Periódico de opinión
Año 1, Número 1 - Manizales, agosto del 2010
Foto: Gonzalo Gallego G.
Pensemos la región La demanda de trabajo no se determina en función de los salarios
Implicaciones del desempleo Duván Emilio Ramírez Ospina merca2@umanizales.edu.co
El desempleo es uno de los principales problemas de una sociedad y se debe a que los flujos de entrada de personas a la población económicamente activa son mayores que los flujos que puede absorber el sistema productivo. En el caso colombiano, la baja capacidad de absorción se encuentra asociada con las bajas tasas de inversión tanto del sector público, como del privado, resultantes a la vez de la baja capacidad de generar ahorro interno. Si la Inversión no aumenta significativamente, las posibilidades de crecimiento económico en el largo plazo y las posibilidades de disminución de las tasas de desempleo serán reducidas. Además de las implicaciones económicas del desempleo,
es importante analizar las consecuencias de tipo social, ya que la forma natural de vinculación del hombre con la sociedad es el trabajo, por lo cual se constituye en un elemento inseparable de la naturaleza humana, con una dimensión adicional, el progreso social se asocia en primera instancia con la ejecución de una ocupación útil y, en segundo lugar, el progreso y calificación de una labor como medio de mejoramiento de la calidad de vida y acceso a formas superiores de uso del tiempo disponible. Existe otra dimensión que no puede ser subestimada, y se ubica en el plano psicológico y espiritual: la persona no sólo requiere trabajar, necesita ser necesitada; la valoración y autoestima están condicionadas por éste componente central de las relaciones humanas y su
subestimación puede conducir a una incorrecta valoración del costo del desempleo. En general, los análisis más economicistas del costo del desempleo lo vinculan con la falta de utilización en el proceso de producción de la fuerza laboral desempleada; por lo tanto, la pérdida será igual a lo dejado de producir por ésta población; el desempleo repercute con una mayor intensidad cuando se considera estructural, porque se prolonga por varios años, toda vez que puede llegar a imposibilitar a la persona para el retorno al mercado laboral, por perder el hábito y la disciplina para incorporarse a las rutinas que implica el ejercicio de un determinado empleo, o mantener la concentración requerida para ejecutar determinado trabajo. Pasa a p. 12
Argumentum ad populum y educación sexual Página 3 Mientras… siempre la altiplanitis Páginas 4-5 Desarrollo basado en conocimiento para Manizales Páginas 6-7 Desplazamiento forzado en Caldas: un estado de cosas inconstitucionales Páginas 8-9
Nos urge formar sujetos de pensamiento que produzcan reflexiones geopolíticas: Germán Guarín Jurado
Páginas 10-11
2 Lo que pensamos
Las Opiniones también son un mito El periódico que el amable lector tiene en sus manos es un mito. Le aprendimos a HansGeorg Gadamer que no se puede dar la cultura sin un horizonte mítico y que, por ello, es fundamental ubicarlo en la época de la ciencia, puesto que es imposible comprender la complejidad de la contemporaneidad sin el mito. El nombre del periódico, que con este número ve la luz, retrotrae la conocida alegoría del Mito de la Caverna de Platón. Referencia un territorio en el que Seres maniatados no podían ver más que sombras reflejadas por una especie de tea. Un día cualquiera, uno de ellos sale de la caverna y se entera que afuera las sombras se vuelven formas concretas. Comprende que los pre-juicios sobre los que fundaba su saber eran sólo eso; y concluye que la otra realidad que acaba de percibir es bien distinta. Su opinión se fundamenta, entonces, a partir de la confrontación entre lo que piensa y lo que percibe. Las disquisiciones nominalistas, por las que pasó el nacimiento de este medio de interlocución con los ciudadanos: Academia, Pandora, Mito y Razón, El Universitario, El mundo de las ideas… y, su nombre definitivo, Opiniones, no fueron ociosas; por el contrario, esta búsqueda nos señaló que el camino puede ser equívoco cuando nos apoyamos únicamente en el sentido común, solamente en el
prejuicio de sus fundadores y escritores, en el ideario de ficción que nos envuelve en la cotidianidad. Opiniones deja traslucir que lo que aquí se publica está sustentado básicamente en lo que se conoce coloquialmente como opinión con conocimiento de causa. Es, en consecuencia, un periódico de opinión. Quienes plasmen su pensamiento en estas páginas, expresarán lo que deseen a partir de sus saberes propios y particulares, de sus experiencias e investigaciones; de sus sueños, gustos, esperanzas o desesperanzas…; todo, en una dinámica que con seguridad mostrará los claroscuros de la razón. En fin, todos harán -ya lo hacen- uso de lo que consideramos es su derecho (y también su deber) de ejercer su libertad de expresión, la misma que está consagrada en el artículo 20 de la Constitución Política de Colombia. Opiniones circulará en la región del Eje Cafetero (claro, en el fondo confiamos en que trascienda estas débiles fronteras); un territorio en el que los ciudadanos hemos estado determinados por la fuerza de la tradición; y hemos tenido que sufrir la marejada de una región que se precia de ser culta y educada, y que se ha visto envuelta por un mundo confuso por las violencias y la guerra misma.
etero. Y esto, porque reconocemos que, por lo menos desde el 2007, poco más de la mitad de la población humana vive en ciudades. Los procesos de urbanización han sido constantes, y han estado ligados a la concentración del poder y del saber. Las ciudades actuales heredaron una de las mayores contradicciones propias de la Revolución Industrial: segregaciones sociales a través de las cuales se marginan a los pobres. Hoy, los centros urbanos han sido pensados como centros de negocios. Los barrios se vuelven modernos, y esto implica que un grupo de habitantes es expulsado de los mismos. Los barrios se vuelven mejores, pero al parecer no precisamente para las personas. Se produce una especie de gentrificación, esto es, una transformación urbana que desplaza a sus ciudadanos de su hábitat natural, es decir, de su barrio degradado, y aparece otro de un nivel económico mayor que no necesariamente lo recategoriza. De todo lo que esto implica, nos ocuparemos en estas páginas. Que los lectores que hoy nos tienen en sus manos, con sus críticas y sugerencias, nos ayuden a pensarnos. No olviden que el pensamiento no lo es sin el mito. Y Opiniones también es un mito.
Una asignatura pendiente Opiniones es una asignatura que los profesores, no profesores y egresados de la Universidad de Manizales teníamos pendiente. Y a partir de hoy, comenzamos a saldar esta deuda con la región del Eje Caf-
Luis Ospina Carvajal Director
Publicaciones universitarias Rector Guillermo Orlando Sierra Sierra Vicerrectora Académica Ana Gloria Ríos Patiño Vicerrector Administrativo Jorge Iván Jurado Salgado Secretario General César Augusto Botero Muñoz Jefe Planeación Edgar Gracia López Jefa División Talento Humano Martha Elena Hincapié Piñeres _______________________
Director Opiniones Luis Ospina Carvajal Asesor estratégico de comunicaciones Comité Editorial Alfredo Vélez Duván Emilio Rmírez Ospina Ariel César Nuñez Luis Alonso Saldarriaga Editor Gráfico Gonzalo Gallego González Circulación gratuita 5.000 ejemplares Manizales, agosto del 2010 Impreso en Editorial La Patria S.A. Nota: Los artículos publicados en Opiniones, incluyendo el editorial, no comprometen los principios ni la filosofía de la Universidad de Manizales. Los miembros del Comité Editorial, al igual que los escritores son responsables por lo que firman y se publica.
