Lo que sigue a continuación es la prueba de que la violencia policial no obedece a unos malos comportamientos de unos cuantos oficia- les, sino a un problema estructural y sistemático que tiene sus raíces, fundamentalmente, en la omisión legislativa y de las obsoletas ideas de que la fuerza garantiza el orden público y de que la patria se hace a punta de bolillo, sobre las cuales se ha cimentado el proyecto de Estado en el contexto colombiano.