Procesos político económicos y el mundo del trabajo actual en contextos urbanos y rurales

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Presidenta de la Nación
 Dra. Cristina Fernández de Kirchner Jefatura de Gabinete
 Dr. Juan Manuel Abal Medina

Ministro de Educación
 Prof. Alberto Sileoni Secretaría de Educación
 Lic. Jaime Perczyk Jefatura de Asesores de Gabinete del Sr. Ministro A.S. Pablo Urquiza Instituto Nacional de Formación Docente
 Directora Ejecutiva Lic. Verónica Piovani Coordinación Nacional de Tecnicaturas Superiores Sociales y Humanísticas Lic. Gustavo Wansidler


Certificación de Formación Profesional inicial en Economía Social orientada al desarrollo de las comunidades rurales

Procesos político económicos y el mundo del trabajo actual en contextos urbanos y rurales VALERIA MUTUBERRÍA LAZARINI


Instituto Nacional de Formación Docente Directora Ejecutiva Lic. Verónica Piovani Tecnicaturas Superiores Sociales y Humanísticas Coordinador Nacional Lic. Gustavo Wansidler Área de Fortalecimiento Institucional Responsable Prof. Valeria Frejtman Línea de Desarrollo Profesional Responsable Esp. Marcela Browne Certificacion en Economía social oreintada al desarrollo de las comunidades rurales Lic. Ernesto Crescente Esp. Marcela Browne Responsables Pedagógicas Esp. Marcela Browne Lic. Matilde Latrónico Diseño de soporte Multimedia Lic. Christian Silva

Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca Ing. Agr. Carlos Casamiquela Jefe de Gabinete Ing. Hector Espina Secretaría de Desarrollo rural y agricultura familiar Ing. Carla Campos Bilbao Subsecretaría de Agricultura Familiar Sr. Emilio Pérsico Jefe de Gabinete de la Subsecretaría de Agricultura Familiar Sr. Osvaldo Chiaramonte Jefa de Asesores de la Subsecretaría de Agricultura Familiar Docente María Cassino Director Nacional de Fortalecimiento Institucional Ing. Alberto Chiavarino Director Nacional de Protocolos de Producción Artesanal Ing. Juan Pablo Iurman Director Nacional de Industrialización de la Agricultura familiar Dr. Ricardo Vissani

Módulo Procesos político económicos y el mundo del trabajo actual en contextos urbanos y rurales

Ministro de la provincia de Misiones Ing. Luis A. Jacobo

Autores Mag. Valeria Mutuberría Lazarini

Subsecretario de Educación Dante Délfor Genessini

Edición y diagramación Trad. Vanesa Frejtman

Presidente Consejo General de Educación CPN. Adolfo Safrán

Diseño Gráfico Dg. Natalia Gloverdans Ilustrador Otto Soria

Dirección de Educación Superior Prof. Paola Fabiana Toledo




Procesos político económicos y el mundo del trabajo actual en contextos urbanos y rurales

Indice INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS

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CAPÍTULO 1. Nociones básicas para entender y reflexionar sobre los cambios en el mundo del trabajo 1.1. ¿Qué es la política? ¿Qué es lo político? 1.2. ¿Qué es la economía? ¿Qué es lo económico? 1.2.1. ¿Qué significa actuar bajo racionalidad instrumental? 1.2.2. Otra perspectiva de la economía y lo económico 1.3. El mundo del trabajo y los procesos político económicos 1.3.1. Algunos debates en torno a la noción del trabajo 1.3.2. ¿Por qué hablamos de “mundo del trabajo”?

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CAPÍTULO 2. Las transformaciones en el mundo del trabajo 2.1. Tendencias mundiales del mundo del trabajo 2.1.1. Hacemos un poco de historia… 2.2. La situación en Latinoamérica

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CAPÍTULO 3. Formas de trabajo autogestionado 3.1. Principales características de las formas alternativas de organización del trabajo y la producción 3.2. Las especificidades del trabajo autogestionado 3.3. Autogestión, organización del trabajo y economía social y solidaria

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3.4. Los procesos de autogestión en Argentina

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CAPÍTULO 4. Especificidades de los procesos político económicos y el mundo del trabajo en el ámbito rural: economía comunitaria, agricultura familiar y autogestión 4.1. ¿Qué sucedió en el ámbito rural? 4.2. El trabajo rural y sus especificidades 4.3. La economía comunitaria y la agricultura familiar 4.4. Desafíos actuales del ámbito rural 4.4.1. Problemática de la tierra 4.4.2. Soberanía alimentaria 4.4.3. Agroecología

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Por razones estrictamente gramaticales y para facilitar la lectura, en este módulo usaremos el género masculino para referirnos tanto a varones como a mujeres.

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Introducción Yo pregunto a los presentes Si no se han puesto a pensar Que esta tierra es de nosotros Y no del que tenga más (Victor Jara)

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lo largo de las últimas décadas, el medio rural ha sufrido en gran medida los efectos de los procesos de globalización y de ajuste estructural, intensificándose el dominio del capital financiero sobre la producción agropecuaria. La creciente afluencia de capitales inversores y especulativos sobre la tierra impactó sobre el precio de la misma, en parte a causa de la falta de rentabilidad de otros sectores productivos y de la volatilidad del valor de las monedas, ahondando la inflación mundial de las commodities alimentarias. Al mismo tiempo, el trabajo asalariado fue precarizándose paulatinamente y como consecuencia los agricultores familiares se vieron obligados a que recurrir a la multiocupación para mantener la sustentabilidad perdida. Además, la expulsión de pequeños y medianos productores hacia áreas urbanas generó un éxodo rural, la producción del agro se orientó crecientemente hacia el mercado internacional y los productores del sector agrario se articularon a complejos agroindustriales en los que predominan las decisiones que privilegian los intereses de las grandes empresas transnacionales o transnacionalizadas. En síntesis, las nuevas tendencias hacia la modernización de la actividad agropecuaria coexisten con situaciones de marginación, precariedad y pobreza, a partir de las cuales se reconoce el grave riesgo de desaparición de los tradicionales actores sociales rurales: los campesinos, los medianos y pequeños productores agropecuarios, los trabajadores rurales, los agricultores familiares. En este contexto, el modelo de desarrollo local se presenta como una de las alternativas más apropia-

das para las pequeñas comunidades rurales, ya que promueve la integración y desarrollo de las capacidades e instituciones locales, así como el aprendizaje continuo de los actores. En este sentido, el desarrollo local articula lo productivo con la equidad social, promoviendo el arraigo y respetando la propia idiosincrasia de las comunidades. Por otra parte, en los últimos años se ha registrado un importante crecimiento de formas de organización autogestivas y asociativas que constituyen perfiles de una “nueva” economía social, tales como iniciativas de pequeños emprendimientos, unidades productivas de subsistencia, empresas recuperadas por los trabajadores, ferias francas, clubes de trueque y sistemas de comercialización alternativos. De este modo, el desarrollo local y la economía social constituyen un sistema de relaciones económicas que pueden ser consideradas herramientas de inclusión social, de desarrollo y de ciudadanía plena, en tanto que posibilitan la solidaridad y las diversas formas de organización para la producción económica y comunitaria. Ambos conceptos están indisolublemente relacionados ya que tienen un potencial considerable para la creación de empleo y la mejora de las condiciones de vida de las comunidades. En tal sentido, este módulo aporta al fortalecimiento de los agricultores e instituciones que intervengan produciendo bienes públicos de calidad y a los operadores en economía social que quieran acompañar asesorando técnicamente el desarrollo de tales experiencias, y brindando un espacio para el encuentro con diferentes actores sociales comunitarios, lo cual requiere de una perspectiva específica, que esperamos encuentren en este material. OBJETIVOS GENERALES • Generar espacios de reflexión sobre los procesos político económicos y los cambios en el mundo del trabajo. • Identificar las formas de organización colectiva del trabajo y la autogestión basados en principios solidarios.

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• Brindar herramientas que permitan que los operadores en Economía Social puedan fortalecer a los agricultores familiares y sus formas colectivas de organización.

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Capítulo 1 Nociones básicas para entender y reflexionar sobre los cambios en el mundo del trabajo 1.1. ¿Qué es la política? ¿Qué es lo político? 1.2. ¿Qué es la economía? ¿Qué es lo económico? 1.3. El mundo del trabajo y los procesos político económicos

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n este primer capítulo nuestro objetivo es brindarles herramientas conceptuales que sean de utilidad para poder comprender y reflexionar sobre los cambios acontecidos en el mundo del trabajo. En este sentido, nos parece importante comenzar por el desarrollo de ciertos conceptos clave que nos permitirán situar las problemáticas que nos convocan y que estarán atravesando todo este curso.

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1.1. ¿Qué es la política? ¿Qué es lo político?

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l presente módulo se titula Procesos político económicos y el mundo del trabajo actual en contextos urbanos y rurales. Entonces, como punto de partida, les proponemos indagar sobre qué entendemos por procesos político económicos y por qué nos interesa enmarcar el mundo del trabajo en estos procesos. Cuando hablamos de procesos político económicos hacemos referencia a una sucesión de momentos y etapas en los que el desarrollo de los aspectos políticos y económicos afectan directamente la vida de las personas y las sociedades, por lo que la historia tiene un rol muy importante. Entonces, desde esta perspectiva, es importante, en primer lugar, intentar definir qué entendemos por “lo político” y “lo económico”. Desde las ciencias sociales y desde nuestras propias prácticas, no existe una única definición, sino que son múltiples las definiciones que se han desarrollado al respecto. Es por eso que en este módulo sostenemos que los procesos político económicos deben ser abordados desde una mirada compleja; y ¿por qué hacemos énfasis en la mirada compleja? Porque la realidad que nos toca vivir lo es. Desde la cotidianeidad de nuestras vidas, pensarnos como personas, familia u hogar, como sociedad, hasta pensarnos como Nación, implica pensar en estrategias de reproducción y supervivencia que conllevan distintos niveles de decisión, tanto individual, familar como colectiva (en término de grupos de personas que exceden nuestros hogares). Por ello, más allá de los partidos políticos y las cuestiones electorales, proponemos aquí pensar “lo político” como las formas de organización que se da una sociedad para poder reproducirse como tal. Esta perspectiva nos remite a pensarnos como hombres y mujeres que viven en permanente diá-

logo y relaciones con otras personas; no vivimos solos, tampoco podemos subsistir solos, sino que dependemos de otros para nuestra existencia, y es por ello que la política es un aspecto central en nuestra vida que posibilita la convivencia. Entonces, en las sociedades, en la comunidades, en los hogares, en nuestros ámbitos de trabajo, en cada lugar que actuamos, tenemos que tomar decisiones que hacen al desarrollo de nuestras vidas. Esto implica poder reconocer las necesidades propias y grupales, pensar y organizarnos para poder satisfacer esas necesidades, tomar decisiones y planificar soluciones y respuestas, ejecutar nuestro plan de acción, y finalmente poder evaluar los resultados que obtenemos de nuestras acciones y el cumplimiento de nuestros objetivos. De esta manera, la política nos asegura la vida en el sentido más amplio, porque no solo vivimos de aspectos materiales, sino que al ser sujetos enmarcados en una sociedad que tiene su historia y sus procesos, también estamos atravesados por aspectos culturales, simbólicos, comunicacionales e ideológicos.

Momento de Reflexión Tomando en cuenta la noción de “lo político” desarrollada por Hannah Arendt les proponemos describir, en no más de 10 renglones, uno o dos aspectos cotidianos de su vida que puedan pensarse como aspectos políticos.

“La política trata del estar juntos y los unos con los otros de los diversos. Los hombres se organizan políticamente según determinadas comunidades esenciales en un caos absoluto, o a partir de un caos absoluto de las diferencias. En la medida en que se construyen cuerpos políticos sobre la familia y se los entiende a imagen de ésta, se

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considera que los parentescos pueden, por un lado, unir a los más diversos y, por otro, permitir que figuras similares a individuos se distingan las unas de las otras. En esta forma de organización, efectivamente, tanto se disuelve la variedad originaria, como se destruye la igualdad esencial de todos los hombres. La política nace en el Entre-los-hombres, por lo tanto completamente fuera del hombre. De ahí que no haya ninguna substancia propiamente política. La política surge en el entre y se establece como relación” (Hannah Arendt, 2007: 45).

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1.2. ¿Qué es la economía? ¿Qué es lo económico?

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n este apartado, tenemos como objetivo desarrollar la concepción de “lo económico”. Al igual que vimos con lo político, lo económico no tiene una sola definición, así como tampoco lo tiene la economía. Proponemos aquí entender a la economía como un sistema a través del cual las sociedades organizan el trabajo, llevan adelante la producción y distribuyen los bienes, servicios y frutos de ese proceso productivo que, a su vez, son consumidos para satisfacer las necesidades de las personas. Estas actividades se desarrollan a través de las relaciones de los seres humanos entre sí y con la naturaleza, recurso fundamental para el desarrollo de nuestras vidas. La naturaleza es la que nos provee de los recursos necesarios tanto para nuestra reproducción, como para llevar adelante la producción. Tal como mencionamos con anterioridad, la economía tiene múltiples significados que responden a corrientes políticas e ideológicas distintas. La noción de economía que proponemos aquí se diferencia de lo que se suele entender -o lo que los manuales de economía nos quieren hacer entender- como “noción tradicional de economía”, que también es conocida como “economía de libre mercado” o “economía neoclásica o liberal”. Esta visión entiende a la economía como aquellas prácticas que tienen por finalidad la asignación eficiente de recursos escasos para el logro de múltiples fines, y asume que la economía es ahistórica y apolítica. No contempla la sociedad en su conjunto, sino que pone énfasis en un individuo que busca satisfacer sus necesidades de acuerdo a su conveniencia; un individuo egoísta y calculador, solo preocupado por la obtención de beneficio y la acumulación de

ganancia a cualquier costa. Esta forma económica de razonar se llama “racionalidad instrumental”. En cambio en este módulo entendemos que los procesos económicos -organización del trabajo, producción, distribución, intercambio, consumo y acumulación- son atravesados por aspectos políticos, sociales, culturales e históricos y, -al igual que definimos para la política- permiten que una sociedad se reproduzca como tal.

1.2.1. ¿Qué significa actuar bajo racionalidad instrumental?

