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COMPAÑÍA DEL SALVADOR
COLEGIOS MATER SALVATORIS
Madre María Félix Fundadora de la Compañía del Salvador
Octubre
2006
SU CONVERSIÓN Las lecturas piadosas tuvieron en María Félix un efecto semejante al inicio de la transformación espiritual de San Ignacio de Loyola, durante su convalencia. A los catorce años, María tuvo que trasladarse a Lérida para estudiar el Bachillerato. Allí tomó contacto con la espiritualidad ignaciana a través de los libros y, sobre todo, practicando los Ejercicios espirituales. Así lo cuenta ella en sus escritos autobiográficos: [Mis padres] determinaron que ingresase como alumna interna en «La Enseñanza», colegio que la Compañía de María tenía en Lérida. Llegaron los últimos días de septiembre de 1921, los secretamente temidos para mí. Me acompañaban mis padres. Hicimos un alto en el pueblo natal y allí se quedó mi padre porque –después me enteré– no se vio con ánimos para encerrarme en el colegio. A las puertas de éste llegué con mi madre y ¡qué llanto más amargo derramé al separarme de ella! Amaba mucho a los míos. Les amaba con toda mi alma. Me sentí terriblemente sola. No entendía nada de cuanto allí veía. Mis compañeras se movían como pez en el agua; para ellas no había ni misterios ni extrañezas. Para mí todo era raro. Una de ellas me acompañó por la casa y me propuso la primera travesura: abrir la alcoba de la Madre Prefecta y mirar dentro. Asentí y me imaginé ver una alcoba con muebles más bonitos, por lo menos, que los del cuarto de mis padres. ¡Qué sorpresa, Dios mío! Un pobre catre, una mesa de pino con un Cristo, un palanganero de hierro, sencillísimo, con una pequeña palangana de porcelana, una silla de enea… y nada más. Ante la tranquilidad y naturalidad de mi compañera, sepulté en mí la honda impresión y el gran
desconcierto en que aquella alcoba me sumía. «¿Por qué esa vida tan rara…?», me preguntaba a mí misma. Enseguida me di cuenta de que todo cuanto me extrañaba en el colegio era normal y tenía una razón de ser. Que lo único anormal era mi extrañeza y mi ignorancia de todo y que estaba en grado de inferioridad respecto de mis compañeras. Sentí vergüenza, procuré disimular mi ignorancia y pensé que en los libros piadosos hallaría la solución. Empecé a leerlos a hurtadillas y a estudiarme el padrenuestro, el credo, el yo pecador, la salve, etc., que había olvidado. Me los llevaba a mi camarilla y los guardaba debajo del colchón y los leía mientras teníamos la luz encendida.
Capilla del Colegio «La Enseñanza». Lérida
Para Semana Santa hicimos Ejercicios. Nos los dio el P. Llorens. Era un Padre «S.J.» ¡Qué contento sentí! Por vez primera oí hablar de un jesuita; oí hablar a un jesuita y hablé con él. Me preparé para la confesión general de toda mi vida con mucho dolor y con gran determinación de satisfacer cuanto fuere menester, porque sentía ya mucho amor a Dios y quería desagraviarle y contentarle. Después de confesarme le pedí al Padre que me dejase ayunar, pasar las noches en oración y hacer muchas penitencias. Me contestó que la noche del Jueves Santo pidiese a la Madre Prefecta permiso para quedarme un rato velando ante el Monumento. El Padre no me dejó más, pero yo antes de los Ejercicios, en aquellos días y después, suprimía el postre casi a diario y lo daba a los pobres al ir al Instituto o a la portera, viejecita seglar que las Madres tenían por caridad; rezaba con los brazos en cruz, etc. Aquel Jueves Santo de 1922, el Señor me concedió una gran gracia.
Las internas hacíamos turnos de vela ante el Monumento, de media hora. El uniforme de gala y el velo blanco. Esperaba mi turno con anhelo y pedía a la Santísima Virgen que acicalase mi alma para poder estar ante la presencia del Señor a gusto de Él. Llegué ante el Monumento, me arrodillé en el reclinatorio, levanté los ojos al altar y vi una inmensa llama que ardía con una claridad y suavidad que me llenó de una dulzura inefable. Abrí bien los ojos, quise cerciorarme bien de aquello que veía, pero aquella llama sin contornos, dorada y luminosa, quieta y penetrante en mi espíritu, no era fuego de la tierra; era fuego celestial que abrasaba mi alma. Con un conocimiento pleno, con una luz extraordinaria de lo que hacía, irresistible y dulcísimamente atraída por el Señor me ofrecí a Él para siempre. Y desde aquel día felicísimo soy suya plena y conscientemente; a pesar de mis infidelidades, de mis grandes miserias, soy suya plena y conscientemente para siempre.
