Construyendo el Reino. Edicion 34. Diciembre 2011.

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Editorial

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Misionautas

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Fe y vida ADVIENTO DESDE LAS VÍTIMAS Del Corazón TEXTOS DE CASALDÁL IGA Constructores ENTREVISTA A EMMANUEL SANTACRUZ Pastoral MI EXPERIENCIA EN SEBIJUCLA Desde el Monasterio Reflexionando NAVIDAD EN FAMILIA

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sperando contra toda esperanza y mirando más allá de la vida agitada de estos “días de compras”, desde el Teologado Claretiano les queremos extender nuestro abrazo cordial por la fiesta de Navidad y nuestro deseo de que sigamos juntos sirviendo al Reino de Dios en el 2012. Ciertamente no es fácil decir “Feliz Navidad”. Tanta pobreza, violencia, consumismo, insensibilidad, etc.; hace difícil cerrar los ojos y no mirar la realidad. Pero es precisamente en medio de esta realidad en la que hay que buscar el sentido hondo del nacimiento de Jesús. Porque se ha hecho carne en medio de nosotros, se ha hecho solidario de nuestras debilidades y pobrezas, se ha hecho “nuestra carne”. No está lejos, está entre nosotros, y la Navidad nos recuerda que ha preferido Dios ser uno más de los pobres de todos los tiempos. Ante la extendida imagen de un Dios lejano, la Navidad nos recuerda que Dios “habitó entre

teologadoarmenia@gmail.com Facebook: SEBIJUCLA Teologado Claretiano http://construyendoelreino.blogspot.com (00503) 2243-5743


CeR 2 nosotros y hemos contemplado su gloria” (Jn 1,14) . Es el Dios entre los pobres, el Dios de los pobres. Sorprende lo tanto que hemos desvirtuado esta celebración. Y nosotros los “cristianos” hemos sido grandes cómplices, cuando no artífices de esta pérdida de sentido de la Navidad, al falsificar con fiestas y regalos la acción gratuita de Dios que quiere salvarnos envuelto en pobreza y pequeñez. Hemos cambiado el humilde “tronco de Jesé” (Is 11,1), plantado en tierra real y reverdeciendo en la sencilla espera confiada en la salvación que nos viene de Dios, por el fastuoso árbol navideño que está condenado a secarse, lleno de adornos que nos dicen más de nuestros gustos consumistas que de la bondad y pobreza del Niño de Belén. Por esto que hemos comentado, en esta edición queremos compartirles unas palabras que promuevan la esperanza y nos comprometan para el 2012. Tenemos grandes colaboraciones de amigos y amigas que nos permiten adentrarnos en esta “Fiesta de las Fiestas” con un espíritu en búsqueda del Evangelio. De manera especial comentamos el nuevo espacio de esta publicación a cargo de las Hermanas Clarisas del Convento de San Damián (Planes de Rederos, San Salvador); ellas nos darán su palabra nacida desde la contemplación, para recordarnos que el Reino también se construye desde la oración y el silencio. Esta nueva sección la hemos denominado “Desde el Monasterio”. Muchas gracias por haber estado con nosotros en este 2011. Gracias por sus palabras y gestos que nos animan el camino y nos comprometen más a vivir y anunciar el Evangelio al estilo de Claret. Pedimos a Dios la fuerza de su Espíritu para que, con ustedes, continuemos en el 2012 en los caminos dela misión. Bienvenidos y bienvenidas a Construyendo el Reino.

1. Ya el Teologado Claretiano está en Facebook y Twitter. Esperamos que desde estas tecnologías estemos ahora más cerca y más comunicados, porque “comunicación es comunión”. Las direcciones son: Facebook: SEBIJUCLA Teologado Claretiano Twitter: @TeologadoCMF 2. www.h2onews.org/espanol.html Es un servicio de información católica que realiza y distribuye cada día noticias en formato audio/ video/texto en 8 idiomas sobre la vida de la Iglesia y sobre los acontecimientos sociales y culturales. Este equipo cuenta con la experiencia profesional de las hermanas del Hogar de la Madre, con una particular sensibilidad por la comunicación audiovisual. 3. La pastoral vocacional de la Conferencia de Religiosos de El Salvador tienen soporte en internet para convocar a actividades y para el acompañamiento vocacional. Las direcciones son: Facebook: Llamada vocacional CONFRES. Blog: http://llamadavocacional.blogspot.com/ 4. http://diariobiblico.wordpress.com/modelos/ En esta dirección podrás descargar o ver en línea el Diario Bíblico 2012. Si no lo has podido adquirir o si quieres compartirlo por las redes sociales, esta nueva versión te da estas nuevas posibilidades.


