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Cómo se vivió el proceso de la pandemia?
Por: Vanessa Pinduisaca
La pandemia COVID 19 nos ha marcado mucho en la vida de cada persona, no solo para aquellas que atravesaron la enfermedad sino también a su familia y la gente alrededor de ellas o ellos, desde el comienzo de esta pandemia todos y todas veíamos las noticias de que algo estaba sucediendo a kilómetros de distancia y no lo tomamos como algo de importancia, luego al pacer de los meses nos dimos cuenta de que esto no solo pasaba en los otros países sino que tocó las puertas de nuestro país, el número de contagios empezaba a subir y la preocupación comenzó a evidenciarse cada vez más pero sin embargo se hacía caso omiso a lo que ocurría. Las muertes llegaron y el pánico empezó, no solo estábamos enfermando de este virus, sino que también nuestra mente está llegando a tope con todo lo que ocurría.
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Los reportajes de que había ciento de muertos en todo el país nos causaban asombro, miedo y temor de lo que podría llegar a ocurrir con nuestra vida, pero eso no quedaba solo allí tuvimos que atravesar una cuarentena que nos afectó de manera anímica y económica, muchos perdieron su trabajo y nos tocaba lidiar con la familia y enfrentar problemas de convivencia, la verdad fue un reto poder enfrentar ese proceso que tal vez tenía como objetivo el conocernos, pero también nos causó estrés. Al salir de ella tomamos un respiro, pero lo que no sabíamos era que ya el diario vivir a partir de allí nunca volvería a ser igual. El ambiente laboral, el del hogar y muchos otros se tornó temeroso y tuvimos que acoplarnos a estar juntos, a no poder socializar, a tener que estar impuestos a un sinnúmero de lineamientos que teníamos que seguir para esta nueva realidad.
Mi familia tuvo que enfrentar esta enfermedad con mi padre pero no solo el sufrió con esto porque la preocupación traspaso a mi madre que se enfermó de estrés por las deudas y la salud de mi padre, tuve que enfrentar esto con mi hermano mayor ya que al ser los hijos mayores tuvimos la obligación de ser responsables de la salud de ellos y el cuidado de nuestros hermanos menores, a más de eso sufrimos una discriminación por parte de las personas por el simple hecho de este contagio, nos miraban como algo raro que nadie podía ni mirar y daban información que no tenía nada que ver con lo que pasaba con la salud de mis padres. La verdad no todo me afecto, pero lo que me preocupaba era la salud de mis padres, los comentarios que daba la gente me parecían realmente incoherentes y no les deseaba el mal sino más bien que ellos no pasaran por algo igual.
Claro que los ánimos no eran lo mismo, el enfrentarse a una cuarentena obligatoria, el estar al cuidado de la salud de mis padres, el realizar las tareas del hogar, el mantenerme tranquila en mis clases y el realizar con responsabilidad
mis deberes hicieron que mi mente y mi cuerpo llegaran a sufrir un colapso, el ánimo de mis amigas quienes estuvieron siempre ayudándome y deseándome lo mejor sumo a que yo tuviera es fuerza de voluntad para enfrentar todo. Luego de ello tuve que pasar por ese momento contagiándome yo también, pero lo más importante fue que yo lo tomé con mucha más calma y la verdad me cuida mucho y ya no me cuestionaba con todo eso porque sabía que esa enfermedad es mucho más psicológica, sabía que tenía que tener mente positiva, hacer ejercicio y no dejarme derrumbar, pase todo ese proceso y lo supere. Ahora con todo lo que pasado me siento un poco más tranquila y sé que poco a poco estamos volviendo a nuestras actividades diarias, pero también sé que nada volverá a ser igual, que nos tocó pasar por varias situaciones y que el enfrentar una muerte y el no volver a ver a esa persona en un ataúd sino en nada más que polvo nos causa daños emocionales muy fuertes que afectará la vida de cada uno.
Indistintamente no solo nos enfermamos del cuerpo sino de la mente, no solo nos quedaron secuelas de la enfermedad nos quedaron secuelas emocionales, en donde los comentarios nos dolieron mucho y donde causaron ansiedad, estrés y muchas lágrimas perdiendo en sí nuestro bienestar psicológico. Aun el más fuerte pudo sentir ese dolor que carcome el alma y el pensamiento y dejó una huella imborrable en nuestro cerebro, que en un día tal vez no está, pero con una sola palabra se acciona y causa nuevamente ese miedo.