Dimensiones de la educación

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Teoría de la Educación

DIMENSIONES DE LA EDUCACIÓN Resumido para clase

Paz Cánovas Leonhardt Pedro r. Garfella Esteban Mercedes Rius Lozano Universidad de Valencia

En “Teoría de la Educación. Un enfoque constructivista” Aznar, P. (1999)

Se considera que al hombre como una unidad, en la que los elementos biológicos, psicológicos y sociales se encuentran en estrecha relación, ejerciendo entre sí una función recíproca en cuanto a determinación y condicionamiento. Dentro de esta línea, Wallon (1978) afirma que estudiar al sujeto fragmentariamente es ir contra su naturaleza. Así pues, defendemos un planteamiento integral de la persona en toda su plenitud, con todas sus dimensiones constitutivas que para nosotros son educables. A pesar de lo dicho, es importante analizar cada una de las dimensiones de forma específica, sin realizar un tratamiento discriminatorio de ninguna de ellas, en orden a su importancia respecto a las demás. Dimensión afectiva y social La afectividad es un elemento constitutivo del ser humano y juega un papel fundamental en su existencia, como cualquier otra dimensión humana tiene incidencia en todos los ámbitos y a todos los niveles. La afectividad es una realidad demasiado compleja que hace referencia al conjunto de estados afectivos (sentimientos, emociones, intereses, motivaciones, tendencias). Los sentimientos son estructuras complejas, duraderas y amplias, capaces de determinar actitudes. Nuestros sentimientos dirigen las acciones y también las dotan de intencionalidad. El contexto tiene una función muy importante en el desarrollo de la dimensión afectiva, ya que el sujeto desde su afectividad interacciona con el otro. El ser humano nace sociable, es decir, nace con la posibilidad de llegar progresiva y gradualmente a la socialidad o estado personal de madurez en las relaciones humanas. Pero todo ello es un proceso lento y complejo donde la afectividad cumple un papel decisivo. Las continuas interacciones sociales marcan las habilidades sociales. Aunque conviene distinguir entre competencia social y habilidad social. 1


Teoría de la Educación La competencia social es un constructo teórico. Se refiere a la valoración realizada con respecto a la adecuación de un determinado comportamiento social, dentro de una situación social concreta o de grupo configurado por distintos individuos (Mcfall, 1982). En cambio, la habilidad social, como antes señalábamos, es una conducta que junto con otras demuestra que un ser humano es socialmente competente. Centrándonos en el tema de las habilidades sociales, conviene señalar ciertas características: 1. Las habilidades sociales no son conductas innatas. Son conductas adquiridas, es decir aprendidas (Caballo, 1993). Por ello, es importante considerar a la familia y, más tarde, a la escuela como espacios educativos fundamentales, para la adquisición de habilidades sociales. 2. Las habilidades sociales se adquieren a través de distintos tipos de enseñanza: aprendizaje por observación de modelos, con alta significación en las primeras fases del desarrollo humano; aprendizaje por ensayo y error, aprendizaje por información,… 3. Las habilidades sociales suponen un bagaje complejo de iniciativas y respuestas que demuestran eficacia y adecuación para cada situación específica. 4. La habilidad social lleva implícita todo tipo de conductas y lenguaje tanto “verbales” (petición, pedir explicación, formular una pregunta,…), como no verbales (sonrisa, asentimiento con la cabeza, gestos,…) 5. Hablar de habilidad social supone referirnos a conductas y acciones donde la reciprocidad es un elemento sustancial de las mismas. 6. Las habilidades sociales vienen a aumentar el refuerzo social de un sujeto. De este modo, las habilidades sociales y el medio donde el sujeto se desarrolla son dos elementos indisociables. Cabe hablar por lo tanto de grandes áreas de habilidades sociales: • Habilidades de interacción social (pedir un favor, saludar, sonreír,…) • Habilidades para hacer amigos y amigas (iniciación social, ayudar, compartir, …) • Habilidades en la interacción con los adultos (conversar, resolver problemas y situaciones con los adultos,…)

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Teoría de la Educación • Habilidades conversacionales (iniciar, mantener, terminar una conversación, …) • Habilidades relacionadas con ideas, sentimientos, emociones (defender algo propio, expresar y recibir emociones,…) • Habilidades para resolver problemas (identificación del problema, elección y experimentación de la solución…) Dimensión física y psicomotora Durante largo tiempo esta dimensión física del ser humano ha sido considerada y tratada desde distintas instancias de modo separado al resto de dimensiones humanas, no sólo en el ámbito de la educación, sino también en el de la filosofía (dualidad mente-cuerpo), en el de la religión (dualidad alma-cuerpo), en el de la salud (preponderancia del aspecto físico de la misma sobre otros aspectos), olvidando que el físico repercute en el psiquismo, enlaza relaciones sociales, en la moral, etc. Desde la perspectiva educativa educar únicamente la dimensión física del ser humano suponía una especie de entrenamiento de su cuerpo, lo que hoy no entenderíamos como verdadera educación, es por lo que en la actualidad se utiliza el término psicomotricidad relacionando los movimientos motores con el psiquismo de forma que el sujeto evoluciona y se desarrolla en ese sentido. Dimensión intelectual No son poco los enfoques que se han ocupado del estudio de la inteligencia como manifestación de la personalidad humana, ni la disparidad de sus orientaciones, lo cual ha limitado en gran mediad el conocimiento de su naturaleza y desarrollo. No obstante, hoy parecen confluir en el intento de “saber para poder actuar” con una eficacia paralela a los rápidos cambios de la sociedad del bienestar. Intelligentia, es un concepto que ya Cicerón valora como la capacidad humana para comprender, entender e inventar y Tomás de Aquino la juzga como una forma de lectura interior (intus legere) o de penetración en la realidad de las cosas (adaptación a situaciones nuevas, pensamiento abstracto, resolución de problemas,… en términos actuales). Con el sugerente y acertado enunciado de “El ABC de la inteligencia”, el maestro Secadas (1995:513) pone de manifiesto el carácter polimorfo que este rasgo de la

