Paulo Freire
Paulo Reglus Neves Freire nació el día 19 de septiembre de 1921, en Recife, Pernambuco, una de las regiones más pobres del país, donde muy temprano pudo experimentar las dificultades de sobre vivencia de las clases populares. Trabajó inicialmente en el SESI (Servicio Social de la Industria) y en el Servicio de Extensión Cultural de la Universidad de Recife. Fue educador, profesor de escuela, creador de ideas y del llamado "método Paulo Freire" Su filosofía educativa se expresó, primeramente, en 1958 su tesis de concurso para la universidad de Recife, y, luego, como profesor de Historia y Filosofía de la Educación de aquella Universidad, también en sus primeras experiencias de alfabetización como la de Angicos, Rio Grande do Norte, en 1963. El coraje de poner en práctica un auténtico trabajo de educación que identifica la alfabetización con un proceso de conscientización, formando el oprimido tanto para la adquisición de los instrumentos de lectura y escritura como para su liberación hizo de él uno de los primeros brasileños exilados. En 1969, trabajó como profesor en la Universidad de Harvard, en estrecha colaboración con numerosos grupos comprometidos en nuevas experiencias educativas en zonas rurales y urbanas. Durante los 10 años siguientes, fue Consultor Especial del Departamento de Educación del Consejo Mundial de las Iglesias, en Ginebra (Suiza). En ese período, ofreció consultora educativa para varios gobiernos del Tercer Mundo, principalmente en África. En 1980, después de 16 años de exilio, retornó a Brasil para "reaprender" su país. Fue profesor en la Universidad Estatal de Campinas (UNICAMP) y en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC-SP). En 1989, fue Secretario de Educación en el Municipio de São Paulo, mayor ciudad de Brasil. Durante su mandato, hizo un gran esfuerzo en la implementación de movimientos de alfabetización, de revisión curricular y se empeñó en la recuperación salarial de los profesores. La metodología por él desarrollada fue utilizada en Brasil en campañas de alfabetización y, por eso, él fue acusado de subvertir el orden instituido, siendo preso después del Golpe Militar de 1964. Después de 72 días de reclusión, fue convencido a dejar el país. Primero se exilió en Chile, donde, encontrando un clima social e político favorable para el desarrollo de sus tesis, trabajó, durante 5 años en programas de educación de adultos en el Instituto Chileno para la Reforma Agraria (ICIRA). Fue ahí que escribió su principal obra: Pedagogía del oprimido.
En 1944, se casó con la maestra primaria Elza Maia Costa Oliveira, con quien tuvo cinco hijos. Después de la muerte de su primera esposa, se casó con Ana Maria Araújo Freire, una ex-alumna. Paulo Freire es autor de muchas obras. Entre ellas: Educación como práctica de la libertad (Educação : prática da liberdade, 1967), Pedagogía del Oprimido (Pedagogia do oprimido, 1968), Cartas a Guinea-Bissau (Cartas à Guiné-Bissau, 1975), Pedagogía de la Esperanza (Pedagogia da esperança, 1992) A la sombra de este árbol (À sombra desta mangueira, 1995). Fue reconocido mundialmente por su praxis educativa a través de numerosos homenajes. Además de haber sido adoptado su nombre por muchas instituciones es ciudadano honorario de varias ciudades en Brasil y en el exterior. A Paulo Freire le fue otorgado el título de doctor Honoris Causa por veintisiete universidades. Por sus trabajos en el área educativa, recibió, entre otros, los siguientes premios: "Prêmio Rei Balduíno para o Desenvolvimento" (Bélgica, 1980); "Prêmio UNESCO da Educação para a Paz" (1986) e "Prêmio Andres Bello" de la Organización de los Estados Americanos, como Educador de los Continentes (1992). El día 10 de abril de 1997, lanzó su último libro, titulado "Pedagogía de la Autonomía: Saberes necesarios a la práctica educativa". Paulo Freire falleció el día 2 de mayo de 1997 en São Paulo, víctima de un infarto agudo de miocardio.
Paulo Freire en 20 frases 1. Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no han hecho 2. Mi visión de la alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado 3. Enseñar exige respeto a los saberes de los educandos 4. Enseñar exige la corporización de las palabras por el ejemplo 5. Enseñar exige respeto a la autonomía del ser del educando 6. Enseñar exige seguridad, capacidad profesional y generosidad 7. Enseñar exige saber escuchar 8. Nadie es, si se prohíbe que otros sean 9. La Pedagogía del oprimido, deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación 10. No hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción y reflexión 11. Decir la palabra verdadera es transformar al mundo 12. Decir que los hombres son personas y como personas son libres y no hacer nada para lograr concretamente que esta afirmación sea objetiva, es una farsa 13. El hombre es hombre, y el mundo es mundo. En la medida en que ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación 14. El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas
15. Solo educadores autoritarios niegan la solidaridad entre el acto de educar y el acto de ser educados por los educandos 16. Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre 17. La cultura no es atributo exclusivo de la burguesía. Los llamados “ignorantes” son hombres y mujeres cultos a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello son sometidos a vivir en una “cultura del silencio” 18. Alfabetizarse no es aprender a repetir palabras, sino a decir su palabra 19. Defendemos el proceso revolucionario como una acción cultural dialogada conjuntamente con el acceso al poder en el esfuerzo serio y profundo de concienciación 20. La ciencia y la tecnología, en la sociedad revolucionaria, deben estar al servicio de la liberación permanente de la Humanización del hombre.