I per què triar Mendieta? La primera imatge de Mendieta ens transporta a una ciutat esportiva de Paterna d’aquells llunyans anys 90, quan tot era gegant, quan tot era immens, per a vore a un xic que aplegava a l’entrenament amb una vespa de color blanc destarotada, amb uns pantalons foradats i una samarreta qualsevol, calçat amb xancles. El jugador venia de Castelló i entrenava amb el Mestalla, pujant de tant en tant al primer equip per a posar porteries i completar partidets. Mendieta es un cas estrany perquè mai va destacar en res fins que li va donar per esclatar en mig d’un camp de futbol. Era un xic introvertit que li costava
dir més que un sí o un no, que desplegava sobre la gespa una força física notable, incapaç de coordinar-se amb els estàndards de qualitat exigibles, deixant vore de tant en tant tot el que amagava dins. Aquell cavall per domar, que corria i corria sense saber posar-li ordre al seu potencial, va evolucionar i va fer evolucionar al equip, transformant-se en un jugador que ningú creia possible. No es quedaria molt llunyana de la realitat la definició de ‘ventafocs del futbol’ per a un jugador que es va incorporar al joc del baló amb 15 anys provinent del món del atletisme, que no era ningú i va acabant sent-lo tot.
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Perquè Mendieta representarà sempre aquells temps ja oblidats, perquè ell es la transició del VCF de blanc, del de Karlsruhe, al VCF de blanc i negre, el de Sevilla i París. Es la frontera entre dos èpoques, la personificació de la transformació del València amb el que tots somiaven de xicotets, el València que es va llevar de damunt els complexes que va adquirir amb el descens del 86. Mendieta és el VCF que sempre deuria de ser, personificant l’ascens i la decadència que identifiquen estos 95 anys de futbol a Mestalla. Mendieta es una icona d’una generació, la de 1999. José Ricardo March - escriptor Manuel Veth - futbolgrad Swann Borsellino - So Foot Anja Konrad - 11Freundinen Danny Mellow - music band Cisco Fran - Kawliga ediciones Raúl Tamarit - Los Radiadores Xavi Muñoz - Mundo Deportivo Ricart Martínez - Col.leccionista Robert Nichols - Fly me to the moon Edwin Winkels - Hard Grass -
The Barraca es una revista sobre la cultura del futbol amb base valencianista, si vols col·laborar amb el projecte pots escriure-nos a thebarraca@gmail.com WEB thebarraca.blogspot.com Il·lustració specialone, Amy Kwan, Seveta Doroseva, Mokena Kobali, J.Rivadulla
THE BARRACA se publica bajo licencia Creative Commons que permite su difusión y publicación sin fines lucrativos y siempre que se cite al medio. Los textos firmados pertenecen a sus autores y quedan bajo copyright así como las imágenes publicadas.
GAIZKA MENDIETA
358 PARTIDOS JUGADOS VCF
LIGA 230
COPA 27
EURO 48
TRASPASO RÉCORD
48 MILLONES DE EUROS JUNIO DE 2001 A LA SS LAZIO, TODAVÍA ES UNO DE LOS TRASPASOS MÁS CAROS DE LA HISTORIA DEL FÚTBOL
GOLES POR TEMPORADA EN EL VCF
30 25 20 15 10 5 92/93
93/94 94/95 95/96 96/97 97/98 98/99 99/00 00/01
99/00-00/01
U E FA B E S T M I D F I E L D E R O F T H E Y E A R SU MEJOR PARTIDO
1999
21 GOLES EN 51 PARTIDOS SU MEJOR REGISTRO ANOTADOR EN UNA TEMPORADA
56000 ESPECTADORES
ESTADIO LA CARTUJA (SEVILLA)
FINAL COPA DEL REY 26 JUNIO
VALENCIA CF 3-0 ATLÉTICO CLÁUDIO LÓPEZ MENDIETA CLÁUDIO LÓPEZ
MENDIETA DESDE LOS ONCE METROS LANZAMIENTOS
35
30
25
20
15
10
5
0
GOLES
92,18% PORCENTAJE DE ACIERTOS EN LANZAMIENTOS DE PENALTI
2794 MINUTOS JUGADOS CON EL VCF
TITULAR 305
SUP. 53
►188 PARTIDOS GANADOS ►84 PARTIDOS EMPATADOS ►85 PARTIDOS PERDIDOS ►41 TARJETAS AMARILLAS ►02 TARJETAS ROJAS
SUSTI. 68
62 GOLES EN 358 PARTIDOS
9 GOLES EN 32 PARTIDOS DE CHAMPIONS LEAGUE 3 GOLES EN 10 PARTIDOS DE UEFA CUP 6 GOLES EN 27 PARTIDOS DE COPA DEL REY 44 GOLES EN 230 PARTIDOS DE LIGA
DESTINACIÓ FUTBOL
GAIZKA MENDIETA
8
30
FÚTBOL Y SANGRE EN CIUDAD JUÁREZ
UN GOL EN SAN MAMÉS
Cómo el balón puede apaciguar la ciudad más terrorífica del mundo contado en un excepcional libro por Andrew Powell.
12 EL PODER DE GAZPROM
El gigante gasístico ruso, al servicio del kremlin, es un instrumento diplomático más por el cual Rusia está ganando peso y poder en las instituciones futbolísticas más importantes de Europa.
18 EL SWANSEA QUE SALVARON DOS AMIGOS
Un simple intercambio postal entre dos desconocidos forjó una amistad que 30 años después sería la culpable de rescatar al conjunto galés de su desaparición. Una historia de amistad y fidelidad.
El relato de uno de los tantos más impresionantes que se han marcado jamás, y que acabó siendo carne de canción y de recuerdos imborrables de un VCF emergente que acabaría en Milán.
42 UN TROZO DE MESTALLA EN CASA
La copa del rey del 99 supuso el primer título para una generación entera, criados durante una adolescencia donde imaginar al VCF ganar títulos era clasificado como ciencia ficción y en ocasiones hablar de ello era motivo de mofa.
47 VALENCIA 2000
El equipo que se plantó en Paris deslumbró al mundo futbolístico creando época, el autor intenta darle un ‘nombre’ para que su sola mención nos evoque a él al modo que lo hace el Ajax’70 o el Milán’93.
56 DE BAKÚ A MESTALLA
El viatje que emprén un xiquet azerí fins a plantar-se a Mestalla i complir el seu som-ni. Penjar un cartell fet per ell mateix amb les paraules “Valencia”.
CULTURA DE CLUB
62
100
BUSCANT A GAIZKA
EL XIQUET DE LA BENGALÉ
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LA MUSICALIDAD DEL NÚMERO SEIS
WILKES VIVE EN ‘LA PEPICA’
Anja Konrdad era una adolescent durtant l’Eurocopa del 2000, i apasionada de Mendieta. Les seues ganes de poder lluir una samarreta del seu ídol la va dur a recorrer tota la costa espanyola, i amb el fracás, elaborar-se una ella mateixa.
La trayectoria del otrora número seis del Valencia CF contada a traves de una ‘playlist’ que evoca los mejores momentos del centrocampista rubio a golpe de guitarra.
86 MENDIETA NO VALE NI UNA PESETA
Las miserias del jugador vasco en su paso por Italia le marcaron para siempre. Maltratado por prensa, afición, entrenador y presidente encontró en el Mundial un refugio antes de recalar en el Barça y posteriormente en Inglaterra.
El tour que va emprendre Cubells per Brasil a la reserca de jugadors per al VCF el va portar a descobrir a Pelé i tractar de dur-lo a València. Les circumstáncies que es vivien al cap-i-casal van evitar un fitxatge que pogué haver cambiat el rumb de la historia.
El periodista holandés Edwin Winkels recorre Valencia buscando el legado de Wilkes y se va topando con exjugadores de la época que le cosen a anécdotas y vivencias del VCF de los 50.
110 ¡ VIVA CUBA CHE !
Uns jornalers argentins als 70 feren que per culpa de Kempes un xiquet cubá es fera del VCF.
Lectura de balons
FÚTBOL Y SANGRE EN CIUDAD JUÁREZ aNDREW pOWELL SE QUEDÓ EN PARO Y AL BORDE DEL DESAHUCIO CUANDO DECIDIÓ GASTAR LOS ÚLTIMOS DÓLARES QUE LE QUEDABAN EN EL BANCO EN IRSE A VIVIR unos meses a CIUDAD JUÁREZ. EN LA CIUDAD FRONTERIZA UN EMPRESARIO HABÍA FUNDADO UN CLUB DE FÚTBOL EN plena oleada de asesinatos. AQUELLA HISTORIA HABÍA QUE CONTARLA y EL RESULTADO de su aventura FUE UNO DE LOS MEJORES LIBROS de FÚTBOL QUE SE HAN ESCRITO EN LAS ÚLTIMAS DÉCADAS.
M
Mirando un partido de fútbol por la televisión Robert Andrew Powell se sorprendió a sí mismo, cerveza en mano, desviando la mirada para presenciar el asesinato que retransmitía la ventana de su apartamento. Contempló aquello dando sorbos a su Coronita como quien ve la repetición de una jugada intrascendente. Esa señal le advirtió que debía abandonar la ciudad si no quería volverse loco. Llevaba un año en Ciudad Juárez y ya había interiorizado la violencia como la ha interiorizado el escaso millón de habitantes que figuran en el censo oficial. En aquellos días de pasmo, salía a correr por las mañanas cruzándose con charcos de sangre como quien pasea por Londres un amanecer cualquiera de invierno y se topa con una densa niebla. En el supermarket, donde paraba a comprar la prensa del día, colgaban cadáveres del puente que daba fondo a la estampa del lugar. Allí, en medio de una calle tan fantasmal como terrorífica, una cabeza cortada presidía un puesto de burritos ambulante. Cansado de contar muertos recuerda horrorizado como meses atrás, en la estación de servicio en la que había estacionado, apareciera el cuerpo ultrajado de Pedro Picasso, el entrenador del equipo juvenil de Indios de Ciudad Juárez, y cómo la noticia parecía no haber importado a nadie en el club fronterizo. Sus compañeros reían como
se ríe en la intrascendencia, entrenaban como quien entrena en la ignorancia de lo que le rodea. Su muerte fue una estadística más para unas gentes que en aquellos tiempos llegaron a presenciar 30 asesinatos violentos por noche. Powell había llegado a México desde Nueva York, era periodista en paro, con una hipoteca que amenazaba con dejarlo sin lugar donde ir y que en aquella encrucijada decidió gastar los últimos dólares que le quedaban en una locura. Cuando aún tenia redacción que visitar a las ocho de la mañana leyó una noticia cautivadora, Francisco Iborra, empresario mexicano vinculado al PRI, acababa de fundar un equipo en Ciudad Juárez, la capital de la muerte, el agujero negro y podrido del mundo occidental. Y aquello, había que contarlo. En su adiós, el club pelea por evitar el descenso. Treviño, el entrenador, motiva a sus muchachos enseñándoles imágenes de niños asesinados a la salida del colegio, de cuerpos colgando de postes de teléfono. «Sois el paréntesis para esta ciudad. Con Indios, Juárez no sangra». Pero ya nada funciona. Los tiempos felices acabaron. Sus futbolistas – que tuvieron que abandonar sus lujosos coches porque eran asaltados a golpe de metralleta y sustituirlos por otros que ni siquiera tenían aire acondicionado – reciben amenazas de matones enviados por
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Fue un equipo de parias y jugadores de ligas menores, en la frontera con Estados Unidos, el que paró las balas y llevó ilusión a una población castigada hasta cuando sueña
el propio presidente para forzarles a abandonar los apartamentos que éste les entregó en propiedad como vía para saldar fichas impagadas. Los futbolistas desaparecen sin más de un día para otro, huyen para volver a Argentina, Colombia, para cruzar la frontera y enrolarse en la MLS clandestinamente. «No leíamos periódicos para no entrar en pánico» diría el argentino Maggiolo al diario Olé una vez abandonado México. En su libro – This love is not for cowards, salvation and soccer in Ciudad Juárez – Robert Andrew Powell relata la historia de una ciudad que creyó salvarse gracias al fútbol. «Hemos recuperado Juárez» declaró el gobernador de Chihuahua. Dos años antes de que Powell se sorprendiera viendo sin inmutarse a través de la ventana de su apartamento un asesinato, el club fundado por Ibarra logró un ascenso sonado a primera división. Los cárteles amenazaron con que aquella sería la noche más sangrienta de la historia, pero la ciudad por primera vez hizo caso omiso a sus amenazas y salió a la calle hasta hacerse con ella. Celebraban un ascenso épico al fútbol grande. El autor defiende en su obra que Indios apaciguó Juárez cuando estaba viviendo su etapa más cruenta – 3951 asesinatos aquel año – , los sociólogos, sin embargo, afirman que a los sicarios también les gusta el fútbol. Cuando el balón 10
rodaba por El Benito la sangre no teñía la ciudad. Asesinos y víctimas compartían graderío, asiento en el bar, y pasión por el club. Fueron los años más felices que recuerda una población atrapada en el infierno. Las páginas de This love is not for cowards, salvation and soccer in Ciudad Juárez chorrean sangre, conflicto, pero también transmiten esperanza, es el relato de cómo el artefacto más simple del mundo, un esférico de cuero manchado de barro, puede proporcionar paz y optimismo al rincón más salvaje del planeta. En aquella efervescencia, Indios pasó de luchar por la permanencia a colarse en la lucha por el título de primera división. Las estadísticas de asesinatos menguaban a cada triunfo de un equipo que ya era más que eso para sus gentes. La lejanía de los titulares violentos y la atención centrada en once muchachos corriendo tras una pelota dejó aflorar la socarronería más irónica que ha conocido México. El principal grupo de animación de Indios llegó a llamarse ‘El Kartel’, mataban malos augurios para dar paso a momentos irrepetibles. Hoy, sus integrantes, recuerdan con nostalgia aquellos días de saltos y cánticos en el estadio, esa sensación de euforia vecinal que llevó a Juárez a los noticiarios del país para hablar de gestas y glorias en lugar de miserias y vergüenzas humanas.
Mendieta
Los ecos de aquello ahora resuenan en un estadio saqueado, dejado perder, cuyos únicos pobladores son las malas hierbas y los momentos olvidados. La derrota en semifinales ante Pachuca dejó a Indios a un paso de la final para iniciar el rápido descenso en la montaña rusa en la que se habían subido. Durante el Clausura fueron incapaces de ganar un solo partido, y sin dinero, Ibarra se escudaba en promesas incumplidas de políticos que juraron una operación especulativa para construir un estadio nuevo. Juárez se volvía a hundir en la miseria de quienes la sustentan. Fue un equipo de parias y jugadores de ligas menores, en la frontera con Estados Unidos, el que paró las balas y llevó la ilusión a una población castigada hasta cuando sueña, situando con ellos a Juárez en lo más alto del fútbol mexicano, espoleados por las ganas de vivir de sus habitantes. «Indios era lo único positivo que tenía la ciudad» dice algún exjugador. Indios dibujó sonrisas en personas que nunca supieron esbozarla en su rostro. Aunque sólo fuera durante 90 minutos a la semana, fueron capaces de helar el infierno. La última imagen del equipo nos deja un grupo de jugadores gestando con indiferencia su enésima derrota en un
estadio triste, lejos del bullicio de los buenos tiempos, los cánticos acompañan la decadencia, aunque sin la misma pasión que antes. En aquel tránsito los homicidios se volvieron a disparar alcanzando su techo histórico. La acusación de fraude fiscal sobre Ibarra llevó al club a declarar su insolvencia. La expulsión de la liga y la posterior liquidación fue la bala que mató al club que transmitió alegría en una ciudad donde la muerte tiene casa propia. Niños pegando patadas a un balón en polvorientos solares, manchas de pegamento en los parachoques de los automóviles y una pintada en un muro de la autopista haciendo referencia a “El Kartel” son los únicos vestigios de un pasado que Ciudad Juárez siempre añorará. This love is not for cowards, salvation and soccer in Ciudad Juárez no es un libro completo, Powell abandonó el paro con la historia de Indios, ahora desde sus columnas en el New York Times relata la secuela de una obra que lleva camino de convertirse en la sensación del año. A través de las páginas de la dama gris Andrew relata la diáspora, el exilio de empleados en la fría Colorado expulsados por la violencia... su visita al búnker en el que Ibarra vive rodeado de guardaespaldas en El Paso,
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donde el periodista relata como minutos antes de firmar la liquidación del club, le regala las medallas que certificaron el ascenso del equipo. En sus últimas líneas el autor habla de una ciudad nostálgica y huérfana que espera rezando la llegada de algún prócer local o foráneo que regale a Ciudad Juárez un equipo de fútbol que les devuelva aquel paréntesis ,en medio de la pesadilla, que les arrebataron.
This love is not for cowards salvation and soccer in Ciudad Juárez ya ha sido traducido al francés y al alemán. Sin embargo las editoriales que publican en castellano siguen siendo altamente reticentes a producir y traducir libros sobre temática futbolística, salvo que te llames Jorge Valdano. La obra de Powell es una de las favoritas a llevarse el Willian Hill Sports Book Award, los Óscars del mundo literario en su sección deportiva.
Ilustraciรณn de specialone.ru
Futbol després del mur
EL PODER DE GAZPROM eL GIGANTE GASÍSTICO ESTÁ DESPLEGANDO SUS TENTÁCULOS EN EL MUNDO DEL DEPORTE Y LA ECONOMÍA OCCIDENTAL COMO MÉTODO DEL KREMLIN PARA GANAR capacidad DE INFLUENCIA EN EL SENO DE LA UNIÓN EUROPEA. EL FÚTBOL, Y ESPECIALMENTE EL ZENIT ST. PETERSBURGO, son SU BANCO DE PRUEBAS. LA COMPAÑÍA RUSA YA ESTÁ METIDA EN LA UEFA GRACIAS A SU ACUERDO PARA POTENCIAR LA CHAMPIONS LEAGUE Y TIENE AL BAYERN DE MUNICH EN SU PUNTO DE MIRA CoMO COLOFÓN A SU CUIDADA ESTRATEGIA DE PODER. TEXTO DE MANUEL VETH
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E
En 2008 el Zenit St. Petersburgo se convirtió en el segundo club ruso en ganar una competición europea, y lo hizo tras vencer al Rangers escocés en Manchester, un triunfo que situó al club en el escenario internacional. A pesar de haber juntado una buena camada de jugadores rusos y otros originarios de las viejas repúblicas soviéticas ese éxito no hubiera sido posible sin el apoyo financiero de Gazprom; el gigante gasístico al servicio del Kremlin decidió apostar por el fútbol para llevar a cabo su campaña de imagen global. La final de Manchester fue la cumbre de un proceso que comenzó en 1999 cuando Gazprom se convirtió en patrocinador oficial de la entidad. La firma del contrato tuvo lugar poco después de que el Zenit hubiera ganado la Copa de Rusia, superando al Lokomotiv por 3-1 gracias a dos tantos de Alexander Panov, más conocido como ‘el cohete Kolpino’. El presidente de la gasística, Petr Radionov, declaró tras sellar el acuerdo «que en tiempos económicos compli-
cados es importante que la gente tenga una vía de escape como el fútbol». Radionov hizo esas declaraciones en un país que estaba sumido en una cruenta crisis iniciada en 1998; en una San Petersburgo especialmente afectada por el crack del sector bancario ruso. Con el acuerdo sellado el Zenit se convirtió en la parte
Para convertir a la compañía en el gigante al servicio de la patria que es hoy hubo que deshacerse de ciertos obstáculos. Uno de ellos fue Mikhail Khordokovsky y la compañía Yukos, el gran rival para Gazprom fundamental de un amplio programa de inversiones culturales en toda la ciudad, con la promesa de la compañía de que su club de fútbol tendría la financiación necesaria para poder competir en lo más alto, no sólo en Rusia, sino también en la Liga de Campeones. Radionov, a diferencia de muchos elefantes blancos aterrizados en el deporte, cumplió sus promesas. Para Gazprom el Zenit fue un experimento en una
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ciudad – a diferencia de Moscú – representada por un único club de fútbol. Pero todas aquellas inversiones tenían un sentido más ambicioso, eran la avanzadilla de un plan mucho más basto y de más calado. El Zenit serviría como plataforma de relaciones públicas con el objetivo de introducir a Gazprom y a Rusia en moderno mercado europeo, una herramienta con la que vender la cara amable de un Kremlin grisáceo. En muchos sentidos la inversión de Gazprom en la entidad marcó un punto de inflexión en la economía possoviética de Rusia; el país dejaría atrás un modelo económico basado en el sector bancario para centrarse en la producción y exportación de recursos naturales bajo el auspicio de Vladimir Putin. Con la ascensión de éste, Gazprom empezó a adquirir activos petroleros y gasísticos en toda Rusia. Un periodo emergente no exento de polémica. Para convertir a la compañía en el gigante al servicio de la patria que es hoy hubo que
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deshacerse de ciertos obstáculos. Uno de ellos fue Mikhail Khordokovsky y la compañía Yukos, el gran rival para Gazprom y el nuevo orden. Poco después vendrían más purgas a otros oligarcas vinculados con el sector de los recursos naturales. Una vez despejado el camino Gazprom tenía vía libre para erigirse en el gigante energético de Rusia. Para entender el cambio productivo en la economía rusa no se puede pasar por alto el fenómeno Gazprom. Sus inversiones culturales, y especialmente en el mundo del deporte, son vistas por muchos como un intento de enmascarar a través del mecenazgo cultural las cuestionables circunstancias que le permitieron convertirse en la empresa más grande del país. Alcanzado el primer objetivo, Gazprom ya era mucho más que una compañía, era, y es, un arma al servicio del Kremlin. En 2005 el presidente del Zenit, David Traktovenko, le vendió el club a la compañía. Nunca se dieron explicaciones, ni trascendió la cuantía. Tras la
venta, Traktovenko se exilió en Australia e invirtió parte del dinero ganado con la transacción en comprar el Sydney FC. Desde ese momento Gazprom dejó de ser un simple patrocinador – un patrocinador influyente – para convertirse en el propietario, haciendo del Zenit el club más rico de Rusia. De hecho, desde que controlan la entidad ésta ha ganado la liga rusa en tres ocasiones, una vez la copa nacional y la otra la Copa de la UEFA; además de realizar sonoras inversiones como los 50 millones de euros en el fichaje de Hulk. En 2012 el gigante del marketing alemán, Sport+Markt, situó al Zenit como el club ruso con más seguidores, y el 11º en toda Europa, con un total de 12,6 millones de aficionados.
La creación de una red mundial Pero el Zenit nunca fue suficiente para una Gazprom empeñada en expandir su imperio más allá de las fronteras rusas. En 2007 la compañía selló un acuerdo
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de patrocinio con el Schalke 04. Como parte del trato, el club alemán también firmó un acuerdo de cooperación con el Zenit. La entidad del Ruhr, que cuenta con uno de los mejores programas de desarrollo juvenil, envía desde entonces a varios de sus mejores técnicos y especialistas a Rusia para ayudar a mejorar la infraestructura y la cadena de formación del club sanpeterburgués. La inversión en el Schalke también permitió que la política rusa influyera de alguna manera en el día a día del club alemán. Cuando el Bayern de Munich compró a Manuel Neuer en el verano de 2011 Vladimir Putin trató de interferir en la operación para evitar la marcha del jugador. El diario alemán Die Welt informó que Putin dio instrucciones a Gazprom para que el Schalke dispusiera de los fondos necesarios para mantener al portero internacional en Gelsenkirchen. Ante la negativa del conjunto minero – y según el rotativo alemán – Putin se puso en contacto con los dirigentes del Schalke
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para mostrarle su descontento con la decisión que habían tomado. La influencia que está adquiriendo Gazprom en el fútbol alemán se ha convertido recientemente en un tema de debate en el país teutón. Hay que tener en cuenta que según estimaciones Gazprom supone unos 30 millones al año para el Schalke por distintos conceptos, el 50% de sus ingresos comerciales. Tras el reciente éxito del Bayern se especuló durante semanas sobre la posibilidad de que la compañía adquiriera un importante paquete de acciones del club bávaro, aunque éste finalmente decidiera venderle a Allianz un 8,3% de la entidad a cambio de 110 millones de euros. A pesar de que en la Bundesliga existe la regla del 50+1, por la cual los clubes tienen la obligación de ser dueños al menos del 51% de las acciones, tienen total libertad para vender el 49% restante a inversores potenciales. Esta medida la utilizan muchos equipos como fuente de financiación para atraer a importantes socios dispuestos a invertir sumas millonarias. Un acuerdo estratégico con el Bayern, el club más popular de Alemania, sabe-
dora de que es vista con recelo por los alemanes, hubiera ayudado a crear un mejor perfil de Gazprom en la principal economía de Europa, y también en el país de su cliente más importante. Aunque el posible acuerdo con el club muniqués sigue estando lejos de materializarse la diplomacia rusa sigue trabajando a destajo para que en el futuro sea una realidad. De momento, el imperio futbolístico de Gazprom ha ido arraigando en otras latitudes. Por ejemplo, en 2010 la compañía salvó al Estrella Roja serbio de la quiebra al firmar un patrocinio masivo que alcanzó los 3 millones de euros por temporada. Una fortuna dentro de los parámetros del fútbol balcánico.
