Mujeres de Artes y Letras de Tarapacá

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Mujeres de Artes y Letras de Tarapacá

Este suplemento es financiado por el Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social 2021 del Ministerio Secretaría General de Gobierno y el Consejo Regional, CORE Tarapacá


Suplemento:

Mujeres de Artes y Letras de Tarapacá

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mprender un proyecto siempre es una aventura. Más aún en los tiempos en que nos ha tocado vivir, en medio de la incertidumbre pandémica y días que a veces parecían eternos. Pero cuando el acicate es descubrir a un grupo de mujeres y, en este caso específico, a artistas de nuestra región, todas las aventuras son bienvenidas. Por vez primera se reúnen en una edición única, en un medio escrito, un grupo de escritoras de Tarapacá: Mujeres de Artes y Letras. Las fuimos conociendo poco a poco, con sus universos particulares y sus experiencias de vida, que bien valdrían la pena un libro completo. Tuvimos que elegir a un grupo, quizá el más activo en estos momentos, pero sabemos que hay muchas otras que merecían estar acá. Mujeres de todas las edades que, un día equis, se propusieron avanzar en la literatura y, algunas incluso, la eligieron como el motor de sus vidas. La mayoría, queda claro, con la influencia del colegio y de los profesores como ejes claves de su destino. Todas con énfasis distintos, con objetivos múltiples y variados… Y, sin lugar a dudas, con un talento innato para la escritura. Descubrir sus historias de vida -disímiles y variopintas-, conocerlas de cerca y atisbar algunas de sus motivaciones, sin duda que valieron la pena. En estas páginas tratamos de pincelar o bosquejar muy someramente los aspectos principales de sus vidas; aquéllos que las han moldeado en el difícil arte de la literatura. Es una puerta, pensamos, a una dimensión quizá desconocida de las creadoras iquiqueñas. Una posibilidad de encontrarse con mujeres tremendamente valiosas y talentosas. Mujeres que, a través de las letras, hacen que nuestra sociedad y en especial nuestra comunidad, sea más armónica, más justa y más bella. Agradecerles su disposición. Su generosidad para contar sus vidas, para permitirnos adentrarnos en su intimidad. Aquí apenas abrimos la puerta de una riqueza que se divisa amplia y colorida. En cada texto dejamos, además, un vínculo a algunas de sus obras, porque estamos seguros que, una vez presentadas, habrá que seguir sus pasos. Y agradecerles su presencia entre nosotros. Atentamente, el equipo de Tarapacá Insitu 2 Mujeres de Artes y Letras de Tarapacá

Octubre 2021 Este suplemento es financiado por el Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social 2021 del Ministerio Secretaría General de Gobierno y el Consejo Regional, CORE Tarapacá.

Director: Reinaldo Berríos González. Periodistas: Valentina Camilla, Mariela Muñoz. Fotografías: Franco Miranda. Producción: Ernesto Muñoz, Rodrigo Salgado. Arte, diseño y diagramación: Camila Berríos Cárcamo. Agradecimientos: Carolina González, Giannina Espínola, Iciar Dufraix, Danitza Fuentelzar, Haidylyn Lundstedt, Javiera Rejas, María González, Greisy Macaya, Sonia Pereira. Este suplemento es editado por la Revista Tarapacá Insitu, publicación mensual, de carácter independiente, destinada a destacar la ciencia, la innovación, la cultura y el patrimonio de la región de Tarapacá. Certificado de registro y depósito legal número

031/2021 en la Biblioteca Nacional de Santiago de Chile. Inscripción Propiedad Intelectual N°A-298497. Todos los derechos reservados. www.tarapacainsitu.cl


CAROLINA GONZÁLEZ VELÁZQUEZ

“Las mujeres no suelen escribir erotismo, así que lo tomé como mi bandera de lucha” Carolina es una escritora que gusta del trabajo colaborativo y que tiene varios proyectos para apoyar a las escritoras de la región.

Ama lo que hace y anuncia que no bajará los brazos hasta cumplir sus sueños: promover este maravilloso arte, hasta el último día de su vida.

Carolina se dedica a ayudar a jóvenes escritoras que están empezando con sus publicaciones. “Son los hombres los que publican; las mujeres escriben, pero muchas veces no publican por muchas razones. Falta que más mujeres publiquen sus escritos”, dice. Para conocer más: FB/Carolina. Katrala.Gonzalez.Velasquez

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on muchos los factores que inciden en el nacimiento de un escritor(a) en una familia. El hecho de que sus miembros estén vinculados a las distintas ramas del arte es, quizá, el más relevante. Es el caso de Carolina González Velázquez, con una “troupe” dedicada a la música y al arte, quienes la motivaron a seguir sus sueños y expresar su sentir en la escritura. Empezó a escribir en la primaria, gracias a un concurso de poesía en el que participó. Describió en palabras, cuenta, lo que había visto luego de

presenciar una protesta de estudiantes universitarios. Una experiencia que llevó al papel con el poema “Niños, por qué tiran piedras”. Y aunque no ganó el concurso, le provocó mucho orgullo al cumplir la meta que se solicitaba: plasmar la realidad. Hoy Carolina González Velázquez es una escritora consumada, conocida internacionalmente, y que busca seguir escribiendo según sus propias experiencias, las cuales admite, han hecho madurar su forma de escribir y replantear sus historias. “En la media empecé a

