que me costóu. ¡Nun ye quero decir! Tuvo qu’apuxarme el home, qu’é un bendito, déixeme deciryo, y nun lo digo por chufalo. ¡Xa leva peliando comigo un montón de tempo... y non, nun m’atrevía a vir. Si nun fora el home..., pos hasta nun viría, mire usté, hasta nun viría. MÉDICO

(Amablemente) ¿Y por qué, Sinforosa? ¿Por qué le costó tanto trabajo venir?

SINFOROSA ¿Quer que ye diga a verdá? MÉDICO

Pues sí, dígamelo, a ver si yo puedo ayudarle a que se le pase el miedo.

SINFOROSA Pos mire, vou deciryo... ¡Por vergonza! Nun mo vai a creer. Pero mire, cayéume usté ben, a pesar de ser novín como é y todo. Y xa tou más animada, porque é usté un rapaz simpático, sí, señor, caime ben. MÉDICO

Bueno, pues ya tengo algo a favor para que se decida a contarme lo que le pasa. A ver, ande...

SINFOROSA Pos vou contaryo, mire usté, vou deciryo. (Pequeña pausa) Anque... inda me dá búa vergonza, ¿pode crermo? MÉDICO

¿Vergüenza? ¿Por qué, Sinforosa? ¿Por qué le da vergüenza?

SINFOROSA Pos... porque sí, mire; porque estas cousas... ás muyeres d’aldea entradas en anos como eu... dános un daqué ter que contalas a un home, ¿enténdeme? MÉDICO

Pienso que la voy entendiendo, pienso que la voy entendiendo. Seguro que se trata de algo relacionado con las partes íntimas de su cuerpo; ¿a que sí?

SINFOROSA (Apuntando con el dedo) ¡Ve como acertóu! Pos sí, señor, por ei ye vai a cousa... É usté listo. Dáyo ben a cara, ¡vive Dios! MÉDICO

Pues no se apure, ande, y cuénteme; no tenga Vd. reparos. Mire..., los médicos somos como los confesores, no nos asustamos de nada, ¡de nada! Ya estamos de vuelta de todo en cuanto a eso que a usté le preocupa contar. A ver, Sinforosa, dígame...

SINFOROSA (Como avergonzada) Pos verá... ¡Váiseme el pis! MÉDICO

¡Vaya, mujer...! ¿Y eso era todo lo que no se atrevía a contar?

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SINFOROSA ¿Y paréceye pouco? MÉDICO

Pero si eso le pasa a mucha gente, Sinforosa; sobre todo en mujeres de cierta edad es algo muy corriente.

SINFOROSA ¡Ai serálo! Peró condo ye pasa a úa... MÉDICO

Tranquilícese, ande, tranquilícese. A ver... ¿Se le va el pis al hacer un esfuerzo?

SINFOROSA ¿Al fer un esfuerzo, dice? MÉDICO

Sí, al levantar un peso, por ejemplo.

SINFOROSA Pois... non. Nun ye m’acordo ben. MÉDICO

Entonces... ¿se le va de vez en cuando? ¿Se le va sin darse cuenta?

SINFOROSA Pos máis ben sin darme cuenta, sí, señor. ¡Y dáme úas rabias...! ¡Si vira qué rabias me dá! MÉDICO

¿Y qué es...? ¿Un poquito...? ¿Mucho...?

SINFOROSA Bueno, úas veces más y outras menos; nun é que sía muito, pero inda, así y todo, é ben abondo pra que m’amole nun sabe cónto. Hai que mudarse... Hai que lavarse... Bueno, xa sabe. Poño úas forras, como podo, peró..., qué quer que ye diga, ¡é úa puñeta! MÉDICO

Sí, sí, claro que es una lata, ya lo sé.

SINFOROSA Lata, non, é máis que lata, dígoyo eu. (Ya más confiada) ¿Y por qué pasa esto, don Cipriano? ¿Quer decirmo? MÉDICO

¿Por qué pasa? Pues verá... Usté tiene un grifo, o más de uno, en su casa, ¿verdad?

SINFOROSA Sí, señor, sí; teño tres ou cuatro... Teño el del augadeiro... Teño el del baño... Teño... MÉDICO

Basta, basta... Y seguro que a veces un grifo se le estropea y pierde agua, ¿o no?

