EL HOMBRE Y EL DESIERTO; CONTEMPLAR Y TRANSFORMAR
El desierto existe por ausencia. La condición que lo compone está definida por la ausencia de elementos que magnifican los aun presentes. El viento, el sol, el suelo y el vacío colaboran para formar un paisaje radical. Cuando el ser humano lo habita lo define. Es la interacción entre los elementos lo que los hace existir. Como resultado nacen otras presencias, entre ellas, la sombra. Desde nuestra perspectiva, la dimensión horizontal del desierto es tan potente que prácticamente lo constituye y magnifica la presencia de cualquier elemento existente en la dimensión vertical. La presencia de un elemento vertical lo convierte en un elemento transformador de la realidad misma del desierto ya que la nueva presencia del elemento arquitectónico interfiere en la percepción del mismo, evidenciando sus otras dimensiones (el plano y el vacío) dándole riqueza a nuestra interpretación de lo que este es para nosotros. Es por esto que el edificio se convierte en un espacio que altera la realidad misma del desierto. El mirador de Nazca es un espacio de interacción entre el ser humano y el desierto donde la experiencia de esta interacción, que transforma a ambos seres, debe ser la pauta principal de su composición. El elemento busca en su ingreso proponer una transición entre el desierto y el refugio, aumentando la densidad de la sombra de manera gradual para construir una relación espacial interior-exterior sutil, para evitar que la introducción a la densidad de la sombra no implique un cambio brusco en la percepción del desierto. El acto de ascender está combinado con el acto de parcial observación evitando constituir un interior sin ninguna relación con el exterior, pero definiendo el espacio interior por la densidad de la sombra. A lo largo del ascenso hay 5 estadios de contemplación definidos por espacios de permanencia donde la visual es dirigida a los elementos por contemplar. A medida que el ascenso se va realizando, va aumentando la relación con el exterior y sus nuevas propiedades. El desierto cambia con el punto de observación. Y la densidad de la sombra se va reduciendo para ir entrando en una transición al nuevo desierto. Como remate, el infinito. Un elemento antes acaparado por otros más evidentes que él, toma el protagonismo: el cielo. En la cima del mirador se plantea el observatorio celeste, un espacio abierto donde el principal protagonista es el vacío
Ingreso al mirador
Apreciaciòn del horizonte
Axonometria explotada
CORTE A - A´
esc 1/100
1ra Planta
2da Planta
3ra Planta
5ta Planta
TALLER 16 : GIL, J. (N-IX) / MEJIA, P. (N-X) / PIEDRA, Y. (N-X)