Libro perversa bondad

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Tatiana Rodr铆guez

Prinera Edici贸n El Salvador C.A


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Proyecto de cátedra: Diseño Editorial Autor: ©2013, Tatiana Rodríguez

Diseño de libro: ©2013, Tatiana Rodríguez


Agradecimientos Mi más profundos agradecimientos a toda mi familia, por su apoyo incondicional, al igual que a mi catedrática de Diseño Editorial, Yenny Hernández, por confiar en nuestro potencial como alumnos para desarrollar este tipo de proyectos. Esta novela no podría haber sido escrita sin la generosa ayuda de algunos compañeros de clase, que compartieron conmigo información, fuentes de inspiración y algún tipo de experiencia.



Prólogo Si bien sabemos, la palabra “Perversidad” nos expresa que se trata de una maldad (muy grande e intencionada) y el significado de “Bondad” es la otra cara de la moneda pues este nos expresa una acción buena, la amabilidad y suavidad de carácter de un ser. Al escuchar o ver estas palabras juntas, nos puede parecer que no tiene mucho sentido, pues se trata de dos cosas completamente diferentes. Pero no podemos apostar que en el mundo, no hayan existido o existan personas que han logrado ser horriblemente perversas con la ayuda de un poco de bondad. << Cualquiera puede representar cualquier cosa a la luz del día. Pero solo por la noche, después de que el mundo se ha oscurecido, aparece nuestro yo real >> - John Katzenbach



Capítulo I El sonido del televisor se elevo repentinamente, y por un momento se escucharon los gritos desesperados de una mujer; era tan espeluznante aquello, que dé un salto logro despertar del profundo sueño a la joven Amelia. Ese jueves, había sido un día tan ajetreado para ella, que el cansancio no le permitió llegar hasta su habitación, de manera que decidió acomodarse en uno de sus sofás para ver la televisión, cuando menos lo sintió, se quedo profundamente dormida. Para reponerse del susto, se dirigió a la cocina a beber un vaso con agua y mientras bebía, logro ver que las agujas del reloj, marcaban las 3:30 am, no podía creer, lo rápido que había transcurrido el tiempo, y lo poco que había logrado descansar. Así que decidió ir rápidamente hacia su habitación, para no desperdiciar las pocas horas que le quedaban; ya que ese mismo día a primera hora, tenía que presentarse a una entrevista de trabajo. Mientras Amelia subía las gradas que dirigían a su habitación logró notar que una de las ventanas de la sala se encontraba abierta. Eso no le pareció extraño, ya que solía ser un poco despistada con ese tipo de cosas. Así que se dirigió nuevamente a la sala, y mientras se encontraba cerrando la ventana, algo muy extraño llamó su atención. Una hermosa blusa de seda blanca, se encontraba entre los arbusto del jardín frontal de su casa. Rápidamente supo que aquella prenda no era de ella, sobre todo porque el corte era un tanto atrevido, a lo que solía usar. Que básicamente eran, cuellos de tortuga, pantalones, chaquetas oscuras, etc. Es decir, la mayor parte de su ropa, no eran del tipo de conjuntos que suele usar una joven de 23 años, para ir a un bar o a una discoteca de la ciudad, un viernes por la noche. 1


Desde la altura de su ventana, Amelia logró notar unas pequeñas manchas de sangre que cubrían la parte inferior de la blusa. Esto la hizo imaginar un sin fin de cosas, que por un lapso de cinco segundos la hicieron paralizarse del miedo. Cuando logró tranquilizarse un poco, tomó el valor suficiente, y se dirigió a la cocina para sacar de uno de los cajones, una pequeña lámpara de mano, la cual llevo consigo hasta la puerta principal. Antes de abrir la puerta, puso su mano en el picaporte y se tomo su tiempo para contar hasta tres. Sin que ni para que, al llegar a tres, abrió la puerta y sin pensarlo dos veces se dirigió hacia los arbustos. Al encontrarse frente a los arbustos, Amelia ilumino con su lámpara el lugar, y por más que busco en cada rincón, no logro encontrar ni rastro alguno de aquella blusa blanca, que podría jurar haber visto desde la ventana de su casa; entre confundida y asustada, Amelia decidió entrar rápidamente a su casa, para sentirse a salvo de toda esa situación tan extraña; todavía no lograba comprender si todo aquello, había sido parte de su imaginación o alguien trataba de intimidarla. Y con un poco de incertidumbre y miedo, Amelia regresó a su habitación y trato conciliar el sueño que le había sido interrumpido por el ruido de la televisión. A pesar del esfuerzo que hizo por descansar lo suficiente, lo único que logro fue un sueño interrumpido. De manera que cuando logró dormir tranquilamente ya era demasiado tarde, y la alarma de su celular comenzó a sonar. A pesar de todo el cansancio que aun sentía, decidió levantarse de su cama con la mejor disposición del mundo, sobre todo porque se trataba de su primera cita de trabajo como editora del “Diario Local”, es decir, el sueño de toda su vida. Así que tomo una buena ducha para quitarse un poco el sueño, y bajo a la cocina para prepararse una taza de café. Cuando Amelia se dirigía en su auto hacia las oficinas 2


centrales del “Diario Local”, donde le harían la entrevista para un puesto de trabajo como editora del periódico; comenzó a sentir que entre sus pies recorría una sensación de cosquilleo, era tan repugnante y escalofriante aquello, que cuando dirigió su mirada hacia abajo no podía creer lo que estaba viendo. Al reaccionar unos segundos después, comenzó a espantarse las arañas que se estaban subiendo entre sus piernas. Al principio trató de guardar la calma, pero fue tan inevitable su reacción ante aquella situación, ya que desde muy pequeña sufría cierta fobia por las arañas, y se desató en ella, un ataque imparable de histeria; esto ocasionó que perdiera el control del auto y se fuera a impactar contra otro que se encontraba estacionado. Esos días habían sido tan extraños, para Amelia, por su mente solo pasaban imágenes rápidas sobre la blusa manchada con sangre, las arañas en su automóvil y unas llamadas extrañas de un teléfono privado que había recibido una semana antes, de que sucedieran todas esas cosas. También comenzó a recordar sucesos de su niñez, como la vez que se quedo encerrada en el sótano de su casa, y que su prima Laura la ayudo a salir; y así sucesivamente, desde que era muy pequeña solía tener este tipo de problemas, que incluso sus padres llegaron a pedir ayuda a un psicólogo, porque creían que Amelia tenía un deseo constante por llamar la atención. En esos momentos tan difíciles de su vida, cuando ni sus padres creían en ella, la única que le ofreció todo su apoyo, fue su incondicional, su prima Laura, a quien miraba como la hermana que nunca tuvo. Desde aquella sala del hospital, Amelia empieza a repetir una serie de cosas sin sentido, moviendo su cabeza de un lado a otro, tratando de despertar; su frente empapada de sudor, como si fuera una pesadilla de la que no puede escapar. A lo lejos, logra escuchar una voz que se le hace muy familiar, eso la ayuda reaccionar, y cuando 3