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Josep Giménez, SJ

Josep Giménez es jesuita, doctor en teología. Profesor en la Facultad de Teología de Cataluña, en el Instituto de Teología Fundamental y en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Barcelona. Colabora como profesor visitante en la Universidad Centroamericana de El Salvador (UCA). Director de la revista Selecciones de Teología y miembro del área teológica de Cristianisme i Justícia. Agradecemos al P. Josep la gentileza de compartirnos su reflexión acerca de cómo encaminar la esperanza cristiana de cara hacia los últimos tiempos, en esta espera del Mesías que tanto marca el tiempo de Adviento, desde lo que en teología es llamado “escatología”.

n el “Credo” afirmamos: vendrá glorioso a juzgar a vivos y muertos”. El Adviento, tiempo litúrgico recién iniciado, nos brinda la oportunidad de dirigir otra vez nuestra mirada hacia este artículo de nuestra profesión de fe para reflexionar sobre él.

Vendrá. Leemos en el libro del Apocalipsis (1,8): Dios es “el que era, el que es y el que vendrá”. Las palabras del vidente de Patmos parecen romper la lógica. No dice “el que será” –como esperaríamos- sino “el que vendrá”. Dios es el que viene. Lo cual no deja de ser algo más que un detalle sin aparente importancia. Las y los cristianos somos “los hombres y muje-

res del Adviento” –y no tanto del futuro. El futuro es lo que todavía no es, pero será, a partir de lo que ya es (de un recién nacido, por ejemplo, saldrá un adulto, hombre o mujer, no otra cosa). El Adviento es lo que nos llega de fuera (advenit: viene a), rompiendo nuestros esquemas, desbordando nuestras programaciones y previsiones. Muchas han sido las utopías y muchos han sido también los esbozos futuristas ideados ¡soñados!- por el ser humano. Ante ellos, la fe cristiana nos recuerda, sobriamente: “la salvación es algo más que lo que nos puede venir del futuro. Desborda nuestras previsiones y todo lo que podemos programar. «Ni ojo vio ni oído oyó lo que Dios tiene reservado para quienes le aman» (1 Cor 2,9)”. Y para aquellos a


CeR 4 quienes Él ama –podríamos añadir nosotros. Y es que la salvación no puede ser una mirada hacia el futuro que haga caso omiso del presente y -¡peor todavía!- cubra el pasado con el manto del olvido. Porque ¿quién vendrá? El Resucitado –que no es otro que el Crucificado. Y también: vendrá el Crucificado – que es también el Resucitado. Por ello, sobriamente, la fe cristiana nos recuerda que todo esbozo futurista, toda utopía no puede hacer tabla rasa de las historias de dolor vividas. Nos recuerda que la salvación –porque a eso apunta toda utopíasólo puede venir de los de abajo, de las víctimas, de los crucificados de la tierra, recapitulados en el Crucificado Resucitado. El Crucificado Resucitado no reniega de sus heridas. Ni las disimula. Ni tampoco le encierran estas heridas en sí mismo (Jn 20,25.27). Más bien, las comparte, las narra, en un proceso de reencuentro y de reconciliación que nos conduce a descubrirle a Él en los crucificados de la tierra: “¡Señor mío y Dios mío! (Jn 20,28)”

Vendrá con gloria. Y ¿qué es la gloria de Dios sino que el hombre viva –como formuló de manera insuperable, hace unos veinte siglos, un obispo mártir de la Galia romana, Ireneo de Lyón? Y reformuló, veinte siglos después, otro obispo mártir, Óscar Arnulfo Romero –éste, de El Salvador- diciendo: “la gloria de Dios es que el pobre viva”. Si la gloria de Dios no es otra cosa que la vida del hombre, la vida del pobre, entonces, “vendrá con gloria” sólo puede significar: vendrá

a dar vida (cf., Jn 10,10) al hombre. Y, especialmente, vida al pobre.