Dos libros frescos, recientemente salidos de los talleres de la Universidad de Manizales: Laberintos cinematográficos: estética del cine de autor y La sala oscura y el mundo de las sombras. Discusiones contemporáneas sobre cine, forman parte de la producción académica e intelectual de Carlos Fernando Alvarado Duque, profesor de la facultad de Comunicación Social y Periodismo. Textos para leer comiendo palomitas de maíz.
Laberintos cinematográficos: estética del cine de autor ¿Qué es el cine de autor? ¿Es acaso un nuevo género? ¿Es otra manera de hablar del cine como arte? ¿Es un regreso al mito romántico del artista genio? ¿Es posible sostener la idea de autoría en un tipo de medio que pasa por la lógica colectiva de la industria? Este libro recupera la idea del cine de autor, luego de 50 años de su formulación. Sin caer en la trampa de ofrecer una definición completa de este singular fenómeno, procura reconstruir la ya clásica discusión, separándose de la política de autor como un manifiesto para el trabajo del director. Estética, ciencias cognitivas y semiótica convergen para ofrecer una nueva relación, un nuevo nudo para comprender teóricamente este tipo de cine. En igual medida, se pone en circulación el nuevo territorio con el estudio del trabajo de autoría de directores como: Andrei Tarkovsky,
Michelangelo Antonioni, Peter Greenaway, Víctor Gaviria, entre otros, que ha de ofrecer un recoveco, un extraño pasadizo, un nuevo tramo del viaje, donde quizás no se encuentra más salida que profundizar en el laberinto del cine de autor.
La sala oscura y el mundo de las sombras. Discusiones contemporáneas sobre cine Este libro convierte a la pantalla del cine en un tablero de exposiciones. Ex –pone diferentes problemas propios de las reservas de la civilización universal bajo el resplandor de las imágenes en movimiento. Confluyen, en cada uno de los capítulos, juegos de relaciones que permiten: revisar qué se ha entendido por historia, y cómo se puede comprender la historia del cine, revisitar el cine clásico de Hollywood y cómo esta época replica la lógica del proyecto occidental de modernidad, reconocer el retorno de la guerra como discurso político y como forma de aniquilación, gracias al testimonio del cine bélico, analizar el éxito de la literatura dentro del cine con la saga de James Bond, recorrer las nuevas megalópolis a partir de las narrativas fragmentadas del cine actual, revivir el periplo del flâneur de Baudelaire en los escenarios desérticos del road movie, discutir el papel del cine de autor cuando se anuncia el fin del arte, descubrir nuevas formas culturales gracias al post-cine producido por la era del video.
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La buena comunicación requiere, como mínimo, del uso de códigos inequívocos y de los canales adecuados para que la interacción entre el significante y el significado conduzca a dar mensajes con sentido. El contenido de los mensajes, en el campo de la sexualidad humana, ha de ser claro, veraz, honesto y bien intencionado; en la medida de lo posible, libre de todo sesgo moralista y despojado del condicionante de la tradición cultural. He aquí una de las grandes responsabilidades de los educadores – formadores sexuales. El fenómeno comunicativo y tecnológico (mass media) nos enfrenta a una nueva realidad de mundialización fragmentada, ya que nos hace ciudadanos del mundo; pero, al mismo tiempo, las particularidades culturales y sociales hacen que la ciudadanía sea específica del lugar en el que cada cual desarrolla sus prácticas sociales (aldea global). Esta reorganización de la sociedad ha afectado de manera especial a los agentes socializadores clásicos: la familia y la escuela. La tecnología ha invadido la vida cotidiana y la intimidad de las personas, sin importar a qué clase social se pertenezca, a qué grupos de identidad o a qué instituciones; convirtiéndose así, en los nuevos agentes socializadores que erosionan el diario vivir: las costumbres, las pautas de comportamiento, los patrones de aprendizaje e, incluso, las lógicas de entendimiento. La globalización trae aparejados unos cambios en las formas de ver, sentir, conocer, representar, aprender, amar, relacionarse. Aunque los ritmos de evolución sean distintos, hay que hablar de cambio, aceptar el cambio y, ante todo, adaptarse al cambio. En el transcurso de estos procesos se suelen presentar conflictos internos en los individuos por la endogenización cultural que conduce al extrañamiento de la identidad que puede producir estreñimiento ideológico. Uno de los cambios más profundos de nuestro tiempo es la fragmentación de lo social, configurándose una subjetividad multifacética, esquizoide, como que en cada uno cohabitan diferentes identidades, y ni una sola se siente como propia.
Genaro Morales Parra
Argumentum ad populum y educación sexual
gmorales_parra@hotmail.com
Educación sexual silenciosa y silenciada
Profesor facultad de Medicina Universidad de Manizales
“El futuro ya está aquí, el problema es que está mal repartido. Algunos vivimos en el siglo XXI y otros en el siglo V” William Gibson Nos encontramos ante un orden simbólico que se caracteriza por un gran consumo de signos e imágenes; pero ante todo, frente a una profunda semiotización de la vida cotidiana. Se ha llamado al humano animal simbólico y, en este sentido, no solamente el lenguaje verbal, sino a toda la cultura: ritos, mitos, instituciones, relaciones sociales y costumbres son formas simbólicas en las que el hombre encierra su experiencia para hacerla intercambiable.
“Educastración” sexual En el ámbito de la sexualidad, estamos inmersos en una sociedad ambivalente que contribuye en buena medida a generar más confusión. Por una parte la propaganda consumista hace uso permanente del erotismo; por otra, hay condenación oficial del erotismo. Ante la realidad de la educación sexual silenciosa y silenciada, la “educastración” sexual, que fomenta el desconocimiento, conduce a la incomprensión, a la intolerancia, a la renuencia al cambio por una ignorancia calificada. Para contrarrestar, se debe imponer un tipo de trabajo que trascienda la enseñanza de pareceres, de quereres y de prejuicios infundados, con el propósito de llegar a una enseñanza de saberes científicos, verídicos, objetivos, contextualizados, de tal manera que se pueda ahondar en la realidad personal del individuo, en su perspectiva cultural que estructura y da sentido a dicha realidad individual, con la participación explícita de expertos en Sexología y el concurso de quienes ostentan el poder local en lo político, lo económico y en los diferentes medios de comunicación, pero no en forma representativa, sino participativa, con el propósito de dar respuesta a las exigencias que demanda la sociedad actual, para que sea posible descubrir la lógica de funcionamiento de las realidades sexuales de la población, así como el significado otorgado por dichas poblaciones a las maneras como se asume la sexualidad.