logra abrir los ojos, cierta tranquilidad la invade al ver frente a ella a su prima y mejor amiga, Laura. Esta al ver que Amelia empieza a recuperarse de la anestesia, le da un beso en la frente y rápidamente llama a una de las enfermeras encargadas; mientras tanto, Amelia hace un esfuerzo enorme por hablar. Y con una voz muy cansada y a dolorida, logra preguntar a Laura, que fue lo que sucedió y porque se encuentra en la cama de un hospital. Laura le explica que perdió el control de su auto y que esto ocasionó que chocara contra una camioneta que se encontraba estacionada a un lado de la calle. Pero le asegura que no tiene porque preocuparse, que el seguro cubriría con todos los gastos, que afortunadamente no lesionó a nadie más y que ella se recuperaría pronto, porque no se trataba de nada grave, más que de fracturas leves. Luego de que Laura le explicara la situación, Amelia recordó la entrevista de trabajo a la que se dirigía, y sin pensarlo dos veces, pidió un teléfono, he hizo algunas llamadas a las oficinas centrales del periódico. Mientras hablaba por teléfono, Amelia explicaba su situación una y otra vez, pero al parecer a la persona que estaba del otro lado de la línea, no le interesaba nada de lo que ella decía. Al colgar el teléfono Amelia no dijo palabra alguna, solo se podía notar en su rostro mucho enojo y decepción por toda esa situación. Al cabo de unos segundos, Laura preguntó: -¿Malas noticias?- Con lágrimas en los ojos, Amelia dirigió su mirada hacia Laura, y le respondió muy triste: - ¡Eché a perder mi primera oportunidad de trabajo como editora! Llegó otra persona a la entrevista y al parecer la eligieron a ella. En esos momentos Laura la tomó de la mano, y con una energía muy positiva, le dio muchos ánimos, y le dijo que 4


no se preocupara, que todo saldría bien. Además le propuso quedarse unas semanas en su casa, para cuidarla mientras se recuperaba por completo. Para Amelia esto no era una mala idea, ella necesitaría mucho de la ayuda de Laura y sobre todo, de su compañía. Pero prefirió no comentar con su prima, nada de lo que le había sucedido ese día; además tenía miedo que todo fuera parte de su imaginación, y no quería preocuparla con el tema, que en su adolescencia solo le había traído problemas. Con una gran sonrisa en su rostro, y limpiando las lágrimas de sus ojos, aceptó muy contenta la propuesta de Laura y le pidió de favor, llevar una constancia médica al bufete de abogados donde trabajaba todas las tardes como recepcionista. A pesar de que no se tratara de un trabajo soñado, Amelia trataba de cuidarlo y no quedar mal, porque en esos momentos era lo que la mantenía y le ayudaba a pagar sus cuentas; además el salario no estaba nada mal para ser medio tiempo, y su amigo Lucas que también era el jefe de aquel prestigioso bufete, había tenido muchas consideraciones en cuanto al tiempo, todo para que ella tuviera la oportunidad de buscar un trabajo como editora, que era para lo que se había preparado profesionalmente. Laura se despidió de ella y le dijo que no se preocupara, que se encargaría de todos los gastos y de hacer las vueltas que fueran necesarias. Amelia se sitió muy aliviada al escucharla, pero antes de que Laura abandonara el lugar, le preguntó: - ¿Mis padres saben algo de todo esto? Laura la miro fijamente y con una mirada un poco triste contestó: -Si, les avise de inmediato, pero cuando se dieron cuenta que solo se trataba de fracturas leves y que la causa de 5


todo era porque habías perdido el control del auto, no quisieron venir. Para ellos al parecer, tú solamente buscas la manera de llamar la atención de todos los que te rodean; y creen que ese comportamiento ya no es saludable ni maduro para una persona de tu edad, incluso, me pidieron que si seguías con esas actitudes te buscara ayuda médica… pero entiéndelos, ellos… - No trates de justificarlos, la verdad no sé porque pregunte, pero muchas gracias por tu apoyo, tu sabes que solo fue un simple accidente, en ningún momento trataba de atentar con mi vida, simplemente sucedió, creo que fue por el cansancio de estos días- interrumpió Amelia con cierta actitud resignada y sin tanta admiración por lo que había escuchado decir a Laura.

-No te preocupes, yo te creo, y es mejor que descanses que mañana a primera hora vendré por ti - respondió Laura, con un rostro lleno de calidez, que lograba tranquilizar a Amelia. Al retirarse Laura del lugar, Amelia decidió seguir su consejo, y se acomodo para poder dormir un poco, ya hacía dos días que no dormía bien, y sumándole todos los sucesos que había vivido en tan solo el transcurso de una mañana, era justo y necesario que su cuerpo descansara un poco. Mientras trataba de dormir se preguntaba porque Lucas no había llegado a visitarla, reviso su celular pero no encontró mensaje alguno, ni mucho menos una llamada perdida; le extraño un poco, porque Lucas sabía de la situación y era de las personas que siempre están presentes cuando más se les necesita, además ellos eran muy buenos amigos. Luego de dar vueltas en su cabeza, a toda esa situación, Amelia logró quedarse dormida. Al día siguiente Amelia despertó como nueva, a pesar del poco dolor que sentía aun su cuerpo a causa del accidente, el dormir le había ayudado a recuperar energía y 6


a sentirse con más vitalidad física. Solo esperaba ansiosamente a Laura, porque estar en el hospital la desesperaba un poco, ella prefería reposar en la comodidad de su casa. Al cabo de unos minutos Laura ya se encontraba en el hospital tomando las indicaciones del médico encargado de Amelia, y haciendo todo el papeleo necesario para pagar los gastos y recibir el medicamento que le fue recetado para desinflamar algunos traumatismos y para quitar el dolor. Con todas las indicaciones del doctor y con el medicamento en mano, Laura se dirigió a la habitación en la que se encontraba Amelia, esta al verla entrar por la puerta, sonrió rápidamente y empezó a acomodar sus cosas. -Realmente te quieres ir de este lugar- dijo Laura con un tono de gracia.

- No tienes idea de las ansías que tengo por estar en casa, con una noche acá ha sido suficiente, aunque la verdad no dormí nada mal.

- Te prometo que te cuidaré muy bien, y no te aburrirás en ningún momento, será como en los viejos tiempos. - De eso estoy segura, estando contigo es imposible aburrirse, siempre me haces sonreír en los momentos más difíciles, al igual que Lucas- dijo Amalia - que por cierto, me parece muy extraño que no se haya dignado a visitarme o por lo menos a llamarme.

- Quizás está muy ocupado, acuérdate que él tiene que dirigir todo un bufete, y no es tarea fácil, sobre todo porque el lugar es muy demandante, además tienen a su recepcionista lesionada, ¡te imaginas! el lugar debe de estar hecho un desastre… 7


- No es para tanto, ellos pueden sobrevivir sin mí, te lo aseguro- respondió Amelia, con cierto tono de humildad -Si tú dices - dijo Laura con una sonrisa en su rostro. Al terminar de empacar las cosas, y de que una enfermera revisará por última vez a Amelia, se dirigieron a la casa de ella, y en una de las habitaciones vacías, Laura ya había acomodado sus cosas para quedarse al menos un mes, hasta que se recuperara por completo Amelia.

