UMBRAL

Umbral Recuerdos de una vida pasada Por:

Tatiana Bautista

Umbral Recuerdos de una vida pasada

Mayo del 2022 Escrito e ilustrado por: Tatiana Bautista Corrección de estilo: Gabriel Bocanegra Berlín, Alemania

Este libro está dedicado a mis padres, Myriam y Henry, con todo mi amor.

E

ra el año 2039 de la dimensión 99 en mi anterior planeta, uno de altas temperaturas, desierto, con un cielo de agua salada. La superficie de las montañas cambiaba de color según el clima y el atardecer caía en forma de una ola gigante.

Vivíamos con mis padres debajo de la tierra para resguardarnos del calor de este planeta naranja y de sus fuertes lluvias celestes. Nuestra tarea diaria consistía en viajar al espacio, lugar donde los tiempos se enredaban, para buscar y organizar los acontecimientos de distintas épocas y dimensiones que se habían extraviado de sus líneas temporales.

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Nuestros ojos solo nos permitían ver en el horizonte un mar negro infinito en constante movimiento, que contenía el tiempo y brillaba tenue como un cristal oscuro sobre el que podíamos percibir nuestros reflejos. Arriba del mar estaba el cosmos compuesto de colores mágicos que rotaba desincronizado con el movimiento horizontal del mar negro.

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En las misiones, mis padres hacían largos recorridos en el espacio, recorrían ese mar infinito hasta desaparecer de mi radio de visión. A veces se deslizaban, otras caminaban sobre el agua y algunas otras flotaban a unos centímetros de la superficie.

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Allí también había una estación espacial llena de vasos transparentes con agua oscura. Cada uno de estos representaba un tiempo y una dimensión específica, que teletransportaban a un pasado remoto o a un futuro lejano.

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Nunca me alejaba de la estación durante las misiones, pues aún no tenía las habilidades para ir con mis padres o tal vez me asustaba ir tan lejos. Ellos siempre me pedían que me devolviera rápido tocando el agua de mi planeta-tiempo tan pronto terminara mis tareas.

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Durante la última misión que recuerdo, entendí la unión del espacio y el tiempo vinculados en ese mar negro a través de un suceso extraño. Ese día me quede más tiempo en la estación viendo el horizonte. A lo lejos en el cosmos apareció como una escena un evento histórico perdido: un avión viajaba muy lento por el cielo en medio de una tormenta eléctrica. Se veía borroso como si estuviera desenfocado por la lluvia.

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Los rayos caían mientras que el avión atravesaba las nubes y con la última luz de un relámpago desapareció segundos antes de que la escena se desvaneciera.

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Inmediatamente después cayó en mis manos una tela de color azul oscuro.

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Recordé que mi padre me habló sobre esa catástrofe, que era una de esas historias tristes que se veían en el mar negro. Fue un avión que desapareció con todos sus pasajeros a bordo en el año 1964 de la dimensión 30.

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Sabía que mi misión en ese momento era poner la tela azul en el vaso de su año. Tenía que ser muy cuidadosa de no tocar el agua y ponerlo sutilmente de tal forma que no me salpicara ni una gota. Nunca había tenido una misión con un vaso tan antiguo.

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Mi madre me advertía en cada misión que no tocara el agua de ningún vaso que no fuera el de nuestro tiempo, ya que me teletransportaría a otra época y me quedaría atrapada allí hasta que alguien viniera a mi rescate.

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Luego de completar la misión, entendí que el mar negro era el punto donde llegaban todos los misterios, esos hechos que no podíamos explicarnos, esos errores del sistema.

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Mi último recuerdo de esa vida fue lo que sucedió después. Vi a mis padres en la lejanía del espacio y sentí una impotencia de no poder alcanzarlos ni acompañarlos en su camino, mientras me giraba para tocar el agua de mi vaso y volver a casa.

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Enseguida, en un mar negro lleno de fallas, cometí uno de esos errores sin reparo. Con mi codo tumbé el vaso del año 1997 D24 y toda el agua se derramó en mis pies. Mientras me teletransportaba a esa dimensión desconocida era consciente de que, al no quedar ni una gota de esa época en el vaso, mis padres jamás podrían venir por mí.

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Me había perdido y ya no podía ver toda la historia desde arriba.

Tatiana Bautista

Esta historia se basó en un sueño, uno de esos sueños que parecen un recuerdo.