Vendrá con gloria a juzgar. Los frescos, tan conocidos, de la Capilla Sixtina, habrán podido alimentar nuestros temores y angustias: ¿será el juicio de Dios esto tan terrible que representó Miguel Ángel en esta obra, por otra parte, tan preciosa y admirable? Sin embargo, el libro de los Jueces nos cuenta que éstos –los jueces- eran enviados por Dios para salvar a su pueblo (2, 11-23). ¿No será por ello la verdad del juicio la verdad de un Dios que nos viene a salvar? Más todavía: ¿no será la verdad del juicio la verdad de un Dios que, tierna y compasivamente, viene a curar nuestras heridas –las heridas de nuestra historia personal y colectiva? Porque él, que ha hecho suya nuestra causa, sumergiéndose hasta el fondo en nuestra historia de dolor y de esperanza, también está herido. Pero “sus heridas nos han curado” (1 Pe 2,24). Dentro de tus llagas escóndeme –le gustaba rezar a Ignacio de Loyola. Que nos esconda, pues, el Crucificado Resucitado en sus heridas. Heridas de amor, de compasión, de solidaridad en la lucha común por el Reino. Y que estas heridas nos curen a nosotros –del odio, de la dureza de corazón, del egoísmo.

Vendrá con gloria a juzgar a vivos y a muertos. Canta bellamente un cantautor español: “Vendrá un día en que todos, al levantar la vista, veremos una tierra que ponga: Libertad”. Nos estremecen estas palabras. ¿A quién no se le habrán humedecido alguna vez los ojos al can-


CeR 5 tar esta canción? Y, sin embargo, podemos preguntarnos: ¿es cierto que la veremos todos esta bella tierra? ¿No se habrán quedado algunos por el camino? La vivencia del tiempo es terrible. Nos dicen: “el tiempo todo lo borra, el tiempo todo lo cura”. Pero ¿es realmente así? ¿No será el tiempo como un monstruo que lo engulle todo, incluso a lo que le es más querido, sus propios hijos? Así es como presentaba la mitología clásica a Chronos, el dios del tiempo… Este Dios que viene a juzgar a vivos y muertos es un Dios que tiene memoria, un Dios que recuerda. Y, al recordar y hacernos recordar (¡Recuerda, Israel!), nos ayuda a anticipar un futuro de paz, de justicia, de amor para todos.

***** Los primeros cristianos rezaban: marana tha, ven Señor Jesús: oración de los hombres y mujeres del Adviento que, esperando, hacen realidad con sus vidas lo que esperan. Para todos. Especialmente, para los más pobres.

Esperar contra toda esperanza Para Leonardo Boff Dice el Señor: “Yo vengo y no tardo”. Y el Viento sigue desanclando naves. Hablemos de Esperanza, Leonardo, contra toda esperanza, como sabes. Entre Roma y Asís, está el Clavario, y el Huerto y la sorpresa de María, y todo un Continente, solidario con nuestra fiebre u nuestra teología. Por tantos que nos siguen y por tantos que han crecido con su dura suerte la herencia de los pobres y los santos; Porque creemos que Su Reino avanza más allá del pecado y de la muerte, hablemos y vivamos de Esperanza. Pedro Casaldáliga, CMF (Sonetos Neobíblicos, precisamente. 1996)

De Amerindia para Santa María, ambas en estado de Navidad ¿Quién dijo que era buena la Noticia? ¡Y el Niño que no acaba de nacer…! Laten las carabelas de codicia y Herodes se encastilla en el poder. Me abrieron en canal buscando plata y han quebrado la quena de mi voz. ¿Será Dios de la vida el que me mata? ¿Ese Dios, Guadalupe, será Dios? ¿No sabrá el Viento andar por mi camino? ¿Mi sangre no valdrá para Su vino? ¿El Reino no fermenta en mí también? Yo, arrabal del imperio y desolada, te ofrezco esta pobreza de majada que puede ser, por fin, nuestro Belén. Pedro Casaldáliga, CMF (Sonetos Neobíblicos, precisamente. 1996)


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UNA NAVIDAD OTRA Navidad, una navidad otra: para descubrir, acoger y anunciar El Dios-con-nosotros, hoy, aquí; según Mateo, capítulo 25. Quien se entiende con los pobres puede entenderse con Dios. Solo así, hecho niño, hecho Dios venido a menos, podríamos encontrarte, diariamente nuestro, entre Belén y la Pascua, Jesús, el de Nazaret. Año nuevo, tiempo nuevo, alternativo en política, en economía, en religión. Contra los grandes proyectos de muerte, el gran proyecto de vida. Contra el consumismo depredador entre armas y agrotóxicos, consumamos indignación con ternura y militancia. Vivamos en Sumak Kawsay. Tierra y paz para el pueblo Palestino, para el Pueblo Kaiowá Guarani, para todos los pueblos indígenas y quilombolas, para todas las migraciones del mundo. Para los mil millones de gente humana condenada al hambre. A pesar de todas las crisis, si podemos mecer a Dios entre los brazos de María y José, no hay motivo para tener miedo. Dios está al alcance de nuestra esperanza.