escribir historias con un poco de erotismo y eso gustaba a mis amigas”. Y aunque probó otras áreas artísticas, como baile y pintura, fue la escritura la que decidió profundizar consolidando su primera publicación. Abrió un blog en internet y empezó a escribir. Ganó el segundo lugar en un concurso de blogs a nivel nacional y la empezaron a conocer en Argentina más que en Iquique, incluso, y aunque los temas sobre los que escribía eran variados, se dio cuenta que las historias con tinte erótico tenían mayor aceptación. “Creo que llamaron la atención mis historias porque las mujeres no suelen escribir erotismo, así que lo tomé como mi bandera de lucha”. Fue en su crisis de los treinta, luego de celebrar su cumpleaños, que se dio cuenta de su necesidad de cumplir una meta importante. Y es así que tomó la decisión de publicar su primer libro impreso: “Acto de amar” el cual ofrece a los lectores poemas de corte erótico sensual, libro que contó con el apoyo de Patricio Riveros Olavarría (Q.E.P.D.) con quien creó una amistad literaria que duró

muchos años. “Patricio me ayudó a creerme el cuento, porque me costó publicar este libro; me daba mucho pudor”. “Admiro a muchísima gente que tiene mucho talento y siento que no estoy a la altura la mayor parte del tiempo”, comenta al explicar que cada obra tiene un proceso de larga maduración, porque su nivel de autocrítica es enorme. Una dicotomía, teniendo en cuenta que Carolina desarrolla talleres de creación literaria donde enseña técnicas de escritura a público de todas las edades, y que le ayudan a promover la escritura como una forma de expresión de pensamientos y experiencias. Carolina considera que la gran deuda de los escritores es con los adolescentes. Por esta razón espera que su próxima obra, “Cuentos Grises”, sea disfrutada por ese público. “Para los niños hay mucha gente que está escribiendo; yo escribí el cuento de un lápiz, un cuento super positivo, sobre buscar tu interior”, comenta. También considera que su próxima publicación, que está a punto de surgir, luego

de “Cuentos Grises”, también esté dirigida a este público. Sin embargo, no todo ha sido coser, cantar y escribir, porque las dificultades están a la vuelta de la esquina “En Chile la gente piensa que el arte no vale, que los libros deben ser gratis, y que no se debe pagar por disfrutar de teatro o música” dice, cuando le preguntamos sobre si es posible vivir como escritora. Un gran apoyo son los Fondos Nacionales de Desarrollo Regional (FNDR), que se aplican a las áreas artísticas, pero que no permiten que los libros que se publican con este fondo sean vendidos. Por eso, cuando conoce a alguna persona que esta pensando escribir, y que le pide su consejo, ella no duda en decirle: “Tienen que tener claro lo que quieren, si quieren ser famosos tienen que trabajar mucho, y pelear con mucha gente porque el medio artístico es cruel. Pero si lo que quieren es escribir, mostrar lo que escriben, conocer gente afín, hacer actividades en conjunto, deben hacerlo. No importa la edad, nunca es tarde para hacer lo que te gusta”.

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EL CAMINO DE JAVIERA REJAS ESTAY

Partir desde el anonimato hasta la publicación del primer libro Comenzó escribiendo blogs anónimos por temor al bullying escolar. Y ahora tiene dos libros listos para asignarle fechas de publicación. Así ha sido el proceso creativo de Javiera Rejas (23), estudiante de Pedagogía en Inglés de la Universidad Arturo Prat, quien desde los 14 años ha encontrado en la escritura un escape y una sanación.

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u primer libro surgió en una circunstancia muy difícil: “estaba en medio de la universidad y mi salud no estaba muy bien debido a que tengo una discapacidad motora. Tras un viaje a Santiago, me informan que debo operarme de la noche a la mañana”. En la capital, su estancia fue en la casa de un tío adulto mayor que no utiliza televisión ni Internet. Es por esto que se vio en la necesidad de comenzar a escribir desde su teléfono para buscar espacios emocionales que permitieran sobrellevar el dolor físico de la recuperación. ” “La escritura para mi es una terapia donde puedo separar mi vida y lo que me limita de

mi discapacidad. Soy usuaria de silla de ruedas y me movilizo con un carrito. Tener una discapacidad ha implicado límites (...) pero escribir es una motivación que me enseña a no rendirme y es la herramienta que me ha permitido demostrar quién quiero ser”. El trabajo de reseñar ha sido clave en su motivación para escribir y publicar, ya que este medio le ha permitido conocer escritores y plumas de todo el país, además de mantenerse en contacto con una comunidad internacional que sigue su trabajo a través de Internet. Desde el año 2016 publica en su canal de BookTube, Javi Infinity Books. En 2018 comenzó a compartir contenido

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de Bookstagramer a través de su cuenta @ javinfinitybookstagram que hoy en día es vista por dos mil seguidores. En este espacio comparte fotos temáticas, opiniones e información técnica sobre libros. Otro de los espacios en los que ha aportado con sus lecturas y opiniones es en “Lee sin cesar” y posteriormente en clubs de lectura de Iquique. Aunque los medios digitales son una gran herramienta para su trabajo, según nos señala, el centralismo siempre está presente, es una realidad compartida para quienes escriben desde el norte: “El centralismo ha hecho que mucho contenido bueno por no ser de Santiago no se valore, además de que los pagos y costos de envío influyen en las decisiones de los lectores”, sostiene.

