INVIERNo 2019
Cultura y arte de Corea
rePortaJe eSPeCIal
BUSAN
Mi ciudad natal: popurrí lírico; Centro de intercambio marítimo; Mercado de Jagalchi, entre el bullicio y la calma; Memorias de la capital durante la guerra; Ciudad del cine con múltiples infraestructuras
BUSAN
puerto de poesía y pasión
Tomo 28, Nº- 4
ISSN 1225-4606
IMAGEn DE COREA
Kimjang:
el heraldo del invierno Kim Hwa-young Crítico literario; Miembro de la Academia Nacional de las Artes.
E
n la época en que solo quedaban un puñado de hojas rojas de otoño en las ramas, la casa de mi infancia comenzaba a vibrar con los preparativos de invierno. Las coles compactas eran traídas del huerto y apiladas en el patio. Luego eran cortadas por la mitad, mostrando con orgullo su interior amarillo, y colocadas en un gran cuenco para espolvorearlas con sal. La festividad del kimjang, la preparación del kimchi para el invierno, comenzaba con el penetrante olor de los condimentos picantes, que flotaba por la casa. El kimchi es todo un símbolo en la mesa coreana y un icono de la cultura de Corea. Este alimento fermentado fue creado por nuestros antepasados para poder comer vegetales durante todo el invierno. Rico en bacterias de ácido láctico, el kimchi desarrolla una amplia gama de distintos sabores a medida que madura. Cuando las coles de napa (baechu) se salan conservan su frescura, mientras que las enzimas del agua salada estimulan una respuesta química con la fibra para iniciar la fermentación. El condimento, una combinación de ingredientes vegetales y animales que incluye finas tiras de rábano, ajo, cebollino, pimiento rojo en polvo, mariscos salados, calamares frescos y piñones, transforma el kimchi en un alimento preservado perfecto. El kimchi así preparado se almacenaba en vasijas de barro que se enterraban en el suelo y se sacaban para comer durante los meses de invierno. Actualmente, en cambio, suele conservarse en refrigeradores de alta tecnología exclusivos para kimchi. Hay más de 200 tipos de kimchi. Difieren según la región y la receta familiar. El pimiento rojo fue agregado a la receta del kimchi a mediados del siglo XVIII, y el repollo de napa utilizado hoy día como ingrediente principal, es una variedad mejorada de col que se introdujo en Corea a finales del siglo XIX. El kimchi se convirtió en un reconocido alimento internacional después de los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988. La exportación de kimchi comenzó en 2000, y en diciembre de 2013, la antigua cultura del kimjang -de hacer y compartir kimchi a finales de otoño y principios de invierno- fue inscrita en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Hoy en día, sin embargo, en vez de preparar kimchi personalmente, muchos lo compran ya hecho en bolsas de plástico en el supermercado u ordenan el kimchi en línea. Pero cada vez que llega la temporada del kimjang, todavía extraño los viejos tiempos en que doblaba la cabeza tanto que miraba al cielo, esperando que mi tía me arrojara un poco de kimchi recién hecho a la boca. © imagetoday
Carta de la editora
Director
Lee Geun
Busan: de 1950 a 2020
Editor Ejecutivo
Kim Seong-in
Editora Jefe
Kim Un Kyung
Consejo Editorial
Han Kyung-koo
Benjamin Joinau
Jung Duk-hyun
Kim Hwa-young
Kim Young-na
Koh Mi-seok
Charles La Shure
Song Hye-jin
Song Young-man
Yoon Se-young
El 25 de junio de 1950, cuando comenzó la Guerra de Corea tras la invasión no provocada de Corea del Norte a través del paralelo 38, el ejército de Corea del Sur no pudo disuadir el ataque masivo del Norte. Estados Unidos acudió de inmediato en apoyo, pero la República de Corea y las tropas estadounidenses fueron repelidas repetidamente, y continuaron retirándose hasta el perímetro de Busan para preparar un contraataque definitivo. El perímetro de Busan era una línea defensiva de 140 millas sobre el extremo sureste, aproximadamente una décima parte de su territorio, incluyendo el puerto de Busan. El río Nakdong se superponía con la línea occidental más vulnerable. Allí, las tropas de la República de Corea y de los Estados Unidos, junto con un pequeño número de soldados británicos, libraron sangrientas batallas contra el Ejército Popular de Corea del Norte durante seis semanas, hasta que el 15 de septiembre las fuerzas de la ONU desembarcaron en Incheon. “El desembarco anfibio en Incheon, que invirtió la dirección de la guerra, no podría haberse producido de no haber cruzado previamente la línea del río Nakdong. La nación entera se hubiera derrumbado y la República de Corea hoy no existiría”, recuerda el general Paik Sun-yup en sus memorias de tiempos de guerra, ‘De Busan a Panmunjom’. Paik lideraba la Primera División del Ejército en batallas que describe como “una escena directa del infierno”. El reportaje especial sobre Busan de este número fue pensado de cara al 70 aniversario del estallido de la Guerra de Corea, que será en 2020, pues ante tan devastador conflicto, Busan jugó un papel esencial en la supervivencia de la nación como capital provisional en tiempos de guerra y “línea de vida” para las fuerzas de la ONU. Los autores de este número, todos nativos o residentes por largo tiempo en Busan, invitan al lector a un viaje por el Busan contemporáneo, a explorar una ciudad llena de energía y creatividad. En tanto, el cuento ‘Mildawon Days’ es un epílogo cuidadosamente seleccionado, pues ofrece una visión de Busan como refugio de guerra para escritores y artistas.
DirectorES CreativoS Kim Sam, Kim Shin EDITORES
Ji Geun-hwa, Ham So-yeon
Director Artístico
Kim Ji-yeon
Diseñadores
Kim Nam-hyung, Yeob Lan-kyeong
Composición y Diseño Kim’s Communication Associates
44 Yanghwa-ro 7-gil, Mapo-gu
Seoul 04035, Korea
www.gegd.co.kr
Tel: 82-2-335-4741
Fax: 82-2-335-4743
Traductores
Kim Un Kyung, Raimon Blancafort,
Atahualpa Amerise, Joo Hasun
SUSCRIPCIÓN/CORRESPONDENCIA Precio por número en Corea ₩6.000 Resto del mundo US$9 Para conocer el precio en detalle de las suscripciones, lea por favor la página 84 de Koreana.
Kim Un Kyung Editora-jefe
Impresa en INVIERNO 2019 Samsung Moonwha Printing Co. 10 Achasan-ro 11-gil, Seongdong-gu, Seoul 04796, Corea
Cultura y arte de Corea Invierno 2019
Tel: 82-2-468-0361/5 © Fundación Corea 2019 Todos los derechos reservados. Esta publicación no admite reproducciones totales ni parciales sin el permiso de la Fundación Corea. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente
Una publicación trimestral de Fundación Corea 2558 Nambusunhwan-ro, Seocho-gu Seoul 06750, Korea http://www.koreana.or.kr
representan a los editores de Koreana o a la Fundación Corea. Koreana, está registrada como revista trimestral en el Ministerio de Cultura, Deporte y Turismo (número de registro Ba-1003 con fecha 8 de agosto de 1987). También se publica
“Montańas Rojas” Choi So-young 2019. Vaqueros sobre lienzo 46 × 46 cm.
en alemán, árabe, chino, francés, indonesio, inglés, japonés y ruso.
reportaje especial
Busan: puerto de poesía y pasión 04
REPORTAJE ESPECIAL 1
Mi ciudad natal: un popurrí lírico Kim Soo-woo
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REPORTAJE ESPECIAL 3
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REPORTAJE ESPECIAL 4
Mercado de Jagalchi, entre el bullicio y la calma
Memorias de la capital durante la guerra
Lee Chang-guy
Choi Weon-jun
REPORTAJE ESPECIAL 2
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Centro de intercambio marítimo Park Hwa-jin
REPORTAJE ESPECIAL 5
Ciudad del cine con múltiples infraestructuras Jeon Chan-il
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FOCO
Monstruos, criaturas cibernéticas y sueños utópicos fallidos
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HISTORIAS DE LAS DOS COREAS
Capacitar jóvenes para la reunificación
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OPINIÓN DESDE LA LEJANÍA
Corea como espejo
Kim Hak-soon
Víctor Camarena
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66
Moon So-young
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ENTREVISTA
Naturaleza plasmada en la ciudad Lim Hee-yun
EN EL CAMINO
Miryang: un enclave antiguo y universal Lee Chang-guy
JORNADAS DE LITERATURA COREANA
Las heridas y las esperanzas que la guerra trajo consigo Choi Jae-bong
Los días de Mildawon Kim Dong-ni
REPORTAJE ESPECIAL 1
Busan: puerto de poesía y pasión
Mi ciudad natal: un popurrí lírico Busan, la segunda ciudad más grande y mayor puerto de Corea, es un popular destino turístico con coloridas vistas y vibrantes actividades. También es ciudad de festivales con una rica oferta de arte y eventos culturales. El encanto de Busan es un ADN abierto e híbrido, forjado durante siglos. Kim Soo-woo Poeta
4 KoReana Invierno 2019
Haeundae Beach, la más famosa playa de Busan, es el destino vacacional favorito de los coreanos y congrega a más de 10 millones de turistas anuales. Además de sol y surf, los senderos para caminar junto a la playa, los festivales, y las instalaciones de ocio y entretenimiento atraen visitantes todo el año. Y lindando con el mar, lujosos rascacielos emergen como los más caros de Corea, después de Seúl. © Organización de Turismo de Busan
CultuRa y aRte de CoRea 5
Islotes Oryuk
Playa de Haeundae
6 Koreana Invierno 2019
Centro de Yates BahĂa Suyeong
Cementerio Memorial de la ONU
Puente Gwangan
CallejĂłn de los libreros
Playa Gwangalli
Yeongdo
Centro de Cine de Busan
Puente del Puerto de Busan
Aldea Cultural de Gamcheon
Mueso de la Capital Provisional
Barrio Chino (Chinatown)
Mercado Jagalchi
Š Ahn Hong-beom
Cultura y arte de Corea 7
L
a costa de Busan, que serpentea por más de trescientos kilómetros a lo largo del borde sureste de la península coreana, es a la vez delicada y dura. Las aguas azul cobalto del mar del Este se vuelven más tenues a medida que se desplazan hacia el mar del Sur. A lo largo de esta lírica curva de tierra la naturaleza ha esparcido sus dones durante siglos, atrayendo a sus orillas a personas que, a cambio, han respondido confiándole sus corazones y sus cuerpos. Nunca ha carecido de la sensibilidad y la imaginación inspiradas por el océano. Así, Busan genera un collage de sueños y nos llama con voces diversas.
Múltiples rostros
Busan tiene siete playas de arena blanca como la tiza. En el extremo oriental de la ciudad se encuentra la playa de Imnang. Hacia el extremo occidental, la playa de Songdo, la primera playa artificial de Corea, que se inauguró hace más de un siglo, y también está la playa de Dadaepo, hogar de la fuente musical más grande del mundo. Pero la playa más concurrida es Haeundae, que llena los calendarios con sus imágenes, y acoge a una zona residencial circundante, la segunda en valor de propiedad, después de Seúl. También aguardan a los visitantes Igidae, Taejongdae y Morundae, todos magníficos acantilados rocosos bañados por el mar. Conservando su aura primitiva, estos acantilados están cubiertos de bosques habitados por plantas y animales raros y preciosos. Visto desde esa exuberante vegetación, el mar parece aún más profundo y su belleza más intensa. Un tranquilo crucero por el mar para contem-
plar las vistas nocturnas de Busan es un interludio romántico que no deben perderse. Sesenta estuarios se abren al mar a lo largo de la costa de Busan. Encontrar un lugar para pescar, desde donde el horizonte se extienda generosamente, supone un placer especial para los pescadores. Y ninguna visita gastronómica a Busan estaría completa sin localizar a las experimentadas buceadoras del centro de la ciudad, para probar sus frescas capturas del mar. Además, están sus espléndidos puentes. Abarcando el océano, prometen a los conductores un paseo encantador. Al cruzar el puente de Gwangan, el puente del puerto de Busan y el puente del puerto sur en sucesión, se llega a Songdo, el extremo sur de la ciudad. A continuación está el puerto de Busan, repleto de grúas gigantes y contenedores, un anclaje seguro y escala de entrada y salida para los cargueros. Si conducimos más lejos, cruzando el puente de Eulsuk, llegamos al extremo occidental de la ciudad.
Hibridación e individualidad
Los susurros del mar evocan un sinfín de imágenes en nuestras mentes, ya que el mar nos permite adaptar la imaginación a nuestras propias experiencias. Por tanto, cuando estamos en la orilla, nos encontramos cara a cara con nuestras propias olas. Para los jóvenes, el mar representa una emoción desgarradora, bien sean amantes solitarios, aquellos cansados de soportar la vida o enojados por consejos sobre la tolerancia. Para los trabajadores del mar, significa fuente de sustento. Para los escritores, un depósito de historias, y para los capitanes de barco, un viaje a lugares lejanos. Asimismo, para los sabios son leyes a seguir, y es fuente
1. El Centro de Yates Bahía Suyeong fue construido en 1986 y oficialmente inaugurado en 1988. Albergó eventos náuticos de los Juegos Asiáticos 1986 y 2002 y las Olimpiadas de 1988. 2. Los islotes Oryuk (literalmente “cinco-seis islotes”) en la desembocadura de la Bahía de Busan son un hito simbólico de Busan, y fueron designados por el estado como Lugar Escénico No. 24. De ellos, solo Deungdaeseom (Lighthouse Islet) está habitado. 1 © Image Today
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2 © Museo Metropolitano de la Ciudad de Busan (Fotógrafo, Kwon Jeong-uk)
de entusiasmo para aquellos que todavía tienen mucho por aprender. Por la mañana, el mar puede ser una joven de cabello largo volando al viento, y por la noche una anciana de manos arrugadas. La dispersión de restos neolíticos por toda la ciudad atestigua las profundas raíces de Busan como pueblo de pescadores. Los pueblos que salpican la serpenteante costa todavía conservan sus antiguas costumbres de rituales chamánicos, así como la fe en Magohalmi, o la abuela Mago, la diosa gigante que creó toda la naturaleza, o la fe en el Rey Dragón. A medida que Busan evolucionó hasta convertirse en
una metrópolis, esos pueblos tranquilos se transformaron en lugares llenos de gente que se esforzaba por ganarse el sustento. De forma muy notable, Busan ha realizado y lidiado con grandes eventos de la historia moderna y contemporánea de Corea. Durante la ocupación japonesa (1910-1945), fue el punto de partida para los transbordadores fletados hacia y desde Japón. Con el estallido de la Guerra de Corea en 1950,
Cultura y arte de Corea 9
Cada vez que la gente la inundaba, Busan se veía obligada a encontrar para ellos comida y refugio. Y en cada ocasión, la ciudad daba todo lo que tenía que dar. la ciudad se convirtió en triste destino de refugiados de todo el país. Más tarde, tanto las tropas enviadas a la guerra en Vietnam, como innumerables barcos de pesca de alta mar, usaron el puerto de Busan como punto de partida y de ansiado regreso. Cada vez que la gente la inundaba, Busan se veía obligada a encontrar para ellos comida y refugio. Y en cada ocasión, la ciudad daba todo lo que tenía que dar. A lo largo de su historia, Busan adquirió así apertura y liberalidad. Y cuando los inmigrantes eran aceptados, sus dispares esencias se entremezclaban, convirtiendo a Busan en un crisol cultural. La hibridación resultante es el verdadero “espíritu de Busan”. La hibridación y la tolerancia son dos caras de una misma moneda. La capacidad de hacer frente tácitamente a todos esos rigurosos acontecimientos históricos proviene del espíritu generoso de Busan. Esa generosidad ha moldeado el carácter de sus residentes y, en consecuencia, ha sembrado una cultura local floreciente. La naturaleza enérgica y creativa de los nativos de Busan impulsa su próspera cultura popular, que abarca artes folclóricas tradicionales, temas pop, películas y festivales.
Sueños inclinados
Los barrios en ladera son otra faceta lírica de Busan. Debido a la Guerra de Corea y a la posterior industrialización, la ciudad se expandió y los pobres construyeron sus chabolas a lo largo de las laderas. Mirando más allá de las capas superpuestas de tejados y tanques de agua, un Busan diferente emerge debajo. Para aquellos que llevaban vidas honestas en esos barrios, el mar era como una puerta lejana que tenía que abrirse. Y finalmente abrieron esa puerta azul a sus vidas, a sus sueños y a los océanos Pacífico y Atlántico. Nací en el barrio de Yeongdo, en la ladera de una colina, crecí mirando el mar nocturno de Busan a través de una ventana agrietada. Por la noche, un barco gigantesco anclaba. La luz que se dispersaba era gloriosa, como hilos de oro y plata esparcidos sobre agua de ébano. Después de que el barco partiera, otra nave lo reemplazaría. Así fue como aprendí sobre la profundidad y la amplitud del mundo. La imaginación que el mar me enseñó a usar me permitió vivir como vivo ahora, como poeta y vagabundo, disperso por el mundo con una mochila.
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Cultura dinámica
En Busan, espera una rica oferta de festivales culturales: el Festival Internacional de Cine de Busan, la Bienal de Busan, el Festival de Arte del Mar, el Festival Internacional de Rock de Busan, el Festival International de Artes Escénicas de Busan o el Festival Internacional de Literatura del Mar. Pero Busan también alberga una variedad de festivales con un fuerte sabor regional. El Festival Jagalchi de Busan es un recordatorio de
Yeongdo, una isla de 14.15 km² situada en la costa sur de Busan, albergó a los refugiados de la Guerra de Corea. En 2011, los trabajos de renovación de la isla crearon Huinyeoul Maeul (White Rapids Village), actualmente un conocido lugar de rodaje de películas y dramas de televisión. Desde allí puede verse la isla japonesa de Tsushima, desde un terraplén de 3 metros de altura. © Museo Metropolitano de la Ciudad de Busan (Fotógrafo, Kwon Gi-hak)
la infinita conexión de la ciudad con el mar. El festival incluye un rito para rezar al Rey Dragón (yongsinje) para tener viajes seguros y una abundante cosecha, así como un rito para apaciguar las almas de los peces. En el Festival de la Arena de Haeundae, artistas de numerosos países esculpen estatuas y estructuras de arena. Y cada otoño, el Festival de Fuegos Artificiales de Busan inunda el cielo nocturno con color y luz. El Festival de la Anchoa es tan animado como las olas rompientes; el Festival del Mar de Busan comienza simultáneamente en cinco de las playas de la ciudad. En otro lugar, las competiciones de B-boy (break dance) en
el parque de la montaña de Yongdu exudan la pasión y el frenesí de Busan. Campos como el arte independiente (indie) y la crítica de arte, se han consolidado firmemente como fuente de la fuerza creativa tras la identidad de Busan. Todo esto sucede tras un telón de fondo de ondas brillantes. Las aguas iridiscentes abrazan invisibles ondas en constante movimiento hasta convertirse en un poema que resuena con voz profunda, cálida y fuerte.