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ignifica que las decisiones de los individuos tienen como eje central la competitividad y eficiencia como valores supremos, para lograr la acumulación de la ganancia como fin último, incluso sin tener en cuenta la explotación de las personas y la naturaleza, y las consecuencias o daños que causan sus acciones. Todo se remite a un cálculo económico de pérdidas y ganancias. En esta noción no caben, no se toman en cuenta, como podemos deducir, la centralidad del trabajo ni la relevancia de la naturaleza como principales generadores de la riqueza; sino que supone que los trabajadores y la naturaleza tienen que estar al servicio del capital y su acumulación. Tampoco contempla la existencia de prácticas económicas colectivas como la autogestión, la solidaridad, la cooperación y la reciprocidad. Porque se piensa en un individuo egoísta, individualista y concluye que todos actuamos de esa manera; por ende, no hay lugar para otro tipo de prácticas. Por ello, ponemos énfasis en que interpretar de una u otra forma qué es la economía, incide en la mirada que tenemos de las actividades económicas y los procesos que estas conllevan. Quienes se posicionan en la economía de libre mercado, entienden que la forma eficaz y legítima de organización económica es la que responde al interés individual de cada persona y que las necesidades se satisfacen solo a través del mercado (por

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medio de la compra y la venta, del intercambio mercantil y monetario). Esta lógica entiende que podemos acceder a bienes y servicios siempre y cuando tengamos dinero para comprar las mercancías. Y sabemos que, en la realidad, no sucede así. Por poner un ejemplo, tanto en los ámbitos rurales como urbanos, está difundida la práctica del trueque: experiencias de intercambio de bienes y servicios en los que no media el dinero y donde la confianza entre las personas es un valor fundamental.

Para tener en cuenta Los invitamos a conocer la historia de Alicia Alem y Daniel Bareilles quienes en el 2001 armaron una huer ta familiar y formaron par te de una de las tantas experiencias del trueque como modo de organización económica.

"En esa época en la Argentina había 27 monedas entre fiscales y cuasifiscales. Nosotros tuvimos que inventar la numero 28: el ticket trueque. Inventamos el club del trueque porque no agarrábamos ninguna de las 27 (risas). Y no es que no teníamos una historia de trabajo, teníamos toda una historia de trabajo y de apostar a construir una sociedad justa" asegura Daniel sentado cerca de un galpón en el que ahora hay centenares de conejos. Agricultores Familiares: Una pala y un rastrillo para sobrevivir a la hecatombe económica, social y política http://www.telam.com.ar/notas/201212/1894-agricultores-familiares-una-pala-y-un-rastrillo-parasobrevivir-a-la-hecatombe-economica-social-y-politica.php

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1.2.2. Otra perspectiva de la economía y lo económico

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uego de todo expuesto, nos gustaría sintetizar nuestra perspectiva en relación a la economía y lo económico, que difiere de la economía tradicional porque entendemos que: • El mercado no regula todas las actividades económicas; podemos llevar adelante el intercambio de bienes y servicios sin que medie el dinero, por medio de relaciones de confianza y reciprocidad entre las personas. El sistema de mercado no constituye el único sistema económico viable y legítimo en las sociedades. • No todas las necesidades se satisfacen en forma individual; parte importante se resuelve colectivamente en el hogar, en el barrio, en la comunidad, etc.; es decir que la institución primordial donde se satisfacen estas necesidades no es el mercado, dado que existen estrategias y relaciones de reciprocidad, solidaridad, cooperación y vecindad en las que no media el dinero. • Hay prácticas económicas donde no prima el interés individual, sino un interés compartido o colectivo. Hay prácticas económicas que no están motorizadas por la acumulación de la ganancia sino que tienen como eje central la reproducción de la vida de las personas, el trabajo y las condiciones del trabajo. Finalmente diremos que entendemos “lo económico” como formas de organización donde las relaciones entre hombres y mujeres y de estos últimos con la naturaleza permiten el abastecimiento sostenido de medios de vida para la satisfacción de las necesidades de la sociedad (Caillé, 2009), a través de la organización del trabajo, la producción, la distribución, el intercambio, el consumo y el ahorro. Esta forma de mirar “lo económico” descansa en una visión colectiva, compleja y procesual de las prácticas económicas. En estos procesos, el diálogo con el Estado es permanente, dado que como sociedad elegimos a


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nuestros representantes, así como también, somos sujetos de derechos y obligaciones. También es fundamental que, como ciudadanos, participemos no solamente en la elección de quienes nos gobiernan, sino que nos comprometamos e involucremos como sujetos activos en las decisiones políticas; es decir, en todo el proceso permanente de dirección de los procesos económicos, políticos, culturales y sociales, ya que todas las decisiones que se toman en estos procesos inciden directamente en el bienestar y en la calidad de vida de las personas.

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1.3. El mundo del trabajo y los procesos político económicos

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hora, ¿cómo se vincula el trabajo y el mundo del trabajo con estos procesos político económicos? A lo largo de la historia, el concepto de trabajo ha recorrido distintos significados. Incluso, al igual que con la economía y la política, de acuerdo con la teoría en que nos posicionemos, “el trabajo” tendrá distintos sentidos (profundizaremos este aspecto cuando tratemos los procesos históricos del trabajo). Por ejemplo, muchas personas consideran el trabajo como sinónimo de penitencia y castigo, y esto tiene que ver con la concepción del trabajo en la modernidad y en el sistema capitalista. En ese marco, el trabajo se entiende como una actividad obligatoria y desagradable, que se opone a la creatividad, al disfrute del tiempo libre y al ejercicio de nuestra libertad. En cambio, en este módulo, vamos a proponer un abordaje más complejo y rico de esta noción. Para empezar, diremos que el trabajo es un proceso de producción, de intercambio orgánico entre naturaleza y sociedad, a través del cual se busca la reproducción material y total de la sociedad; es decir, conseguir los bienes materiales que nos permitan desarrollar nuestras vidas. Por otro lado, consideramos que el trabajo, junto a la naturaleza, son las principales fuentes generadoras de riqueza (que no debemos confundir con ganancia). Además, el trabajo es un aspecto central de la socialización y vinculación entre las personas, de los procesos de aprendizajes y comunicación; es imprescindible para el desarrollo de nuestras capacidades en todos los sentidos y de nuestra creatividad. Finalmente, el trabajo nos permite reflexionar sobre la necesidad que tenemos de comunicarnos, organizarnos y actuar con el otro.

Así, el trabajo es un sistema que se desarrolla en distintas etapas y dimensiones. Y se requiere de la organización de las personas, del hogar, de la comunidad y de la sociedad para poder realizarlo, para que sus frutos lleguen a la sociedad en su conjunto, y para que sea apropiado socialmente. Si bien estos son todos los sentidos que queremos compartir en torno al trabajo, el concepto mismo se define según el modo de organización de la producción y reproducción de la vida. La definición de Marcos Arruda (2004: 420, 422) sintetiza los aspectos del trabajo que mencionamos más arriba: “En su sentido más amplio, el trabajo humano es definido como acción de las mujeres y hombres que buscan responder a sus necesidades o toda acción o proceso transformador, creativo, liberador, orientado al desarrollo de la propia persona, de otras y de la sociedad humana, personal y socialmente responsable, en un sentido integrador consigo mismo, con cada Otro, con la sociedad y con la Naturaleza […] Más genéricamente, el trabajo humano es toda acción que resulta en transformación de la naturaleza en beneficio del hombre; y desde esta perspectiva es posible organizar socialmente el trabajo no como división o fragmentación dado el ambiente de confrontación o competencia, sino como un compartir, referido a un ambiente de colaboración y resultante de un diálogo, negociación colectiva y planificación donde los involucrados participan”. Con ello, el trabajo tiene la capacidad de construir y transformar la realidad que nos toca vivir y, al mismo tiempo, es a través del trabajo que “la persona se posiciona en el mundo y en la sociedad, atiende sus necesidades y aspiraciones, se produce como personalidad e identidad, se desarrolla. Esta definición se realiza siempre en un contexto sociohistórico y, por tanto, sólo tiene sentido discutir el trabajo de modo contextualizado”. En esta línea de pensamiento y acción podemos situar a la Economía Social, cuya concepción genera una importante tensión con la perspectiva capitalista que, como vimos, entiende al trabajo como mercancía y lo asocia únicamente al “trabajo asalariado”. Como sostiene Arruda (Ib.: 420), “el hecho histórico que marcó con mayor impacto la evolución

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del concepto de trabajo fue su transformación en mercancía. La crítica de la cosificación capitalista de las relaciones sociales de producción, la alienación del trabajo a través de las mediaciones cosificadas del trabajo asalariado, de la propiedad privada y del intercambio (Mészáros, 1970). La mercantilización del trabajo, que obliga al trabajador a emplearse para sobrevivir, lo forzó a aceptar cualquier condición de trabajo y salario, permitiendo que el capitalista tuviera la máxima libertad en la relación social de producción”.

1.3.1. Algunos debates en torno a la noción del trabajo

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n este marco de reflexión, queremos introducir algunas de las cuestiones fundamentales que se debaten en torno a la noción de trabajo:

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• La reducción del trabajo humano a una “mercancía” Este aspecto es un importante punto de debate. Siguiendo a Arruda (2004), asimilar el trabajo a una mercancía genera la subordinación del trabajo asalariado al capital. Esto significa que los trabajadores no acceden a la propiedad y al control de la empresa; es decir que, pese a ser sujetos centrales en los procesos productivos, no participan de la propiedad de los medios de producción ni de las decisiones acerca de qué y cómo producir o cómo dividir las ganancias de la productividad. De esta manera, la subsistencia de los trabajadores y sus familias está asegurada solo si venden su capacidad y tiempo de trabajo en el mercado a cambio de un salario. Esta forma predominante de entender el trabajo es muy restrictiva y equipara el trabajo solo al empleo bajo relación de dependencia (sin tener en cuenta que existen otras formas de organizar el trabajo donde no existe patrón). Por ello, es importante entender el trabajo desde un sentido más amplio que nos permita englobar todas las formas de organización, y en el que el eje esté puesto no solo en conseguir los recursos para satisfacer nuestra vida cotidiana,

sino en la actividad de recreación, creación, socialización, etc., que puede suponer, como lo hemos definido más arriba. • El trabajo de reproducción, el trabajo doméstico Abordaremos aquí la cuestión del trabajo de reproducción o trabajo doméstico, que muchas veces es asimilado al “trabajo de las mujeres”, dado que aún vivimos en una sociedad en la que se intenta legitimar una cierta división sexual del trabajo que entiende que las actividades domésticas deben estar a cargo de las mujeres, aspecto que en la vida real no sucede. Con anterioridad, desarrollamos las distintas particularidades del trabajo, y no queremos dejar de mencionar la importancia que tienen las actividades de reproducción para el desarrolo de la vida de las personas, que también implican trabajo. El trabajo está presente en nuestra vida cotidiana, y el trabajo de reproducción es parte importante de ello. En este sentido, queremos compartir las reflexiones de Agnes Heller (1987:122) quien sostiene que: “Para reproducirse a sí mismos como particulares los hombres -la mayoría de los hombres- deben efectuar un trabajo. Por lo tanto el trabajo es necesario para la reproducción del particular, en este sentido el trabajo es una actividad cotidiana. El trabajo ha sido practicamente siempre el elemento dominante de la vida cotidiana; precisamente en torno al trabajo estaban organizadas las otras actividades de la vida cotidiana. Los hombres han ‘ganado el pan con el sudor de su frente’. Para un niño o niña hijos de campesinos, llegar a adultos significa ante todo ser aptos para el trabajo; la mayor parte de las relaciones interpersonales surgían en el curso del trabajo; los niños eran educados para el trabajo; una parte notable de los conceptos morales estaba concentrada sobre el trabajo; incluso las fiestas en general remitián, de un modo u otro, al trabajo [...] el trabajo sigue siendo parte orgánica de la vida cotidiana; sin él no es posible mantenerse con vida, mientras que las otras actividades cotidianas se ordenan sobre su base”. En esta línea, nos parece importante el reconocimiento del trabajo de reproducción/trabajo doméstico, dado que muchas veces no se considera porque no hay de por me-


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dio una remuneración; sin embargo, estas actividades insumen tiempo y energía y son fundamentales para el desarrollo de nuestras vidas. Por ello, queremos destacar la necesidad de valorar y respetar estas actividades, entre las que se encuentran, por ejemplo, el cuidado de los niños y los adultos mayores, la producción de alimentos para consumo de las familias, las tareas de limpieza, mantenimiento y organización del hogar, la autoconstrucción de viviendas para el mejoramiento habitacional y las actividades comunitarias. • Trabajo de niños, niñas y adolescentes En este punto queremos introducir el controvertido tema del trabajo de niños, niñas y adolescentes. No es nuestra intención aquí profundizar en los debates en torno al trabajo infantil. Pero, a muy grandes rasgos, quisiéramos mencionar dos líneas de pensamiento sobre esta cuestión: por un lado, están aquellos abordajes que buscan abolir estas prácticas por considerarlas abusivas y de vulneración de derechos de los niños, niñas y adolescentes; y, por el otro, están quienes buscan diferenciar el “trabajo infantil” de la “explotación laboral infantil” y reivindicar el trabajo como un derecho inherente al ser humano (Chiroque Solano, 2008). En relación a esta última posición, respecto al trabajo infantil debemos tener en cuenta que en algunos ámbitos, como el sector rural, los niños, niñas y adolescentes participan de la organización familiar del trabajo orientado a la supervivencia y reproducción de la unidad domestica familiar y comunitaria. En estos casos, siguiendo a Chiroque Solano, el trabajo de los niños, niñas y adolescentes es valorado además de su contribución a la supervivencia del hogar y la comunidad, como “un espacio de formación y aprendizaje, de desarrollo de habilidades, de participación en los roles y tareas de la comunidad (Liebel, 2003 / Losoviz, 2006 / Morsolin, 2007, Cussianovich), sea desde una concepción rural y tradicional (concepción de trabajo desde los pueblos originarios), siempre y cuando este se desarrolle en condiciones que no afecte a su desarrollo integral como persona”. Podemos encontrar ejemplos en la agricultura familiar, donde los pequeños y

jóvenes de la familia participan en las tareas vinculadas a la producción para el autoconsumo como parte de la organización familiar y el desarrollo comunitario. En este marco, es importante poner atención en las condiciones en las que los niños, niñas y adolescentes llevan adelante las actividades. Hemos sido testigos de casos de explotación del trabajo infantil donde los menores son sometidos a largas jornadas de trabajo, en condiciones infrahumanas, expuestos a trabajos insalubres, privados de ejercer su derecho a la educación, la recreación y el juego. Por ello, la importancia de que los niños, niñas y adolescentes ejerzan sus derechos, puedan decidir y que esto se complemente con la cooperación y solidaridad familiar. En este marco, es fundamental compatibilizar el trabajo diario con la educación y los tiempos de juego y recreación.