Sueños De Vida

El estilo narrativo de Javiera se caracteriza por situarse desde los sentires de sus protagonistas, reflexiones y finales amplios que invitan a la introspección desde los recuerdos posibles para historias -en su mayoría románticasque recorren el pasado y el presente. Inspirada

en el romanticismo de Nicholas Sparks y la gracia de la escritora española Ana Gallego, ha descubierto su estilo para expresar y dar vida a sus personajes con la intención de que la gente se sienta identificada. Su primer libro relata el viaje personal de un matrimonio de escritores jubilados que revisan las historias y decisiones de sus vidas. La historia se desarrolla en escenarios inspirados en Roma, Sidney y Los Ángeles. A pesar de estar situados en otros lugares, la investigación realizada por la escritora fue fundamental para hacer toda la historia lo más real posible. Para la joven escritora, estos acercamientos a la realidad vienen de la necesidad de escuchar a las personas y tomar ideas de lo

que cuentan, junto con prestar atención a lo que la gente quiere leer, potenciando historias autoconclusivas. “Nacer en Iquique es el tren que me ha llevado a recorrer mi vida y me ha dado los sueños para seguir creciendo. Me imagino viviendo en otros lugares pero en algún punto de mi vida, siempre vuelvo a Iquique… tengo mucha curiosidad a dónde me va a llevar esto de decir ‘soy iquiqueña’. Es un proceso de identidad que ha ido evolucionando”. Esa búsqueda de identidad ha estado marcada por sus abuelos y su incentivo a que escriba algo sobre la vida en la pampa. Para Javiera ha sido un camino largo encontrar su conexión para escribir sobre Iquique, pero “ya voy para allá” concluye.

La segunda edición de Wrong será publicada bajo la mano de Trayecto Editorial, el próximo 19 de noviembre. Sobre este hito, la escritora reflexiona: “Estar bajo la mano de una editorial me ha demostrado la importancia de la constancia y que los sueños si se cumplen”. Para conocer más: en IG @javinfinitybookstagram


SONIA PEREIRA, CON IQUIQUE EN LA FRENTE

“La literatura vino en mi rescate cuando estaba viviendo una etapa dolorosa de mi vida” Escribe casi a diario en su página de Facebook, aunque no con su nombre, sino como “Pluma Iquiqueña”. La nostalgia, dice, es lo suyo. Admira a escritores y columnistas que han hecho del oficio de la crónica su razón de ser. En su primer libro, Mis historias bajo el cielo de Iquique, lo deja meridianamente claro.

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onia Pereira confiesa que “Papelucho” de Marcela Paz fue lo primero que la motivó a poner un ojo en la lectura. El punto de inflexión, eso sí, fueron los diarios de vida: “Era adicta a los diarios de vida; en los cumpleaños era el regalo clásico. Esos con candadito. Bueno, eran otros tiempos: ahora si le regalo algo así a mi hija, me lo devuelve. Era un clásico. Y el hermano estaba siempre pendiente de que uno olvidara la llave, para leerlo y enterarse de tu intimidad. El tema era cuando se te perdía la llave. En una oportunidad mi hermano me leyó el diario y se enteró que, a los nueve años, mi amor platónico era Luis Miguel, jajajajaj”. Aunque le gustaba mucho escribir, nunca lo asumió como algo serio. “Siempre fue como un pasatiempo, un hobby. Cuando más adulta el hobby se transformó en una pasión. Me gusta mucho el formato del cuento, de la crónica”. La escritura quedó de lado durante un buen tiempo, a pesar de que estudió Derecho y Servicio Social. Recién retomó sus escritos tras

su separación: “Ahí lo tomé como algo serio; al tener más tiempo disponible, retomé con fuerza el hábito de escribir hasta que logré escribir mi primer libro: Mis historias bajo el cielo de Iquique”. El libro está impregnado de nostalgia, de la ciudad que se fue. “Estaba viviendo en La Serena y echaba mucho de menos a mi familia. Estaba pasando por una situación dolorosa y la literatura me vino a rescatar. Me sanó definitivamente y concluyó, esa etapa, con la publicación del libro. Recién ahí me di cuenta: tengo habilidad para esto y no lo puedo dejar pasar. Esto no es un hobby, no es un pasatiempo. Y ahora me dedico a esto”. A raíz de la pandemia y de las nuevas formas de acceder a perfeccionamiento, Sonia Pereira aprovechó el tiempo para acceder a diversos talleres: “Participé en hartos talleres de cuenteras y puras mujeres, de distintos lugares, orígenes, procedencias; había escritoras también muy secas. En uno estuvo la Diamela Eltit, por ejemplo, que me encanta. Y en estos talleres uno

aprende mucho, de todas maneras”. Respecto de sus referentes locales, Bernardo Guerrero es uno de sus preferidos. “Fue mi profesor en la Universidad y me ayudó también en la edición de mi primer libro. Para mí es un gran referente: el gran cronista urbano iquiqueño. También hay otros escritores… por ejemplo, Pedro Marambio, excelente poeta. Está la Carolina González, otra escritora notable. Y hay otra chica, muy joven, que es la Javiera Rejas, que escribe muy lindo. También tiene su primer libro”. Las nuevas tecnologías, a diferencia de lo que piensan muchos escritores, lejos de ahuyentar al público de los escritores, lo acercan: “creo que se pueden aprovechar estos nuevos canales para ganar lectores; en mi caso aproveché el Facebook, donde tengo mi página (pluma iquiqueña), en donde escribo casi todos los días. De hecho, me hice mediáticamente conocida gracias a la gente de Facebook. Después fue algo más serio, más formal, como

Iquique es mi ciudad. Pasé una infancia maravillosa con mi familia, con mis amigos… estoy ligada de por vida. Y como dice el adagio, es la ciudad donde -cuando llegue el día- quiero morir. Para saber más: en FB Sonia Pereira y en TW @plumaiquiqueña

ir a una feria del libro”.

los años que se fueron”.