“Bendito el Señor, Dios de Israel, porque se ha ocupado de rescatar a su pueblo. Nos ha dado un poderoso Salvador en la Casa de David, su siervo, como había prometido desde antiguo por boca de sus santos profetas: para salvarnos de nuestros enemigos, y del poder de cuantos nos odian, manifestando su bondad a nuestros padres y recordando su alianza sagrada, lo que juró a nuestro padre Abrahán, que nos concedería, ya liberados del poder enemigo, lo sirvamos sin temor en su presencia, con santidad y justicia toda la vida.” Lucas 1, 68-75


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n estos días previos a la Navidad de tanta expectativa y en la que solemos mirar el futuro próximo del nuevo año con cierta esperanza, estamos llamados a no perder de vista el horizonte de los valores del Reino que deben guiar nuestra vida; a no dejar de lado lo fundamental para no caer en lo superficial del consumismo. Por ello queremos agradecer las palabras de Emmanuel Santacruz, compañero de clases en la UCA. Sus palabras acerca de su vida frente al cáncer que le han diagnosticado, nos invitan a mirar el don de la vida, así como profundizar sobre nuestras esperanzas y metas. Les dejamos con sus palabras. La entrevista en video puede ser vista y compartida en nuestro blog: http://construyendoelrenino.blogspot.com

Para eso tengo que remontarme a hace dos años, cuando era seminarista diocesano y me diagnosticaron cáncer de colon. Luego, a los dos mese de haberme diagnosticado esta enfermedad me operaron; luego recibí un tratamiento de diez quimioterapias, el cual he finalizado hace casi un año. Actualmente tengo dos años de que me diagnosticaron cáncer y comencé todo mi proceso, terminadas las quimioterapias, las operaciones. Actualmente voy cada mes o dos meses al hospital, porque voy llevando un seguimiento muy minucioso; ya que según la historia clínica de este tipo de cáncer a los tres años es muy probable que haya una recaída, y es muy difícil muchas veces lograr sobrevivir por lo

de las quimioterapias. Esto me tiene en expectativa. Muchos chequeos con la oncóloga y el cirujano, puesto que ya con la psicóloga no me atiendo. Estoy en observación, en espera.

En un principio con un poco de incertidumbre, pues las quimioterapias te matan las neuronas, tu cuerpo está muy débil. Ya no puedo hacer lo que hacía; por ejemplo, antes podía trabajar un día en una construcción, hoy día ya no lo hago. Tal vez mi cuerpo resiste un día trabajando duro, pero luego tengo que coger cama, las defensas se me bajan. Incluso con los estudios es muy difícil, porque es bien pesado estar estudiando, leyendo mucho, pues me da mucho sueño porque las quimioterapias me han matado muchas neuronas. Pero poco a poco voy aceptando y buscando la forma de mantenerme siempre con la esperanza y la alegría de que lo poco que hacemos, hacerlo con alegría y hacerlo bien.

Para empezar, si yo me quedo en mí casa diciendo: tengo cáncer, voy a morir…, entonces cómo le pido a Dios el milagro de que me sane si yo


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mismo me estoy dando por vencido. El hecho de estudiar, de hacer un sacrificio extra, hace que yo tenga sueños, de que yo tenga futuro, que tenga ganas de vivir, de que tenga metas; porque no me voy a quedar estancado. Lo hago porque quiero seguir. Estudio teología porque en la parroquia trabajo en una comunidad y en la parroquia, doy catequesis; y si voy a enseñar a la gente tengo que enseñarle bien. Además para ir conociendo más el misterio de Dios.