Se requiere un manejo adecuado de la información para que sirva de medio efectivo de formación, lo que implica el uso de métodos creativos para canalizar la información que no sólo llegue a las poblaciones, sino que confronte con los referentes que ellos poseen al respecto, para que sea significativa, apropiada, asumida y adaptada a su particular manera. Así, se pueden producir cambios de actitud, afianzamiento de valores y cambios de comportamiento, como resultado de un proceso de reflexión tanto en lo individual como en lo colectivo, que al final redunda en la salud sexual de las personas. Trabajar en sexualidad exige estudiar la cultura en particular, establecer los nexos existentes entre la cultura popular y la cultura oficial a fin de obtener parámetros claros, reales y coherentes que optimicen la orientación de la educación sexual. Quien trabaje en sexualidad, debe tener muchas claridades con su propia sexualidad, con los saberes propios de la sexología como disciplina humanística, con los saberes pedagógicos, y con el conocimiento de la comunidad que está educando. Ello le otorga autoridad moral e intelectual, además de coherencia entre el discurso y la vivencia.
La globalización trae aparejados unos cambios en las formas de ver, sentir, conocer, representar, aprender, amar, relacionarse. Aunque los ritmos de evolución sean distintos, hay que hablar de cambio, aceptar el cambio y, ante todo, adaptarse al cambio.
Ante la realidad de la educación sexual silenciosa y silenciada, la “educastración” sexual, que fomenta el desconocimiento, conduce a la incomprensión, a la intolerancia, a la renuencia al cambio por una ignorancia calificada.
Wilson Escobar Ramírez*
wilsonescobar@gmail.com
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Docente facultad Comunicación Social y Periodismo
Panorama de hartura y desesperanza cultural
Mientras… siempre la altiplanitis Hoy Juan Sebastián Bar está cada vez más solo, sin apenas contertulios, y con uno que otro bohemio extraviado. A unos pocos metros de allí, en el prefabricado parque de los caficultores colombianos (Juan Valdez), la tertulia cultural se abre paso al aire libre entre los diálogos light propios de este escenariovitrina a donde se va, no para ver, sino para que le vean.
La dinámica cultural de una ciudad se mide en la tesitura intelectual de sus bares; o mejor, en el talante intelectual de sus cantinas. Allí van a parar todas las reacciones, elaboradas o no, de los espectáculos, de los artistas, de los procesos, de los proyectos o elucubraciones, de las creaciones fallidas o de las que siempre están en construcción y nunca terminan por realizarse. Allí recalan desde los secretos e imperfecciones de las obras, las envidias, odios y rencillas entre los creadores, hasta las sempiternas acusaciones y señalamientos a los funcionarios de turno que mal administran la cultura de la ciudad. En los años setenta y ochenta el meridiano de esta baraúnda o jaleo cultural fue Kien, la modesta taberna del centro de la ciudad que dibujó el imaginario de la época, marcado por el ejercicio retórico de la Revolución, las ideas de izquierda, el idealismo dialéctico y la marihuana, ésta ya menos retórica. Con la paulatina lumpenización nocturna del centro urbano y la instauración de la periferia del Cable como nuevo eje de la dinámica cultural y social de la ciudad, la tabernita desapareció
y dio lugar en aquel nuevo centro periférico a varios proyectos de bar modernizantes de los diálogos culturales. Juan Sebastián Bar fue el que mejor logró sostenerse en las últimas dos décadas, gracias a su personalidad musical que siempre fue un susurro para el diálogo, la diversidad de públicos que convocó y la sencillez del espacio, ecléctico entre la taberna claroscura y el bar al uso de los tiempos, con algún neón decorativo incorporado. Hoy Juan Sebastián Bar está cada vez más solo, sin apenas contertulios, y con uno que otro bohemio extraviado. A unos pocos metros de allí, en el prefabricado parque de los caficultores colombianos (Juan Valdez), la tertulia cultural se abre paso al aire libre entre los diálogos light propios de este escenario-vitrina a donde se va, no para ver, sino para que le vean.
Diálogos del rebusque ¿Se puede medir la estatura cultural de la ciudad por el talante intelectual de sus bares? Ésta bien podría ser una investigación para justificar un diagnóstico institucional o, en el mejor de los casos, para solucionar un cierre de maestría. Pero de cultura y planes de desarrollo está sobrediagnosticada la ciudad. Dejemos entonces esa relación expuesta como una tesis, según la cual la dinámica cultural de la ciudad ya no está dando siquiera para diálogos examinadores, críticos o lúdicos. La tertulia es ocasional, no sistemática. Es una tertulia de parque, o mejor, de pasillo ambiental. Ya hay quienes buscan afanosamente clientes para que el bar vuelva a ser el punto de encuentro. Pero el problema no es del bar, ni de falta de políticas tipo “hora
feliz” con el pague uno y consuma dos. El bar y su relación con la ciudad no es más que un signo sobrecogedor de un fenómeno aún más acechante que afecta la dinámica de la urbe. Algunos le llaman indiferencia, pero a mí me resulta este término un tanto desprestigiado en razón de esa discursividad cutre que se instaló en la música popular de hoy. Abulia o desinterés podrían dibujar mejor el panorama, pero prefiero robarme el concepto de Altiplanitis expuesto por José Vasconcelos, según el cual el habitante del altiplano (en nuestro caso, la montaña) termina por anclarse en su terruño, porque cree tenerlo allí todo (está en lo más alto) y en cuanto tal es el centro del universo. El mal de la altiplanitis, por ejemplo, suscita un desinterés por conocer otras latitudes, que es contrario a lo que le pasa al costeño cuando ve partir cada barco desde el muelle: más temprano que tarde termina convertido en un Ulises emprendiendo odiseas en cada viaje. Nuestra altiplanitis cultural empezó cuando nos vendieron la idea de que éramos el meridiano cultural de Colombia y que Bogotá era la Atenas (¿apenas?) suramericana. Ese pasado se apulgaró, con su polvo enmohecido, en el espejo de algunos vanidosos que supieron sacarle provecho (propio) a la cultura para seguir vendiendo a su favor esa idea de que todo pasa con una cierta exclusividad por Manizales, justo en tiempos en que la globalización no admite meridianos, sino circuitos compartidos. Esa falsa ilusión ha llevado a crear ferias de libros, festivales de música, de poesía, que carecen de identidad y de personalidad, que sumadas traducen a que
5 no son necesarias en el medio. ¿Para qué una feria del libro -nos preguntábamos entonces- si en ella van a exponer las mismas librerías y almacenes de libros de la ciudad, con los mismos libros de texto y lo que es peor, con los mismos precios? ¿Cuál era el plus, la novedad, el tremor que haría recalar turistas culturales, o despertar el interés de la clientela interna, si la ya desaparecida feria del libro no era más que un puñado de stands pordioseros buscando cómo atrapar a un lector improvisado o enviado -sin dinero- por la escuelita o colegio de turno? Una feria así no podía sobrevivir ni era necesaria en una ciudad que ya había visto cerrar una de las librerías clásicas (La Atalaya), mientras en su agónico fin exhibía en su vitrina por igual libros y verduras, en un acto simbólico y desenfadado de su propietario ante la falta de cultura de sus clientes.