Seducida por la nostalgia, Sonia Pereira se sofoca con la posmodernidad iquiqueña. Recorrer las calles de este Iquique cosmopolita es raro, dice. “Se siente extraño, con tantos edificios de altura, tanta gente, tantas luces de neón. Me siento realmente perdida. Pero en las calles emblemáticas, como Baquedano, Tarapacá o la propia Plaza Prat, uno siempre se reencuentra con la nostalgia. Ubicar a algún conocido, un familiar, un amigo y volver a contemplar la riqueza de

La ciudad que cae bajo el influjo de nuevos paradigmas, dice, va dejando atrás su esencia, su impronta. Y eso le duele. “Edificios que son demolidos, como ahora el Seguro Obrero, se pierden para siempre y su demolición deja en claro que hay quienes valoran muy poco nuestra identidad. Locales que también cierran sus puertas y que eran emblemáticos hace décadas, como el Bazar Obrero. Afortunadamente la avenida Baquedano permanece en pie porque está protegida”.

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GIANNINA ESPÍNOLA

“Si pudiera vivir en una biblioteca y dormir en una cama rodeada de libros, lo haría” Su nombre siempre figura en las

actividades literarias que se hacen en

Iquique. Ama los libros por sobre todas las cosas y, desde que le regalaron su primer diario de vida, no para de escribir.

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a literatura llegó a su vida de la mano de los vendedores de libros a domicilio, un clásico de hace algunos años: “Tocaban a la puerta y ofrecían libros, enciclopedias, el Larousse Ilustrado, esas cosas. Mi mamá me compraba libros y me quedaba horas hojeándolos, mirando las imágenes; era muy pequeña, así que después de la curiosidad inicial, los abandonaba por otras cosas. Me aburría, cosas de niña”. La curiosidad marcó esa etapa de su vida y la inquietud por saber que había más allá de un título o de una portada. Antes de cumplir diez años Giannina Espínola (31) descubrió el secreto mejor guardado de su madre, en el último cajón del closet: “El niño que enloqueció de amor”. Me impresionó esa historia, aunque creo que era muy pequeña para leer esas cosas. Desde esos años, confiesa, le viene lo enamoradiza. Un poco más grande, la asignatura de lenguaje en el Colegio Metodista William Taylor la volvió a enamorar. “Me iba súper bien en ese ramo. Me acuerdo que la profesora Nidia

Blanco nos hizo escribir un cuento, esa típica tarea infantil. A ella le encantó lo que escribí. Al día siguiente me llevó un diario de vida con forma de corazón y me dijo: quiero que en este diario escribas todas tus historias; estoy segura que algún día serás una gran escritora. ¡Imagínate! Eso me marcó absolutamente; desde esa fecha nunca he parado de escribir”.

Mamá Joven

Las inquietudes intelectuales las intentó encaminar a través de una carrera universitaria, pero un embarazo precoz la obligó a dejar los estudios y dedicarse a cuidar a su hijo. Once años después intentó retomar su carrera; sin embargo, el primer día de clases la pandemia dijo otra cosa: “Seguir las clases online no me gustó, así que congelé los estudios, aunque igual me estaba yendo muy bien. Tenía muy buenas notas”. El entusiasmo, agrega, le duró hasta el 19 de abril del año 2020, cuando un conductor descuidado la atropelló y la dejó con graves secuelas. Desde esa fecha ha estado tratando de recuperarse, con una serie de terapias para volver a caminar, con 30

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“Todas íbamos a ser reinas”, de Gabriela Mistral marcó aún más la vocación por las letras de esta joven soñadora. “Me hice fanática de Gabriela; me interesé por su biografía, por su poesía. Ha ejercido una gran influencia en mí. Después de ella comencé a buscar a la Gioconda Belli, a la Alejandra Pizarnik… también el lado más oscuro de la poesía”. Para conocer su obra: en IG @peda.lee tornillos en el cuerpo. No obstante, este contratiempo y lo difícil que ha sido retornar a la normalidad, la literatura sigue siendo una necesidad en su vida: “Siempre he escrito, aunque sea en una servilleta. La inspiración surge en cualquier momento. A veces voy caminando y vienen palabras a mi mente; me detengo y las escribo, en lo que sea. Esto viene desde que se produjo el quiebre con el papá de mi hijo, que me dejó cuando todavía no cumplía un año. Todo lo escribo y lo guardo: en diarios de vida, en libretas, en agendas, me encantan”. Sus amistades no entendían su obsesión

con la literatura: “Me decían vamos a carretear, vamos a la disco y yo andaba en otra: leyendo, buscando autores, escuchando otro tipo de música. Dejé los carretes y fui cambiando de amigos; un día conocí a la Andrea Pizarro, del Akana Teatro y ahí descubrí la dramaturgia; más me rayé con los libros”. Un día cualquiera, y ante la ausencia de libros de Manuel Rojas en las bibliotecas locales, surgió la idea del “Pedalee”. Se puso a googlear y encontró muchos proyectos que la remitían a su idea. “Así fue como me subí a una bicicleta, adaptada con dos cajones de tomates y con mis propios libros. Partí con 10 libros y hoy tengo

más de 1.000. Salí a distribuirlos en distintos puntos de la ciudad y la gente se prendió con este formato. Ha sido una forma de acercar la literatura a quienes no tienen acceso”. Después, la vorágine de acontecimientos en su vida la ha llevado a enamorarse más de los libros. Junto a sus nuevas amistades formó el colectivo Melcocha, comenzó a declamar poesía, a participar de la vida del teatro y del universo cultural iquiqueño. Lleva tres años como monitora de fomento lector en cárceles de Tarapacá. Y su primer libro está por llegar: “No hay apuro; cuando sienta que estoy lo suficientemente segura, ahí saldrá la publicación”.