Vivir: vivir un segundo nada más, un minuto, un día más, es un don maravilloso. Cada día que amanece tiene un significado grande porque es un día más de vida. Cuando uno está sin esperanza porque puedes morir en las quimioterapias, morir en la operación, no tienes esperanza de futuro. Hoy cada día, de cada segundo es un don maravilloso, es algo lindo que lo disfruto al máximo como si fuese el último de mi vida. Futuro: es algo que al principio fue incierto, porque uno se prepara para un futuro estudiando para un futuro graduarte. Pero la esperanza mía es de un futuro mejor, desde el lado cristiano; confiando en Dios de que lo que venga, lo que sea, será bueno. Muerte: para mí hoy no es un fin último. Es algo que va a llegar pero no sé cuándo, y no me preocupo de cuándo va a llegar. Simplemente que la muerte va a llegar pero no como un fin último para mí. Como cristiano veo que después de la muerte hay una esperanza, que Jesucristo con su resurrección venció a la muerte y soy heredero de esa vida nueva. Felicidad: el don de la vida para mí es felicidad. Cada día que pasa que comparto con mis compañeros, que comparto con mi familia, eso para mí es felicidad. Cada día que voy a la comunidad, que estoy con la gente, cada día que estoy en la casa con los padres con quienes comparto, eso es felicidad para mí. El don de la vida es felicidad.

Bueno, por medio de la gente le puedo servir a Dios y también siento que Dios se sirve de la gente para mos-

trar su cercanía conmigo. Al momento de que la gente está conmigo y me apoya, mis compañeros, los catedráticos, toda la gente que conoce mi caso y está allí muy pendiente, esa cercanía de ellos me hace sentir que Dios está allí conmigo; que no lo veo pero lo siento por medio del hermano que saludo y que está allí conmigo. Esa cercanía con la gente es lo que me impulsa a vivir, a tener sueños, a tener metas; me impulsa a decir: Dios quiere algo de mí. Mi enfermedad no tiene que ser motivo para quedarme frustrado, para quedarme acostado, para estar esperando nada más lo que sea. Yo tengo que levantarme, yo tengo que luchar, tengo que seguir, porque allí en medio de la gente allí encuentro a Dios. Yo puedo servir. Dios me ha dejado por algo y cuando voy a trabajar a la comunidad o cualquier cosa que haga por pequeña que sea, siento que es un servicio para los demás y que estoy sirviendo a Dios por medio de ellos.

Que aunque no veo a Dios, pero por fe me aferro a él. El martirio de la cruz del Señor me ha enseñado que mi enfermedad es una bendición para mí; la veo con fe, con amor y caridad. A medida que mi enfermedad me transforma a ver el sufrimiento de los demás y me impulse a ayudar en lo que pueda, no solo a verlo, sino a ayudar, desde ese momento mi enfermedad me está enseñando mucho. Descubro que Dios quiere algo de mí. Que si Dios permitió todo esto no es por un castigo o por culpa de mis pecados, eso no me martiriza en ningún momento; simplemente lo veo como una bendición, como una oportunidad que Dios me da descubrir el misterio que él tiene de mí. Pues en estos momentos yo no estaría donde estoy, ni estaría trabajando como lo estoy haciendo. Pero por mi enfermedad estoy allí. Y soy feliz allí. Uno se hace más humano, mi enfermedad me ha hecho más humano.


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Nuestra compañera de misión nos comparte cómo ha sido su experiencia durante este año en el proyecto SEBIJUCLA. Le agradecemos grandemente su colaboración y esperamos seguir haciendo equipo en este servicio que quiere ayudar a responder a los retos de las nuevas generaciones. Xiomara es nicaragüense y actualmente estudia teología en la UCA de El Salvador, y es de profesión una ingeniero agrónomo. Sin embargo, su misión durante varios años ha sido con el equipo Teyocoyani, acompañando procesos de formación a agentes de pastoral en sectores campesinos.

partir del mes de marzo de este año pasé a formar parte del equipo de SEBIJUCLA (Servicio Bíblico Juvenil Claretiano) conformado por formandos del teologado claretiano en El Salvador, con el fin de colaborar en la formación bíblica en el oriente (Usulután) del país, donde tienen una misión. SEBIJUCLA estaba iniciando como un proyecto nuevo del teologado, y lo que faltaba por hacer era presentar el proyecto a los párrocos y establecer los contactos pertinentes: reuniones con líderes juveniles, grupos de jóvenes y hermanas religiosas. Todo esto para ver los temas más adecuados para iniciar este proceso. Para sorpresa nuestra hubo una gran aceptación desde la presentación del equipo y es que la necesidad de formación bíblica en todos los lugares y en todos los grupos es muy grande. Los temas han ido de acuerdo a la petición de los distintos grupos, pero el próximo año tomaremos en cuanta lo que hemos visto durante el trabajo de estos mese algunos temas en los que se necesita ampliar más.