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Capítulo II Los primeros tres días bajo los cuidados de Laura, Amelia había logrado descansar y aliviar un poco el dolor que sentía en todo el cuerpo, esto gracias a los medicamentos y al reposo que estaba teniendo. A pesar de todos los cuidados, tardaría en recuperarse, por la fractura que había sufrido en su antebrazo izquierdo, la lesión de su cuello que la obligaba a usar ese incomodo collarín, y algunos que otros moretones por los golpes que había sufrido a la hora del impacto. Pero la noche del martes comenzó a cambiar el panorama de las cosas. Mientras Amelia se encontraba en su habitación viendo algunas películas alquiladas, Laura se había ido a la habitación de al lado a descansar un poco, ya que el día siguiente desde muy temprano tenía que resolver algunos pendientes. Mientras Amelia disfrutaba de la película, sus brazos se comenzaron a erizar y su cuerpo comenzó a sudar helado al escuchar un grito espeluznante que venía desde el interior de su casa. Era como una especie de risa macabra mezclada con un grito de rabia. En el momento Amelia se paralizo, pero cuando este se dejo de escucharse, ella decidió salir de su habitación para ir en busca de Laura y ver si ella se encontraba bien. Cuando salió de su habitación, Amelia no lograba distinguir nada en aquel enorme pasillo, así que se dirigía a tientas, hacia la habitación en donde se encontraba Laura. Al poder palpar con su mano derecha el picaporte de la puerta, no dudo en abrirla; encendió la luz y en la cama logró ver envuelta entre sábanas a Laura que al parecer dormía profundamente, como si no hubiera escuchado gritos y escándalo alguno. 9


Al ver que Laura seguía dormida, decidió no molestarla, apagó la luz del lugar y se dirigió nuevamente hacia su habitación. La situación le intrigaba un poco, no entendía lo que estaba sucediendo.

-¿Era posible que alguien más estuviera en la casa? o, ¿todo había sido parte de su imaginación? - , para no seguir con tanta duda que realmente la estaba volviendo loca, Amelia decidió enfrentar la situación, así que tomo el bate de beisbol que guardaba debajo de su cama, y se dirigió hacia la planta baja de la casa. Esta vez no olvido llevar con ella una lámpara de mano que solía guardar en uno de los cajones del buró. Con un poco de dolor en su pierna derecha, bajó con mucho cuidado las escaleras que dirigían hacia la sala principal y estando ya en la sala, con pasos muy suaves y a tientas empezó a buscar en la pared el interruptor, cuando logró sentirlo con la palma de su mano, rápidamente se dispuso a encender la luz. Cuando la sala empezó a iluminarse poco a poco, el rostro de Amelia se quedó estupefacto y sin poder evitarlo, un grito muy fuerte salió de su boca, en ese momento no podía creer lo que estaba viendo frente a ella, la sola escena le parecía escalofriante.

En el centro de la sala se encontraba marcado con sangre, un pequeño Pentagrama, al parecer habían utilizado la sangre de un gato negro. Todo parecía indicar que aquello había sido una especie de sacrificio o rito satánico, ya que ahí mismo se encontraba el cuchillo con el que habían degollado al animal, que por cierto, despedía un olor insoportable, incluso nauseabundo. El cadáver del gato, había sido colocado al centro de aquella estrella con cinco picos; todos los cuadros de la sala se encontraban al revés, y algunos adornos habían sido arrojados al suelo. 10


El lugar había quedado irreconocible, parecía que hubiesen montado toda esa escena para una película de terror. Unos minutos después de que Amelia gritara, Laura bajaba las escaleras rápidamente, al llegar a la sala y ver todo aquello, se quedo totalmente fría, no pronunció palabra alguna. En ese momento Amelia la abrazo fuertemente y se puso a llorar como una niña y Laura le correspondió el abrazo diciéndole que no se preocupará, que juntas conseguirían ayuda, y todo eso quedaría atrás. En esos momentos Laura llevo a Amelia a la cocina y le preparo un té para que se tranquilizara un poco. Luego de preparar el té, tomo el teléfono y llamó a la policía, la operadora que la atendió le dijo que no se preocupara que en unos minutos llegarían oficiales para inspeccionar el lugar. Tal y como dijo la operadora, en unos minutos ya se encontraban oficiales de policía revisando cada rincón de la casa, sobre todo en la escena tan macabra que se había montado en la sala.

Mientras algunos policías revisaban las chapas de las puertas de acceso y ventanas, otros se encargaban de revisar las habitaciones de arriba. Según ellos no se encontraba ningún indicio de que alguien hubiera entrado de manera forzada al lugar, así que sin más que hacer decidieron irse, y le dijeron a Laura que no se preocupara, que por precaución enviarían todas las noches una patrulla para que vigilara la zona.

Al despedir a los policías Laura y Amelia se encargaron de limpiar y de poner en orden el lugar; luego de haber terminado, decidieron subir a descansar un poco, ya que había sido una noche demasiado larga para las dos. A pesar de todo el cansancio que sentía Amelia no logró descansar muy bien, aun seguía aterrorizada por todo aquello, por eso Laura decidió hacerle compañía esa noche. 11


A la mañana siguiente cuando Amelia despertó, Laura ya se había ido, así que bajó a la cocina para prepararse algo de comer y en el desayunador encontró una nota que decía:

Vendré un poco tarde, en el refrigerador dejo un poco de leche fresca para que te prepares el cereal y ahí mismo está el almuerzo solo para calentar. Te quiere, Laura. Al leer la nota, Amelia sonrió y se dirigió a la refrigeradora para sacar la leche y preparar su cereal favorito; nunca se esperaba menos de su prima, siempre era muy atenta con ella, era como la hermana que nunca tuvo. Ese día en la tarde, Lucas llegó a visitarla, le llevaba un ramo de flores y una bolsa de frutas para que se alimentara muy bien durante esos días que tendría que guardar reposo; Amelia muy feliz al verlo de nuevo, lo abrazó y le tomó muy agradecida los presentes.

Al invitarlo a pasar, lo llevo directamente a la cocina, no permitió que pasara a la sala de visitas ya que todavía se encontraban algunas manchas que aun no habían logrado salir, además el olor de la sangre seguí un poco impregnado en el lugar. A Lucas le pareció muy extraño el comportamiento de Amelia, y mientras él se acomodaba en una de las sillas del desayunador, ella colocaba las flores en un recipiente con agua y guardaba la despensa en el refrigerador. En ese momento Lucas no dudo en preguntar directamente: - ¿Me puedes explicar que sucede? Amelia un poco nerviosa respondió:

- ¿Qué sucede de qué? – Mejor dime porque no me fuiste a visitar al hospital, ni siquiera recibí una llamada tuya. 12


-La verdad estos últimos días he pasado demasiado ocupado y mi teléfono celular se extravió, aun sigo recuperando los contactos. Pero no creas que no estuve al tanto de ti; hablé con tu prima Laura y me dijo que solo una noche pasarías en el hospital, que solamente se trataban de fracturas leves y que estando en casa ella se encargaría de cuidarte hasta que te mejoraras. Amelia no muy convencida de la respuesta de Lucas, trato de cambiar la conversación y le ofreció algo de tomar, pero él rápidamente dijo:

- Aún no respondes mi pregunta, te encuentro un tanto nerviosa. ¿Por qué no dejas que pase a la sala?, dime ¿Qué sucede? Sin opción alguna, Amelia tuvo que explicarle a Lucas lo que estaba ocurriendo, y con la vos entre cortada y los ojos llorosos, fue describiendo la escena macabra con la que se habían encontrado esa noche, ella y su prima Laura. Al llevar a Lucas a lugar de los hechos, aun se encontraban algunas manchas de sangre, que no habían logrado salir del hermoso piso de cerámica; y del mal olor ni hablar, aun se sentía impregnado en el ambiente. Además Amelia le comento algunos sucesos extraños que habían ocurrido días atrás, incluso le explicó la razón por la que había perdido el control de su automóvil. Cuando Amelia termino de contarle todo lo ocurrido a Lucas, este rápidamente le pregunto: -¿Laura sabe de todo esto?