Para mirar Los invitamos a ver y conocer la experiencia de mujeres campesinas organizadas en distintos puntos del mundo.

“Reconocemos el papel Fundamental de las mujeres en la agricultura, en la pesca y en el uso y gestión de los recursos. No hay reforma agraria genuina sin equidad de género, por eso exigimos y nos comprometemos a que la nueva reforma agraria asegure a las mujeres plena igualdad de oportunidades y de derechos a la tierra y a los recursos naturales, reconozca su diversidad y repare la discriminación y las desventajas sociales a las que las mujeres han sido sometidas en el campo para nuestras sociedades. La nueva reforma agraria debe dar prioridad a los derechos de la mujer y garantizar un futuro digno para la juventud rural” (Foro Nacional de la Agricultura

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Familiar, mayo de 2006 Mendoza, Argentina).

IV Asamblea Internacional de Mujeres de la Vía Campesina 2013. http://www.youtube.com/watch?feature=player_ embeddedyv=N9WbQLdl9uY “Mujeres Campesinas”. http://www.cloc-viacampesina.net/pt/reformaagraria/1224-mujeres-campesinas

1.3.2. ¿Por qué hablamos de “mundo del trabajo”?

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ada la complejidad que implica abordar los temas vinculados al trabajo y los procesos político económicos que subyacen a estas prácticas, hablamos del “mundo del trabajo” para dar cuenta de la complejidad de esta noción. Como hemos visto, el trabajo tiene muchas concepciones, sentidos y definiciones y es atravesado por distintas problemáticas. A su vez, en cada momento histórico se han definido modos de producción en los que imperan o se legitiman determinadas características asociadas al trabajo, por ejemplo, la hegemonización del empleo bajo relación de dependencia y una sociedad que se organiza alrededor de ello; o bien la coexistencia de distintas formas de organizar el trabajo, como se da en nuestras sociedades, donde tenemos trabajo bajo relación de dependencia, empleo, trabajo comunitario, trabajo autogestionado, etc. El mundo del trabajo nos permite dar cuenta del entramado de relaciones y situaciones que se dan en torno al trabajo, y qué actores participan. Esta noción plantea la necesidad de mirar el trabajo en permanente diálogo con otros mundos de vida, poder también observar y tener en cuenta cómo se relaciona el trabajo con la familia, el trabajo con la comunidad, el trabajo con la educación, el trabajo con la salud y otros aspectos que nos atraviesan en nuestra vida cotidiana.

Momento de Reflexión Les proponemos realizar las siguientes consignas en base a los contenidos que hemos desarrollado en este capítulo. 1. Caractericen el trabajo que realizan a diario. 2. Describan cómo se organiza el trabajo y quiénes participan de estas actividades. 3. ¿Cómo definirían “trabajo” teniendo en cuenta las actividades que realizan cotidianamente?


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Biblioteca • Arendt, H. (2007). ¿Qué es la política?, Buenos Aires: Ediciones Paidós • Arruda, M. (2004). “Trabajo Emancipado”. En Cattani, A. (Org.), La Otra Economía, Buenos Aires:, Ediciones UNGS, Editorial Altamira, Fundación OSDE (Colección Lecturas sobre Economía Social) • Caillé, A. (2009). “Sobre los Conceptos de Economía en general y de Economía Solidaria en particular”. En Coraggio, J. L. (Org.), ¿Qué es lo económico? Materiales para un debate necesario contra el fatalismo, Buenos Aires: Ediciones Ciccus • Chiroque Solano, H. (2008). Trabajo infanto adolescente como estrategia de reproducción comunitaria, Ponencia presentada en el Noveno Congreso Nacional de Estudios de Trabajo, Asociación Argentina de Especialistas en Estudios del Trabajo (ASET), Ciudad de Buenos Aires, Argentina • Heller, A. (1987). Sociología de la vida cotidiana, Barcelona: Ediciones Península

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Capítulo 2 Las transformaciones en el mundo del trabajo 2.1. Tendencias mundiales del mundo del trabajo 2.2. La situación en Latinoamérica

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n el capítulo anterior revisamos algunos aspectos conceptuales de las nociones del trabajo, tema central de nuestro módulo. En este apartado, vamos a centrar nuestra atención en la transformaciones del mundo del trabajo tomando en cuenta los procesos político económicos en los que se desarrollan.

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2.1. Tendencias mundiales del L mundo del trabajo

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omo ya dijimos, el trabajo es la actividad principal que desarrollamos las personas para poder reproducir nuestras vidas y la de la sociedad en su conjunto. En este sentido, una vez revisadas las nociones de trabajo, nos parece importante situar históricamente, en los procesos político económicos, el impacto que tuvo en los trabajadores el desarrollo del sistema capitalista cuya principal característica fue la separación de los trabajadores de sus medios de producción. Este aspecto tuvo un fuerte impacto en los trabajadores avocados a las actividades rurales, ya que no solamente se quedaron desprovistos de sus herramientas, y en muchos casos de sus tierras, sino que también, la necesidad de obtener un sustento diario, que ya no provenía pura y exclusivamente del trabajo en la tierra, implicó que se dieran importantes procesos de migración del campo a la ciudad. Este hecho convirtió al trabajo en lo que denominamos “una mercancía”, porque el trabajador se vió obligado a vender su fuerza de trabajo, sus capacidades, en el mercado para conseguir recursos y poder cubrir sus necesidades personales y del hogar. Un dato importante es que la naturaleza (nuestro planeta) corrió la misma suerte que el trabajo y también se convirtió en mercancía. Todo esto dio lugar a la conformación del modo de producción capitalista a partir de mediados del siglo XVIII en Europa Occidental.

2.1.1. Hacemos un poco de historia…

a separación del trabajador de sus medios de producción se ha dado como proceso en el sistema capitalista a lo largo de varios siglos. Y han sido muchos los actores e instituciones que han participado de ese proceso. En el período de hegemonización del capitalismo en Europa Occidental durante el siglo XVIII, surgieron los Estados nación1 que a través de diversas regulaciones y políticas públicas permitieron institucionalizar este sistema. Si bien este proceso estuvo centrado en Europa, no podemos olvidar que gran parte del financiamiento del capitalismo durante siglos consistió en el saqueo realizado a las colonias, y una de las regiones más azotadas fue Latinoamérica. La separación de los medios de producción de los trabajadores que históricamente resolvían la subsistencia familiar a través del trabajo en la tierra, la producción de valores de uso y la cooperación entre los trabajadores, convirtió a los productores/ campesinos en obreros que pasaron a ocupar un lugar en la cadena de producción capitalista cuyo lugar de desarrollo pasó a ser la fábrica. En este lugar, un patrón-empresario, actuando bajo la lógica de la acumulación de la ganancia, subordinaba a los trabajadores y su fuerza de trabajo. De esta forma, la capacidad de trabajo de los obreros era explotada con el ánimo de generar beneficios para el propietario sin importar las condiciones en las que se desarrollan esas actividades. En este proceso histórico, se produjeron importantes transformaciones a nivel económico, político y social en el que millones de personas se vieron obligadas a dejar el campo e irse a la ciudad para cubrir las condiciones mínimas de existencia a través de la obtención de un ingreso. Esta migración forzada de los trabajadores hacia los lugares donde estaban instaladas las fábricas generó procesos de urbanización alrededor de los centros de trabajo, conformado ciudades donde las familias se asentaban de acuerdo a sus posibilidades, sin infraestructura previa, sin acceso a una vi-

1• A muy grandes rasgos, la noción de Estado nación o Estado moderno refiere a la renovación de las instituciones y autoridades de la Nación que derivaron en un nuevo orden social titulado liberal, burgués y capitalista que reemplazó al antiguo Estado feudal. Un punto relevante de este proceso fue el apoyo de los Estados nación a las expropiaciones de los medios de producción de los campesinos, permitiendo los cercamientos de las tierras a través de leyes, desarticulando la organización comunitaria y concentrando la propiedad de la tierra en pocas manos, de quienes devendrían propietarios de los medios de producción.

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vienda digna, y en condiciones insalubres. Esto produjo una fuerte precarización de las condiciones de vida de los trabajadores y sus familias. En este contexto surgió la clase obrera tomando como bandera la lucha de los trabajadores en contra de las condiciones de explotación que ejercían los patrones. Estas luchas se daban a través de diversas acciones reivindicativas y de protesta con el objetivo de mejorar las condiciones de trabajo, y por ende, las condiciones de vida de las personas. En contraposición a estas luchas y reivindicaciones, se fueron desarrollando distintas formas de organización del trabajo que intentaban desarticular toda forma de resistencia obrera. Como sostienen Kohan y Brito (2005: 133), el modo de producción capitalista “introduce la tecnología de las máquinas como herramienta para domesticar la resistencia obrera. Allí el capital logra sujetar al obrero a tareas parciales, segmentadas y repetitivas, expropiándoles su saber de oficio. Se explaya luego sobre la industria moderna, donde el cuerpo y hasta los gestos de los trabajadores terminan subordinados como un apéndice a los ritmos de la máquina, bajo la vigilancia capitalista”.

trabajo y de vida de la clase obrera. La película ejerce una fuerte crítica a la sociedad capitalista de la época, y los temas que aborda se relacionan con la mecanización de la fuerza de trabajo, la degradación de las condiciones de trabajo, la represión ante las protestas sociales, el desempleo, la pobreza y la miseria, la explotación de los trabajadores, la propiedad privada de los medios de producción y la búsqueda del lucro por sobre todas las cosas.

Tiempos Modernos (1936) https://www.youtube.com/watch?v=b6mrvKTopY8 Luego de mirar la película les proponemos realizar la siguiente actividad 1. Mencionen los actores sociales que participan de los procesos desarrollados a lo largo del film y detallen cuáles son sus roles. 2. Caractericen el modelo de producción que llevan adelante los trabajadores. 3. Identifiquen los aspectos que más le llamaron la atención de la película.

Para mirar Como representación del proceso que produjo la avanzada del sistema capitalista sobre los trabajadores, los invitamos a mirar la película T iempos Modernos de Charles Chaplin.

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Breve reseña La película Tiempos modernos, dirigida, producida y protagonizada por Charles Chaplin, data del año 1936. El relato gira en torno a los problemas socioeconómicos de la época, poniendo especial atención en el desarrollo del modo de producción capitalista y sus efectos en las condiciones de

A lo largo de la historia, los trabajadores devenidos en clase obrera pasaron por violentos procesos de disciplinamiento, uno de los cuales fue la forma de organizar el trabajo al interior de la fábrica. La obligación de permanecer dentro de la fábrica durante una importante cantidad de horas y el control ejercido sobre los procesos de trabajo fueron maneras de desarticular toda posible acción de resistencia y organización de la protesta. A lo largo del siglo XX, estas formas de organizar el trabajo al interior de la fábrica fueron modificándose (Kohan y Brito, 2005): 1. Modo de producción taylorista: se introduce el cronómetro para medir los tiempos de trabajo, y así exigirle cada vez más al obrero. 2. Modo de producción fordista: se introduce la


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cadena de montaje, el trabajo indiferenciado y la producción de mercancías en serie, destinadas a ser consumidas por los propios obreros, lo que se conoció como producción de bienes estandarizados. Durante este período surge el Estado de Bienestar que reconoce -luego de importantes luchaslos derechos adquiridos por los trabajadores, y hay una importante participación de los sindicatos. 3. Modo de producción toyotista: se conoce como método de producción “justo a tiempo”, donde el trabajo se caracteriza por ser mecanizado; existe un importante control del obrero; hay rotación de los puestos de trabajo; el trabajador también desarrolla actividades vinculadas a la gestión y organización; se fomenta el trabajo en equipo y distintos factores que inciden en el aumento de la productividad para evitar pérdidas al empresario; y la producción se lleva adelante de acuerdo a la demanda del cliente para no generar stocks. Hacia la década de los años setenta, con la llegada del modelo neoliberal, los procesos de globalización vuelven a impactar en el mundo del trabajo a nivel mundial. La producción de bienes/mercancías deja de tener centralidad para dar lugar a las actividades financieras de carácter especulativo. Esto hace que el mercado financiero ya no esté al servicio de la producción, sino todo lo contrario.

Para tener en cuenta "El modelo neoliberal se puede entender como una etapa del sistema capitalista que comienza a instalarse a mediados de la década de los años setenta y se profundiza y consolida en los años noventa. Los principales actores que impulsaron estos procesos fueron los gobiernos de los países desarrollados, las empresas transnacionales y los organismos internacionales tales como el

FMI, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio, entre otros. Este entramado de actores por décadas decidieron los procesos de los países de la periferia, dentro de los que se encuentran los países latinoamericanos y del Caribe, con el ánimo de favorecer la acumulación de las ganancias y, por ende, el aumento de sus riquezas en detrimento de nuestras poblaciones. El neoliberalismo tiene como rasgos centrales la liberalización y apertura a nivel mundial de todos los mercados (comerciales, capitales, financieros y productivos); la reducción de la intervención de los Estados nacionales, puntualmente a través de la reducción del gasto social; la centralidad en el crecimiento económico, sin tener en cuenta cómo se redistribuyen los frutos del crecimiento; la concentración y centralización del capital y de las empresas; la mercantilización a ultranza de los bienes y servicios; la privatización de las empresas estatales; la libre circulación de capitales entre países; la flexibilización laboral; el desmantelamiento de la industria nacional y el aumento del desempleo; y la desarticulación y debilitamiento de los sindicatos, entre otros" (Colectivo La Yunta, 2007). El conjunto de medidas que rigieron durante el período neoliberal se conoce como el “Consenso de Washington”, y consistió en un listado de “recetas” económicas, políticas y sociales que se fueron propagando en la región de América Latina y del Caribe. Un punto que queremos destacar es que el neoliberalismo como proyecto se instaló en nuestra región en la década de los setenta de la mano de dictaduras militares, que fueron disciplinando a nuestras sociedades a través de actividades represivas de público conocimiento, y que diezmaron la participación y organización popular y comunitaria. Hacia los años noventa, la profundización del neoliberalismo se llevó a cabo en manos de gobiernos democráticos que fomentaban una menor participación del Estado en detrimento de las condiciones de trabajo y de vida de las poblaciones. Hacia fines de los noventa, el modelo neoliberal conllevó nuevamente a la lucha de clases, reavivando la confrontación entre el capital y el trabajo.