PENSAMIENTOS
FAVORES
• Mi actuación será eficaz si soy santa, y lo seré si vivo unida a Dios y entregada a su voluntad. No importa salud ni enfermedad, mandar u obedecer, pobreza o riqueza, vida corta o larga. Lo que importa es cumplir amorosamente la divina voluntad. (Ejercicios Espirituales, 1943)
“No encuentran” el tumor
• Necesito entregarme al amor misericordioso. No importan mis miserias, mis infidelidades, mi dureza, mi desvío: el amor misericordioso del Señor me ama y quiere que me entregue a Él. ¡Cuánto daría por sentir sólo y únicamente el amor a Dios!… (Apuntes Espirituales, 1950) • Sorprendida por el gran misterio de amor de la Redención. Soy redimida porque Dios me ama y me entrega a su Hijo, a mi Jesús. Mi vida no ha de ser “algo”; ha de ser “ALGUIEN”: ha de ser ÉL, mi Jesús, y así renaceré. (Apuntes espirituales, 1963) • El Señor me atrae como un potente imán a una pobre limadura de hierro. Soy bien suya y ser posesión de Él es mi felicidad total. (Apuntes espirituales, 1963) • El amor que se da y que pide es lo que cuenta. Me pide mi todo, mi ser entero y para siempre. Despojada de todo, por el empuje divino del amor… No cuentan las cosas; lo que cuenta es el amor. Las cosas desaparecen, el amor se adueña de mi alma. (Ejercicios espirituales, 1992)
El 30 de diciembre de 2004, mi hermano tuvo que ingresar de urgencia en el Hospital Virgen Macarena de Sevilla, por un dolor muy fuerte. En la primera prueba que le hicieron, una ecografía abdominal, apareció un quiste de tipo tumoral en el riñón derecho, que había que extirpar. Este mismo diagnóstico se confirmó, a primeros de enero, en las pruebas preoperatorias a que fue sometido por el servicio de Urología del Hospital Ruber Interna- cional de Madrid. Desde el primer momento lo encomendé a la intercesión de la M. Félix. El caso es que antes de operar, en la última de las pruebas que le hicieron, no se encontró tumor alguno, sino que se trataba de unos coágulos que, gracias a Dios, desaparecieron y no fue necesaria la intervención. Agradezco a Dios, que por intercesión de la Madre María Félix, mi hermano no tuviera ningún tumor y no necesitó ser operado. (M.C., Madrid, España)
Consigue la cátedra Me dirijo a Vds. llena de ilusión ya que puedo informarles de un favor que he recibido de la M. María Félix. Le empecé la novena hace unos días pidiéndole su intercesión para que una amiga que se presentaba a cátedra para la Universidad consiguiera la habilitación. A los tres o cuatro días de empezarla le aprobó el Tribunal. Como muchas veces pasa, las dificultades
venían del escaso número de plazas con respecto a los que se presentan y de los intereses del Tribunal, ya que alguna persona de las que concursaban trabajaba ya en esa facultad.
Seguimos encomendándonos a su intercesión para que el milagro de la curación física sirva también para ayudarnos a tener más fe en Dios. Un abrazo muy fuerte.
La novena se la dediqué a ella sin conocerla. Cuando me enteré de los exámenes de esta amiga, me llegó a las manos el boletín n.º 5 y me dije: “aprovecharé esta oportunidad para pedirle al Señor a través de los santos del cielo, que ayude a C.” Y a la M. María le encomendé el asunto. No nos ha defraudado y le estoy muy agradecida.