- ¡No! – respondió Amelia muy preocupada

- Te pido que no se lo comentes, no quiero preocuparla, ni mucho menos que piense que estoy loca. Yo se lo diré, cuando sepa exactamente lo que está sucediendo. - Aunque analizando un poco lo que ocurrió ayer en la 13


noche, me da la pauta a creer que todo esto es obra de alguien más, y que solamente quieren jugarme una muy mala broma o intimidarme. Lucas no podía creer lo que estaba escuchando, todo le parecía muy extraño y enfermo, como si fuese sacado de una película de terror. Y con un tono de intriga le pregunto a Amelia: -¿A que persona tienes en mente, que pueda ser el autor o autora de todo esto? - Pues no sé, de la única persona que podría esperarme todo esto es de Giselle, tú y yo sabemos cuánto me odia, desde que ustedes dos terminaron. - ¡Giselle…! - Respondió Lucas con un tono de gracia ¡Ella no mataría ni a una mosca!, es evidente que no te soporta porque cree que tú fuiste de alguna manera la culpable de que yo terminara con ella. Puede ser muy loca y armar escándalos pero de eso a crear la escena de un rito satánico en la sala de tu casa o que te pusiera arañas en el auto para que te accidentarás, hay mucha diferencia. Además ella como tendría acceso para entrar a tu casa sin forzar la chapa. Lo más seguro es que se trate de alguien más que tenga alguna copia de tus llaves, y no veo la forma que Giselle tenga acceso a ellas.

- Si… tienes mucha razón, tal vez fue muy alcanzativo de mi parte culparla a ella, pero entiéndeme, toda esta situación me tiene mal. Tengo miedo de que un loco ande suelto y me quiera hacer daño o en el peor de los casos, que yo sea la que me este volviendo loca –dijo Amelia con una expresión de preocupación y desasosiego. Al verla tan turbada, Lucas la tomo de las manos y le dijo que no se preocupara, que estaría apoyándola en lo que fuera necesario, y que no dudara en llamarle por teléfono si necesitaba ayuda o solamente hablar con alguien. 14


Incluso se ofreció a pagarle seguridad privada, pero a ella le pareció demasiado y no la quiso aceptar, le dijo que no se preocupara, que la policía iba estar vigilando la zona. Lucas decidió hacerle compañía a Amelia hasta que llegara Laura. Unos minutos después de que Laura llegara a casa, que por cierto había sido un poco tarde, Lucas se despidió de ellas dos y les dijo que lo tuvieran al tanto de todo, y que si necesitaban algún tipo de ayuda, que no dudarán en pedirla. Laura se ofreció a llevarlo hasta la puerta, y cuando se encontraban fuera, ella le dijo con un tono suave: -Muchas gracias por venir a verla, no te imaginas lo mal que la ha pasado; últimamente no sé qué sucede con ella. Solo espero poderla ayudar a sobrellevar todo esto.

-Pero ella asegura que alguien más está detrás de todo, y la verdad no me parece una idea tan descabellada; además tú fuiste testigo de lo que sucedió ayer por la noche…

- ¡Si, lo sé! , pero esta no es la primera vez que sucede algo así. Cuando mis padres murieron, y yo me fui a vivir con mis tíos, recuerdo muy bien que a ella le solían suceder este tipo de cosas extrañas; al final de tanto ellos se cansaron y llegaron a la conclusión que tenía un problema y que le gustaba llamar la atención de las personas que la rodeaban. Así que decidieron llevarla con un psicólogo, y las cosas empezaron a dejar de suceder, pero la relación con sus padres, ya no fue la misma. - No tenía idea de todo eso, realmente me ha sorprendido, sobre todo que Amelia no tuviera la confianza para contármelo –dijo Lucas muy indignado...

– Pero aun no comprendo, ¿porqué no me permitiste visitarla en el hospital, ni marcarle a su celular? solo me 15


dijiste que era por cuestión de salud y que luego me explicarías mejor, pero ya no hablamos del tema.

- Fue por recomendación médica. Cuando me enteré del accidente que había tenido Amelia, algo me dijo que no andaba bien, y decidí consultarle la situación a un amigo mío que es doctor en Psicología Clínica. Él me recomendó tratar de evitar que las personas más cercanas a ella, llegaran a visitarla al hospital, sobre todo porque su situación no era tan grave. Y así se evitaría alimentar ese tipo de comportamiento, ya que podría repetir actos como estos cada vez que necesite atención- respondió Laura muy convencida de lo que decía . Lucas muy preocupado por todo lo que estaba sucediendo, dijo a Laura:

-Ahora comprendo todo…cualquier cosa que necesites solamente avísame, todo sea por recuperar a mi amigamientras, le entregaba a Laura, una tarjeta con sus datos y números de teléfono con los que podía contactarlo, y mantenerlo al tanto de todo. Laura muy agradecida por todo el apoyo recibido, dio un fuerte abrazo a Lucas, quien quedo un poco sorprendido, pues apenas tenía unos días de haberla conocido. Él se despidió rápidamente y se marchó en un hermoso Lexus LFA plateado, que dejo boquiabierta a Laura. Esa noche, Amelia y Laura pudieron descansar mejor; cenaron comida china, vieron algunas películas de acción y luego se fueron a dormir. Además Amelia se sintió un poco más tranquila, al ver desde la ventana de su habitación, una patrulla que recorría la zona. Durante lo que faltaba de la semana todo el ambiente se había ido tranquilizando un poco.

Amelia y Laura contrataron a una persona para que se encargara de limpiar muy bien las manchas de sangre 16


que aun se encontraban en la sala, porque ellas no habĂ­an logrado hacerlo. El lugar logro quedar como antes y el mal olor por suerte ya habĂ­a desaparecido por completo.

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Capítulo III Ese viernes por la noche, Amelia se encontraba preocupada, daba vueltas de un lado a otro, y por momentos observaba hacia afuera, esperando ver llegar el auto de Laura, quién desde muy temprano había salido rumbo a su trabajo. Aún no llegaba a casa y ya se había hecho demasiado tarde, su teléfono al parecer se encontraba apagado. Amelia tenía muy claro que el trabajo de Laura no tenía un horario de salida, pues era modelo de una muy prestigiosa agencia, y en algunas ocasiones luego de una larga sesión de fotos, era común que todos los del set fueran por unos tragos. Al fin de tanto marcar, Amelia por fin recibió respuesta de Laura. Y al solo escuchar su vos, dijo rápidamente: -¡Por Dios Laura!, ¿Dónde te encuentras? Se ha hecho demasiado tarde y ni siquiera te has molestado en llamarme para no preocuparme. -¡Lo siento prima! El teléfono lo tenía apagado desde la sesión de fotos y se me había pasado por alto encenderlo nuevamente. No te preocupes, ve a descansar… en estos momentos me encuentro en un bar con algunos amigos y llegaré tarde, así que no vale la pena que me esperes, ve y descasa.

