Deslizate #7

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#7 Buenos Aires, Argentina. Febrero 2017



EL INFANTILISTA por Leandro Piñeiro


EL INFANTILISTA por Leandro Piñeiro





“El Infantilista” no refiere sólo a un niño o a un pequeño hombre. ¿Podría ser, entre otras cosas, la conclusión estética de un hombre que no quiere la responsabilidad del Hombre Grande? Además, Infantilista, es un neologismo de infantilismo, aplicado a una estética de lo pequeño.








Menonitas: Fin del Milenio por MartĂ­n Acosta





En 1993, llegué a la Colonia Nueva Esperanza, en Guatraché, La Pampa, Argentina para hacer un reportaje de dos días para el periodico en el cual trabajaba. Los obispos de la colonia habían decidido no instalar una línea de teléfono que les había sido ofrecida. Un colono menonita me decía que no estaba de acuerdo con la decisión de los obispos, pero la aceptaba porque era un decisión de Dios, la misma decisión que iba a dejar morir a una señora enferma, quien se podría haber salvado con un llamado telefónico. Volví en 1996 a conocer a esas personas que se instalaron a mediados de los años 80, emigrando desde México, bajo un acuerdo con el gobierno Argentino, que les permitía mantener su idioma y su educación. Trabajé durante un año con ellos. Me alojé en la casa de Juan Fast y nos fuimos haciendo amigos. Allí comencé a entender esta comunidad que desde hace más de quinientos años, viven asentándose por diferentes países, intentando mantener su lengua, su tradición y su cultura original. Viven del trabajo de la tierra y se mantienen de acuerdo a los mandamientos de la Biblia y los de su fundador, Menon Simmon, quien vivió en el siglo XVI en Flandes, durante los tiempos de la Reforma Protestante en Alemania. Son gente sencilla, que vive solo para servir a Dios, quien todo lo explica para ellos. No hay más misterios. Siete años después, el fin del milenio y el Y2K no lograron colapsar su universo. Los menonitas continúan transhumando como hace 700 años.









CAMPO MAGNÉTICO por Estrella Herrera





Parado sobre una piedra negra, miraba pastar a sus ovejas en los campos de alrededor. Cuando el sol empezรณ a esconderse, decidiรณ que era tiempo de volver. Pero no pudo moverse: los clavos metรกlicos de sus zapatos estaban adheridos a la roca sobre la que estaba parado.







El rincรณn: Recuerdos de Tocopilla

por Rodrigo Selles






El puerto salitrero de Tocopilla bordea el ocĂŠano PacĂ­fico y trepa vertiginosamente hacia el Desierto de Atacama. Cada vez que recuerdo aquellos eternos paseos, siento haber conocido un lugar en el que el tiempo se detuvo y el alma del pueblo navegaba en un mar de tristezas y melancĂłlicas sensaciones.








Š Billy Monk




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