Gazprom: Ministerio de propaganda En 2012 Gazprom unió su destino al del Chelsea para crear una alianza estratégica a nivel mundial. El acuerdo con la entidad londinense no es muy sorprendente teniendo en cuenta las estrechas relaciones que unen a Roman Abramovic con el Kremlin. Como apuntó The Guardian, el acuerdo incluye la
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asistencia para que el Chelsea pueda sortear cualquier problema con las reglas del Financial Fair Play que ha instaurado la UEFA y que obliga al Chelsea a ser menos dependiente de las inyecciones económicas de Abramovic, que a ojos del organismo contiental, son vistas como préstamos al club, situándose como el club más endeudado de Europa y poniendo en riesgo su participación en las competiciones europeas. El Financial Fair Play fue introducido por Platini en 2009, y se trata, en esencia, de un sistema para otorgar licencias que permitan a los clubes competir internacionalmente. Este sistema se basa esencialmente en el sistema de licencias que utiliza la Deutsche Fussball Liga (DFL), el órgano rector de la Bundesliga y 2.Bundesliga alemana, y sigue los siguientes principios: Lograr una mayor disciplina y racionalidad en las finanzas de los clubes. Disminuir la presión que suponen para las finanzas la inversión en salarios y traspasos. Fomentar la inversión a largo plazo en escuelas e infraestructuras. Fomentar la viabilidad de los clubes europeos y ayudar a los clubes a
Mendieta
La diplomacia rusa trabaja a destajo para que Gazprom se convierta en socio estratégico del Bayern de Munich, una jugada política que llevaría a la compañía a relacionarse con el club más popular de Alemania. resolver sus pasivos de forma correcta. El acuerdo con Gazprom permite al Chelsea aumentar sus ingresos por patrocinios y poder presentar unas cuentas menos dependientes del capital aportado por Abramovic, que técnicamente, son vistos como pasivo según los términos establecidos por la UEFA. Por eso el CEO del club, Ron Gourlay, expresó su entusiasmo tras el acuerdo: «Es un acuerdo mundial altamente provechoso para el club, y demuestra el creciente atractivo del Chelsea en el mercado internacional», además Gourlay añadió: «Nuestra gran base de aficionados en todo el mundo ayudará a Gazprom a llegar a sus mercados clave en Europa y Asia, mientras nosotros nos beneficiaremos de su apoyo en el desarrollo de nuestros programas corporativos de responsabilidad social a nivel global». Según todos los estudios publicados el Chelsea cuenta con la segunda masa salarial más alta de la Premier League, solo superado por el Manchester City. The Guardian también informó el 9 de noviembre de 2012 que el acuerdo de patrocinio con Ga-
zprom significaba que por primera vez en la era Abramovic (2003) el club cerraría un ejercicio contable arrojando beneficios. El acuerdo con el gigante ruso de la energía tal vez sea solo una de las forma que ha encontrado Abramovic de esquivar el juego limpio financiero, gracias a sus conexiones políticas y financieras con la ‘madre patria’. Porque a medida que se van descubriendo sus vínculos con el Vitesse se va viendo que el oligarca ruso no tiene ninguna intención en cumplir las normas impuestas por la UEFA.
Hacer política al estilo Gazprom Gazprom no invierte en fútbol sólo para promover su imagen a nivel internacional o limpiar su cara en el ámbito doméstico. Más bien al contrario, Rusia utiliza estas inversiones para influir directamente en las tomas de decisiones de los grandes clubes. Como un kraken, la empresa es capaz de introducir sus tentáculos en los órganos de poder de la Premier League y la FA gracias a su influencia sobre uno de los mayores clubes del fútbol inglés.
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En cierto modo este proceso refleja el proceder de Gazprom en las esferas económicas, donde ha sido capaz de infiltrarse en las principales compañías de Europa Occidental a través de participaciones accionariales clave, desde las cuales Gazprom puede influir en las decisiones políticas en países como Alemania, Francia o Reino Unido. Por ahora, desde la perspectiva de los países en los que Gazprom está haciendo sus inversiones, tales proyectos no se consideran peligrosos. Para muchos se trata de un juego de cosmética relacionado con la imagen. En última instancia, se puede argumentar que Rusia, a través de Gazprom, está sembrando semillas de poder bajo un velo de apoyo a grandes eventos deportivos tanto en Rusia como en Europa. Su nueva incursión ha sido un potente acuerdo económico para vincularse a la Champions League, además de contribuir con grandes sumas a los programas de desarrollo del organismo futbolístico continental. Gazprom ya está en la UEFA.
Ilustraciรณn de Amy Kwan
Destinació futbol
EL SWANSEA QUE SALVARON DOS AMIGOS La historia de éxito que protagoniza el swansea city comenzó hace 35 años, cuando surgió la amistad entre dos personajes unidos por un anuncio en un fanzine y un cruce de cartas. Ahora, ambos, son dueños de un club que han conducido a los mayores éxitos de su dilatada historia, conquistando el primer gran título con la carling cup.
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El último gesto de una tediosa revalorizado alcanzando los 60 negociación fue lanzar un par millones de libras, 2400 veces su de monedas a los pies de aquel valor de compra. Una suma conaustraliano loco, una acción que siderable que podría hacer ricos plasmaba el desprecio genera- a dos simples mortales. «¿Cómo lizado hacia un personaje que vamos a vender algo que amaamenazó con hundir en la mise- mos y que nos ha costado tanria al Swansea. Era una habita- tos sacrificios? El Swansea es el ción muy similar a la del modes- dedo en el ojo de la capitalista to The Dragon Hotel en la que Premier League y eso no hay diJohn Van Zweden pernoctó du- nero que lo pague». rante más de 30 John y «Fuck you very much» responden años en vísperas David tienen de partido. EnDavid Morgan y Van Zweden cuando ese brillo espetre latas de cercial en los ojos, les preguntan si hoy venderían veza y humo de el mismo que el Swansea City a un inversor tabaco un grupo identifica a un de amigos deponiño abriendo sitaron las 25.001 libras que des- su regalo de Navidad, la misma poseían a Tony Petty de su título mirada que ilumina el rostro de de propietario. Los cisnes, desde un pequeño entrando por priaquel momento, eran cosa de un mera vez al estadio de la mano par de amigos. de su padre. La Premier visitó «Fuck you very much» País de Gales hace dos años, responden David Morgan y Van Swansea fue la primera ciudad Zweden cuando les preguntan si galesa en competir en la mejor hoy venderían el Swansea City liga del mundo. Pero también a un inversor. La entidad que es una tierra de pocos recuradquirieron hace 11 años, reba- sos, de marismas y recurrentes nando hasta el último penique nieblas que cubren la urbe con de sus cartillas de ahorro, se ha demasiada frecuencia. Un espa-
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cio abrupto y cautivador definido por el poeta Dylan Thomas como ‘encantador y repulsivo al mismo tiempo’ en el que se esconde una increíble historia de amistad gestada hace 35 años.
Aquel invierno de 1977 En el viejo Vetch Field, como tantas otras veces, David se preguntaba que hacía allí. Escapar de la fina lluvia era lo más emocionante de aquellas tardes de sábado contemplando partidos de la Fourth Division. Ella y un viejo programa de partido ejercían de evasores de dramas para aquel adolescente de 14 años. Sin ya nada que importara sobre el verde, ojeando un magullado y arrugado trozo de papel, intentaba poner fin antes de hora a un encuentro sin demasiada historia. ‘Pen Pal Wanted’. En aquella cuartilla había un anuncio que le llamó la atención... un tipo de Holanda buscaba amigos por correspondencia. ¿Qué era aquel cisne negro en la ca-
Mendieta
miseta de un equipo de fútbol? Preguntaba. John Van Zweden nunca fue un estudiante brillante. Aunque siempre tuvo ideas geniales. Su bajo nivel de inglés amenazaban sus posibilidades de promocionar de curso, llevándole a buscar un nativo con el que cartearse para avanzar en su gramática, huyendo así del gasto que suponía un profesor particular con el que reforzar sus clases en La Haya. Morgan arrancó aquel anuncio, guardándoselo en la cartera, para aquella misma noche describir con furiosa precisión la enésima derrota del Swansea . «Tuve que hacerlo, aunque sólo fuera para explicar el significado del cisne» confiesa reclamado por la fama del momento. Apenas bastaron dos años de misivas para arrastrar a Van Zweden a la ciudad, presentándose con un destartalado Opel color naranja. «El coche más feo que he visto en mi vida» recuerda Morgan. Los focos del viejo recinto emitían una luz amarillenta en contraste con el ocaso rojizo
de la atmósfera, en las calles que rodeaban aquel estadio retumbaban cánticos abrumadores, pubs humeantes salían al paso de una especie de comitiva rumbo a las puertas del Vetch Field. Con la brisa del mar atormentando su ser, el holandés con problemas de inglés, acabó maldiciendo no haber nacido en aquel rincón del mundo. Tras aquella iniciática visita viajaría semanalmente durante décadas hasta acabar convertido en un inquebrantable supporter, adquiriendo lentamente las inconfundibles pintas de hooligan borracho a punto de ser juzgado por un tribunal de orden público. Su refugio en el modesto The Dragon sería el lugar perfecto en el que construir su historia, donde ahogar penas en alcohol y vivir momentos de euforia colectiva con desatada pasión. Entre el ambiente del Vetch Field y las sábanas de una habitación polvorienta se gestaría a fuego lento la edad de oro de un club en decadencia.
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Aquel invierno de 2002 Los ánimos en la ciudad pintaban de gris depresión las entrañas de sus gentes. Aquel australiano esperpéntico que había llegado nadie sabía cómo seguía haciendo de las suyas. Los despidos de jugadores de forma despótica era su intento de arengar a una plantilla descabezada, abandonada frente al desastre y ya sin rumbo. Las noticias de impuestos impagados copaban los titulares de una prensa local que sólo restaba espacio al rugby para airear situaciones funestas del equipo de fútbol. Todo aquello junto, con el farolillo rojo en la League Two cosechado aquel fin de semana, amenazaba ruina. Sentados en aquel tugurio, los murmullos que se escuchaban de fondo ponían banda sonora a las discusiones en torno a una mesa repleta de botellines y malos humos. Cinco amigos frustrados, cansados de la situación, no veían ante aquellas circunstancias solución alguna a una entidad ya de por sí poco atractiva.
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la historia moderna del swansea comenzó a escribirse entre las polvorientas paredes del dragon hotel, donde se alojaba van zweden cada vez que visitaba a su amigo en swansea. en esa misma habitación le comprarían el club al infausto tony petty para reflotar a la institución hasta situarla en la lujosa premier league
«Yo podría juntar hasta 50 mil libras» dijo Van Zweden. Fue un comentario suelto, un pensamiento en alto como intento de calmarse en mitad de aquel llorar las penas entre amigos y cervezas. «Yo puedo juntar 20 mil libras con un poco de suerte» le acompaño Morgan. Las miradas empezaron a cruzarse, las ideas a brollar sin control contagiando a todo el pub, tras el cual, llegaría una ciudad entera. De repente las derrotas dejaron de verse como clavos asegurando la tapa del ataúd transformándose en autopistas hacia la libertad. Aquellos dos locos que empezaron a cartearse en su adolescencia habían parido un Supporters’ Trust tras una melancólica conversación en la mesa de un bar, pasando por una arenga en las puertas del estadio
transcrita en un par de fanzines, implicando por reacción a una masa social que acabó evitando una desaparición inminente. Fueron las bases las que recaudaron las 300 mil libras necesarias para pasar de rojo a negro la deuda con el fisco, un triunfo de tal magnitud que obligó al infausto Tony Petty a sentarse en una habitación de hotel para escuchar aquella oferta.
Un equipo de pueblo Hace tres décadas y media el Swansea era víctima de su propio anonimato, una aguja en un pajar tan perdido que sólo un loco podría fijarse en él. «Pensé que cuanto más pequeño fuera el club más posibilidades tendría de encontrar respuesta, de que se alegraran de que alguien qui22
siera ser su amigo» dice un Van Zweden que más que mejorar su inglés aprovechó aquel anuncio para dar rienda suelta a su pasión por el fútbol. Hoy en día ambos rozan los cincuenta años. El rubio holandés en su pequeño negocio de alquiler y venta de coches viste a sus empleados con el cisne bordado junto al logo de la empresa. Incluso en el almacén esconde un pequeño museo del Swansea, atesorando un ejemplar del primer programa que se editó hace un siglo, comprado por 1000 libras a un librero quejoso. Aquella pareja de amigos que se veían en la cantina del The Dragon para iniciar su pequeña caminata al estadio, vestidos con camisetas y vaqueros desgarrados por ilusiones y entusiasmos, han dejado la vestimenta casual para entrar
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en el moderno Liberty Stadium gimnasio, donde Bob Martínez ataviados con trajes y corbatas y Brendan Rodgers moldearon manchados por responsabilidad sus equipos clavando a la entiy nervios al sustituir el viejo fon- dad en el mapa del fútbol mundo por la comodidad de la tribu- dial. Son los síntomas inequívona. Es el precio que han tenido cos del presupuesto más bajo de que pagar por vaciar sus cuentas la categoría, algo de lo que gusta corrientes y hacer frente al pro- presumir a su accionariado poblema que amenazó al club con pular. «La bufanda de cachemir llevárselo por delante. Morgan que usa Mancini vale más de lo y Van Zweden controlan un que cobran al mes la mayoría de pequeño paquete accionarial, nuestros jugadores», espetan sin repartido a partes iguales entre rubor. A pesar de sus limitaciootros tres amigos, el 24% restan- nes el Swansea es el equipo que te, queda en manos del Suppor- mejor trabaja y mejor juega sus ters’ Trust, agrupándose tras él bazas. «Fichamos lo que hace todas las sensibilidades sociales falta, nada más, si nos falta un que despierta la entidad. lateral, fichamos un lateral, no Hoy en día los cisnes un delantero pensando en cuánson una institución revitalizada, to valdrá mañana o si pasado sumergida en el mejor momen- se irá de precio y no podremos to de su histocontratarlo». ria, cimentado en Los chicos de aquella salvación el swansea se presenta como un insulto Laudrup sumamilagrosa de 2002 ron el pasado a la cara de los grandes clubes que se presenta ya curso 500 pases y sus exageradas inversiones. como el trampomás por partido lín desde el cual que el Arsenal, han alcanzado las alturas con las vinculando para siempre el soque han conquistado el primer brenombre de Swanselona al gran título – más allá de las co- del equipo gracias a un reportaje pas de Gales – en cien años. En de la revista FourFourTwo en el todo este tiempo muchas cosas que se mostró a Leon Britton cambiaron en Swansea. El viejo junto a Xavi bajo el titular «uno Vetch Field es ahora un bloque de ellos es el mejor pasador de de apartamentos, el polvorien- Europa». to y mugriento The Dragon se «Tocamos el violín toda transformó hace tres años en un la semana hasta que encontrahotel de cuatro estrellas, pero a mos una nota que suene bien» pesar de todo, el club, sigue ahí, dice Morgan entre risas, «en fiel a su autenticidad, con el des- realidad no sabemos cómo hepacho del manager en el mismo mos hecho que esto funcione». agujero de cuatro metros cuadra- El Swansea se presenta como un dos situado en el sótano de un insulto a la cara de los grandes
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clubes y sus exageradas inversiones. Salta a la vista cuando se pretende conocerlos de cerca. De jueves a domingo John Van Zweden se pasea por el campo de entrenamiento ataviado con su inseparable chándal, pintando las vallas, tendiendo la ropa de entrenamiento o dirigiendo con los pocos empleados que tiene el club los trabajos más rudimentarios. «No quiero ser millonario, sólo quiero dirigir el Swansea junto a mis amigos de toda la vida, que es lo que hemos soñado todos desde pequeños. Rescatamos al club de la mierda y lo hemos puesto entre los mejores, todo este trabajo se iría al garete si mañana lo vendemos al primero que venga con la billetera» responde el holandés cuando le insisten con la posibilidad de vender el club. Los cisnes salen al campo reuniendo un pequeño grupo de héroes locales para competir entre millonarias estrellas, un agujero en el sótano de un gimnasio público lucha contra lujosos despachos y legiones de secretarias, un vendedor de coches de segunda mano se cruza por los palcos con Mansour... Es la fábula de David contra Goliat llevada a un terreno de juego. «Esto no tiene precio, voy a estar dirigiendo el Swansea hasta que me muera» sentencia Van Zweden. Los cisnes ya son el orgullo del fútbol moderno.
«Todos aquellos llegaron de cesiones en segunda división, libres de contrato, de la cantera o por cuatro duros mal contados procedentes de ligas lejanas. Fue algo así como formar una banda de rock con un anuncio en una revista y que se presentara una legión de marginados sociales, sin demasiado que perder, con el único propósito de dejar en ridículo a los AC/DC al primer golpe de batería. Joder, y lo consiguieron» ► pag 42
GAIZKA MENDIETA
EL SEÑOR DE LOS PENALTIS Nunca miraba el balón, sino al portero. No pesta- creyó ser más de lo que nunca fue. Y fue mucho. ñeaba, fijando su mirada en aquel manojo de dudas a la sombra de un larguero. De frente, clavando sin escrúpulos sus afiladas pupilas. Relajado, los brazos caídos... Al fin y al cabo se trataba de un disparo. El portero se acomodaba y Mendieta observaba, esperando, hasta tomar carrerilla. Y aún antes de golpear la pelota sus ojos seguían fijados en la víctima, aguantando su decisión para dirigir el esférico al lugar preciso, a ese rincón en la cepa del palo del que es imposible rescatarlo. «¡No me quitaba los ojos de encima!» Recordaba Casillas en Septiembre del 2000 tras vérselas con el vasco desde los once metros. «¡No mira el balón! ¡Joder!, Pensé, ¡qué tío!». Tampoco era un jugador de complexión poderosa, ni de los más veloces sobre el campo, pero tenía la mirada de un ganador nato, completando así un privilegiado cerebro capaz de leer situaciones de riesgo en segundos. Una vez empezó a hacerlo todo bien ya no pudo parar, hasta que
Gaizka aterrizó tarde en el fútbol por dedicarle su infancia al atletismo, ganando un fondo físico que le ayudaría durante su carrera. Ese aprendizaje tardío, esa sensación infinita de vivir desubicado en un ecosistema perfecto para sus características, le ayudó a concienciarse de que tenía que aprender de los que sabían. Y aprendiendo, acabó convirtiéndose en una máquina infalible. No era un juego de azahar. Ni se trataba de fusilar al guardameta. Su manera de lanzar penaltis era la más arriesgada, y lo era porque jugaba a engañar al portero. Lo intimidaba, haciéndole sabedor de su derrota. «Espérate a que se tire, luego, la colocas al otro lado». Salenko llegó al Valencia CF para ser una estrella regalándonos en su fracaso un legado impagable. Del ruso adquirió nuevos métodos, perfeccionando una técnica que le convertiría en el mejor lanzador de penaltis del mundo, y quién sabe, si de todos los tiempos. De repente, era una gigantesca esponja,
un captador de conocimientos, completando una metamorfosis que confundirá a la historia haciéndole creer que existieron dos Mendieta. El que sólo sabía correr, y el que supo cómo se lanzaba una falta observando a Mijatovic, hasta quitársela, como se quita un bocadillo en un patio de colegio. Primero se ganó el derecho a lanzar los tiros libres, luego a ejecutar desde los once metros, y finalmente, a lucir la capitanía. Caminó al liderazgo, firme, pero en silencio, sin perder de vista ningún detalle. Un proceso construido peldaño a peldaño del que fue adquiriendo experiencias que le transformaron. «No es un farol, es una especie de penalti a lo Panenka» dijo de él uno de sus entrenadores. Mendieta era de esos espíritus ausentes, de los que se quedaban mirando en silencio por la ventanilla del autobús imaginando su siguiente movimiento mientras sus compañeros se acomodaban entre ruidos. Regresando para anotar un gol de 25 metros en rescate de su equipo. La soledad de Paterna es
el único testigo de la composición de aquel ritual. Porque Mendieta no fue artista, sino un trabajador del fútbol que llegó a saber por esfuerzo y no por condiciones innatas. Nunca hizo nada que no hubiera ganado practicando en una ciudad deportiva que lo miraba con asombro lanzar balones a la escuadra y penaltis al palo, mientras las horas, avisaban de que sus compañeros hacía mucho que se habían ido a casa. Observar fotograma a fotograma su lanzamiento es ver una opera en miniatura, delicada, perfecta, dulce, un baile de movimientos que eleva la ejecución de su penalti a perfecta obra de arte. El resultado final de un constante trabajo que le permitió meterle un gol por la escuadra a un fútbol que no siempre le aceptó entre sus filas.
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Especialistas de los once metros Enfrentarse al punto de penalti requiere condiciones especiales, la presión ambiental, el saber que de ese lanzamiento puede depender una final, un partido, la diferencia de estar en primera o en segunda o pasar de ser campeón a no ser nadie, se juega en ese minúsculo punto de cal situado en el corazón del área. Para sobrevivir a su escrutinio hay que tener una templanza fuera de lo común, con control y una frialdad mental que pocos jugadores alcanzan a dominar. Son pocos los futbolistas que han conseguido destacar desde los once metros, levantándose como especialistas hasta trascender. Mendieta era uno de ellos, el mejor de su generación, uno de los mejores de la historia. En la actualidad sólo Ibrahimovic ha podido superarle en la estadística, aunque entre el vasco y el sueco existen notables diferencias. Zlatan lanza a matar, no juega al despiste, no crea, ni trabaja, se basa en la potencia. El juego mental con el que sometía Mendieta al zaguero es lo que le hizo especial, lo que le llevó a elevarse por encima de otros cracks del fútbol como Baggio, uno de los suyos, un inventor que a pesar de ser masacrado en USA’94 siempre tuvo una finura natural para ejecutar guardametas. Quizá, junto con Gaizka, el mejor estilista que haya existido sobre el punto de penalti. Con 31 goles y una eficacia del 92% convierten al rubio de Mestalla en el mejor lanzador que haya dado el fútbol en mucho tiempo. De sus 34 penaltis lanzados tan sólo erró dos.
Dennis Bergkamp era un artista del balón, un creador singular que alcanzó antes fama por su miedo a volar, perdiéndose importantes encuentros de la Copa de Europa, que por sus gambeteos y goles imposibles en el terreno de juego. Mendieta y él tenían similitudes que les hacían próximos, especialmente en esa habilidad para anotar goles antológicos, de los que se siguen hablando aún habiendo pasado décadas. Un arte que supo llevar al punto de penalti para anotar 34 goles en 38 lanzamientos, situándose tercero con un 89,4% de acierto. Bergkamp lideró un Arsenal imbatible que perdurará siempre.
Tras Mendieta, Batistuta se presenta como el mejor lanzador. El argentino, al igual que Ibrahimovic, fiaba todo a su potencia, rara vez a la colocación, a la técnica, su arte consistía en fusilar al guardameta rompiendo la red de la portería si hacía falta. Sus 28 goles en 31 intentos (90,32% de acierto) desde el punto de penalti le sitúan segundo en la tabla de mejores lanzadores de su generación. Ídolo en Argentina y la Fiorentina fue uno de los mejores delanteros que se han visto en los años 90 y principios del siglo XXI, pudo despedirse del calcio ganando el scudetto enrolado en las filas de la Roma de Cappelo.
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Hablar del calcio de los años 90, la mejor etapa del fútbol italiano, es hablar de personajes como Enrico Chiesa, un seguro del gol que trotó por media bota hasta recorrerse el fútbol italiano de cabo a rabo. Tanto se tomó en serio su rol de finalizador que formó parte de la última gran Sampdoria y del último gran Parma, potencias de una época que parece haber huido para no volver nunca. Su técnica para lanzar penaltis nunca se alejó de la ortodoxia, aunque como todo en él adquiría una normalidad inusual. Sus 26 goles en 30 lanzamientos (86,67%) le sirven para colarse entre los cuatro mejores.
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En Del Piero el balón parado llegó tarde y de forma trágica. Tras aquella lesión de rodilla en Udine no volvió a ser el mismo, aunque su inmensa calidad le ayudó a sobrevivir a un excelente nivel en un campeonato tan exigente como el italiano. Era más de colocar en la escuadra faltas escoradas, pero tampoco se le dio mal los once metros, en su transformación de segundo punta explosivo y regateador a un jugador más estático y menos participativo encontró en los penaltis una buena fuente para hacer goles. 27 en 32 lanzamientos, un 84,32% de acierto que le permite situarse entre los mejores en juego.
‘Sinisa tira la boma’ solía cantar el Olímpico de Roma cuando vestía los colores de la Lazio. Si habláramos de faltas directas Mihajlovic sería el rey absoluto del mundo. Sobre todo de faltas a media y larga distancia, donde ‘su bomba’ se mostraba especialmente destructiva hasta el punto de desempolvar las escuadras rivales. Su forma de lanzar penaltis mezclaba estilo Panenka con estilo Mendieta, una forma sutil de lanzamiento que hacía que el balón flotara en el aire como una hoja para colarse pegado al palo, allí donde el portero tiene pesadillas. 31 goles en 38 disparos le dejan con un 81,5% de aciertos.