-Bueno, si es así, ¡pásala bien!... y nos vemos hasta mañana- dijo Amelia, con cierto tono juguetón. Ya mucho más tranquila por tener noticias de su prima, Amelia se dirigió hacia su habitación, tomo su medicina que tenía sobre el buro junto con un vaso de agua, y se acomodo para dormir mejor. 18


Al poco tiempo, un sueño profundo la invadió por completo… abrió sus ojos y al parecer se había transportado hacia otro lugar. Amelia se encontraba en la antigua casa de sus padres, en aquel horrible pasillo que de pequeña le aterrorizaba, sobre todo aquella noche, en la que no aguantaba las ganas de ir al baño, y mientras se dirigía por el pasillo, empezó a sentir a sus espaldas la presencia de alguien que la acompañaba. Al escuchar perfectamente el rechinar del suelo como si de algo pesado se tratara, ella dirigió su mirada hacia atrás, pero no alcanzó a ver nada. Cuando volvió su rostro hacia el frente se encontró con una enorme masa negra, no podía distinguir muy bien que era, pues el lugar se encontraba a oscuras y lo único que iluminaba un poco aquel extenso pasillo, era la luz de su habitación, que había dejado encendida. La enorme silueta levanto un cuchillo hacia ella, y su grito resonó por todo el pasillo al igual que sus pasos, pues corrió rápidamente y se encerró a su habitación. Unos segundos después, sus padres muy asustados por el escándalo, se encontraban golpeando fuertemente la puerta y movían desesperadamente la manija de la misma. Amelia al escuchar la voz de su padre rápidamente abrió la puerta y se colgó de su pierna. Este al verla muy asustada, la tomo entre sus brazos. Mientras que su madre muy preocupada trataba de hacerla hablar, para que le explicara lo que estaba sucediendo y porque había mojado su pijama. Desde esa noche Amelia empezó a mojar la cama, cada vez que tenía miedo, y fue un mal hábito que molestaba mucho a sus padres y que logró superar a medida que fue creciendo. Cuando Amelia se vio nuevamente en ese pasillo tan oscuro, pudo escuchar como de una de las habitaciones provenía el llanto y los gritos de una niña. Cuando se acerco a la habitación para ver lo que sucedía, se quedó 19


impactada de tal escena, no podía creer lo que estaba sucediendo en aquel lugar. Una niña como de unos 11 años, golpeaba y flagelaba a otra de menor edad. Era un acto tan bizarro, la más pequeña tenía puestas unas orejas de burro y se encontraba de espalda tan solo con sus pantaletas puestas, mientras que la otra niña la golpeaba fuertemente con un cinturón y le provocaba algunas heridas en sus pequeños bracitos. Era tan fuerte ver aquello, que salió de su boca un grito despavorido, cuando trato de ayudar a la pequeña, su cuerpo no le respondía y justamente en ese momento, la alarma del despertador comenzó a sonar.

Amelia al abrir sus ojos bruscamente, se dio cuenta que todo se trataba de una horrible pesadilla, y con un suspiro de alivio se dispuso a salir de su cama. Al moverse, comenzó a sentir como un dolor intenso recorría su cuerpo y a medida fue retirando la cobija de sus piernas, pudo notar en ellas, marcas de golpes hechos claramente con un cinturón. Muy asustada al sentir un fuerte dolor punzante en su brazo derecho, volvió su mirada hacia él, y pudo ver en su muñeca, algunas cortaduras que aun no dejaban de sangrar. Muy confundida y asustada por lo que estaba sucediendo, Amelia se dirigió rápidamente hacia el baño de su habitación, al abrir la puerta de este, se encontró con el espejo hecho pedazos en el suelo, el lavamanos con algunas manchas de sangre y algunos pedazos de vidrio que al parecer habían sido utilizados para hacer las cortaduras de su muñeca. Esto la descontroló por completo, en ese momento comenzaron a pasar imágenes rápidas en su cabeza, nada tenía sentido para Amelia, la única reacción que tuvo fue sentarse bajo la ducha, y dejar que el agua fría que caía la mojara por completo. 20


Unos minutos después, Amelia todavía seguía sentada en el mismo lugar, totalmente empapada, con las piernas encogidas, retraída repitiendo una y otra vez el tarareo de una antigua canción infantil que solía cantar junto a su prima, cuando eran muy pequeñas.

En ese momento se empezó a escuchar desde el interior de la habitación, la voz de Laura llamando a Amelia, y cuando esta se asomo por la puerta del baño, su rostro se quedo petrificado al ver tal escenario sobre todo por las manchas de sangre que se encontraban en el lavamanos y en algunos pedazos del espejo. Sin pensarlo dos veces, entro al lugar y se encontró con Amelia totalmente empapada con su muñeca llena de cortaduras que no paraban de sangrar, y con sus piernas con.

Laura trato de levantarla, pero le fue imposible hacerlo porque el cuerpo de esta se había convertido en un peso muerto. Al intentarlo nuevamente, de igual manera no lo logro así que solamente apago la ducha y mejor se decidió por pedir ayuda. Se dirigió a la habitación en la que se había hospedado, y busco en su bolso la tarjeta que días antes le había entregado Lucas, rápidamente tomo el teléfono y le marco. Al escuchar la vos de Lucas al otro lado del teléfono, ella rápidamente dijo:

-¡Lucas! Soy Laura, se trata de una emergencia, no sé qué hacer con Amelia se ha hecho cortaduras en la muñeca y las heridas no paran de sangrar, trate de cargarla para llevarla al hospital pero me fue imposible, está muy débil y algo retraída, la verdad la desconozco tiene la mirada pérdida… no sé lo que sucede con ella...

-No te preocupes… en unos minutos me encuentro allá, tu mantén presionada con una toalla limpia su muñeca para controlar un poco la hemorragia. 21


Laura rápidamente fue en busca de unas toallas y al encontrarlas se dirigió nuevamente al baño, donde se encontraba Amelia ya desmayada. Laura la tomo de la muñeca y presiono las cortaduras con una toalla para controlar la hemorragia, luego trato de despertarla con un poco de alcohol pero Amelia no respondía. Al poco tiempo se encontraba Lucas tocando el timbre de la casa, Laura rápidamente bajo para abrirle y juntos se dirigieron nuevamente al baño donde se encontraba Amelia. Lucas no podía creer lo que estaba frente a él, su rostro se puso muy triste al ver el estado en el que se encontraba Amelia. Entre los dos la cubrieron con una toalla tratando se secarla un poco y se la llevaron a Emergencias. Al llegar al hospital una camilla ya se encontraba en la entrada esperando a Amelia para atenderla rápidamente. Lucas y Laura estaban intranquilos, daban vueltas de un lado a otro esperando noticias de Amelia, al poco tiempo se acerco el doctor y les dijo: -¿Ustedes son los familiares de Amelia Fischer?

Laura rápidamente se dio la vuelta, se acerco al doctor y dijo: -Yo soy su prima, ¿Cómo se encuentra Amelia?

-Amelia se encuentra fuera de peligro, solo se hicieron algunos puntos en las cortaduras y se mantendrá internada esta semana para tenerla en observación y que guarde reposo, pues ha perdido una cantidad considerable de sangre. En todo caso lo que necesitaba hablar con ustedes es sobre los múltiples golpes que la paciente tiene en sus piernas y en la espalda, como si hubiese sido víctima de tortura física; aunque viendo su cuadro clínico, las cortaduras en su muñeca y el estado traumático en el que se encuentra la paciente me hace creer que ella 22


misma se causa este tipo de daños físicos. Así que decidí referirla con un médico psiquiatra, realmente es lo mejor para ella… - ¿Que tan grave puede ser esta situación doctor? dijo Lucas rápidamente, mientras abrazaba a Laura que se encontraba llorando muy angustida.