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2.2. La situación en Latinoamérica

distribuyen equitativamente las tareas y responsabilidades entre las personas y comunidades que trabajan, generando la descentralización del poder, el saber y la riqueza; y en consecuencia, buscan “superar toda explotación y dominación de unos sobre otros” (Arruda, 2004: 427).

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n materia de trabajo, los rasgos característicos de la aplicación de las políticas neoliberales en Latinoamérica fueron: una importante caída del empleo bajo relación de dependencia y aumento del desempleo, el deterioro de las condiciones de trabajo (flexibilización laboral) y de los ingresos de los trabajadores, el aumento de la pobreza, y en muchos casos de la indigencia. Esto se tradujo en un proceso de precarización de las condiciones de trabajo y el desamparo de los trabajadores en toda la región. De esta manera, los derechos conquistados en décadas anteriores (puntualmente durante la época de desarrollo del Estado de Bienestar), como ser el desarrollo de instrumentos legales y marcos normativos que mejoraran las condiciones de trabajo, límites a las jornadas de trabajo, salario mínimo, vital y móvil, negociaciones colectivas, sindicalización, etc., comenzaron un proceso de decadencia. La flexibilización del trabajo repercutió en aspectos como el salario mínimo, la seguridad social (jubilación, cobertura de salud, asignaciones familiares), la caída en los niveles de sindicalización y el consecuente deterioro de los procesos de negociación colectiva. Aspectos que, de alguna u otra manera, precarizaron el trabajo y las condiciones de vida de los trabajadores y sus familias. Tomando en cuenta estos procesos político económicos, la disminución de puestos de trabajo bajo relación de dependencia/empleo, la precarización de las condiciones laborales y el aumento del desempleo propiciaron en nuestra región el desarrollo de experiencias de organización del trabajo que centran la atención en la reproducción de la vida de las personas, cuyas prácticas discuten la propiedad privada y apuestan a la propiedad colectiva, gestionan colectivamente y en forma autogestionada,

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Biblioteca • Arruda, M. (2004). “Trabajo Emancipado”. En Cattani, A. (Org.) (2004), La Otra Economía, Buenos Aires:, Ediciones UNGS, Editorial Altamira, Fundación OSDE (Colección Lecturas sobre Economía Social) • Colectivo La Yunta (Equipo docente) (2007), Economía Social y Solidaria. Programa de Capacitación y Fortalecimiento para Organizaciones Sociales y Comunitarias. Buenos Aires: Secretaría de Extensión de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires • Kohan, N. y Brito, P. (2005). Marxismo para principiantes, Buenos Aires: Ed. Era Naciente • Weller, J. (2011). “Panorama de las condiciones de trabajo en América Latina”. Revista Nueva Sociedad, marzo-abril 2011, nº 232. Disponible en: http:// www.nuso.org/upload/articulos/3761_1.pdf

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Capítulo 3 Formas alternativas de procesos de trabajo 3.1. Principales características de las formas alternativas de organización del trabajo y la producción 3.2. Las especificidades del trabajo autogestionado 3.3. Autogestión, organización del trabajo y economía social y solidaria

A

l finalizar el capítulo 2, mencionamos que los resultados de las políticas neoliberales, aplicadas desde mediados de la década del setenta y profundizadas en los años noventa, llevaron a un aumento del desempleo y la pobreza, y por ende, a un deterioro en la calidad de vida de los trabajadores y sus familias. En respuesta a estos procesos, la población ha desarrollado experiencias colectivas y autogestionadas de organización del trabajo, con el objetivo de generar recursos e ingresos que les permitan resolver sus necesidades. Teniendo en cuenta la relevancia de estas prácticas, a lo largo de este capítulo desarrollaremos los aspectos más importantes de las formas de organización colectiva del trabajo y la autogestión.

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3.1. Principales características de las formas alternativas de organización del trabajo y la producción

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omando en cuenta los aspectos en torno a la noción de trabajo y a los procesos político económicos desarrollados en los capítulos 1 y 2, entendemos a las formas alternativas de organización del trabajo como aquellas formas que se organizan bajo principios y valores que no responden al capitalismo: cooperación, solidaridad, reciprocidad, redistribución de la riqueza, respeto por el otro, propiedad colectiva, etc. No es fácil promover, desarrollar y sostener estas prácticas en un mundo regido por el egoísmo, la acumulación y concentración de la riqueza, la individualidad; pero entendemos que es importante llevar adelante procesos de transformación de la sociedad en los que el trabajo cumple un rol central. En este sentido, tomamos algunos aportes de De Sousa Santos y Rodríguez (2002), que nos permiten pensar en formas alternativas de organización del trabajo y la producción: • Integrar los procesos de transformación económica a los procesos culturales, sociales y políticos; no pensar “lo económico” como una esfera separada de las demás (ver capítulo 1). • Generar redes de colaboración y apoyo mutuo entre las distintas experiencias de formas alternativas

de organización entre productores y consumidores para garantizar su desarrollo y sostenibilidad. Necesitamos revertir el individualismo, apostando a la conformación de sujetos colectivos a través de la generación de procesos de trabajo en red. • Fomentar, desarrollar y sostener las formas de organización alternativa desde fuera y dentro del Estado. Este punto invita a reflexionar acerca del rol del Estado en el impulso de “otra economía” cuya centralidad sea la reproducción de la vida, dado que el Estado es fundamental a la hora de impulsar políticas públicas, legislación, marcos normativos y espacios democráticos de participación ligados a la descentralización de toma de decisiones, entre otras, que promuevan el desarrollo de estas experiencias. • Desarrollar tecnologías apropiadas acordes a estas formas de organización del trabajo y la producción. • Preservar el medioambiente, dado que la naturaleza tiene un rol central en el aprovisionamiento de recursos materiales para la reproducción de nuestras vidas. • Propiciar el desarrollo de prácticas democráticas en la toma de decisiones y en la distribución de los excedentes al interior de las experiencias. Un tema central que impulsa la necesidad de pensar en otras formas de organización del trabajo y la producción tiene que ver con revertir los efectos devastadores del capitalismo sobre la vida de las personas y sobre la naturaleza. No es tarea sencilla, pero tampoco es imposible. Por ello, a continuación nos interesa profundizar en las especificidades del trabajo autogestionado, rasgo central de las experiencias alternativas de organización del trabajo y la producción, que en cierta manera proponen modalidades de organización del trabajo que no responden a los principios del capital.

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Para tener en cuenta Les proponemos conocer la experiencia de Justa Trama, un emprendimiento de la economía social y solidaria que integra productores de algodón ecológico y cooperativistas textiles de todo Brasil en una extensa red de economía solidaria. “Miembros del equipo de Unidades Productivas Tipo del INTI, que asistieron a la última edición de la Feria de Economía Solidaria del Mercosur en Santa María, Brasil, (…), relevaron esta interesante experiencia productiva de la cadena de valor textil. Se trata de Justa Trama, una marca de la cadena solidaria y ecológica del algodón, en la cual participan trabajadores organizados en empresas de la economía solidaria. Son hombres y mujeres agricultores, hilanderos, tejedores, modistas y colectores de semillas. La Asociación de Desarrollo Educacional y Cultural que los nuclea (ADEC) y diferentes cooperativas (Coopertextil, UNIVENS, Fio Nobre, Coopstilus y Açai) cubren todos los vínculos de la cadena del algodón, desde la plantación del cultivo hasta el producto final, la prenda de vestir.”

Justa Trama: producción solidaria del algodón a la prenda. Saber Cómo n˚ 43 http://www.inti.gob.ar/sabercomo/sc93/inti8.php

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3.2. Las especificidades del trabajo autogestionado

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continuación queremos adentrarnos en la caracterización del trabajo autogestionado. Al igual que sucede con varios de los conceptos que hemos revisado en los primeros capítulos, la noción de autogestión no tiene un solo significado. Y esto se debe a la diversidad de experiencias que se traducen en distintas modalidades de autogestión, aunque hay rasgos comunes en todas ellas. La idea de autogestión tiene diversas connotaciones. En el aspecto económico, la autogestión está asociada a la necesidad de gerenciar, a la capacidad de salvar empresas en quiebra y evitar el desempleo en masa. En el aspecto político, la idea de autogestión retoma las luchas políticas e ideológicas que dieron origen a este concepto, asociado al ideal utópico de transformación y cambio social (Peixoto de Albuquerque, 2004). No queremos dejar de mencionar que el carácter multidimensional del concepto también abarca aspectos históricos, sociales y técnicos. En este sentido, las experiencias autogestionarias estuvieron relacionadas desde su origen con las luchas de los trabajadores por la defensa de su fuente de trabajo. Siguiendo a Peixoto de Albuquerque, podemos caracterizar el trabajo autogestionado de la siguiente manera: • Privilegio del trabajo en detrimento del capital. • Naturaleza democrática de la toma de decisiones, aspecto que favorece la autonomía del grupo. • Respeto a los diferentes actores y roles sociales de cada uno dentro de la organización. • Cooperación entre las personas y/o grupos. • Relaciones sociales horizontales.

• Propiedad colectiva de los medios de producción. • Uso de tecnologías que propician otras formas de organización y división del trabajo. • Control de las actividades de la organización, gestión y administración en manos de los trabajadores. • Superación de la apropiación privada del excedente. • Transferencia de conocimientos entre los trabajadores y grupos. • Desaparición de la confrontación tradicional patrón-empleado y generación de un proceso de vigilancia mutua entre los trabajadores. • Aumento de la participación que facilita la comunicación al interior de las experiencias.

Para mirar La Cooperativa de Vivienda y Consumo Quilmes Ltda surgió en 1984, cuando un grupo de vecinos con necesidades habitacionales decide organizarse para acceder a una vivienda. Con el paso de los años, por medio de la autogestión, llevan adelante un proceso de autoconstrucción de 380 viviendas con recursos propios -monetarios y no monetarios- donde la fuerza de trabajo es el recurso central; también desarrollan emprendimientos productivos (panadería, taller de costura, taller de herrería, producción de inter trabados, etc.) y comunitarios (guardería, biblioteca popular, cursos de formación y capacitación, etc.) Compar timos la experiencia de esta cooperativa a través del siguiente documental.

Barrio Abierto: Parte 1: http://www.youtube.com/watch?v=sKdRYzXIKA8 Parte 2: http://www.youtube.com/watch?v=GdpgJnYGbns

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Parte 3: http://www.youtube.com/watch?v=Xfh7TYVw2P4 Parte 4: http://www.youtube.com/watch?v=MQ7qWFmmpXk Históricamente, la categoría de “trabajo autogestionado” ha sido blanco de muchos debates. Por un lado, el pensamiento crítico ha tomado las prácticas de autogestión como una bandera de lucha y reivindicación de los trabajadores; pero por el otro, organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial han hecho referencia a las prácticas autogestionadas en sus propuestas políticas, como una forma de abaratar los costos de mano de obra al capital (Mutuberría Lazarini, 2007). Por eso, se requiere cierto cuidado y precisión en el uso y desarrollo de este concepto. Teniendo en cuenta esto y siguiendo a Feser, Mutuberría Lazarini y Ureta (2011) proponemos analizar la categoría de “trabajador autogestionado” en tres niveles:

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• En el aspecto político-ideológico, los sentidos asociados al “trabajo autogestionado” se visibilizan en los debates en torno a los cambios en el mundo del trabajo y los procesos de organización del mismo. En este sentido, la categoría da cuenta de una identidad colectiva de trabajadores que no desarrollan actividades laborales bajo relación de dependencia. • En el aspecto jurídico, existe un debate que debemos hacer en torno a cómo la categoría de “trabajador autogestionado” puede incluirse en el marco de una ley, resolución, decreto u otras herramientas legales, que institucionalicen estas prácticas sin que pierdan la esencia que las conformó. Este aspecto representa un importante desafío, dado que invita a pensar cuáles son las cualidades propias o cómo caracterizar al “trabajador autogestionado” de modo tal que no quede fuera de una ley o sea mal interpretada su figura, a tal punto que las herramientas jurídicas no respondan a las necesidades de estos sujetos.

• Un tercer aspecto se refiere a la noción de “trabajador autogestionado” como inmerso en procesos y actividades cotidianas que le dan sentido a su existencia. Este aspecto nos invita a pensar en la compleja red de relaciones y actividades de las que participan los trabajadores, que no solo refieren al proceso productivo material, sino a un proceso complejo de organización del trabajo, actividades de gestión y administración, toma de decisiones, compras de insumos, atención a clientes, comercialización, actividades comunitarias, etc. En este marco complejo se desarrollan las experiencias de autogestión, que son atravesadas por contextos sociales, históricos, políticos y culturales que no le son ajenos, como ya hemos mencionado en capítulos anteriores.

Para tener en cuenta La Cooperativa de trabajo Iriar te Verde promueve y sostiene el trabajo gestionado por sus socios, el modelo productivo de desarrollo integral, el respeto por la Soberanía Alimentaria de las Naciones y la lucha por la disponibilidad y acceso de alimentos de calidad diferenciada, libre de agrotóxicos.