Delirios bajo los puentes Se trata pues de un mal que amenaza con volverse endémico y se expande con su desidia por todos los rincones, iniciando por las estructuras de poder de la ciudad. El alcalde de turno, por ejemplo, no soportó la iniciativa de la Escuela de Circo que impulsa el Festival Internacional de Teatro, pensada para poner a volar la imaginación y el talento de los jóvenes marginales y marginados, y brindarles un escenario de proyección hacia la cultura mundial. El mandatario, con la visión chata que identifica a los gobernantes de hoy, no vio en aquel emprendimiento una posibilidad de inclusión para los jóvenes, sino a un puñado de outsiders volcados a los semáforos con naranjas en mano, afeando el paisaje urbano y exhibiendo nuestra oculta miseria. Altiplanitis que lleva a los delirios de algunos funcionarios sempiternos, que se creen irremplazables y recalan una y otra vez en la burocracia local, para ralentizar las urgencias culturales con “ideas” descabelladas y excéntricas como construir la biblioteca pública debajo de los puentes de La Autónoma, como si además de la neblina, Manizales tuviera en
¿Para qué una feria del libro si en ella van a exponer las mismas librerías y almacenes de libros de la ciudad, con los mismos libros de texto y, lo que es peor, con los mismos precios? ¿Cuál era el plus, la novedad, el tremor que haría recalar turistas culturales, o despertar el interés de la clientela interna, si la ya desaparecida feria del libro no era más que un puñado de stands pordioseros buscando cómo atrapar a un lector improvisado o enviado -sin dinero- por la escuelita o colegio de turno?
sus desangelados puentes algún parecido con el París que retrató René Clair. A otros, la altiplanitis les achata sus sueños, como construir el Museo de Arte de la ciudad en la antigua sede de la Alcaldía que, por suerte, tuvo que ser demolida; o en la escuela Juan XXIII, una de esas ruinas del pasado que la retórica patrimonial no deja tocar ni para bien ni para mal. Por excéntricos o por chatos, estos proyectos desvían la verdadera urgencia de construir nuevos espacios, modernos, articuladores y renovadores de la visual urbana, como el Centro Cultural que lidera la Universidad de Caldas con un envidiable diseño de Salmona, o la misma biblioteca pública en un lugar digno, incluyente y viable. Altiplanitis, abulia o desinterés que parecieran ocupar el espacio -desértico desde siempre- que deja ver la carencia de políticas culturales, la polución de diagnósticos, la ausencia de recursos, las equivocadas prácticas de gratuidad, la improvisación en la gestión, o la sospechosa calidad de algunos productos y procesos que se hacen o llegan a la ciudad. Éste, pues, un panorama de hartura y desesperanza cultural ante el cual sólo vale asumir con el humor corrosivo de Woody Allen, la aceptación mutua de la decepción.
Abulia o desinterés podrían dibujar mejor el panorama, pero prefiero robarme el concepto de Altiplanitis expuesto por José Vasconcelos, según el cual el habitante del altiplano (en nuestro caso, la montaña) termina por anclarse en su terruño, porque cree tenerlo allí todo (está en lo más alto) y en cuanto tal es el centro del universo.
Jairo Pineda Agudelo
jpineda@umanizales.edu.co
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Docente Departamento de Matemáticas Universidad de Manizales
La universidad debe jugar un papel decisivo en la construcción de la ciudadanía
Desarrollo basado en conocimiento para Manizales Tal proceso de consulta y apropiación comienza con la construcción colectiva de la identidad de la ciudadregión y la visión futura, con el fin de que cualquier propuesta de desarrollo sea potenciada al inscribirse en la aspiración colectiva de construcción social y, por tanto, en el fortalecimiento de su capital social.
Durante la primera década de este nuevo siglo, las administraciones municipales han promovido el debate sobre diversas alternativas para poner a la ciudad en la ruta de una ciudad de conocimiento. Primero, con una estrategia resumida y consignada en el nombre del programa Manizales Eje del Conocimiento; y luego, transformada en una Ciudad Internacional de Conocimiento con oportunidades para todos, nombre del actual Plan de Desarrollo de la Alcaldía. Para lograrlo, se plantean acciones coordinadas con los sectores e instituciones para el desarrollo de capacidades en CT+I, y el incremento de las competencias de los ciudadanos con base en la generación y aprovechamiento del conocimiento. Las siguientes consideraciones constituyen un aporte al debate público desde la academia, con el objeto de proporcionar una perspectiva que recoja las reflexiones de quienes han constituido éste en su objeto de investigación y conocimiento, y reúna las reflexiones de los diferentes actores que, en este período, han avanzado en la construcción de iniciativas que respondan a una amplia gama de intereses que cubren lo público, lo privado, lo académico y lo comunitario.
Consultar a los ciudadanos
Foto: Gonzalo Gallego G.
Una primera consideración sobre la construcción de una propuesta de Desarrollo Basado en Conocimiento (DBC), está relacionada con la necesidad de realizar un proceso amplio de consulta con los ciudadanos, de modo que se lleve a cabo la construcción conjunta, sea apropiado e incorporado en el proyecto colectivo de ciudad, y constituya la base de su desarrollo por la vía del fortalecimiento del capital social. Tal proceso de consulta y apropiación comienza con
la construcción colectiva de la identidad de la ciudadregión y la visión futura, con el fin de que cualquier propuesta de desarrollo sea potenciada al inscribirse en la aspiración colectiva de construcción social y, por tanto, en el fortalecimiento de su capital social. La incorporación de CT+I y el uso intensivo de las TIC constituyen el denominador común de las propuestas presentadas por la Alcaldía, la Corporación para el Desarrollo de Caldas, y los demás actores que participaron en la construcción del Plan Regional de Competitividad, con lo cual se contribuye a resolver una parte de la ecuación del desarrollo; sin embargo, si de lo que se trata es de construir sistemas de valor basados en el conocimiento, los proyectos deben articularse con el Sistema Social de Capitales de la Región. Cuando se señala el conocimiento como recurso clave de esta nueva sociedad, se hace mención a su capacidad de darle significado a la información y de crear valor, de modo que en un escenario globalizado la conectividad y la digitalización de la economía se constituyan en asuntos clave. Además, la información es un recurso esencial, en la medida en que puede convertirse en una capacidad endógena de los territorios para alcanzar nuevos niveles de desarrollo y bienestar, el fortalecimiento de su economía por la vía de la innovación y la competitividad, pero principalmente por la capacidad para fortalecer su tejido social, densificando sus redes en la confianza y en la construcción de ciudadanía. El Centro de Gestión del Conocimiento de la Universidad del Rosario propuso, para el caso de la región cafetera, cuatro componentes que deben integrarse al proceso de creación de una CiudadRegión del Conocimiento. En tanto se procure alcanzar un balance entre los capitales sociales
7 como fundamento del desarrollo, estos siguen siendo válidos y hacen parte estructural de la propuesta. El desarrollo de una clara identidad de la región y de una visión de su futuro que responda a los actuales desafíos del desarrollo urbano, el cual posee serias limitaciones de sostenibilidad económica, social y ambiental. Realizar un diagnóstico de las fortalezas, oportunidades y potencialidades de la región, lo que se denomina el estado del capital social basado en el conocimiento. Identificación de las áreas de focalización que permitan orientar los esfuerzos de los actores sociales. En respuesta al triple desafío del actual modelo de desarrollo urbano, las áreas de focalización corresponden a la construcción de una ciudad inclusiva para alcanzar la sostenibilidad social, una ciudad competitiva para conseguir la sostenibilidad económica, y una ciudad sostenible para lograr la sostenibilidad ambiental. Identificación de los proyectos estratégicos con los cuales se concretarán las posibilidades regionales en términos de creación de valor. Si estos proyectos se formulan sobre la identidad y la visión construidas colectivamente, contribuyen a la creación de sistemas de valor basado en el conocimiento, y pueden, por ende, contribuir con la transformación social, económica y ambiental que demanda la región.