Cultura y arte de Corea 11
Conmovedores paisajes en vaqueros Kim Soo-woo Poeta
C
1
hoi So-young es reconocida como una de las
como material. También me gusta representar te-
artistas más importantes que ha captado las
mas respetuosos con la naturaleza como el mar, las
características escénicas y estéticas de Busan. En sus
montañas y las casas con una tela que dé sensación
manos, un par de pantalones vaqueros descoloridos
de ser artesanal. Primero, intenté usar denim de
se convierten en material para su próximo proyecto.
pantalones vaqueros gastados cuando estaba en mi
Así, el mar, las montañas y las carreteras de Busan
segundo año de universidad y, gradualmente, pasé
se unen en un conmovedor paisaje de tejido de al-
a piezas más grandes.
godón (denim). ¿Cuál es la característica distintiva de Busan?
© Agencia de Noticias Yonhap
¿Por qué trabaja con denim?
El mar, por supuesto. Me encanta mi ciudad natal,
Los pantalones vaqueros le quedan bien a todos,
Busan. Lo mejor de esta ciudad es que siempre hay
al margen de la edad o del género. Al trascender
un lugar a donde ir, incluso si caminamos durante
la brecha entre ricos y pobres en cualquier país, en
todo el día. Las montañas, los ríos y el mar dan la
cualquier lugar del mundo mucha gente lleva va-
bienvenida a la gente con los brazos abiertos. Crecí
queros. Por supuesto, hay vaqueros de lujo, pero,
jugando en la arena de la playa Haeundae y desde
en general, los vaqueros de algodón o denim no
la infancia he amado el azul infinito del horizonte.
entienden de clases. Por eso pensé que sería po-
Aunque el trabajo que entra en mis pinturas es mi-
sible comunicarse con el mundo usando vaqueros
nuciosamente detallado y complejo, quiero que el
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3
resultado sea íntegro, humilde y repleto de sentimiento, como el mar que amo. ¿Qué valor debería buscar la gente hoy día? Creo que la gente necesita protegerse y mantenerse completa. Es decir, necesitamos convertirnos en nuestro verdadero yo. Aunque parezcas insignificante y trivial para los demás, es importante ser fiel a quien eres. Aquellos que se protegen a sí mismos también protegerán a los demás. Cuando tienes un mundo propio, es cuando tu luz brilla y se muestra en tu cara. Estoy feliz cuando pienso: "Puedo hacer esto, solamente tengo que seguir adelante y hacerlo". Tus logros, ya sea entrar en la universidad, o inaugurar una exposición individual… esas cosas conforman tu propio mundo. ¿Cuáles son sus planes a futuro? Planeo viajar durante un tiempo. Asimismo, tengo intención de buscar una mayor calidad de vida a través del yoga y la meditación, una dieta vegetariana y el senderismo. Acumular fama y cosas materiales no es tan relevante para mí. Intento adoptar lenta y deliberadamente formas de ser fiel a mí misma sin verme atrapada en la fama o en mis logros.
1. Usando denims en vez de pintura como materia principal, Choi So-young captura su ciudad natal de Busan sobre un lienzo. Hace más de una década, con solo algo más de 20 años, uno de sus collages con vaqueros fue subastado por cientos de miles de dólares en Christie’s, en Hong Kong. 2. “Abriendo los Cielos”. 2019. Denim sobre lienzo. 73 x 53,3 cm. 3. “Callejón de comidas II”. 2014. Denim sobre lienzo. 116,5 x 91 cm. 4. “Puente Yeongdo II”. 2013. Denim sobre lienzo. 160 x 81,5 cm. 4 Cultura y arte de Corea 13
“S
ay Sue Me” es una banda de Busan con sonido de surf
¿Qué músicos les han influido o consideran modelos a
rock. Tomando unas cervezas en 2012, cuatro músicos
seguir?
-Choi Su-mi (voz y guitarra rítmica), Kim Byung-kyu (guitarra
No hay necesidad de responder por separado. Todos fuimos
solista), Ha Jae-young (bajo) y Kang Se-min (batería)- decidie-
influidos por “Pavement” y “Yo La Tengo”. Hace poco conoci-
ron formar una banda. Pasaron de un estudio para ensayar
mos a “Yo La Tengo” y, desde entonces los admiramos más
junto a la playa de Gwangalli a los bares de Busan, y ahora a
que nunca.
conciertos globales. Durante ese proceso, el batería Kang Semin sufrió un accidente y murió, mientras el grupo trabajaba
¿Cómo es la escena musical indie de Busan respecto a
en su segundo álbum. El batería actual es Lim Sung-wan.
otras regiones? Tiene su propio carácter y es única. Las bandas aquí no se
¿Qué influencia tiene la playa Gwangalli en su música?
preocupan por las tendencias. Tocamos lo que nos gusta, sin
Al componer o tocar música, a veces chocas contra una pa-
pensar en qué tipo de música tocan otras bandas ni en las
red. Entonces vamos a dar un paseo por la playa o a comer
últimas tendencias del panorama indie.
pollo frito y cerveza, nos sentamos sobre la arena y descansamos un rato. Aunque probablemente sea igual en todo
¿Cómo se sintieron cuando Elton John presentó "Old
tipo de trabajos, en el trabajo creativo lo más importante
Town" en la radio?
es airear tus emociones y, en ese sentido, somos realmente
Al principio, no comprendimos la magnitud de ese gesto. Y
muy afortunados.
solo más tarde, después de buscar el programa y escucharlo, de pronto nos sentimos llenos de orgullo y felicidad.
“Say Sue Me” agradece a Elton John Ryu Tae-hyung Columnista musical
14 Koreana Invierno 2019
1
2 © Agencia de Noticias Yonhap
© Hung Shu Chen
¿Podrían explicar su proceso creativo?
tos muy distintos de la escena coreana. Nos hizo pensar
En primer lugar, Byung-kyu graba una maqueta y todos
lo bueno que sería si nuestra escena musical fuera así
la escuchamos. Luego decidimos en qué temas merece la
algún día, para que más gente viniera con sus padres.
pena trabajar y Su-mi escribe una letra para ellos. A continuación, grabamos las pistas y trabajamos en los arre-
¿Qué planean a futuro?
glos hasta que sentimos que la canción está terminada.
Sacamos nuevo álbum en octubre. Es un sencillo doble que incluye "Good People" y "Your Book", y vamos a pre-
¿Cómo reaccionan al recibir invitaciones del extran-
sentar estos temas en varias ciudades. Del 3 al 13 de di-
jero?
ciembre, estaremos de gira en el extranjero, comenzan-
En la mayoría de las ciudades donde actuamos, compro-
do por Toronto en Canadá y en Chicago, San Francisco
bamos que la gente venía a los conciertos al margen de
y Seattle, en Estados Unidos. Y de cara al próximo año,
si era un día de diario o fin de semana, y que el público
planeamos lanzar nuestro tercer álbum de estudio.
era una mezcla de todas las generaciones. Ambos pun-
1. Actuación de Say Sue Me en SXSW, uno de los mayores festivales musicales del mundo, celebrado en marzo de 2018 en el estado estadounidense de Texas. 2. El cantante y guitarra ritmica Choi Su-mi en el escenario del Megaport Music Festival celebrado en marzo de 2019 en Kaohsiung, Taiwán. 3. Grabaciones de Say Sue Me (desde la izquierda): primer álbum de studio “We’ve Sobered Up” (2014), EP “Big Summer Night” (2015), segundo álbum de estudio “Where We Were Together” (2018), doble sencillo “Just Joking Around / B Lover” (2018), EP “Christmas, It's Not A Biggie” (2018) y doble sencillo “Your Book & Good People” (2019).
3 © Electric Muse
Cultura y arte de Corea 15
REPORTAJE ESPECIAL 2
Busan: puerto de poesía y pasión
Centro de intercambio marítimo Fue desde Busan que Joseon Tongsinsa, las misiones coreanas hacia Japón iniciadas a principios del siglo XVII a raíz de las invasiones japonesas, partieron para promover unas relaciones bilaterales pacíficas. La historia de Busan como centro activo de intercambio internacional ha continuado hasta nuestros días. Park Hwa-jin Profesor, Universidad Nacional Pukyong
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E
l puerto de Busan es el mayor acceso de entrada a Corea para exportaciones e importaciones y, en consecuencia, tiene gran influencia en la economía local y nacional. En la frontera del continente euroasiático, frente a Japón cruzando el Estrecho de Corea, posee un enorme potencial como centro logístico y de distribución de Asia Oriental. Busan maneja más del 60% de la carga de importación y exportación de Corea. Según la Autoridad Portuaria de Busan, dicha localidad movió 21,66 millones de TEU en 2018, logrando posicionarse en sexto lugar mundial en términos de volumen de carga total por dos años consecutivos. La historia de intercambio internacional de la ciudad mediante rutas marítimas se remonta a la antigüedad. Dadaepo, una pequeña ciudad costera en el Busan actual, es mencionada en la fuente del siglo VIII “Crónicas de Japón” (Nihon Shoki) como “Tadairagen” o “Tatara”, lo que sugiere que ya jugaba un papel central en el intercambio comercial y cultural entre Corea y Japón al comienzo de ese periodo histórico. En tanto, Tatara también alude al horno tradicional japonés usado para fundir hierro y acero, por lo que se asocia con la introducción de la tecnología de trabajo del hierro.
Centro comercial del Nordeste Asiático
© Ciudad Metropolitana de Busan (Fotógrafo Jeong Eul-ho)
Busan, el primer puerto que se abrió durante el período Joseon bajo el Tratado de Amistad Corea-Japón (Tratado de Ganghwa de 1876) es ahora el sexto puerto más grande del mundo en términos de volumen total de carga. El puente del puerto de Busan, construido en 2014, se extiende a lo largo de 3.368 metros en la zona del puerto.
Los ‘Hechos memorables de los Tres Reinos’ (Samguk yusa), una colección de leyendas y relatos históricos del siglo XIII, presentan la zona de Busan como lugar de intercambio internacional marítimo desde el principio de la historia. La leyenda dice que en el área cercana a la actual Busan, el Rey Suro, fundador de Geumgwan Gaya (Gold Crown Gaya, 43–532), dio la bienvenida a Heo Hwang-ok, que se estimaba fue una princesa de un reino indio llamado Ayuta, para convertirla en su esposa. La historia de la reina Heo es generalmente aceptada como un hecho histórico a día de hoy. Los historiadores valoran el patrón de pez gemelo pintado en la puerta del cementerio del rey Suro en Gimhae como evidencia del origen indio de la reina, basándose en la asociación iconográfica con la cultura india. Sin embargo, como demuestra el volumen de sitios y reliquias de Gaya excavados en la zona de Busan y Gyeongsang del Sur, las relaciones de Gaya en el extranjero no se limitaron a la India. Tras desintegrarse la antigua Confederación Gaya a principios del siglo V, un gran número de ciudadanos de Gaya emigraron
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1 © Ahn Hong-beom
a Japón. Introdujeron las habilidades para fabricar artículos de hierro y cerámica sin esmaltar, llamadas sueki, que contribuyeron al desarrollo de la antigua civilización japonesa. Como su nombre geográfico Gimhae (literalmente, “Mar de Hierro”) denota, el corazón de la antigua Confederación Gaya abundaba en mineral de hierro. Los estados de Gaya, ubicados a lo largo de las hermosas costas del Mar del Sur y el río Nakdong, emergieron como importante centro comercial del Nordeste de Asia gracias a sus ricas reservas de mineral de hierro. A medida que la comunidad del noreste asiático se dispersó tras el colapso de la dinastía Han de China, Gaya adquirió importancia como escala para conectar el archipiélago japonés y el continente chino. Ubicada a lo largo de una importante ruta comercial donde se entrecruzaban vías marítimas de diversos países asiáticos, Gaya proporcionaba hierro a los países vecinos. “Las crónicas de Japón” registran que a mediados del siglo IV, el rey Geunchogo de Baekje envió cierta variedad de productos a Japón, incluyendo 40 pepitas de hierro. Resultantes de golpear el mineral de hierro en barras delgadas, las pepitas de hierro eran un material básico importante para
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fabricar diversos artículos de hierro. De hecho, tanto en las tumbas de Baekje y de Silla, como en las antiguas tumbas de todo Japón, fueron halladas piezas de hierro similares. Concretamente, las docenas de barras de hierro encontradas en excavaciones en las antiguas regiones de Gaya indican que no solo se usaban como objetos funerarios, sino también como moneda y para fabricar materiales de hierro.
Chinatown y los barrios japoneses
El barrio chino de Busan se formó cuando la dinastía Qing abrió un consulado en dicha localidad en 1884, y hasta el día de hoy permanece frente a la estación de Busan. Las calles en esa zona rebosan de restaurantes chinos, tiendas de comestibles, mostradores de cambio de divisas y otros negocios administrados por coreanos chinos, así como escuelas para sus hijos. El barrio chino más meridional de Corea fue creado por los chinos que llegaron del siglo XVII al XVIII, a finales del periodo Joseon, para trabajar en la recuperación del puerto de Busan y la construcción del Servicio de Aduanas Marítimas de China. Sus actuales vecinos son descendientes de tercera y cuarta generación. En los primeros días, los residentes chinos recibieron el apoyo de su país para establecerse en Busan, y gran parte de la población étnica china de Busan se mudó allí tras la Guerra de Corea. En 1953, el barrio chino sufrió un cambio importante cuando la estación de Busan fue destruida por un gran incendio y los burdeles adyacentes se trasladaron a esa zona. Sin embargo, finalmente fueron
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expulsados cuando Corea y China establecieron relaciones diplomáticas en 1992, y Busan y Shanghái se hermanaron al año siguiente. Para conmemorar esta hermandad, el distrito fue rebautizado como “Shanghai Street”, y desde 2004 el Festival Cultural del Barrio Chino de Busan se celebra ahí. Pero en la era de Joseon, Busan también tenía barrios japoneses, llamados waegwan. El gobierno de Joseon creó estos barrios en puertos abiertos para que los japoneses vivieran y participaran en intercambios comerciales y diplomáticos, y también para ayudar a expulsar a los piratas japoneses, que infestaban las zonas costeras desde el siglo XIV, hacia el final del periodo Goryeo. Así, construyeron los llamados waegwan en tres puertos: Busanpo y Jepo en Jinhae, en 1407, y más tarde Yeompo, en Ulsan, en 1426. En conjunto, eran conocidos como los “Tres puertos Waegwan” (Sampo Waegwan). Sin embargo, en 1544, los barrios japoneses fueron desmantelados, excepto en Busan, después de ciertos incidentes de saqueo cometidos por japoneses en Tongyeong. Las relaciones diplomáticas entre Joseon y Japón quedaron en suspenso tras las dos invasiones de Japón en 1592 y 1597, pero fueron restablecidas apelando a la “diplomacia de buena vecindad” de Tokugawa Ieyasu, el primer shogun del periodo Edo. Posteriormente, los barrios japoneses fueron reconstruidos en algunos lugares a lo largo de la costa sureste, como en Busan, con capacidad para unos 500 hombres nipones. En tanto, otro de estos barrios fue construido en Choryang a fines del siglo XVII. Cubría 100.000 pyeong (unos 82 acres) y constaba de casas individuales, alojamiento para enviados de visita e instalaciones comerciales. Estos edificios fueron proporcionados por el gobierno de Joseon, pero los interiores fueron decorados al estilo japonés, con suelo de tatami. Aunque había controles en los perímetros para impedir que los residentes de estas zonas salieran libremente, les permitieron crear una pequeña comunidad japonesa en territorio coreano, llevar sus ropas tradicionales y una espada japonesa colgada de la cintura.
© Outing on a Lovely Day”, blog de Naver
Base de intercambio cultural 1. Ubicado a lo largo de las calles laterales frente a la estación principal de trenes de la ciudad, el Barrio Chino de Busan comenzó a formarse en 1884. Convertido en atracción turística popular, posee una interesante serie de murales basados en los personajes y las historias del “Romance de los Tres Reinos” (Sanguo yanyi). Muchas personas de etnia china viven ahí. 2. “Texas Street”, a la entrada de Chinatown, es una calle repleta de tiendas de suvenires y clubes nocturnos para marineros extranjeros. 3. Un marcador de piedra indica un waegwan. Construido en 1607, el barrio japonés de Dumopo perduró allí por más de 70 años antes de ser clausurado y reubicado en Choryang.
Desde la antigüedad siempre ha habido repetidos conflictos armados entre Corea y Japón. Sin embargo, durante los 210 años del periodo Edo, que corresponde con el extinto periodo Joseon de Corea, ambos países disfrutaron de pacíficas relaciones gracias a los emisarios de Joseon en Japón. Tras restablecer relaciones bilaterales en 1607, Joseon envió misiones diplomáticas de gran escala a Japón hasta en 12 ocasiones. Este intercambio sistemático para promover la paz y la comprensión cultural entre los dos países vecinos rara vez solía darse en la historia del mundo. En 2014, dos organizaciones no gubernamentales, la Fundación Cultural Busan y el Consejo de Enlace de Sitios de Japón asociados con Chosen Tsushinshi, realizaron esfuerzos conjuntos para recopilar los “Documentos sobre Joseon Tongsinsa / Chosen Tsushinshi: histo-
Cultura y arte de Corea 19
Tras partir de Seúl, la comitiva llegaba a Busan y permanecía allí durante un tiempo a fin de prepararse para las actividades diplomáticas y esperar el momento adecuado para hacerse a la mar. ria de la construcción de la paz y el intercambio cultural entre Corea y Japón del siglo XVII al XIX”, inscrito en el Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO en 2017. Consta de 63 documentos y registros (124 artículos) de Corea y 48 documentos y registros (209 artículos) de Japón, este compendio de materiales resulta especialmente significativo al ser el primer patrimonio documental de Busan que fue incluido en el archivo de la UNESCO. También fue el primer reconocimiento de la UNESCO obtenido conjuntamente entre Corea y Japón, hecho que fue posible gracias a la colaboración entre grupos cívicos de ambos países. Cada misión a Japón generalmente constaba de entre 400 y 500 integrantes, incluidos enviados, asistentes, escribanos, oficiales militares y músicos, entre otros. Tras partir de Seúl, la comitiva llegaba a Busan y permanecía allí durante un tiempo a fin de prepararse para las actividades diplomáticas y esperar el momento adecuado para hacerse a la mar. Tenían que considerar el clima y las condiciones del viento, ya que el estrecho de Corea a menu-
do era difícil de navegar. Cuando llegaban los buenos días para hacerse a la mar, celebraban unos rituales de sacrificio para los dioses del mar en el pabellón Yeonggadae, y partían del muelle cercano en seis barcos.
Misiones de paz
Al ingresar a Japón por la isla de Tsushima, continuaban su viaje a Edo (actual Tokio) pasando por 53 estaciones. Para dar la bienvenida a las misiones coreanas, Japón asumía enormes gastos, y en el caso de la octava misión en 1711, movilizó 338.500 trabajadores y 77.645 caballos, una comitiva a gran escala incluso para los estándares de hoy en día. Eso fue antes de que Japón abriera sus puertas a Occidente, pues mantenía una política de aislamiento. Los japoneses consideraron la visita de los enviados coreanos como una ocasión para una inmensa celebración y les daban la bienvenida con grandes eventos. Las misiones coreanas recibieron gran atención, no solo de los funcionarios gubernamentales, sino también de personas de todas las esferas sociales, incluidos soldados, plebeyos, comerciantes y hasta granjeros. Los japoneses consideraban un honor conocer a los escritores y artistas coreanos, por lo que visitaban sus alojamientos para intercambiar poemas, críticas, escritos, pinturas y obras de caligrafía. Los documentos y pinturas que describen esas escenas se conservan tanto en Corea como en Japón.