ICIAR DUFRAIX, POETA IQUIQUEÑA

“No me siento cómoda con la exposición ni me seduce ser centro de mesa” Cuando estaba en el colegio y mostró algunas de sus creaciones, los profesores entraron en pánico. Y exigieron a sus padres que la llevaran al sicólogo. Cuando leen su poesía le preguntan si es lesbiana, si tiene depresión. “Y recibo más

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omo ocurre en la mayoría de los casos, el interés por la literatura de Iciar Dufraix comenzó en la infancia. “Siempre me gustó leer y escribir, especialmente poesía. Por esta razón participé en distintos concursos y encuentros. Me fascinaba, y actualmente también, el mundo de las palabras y la narrativa que construyen las personas cuando cuentan sus historias, sus vidas”. Sumado a lo anterior, agrega, “siempre he tenido una obsesión con el uso correcto de las palabras, la ortografía, la gramática y las normas de estilo. En la escritura encontré un lugar donde podía describirme e interpretarme libre y perfectiblemente, sin mediación entre lo que es correcto, lo que se espera que uno sea o lo que uno simplemente es”. A primera vista, la sicóloga y doctora en Investigación Transdisciplinar, es una persona tímida, aunque ella lo niega. “No soy tímida, soy en silencio. No me siento cómoda

invitaciones para hacer tríos que para ir con la exposición ni me seduce ser centro de mesa. Escribo porque hablar me duele y, por eso, procuro evitar los espacios en donde tengo que “leerme”. Siempre advierto que escribo mejor de lo que hablo, porque, peligrosamente, hablo más de lo que callo”. En el colegio no siempre fue entendida. De hecho, sorprende un episodio de censura infantil que nos relata: “Siempre he escrito de manera espontánea, distanciándome de aquella poesía que no me hacía sentido, como la que te obligaban a leer en el colegio. De hecho, en un encuentro literario escolar me apagaron el micrófono, me censuraron, porque mi poesía no era lo suficientemente “poética” a los oídos del respetable jurado”. En esa oportunidad, agrega, “y después de leer uno de mis poemas en un taller del colegio, llamaron a mis papás para que me llevaran al psicólogo. Y una vez me preguntaron si era adoptada, a propósito de un poema que había escrito para el día de la madre. Hasta que,

de casualidad, empecé a leer a los poetas malditos, clásicos y contemporáneos, cuya esencia más oscura me permitió comprender que mi poesía sí tenía un lugar en la “escena literaria”. El prejuicio la acompaña hasta nuestros días. “Desde que empecé a publicar lo que escribo en distintas redes sociales y en distintos formatos, me preguntan qué drogas consumo, si soy lesbiana, si tengo depresión, si me quiero suicidar y recibo más invitaciones a hacer tríos que al cine”. Las inquietudes de esta joven estudiante pudo canalizarlas en estudios formales de literatura, pero eligió la sicología. “En ese momento no visualiza-

al cine”.

ba la literatura como una opción profesional. Y menos mal que fue así. Conociendo lo que implica el mundo laboral, no me interesaría encasillar en los parámetros de lo formal algo que para mí surge espontáneamente, y que consumo y produzco sobre la consigna de mi libre demanda”. Confiesa, a diferencia de la mayoría de los escritores, no ser fanática de la literatura. “Por ejemplo, no leo novelas; solo leo poesía, y tampoco en exceso. Pero sí leo todo el día artículos científicos, textos académicos vinculados a mis investigaciones y recurrentemente libros de filosofía. Me encanta habitar los espacios que

nunca cierran. Fanática soy de aprender, da igual sobre qué y cómo, mientras no transgreda mi dignidad y ninguno de mis derechos humanos”. Además de leer y escribir todo el día, “en mis tiempos libres también hago otras cosas. A veces veo películas. Me gusta la ciencia ficción y los efectos especiales, desconectarme de la realidad y ver otros mundos posibles. Otras veces me dedico a jardinear, a andar en moto, a dormir, a tomarme un mojito con mis amigas y amigos, en fin... mi felicidad no solo pasa por la lectura y la escritura, o por tener la estantería atiborrada de libros; prefiero que tengan plantas y vinos”.

Sobre la escena literaria iquiqueña, señala: Veo mucha calle en lo que escriben, mucha vida real, de esa que hace falta mostrar entre tanta farsa edulcorada. También veo mucha crítica social, la intención de revelar lo invisibilizado y mucha resistencia. Sin duda cuando leo lo que escriben veo que somos el desierto con más alma. Para conocer su obra: nubeconica.cl/iciar-dufraix/

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MARÍA GONZÁLEZ VILLATE

Escritura desde la sala de clases, el hogar y el taller Esta profesora Tocopillana tiene una historia de vida en el desierto. Por trabajo, emigró desde su tierra natal hasta Antofagasta y de ahí a la salitrera María Elena en 1973. Luego de casarse se radicó en Iquique, donde se convirtió en una profunda narradora de los imaginarios nortinos coloniales y

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us primeros encuentros con la escritura fueron, como en la mayoría de los casos, en el colegio. Como editora del diario mural compartía información sobre artes, historia o acontecimientos históricos. “Siempre en la casa decían que tenía que estudiar primero; más adelante podrás escribir”. En Antofagasta fue alumna del poeta y narrador Andrés Sabella, punto clave en su aprendizaje: “Aprendimos varias cosas sobre literatura con él y sus clases tan entretenidas. Encontró bueno mi trabajo, pero no pude dedicarme más porque estaba estudiando”.

pampinos.