(Familia D.L., Madrid, España)
(M.O., Pamplona, España)
Obtiene la curación La familia D. queremos dejar testimonio escrito de nuestro agradecimiento a la Madre Fundadora de nuestro colegio por su intercesión en la curación de M.E., antigua alumna del Colegio Mater Salvatoris de Madrid. Desde hacia un tiempo se encontraba mal pero los médicos no daban con lo que tenía. Por fin, el día 27 de noviembre de 2005 la ingresaron para hacerle pruebas y descubrieron una grave lesión de corazón. La operaron de extrema urgencia y durante la intervención –que duró varias horas– se llegó a temer que muriera. Su estado era inestable cuando salió del quirófano. Al día siguiente una profesora del colegio nos hizo llegar una estampa con una reliquia de la Madre Félix. Empezamos a rezarle y el estado de M.E. empezó a estabilizarse. Desde entonces no ha dejado de mejorar. No tenemos ninguna duda de que la Madre ha cuidado desde el cielo a una de sus alumnas.
El embarazo llega a buen término Aprovecho estas líneas para decirle algo que me parece como una gracia que Dios ha concecido por la intercesión de la Madre Félix. Se trata de mi sobrina, que está esperando un bebé; ya había perdido dos y tenía miedo que le ocurriera lo mismo. Al principio del embarazo me preguntaba a qué santo se podía encomendar para que llegara bien su hijo, y que le hacía ilusión educarlo en católico (ella se convirtió en la Pascua pasada recibiendo el bautismo). Le envié la estampita de la Madre; y al mismo tiempo yo le he pedido con fe cada día para que intercediera en el nacimiento del niño. El niño nació el 30 de marzo y está muy bien. (M.F., Maracaibo, Venezuela) Damos las gracias a las personas que nos remiten testimonios de la vida de la M. María Félix y favores recibidos por su intercesión, así como los donativos para su causa, enviados por giro postal o por transferencia a: • Compañía del Salvador: c/c 21004426-11-0200020387 de la Caixa, Madrid, ESPAÑA. • Instituto Religioso Compañía del Salvador. Cta. n.º 1963961 El Señorial, Citibank, San Juan, PUERTO RICO.
DATOS BIOGRÁFICOS Nació en Albelda, Huesca, el 25 de agosto de 1907 y fue bautizada el 12 de septiembre en la misma villa. A los catorce años sintió la llamada a una entrega total a Jesucristo, y un atractivo irresistible hacia la espiritualidad ignaciana. La mayor gloria de Dios, siguiendo a Cristo y unida a Él, se convirtió en la razón de su existencia. Entre tanto, obtuvo la licenciatura en Ciencias Químicas, para ser un instrumento más apto para su servicio. A través de un sorprendente y no pretendido paralelismo con el itinerario espiritual de San Ignacio de Loyola, el Señor la llevó a fundar la Compañía del Salvador, erigida en Congregación
Religiosa de derecho diocesano en 1952, y de derecho pontificio en 1986. Dios le asignó dentro de su Iglesia la parcela de la educación cristiana de la juventud, sobre todo universitaria, en cualquier parte del mundo. Con este fin surgieron los Colegios Mater Salvatoris, que tienen como misión propagar el carisma que Dios le concedió de adhesión al Papa, amor tierno a la Santísima Virgen y hacer de los jóvenes permanente fermento evangélico en la sociedad, para llevarla a Jesucristo. Murió santamente en Madrid, el 12 de enero de 2001, y sus restos descansan en el cementerio de la Compañía del Salvador en Mota del Marqués, Valladolid.
ORACIÓN para la devoción privada Padre misericordioso, cuyo Hijo, Salvador nuestro, te glorificó cumpliendo amorosamente hasta el fin tu voluntad. Tú suscitaste en tu hija María el deseo ardiente de glorificarte y de seguir de cerca a Jesucristo, cooperando a la redención del mundo mediante la Compañía del Salvador, por ella fundada. Concédenos por su intercesión la gracia que te pedimos, para que la Iglesia, a la que amó apasionadamente como a Esposa de Cristo, la eleve al honor de los altares, para tu mayor gloria. Amén. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. De conformidad con los decretos del papa Urbano VIII, en nada se pretende prevenir el juicio de la Iglesia.
Se ruega comuniquen los favores recibidos por su intercesión a: Religiosas de la Compañía del Salvador Tapia de Casariego, 19 • 28023 Madrid (España) www.ciasalvador.org •e-mail: madre.felix@ciasalvador.org Con licencia eclesiástica