Suker, junto a Mendieta y Bergkamp los únicos que no hicieron carrera en el calcio, se cuela en la lista gracias a sus 46 lanzamientos de penaltis. Aunque apenas sume un 82,61% de acierto (38 goles) es el delantero que más oportunidades ha tenido desde los once metros. Cantidad cosechada sobre todo en su etapa en el West Ham y en el Real Madrid, donde más penaltis pudo disfrutar de los muchos lugares en los que jugó. Habilidoso punta, pareció vivir una segunda juventud durante Francia 98 llevando a Croacia hasta las semifinales del mundial, desapareciendo de forma discreta hasta retirarse en silencio.
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Nunca un penalti marcó tanto a un jugador. Aquel de Baggio en la final del mundial de 1994 le arruinó la carrera. Visto desde la distancia nunca se entendió como un futbolista como él pasó de ser el referente absoluto del calcio a pasar por un apestado, teniendo que abandonar la élite para dormitar en equipos de media tabla, esperando que le llegara el retiro inmerso en un olvido siniestro. A pesar de aquello Baggio era un creador desde los once metros, un lanzador fino, que buscaba la plasticidad. Tras USA’94 le costó volver a lanzar penaltis y se quedó en 31 goles de 38 intentos (81,58%).
UN GOL EN SAN MAMÉS Uno imagina a Mendieta cómodamente recostado en un diván, proyectando con plácida naturalidad aquellas acciones altamente complejas, esbozando una sonrisa donde otros levantan pesados tratados para explicar gestos interpretados en vals, esas maneras de mover las caderas y armar piernas, dejando fluir una concatenación de notas armónicas que acababan pariendo una impronta duradera en forma de gol. Gaizka esbozaba las jugadas sin pedir clemencia al rival, que naturalmente, se ofendía al verse superado por acciones que nacían en la misma raíz de la imaginación. Tiene que ser llamativo comprobar como repasa el transcurso del proceso, es de suponer que la sensación es similar a la que nosotros experimentamos cuando encendemos un viejo vídeo de aquellas fiestas de cumpleaños en las que no levantábamos dos palmos del suelo, donde todo era felicidad, tartas de chocolate y regalos hasta el techo en una habitación repleta de risas. El movimiento le lleva a retorcerse, para así poder alterar la situación de su cadera cara al impacto final con el balón, situándose en el punto de ebullición perfecto.
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Todo empieza con un toque en el centro del campo, un inicio simple en aquel Bilbao frío y lluvioso que recibía a un equipo en ascenso, reconstruyéndose todavía a sí mismo desde las ruinas de un proyecto pomposo y fracasado que desaparecería allí mismo, sin saberlo, entre un giro de tobillos. El mismo que sirvió para zafarse de su primer marcador, hoy sentado en silla de ruedas recordando sin dentadura como se rompió en dos aquella noche en un San Mamés medio vacío, como intuyendo la que se le venía encima. Un juego de pies bastó para librarse del primer rival, un suspiro en el tiempo, que trazó los cimientos de una jugada colosal construida desde el precipicio. Una fracción de menos hubiera bastado para perder el duelo con la genialidad y encalar todo aquello en el limbo de las cosas inconclusas, desperdiciándose un momento irrepetible, porque para todo eso bastaba una punta de folio, un milímetro, no más. En esa precisión
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recala la verdadera genialidad del primer movimiento, el que alumbró la mayor jugada individual jamás contada. «¡Pásala, pásala!» Miles de voces le gritaban al tubo catódico. Angulo, a su izquierda, tenía todo el campo para él solo, y de paso, una entrada en primera fila para aquello. Le faltaban las palomitas y las gafas 3D, pero ante la necesidad siguió mudo en su papel de testigo. Pudo elegir lo sencillo, un pase al 23 que le escudaba, bastaba una carrera y algo de tino para dejarle vía libre hacia el área rival. Pero eso era previsible, al alcance de cualquiera, aquel 6 desbocado con el balón en los pies ya había maquinado en su hipotálamo, aún sin ser consciente, una estrategia mejor, la que eligen los genios, y por eso, sorprendió a todos. El primero de los de rayas le lanzó una trascada para retirarlo del campo, pero un movimiento de claqué lo dejó allí, ridículo, al pobre Patxi, con su humanidad embarrada en la humillación. El amigo Ríos debió
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intuir en ese momento que no se el salón de casa, la barra del bar, la iba a pasar ya al 23, y decidió o en alguna cabaña perdida en la convertirse en el segundo mártir cima del Everest, dejaran sus bode la causa lanzándose al suelo cas abiertas para dar paso al sipara acompañar a su vecino de lencio. Apenas un guelo renegón marca a la habitación del ridí- en algún rincón del mundo se culo. Allí quedó, tendido, con atrevió con un ‘ie, soltala ja que su cámara de fotos en forma de la vas a perdre, collons’ cuando turista japonés para inmortalizar hizo el primer giro de una ruleta el momento. Fueron los únicos doble que dejaría grogui a Alque intentaron corta, justo en pararlo, los deel punto neceGaizka esbozaba las jugadas sin pedir más, imbuidos, sario para romaducidos, hip- clemencia al rival, que naturalmente se perlo en dos, notizados, iban ofendía al verse superado por acciones y enviarle de cayendo desde que nacían en la misma raíz de la imaginación regalo navideel catatonismo ño una prótesis generalizado nueva, para susque invadió el estadio. tituir aquella que le pusieron tras «¡Pásala, pásala!» No era la cola de vaca de Romario. ningún grito gratuito. A un paso Esa especie de campade chafar el área, a unos pocos nadas en forma de «Mendiiiii, centímetros de adentrarse en la Mendiiiii» cesaron solo tras el historia, los gritos de «Mendiiiii, segundo latigazo que llevaría a Mendiiiii» irrumpieron en la ju- la lona al defensor vasco. ¿Qué gada para añadirle banda sono- haría? ¿La pasaría al segundo ra a toda aquella épica. No era palo? Era lo lógico. Las bocas tontería pensar que el chico se todavía abiertas, con los ojos había vuelto loco. Sólo su de- como platos, contemplarían a un terminación hizo que las gentes loco ejecutar a su última víctima. que le acusaban de tarado desde Un portero, que justo con el úl-
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timo «Mendiiiii, Mendiiiii», vio pasar el balón que esculpiría definitivamente la jugada en obra de arte. Consciente de su creación, el rubio regateador, con los brazo extendidos y mirando fijamente al compositor del griterío que le acompaño hasta ese mismo instante, le dijo con la mirada «¿Qué me decías?» Todos se fundieron en un abrazo que selló el cambio de orden, esperando sentados que empezaran a componer la canción que relatara aquella jugada.
Durante el pase en bruto de la jugada, en ausencia de los comentaristas, simplemente con el sonido ambiente, durante casi toda la jugada se escucha un incesante grito “Mendiii, Mendiii” proveniente de algún lugar. El autor era Cláudio López, fuera de plano, desmarcado, esperando, como lo esperaba la humanidad entera, que Mendieta abandonara la locura e hiciera lo previsible, lo normal, lo común... pasársela a un compañero mejor colocado y más acostumbrado a lidiar con las hadas del área. Aquel “Mendiii, Mendiii” sólo dejó de sonar cuando el 6 se puso frente al portero y la coló al segundo palo.
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Los goles Imposibles De Mendieta Me he despertado casi a las diez y me he quedado en la cama más de tres cuartos de hora, y ha merecido la pena. Ha entrado el sol por la ventana, y han brillado en el aire algunas motas de polvo. He salido a la ventana y hacía una estupenda mañana. H e bajado al bar para desayunar y he leído en el Marca que se ha lesionado el niñato. Y no me he acordado de ti hasta pasado un buen rato. Luego han venido estos por aquí y nos hemos bajado a tomarnos unas cañas, y me he reído con ellos. He estado durmiendo hasta las seis y después he leído unos tebeos de Spiderman, que casi no recordaba. Y he salido de la cama. He puesto la tele y había un partido y Mendieta ha marcado un gol realmente increíble. Y me he puesto triste el momento justo antes de irme. Había quedado de nuevo a las diez y he bajado en la moto hacia los bares de siempre, donde quedaba contigo, y no hacía nada de frío. He estado con Erik hasta las seis y nos hemos metido cuatro millones de rayas. Y no he vuelto a pensar en ti hasta que he llegado a casa, y ya no he podido dormir como siempre me pasa. Un buen día - Los Planetas -
R.Sociedad 07/12/1997
Athletic 15/02/1998
Deportivo 02/05/1998
El gol que cambió la vida de todos, un gol que rescató del purgatorio a un equipo incipiente que todavía no había encontrado el rumbo. Aquella jugada en Anoeta, inicada en una carrera, sorteando a dos marcadores con un giro de cadera para lanzar un latigazo a la base del poste, rescató un punto evitando que Ranieri acabara su periplo en el club antes de tiempo, ganando unas semanas que aprovechó para acabar de moldear uno de los mejores equipos que se recuerdan en aquellos grises y olvidados años noventa. Mendieta y el VCF moderno empezarón ahí.
Una jugada marciana, la consagración de una explosión. Aquella noche en San Mamés el rubio de oro marcó un gol antológico para inspirar la letra de uno de los temas de Los Planetas, ejecutando una jugada que los amantes de los vídeo juegos, sin éixto, siempre han soñado emular.
Un futbolísta que destaca por sus golazos y por una epecial habilidad a la hora de lanzar penaltis, convirtiéndolos en imposibles para el guardamenta, oculta su otra gran virtud, el lanzamiento de faltas directas.
Sortenado rivales a base de regates y giros de cintura Gaizka, desde la confianza que otorga saberte superior a tu rival, remata la faena sentando a su marcador, bailando un tango con la pelota y cruzándola al segundo palo. Ese es su gol. Eso es un gol.
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Como todo en Mendieta tiene que ser grande, su mejor lanzamiento fue en Riazor, en el último minuto de partido (de verdad, sin sentido figurado alguno), un lanzamiento que sorteó la barrera con una parábola hasta entrar en la portería y anotar un 1-2 que no dio tiempo ni a celebrar. Llegado el balón al centro, el árbitro señaló el final.
Mendieta
Barcelona 17/12/1999
Alavés 01/05/1999
Atlético 26/06/1999
Rangers 26/10/1999
Un cañozano como metáfora de una época, de un equipo, de un jugador. Aquel obús empalmado al primer toque llegado desde un lanzamiento de córner simboliza el auge, a lo béstia, de un grupo de jugadores que llegó al Camp Nou, y salió de él, con el convencimiento de que el mundo estaba a sus pies, y que ya nada, podía frenarlos. Aquel 2-3 del mal llamado “gol de Miendieta” (hay muchos y el de Sevilla es el único) dieron el pistoletazo de salida a una orgía futbolística que acabó por acomplejar a todo un FC Barcelona. Aquel invierno sólo vieron Piojos.
Disparos de gran potencia a media distancia. sí. Lanzamientos de penalti milimétricos. Sí. Pero también jugadas al primer toque. Este gol al Alavés, casi desconocido, oculto entre estampas de mayor impacto, representa una faceta poco reconocida a Mendieta, su habilidad para jugar al primer toque. Aquella noche de Sábado, con cuatro paredes y una carrera anotó un grandioso gol en una jugada de tiralíneas cerrando así una goleada. También, aquella noche, daría una asistencia al Piojo que Mané llegó a calificar como “un pase a la luna que Cláudio convirtió en un bello gol”.
Control con el pecho tras un centro medido de Ilie desde la banda izquierda, sombrero con el muslo al primer toque para zafarse de sus dos marcadores y avanzar metros, empalme de bolea y gol. No hay otro tanto más bello y plástico que este registrado por las cámaras de TV por parte de un jugador del VCF.
Como hiciera en San Sebastián dos años antes, Mendieta se disfrazó de salvador para volver a escribir la primera línea de una epopeya que seguirán narrando durante siglos.
Mendieta, ya disfrazado de extraterrestre, se consagró como un referente y un futbolista de primer nivel en aquella final de Sevilla, pintando de realidad años de sueños frustrados. Aquella copa ya es leyenda.
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Aquella noche en Ibrox Park, con la eliminación de la Champions en ciernes, controló un balón con el pecho, avanzó unos metros aprovechándo la inercia del esférico, y antes de tocar suelo empalmó con su pie izquierdo la bola colocando el 1-2 para cerrar la clasificación en una competición de la que se sería subcampeón meses más tarde.
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transformació forçosa, va nàixer l’estil, obrint-se amb ell un camí imparable. Allí, entre els plecs dels ‘coglioni’ de l’àvia de Ranieri es va decidir començar. Els jugadors fins van deixar de tindre lloc. Fernando seria expulsat de males formes d’un grup que havia decidit traure el ganivet i posar-se’l en la boca. El Burrito seria traspassat al Parma recuperant quasi la totalitat de la inversió; els Angulo i Farinós, els Milla i els Björklund, fins a Schwarz, van ser els fonaments d’un projecte redefinit amb els suplents de tot aquell fals glamour. En Salamanca va nàixer el treball i la lluita, el germen d’un VCF d’esforç i solidaritat decidit a acabar amb la finura i les maneres burgeses. Va ser un procés més dur de com sona; molt més costós. El 6-0 només va ser la negra guinda a un pastís de sensesabors. La virtut de Ranieri va ser sobreviure als seus propis jugadors, guanyar-se el favor del vessant competitiu d’un vestuari dividit; i amb eixa aliança netejar-se al bàndol pro
VENIM DE SALAMANCA
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La semilleta va caure amb aquella esquerra de Mendieta a Sant Sebastià després de regatejar-se amb la cintura la defensa al complet de la Reial Societat. Però el part tindria lloc allí, en una Salamanca que va veure als seus penetrar l’àrea valencianista sense oposició de cap tipus fins anar anotant un gol darrere d’un altre collint un 6-0 històric. “Ah, el Burritooo”. Amb aquell desdeny llançat en una incendiària roda de premsa Ranieri va marcar les fronteres. Eixa vesprada de Pasqua va saber de la seua inmolació al deixar a l’argentí, altra vegada, fora de la llista; al posar a Fernando de fals central davant una plaga de lesions. El romà ho va preferir abans d’haver de donarli més oportunitats a tipus infames com un Ariel Ortega que ja en aquells dies arrossegava problemes amb l’alcohol i altercats nocturns, que en aquell entorn encara decent eren assumptes que no incumbien a l’opinió pública. Allí, entre tot eixe rebombori, entre totes aquelles punyalades internes en un vestuari en
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blemàtic. Però fins que va arribar tot allò, en El Helmántico, va haver de patir l’últim colp d’una idea mal parida. El propi Carboni, tan reverenciat des de llavors, va patir la seua tercera expulsió en dos mesos. Aquell lateral mascador de xiclet no era aquell que vam veure després. Era un veterà resabiat, amb aires de pasotisme, lluint una actitud que no casava amb aquella que li va fer tan volgut per estes terres. Hui dia haguera estat atacat per l’entorn envilit que predomina. Acusat d’estranger lladre, i qui sap si sentenciat a l’ostracisme. Aquella metamorfosi va tindre lloc per saber conjugar els elements dels quals es disposaven; però també per existir un entorn molt més reduït que en l’actualitat i millor cuidador del producte amb el que comerciava. El match-ball va ser en Anoeta, deixant el gol de Sant Mamés pel camí. Però després de Sant Sebastià i Bilbao la destinació final havia de ser Salamanca. On vam veure a Mendieta errar un dels pocs penals que va errar en
tota la seua carrera; a un símbol d’un temps passat com Fernando enfonsar-se en el fang fins a desintegrar-se de tanta xafogor, duent-se amb ell eixe blanquecí VCF que representarà sempre. Salamanca va ser l’alarma que va avisar d’una regressió, la corba en descens després d’una recuperació que es va creure sòlida. Per això aquell partit va ser tan important. Sense ell, res haguera passat. Sense Salamanca no s’haguera netejat el vestuari, no s’haguera apostat pels Angulo o els Farinós, deixant en el seu lloc als Ortega i als Carioca. Pels camps del Helmántico van tornar a desdibuixar-se uns jugadors que van demostrar amb el temps tindre molt més del que estaven demostrant. Aquella recaiguda va ser un crit que avisava que havien de ser escoltats els símptomes. Es va arribar al partit després de golejar 4-1 a l’Atlètic, després de ficar-li un 6-1 al Racing amb tres gols d’un emergent Cláudio López. Tot semblava marxar, però tot va tornar a parar-se. Després de su-
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mar només dos derrotes en dotze partits El Helmántico va deixar com herència dos triomfs en vuit jornades, deixant la Intertoto com primer capítol d’una 98/99 que seria apoteósica. Salamanca sí va ser una derrota útil, va ser l’Àtila que va despertar al VCF per a fer-li traure el millor de sí mateix i poder convertir-se en la potència en la qual es va convertir. D’haver guanyat i seguit en bona ratxa arribant a plaça europea – seria una temporada després quan la quarta posició començaria atorgar un lloc a la Champions – probablement s’haguera donat per bo tot el que va demostrar aquell 6-0 que havia de ser canviat. En Salamanca va acabar tot perquè tot tornara a començar.
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cicle il·lusionant que va poder acabar en apoteosis dinàstica si un travesser i un porter anomenat Kahn no s’hagueren posat en el camí. El ‘Piojo’ encarna, al córrer del temps, el paper protagonista que un dia va representar Kempes. Mario va arribar A València procedent de Rosario Central en canvi de 32 milions de pessetes. En Mestalla es va fer crack, pichichi i estrela mundial. En 1978 es va consagrar en icona d’un mundial i del seu campió. La seua memorable actuació en la final de copa del 79 fins i tot va arrencar l’elogi sincer del Rei Juan Carlos I. «Kempes m’ha impressionat» va confessar en veu alta el monarca. Vint anys després, el ‘Piojo’ es va acordar del seu mestre, Marito. «Li envie una forta abraçada i li agraeixo tots els consells que m’ha donat» va dir Cláudio López després de signar dos golarros dignes d’una finalísima com aquella. Potser com un ressentiment del passat, Kempes sempre li va aconsellar
Vint anys no son res
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Vint anys no son res, diu el tango, però segur que l’afició de Mestalla no pensa el mateix. Dos dècades és massa temps. Massa espera entre títol i títol, entre copa i copa. Són les mateixes dos dècades que van separar al Matador Kempes del seu legítim hereu, el ‘Piojo López’. Els dos argentins, els dos de Còrdova, els dos letals i amb instint animal, els dos directíssims responsables de dos de les tres últimes copes conquistades pel València CF. 30 de juny de 1979. Estadi Vicente Calderón. Un parell de gols de Mario Alberto Kempes al Reial Madrid retornen al València a la senda de la glòria, on s’instal·la amb ‘El Matador’ per a recol·lectar els títols de la Recopa i de la Supercopa europea, culminant així una històrica etapa. 26 de juny de 1999. Estadi Olímpic de Sevilla. Dos gols del ‘Piojo’ (i altre a lo Pelé de Mendieta) repeteixen la imatge de l’èxit. La promesa d’altra gran collita va obrir un
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a Claudio abandonar València i aprofitar les ofertes i les portes que se li obriren després de la seua eclosió. Al ‘Matador’ no li van deixar marxar i va acabar abandonant la terra que li va fer gran per la porta de darrere, lesionat, fora de forma i amb crítiques on abans van haver aplaudiments i ovacions. Com abans ocorreguera amb el 10, a València va arribar un bon jugador i es va marxar un crack convertit en ídol. El ‘Piojo’ es va anar sent el ‘Matador’ per a una nova generació de valencians. «Viure amb l’ànima pegada a un dolç record», diu el tango. Potser en això si que estigua d’acord l’afició mestallera. Tan castigada per l’actualitat que no ha sabut escapar d’aquells dolços moments per a saber evolucionar. Amb ‘el Piojo’ i companyia es va obrir un futur esplendorós que va acabar convertint-se en un terrible malson del qual pareix no haver eixida. Vint anys van passar de Madrid a Sevilla, i ja van quinze de la nit en la qual el València
dels noranta es va despullar de tots els seus traumes per a vestirse de potència emergent. En este trànsit s’han collit més èxits. Ahí, soterrada en l’oblit infligit pel capritx d’un grup de revantxistes, cau amortallada la copa de 2008. Gairebé s’erigeix en la metafora d’una contradictòria epopeia. Amb una copa el València dels 40 va iniciar la seua glòria, amb una copa el València va iniciar el clicle que va arribar amb la lliga de 1971. Amb altra copa es va començar la conquesta d’Europa com a llepolia amb la qual alimentar-nos en l’hecatombe de 1986. Amb altra copa es va iniciar en 1999 una etapa d’orgies i triomfs i amb altra copa es va posar fi a tot això. Amb la copa de 2008 es va acabar lo bo i va començar la decadència. Vint anys no són res diu el tango. Però queda tot ja massa lluny com per a no sospitar que vint anys tornaran a ser molts.
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TEXT DE XAVI MUÑOZ
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UN TROZO DE MESTALLA EN CASA Una infancia marcada por un valencia cf perdedor, una adolescencia llena de éxitos. La militancia para una generación está llena de contradicciones, de sueños frustrados, de esperanzas que nunca se cumplen y de imposibles que de repente se transforman en realidad. La copa de Sevilla es el título de toda una generación, el sueño cumplido de miles de jóvenes valencianistas que se pasaron la vida soñando con ver a su equipo ganar un mísero trofeo. volver a salir de casa’. Durante los 90 tocar metal fue una obsesión engordada por los años; de no haber existido Junio del 99 probablemente la frustración hubiera dejado paso a un derrotismo generacional difícil de corregir. Eso, y un estadio vacío. La nuestra, fue una hornada que no entendía como éramos capaces de pasar por encima de los grandes y luego hacer el mayor de los ridículos ante el colista; o el decimotercero de la tabla, daba igual. Crecimos nutriéndonos con relatos de glorias pasadas, de futuros brillantes, con estatus inculcados en las mentes de todos que no casaban con la realidad que escupía el televisor o la clasificación del periódico. Era todo un sinsentido. «Si pasa, juro que me afeito la cabeza». Estábamos allí, esperando el autobús que nos llevara al instituto, todavía calentitos al sol del otoño, sin nada consistente para apoyar tanta
«Este año el VCF gana algo, ya lo verás». Era una frase de esas proféticas que se lanzaban cada poco tiempo, y que generalmente, caían en saco roto. Estábamos acostumbrados a perder, y a perder a lo grande: un 1-5, un 6-0, un 7-0, y el diluvio universal cuando el destino te ponía una copa en los morros... A aquel órdago, lanzado desde el convencimiento puro, le siguió una apuesta como contraprestación a las burlas generadas por la sola posibilidad de que ocurriera. Era así, imaginar al VCF ganar algo era motivo de mofa, una especie de recurso humorístico, incluso una serie de dibujos de la época, el típico manga japonés con el que tan bien nos crió Canal 9 – y en mayor medida TV3 – , adaptó una sentencia sustituyendo un equipo de béisbol nipón por el cuadro de Mestalla, diciendo algo así: ‘Cuando el VCF gane un título, podrás 42
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fe en un acontecimiento que hacía 18 años que no ocurría. Pero era un palpito tan fuerte que no pudo reprimirse. Pudo olvidarse con el paso del tiempo, pero no. El «Si pasa, juro que me afeito la cabeza» iba recordándose en voz alta a cada racha de buenos partidos, a cada órgasmico enfrentamiento con el Barça, a cada eliminatoria superada. Durante una temporada entera una máquina de afeitar imaginaria fue persiguiéndome por los pasillos y las aulas. Sin quererlo, creé el primer spot de mi vida: aquella azafata loca del ‘hola, soy tu menstruación’, estaba inspirada en aquella especie de tormento juvenil. Por entonces ver al equipo levantar un trofeo era más que una necesidad vital, hasta el diario Levante-EMV publicaba anualmente los pronósticos de una ‘bruja’ local que profetizaba sobre los campeones del año. En una ocasión, la buena mujer, dijo que algún equipo con algo azul en su equipación levantaría la liga. Los culés iban de blau-i-grana, como todo el mundo sabe. El Madrid por entonces lucía ribetes azules y el VCF llevaba el logo de FORD estampado en la camiseta. Y por si había algún resquicio, el pantalón del Atlético de Madrid es del mismo color, como las rayas del ‘Súper Depor’. La adivina se lució. También advirtió Pedro Cortés, en la presentación del equipo, unos veranos después, que «Vengo de ver a la Virgen, y me ha dicho que este año sí», la respuesta de los allí presentes fue reírse de él y dedicarle un par de insultos que le siguen acompañando hoy día cuando ‘el populacho’ se lo encuentra en alguna televisión o radio. Aunque él, y sus amigos tertulianos, le hagan creer ser un sabio sin parangón. Eran los típicos placebos que necesitábamos para salir, aunque fuera imaginariamente, del agujero en el que estábamos instalados. Fue casi un milagro. De repente Mendieta dejó de correr como pollo sin cabeza por el campo y empezó a dibujar jugadas propias de vídeojuegos. Angulo, si lo mirabas bien, hasta parecía un serio candidato a balón de oro. Todos aquellos llegaron de cesiones en segunda división, libres
de contrato, de la cantera o por cuatro duros mal contados procedentes de ligas lejanas. Fue algo así como formar una banda de rock con un anuncio en una revista y que se presentara una legión de marginados sociales, sin demasiado que perder, con el único propósito de dejar en ridículo a los AC/DC al primer golpe de batería. Joder, y lo consiguieron. Por el camino, esos desgañitados melenudos parieron una de las series más míticas y reconfortantes para la historia valencianista, aquellos cuatro duelos intercalados contra el Barça de Van Gaal forman ya parte de la memoria nostálgica, a los que recurrir como recurre la BBC en sus sesiones navideñas a los enfrentamientos de Billy Bremnner contra el Liverpool de Shankly. Siete goles al Barça y otros siete al Real Madrid en dos eliminatorias que nos dejó el «Sois San Marino, vosotros sois San Marino» para la posteridad.