-Pues no le puedo mentir, no podría decirle con exactitud un diagnostico clínico ya que no es mi especialidad, pero las opciones que tengo de lo que podría estar afectando a Amelia no son tan alentadoras. Lo único claro acá es que se trata de un Trastorno mental grave, que con el tiempo se ha ido desarrollando hasta este nivel. Bueno me retiro, cualquiera de los dos puede pasar a ver a la paciente y acá les dejo los datos del Doctor Bruce, por si tienen alguna duda. Con permiso. -Bueno, muchas gracias doctor, muy amable-dijo Laura tomando la tarjeta. - Si… ¡muchas gracias!- repitió Lucas.

Mientras tanto Amelia dormía en una de las camillas de la sala de emergencia, cuando despertó y se vio en el lugar empezó a recordar con imágenes vagas el momento exacto en el que vio su cuerpo lleno de golpes y con algunas cortaduras. Amelia muy triste y asustada, con lágrimas en los ojos empezaba a creer que en efecto padecía de algún trastorno mental. En ese momento comenzó a notar que alguien movía la cortina para entrar a verla, la idea no le pareció muy agradable sobre todo si se trataba de su prima, pues le daba mucha pena las múltiples preocupaciones que la hacía pasar además le avergonzaba mucho que la vieran en ese estado. Así que sin más que hacer, decidió cerrar los ojos y fingir que se encontraba dormida. 23


En ese momento entro Laura, tenía los ojos irritados de haber estado llorando, al notar que Amelia se encontraba dormida, se acerco a ella y mientras acariciaba su cabeza le dio un beso en la frente. Luego empezó a susurrar en su oído lo mucho que la quería y le prometió hacer todo lo posible para que se mejorara pronto. Al escuchar lo que Laura le decía, Amelia se sensibilizó mucho y sus ojos se comenzaron a humedecer, pero ella hizo lo posible porque ninguna lágrima corriera por sus mejías. Cuando Laura se dio la vuelta y se dispuso a salir del lugar, Amelia abrió sus ojos llenos de lágrimas que se quedaron observando fijamente a su prima Laura, sin que esta se percatara. En ese momento Laura se detuvo y saco de su cartera un hermoso relicario, lo tomo entre sus manos para apreciarlo un poco y luego se lo coloco en el cuello. El ambiente en el lugar empezó a tornarse un poco extraño, Laura movía su cuello de un lado a otro como si algo le molestara, unos segundos después soltó a reír de manera muy macabra. Esa risa tan perturbadora se le hacía muy familiar a Amelia y un escalofrió comenzó a invadir todo su cuerpo, el miedo que sentía en ese momento hacia su prima Laura era algo inexplicable. Antes de que esta se diera la vuelta, Amelia rápidamente volvió a cerrar sus ojos y trato de moverse lo menos posible.

Laura con un cuchillo en mano y una mirada enferma se fue acercando lentamente hacia Amelia, al encontrarse frente a ella comenzó a rozarle el rostro con la hoja del cuchillo, como si estuviera jugando a cortarle la cara. Amelia aterrorizada por lo que estaba sucediendo, trato de hacer un esfuerzo por mantener cerrados los ojos y aunque en ese momento lo único que tenía en mente era gritar para pedir ayuda, trato de contenerse. 24


Algo le decía a Amelia que Laura no le haría daño en ese momento, así que mantuvo la calma ya que si hacia algún tipo de escándalo lo más probable era que no le creyeran, pues ella tenía todas las de perder. Unos segundos después Laura comenzó a mirar por todos lados como si estuviera perdida o no supiera donde se encontraba, al ver el cuchillo en su mano se asusto y lo tiro al suelo, luego lo tomo nuevamente y lo guardo en su cartera. Antes de que abandonara el lugar se quito en relicario y lo guardo en una de las bolsas de su pantalón. Un momento después entro Lucas a verla, y al encontrarla despierta le dijo:

-Pensé que dormías. Laura me dijo que no había podido hablar contigo porque estabas descansando, pero en fin me alegra encontrarte despierta. Amelia al escucharlo que Lucas le decía, en seguida le pregunto: -¿Laura aun sigue aquí? - No, luego de verte se despidió de mí y dijo que se iría directo al trabajo, que vendría a verte mañana por la tarde…

- Lucas, necesito hablar contigo de algo muy importante, pero prométeme que me creerás o por lo menos me darás el beneficio de la duda… -¿De qué se trata?- dijo enseguida Lucas.

- Bueno… no sé cómo explicarlo, pero… ahora que vino a verme Laura sucedió algo muy extraño, fue como si otra persona por un lapso corto de tiempo se metiera a su cuerpo e intentará cortar mi rostro con un cuchillo… ella me aterrorizo mucho tenía una risa muy perturbadora, y se comporto así después de colocarse un hermoso relicario, que por cierto nunca le había visto. 25


- Como puedes decir eso de Laura, ella ha pasado muy pendiente de ti, además ¿que acaso no te encontrabas dormida cuando ella vino a verte?

-¡Lo sé! , yo aun no puedo comprender que sucedió en ese momento con ella… y pues en realidad solo estaba fingiendo estar dormida porque no tenía deseos de hablar con nadie… - No me pidas que te crea - dijo en seguida Lucas con un rostro de decepción

- Sabes, en parte te comprendo y entiendo tu reacción. No tienes ninguna obligación de creerme… solo te pido que te cuides mucho y que no vayas a comentar esto con nadie más, yo veré la manera de resolver todo esto. -Lo siento mucho Amelia, tú sabes que te quiero… pero eso que creíste haber visto pudo haberse tratado solamente de un estado de psicosis momentánea… y no te preocupes, no comentaré nada de esto con nadie. - ¡Muchas gracias Lucas! Solamente espero que esto se resuelva pronto y así poder retomar nuevamente mi vida- dijo Amelia con sus ojos llenos de lágrimas y su voz entre cortada.

- Así será, lo prometo- dijo Lucas, mientras la abrazaba fuertemente, un poco preocupado por toda esa situación.

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Capítulo IV El solitario Doctor Bruce estaba apagando las luces de su consultorio cuando sonó el teléfono. No tenía intención alguna de tomarlo es estas horas, hasta que vio el identificador de llamadas. <<Este número me parece conocido >>, pensó mientras levantaba el auricular. -Aló- dijo Bruce, un poco intrigado. -¡Doctor Bruce!- La voz de Laura parecía inquieta-. Gracias a Dios que contesta, pensé que no lo encontraría en su consultorio a estas horas. Necesito hablar con usted. - ¿Quién habla?- preguntó Bruce, con un tono de voz un poco molesta. - Disculpe mi mala educación, mi nombre es Laura Fischer, soy prima de Amalia Fischer. El doctor Leiner me dijo que había referido a Amelia con usted. Al escuchar de quién se trataba el rostro del Doc. Bruce fue cambiando, se puso muy nervioso con la voz un poco temblorosa porque no podía creer a quien estaba escuchando al otro lado del teléfono. Este antes de contestar, tapo el auricular con su mano derecha, tomo aire y contesto nuevamente. -¡Claro! el caso de Amalia Fischer, el viernes por la mañana pensaba ir a visitarla para poder hablar con ella y ver como se encuentra su situación. - Si precisamente de eso quería hablar, ¿no sé si yo podría reunirme antes con usted?... si no hay problema, para explicarle mejor como está la situación de Amelia.- dijo Laura. En ese momento hubo un silencio total al otro lado del teléfono y Laura dijo: 27


-¿Doctor?... ¿aun se encuentra ahí?