“Nuestra organización sostiene que la forma productiva actual adoptada por los países en todo el mundo es extractiva, deteriora el medioambiente, incorpora especies antinaturales (híbridos, transgénicos), desaloja gente del sector agrario, produce desocupación y en la mayoría de los casos no produce alimentos. Nosotros como consumidores y productores decimos ‘NO’ a este sistema productivo. Optamos por la Agroecología que es una ciencia que vincula al sistema productivo con la ecología. Al tener esta vinculación, la producción se rige


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por normas y costumbres distintas como la preservación de la naturaleza, producir con lo que el medio nos provee, respetar los tiempos naturales de las especies, que las semillas respondan a una variedad y NO a un material biotecnológico (híbridos, transgénicos), la NO utilización de agrotóxicos, fomentar el desarrollo social y el bienestar de las familias campesinas-productoras”. Los invitamos a conocer esta experiencia de autogestión visitando su sitio. Iriarte Verde http://www.iriarteverde.com.ar Trabajar en forma autogestionada puede surgir de la convicción o de la obligación. En muchos casos, los trabajadores se ven obligados a trabajar de manera autogestionada para obtener los medios de vida; es decir, que estas prácticas no responden en su origen a una convicción, sino a una necesidad. Pero más allá que sea por obligación o convicción, en todos los casos, “la experiencia de la construcción del trabajo ‘co-la-bo-ra-ti-vo’ y de la autonomía de los trabajadores no constituye un proceso lineal, sin conflictos y contradicciones. Exige una ruptura con prácticas heterónomas o, para decirlo de otra forma, prácticas paternalistas y autoritarias, en las que el otro decide por mí, en las que las normas y valores deben ser interiorizados, sin posibilidad de reflexión y crítica” (Castro Trajano y Alves de Carvalho, 2004: 279). Si bien los desafíos son muchos, la necesidad de desarrollar prácticas alternativas al capitalismo es una idea que toma fuerza en la época que nos toca vivir. Por ello, la necesidad de entender y reflexionar sobre estos procesos que alcanzan directamente a los trabajadores.

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3.3. Autogestión, organización del trabajo y economía social y solidaria

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os procesos de trabajo en la economía social y solidaria, que se enmarcan dentro de las formas alternativas de organización del trabajo y la producción, tienen como característica central la autogestión. Esto trae aparejado ciertos procesos de aprendizajes colectivos en referencia a las distintas tareas que se desarrollan y a los diversos aspectos de la producción en los que se participa. En este sentido, Bueno Fischer y Tiribia (2009: 325) introducen la noción de “saberes del trabajo asociado” que definen como “saberes producidos por los trabajadores en los procesos de trabajo que se caracterizan por la apropiación colectiva de los medios de producción, por la distribución igualitaria de los frutos del trabajo y por la gestión democrática de las decisiones referentes a la utilización de los excedentes y a los rumbos de la producción. El término concierne al conjunto de habilidades, informaciones y conocimientos originados del trabajo vivo, creados en la propia actividad de trabajo y engendrados y acumulados a lo largo de la experiencia histórica de los trabajadores y trabajadoras que se asocian de forma autogestionaria en la producción de bienes y servicios, contraponiéndose a la lógica del sistema del capital”. La organización del trabajo en las experiencias de la autogestión es compleja, y los trabajadores asumen un rol fundamental de participación y toma de decisiones, siendo parte de la planificación de las tareas, la distribución de las responsabilidades, el manejo de las relaciones de poder y de jerarquías, los liderazgos, las decisiones de cómo y qué producir, la administración y contabilidad, así como

también, de los aspectos económicos y financieros de las organizaciones. La autogestión entiende la organización del trabajo como un sistema en el que cada una de las personas y cada una de las tareas es importante para cumplir los objetivos propuestos por el colectivo de trabajo. Esto hace que, por ejemplo, la elaboración o producción de los bienes y servicios y las tareas administrativas y contables no se piensen como actividades separadas del mismo proceso de trabajo, sino como actividades complementarias dentro de un sistema. Este aspecto es central porque en el sistema capitalista el trabajo administrativo y la producción se entienden como compartimentos estancos y se otorga una diferenciación importante en el tratamiento de cada uno de ellos. A modo de resumen, nos parece importante resaltar algunas dimensiones del trabajo autogestivo a tener en cuenta para orientar nuestras prácticas cotidianas: • Democracia “Democratizar es distribuir poder”. La democracia se expresa en la distribución horizontal del poder; las decisiones se toman colectivamente y las consecuencias de esas decisiones también son asumidas entre todos. • Participación “Participar es ejercer un poder”. La relevancia de la participación activa de las personas en las decisiones que afectan su vida cotidiana supone, además, el reconocimiento de otras necesidades asociadas que son a su vez condición y resultante de un proceso participativo (FONCAP, 2013): autovaloración de uno mismo y de la cultura del grupo al que se pertenece; capacidad reflexiva sobre los hechos, sobre las causas y consecuencias de los problemas de la vida cotidiana; capacidad de crear y recrear no solamente objetos materiales, sino también y fundamentalmente nuevas formas de vida, de convivencia social y de organización social que

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ayuden a superar los desequilibrios existentes. La participación significa ejercer derechos y asumir obligaciones y responsabilidades en la conducción de las organizaciones en lugar de delegarlas a otras personas. • Igualdad “Igualdad en la diversidad”. La igualdad es uno de los valores fundamentales de la democracia. La igualdad se expresa al interior de las organizaciones de la economía social y solidaria con la pertenencia y participación de todos los asociados con iguales deberes y derechos. • Cooperación Esta noción hace referencia al acto de cooperar, trabajar en común, colaborar, en oposición al individualismo. En tanto acción, significa la disposición, empeño y compromiso de apoyar, de hacer con, de emprender con, de producir con; lo que puede ser visto como valor, como resultante de una visión del mundo y del hombre. Como movimiento, remite a distintas prácticas colectivas y comunitarias. La motivación de la cooperación puede ser de naturaleza individual y/o colectiva: uno puede decidir participar de una empresa social o de una cooperativa por motivos personales (porque solo no puede armar un emprendimiento, por ejemplo) o por razones colectivas (por el deseo de trabajar junto a otros para formar una emprendimiento conjunto).

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• Sostenibilidad Las organizaciones autogestionadas no centran su sostenibilidad en la acumulación del capital; sino que la sostenibilidad descansa en la reproducción de la vida, en la satisfacción de las necesidades de las personas. Sumamos, en este aspecto, tres dimensiones de la sostenibilidad que propone Alves de Carvalho (2004): En primer lugar, la dimensión jurídiconormativa, relacionada con las formas de ordenamiento legal y económico, tanto externas (leyes del país), como internas, elaboradas por los trabajadores. A su vez considera las formas de estructuración económica, el acceso al crédito, mercado,

asociaciones, así como los diversos bienes de producción material e intelectual. En segundo lugar, la dimensión político-administrativa, que abarca las diversas formas de poder y control, así como la organización del trabajo y las modalidades de gestión. Incluye las formas de acceso a la toma de decisión, la información y formación de la fuerza de trabajo, la participación en el poder local o nacional y las formas de acceso a dicho poder. Y por último, la dimensión psicosocial, que abarca las relaciones e interacciones intersubjetivas que se establecen entre los trabajadores y el modo de gestión y ejecución del trabajo. Incluye las construcciones intersubjetivas de los significados e identificaciones colectivas; los conflictos, la producción de conocimientos, las metas y otros aspectos que hacen al proyecto común.

Para mirar El Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase) es una organización formada con el objetivo de reinvindicar los derechos de los campesinos. Este movimiento campesino se constituyó formalmente el 4 de agosto de 1990, en Quimilí, y al día de hoy está integrado por 9000 familias. De él forman parte la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) y el movimiento campesino internacional La Vía Campesina, organización que nuclea a campesinos, trabajadores rurales e indígenas de 56 países. Los cuatro ejes de trabajo del Mocase son la comunicación (cuenta con una novedosa red de radios comunitarias), la producción (carpinterías, carnicerías, quesos, miel, hiladoras) y -quizá lo que marcó la diferencia con otras organizaciones- la educación y la ar ticulación campesina a nivel nacional e internacional.


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Los campesinos saben que el futuro está en manos de sus hijos y por eso están muy atentos a su educación, en un sentido amplio de la palabra, que no solo incluye a la escuela formal. Se trata de una educación que promueve una lectura crítica de la realidad circundante y, a su vez, intenta demostrar que es posible juntarse para enfrentar y resolver los problemas comunes, superar el individualismo y la búsqueda de ventajas personales y apostar a un modo de vida comunitario, participativo y democrático. Resulta interesante la estructura organizativa del movimiento, que desde sus inicios estuvo formada por organizaciones locales denominadas "Comisiones de Base" y por organizaciones de segundo grado constituidas por representantes de las organizaciones locales, denominadas "Comisión Central" o simplemente "Central". El Mocase también integró a varias cooperativas campesinas. En esta estructura, un productor campesino puede ser miembro de la cooperativa de la zona y al mismo tiempo participar en la Comisión de Base de su paraje que, a su vez, envía representantes a la Central. Se realizará el Primer Congreso del Movimiento Nacional Campesino e Indígena http://www.youtube.com/watch?feature=player_ embeddedyv=oPyeEL8s9wc#t=168

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3.4. Los procesos de autogestión en Argentina

trabajo. Las ERT se concentran principalmente en el Gran Buenos Aires (37,1%) y la Ciudad de Buenos Aires (19%). El restaste 43,9% se distribuye entre la provincia de Buenos Aires y las demás provincias del país. Respecto al sector productivo, las metalúrgicas representan el mayor número, le siguen las alimentarias y, en menores proporciones, las textiles, las gráficas y otros rubros industriales y de servicios.

omo vimos antes, las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores en nuestro país se fueron transformando con la implementación de las políticas neoliberales. Esto trajo aparejado el desarrollo de modalidades de trabajo asociadas al autoempleo o el cuentapropismo y, con la crisis del año 2001, se comenzaron a visibilizar con fuerza procesos de trabajo colectivo autogestionado. Estas experiencias han demostrado que es posible llevar adelante prácticas alternativas que tengan como finalidad la reproducción de la vida de las personas. En este sentido, queremos compartir la experiencia de las empresas recuperadas por sus trabajadores (ERT), organizaciones que surgieron por el deterioro de las condiciones laborales y la pérdida de fuentes de trabajo. Las ERT adoptaron la forma jurídica de cooperativa de trabajo, de acuerdo a la modificación de la Ley de Concursos y Quiebras en el año 2002.

Inicialmente, la recuperación de fábricas como estrategia de conservación de los puestos de trabajo se pensó como una acción coyuntural que respondía a las condiciones generadas por la crisis de 2001. Sin embargo, con el paso de los años, comenzó a visualizarse también como una estrategia “alternativa” frente al cierre, quiebre o incumplimientos de los contratos de trabajo. En este marco, es interesante comprender que las ERT se desarrollan como un polo alternativo a la economía del capital, como respuesta de los trabajadores frente al malestar social originado por la crisis social (Rebón y Salgado, 2008). Estas formas quiebran con la lógica de la economía capitalista, basada netamente en la generación y acumulación de la ganancia por medio de la explotación y deterioro de las condiciones de trabajo, y emergen, así, formas participativas y colectivas que centran atención en el trabajo, la satisfacción de las necesidades de los integrantes y la toma de control de la producción y reproducción por parte de todos los trabajadores.

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Para tener en cuenta Según información del Programa Facultad Abierta de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (Ruggeri, 2010), actualmente existen alrededor de 205 empresas recuperadas (ERT) en todo el país, que ocupan a casi 9400 trabajadores. El promedio de trabajadores por empresa representa 46 puestos de

Algunas particularidades de las ERT: • Las ERT difieren de las formas de organización del trabajo asalariado fabril, ya que ponen énfasis en el control de los procesos de producción y en la reproducción de la vida y de las acciones al interior de las fábricas o empresas. Esta idea se relaciona directamente con la desmercantilización de la fuerza de trabajo. • Los procesos al interior de las ERT se democratizan: los trabajadores se organizan en asamblea para tomar decisiones sobre los aspectos organizativos, de la producción, de la comercialización

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y administrativos; para resolver problemas y para planificar las actividades. Estas prácticas intentan quebrar las “jerarquías” al interior de las empresas, así como también distribuir responsabilidades y obligaciones. • Los trabajadores desarrollan importantes capacidades para preservar las unidades productivas de bienes y servicios, y mantener sus fuentes de trabajo. Por ello, comprenden el proceso productivoadministrativo de manera integral. • En relación a la propiedad de las maquinarias, cuando los trabajadores toman la decisión de recuperar su fuente de trabajo, la ocupación y posterior puesta en funcionamiento de la producción vulnera el principio de la propiedad privada que sustenta las estructuras del capitalismo y reivindica la apropiación colectiva de los medios de producción. • Las ERT han modificado las formas convencionales de expresión de los reclamos, pasando del tradicional reclamo realizado a través de los sindicatos a la toma y recuperación del lugar de trabajo en manos de los propios trabajadores (Dávalos y Perelman, 2006). • Algunas experiencias han avanzado en el desarrollo de actividades no productivas o no mercantiles generando centros culturales, bachilleratos populares, escuelas técnicas y centros de formación de oficios, bibliotecas, comedores populares, etc.; actividades todas vinculadas a la relación con la comunidad (Lucita, 2009; Rebón y Salgado, 2008).

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Luego de años de lucha y resistencia, las ERT han logrado revertir la valoración negativa que existía sobre ellas en algunos ámbitos que las describían como incompetentes, ineficaces e ineficientes. Actualmente, hay una importante aceptación en relación con la capacidad de los trabajadores para dirigir en forma autogestionaria las empresas, y se considera que esta modalidad puede ser tan o más eficiente que la capitalista (Rebón y Salgado, 2008). También queremos destacar que en estos procesos se ha ido gestando lentamente la construcción de una identidad social que transforma las relaciones laborales, en el pasaje de "trabajador asalariado" a trabajador autogestionario".

Para tener en cuenta Son muchas las experiencias de fábricas recuperadas en nuestro país. Les acercamos dos de ellas a modo de ejemplo. Chaco: Cooperativa de Trabajo y Consumo Puer to Vilelas Ltda . Este frigorífico, hasta la década del ochenta, fue sucursal de la Corporación Argentina de Productores (CAP). Por esos años pasó a manos de una cooperativa de productores chaqueños que, finalmente, lo llevó a la quiebra en 1995. Ante esta situación de inestabilidad del país en general y de la cooperativa en particular, los empleados ya se habían organizado un año antes de producirse el cierre. 400 trabajadores fueron despedidos, de los cuales 120 aportaron subsidios de desempleo y tomaron la actividad. Durante 3 años los trabajadores debieron alquilar la planta hasta que pudieron finalmente comprar el frigorífico a la quiebra. Río Negro: Cooperativa frigorífica J. J. Gómez Tras la quiebra de la empresa Fricader, la cooperativa comenzó a reactivar el funcionamiento de la planta en el marco de un comodato otorgado por el municipio tras la declaración de utilidad pública de parte de los concejales y un decreto firmado por el gobernador. En el año 2013, el gobierno nacional entregó la habilitación a los trabajadores de la cooperativa Frigorífico J. J. Gomez para desarrollar actividades de matadero o frigorífico con faena de bovinos, porcinos y ovinos con procesamiento para cortes especiales. Este frigorífico es la única fuente de trabajo estable y rentable con la que cuenta el poblado. Sin el frigorífico, J. J. Gómez podría convertirse en un pueblo fantasma como tantos otros.


