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Viviendo entre miedos e incertidumbres

Por: A.G.P.

La pandemia del COVID-19 ha generado una crisis sin precedentes ante lo cual y de manera inicial se ha generado un descontrol en la vida de las personas. El exceso de información que se dio al comienzo de toda esta situación, al igual que los rumores generados fue la causa de este sin control, incertidumbre, preocupación y el no saber cómo accionar. La pandemia ha cambiado totalmente nuestras vidas, principalmente nuestras rutinas diarias, causando así sensaciones de estrés, miedo, tristeza y soledad por lo que las posibilidades de un empeoramiento en la salud mental fueron en aumento.

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Desde un modo muy personal, el inicio de la pandemia significó un miedo a lo desconocido, una incertidumbre sin reparo frente a esto nuevo que empezaba a ocurrir, el mirar noticias en todos los medios de comunicación generó una especie de ansiedad que en la medida de las posibilidades se intentaba evitar. Los nuevos modos de socialización que empezaban a adecuarse dentro de varias esferas de la vida, especialmente en el ámbito educativo, fueron un factor determinante para una evasión total frente a esta nueva modalidad.

El intentar adaptarse a esto fue imposible al inicio por lo que se pusoun freno en el ámbito educativo para de esta manera tratar de controlar todas las sensaciones negativas que esto empezaba a generar. El encontrar una causa que haya permitido apaciguar el malestar que ocasionó la pandemia fue simple de hallar pues ya desde tiempo antes del inicio del Covid-19 se había sumido en una labor social dedicada al rescate, rehabilitación e integración de animales de compañía en situación de calle y estado de abandono.

Conforme avanzaban los meses de encierro y al tener varias restricciones presentes, el sentimiento de impotencia por no poder hacer más, creció terriblemente. Empezaban a flotar nuevas emociones y sentimientos negativos, principalmente y desde el área más golpeada, la económica. El ir en búsqueda de un medio de subsistencia que permitiera mantener un nivel de vida básico y de acuerdo a la situación mundial, generó un sentimiento de búsqueda de una aguja en un pajar. El cansancio mental, el agotamiento emocional, las nuevas rutinas generaron un desgaste total a nivel interno y externo, los cambios físicos y de pensamiento empezaban a abrumar de una manera nefasta. La incertidumbre estuvo, está y estará presente como uno de los principales sentimientos frente a esta pandemia, los estragos que ha dejado y seguirá dejando esta situación ameritan totalmente un cuidado minucioso a la salud mental de toda la humanidad.

A modo de conclusión y como Han expone en La Sociedad del Cansancio, se atraviesa por una sociedad neuronal en la que las principales áreas afectadas

son las internas, todo esto se ha potenciado aún más desde el inicio de la pandemia, así como también la auto exigencia que se ha venido manejando e interiorizando como una forma de superación tanto personal como laboral, pero que no ha sido nada más que una forma disfrazada de poder mirar a la autoexplotación, que aunque esta viene acompañada de un sentimiento de libertad que aparentemente nos hace dueños de nuestras decisiones, seguimos siendo parte de todo un sistema que impone y lleva a la auto explotación. La pandemia más esta nueva era de rendimiento en donde se nos obliga a buscar manera de supervivencia, únicamente ha acumulado mayor carga sobre las personas, generando así un desespero en tratar de conseguir un medio de subsistencia que permita seguir sobreviviendo a esto; la generación de los emprendimientos, fallidos en su mayoría, ha sido principal causa de un deterioro mental y emocional.

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