© Museo Nacional de Corea
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‘Busan’ desde la “Ruta marítima de belleza panorámica” (Saro seunggu do) de Yi Seong-rin (1718–1777). 1748. Tinta y color claro sobre papel. 35,2 x 70,3 cm. Yi Seong-rin, artista del Royal Bureau of Painting (Dohwaseo), describió el largo viaje que los emisarios de Joseon hicieron desde Busan a Edo, Japón. Consta de 30 escenas y es la única pintura que queda en Corea que documenta el viaje de esa misión de Joseon en 1748.
acortar distancias
Además, como ciudad global, la integración de la diversidad demográfica es otra de las tareas de Busan. A día de hoy, unos
Alok Kumar Roy Profesor, Universidad de Estudios Extranjeros de Busan
65.000 inmigrantes aportan sus habilidades y talentos a Busan,
L
mente a Busan resulta más sencillo si los ciudadanos coreanos se
de los cuales unos 12.000 son estudiantes internacionales, mayormente de comunidades de la ASEAN. Incorporarlos funcional-
a ciudad de Busan desbordó actividad del 25 al 26 de noviembre de 2019 pues, una vez más, albergó la Cumbre
Conmemorativa entre la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y la República de Corea. Dicho encuentro marcó el 30º Aniversario de relaciones entre Corea y la ASEAN, al tiempo de preparar la primera cumbre entre Corea y los Países del Mekong, que tuvo lugar al día siguiente. Las conversaciones
para impulsar la paz y la prosperidad sirvieron para recordar que el diálogo a nivel de jefes de Estado ayuda a fomentar la diplomacia cultural, donde “uno más uno” son más de dos.
Interacción con el sector privado
involucran activamente, y la CCA juega un papel esencial a la hora de involucrar a residentes y estudiantes extranjeros en proyectos para generar cohesión en beneficio mutuo. Fomentar la diplomacia urbana es una importante misión de toda ciudad global. La ciudad metropolitana de Busan y la Fundación de Busan para la Cooperación Internacional (BFIC) se esfuerzan por cumplir esa tarea con mentalidad global, Hoy, su actividad trasciende los vínculos con las ciudades asociadas, expandiéndose a nuevas áreas para fortalecer la cooperación con personas de todo el mundo. La visibilidad global de Busan ha aumentado notablemente
Actualmente, la Casa de la Cultura de ASEAN (CCA) ubicada en
gracias a sus programas de formación para el desarrollo de capa-
Busan refleja el espíritu interpersonal de la ciudad, despertando
cidades. En 2019 el Colombo Plan Staff College (CPSC) envió una
la curiosidad y el interés por culturas de lugares que parecían
delegación de 20 miembros de Nepal, compuesta por profesio-
remotos. Así, desde la introducción de prendas y platos tradicio-
nales médicos y técnicos, para explorar el desarrollo de recursos
nales de países del Sudeste Asiático, hasta la oferta de cursos
humanos en formación politécnica y sanitaria. Y en 2020, el CPSC
culturales y de idiomas, los diversos programas de CCA dan ori-
planea hacer lo mismo en finanzas y banca.
gen a significativos y vibrantes diálogos que promueven los lazos culturales y diplomáticos. La participación de instituciones acadé-
Visibilidad global
micas y profesionales de los 10 países integrantes de la ASEAN ha
Durante los últimos cuatro años, Busan ha dirigido la Expedición
fortalecido significativamente la interacción con el sector privado.
Ciudadana de Eurasia para concienciar sobre el potencial económico y la afinidad cultural de la ciudad con el continente euroasiático. El viaje de 2019, que transcurrió por 10 ciudades de cinco países - China, Mongolia, Rusia, Polonia y Alemania- tuvo dos misiones adicionales: una, revisar la historia del Movimiento Primero de Marzo por la Independencia de Corea con motivo de su centenario, y dos, aprender de la experiencia de la caída del Muro de Berlín en 1989, de cara a la reunificación coreana. Al mismo tiempo, el Global Center, operado por BFIC, apoya a inmigrantes y residentes expatriados con información, servicios de traducción (en 13 idiomas) y consultas profesionales sobre cuestiones legales, de inmigración, trabajo, matrimonio internacional y relaciones familiares, así como impuestos y otros temas. Ante la tumultuosa coyuntura actual, que a menudo ve la globalización como un desafío, la experiencia de Busan ofrece
‘Artesanía de ASEAN: de los bienes patrimoniales a la actualidad”, una exposición especial para conmemorar el 30º aniversario de relaciones de diálogo entre Corea del Sur y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, atrae a los visitantes a la Casa de Cultura de la ASEAN en Busan. Puede verse hasta el 15 de enero de 2020.
una nueva perspectiva. En muchos sentidos, la ciudad ha replanteado la noción de “distancia” entre países y culturas al ser testimonio de cómo una mentalidad abierta y una innovadora planificación pueden ayudar a acortar distancias.
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REPORTAJE ESPECIAL 3
Busan: puerto de poesía y pasión
Mercado de Jagalchi, entre el bullicio y la calma 22 KoReana Invierno 2019
El mercado de Jagalchi es la mayor lonja tradicional de pescado de Corea y un núcleo turístico que durante todo el año muestra un constante bullicio de visitantes. El lugar donde se emplaza este mercado, Nampo-dong, era en su época un pintoresco pueblo de pescadores. Su línea de costa estaba cubierta con pedruscos de grava del tamaño de un puño llamados jagal, y de ahí deriva el nombre de esta lonja. Lee Chang-guy Poeta y crítico literario Ahn Hong-beom Fotógrafo
El mercado Jagalchi, ubicado al sur del puerto de Busan, se ubica en un edificio con forma de gaviota. Cuenta con una superficie de 4.841 m² y con unos 700 puestos interiores y exteriores. Las tiendas de la planta baja venden los mariscos más frescos, mientras que en el segundo piso están los restaurantes. Los vendedores ambulantes recaudaron fondos para construir el mercado, que fue oficialmente inaugurado en 1972.
acob Fabricius, el recién designado director artístico de la Bienal de Busan 2020, reveló en una entrevista con un diario coreano sus aspiraciones de transformar en una galería el espacio urbano de Busan. El centro neurálgico del proyecto sería el mercado de Jagalchi. Explicó que “la energía palpitante del mercado, el puerto con sus constantes idas y venidas de grandes barcos, los callejones estrechos e inclinados y los ajetreados pescaderos que filetean y venden sus productos son algo tan emocionante como observar la vida desde detrás del escenario”. El comité organizador de la bienal brindó a Fabricius grandes elogios por su perspicacia a la hora de capturar la identidad de Busan a partir de sus escenas dinámicas de la vida y por trasladar el arte fuera de los límites de las salas de exposiciones, concibiendo la bienal como una oportunidad para redescubrir la ciudad a través de exhibiciones participativas y experimentales tomando como escenario principal el espacio en el que desarrollan su vida los residentes locales. Un comisario de exposiciones de Aarhus (Dinamarca) que solo había estado unas pocas veces en Busan captó obviamente los deseos de los más de 3,4 millones de residentes de la ciudad. Y también supo cómo ganárselos. Es posible imaginar lo que vio Fabricius y lo que descubrió en Busan. Lo más probable es que comenzara como cualquier otro viajero, autocorrigiendo constantemente sus ideas preconcebidas en el camino para ampliar su perspectiva de la ciudad. Vamos a dar un hipotético seguimiento a la ruta de su viaje.
el camino al mercado
Cuando se visita una ciudad desconocida, los mejor es observar primero toda la urbe desde algún sitio alto en lugar de gastar energías dando vueltas todo el tiempo. Esto sirve para captar de un vis-
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tazo una idea general de la geografía y la cultura de la zona. Fabricius, probablemente siguiendo este consejo, habría subido a la Torre de Busan, que se alza a 118 metros de altura en el promontorio de Yongdu en pleno centro de la metrópoli. Al apreciar la vista desde este observatorio en forma de faro, y sintiendo un ligero vértigo por la altura, se habría sentido abrumado por la vista de Yeongdo, una isla en el sur de Busan que se asemeja a una gran montaña. Dado que habría escuchado previamente que Tsushima, una isla japonesa que se encuentra a aproximadamente 50 kilómetros de Busan, se puede ver en un día despejado a la derecha de la mencionada isla coreana, habría mirado atentamente el distante océano. Tal vez la visión de los estrechos caminos atravesando las escarpadas colinas repletas de casas le recordó a la aldea en la que solía vivir. Más tarde habría bajado la montaña, con pasos cautelosos, y se habría dirigido hacia el muelle donde botes de todos los tamaños parten y arriban a lo largo de todo el día. Su destino sería con casi total probabilidad el mercado de Jagalchi. Después de todo, es el lugar turístico más popular en Busan. En su segunda visita, habría tomado el metro para llegar al mercado tal y como suelen hacer los habitantes de la ciudad. Desde la estación de Busan son solo tres paradas hasta la lonja. Es probable que en ese momento pensara que la mejor manera de empaparse del ambiente de la ciudad era sumergirse entre la multitud para observar las expresiones de las personas y escucharlas hablar, a pesar de que no entendía el idioma. Pese a que sabía que el mercado estaba a solo 30 minutos a pie de la estación de Busan, tal vez fue solo en su tercera visita en la que
habría decidido caminar hasta allí. Alejándose de la calle principal, lo imagino caminando aproximadamente una manzana para entrar en un callejón en el Barrio Chino y seguir por el camino cuesta arriba que se extiende hasta Daecheong-dong. Para los turistas en busca de lugares pintorescos, la zona podría parecer demasiado destartalada, e incluso se podría decir que monótona. Sin embargo, Fabricius habría estado absorto en sacar fotos mientras paseaba por el camino, consciente de que la historia del lugar se remontaba a días más difíciles. Sin importar cuál fuera el camino que escogió, no habrían sido las señales de tránsito sino el ineludible olor lo que le indicara que el mercado no estaba muy lejos. El característico olor a pescado despierta los sentidos olfativos comunes a todos los seres humanos. El mercado de Jagalchi abarca la línea de tiendas y de vendedores ambulantes entre la carretera principal y el puerto, desde el mercado de mariscos secos ubicado bajo el puente de Yeongdo hasta la lonja de madrugada de Chungmu-dong. Cada otoño, el mercado acoge el Festival de Jagalchi de Busan bajo el lema “¡Oiso! Boiso! ¡Saiso!” (“¡Ven! ¡Mira! ¡Compra! en el dialecto de Busan), que resume el carácter particular del
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2. Los comerciantes generalmente comienzan el día a las 8 a.m. y trabajan hasta altas horas de la noche. El mercado se convirtió en el sustento de muchas mujeres que, después de la Guerra de Corea, tuvieron que valerse por sí mismas para sacar adelante a sus familias. Conocidas como “Jagalchi ajimae” se han convertido en un símbolo de resistencia y tenacidad. 3. Mercado de Jagalchi, importante enclave turístico de Busan, repleto de puestos y clientes dentro y fuera del edificio.
1. Subasta está en pleno apogeo en el mercado conjunto de la Cooperativa Pesquera de Busan, ubicada junto al Mercado DE Jagalchi. Cada noche realiza dos rondas de subastas de marisco fresco, a las 10 p.m. y a las 4 a.m., excepto los sábados.
3 © Museo Metropolitano de Busan (Fotógrafo Ahn Jun-kwan)
festival. En esta celebración llena de diversión y bullicio, los comerciantes organizan una serie de eventos que incluyen bailes y canto, pesca con las manos y degustaciones gratuitas de marisco. Al ser su primera visita al mercado de mariscos más grande de Corea, Fabricius habría comenzado desde el borde de la sección oriental, donde se encuentra la lonja de productos del mar secos. El penetrante aroma a pescado en el ambiente le habría indicado que esa era la fuente de olor que percibía desde lejos. Los productos del mar secos, desde anchoas, calamares, camarones y filetes de pescado hasta algas y mariscos, se exponen para secarse algo más al sol y el viento. El mercado conjunto de la Cooperativa Pesquera de Busan lo habría saludado al salir del recinto.
Vibrante energía
Este mercado bulle todo el día. Pero es después del anochecer, cuando los vendedores de pescado han cerrado sus puestos y se han ido a casa, cuando muestra un mayor ajetreo, con camiones que des-
cargan interminables cajas de mariscos para dos subastas que se realizarán antes del amanecer. El lugar está repleto de energía, con todo tipo de pescado fresco traído directamente del mar y alineado en filas sobre el suelo mojado, el exuberante vaivén de los comerciantes y los brillantes ojos de los curiosos turistas que estiran cuello para contemplar la acción. Las ventas anuales superan los 200 mil millones de wones. Al lado del mercado colectivo hay un edificio tan grande que tapa la vista del mar. Para hacerse una idea de lo que el arquitecto tenía en mente hay que pasar por esta construcción y abandonarla por la salida del otro lado frente al agua; solo entonces se ve todo el edificio, en forma de una enorme gaviota mirando al océano de espaldas a la ciudad. Es sorprendente la vista que se despliega ante los ojos cuando uno pone un pie dentro del edificio. A algunos les evoca la imagen del interior de una ballena como en la que quedó atrapado el padre de Pinocho, Geppetto; y para otros se trata del núcleo bien compartimentado de un submarino gigante. Extendiéndose a ambos lados de los estrechos pasillos hay interminables líneas de tiendas idénticas en tamaño y diseño: el número total supera los 300. Son aún más fascinantes los peces y mariscos retorcidos dentro de las peceras frente a cada tienda. Una vez que el comerciante y el cliente han negociado un precio, el pez se sacrifica en el acto. El ani-
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Las ajimae del mercado de Jagalchi han pasado la mayor parte de sus vidas sentadas en cuclillas tras los puestos, haciendo frente al fuerte viento que sopla desde el mar, para poder poner un plato de comida sobre la mesa y llevar a sus hijos a la escuela.
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“Relatum – Puerta Estrecha” de Lee Ufan. 2015. Planchas de hierro, 220 x 320 x 3 cm; piedras, 100 x 100 x 100 cm. La serie “Relatum” de Lee yuxtapone materiales artificiales y naturales como metáfora de la sociedad industrial versus la naturaleza.
mal se agita salvajemente sobre la tabla de cortar, donde respira por última vez, y los precisos movimientos del pescadero que destripa y filetea el pescado son probablemente la esencia misma de la “energía pulsante” que atrajo a Fabricius. Los clientes pueden disfrutar del pescado que han comprado en uno de los restaurantes del segundo piso, en el que se lo sirven con una abundante variedad de guarniciones. Fabricius podría haber entablado una conversación con la persona sentada en la mesa de al lado. Con un poco de suerte, habría conocido a un nativo de Busan y éste le habría recomendado otras delicias locales de productos del mar, como la anguila a la parrilla y los mariscos. También podría haberse unido a la charla, atraída por la curiosidad, una propietaria de un restaurante con un fuerte amor por su ciudad natal, y decirle que ese lugar es el emplazamiento original del Mercado de Jagalchi, cuyos inicios se remontan 100 años atrás a la costa cubierta de piedrecitas, y que hace 50 años, en un momento de dificultades económicas, los vendedores ambulantes recaudaron fondos para construir la lonja. “Si no puede conseguirlo aquí, no puede conseguirlo en ningún lado”, habría sentenciado ella con orgullo.
Un nuevo hogar para los desplazados
Fabricius habría descubierto el motivo del profundo orgullo de esta mujer al visitar el cercano Museo de Historia Moderna de Busan, que muestra cómo la ciudad estuvo plagada de agresiones y explotación japonesas después de la apertura de su puerto en 1876. ¿Qué palabras podrían describir las vidas que la gente llevaba en el período de la colonia, en el que lloraba la pérdida de la soberanía de su país? Cabe destacar el hecho de que los orígenes del mercado de Jagalchi se remontan a los pescadores locales que vendían sus capturas en puestos improvisados en la costa de Mongdol, a cierta distancia del gran mercado de pescado administrado con dinero colonial japonés. Entre ellos había un buen número de haenyeo, las mujeres buceadoras que habían venido desde la isla de Jeju para recoger moluscos con sus propias manos. El otoño pasado, más vale tarde que nunca, se erigió una estatua en su memoria en Yeongdo, la primera escala de su viaje a Busan. Tras la derrota de Japón en la II Guerra Mundial y la liberación de Corea, muchos coreanos que se habían establecido en territorio nipón regresaron y se asentaron aquí. Y cuando se desató la Guerra de Corea, un elevado número de refugiados acudieron en masa a esta región. ¿Por qué eligieron este lugar como su nuevo hogar? Por un lado, las aguas costeras de Busan eran conocidas desde tiempos remotos por su abundante pesca. La gente solía bromear diciendo que todo lo que había que hacer allí era lanzar una red y esperar. Aunque desde entonces han variado las especies de peces que se encuentran en este lugar, en los inviernos a lo largo del siglo XX, cuando el bacalao y el arenque realizaban sus migraciones en masa, las aguas estaban llenas de barcos de pesca de todo el país. Los registros de
“Historias vivas de Jagalchi”, una publicación divulgada por la Asociación de Promoción del Mercado de Jagalchi, muestran que entre 1903 y 1904, antes de la ocupación japonesa, un total de 862 pescadores japoneses, clasificados en 227 familias, emigraron y se establecieron en Yeongdo. Equipados con tecnología y utensilios avanzados, se dedicaron a la pesca en masa, llegando incluso a exportar sus capturas a China. Hay otro motivo por el cual muchos decidieron echar raíces aquí. Desde tiempos antiguos prosperaron en Corea los mercados sin licencia que no pagaban impuestos. Los mercados de pescado, en particular, se expandieron exponencialmente en escala y poder debido al aumento de la demanda y la oferta, así como a la relativa facilidad en el manejo de la mercancía. Entonces, para muchas personas que se habían visto desplazadas por la Guerra de Corea y la división de la península, el Mercado de Jagalchi se convirtió en su medio de vida. Cabe destacar que en el mercado hay una gran cantidad de mujeres comerciantes. La gente de Busan las llama “Jagalchi ajimae”, siendo esta última la palabra de Busan para ajumeoni, que significa “mujer de mediana edad”. Éstas han pasado la mayor parte de sus vidas sentadas en cuclillas tras los puestos, haciendo frente al fuerte viento que sopla desde el mar, para poder poner un plato de comida sobre la mesa y llevar a sus hijos a la escuela. Con un fuerte acento promocionan sus productos y regatean con los clientes sobre los precios, a veces suplicando y otras veces alzando la voz como si estuvieran listas para pelear. Las “actuaciones” que protagonizan todos los días dejan una impresión indeleble en la mente de los visitantes. La historia del mercado y su ambiente distintivo, junto con la actividad de las ajimae, han convertido al mercado en una de las atracciones icónicas de la ciudad. Esta es probablemente la “escena dinámica de la vida” a la que se refería Fabricius, en su intento de encapsular mejor el carácter de Busan. Lee Ufan habla de las “relaciones” y “conversaciones” que se producen en medio del ajetreo y el bullicio de una ciudad entrópica. Es tranquila. Extremadamente tranquila.