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Teoría de la Educación personalidad tiene y que se revela en el ámbito de la investigación, especialmente psicológica. Hebb ha identificado una: •

inteligencia A (genotípica-fluida en Catell)

inteligencia B (fenotípica-cristalizada en Catell)

a las que añade Vernon (1980) una tercera: •

Inteligencia C, que es el resultado de lo que miden los test.

Consecuentemente, la primera estaría delimitada por el potencial o la capacidad innata, mientras que la segunda, experiencial, sería el resultado del aprendizaje. Operativamente son indisociables, marcan

la posibilidad y la funcionalidad,

realimentándose mutuamente. Este supuesto teórico supera la vieja polémica herencia-ambiente (Eysenck y Kamin, 1983) al considerar que los parámetros dotados por la genética pueden amplificarse con la experiencia y el repertorio cultural aprendido. En un intento de aproximación conceptual, sugeriríamos que la inteligencia es “la capacidad de comprender y manejar la realidad, resolver situaciones complejas, anticiparse a los efectos prefigurados en la situación, ampliar los dominios del saber y mantener una dirección concertada y eficaz del comportamiento, merced a una selección depurada de experiencias, hábitos y recursos, y a un flexible replanteamiento de coyunturas, disposiciones y actitudes” (Secadas, 1995: 513). Dimensión moral La sociedad organizada y plural de la actualidad reclama criterios de actuación moral que faciliten, no tanto “vivir” como “convivir” en situaciones donde la diferencia es o puede ser motivo de conflicto. Surgen, en este contexto, nuevas exigencias en las relaciones humanas, con un formato y un fondo democrático, en las cuales lo individual y lo social son garantizados en términos de equidad. La educación se revela, por lo tanto, como un proceso necesario de acción para la construcción de una personalidad autónoma, racionalmente configurada y operativamente dialógica de modo que no haya cabida para la conducta amoral y/o para la inmoral, lo que implicaría ausencia o transgresión de las reglas del juego de la democracia. Dimensión estética

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Teoría de la Educación Etimológicamente, estético viene del griego aiszesis y significa sensación, percepción, conocimiento, desde dos perspectivas complementarias: tener la percepción o percibir algo y producir una percepción, ser percibido o hacerse perceptible. Estas dos instancias suponen que la apreciación estética se sitúa en y desde la propia persona, que la vive, la produce y la valora. En este sentido, la persona es objeto y sujeto de la percepción de lo bello en sí mismo y de la obra de arte. El desarrollo de la sensibilidad está relacionado con todas las esferas de la educación, forma parte de la vida afectiva y se manifiesta a través de la cultura de los sentidos. La educación, en consecuencia, debe armonizar la inteligencia con la acción, mediante la construcción del gusto, la corrección en el obrar, la elegancia de los movimientos, el respeto a la dignidad propia y ajena, la producción de la obra de arte y al apreciación de la belleza de la misma y aun de la naturaleza. Ello, no es muestra sino de la interdependencia entre el conocimiento y el bien: lo estético es el espejo de lo verdadero y símbolo del bien (Alcántara, 1888). De la Calle (1995), distingue tres planos en la actividad estética: •

El antropológico o vivencial, donde el hombre expresa y percibe lo estético.

El cultural o del propio arte, a través del cual se ve la naturaleza y el mundo actualizado del hombre y de la cultura.

El ontológico, referido en toda su amplitud a la esencia de la vida estética, la belleza.

La transversalidad de la educación En opinión de González Lucini (1994) hay que abordar la acción educativa como una acción profundamente humanizadora, es decir, capaz de favorecer y potenciar en los alumnos/as, el libre e interiorizado desarrollo de los valores humanos que les sirvan de referencia y que le permitan conjugar, en armonía, el aprender a aprender a vivir como dos realidades que se encuentran y que se funden constantemente a lo largo de todo el proceso educativo. En la actualidad referirnos a un tipo de educación que supone integración de todas las dimensiones humanas supone hacer especial alusión a la educación formal – a los temas transversales- . Ciertamente, debemos tener presente que los temas transversales, por su propia naturaleza hacen referencia a valores, es más son valores relevantes tanto para el desarrollo individual e integral (de todas las

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Teoría de la Educación dimensiones humanas) de los educandos como para un proyecto de sociedad más pacífica, libre y respetuosa hacia las personas y la propia naturaleza. Por ello, no queremos concluir este documento sin hacer un breve comentario de ellas: •

Educación para la salud.

Educación ambiental.

Educación para la paz.

Educación para la interculturalidad.

Educación para el consumidor.

Educación vial.

Educación sexual.

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