Día de partido Faltaban unas horas para tener que cumplir con la promesa de afeitarse la cabeza. Era una tarde calurosa de junio, unos días antes las clases habían finalizado, y el único entretenimiento, en tiempos sin Internet, teléfonos móviles ni zarandajas varias, era pasar las horas pegados a la PS1; una caja gris que costaba distinguir de una de zapatos. Con la misma improvisación con la que se construyó aquel equipo apareció en la puerta de casa un par de personajes reclamando mi presencia. Uno de ellos era desconocido, resultó ser el vecino del otro, al que tenía muy calado. ‘Nos vamos a Mestalla, ¿te vienes?’ El club había puesto pantallas gigantes en el estadio, y a pesar de que las puertas las abrirían a las 18h, había que presentarse una hora y media antes para pillar sitio. El primer detalle que encontré antes de iniciar el viaje fue sintomático: En la bandeja trasera del coche vivía plácidamente un diario con el 6-0 al Real Madrid en portada, un presagio que quisimos convertir en realidad.
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The Barraca El trayecto fue una especie de desfile hacia la salida del túnel. Los edificios ondeaban banderas en sus balcones, las gentes caminaban por las calles de un modo distinto al habitual, despegados del suelo unos centímetros por efecto de la ilusión; saludando al coche que sacaba bufandas al aire al sonido del claxon. Cuando la Avenida de Suecia se puso ante nosotros, un anhelo con patas la había tomado. Un río de cabezas y banderas en vigía hasta la apertura de las puertas se pasó durante horas alentando a pleno pulmón; el arrugado recuerdo del diluvio del 95 se presentó allí mismo, a secarse bajo el sol de un incipiente verano, enviándole recuerdos poco afectuosos al rival y a su orondo presidente. No recuerdo haber tocado el suelo para entrar al estadio, la conglomeración de gente era tanta que a los ávidos e inteligentes empleados del club no se les ocurrió otra cosa que abrir una única puerta en toda la tribuna para dar acceso a las masas. Hubo un conato de aplastamiento, una señora de mediana edad se aferro a mi cuello, arañándome, destrozándome la camiseta como única vía para evitar caer al suelo. En esas situaciones aprendes que la gente no mira por nadie, a empujón limpio se hacen paso para ‘ser los primeros’ sin importar que puedan tirar al suelo a alguien y con ello iniciar una desgracia. Afortunadamente no pasó nada y sentados en tribuna lateral, a pocos metros del córner de los yomus, pudimos ver en el vetusto vídeo marcador del fondo norte un partido memorable. Siempre he creído que hay cosas que se saben porque se saben. Se saben tal vez por ser evidentes. En las finales de Champions siempre tuve la sensación de derrota desde el mismo momento en el que supe que las jugaríamos. En aquella, como en la de 2008 o 2004 en Göteborg, el convencimiento de triunfo era total. Por entonces todos parecían tener la misma sensación; aquel partido en La Cartuja sabíamos que lo íbamos a ganar, y lo ganamos. No conocí a nadie que dudara ni por un instante de ese hecho. El estruendo que sacudió un Mestalla a reventar, en congregación para ver por la tele un partido de fútbol, estremeció a la estratosfera. Jamás un sonido tan potente ha vuelto a penetrar mis oídos. Fue el primer grito, y el primero siempre es el mejor, el más puro y más salvaje. Los que vinieron después ya venían enseñados, amaestrados,
sin esa furia desbocada que se va criando con los años de sequía, desazón y frustraciones varias; los últimos ya eran gritos aburguesados. Ese mismo rugir volverá algún día para destrozar el techo de cristal azul que cuelga sobre nuestras cabezas, y lo hará con la misma pureza y salvajismo que lo hizo aquella noche en un Mestalla, que por fin, vio a los suyos ganar un título.
Dentro del estadio El recuerdo completo no existe, pero existen trozos, hojas sueltas de un libro viejo. Trozos donde Mestalla saltaba para crujir, para hacerte sentir el cosquilleo del hormigón moviéndose bajo tus pies, el hormigueo que debe producir el primer gesto de un gigante antes de levantarse de la cama. Abrazos, fue una noche de abrazarse, el 2-0 fue el tanto que nos hizo creer que aquello iba enserio. Con las lecciones que da esta militancia nadie se quedó tranquilo con el primer gol de Cláudio López, no somos de una religión que te permita creer a ciegas. Y aquél día no iba a ser distinto. Afortunadamente el segundo llegó rápido, fue la ejecución de un sueño, la metáfora de lo que es ser del VCF, un inicio torpe que por el camino se convierte en genialidad para acabar en éxtasis. Detrás de nosotros había una pareja de abueletes, el hombre iba con el transistor. Fue gracioso, porque durante el descanso la emisora que tenía sintonizada repitió los goles de la primera mitad, y el hombre anunció a los cuatro vientos que habíamos anotado otro. No sé cómo, pero por unos segundos llegamos a creénoslo. Así de locos estábamos. Seguíamos preguntándonos si aquello era real y no un macabro sueño que se disipa con el tercer grito del despertador cuando más a gusto te encuentras en él. Acabamos congeniando con la pareja, hasta darnos besos estilo abuelo-nieto y despedirnos con un abrazo. Por entonces ya había ocurrido. El pitido final, la consumación del hecho histórico. Los tres sonidos de silbato fueron festejados más que los propios goles, todos abrazándose otra vez. Casi de forma instintiva abandonamos nuestros asientos, que salvo la espera inicial no volvimos a tocar con nuestros culos durante los 90 minutos, para saltar al campo. Primero correr, luego tirarse al suelo y retozar como un gorrino sobre el 46
Mendieta con la gasolina. La definición de título son sus ojos, su expresión, la espontaneidad que la alegría nos llevó a todos a fundirnos en un abrazo con tipos desconocidos, a los que jamás vimos, y jamás hemos vuelto a ver. Con todo lo que vino tras aquella noche en Sevilla siempre he vuelto con ellos, al semáforo, a repetir el abrazo. Esparzan mis cenizas sobre ese momento.
barro... y más abrazos. Y más pellizcos. Allí, sobre el césped, mirando al cielo, vimos recoger la copa a Mendieta y Camarasa. Allí, en el pico del área, en el mismo lugar en el que meses después anotaría un gol de escándalo ante el Alavés, estaba plantado viéndole levantar al cielo nuestra copa. La copa de una generación, el título deseado y soñado durante toda una vida de decepciones y golpes, la copa del orgasmo generacional. Antes de abandonar el estadio, para seguir la fiesta en la calle, la gente se puso a arrancar trozos de césped para llevárselos de recuerdo. Otros se llevaban trozos de red, arrancadas a golpe de mechero. Yo no fui distinto. Arranqué césped, un trozo grande y otro pequeño. El primero de ellos lo arrojé a los pies de un árbol en alguna calle adyacente, mientras íbamos perdidos buscando la Plaza del Ayuntamiento; en aquel entonces quedarse en la Avenida de Suecia no era costumbre como pasaría tiempo después. Íbamos tan perdidos que no sabíamos cómo coño se celebraba un título, la gente no sabía dónde ir, qué hacer, unos iban para arriba, otros para abajo, unos pocos se quedaban parados en mitad de la calle preguntándose ‘¿y ahora qué?, ¿ya está, es esto y ya está?’ Cuando uno se pasa la vida anhelando ganar algo se imagina muchas locuras para festejarlo, pero cuando llega el momento todo es más pausado y natural de lo esperado. Durante años nos preguntamos dónde se celebraban los éxitos, dónde había que ir, pero por lo visto aquella noche no eramos los únicos que no sabíamos nada del arte de celebrar un título. En ese impasse el trozo arrojado pagó su amorfidad, mordido por los cantos, largo e incómodo de transportar. El pequeño sobrevivió por su facilidad para dormir en el bolsillo del pantalón hasta llegar a casa. A los pocos pasos de cometer aquella herejía, con un río de automóviles tocando el claxon, con los edificios retorciéndose para gritar y cobrar vida por primera vez, un semáforo en rojo paró una vespa con un chico y una chica subidos a su lomo. Los cinco nos giramos en un acto reflejo para mirarnos mutuamente, ‘¡ye, nano, som campions, hòstia¡’ otra vez abrazos, y beso mejillar con la muchacha. De esos dos me he acordado muchas veces durante muchos años, recuerdo sus caras como si las tuviera delante en estos momentos, el color de la moto, que ropa llevaban, hasta el olor a cerveza mezclado
Y finalmente... «Si pasa, juro que me afeito la cabeza» Una larga avenida, a la entrada de aquel pueblo que ya abandoné hace tiempo, me separaba de casa. Con una bufanda rodeándome la frente, en los minutos que el recorrido exigía, iban los coches dirección Valencia tocando el claxon y saludando. Era, a dichas horas, el único ser vivo sobre aquel asfalto; mi bufanda y yo los despedimos a todos. Al entrar por la puerta el primer saludo fue un “hace dos horas han venido unos veinte tipos a preguntar por ti, les he dicho que te habías ido a Valencia”. No sé cómo, pero antes de acabar la frase sonó el timbre... allí estaban otra vez, exigiendo mi cabellera. Aquellas palabras pronunciadas sin ton ni son seis meses atrás se presentaron para cobrar la deuda. Y allí se la cobraron, en la entrada de mi casa – una casa, no un piso – nació a la luz de la luna una calva. En el recibidor, sobre una vidriera, reposaba una caja de cristal con una flor seca en su interior. Llevaba desde que tengo uso de razón acompañándonos por todas partes. Era la caja elegida, la flor desapareció, la caja también. Ahora, ella, esconde en su interior un perfecto trozo de césped de Mestalla, arrancado aquella noche del 26 de Junio de 1999, con su verde parduzco tras pasarse semanas entre hojas de periódico, con media enciclopedia sobre él para secarse y poder conservarlo. Es más que un trozo de Mestalla, es un pedazo de historia perteneciente a toda una generación, es el recuerdo de una primera vez que siempre será única e irrepetible. Sólo fue una simple Copa del Rey pero supo, y ella siempre conservará ese sabor, a copa del mundo. Y todo eso, descansa en una cajita de cristal.
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AJAX’70 MILAN’93 VCF 2000 Valencia 2000 no es un complejo de esquí, ni una marca de productos químicos. Sí es un equipo que se encargó de distribuir emociones en los albores del siglo XXI. Hablamos del Valencia de Kily González, Mendieta, Piojo López y Ayala que sacudió Europa del 98 al 2004 convirtiéndose en un equipo que nadie olvidará jamás. Texto de Swann Borsellino
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En la parte oscura de una discoteca un tipo rubio, cómodamente instalado tras una mesa de mezclas, observa la muchedumbre con una mirada diferente, casi reflexiva. Hay algo nuevo en él, le falta pelo, aunque sigue igual de fino que por entonces; su rostro, refleja el implacable azote del tiempo. En el centro de la discoteca cuelga una esfera redonda que escupe luces al mismo modo que lo hace un Balón de Oro con los flashes de las cámaras mientras reposa en las manos de su portador. El tipo que mira profundamente el horizonte oscuro y humeante que se alza delante suyo se llama Gaizka Mendieta, y como todo el mundo sabe, el vasco debió haber recibido el preciado balón dorado; un premio individual, que todavía hoy, el universo no sabe explicar por qué no se le otorgó. Al igual que la de este hombre la historia entre siglos del Valencia es una historia de derrotas, de hermosas derrotas, que a pesar de consolarlas con dos ligas y una UEFA no se ha
podido borrar su dolorosa huella. En ambos defaults en las finales de la Champions League el Valencia mereció mucho más de lo que le tocó recibir. A pesar de no haber alcanzado la plena gloria, traspasando ese umbral de la inmortalidad que otorga un trofeo de tal calibre, el equipo será siempre recordado como uno de los mejores en los inicios del nuevo siglo. Por el camino el DJ hizo algo de ruido en su larga caminata hacia la eternidad. Aunque la vida a menudo requiere recorrer recovecos incomprensibles también sabe ir directa al grano, sobre todo cuando se trata de destruir la tela de araña que custodia Ruud Hesp. Estamos en 1999, en el momento en el que Mendieta construye su legendaria leyenda atizando sin piedad al cuadro catalán, cuando el Valencia todavía podía competir con el Barcelona y el Real Madrid. En el ocaso del siglo XX los valencianos acumulaban muchos años sin tocar metal, no ganaban nada desde 1980; los jóvenes no ha-
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bían conocido al matador Mario Kempes, cuyo recuerdo empezaba a difuminarse con una nueva oleada de inmigración argentina para engrosar las filas del equipo. ‘Burrito’ Ortega, Kily González, Cláudio López, Pablo Aimar... todos portando la entrañable camiseta de Terra Mítica, esa especie de Disneyland en pleno BeA pesar de no haber alcanzado la plena gloria, traspasando el umbral de la inmortalidad que otorga la Copa de Europa, el equipo será siempre recordado como uno de los mejores en los inicios del nuevo siglo nidorm. «Cuando llegué al club hacía mucho tiempo que no se ganaba nada» recuerda un Mendieta nostálgico. Pero bajo la batuta de Cláudio Ranieri, Héctor Cúper y Rafael Benítez aquel pequeño Valencia se hizo grande. La base del equipo surgió entre silencios desde los balanceos de pelota que salían de los pies de Cláudio López y el Kily, con la transición cerebral de Milla, el aplomo de Cañizares, el carácter de Farinós o de Carboni. Con el
Mendieta
arraigo de Mendieta, la preciada veteranía de Angloma y Djukic y la no menos valiosa ortodoxia de Björklund. Un verdadero equipo que transformó un grupo famélico en un verdadero Batman, dotándolo de auténticos valores. Valores, sí, pero sobre todo le dio una hermosa copa, la que ganaron en 1999 después de meterle siete goles al Barça en su eliminatoria en cuartos de final y siete goles más al Real Madrid en dos partidos de semifinales, escribiendo con ello el inicio de una gran aventura. Una de esas aventuras que tuvimos la suerte de ver nacer, de esas que te dan ganas de pegarte a la televisión hasta altas horas de la noche para ver las repeticiones en diferido de los partidos de la Liga de Campeones, teniendo que levantarte al día siguiente a las ocho de la mañana, para soñar despierto y ver nuestros sueños cumplidos. Perderlas de ese modo, y de forma consecutiva, son dos buenas razones para sentirse decepcionado, pero también es
un legado que te deja buen sabor de boca, una especie de derrota necesaria para dotar a un equipo atractivo de una enorme popularidad. Hoy en día se podría hablar del “Valencia 2000” como se habla del Ajax de 1970 o de la Holanda del 74, de un equipo que supo aunar todos los elementos, tierra, aire y fuego, en un mismo grupo, diciéndonos en su decadencia que todavía guarda un atractivo especial en su interior. Un grupo construido para ahuyentar a los estetas, hecho con trabajo, sin florituras ni poemas dulzones, la humildad que supo abofetear en dos actos a la aristocracia europea y que pudo iniciar una revolución si la fortuna le hubiera sonreído en los dos momentos más cruciales de su lucha contra las oligarquías futbolísticas. La rudeza de jugadores como Ayala o Kily, el espíritu de Cláudio o la magia de gente como Mendieta nos dice que estamos ante un equipo distinto, que guarda un halo de mística melancólica en su interior que
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no deja que le olvidemos. Con ellos cualquiera era bueno, tal es así que en alguna playa olvidada del mundo el rumano Adrián Ilie puede decir, entre resaca y resaca, que ganó una liga a pesar de no haber rendido a su mejor nivel. El club conquistó los campeonatos de 2002 y 2004 tras sufrir su particular Waterloo. Entre dos piezas, DJ Mendieta recuerda con dolor el penalti errado de Pellegrino que le dio la orejona al Bayern de Munich. Al ritmo que marca la aguja en el plato recuerda como aquel equipo bailó a Europa entera durante dos años, incluso todavía deslumbrado por la bola de luces de la discoteca se asienta para asegurar, mientras acomete un par de tragos, que todo aquello ya nadie lo olvidará jamás.
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No havia tibant espera, l’ambient en la terminal era distés, a diferència del viatge d’anada, on la tensió i els nervis van deixar palès la importància del encontre. Potser per això, farts d’esperar asseguts que un avió retardat obrira les seues portes, es van posar a jugar. Hores abans, amb dos colps, s’havien llevat de damunt al Rangers i la guillotina que penjava sobre els seus caps. Ibrox Park, com ho va ser en 1979, es va tornar a convertir en la catarsi que alçaria les expectatives d’un equip que va saltar a la seua gespa condemnat per a eixir d’ell triomfant. Era el debut en la Champions, en una Europa competitiva e igualada on les diferències eren segons sobre el tamís i no milions d’euros en els despatxos; aquell debutant es va haver de jugar la seua classificació per a la següent fase en Glasgow, després d’encadenar tres empats consecutius. Aquells pals metàl·lics de l’aeroport eren aliens al que havia succeït hores abans, a la resistència estoica d’un equip desconegut per al vell continent, només recordat pels seus 52
majors, que van conèixer el seu antic costum de passejar-se per ahí fora e intimidar. El Rangers es va anar al descans amb la sensació d’estar perdonant la vida a un contrincant que va resistir les envestides dels escocesos, balons al pal inclosos, amb enteresa. Resistir a tot allò els faria veure que eren capaços de qualsevol cosa. Va ser llavors quan algú va traure un baló d’alguna part i ho va posar a rodar per la terminal, tipus que venien de silenciar la caldera escocesa no es van resistir a culejar als quatre guàrdies presents i a tota la resta de protestants que treballaven aquella nit en l’aeroport; alguns, arribats directament del propi estadi, de veure en directe a aquells jugadors ventilar-se als seus en mitja hora. Que s’arribara al descans amb el partit encarrilat es pot qualificar de miracle; el VCF de Cúper era de posar-te el cor en la boca veient a l’equip baix el travesser taient balons per a en vint minuts posar-te els ulls com a plats i enviar-te la mandíbula al terra desplegant un futbol de nivell
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superior; allí va tornar a passar, en mig d’una cridòria fragorosa eixida de 45 mil goles escoceses que es veien segurs de guanyar a un València que no havia fet altra cosa que teixir un parany en el qual el Rangers havia caigut sense adonar-se. Passar-se el baló uns a altres i fer rondos intranscendents no era un entreteniment massa divertit; després de tres minuts de passades insípides a algun cap boig se li va ocórrer emular aquell anunci de Nike que havia protagonitzat la selecció brasilera, precisament, en un aeroport. Tal vegada no els isquera igual de bé, entre altres coses per no contar amb els trucs publicitaris utilitzats en el rodatge carioca, però van assolir un nivell de còpia molt més que acceptable. Aquell joguinejar amb la imaginació després d’un dels partits més durs que s’havien vist en molts anys va deixar clar que aquell grup d’irreverents valen-
cians havia arribat a la Champions amenaçant amb fer us de la descaradura i la frescor per a enfrontar-se als poderosos, per a, mirant-los als ulls sense complexos de cap tipus, enviar-los a la lona; o en defecte d’això, per a vendre la seua pell pagant un alt preu. Per alguna cosa ells eren capaços d’emular a Brasil.
FOU A L’AEROPORT DE GLASGOW, EMULANT L’ANUNCI DE NIKE QUE VA PROTAGONITZAR BRASIL, ON AQUELL VCF VA SOLDAR LA CONFIANÇA I LA DESCARADURA QUE EL DURIA FINS A PARIS Li va arribar altre baló lateral, com li va arribar a Sevilla, a Barcelona i davant l’Alabès, com quasi sempre que calia ficar un gol antològic per a escriure la història en blanc i negre. Ara seria cosa del ros tornar a calmar les aigües davant l’enèsima embranzida local. Va ser llavors quan va espentar el baló amb el
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pit per a fer-lo avançar uns metres, i sense deixar que tocara gespa, ho va empalmar per a enviar-lo a la base mateixa del pal i colar un 0-1 que obriria el camí a un triomf amb el qual guanyar la classificació per a la següent ronda. Mendieta va tornar a parir una obra d’art per a salvar al VCF. Un minut abans del descans Cláudio pujaria el 0-2 després d’una jugada de tiralínies, esmunyint-se d’una pressió local de minuts que havien dut balons al travesser i a Cañizares a doctorar-se baix els pals. Un 1-2 final amb sofriment i glòria. Després de més de mitja hora de travesures davant un aeroport que ja els mirava amb cara de pocs amics, de regatejar-se pals i driblar maletes, la veu seca de Cúper els va advertir que l’avió estava llest. Fou durant aquella espera on van soldar la confiança que havien començat a construir en Ibrox Park, la mateixa que els duria fins a París.
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Mendieta
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Ilustraciรณn de Sveta Dorosheva
DE BAKÚ A MESTALLA A la llunyana Bakú un xiquet de nou anys va contemplar amb ulls com a plats la derrota del VCF a San Siro, la imatge de cañizares plorant i maleint al cel va convèncer a aslan maharramlí de que aquell equip deuria de ser el seu. dotze anys després, va destinar part de la seua beca d’estudis a complir amb un somni, constret per l’amenaça d’enderroc sobre el vell mestalla per fi va poder xafar terra santa.