- ¡Si claro!, solo miraba mi agenda… pues creo que no hay problema si nos vemos aquí en mi consultorio el miércoles por la tarde… ¿Le parece? -Si me parece muy bien, nos vemos el miércoles. Muchas gracias, que pase buenas noches y disculpe la molestia.

-No hay problema, buenas noches- respondió Bruce, y colgó el teléfono. No podía creer con quien había hablado esa noche.

<< ¿Será que está sucediendo lo mismo que hace quince años? >>, pensó mientras sacaba una fotografía de su cartera y la contemplaba tristemente.

Llegó el día en que Laura y el Doc. Bruce se verían nuevamente las caras, cuando Laura llego a la recepción, le pidió a la secretaría que le informara al doctor de su presencia. La secretaría por indicaciones de este, le dijo a Laura que había surgido una emergencia de última hora y que no se había podido quedar a esperarla. Laura se había ido del lugar muy molesta y diciendo cosas entre dientes. Mientras tanto en la habitación de un hospital donde ya se encontraba instalada Amelia, estaba junto a ella el Doc. Bruce haciéndole algunas preguntas, además días antes se le habían hecho a Amelia algunos análisis de rutina y todo andaba bien. Amelia a pesar de estar consciente que ella no estaba loca trato de colaborar lo más que pudo con el doctor y le facilito toda la información que este necesitaba, así que empezó a narrar los múltiples sucesos extraños que había vivido desde muy pequeña, mientras el doctor grababa toda la conversación. Cuando Amelia termino de contar todo, hizo una pequeña pausa y dijo: 28


-Doctor ¿Puedo confiarle algo muy delicado? … pero le pido por favor que esto quede solamente entre nosotros dos. - ¡Claro que sí!, tenga la confianza que lo que se hablo aquí no llegará a oídos de nadie más, es parte de la confidencialidad entre doctor y paciente. – dijo el Doc. Bruce, muy interesado por lo que Amelia tenía que decir. - Si lo sé, lo único que no entiendo es ¿por qué se está grabando esta conversación? – pregunto Amelia.

- No se preocupe, esto solo es una herramienta para estudiar bien el caso, y si a mí se me pasa por alto algún detalle, puedo recurrir nuevamente a la grabación- explico Bruce. - Entiendo... - dijo Amelia, muy convencida.

- Doctor sé que no me creerá lo que voy a contarle, pero el día que me trajeron a Emergencias y me encontraba ya estable, y muy lúcida por cierto, mi prima Laura entro al lugar donde me habían atendido, yo fingí estar dormida, en ese momento lo menos que quería era hablar con alguien, sobre todo por lo avergonzada que me sentía de toda esa situación y porque llegue a creer que realmente había perdido la razón. Laura se acercó a mí para darme un beso en la frente y decirme algunas palabras de aliento pero cuando ya estaba por irse su personalidad cambio por completo, era irreconocible incluso con un cuchillo en mano comenzó a recorrer todo mi rostro, me atrevería a decir que ella es la causante de todo lo que he vivido estas últimas semanas. -Esas acusaciones son series señorita Fischer- respondió Bruce, quien no se encontraba muy asombrado al escuchar lo que a Amelia le decía. -Sí, lo sé, por eso se lo comento porque sé que es un pro29


fesional en el tema. Mi imagino que alguien como usted podría diferenciar fácilmente a una persona sana de una con trastorno mental – respondió Amelia.

- Si claro que sí, y créame que yo estoy acá con el fin de ayudarla a resolver todo esto. ¿Su prima se ha acercado de nuevo a visitarla?- pregunto el Doc. Bruce. - Un día después de lo ocurrido vino a verme por la tarde, pero se comporto muy normal, como si no hubiera sucedido nada, realmente me dio miedo enfrentarla con preguntas porque no sabía cómo podía reaccionar… - Hizo bien, déjelo todo en mis manos, en unos días tendremos más respuestas que preguntas – dijo el doctor mientras se levantaba de su silla para retirar se del lugar.

-¡Muchas gracias por todo!, que pase buenas tardes- dijo Amelia un poco más tranquila. - Igualmente –respondió el doctor mientras se retiraba del lugar <<Esta semana estará llena de sorpresas y podre cerrar uno de los peores ciclos de mi vida>>, pensaba Bruce mientras se dirigía por el inmenso pasillo de aquel hospital. Cuando el Doctor Bruce salía del hospital y se dirigía hacia su auto sonó su celular, al ver que se trataba de Laura sonrió irónicamente y de inmediato tomo la llamada. -Buenas tardes Laura le pido disculpas por haber faltado a la cita, pero se me presento una emergencia y no podía desatenderla.

- No se preocupe doctor entiendo la situación, le hablaba para saber si se podría reprogramar la cita para el día de mañana - dijo Laura -No creo que sea necesario, la emergencia que se me 30


presento ahora fue justamente en el hospital donde se encuentra internada Amelia y como termine de atender rápidamente al otro paciente aproveche para hablar con ella... así que para el viernes les presentaré un diagnóstico clínico. -Enserio… bueno entonces hasta el viernes tendré el gusto de conocerlo...

-Sí, el viernes a las cuatro de la tarde los estaré esperando en mi consultorio y no se preocupen por Amelia ese día le darán de alta y el personal del hospital se encargara de llevarla… -No sabía que existía ese tipo de servicio en el hospitaldijo Laura, un poco extrañada

-No, claro que no, soy muy buen amigo del director del hospital y me atreví a pedirle este tipo favor porque me pareció lo mejor para Amelia, no sabemos cómo puede actuar al ver que la llevan con un psiquiatra, lo mejor es que personas capacitadas se encarguen de ella… - Tiene toda la razón doctor aunque me preocupa ese tipo de medidas porque me hacen creer que se encuentra realmente muy mal- dijo Amelia, con una voz muy preocupada.

-No se preocupe Laura, tenga por seguro que su prima estará muy bien.

-Muchas gracias por todo doctor, nos vemos el viernesdijo Laura -Hasta el viernes- respondió Bruce, esperando ansiosamente ese día.

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Capítulo V Era un viernes gris y un poco nublado, Amelia despertó y dirigió su mirada hacia la ventana, <<Espero que todo salga bien >>, pensaba muy preocupada.

Una enfermera muy amable entro a su habitación y le ayudo a preparar sus cosas, ese mismo día le habían dado de alta y Amelia esperaba ansiosamente que Lucas llegara por ella.

Ya había pasado una hora, y Amelia no tenía noticias de Laura y mucho menos de Lucas, en ese momento comenzó a caminar de un lado a otro muy desesperada. Al escuchar que abrían la puerta de la habitación Amelia dirigió rápidamente su mirada hacia atrás y se encontró con dos hombres muy fornidos que utilizaban uniformes blancos. Amelia muy asustada pregunto: -Disculpen señores… ¿Quiénes son ustedes? Uno de ellos respondió:

-Somos enfermeros del área de psiquiatría y el Doc. Bruce nos envió para que la lleváramos a su consultorio. - Lo siento, yo estoy esperando a alguien más…

-Señorita sus familiares ya están informados, ellos ya se encontrarán en el lugar- dijo de manera muy educada uno de los enfermeros.

