Cuadernillo - Historias que narran experiencias

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Historias que narran experiencias

Objetivo:

Fomentar la empatía y la comprensión a través de historias reales de personas adolescentes y jóvenes, promoviendo reflexiones que identifiquen oportunidades de mejora en la calidad de la atención, garantizando un entorno más amigable, seguro y respetuoso para la juventud.

Introducción:

En este cuadernillo encontrarás una serie de historias reales con algunos elementos ficticios, sobre las experiencias que han vivido las personas adolescentes y jóvenes participantes y líderes del Programa de Salud Joven, especialmente relacionadas a su salud y derechos sexuales y reproductivos.

Los nombres usados en las narrativas han sido cambiados para proteger la identidad de las personas involucradas. Estas narraciones pretenden dar una visión auténtica y profunda de los desafíos y sentimientos que viven las personas adolescentes y jóvenes cuando interactúan con los servicios de salud.

Historia 1:

Hola soy Dani, cuando tenía 17 años fui a consulta general con mi mamá al Hospital

Central. Nos atendió un doctor que hacía muchas preguntas sin explicar, incluso, nunca nos miró a los ojos.

Dentro de su interrogatorio incómodo me pregunto ¿ya inició su vida sexual?

¿Cuántas parejas ha tenido?

Yo intentaba hacerle señales para que entendiera que me sentía incómoda porque estaba mi mamá al lado y no quiera

responder a esas preguntas, pero como nunca me miró a los ojos.

Yo ya había iniciado mi vida sexual, únicamente con mi pareja actual y por supuesto; con protección, pero mi mamá aún no estaba enterada, por lo cual, preferí responder al doctor con una mentira.

Le dije que nunca había tenido relaciones sexuales.

Lastimosamente, no mostró interés por mi incomodidad, no leyó mis señales porque nunca me miró y pasó a la siguiente pregunta, la consulta duro 10 minutos.

Si hubiera podido responder con tranquilidad, sin mi mamá al lado, había podido decir la verdad y hacer preguntas que tenía sobre los derechos sexuales y reproductivos.

Historia 2:

Hola soy Pipe, cuando tenía 19 años fui a una cita médica, me atendió una doctora, me saludo y me dijo que me sentara.

Le comenté la razón por la cual iba ese día a consulta, me escucho mientras al mismo tiempo anotaba en el computador lo que le iba diciendo.

Luego me pregunto ¿Con cuántas mujeres ha tenido relaciones sexuales?

Me sentí muy incómodo y triste, porque si bien ya inicié mi vida sexual, me gustan los hombres.

Le aclaré las respuestas y su única reacción fue de sorpresa, en ese momento me sentí incómodo, solo respondía lo necesario, nunca volví a sacar una cita médica.

Historia 3:

Hola soy Cris, tengo 15 años y me gusta ver mucho Tiktok, no solo para divertirme sino también para informarme sobre temas de salud e incluso de derechos sexuales y reproductivos.

Más o menos hace 7 meses vi un video en Tiktok sobre mitos y realidades de métodos anticonceptivos, consentimiento y todo lo relacionado a estos temas. Me puse a ver los comentarios y encontré muchas personas que decían que la información dada en el video no era real y otras afirmaban que si lo era.

darme esta información porque era una niña muy pequeña para estos temas.

Así que definitivamente, no tuve orientación y decidí seguir informándome por redes sociales e internet, ya que es el único recurso que tengo.

Historia 4:

Hola soy Tef, tengo 18 años, mi historia será corta.

Hace tres años fui abusada sexualmente y solo hace 3 meses logré tomar la decisión de ir a médico y comentar este hecho que marco mi vida para siempre.

Desafortunadamente, cuando le conté esto a los médicos, no me creyeron debido al tiempo que paso entre el hecho y mi denuncia.

Lo que no saben, es lo difícil que es tomar la decisión de contarle a alguien esta historia y que duele cada vez que alguien no te cree.

Historia 5:

Hola, soy Pepito y tengo 19 años, me gusta hacer actividad física y liderar espacios públicos, habló mucho con las personas y considero que tengo buenas habilidades comunicativas.

Me dicen que soy una persona extrovertida.

Hace un par de meses fui a una cita médica de prevención y le dije a mi mamá que me acompañara, pues disfruto mucho de su compañía.

Cuando ingresamos al consultorio, salude a la persona profesional de la salud de manera cordial y con mucha energía.

Me hizo preguntas de rutina, sobre mi salud en general, las cuales respondí y enfaticé en que me gusta tener hábitos saludables para que mi cuerpo este sano.

Después de un rato, la doctora mira a mi mamá y le dice “¿no ha pensado en que su hijo se realice la vasectomía? Tiene cara de tener una vida sexual muy activa”.

Yo me sorprendí con esa afirmación, me cuestioné muchas cosas ¿qué le hace creer que ya tuve relaciones sexuales?

Historia 6:

Hola soy Jeimmy, cuando tenía 17 años, empecé a tener problemas de salud, me salieron unas úlceras en la boca que eran insoportables, me dolía constantemente y no podía comer bien.

Al comienzo pensé que era pasajero, pero cuando se curaban pasaba unas semanas y me volvían a salir, así que mi mamá decidió sacarme una cita médica.

Cuando llegamos al hospital empecé a sentir ansiedad, había mucha gente y pocos asientos para esperar tranquilamente.

Llegó la hora de mi cita, me llamaron puntualmente, la doctora que me atendió fue muy amable, me hizo preguntas

de control y verificación, entre ellas, si ya había iniciado mi vida sexual, a lo cual respondí que sí, únicamente con mi pareja actual con la que llevábamos 1 año saliendo.