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Veient aquella estampa per televisió, Aslan Ma- durant deu anys com el major altaveu que mai ha harramlí va saber que aquell equip havia de ser el tingut este club al món. Fins i tot per sobre dels seu. La cruesa de l’escena el va atrapar per a sem- seus resultats al camp. La seua edició en anglès ha pre. La seua història, a diferència de l’habitual, co- sigut els ulls i les oïdes de tots aquells que com Asmença amb una derrota, en un mai més: «No hi lan han estat captivats per estos colors més enllà de ha cap explicació lògica al perquè sóc del VCF, és les nostres fronteres. Eixa experiència va ser la mocom quan t’enamores, simplement passa». Estem a tivació per a dur-lo a contar les seues vivències en Bakú, Azerbaitjan, dotze anys arrere en el temps, un blog, en un menut racó que exercia d’oasi en una davant un xaval amb els ulls com a plats i la boca regió estreta per als interessos del club blanquineoberta sentint el seu cor copejant-li el pit, mentre gre. En eixe espai de solitud compartida va anar l’electrodomèstic, escup a Cañizadescobrint altres Aslan amagats res plorant, arrancant-se la medapel país muntanyenc. En una ocaFou instantani. El primer encontre del VCF lla del coll i maleint al cel de Milà. sió, en un xat va arribar a pregunAquell estrip personal i col·lectiu que veia a la seua vida va ser més que suficient tar quanta gent dels allà presents que va sumir al valencianisme en per a quedar atrapat en esta aventura eren simpatitzants del València una eterna malenconia va aconCF «i tot just van respondre deu d’amor amb espines. seguir que a 5.478 quilòmetres de persones», diu. Les suficients per distància un xiquet de nou anys a construir un incipient imperi en sentira la cridada del rat penat. un amagatall del món tan complex i multicultural Fou instantani. El primer encontre del VCF com és Azerbaitjan. que veia a la seua vida va ser més que suficient per Quan la selecció espanyola va visitar la regió a quedar atrapat en esta aventura d’amor amb es- en 2006 un grup de xiquets reberen als internaciopines. La de Aslan va ser una militància en solitud, nals amb diversos pòsters del club valencianista en mai va conèixer a ningú més en aquells dies. Els mà. Va ser la imatge amb la qual van obrir esports mitjans ignoraven la realitat d’una lliga estranya i els informatius nacionals en ambdós països. Era la cara de retransmetre. L’arribada d’Internet a la llar llavor, el detonant, perquè el nostre protagonista va ser qui li va obrir davant si un món fins a llavors deixara d’escriure en anglès i passara al azèri. Hui, soles imaginat. «Nou anys després vaig començar d’aquelles deu respostes en un xat de futbol, han a descobrir un fum de webs sobre el VCF i alguns brollat més de tres-centes persones unides en una clubs de fans». El ja extint portal Locos4Losche, fanpage que s’encarreguen de difondre el missatla facció novaiorquesa del valencianisme, ha exercit ge d’estos colors pel territori: «Hi ha gent de totes
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parts del país, realment anem trobant cada vegada més. Vivim envoltats d’aficionats del Madrid o del Barcelona, però són una merda, caçadors de glòria. Els aficionats del VCF som diferents» bé ho sap qui va començar en açò amb una derrota. Encara que les circumstàncies els separen - «Hem intentant moltes vegades quedar per a jugar al futbol i vore els partits, però la televisions nacionals no retransmeten al VCF, hem de vore’ls per internet, i així és difícil»- la xarxa cada vegada els va unint més. El relat d’Aslan Maharramlí no troba atractiu en paraules, sinó en els fets, en un eixelebrat anhel iniciat entre lletres en aquell blog que va iniciar com a diari de laments fa ja massa temps. Eixe espai de memòries col·lectives encapçalava amb la efigie d’un rat penat component la paraula ‘València’. Una simple al·legoria, un dibuix imperfecte, que va passar a transformar-se en símbol d’un somni complit. Entre caràcters i regnes soltes van anar arribant notícies d’enderrocaments, d’estadis nous emergint, de llocs que conformen l’essència de la seua vida amb data de caducitat: «Quan vaig vore el projecte Nou Mestalla em vaig dir que em tenia que donar pressa a visitar Mestalla, no podia perdre l’oportunitat de visitar l’estadi on van jugar Aimar, Mendieta, Albelda, Baraja, Vicente i tants altres». Va ser el pretext sobre el qual va començar a gestar-se una bogeria, una d’eixes idees que la raó que t’envolta es passa la vida desaconsellantte. Però per a Aslan va ser impossible llevar-se del
cap allò, era la seua gran oportunitat. Les centenars de formules estudiades per a abordar l’aventura van ser possibles gràcies a la desgràcia del club. El seu enfonsament, la paralització de les obres del nou estadi, almenys van portar un somni complit per a algú. Una carta en una bústia es va encarregar de solucionar la part més important, el finançament. Aslan va estalviar la meitat de la beca d’estudis que li va concedir el govern azèri per a alçar durant set mesos aquella utopia. La necessitat de trepitjar terra santa va ser massa gran com per a tindre en compte el risc de perdre la possibilitat d’accedir a estudis superiors. Mestalla bé ho valia. I va ser allà, al maig de 2011, quan eixe tros de paper va plasmar reposat sobre la publicitat d’un vomitori tota una vida. Aquell xiquet excitat davant la desgràcia d’un equip poc pompós es va asseure en el temple que va gestar aquella epopeia per a contemplar la seua vida corrent darrere d’un baló. A Aslan, i molts altres com ell, no hi han Messis que ens els furten, a ells els varen guanyar gents com Farinós, Mista o Pellegrino. Són el patrimoni intangible d’una entitat que fa massa que només té ulls per al taulell. Però Aslan no es queda ací i amenaça: «Vull visitar també el Nou Mestalla». Això ho va a tindre més difícil, encara que per a ell res és impossible.
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BUSCANT A GAIZKA l’apassionant adventura d’una adolescent hamburguesa a la recerca de la samarreta impossible del seu ídol. Un viatge per Europa que la portaria a Barcelona i Mallorca per a finalment a elavorar-se la seua propia carcasa a forma de reinvindació per l’impossibilitat de fer-se amb una réplica oficial del jugador.
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No és una història dirigida per Kent Loach, ni les seues tormentoses relacions personals van dur a una jove germana a parlar amb la projecció mental del seu ídol futbolístic com a teràpia per a reconduir la seua desordenada vida. Però quasi. Quan un xiquet a curta edat troba en un futbolista el referent en el qual canalitzar les seues passions mundanes no es separa d’ell ni quan l’oblit dels molts anys de retir fan mossa en el record. És una relació que comença com les coses importants de la vida, sense motiu aparent, sense raó alguna, soles perquè sí. Què pot dur a una adolescent de 14 anys a erigir a un jugador basc que milita a milers de quilòmetres de la seua llar en ídol futbolístic? La jove Anja triaria a Mendieta pels seus regats impossibles a San Mamés? Pels seus gols de conte de fades a la copa del 99? O per la seua precisió de cirurgià per a ficar penals ajustats al pal? Fora el que fora l’Eurocopa del 2000 va marcar la vida d’aquella espavilada xiqueta que va idolatrar a un virtuós
mag del baló, que amb les seues actuacions, va acabar per influir al futur llunyà d’una aficionada entusiasmada amb el futbol. Des de la golejada a Àustria a Mestalla fins al debut a Amsterdam davant Eslovènia va poder presenciar des de la seua casa les evolucions del “xic d’or” sense més pretensió que les de gaudir eSPANYA PAREIXIA DESCONÈIXER A UN DELS SEUS MAJORS TALENTS. pER MÉS QUE PREGUNTAVA PER ELL INTENTAVEN VENDRE’M SAMARRETES DE rAÚL O VALERÓN. eRA LÓGIC PENSAR QUE UN JUGADOR DE TANTA RELLÈVANCIA AGRANARA EN VENDES FINS ESGOTAR LES SEUES EXISTÈNCIES? del bon futbol. Pretensions que van ser modificades quan Raúl, a Bruixes, desaprofitara una oportunitat històrica a la primera Eurocopa organitzada per dos països veïns. Aquella vesprada, indignada per la decisió del seleccionador nacional de substituir al basc quan millor estava el partit, va decidir vestir, en forma d’adhesió davant una injustícia, els colors del ros interior valencianista, iniciant així, una boja
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aventura que li duria a remoure Roma amb Santiago. A Hamburg és pràcticament impossible no trobar producte algun que es comercialitze a Europa. Les seues menudes però coquetes llibreries amaguen autèntics tresors editorials que són venerats per botiguers capaços d’aconseguir a petició del client qualsevol llibre en qualsevol llengua i de qualsevol país. Les seues tendes de música són monuments al culte de la indústria del vinil i als seus referents musicals. Fins les tendes d’oportunitats donen resposta a qualsevol petició comercial d’un capritxós i extravagant comprador. Però en dita ciutat de principis del segle XXI trobar una samarreta de Mendieta era impossible. Ni als mercadets on abunden les falsificacions, ni als catàlegs més estranys, ni a les tendes més elitistes i amb millor stock del món. Aquella xiqueta de 14 anys, desesperada ja davant tanta negativa, va conèixer en primera persona una de les tares més característiques del club on
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militava el seu ídol: El peculiar enginy per a perdre diners al no saber vendre la seua marca. Si alguna cosa bona té el ser alemany és que tard o d’hora acabes a Mallorca de vacances. Un any després d’iniciar una croada impossible per a agenciar-se amb una samarreta que pareixia estar prohibida va rebre la notícia dels seus pares. Després d’acabar l’institut, viatjarien tres dies a Barcelona i després rematarien el parèntesi estival en l’illa preferida dels teutons. Era impossible no aconseguir una samarreta en el propi país d’un jugador tan destacat per aquells temps.
que preguntava per ell intentaven vendre’m samarretes de Raúl o Valerón. Era lògic pensar que un jugador de tanta rellevància agranara en vendes fins al punt de tindre esgotades les seues existències?» Conta asseguda a una cafeteria mentre resonen riures, els ulls dibuixen sorpreses i les mans volen al cap. El mundial de 2002 estava a les portes i aquell estiu mallorquí va llençar per terra les il·lusions d’una xiqueta, però no l’obstinació d’acompanyar des de la militància al seu ídol en una aventura mundialista. Algun profit havia de traure a un d’eixos ensenyaments estúpids que va aprendre al col·legi. Després de - Tenen samarretes de Mendieta? remoure tots i cadascun dels ar- No, però tenim de Raúl... maris de la seua casa a la recerca - Soles vull de Mendieta, gràcies. - Es venen molt bé les de Rivaldo. d’una samarreta roig-Espanya, va - No m’agrada Rivaldo… emprendre la labor de fabricar-se el seu propi mant. Amb fil de coAlguna cosa així hagué de patir lor blanc i agulla fina va brodar el de forma constant i repetitiva en nom de Gaizka a la samarra «percentenars de tendes de diferents què Mendieta era massa llarg i jo llocs, una recerca frustrant: «Es- molt inútil amb l’agulla de cosir». panya pareixia desconèixer a un No va poder comprar una origidels seus majors talents, per més nal, però aquell estiu es va passe-
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jar per tota la ciutat amb aquella meravella casolana amb el nom del seu ídol brodat a la recerca de fanzones amb pantalles gegants o locals on retransmeteren partits de la selecció espanyola a Japó i Corea. Hui dia, quasi deu anys més tard, aquell tros de tela violat per una agulla es conserva guardat com un tresor a casa d’Anja Konrad, una dona que en l’actualitat arriba als 25 anys i on la seua vinculació pre-adolescent amb un ros talentós li va inculcar el convenciment d’emprendre la carrera de periodisme. A l’estiu de 2011 va col·laborar amb diversos mitjans cobrint el mundial femení organitzat a Alemanya i a més és becaria d’una de les revistes de culte futbolístic més importants d’Europa. A pesar de tot, Anja continua sense tindre una samarreta de Mendieta, però pot presumir de guardar entre les seues pertinències un xicotet tresor de gran vàlua personal.
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► UNA
TROBALLA A UN PUB HAMBURGUÉS
Primers mesos a una ciutat desconeguda, encara amb la sensació de ser un home perdut enmig de cap part preguntant-se constantment «què fas ací». En aquells estius de mundials femenins, descobreixes un país capaç de ficar 80.000 espectadors a un estadi per a vore a 22 dones jugar un partit de futbol. Amb gent al voltant, que no sap qui eres però que intenta que t’integres a un habitat que es nota que no és el teu, al qual no et sents encara amb la comoditat suficient com per desembolicar-te per tu mateix en lloc algun.
dien tota grandària fins eixe moment coneguda, entra al local una xica cridanera, amb una caçadora creuant-li el pit. Algú la saluda, es seu entre nosaltres i abans de poder donar un glop de cervesa ens presenten amb mirades com qui vol emparellar a una amiga que està sola, com tu, en una ciutat massa chic com per tolerar això.
On hi ha qui s’obstina a “obligar-te” a anar a llocs per a descobrir el teu nou món. En aquells dies de visitar bars i fanzones per a vore futbol i conèixer els teus nous companys, regats amb cerveses quilomètriques i aliments que exce-
Amb traductor pel mig aquella dona de penetrants ulls parla de viatges a Mallorca, de dependents de tendes que intentaven col·locar-li samarretes que ella no demanava i d’un jersei brodat amb paraules conegudes. Aquella
- Anja, este xic és nou, ve d’Espanya. - De quina part d’España ? - De València... - València ! Tinc una cosa que dir-te...
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conversa va acabar a la seua casa, a 20 minuts de la cafeteria, contemplant un jersei cosit i establint els primers passos d’una amistat que podia haver arribat a més si una inoportuna cridada de telèfon no l’haguera obligat a traslladar la seua residència a Berlín. On ara, Anja i la seua samarreta brodada, viuen recordant aquells temps, que de tant en tant, i davant els èxits de la Selecció, desempolsa per a rememorar dies de cerveses a un bar on va conèixer a un emigrant esporàdic amb el qual va arribar a sentir-se tan pròxima com un dia ho va estar de Mendieta.
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UN SOFÀ DE ESCAI
S
Si es sap on mirar, encara hui es pot intuir el ‘Mendieta, són 10.000’ als murs de Mestalla. És un menut vestigi d’aquells anys als quals perdre jugadors, lluny de celebrar-se per la quantitat de bitllets entrants en caixa, acabaven amb ídols destrossats per a les restes, amb cabretjos generals, eren dies on perdre referents era dolorós per la falta de costum i no una espècie de nova festivitat estiuenca, d’eixes d’anar de blanc. Lo de Mendieta ens va agafar joves, en la creença de que allò del montenegrí era un episodi oblidat e irrepetible, una amarga lliscada d’infància. La jugada del basc de Castelló fou enxampar-nos en fora de joc i amb la llàgrima encara brollant pel últim penal de Pellegrino. Crueltat màxima. Amb ell, els estius eren de patir-los. Anys arrere varem creure haver conquistat l’arcàdia quan el Reial Madrid i la seua maquinària van acorralar al jugador després del seu gol de fantasia a La Cartoixa de Sevilla, “son 10.000” va ser una espècie de “no pasarán” amb final feliç, la victòria d’un 68
poble orgullós de sí mateix després de trencar amb dècades de complexe assumit. O això crèiem. Allò va fer més terrible aquella estampa dibuixada a un hotel de València amb el ros i els Toldrá (que com els Lannister, sempre estan en tota escaramussa) anunciant que “el xic” volia eixir. Era el primer dia de vacances, i recolzats després d’insofribles hores en cotxe a un sofà de escai, perduts entre muntanyes, una televisió quadrada de la grandària d’un elefant ens escopia a la cara aquell drama a través de Canal 9, volatilitzantse tota conquesta obtinguda, fotentnos la vida altra vegada. L’espantall, la vergonya aliena de l’escena, la calor i el melodrama d’aquelles setmanes d’irritació constant van crear el brou de cultiu necessari per a odiar al ídol estimat. Aquell tipus ja no era el nostre líder, sinó un puto desertor. Reclamant el populatxo gelat de xocolata per a baixar la depressió posmilanesa aquell 6 infal·lible des del punt fatídic treia la seua daga per a fer més profunda la ferida, i pareixia ferlo amb ferotgia, gaudint del moment.
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Era dolor a traïció, a abandó quan més necessites, de qui més necessites. Ni un kleenex ens va donar. Banyat entre suors, les poques restes d’innocència conservats en un cos d’adolescent es van quedar pegats en aquell cuir impostat, anant-se per a sempre a la merda al costat de tots els jugadors. Allà, davant notari, es va acabar tot. La sensació agredolça d’haver-li fotut la carrera per enviar-lo a l’únic lloc on no volia anar, aquelles enrabiades i drames, es contemplen amb el prisma actual quasi des de la vergonya pròpia, com eixes fotos que una mare idiota li ensenya a la teua primera núvia. Hui ens cabregem per ser incapaços de traspassar per incomptables milions a un internacional brasiler, o ens molesta vendre per 3 euros menys del desitjat a un preuat lateral esquerre sub-21, ens han mercantilitzat la militància fins a comportar-nos més com accionistes
d’un banc que com a irracionals seguidors d’un equip de futbol. Uns varem aprendre a força de colps, i altres per necessitat, a utilitzar als jugadors com mercenaris als quals traure diners quan més ens convé. Ja no n’hi han parts del nostre ésser arrancades a traïció perquè no tenim temps de poder interioritzar-los tant
aquelles enrabiades i drames, es contemplen amb el prisma actual quasi des de la vergonya pròpia, com eixes fotos que una mare idiota li ensenya a la teua primera núvia com per a sentir la seua marxa. Aquells moments de criar Mendietes de xancles i pantalons vaquers plens de forats entrant en vespa blanca i destarotada a Paterna, d’aquells atletes que soles sabien córrer fins fer la metamorfosi a jugadors de videojocs, ja no existeixen. Vivim en una caixa de preservatius, usar i llençar, en el
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qual ni sofàs d’escai ni Gaizkas podran mantindre ja relació alguna, ací no hi ha dolor que adobe ni victòries morals que celebrar, els xavals d’ara ja no tenen temps per a desenvolupar identificació alguna, els hem deixat el millor que podríem deixar-los, un escut sense cara. La fidelitat a una idea permanent i no a una il·lusió passatgera. Mendieta fou l’últim per a tots. Fins que aplegà Baraja... després, res.
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Un poster cap per avall
Va permanèixer ahí, cap per avall, durant no es sap quant. Ocupava un lloc privilegiat entre estampes de glòria i èxits. Val que a la seua dreta penjava Carew, trencant al defensa rival amb el seu poderós físic. Però damunt seu estava Aimar en ple debut davant el United, ballant al costat de Scholes un parell de regats aliè a tots els retrets que li regalarien els seus detractors. Perquè a Pablito li demanaven que fora Maradona, i mentre s’ho demanaven, ni veien el que donava ni el que feia, perdent-se’l tot pel camí. Més amunt es situava Fernando, celebrant un gol, i a la dreta apareixia per partida doble un cabellut, en qualsevol pose que no es recorda. Li cridaven Kempes i fou el millor. Tots ells eren escuders d’un gegantesc pòster de la final del 99. En aquella paret res seguia un ordre lògic, més aviat s’anaven col·locant en funció de la seua grandària, com es col·loquen peces en un puzle, a colps per ferles encaixar agraden o no. Ah, però seu era el centre, ocupant per atzar un lloc destacat en aquella composició custo-
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diada d’una nodrida col·lecció de bufandes adquirint tints de mural urbà. L’A3 va quedar ahí, suspès des de la seua impressió, en representació de les glòries d’estos temps, acompanyant per nombrosos hereus mentre es passaven el testimoni amb la mirada. El rubiet amb el 6 a l’esquena es va convertir en el símbol d’una generació, per fi teníem un jugador mediàtic, excels sobre el camp i discret fora d’ell. De les seues botes alçava un referent en plena orgia. Eixe subidón d’orgull en plena travessia famolenca ens va fer perdre la perspectiva. De cop i volta semblàvem immortals. Eixien a jugar amb una seguretat infrangible, guanyant des del vestuari els partits. Per això no vam atendre als senyals, a les portes tancades pel silenci del vent, ni tampoc les quals s’anaven tapiant darrere dels regats. Vam creure que després de Milà hauria més, però ell, aquell pòster en mig d’una composició rondaire, olorava a fi del món i va tractar d’escapar com fora. I recordem el ‘son 10.000’ post Cartoixa i altres tics que vam fer com que no vam voler veure per a negar-nos la realitat. Eixe
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estiu la seua posició en la paret va canviar radicalment, permaneixent de cap per avall, com permaneix Felip V en càstig per la seua traïció. Un gest, vist des de l’edat adulta, estúpid. Però carregat de raons en aquelles calors d’adolescents dolguts. Veure’l allí, envoltat de figures del present i del passat amb el cap del revés era el consol davant notícies d’eixides, amenaces i d’actituds pròpies de Judas. Soles volia guanyar, però va resultar ser l’únic perdedor de tot allò. Perquè va perdre tant... vam perdre tant tots... Però ell no va ser el primer. Molt abans un montenegrí va exercir d’únic tros de paper penjant d’una paret, acompanyant somnis i despertars en el seu lloc pròxim al coixí, congelat parint aquell gol des del mig del camp que li va ficar al Logroñes (o era al Saragossa?, no sé) fins que va arribar el pecat i va girar
180º per a perdre’s després en un calaix i desaparèixer del món sense deixar rastre, pot ser, per anar a visitar el país dels mitjons que s’engoleix la rentadora, vivint un càlid exili entre fibres de cotó perquè ningú li molestara. De cop i volta la tele ens va apunyalar amb ‘el xic vol millorar’. Aquella daga enverinada
De cop i volta semblàvem inmortals. Eixien a jugar amb una seguretat infrangible, guanyant des de el vestuari el partits.
ens va enxampar suant en un sofà de escai, mentre el seu tros de paper quedava tancat amb les persianes baixades, patint els rigors de l’estiu, que unflaven a Saura com si estiguera prop de parir bessons, despenjant fotos de la Fossa Dei Leoni, però deixant intacte a la bestiola, la composició de cel·lulosa i tinta poguera estar 72
feta del mateix formigó que el seu rostre i per això la calor li era immune. Fins que es va obrir la porta després de l’estiu i ho van arrancar a trossos, com s’arranca un mal record. Tirant-lo a les escombraries mentre fèiem el petate per a anar-nos a celebrar una lliga estant ell millorant entre deixalles. Ja ningú va tornar a volerlo, a Itàlia va fracasar, a Anglaterra va ser anònim en la inmensitat de la baixa taula. Retirant-se a soles, com es ploren les penes a les tres de la matinada en una barra de bar, sense més companyia que la d’una copa, la malenconia i tres borratxos sense llar. Es va anar perquè va voler, deixant el seu lloc en la llegenda a uns altres, perquè ja ningú s’enrecorda d’ell. Mendieta podia haver-ho sigut tot i va triar no ser res per preferir la cobdícia. Ningú li pot culpar d’això, ni tan sols nosaltres érem conscients del que arribaria després.
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Jugant amb els croms Text de Ricart Martínez Agost ha sigut per excel·lència el mes en el qual es començava la col·lecció dels croms de la lliga de futbol. Hui dia els mitjans tècnics permeten traure col·leccions per equips o pels mundials en altres èpoques de l’any. A més les col·leccions actuals porten al mateix jugador com “supercraf ”, “jugón”, “baló d’or”, de tal forma que un mateix jugador pot eixir en diversos croms, i unes 4 pàgines de l’àlbum estan destinats a nous fitxatges, cosa que antany es limitava a 1 o 2 jugadors com a màxim per equip, i en el millor dels casos solament els fitxatges estrela. El cas es que allà pels principis dels noranta, tots els xiquets teníem un munt de croms per a canviar. Amb ells es jugava a diverses coses: la banca, que consistia en que cada xiquet treia un jugador del seu mall i comparant una de les dades (normalment l’altura), qui encertava es duia els croms dels altres; o el jugar-se algun crom a les xapes, les bales,..... Però el més divertit i emocionant era el canvi
de croms: “sile”, “sile”... “nole”... esta era la paraula màgica que significava que no ho tenies (açò mateix es segueix fent hui dia). No obstant això el joc per excel·lència eren els partits amb els croms. Eren de cartó, no molt gros, però amb la suficient flexibilitat/ rigidesa per a fer un menut plec en el peu del crom, d’aproximadament un centímetre. Abans de començar el joc es revisava cada crom per a veure que complia les normes. Els porters eren els únics que podien tindre un poc més d’altura.
Amb un trosset de paper d’alumini es feia la pilota, aixafant-lo fins a donar-li la forma esfèrica. Després es llençava donant toves als croms. Com porteria s’utilitzaven un parell de pinces de la roba tombades, o una caixa de llumins de cuina, però retallada perquè tinguera menor altura. El luxe de les porteries eren les de plàstic dels futbolins de joguet, i encara que foren molt més altes, donaven un aire molt professional i real al partit. El camp de joc solia ser una vorera amb el ciment bé tirat i no molt
rugos (les voreres del meu barri, estaven fetes pels propis veïns, com en molts altres barris de la perifèria). Un luxe era poder jugar en una taula de formica de menjador, i encara que la pilota correguera molt, era molt més còmode jugar en ella. Una última opció era jugar a una catifa que no tinguera el pèl molt llarg, llavors ens imaginàvem un camp d’herba. Solament, com és lògic, podíem pintar les àrees i el centre del camp en el de ciment. Els equips devien estar correctament vestits, el millor era utilitzar
els jugadors d’un mateix equip, però també podíem ajuntar equips que tingueren el vestit blanc, o blanquiroig.... Però el més divertit, i on empràvem al 100% la nostra creativitat era pintant les samarretes dels jugadors. El millor, el major luxe, era fer-lo amb retoladors Carioca. La indumentària era lliure i contra més vistosa i millor pintada més benvolguts eren els croms. Es podien agafar jugadors de diversos equips, el que permetia fer alineacions veritablement espectaculars (per a què un Director
Tècnic, si estàvem nosaltres). Si al donar la tova a un crom es muntava damunt d’un altre es considerava falta, encara que si no era molt dèiem que era una càrrega. El mateix passava si es desplaçava un jugador de l’equip contrari, encara que si no era massa soles es considerava una càrrega. En l’únic cas que es podia posar un dit perquè no es desplaçara el crom amb el qual es llençava era en la falta o el penal. En cas de falta l’equip penalitzat podia fer una barrera amb diversos croms. Si la pilota quedava
damunt del crom es tirava el plec cap al davant de tal forma que la pilota feia una paràbola, llavors dèiem que era una rematada de cap. Esta mateixa tècnica era utilitzada per a traure el baló de banda. Normalment es jugava per temps, uns 20 minuts cada meitat. En definitiva, es tractava del joc del mes d’agost, quan la calor estrenyia més, podies estar llençat pel sòl gaudint d’un bon partit. A més els que no jugaven podien fer d’àrbitres, apuntar els golejadors, o fer el calendari de la lliga amb els punts de
cada equip. Altres formes de guanyar croms era jugar als ‘pantalons’ o emular pintes de cartes on el premi eren els croms més esquius i difícils de trobar. Eixir amb el teu feix era tot un ritual, quants més tenies major era la teua sensació de poder i més xiquets al teu voltant es congregaven. El futbol sempre va ser del carrer. Inclús hui dia, agafant pols a una caixa de sabates maltractada pels anys tinc guardats tots els croms que vaig guanyar. No deixen de ser un xicotet tresor d’aquells díes de gloria tirats al terra.
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LA MUSICALIDAD DEL NÚMERO SEIS El escritor, periodista y profesor de literatura José Ricardo March elabora una ‘playlist’ mendietera desde la cual recorrer la carrera del otrora seis del Valencia CF, una de las figuras locales que más arte urbano ha generado y acompañando su evolución en el campo con golpes de guitarra.