Dedicada a la docencia y la familia, el reencuentro con la escritura le tomó varios años: “Yo no escribí nada en la pampa. Me faltaba tiempo, trabajaba mucho. Además, para ser profesora una tiene que tener la inspiración, yo disfrutaba mucho con los niños y ese tiempo fue muy grato”. Pero en la década del 2000, las cosas cambiaron: Entró al taller “Murraleando las palabras” del profesor Guillermo Ross-Murray. “Ahí comencé a aprender a escribir. El idioma español es bastante difícil. A través de los años empecé a practicar algunas cosas y al final he escrito dos

Desde el año 2000 María González es integrante del taller “Murraleando las palabras”, cuyo nombre proviene de un verbo inexistente pero que explica el ingenio de su origen, al ser un taller dictado por el destacado poeta iquiqueño, Guillermo Ross-Murray Lay-Kim. Para saber más: FB/maria.a.villate

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libros, siempre acerca de la mujer, mi tema principal”. La primera publicación, “De odios y amores”, relata las vivencias de una mujer española que llegó a Santiago del Nuevo Extremo. Tras enviudar, toma rumbo a Iquique, para llegar a Pica y así comenzar de nuevo. Su segundo libro, “Don Adrián y la pampa”, es un compilado de cuentos y relatos cortos sobre la pampa y sus misticismos, inspirado en los años que vivió en María Elena. Al preguntarle por su vínculo con la escritura, afirma: “Lo principal es que cuando la gente lea algo se emocione o recuerde vivencias que ha tenido; escribir es para entretener”, mientras que respecto a su proceso de escritura confirma que “cuando estoy escribiendo trato de no leer otros autores, cosa de que salga todo de mi”. Por lo arduo de ser dueña de

casa y escritora debió hacer un equilibrio entre las ideas y los tiempos: “Tenía que correr a buscar y anotar en cualquier papel. Le vienen a una las inspiraciones y después se van si no las escribes”. Sobre el taller con Guillermo Ross-Murray, recuerda: “Al principio nos hacía escribir espontáneamente sobre un tema, una fotografía o una pintura. Todos revisábamos y leíamos. Después, cuando fuimos aprendiendo, leíamos nuestros trabajos, los revisaba y criticaba. También aprendimos a hablar para dirigirnos a las personas en presentaciones de libros”. A pesar de que el profesor haya dejado de realizar los talleres por motivos de salud en 2019, aún sigue el apoyo y contacto entre quienes forman parte de esta comunidad

que a la fecha se ha instalado como la organización cultural “Murraleando las palabras” y que ha impulsado el desarrollo y publicaciones de la literatura iquiqueña. Al ser consultada sobre las formas en que se difunde y toma forma el circuito de escritores/ as locales, señala: “hay muchas personas que podrían publicar su trabajo. Sería muy bueno e inspirador para la gente joven. Además, falta tener más comunicación entre escritores”. Otro punto importante para ella, es ampliar la difusión y creación de concursos abiertos para la comunidad y generar instancias de participación: “no se trata de que den grandes premios”, concluye. Para María, el asunto es escribir y no tener miedo de publicar y mostrar el trabajo, sobre todo porque “Iquique tiene buenos escritores que deben darse a conocer”.


HAIDYLYN LUNDSTEDT CORES

“La felicidad es ser uno mismo y cumplir sus ideales y sus sueños” Escribe por necesidad, confiesa. “Pero no monetaria, sino necesidad interna de juntarnos con los demás para construir entre todos.

De plasmar en el papel cosas que alguien verá en el futuro, a través de las cuales podrá saber lo que ocurría en la época que estamos viviendo”.

Además del Fanzine, participa del colectivo Elena Caffarena, con quienes está ejecutando un proyecto desde finales de octubre y que contará con presentaciones de títeres, lecturas de poesía y otras actividades, de manera presencial y online. Para conocer más: FB/Fanzine-Flujo-Abundante-109197557238784

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ue su padre quien le inculcó el amor por las artes. Desde muy pequeña la incentivó a leer y a conocer distintas áreas como la pintura, la escritura y las artes escénicas. Así fue cómo, a los 12 años, ya estaba partiendo con su amor por la literatura. En uno de sus primeros cuadernos escribió sus reflexiones para ser feliz: “La felicidad no es tener cosas materiales, ni casarse, ni tener un marido; para mí la felicidad es ser uno mismo y cumplir sus ideales y sus sueños”. Así pensaba Haidylyn Lundstedt Cores, sin conocer en ese momento que su destino estaría ligado indefectiblemente a las letras. Esta inquietud por el mundo de las artes

la motivó, de manera autodidacta, a conocer más y adentrarse en un universo fascinante. Comenzó su camino desarrollando actividades que le gustaban, como viajar con una mochila al hombro y armar un espectáculo de marionetas. “Yo era un poco punki, media hippie, y mientas mis amigos estudiaban, yo mochileaba, nunca arrepentida, ahora quizá pienso que igual hubiera estudiado algo, pero me gusta manejar mis tiempos”, explica. Bisnieta del famoso pintor Carlos Lundstedt y con una familia compuesta por numerosos músicos, el adentrarse en las artes era una carrera casi obligada. Aunque, dice, hizo una pausa en su vida para ser madre de dos hermosas niñas, que

hoy tienen 19 y 6 años. Sin embargo, aunque la maternidad impidió que ahondara en muchas cosas, la escritura siguió brotando de su mente, mientras acompañaba el crecimiento de sus hijas. Hasta que llegó el momento de volver a vivir en Iquique. Ahí retomó las amistades y tuvo la oportunidad de generar un material que nació el año 2017, creando el fanzine: “Flujo Abundante: Cultura Subterránea”, una revista independiente que busca ser el espacio donde los poetas, escritores, pintores y artistas en general puedan publicar sus trabajos. Fanzine, o revista independiente que es y será, según su creadora, generada con

