12 de marzo de 2014
El Heraldo Tecnología
C5
Preocupa a científicos el colapso de colmena Impulsarán colaboración científica entre Alemania y DF
L
a Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación del Distrito Federal (Seciti) realizó el primero de varios encuentros con los integrantes de la sociedad Max Planck, con el objetivo de impulsar la investigación científica con Alemania. En un comunicado, la dependencia señala que el titular de la dependencia capitalina, René Drucker Colín, encabezó la visita a las instalaciones de los Institutos Max Planck, cuyos científicos han sido galardonados con 16 premios Nobel en diversas áreas científicas. En el marco de la visita indica que se planteó el interés del Gobierno del Dis-
trito Federal, con el objetivo de concretar una alianza que permita la creación de un centro de investigación del envejecimiento en la capital del país. Por lo que se espera que dicho centro sea líder en américa Latina en cuanto a investigaciones sobre envejecimiento, un tema de importancia para la ciudad y el país, toda vez que se estima que existan alrededor de 30 millones de adultos mayores para 2050. A su vez, los integrantes de la sociedad Max Planck confiaron en que durante dicha visita se pueda establecer una dinámica de colaboración estrecha, con la intención de poder materializar ese objetivo.
René Drucker y Armando Ahued.
Test sanguíneo podría predecir el riesgo de alzheimer
U
n nuevo test sanguíneo podría detectar con un 90% de precisión si una persona desarrollará alzheimer o deficiencias cognitivas leves con tres años de antelación, según un estudio divulgado por la revista Nature Medicine. La investigación, realizada por un grupo de expertos del Centro Médico de la Universidad de Georgetown (EU), detectó que algunos cambios observados en la sangre podrían implicar que el paciente sufre alzheimer en su estadio más temprano. Los científicos examinaron durante cinco años a 525 personas sanas mayores de 70 años e identificaron 10 fosfolípidos -componente principal de la membrana celular- que podrían emplearse para predecir si los pacientes desarrollarán deficiencias cognitivas leves o la enfermedad de alzheimer. Tras varias comparaciones, los científicos vieron que aquellas personas que desarrollaron alzheimer o problemas cognitivos más leves tenían niveles más bajos de esos 10 fosfolípidos.
Se trata de la primera investigación que ha mostrado diferencias en los biomarcadores de la sangre entre personas con alzheimer.
Se trata de la primera investigación que ha mostrado diferencias en los biomarcadores de la sangre entre personas con alzheimer antes de que se manifiesten los síntomas y pacientes que no desarrollarán la enfermedad. Los expertos consideran que esto podría permitir el desarrollo de tratamientos para tratar esa enfermedad cuando aún se encuentra en una fase temprana y la terapia resultaría más efectiva para ralentizar o prevenir los síntomas. Al medir la presencia de 10 componentes sanguíneos, el equipo científico logró un 90% de precisión a la hora de detectar si los participantes en el estudio sufrirían de discapacidad cognitiva leve o de alzheimer. Según Howard Federoff, uno de los autores del estudio, esos test sanguíneos "ofrecen el potencial de identificar a las personas que corren el riesgo de padecer un declive cognitivo progresivo y puede cambiar la manera en que los pacientes, sus familiares y los médicos gestionan la enfermedad". "El estado preclínico de la enfermedad ofrece una ventana de oportunidad que podría modificar el curso de la misma. Biomarcadores como los nuestros que definen este periodo asintomático son críticos para el desarrollo y la aplicación exitosos de estas terapias", apuntó Federoff. Por su parte, Simon Ridley, responsable de desarrollo de la organización Alzheimer's Research en el Reino Unido.
E
l fenómeno es más grave en Estados Unidos y Europa, pero también podría extenderse en México. El investigador Alejandro Córdoba Aguilar, del Instituto de Ecología de la UNAM, advirtió que el colapso de colmena es un desequilibrio del ecosistema que amerita investigación a fondo para encontrar la forma de combatirlo. Todo comenzó hace unos años, en el invierno de 2006, cuando apicultores de Florida, en Estados Unidos, quienes llevaban sus colonias de abejas a ese estado para que pasaran mejor el invierno, se dieron cuenta de un extraño fenómeno, las colmenas se estaban quedando vacías. Aunque el abandono de las colmenas ya se había presentado anteriormente, era un problema estacional. Lo normal era que durante la época de frío, muriera entre el 25% y 30% de abejas y que se recuperaran las poblaciones al término del invierno. El problema fue que al llegar la primavera nada había cambiado. Obreras, sostén de la colmena Las abejas obreras salen de la colmena para llevar a cabo sus actividades cotidianas, pero no regresan, y extrañamente no se encuentran sus cuerpos, como sucede en otras epidemias. El problema se denominó colapso de colmena. Alejandro Córdoba Aguilar, especialista en ecología de insectos, explicó que las abejas son animales sociales y esto significa que para su subsistencia requieren de mucha interacción y ayuda.