Formar parte de este equipo ha sido para mí una experiencia: nueva y muy buena. Nueva: porque el trabajo en esta ocasión es con jóvenes, y en los últimos años he colaborado en la formación de grupos de personas adultas, delegados y delegadas de la Palabra, coordinadores de comunidad en Nicaragua. Buena: porque ha sido enriquecedora. He aprendido mucho, sobre todo a adaptarme al grupo, cambio de la metodología, ya que no es lo mismo atender a un grupo de jóvenes que tener a unas personas adultas en un taller de formación. En cuanto a esto los jóvenes misioneros claretianos me han enseñado mucho con su metodología dinámica y participativa para mantener al grupo animado y entusiasmado toda la duración del encuentro. A pesar de ser el primer año de SEBIJUCLA lo he evaluado de excelente por que la aceptación, tanto de los jóvenes como la de los párrocos de los diferentes lugares ha sido impresionante, lo cual nos motiva a seguir adelante; la demanda de talleres que el equipo ha tenido y mucho trabajo que aún queda por hacer. Espero que el próximo año continuemos esta labor que tanta falta hace en nuestra iglesia: la formación bíblica. Y abonar de esta forma en la construcción del proyecto de Jesús: El Reino de Dios.


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omo Segunda Orden Franciscana (Hermanas Clarisas), nos acercamos a la celebración de los 800 años de fundación de nuestra Orden. Espiritualidad que nace de la inquietud y búsqueda de Clara Favarone de seguir a Cristo pobre y crucificado en la Forma de Vida adoptada por Francisco de Asís. Aunque su familia insistía en darla en matrimonio, Clara siente el llamado del Señor a Consagrarse como esposa de Cristo Pobre y un 18 de marzo de 1212 huye de su casa para ser consagrada en la pequeña Iglesia de nuestra Señora de los Ángeles; allí es recibida por Francisco y sus hermanos. Clara, una mujer profundamente sensible a la realidad de su pueblo, nunca vivió aislada de la realidad de los pobre y oprimidos. Es en este sentido es que podemos descubrir cómo para Francisco y Clara el Misterio de la Encarnación fue su mayor inspiración y fundamento principal para optar por una vida pobre y sencilla, cercana a la realidad de todos los hermanos y hermanas. Descubrieron concretamente en sus vidas y en la historia que Dios puso su morada entre nosotros, y el acontecimiento de la encarnación del Hijo de Dios recupera, como lo hizo en Graccio en el año 1223, su ambiente original. El pueblo es el pesebre donde Dios se siente más a gusto, donde Dios logra concretar su sueño y por este motivo la creación se alegra y canta y se extasía por la presencia de este Dios que camina con su

pueblo. Francisco llamaba a la Navidad la “Fiesta de las Fiestas”; de igual manera para la Plantita de Francisco celebrar la Navidad es celebrar la mayor prueba del amor del Padre de las misericordias hacia la humanidad. Como bien lo dice nuestro teólogo Leonardo Boff “así de humano solo puede ser Dios”. Clara invita siempre sus hermanas a contemplar el Misterio de la Encarnación no como acontecimiento romántico, sino desde una actitud pobre y humilde, comprometida y gozosa, donde podamos descubrir el rostro de este Cristo pobre y crucificado, encarnado en nuestro pueblo. Clara dice a Inés de Praga: “Mira, te digo, el comienzo de este espejo, la pobreza, pues es colocado en un pesebre y envuelto en pañales” (4ª Carta de Clara). “Oh admirable humildad y pobreza, el Rey de los ángeles, el Señor de cielo y tierra es reclinado en un pesebre”. Con estas palabras que nacen de su profunda experiencia de