financiación propia. Y aportes de aquellos que estén interesados en leerla, para así mantener su singularidad y libertad. Un ejemplo para las mujeres que quieren escribir y quieren dedicarse a emprendimientos artísticos. Por eso, para Haidylyn fue una hermosa sorpresa saber que su hija mayor, a sus 19 años, también sigue sus pasos en la escritura: “Mi hija escribe cosas hermosas; durante la adolescencia le regalé unas libretas para que se expresara. Ella primero pintaba, pero después se dio cuenta que era mejor escribir y ha llenado la libreta de cosas”. Por eso, dejar huellas para el futuro a través de invertir tiempo y capital en generar espacios donde los creativos de nuestra ciudad puedan publicar sus contenidos artísticos, es la prioridad de esta escritora que publicará a finales de este año su primer libro de poesía en solitario, que es su próximo proyecto. Un trabajo que está siendo reconocido por sus pares y por escritores internacionales, gracias al movimiento

literario que desde hace años se está generando en nuestra ciudad. “En otras partes del mundo, México, Bolivia, Argentina, se está hablando de que en Iquique está surgiendo un movimiento bastante fuerte en literatura y en publicaciones; hay varias editoriales independientes que constantemente están publicando libros de escritores locales. Se está hablando de literatura y por eso el fanzine ha tenido llegada, se está hablando de la gente que hace arte acá”. Haidylyn señala que en la portada del último número de su fanzine “Flujo Abundante” se publicó una acuarela del artista Fernando Ossandón, que fue vista por quienes invitaron a este pintor a participar de una exposición en Madrid. Una coincidencia que para Haidylyn es parte de lo que se viene para nuestra ciudad. Un futuro, dice, donde se espera que continúen surgiendo nuevos talentos, que sin lugar a dudas encontrarán su espacio de difusión a través de plataformas colaborativas que se están generando en todos los sectores y para todas las áreas de las artes.

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DANITZA FUENTELZAR

“Siempre fui artista, desde pequeña. Era como la niñita que tenía más personalidad en el curso”

“Tengo más de diez publicaciones en distintos países y también en Chile, en la editorial Andesground. El libro se llama inalámbrica, pero mi primera publicación fue en Bolivia, la segunda en Perú, también en México y en Chile”. Una muestra de su obra: https://bit.ly/DanitzaVideo

Con un trabajo relevante en La Paz y otras ciudades bolivianas, la escritora destaca las cosas que tenemos en común con los países vecinos.

“Inevitablemente -dice- bailamos más Saya que Cueca aquí en el norte; eso es lo que nos da la identidad”.

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anitza Fuentelzar, con profundas raíces tarapaqueñas, siempre tuvo claro cuál era su norte. “Estamos muy cerca de países como Bolivia o Perú; por tanto, lo lógico y natural es mirar hacia ellos. Nuestra cultura está permeada por su influencia, entonces lo lógico es mirar hacia allá”. Así fue como decidió aventurarse en La Paz, cuando comenzó a escribir: “La Paz la reconozco como una de mis capitales culturales; entre otras cosas por las cercanías que tenemos territorialmente y también culturalmente. Aquí siempre ha habido un flujo constante de bolivianos y como es

capital tiene, necesariamente, un flujo cultural mucho mayor que las ciudades o regiones de nuestro país”. Sobre sus orígenes, nos señala: “Siempre fui artista, desde pequeña. Mi mamá, mi abuela… mi papá artista me lo fomentaban. Es una cosa media genética. Pintaba, me destacaba pintando en el colegio. Siempre destaqué en torno de las artes y también de las artes escénicas. Era la que participaba siempre en los shows en el colegio y todas las cosas que uno hace en esa etapa. Era como la niñita que tenía más personalidad en el curso”. El escenario siempre fue lo mío, agrega: “animando, cantando,

10 Mujeres de Artes y Letras de Tarapacá

actuando, siempre en escena, desde el kínder. Mi familia lo fomentaba, así es que siempre fue algo natural”. Aunque estudió Arquitectura, decidió dedicarse a las artes: “hacer lo que me hace feliz. Me arranqué del autocad, del diseño en una pantalla y de los trámites, que es lo que menos me gusta de la Arquitectura. También tengo una carrera política: soy asesora del constituyente Hugo Gutiérrez en este momento”. Reconoce que no ha sido nada fácil: “Imagínate lo que me pasó cuando dije que me iba a dedicar a las artes, que me iba a Bolivia a sacar un libro de poesía. Todo el mundo quedó en shock.

Hay momentos en la vida en que uno toma esas decisiones y no me arrepiento para nada. He podido generar trabajo desde el arte, desde la autogestión, desde los proyectos”. Sus logros los resume en una carrera internacional que, fundamentalmente, la ha realizado en Bolivia. “Trabajé para la Municipalidad de La Paz varios años haciendo un programa de fomento lector que se llame La Paz Lee. He presentado mis trabajos en las ferias del libro de Bolivia. Hicimos un corredor iberoamericano de letras, donde pudimos trabajar con escritores de varios países, siempre reforzando la zona andina: Argentina, Perú y Chile, fundamentalmente”. Asegura que no le fue difícil ingresar al mundo de la cultura boliviano. “Tengo grandes amigos en Bolivia y no me costó nada insertarme; nuestro foco siempre han sido los estudiantes. El trabajo era de fomento a la lectura desde las municipalidades. Nuestra relación era con los estudiantes y con la gente que trabaja en las bibliotecas. Y la ciudad de La Paz, desde el punto de vista del desarrollo literario, es bien potente”.