Búsqueda de territorios competitivos Dentro de la dinámica de la formulación del Plan Regional de Competitividad para el departamento de Caldas, se ha promovido la discusión en torno a nueve temáticas que harían del departamento de Caldas y de la ciudad de Manizales, territorios competitivos: • Sectores de clase mundial y regional. • Desarrollo de modelos de integración competitiva. • Competitividad agropecuaria. • Competitividad minera. • Competitividad del comercio y de los servicios. • Capital social, productividad, emprendimiento y empleo. • Ciencia, Tecnología e Innovación • Proyectos de inversión y desarrollo de infraestructura. • Eficiencia gubernamental y clima de negocios. Para la Sostenibilidad Ambiental de la ciudad, la Corporación para el Desarrollo de Caldas, tiene previsto un plan de acción hasta el año 2011, formulado sobre cinco ejes: la gestión integral del patrimonio hídrico, la gestión integral del riesgo, la gestión en biodiversidad y producción sostenible, la gestión ambiental, urbana, industrial y minera, y el fortalecimiento institucional y del Sina regional. Para la Sostenibilidad Social de la ciudad, existe un paquete de proyectos orientados por una política de mejoramiento integral y equitativo de la calidad
de vida de los ciudadanos, lo que permitirá legitimar los procesos participativos, democráticos y culturales de los diferentes grupos poblacionales. Asimismo, la construcción e implementación de políticas públicas para niñez y adolescencia, juventud, discapacidad, equidad de género, adulto mayor, respeto por la diversidad sexual y salud mental, y atención a la farmacodependencia. La política también establece la creación de oportunidades en la inserción de la vida laboral, creación de ciencia y tecnología, y desarrollo humano como fundamento de la consolidación de una sociedad con mejor calidad de vida. Uno de los propósitos fundamentales de la estrategia de Manizales Ciudad Internacional de Conocimiento es crear las condiciones sociales, culturales, económicas, territoriales, políticas e institucionales, para ampliar las oportunidades de desarrollo humano integral de todos sus habitantes. Para el Pnud, el desarrollo humano se entiende como el incremento de oportunidades y capacidades de las personas para hacer realidad el proyecto de vida que se han propuesto. En tal sentido, la estrategia para Manizales se encuentra alineada con la formulación del Pnud. La perspectiva de esta propuesta es lograr que la generación de un sistema de creación de valor basado en conocimiento se ponga al servicio de la comunidad. Más allá de las iniciativas puntuales presentadas en esta primera parte de la propuesta, el DBC tiene connotaciones de carácter ético, político y cultural que no pueden dejarse de lado, aspecto resaltado en varias de las entrevistas realizadas a los actores sociales. Ella se encuentra directamente relacionada con la urgencia de identificar, valorar y desarrollar el Sistema Social de Capitales como una estrategia para la creación de un sistema de valor basado en el conocimiento. Además, habrá que darle sentido práctico al convencimiento de que las sociedades emergentes no pueden contentarse con ser meros componentes de una sociedad mundial de la información, y tendrán que ser sociedades en las que se comparta el conocimiento, a fin de que sigan siendo propicias al desarrollo del ser humano y de la vida. Desde estos planteamientos, la universidad está llamada a jugar un papel decisivo en la construcción de esta ciudad región de conocimiento, no sólo por su capacidad para la formación del talento humano de alta calidad, sino por su capacidad de liderar el proceso en todos los niveles de formación del recurso humano, básica y secundaria, que la sociedad del conocimiento requiere. De allí, se deriva la importancia no sólo de repensar a la universidad, sino a la educación misma y sus aspectos pedagógicos y curriculares. El reto es doble, puesto que no sólo hay que cambiar su modelo y sus prácticas para competir en una sociedad dominada por la economía del conocimiento, sino que también debe dar respuesta a su responsabilidad de formar y educar para la sociedad en la que se enmarca, lo cual pasa irremediablemente por integrar la propia cultura digital como un elemento curricular indispensable.
Cuando se señala el conocimiento como recurso clave de esta nueva sociedad, se hace mención a su capacidad de darle significado a la información y de crear valor, de modo que en un escenario globalizado la conectividad y la digitalización de la economía se constituyan en asuntos clave.
Uno de los propósitos fundamentales de la estrategia de Manizales Ciudad Internacional de Conocimiento es crear las condiciones sociales, culturales, económicas, territoriales, políticas e institucionales, para ampliar las oportunidades de desarrollo humano integral de todos sus habitantes.
cabeto008@hotmail.com
Carlos Alberto Dávila Cruz
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Docente Investigador Facultad de Derecho. Universidad de Manizales.
Recorriendo las calles silenciadas de la ciudad
Desplazamiento forzado en Caldas: un estado de cosas inconstitucionales
…la investigadora Edilma Osorio Pérez en su ensayo Recomenzar vidas, definir identidades, muestra al desplazado desde dos posturas: desde la condición de sobreviviente de la guerra: en esta instancia podemos ver la negación de toda una sociedad con el conflicto, en donde la sociedad se responde a sí misma con unafrase que se ha convertido en una respuesta lógica: “si uno no se mete con nadie y no hace nada malo, no le pasa nada.”