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Listado de Empresas Recuperadas: http://www.taringa.net/posts/info/2143349/Guiade-empresas-recuperadas.html

Para mirar La cooperativa de trabajo MT L La Brava de Jujuy es una fábrica recuperada que se dedica a la producción de carbón vegetal y a la fabricación de briquetas. Esta experiencia surgió a fines de los años noventa, cuando sus trabajadores se organizaron como cooperativa para sostener el trabajo de 30 familias. En el año 2004, MTL La Brava logró superar el proceso de quiebra y compró en remate los terrenos y las instalaciones de la empresa La Brava S.A. -proceso iniciado en 1998-. Fue la primera cooperativa en inscribirse en el programa del Ministerio de Desarrollo Social como Marca Colectiva, lo que contribuyó a garantizar la calidad de sus productos. Además, lograron mejorar los ingresos del emprendimiento gracias a la participación en distintos espacios de comercialización. Cooperativa MTL La Brava, Tumbaya, Jujuy. http://www.desarrollosocial.tv/Videos/Default. aspx?Id=273

Biblioteca • Alvez de Carvalho, R. (2004), “Sustentabilidad: principios”. En Cattani, A. (Org.), La Otra Economía, Buenos Aires: Ediciones UNGS, Editorial Altamira, Fundación OSDE (Colección Lecturas sobre Economía Social) • Bausset, M., Feser, E., Mutuberría Lazarini, V. y Ureta, F. (2012). Aspectos Legales del trabajo autogestionado, Cuaderno para la Autogestión n°5 (Programa Facultad Abierta, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires) Buenos Aires: Ediciones de la Cooperativa Chilavert. Disponible en: http://recuperadasdoc.com.ar/Cuadernos/CUADERNILLO_5.pdf • Bausset, M., Feser, E., Mutuberría Lazarini, V. y Ureta, F. (2012), Guía de Trámites básicos para el trabajo autogestionado, Cuaderno para la Autogestión n°6 (Programa Facultad Abierta, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires) Buenos Aires: Ediciones de la Cooperativa Chilavert. Disponible en: http://recuperadasdoc.com.ar/Cuadernos/ CUADERNILLO_6.pdf • Bausset, M., Feser, E., Mutuberría Lazarini, V. y Ureta, F. (2012), La seguridad social y el trabajo autogestionado, Cuaderno para la Autogestión n°7, (Programa Facultad Abierta, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires) Buenos Aires: Ediciones de la Cooperativa Chilavert. Disponible en: http://recuperadasdoc.com.ar/Cuadernos/ CUADERNILLO_7.pdf • Bausset, M., Feser, E., Mutuberría Lazarini, V. y Ureta, F. (2012), Gestión Económica y trabajo autogestionado, Cuaderno para la Autogestión n°8, (Programa Facultad Abierta, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires). Buenos Aires: Ediciones de la Cooperativa Chilavert. Disponible en: http://recuperadasdoc.com.ar/Cuadernos/CUADERNILLO_8.pdf

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Procesos político económicos y el mundo del trabajo actual en contextos urbanos y rurales

Capítulo 4 Especificidades de los procesos políticos económicos y mundo del trabajo en el ámbito rural: economía comunitaria, agricultura familiar y autogestión 4.1. ¿Qué sucedió en el ámbito rural? 4.2. El trabajo rural y sus especificidades 4.3. La economía comunitaria y la agricultura familiar 4.4. Desafíos actuales del ámbito rural

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n el presente capítulo, nos proponemos tomar las herramientas de análisis y conceptos desarrollados en capítulos anteriores para reflexionar en torno a los procesos que vivió el ámbito rural en las últimas décadas. Como ya mencionamos, nos encontramos con gran cantidad de trabajos escritos sobre las transformaciones del mundo del trabajo circunscriptos al trabajo urbano o desarrollado en las ciudades, quedando el trabajo rural fuera de los debates. Por este motivo, a continuación nos interesa plantear algunos aspectos o rasgos distintivos de estos procesos en el ámbito rural.

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4.1. ¿Qué sucedió en el ámbito rural?

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os proponemos hacer una breve descripción sobre algunos aspectos de los procesos político económicos que se dieron en nuestro país, en particular los que alcanzaron a la dinámica de la fuerza de trabajo en el ámbito rural. Cabe mencionar que Argentina es un país de extenso territorio con una riqueza natural muy importante. En este sentido, las políticas y estrategias de explotación de estos recursos, no estuvieron ajenas al ámbito rural, y por ende, a la situación de los trabajadores. Hacia fines del siglo XIX y principios del siglo XX, Argentina cumplía un rol importante en lo relativo a la exportación de productos agropecuarios. Pero la crisis mundial de los años treinta no pasó desapercibida y dado el alcance mundial de los efectos, Argentina retrajo sus exportaciones. Luego de ese período, comenzó a gestarse en nuestro país un período de crecimiento basado nuevamente en el desarrollo de actividades agropecuarias pero combinado con un modelo de sustitución de importaciones que se iría afianzando. En el contexto mundial, luego de la recuperación de la crisis de treinta, se avecinaba la Segunda Guerra Mundial. En la década de los cuarenta, cuando Perón asumió su primera presidencia, se dio un fuerte impulso a la industria nacional a través de la aplicación del modelo que se denominó Sustitución de Importaciones (ISI) con ánimo de no depender tan fuertemente de un contexto mundial volátil que en ocasiones restringía el acceso a bienes y servicios requeridos para la producción. Esta estrategia de desarrollo de la industria nacional requirió de una importante cantidad de fuerza de trabajo y en este proceso el trabajador rural cumplió un rol de “proveedor tradicional de fuerza de trabajo para los sectores más dinámicos de la

economía; ya que las diferencias de productividades entre el sector moderno -la industria- y el tradicional -la agricultura- forzaban a la expulsión de mano de obra del campo y a la creciente descampesinización” (Chazarreta, 2010: 3). Si bien el crecimiento y desarrollo en este período fue muy marcado, la emigración de fuerza de trabajo del campo a la ciudad se venía dando desde el siglo XIX, pero se profundizaría en el siglo XX por distintas razones. Otro aspecto que nos parece importante resaltar es que en los siglos XIX y XX, las explotaciones agropecuarias se caracterizaban por existencia de latifundios y minifundios. Estos últimos estaban en manos de campesinos que terminaban sujetos a la dinámica de la producción de la gran explotación agropecuaria. Durante el período de la ISI y el crecimiento de la industria, la migración del campo a la ciudad fue un proceso relevante dado que proveía a la industrialización de fuerza de trabajo abundante. Asimismo, en este período se aceleró considerablemente el proceso de urbanización. Sin embargo, los medianos y pequeños agropecuarios, el campesinado y los trabajadores rurales cumplían el rol de proporcionar los alimentos baratos y las divisas para el proceso de industrialización. Es importante destacar que durante el primer gobierno de Perón se dio una etapa de pleno empleo, aumento de los salarios reales, acumulación de reservas y sobrante de divisas; asimismo, se llevó adelante un proceso de redistribución de la riqueza que mejoró la calidad de vida de los trabajadores. En materia de economía política, se nacionalizaron los servicios públicos y se llevaron adelante políticas crediticias para la promoción, desarrollo y sostenibilidad de la industria. Estas políticas fueron acompañadas por una transformación importante del Estado, que tomó un rol activo en el modelo de desarrollo. A fines de la década de los cincuenta, en el período de posguerra, comenzó el proceso de reconstrucción en Europa. La situación de los países mejoró, al tiempo que los precios de las materias primas disminuyeron a nivel mundial debido a la sobreproducción en los países centrales, aspectos que im-

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pactaron en la acumulación y stock de las divisas nacionales. Esto repercutió en la estrategia de desarrollo argentino hacia una baja en la producción y en las exportaciones. También influyeron los factores climáticos, ya que en esta misma época se da un período de importantes sequías. La caída de las exportaciones produjo una disminución en el nivel de actividad de la industria y en las importaciones necesarias para su desarrollo. Dado este deterioro en la industria, el gobierno apostó al campo a través de una política crediticia pro-agraria y de tecnificación de las explotaciones rurales con el ánimo de aumentar la productividad y bajar los costos de producción. Hacia mediados de los cincuenta, el gobierno democrático y constitucional de Perón fue derrocado por las Fuerzas Armadas que instalaron un nuevo gobierno militar, presidido por Lonardi y luego por Aramburu. Este nuevo período en nuestro país marcó un giro de 180 grados en el modelo de desarrollo nacional, en el que el Estado volvió a articular fuertemente con las corporaciones trasnacionales. A partir de ese período, nuestro país fue testigo de vaivenes entre gobiernos democráticos y de facto, que no lograron mantener un modelo de desarrollo económico sostenible. Hacia la década de los setenta, la llegada del modelo neoliberal en Latinoamérica produjo importantes cambios en materia de actividades agrícolas y ganaderas. Los procesos de globalización y apertura irrestricta de las economías llevó a que los países latinoamericanos adoptasen nuevas normas en cuanto a políticas agrarias, entre las que se encuentran “el fin de subsidios, precios sostén o garantía y los créditos blandos para el sector, sumado a la liberalización arancelaria y la apertura al exterior, aspectos que en conjunto impidieron que las agriculturas en nuestros países puedan competir con productos y empresas internacionales fuertemente subsidiadas en sus países de origen” (Chazarreta, 2010: 5). En Argentina, puntualmente, entre las décadas de los setenta y los ochenta se dejaron de lado las leyes de arrendamiento rural2 promulgadas en los años cuarenta y comenzó un período de consoli-

dación de la gran propiedad y desaparición de la mediana y pequeña propiedad. Y con la profundización del modelo neoliberal en la década de los noventa, quedaron sin efecto los mecanismos de protección tanto económica como social que resguardaban a los campesinos. Un indicador de ello fue el decreto de desregulación del año 1991, por el cual se eliminaron los principales organismos que habían regulado la actividad agropecuaria desde 1930: la Junta Nacional de Carnes, la Junta Nacional de Granos, la Dirección Nacional del Azúcar, etc. (Chazarreta, 2010). Al mismo tiempo, se expandió la producción de soja en detrimento de la producción tradicional agrícolaganadera, especialmente en provincias como Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, aumentó la productividad de la tierra por el uso de híbridos o semillas manipuladas genéticamente, se incorporaron maquinarias (tractores, cosechadoras, enfardadoras, etc.) y se expandió el uso de agroquímicos (Chazarreta, 2010). En el siguiente apartado, profundizaremos en el impacto que tuvieron estas medidas en el trabajo rural.

2• En la primera presidencia de Perón, el sector rural tuvo un lugar central en las políticas públicas. En este sentido mencionamos la Ley de arrendamientos rurales y aparcería -Ley 13246/48- que tuvo como finalidad regular las relaciones entre terratenientes y arrendatarios, frente a los avatares de los primeros. Las principales medidas que contemplaba esta ley eran: congelamiento de precios de los contratos de arrendamiento de la tierra rural; congelamiento y/o reducción de los cánones pagados por el arrendatario; suspensión indefinida de los desalojos rurales. Con estas medidas se buscaba proteger al arrendatario rural y sus familias.




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4.2. El trabajo rural y sus especificidades

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os cambios tecnológicos mencionados anteriormente tuvieron importantes consecuencias en el trabajo rural: las tareas de cultivo se complejizaron, se tecnificó el proceso de cosechas, se reemplazaron las tareas manuales y se generó una demanda de mayor especialización en las tareas, los tiempos de trabajo necesarios se redujeron y todo esto repercutió en una disminución de la demanda de trabajadores rurales. Las condiciones de trabajo en el sector rural se precarizaron: disminución del tiempo de trabajo generando inestabilidad en el empleo, proceso de polifuncionalidad del trabajo, salario inferior a la canasta familiar, exposición y manejo de sustancias nocivas para el trabajador, falta de aportes jubilatorios, falta de cobertura de salud, bajo nivel de organización gremial, etc. (Cardello, 2002, citado en Chazarreta, 2010). Hasta aquí hemos mencionado cuáles fueron los procesos político económicos que han alcanzado al sector rural y sus impactos en el trabajo. A continuación, queremos hacer una breve mención de las características que tiene el trabajo rural, para poder luego evaluar y reflexionar sobre los desafíos que tenemos al respecto. En general, el trabajo rural presenta distintas características de acuerdo a la forma de organización que se da en ese marco. Por un lado, existen relaciones contractuales peón-patrón; por otro, hay prácticas asociadas a la autogestión que no dependen de un patrón, como ejemplo podemos mencionar las prácticas enmarcadas en la agricultura familiar. Sin ánimo de hacer una caracterización cerrada del trabajo rural, a continuación mencionamos algunos aspectos que nos brindan herramientas para entender la lógica en la que se inscribe este tipo de trabajo:

• Las actividades dependen de factores climáticos y biológicos. • Hay inestabilidad de la demanda de trabajo debido a las condiciones naturales. • Estacionalidad de las tareas sujeta a los ciclos agropecuarios que demandan trabajo para tareas específicas que desarrollan trabajadores eventuales (demanda estacional). • Hay establecimientos que demandan fuerza de trabajo no especializada para atender suplencias o responder a picos de trabajo no previsibles ni repetitivos. En estos casos, se acentúan las condiciones de precariedad porque se generan períodos de desocupación no remunerados y la consecuente inseguridad respecto a la obtención de un nuevo empleo, aspectos que en conjunto hace más vulnerable al trabajador a las presiones salariales y a la aceptación de condiciones laborales precarias e impide la acumulación de conocimientos y destrezas (Piñeiro, 2008, citado en Chazarreta, 2010). • Dado los calendarios agrícolas, existen procesos de movilidad geográfica y ocupacional de la fuerza de trabajo, en las que muchas veces se moviliza todas la familia. • La duración de la jornada de trabajo se ajusta en general a la longitud del día; siendo más corta en invierno y más larga en verano; pero no se lleva un registro de la duración de la jornada laboral o de la cantidad de horas trabajadas realmente. • Los hogares rurales que viven de la agricultura y la ganadería no presentan una separación de roles entre sus miembros claramente diferenciada; los integrantes desempeñan distintas funciones, tanto productivas como reproductivas. • En algunos casos existen relaciones contractuales denominadas mediería y aparcería en las que los empresarios se despreocupan de los costos de los aportes patronales y los trabajadores comparten los riesgos de producción. • En los casos de inestabilidad del trabajo rural agropecuario, no predominan los trabajadores calificados y sindicalizados, y los trabajadores no son alcanzados por marcos regulatorios que los amparen. Cabe mencionar que en contraposición a esta si-

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tuación de deterioro que trajo aparejado el neoliberalismo, y tal como lo hemos desarrollado con anterioridad, el sector rural también es un ámbito en donde se han desarrollado experiencias alternativas sumamente interesantes, en las que las prácticas de agricultura familiar y la lucha por la soberanía alimentaria y la agroecología son aspectos que están presentes y que resisten ante la avanzada del capitalismo, con una lógica basada en el cuidado de la naturaleza y en la reproducción de la vida de las personas y de las comunidades.