Texto de J. R. March
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Lust for life (Iggy Pop)
Hay jugadas que definen una trayectoria. O la anuncian. La rítmica galopada a lo Mark Renton en Trainspotting, las dos paredes con el colombiano recién llegado y la perfecta finalización, ajustada al palo largo de Buyo, anticiparon, en marzo del 94, lo que tardaría casi un lustro en llegar. Aquel muchacho con trazas de bajista de Iggy y corazón y pulmones de mediofondista emergió en el Bernabéu en mitad de la tormenta social y deportiva del Valencia para, a modo de promesa de futuro, aparcar momentáneamente la angustia de la grada con el todavía provisional 0-1 ante el Madrid. Fue, claro, un destello. Aquella noche Merino González masacró al Valencia cercenando contragolpes a base de fueras de juego y Aristizábal perdió el oremus enfundado en un precioso uniforme rojo. Pero una mínima esperanza latía ya en Mestalla a cuenta del trote y toque inconfundibles del chico de la melena rubia y el incansable esfuerzo, cincelado en la inagotable cantera del Deportes Tonín. Gaizka tenía 20 años y un currículum
prometedor: había pasado en apenas unos meses de la categoría juvenil a compartir once con los astros emigrados Mladenovic, Punisic y Music. Y a convertirse en el objetivo de una tensa negociación entre Tuzón y el Castellón, maniobra que condujo su futuro sesenta kilómetros al sur, mientras el chico combinaba la Segunda División con los coletazos finales del tercero de BUP y los arpegios de Metallica. Debutó con el Valencia en un partido de pretemporada contra el Foios junto con tres miembros de la generación perdida del Mestalla (Víctor, Mir y Tárraga) y pasó gran parte de aquel año en el filial esperando a que Hiddink lo reclamase. Y lo reclamó. Aunque quizá Gaizka, ansioso por seguir ascendiendo peldaños en la escalera del fútbol, juzgase tardío, escaso y desangelado su debut en Primera: los cuatro minutos de que dispuso en junio del 93 en el Carranza, unidos a la media parte del partido de fin de temporada ante el Oviedo y el ambiente triste y enrarecido que se respiraba en Mestalla (el Valencia acababa de ser eliminado de
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las semifinales de la Copa por el Zaragoza) limitaron la capacidad de lucimiento del mozo. El empuje definitivo llegó con la liquidación de Hiddink al frente del equipo, medio año después. Deshecho el centro del campo por las ausencias de Robert y Álvaro, Héctor Núñez se asomó al Mestalla y convocó a seis canteranos para jugar contra el líder Deportivo. De todos ellos Gaizka fue el único que permaneció cuando Rielo agarró la nave a la deriva. Y allí seguía, clavado en el centro del campo, cuando, caprichosa fortuna, Paco Roig hizo regresar a Hiddink en la previa de un Madrid-Valencia de la primavera del 94.
Un buen día (Los Planetas) 1998. En
medio del habitual naufragio que azota al valencianismo cíclicamente llegó la explosión definitiva del 6, casi a modo de furioso rasgueo de guitarra punk. Gaizka, jugador de complemento para Parreira, indiscutible lateral derecho de Luis y futbolista olvidado de Jorge Valdano, alcanzó la talla de titán del centro del campo de la mano de un trivote
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de resonancias míticas para el valencianismo (Mendieta-MillaFarinós) en el que se vio obligado a actuar como cerebro del equipo entre el equilibrio defensivo del turolense y el a veces desesperante ímpetu de Javi. Gaizka, curtido por las circunstancias adversas (la derrota en la final del agua en dos actos del Bernabeu, el coitus interruptus liguero del curso siguiente, el acostumbrado sonido de viento en Mestalla destinado al chico de la casa), agarró los mandos de la nave y pasó, como parte de una metamorfosis casi sin precedentes en nuestra historia, de oscuro jugador de club a finísimo centrocampista, capaz de dibujar sobre el tapete el camino de nuestros sueños. Con el tiempo nos habíamos acostumbrado a su presencia en el once y juzgábamos su habitual alineación como la necesaria concesión al futbolista trotón. El mismo tiempo nos convencería de nuestro error. La máxima expresión de la mutación del 6 llegó una tarde de invierno en Bilbao. El Valencia, ya matizado por el sello de Claudio Ranieri (presión + robo + fútbol vertical = gol), bailó al Athletic sin despeinarse. Gaizka actuó, desde el eje de la medular, como un cirujano futbolístico que am-
te increíbles. Ninguno, sin embargo, aparece en mi memoria como aquel primero: una certera inyección de magia en tres actos que rompió la cintura de varios defensas del Athletic y serviría como prólogo a nuestro renaciPorque sí, este es. Durante años miento como club ganador. se ha especulado con las coordenadas espaciotemporales de Vanishing act (Lou Reed) “Debe de la aportación más relevante del ser agradable desaparecer/desvafútbol al pop patrio. Ahí van unas pistas para cerrar el círcu- necerse en un acto”. lo: a Jota, el cantante y compositor de Los Planetas, le asaltó Como las máquinas llevadas al la jugada de marras entre disco y límite de su rendimiento, la vida disco, recién llegado de Estados de Gaizka en (el) Valencia se Unidos tras grabar una semana agrietó a marchas forzadas duen el motor de un autobús con rante el curso 2000/01. Apenas Kurt Ralske. El gol, una de esas consumidas las lágrimas de las raras gemas que, de vez en cuan- Champions perdidas, hundidas do, elevan el fútbol a la categoría las rodillas en el lodo de la incerde octavo arte, reforzó un cuadro tidumbre, Mendieta consumó la costumbrista repleto de referen- decisión de su vida: abandonar cias futboleras y drogotas. La aquel club que, durante casi una alusión a Gaizka brillaba entre década, había contemplado su luminosas guitarras y un sonido formación como futbolista y su de Hammond añejo y certificó conversión en el mejor centroel ascenso definitivo de Los Pla- campista de Europa. netas al Olimpo del mainstream aunque el tema, musicalmente, En realidad todo encaja en la hisfuera poco más que una canción toria de siempre. Las maltrechas cuentas del Valencia aconsejaban blandita y simpática. entonces, como ahora, vender Durante los meses inmediata- a estrellas para evitar la quiebra mente posteriores Gaizka, casi técnica y permitir al club seguir impulsado por el sincero ho- funcionando. Y Gaizka, jugador menaje planetario, se apuntó un franquicia, puntal y máximo arbuen número de goles realmen- tista del equipo, era la perla más puta con serenidad y limpieza los ataques del rival. Hasta que, harto de ser el destructor de juego, hizo acopio de trastos y arrestos y fue en pos del genuino gol realmente increíble de Los Planetas.
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«En realidad todo encaja en la historia de siempre. Las maltrechas cuentas del Valencia aconsejaban entonces, como ahora, vender a estrellas para evitar la quiebra técnica y permitir al club seguir funcionando. Y Gaizka, jugador franquicia, puntal y máximo artista del equipo, era la perla más apetecible y codiciada de la constelación valencianista»
apetecible y codiciada de la constelación valencianista. Su marcha parecía lógica en un entorno lastrado por la imposibilidad de generar ingresos suficientes para mantenerse en la élite. Y, quizá, con la perspectiva que otorga el paso del tiempo, también fuera necesaria deportivamente para oxigenar al equipo y abrir una nueva senda. Sin embargo, el final se precipitó de la manera más desagradable posible. Menudearon los rumores sobre la vida privada de Gaizka, creció la desconfianza al tiempo que el interés de otros clubes por hacerse con sus servicios y abundó el recelo al constatar que el ídolo, el heredero del dorsal de Puchades y Claramunt, volaría del club con rumbo ignoto. No tardó en sonar como destino Madrid, donde Florentino arrimaba fichajes a su regazo como sardinas a una hoguera. Fue demasia-
do. Aún estaba fresca la traición de Pedrag Mijatovic y la grada dirigió su frustración hacia el 6, un número tan sagrado como (es de recibo recordarlo) vituperado en Mestalla. Un dorsal cuyo portador, rugía el entorno, jamás había esbozado una tentativa de abandono. “Qué agradable debe de ser desaparecer/ flotar entre la niebla”. En aquellos días se nos recordó insistentemente que la salida del murciélago del escudo, como lo había bautizado Cortés tiempo atrás, tenía precio: diez mil millones de pesetas. Lo hacían los predicadores de turno en la radio, los titulares y destacados en prensa, los speeches que acompañaban los vídeos de Canal Nou, los aficionados de a pie, las pintadas con que algunos desaprensivos ensuciaron la piel de Mestalla. Por fin, un día de julio,
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Gaizka habló. Lo hizo con voz apagada y entrecortada, escoltado por el viejo Toldrá en una rueda de prensa multitudinaria que jamás hubiera querido protagonizar. Como el Lou Reed de The Raven sonaba agobiado, agotado, harto. El peso de diez años y la insoportable sensación de haber sido vapuleado injustamente se concretaron en apenas unos minutos de discurso y una frase que lo condensaba todo: “Quiero que escuchen ofertas por mí”. Parecía el final de todo, el finiquito a mil ilusiones y sueños de futuro encabezados por aquel campeón de la modestia. Afuera, entretanto, un madrileño recién llegado de Tenerife jugaba con piezas de distintos tamaños para crear su gran obra de arte: el mejor Valencia de la historia.
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H Volem ballar amb tu “No balla samba com el brasiler perquè ell es flor d’este planter, no fa l’avió, no pega volantins, però la gent sempre l’està aplaudint...”. No es una canción del nivel de Los Planetas, ni de la calidad de los Danny Mellow, pero “Volem ballar amb tu” es una de esas perlas musicales perdidas en el espectro mendietero que causaron cierto furor en aquellos locos noventa. El disco, titulado ‘La Falla de Mestalla’, fue editado por J.M López, César Sanfrancisco i M. Gil en el cual participaron personajes como Fefe - famoso doblador de los dibujos de Canal9 - Pascu o Mar Cortés reuniendo composiciones sobre la actualidad de aquel Valencia CF de Ranieri y el Burrito Ortega con cierto tono socarrón, aunque sin renunciar a la calidad musical. No balla samba com el brasiler, perquè ell es flor d’este planter. No fa l’avió, no pega volantins...però la gent sempre l’està aplaudint. No va costar un dineral però al final, en Madrid tirà el penal. Del futvóley no és el rei, però imposa la seua llei. No ha vingut del Vasco da Gama, de Bilbao prové la seua garra, a la Plana es va criar ... i a Mestalla ha triomfat. Gaizka Mendieta Zabala, volem ballar amb tu esta samba. Gaizka Mendieta Zabala, volem ballar amb tu esta samba. Gaizka Mendieta Zabala, volem ballar amb tu esta samba. Gaizka Mendieta Zabala, volem ballar amb tu esta samba. Com una bala corre el camp, i en experiència ja és un veterà. Juga al mig a l’esquerrera i a la dreta i del València sent la camiseta. Contra el vent la cabellera la selecció es la seua meta. Gaizka Mendieta Zabala, volem ballar amb tu esta samba. Gaizka Mendieta Zabala, volem ballar amb tu esta samba. Gaizka Mendieta Zabala, volem ballar amb tu esta samba. Gaizka Mendieta Zabala, volem ballar amb tu esta samba.
Hace unos tres meses con motivo del lanzamiento de nuestro disco “ El increíble viaje galáctico de los hermanos Dagobenko”, a través de twitter, enviamos a Gaizka Mendieta, la canción “Mendieta`s sad song”. Lo hicimos por acabar una historia, por cerrar un círculo. Lo cierto es que no tenemos ni idea si Gaizka Mendieta conoce de la existencia de la canción, pero la canción existe. Quizás fuera por el parecido de Gaizka Mendieta con Mark Hamill, actor que encarnó a Luke Skywalker en “La Guerra de las Galaxias”, está claro que había un aire jedi en su comportamiento, un aura. Como seguidores de la saga, esto tuvo mucho peso. Puede ser que fuera por las “farras” que se organizaban en nuestro piso cuando el Valencia llegó a dos finales consecutivas de la Champions. Aquellas noches asistían a nuestro piso muchísima gente, un colega, el colega de un colega, un compañero de clase y toda clase de personajes de lo más interesante. Me da igual porque se piró Mendieta, cada uno construye su historia, sin querer, él, construyo un mito potente que le alejaba de los prejuicios sobre la banalidad de muchos deportistas. A nosotros nos gustó ese rollo. Era el mismo que un superhéroe de cómic, alguien que es diferente siendo normal. Gaizka jugaba muy bien al fútbol y la ciudad construyó alrededor de eso la historia que quiso, fabricó su ídolo. Lógicamente cuando se marchó esa historia acabó para mucha gente, pero nosotros preferimos conservar nuestro jedi. Los héroes necesitan canciones. Si algo caracteriza el espíritu de loser, es que siempre tiene, por pequeño que sea, un minuto de gloria. Mendieta fue uno de los artífices de ese momento. Le dio a esta ciudad, con todos sus complejos, un espacio, un sitio donde reivindicarse, y eso es pasto fácil para escribir canciones. Nosotros queríamos que la canción fuera tal y como es, es nuestra canción, tenemos otras que hablan de Clark Kent, del “Dagobah System” y de todos nuestros mitos y Gaizka Mendieta fue sin duda uno de ellos. 80
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De los danny mellow
MENDIETA’S SAD SONG Por eso en el disco metimos un trozo de la narración que hizo el comentarista de la tele de aquel gol de la final de copa, decía, ‘madre mía lo que acaba de hacer Mendieta’. Ese momento fue especial y sabes que es así porque si lo hubieran puesto en una película hubieras dicho, ni de coña. Durante todos los años que hemos tocado por ahí, en muchos conciertos se acercaba alguien que no conocíamos y nos preguntaba, ¿vais a tocar la canción de Mendieta?, ¿Qué tenía esa canción?, La imposibilidad de ser una canción triste. Esa era la clave. Cuando se escribió, se hablaba de la salida de Mendieta del Valencia y esa era una historia complicada para los fans pero cuando recordabas el momento dónde estabas cuando Gaizka Mendieta metió su gol en la final de la Copa del Rey de 1.999, era un momento con mucha magia, un momento Mellow. Mendieta no sabe lo bien que lo ha pasado Danny Mellow todos estos años de tocar juntos, no tiene ni idea de los momentos que nos proporcionó su canción, de los conciertos en mogollón de sitios, algunos de ellos para flipar. No recibimos respuesta en twitter cuando se la enviamos, pero eso ya no importa porque “Mendieta`s sad song” es la historia de Danny Mellow, nuestra historia.
Los DannyMellow empiezan por el nombre advirtiendo de su música, repleta de referencias a héroes de la cultura popular, a restos de mundiales y héroes de cómic. Esta joven banda que abraza el Powepop se presenta como un chorro de aire fresco en el espectro musical valenciano. Cuando descubres su música te conviertes de forma irremediable en un fan, para acabar pidiendo más. Estos tipos aman su estudio, tocar en conciertos y se les nota que se divierten dándole a la garganta mientras suena la guitarra. Los Mellow empezaron en 2002 y ya han publicado su tercer trabajo, el primer gran disco: ‘El alucinante viaje gálactico de los hermanos Dagobenco’. Puedes escuchar su trabajo en dannymellow.bandcamp.com
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EL CAPITÁN YÉ-YÉ Desde la distancia, mientras lucha en el centro del campo contra un rival, poco o nada sugiere en Gaizka Mendieta su pasión más personal; quizá esa melena rubia de clásico corte beatlemaníaco o una perilla indie que aparece y desaparece cual Guadiana en su faz pudieran apuntar en alguna dirección. Pues bien, el capitán del Valencia Club de Fútbol resulta ser un melómano practicante, convencido e informado, no exento de buen gusto en la elección de sus músicas y muy al día de lo que se cuece en el mundillo musical local, nacional e internacional.
Entrevista de Cisco Fran
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¿Cómo empiezas a escuchar música y a acercarte a ella de forma consciente?
Por medio de amigos, como soy el hermano mayor ese acercamiento se produce a través de los amigos más que por la familia.
¿Cuál fue el primer artista que te deslumbró?
Fueron dos: Velvet Underground y The Doors, por ahí empiezo a conocer luego todo lo demás. Al principio era difícil llegar más lejos, pues no había tanta información como ahora, me refiero a canales de televisión, vídeos, documentales, etc...
¿Cuál fue el primer disco que te compraste?
Uno de Metallica.
¿Y el último?
Han sido varios: Superchunk, Gomez...
¿Te consideras fan de algún grupo o artista?
De Velvet y The Doors, sin cerrarme a escuchar otras cosas, pues se pueden encontrar cosas interesantes también en otros artistas.
¿Eres coleccionista?
Sí, desde luego, cuando un grupo me gusta procuro recopilarlo todo, lo anterior y lo posterior. De algún grupo, a lo mejor, me falta algún disco que no he podido encontrar o que no me gustó, pero intento conseguirlo todo.
Recuerdo haberte visto una vez en un concierto de Tent, ¿sigues la escena local valenciana?
Sí, sí que la sigo, además conozco a gente relacionada con la música en Valencia y a gente de grupos como La Habitación Roja, Polar, Tent, Sostenidos...
¿Qué estilo musical te definiría futbolísticamente?
El rock. El rock abarca desde un riff fuerte hasta una melodía suave, el rock lo abarca todo.
¿Qué estilo musical definiría a Valdano?
La salsa.
¿Cómo sigues la actualidad musical?
¿Y a Luis Aragonés?
Es una pregunta tópica pero, ¿qué tres discos te llevarías a una isla desierta?
¿A Ranieri?
A través de las revistas, la radio sólo la oigo en el coche.
Uno de Lou Reed, uno de Iggy Pop y otro de Paul Weller.
Aparte del rock, ¿te interesan otras músicas?
Sí, tecno, ambient; y un poco al margen de estilos Beck, es un músico sorprendente. También me gusta el blues.
¿Era la plantilla valencianista aficionada al rock?
No, nada rockera.
Moris le dedicó una canción a Juanito, Pedro Ruy Blas, en su último disco, dedica una canción al futbolista suplente y Calamaro canta a Maradona, ¿existe una relación bidireccional entre fútbol y rock?
Yo creo que existe un acercamiento mutuo. La música llega a todo el mundo como lo hace el fútbol, y si bien no hay mucho futbolista aficionado al rock, también es cierto que la proporción sería similar a lo que encontramos fuera del mundo del fútbol.
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Algo con carácter, un estilo fuerte, sincero. Romántico italiano, algo como lo que cantaba Domenico Modugno.
¿A Cúper?
El tango.
Hablando de los presidentes, y ¿Paco Roig?
Algo potente, que suene con mucho vigor, heavy metal.
¿Y a Pedro Cortés?
Pop.
¿Cuándo escuchas música?
En casa, por supuesto, también en las concentraciones del equipo.Elijo un disco y lo machaco, lo escucho hasta la saciedad, luego paso a otro, etc... A veces prefiero escuchar algo más fuerte y otras algo más tranquilo, depende del momento.
Para acabar, ¿qué te hubiera gustado escuchar en lugar del deplorable We are the Champions de Queen al ganar la Copa del Rey?
Cualquier otra menos ésa.
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Mendieta com a simbol N’hi han molts més en les pàgines de la història, però van sucumbir a l’anonimat que concedeix el caure dels temps, i també, haver viscut en èpoques en les quals la relació mediàtica del futbol era molt distinta. Kempes i Mendieta s’erigeixen en els jugadors més internacionals dels últims 40 anys, referents populars que han dut al VCF a les portades de mig món. L’argentí va copar revistes com France Football o Wolrd Soccer, fins i tot va arribar a la premsa nipona. El basc de Castelló es va aprofitar d’un món millor connectat per a arribar un poc més enllà. Haguera sigut molt més d’haver-se’l proposat, però Gaizka sempre va ser esmunyedís per al circ glamuròs, fins i tot antipàtic en les primeres impressions. Un tipus parc en paraules i de resposta seca davant personatges desconeguts. Encara així, aquell sis imparable per a les defenses més expeditives, arquitecte de gols impossibles, va saltar a les pantalles del món sencer per a convertir-se en un referent icónic per a diverses generacions d’aficionats,
obligar al club a obrir la primera mega-store - a la seua principal estrella. L’interior es va veure rodant anuncis per a la marca americana al costat de tipus com Henry, Cantoná, Figo i altres tants. En la seua primera aparició mundial era un simple ‘extra’, el tipus que li assortia de balons als grans noms per a desaparèixer als pocs segons del plànol. Però com ja va fer amb la seua pròpia evolució futbolística, va acabar guanyant un lloc més preponderant per als comercials de Nike fent-se protagonista d’ells. La marca americana ha desaparegut de les pantalles, recloent les seues increïbles peces en xarxes socials e internet. Però Mendieta, i de rebot el
tant locals com a nivell global. I ho va ser perquè ho tenia tot. Era un jugador superior, un tipus que va irrompre com una tempesta tropical en un futbol que s’anava desprenent de les grans estrelles dels 90. Era ros, amb cert atractiu, i formava part d’un dels equips emergents del panorama. El seu careto va començar a ser objecte de portades de videojocs, a sonar el seu nom en cançons de tot tipus. Les graderies de Mestalla ja no eren les úniques que corejaven el seu cognom després de caramboles d’altre món. Esta simbiosi perfecta va quallar amb el desembarcament de Nike en l’entitat, arrossegant amb aquell contracte - que va
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VCF, pot presumir que els millors anuncis de la història de l’esport, dels quals es parlen en acadèmies i escoles de publicitat, els va protagonitzar per a la marca de la pipa el seu jugador franquícia. La faceta medíatica del jugador evidència també la debilitat estructural del València CF en aquells temps en els quals el futbol va començar a descobrir Amèrica. L’entitat apenes va saber traure rèdit econòmic de que Gaizka apareguera en les teles de mig món al costat d’estrelles de la Premier, o que el seu rostre, vestint Nike, copara lones gegantesques que penjaven de cèntrics edificis londinencs i novayorkins. No és d’estranyar que amb
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eixa poca habilitat per a rendibilitzar un potencial d’eixe calibre el club s’haja anat apagant a poc a poc com un vela fins a fregar la mort per inanició. També va ser portada de afamats videojocs, encara que abans d’això va ser un dels models triats per EA per a provar el seu nova IA, traient al jugador vestit amb neopreno negre envoltat de boles blanques per a digitalitzar els seus moviments, i després d’ell, el dels grans jugadors. Eixos van ser els seus moviments mastodóntics a nivell planetari, encara que tal vegada els més meritoris, per la ceguesa crònica que pateixen, és haver aconseguit irrompre en la orbita madrilenya.
sense adonar-se que ho tenia tot on ja estava. Era el jugador del moment en un dels equips del moment. Però ell ja no era el mateix. Va tindre un temps de gula que li va fer creure molt més del que en realitat era i va acabar estavellant-se entre tanta fama. Mendieta va dur al VCF per tot el món, i el VCF li va dur a ell a estar en totes eixes lones publicitàries, no obstant això no van saber entendre’s ni traure’s profit uns d’uns altres. Hui dia el club donaria el que no té per poder agenciar-se amb un jugador d’eixe nivell esportiu i mediàtic. Quan ho va tindre, malgrat tot, no va saber aprofitar-ho. Pot ser que amb el temps,
Perquè Mendieta va aconseguir guanyar-se un lloc en les sèries per a adolescents d’aquells dies, vedat privat per a la ‘madriditis’ dels seus directors, quedant tot just espai per a un parell de cantants del nivell de ‘Raúl’ o els Back Street Boys. El 6 del VCF va començar a aparèixer en posters penjats en habitacions de ficció o pegat en les carpetes de les quinceanyeres que escopien aquelles produccions televisives. De cop i volta, un tipus que fugia de les càmeres i de la fanfàrria, apareixia a tot arreu. Tal vegada això va acabar per matarlo. Va haver un mendieta superb i cregut en els seus últims temps en el VCF, un tipus que va eixir a exigir destinacions majors
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quan la seua figura envellisca encara més, recupere part de l’atractiu que els seus fracassos en la Lazio i el seu discret passar pel Boro, van soterrar. Mendieta segueix donant material per a compondre cançons i escriure epopeies. Va ser un jugador que va pujar al cim a força d’esforços tremends per a després caure d’ells amb una rapidesa inusitada. El jugador va ser, i seguirà sent, la icona pop d’un temps, el referent futbolístic i mediàtic d’una generació, la generació ‘Mendieta’, que podrà presumir, fins que els petrodólars demostren el contrari, d’haver estat l’única a veure al VCF disputar dos finals de la màxima competició continental.