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REPORTAJE ESPECIAL 4
Busan: puerto de poesía y pasión
Gamcheon-dong, en la parte suroeste de Busan, es una aldea formada en la década de 1950, cuando los seguidores de Taegeukdo, una nueva religión basada en el taoísmo, se mudaron a las laderas en grandes grupos. Las hileras de casas en terrazas en las colinas y los laberínticos callejones que las atraviesan conforman un paisaje extraordinario.
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Memorias de la capital durante la guerra Busan sirvió como capital de facto de la República de Corea durante la Guerra de Corea, del 18 de agosto de 1950 al 15 de agosto de 1953. El gobierno evacuado usó el edificio del gobierno provincial del sur de Gyeongsang como sede, y los refugiados de guerra se apiñaron en torno a ese lugar. Tenían que comenzar una nueva vida fuera de casa, sin saber cuándo volverían. Choi Weon-jun Poeta y profesor, Centro de Educación Continua, Universidad de Dong-eui Ahn Hong-beom Fotógrafo
© Ciudad Metropolitana de Busan (Fotógrafo Jeong Eul-ho)
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l título de Busan como segunda ciudad mayor de Corea después de Seúl deriva de una de las mayores tragedias en la historia de la nación: la Guerra de Corea, que fue la fuerza motora de la rápida expansión de la ciudad. La población de Busan, que aproximadamente ascendía a unas 470.000 personas en 1949, se disparó durante el conflicto bélico cuando refugiados de todo el país llegaron a esta “capital provisional”. En 1955, dos años después de que la guerra terminara con un acuerdo de armisticio, la población alcanzó el millón de personas, al establecerse en la ciudad gran parte de los refugiados. Día tras día, estos refugiados luchaban por sobrevivir, alojados en refugios temporales. Jungang-dong, cerca de la estación principal y del puerto de la ciudad, estaba repleto de improvisadas viviendas. Incluso a día de hoy, esa zona y su distintiva escalera de 40 peldaños, están impregnados de una cierta aura de las adversidades y penurias de la época. Las esculturas allí erigidas en memoria de esos días difíciles muestran a los refugiados como una visión representativa de la sociedad de entonces: una joven madre amamantando a su bebé, un vendedor ambulante que opera su máquina de inflado de granos, o un porteador descansando junto a su bastidor en forma de A para arrastrar pesadas cargas sobre su espalda. Para estas personas, esa escalera simbolizaba la frontera entre el trabajo y el descanso. En la parte baja de la escalera, trabajadores diurnos, vendedores ambulantes, estibadores y muchos otros trabajaban hasta dejarse los huesos. Mientras, arriba había una barriada de chozas y tiendas de campaña. En cualquier rato libre, los trabajadores se sentaban en los escalones, estiraban las piernas, dormitaban un poco, o tal vez derramaban lágrimas al pensar en sus familias, que habían quedado destrozadas. Otra zona que frecuentemente se asocia con el dolor de estas personas devastadas por la guerra es el Puente Yeongdo. Para los refugiados, mucho peor que la pobreza era no saber el paradero de su gente, de aquellos que eran carne de su carne y sangre de su sangre. Así, comenzaron a poner anuncios en la barandilla del puente con la esperanza de encontrar a sus familiares perdidos, esperando un reencuentro que nunca llegaría. Yeongdo, una pequeña isla al sur de Busan, estaba conectada al continente cuando se construyó el puente en 1934, el primer puente de la nación que conectaba a una isla con el continente y el único puente levadizo hasta entonces. Como aquello fue todo un hito en Busan, los refugiados soñaban con reunirse con su familia en el puente.
Sede temporal del gobierno
El Museo Seokdang de la Universidad Dong-a ofrece testimonio del papel de Busan en la agitación de la historia contemporánea. El edificio fue construido en 1925 cuando los colonizadores japoneses trasladaron la oficina provincial de Gyeongsang del Sur desde Jinju hasta Busan, para utilizar las infraestructuras portuarias y de transporte. Posteriormente acomodó al gobierno central evacuado durante la
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Guerra de Corea, una vez más se convirtió en sede de la administración provincial después del armisticio, y finalmente albergó el Tribunal de Distrito de Busan después de que el gobierno provincial se mudara a Changwon. Ese edificio figura ahora en la lista de Patrimonio Cultural Registrado, un título a nivel estatal que se otorga a las propiedades culturales modernas para garantizar su preservación y su uso. Desde 2009, la Universidad Dong-a ha venido utilizando ese edificio como museo y lugar de educación histórica. Recientemente, una calle que va desde el Campus Bumin de la Universidad Dong-a hasta el Salón Conmemorativo de la Capital Provisional fue restaurada para conmemorar el papel histórico de Busan como capital provisional en tiempos de guerra. A lo largo de la calle hay varias esculturas que representan a Busan en esa época pasada, junto con
1 © Busan Heritage Night
1. Este edificio sirvió como residencia presidencial durante la Guerra de Corea, cuando Busan era la capital provisional de la República de Corea. Fue construido en la década de 1920 como residencia de un gobernador provincial japonés y en 1984 se transformó en el Museo de la Capital Provisional. 2. El callejón de los libreros en Bosu-dong surgió durante la Guerra de Corea cuando una pareja de refugiados de Corea del Norte comenzó a vender revistas viejas y libros usados procedentes de la base militar estadounidense y de tiendas de chatarra. Posteriormente, el callejón fue ocupado por más de 70 librerías en las décadas de 1960 y 1970, pero ahora tiene unas 40 tiendas que venden tanto libros nuevos como usados. 3. Los refugiados que vivían en el barrio de chabolas de Jungang-dong subían y bajaban a diario los 40 peldaños de la escalera portando garrafas de agua sobre sus hombros.
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En la parte de abajo de la escalera, trabajadores diurnos, vendedores ambulantes, estibadores y muchos otros trabajaban hasta dejarse los huesos. Mientras, arriba habĂa una barriada de chozas y tiendas de campaĂąa. 3
Cultura y arte de Corea 31
Creado por el Comando de las Naciones Unidas, el Cementerio Conmemorativo de la ONU está dedicado a las Fuerzas Aliadas que combatieron y perdieron la vida en la Guerra de Corea. Construido en abril de 1951, el cementerio atrae a visitantes nacionales y extranjeros, y las banderas de Naciones Unidas y de los 21 países integrantes permanecen izadas durante todo el año.
un tranvía que solía operar allí. En tanto, el edificio que alberga el Provisional Capital Memorial Hall también fue construido durante el periodo colonial, como residencia del gobernador provincial. Durante la Guerra de Corea sirvió como residencia presidencial para el gobierno central en el exilio. Hoy, es un salón conmemorativo que muestra la identidad histórica de la ciudad como base de los esfuerzos de supervivencia de la nación en tiempos de guerra. Una exposición en su interior presenta una figura de cera a tamaño natural del entonces presidente Rhee Syngman y una recreación de su oficina, así como una variedad de artículos que permiten vislumbrar cómo era la vida de las personas de entonces, e incluye artículos para el hogar, réplicas de una choza, un aula para los niños refugiados y los puestos del mercado de Gukje.
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Caminos empinados
Busan tiene una inusual gran cantidad de caminos en pendiente, que en conjunto suman una longitud total de 65 kilómetros. En los días de guerra, más y más caminos subían, escarpando las laderas, a medida que los refugiados que necesitaban urgentemente protección tenían que subir más y más arriba para hallar un espacio donde instalar sus tiendas de campaña y sus chozas. En ese improvisado barrio de chabolas y pequeñas viviendas a lo largo del laberinto de callejones llevaron una vida difícil. Esos lugares, antiguamente compendio de dificultades, se han convertido en una popular atracción turística, sobre todo en la
aldea cultural de Gamcheon. Comenzando desde el Hospital de la Universidad Nacional de Busan, la carretera que sube por la colina de Gamcheon se abre a la derecha con una vista de hileras de terrazas de las pequeñas casas en la aldea cultural de Gamcheon. El pueblo fue formado por los seguidores de una nueva religión llamada Taegeukdo (que significa “Camino último y supremo”) que trasladó su sede allí durante la guerra. Los lugareños solían referirse a este lugar como el “pueblo de los trenes” por las ventanas iluminadas con techos llamados “roofing-jip”, esos techos de cartón que recubrían las chozas con residuos de asfalto, horizontalmente alineadas en las colinas, que hacían que las casas parecieran un tren que cruzaba de noche. El extraordinario paisaje de la ladera, repleto de pequeñas casas con techos coloridos, parecía haber sido creado con bloques de Lego. Esos callejones atraviesan el pueblo en todas direcciones, puntuados por empinadas escaleras, conectando las casas horizontalmente y las escaleras verticalmente. Hace poco, este antiguo pueblo fue transformado en una comunidad creativa, con murales pintados e instalaciones de arte urbano como parte de un proyecto de regeneración urbana. Desde entonces se ha convertido en una atracción turística muy recomendada por medios de prensa extranjeros como Le Monde y CNN.
Mercados al aire libre
Los refugiados de guerra tuvieron que enfrentarse a los problemas cotidianos del día a día en una ciudad extraña. Sin embargo, gracias a los mercados mantuvieron la esperanza ante la extrema adversidad. Conformados por personas con todo tipo de desgarradoras historias, estos mercados al aire libre se convirtieron en una valiosa fuente de sustento. Entre otros, el mercado Gukje y el mercado de Bupyeong Kkangtong fueron apodados como dottegi sijang, que significa “mercado caótico”, pues estaban repletos de compradores y puestos improvisados que primero vendieron materiales militares japoneses obtenidos después de la liberación, y posteriormente suministros y abastos que obtenían de contrabando en la base militar de los estadounidenses. El mercado Gukje emergió como potencia en moda del país, al disponer de materiales de segunda mano que eran traídos de otros países como artí-
culos de ayuda. El mercado se ganó el sobrenombre de Gukje (“Internacional”) pues se sabía que allí se podía encontrar casi cualquier tipo de producto extranjero. Después de la guerra, en el mercado Bupyeong Kkangtong, el primer mercado público de Corea, se llevaban a cabo transacciones ilegales de suministros militares. El nombre de Kkangtong (“lata”) se debe al hecho de que vendió una gran cantidad de comida enlatada de contrabando de la base militar estadounidense, instalada en la ciudad durante la guerra. Los vendedores de suministros militares estadounidenses eran llamados “comerciantes yanquis” y se beneficiaron enormemente de la reventa de bebidas, cigarrillos y otros productos alimenticios que compraban a las mujeres que vivían con soldados estadounidenses. Algunos de los platos regionales de Busan fueron creados en este mercado, tales como el famoso eomuk (pastel de pescado) de Busan nació allí, o el doeji gukbap (sopa de arroz con cerdo), que también surgió allí durante la guerra. Además, los comerciantes preparaban una especie de guiso espeso con los restos de comida traídos de la base militar de los Estados Unidos. Ponían todo en una olla y lo hervían todo a la vez. Lo llamaban “cocido guarro” o “sopa de la ONU”, y fue el predecesor del budae jjigae actual (literalmente “estofado militar”). Al llevar salchichas, jamón y otros tipos de carne, constituía una valiosa fuente de proteínas para los refugiados.
El callejón de los libreros
El callejón de las librerías en Bosu-dong, una callejuela estrecha con más de 50 librerías a lo largo de unos 150 metros de longitud, se convirtió en el mayor mercado de libros del país. Durante la guerra, los estudiantes universitarios se reunieron para continuar con sus estudios en aulas temporales hechas con lona y tablones. Estas improvisadas aulas podían verse por todas partes, en el monte Gudeok, salpicando las colinas bajas detrás de Bosu-dong, y en la isla de Yeongdo. El Ministerio de Educación utilizó estas instalaciones, integrando la mayoría de las universidades con sede en Seúl en la “Universidad Unificada de Guerra”. El callejón de los libreros surgió de forma natural en Bosu-dong a medida que los estudiantes universitarios pasaban con frecuencia por la zona de camino a la escuela. Con la industria editorial afectada por la guerra, resultaba difícil para los estudiantes adquirir libros. En consecuencia, los vendedores de libros de segunda mano comenzaron a aparecer en esa calle, siempre abarrotada de personas que compraban o vendían libros. Uno tras otros, esos vendedores ambulantes se fueron estableciendo y el callejón se hizo famoso. Los intelectuales empobrecidos se ganaban el pan diario vendiendo sus preciados volúmenes, y los libros así recopilados convirtieron el callejón en un depósito de conocimiento y en punto de acceso cultural de la actual ciudad de Busan. Por último, el Cementerio Memorial de la ONU está dedicado a los combatientes de las fuerzas aliadas que perdieron la vida en la Guerra de Corea. Ahí yacen 2.297 soldados de 11 países.
Cultura y arte de Corea 33
Comida local durante la guerra
Al pedirles que mencionen los platos más famosos de su ciudad, los lugareños de Busan no dudan en incluir milmyeon (fideos de trigo) y doeji gukbap (sopa de arroz con cerdo) entre ellos. A pesar de su fama como alimentos locales de Busan, estos platos no cuentan con una larga tradición, pues fueron creados durante la Guerra de Corea, adoptando e integrando los variados gustos y los hábitos de refugiados de todo el país.
Milmyeon
Este plato de fideos es una variante del naengmyeon (fideos de trigo sarraceno frío) que los refugiados de Corea
del Norte tomaban en sus pueblos de origen. Como la harina de trigo sarraceno era difícil de conseguir entonces, pero recibían harina de trigo como ayuda, los fideos de trigo sarraceno fueron reemplazados por fideos de trigo normal. Al costar más o menos la mitad que los naengmyeon, los fideos de trigo eran una buena alternativa para aquellos que no podían pagar el original, y satisfacían a dos personas por el precio de un plato. Pero la receta cambió con el tiempo al incorporar los sabores distintivos de la cocina local -picante, salada, fuerte y sabrosa- convirtiendo este plato en una de las especialidades de Busan. Aunque cada restaurante tiene una receta ligeramente diferente, milmyeon es básicamente un plato de fideos hechos con harina de trigo, almidón de papa y un caldo de carne obtenido al hervir huesos de pata de res, al que se añaden vegetales y una variedad de hierbas medicinales. Al igual que naengmyeon, milmyeon se sirve en caldo frío o mezclado con una salsa picante. La versión previa, empapada en un caldo frío congelado hasta que se forma una fina capa de hielo en la superficie, es suave y masticable, y tiene un sabor refrescante. Este último, mezclado con una salsa que contiene cebolletas picadas, ajo y cebolla, es tan picante como el temperamento de los busanianos. Picante y dulce, este plato es un regalo veraniego para los coreanos, a quienes les gusta combatir el fuego con fuego.
© Ciudad Metropolitana de Busan
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Milmyeon, una de las especialidades de Busan, fue una creación de los refugiados de Corea del Norte durante la Guerra de Corea. Estos fideos hechos con harina de trigo y almidón de papa se sirven en caldo frío.
Dwaeji gukbap es un famoso plato local que surgió de mezclar los variados gustos y hábitos gastronómicos de los refugiados de todo el país. El arroz cocido y las lonchas de carne se sirven en caldo de hueso de cerdo con la salsa a un lado.
© Ciudad Metropolitana de Busan
Dwaeji Gukbap
Otro plato local famoso en Busan es doeji gukbap, arroz cocido en caldo de cerdo, generosamente cubierto con
rodajas de cerdo hervido. Al añadirle cebollino, ajo, pimiento rojo, cebolla y kimchi al gusto, ese tazón de sopa caliente con arroz se convierte en una comida abundante. La receta actual para doeji gukbap refleja las costumbres dietéticas de otras regiones. Al principio, se servía con el caldo, el arroz y las lonchas de carne en un solo tazón, pero a medida que más personas de otras partes del país comenzaron a establecerse en Busan, la receta evolucionó para satisfacer sus gustos. Puede hacerse con tres tipos de caldo: turbio, translúcido y transparente. Obtenido al hervir los huesos de cerdo, el caldo turbio es rico y sabroso. Es similar al momguk de la isla de Jeju, un caldo de cerdo hervido con algas marinas, y al tonkatsu ramen de Kyushu, Japón, que son fideos servidos con un denso caldo de hueso de cerdo. Mientras, el caldo translúcido se consigue hirviendo la cabeza y los intestinos del cerdo. Esa es la receta original de doeji gukbap, conocida por su profundo sabor, y basada en una receta creada por los refugiados de guerra de Corea del Norte. En tanto el caldo claro, obtenido simplemente al hervir carne en agua, es ligero, y es originario de la parte occidental de la provincia de Gyeongsang del Sur. Además, existen varias formas distintas de servir el plato. La versión básica solo usa carne de cerdo para el caldo y los aderezos, mientras que las variantes incluyen una gran diversidad de ingredientes, como lonchas de cerdo hervido e intestinos de cerdo rellenos (sundae gukbap); intestinos de cerdo sin rellenar (naejang gukbap); lonchas de cerdo hervidas con intestinos (seokkeo gukbap); o lonchas de cerdo hervidas, intestinos rellenos e intestinos sin rellenar (modeum gukbap). El arroz y el caldo se pueden servir por separado (ddaro gukbap); aunque también el arroz, el caldo y la carne pueden servirse a la vez (suyuk baekban). Incluso a veces los fideos reemplazan al arroz en el caldo (doeji guksu). Toda esta amplia variedad sugiere que las diversas recetas regionales para cocinar la carne de cerdo se fusionaron en este plato de sopa típico de Busan.
Cultura y arte de Corea 35
REPORTAJE ESPECIAL 5
Busan: puerto de poesía y pasión
Ciudad del cine con múltiples infraestructuras
Inauguración del 24º Festival Internacional de Cine de Busan el 3 de octubre de 2019 en el Busan Cinema Center. Lugar exclusivo del festival y núcleo de la notable infraestructura cinematográfica de Busan, este centro es un complejo de dos edificios de cuatro pisos, al que se añade otro de nueve pisos. Fue terminado en 2011.