Para tener en cuenta La Comisión Nacional de Trabajo Agrario (CNTA) es un organismo tripar tito de carácter normativo creado por el Nuevo Estatuto del Peón Rural (Ley N˚ 26727), que actúa en el ámbito del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. Las actividades de la CNTA son:

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1. Analizar y sistematizar las actuaciones elevadas desde las Comisiones Asesoras Regionales (CAR) situadas en cada una de las provincias. 2. Asesorar al Presidente de la Comisión en la preparación de las reuniones ordinarias y extraordinarias, y asistirlo durante la celebración de las mismas. 3. Elaborar informes técnicos solicitados por la Presidencia y/o por los representantes sectoriales que integran el organismo. 4. Mantener actualizado el calendario de actividades regionales elaborado por la CAR y velar por su cumplimiento. 5. Elaborar los proyectos de resolución que requiera la CNTA y registrar las normas que emita. 6. Tramitar los expedientes administrativos que correspondan a CNTA y atender al público infor-

mando y asesorando sobre los temas de competencia de la CNTA. 7. Contestar oficios judiciales en el ámbito de su competencia. 8. Participar en el diseño de contenidos de materiales de difusión y capacitación respecto de la legislación laboral agraria. 9. Remitir aquellos informes y datos remitidos por las CAR, autoridades provinciales, organismos de estado y miembros a aquellas áreas del MINISTERIO DE TRABAJO, EMPLEO Y SEGURIDAD SOCIAL, vinculadas con la temática. Se puede conocer más en: http://www.trabajo.gov. ar/agrario/




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4.3. La economía comunitaria y la agricultura familiar

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n el marco de análisis del sector rural, es importante dar cuenta de las economías comunitarias, que se arraigan en los pueblos originarios de América Latina, y a las que, con el paso del tiempo y los procesos históricos políticos, se suman los campesinos no indígenas. Estos distintos grupos sociales desarrollaron históricamente formas de organización, producción y reproducción de la vida de manera comunitaria, basadas en estrategias integrales para la satisfacción de necesidades. Siguiendo a Chiroque Solano y Mutuberría Lazarini (2011), enumeramos los rasgos distintos de la economía comunitaria: • El territorio representa un elemento central, dado que es el ámbito donde se integran los sujetos en comunidad, a partir del trabajo y de la propiedad comunitaria. • Hay respeto hacia la naturaleza como un sujeto participante, vivo y que se manifiesta en la cosmovisión de la vida, del todo. • La economía comunitaria es el eje articulador entre los procesos de producción y reproducción de la comunidad, que hacen a la vida cotidiana. • Es un sistema económico que se construye a partir de relaciones de familiaridad, descendencia y vecindad entre los miembros de un grupo humano (sea a partir del lazo sanguíneo y/o de vinculaciones sociales), que viven en un territorio y espacio determinado. • Prepondera la propiedad comunitaria de la tierra (no siempre reconocida por los marcos legales). • La organización colectiva de la fuerza de trabajo es un principio rector de este modo de producción.

• Se tiene una concepción integrada de vida que conjuga lo político, lo económico, lo comunitario, lo biológico y natural, lo cultural y lo simbólico. • Las decisiones se toman colectivamente. Y las obligaciones y responsabilidades son colectivas. • Hay igualdad entre los miembros de la comunidad. • Se realiza una distribución igualitaria del excedente producido socialmente. • El trabajo es considerado bueno, positivo e integrador y no un castigo, como suele ocurrir en la sociedad capitalista. • Existe un desarrollo continuo de aprendizaje y transmisión de conocimientos a las generaciones más jóvenes. Los principios que motorizan las prácticas de la economía comunitaria son: la reciprocidad, el intercambio y la redistribución. El principio de reciprocidad surge a partir del intercambio de bienes, servicios y dones en sociedades sin moneda ni mercado. La institución de reciprocidad simétrica consiste en el trabajo de reciprocidad familiar entre los integrantes de una comunidad, por ejemplo, en las actividades agrícolas y la construcción de viviendas. La institución de reciprocidad asimétrica es el trabajo comunitario organizado a favor de la comunidad para el desarrollo, por ejemplo, de caminos, canales de regadío, obras de infraestructura, etc. El principio de redistribución consiste en el acuerdo entre los miembros de la comunidad sobre la forma de redistribuir los bienes y servicios, y los frutos del trabajo, para el mantenimiento de la sociedad. Tomando en cuenta las cualidades de la economía comunitaria, queremos destacar las prácticas de la agricultura familiar, que si bien tienen distintas modalidades de organización y desarrollo, buena parte de estas prácticas se enmarcan en los principios descriptos anteriormente. De acuerdo a Bidaseca y otros autores (2013:13), la agricultura familiar puede definirse como “un conjunto heterogéneo de productores junto a sus familias (incluyendo a los campesinos en su concepción clásica) que intervienen en forma directa en la producción, aportando el trabajo físico y la gestión productiva. La mayor parte de los mismos no con-

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tratan trabajadores asalariados permanentes ajenos a la familia y sólo un grupo reducido contratan una o dos personas; cuentan con limitaciones de tierra, capital y tecnología (Tsakoumagko et. al. 2000; Obschatko, Foti y Román, 2007; Obschatko, 2009)”. Por otra parte, el Foro Nacional de la Agricultura Familiar (FoNAF, 2006: 4) define la Agricultura Familiar como “una ‘forma de vida’ y una cuestión cultural, que tiene como principal objetivo la ‘reproducción social de la familia en condiciones dignas’, donde la gestión de la unidad productiva y las inversiones en ella realizadas es hecha por individuos que mantienen entre sí lazos de familia, la mayor parte del trabajo es aportada por los miembros de la familia, la propiedad de los medios de producción (aunque no siempre de la tierra) pertenece a la familia, y es en su interior que se realiza la transmisión de valores, prácticas y experiencias”.

Queremos sumar a esta definición algunos aspectos que nos parecen relevantes en relación a la agricultura familiar. En primer lugar, compartimos con el FoNAF (2008) que las prácticas de agricultura familiar no representan una “economía de pobres para pobres”; por ello, las estrategias de promoción y desarrollo no deben limitar su crecimiento, no deben pensarse solo para aquellas prácticas de agricultura familiar de subsistencia, sino que deben contemplarse las distintas situaciones: familias o grupos que requieren de mejoras de sus condiciones de vida y aquellos emprendimientos que están en grados más avanzados y capitalizados. Compartimos a continuación, la caracterización de productores familiares realizada por la FONAF, para que podamos ver la diversidad de las experiencias existentes:

Categorías

Tipo de Productos

Destino de la Producción

Mano de obra Familiar

Empleo de Mano de obra Complementaria

A

Subsistencia

Autoconsumo

Trabajo, Gerenciamiento y Administración, o Comunidades de pueblos originarios

No

B

Reproducción Simple3

Autoconsumo y el excedente se destina al mercado

Trabajo, Gerenciamiento y Administración, o Comunidades de pueblos originarios

Temporal

C

Reproducción ampliada4 con nivel bajo de capitalización

Mercado y autoconsumo

Trabajo, Gerenciamiento y Administración, o Comunidades de pueblos originarios

Temporal y/o hasta 1 empleado

D

Reproducción ampliada con nivel medio de capitalización

Mercado y algo para el autoconsumo

Trabajo, Gerenciamiento y Administración, o Comunidades de pueblos originarios

Permanente

E

Capitalizado con capacidad de reproducción y crecimiento

Mercado y un mínimo a autoconsumo

Trabajo, Gerenciamiento y Administración, o Comunidades de pueblos originarios

Temporal y/o hasta 2 empleados permanentes Temporal y/o hasta 3 empleados permanentes

Fuente: Cuadro resumen elaborado a partir del Documento de FONAF (2008).

70 3 • Reproducción simple refiere a la venta de productos excedentes -una vez llevado adelante el autoconsumo- en algún mercado que generen recursos que me permitan obtener otros productos y servicios para mi subsistencia (productos y servicios que yo no produzco). 4 • Reproducción ampliada refiere a la venta de productos excedentes -una vez llevado adelante el autoconsumo- en algún mercado que generen más recursos de los necesarios para obtener los productos y servicios para mi subsistencia. Estos recursos me permiten comprar maquinarias, herramientas, insumos, etc., recursos para expandir la producción.


Procesos político económicos y el mundo del trabajo actual en contextos urbanos y rurales

Para tener en cuenta

El organismo encargado de gestionar el Monotributo Social es el Registro Nacional de Efectores enmarcado en el Ministerio de Desarrollo Social. La inscripción también puede realizarse en los Centros de Referencia de todo el país. Registro Nacional de Agricultura Familiar

Monotributo Social para la agricultura familiar con Costo Cero Es una de las iniciativas de la Subsecretaría de Agricultura Familiar para facilitar y promover el ingreso de los agricultores familiares a la economía formal. La inscripción al Monotributo Social para la Agricultura Familiar permite acceder a beneficios previsionales como lo son la jubilación (siempre y cuando cumpla con los años de aporte) y a la cobertura de Obra Social para el contribuyente y su grupo familiar (inclusive los hijos de hasta dieciocho años e hijos discapacitados a cargo) que le garantizará el acceso a una cobertura básica universal de la salud. Los productores pueden emitir factura oficial (factura de tipo “C”) y ser proveedores del Estado por compra directa o acceder a otros canales de comercialización, por ejemplo, vender sus productos a comercios e instituciones. Puede inscribirse a este régimen todo productor agropecuario que reúna las características de un efector social, es decir, que sus ingresos no superen los 32196 pesos por año (valor permitido a septiembre de 2013) y se encuentre en situación de vulnerabilidad socio-económica. También debe desarrollar una única actividad económica (ya sea productiva, comercial o de servicios), participar de una cooperativa de trabajo o de proyectos productivos que lleven adelante grupos de hasta tres integrantes. Un dato importante es que los monotributistas sociales no pierden el derecho a la Asignación Universal por Hijo (AUH) que rige mientras se mantenga la situación de vulnerabilidad y los requisitos de ingreso.

El Registro Nacional de Agricultura Familiar (ReNAF) es el instrumento básico propuesto por el FoNAF para la ejecución de las políticas específicas dirigidas al sector. El objetivo es contar con información precisa y actualizada, para conocer cuántos son los agricultores familiares, cómo se distribuyen en el territorio, qué, cómo y cuánto producen, de qué forma acceden a los servicios de salud y educación, entre otros; permitiendo que aquellos que se registren puedan acceder a los programas y acciones que realiza el Estado nacional orientados al sector, especialmente por medio de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos (SAGPyA) del Ministerio de Economía y Producción de la Nación, y sus entidades descentralizadas, promoviendo una mayor coordinación entre ellas. El ReNAF es universal, voluntario y permanente. El primer paso para la aplicación de este instrumento fue la Resolución N˚ 255/07 emitida por la SAGPyA en octubre de 2007 que habilita la creación del ReNAF, respetando los criterios propuestos por las organizaciones. La Dirección de Registro Nacional de Agricultura Familiar es la encargada de administrar, ejecutar y garantizar su funcionamiento. En cada provincia se ha conformado un Nodo Centralizador integrado por un técnico designado por el Estado y uno o dos representantes de los productores designados por el FoNAF, que tiene a su cargo la implementación del registro a nivel provincial. Además se cuenta con los registradores habilitados de las organizaciones del sector, que se acercarán a los agricultores familiares para registrarlos allí donde se encuentren. Pueden inscribirse familias u hogares de productores agropecuarios, forestales, pescadores y/o

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que desarrollen actividades artesanales, agroindustriales o turísticas cuando éstas utilicen recursos de aquellos orígenes, sin importar si el destino de esas actividades es la venta, el autoconsumo o el trueque o si se trata de la actividad principal o secundaria del hogar, siempre y cuando: • vivan en áreas rurales a una distancia que permita contactos frecuentes con la producción agraria o conexas; • la proporción de mano de obra familiar en el total de la mano de obra empleada en la unidad productiva sea superior al 50% y no haya más de dos trabajadores asalariados permanentes; • el ingreso extrapredial familiar mensual no sea superior a tres salarios legales del peón rural. El ReNAF se implementa mediante una gestión asociada entre el Estado y el Foro Nacional de Agricultura Familiar. Para mayor información: http://www.renaf.minagri.gob.ar/

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4.4. Desafíos actuales del ámbito rural

A

lo largo de este módulo hemos destacado la complejidad de la situación y la realidad del sector rural. En este apartado nos centraremos en tres aspectos específicos que constituyen verdaderos desafíos para el sector rural en la actualidad: la problemática de la tierra, la soberanía alimentaria y la agroecología.