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MENDIETA NO VALES NI UNA PESETA Editorial publicada en ‘The Observer’ durante el verano de 2002, unas semanas antes del inicio del mundial de Japón, bajo el título original ‘Mendieta’s misery’. El pasado verano el Real Madrid se moría de ganas por comprarlo. Al igual que un importante número de grandes clubes. Él era una estrella de un gran equipo como el Valencia, elegido por la UEFA como el mejor centrocampista de Europa. «Prefiero morir de hambre que venderlo» llegó a decir su presidente. Pero finalmente acabó claudicando. No lo vendió al Real, sino a la Lazio, por un coste de 48 millones de euros, la cantidad más alta jamás pagada por un jugador español. Desde entonces, Gaizka Mendieta ha estado soportando los rigores del infierno. Si no fuera por la posibilidad de redimirse en la Copa del Mundo, posibilidad ofrecida por José Antonio Camacho, el leal seleccionador español, la historia del rubio de 28 años, con mirada de niño de coro eclesiástico, sería una de las historias más tristes jamás contada. Rara vez se ha visto a un futbolista caer desde tan gran altura. Y lo que es peor. Que de dicho desplome el único culpable haya sido él mismo. Podría haberse quedado en Valencia, donde la gente lo ama-
ba, donde los aficionados más apasionados de España le veían como la principal razón de que tras décadas de deambular por el desierto el club hubiera llegado a dos finales consecutivas de la Liga de Campeones. Pero él optó por irse a la Lazio, protagonizando una pésima temporada mientras su viejo club consiguió en su ausencia ganar por primera vez en 31 años el campeonato español. Nuevos héroes han ocupado su lugar, quedando como un recuerdo del pasado, en gran medida siendo perdonado a causa del olvido. Y eso es lo mejor que le ha pasado en el último año. En la Lazio los aficionados le detestan, el entrenador le menosprecia y el presidente del club, quién le paga 50 mil libras a la semana, prefiere pasar hambre si con ello consigue quitárselo de encima. La prensa italiana estima que es el desperdicio más grande de dinero y el jugador más decepcionante en la historia del ‘calcio’. Eso es decir mucho, pero posiblemente sea un comentario justo. Mendieta sólo jugó nueve partidos de liga durante toda la temporada y ni siquiera pudo 86
marcar un solo gol. El hombre que ocupó su posición durante gran parte del curso, en lo cual muchos consideran que hubo trato de favor, fue el checo, rechazado por el Manchester United, Karel Poborsky, a quien la Lazio vendió la semana pasada al Sparta de Praga. En comparación, Juan Sebastían Verón, el hombre que sustituye Mendieta en la Lazio, parece el fichaje de la década. El Manchester United pagó a la Lazio por el argentino la misma cantidad que la Lazio pagó al Valencia por el español. Pero Verón jugó tres veces más que su homónimo en Italia. Y aún habiendo sufrido a manos de la prensa británica los mismos varapalos, a diferencia, su entrenador y compañeros de equipo siempre han estado rápidos a la hora de defenderlo. Incluso el peor aficionado del United ha tenido un comportamiento menos agresivo con el argentino. Mendieta ha sido abucheado durante toda la temporada por los tifosi laziales, repugnantemente famosos por su agresividad y violencia. Algunos han tenido incluso la molestia de
Mendieta fabricar pancartas con mensajes como “Mendieta no vales ni una peseta”. Camacho quiso rescatar al jugador hace diez días, cuando anunció el equipo que viajará a la Copa del Mundo. «Parece que fue ayer cuando estábamos todos diciendo que era el mejor jugador de España y del mundo. Y ahora, de repente, parece que no valga nada. Por eso creo que el mundial va a ser muy importante para él». El entrenador español ha hecho hincapié en varias ocasiones en los último meses de la necesidad que tiene la selección en contar con jugadores extramotivados para evitar hacer el mismo papel de siempre en las competiciones internacionales. Los jugadores de Valencia y Real Madrid, que conforman la base del equipo nacional, llegan en su mejor forma tras haber rendido a un alto nivel durante toda la temporada, dando el punto extra necesario al combinado español. Mendieta, al no haber tenido ocasión de poder mostrar nada en su club, con un alto porcentaje de frustración acumulado, puede ser el jugador más motivado a la hora de dejarse la piel en la Copa del Mundo y poder redimirse de un año nefasto. «Necesito tanto el mundial como un hombre que ha cruzado el desierto necesita agua», dijo Mendieta en una entrevista reciente. «Es lo que necesito ahora mismo, lo necesito ya. Tengo la necesidad de volver a disfrutar del fútbol y poder compensar todo lo que he estado pasando. Hacer un buen mundial sería la manera de volver a ser el jugador,
que en cierta manera, he dejado de ser». Y fue un jugador sobersaliente antes de que la Lazio acabara con él. En Valencia, donde fue capitán del equipo, fue un ‘todocampista’, un jugador que aparecía tanto en ataque como en defensa, el típico futbolista con el que todos los entrenadores del mundo sueñan. Jorge Valdano, campeón del mundo con Argentina que fue entrenador suyo en el Valencia y ahora director deportivo del Real Madrid, escribió esto de Mendieta en un libro de recien-
«Parece que fue ayer cuando estábamos todos diciendo que era el mejor jugador de España y del mundo. Y ahora, de repente, parece que no valga nada» te publicación: «Mendieta es un 4x4, es un jugador todoterreno. Su posición: todas las partes del campo. Su misión es atacar y defender, su estilo de juego es implacable, confiable, siempre busca más». Al igual que David Beckham Mendieta es un atleta por naturaleza, de joven practicaba el atletismo y llegó a ser campeón de media distancia. Pero a diferencia de Beckham, llegó tarde al fútbol. Hasta los 24 años, sin mayor distinción, jugaba de lateral derecho. El Valencia incluso llegó a plantearse traspasarlo hasta que las lesiones obligaron al entrenador a ponerlo en el centro del campo. Desde entonces no se movió de esa posición, desarrollando confianza, calidad y estilo. El mundo se quedó atónito con su transformación. Era como si
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Sol Campbell se hubiera convertido en Robert Pires. Desde su nuevo puesto en el centro del campo, en el ala derecha, tomó el mando del equipo y transportó al Valencia – una de esas grandes ciudades acostumbradas a tener un equipo que da un rendimiento por debajo de su estatus, una especie de Aston Villa español – a un plano superior. Convirtiéndole los fieles de Mestalla en lo que Old Trafford ha convertido a Roy Keane, en su mariscal. Pero hasta aquí llega la analogía puesto que Mendieta ha llegado al punto más bajo de su carrera. Las críticas que se pueden leer en la prensa italiana son implacables. El Corriere dello Sport afirma que el jugador rehúye toda responsabilidad, y lo acaba calificando como un enfermo en estado terminal. La Gazzeta dello Sport afirma que posee la mirada fría de una efigie. El error está en asumir que por no mostrar ninguna emoción sobre el terreno de juego no se esté esforzando. Porque en honor a la verdad, Mendieta apenas ha esbozado nunca una sonrisa tras anotar un gol. Su actitud fría como el hielo le permite ser un genio desde el punto de penalti, donde no tiene rival. Lo más extraordinario de todo, como han demostrado las repeticiones a cámara lenta, es que cuando se enfrenta a un lanzamiento desde el punto fatídico no mira la pelota, sino a los ojos del portero, esperando hasta el último instante para colocar el balón en el fondo de la red. Por todas estas razones, y más, Mendeta fue valorado de forma regu-
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«El fútbol italiano es completamente diferente al fútbol español. Estamos hablando de filosofías del juego muy distintas. En Italia lo que importa es el resultado y lo que tratas de hacer la mayor parte del tiempo es mantener la pelota lo más lejos posible de tu área. La pelota va y viene, realmente lo que ha acabado minando mi juego es que los centrocampistas apenas tocan el balón»
lar como uno de los mejor jugadores del año entre 1998 y 2001 en España, rindiendo al mismo nivel, cuando no superior, de jugadores influyentes de la talla de Luis Figo y Rivaldo. Sin embargo, en la Lazio, no creen que sea digno de valer una peseta. Esto podría tener algo que ver con las peculiaridades del fútbol italiano, con gran tradición a la hora de ahogar el talento individual. Ciertamente, ese es el punto de vista preferido en España, donde existe un profundo prejuicio generalizado en contra de la naturaleza del fútbol transalpino. Zinedine Zidane, por su parte, comparte el prejuicio, adquirido en su etapa en la Juventus antes de su exitoso paso por el Real Madrid esta temporada. Y Mendieta ha llegado a la misma conclusión. «El fútbol italiano es completamente diferente al fútbol español. Estamos hablando de filosofías del juego muy distintas. En Italia lo que importa es el resultado y lo que tratas de
hacer la mayor parte del tiempo es mantener la pelota lo más lejos posible de tu área. La pelota va y viene, realmente lo que ha acabado minando mi juego es que los centrocampistas apenas tocan el balón». A menos que seas un jugador como Verón, que gusta de quedarse rezagado para prácticar su especialidad, el balón en largo – por lo que obviamente tuvo tanto éxito en Italia –. Mendieta, por otro lado, no es un especialista, sino un todo terreno, más adaptable a la acción del juego inglés. Es probable que él hubiera prosperado más que Verón en el Manchester United de poder haber formado pareja con Beckham en el centro del campo. Con un nuevo entrenador en la Lazio, Roberto Mancini (un protegido de Sven Göran Eriksson) sustituyendo a Alberto Zaccheroni, las cosas podrían cambiar para Mendieta la próxima temporada. Eso si gusta de permanecer en Roma. Como dijo recientemente 88
«Otra temporada así no la soportaría, antes cojo las maletas y me marcho». Hay muchas posibilidades de que eso ocurra dadas las terribles dificultades financieras de la Lazio, el valor de las acciones del club se han reducido a la mitad desde la llegada del exvalencianista, al que los rumores sitúan cedido en el Athletic de Bilbao la próxima temporada. El jugador, de acuerdo a lo publicado por la prensa española, sigue aferrado a la idea de recalar en un club que coincida con el estatus del jugador que una vez llegó a ser. Si es así, la Copa del Mundo le ofrece una oportunidad caída del cielo para mostrar su talento en plena apertura del mercado. Aunque eso dependerá de Camacho y de si España progresa en la competición. Si no lo hacen, ni lo hace Mendieta, puede estar perdiendo la oportunidad de redimirse. No sería la primera vez que el fútbol devora a uno de los suyos sin contemplaciones.
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Middlesbrough solia rodar la cervesa pel vestuari com si tots els dies foren festa, igual que ho feia la brioixeria els matins d’entrenament en la ciutat esportiva. Juande Ramos va fracassar al Tottenham per intentar instaurar l’hàbit de la dieta encarnant un enfrontament insalvable amb plantilla i club; algo que també va posar al filferro a tipus com Benítez i Mourinho en les seues arribades a Liverpool i Chelsea degut al fet de que la cultura de l’alcohol en les illes està arrelada en tots els àmbits de la societat, i el futbol mai ha estat aliena a ella. Quan Mendieta va arribar al ‘Boro’ en 2003 va sofrir un xoc d’actituds
llançat al racó de l’oblit al deixar aquella fugaç i doblement fracassada experiència italo-catalana; ara tocava experimentar l’altra cara del futbol, la qual s’oblida d’un deixant-te com única herència els retals d’un vestit desarrapat. Però seria allí, en mig del no-res, entre les nues estepes de Teesside i les menudes poblacions que la composen on el bohemi, allunyat de tot el que va ser i pogué haver sigut, recuperaria la lluentor perduda per a viure una segona joventut; tan fugaç com una primavera però igual de sòlida que eixos vents barrejats amb l’últim fred i la primera calor. Steve Mclaren ho havia demanat com a guinda al seu projecte, el ju-
presenciant aquelles escenes. «A l’endemà, en lloc de treballar en la recuperació, prenien cafè i xocolata i seguien bevent cervesa» es va sincerar en una entrevista en El Mundo que va causar revolada a Anglaterra. «Quan els advertia que això no era bo per a ells em contestaven que ho feien per a guanyar energies de cara a l’entrenament». En Europa moltes veus, potser massa, atribuïxen l’èxit en les competicions europees dels clubs del sud al dopatge financer, negant-se a veure que més culpa d’això té el model de gestió en les escoles i una arrelada cultura de control alimentari en els seus esportistes; una cultura inexistent en les grans lligues continentals on es sol veure amb naturalitat que un jugador bega alcohol, menje de tot i no fasa ús de cap tipus d’alimentació saludable destinat a millorar el seu rendiment. Gaizka va aterrar al cementiri d’elefants que s’estava alsant en el nord anglès fugint de les cendres dels vells temps de glòria després de ser
gador diferent que li feia falta, confiat en els seus dots per a revitalitzar al professional alacaigut que va arribar a Middlesbrough. Amb aquells entrenaments rociats de vent i aigua va haver de lluitar Gaizka fins a recuperar una forma perduda, li va costar assimilar el ritme imposat en el campionat britànic emmotllant-se a ell com s’ha emmotllat a tot sempre, amb eixe característic do que li va dur d’arrossegar porteries a Paterna a lluir el braçalet en Mestalla. Prest, amb el 14 a l’esquena, va anar trencant cintures i posant balons al peu amb la precisió d’un orfebre. «Els dos primers anys van ser realment bons» diria malenconiós temps després ja amb el Riverside Stadium en la butxaca. Ell va ser l’encarregat de comandar un roster compost per gent com Zenden, Steve Mills, Southgate o Juninho que responia al sobrenom de ‘The McClaren revolution’. Li va ajudar a brillar la seua aversió per la brioixeria industrial i una sana costum – adquirida
ALCOHOL, DONUTS I DECLIVI EN TEESSIDE
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en aquella adolescència de corredor de fons – de cuidar el seu físic des del descans. Van ser anys daurats per al ‘Boro’ amb classificacions europees i títols com la Carling Cup; l’altra competició menor que lluïx en l’escuálid palmarès d’un jugador que va poder haver guanyat molt més de no caure en la vorágine que precedeix a tota ambició desmesurada. «Van ser temps molt bonics, vam aconseguir títols i jugar la final de la UEFA, però després alguna cosa va eixir malament». Quan va entrar al vestuari aquell dia de cerveses rodant com si fora aigua beneïda enmig d’un exorcisme va arribar amb el cartell de cedit per a una sola temporada; tot just li van bastar uns mesos i una concatenació d’actuacions estel·lars – arribant a ser en diverses ocasions el millor jugador del mes en la Premier – perquè el club apostés per aquella cabellera en retirada i li signara un contracte de tres anys. Va ser el seu ressorgir a lo Mickey Rourke. Alguna cosa va eixir malament, sí, va eixir un genoll trencat i un canvi de rumb en un club que mai va saber què volia ser. «En el meu últim any no vaig jugar cap partit. Estava clar que volien que m’enanara. Crec que no vaig ser tractat com em mereixia ni pel club ni per l’entrenador. No va ser una situació agradable i cap de les dos parts vam saber com arreglar-lo» Després d’haver passat per les millors places europees, creant una idíl·lica carrera, es veia en l’abisme. McClaren va deixar la banqueta reclamada per la FA per a fer-se càrrec de la selecció; el club, en eixe instant, va apostar per revolucionar la revolució situant al capdavant de l’equip a Southgate amb una clara missió: rejovenir la plantilla. La relació amb el seu excompany es va presentar tormentosa des d’un principi, tot just va jugar 8 partits en dos anys i va haver de sofrir la humiliació de ser alineat en el seu comiat per a ser substituït en el descans, privat de la calor d’un públic que ho havia convertit en un dels seus. «El que em va molestar de Southgate és que no fora honest. Volien apostar pels joves i desfer-se dels més veterans, però mai va parlar amb nosaltres sobre el tema». Va tindre l’oportunitat de marxar-se
cedit, però ell, orgullós, no estava disposat a abandonar aquella terra de la qual s’havia enamorat per a estar donant tombs de cessió en cessió fins que finalitzara el seu contracte. Els últims temps de Mendieta en el futbol van ser grisos; retirat abans de retirar-se, esperant que morira eixe últim i maleït any que li mantenia lligat a un món del que ja havia començat a renegar molt temps enrere. Va ser en 2008 quan va dir adéu entre un fragorós silenci. «Mai vaig pensar que arribaria on vaig arribar. Molts xiquets somien amb ser futbolista i jo he tingut la sort de jugar en els millors campionats, La Lliga, la Sèrie A, la Premier, la Lliga de Campions, el Mundial i la Eurocopa i he guanyat títols. He jugat un derby romà i un Madrid-Barça, dos dels partits més grans que es poden jugar en el món del futbol. Per estes coses no puc lamentar-me de res del que m’ha passat». Com si d’una maledicció es tractara el Middlesbrough va fracassar en la seua aposta per Southgate, entrant en barrina econòmica després del crack dels bancs islandesos; abocat a anys de Championship despullat de metes. Pels despoblats carrers de Yarm es pot veure a Mendieta passejar amb els postíssos fills d’un segon matrimoni; bevent en els seus locals allò que li va horroritzar quan va entrar per primera vegada en un vestuari anglès i contemplá a tipus suosos atiborrats de cervesa negra per a recuperar unes energies oblidades sobre la mullada gespa del nord britànic. Els vents del nord van modelar a Gaizka fins a convertir-lo en un anglès més, en un norteny refugiat en un menut poble, com si fugira d’aquell gol de Sant Mamés.
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t is ten years now since Boro won the League Cup and Gaizka Mendieta will always be remembered for his pivotal role in helping us win the only major trophy in our history. On that fateful leap year day in Cardiff Boro flew at opponents Bolton from the first whistle but it was the cool head and sublime passing skills of Mendieta that opened up their defences and launched Boro on the way to cup glory. What a pass it was that curled across the park to pick out Bolo Zenden who centred for Job to give us a dream start. Just a couple of minutes later it was Mendi mustering all his big game experience to arrow a ball into the
would be able to build the club around him. Sadly, that didn’t quite work out but Boro fans will be forever thankful for the man with golden locks and golden powers and thankful for him helping secure that cup and take us into Europe for the first time. I remember watching Mendi’s debut at Leicester’s new Walker’s Bowl. It was a midweek game in the chilly, dark East Midlands. There was little to write home about this game except for our new midfielder who almost brought the house down with a hammer shot from 25 yards that flew only inches over the bar. As the season wound on the no.14 started to have more and more of an influence on
GAIZKA MENDIETA AT MIDDLESBROUGH
box for Job who was brought down for a penalty. games. His passing, movement and vision from Mendieta had passed us to cup glory for that we wide on the right were a joy to watch and constant are forever thankful. torture for opponents. Twenty years before Boro The announcement of the signing had signed a European Cup winof Gaizka Mendieta was greeted ner, Bobby Murdoch, from Celtic. by Robert Nichols with delight amongst MiddlesMendieta had many of the same brough fans. At that time we were accustomed skills as Murdoch, his passing was so precise he to securing the services of players that had plied could split even the best defences apart. Renowned their talents on the world as well as European sta- for his shooting skills outside the box, Gaizka was ge. Mendieta would star in that 2004 League Cup never shy of shooting on sight of goal. final alongside Brazilian World Cup winner Ju- I remember talking to Mendieta at the ninho and former Barca and Netherlands winger end of that first season and he was so grateful to Bolo Zenden. Mendi, as he was always known to Middlesbrough and Steve McClaren for throwing Boro fans arrived on a loan deal that would beco- him a lifeline and giving him another chance to me a permanent transfer at the end of the season. prove he was still one of the great players in EuroManager Steve McClaren could hardly believe his pe. He had felt down, dejected and rejected after luck. One of the most expensive players of all time his move to Italy turned into a nightmare. Steve in Europe would be joining his Middlesbrough McClaren had faith in his abilities. We felt very team for five years on a free transfer. As the future privileged to have a player that had graced the EuEngland boss told a Boro supporters meeting we ropean Cup final in our team and pulling on the 96
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red shirt of Middlesbrough. Sadly Mendieta didn’t have the long lasting pivotal role at Middlesbrough that manager Steve McClaren envisaged. Only six months after helping Boro win the Carling Cup he was struck down with a cruciate knee injury. Boro had just set off on their first UEFA Cup trail and beaten Banik Ostrava. But sadly we would have to play out the rest of our first European campaign without the player that we hoped could be our UEFA saviour. In actual fact Mendieta’s cruciate injury proved to have even longer lasting effects. Sadly he didn’t really look like the same player when he eventually got back on a football pitch. He did still enjoy a few great games for the club but a lack of pace proved costly all too often. There was one golden memory remaining, Saturday, 29 October 2005, the day when Gaizka Mendieta pulled Manchester United apart. Deployed in a central role, in the hole just behind the strikers, Man U simply could not stop him weaving his magic and shooting The Red Devils down. Two cannon ball blasts left Edwin van der Sar clutching at thin air. Man Utd were humbled 4-1 in one of the biggest defeats in the whole of Fergie’s reign. That day Mendieta turned the clock back and produced an absolute master class. The last couple of years of Mendieta’s contract were played out mainly in the reserves. Steve McClaren had been succeeded by his captain Gareth Southgate, new to the management role. The European glory days were over and Southgate had to cut the budget and there were many changes in playing personnel. I recall Mendieta’s final first team recall away at Goodison Park. He was caught in possession all too often and actually subbed at half time. Class might be permanent but he couldn’t get up through the gears anymore. During this time Mendieta had a positive influence on many of the younger players. Present Sunderland midfielder Lee Cattermole was one of those that no doubt profited from playing alongside this pas
sing maestro. Many of us attended Mendi’s final reserve game at the Riverside. We were willing him to score one last time. The former Valencia man must have had a dozen or more shots at goal. Time and again he would weave his way into a shooting position only for the keeper to deny him the prize of a goal. After hanging up his boots Gaizka was often seen around Teesside promoting or attending local events like community runs. He would run alongside Middlesbrough townsfolk helping inspire them to get round the course and across the finishingh line. He always gave his time freely and you had the impression that he enjoyed helping the people of his adopted new home. One story I should just relate before I sign off concerns when Mendi injured his cruciate. He lived close to a cricket club in the picturesque town of Yarm. One member of the cricket club told of how Mendieta knocked on the door and asked if there were any jobs he could help with as he recuperated from his injury. The story goes that people passing by would be astonished to see one of the most famous footballers in Europe sitting on a lawnmower cutting the grass of the local cricket pitch. Robert Nichols es editor del fanzine ‘Fly me to the moon’, publicación que cuenta con más de 35 años de existencia, siendo el más antiguo de las islas que continúa editándose. Su dilatada existencia y la conservación de ese aire irreverente tan característico de este tipo de publicaciones la han convertido en una revista de culto para el supporter británico. Sus números se venden en todo el Reino Unido y parte del extranjero, y ya son objeto de deseo para coleccionistas, llegando incluso a pagarse grandes sumas por las ediciones más antiguas en plataformas como e-bay. ‘Fly me to the moon’ no está siendo ajeno a la crisis del papel y está viviendo uno de sus momentos más criticos, a pesar de contar con agasajos de televisiones como la BBC y reportajes de diarios como el Times para conmemorar sus tres décadas y media la publicación se está planteando pasar a formato digital y abandonar la impresión tradicional. Algo que no ha gustado a sus fieles, los autores materiales de que el fanzine siga editándose en papel al menos un par de temporadas más.