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Busan es conocida como la “Ciudad del Cine”, pero no solo por ser la sede del Festival Internacional de Cine de Busan. La ciudad ha construido una robusta infraestructura cinematográfica que incluye numerosas instalaciones y organizaciones relacionadas con el séptimo arte. Jeon Chan-il Crítico de cine; Presidente de la Asociación Coreana de Críticos Culturales
¿P
odría Busan convertirse en epicentro cultural? Esta pregunta fue planteada en el libro de 2017 “La infraestructura cultural y los festivales de Busan”, publicado por el Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Pukyong. Como uno de los autores colaboradores, al principio era escéptico. Sin embargo, mientras investigaba para el libro y redactaba después, mis pensamientos cambiaron drásticamente, al menos respecto a todo lo relacionado con el mundo del cine. Previamente, nunca había pensado en serio sobre la increíble infraestructura cinematográfica de Busan. La frase “Cinema Busan” parecía aludir únicamente al Festival Internacional de Cine de Busan, pero comprendí que era un error: la ciudad ofrece muchas otras instalaciones, así como instituciones públicas relacionadas con el cine. Los primeros que figuran en la lista son el Consejo del Cine Coreano y la Junta de Calificación de Medios de Corea, que se mudaron desde Seúl a Busan en 2013. Aunque funcionan a escala nacional, indudablemente, su presencia ha elevado el nivel de Busan en la escena cinematográfica coreana. Pero tampoco se puede pasar por alto el impacto de otros activos locales, como la Cinemateca de Busan, el Centro de Cine de Busan, la Comisión de Cine de Busan y los Premios de la Comisión de Críticos de Cine de Busan, que actualmente son pilares invaluables.
rol pionero
Una cinemateca es un archivo de películas que también incluye proyecciones de películas de su colección. Establecida en 1999 en Suyeong Bay Yachting Center, en el distrito de Haeundae, la Cinemateca de Busan fue la primera de su tipo en Corea. En su mayoría, proyecta películas clásicas raras, cine de autor y películas independientes que no exhiben en los cines comerciales. Pero desde 2007 también ha ofrecido una amplia gama de programas educativos relacionados con el cine, para el público en general. La Cinemateca de Busan se ubica actualmente en el Centro © NewsBank
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de Cine de Busan, inaugurado en 2011. Famoso por su diseño arquitectónico, de la firma austríaca Coop Himmbelb (l) au, este centro ha jugado un papel esencial no solo en la evolución de la Cinemateca de Busan, sino también del BIFF. La Comisión de Cine de Busan (BFC) también surgió en 1999, como creación del gobierno metropolitano de Busan, convirtiéndose en la primera comisión de cine en Corea y la segunda en Asia. En ese momento, la industria cinematográfica coreana disfrutaba de una especie de renacer y la comisión se encargó de ofrecer servicios únicos de soporte administrativo. En tanto, otros gobiernos municipales hicieron lo mismo y ahora Corea cuenta con 12 comisiones regionales de cine más. Hasta finales de 2018, unas 1.300 películas y contenidos audiovisuales habían recibido soporte de BFC, pero la comisión también ha ayudado a expandir las infraestructuras de la industria cinematográfica local. Algunas de las iniciativas más notables de BFC incluyen el Cinema House Hotel en Busan y los Busan Cinema Studios, que ofrecen un ambiente más confortable para rodar películas; el Busan Cinema Venture Center, que alberga compañías de cine y de medios audiovisuales; la Busan Asian Film School, que ofrece un plan de estudios sobre cine; y el Busan Visual Industry Center, que fomenta la mano de obra y atrae a compañías de cine y de medios audiovisuales del área metropolitana de Seúl.
Crear una vía independiente
Sin embargo, mucho antes de estas instituciones e iniciativas, llegó la Asociación Coreana de Críticos de Cine (KAFC), hoy conocida como la principal organización de críticos de cine en Corea. El KAFC fue fundado en septiembre de 1950 en Busan, entonces capital provisional de la República de Corea en tiempos de guerra. En 1958 fue seguido por la Busan Film Critics Association (BFCA), el primer grupo independiente de críticos regionales en el país. La BFCA se propuso promover una cultura cinematográfica rica y vibrante a través de la revisión de películas nacionales y extranjeras, ayudar al público a desarrollar una mirada crítica y a participar en investigaciones y otras actividades relacionadas. La asociación organizó los primeros Buil Film Awards, creados por Busan Ilbo, un diario local, ese mismo año. Desde entonces, las críticas y recomendaciones exhaustivas y objetivas del grupo sobre películas de calidad han contribuido al desarrollo del cine coreano y han mejorado significativamente la apreciación y comprensión del público.
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© Busan Metropolitan City
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En el año 2000, la BFCA comenzó a celebrar sus propios premios de cine, reconocidos por un marcado sabor regional y un talante poco convencional. Esto podría interpretarse como una inclinación intencional hacia trabajos regionales o no convencionales, factor que contrasta fuertemente con los Premios KAFC Critics Choice más orientados al establishment. La diferencia entre las dos asociaciones quedó de manifiesto en los primeros Premios de Críticos de Cine de Busan. El premio a la Mejor Película fue para “Virgin Stripped Bare by Her Bachelors”, del director Hong Sang-soo, que representaba un triángulo amoroso entre dos hombres y una mujer. Ese año, en los 20º Critics Choice Awards de KAFC, la película de Hong se fue a casa con las manos vacías, mientras que el Premio a la Mejor Película fue para “Peppermint Candy”. Dirigida por Lee Chang-dong, la película entrelazaba una angustiosa historia personal con la trágica historia moderna de Corea. Lee también obtuvo el premio al Mejor Director en la misma ceremonia, pero su homólogo en los Premios de Críticos de Cine de Busan fue Bae Chang-ho. La película de Bae, “Mi corazón”, desconocida para el público en general.
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La frase “Cinema Busan” parecía aludir únicamente al Festival Internacional de Cine de Busan, pero era un error: la ciudad ofrece muchas otras instalaciones, así como instituciones públicas sobre cine.
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1. Aficionados al cine en una proyección del 24º Festival Internacional de Cine de Busan en la Plaza BIFF, espacio al aire libre en el centro de la ciudad vieja de Nampo-dong. La plaza fue testigo de los principales eventos del festival hasta 2003, cuando trasladaron su sede principal a Haeundae.
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2. “Transformación Lady-Bird (Espejismo)”. Ralf Volker Sander. 2012. Acero inoxidable, 10.2 × 4.6 × 2.6 m. La escultura en la Plaza Dureraum del Centro de Cine de Busan fue elegida de entre muchas propuestas internacionales. Vista de frente, la escultura tiene forma de mujer, pero de lado parece una gaviota. 3. La multitud aplaude una presentación al aire libre celebrada en el Busan Cinema Center como parte de la Busan Food Film Festa 2017.
© Busan Cinema Center, Busan Food Film Festa
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1 © Busan Cinema Center
1. Estudiantes de la academia de cine del Centro de Cine de Busan aprenden sobre producción de vídeos. La academia ofrece más de 50 cursos al año para aspirantes a cineastas. 2. La exitosa película de 2016 del director Yeon Sang-ho “Tren a Busan” fue filmada en Busan Cinema Studios. Gestionado por la Comisión de Cine de Busan, este espacio cuenta con dos estudios interiores de 826 m² y 1.653 m² de superficie, respectivamente. 3. Busan alberga muchas localizaciones de rodajes. Beomildong aparece en muchas películas famosas, incluyendo “Friend” (2001) de Kwak Kyung-taek, “Low Life” (2004) de Im Kwontaek y “Mother” de Bong Joon-ho (2009). 4. Escena de “Nameless Gangster: Rules of the Time”, una película de 2012. Fue filmada en el astillero Yeongdo.
2 © Next Entertainment World
La tendencia se repitió en 2018 cuando el Premio Elección de la Crítica a la Mejor Película fue para “1987: When the Day Comes” de Jang Joonhwan, que narraba las historias de los activistas prodemocráticos que provocaron el Movimiento por la Democracia en junio en ese año. Los Premios de los Críticos de Cine de Busan presentaron como mejor Mejor Película a “The Remnants”, un documental sobre los residentes en apuros de un vecindario de Seúl que se enfrentan a una demolición que busca reurbanizar la zona. Varios de ellos murieron en un incendio mientras se resistían al desalojo policial. Aunque no siempre fue el caso, estas distintivas diferencias de orientación entre ambas asociaciones sirven para mostrar la legitimidad de la BFCA. Puede ser incomparablemente inferior en términos de tamaño y de número de socios, pero la
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BFCA se ha mantenido siempre firme a sus principios, mientras que se podría decir que la KAFC “perdió el norte”.
Más festivales
También merece la pena destacar las muchas otras asociaciones e instituciones de Busan relacionadas con el cine. Entre ellas se encuentran la Busan Independent Film Association, fundada en 1999, y su Independent Film Festival Busan, que celebró la 21ª edición en 2019; los Premios Buil Film, que se han comprometido a garantizar la equidad y la transparencia en el proceso de selección; y el Festival Internacional de Cortometrajes de Busan, que comenzó como Festival de Cortometrajes de Corea en 1980 y desde entonces se ha ido transformando drásticamente. Y eso no es todo. Cinema Street (la Calle del Cine) en el distrito de Haeundae atrae a muchos visitantes locales, y a turistas de todo el país y también de todo el mundo. De hecho, Busan merece ese título: “Ciudad del cine”.
en el 24º BIFF Este año tuvo lugar la 24ª edición del Festival Internacional de Cine de Busan (BIFF), que arrojó resultados impresionantes y valiosos aportes sobre su futura dirección. Una vez más, el festival demos© Moon Jin-woo
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tró su importancia como principal evento cinematográfico de Asia al proyectar hasta 299 películas de 85 países, entre los cuales hubo 118 estrenos mundiales (95 largometrajes, 23 cortometrajes) y 27 fueron estrenos internacionales (26 largometrajes, 1 cortometraje). El más notable de entre los numerosos programas del festival fue una retrospectiva del director de fotografía Jung Il-sung, al ampliar y profundizar la gama de retrospectivas del cine coreano, que antes se limitaba principalmente a obras de directores o actores. También merece atención “Ladrones de caballos. Caminos de tiempo”, cinta seleccionada para inaugurar el festival, de Asia Central. Esta obra fue codirigida por Yerlan Nurmukhambetov y la directora japonesa Lisa Takeba, y galardonada con el Premio New Currents por “Walnut Tree” en el vigésimo BIFF, en 2015. La brillante narración de un incidente simple pero dramático que ya hace presagiar el título, unos personajes no afectados con actuaciones realistas, y una puesta en escena occidental que recuerda a “The
4 © Showbox
Searchers” (1956) de John Ford o “Unforgiven” (1992) de Clint Eastwood (1992) arrojan grandes expectativas sobre el futuro del cine kazajo. No se puede negar que BIFF ha alcanzado un notable estatus en la escena cinematográfica internacional. Aún así, existen dudas sobre su futuro. El BIFF de este año fue el segundo después de la reorganización de su comité ejecutivo en 2018. Pero el volumen de
El director David Michôd (extremo derecho), el actor principal Timothée Chalamet (segundo por la derecha) y otros integrantes del equipo de “The King”, la tan comentada película en el Festival Internacional de Cine de Busan 2019, posan para una foto con los espectadores.
espectadores disminuyó en unos 6.000 desde el año pasado, cuando un tifón golpeó el lugar, totalizando en 189.116 visitantes. Eso podría ser una señal de que el BIFF aún no ha resurgido completamente de la sombra del conflicto político sobre su independencia, por interferencias gubernamentales. Esa sombra surgió en 2014 cuando el BIFF programó una proyección de “La verdad no se hundirá con el Sewol” (título coreano: “Diving Bell”), un documental que criticaba los esfuerzos de rescate cuando el ferry de pasajeros Sewol naufragó y se hundió, seis meses antes. En el naufragio murieron un total de 304 pasajeros, la mayoría estudiantes de secundaria, que recibieron instrucciones de permanecer sin moverse en lugar de subir a los botes salvavidas. El gobierno central y la ciudad de Busan pidieron que se cancelara la proyección. Todavía resulta difícil saber si se trata de un retroceso temporal o si anticipa una prolongada depresión. Pero no hace falta insistir en la necesidad de respuestas apropiadas.
© Festival Internacional de Cine de Busan
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Foco
Monstruos, criaturas cibernéticas y sueños utópicos fallidos Lee Bul teje una narrativa personal dentro de una crítica social mordaz, referencias históricas y una exploración de ideales utópicos, logrando un amplio reconocimiento internacional. Los temas de sus esculturas, instalaciones y representaciones, grotescas y espantosas pero abrumadoras y majestuosas a la vez, reflejan la marginación de las mujeres y el potencial de la tecnología. Moon So-young Editor de Cultura, Korea JoongAng Daily
“Dispuesto a ser vulnerable - Globo metalizado V3”. 2015–2019. Tela de tafetán de nylon, poliéster con papel de aluminio, ventilador, cableado electrónico, espejo de policarbonato. 230 x 1000 x 230 cm. Vista de instalación del sector “Encuentros”, 2019 Art Basel Hong Kong.
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Cortesía del Studio Lee Bul y Lehmann Maupin, Galería PKM, Galerie Thaddaeus Ropac
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l reconocimiento internacional de la multifacética Lee Bul sigue siendo inquebrantable. El proyecto más relevante de Lee en 2019 fue en la 58ª Bienal de Venecia. Por primera vez una artista coreana es invitada por segunda ocasión a la exposición principal. En 1999, ella fue la artista principal del Pabellón de Corea y obtuvo una mención honorífica. Tanto el premio como la apreciación de su crítica inspiradora y su energía creativa, aparentemente ilimitada, la han llevado a captar atención global. También Art Basel Hong Kong 2019, la mayor feria de arte de Asia, invitó a Lee en marzo para mostrar un zepelín plateado colgado del techo en la entrada de la planta baja del Centro de Convenciones y Exposiciones de Hong Kong. Esta colosal instalación se hizo muy popular entre los visitantes, que se fotografiaban con ella impacientemente, y al parecer también sir-
vió como inspiración para el tema del espectáculo “Still We Rise”. El zepelín, titulado “Willing To Be Vulnerable – Metalized Balloon”, también apareció en Londres, en una exposición especial en la Hayward Gallery, durante la celebración de su 50º aniversario en 2018. La exposición, “Lee Bul: Crashing”, fue una retrospectiva a gran escala de unas cien obras que abarcan tres décadas, comenzando a finales de la década de 1980. La retrospectiva continuó en Martin-Gropius-Bau en Berlín bajo el título “Lee Bul: Crash”, y fue exhibida desde septiembre de 2018 hasta enero de 2019.
Iniciativas radicales e innovadoras
Me encontré por primera vez con el trabajo de Lee a finales de la década de 1990. Una revista de moda tenía una fotografía a doble página de una mujer que llevaba un vestido con tres
cabezas de muñecas de bebé unidas, medias de red, una bata de seda, botas de cuero y adornos de cuentas colgando de su cabeza. Su apariencia era extraña, pero sensual y divertida. Esa mujer era la mismísima Lee. Esa fotografía fue usada en la que más tarde sería una de sus obras representativas, “Hydra: Monument”. Aludiendo al monstruo acuático de varias cabezas de la mitología griega, Lee introdujo elementos culturales asiáticos y occidentales y de la fantasía oriental. Esa poderosa imagen desafió ferozmente el estereotipo de docilidad entre las mujeres asiáticas. Otra presentación provocativa, “Majestic Splendor”, en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York en 1997, creó una gran sensación, consolidando la presencia de Lee en la escena artística internacional. Consistía en unos peces crudos, que poco a poco iban pudriéndose, adornados con flores de cuentas, mientras desprendían un hedor asfixiante. El olor hizo que el pescado fuera retirado justo antes de inaugurar la exposición de un famoso artista estadounidense en el piso de arriba. Al año siguiente, Lee fue seleccionada como finalista para el Premio Hugo Boss otorgado por el Museo Solomon R. Guggenheim.
1. “Hydra II (Monumento)”. 1999. Impresión fotográfica en vinilo, bombas de aire. 1200 × 700 × 600 cm. Vista de la instalación en “Hot Air”, Granship Center, Shizuoka, Japón.
1 Foto de Yasunori Tanioka, cortesía de Nanjo and Associates
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2. Desde la izquierda: “Cyborg W1”. 1998. Silicona fundida, relleno de poliuretano, pigmento de pintura. 185 × 56 x 58 cm; “Monstruo: Rosa”. 1998. Tejido, relleno de fibra, estructura de acero inoxidable, pintura acrílica. 210 x 210 x 180 cm; “Cyborg W2”. 1998. Silicona fundida, relleno de poliuretano, pigmento de pintura. 185 × 74 x 58 cm; “Cyborg W4”. 1998. Silicona fundida, relleno de poliuretano, pigmento de pintura.
2 Foto de Rhee Jae-yong, cortesía de Art Sonje Center.
Una yuxtaposición única de belleza y horror, debilidad y fuerza recorre sus obras. No sugieren una actitud derrotista, sino que representan la coexistencia de una esperanza y una desesperación continuas. Cultura y arte de Corea 45
1. Armada con una extraordinaria visión social e histórica, Lee Bul ha desarrollado un estilo artístico distintivo que le ha otorgado reconocimiento mundial como una de los artistas más destacadas de su tiempo. 2. “Esplendor majestuoso” (detalle). 1997. Pez, lentejuelas, permanganato de potasio, bolsas de Mylar.
1 Foto de Le Pan, cortesía de Studio Lee Bul
“Majestic Splendor” no se volvió a mostrar hasta 2016, cuando fue recreada para la exposición “Connect 1: Still Acts” celebrada en el Art Sonje Center de Seúl. Me sedujo la combinación entre la provocación del arte posmoderno y las profundas raíces de las tradiciones artísticas orientales y occidentales. El concepto de peces en descomposición decorados con deslumbrantes flores de cuentas compartía un hilo común con los cuadros de vanitas (un tipo de bodegón de alto valor simbólico) creado en Europa durante el siglo XVII, así como con el kusōzu o imágenes de las nueve etapas de un cuerpo en descomposición, en el arte japonés. Las vanitas suelen tener símbolos de riqueza como artículos de lujo, y símbolos de muerte o de lo efímero, como cráneos, velas o relojes de arena que simbolizan la futilidad de los bienes materiales y la brevedad de la vida. Al retratar las nueve etapas de la descomposición del cadáver de una mujer, el kusōzu también ilustra la naturaleza transitoria de la existencia terrenal. “Majestic Splendor” dejó una impresión tan poderosa porque la descomposición de los peces y su fétido olor penetraron en el MoMA, un santuario virtual. El olor putrefacto era la
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verdadera esencia de la obra. Podría considerarse un desafío a la norma establecida en las artes visuales, que excluyen el sentido olfativo. Paradójicamente, la decisión del MoMA de desmontar una instalación debido al hedor sirvió para subrayar su significado. Lee explica que se inspiró, a la hora de usar flores de cuentas, en los recuerdos de su infancia sobre su madre encadenando cuentas. Nacida en 1964, Lee creció en la época de la dictadura militar coreana y de un rápido crecimiento económico. Sus padres eran disidentes políticos. Por lo tanto, su familia se vio obligada a llevar una vida principalmente itinerante. Tenían que trabajar desde casa para ganarse la vida, haciendo cosas como bolsos con cuentas.
Límites híbridos desenfocados
Lo esencial del trabajo de Lee hasta la década del 2000 fue el desesperado intento de romper preconcepciones y viejas nociones sobre “sus identidades” como mujer y como asiática. El cuerpo humano era su principal medio. La serie de esculturas “Monster” (1998) presentaba criaturas con tentáculos y con una textura suave similar a la carne y una forma que parecía ser un
híbrido de animales y plantas: el cuerpo humano, un pulpo, una anémona de mar, raíces de ginseng, etc. La impresión era muy sensual y seductora, pero también repulsiva. Las esculturas eran una variante de un disfraz de monstruo que Lee llevó para un espectáculo al aire libre de doce días en 1990, titulado “Sorry for suffering – You think I’m a puppy on a picnic?”. Lee caminó por las calles de Tokio vestida con un traje monstruoso, como si fuera una escultura suave y portátil con extremidades colgantes y tentáculos, todo cubierto de piel roja y blanca que aparentaba ser carne cruda. Fue una crítica mordaz de la dicotomía convencional entre el ser humano y un monstruo, la razón y la sensibilidad, el hombre y la mujer. La serie de esculturas “Cyborg” (1997-2011), que también contaba con figuras antropomórficas, continuó con el tema. Se exhibió junto a la serie “Monster” durante las retrospectivas de Lee en Londres y Berlín. Con una cintura de avispa y pechos y nalgas prominentes, la forma de las figuras robóticas femeninas de la serie se asemejaba a la de los personajes sexualizados del anime japonés. De un blanco puro, las figuras de diosas también
recordaban a las antiguas esculturas griegas, pero eran imperfectas, colgadas del techo y faltándoles una cabeza, un brazo y una pierna. Lee se inspiró en la serie de “A Cyborg Manifesto” (1985), un famoso ensayo escrito por la bióloga estadounidense y filósofa de la ciencia feminista Donna Haraway. Su explicación es que el concepto de cyborg nos permite ampliar nuestra sensibilidad, desmantelando los límites discriminatorios y las divisiones de género y raza, y termina el ensayo con la famosa frase: “Prefiero ser un cyborg que una diosa”. El disfraz de monstruo cargado de tentáculos que Lee se puso para su espectáculo en la calle fue una amalgama que borró los límites, y en un sentido más amplio, una representación de la identidad ciborgiana. Su serie “Anagram” (1999-2006), que era una fusión y una progresión de las series “Monster” y “Cyborg”, fue un
paso más allá para ampliar el sentido de identidad mediante la fusión de insectos, plantas y máquinas.