SINFOROSA Pos sí, a miudo; ahora as cousas nun duran como antes, son úa engañifa ás veces.

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MÉDICO

(Muy afectuoso, despacio, y en tono magistral) Pues verá... El aparato urinario viene a ser como un grifo que, cuando las gomas –que no se llaman gomas, sino de otra manera– se van, digamos, deteriorando, no cierran bien la vejiga, ¿me entiende?, y la orina se escapa por la uretra.

SINFOROSA ¡Cata, cata...! ¿Y pos as muyeres tamén temos uretra? MÉDICO

También, también, pero pequeña; quiero decir más corta, por eso se escapa más fácil el pis a las mujeres, ¿me entiende?

SINFOROSA ¡Claro que lo entendo! ¡Vaya..., vaya..., mira lo que tou aprendendo! Gústame usté por lo ben qu’esplica as cousas, mire. Peró... el grifo amáñase, é verdá, pero... ¿pode amañarse tamén lo meu, don Cipriano? Porque a min nun me irá a poñer úa arandela de goma, como ye poin al grifo, ¿ou qué? MÉDICO

No, mujer, no; no le vamos a poner ninguna arandela, estése tranquila. En cuanto a si se puede “amañar”, como Vd. dice, hay varias maneras de intentarlo. De momento vamos a empezar por la más sencilla... Le voy a recetar unas pastillinas...

SINFOROSA (Muy interesada) Entonces... ¿nun ten que mirarme, don Cipriano? MÉDICO

No, señora, no me hace falta; ya sé de lo que se trata.

SINFOROSA (Muy contenta) ¡Ai, cónto yo estimo! ¡Nun lo sabe usté ben! MÉDICO

¿Ve...? ¿Ve qué pronto le pasó el susto? (Escribe rápidamente y le da la receta y le explica con pausa) Mire... Estos comprimidos los toma Vd. en desayuno, comida y cena hasta terminar la caja. Entonces, vuelve Vd. a pedir consulta, y como ya estará aquí D. Servando, el médico titular, le dice Vd. si las pastillas le hicieron efecto o no. Y don Servando o le mandará al urólogo a Jarrio o le dirá lo que estime oportuno. Así que... vamos a esperar a ver el efecto que le hace el medicamento, ¿eh?

SINFOROSA (Que coge la receta y se levanta. También lo hace el médico) Pos muitas gracias, don Cipriano, muitas gracias... A verdá é que vía eu con medo y vou mui contenta, créamo; pos teño fe de que me ha acertar cuas pastillas. ¡Y condo se toman as cousas con fe... dígoye eu...! (Inicia la salida hacia la puerta). MÉDICO

(Siguiéndola) Vamos a ver, vamos a ver...; a veces, en estas cosas, no basta la fe. (Se vuelve Sinforosa para escucharlo) Ya le dije que esto es

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sólo un primer paso; luego, a lo mejor, hay que dar otros algo más complicados. SINFOROSA Escuite, don Cipriano, nun ye pinte mal, pero... ¿nun me podería dar tamén usté outras pastillías pral meu home? MÉDICO

(Como sorprendido) ¿Para su marido, dice? Y para qué, Sinforosa.

SINFOROSA (Con cierta picardía) Pos... a ver si espabila un pouco, que ta algo apazguatado. MÉDICO

¿Apazguatado, dice Vd.?

SINFOROSA Sí, píntame que ten pouca batería, ¡vaya! MÉDICO

(Sonriendo) No, no, para eso tiene que venir él.

SINFOROSA (Ya saliendo) Bueno, pos mandaréiyo, mandaréiyo. ¡Hala, hasta outro día, don Cipriano! MÉDICO

(Que lleva la lista en la mano) ¡Adiós, Sinforosa, adiós! (Y llama...) ¡Marcial Trelles Piñeirúa! ¿No está? ¿Hay alguien más para mi consulta? (Como no hay nadie se da la vuelta y dirigiéndose al proscenio dice...) ¡Cuando se lo cuente a mi madre...!

TELÓN

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Debuxo de García Sánchez para a primeira edición da comedia Cásasenos a nena, estreada no teatro Edén de Tapia o día 11 de xullo de 1985 polo grupo Ameicer.

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Firma do autor nunha carta de 7 de febreiro de 1992.

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OS TEIXEDAIS 6


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