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Relax... Nothing is under control...
from 021 / TeatroMyLove!
foto / Angel Origgi / Unsplash
Por Jimena Saltiel
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Hoy el mundo entero está frente a un panorama de incertidumbre, miedo y vulnerabilidad. Todos encerrados en nuestras casas nos hemos visto obligados a soltar el control sobre muchos aspectos de nuestras vidas y a redefinir nuestras prioridades. Todos aislados los unos de los otros –aún cuando brinquemos de una junta de zoom a otra– nos hemos visto obligados a enfrentarnos a la soledad, al tiempo, a la quietud, al silencio. Para un mundo comprometido a muerte con la productividad, la rapidez y la planeación a futuro, la emergencia sanitaria es un alto en seco… Un alto que nos está exigiendo esperar pacientemente, estar con nosotros mismos, enfrentarnos sin escapatoria ni distracción suficiente a nuestra ansiedad, y a vivir más arraigados al presente.
La situación que estamos viviendo me trae a la mente una frase de Adi Da Samraj, artista plástico y maestro espiritual, con el que me topé hace algunos años: Relax… nothing is under control… Relájate… nada está bajo control... Relájate... nada está bajo tú control. La inestabilidad del momento que estamos viviendo es la esencia misma de su estabilidad.
Como productora de teatro, algo de todo esto me resulta familiar… Esa vulnerabilidad me recuerda el momento abrumador y maravilloso antes de arrancar la creación de una obra de teatro… Ese alto en seco al fluir de la vida me remite a los segundos donde el tiempo se detiene entre la última frase de un montaje y el quiebre del primer aplauso… Como amante del teatro, esa pérdida de control me recuerda al expectante silencio y ligera tensión a oscuras que se vive desde una butaca, unos instantes antes de que arranque una obra de teatro que no sé a dónde me va a llevar, y no me queda más que soltar el control, relajarme y disfrutarla, intuyendo y permitiendo que la que salga del teatro sea diferente a la que entró, de alguna manera, así el cambio sea sutil o imperceptible.
Hace unas semanas leí que los artistas estamos de alguna manera preparados psicológicamente para esto. Coincido plenamente. El soltar el control, la vulnerabilidad durante el proceso, lo abrumador de no conocer el destino final y las dudas en torno al resultado, son parte de la esencia misma de la creación artística. No estábamos listos para las graves dificultades económicas que estamos enfrentando, pero sé que saldremos adelante. Sé que la comunidad teatral saldrá adelante y que con el tiempo esto nos hará incluso más fuertes. Y lo sé porque nuestra convicción de que el arte puede (y debe) cambiar al mundo es más fuerte. Lo sé porque en esta emergencia sanitaria, todos los días me conmueve ser testigo de la unión, la pasión, la empatía, la solidaridad y la disposición de la comunidad a la que orgullosamente pertenezco, y sobre todo, de la fuerza y el compromiso de los miembros del Colegio de Productores de Teatro para con la sociedad, el público y el teatro.
Tratando de imaginar el futuro de las artes escénicas después de la contingencia sanitaria, me siento vulnerable pero optimista. Creo que después de cada crisis, el mundo necesita del arte para reconstruirse, para volver a conectar, para nutrir el alma, para reflexionar, procesar y sanar. Creo que esta contingencia sanitaria nos convertirá en una sociedad distinta, y creo que será una sociedad más sensible, más empática, más relajada, con menos prisa y con más ganas de vivir plenamente. Y el teatro ahí estará.
La realidad es que no sabemos qué va a pasar, cómo va a pasar, cuándo va a pasar, cuándo va a terminar, qué tanto nos va a cambiar y cómo será esa nueva “normalidad” cuando sea que entremos a ella. Pero de algo estoy segura… habrá arte… y habrá teatro... Así que por ahora relájate… respira… y suelta… que el teatro aquí estará para cacharte cuando todo esto pase.
*Jimena Saltiel es Presidenta del Colegio de Productores de Teatro.