Nos comentó que debía hacerme unos exámenes para verificar cuál era la causa de las úlceras en la boca.

Entre tantos exámenes de sangré, estaba el de VIH, y para poder realizármelo debía pasar por planificación familiar.

Sacamos la cita, fui con mi mamá, pero al consultorio ingresé sola. Me atendió la enfermera jefa y me preguntó sobre mi vida sexual.

Cómo estábamos las dos solas y ella fue muy amable, había un ambiente de comodidad y confianza, así que pude responder sin pena y miedo a sus preguntas.

Luego firmé el consentimiento para la prueba y análisis del VIH y me dirigí al laboratorio, realmente hasta este momento, todo iba muy bien.

Cuando llegue a la zona de muestras, pase mi documento, me llamaron y me tomaron la prueba, me hicieron esperar unos minutos en la sala, dónde cómo les comenté, había muchísima gente.

Después de unos 10 minutos, la persona de recepción me llama delante de todas las personas: “Jeimmy la chica de la prueba del VIH, traiga el consentimiento firmado”.

Nos quedamos viendo con mi mamá fijamente y con cara de mucha sorpresa ¿por qué comenta que examen me estoy haciendo?

¿dónde está mi privacidad y la confidencialidad?

Si bien es cierto, que hablar del VIH o cualquier enfermedad de transmisión sexual no debería ser un tabú o aterrar a la gente, porque se puede hablar desde la prevención, esta persona no debería divulgar mis exámenes o procedimientos.

La gente centró su atención en mi, o bueno, eso fue lo que yo sentí.

Me levanté, le entregué el documento y le solicité que fuera más precavida y prudente con la información que daba de las personas adolescentes y jóvenes de manera pública.

¡Ah bueno! Solo para cerrar mi historia, las úlceras que me estaban saliendo se debía a una baja de defensas a causa de mi menstruación.

Historia 7:

Hola soy Lulú, mi historia empieza con mi primera menstruación que fue cuando tenía 13 justo. Fui afortunada porque mi mamá me explicó todo sobre este proceso natural del cuerpo.

Unos meses después de esto, fui con mi mamá a una consulta médica que tenía de rutina.

Ingresamos al consultorio, se sentía mucho frio, nunca se cerró la puerta así que la gente pasaba y podía ver todo.

Estábamos en el momento de preguntas de rutina y le comenté a la doctora que ya me había llegado la menstruación.

Ella mira a mi mamá y le dice que yo debía comenzar a planificar por mi seguridad ya que ya me había desarrollado.

Me pareció extraña su recomendación porque no había iniciado mi vida sexual y no tenía planes de hacerlo, además, ¿No es malo planificar a tan corta edad, sin justificación alguna?

Mi mamá y yo nos incomodamos un poco, seguimos la consulta dejando claro que no iba a planificar.

Historia 8:

Mi nombre es Luna, cuando tenía más o menos 19 años, empecé a tener problemas de salud, en ese entonces vivía fuera de Bogotá, en una zona rural.

Todo empezó con un sentimiento de paranoia lo cual generó en mi mucha ansiedad y estrés, durante los días me sentía agotada y un día me desmayé y comencé a convulsionar.

Las personas que me acompañaban ese día me llevaron al hospital y llamaron a mi mamá para informarle.

Realmente en este punto no recuerdo muy bien las cosas.

Una vez me paso este episodio y ya estaba

consciente, el médico habló con mi mamá, le realizó preguntas sobre mi estado de salud, todas fueron respondidas, incluso se comentó en ese momento mi estado de paranoia.

En este punto, sin exámenes o algún tipo de soporte, el médico le dice a mi mamá: “Eso es falta de macho”.

No sé quién estaba más sorprendida con esa afirmación, si mi mamá o yo.

En mi cabeza paso mil cosas, sentimientos encontrados, preguntas ¿Qué le hace pensar que ya inicié mi vida sexual? ¿Por qué cree que me gustan los hombres?

¿cómo minimiza lo que me está pasando?

En fin, nunca olvidaré este momento, para la tranquilidad de ustedes, solo tuve ese episodio de convulsiones y no volvió a pasar, fue producto de mi mal bienestar emocional, el cual mejoré con terapia.

Historia 9:

Hola mi nombre es Derek, tengo 18 años y soy un chico trans, quiero compartir mi historia contigo para aportar a un servicio de salud más incluyente.

Más o menos hace 2 años, fui a una cita médica de control, no tenía ninguna enfermedad, pero me gusta estar en chequeo para saber que todo anda bien. En este entonces ya me identificaba como hombre.

Fui con mi mamá al hospital, pero ingresé solo al consultorio.

Saludé amablemente, tomé asiento y cerré la puerta.

El doctor que me atendió, me llamo por el nombre que aparece en mi documento “Ana”.

Le comenté que me identificaba como hombre y que por favor se refiera a mí por Derek o pronombre él, ya que esto era muy importante para mí proceso y me hacía sentir reconocido.

Lastimosamente, esto no paso, el doctor frunció la frente y me dijo “la voy a llamar por el nombre que está registrado, no tiendo para que se lo cambia, sus papás debieron pasar días pensando en que nombre ponerle, yo, por ejemplo, siempre me he llamado Carlos”

Intenté explicarle porque era importante, sin embargo, no tuve éxito, además de que siempre me interrumpía. Así que, respiré profundo y continué en la consulta.

Al salir me sentí poco valorado, me generó tristeza y pensé “en algún momento encontraré las personas que me reconozcan”.

NOTA: Las siguientes páginas en blanco, son un lienzo para que puedas plasmar más historias que inviten a la reflexión, esto permitirá robustecer el cuadernillo y que otras personas profesionales de la salud lean nuevas narrativas.

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