el texto narrativo

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1. QUE ES EL TEXTO NARRATIVO 2. ESTRUCTURA DE UN TEXTO NARRATIVO 3. CUAL ES EL CONFLICTO DEL TEXTO NARRATIVO 4. CONFLICTOS NARRATIVOS 5. CLAVES PARA UTILIZAR EL CONFLICTO NARRATIVO 6. PUBLICIDAD 7. JUEGOS


El texto narrativo es el relato de acontecimientos de diversos personajes, reales o imaginarios, desarrollados en un lugar y a lo largo de un tiempo. El texto narrativo está presente en las clases desde Nivel Inicial y en las clases de Lengua durante todo el ciclo Primario y Secundario: tareas de comprensión de narraciones literarias (cuentos maravillosos, fantásticos, policiales, novelas) y de producción de narraciones de contenido de ficción o de experiencias personales del alumno.

El conjunto coherente de enunciados que forma una unidad de sentido y que tiene intención comunicativa se conoce como texto. El acto de narrar, por otra parte, hace referencia a contar o referir una historia, tanto verídica como ficticia.


Cada autor tiene un estilo particular en su narración. No obstante, hay reglas generales que se cumplen en la mayoría de los textos, como la estructura: - Introducción: Aquí se plantea la situación inicial. - Nudo: En esta etapa aparece el conflicto. Este problema será el tema principal del texto e intentará ser resuelto. - Desenlace: Finalmente, el conflicto encuentra solución. A su vez, podemos distinguir una estructura externa y una interna: - Externa: Divide el contenido en capítulos, cantos, partes, tratados, secuencias, etc. - Interna: Son los elementos que conforman la narración:

A.- Narrador: Puede haber un narrador o más. Puede ser un personaje dentro de la historia (relatará en primera o segunda persona) u omnisciente (narrará en tercera persona). Explicaremos los tipos de narrador:

- Narrador protagonista En este caso narrador y personaje están fundidos. El narrador protagonista también puede ser un personaje de la historia. Puede hablar en primera persona singular o – en los casos en que dos personajes compartan una misma visión- en primera persona plural.

- Narrador omnisciente Generalmente se vale de la tercera persona. Emplea la segunda cuando actúa a modo de conciencia que lo coloca ante sus hechos. El narrador omnisciente lo sabe todo, a veces también conoce los pensamientos y motivaciones de los personajes.


- Narrador testigo Puede usar la primera o la tercera persona. No sabe nada acerca de los personajes; tan solo observa sus movimientos y los cuenta.

B- Personajes: Son quienes realizan las acciones. Se puede distinguir entre personajes principales y secundarios. Los personajes principales son los protagonistas y el resto son Los secundarios. Al analizar una obra literaria es importante no solo identificar al protagonista y a los demás personajes sino también caracterizarlos. Los alumnos tienen que reflexionar sobre cómo son los personajes, que refleja cada uno, qué importancia tienen en el cuento. Con sus intervenciones y actuaciones dentro de la narración, los personajes revelan una norma de conducta, un comportamiento a seguir.

C- Espacio: El espacio es de suma importancia en la narración. En su descripción, podemos encontrar mucho de lo que el autor nos está tratando de comunicar en la generalidad del relato.

D- Tiempo: Existe un tiempo histórico (o externo) que es la época en la que se desarrolla la historia, y un tiempo interno que es la duración de los sucesos del relato. Este tiempo interno puede seguir un orden lineal, o puede haber idas y vueltas en el tiempo, jugando con el pasado, el presente y el futuro.

E- Acción: Formada por la serie de acontecimientos simultáneos o sucesivos, reales o imaginarios, entrelazados en la trama del argumento. Hay hechos más importantes que son los Núcleos y que corresponden a los momentos más relevantes del relato: inicio, momento culminante o nudo y un hecho final que contiene el desenlace de lo sucedido. Las otras acciones se denominan secundarias o menores.


El conflicto narrativo es uno de los ejes fundamentales por los que discurre una historia narrada. En su vertiente más extrema, podríamos decir que “el conflicto es la historia”. O dicho de otra forma, toda historia de ficción se basa en el planteamiento, nudo y desenlace de un conflicto inicial. Se trata de una concepción aristotélica que después de más de dos mil años todavía sigue vigente Si lo asimilamos a una partida de ajedrez, sería el enfrentamiento de las piezas blancas contra las piezas negras. El escritor debe jugar alternativamente con los dos colores. Ahora me toca mover un personaje “blanco”; a esa acción tendré que oponerle una contra contraria de un personaje “negro”. No cabe adoptar una actitud ética estricta. Sabemos que tanto en la vida como en la ficción no todo es lo que parece. En definitiva, el enfoque dependerá mucho de los propósitos del autor respecto a su criatura (que sería la partida completa). El concepto del conflicto es aplicable a cualquier género narrativo, por supuesto. Da igual si se trata de un detective que desea atrapar al culpable de un crimen o de un sacerdote que desea salir por sí mismo de una crisis religiosa. Lo que debemos tener claro es que para armar nuestra trama es imprescindible que dispongamos (primero mentalmente) de un conflicto narrativo claro, concreto, preciso y coherente. Si este asunto no está verdaderamente claro desde el principio de nuestra planificación previa navegaremos a la deriva, sin un objetivo preciso al que dirigirnos.