Después, agrega, nacieron los lazos con Perú y México. “He tenido cuatro giras internacionales en México. He recorrido Oaxaca dos veces, he estado en varios festivales de artes y de literatura; de hecho, antes de la pandemia estaba planificando irme a México para estar tres meses, escribir un libro y hacer otras cosas. Así que ahora estoy retomando mis planes de carrera internacional”. “Ahora me escribieron hace poco de la Feria del Libro de Caracas… y lo último, increíble, me escribieron de Dubai, de Emiratos Árabes, para publicar algunos poemas míos en un libro de poetas por la paz. Seguramente llegaron a mí buscando poesía chilena, porque hay varias cosas mías en Google”. La escritora señala que, poco a poco, la escena literaria iquiqueña ha ido ganando espacios. “En especial las voces femeninas que, desde hace algún tiempo, se han levantado con fuerza. Hace poco se publicó el libro “Áridas” de Editorial Sismo, donde se recoge el trabajo de un grupo de escritoras locales emergentes, que tienen mucho que decir”.


LA INCREÍBLE HISTORIA DE GREISY MACAYA

Una profesora que venció todos los obstáculos que la vida puso en su camino La separación de sus padres marcó en muchos aspectos la vida de Greisy Macaya. Debió sobreponerse a una serie de dificultades que la fueron rodeando, como una maternidad adolescente y la expulsión de su casa adoptiva, por romper un sueño ajeno.

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l año de vida y sin saber lo que pasaba en su entorno, esta profesora de enseñanza básica, recuerda sus comienzos en una casa ajena, al cuidado de su abuelo paterno. “Él era un lector empedernido. Leía de todo: historia, poesía, novelas, revistas… todo lo que llegaba a sus manos. Le

gustaba escribir poesía también. Como era la nieta que vivía con él, se dedicó a educarme”. La obsesión de su abuelo extremó las reglas de la casa. “No tenía momentos de ocio, a ninguna hora, porque siempre se las ingeniaba para buscarme algo que hacer: me inventaba trabajos”. La biblioteca de la

“Es cierto que mi infancia y adolescencia no fue la de una chica normal, entrecomillas; pero si no hubiera sido por eso, no sería la mujer que soy. Pero claro, yo no crie a mis hijos de la misma manera. Fue un exceso de cuidados, que estaban demás porque yo era una niña responsable”. Para conocer su obra: FB/greisy.macayavejar

casa, entonces, era un lugar de privilegio para esta pequeña niña que no terminaba de asombrarse con esta infancia sui generis. “Me preguntaba sobre lo que leía. Y yo estaba obligada a leer, para no salir pillada en una mentira. Me preguntaba: ¿tú sabes esto? Y obviamente no lo sabía, así que su fórmula era un incentivo para leer y satisfacer mi curiosidad. Cuando él se iba a dormir, yo sacaba los libros y me los llevaba a mi pieza. Y así, cuando me preguntaba, le podía responder”. La excentricidad de este abuelo obsesionado, se expresaba de múltiples formas. “El primer libro que me regaló, como a los 11 años, fue Los Zarpazos del Puma” (que narra los horrores de la dictadura, en lo que fue la caravana de la muerte). Era tal el énfasis que ponía en su método de educación, que no dejaba espacio para que ella hiciera una vida acorde a su edad. “A las seis de la tarde tenía que estar en mi casa, así es que tuve una infancia y adolescencia bastante sola, sin amigas”. “A partir de los ocho, nueve años, comencé a leer autores que -probablemente- el resto de los niños de

mi edad ni siquiera conocían: Neruda, Mistral, Parra, Lillo... A los nueve ya escribía poemas cortos y llevaba una libreta que escondía entre las paredes de mi habitación. En esta etapa participé de un concurso en Chillán compitiendo con estudiantes de diversas edades, en el cual obtuve el primer lugar. Ahí tuve mi primera entrevista en el diario la Discusión de Chillán; nace poeta precoz, decía la nota”. La estricta vida regulada por su abuelo, la llevó tempranamente a la adultez: “Desde pequeña mi familia me hacía participar de conversaciones con los adultos, la buena sobremesa, hablar temas de política, comentar un libro, asistir a eventos formales, reuniones de directivas vecinales. Para pololear tenía que salir con chaperona. Nada de mandarme sola”. No obstante, esta estricta disciplina, a los 17 años quedó embarazada y debió hacerse cargo. “Cuando me embaracé se enojaron conmigo, me quemaron mis cosas y tuve que salir de casa para vivir en una mediagua; la pasé muy mal. Estaba haciendo mi práctica como técnico agrícola

y a esa edad tenía cincuenta personas a mi cargo, participaba de la directiva de un centro de alumnos. Todo esto fue haciendo de mí una persona segura y sin temor a expresar mis opiniones”. “Vivíamos en una mediagua, teníamos que lavar la ropa a la intemperie. A veces no alcanzaba ni para la parafina”. El 2007 viajó a nuestra ciudad y consiguió un trabajo en la Academia Iquique. “El director me citó a una entrevista y quedé altiro. Ni siquiera leyó mi currículum. Me dijo que con la historia de vida que tenía y la manera de enfrentar las adversidades, estaba preparada para asumir como profesora en ese colegio”. Respecto de su pasión por la literatura, Greisy Macaya señala que ha leído bastante poesía, chilena principalmente: Neruda, Mistral, Parra, y más de adulta autores nacionales como Zurita, Lihn, Huidobro. Y extranjeros como Baudelaire, Rimbaud, Pizarnik, Nelly Sachs. ¿Qué te sedujo de esos autores?: “Como han dedicado toda una vida a una pasión. Muchos de ellos ya no están con nosotros; sin embargo, siguen vivos a través de sus versos”.

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