4.4.1. Problemática de la tierra

Para Escuchar Dada la centralidad que tiene la naturaleza y la tierra en las prácticas de la economía comunitaria y la agricultura familiar, compar timos con ustedes una canción de Victor Jara que representa una par te de las reivindicaciones colectivas que sostenemos hoy en día. Los invitamos a escucharla y cantarla con sus compañeros. http://www.youtube.com/watch?v=VQJhk6e0I9g

A desalambrar Yo pregunto a los presentes Si no se han puesto a pensar Que esta tierra es de nosotros Y no del que tenga más. Yo pregunto si en la tierra Nunca habrá pensado usted

Que si las manos son nuestras Es nuestro lo que nos den. A desalambrar, a desalambrar Que la tierra es nuestra Tuya y de aquel, De Pedro y Maria De Juan y José. Si molesto con mi canto a Alguno que venga a oír Le aseguro que es un gringo O un dueño de este país. A desalambrar, a desalambrar Que la tierra es nuestra Tuya y de aquel, De Pedro y María De Juan y José.

Uno de los temas de mayor relevancia en las prácticas de la economía comunitaria y puntualmente de la agricultura familiar, son los problemas relacionados con el uso y tenencia de la tierra. De acuerdo a Bidaseca y otros autores (2013), los problemas de tierra son aquellos que aquejan a un colectivo de hogares de agricultores familiares que territorialmente ocurran en espacios rurales -o bien periurbanos-, cuando cumplan todas o algunas de estas condiciones: • Precariedad en la tenencia de la tierra (falta de títulos, problemas en el acceso, ocupación, sucesiones indivisas, entre otros). • Conflictos manifiestos, como el desalojo, y no manifiestos, judicializados y no judicializados. Según estos autores se pueden identificar al menos tres problemáticas, no excluyentes entre sí, que pueden complementarse y que adquieren en cada territorio provincial dinámicas sociopolíticas específicas: 1. Inseguridad en la tenencia de la tierras: desalojos de familias rurales y éxodo de población rural; 2. Vulnerabilidad: dificultad o imposibilidad de acceso a la tierra y al agua; 3. Situaciones de falta de titulación dominial (posesión).

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Un punto a tener en cuenta en la problemática de la tierra es la condición jurídica de los agricultores familiares ya que nos encontramos con diferentes sentidos asociados al acceso, uso y dominio de las tierras. Por un lado, contamos con los marcos legales de tenencia de la tierra. Por otro, hay sentidos y aspectos simbólicos en las comunidades en torno al concepto de tenencia de la tierra. En general, estas nociones entran en contradicción y conflicto. Según el estudio realizado por Bidaseca y otros autores (2013), el concepto jurídico define como poseedores a quienes tienen la disposición material de la cosa con la intención de someterla al ejercicio de su voluntad (Art.2351 CC), son quienes detentan material y físicamente la cosa (viven en la tierra o la trabajan) y simultáneamente se sienten dueños de dicha cosa (elemento volitivo). Los tenedores, en cambio, son similares a los poseedores en tanto tienen materialmente la cosa pero difieren sustancialmente en que reconocen en otro el derecho de propiedad (carecen del elemento volitivo de la posesión). Tomando en cuenta estas concepciones, la condición indígena requirió de un cambio en el derecho. Los arriendos, pastajes, puesteros, etc. son considerados a favor de las comunidades indígenas, a diferencia de la situación de los campesinos. A continuación se exponen los problemas identificados según la condición de propiedad de la tierra en disputa:

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• Tierras de dominio privado, que incluyen tierras en propiedad de: particulares, empresas, condominios, sucesiones indivisas y tierras comunitarias indígenas. • Tierras de dominio fiscal, que incluyen territorios nacionales, provinciales y municipales, aunque estos últimos tienen una representación muy exigua. • Tierras mixtas, que remiten a conflictos que abarcan territorios con múltiples titulares dominiales -tanto fiscales como privados-.

Los problemas más frecuentes son (Bidaseca et. al., 2013): • Títulos incompletos e inexistencia de títulos. • Invasión / usurpación de tierras campesinas e indígenas. • Despojo. • Pedido de reconocimiento de territorio indígena. • Falta de tierra; problemas relacionados con territorios fiscales a nivel provincial; fraude y falta de información. • Procesos de colonización. • Expansión de la frontera agropecuaria. • Sucesiones indivisas. • Uso del agua. • Cierre de caminos vecinales. • Tierras del dominio nacional. • Minería. • Embargo / Remate. • Turismo. • Conflictos interprovinciales. • Pastaje, arriendos. • Arrendamientos vencidos. • Otros5 Cabe mencionar que cada una de estas situaciones implica intervenciones de distintos actores para su resolución; y complejidades distintas. Otro aspecto que se deriva de los problemas de la tierra es que el registro de amenazas o presiones de desalojo -llevadas adelante, en general, por la contraparte en el conflicto con presencia o no de grupos parainstitucionales, de fuerzas de seguridad y/o funcionarios estatales- superan ampliamente los casos judicializados. Algunas particularidades de los conflictos: • El porcentaje de la participación de las mujeres en las problemáticas es alto. • Una gran porción de las problemáticas se desarrollan en tierras privadas, aspecto que da cuenta de los procesos de privatización de tierras fiscales y en el tipo de posesión individual, siguiendo la posesión de tierras comunitarias indígenas y comunitaria campesina.

5 • Para poseedores contiene menciones relativas a problemas ambientales (inundaciones, explotación de gas, petróleo, fumigaciones, etc.) intervenciones o acciones incompletas de los Estados, particularmente del nivel provincial (colonización, programas, leyes de regularización, por ejemplo); problemas de accesibilidad, infraestructura; problemas ocasionados por la especulación inmobiliaria y su respectiva presión sobre las tierras poseídas; extranjerización; para tenedores menciona problemas ambientales (deforestación, contaminación de fuentes de aguas, fumigaciones); problemas relacionados con arrendamientos denominados por los relevadores como “ilegales”; problemas ocasionados por la especulación inmobiliaria y su respectiva presión sobre las tierras de tenencia (Bidaseca et. al., 2013).


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• Los pueblos originarios concentran la mayor parte de los problemas o conflictos territoriales. En primer término, el pedido de reconocimiento de territorio indígena; le siguen en importancia los títulos incompletos o inexistencias de títulos, invasión y usurpación de tierras y despojo.

Para Escuchar Reivindicando el compromiso de las mujeres en la lucha por las tierras sin descuidar la crianza de sus hijos, los invitamos a homenajearlas con esta canción, también de Jara: http://www.youtube.com/watch?v=LiHjDZIvkYgylist =RD02VQJhk6e0I9g Hasta aquí, hemos descripto los problemas vinculados a la tierra que alcanzan a la economía comunitaria y la agricultura familiar. A continuación y para finalizar este módulo, haremos mención a dos temas que entendemos son aportes importantes de estas lógicas de producción y organización del trabajo: la soberanía alimentaria y la agroecología

4.4.2. Soberanía Alimentaria

¿C dores la palabra “escasez”? Seguramente uantas veces escuchamos en los alrede-

muchas. Esta palabra es aplicada a distintas situaciones, entre ellas, al acceso a los alimentos. Pero es importante desmitificar que existe escasez de alimentos: alimento hay y mucho. ¿Pero cómo y quiénes los producen? ¿Cómo y dónde se distribuyen? ¿Cuáles son sus costos? Así como el capitalismo ha tenido efectos devastadores sobre la fuerza de trabajo y la naturaleza, la

producción y distribución de alimentos ha corrido la misma suerte en varios sentidos. Por un lado, la producción de alimento en el sistema capitalista se entiende desde una visión netamente comercial y de búsqueda de lucro, de la ganancia; esto lo vemos reflejado en una góndola de supermercado en la que podemos encontrar infinidad de marcas, mucha oferta de productos, cuando comer es una necesidad básica de las personas -un derecho humano- y no se requiere tener semejante variedad. Y un tema que se entrelaza con esto es la mercantilización de los alimentos: acceden quienes pueden pagarlos. Otro punto que alcanza a los alimentos es la calidad y sus efectos en nuestra salud; con el ánimo de tener altos rendimientos -puntualmente en lo que respecta a la producción-, se aplican en la naturaleza procesos que generan con menos recursos mayor cantidad de ciertos productos, utilizando muchas veces sustancias que son tóxicas y dañinas para las personas. En este marco, una de las banderas de lucha y uno de los objetivos a los que apunta la economía comunitaria, y muchas familias y comunidades que practican la agricultura familiar es la soberanía alimentaria. La soberanía alimentaria se entiende como una propuesta que no responde a la lógica mercantil de compra y venta de alimentos en el sistema capitalista. Se trata de producir nuestros alimentos en una relación armónica con la naturaleza, no dependiente de los vaivenes de lo que sucede en la economía internacional, y donde la producción se desarrolla en forma familiar, colectiva y/o comunitaria, bajo relaciones horizontales de poder. No queremos dejar de mencionar que hacer referencia a la soberanía alimentaria también nos lleva a los debates en torno a la propiedad y uso de la tierra; como así también a la apropiación de otros recursos naturales como ser el agua y las semillas, entre otros.

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Para tener en cuenta Compar timos una breve entrevista realizada a Diego Montón, secretario general del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), quien hace referencia al peligro de los transgénicos y a la necesidad de producir para el mercado interno y así mantener la autonomía del acceso a los alimentos. http://sur.infonews.com/notas/hablemos-de-soberania-alimentaria

tos sanos y soberanos; • generación de sistemas de recuperación y restitución de semillas; • y cuidado en la utilización del agua. Hay una importante revalorización de los conocimientos ancestrales y culturales de los pueblos campesinos y originarios, que tienen como objetivo el respeto por la vida a través del estudio de calendarios agrícolas, las formas de organización y manejo de los elementos naturales, la riqueza culinaria y el uso y cuidado de plantas medicinales, entre otros.

Para tener en cuenta

4.4.3. Agroecología

O

tro tema muy importante, que va de la mano de la soberanía alimentaria, es la producción de alimentos. En relación a este punto, debemos preguntarnos, además de la organización del trabajo, ¿cuáles son las técnicas que desarrollamos? ¿qué productos y recursos utilizamos? Como dijimos anteriormente, en el sistema capitalista los alimentos se entienden como una mercancía y su producción se piensa en función delograr altos beneficios utilizando la menor cantidad de recursos posibles (un ejemplo son las semillas manipuladas genéticamente para obtener mayores rendimientos). Como alternativa, la agroecología integra la diversidad de formas de agricultura desarrolladas bajo la lógica de la economía comunitaria -campesinas e indígenas- bajo los principios de:

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• cuidado para mantener la biodiversidad y cuidado de la naturaleza; • organización territorial comunitaria; • desarrollo de entramados productivos de alimen-

La Cooperativa La Choza se dedica a la producción frutihor tícola, la actividad tambera y la elaboración de sus derivados, respetando los ciclos de la naturaleza para la producción de alimentos saludables. En un vivero de plantas autóctonas de la provincia de Buenos Aires se recuperan y reproducen esas especies para su reforestación. Con un fuerte componente educativo y un amplio compromiso con la producción biológico-dinámica de alimentos saludables, en la Cooperativa La Choza se concibe el trabajo agropecuario al servicio de la vida social. Los invitamos a visitar el sitio web y a conocer más sobre esta inspiradora experiencia en: http://fundacionlachoza.org.ar/historia.php La agroecología como sistema alimentario maneja el equilibrio animal y vegetal, y conserva, mejora e intercambia las semillas nativas. También se apela a la no utilización de agrotóxicos y agroquímicos nocivos para la naturaleza, los animales y las personas.


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Es una lógica económica basada en la comunidad, en la que se practica el intercambio local, se genera un beneficio familiar y comunitario y se producen alimentos sanos en forma responsable preservando la naturaleza. Tanto la soberanía alimentaria como la agroecología, que se complementan mutuamente, tienen como objetivo generar nuevas relaciones sociales, basadas en el apoyo mutuo, la solidaridad, la cooperación, la independencia y autonomía respecto de las grandes empresas capitalistas y la no explotación de la fuerza de trabajo.

Momento de Reflexión Tomando en cuenta los contenidos del módulo, proponemos que expongan cuáles son los aspectos y desafíos, a su entender, que debemos transitar para for talecer las prácticas de los agricultores familiares, teniendo en cuenta los siguientes interrogantes: 1. ¿Qué rol tiene la familia? 2. ¿Qué rol tiene la comunidad donde están emplazadas estas prácticas? 3. ¿Qué rol tenemos como sociedad?

Biblioteca • Bidaseca, K. (Dir.), Gigena A., Gómez F., Weinstock A. M., Oyharzábal E., Otal D. (2013). Relevamiento y sistematización de problemas de tierra de los agricultores familiares en la Argentina. (Proyecto de Desarrollo de Pequeños Porductores Agropecuarios PROINDER) Buenos Aires: Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación • Chazarreta, A. (2010). La precariedad en el trabajo del sector agropecuario: un acercamiento a los cambios y continuidades a partir de la reestructuración del sector. Ponencia presentada en el Octavo Congreso Latinoamericano de Sociología Rural, Porto de Galinhas, Brasil • Chiroque Solano, H. y Mutuberría Lazarini, V. (2009). “Economía Comunitaria”. En Cattani, A., Coraggio, J. L. y Laville J. L. (Org.), Diccionario de la otra economía, Buenos Aires: Ediciones UNGS, Editorial Altamira, CLACSO Coediciones. (Colección de Lecturas sobre Economía Social) • Chiroque Solano, H. y Mutuberría Lazarini, V. (2010). “Procesos de construcción de otras alternativas: desarrollo y planteamiento de la Economía Social Comunitaria en América Latina”. CIRIEC, España. Revista de economía pública, social y cooperativa, nº 66, 147-163 • Chiroque Solano, H. y Mutuberría Lazarini V. (2011). "Perspectivas y aportes desde la Economía Comunitaria como alternativa para el desarrollo de ‘otra economía’ en Latinoamérica". La revista del CCC, nº 11 (en línea). • Cittadini R., Caballero L., Moritz, M. y Mainella, F. (2010). Economía Social y Agricultura Familiar. Hacia la construcción de nuevos paradigmas de intervención. Buenos Aires: Ediciones INTA • Foro Nacional de Agricultura Familiar (FONAF) (2008). Propuestas para un plan estratégico de desarrollo rural. Documento Base. Disponible en: http://

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www1.hcdn.gov.ar/dependencias/cayganaderia/Informacion_general/Documento%20Compilado%20 del%20Foro%20AF%20FEB%2008.pdf

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