Reflexiones sobre la historia y los tiempos
A partir de su exploración de los temas de la opresión social y el cuerpo humano a través del cyborg y las esculturas de monstruos, Lee comenzó a mostrar un cambio notable en la serie todavía en curso, “Mon Grand Récit” (desde 2015). Incluye modelos a gran escala de estructuras modernistas emblemáticas de principios del siglo XX que representaban la búsqueda de una utopía. Pero el escenario para estas obras es un desolado paisaje distópico, puesto que Lee tiene como objetivo transmitir esperanzas frustradas para un futuro utópico. Otro ejemplo notable de este tema es un trabajo suyo en el que hace referencia al dirigible de pasajeros Hindenburg de 1937. En aquel tiem-
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po, fue aclamado como símbolo del progreso tecnológico, pero fue consumido por el fuego mientras aterrizaba en su segundo viaje. Con él, la era de los dirigibles terminó abruptamente. Estas instalaciones artísticas fueron presentadas en la exposición “MMCA Hyundai Motor Series 2014: Lee Bul” organizada por el Museo Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo de Seúl. En la serie “Mon Grand Récit”, Lee teje su narrativa personal dentro del paisaje social de Corea, el cual ha sufrido cambios tumultuosos. Reflexiona sobre la historia y los tiempos, señalando las palabras del filósofo francés Jean-François Lyotard, quien expresó su escepticismo e incredulidad por las “grandiosas narrativas o meta narrativas” de la era modernista. La presentación de la exposición de MMCA decía: “Reconociendo la imposibilidad de una gran narrativa, Lee presenta varias 'pequeñas narrativas' fragmentadas e imperfectas, que flotan constantemente sin resolución. Sus obras están diseñadas para provocar a los espectadores en la contemplación de los vestigios de la corrupción expuestos en la historia, el fracaso del idealismo modernista y los espectros del modernismo que aún rondan la vida cotidiana y la conciencia de los individuos”. Ostensiblemente, la serie “Mon Grand Récit” marca una desviación de las obras anteriores de Lee hasta principios de la década de 2000, sobre todo de la serie “Cyborg”. Sin embargo, mantiene una conexión inextricable en su tema central: las esperanzas frustradas a la hora de aprovechar el poder de la tecnología para superar las limitaciones y las contradicciones humanas hasta, finalmente, lograr un mundo utópico.
Foto de Robert Puglisi, cortesía de Studio Lee Bul
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EnTREVISTA
Naturaleza plasmada en la ciudad
1. La diseñadora de jardines Oh Kyungah observa, desde el Instituto de Diseño de Jardines Oh Kyung-ah, un anexo de su hogar en Sokcho, provincia de Gangwon.
La reconocida guionista de televisión Oh Kyung-ah dejó su carrera para aprender paisajismo de jardines. Esta decisión fue su particular forma de asegurarse una vida sana y feliz. Ahora diseña jardines en áreas urbanas muy compactas y, así, se siente satisfecha con la tranquilidad que sus coloridos oasis aportan a los visitantes. Lim Hee-yun Periodista cultural, The Dong-A Ilbo Ha Ji-kwon Fotógrafo
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2. En el anexo, Oh imparte clases ocasionales sobre horticultura y diseño de jardines.
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ras pasar un largo tiempo fuera de casa visitando a su hija que trabaja en Kenia, lo primero que hizo al regresar la diseñadora de jardines Oh Kyung-ah fue prepararse para trabajar en su jardín. El jardín que rodea su hogar en Sokcho, una ciudad portuaria en la costa este de la provincia de Gangwon, abarca unos 660 metros cuadrados y contiene más de 100 diferentes especies de plantas. Ella puede recitar fácilmente los nombres de estas variedades en coreano y en latín. Oh ha convertido el espacio adyacente a su hogar en el “Instituto de Diseño Oh Kyung-ah”. Ahí enseña diseño de jardines y horticultura. Cuando no está promoviendo su pasión por la horticultura, Oh diseña proyectos a gran escala y de alto nivel, como el “Jardín del Banco de Semillas”, que diseñó para la Exposición Internacional de Jardines de la Bahía de Suncheon en 2013 y, recientemente, un jardín en la azotea de un enorme centro comercial en Bucheon, provincia de Gyeonggi.
En busca de salud y felicidad
Lim Hee-yun: Entonces, ¿solía ser guionista de radio? Oh Kyung-ah: En la universidad me especialicé en lengua y literatura francesa y comencé a trabajar en radiodifusión tras graduarme. Excluyendo los permisos de maternidad, trabajé sin descanso entre 1989 y 2005. Lim: En 2003 recibió el premio al mejor guionista del año en los MBC Entertainment Awards. ¿Qué le hizo pasar a dedicarse repentinamente al diseño de jardines justo en la cima de su carrera? Oh: Escribía hasta 10 páginas DIN A-4 de guiones audiovisuales cada día. Con el tiempo, mi capacidad emocional y mi creatividad se agotaron. Mi cuerpo tampoco estaba respondiendo bien. Enfermaba cada vez con más frecuencia, y tenía sinusitis y tos constante. Entonces, un día iba conduciendo sobre el Puente de Mapo y vi el cielo sobre Yeouido, todo oscurecido por la contaminación, y deseé tener un trabajo que me permitiera vivir de forma más saludable y feliz hasta mi vejez. Lim: ¿Y eso la llevó a trabajar con jardines?
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Oh: Sí. Yo me crié en una casa con patio. Allí crecían diferentes flores cada temporada y había una rosa trepadora que brotaba desde una pared. Después de casarme fue cuando realmente comencé a dedicarme a la jardinería. Tan pronto como regresaba a casa del trabajo, dejaba mi bolso en el salón y salía directamente al jardín. Mi esposo me dijo: “¿Sabes una cosa? Como guionista de radio se te ve muy nerviosa, pero en el jardín tu expresión y tu forma de hablar se tornan cómodas y tranquilas”. Fue entonces cuando pensé que debía estudiar una segunda carrera, algo relacionado con jardines. Estaba un día distraída navegando por internet cuando tropecé con esto del diseño de jardines. Aunque escribir se había convertido en mi trabajo, cuando estaba en la escuela nunca obtuve ningún premio de redacción, aunque sí muchos en arte. De este modo, al descubrir que había un oficio que aunaba los jardines y el diseño pensé que no podía existir nada más adecuado para mí y comencé a preparar de inmediato mi solicitud para un programa en Inglaterra. En aquel entonces tenía 38 años. Lim: Seguro que no fue una decisión fácil. ¿Cómo le fue con el cambio? Oh: El contenido del programa me gustaba mucho, pero me resultó increíblemente difícil llevar todo al día. Mi esposo se quedó en Corea y me llevé conmigo a mis dos hijas, que acababan de terminar la escuela primaria. Mi inglés todavía era bastante malo, por el mayor estrés fue tratar de abrir una cuenta bancaria. Tener que enviar a mis hijas a la escuela y atender sus necesidades, al margen de todo lo demás, convertía cualquier día en una ola de acontecimientos inesperados. Cada mañana, en cuanto abría los ojos, me
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© Monthly Gardening
preocupaba saber qué podría salir mal ese día. Los siete años que pasé en Inglaterra fueron probablemente los más exigentes de mi vida. Lim: ¿Cómo era estudiar diseño de jardines? Oh: No tenía suficiente conocimiento sobre plantas, por lo que era imposible pasar al diseño. Tras consultar con mi supervisor, decidí hacer una pasantía de un año en Londres y me uní como jardinera interina al equipo de Kew Gardens, el jardín botánico más antiguo del mundo. Hasta el día de hoy, ese año sigue siendo mi mayor activo. Allí no solo cultivan plantas para exponer, sino también muchas especies diferentes con fines de investigación. Me ofrecí voluntaria en varios departamentos donde trabajaba con todo, desde plantas tropicales en invernaderos hasta plantas herbáceas al aire libre. Durante ese tiempo tuve la oportunidad de experimentar mil cosas diferentes que solo pueden aprenderse por una misma, desde el riego hasta prevención de daños por insectos y poda. Lim: ¿Hay mucha diferencia entre un diseñador de jardines y un jardinero o paisajista? Oh: Los diseñadores de jardines desempeñan un rol totalmente distinto. El trabajo de un diseñador de jardines es crear todo el espacio a excepción del edificio, que es res-
ponsabilidad del arquitecto. Desde la planificación de la cantidad exacta de arbustos y plantas hasta los contrastes entre sus colores y la textura de las hojas, el diseñador de jardines crea un espacio para que los materiales del edificio y las propiedades de las plantas estén en total armonía. De ser necesario, el diseñador del jardín puede incluso encargar macetas o esculturas fabricadas especialmente para armonizar con el jardín, dando a los alfareros y artistas un esquema de diseño específico. Se puede pensar en un diseñador de jardines como alguien que trabaja para combinar todo el ambiente de una vivienda y sus alrededores.
Escapadas de relax
Lim: Ahora también da charlas. ¿Qué es lo que más atención despierta entre sus oyentes? Oh: Me hacen muchas preguntas sobre cómo cuidar las plantas para que no mueran. Sin embargo, las plantas mueren por muchas razones, incluso aunque su cuidador no haga nada incorrecto. Verá, en primer lugar, las plantas que se cultivan en la ciudad han sido desplazadas de su hábitat natural. Eso significa que no cualquier planta puede completar la vida útil promedio que le atribuyen las enciclopedias. A las personas que desean cultivar plantas en casa, les animo a seguir adelante e intentarlo sin preocuparse de que puedan morir. Al fin y al cabo, en Corea las plantas tienen un precio muy razonable. Lim: En todo caso, gran parte de la población vive en ciudades y en apartamentos de gran altura. ¿No resulta un poco una extravagante cultivar plantas en un entorno así? Oh: Para nada. Las plantas son absolutamente necesarias para nuestro bienestar mental. A juzgar por los comentarios que podemos ver en internet estos días, la mayoría de las personas mantienen un nivel nervioso extremadamente alto a nivel emocional. Los profesionales de la salud mental de todo el mundo recomiendan encarecidamente que las perso-
1. Oh Kyung-ah creó este jardín en el centro de Seúl reutilizando un contenedor desechado para ofrecer a los ciudadanos un lugar donde relajarse del rápido ritmo de la capital. 2. Jardín del patio de la Clínica de Obstetricia y Ginecología Joongang, en Sokcho. Este espacio no recibe luz solar, por lo que seleccionaron cuidadosamente plantas como helechos, musgos y hostas florecientes para su diseño. 3. Boceto del Art Garden Rest Spot expuesto en la Feria de Diseño de Living de 2014 de Seúl con el apoyo de Hana Financial Group.
“No es que no haya abejas ni mariposas en la ciudad, es que la forma de vida en las ciudades dificulta que nos encontremos cara a cara con ellas”. nas dediquen más tiempo a la jardinería. Dicen que ver crecer nuevos brotes del suelo produce una hormona en el cuerpo que cura: el mismo tipo de hormona que se libera cuando un padre ve a su hijo dar sus primeros pasos. Hace unos años, la Asociación Médica Británica incluso afirmó que sus médicos podrían recetar oficialmente labores de jardinería a varios tipos de pacientes. En algunos casos, trabajar en un jardín dos veces por semana, dos horas al día, puede ser más efectivo que tomar múltiples dosis de analgésicos o tranquilizantes. Y hay muchas plantas que crecen bien en interiores. La mayoría de las plantas de interior son especies de climas tropicales o desérticos, y entre ellas se incluyen las de hojas grandes, como los ficus y las palmas. Lim: Recientemente ha estado trabajando en un jardín de la azotea de un gran centro comercial en la provincia de Gyeonggi. Parece que este tipo de jardines elevados son cada vez más frecuentes actualmente… Oh: El centro comercial acaba de abrir, por lo que todavía hay materiales de construcción por todas partes, pero en cuanto pusimos algunas plantas comenzaron a venir mariposas y abejas como si hubieran estado esperando escondidas. No es que no haya abejas ni mariposas en la ciudad, es que la forma de vida en las ciudades dificulta que nos encontremos cara a cara con ellas. Últimamente cada vez más espacios comerciales intentan atraer clientes instalando jardines. Pero las áreas con mayor necesidad de jardines son las partes más densamente construidas de las grandes ciudades, aquellas con una gran concentración de edificios de gran altura. Aquí, en el condado de Yangyang, la población es de 20.000 personas, más o menos el total de residentes de algunos complejos de apartamentos de una gran ciudad. Creo que las personas están muy inquietas emocionalmente sin descanso porque viven juntas en zonas pequeñas. Aunque sea en los espacios residuales o sobrantes, llevar la naturaleza a la ciudad es vital para el bienestar de todos.
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HISTORIAS DE LAS DOS COREAS
Capacitar jóvenes para la reunif icación
El padre Ben Torrey prepara a los jóvenes surcoreanos para una efectiva reunificación con Corea del Norte. Su misión, a través de la oración y el trabajo, mantiene una conexión de más de 100 años entre su familia estadounidense y Corea. Kim Hak-soon Periodista, profesor asociado, Escuela de Medios y Comunicación, Korea University Heo Dong-wuk Fotógrafo
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n lo alto del monte Taebaek, en la provincia de Gangwon, la cuenca de Samsuryeong (literalmente, “Paso de tres aguas”) alimenta tres corrientes fluviales con dirección este, oeste y sur. Mientras, en tierra firme, crece un muy distinto afluente en la dirección restante: el norte. Es el proyecto autodenominado “Cuarto río” por el padre Ben Torrey, como metáfora de corriente que fluye desde el sur y navega hacia la reunificación de la península de Corea. El padre Torrey está convencido de que los surcoreanos de entre 20 y 30 años, los millenials, verán la reunificación de las dos Coreas en algún momento de su vida. También considera que están lejos de estar preparados. Por tanto, desde 2010, impulsa ese “Cuarto río” para dotar a esa generación de habilidades y conocimientos, de cara al renacer de una Corea reunificada. Este proyecto tiene su base en el Centro Samsuryeong, en Taebaek, otrora floreciente ciudad minera de carbón, a unos 200 kilómetros al sureste de Seúl. Dicho centro incluye la Escuela Río de la Vida, un centro alternativo de educación secundaria, y el Centro Juvenil Tres Mares. La escuela, administrada por Liz, la esposa del padre Torrey, se enfoca en cultivar “agentes de reconciliación y reunificación”. A los alumnos se les enseña la importancia de la cooperación y de ayudar a los demás, marcando una significativa distancia con la competitividad generalizada de las escuelas coreanas estándar. En tanto, el centro juvenil es para estudiantes de secundaria y universitarios, y su objetivo es cultivar su espíritu y desarrollar su condición física. “Es aún más importante capacitar a los jóvenes como los futuros líderes que este país necesitará, en un momento en que se espera que Corea emerja en la comunidad internacional como un poderoso país reunificado”, afirma el padre Torrey. “Por supuesto, Corea del Sur está repleto de jóvenes brillantes. Pero desafortunadamente carecen, no solo de interés, sino de comprensión hacia los jóvenes de Corea del Norte”, continúa. “Incluso después de que las dos Coreas logren reunificarse, surgirán problemas en el proceso de integración de dos sociedades tan distintas, o riesgos derivados de las dife-
El padre Ben Torrey, rebautizado como Dae Young-bok en honor a su padre, Reuben Archer Torrey III, quien se hacía llamar Dae Chon-dok. El padre Torrey y su esposa se mudaron a Corea en 2005. Actualmente, se enfoca en educar “agentes para la reconciliación y la unificación” en preparación para la reunificación coreana, mientras lleva a cabo el proyecto “Cuarto río”.
rencias entre sus cosmovisiones, valores, cultura y uso del lenguaje. Por eso hemos de prepararnos desde ahora, aprovechando las lecciones de la reunificación alemana y del colapso del Muro de Berlín. Debemos prepararnos cuidadosamente para estos problemas ahora. El Proyecto Cuarto Río tiene esa única misión”.
Legado familiar
El padre Torrey es la cuarta generación de la familia Torrey conectada con Corea. El reverendo Reuben Archer Torrey, Sr. (1856–1928), su bisabuelo, visitó Corea mientras trabajaba como misionero en China. Su abuelo, el reverendo Reuben Archer Torrey, Jr. (1887–1970), también misionero en China, ayudó a restaurar las iglesias coreanas tras la Guerra de Corea. Y su progenitor, el padre Reuben Archer Torrey III, reconstruyó el Seminario Teológico de San Miguel, predecesor de la Universidad Sungkonghoe, al suroeste de Seúl, y estableció la Abadía de Jesús, a seis kilómetros de Taebaek, para crear una comunidad ascética. El padre Ben Torrey pertenece a la Iglesia Siro-caldea de América del Norte, pero su padre fue sacerdote en la Iglesia Anglicana, y su bisabuelo y su abuelo fueron pastores de la Iglesia Congregacional y de la Iglesia Presbiteriana, respectivamente. Nacido en el estado estadounidense de Massachusetts en 1950, el padre Torrey creció en Corea, entre los siete y los 19 años. Además, convivió durante seis meses en una gran carpa militar junto con 10 jóvenes coreanos mientras ayudaban a su padre a habilitar el primer edificio dedicado a Jesus Abbey en 1965. Su padre compró una tierra a las afueras de Taebaek, aconsejado por los feligreses locales de la Iglesia Anglicana.
La llamada
El padre Torrey volvió a Estados Unidos en 1969 para asistir a la universidad. Aunque regresó a Corea en 1978 y ayudó a diseñar y construir edificios en la zona de Samsuryeong durante un año, nunca tuvo la intención de establecerse en Corea. Seguía su carrera en TI hasta que fundó The King’s School, una escuela misionera en Connecticut en 1994, y sirvió simultáneamente como presidente de la fundación y decano de la escuela hasta 2004. La inspiración del Cuarto Río le llegó en 2002 durante el funeral de su padre, conocido por su nombre coreano, Dae Chon-dok. Un viejo amigo del difunto padre Torrey III comentó que el Jardín del Edén tenía cuatro ríos, pero Samsuryeong solo tres. El padre Torrey inmediatamente relacionó el comenta-
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rio con el sueño de su padre de construir una instalación para capacitar a los jóvenes de cara a la reunificación de la península de Corea. Recuerda cómo esa idea se quedó con él tras el funeral, cuando sintió una ardiente sensación de misión por cumplir ese sueño. Decidido a prepararse para la apertura de Corea del Norte, en 2003 comunicó al personal de Jesus Abbey que se uniría a la comunidad de la abadía. La abadía le designó de inmediato como director del Centro Juvenil Tres Mares, y el padre Torrey y su esposa volvieron a Gangwon de nuevo en 2005. Sus dos hijos varones y su hija, actualmente viven en Estados Unidos.