1 Osorio Pérez, Edilma. Recomenzar vidas, definir identidades. Universidad Nacional. p.175.
El cielo es como siempre, intensamente azul. Los rayos del sol descubren las realidades de miles de campesinos que deambulan por nuestra ciudad. El viento helado choca con aquellas miradas de esos hombres y mujeres que por causa de la guerra dejaron su tierra y su territorio; no sólo perdieron estos dos elementos, también perdieron sus nombres: ya no se llaman Marcos, Jaime, Arístides e Idalí: ya ellos fueron nombrados de una manera diferente; ahora son desplazados a causa de la violencia. Cada uno de estos nombres es real, es la muestra total del desarraigo, del olvido, de la miseria; el ejemplo de la lucha por reconstruir un nuevo espacio que en algunas ocasiones resulta esquivo ante la mirada atónita de una ciudad que los desconoce, que los invisibiliza, que los olvida. Pero ellos siguen en su constante peregrinar, son los nuevos nómadas, que dejaron atrás los troncos de los árboles, en donde las mujeres amarraban sus tejedoras por varias generaciones. Ya el aire no huele a maíz ni a leña, ni a miel; ahora huele a muerte y persecución. Es en ese momento cuando se comprende que el rostro es el lugar más expuesto de nuestro cuerpo lo que lo lleva a convertirse en el lugar más público del mismo, enfrentándolo no sólo con la inclemencia de la vida, sino con un mundo que les fue arrebatado por lo guerreros. Y si algo han
conseguido los guerreros es cuestionar los conceptos de Estado, Patria, Nación y Ciudad, dejando estas cuatro palabras como un simple núcleo lingüístico cargado de connotaciones imaginarias asociadas a lo que los desplazados dejaron atrás: tierra, territorio, lengua, pueblo. De esta manera, estos conceptos perdidos del imaginario de las personas desplazadas, nos remontan a la revolución neolítica cuando los hombres y mujeres comienzan a cultivar la tierra y definen el sedentarismo, ya que la tierra no sólo los alimentaba sino que era la depositaria de su cultura configurando relaciones míticas de lo que podía significar como su origen; así, hombres y mujeres en el sedentarismo pueden reclamar el derecho a un Estado, a poder florecer y, al mismo tiempo, a echar raíces, como una forma de pedirle a los guerreros y al mismo Estado que no adelgacen más esa línea entre lo rural y lo urbano. Es a raíz de la ruptura entre lo rural y lo urbano, que las ciudades se han convertido en lugares de paso del desencuentro propiciado por el desplazamiento forzado. Con otras palabras, las ciudades son testigos de una migración que por su fuerza violenta es imposible detener, mostrando un proceso de involución histórica como si el fenómeno de los nómadas de los individuos construyera un presente. El encuentro de la ciudad por parte de la persona en condición
de desplazamiento, no sólo plantea un problema de un nuevo sistema de urbanización que se presenta como conflicto central en el espacio público, sino que está sucediendo con la tierra, el territorio y la propiedad. La persona desplazada que llega a la ciudad, no sólo se enfrenta a las rupturas dadas por padecer el desplazamiento forzado, sino a una serie de conflictos sociales que generan una nueva forma de exclusión. Sobre este particular, la investigadora Edilma Osorio Pérez en su ensayo Recomenzar vidas, definir identidades1, muestra al desplazado desde dos posturas: desde la condición de sobreviviente de la guerra: en esta instancia podemos ver la negación de toda una sociedad con el conflicto, en donde la sociedad se responde a sí misma con una frase que se ha convertido en una respuesta lógica: “si uno no se mete con nadie y no hace nada malo, no le pasa nada.” Con dicha afirmación, en el Estado colombiano se han empezado a legitimar muchas de las acciones de los grupos armados. Un ejemplo claro de esta situación, lo podemos observar al plantear el problema de la tierra, ya que se legitima el accionar de los grupos paramilitares bajo el pretexto de cuidar la propiedad privada del accionar de los grupos guerrilleros; de esta manera se interiorizan las acciones violentas de los grupos armados generando
9 un alto grado de impunidad, indiferencia y afianzamiento de los para- Estados. Así las personas desplazadas pasan a ser sospechosas morales, traspasando la responsabilidad a la víctima. Y la otra postura es desde su condición de miseria material: los desplazados a causa de la violencia, son vistos por la sociedad y por entidades del Estado como nuevos demandantes de recursos del mismo que compiten con los pobres históricos (antiguos desplazados), que todavía esperan posibles soluciones a su conflicto. Esta competencia no es solamente por lo recursos que provienen del Estado, es la lucha por la migajas otorgadas por la política de la piedad.
El no acceso a la justicia: otro valor agregado Así, lejos estamos de comprender lo que genera para el Estado colombiano el desplazamiento forzado a causa de la violencia; por ello, este problema no sólo genera el desplazamiento forzado de miles de colombianos, sino que inventa otras clases de problemas como la dificultad para lograr el acceso a la justicia como única instancia para la reivindicación de sus derechos. Manizales y Caldas no escapan a la influencia de este fenómeno; ejemplo de ello, son las cuatro personas que con anterioridad se nombraron, ellos ya no sólo luchan contra los actores armados, sino que ahora luchan contra las entidades del Estado que siguen vulnerado sus derechos; Marcos, Jaime, Arístides e Idalí, están buscando que les sean resarcidos sus derechos como lo manda la sentencia hito de la Corte Constitucional, la T-025 del 2004, mediante la cual declara el “estado de cosas inconstitucionales”, que no es otra cosa que la vulneración reiterativa de los derechos fundamentales. Dicho pronunciamiento de la Corte Constitucional, determinó la falta de recursos para financiar la política para la atención a las víctimas; además de la incapacidad del Estado, para realizar la intervención necesaria con el fin de dar soluciones oportunas que llevaran a terminar los padecimientos que sufren alrededor de cuatro millones de personas en condición de desplazamiento. La posición de la Corte Constitucional, no sólo mostró la responsabilidad de ella garantizando el cumplimiento de la Constitución Política, sino que declaró la responsabilidad del Estado Colombiano frente al problema que viven las personas en condición de desplazamiento, este último como garante de la convivencia pacífica dentro de
nuestro territorio. Es decir, la Corte no sólo se conforma con ser una simple guardiana de la Constitución, sino que rompe los equilibrios clásicos de “división de poderes.” Así, la Corte lo que busca es que la división de los poderes esté acorde con la defensa y la garantía de los derechos fundamentales. A partir de esto, el juez puede convertirse en un instrumento de presión frente al legislador, de tal manera que éste asuma las responsabilidades correspondientes al desarrollo legal, lo que convierte el acceso a la justicia en un derecho no sólo fundamental, sino de suma importancia para las personas en condición de desplazamiento. Pero la realidad se escapa a las disposiciones de dicha sentencia. Hoy las personas desplazadas no encuentran soluciones sobre todo en la reivindicación de sus derechos a la tierra y a la propiedad sobre la misma, puesto que mientras ellos deambulan por la calle en búsqueda del resarcimiento de sus derechos, las instituciones del Estado, como es el caso del Incoder, les entrega tierras que no son de vocación agrícola, con problemas jurídicos de linderos, servidumbres y posesión, recayendo en las trampas burocráticas y politiqueras, además de grandes daños al patrimonio de nuestro
Estado, toda vez que se cuestiona el valor pagado por los predios convirtiendo la compra de tierras, no en una solución para el problema, sino creando uno nuevo como lo es la moralidad pública. Mientras tanto, estos cuatro nómadas recorrerán las calles de nuestra ciudad bajo el silencio de las calles en búsqueda de lo que se ha convertido en la “tierra prometida.”
Pero ellos siguen en su constante peregrinar, son los nuevos nómadas, que dejaron atrás los troncos de los árboles, en donde las mujeres amarraban sus tejedoras por varias generaciones. Ya el aire no huele a maíz ni a leña, ni a miel; ahora huele a muerte y persecución. Es en ese momento cuando se comprende que el rostro es el lugar más expuesto de nuestro cuerpo lo que lo lleva a convertirse en el lugar más público del mismo, enfrentándolo no sólo con la inclemencia de la vida, sino con un mundo que les fue arrebatado por lo guerreros.
Luis Ospina Carvajal luigi@umanizales.edu.co
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Asesor de Rectoría en Comunicación Universidad de Manizales.
Este profesor universitario y candidato a Doctor en Conocimiento y Cultura Latinoamericana, realizó junto con la doctora Ana Gloria Ríos Patiño, actual Vicerrectora Académica, ambos de la Universidad de Manizales, una investigación durante los años 2006 y 2008, en la que indagaron por la cultura universitaria entre el grupo directivo y los grupos organizados de investigación, de formación humana y de proyección social. La titularon Destinación de la universidad contemporánea, un texto que sigue inédito. Sobre la importancia del significado actual de la universidad, su vigencia y demás temas pertinentes con el mundo de la educación superior y su papel en la sociedad, Opiniones habló con Germán Guarín Jurado.