Las abejas obreras salen de la colmena para llevar a cabo sus actividades cotidianas, pero no regresan y extrañamente no se encuentran sus cuerpos. El sistema de castas de las abejas está estructurado de tal forma que las obreras son las que sostienen la colonia, si se van y no regresan, las pocas que quedan tienen el trabajo de mantener a las larvas o los huevos. En poco tiempo estos mueren, porque no reciben el alimento que las obreras cotidianamente llevan a la colmena. El doctor Córdoba agregó que la ciencia aún no tiene claro por qué sucede este fenómeno. Al parecer, dijo, está relacionado con enfermedades que padecen las abejas. Algunos grupos de investigación en otros lugares del mundo identificaron un ácaro y un virus que se han asocia-
do al problema. También se cree que el cambio climático y el uso de pesticidas podrían estar contribuyendo a este desorden. El monocultivo, posible causa Aun cuando los especialistas coinciden en que son muchas las causas del colapso de colmena, Alejandro Córdoba dijo que es más grave en los lugares donde se practica el monocultivo en la agricultura. Los especialistas en ecología sabemos, señaló, que la propagación de enfermedades en un ecosistema depende del número de especies presentes y mientras más diverso sea, es menos frecuente es que se enfermen los individuos que lo
habitan. Cuando un patógeno tiene varias especies a las cuales infectar, estas se pueden proteger más fácilmente, pues algo en la diversidad le impide al patógeno especializarse a plenitud en atacar a una sola especie. Aunque por ahora el problema es mayor en otras regiones del mundo, eso no significa que en nuestro país no vaya a suceder. Considerando que en México hay tendencia a la práctica del monocultivo en la agricultura, y por lo tanto, nos hacemos más vulnerables al problema de colapso de colmena. Por eso, indicó, tenemos que estar prevenidos y estudiar más sobre la ecología de estos animales.
Hallan nuevos gases que contribuyen a la destrucción del ozono E xpertos británicos han identificado cuatro nuevos gases que contribuyen a la destrucción de la capa de ozono, si bien desconocen su origen y piden más investigaciones. Científicos de la Universidad inglesa de East Anglia han trabajado a partir de diversos análisis del aire, algunos tomados en los pasados años 70, y han descubierto las nuevas sustancias, cuya acumulación es motivo de preocupación, según destacan en un artículo publicado en el último número de Nature Geoscience. La capa de ozono, que se encuentra a unos 30 kilómetros por encima de la superficie de la tierra, tiene una labor crucial a la hora de filtrar los rayos ultravioletas,
que pueden causar cáncer en las personas y problemas de reproducción en los animales. Científicos del British Antartic Survey, en la ciudad inglesa de Cambridge, descubrieron en 1985 un "agujero" en la capa de ozono de la Antártida, lo que motivó que 1987 se restringieran -con la firma del protocolo de Montreal- las sustancias que lo producían. Por entonces, los expertos habían identificado la producción de clorofluorocarbonos (CFC) como destructores de la capa de ozono. Estos CFC, que tienen una capacidad de supervivencia de entre 50 y 100 años, fueron inventados en los años 20 del siglo pasado y fueron utilizados ampliamente en
aerosoles y refrigeración. Sin embargo, los últimos estudios apuntan a nuevos gases que no fueron detectados antes de los pasados años 60 y sugieren que son producidos por el hombre, según ha declarado hoy el investigador jefe de este estudio, Johnannes Laube. Estos cuatro nuevos gases entran en la atmósfera desde fuentes aún no identificadas, si bien tres de ellos tienen la composición del CFC y el otro es hidroclorofluorocarbono (HCFC). Los expertos descubrieron los gases al analizar muestras de aire capturadas de distinta manera en los pasados años 70, así como de burbujas de aire atrapadas en capas de nieve en Groenlandia.
La capa de ozono se encuentra a unos 30 kilómetros por encima de la superficie de la tierra.
Los científicos de East Anglia estiman que unas 74 mil toneladas de estos gases han sido emitidos a la atmósfera y se acumulan a un ritmo que es motivo de preocupación. Algunos comentaristas científicos resaltaron hoy que las nuevas sustancias pueden ser emitidas de plantas industriales o posiblemente utilizadas de manera ilegal. "La identificación de estos cuatro nuevos gases es muy preocupante puesto que contribuyen a la destrucción de la capa de ozono", insistió hoy Laube. "No sabemos desde dónde se están emitiendo y esto debería ser investigado. Entre las fuentes posibles figuran químicos para la producción de insecticidas o solventes para la limpieza de componentes electrónicos", agregó el experto. Un aspecto que es de gran inquietud -añadió- es que algunos de estos nuevos gases se destruyen a un ritmo muy lento en la atmósfera, por lo que pueden permanecer en esa capa durante muchos años aún si el mundo tomara medidas ahora para frenar su emisión. Para el científico Piers Forster, de la Universidad inglesa de Leeds, esta investigación pone de manifiesto que la destrucción de la capa de ozono no es algo que pertenezca a la historia. "Las concentraciones halladas en este estudio son muy pequeñas. Cabe mencionar que no obstante, el artículo nos recuerda que necesitamos permanecer atentos y vigilar continuamente la atmósfera", agregó Forster.