Clases y tareas
El plan de estudios de la Escuela Río de la Vida incluye estudios sobre Corea del Norte además de las asignaturas regulares de secundaria. El centro enseña las diferencias entre las dos Coreas en lenguaje, historia y sistemas sociales, y los estantes de su biblioteca están repletos de libros sobre Corea del Norte. El padre Torrey estima que el sistema educativo altamente competitivo de Corea del Sur no es adecuado para comprender y empatizar con las condiciones de Corea del
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Norte. “En el futuro”, asegura, “aquellos que puedan comprender y compartir el dolor de los demás y puedan comunicarse con aquellos que van más rezagados podrán convertirse en líderes. Enseñamos a cultivar el espíritu de cooperación y a colaborar, en vez de competir. El elemento esencial para la reunificación coreana es la cooperación”. Pero el trabajo también es un componente clave del plan de estudios, en base a las enseñanzas de San Benedicto, quien enfatizaba la necesidad de “orar y trabajar” (“ora et labora” en latín). Todos los miércoles por la mañana, una gran cantidad de tareas aguardan en la Abadía de Jesús, que sirve tanto de residencia del padre Torrey como de centro de comunión ascética interconfesional, al tiempo de albergar la escuela, el centro juvenil y el Rancho Tres Mares, cuyo objetivo final sería enseñar a los agricultores norcoreanos a criar ganado. Las tareas incluyen limpieza, jardinería, desmalezado y poda de ramas de árboles, siembra de pastos y lavado de ropa y mantas. El rancho se extiende sobre unos 500.000 metros cuadrados de tierra que el Padre Reuben Archer Torrey III
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“Enseñamos a cultivar el espíritu de cooperación y a colaborar, en vez de competir. El elemento esencial para la reunif icación coreana es la cooperación”. 54 Koreana Invierno 2019
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1. El padre Torrey da una clase en la sala de la capilla del Centro Samsuryeong, en Taebaek, antiguamente un pueblo minero de gran auge en la provincia de Gangwon. 2. El Padre Torrey explica a los alumnos el significado de la cuenca de Samsuryeong (“Paso de Tres Aguas”), donde nacen las corrientes que fluyen hacia este, oeste y sur. 3. La Abadía de Jesús, a 10 minutos en coche del Centro Samsuryeong, es una comunidad cristiana interconfesional creada por el Padre Reuben Archer Torrey III en 1965. Actualmente, el Padre Ben Torrey reside allí.
tomó prestado del Servicio Forestal de Corea, para usarlos como aula abierta, al aire libre, donde naturaleza y trabajo se entremezclan armoniosamente. El padre Torrey asevera que las personas aprenden a cooperar entre sí a través del trabajo. Cuando era adolescente, cortó leña durante cuatro años para ayudar a su padre a construir la Abadía de Jesús, y a día de hoy aún sigue cortando leña. Una vez dirigió un campamento de trabajo de verano durante una semana para alumnos de otras escuelas en la Escuela Río de la Vida, también como parte de sus esfuer-
zos por aumentar la comprensión de los jóvenes sobre Corea del Norte y ayudarles a prepararse para la apertura. Durante el campamento, los alumnos no podían usar sus celulares. Actualmente, este sacerdote está construyendo una escuela con una zona de dormitorios para poder albergar más alumnos. Unas 60 personas conviven en la Abadía de Jesús. Los visitantes pueden reservar una estadía de lunes a miércoles, donde trabajarán y comerán junto con los residentes, meditarán más de tres veces al día, y rezarán por alguien más, no por ellos mismos. Los visitantes también deben dejar sus móviles durante la estancia. El alojamiento es gratuito pues la abadía se financia con donaciones, aunque, por supuesto, los visitantes pueden aportar la cifra que deseen. En mayo de 2019, el padre Torrey comenzó a expandir la comunidad de Samsuryeong y actualmente está recaudando dinero para ampliar Cuarto Río. Él cree que Dios le dará todo lo que necesite, y se preocupa más por los conflictos y los cismas de las iglesias y de la sociedad surcoreana. Enfáticamente afirma: “Primero necesitamos restaurar la unidad en la sociedad surcoreana, por el bien de la reunificación nacional”.
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En EL CAMInO
Miryang:
un enclave antiguo y universal Miryang siempre será recordado por el rol estratégico que ha desempeñado como centro neurálgico local durante miles de años. Cerca del río que lleva su nombre, los artilugios hallados en asentamientos del Paleolítico y de la Edad del Hierro, así como los vestigios de un núcleo de eruditos confucianos, atraen a un constante flujo de visitantes. Lee Chang-guy Poeta y crítico literario Ahn Hong-beom Fotógrafo
El Estanque Wiyang, en la parte noroeste de Miryang, es un embalse de 63.000 m² con una historia que se remonta al periodo de Silla, cuando ya abastecía de agua a los agricultores. Perdió su finalidad cuando construyeron el Depósito de Gasan en las proximidades, durante la década de 1940, pero se convirtió en un popular destino turístico por su hermoso paisaje, que rodea el Pabellón Wanjae, creado en 1900.
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n los primeros minutos de la película “Miryang” (“Secret Sunshine”) de 2007, la protagonista inicia de forma involuntaria un desalentador intercambio al preguntar: “Señor, ¿qué tipo de lugar es Miryang?” “¿Qué tipo de lugar es Miryang? Bueno, qué puedo decirle... la economía está fatal, y... la gente apoya al Gran Partido Nacional (conservador), y... está cerca de Busan, por lo que usamos el dialecto de Busan, que es un poco más rápido. La población solía ser de unos 150.000 habitantes, pero ahora se ha reducido a unos 100.000” “¿Sabe lo que significa el nombre" Miryang?” “¿Qué si sé qué significa? ¿Quién vive aquí por el significado? Solo vivimos aquí y ya está”. “En caracteres chinos, la primera sílaba significa ‘secreto’ y la segunda sílaba ‘sol’. Es un significado bonito, ¿verdad?” La protagonista y su hijo pequeño se encuentran en una
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estación de servicio a las afueras de Miryang, la ciudad natal de su difunto esposo. Su vehículo está siendo reparado. “¿Supongo que está de paso?” “No. Voy a vivir en Miryang”. Al final es una decisión fatídica: su hijo será secuestrado y asesinado. Un lugar en el que unas personas se reunieron y fundaron una aldea hace mucho tiempo; un lugar donde los destinos de las personas se han visto modificados por innumerables condiciones; un lugar que da esperanza pero que también puede infligir un insoportable dolor, generando el deseo de huir lo antes posible; y un lugar donde la mayoría de la gente se limita a vivir, incapaz de moverse de una u otra forma. En este sentido, Miryang es el nombre de todas las ciudades. Jeon Do-yeon, que interpretó a la protagonista, obtuvo el premio a la mejor actriz en el 60° Festival de Cine de Cannes. En los artículos antiguos sobre esta película, dirigida
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1. Yeongnamnu, uno de los pabellones elevados tradicionales más antiguos de Corea, se halla en un alto acantilado con vistas al río Miryang. Muchos poetas, pintores y calígrafos de renombre de la dinastía Joseon cantaron elogios al paisaje circundante, que posteriormente quedaron inscritos en placas que cuelgan del pabellón.
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por Lee Chang-dong, se pueden leer comentarios que dan fe del impacto de su actuación, tales como “¡Guau: produce escalofríos!”.
Ciudad fluvial
Miryang, localizada casi 50 kilómetros al noroeste de Busan, se emplaza en la confluencia de dos ríos. El río Miryang serpentea hacia el sur a través del centro de la ciudad. Después gira varias veces hacia el este antes de unirse al río Nakdong, que traza la frontera sur de Miryang, y las aguas fusionadas de ambos se dirigen hacia el mar. El carácter chino yang en el nombre Miryang puede significar sol, pero cuando va unido al nombre de un río alude a la ribera norte del agua. Las montañas y las escarpadas colinas marcan la topografía al norte de Miryang y, desde el centro de la ciudad hacia el sur, el valle del río Miryang abarca una fértil llanura. El registro escrito más antiguo de Miryang como nom-
2. Erigido junto a Yeongnamnu está Chimnyugak, edificio que fue parte de una casa de huéspedes que una vez ocupó ese lugar. Conecta con el pabellón por un pasillo escalonado.
bre geográfico se encuentra en el texto de historia china del siglo III “Registros de los tres reinos” (Sanguozhi). Esa obra menciona un estado llamado Miri, que es la antigua transcripción china de la antigua palabra coreana mireu, que significaba agua o dragón como el dios del agua. De ahí que la interpretación de “Miryang” como “sol secreto”, tal y como la mostró Lee Chang-dong, no sea más que la visión personal y poética del nombre por parte del director. Junto al río Miryang se pueden hallar rastros de humanos que datan de miles de años. En la colina al norte de la presa de Miryang, completada en 2001, durante la construcción de esta instalación se descubrieron los restos de un sitio paleolítico de hace 27.000 años. El hallazgo alargó enormemente la línea del tiempo de los asentamientos humanos en Miryang, ya que hasta entonces el más antiguo yacimiento verificado databa del siglo III d.C. Hay sitios del Neolitico y de la Edad del Hierro disper-
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sos en las llanuras fluviales del río Miryang, y en la localidad de Geumcheon se encuentran los restos de un enclave agrícola de la Edad del Hierro. A la gente de aquí le llevó decenas de miles de años bajar desde sus viviendas en las montañas a la tierra fértil cerca del río. Los enclaves de viviendas se encontraban sobre terraplenes naturales y los campos contiguos a ellos. Probablemente, cuando llegaba la primavera, la gente de la Edad del Hierro surcaba el suelo con arados de piedra y plantaban mijo, sorgo y otras semillas, y en otoño almacenaban los granos cosechados en frascos de cerámica, con contornos en forma de panales para que durasen todo el invierno. Sobre las humildes huellas de vida forjadas por los habitantes de aquellos tiempos, que experimentarían alegrías y desesperanzas antes que nosotros, se proyecta la “secreta luz del sol”. Las ideas y valores que buscaban los antiguos pobladores de este lugar se desvanecieron largo tiempo atrás.
Vestigios de la civilización del hierro
Al observar lo que queda del casco de un barco naufragado en el lecho del río es posible imaginar a los locales de hace mucho tiempo pescando arriba y abajo en el río. Las embarcaciones, impulsadas por el viento y fabricadas con todo tipo de herramientas, representarían en su momento los últimos logros en civilización y tecnología. De vez en cuando navegarían con sus botes hasta el río Nakdong. Un pueblo con espíritu de progreso y aventura estableció una alianza con el estado de Garak (también conocido como Geumgwan Gaya, que significa la “Corona de Oro de Gaya”), fundado en la región de Gimhae, emplazada en el curso inferior del
río Nakdong. Durante aproximadamente 500 años, estas personas lideraron la cultura del hierro en la península coreana como parte de la Confederación Gaya. Entre las aldeas cercanas al río Miryang hay dos de ellas llamadas Geumgok, palabra que significa “valle de hierro”. En ambas había indicios de fabricación de hierro. La escoria, que es lo que queda del proceso de fundición de hierro, forma una verdadera montaña en una de las Geumgok. En la otra se encontraron instalaciones para todo el proceso de producción de hierro, desde hornos hasta vertederos. Eso indica que hace mucho tiempo, en el pasado, se habría acumulado una gran cantidad de arena de hierro cerca del río Miryang a consecuencia de la intemperie y la erosión. Tales descubrimientos y el acceso al río sugieren que Miryang exportó hierro a los estados vecinos, e incluso a Japón y a China. La localidad habría tenido un papel activo
1. Templo Bueun (Templo de la Gracia del Padre), al pie del monte Cheontae, fue supuestamente erigido alrededor del año 200 en memoria del rey Suro, fundador de Geumgwan Gaya y padre del rey Geodeung. Tiene vistas a los puentes Nakdong y Samnangjin, que atraviesan el sinuoso río Miryang. 2. Se dice que el Templo de Maneo (Templo de los Diez mil peces), considerado lugar sagrado del budismo por los lugareños de Miryang, fue establecido por el Rey Suro. En sus predios hay una pagoda de piedra de tres pisos construida presumiblemente en el siglo XII. 3. Las laderas próximas al Templo de Maneo están repletas de unas rocas llamadas maneoseok, literalmente “diez mil rocas de peces”. Según la leyenda, los innumerables bancos de peces que siguieron al hijo del Rey Dragón se transformaron en rocas. Esa zona fue designada Monumento Natural Nº 528 por su valor académico y paisajístico.
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Un lugar donde los destinos de las personas se han visto modificados por innumerables condiciones; un lugar que da esperanza pero que también puede infligir un insoportable dolor, generando el deseo de huir lo antes posible. como uno de los 12 estados de Byeonhan, una confederación tribal que existió hasta el siglo IV en el curso inferior del río Nakdong. Sus gentes colocaban piezas de hierro procesadas en una cuerda para usarlas como moneda. Byeonhan finalmente se convirtió en la Confederación de Gaya, que se conocía como el “reino del hierro”. Cuando fue anexionada por la pujante Silla, Gaya proporcionó los cimientos para que Silla se convirtiera en un poderoso estado de la época.
El legado budista
Al igual que en cualquier otra región de la península de Corea, alrededor de Miryang los templos budistas se encuentran enclavados en hermosas montañas. Entre ellos, el1 Templo de Bueun y el Templo de Maneo tienen un lugar especial en los corazones de los locales. Mientras el primero mira hacia el río Miryang, que brilla bajo el sol de poniente, el segundo ofrece una vista inolvidable de una larga procesión de piedras negras que bordean el valle frente al templo. Los residentes de la zona consideran que estos dos templos son sitios budistas sagrados del período de Gaya. Según los libros de historia, Gaya adoptó oficialmente el budismo alrededor del siglo V, antes de la época de Silla, cuando fue construido el Templo de Hwanghu para rezar por la felicidad en la otra vida de la Reina Heo Hwang-ok (Heo Hwanghu significa “Emperatriz Heo”), la esposa del Rey Suro, fundador de Geumgwan Gaya (43–532). Sin embargo, la tradición oral sitúa la aceptación del budismo en un momento anterior, en la fundación de Gaya. Se dice: “Cuando el Rey Suro construyó el Templo de Maneo, los monjes que participaron en la ceremonia de fin de la obra pasaron la noche en el Templo de Bueun”. Como tal, Gaya probablemente aceptó el budismo en el primer siglo, cuando la Reina
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Heo llegó de la India. No hay duda de que el budismo de Gaya contribuyó en gran medida a los esfuerzos de Silla para abrir un mundo nuevo a través de las enseñanzas de Buda. En reconocimiento a su originalidad e influencia, celebraron eventos para conmemorar la cultura de Gaya desde el periodo de Silla hasta la dinastía Joseon. Lo mismo se puede decir en el día de hoy. Según la leyenda, cuando la reina Heo, que se estima era una princesa india, vino a Gaya para casarse con el rey Suro, trajo piedras que usaron para construir lo que se conoce como la pagoda de piedra de Pasa. La obra “Memorabilia de los Tres Reinos” (Samguk yusa) explica: “Son piedras que no se pueden encontrar en esta región”. Cuando las piedras pasa en la tumba de la Reina Heo fueron transportadas a Seúl en octubre de 2019 para la exposición especial “El espíritu de Gaya: hierro y cuerda”, que está programada hasta el 1 de marzo de 2020 en el Museo Nacional de Corea, se celebró un rito especial para anunciar la retirada de las piedras. La presencia de muchos políticos y dignatarios locales en los eventos muestra que la gente local y los descendientes de la Reina Heo consideran las historias de la reina de Gaya no como una leyenda sino como una historia. Por la misma razón, muchas de las tiendas en el centro de Miryang usan la palabra “Gaya” como parte de su nombre.
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Carretera nacional principal
Yeongnam Daero, o la Gran Carretera de Yeongnam, fue la principal ruta interior de la dinastía Joseon. Vinculaba la capital, Hanyang (hoy Seúl), con Dongnae, en el extremo sureste de la península de Corea. Miryang se convirtió en un alto en este camino, que proporcionaba una alternativa a la ruta marítima utilizada durante un siglo. Más tarde, durante las invasiones japonesas a finales del siglo XVI, la red terrestre proporcionó vías para los ataques. Tras atracar en el puerto de Busan, las fuerzas japonesas capturaron la fortaleza de Dongnae y desde allí avanzaron hacia el norte pasando Yangsan y Miryang, donde se enfrentaron al ejército de Joseon en Jagwongwan, una estructura defensiva ubicada en el actual Samnangjin. Este fue un importante puesto para el transporte y militar en el camino entre Dongnae y Hanyang. Las fuerzas coreanas de 300 soldados no fueron rival para el enemigo con 10.000 contendientes, que continuó avanzando por este camino hasta llegar a la capital en solo 18 días. Ante este panorama, destaca la historia del monje Samyeongdang (1544–1610), un nativo de Miryang que dirigió a unos 2.000 monjes soldados y se unió a la batalla para reclamar la fortaleza de Pyongyang. Después de la guerra se convirtió en un enviado especial del Rey Seonjo y viajó a Edo, actual Tokio, donde forjó un acuerdo de paz con Toku-
El puerto de Oujin, en la sección baja del río Miryang, fue un importante centro de transporte para embarcaciones que portaban los diezmos hasta la dinastía Joseon. Tenía un almacén donde se guardaban los granos recolectados como impuestos. Cuando instalaron un ferrocarril a principios del siglo XX se convirtió en un transbordador para ferris.
enclaves para Visitar en Miryang Estanque Wiyang 1
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3 Monte Jaeyak
2 Templo Pyochung
Río Miryang Pabellón Yeongnam 2
3
Presa Miryang 5 Pagoda de piedra del templo Maneo
Templo Bueun 4
5
Seúl 350km Miryang
4 Puente Samnangjin
Río Nakdong
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la tumba de Kim Jong-jik se encuentran en Bukbu-myeon, Miryang, al igual que la Yerim Seowon, una academia confuciana dedicada a Kim y sus enseñanzas.
transporte fluvial y ferroviario
gawa Ieyasu, fundador del shogunato que gobernó Japón desde 1603 hasta 1867. A su regreso se trajo consigo a 3.000 prisioneros de guerra. Una estatua de Samyeongdang, también conocido como el Gran Maestro Seosan, se erige hoy en el camino que conduce a la antigua muralla de Miryang, mirando hacia el río Miryang. Es significativo que, menos de cien años después de haberse detenido en la Gran Carretera de Yeongnam, la localidad de Miryang se convirtiera en una base regional para los académicos confucianos gracias a su tecnología avanzada, sus tradiciones náuticas y un sistema social inclusivo. Éstos formaron la facción sarim de los literatos provinciales, la fuerza fundamental detrás de Joseon como estado confuciano. El erudito local Kim Jong-jik (1431–1492) y sus discípulos, que ingresaron al servicio del gobierno central en la segunda mitad del siglo XV, se convirtieron en una nueva fuerza política de académicos oficiales. Reivindicaron la lealtad y la acción práctica y desafiaron la corrupción en la burocracia. Ni siquiera las críticas al comportamiento del rey quedaban fuera de los límites. El lugar de nacimiento y
A mediados del siglo XVIII se construyó un silo de grano con fines recaudatorios en el muelle de Samnang-ri, o aldea de Samnang. Los barcos fluviales transportaban los pagos en grano después de la reactivación del sistema de transporte marítimo de grano tributario. La situación política internacional que rodeaba a Joseon se había estabilizado y en ese momento se establecía un sistema de pago de impuestos con grano para reemplazar los impuestos en especie. El sistema de transporte fluvial y su conexión con la Gran Carretera de Yeongnam crearon una red de actividad en Samnang-ri. Surgieron oficinas gubernamentales, almacenes, tabernas, posadas y tiendas para atender a los funcionarios y a los propietarios de los barcos. No obstante, la prosperidad terminó en 1905 cuando se abrió la línea ferroviaria de Seúl a Busan, en gran parte a lo largo de la Gran Carretera de Yeongnam, y construyeron una estación en la cercana localidad de Samnangjin. La mayoría de las tiendas se reubicaron para estar cerca de la línea de ferrocarril y Samnang-ri se convirtió una vez más en una humilde aldea portuaria. Alrededor de la estación de Samnangjin se formó un nuevo núcleo comercial. Esto aparece en la primera novela moderna completa de Corea: “Sin corazón” (Mujeong) de Yi Kwang-su (1892-1950), publicada en 1917. Para el autor, el tren era un recurso literario que representaba al individuo moderno en pleno control de su destino.
un motivo literario
Miryang es también la ciudad natal del poeta Oh Kyu-won (1941–2007). Él también ve dos caras en esta localidad. Una de ellas es el rostro de su madre, que falleció cuando tenía 13 años, y la otra la de su padre. La cara de su madre era “siempre pacífica, lista para descansar”, algo que le hacía “querer dormir y soñar” en una existencia “similar al útero”. Sin embargo, su padre era la “causa de la infelicidad y la pobreza”. Para resolver este conflicto psicológico, Oh abandonó Miryang cuando estaba en la escuela secundaria y prometió no volver mientras su padre estuviera allí. Oh escribió que su ciudad natal era “como el cuerpo de mi madre con su útero, un espacio temporal que incubaba tanto el lenguaje de la naturaleza dentro del útero como el lenguaje de la realidad fuera del útero”, y añadió que él mismo estaba “detenido en el límite”. En este sentido, cualquier pueblo natal puede ser denominado como Miryang.