- Pero, ¿por qué no se me informo nada a mi?, el Doc. Bruce en ningún momento me dijo que enviaría a unos enfermeros. Tampoco Laura ni Lucas me informaron nada. -No lo sé señorita, eso tiene que hablarlo con el doctor, nosotros tenemos indicaciones claras de llevarla al lu32


gar- dijo un enfermero mientras la tomaba de la muñeca. -Está bien, no es necesario que me lleve a la fuerza, ¡no estoy loca!- dijo Amelia muy enojada mientras apartaba su muñeca y se decidía por acompañarlos. Al llegar al lugar, uno de los hombres se quedo en el automóvil mientras que el otro se bajo con ella para acompañarla hasta el consultorio. Cuando Amelia entró al lugar y paso por la sala de espera, le pareció muy extraño que siendo un día de semana, el lugar estuviera totalmente vacío. Al llegar a una hermosa puerta de madera tallada, el enfermero tomo la manija y abrió aquella hermosa puerta, Amelia entro rápidamente al lugar al ver en su interior a Lucas y Laura. Lucas y Laura se acercaron a ella para saludarla y abrazarla, Amelia aun tenía miedo de Laura, no podía olvidarse de cómo jugaba con el cuchillo en su rostro, así que cuando esta se acerco a ella trato de evitarla un poco, sin que se notara demasiado. Unos minutos después entro al lugar el Doc. Bruce, su boca la tenía cubierta con una mascarilla y llevaba puesto en su cabeza un sombrero muy elegante, prácticamente haciendo que su rostro no se distinguiera. Sin saludar se dirigió directamente hacia su escritorio y se sentó en una enorme silla de cuero la cual dio la vuelta completa dando la espalda a los invitados. El silencio invadió por un momento el lugar y solo se escuchaba el tic tac del reloj. Unos minutos después se escucho la voz del Doc. Bruce diciendo: - El diagnóstico de la paciente realmente no es nada alentador, sufre de un severo “Trastorno de Personalidad Disociativo” o bien conocido como “Trastorno de Personalidad Múltiple”, además en algunas ocasiones presenta síntomas de psicosis… -¡Eso es imposible!... se los aseguro, yo me encuentro muy 33


bien - dijo Amelia, mientras lloraba desesperadamente. Lucas la quiso abrazar pero Amelia no lo permitió. Y muy enojada le dijo:

-¡Tú no me toques! , ni siquiera pasaste por mí al hospital, seguramente me tienes miedo porque estoy loca…

- No, claro que no, Laura me dijo que por indicaciones médicas no podía pasar por ti al hospital, que ellos te traerían hasta acá… además decidí no avisarte porque te pondrías mal. –dijo Lucas. -¡Silencio por favor!, permítanme terminar…- dijo el Doctor Bruce, alzando la voz. Todos se sentaron nuevamente en sus sillas y se dispusieron a seguir escuchando al doctor. -Como les decía anteriormente, el diagnóstico no es nada alentador y como el problema está demasiado desarrollado, puede correr riesgo la vida de ella y de las personas que la rodean, así que es necesario tomar algunas medidas lo antes posible… -¿Cómo qué tipo de medidas?- preguntó Laura. -Internarla ahora mismo- respondió el doctor.

Amelia trato de salir corriendo por la puerta mientras Lucas y Laura la miraban con un poco de lástima, justo en ese momento aparecieron frente a ella los dos enfermeros que la habían llevado hasta ese lugar, la tomaron de los brazos y la sentaron nuevamente en la silla. Luego el Doc. Bruce se dio la vuelta y frente a todos ellos se quito la mascarilla de su boca y luego el sombrero. Nadie parecía entender lo que estaba sucediendo, en ese momento el doctor se puso de pie, y con un tono sarcástico dijo: -¿Ya te olvidaste de papá Laura?... a puesto que no… es34


pero que aun guardes el hermoso relicario de tu madre. En ese momento los ojos de Laura comenzaron a dilatarse, lentamente saco el relicario de su cartera y se lo coloco en su cuello el cual comenzó a mover de un lado a otro como si algo le molestara.

-¿Qué pensabas Laura? … que te permitiría acabar con la vida de Amelia, tal cual como lo hiciste con tu madre, ¡pues claro que no!, esta vez las cosas han cambiado, ahora todos sabemos de lo que eres capaz. –dijo Bruce, lleno de ira. Justo cuando Bruce terminó de hablar, Laura sacó de su bolso un enorme cuchillo e iba directo hacia a él, rápidamente los enfermeros la tomaron de los brazos y quitaron de su mano el arma… Mientras tanto Lucas y Laura se habían quedado estupefactos, aun no lo podían creer y con gran horror observaban como los enfermeros trataban de colocarle a Laura una camisa de fuerza, mientras esta se retorcía toda. En cuestión de unos segundos Laura logro librarse de ellos y rápidamente se abalanzo hacia Amelia, Lucas intento ayudar a Amelia pero Laura lo golpeo en la cabeza y lo dejo inconsciente. En esos momentos en los que Laura cambiaba de personalidad era inexplicable la fuerza que lograba adquirir, Amelia no lograba quitársela de encima, los enfermeros y el Doc. Bruce trataban de ayudarla pero no veían manera alguna de hacerlo, por más que la golpearan y le arrojaran cosas era imposible derribarla. Laura la tomo por el cuello y apoyando su cuerpo en la pared la fue levantando poco a poco. Amelia empezaba a perder el aire, en esos momentos con una voz un poco psicótica Laura repetía una y otra vez: -Te quiero prima... tú lo sabes, desde que eras muy pequeña trate de cuidarte y las veces que te daba 35


un pequeño escarmiento solo era para educarte un poco… Mientras Amelia escuchaba todo lo que Laura le decía, comenzó a recordar claramente los daños que sufría con ella y algunas malas bromas que le jugaba de pequeña, un detalle que llamó mucho su atención fue ese hermoso relicario que Laura siempre llevaba con ella; las cosas comenzaron a tener sentido para Amelia. Tratando de que el Doctor Bruce pudiera ver su rostro Amelia le señalo con su mirada el cuchillo que se encontraba debajo del escritorio, este rápidamente lo tomo, en ese momento exacto Amelia hizo lo posible por extender su mano derecha, que aun le dolía por las cortaduras, y al encontrar entre el cuello de Laura el collar que sostenía el relicario, lo halo fuertemente hasta reventarlo y lo dejo caer al piso. Poco a poco Laura fue perdiendo fuerza y justo en ese momento su padre introdujo el cuchillo en su espalda el cual atravesó directamente su corazón. Poco a poco el cuerpo de Laura fue cayendo al suelo, al verlo tendido en un inmenso charco de sangre Amelia comenzó a llorar descontroladamente. La tarde en que fue enterrada Laura Fischer, era tan oscura tal cual su alma, en el lugar se había reunido muy poca gente, los únicos que se encontraban eran: los padres de Amelia, que la abrazaban fuertemente pues querían recuperar todo el tiempo perdido con su hija, Jonas Fisher que se trataba del mismo Doc. Bruce, él cual había cambiado su nombre, para que su hija Laura no lo pudiera encontrar ni intentar asesinarlo como lo había hecho con su esposa Helen; sin olvidar a Lucas, que también se encontraba en el lugar para brindarle todo su apoyo a su amiga Amelia quien arrojo el relicario sobre la tumba de Laura. Nunca se supo si realmente el relicario fue el causan36


te de toda aquella actitud tan macabra que poseía por completo al cuerpo de Laura, pero no es difícil darse cuenta que en algunas ocasiones la bondad de las personas puede tener un fin perverso, como lo fue el caso de Laura Fischer. Este fue el párrafo final que escribía Amelia en la comodidad de su oficina, se encontraba muy satisfecha de haber terminado de una de sus primeras publicaciones.

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