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El futuro de las artes escénicas después de la contingencia

Por Verónica Tapia Courbis*

Para poder hablar del futuro de las artes escénicas, me debo remontar a nuestra primera contingencia, la crisis social, que partió un lejano 18 de octubre de 2019. Ese día Chile despertó, y durante noviembre y diciembre las manifestaciones se vivieron por todas partes y casi a diario, lo que paralizó nuestra actividad teatral. Pronto, las salas empezamos a movilizarnos de distintas maneras. Si no podíamos hacer funciones, realizábamos charlas, talleres. Otros espacios se convertían en centros de primeros auxilios o lugares de debate, mientras que las paredes de nuestros edificios servían para la expresión de las personas. Estábamos con la causa, pero, por supuesto, esto afectó los ingresos de todos los espacios.

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Durante diciembre y enero retomamos funciones, buscando nuevos horarios, febrero es mes de vacaciones en nuestro hemisferio y casi todos los teatros cierran. Pensamos que a pesar de que marzo se avizoraba como un mes en el que volverían con fuerza las manifestaciones, podríamos continuar con estas nuevas medidas. Ya nos habíamos acostumbrado, luego del caos inicial las cosas se iban ordenando de a poco y sentíamos que era justo que Chile despertara, hasta que llegó nuestra segunda contingencia, la crisis sanitaria.

Fue muy fuerte el día en que decidimos cancelar todas las funciones y cerrar los teatros, apenas comenzada la temporada 2020. Debo confesar que sentí que era una medida exagerada y que debíamos

esperar lo que decían las autoridades, ya que muchos teatros quebrarían con un nuevo cierre. Pero hoy, a más de un mes y con todo el dolor que me causa, comprendo que la medida fue la correcta.

Hoy trato de mirar hacia adelante, pero me es muy complejo al pensar en todos los trabajadores de las artes escénicas que hoy no están recibiendo ningún pago, que no tienen seguros ni previsión social y que trabajan sin contrato. Pienso también en los espacios independientes que no reciben ningún aporte estatal y que financian su operación con el ingreso de las entradas, por lo que, probablemente,

no podrán pagar a sus trabajadores, el arriendo, los gastos básicos y un largo etcétera. Entonces veo que estas crisis solo sacan a flote los reales y antiguos peligros que el sector artístico y cultural ha vivido siempre.

El Ministerio de las Culturas el Arte y el Patrimonio informó, mediante redes sociales, que repartiría 15.000 millones de pesos (alrededor de 17 millones de dólares) pero lo que aún no sabemos es cómo lo van a distribuir para poder paliar esta crisis y si van a recortar presupuestos de distintas áreas e instituciones estatales para poder hacerlo. Sé que si se logra concretar va

a ser de mucha ayuda, pero no se va a solucionar el problema de fondo que es cómo mantenemos nuestras instituciones culturales y a nuestros artistas de manera sostenida sabiendo su importancia en mediar el acceso de todo ciudadano a los bienes simbólicos, artísticos y culturales.

Y si luego de todo esto pienso en el futuro de las artes escénicas, veo que será un camino largo. Volveremos a encontrarnos, quizás mucho más tarde de lo que podamos imaginar, y que a pesar de todas las medidas que tomemos, nosotros y nuestro público tendremos miedo de estar en lugares cerrados y sentarnos junto a una persona desconocida. Pero también presiento que esta cuarentena por la que estamos atravesando a relevado la importancia de la vida en comunidad, de dejar la virtualidad y volver a lo presencial, lo vivo. De encontrarnos nuevamente con la mirada real de un actor o actriz sobre el escenario.

Johannes Breitschaft / Unsplash

Pero para que esto pase debemos pensar hoy distintas acciones que ayuden a crear confianza. Saber que no podremos funcionar a toda capacidad en nuestros espacios para poder resguardar las distancias, que tendremos que reforzar la sanitización de nuestros teatros, que durante mucho tiempo no veremos rostros si no mascarillas desde el escenario. Pero lo más importante para poder vivir esta transición y que vuelva nuestra audiencia a las salas es un Estado que genere medidas claras de apoyo hacia los espacios culturales, sus trabajadores y los públicos, y este es un trabajo en conjunto que debe comenzar hoy para que no veamos desaparecer todo lo que hemos logrado hasta ahora.

*Verónica Tapia Courbis es Presidenta de Red Salas de Teatro y Directora Ejecutiva del Teatro UC, en Santiago, Chile.

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