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Opinión desde la lejanía
Corea como espejo Víctor Camarena ingeniero electrónico Infineon Technologies
M
e ha pasado hace poco. Era un día que ya apuntaba a revelación. Un evento de un colectivo del que no sabía que formaba parte. Bromas afiladas con un desconocido, mitad risa, mitad buscarse las costuras. Hablar con un “amigo de toda la vida” que había conocido hace diez minutos. Quizá sea por vivir en Corea del Sur, no lo sé. El caso es que cuando acabó el discurso del embajador, objetivamente buenísimo pues resaltaba las facetas de España de las que me siento verdaderamente orgulloso (el vertiginoso progreso social desde la democracia, las muchas culturas y lenguas que conviven, la contribución al avance de la tecnología), algo se me había quedado atascado en el cerebro. Seguramente ni siquiera fuera en el córtex, sino en el sistema límbico, ese remoto sub-cerebro donde las cosas no se piensan, sino que se sienten. Ya lo saben, es molesto. Estas disfrutando de un banquete mental y de repente se te queda algo entre los dientes. Todo sigue sabiendo igual de delicioso, pero desde ese momento ya no comes, solo coleas con la lengua, a ver si se desatasca. Fue ahí cuando caí en la cuenta. Ese discurso tan bueno me había sonado vagamente defensivo. Una apreciación extraña, lo sé. De hecho, fue una lectura tan en primera persona y tan visceral, que el discurso – probablemente- no fuera la principal causa: solo el detonante. Sin embargo, me hizo pensar que ningún país que esté contento con su devenir diario necesita justificar lo bueno que es. Nadie necesita defender a Estados Unidos, o a Francia, igual que nadie tuvo que decirnos a los invitados que el jamón era bueno para que nos pusiéramos en fila en cuanto llegó el cortador. Quizás piensen ustedes que estas divagaciones no tienen nada que ver con Corea. Permítanme, si tienen unos minutos, que intente cambiar su opinión. No es Corea del Sur uno de los países con los que los españoles nos comparemos más comúnmente.
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Francia, Italia, incluso Alemania representan ejemplos más cercanos, son “hermanos mayores” lo suficientemente familiares como para admirarlos y también lo suficientemente ajenos para no entender sus problemas. Pero eso es solo un síntoma de nuestra miopía. Si no me creen, pónganse conmigo las gafas de ver de lejos para otear la reciente historia de la península al otro lado de Eurasia: Una traumática separación en dos bandos conectada a la Segunda Guerra Mundial que llevó a una cruenta guerra. Una dictadura proamericana en la guerra fría durante la cual se produjo un salto adelante económico. Una reciente transición a la democracia, y la rápida conversión en uno de los países más avanzados del mundo. La atracción de miles de turistas, e incluso la reciente aparición de la inmigración, el más claro voto de confianza que se le puede dar a un país. Pero muchos coreanos aún no se lo creen. No entienden que nadie quiera venir aquí. Me sorprende la cantidad de conversaciones que he tenido como esta: -Si, yo trabajo de ingeniero - ¡Ah! (asiente levemente) ¿Te trajo tu empresa a trabajar aquí, a Corea? -No, le pedí yo a la empresa venir -Ah, ¿sí? (pausa, mirada) Pero… ¿por qué? Suena algo raro, ¿no? Pues es particularmente curioso, porque en Corea, lo que menos falta, son razones para venir. Vengan a Corea a experimentar los miles de años de tradición de los que tan poco nos llega en España. Conozcan conmigo la primera capital de la Corea unificada en Gyeongju, sus maravillosos templos y la herencia de sus reyes. Es, como Toledo, una ciudad moderna construida alrededor de una gran urbe antigua, simbólica. Si son ustedes de gustos más actuales, dejen el pasado a un lado, y comparen la definición de modernidad clásica barcelonesa, la elegante armonía del
Eixample y la genialidad única de Gaudí, plasmada en la icónica Sagrada Familia (el edificio español más conocido aquí), con la imponente modernidad de Seúl, encarnada en el más variopinto conjunto de enormes rascacielos, que encuentran su eje en la torre Lotte de Jamsil y en el zoco subterráneo de la estación de Gangnam. Y si vienen a mi barrio, a Gangnam, acompáñenme al mundo paralelo de las callejuelas y adentrémonos en una de las tascas coreanas. Déjenme que les mezcle el orujo local (soju) con cerveza, una mezcla (somek) que bien podría ser llamada “el calimocho coreano”, y brindemos sobre una tradicional barbacoa de panceta de cerdo. Si estamos hábiles, puede que incluso consigamos que sea panceta de ibérico, que últimamente se ha vuelto muy popular por estos lares. Anímense - después de la cena- a apostar unas cervezas al pingpong en el único bar que yo conozca que ha tomado el concepto español de “juernes” por bandera: “Thursday Party”. Echemos también una partida al futbolín, que es un deporte sin fronteras, y para los que salgan a por todas, o según el dicho local, a beber hasta morir, váyanse de marcha por Itaewon, la Malasaña de Seúl, o vayan a Octagon y compárenlo con su discoteca de cabecera en España – la mía siempre fue Kapital. Si son ustedes muy deportivos y el pingpong y el futbolín les saben a poco, les sugiero que no se pierdan un partido de béisbol. Los más interesados en el deporte podrán verlo, pero el verdadero espectáculo es el público. Son el polo opuesto al “pipero” que no aplaude del Bernabéu: cada vez que batea un jugador (lo cual es, literalmente, todo el partido) el estadio se alza para cantarle al jugador su propia canción, con banda sonora y coreografía de baile incluida. Si vamos juntos, no les extrañe acabar celebrando con los vecinos coreanos los impactos de “You Gangnam”. Hablando de música, no puedo por más tiempo eludir la referencia al mítico Gangnam Style. Sí, quizá sea el símbolo más conocido en el exterior, y obviamente lo conocen todos los coreanos… pero sin embargo ya está pasadísimo de moda. Puede parecer raro, pero compárenlo con España: no creo que aguantaran ustedes cinco años cantando la Macarena, y han pasado más aún desde el bombazo de Psy. Sin embargo, no solo de viejos hits vive el hombre: muchos jóvenes de aquí conocen a Rosalía, igual que
muchos españoles son “army” (superfán) de BTS, incluyendo en mi propia familia. Pregúntenle a los superfán -que les garantizo yo, hay en su entorno- y les dirán que la cultura coreana nos es mucho más cercana de lo que piensan. ¡No sólo en similitud, aunque la hay, sino incluso en localización! Si no les creen, si Corea se les antoja lejano, sepan que Villafranca del Bierzo es hoy por hoy lugar de peregrinaje por partida doble: para los abnegados peregrinos que sigan el Camino de Santiago, y para los fans de la divertidísima serie coreana de este año. ¿Prefieren vacaciones en un sitio más cálido? Garachico, en Tenerife, es otra ventana a Corea, de la misma forma que espero lo sean para ustedes estas líneas. Ahora que ya han viajado fugazmente a Corea, aunque sea en un avión de papel, díganme ustedes: ¿qué sensación se llevan? Personalmente, sigo tan asombrado y tan incrédulo como cuando llegue a este país hace ya un año y medio. Corea del Sur no es un país perfecto, no me malinterpreten. Y sin embargo no puedo dejar de pensar que es increíble haber tardado tantos años, haber tenido que viajar medio mundo para saber algo sobre él. Constantemente encuentro nuevas delicias que se pondrán de moda en todo el mundo (prueben la barbacoa de “usamgyop”), nuevas frutas (el “hallabong” de Jeju es como si los naranjales de Valencia tuvieran la dulzura canaria), incluso nuevos hobbies y eventos de masas que ya, lentamente, se van imponiendo en Europa (macro eventos de videojuegos, con público multigeneracional, de ambos sexos). Quizá sea necesario no ser surcoreano para apreciar que este país de población mediana es el gran “tapado” mundial, un país de tendencia inequívocamente ascendente en prácticamente cualquier medida de bienestar o progreso. Solo les falta creérselo. Por eso, creo que mis apreciaciones sobre el discurso del embajador solo podrían haberse dado en Corea. Corea es un espejo porque nos refleja, pone delante de nuestros ojos mucho de lo que llevamos dentro y nos hace verlo, nos invita a reflexionar sobre ello, activando los dos significados de la palabra reflexión: haz de luz redirigido y pensamiento interno. Y quizás me haya sido necesario venir hasta aquí, tan lejos del entorno en el que he crecido, para pensar que, si Corea del Sur vale tanto, y tantas similitudes le encuentro con España, quizá yo también me preocupe demasiado.
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JORnADAS DE LITERATURA COREAnA
CRÍTICA
Las heridas y las esperanzas que la guerra trajo consigo Busan era el lugar más seguro y un refugio durante la Guerra de Corea (1950-1953). Las obras literarias que se crearon en la capital de la nación durante el período de guerra estaban inundadas de relatos de refugiados en lucha que se esforzaban diariamente para sobrevivir, dando lugar a un género llamado “literatura de refugiados”. Estas obras describen la voluntad de vivir de un pueblo desplazado, así como su irremediable desesperación y un estado de impotencia. Choi Jae-bong periodista, The Hankyoreh
L
a Guerra de Corea fue un conflicto mortífero de aniquilación mutua que dejó a la nación entera con dolorosas cicatrices. Entre los autores de aquella época, hubo algunos que sufrieron las heridas de la guerra con más profundidad. En particular, la retirada del cuatro de enero de 1951, cuando las tropas de la República de Corea y de las Naciones Unidas habían avanzado hacia el norte, hasta la zona fronteriza entre Corea y China, se vieron forzadas a retirarse a raíz de la Ofensiva de Año Nuevo de China. Esto hizo que se abandonara Seúl y se retrocediera más al sur, lo cual llegó a constituir el tema de muchas novelas y poemas que después recibieron el nombre de “literatura de refugiados”. Entre estos trabajos, se incluye la obra “La evacuación de Hungnam” de Kim Dong-ni (1913-1995) y Escaleras altas y azules de Gong Ji-young (1963- ), que describen la evacuación a gran escala de los ciudadanos de Corea del Norte a finales del año 1950 desde Hungnam, una ciudad portuaria en la costa este de Corea del Norte. Al definirse con más precisión, la literatura de refugiados se refiere a obras que tratan de la gente que salió de Seúl y se trasladó a Daegu o Busan en fechas próximas a la retirada del cuatro de enero. Los refugiados se abalanzaron formando una gran multitud hacia las ciudades del sur, virtualmente sin preparación alguna. Debido a ello, tuvieron que enfrentarse a problemas básicos de supervivencia, con las manos vacías, en busca de comida y alojamiento. Especialmente, esto fue lo que ocurrió en la ciudad de
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Busan, la segunda ciudad más grande al sur de la península coreana, donde innumerables refugiados se aglomeraron y solo pudieron sobrellevar, día a día, una vida desesperada. Y los escritores no fueron una excepción. Después de llegar allí, los que no encontraban cobijo, tenían que construir cabañas en las faldas de las montañas y esperar a que la guerra terminara para poder regresar a Seúl. En el relato “Sueño invernal” (1958) de Kim Yi-seok (1914-1964), un autor nacido en Pyongyang que llegó a Seúl, describió la situación de la siguiente manera: “El viento que sopla del norte todo el día, que parece como si sacudiera la choza alzada en medio del campo, le arrancara las paredes de madera e hiciera volar furiosamente el tejado de estaño, terminó metiéndose sin compasión en nuestra habitación”. No era fácil encontrar un lugar donde establecerse, incluso en la casa de algún conocido con el que se mantuviera una débil y mínima conexión. El relato “Acróbatas” (1952) de Hwang Su-won (1915-2000), igualmente un escritor originario del norte, es una obra autobiográfica que describe con mucho realismo las dificultades a las que él y su familia se enfrentaron en Daegu y Busan. En esas dos ciudades, se alojaron en casas de allegados, pero fueron objeto por parte de los dueños de presiones y de contundentes maltratos tan insoportables que se vieron forzados a dejar las casas antes de que los echaran. Hwang, deplorando su escasa capacidad como padre de una familia sin morada que experimentó personalmente que sus hijos, todavía chiquillos, tuvieran que ponerse a ganar
dinero para comer, compara la situación de su familia con la de las compañías de jóvenes acróbatas: “Mis pequeños payasos, tan solo deseo que, cuando tangáis vuestras propias compañías de acróbatas con vuestros propios payasos, no volváis a repetir estas faenas y proezas”. “Un día de lluvia” (1953), obra de Son Chang-seop (1922-2010), otro autor originario de Corea del Norte, cuenta la situación de Dong-uk, que había ido a Busan junto con su hermana Dong-ok durante la retirada del cuatro de enero y había alquilado una choza, vista con los ojos de un amigo suyo llamado Won-gu. La lluvia, que cae sin parar a lo largo del relato, simboliza los confines de una realidad que atrapa y acosa a ambos hermanos. Afortunadamente, Dong-ok, quien tiene una parálisis en una pierna, pintaba muy bien y el dinero que le pagaban dibujando retratos a los soldados americanos les permitía mantener su vida, pero a pesar de ello no pudieron continuar haciéndolo. Sufren una estafa y pierden todo el dinero ahorrado, les echan de la casa y no se sabe su paradero. Describe la vida de los refugiados de manera muy realista, desde un punto de vista existencialista de la vida humana enmarcada por la ansiedad y la tragedia. Si fuera necesario seleccionar las obras literarias más destacadas de esta época que tienen como telón de fondo la ciudad de Busan, sin duda habría que incluir “Los días de Mildawon” (1955) de Kim Dong-ni. Este relato trata de escritores reales, pero cambiando ligeramente sus nombres para dar a conocer someramente las condiciones sociales y la atmósfera del círculo literario durante la guerra en Busan. De acuerdo con la Historia del mundo literario de Corea, escrita por el crítico Kim Byeong-ik (1938- ), Lee Jung-gu, el protagonista y personaje principal del relato, se corresponde con el escritor Lee Bong-gu (1916-1983). En la década de 1950, cuando muchas figuras literarias solían reunirse casi diariamente en una tertulia de la zona de Myeong-dong en el centro de Seúl, Lee Bong-gu nunca perdió el control de sí mismo por muchas copas que hubiera bebido, manteniendo un estilo refinado por el que se había ganado el apodo de “conde de Myeong-dong”. Jo Hyeon-sik representa a Cho Yeon-hyeon (1920-1981) y la señora Gil a la novelista Kim Mal-bong (1901-1962). Jo Hyang (1917-1985) que era un poeta de Busan y el novelista Oh Yeong-su (1909-1979) aparecen en esta obra como Jeon Pil-oep y Oh Jeong-su, respectivamente. Park Un-sam, el problemático joven poeta, apesadumbrado por la separación de su amada y sobrecogido por la ansiedad de la supervivencia, cambiándole solamente el apellido, se trata de Jeong Un-sam (1925-1953). Jeon Bong-rae (1923-1951), otro joven poeta que no aparece en este relato, optó por quitarse la vida, reflejando la desesperante situación y el estado de ánimo de los
© Encyclopedia of Korean Culture
“Llevaba la muerte y la separación delante y detrás, la deambulación y la inanición a ambos lados. Aun así, se sentía feliz porque había caras familiares y tenía delante una taza de café”. escritores refugiados de esa época. Lee Jung-gu, el protagonista, llega a Busan en el último tren que parte de Seúl el tres de enero, un día antes de la retirada. En Busan, toma como base para su estancia la cafetería Mildawon en Gwangbok-dong, donde se reunen los artistas de Seúl. Allí, se encuentra con otros escritores y colegas que lo ayudan a alojarse y resolver sus problemas de manutención. Así como los personajes de la novela coinciden casi idénticamente con los de la vida real, ciertamente Mildawon también existió cerca de la rotonda de Gwangbok-dong. Kim Byeong-ik explica, en su Historia del mundo literario de Corea, lo significativo que era ese lugar: “La cafetería, situada en la segunda planta de las oficinas de la Asociación Nacional de Cultura en Gwangbok-dong, era la morada de los escritores que no tenían ningún otro sitio al que acudir, el punto de contacto con colegas difíciles de localizar, el taller para escritores que no tenían dónde trabajar y, con frecuencia, también servía como sala de exposición de poemas ilustrados”. El protagonista afirma sobre sí mismo que “llevaba la muerte y la separación delante y detrás, la deambulación y la inanición a ambos lados. Aun así, se sentía feliz porque había caras familiares y tenía delante una taza de café”. Mildawon es un espacio que simboliza la camaradería, que prueba que esta es irrevocable aun en situaciones de agonía y tribulación. “Los días de Mildawon” recoge fielmente tanto las ilusiones como las desilusiones experimentadas por los escritores coreanos durante los desesperantes días de la guerra.
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(2n de dit ion )
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