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Dios, Clara nos invita a vernos constantemente en este espejo y a confiar plenamente en esta liberación de Dios, que hace justicia a los oprimidos y defiende los derechos del pobre. Asumir la encarnación y asombrarse frente a este gran don nos hace vaciarnos de nosotros mismos y de nuestros intereses egoístas. Que este pequeño compartir sea una invitación a rescatar el verdadero Espíritu de la Navidad, que tiene tantos enemigos en esta sociedad del salvaje libre mercado, y para que como cristianos comprometidos hagamos posible nuestro compromiso con la transformación de la realidad: la realización histórica de una sociedad fraterna y justa; para que demos Gloria al Dios de la vida, porque la Gloria del Señor es que todos y todas tengamos vida en abundancia y que como pobres nos pongamos a preparar el camino del Señor para que su fiesta se abran paso entre nosotros, y que celebremos esta Fiesta de las Fiestas con la certeza de que hemos hecho posible que Jesús esté entre nosotros. Que nos adhiramos a María y demos a luz a este Cristo con nuestra coherencia de vida y en la vivencia de los valores del Reino.

Nuestra amiga Silvia, compañera teóloga de la UCA, nos comparte desde su experiencia de madre su reflexión y saludo de navidad.

a Navidad es una fiesta que tiene su origen en una familia, la sagrada Familia, la familia de José, María y Jesús de Nazaret. Lo cual hace más sencillo identificarse con sus protagonistas, tanto desde el punto de vista histórico, como desde la visión antropológica. Es por eso que decimos que la Navidad es una fiesta de familia, porque es en el seno de una familia donde Dios vino al mundo. Es decir, que es en el seno de una familia donde todos recibimos la Vida. Es tiempo de adviento, de esperanzas gozosas del Mesías, el cual nos ayudará a captar y darle el verdadero sentido, el valor y el significado del misterio de la Navidad. Por lo tanto no es recordar un simple acontecimiento histórico, es más un comprender que toda nuestra vida debe ser “adviento”, una espera vigilante de la venida de Cristo, debemos disponernos y acoger al Señor, además de reconocerlo presente en los acontecimientos de la vida diaria. La Navidad constituye una ocasión privilegiada para destacar uno de los valores cristianos más sentidos: la celebración del nacimiento de Jesús, que se da en la sencillez y en la pobreza. Belén es donde Dios restituye “la dignidad a la existencia de todo ser humano”. Donde ofreció la salvación, pero no se quedó estático en ese tiempo, sino que sigue ofreciendo a todos y todas la posibilidad de participar en su misma vida divina, un llamado que es a diario y no solo en esta época. Ojalá que como cristianos sepamos acoger este don y que nuestros corazones estén siempre dis-


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puestos a compartirlo. Así la iglesia se prepara y nos invita a conocer y contemplar, lo que los evangelios nos narran como “la concepción y nacimiento de Jesús”, un acontecimiento tan prodigioso: desde el anuncio del ángel a María, hasta el testimonio de que en Belén nace el Emanuel, Dios con nosotros. Es así como la Navidad es un tiempo para disfrutar de la familia y para amarla, del mismo modo Dios cuida de nosotros, con ternura, respeto, fraternidad; así podemos decir que la Navidad es un recordatorio de cómo debemos amarnos todos los hombres y mujeres, donde debemos tomar conciencia de que es tiempo en el cual debemos alabar y sobre todo dar gracias a Dios por todo lo que nos da durante el año (salud, alegría, familia, amigos, ilusión, esperanza…) y todo lo que nos ofrecerá en un nuevo año que pronto va a empezar. ¡¡¡FELIZ NAVIDAD A TODOS Y TODAS!!!!

“La navidad me ofrece la oportunidad de decir a ustedes que el Cristo de Belén es la síntesis divina de todo el Evangelio que tengo que predicar. Es la Palabra de Dios hecha encarnación y expresión humana, es «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14, 6); a partir de Belén los cristianos ya no podemos inventar otro Cristo ni otra doctrina liberadora que no sea la del auténtico Evangelio: el Evangelio de la pobreza y de la austeridad, el del desprendimiento y de la obediencia a la voluntad del Padre, el de la humildad y del camino hacia las bienaventuranzas y hacia la cruz. Un compromiso de nuestra vida con este mensaje vivo de Belén es la única manera de celebrar cristianamente la navidad. Otras maneras de celebrarla, sobre todo si es entre lujos y libertinajes, no honraría el amor de Dios que nos visita, sería cerrar los ojos al único camino de libertad y felicidad que se nos ofrece para salvación del mundo.” (Monseñor Oscar Romero. Orientación, 25 de diciembre de 1977).


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