Vamos a ver primero los tipos de lucha (en un sentido amplio) que podemos afrontar desde la narrativa de ficción. Siempre deben estar adecuados a nuestra historia. Conflicto bélico Probablemente (junto con el amoroso) es el conflicto narrativo más antiguo de la literatura universal. El combate de unos pueblos contra otros todavía centra la atención de muchos reporteros de guerra. O bien incluso la recreación de batallas pasadas o conflictos armados de toda índole. La figura prototípica del héroe nace en la literatura mundial al contar las hazañas del mismo. El caso más claro es la Ilíada de Homero (Aquiles, Héctor, etc.). A veces el énfasis se coloca en individuos concretos que personifican la lucha (por ejemplo, Napoleón contra el zar de todas las Rucias). Una variante sería el conflicto armado entre un grupo de individuos contra otro. Conflicto histórico Puede ser una variante del anterior si se basa en hechos bélicos. Sin embargo, el conflicto narrativo también puede focalizarse en un contexto histórico determinado. Será necesaria una gran documentación para no incurrir en anacronismos. Siempre es un peligro que nuestros personajes piensen y sientan como si estuvieran en la actualidad y no en el marco histórico y cultural que prefijamos de antemano. Conflicto político El conflicto narrativo, en este caso, se centra en los aspectos políticos o ideológicos que llevan a los personajes a mantener determinadas posturas personales. La lucha por el poder suele ser un leit motiv bastante usual en estos casos. Conflicto social y cultural Si nos olvidamos un momento de la cruda lucha por el poder (que da mucho juego en diversos géneros novelísticos), también el conflicto narrativo puede girar sobre las concepciones del mundo de determinados personajes enfrentados a su entorno socio-cultural.

MÁS TIPOS DE CONFLICTO NARRATIVO Conflicto interior En ocasiones el conflicto narrativo involucra fuerzas opuestas dentro de un mismo individuo. Es posible que se trate de cuestiones morales o éticas (por ejemplo, en Crimen y castigo) o bien de tendencias y actitudes patológicas, que hacen sufrir al individuo y le urgen a encontrar una solución a su problema concreto. Es un tema que también proporciona mucho juego en todo tipo de historias. Conflicto amoroso


Es de los más antiguos en la literatura de ficción de cualquier época. El amor en su rica variedad de formas múltiples (incluidas las sexuales) ha proporcionado y proporciona infinidad de variantes para armar todo tipo de tramas. Desde el thriller con fondo amoroso hasta la inmensa producción de todo tipo de novela sentimental. Es rara la novela que no contenga una historia amorosa, aunque sea colateral o paralela a la historia principal. Conflicto familiar En el mundo de los afectos el ámbito familiar es decisivo para idear un conflicto narrativo. También es muy raro que en cualquier obra de ficción no aparezcan familiares de los protagonistas (o de antagonistas) y todo tipo de problemáticas relacionadas con ellos. Pensemos, por ejemplo, en El padrino (novela o películas). Bajo la capa del género de gánsteres se desarrolla asimismo una rica flora “familiar”: en todos los sentidos, también en el específicamente mafioso. Conflicto con cualquier tipo de autoridad o poder En este apartado podemos incluir un número indefinido de conflictos según la óptica que hayamos querido introducir en la trama. Basta con pensar en padres/hijos, profesores/alumnos, patronos/empleados, amos/sirvientes, oficiales/soldados, etc. El conflicto narrativo es susceptible de ser enfocado desde muchos ángulos diferentes e introducir las aristas pertinentes. Un mismo tipo de conflicto narrativo puede ser focalizado desde muy distintas perspectivas por autores distintos. Por eso mismo es inagotable la producción de ficción narrativa.


Lo primero que hay que decir en este punto es que hay que huir de los clichés. Uno de ellos consiste en el abuso de la descripción de situaciones cotidianas. No tiene mucho sentido andar describiendo (en la era de la imagen) una casa o un camino, da igual. Salvo que sean “personajes” también de la historia, que puede darse el caso en ocasiones. Muchos escritores noveles hacen caso omiso de este fundamental consejo y comienzan a escribir de esta manera: “Fulanito se acercó a la repisa de la chimenea y jugó con una figurita de marfil. Después se dirigió a la ventana, volvió sobre sus pasos y se encaminó a la cocina. Abrió el frigorífico y sacó la mantequilla. Se sentó en la mesa de caoba y se preparó una tostada, etc., etc.” Todos sabemos que hay multitud de actos cotidianos y también sabemos cómo se hacen. No hace falta incluirlo en las narraciones. Salvo, claro está, que el acto sea esencial precisamente para entender el conflicto narrativo subyacente. Hay que determinar desde el principio la corriente principal (la fuerza, por decirlo de otro modo) que recorre la espina dorsal de la narración. Esa fuerza, que da sentido a la acción, a que ocurran acontecimientos que atrapan la atención del lector, a que interactúen los personajes entre ellos… es el conflicto narrativo. No tenemos que dejarlo de lado como algo secundario. Es la fuerza motriz de la narración, es lo que da sentido a la secuencia planteamiento – nudo – desenlace. No importa si el conflicto narrativo es interior o a tiro limpio, pero debe ser diáfano, concreto, consistente y coherente durante todo el relato. El lector debe tener la sensación de encontrarse ante una historia interesante que le haga apegarse a la lectura hasta el final.








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