La universidad debe actualizar de forma permanente su tradición histórica
Nos urge formar sujetos de pensamiento que produzcan reflexiones geopolíticas: Germán Guarín Jurado Destinación de la universidad contemporánea es simplemente la construcción de proyecto que cada uno de nosotros como sujetos personales y colectivos debemos hacer de universidad, en relación con el presente histórico, interpretando renovadamente la tradición humana de construir humanidad y tradición.
Francis Bacon, en el Novum Organum decía que el presente es el más antiguo de los tiempos, pero también es el más nuevo de los tiempos
L O C. ¿Qué es una Universidad contemporánea? Germán Guarín Jurado. Una universidad contemporánea es una universidad a tono con los desafíos del presente; que se piensa en el presente histórico, procurando que sus profesores y sus estudiantes, al igual que todos sus actores, comprendan nuestro tiempo; y a partir de ahí desarrollen una ética y una política del presente. Cuando nosotros pensamos en el título de nuestra investigación Destinación de la universidad contemporánea, creíamos que podía resultar un galimatías intelectual si decíamos más bien universidad moderna, toda vez que en realidad lo que necesitamos como sujetos universitarios es fijarnos en nuestro presente, en lo que en realidad es esta época como época de sentido, situarnos frente a lo que muchos pensadores han denominado, espíritu de la época. Universidad contemporánea es también una universidad que actualiza la tradición histórica, que actualiza su acervo intelectual, el mismo que durante muchos años hemos construido como proyecto de humanidad desde las ciencias, la filosofía…, desde la historia misma, desde el lenguaje; desde la que podríamos considerar el conjunto mismo de la cultura. Una de las inquietudes que se presentó cuando estábamos haciendo la investigación, era que
nosotros utilizábamos la expresión destinación. Muchos con quienes conversábamos, nos preguntaban qué es eso de la destinación de la universidad. Destinación de la universidad contemporánea es simplemente la construcción de proyecto que cada uno de nosotros como sujetos personales y colectivos debemos hacer de universidad, en relación con el presente histórico, interpretando renovadamente la tradición humana de construir humanidad y tradición. L O C. Quisiéramos entender por qué una universidad moderna podría ser un galimatías intelectual. G G J. Hay mucho intelectualismo en la universidad actual; hay una erudición, un enciclopedismo, una carga libresca que tradicionalmente le pesa a la universidad, y que de alguna manera la pone a responder por una tradición reciente, pongámosla de 400, 500 años; y a esa tradición reciente se la ha llamado Modernidad. Hay muchos libros construidos al respecto, por ejemplo El discurso filosófico de la modernidad, de Jürgen Habermas, o Modernidad líquida de Zygmunt Bauman; sumados a estos, se conocen corrientes intelectuales que hablan de Posmodernidad y, a su alrededor, aparecen grandes libros y autores llamados posmodernos. A partir de la condición posmoderna, se
dan discusiones de estos autores sobre lo que es la Modernidad y la Posmodernidad. Se da una especia de exceso retórico, de entretenimiento intelectual saltando de libro en libro; y a esa construcción entretenida de intelectuales universitarios, de buscar en las grandes fuentes bibliográficas para ver si son modernos o posmodernos, es a lo que yo le llamo una especie de galimatías intelectual. Un grupo de pensadores de la ciudad y de la región, estuvimos en un proyecto denominado Pensamiento sin fronteras, y creíamos que lo importante no era declararse moderno o posmoderno, sino que nuestra misión ética o política era estar a la altura de nuestro tiempo, ser contemporáneos y poder interpretar y responder en voluntad política por el presente. Naturalmente que esto no significa anular la tradición de lo que por Modernidad o Posmodernidad se ha escrito, sino valorar nuestra manera de relacionarnos con las teorías de manera distinta, de hacer un uso crítico de las teorías, más que un uso instrumental; y formarnos más como sujetos de pensamiento en cuanto a nuestro presente histórico, por ejemplo, con reflexiones geopolíticas y no como sujetos eruditos, como intelectuales o pensadores puros, que sólo sabemos hablar desde los libros. Creo que esa
11 es la reflexión a muy grandes rasgos que nos hace hablar de contemporaneidad. L O C. Germán, hay quienes sostienen que este país requiere más técnicos y tecnólogos que profesionales. ¿Qué tanto peso tiene en la actualidad la universidad? G G J. Hay asuntos muy dramáticos sobre los que yo he reflexionado últimamente. Uno de esos es que en América Latina, los países están gobernados por tecnócratas, personas que no se declaran provenientes de la universidad, sino de la empresa, del sector privado, de las economías nacionales y mundiales; y desde ahí manifiestan prestarle un servicio público al país, al Estado, o a los gobiernos. Creo que una pregunta relevante es ¿qué significa que quienes dirijan el país no se consideren hijos de la universidad, sino de la empresa? Por otra parte, también me ha preocupado que en muchos países de América Latina, los ciudadanos sufren las violencias y las guerras; y sorprende que los ideólogos de la guerra sean personas que se han formado en universidades, y que todo su acervo intelectual, todo su saber técnico, profesional e intelectual lo utilicen para construir argumentaciones desde lógicas militares, desde políticas de exclusión, del odio al otro. Por eso pregunto, frente a estos los ideólogos de la guerra que aparecen frecuentemente en los medios de comunicación, y que forman parte del Gobierno mismo, independiente de la formación humana, disciplinar o científica, qué formación universitaria recibieron. Las universidades están formando tecnócratas e ideólogos de la guerra, sujetos con sangre de guerreros y con sombra de letrados, y esos ideólogos están ordenando matar con “sapiencia civil”, y eso me parece preocupante; a mí no me preocupa que los egresados de las universidades no le respondan al mercado ni a la empresa, lo que me preocupa es que sigamos respondiéndole a la barbarie civilizatoria, a las lógicas de las ideologías de la guerra, eso me está preocupando bastante. L O C. Pues… como que todo indica que quienes están llevando este país a la barbarie son precisamente muchos de aquellos que han pasado por las universidades…, es como si estuviéramos alimentando la guerra desde los centros
universitarios. G G J. Por eso es que las universidades tienen que pensar en qué consiste la lógica del conflicto, en argumentar, en preguntar de forma permanente sobre su papel en la sociedad. Las violencias ni la guerra deben ser temas ajenos a ellas. L O C. Justamente a eso yo le llamo una universidad moderna… G G J. Sí, en el sentido en que una universidad moderna es una universidad del presente; el tiempo por excelencia de los pensadores modernos es el presente y lo aprendí de un epistemólogo de comienzos de la Modernidad, Francis Bacon, en el Novum Organum. Él decía que el presente es el más antiguo de los tiempos, pero también es el más nuevo de los tiempos; y entonces lo que nos está exigiendo pensar es el presente y no una categoría sociológica, o una categoría filosófica, o antropológica llamada Modernidad, y tampoco una categoría pos-antropológica, o neoantropológica, o anti-antropológica llamada Posmodernidad. Esto es lo que yo quiero decir, que no debemos pensar en abstracto la Modernidad, la Posmodernidad. La universidad debemos pensarla en tiempo presente, en nuestra manera de relacionarnos con el tiempo, de construir la historia de la humanidad, dentro de lo cual preocupan estas cosas que discutimos. L O C. Se le escucha con frecuencia al Rector de la Universidad de Manizales, decir que las universidades deben ser faros de realidad. ¿Qué piensa de esto? G G J. Creo que hay tantas universidades como actores que se atreven a hablar de ella; por eso, coincido con el señor Rector que la universidad debe ser un faro que sirva como foro público, abierto; en donde no se trate propiamente del ascenso a una verdad, sino del reconocimiento de una cantidad de voces que hay en ella, cada una de las cuales tiene un sentido cultural distinto desde su propia experiencia de vida, desde los propios roles que ha ocupado en la universidad… L O C. Suena a definición de universidad… G G J. Si porque indudablemente la universidad no es sólo sus aulas de clase, los profesores y los estudiantes; tampoco sus sistemas o estructuras administrativas. En ella se reconocen alteridades, convicciones, que nos ponen a entender mucho cómo vamos a
comprender y explicar las lógicas del conflicto, desde propuestas que se interrogan por lo que entendemos por dialéctica, por dialógica. Es claro, entonces, que no puede ser dogmática ni corresponder a ningún tipo de doctrina. Quiero hacer eco de un texto de William Ospina que se llama La escuela de la noche, (editorial Norma, 2008), en donde habla de la necesidad de educar la educación, educar a la universidad, a los educadores, si es que queremos hablar de educación, de docencia, de investigación. En mi concepto una agenda universitaria tendría que discutir estos temas, incluso desde la base de ese criterio de Ospina, que nos tenemos que volver a educar, y más si nos percatamos de que estamos educando déspotas educados, tecnócratas con pensamiento de guerreros. Yo creo que la universidad en la actualidad está produciendo bárbaros ilustrados, como lo deía Ortega y Gasset. L O C. Bueno, así también entendemos el concepto de Universidad Moderna… G G J. Eso está bien, en ese sentido estamos de acuerdo.
