Dios en su Misericordia nos manifestó el amor más grande que es Jesús, quien dio su vida por nosotros para las Redención de nuestro corazón. Este misterio de amor y compasión se lo comprenden con plenitud y pasión desde la Vocación a la Vida Consagrada, es improbable comprender desde la lógica del ser humano lo que le sucede a la persona cuando se siente llamada por Dios para entregar su vida al Reino. Muchos cuestionamientos surgen, dudas, temores, incomprensiones, desalientos. Sin duda que la LLAMADA DE DIOS no es en su totalidad comprensible si lo meditamos con la Razón.
“Ve pues yo te envió…, yo estoy contigo y esta será la señal que yo te enviado” (cf. Ex. 3,10-12) LA LLAMADA DE JESÚS va más allá de la Lógica, traspasa toda dimensión humana y toca lo más profundo de la persona: EL CORAZÓN. Por ello para saber a ciencia cierta que Jesús nos llama a ser parte del Reino de Dios debemos abrirnos a la Luz del Espíritu y ser dóciles a su luminosidad; dejarnos guiar por nuestra emoción y abrir los oídos del corazón para comprender cuál es la Voluntad del Padre. Así como Moisés supo ser dócil a la voluntad de Dios y que pese a su miedo e inseguridad que muchas veces nosotros podemos vivirlo, Moisés supo aceptar y afrontar el misterio de la vocación. Es importante hacer actual este ejemplo Bíblico porque hoy, Jesús, nos llama igual a Moisés. Hoy nos llama por nuestro nombre a seguirlo y a dejarlo todo, a dejar la familia, a dejar nuestra tierra, ciudad, país; quiere que le sigamos y su invitación es tajante no podemos pasar por alto su invitación porque así como ayer, hoy también Jesús tiene poder y nos dice” VEN Y SIGUEME” nos estimula a dejar todo lo que nos encadena al mundo y que no nos permite seguirlo con libertad Nuestro empeño está puesto en seguirle a Jesús con radicalidad y hacer de cada actividad nuestra dentro de la vocación una ofrenda inmediata al Señor y que nuestra respuesta diaria a su amor sea inmediata.
“Yo soy: yo Soy, así iras al pueblo de Israel, Yo soy me ha enviado a ustedes” (cf. Ex.3,14) La Vocación a la Vida Consagrada puede considerarse como una Utopía para muchas personas, suelen cuestionarse: ¿Cómo fue la voz de Dios? ¿Cómo escuchaste el llamado de Dios? Etc… son varias interrogantes que surgen en el maravilloso proceso de la Llamada de Jesús. Sin duda que es un misterio Divino, imposible de explicarlo por medio de letras o palabras, la magia nace de la fuente de la Palabra y el Poder de Dios que es único, incomparable, incomprensible ante la razón.
“VE PUES YO TE ENVIO” (cf. Ex. 3,10) Una vez que escuchó la invitación de Dios Moisés asumió su llamado; una vez aceptada la invitación viene el proceso del cambio de vida. Hoy por hoy estar con Jesús en el camino vocacional involucra aceptar sus enseñanzas y dejarse moldear por EL. Jesús con su ejemplo enseña a sus
admiradores, quienes pasan por la maravillosa etapa de la conversión de ideas, sentires y actitudes. Entonces, nosotras, somos mujeres predilectas del Señor, Él nos ha amado, nos ha elegido a pesar de nuestras limitaciones, defectos etc… Descubramos en nosotras mismas este llamado, con la misma voluntad que Moisés lo sintió y sigamos tras las huellas de Jesús. ¿Estamos dispuestos a seguir a Jesús a ojos cerrados? , ¿Cuántos estamos dispuestos a dejar nuestro oficio, nuestra casa, nuestra patria por seguir a Jesucristo? , ¿Estamos dispuestos a caminar junto a Él? ¿Hacia dónde va nuestra vida?, ¿hacia dónde caminamos?, ¿a qué vamos?. Dios es la meta que no hemos propuesto. ¿Cómo respondemos a esta invitación?, ¿la hacemos esperar?, ¿le ponemos condiciones? Acudimos INMEDIATAMENTE. ..? El camino es difícil, pareciera fácil, pero no lo es, debe dejarse de lado ese deseo excesivo de mostrar las propias cualidades y de que sean reconocidas y alabadas, no es para vanagloriarse o ser presumido, se debe dejar de lado el aprecio excesivo hacia todo lo que se considera un bien material, hay que olvidarse del amor excesivo hacia uno mismo, que lleva a prestar una atención desmedida a los propios intereses sin ocuparse de los ajenos. Es un camino agotador y si lo hacemos con una carga pesada en nuestro corazón aún se hace más difícil. La intención no es desanimarlos, pero ¿de qué otra forma podríamos ser digno de caminar junto a Jesús?, si no es con un corazón limpio, sin vanidad, sabiendo amar profundamente a los más pobres, a los mismos que ama el Señor, ¿cómo podríamos caminar junto a Él, si no podemos deshacernos de las cuestiones materiales?. Es necesario comprender, que solo el camino de la fe es por donde se camina junto a Jesús, es necesario darse cuenta lo importante que es caminar junto a Cristo, para considerar que vamos por el camino correcto, hay que estar atento a sus señales, hay que responderle siempre en forma positiva, no se debe perder el rumbo, hay que alimentarse bien de su Palabra, para tener esa energía y esa vigorosidad, esa fuerza y vitalidad para caminar a su paso, para no mirar hacia atrás, y no desalentarnos por muy difícil que sea, por mucho sudor y lágrimas que nos provoque. Todo esto es absolutamente recompensado, porque cuando caminamos junto a Jesús, cuando lo llevamos a nuestro lado, llevamos el aliento del Señor en el oído, Él nos va confortarnos, Él nos transforma y vemos nuestra vida de forma distintita, y si no empapamos de Él, nuestro pasos son alegres y son seguros para llegar a nuestra meta, y en ese instante sabemos hacia dónde va nuestra vida, hacia donde vamos y a que vamos. Hemos sido privilegiados al recibir el bautismo, nuestra vida es un don de Dios, somos elegidas por Dios, y Jesús no acompaña en nuestra vida, sintamos su presencia, no estamos solas, Jesús es el camino y la puerta de entrada, nos esforzamos porque el esfuerzo se recompensa con el Reino de los Cielos.
“La Llamada de Dios” es y será un misterio de Amor, que solo se lo comprende desde la emoción y los sentimientos porque cuando meditamos con la razón encontramos muchas incógnitas ante este sorprendente acontecer de la VOCACION.