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LA HORA DE LOS CAMBIOS

foto / Ryoji Iwata / Unsplash

No hablemos solo de economías… somos mucho más que números, medidas fiscales y económicas.

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Por Jacobo Pallarés*

Entender la Misión de la cultura, en este caso las Artes escénicas, como una herramienta pública para crear una sociedad más crítica, comprometida y dinámica. Para ello la cultura no debe basarse en parámetros empresariales, ni compararla con conceptos como “privado”, beneficios económicos, mercado y demás conceptos neoliberales que han ocasionado una merma y distanciado a la cultura de la sociedad, del ciudadano y se ha convertido en un “sector” como otros muchos. La cultura no es un sector, ni es un mercado, ni es una economía… es el alimento del alma, el que nos hace ser mejores, progresar en pensamiento, en crítica, construye puentes, paisajes bellos, reflexiones necesarias e imagina futuros o los pone en tensión. Es la energía del alma sin contemplaciones.

Por todo ello la cultura no debería exhibirse únicamente ante nuestra sociedad en estos momentos como una amalgama de medidas económicas, laborales, fiscales… sino ser la vanguardia del cambio, imaginarse cualitativamente y, así sí, exhibirse y exponerse como parte inherente de las necesidades básicas del ser humano.

Si desde los años 80 hasta los días de hoy vemos las debilidades, las precariedades, los modelos inestables… si vemos que casi todo lo construido por la cultura son castillos en la arena es porque, por mucho

La cultura no es un sector, ni es un mercado, ni es una economía… es el alimento del alma, el que nos hace ser mejores, progresar en pensamiento, en crítica, construye puentes, paisajes bellos, reflexiones necesarias e imagina futuros o los pone en tensión. Es la energía del alma sin contemplaciones.

que no queramos reconocerlo, no funciona el modelo empresarial y subvencionado en el que se nos insertó a la inmensa mayoría de la cultura, salvo excepciones honrosas en diferentes países como Francia. Y ahora, con documentos como el de las 52 medidas creado por las asociaciones nacionales españolas, y diferentes documentos creados por las diferentes asociaciones de manera individual, en los que enumeran baterías de medidas económicas urgentes que si no son atendidas colocarían en riesgo serio a las artes escénicas.

Si somos desde los años 80 un sector económico, liberal, de mercado, ¿cómo es que hemos entrado desde el día 1 de la crisis del COVID-19 en colapso?

Si somos desde los años 80 un sector económico, liberal, de mercado, ¿cómo es que hemos entrado desde el día 1 de la crisis del COVID-19 en colapso? La coyuntura es capaz de enviar a la UCI a cualquier empresa, claro, pero, las empresas, lo normal es que con medidas económicas puedan seguir con su misión de construir beneficios económicos para su empresa de una manera u otra, actualizándose o esperando que amaine. En nuestro caso es como si, desde hace tiempo, supiéramos que no estamos en las estructuras jurídicas que toca, que no sea nuestra misión con la que se nos juzga fiscal y económicamente por el Estado y sus secuaces de Hacienda, Economía y Trabajo. El enorme paro de los actores, la poca circulación de las compañías, el endeudamiento masivo de

nuestras “empresas” solo marcan un futuro, a la vez que presente, desolador: el deterioro paulatino y el fracaso cercano. Pero siempre nacerá una nueva compañía a engrosar los números, y otra con renovadas energías que se irá dando de bruces a medida que reconvierta “obligatoriamente” de colectivo a asociación y luego a empresa, como mandan los cánones, además alentado por una serie de asociaciones de empresas ávidas por mostrar músculo financiero, dar datos de PIB, contrataciones, plusvalías económicas y demás milongas cuantitativas que nos hacen flaco favor a todos los integrantes de este diverso y rico ecosistema cultural.

Es el momento de pensar en cambios de paradigmas, de nomenclaturas, de apoyos, de estructuras… siempre estará la enorme creatividad y la historia cultural para servirnos de anclaje y no perdernos otra vez.

La Cultura debe ser inherente al Estado, parte sólida del esqueleto para configurar la idea de pueblo, de cultura, de ser humano; debe ser consistente y no líquida; debe ser entendida desde otros extremos no vacilantes. Ahora mismo cualquier demanda podría ser contestada por cualquier otro sector como ¿por qué a nosotros no se nos aplican medidas similares? Debemos estar necesariamente fuera de toda duda posible, respetados, valorados para poder realizar el trabajo de construcción de los pensamientos, de los sueños, de los imposibles, de las utopías, que al final son las que conducen irremediablemente a los futuros cargados de esperanza…

*Jacobo Pallarés es Codirector artístico de Espacio Inestable y Presidente de la red de teatros alternativos de España.

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