A partir de la condición posmoderna, se dan discusiones de estos autores sobre lo que es la Modernidad y la Posmodernidad. Se da una especia de exceso retórico, de entretenimiento intelectual saltando de libro en libro; y a esa construcción entretenida de intelectuales universitarios, de buscar en las grandes fuentes bibliográficas para ver si son modernos o posmodernos, es a lo que yo le llamo una especie de galimatías intelectual.
Duván Emilio Ramírez Ospina merca2@umanizales.edu.co
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Coordinador Maestría en Mercadeo Universidad de Manizales
La demanda de trabajo no se determina en función de los salarios
Implicaciones del desempleo Además de las implicaciones económicas del desempleo, es importante analizar las consecuencias de tipo social, ya que la forma natural de vinculación del hombre con la sociedad es el trabajo, por lo cual se constituye en un elemento inseparable de la naturaleza humana
En la teoría neoclásica, el mercado de trabajo funciona como los mercados de otros productos; por lo tanto, el desempleo sólo puede explicarse por medio de la teoría de los precios, en los que el salario real alto genera una disminución en la demanda de mano de obra, lo que produce desempleo.
Viene de p. 1 Esto no ocurre cuando el desempleo es friccional, o sea, aquel que se produce cuando en la economía una parte de la población está desempleada por poco tiempo, debido bien sea al proceso natural de rotación de los trabajadores de un puesto a otro, o al ajuste de las empresas a los cambios del entorno en presencia de un mercado laboral muy flexible. A pesar de que la economía colombiana ha venido dando señales de recuperación, y las cifras de crecimiento económico han sido revisadas al alza, los índices de desempleo y subempleo, siguen siendo muy altos; esto debido a que, por un lado, el crecimiento de la economía no está generando un “crecimiento expansivo del empleo” desde la puesta en marcha de nuevas empresas o a través de nuevas contrataciones públicas; ni tampoco en los últimos años las economías, nacional y regional han contado con la presencia de un “crecimiento intensivo del empleo”, producido a partir de más enganche de trabajadores por las empresas nacionales y locales para responder a una mayor dinámica de la demanda. El hecho es que las limitantes que impiden el crecimiento del empleo están relacionadas con la incapacidad estructural que tiene el aparato productivo ante el debilitamiento de la demanda interna y, seguramente, de la poca capacidad que se posee para crear nuevos emprendimientos ligados a dinámicas de demanda internacional por exportaciones no tradicionales, toda vez que el importante crecimiento de las ventas externas de los últimos años, ha estado concentrado en productos primarios con bajo valor agregado.
El retorno a viejas doctrinas económicas El argumento de la rigidez laboral como causante del desempleo es el resultado del retoque a viejas doctrinas económicas. En la teoría neoclásica, el mercado de trabajo funciona como los mercados de otros productos; por lo tanto, el desempleo sólo puede explicarse por medio de la teoría de los precios, en los que el salario real alto genera una disminución en la demanda de mano de obra, lo que produce desempleo. Si existe un desequilibrio entre la oferta y la demanda, y si los trabajadores no encuentran empleo, es porque los salarios son muy altos; entonces, disminuyendo los
salarios se reduce el costo marginal del trabajo y las empresas buscan contratar más trabajadores, por lo cual la reducción de los costos laborales vía flexibilización se verá traducida en un incremento de la oferta de puestos de trabajo. Contrario a los planteamientos neoclásicos, los resultados de la aplicación de ésta teoría, en el caso colombiano, hace dudar de la efectividad de la misma como parte de una política generadora de empleo; esto, debido a que la actual crisis de empleo merece un análisis más amplio y, por lo tanto, un tratamiento diferente del que se le ha venido dando durante los últimos veinte años, ya que la crisis no se soluciona reduciendo los ingresos de los aún ocupados. En este sentido, Keynes hace notar que, a corto plazo, la demanda de trabajo no se determina en función de los salarios, ya que las necesidades de mano de obra de las empresas están ligadas al nivel de la producción que ellas desean realizar; y éste está relacionado con el nivel de demanda existente en el mercado por sus productos o con la capacidad exportadora de la economía. Con la flexibilización laboral (utilizada como una herramienta fundamental de política macroeconómica, por los gobiernos colombianos desde la década de los 90) se ha pretendido facilitar el aumento de la competitividad de la industria nacional en los mercados internacionales, con el fin de incrementar las exportaciones; pero las medidas macroeconómicas adoptadas no han contribuido a lograr este objetivo. Por el contrario, la apertura económica que buscaba ser bidireccional, es decir, que los sectores de baja productividad que fueran desplazados por la producción extranjera se situarían, en otros, en la alta productividad en donde las ventajas comparativas fueran mejores. Ello no sucedió así, ya que la apertura fue unidireccional, esto es, fue más lo que se importó que lo que se exportó, generando una productividad cero en los sectores desplazados. Por lo tanto, contribuyó a incrementar las tasas de desempleo, toda vez que los puestos de trabajo que se perdieron por el incremento de las importaciones, no fueron compensados por incrementos iguales o mayores en la generación de nuevos puestos de trabajo en el sector exportador, el mismo que ha venido creciendo sustentado en la exportación de bienes básicos poco intensivos en el uso de mano de obra. Con todo, el alto costo social que implicó la flexibilización del mercado laboral, no se ha visto reflejado en una mayor dinámica del empleo.
Que los lectores que hoy nos tienen en sus manos, con sus críticas y sugerencias, nos ayuden a pensar la ciudad. Escríbanos a: opiniones@umanizales.edu.co