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«Aquell xiquet de vuit anys que va fraternitzar amb obrers argentins mentre li alçaven un sostre baix el qual poder viure ha acabat sent la veu i el rostre d’un esport que avança ocult a una illa encara orgullosa del beisbol i les satisfaccions polítiques que li han donat al règim durant mig segle. La veu de la revolució generacional a Cuba és valencianista, i ho és per un fuster i un matador» ► pag 110
CULTURA DE CLUB
Ilustraciรณn de Mokena Kobali
Història VCF
EL XIQUET DE LA BENGALÉ En l’estiu de 1956 Cubells va emprendre un viatge per América per a trobar talent que solucionara els problemes de gol que havien enfosant al club fins aconseguir la pitjor classificació a primera de la seua história. En aquella estada a Brasil va descobrir a pelé. Contemplant les hèlixs d’aquell bimotor des de la finestreta, veia alçar-se la tranquil·litat que li atorgaven 10 mil quilòmetres de distància, encara que, al horitzó, s’intuïen columnes satíriques, opinions i soflames recalcitrants saltant, com volent atrapar aquell avió que fugia d’elles en un intent de fer-les callar. Cubells va posar rumb a Amèrica escapant d’una situació desconeguda, de l’ambient crispat que havia deixat cuinant-se a casa. Aquell club, acostumat durant 20 anys a collir triomfs, a viure derrotes des de la glòria, acabava de sumar la seua pitjor classificació de la història, un xoc inesperat que va posar fi a una pau que pareixia eternitzar-se sense dificultats. La falta de gol i una evident mediocritat en tasques ofensives van desdibuixar un equip que deixava de fer-lo tot bé quan creuava el
mig del camp. Menut, com era ell, amb la mirada perduda travessant l’escotilla d’aquell monstre mecànic que el duria d’un món a un altre, Cubells anava dibuixant en la seua ment el jugador que necessitava trobar. Coneixedor de les manques, de les urgències i de les expectatives d’aquella aventura cap a un univers encara inexplorat, i de la profunda decepció que cohabitava a una ciutat alçada en armes, no podia presentar-se amb qualsevol cosa al seu retorn. La seua maleta, més enllà de destresa i coneixement, anava repleta d’un generós dispendi que permetera executar la transformació que requeria aquella plantilla. «Cubells demà a Paraguai» per a no trobar res. «Cubells a Argentina» per a visitar camps de terra i amagar-se en graderies de ciment portland sense l’oportunitat de descobrir ►
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el talent desitjat. Brasil, càlid i mes com Heleno, nenhum’. El ocult, era l’última destinació d’un Flamengo i el seu ‘rolo comprestour que ja amenaçava fracàs. sor’ i ‘os fabulosos’ del Vasco Da Un país boig amb la pilota, però Gama eren els dos quintets ofenencara allunyat de les glòries es- sius més atraients d’aquells anys portives que poc temps després d’assimilar orfandat després de la el facultarien com a millor esco- penosa caiguda d’Heleno. Però el la del planeta. A Rio, ressonaven món pareixia estar distret, mentre els ecos d’un temps passat al qual a una menuda barriada paulista, Heleno de Freitas havia sigut el un xiquet menut i escarit, anava rei del futbol cacridant l’atenció ríoca. Coneixia «He tornat enamorat d’altre jugador. De Pelé. de la gent. Un de sobra aquell De 16 anys. Ho haguera pogut portar per 4 llamp que entrecaràcter. Men- perres» va soltar al seu retorn. Aquella nava sense botes tre li parlaven mentre deixaobsessió ja no ho abandonaria de les desventuva en evidència res del davanter a jugadors que del Botafogo tornava tretze anys li treien tres caps. En temps on arrere per a recordar al sacrificat ningú mirava més enllà del seu Salustiano, i com ho va executar pati del darrere el VCF havia enper a repintar de roig a un Go- viat al seu secretari tècnic a esrostiza que brillaria durant un crutar un futbol que mai s’havia instant abans d’apagar-se per a explorat. Imaginem a Cubells sempre. Curt d’alçària, de rostre engarrotat a un destarotat estacastigat pel sol i bigot perfilat, di de barri, escoltant el murmuCubells, de proposar-se’l, podia ri dels laments que li arribaven, confondre’s amb un cafeter de encara tendres, del Maracanazo, Sao Paulo. Potser per eixe ca- observar patidifús aquella espèmuflatge quasi natural va entrar cie de formiga, tot cap, vestida de en aquell futbol amb millor peu. blanc, regatejant-se l’univers com ‘Zagalo i Rubens sao muito bons, qui es llig un poema de Neruda.
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En aquella gira telegrafiada va faltar l’únic titular possible: ‘He descobert al millor jugador de la història. Stop.’ Però no es va atrevir. «He tornat enamorat d’altre jugador. De Pelé. De 16 anys. Ho haguera pogut portar per 4 perres». Va soltar com un lament al seu retorn. Aquella obsessió ja no ho abandonaria, l’únic consol que va trobar en vida va ser convidar al Santos a mil i un amistosos, a perseguir-lo per torneigs estiuencs per a poder veure’l corretejar entre camisoles valencianistes. Cubells fou l’únic habitant de l’hemisferi nord que coneixia qui era Pelé abans que este, dos anys després, es plantara a Götteborg per a guanyar-li als suecs la final d’un mundial que consagraria per a sempre al futbol brasiler. Abandonar aquell estadi i, encara amb la consciència engarrotada, preguntar preu per aquell talent, va posar la seua fe al límit. Dies arrere, a Rio de Janeiro, ‘os fabulosos’ havien convençut a aquell mar de dubtes que el seu interior era l’home.
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Vavá, Livinho, Sabará, Pinga i Walter, una davantera sense rival que tenia en aquell menut Marciano, encara que endimoniat amb un baló de cuir entre les seues botes, el sustent de tota la seua glòria. «Jo m’haguera portat a Pelé en el cas de que l’ambient a València haguera estat d’altra manera. I a més, com jugador de complement, no fonamental. Però amb lo cabrejada que estava la gent si em presente a Mestalla amb un xiquet de 16 anys que es diu Pelé ens llencen a mi i al negret al mar». Recolzat al seient de l’avió veia alçar-se el turment que deixava gestant-se a les seues esquenes. L’esperança d’estar equivocat el saludava amb desgana. Cubells posà rumb a València escapant d’un remordiment al que mai guanyaria. L’ambient que havia deixat cuinant-se a casa li esperava apaivagat per un telegrama: ‘Walter Marciano. Millor jugador de Brasil’. El mateix ambient que en sòl amazònic li obligava a deixar en terra al tipus que podia haver canviat per a sempre la història
d’este club. Al baixar d’aquell cotxe, encara olorant a Copacabana, van ser rebuts entre calorosos aplaudiments pels aficionats allà presents. Dins, en un abarrotat saló d’actes, Luis Casanova va prendre la paraula per a agrairli a Cubells el seu esforç per haver portat a València al millor jugador brasiler del moment. El responsable tècnic, amb el gest tort, sabia la veritat. Mai va acabar d’estar content amb la seua decisió. Sabia que el triat havia sigut altre. Però les circumstàncies que van propiciar aquella fugida cap al con sud feien impossible presentar-se a la capital del Túria amb un xiquet que era tot ossos, i que a més, responia al nom d’un duet còmic triomfant en l’època: ‘Pelé i Melé’. «Era molt arriscat trasplantar a un xic tan jove de Brasil a València amb les urgències latents que existien. A més, el club volia un jugador amb més personalitat, de més fama i menys risc». Es justificava un Cubells que ja havia vist a aquella formiga amb millor armadura batre a Kalle Svensson
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per abraçar-se entre llàgrimes a la història. ‘Cucala’ no va tornar a ser el mateix. Poc temps després abandonaria per a sempre el VCF coneixedor de que aquella decisió no es la perdonaria mai, rumiant el que podia haver sigut d’haver tingut la valentia que un dia va portar per bandera llançant penals d’esquenes, fentse càrrec d’una entitat abandonada en plena guerra o a l’hora de trencar amb el seu retir per a recuperar un equip perdut fins a fer-lo el millor València CF de tots els temps. Contemplant les hèlixs d’aquell bimotor des de la finestreta, Cubells encara no era conscient de que tenia davant el llibre de la història obert per una pàgina en blanc, i a la seua mà dreta, una ploma carregada de tinta per a escriure un futur ja soles imaginat per les meravelles que Pelé va desplegar a Mestalla al I Trofeu Taronja, el dia que el somni d’un Cucala derrotat es va fer realitat, encara que fora a mig fer.
Cultura de club
WILKES VIVE EN ‘LA PEPICA’ En 2002 edwin winkels decidió seguir el rastro de faas wilkes por Europa y acabó pasando un verano entero recorriendo valencia y sus mitos para dar con la leyenda de ‘el holandés errante’, que vivió sus últimos años de gloria en el VCF de los 50. En aquel viaje winkels conversa con puchades, Fuertes y acaba descubriendo el legado del jugador en su restaurante favorito, donde fue llevado a hombros desde mestalla en más de una ocasión tras firmar notables actuaciones. texto de Edwin Winkels La carretera de Valencia a Sueca, que bordea la playa, se extiende entre el mar y los humeantes campos de arroz. Se suceden los enclaves costeros, donde la gente de la gran ciudad se aloja los fines de semana o durante las vacaciones de verano. En 1961 Walter, Sócrates y Coll pasaron un día de fiesta en la zona, en el camino de vuelta, el brasileño voló sobre la carretera con su nuevo coche hasta estrellarse con un camión de la Coca-Cola acabando con su vida y con los otros dos ocupantes heridos de gravedad. Hasta 1958 Antonio Puchades recorría aquella carretera todos los días para hacer el trayecto que separaba su casa de Mestalla. Por entonces conducía un Topolino, el coche de moda de aque-
llos tiempos, y le acompañaban también algunos compañeros de equipo, como Mañó o Sendra, el trío de un VCF suecano. Faas Wilkes también llegó a Valencia subido en un coche. «Tenía un buen cacharro, un SEAT 1400 con el signo NL de los Países Bajos en la parte trasera, ¿Verdad? Era un chico muy agradable, a menudo venía a mi casa. Me prometió su vehículo. ‘Antonio’, dijo, ‘el día que te cases te regalaré mi coche’. Pero nunca me casé, así que me quedé sin el trasto». Me contaba Puchades cuando visité Valencia en 2002. Puchades a sus 77 años seguía siendo un soltero de oro, hacía vida con su hermana en su modesta casa en Sueca, un museo en sí misma, repleta de trofeos, medallas,
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fotografías y carteles. Una doble puerta con una vi- tad de aquel paseo con charla incorporada. En aldriera en su interior plasmaba la sencilla vida del gún momento de 1953 el VCF recibió al Torino en jugador. En una de sus hojas Puchades aparecía un partido amistoso, Wilkes fue comprado casi de vestido de futbolista, en la otra, con el lomo torcido inmediato, cosido a base de camiones de naranjas y con los tobillos hundidos en el agua, representaba al Valencia CF para poder arrancarlo del equipo su faceta de arrocero. «Esa es mi vida, agricultor y granate. Ni su reciente operación de menisco, ni futbolista, no hay más» me dijo cuando me sor- sus 29 años, fueron impedimento para la contrataprendió observando la escena. Aunque nunca le ción. En su primera temporada Wilkes jugó 28 gustó presumir de ello fue mucho más que eso, fue partidos y anotó 18 goles. Un año después, en la una de las estrellas del VCF, 54-55, sumó 11 goles en 19 quizá la más representativa partidos y abandonó el club de toda una época, un ejemcon 9 dianas en 15 encuentros. «Faas era el mejor regateador que he visto en mi vida. plo de fidelidad que llevó a En todos jugó los 90 minutos, gala desde 1946 hasta 1958. Parecía un malabarista. Era muy difícil quitarle el balón. sin sustituciones, sin lesiones, Llevaba la pelota cosida a la bota, le gustaba mucho Faas participaba poco, pero Era la fuerza motriz, el combatiente de un grupo de driblar y disparar, pero nunca fue un gran goleador» siempre al 100%. Era el cereluchadores que junto a su bro del equipo, el desequilibrio. inseparable Pasieguito, un El VCF de entonces usaba la jugador más elegante y fino, famosa WM con Timor en la construyeron un equipo que vendía muy cara la de- portería. Tras él, los centrales eran cosa de Sócrates, rrota. Tonico relataba con pasión su asociación con Quincoces II y Monzó. Más allá era terreno de PuPasiego, sus días juntos en la selección. Su aventura chades y Pasieguito. Como volantes ofensivos Buen Brasil’50 y la posterior debacle ante Turquía en qué y Fuertes, en la derecha Seguí y en la izquierda 1954. Pocos días antes había fallecido su amigo, Mañó para dejar solo en punta a Wilkes como devíctima del Alzheimer, y se mostraba nervioso ante lantero centro. «Faas era el mejor regateador que he el hecho. El funeral le afectó y le hacía hablar de él visto en mi vida. Parecía un malabarista. Era muy compulsivamente. Fueron tiempos difíciles en lo difícil quitarle el balón. Llevaba la pelota cosida a sentimental, a principios de siglo varios integrantes la bota, le gustaba mucho driblar y disparar, pero de aquel equipo o eran víctimas de la enfermedad o nunca fue un gran goleador. La gente se lo pasaba ponían fin a sus días tras cumplir con la naturaleza. bien viéndole jugar, venían al estadio solo para ver «¿Faas vive todavía?» Preguntó desesperado en mi- a Wilkes. Vino como una estrella, pero era humil106
Mendieta de, nunca presumió de nada, era un chico que se dejaba querer y un gran bromista. Él no pensaba solo en jugar al fútbol también se veía en la obligación de entretener. Muchas veces nos juntábamos medio equipo en mi casa de El Perelló, hacíamos paella y jugábamos al fútbol en la playa, ya en la arena era igual que en el césped, imposible de parar. Durante un viaje intenté tomarme un coñac con él, pero ni siquiera se lo ponía en los labios, él solo bebía agua». En aquella España de los años 50 los viajes eran mucho más que largos, durante los maratones por carretera la única manera de conciliar el sueño que encontraban los jugadores era recurrir al alcohol o a los somníferos. Un pequeño autobús, un viejo Leyland, era el encargado de transportarlos hasta La Coruña (952 kilómetros en las modernas carreteras de hoy en día) Bilbao (740 KM) o Sevilla (650 KM). Los viajes empezaban los viernes, tras la cena de grupo, y se alargaban hasta 20 horas por carreteras estrechas y polvorientas. Los
cuelgan infinidad de imágenes de personajes ilustres. En una de ellas se ve un cuarteto singular, está fechada en diciembre de 1958 y aparecen Llona, Vilves, Wilkes, Walter y Losco. Es una imagen de su último año en la ciudad, cuando jugaba en el Levante UD, y también es la última vez que vería a Walter antes de su muerte. En otra de las fotografías se ve a Wilkes solo en una mesa, servido por un sonriente camarero. «Ese es Pepín Balaguer, mi tío. Cuando nos sentábamos en la mesa en familia solo se escuchaban anécdotas maravillosas sobre Faas. Eran buenos amigos, aunque a Pepín no le pareció gran cosa en un primer momento». ¿Por qué no? «Bueno, habían algunos chicos en la playa jugando al fútbol cuando el balón cayó en la mesa de Wilkes. Acababa de ser fichado, no había jugado ningún partido todavía. Faas cogió la pelota con las manos y la lanzó de nuevo a los chavales. Mi tío tenia miedo de que estuviera cojo, como se había publicado por entonces. Él creía que un jugador si
UNA DE LAS FRASES MÁS Célebres QUE DEJÓ EL HOLANDÉS A SU PASO POR VALENCIA EVIDENCIA EL TALANTE DEL JUGADOR: «CON WILKES VALENCIA PERDIÓ LA LIGA, SIN WILKES VALENCIA GANÓ LA COPA, ENTONCES, ¿POR QUÉ ME QUIEREN TANTO?» equipos cuando jugaban fuera de casa ya saltaban al terreno de juego derrotados por el viaje. Durante un verano, hace más de medio siglo, vagó Ernest Hemingway por España. La Guerra Civil que había cubierto y que tanto prestigio le dio había terminado, ahora era un escritor afamado, amante del Daiquiri, los toros y la buena vida. En su libro The Dangerous Summer relató su paso por aquella Valencia en blanco y negro de tartanas y tranvías. Sus cenas opulentas en ‘La Pepica’ eran detalladas con todo lujo de detalles sin faltar rimbombantes elogios a sus arroces y pescados. La cita aparece reproducida en gran formato en una de las paredes del restaurante junto a una gran foto de Hemingway ocupando una de las mesas que solía usar durante sus estancias en Valencia. Haciéndole compañía,
está bien siempre devuelve una pelota con el pie. ¡Qué malo! Dijo cuando se fue Wilkes». Recordaba Juan Balaguer Fos en aquel verano de la liga de Benítez. Ahora, el muchacho que correteaba por aquellas estancias guardando recortes de prensa de Faas y soñando con ser un futbolista holandés, es uno de los dueños de ‘La Pepica’. Bastaron un par de partidos para cambiarle la opinión a su tío. «No había mejor jugador que Wilkes, era todo para él». Pepín Balaguer, nieto del fundador, murió en 1996, pero el recuerdo de Faas siguió vivo hasta la muerte del futbolista «todos los años nos enviaba una carta por Navidad». Esas fotos son casi el único vestigio que queda de él en Valencia, puesto que apenas volvió un par de veces tras su marcha en 1958. En otro otoño caluroso de 1898, de 27 gra-
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The Barraca dos a la sombra, abría sus puertas en la playa de la co administrativo que se sacó de la manga el régiMalvarosa ‘La Pepica’, un espacio amplio con una men franquista, acabó en el Bernabéu. La respuesta gran terraza. Junto a él, en el paseo de Neptuno, en de los catalanes fue contratar a Kubala. Con Faas el antiguo barrio de pescadores, otros treinta res- en el VCF la liga española veía en sus campos cotaurantes, todos en fila, hacían cola junto al mar. Es rretear a los tres mejores jugadores del mundo. el único de ellos que sobrevive al paso del tiempo. Puede que por eso Wilkes no consiguiera ganar Para Wilkes ‘La Pepica’ era mucho más que un res- ningún gran torneo en su estancia valenciana. Para taurante. Juan Fos me lo recordaba así: «El vivía los más veteranos hay una jugada protagonizada aquí con su esposa y sus dos hijos. En aquellos por el holandés que jamás borrarán de sus recuertiempos también éramos hotel y alquilábamos ha- dos. Fue uno de los mejores partidos de Wilkes, bitaciones. El niño le daba mucha faena, era un ante el Barça, y su víctima se llamaba Kubala. Hizo poco travieso a veces. Tiempo después se traslada- malabares con el balón en los pies hasta dejar senron a un apartamento al lado de la plaza del Ayun- tado al jugador húngaro para desaparecer rumbo a tamiento, en una planta baja». El tranvía de la Mal- la portería. Despertando un estruendo que todavía varrosa tenía su punto final justo en frente de ‘La resuena en Mestalla si se sabe afinar bien el oído. Pepica’, el otro extremo de la línea finalizaba en el En el único gran título que ganarían los valenciacampo de Vallejo, donde jugaba sus partidos el Le- nos no participó por el veto del régimen sobre los vante UD. Así que se convirtió pronto en un punto jugadores extranjeros en el torneo de copa. Aquello de reunión para futbolistas. En otra pared, todavía provocó diversos dolores de cabeza al entrenador más grande, cuelga una fotografía del holandés. En que tuvo que rehacer el equipo una y otra vez para realidad no es una imagen, es suplir una baja tan importanuna doble página enmarcada te, encontrando finalmente LA FASCINACIÓN POR WILKES ERA TAN GRANDE QUE EN SU de una revista holandesa. La en Badenes el punta que Revue Panorama. Entre equilibraría al equipo para DESPEDIDA SE PLANEÓ JUGAR UN PARTIDO AMISTOSO, grandes titulares repasan la sobreponerse y conseguir PERO ANTE LA DEMANDA DEL PÚBLICO ACABARON carrera de Wilkes en estamvencer al Barcelona por 3-0 DISPUTÁNDOSE CUATRO pas a color ilustrándolas el en la final, resarciéndose así jugador con las diferentes cade la derrota en el duelo por misetas que defendió durante la liga. su carrera, acompañadas de una pequeña descrip- A pesar de todo, la impronta del jugador ción: «Faas Wilkes jugó en no menos de ocho clu- era tan grande que el holandés, perplejo, no entenbes. Comenzó su gloriosa carrera en Rotterdam. día nada: «Con Wilkes Valencia perdió la liga, sin Sin embargo fue vendido al Jerjes, siguiendo el In- Wilkes Valencia ganó la copa... Entonces ¿por qué ter de Milán, Torino, Valencia, Levante y final- me quieren tanto?» Tanto le querían que se plamente el Fortuna. Además de defender los colores neó jugar un amistoso en su despedida y acabaron de la selección nacional». Juan Fos quedó profun- disputándose cuatro por la demanda del público. damente impresionado por la figura de Wilkes, Antes de abandonar el restaurante el señor Fos me tanto en el campo como en el restaurante, cuando advirtió de algo: «Una de las historias que circulo regentaban sus padres y sus tíos. «Soy del 45, así laban por entonces es que Wilkes y Fuertes no se que vi jugar a Wilkes cuando apenas tenía 10 años. podían ni ver. Creo que no es cierto, pero mejor Cuando eres niño los jugadores te impresionan pregúntale a Fuertes». Me topé con Tonin Fuertes más, de mayor ya te interesan menos. El primer en el local que frecuentaban los veteranos del VCF, equipo de fútbol que durmió aquí fue el Millona- frente al estadio de Mestalla. Solía juntarse con rios de Bogotá, con Alfredo Di Stefano». La figura una veintena de exjugadores de diferentes épocas del Real Madrid que con anterioridad había sido los sábados por la mañana a la hora del desayuno. fichado por el Barcelona, pero que gracias a un tru- Algo fuerte, le gustaba iniciar el día con unos bue108
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Fuertes: « WILKES ERA EL MEJOR REGATEADOR DEL MUNDO, Y TAMBIÉN EL MÁS ELEGANTE. MUCHAS VECES UN FUTBOLISTA HACE UN REGATE CON LA CABEZA ENFOCADA AL SUELO O EMPUJANDO CON EL BRAZO AL CONTRARIO. FAAS, NO. TE MIRABA A LOS OJOS, SE IBA DE UNO, DE DOS, DE TRES....»
nos callos. Cuando le pregunté sobre su presunta enemistad con Wilkes fue tajante: «Eso es mentira. Todo el mundo tiene algo, pero nuestra amistad era grande». Para demostrarlo, y a pesar que por entonces ya sumaba 80 años de edad, tiró de memoria contando algunas anécdotas. En la primera de ellas relató como Faas le defendió ante el entrenador durante la Pequeña Copa del Mundo jugada en Caracas, al negarse a cumplir con unas indicaciones recibió durante el descanso la orden de vestirse, quedando fuera del equipo. Wilkes se levantó para responsabilizarse él mismo de que Fuertes no hubiera acometido su misión. Tras aquello el equipo acabó remontando el partido para finalizar con un contundente 4-1. Wilkes era popular, aunque un poco tacaño, dicen en ‘La Pepica’, pero un gran colega. Incluso cuanado se trataba de dinero. Fuertes también asistió al funeral de Pasieguito y andaba indignado tras aquello. Los periódicos solo sacaban fotos del fallecido junto a Puchades y Kempes, no era nombrados otros exjugadores, ni eran mencionados sus méritos como entrenador. Fuertes no aparecía en ninguna de aquellas historias. Su enfado en la mesa hablando del funeral de Pasiego, recordando que gracias a él pasó media vida en el VCF, subió tanto de tono que tuvo que ser invitado por el presidente de los veteranos a calmarse. Un Fuertes más entrañable habló entonces de Wilkes: «Era el mejor regateador del mundo, y también el más elegante. Muchas veces ves a un futbolista hacer un regate con la cabeza enfocada al suelo o empujando con el brazo al contrario. Faas, no. Te
miraba a los ojos, se iba de uno, de dos, de tres... Para fastidiarle en muchos campos encharcaban las áreas y no le gustaba nada, le molestaba, y nos cambiábamos la posición para que no sufriera el equipo. Sin duda, tras él, no hemos tenido otro mejor». La llegada de Wilkes llevó al club a tomar la decisión de ampliar Mestalla. La gente solo iba al campo para verle a él, llenando las gradas de pañuelos blancos a cada regate de fantasía que realizaba o a cada gol que anotaba. De aquellos regates nació el ‘Gran Mestalla’, para ver la cintura del holandés quebrar contrarios. Fuertes se quejaba de que por culpa de Faas a ellos les dejaron a deber las fichas cobrándolas a 10 años ya que no podían financiar el estadio y pagar a los jugadores al mismo tiempo. La fiebre por ganar dinero con los malabares del holandés puso a la entidad al borde del abismo económico. «Y ni siquiera tiene una grada que lleve su nombre» como se quejó Fuertes. En ‘La Pepica’ residen los únicos recuerdos que quedan en Valencia de Wilkes. En sus cerradas habitaciones todavía perduran los muebles y algunos objetos personales que el jugador donó a la casa cuando volvió a Holanda. Sus fotografías en la pared van avejentándose conforme el recuerdo de los pocos que lo vieron jugar abandona este mundo. Durante aquellos meses en los que recorrí la ciudad en busca del legado de Faas todos preguntaban lo mismo ‘¿Cómo está Wilkes?, ¿Todavía vive?’ Hoy, once años después, ninguno de ellos está ya entre nosotros.
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¡ VIVA CUBA CHE ! UNA QUADRILLA DE JORNALERS ARGENTINS VA ARRIBAR A CUBA DESPRÉS DEL MUNDIAL DE 1978 PER A TREBALLAR COM A FUSTERS. AQUELLS DESCANSOS CALOROSOS LLEGINT ‘EL GRÁFICO’ I JUGANT PARTITS DE FUTBOL ACABARIEN CONQUISTANT EL COR D’UN XIQUET CUBÀ, QUE EMBADALIT PER LES HISTÒRIES DE LA FINAL DAVANT HOLANDA I LES AVENTURES D’UN TAL KEMPES QUE ESCOLTAVA RELATAR ALS HOMES QUE TREBALLAVEN EN LA SEUA CASA ES CONVERTIRIA EN AFICIONAT VALENCIANISTA.
Les gotes de suor recorrien els seus fronts com competint per arribar primer a la seua cita amb el terra. Eixa calor seca i penetrant de L’Havana marcava el ritme del treball. - Hui no més -. Aquella quadrilla d’argentins que es guanyaven la vida amb la fusta adornaven les seues estones mortes donant-li puntades a un baló de cuir. Un objecte estrany i quasi desconegut per al caribeny. Encara amb els ecos del Mundial’78 ressonant pel món, un dels treballadors va cridar al xiquet que amb cara d’interès observava l’avanç en la construcció de la seua casa. ‘Vares vore el partit davant Perú?. ‘Els
holandesos encara no saben com han perdut’. Eren dies on calia imaginar els partits, sobretot a Cuba, on allò del futbol era un element quasi contrarevolucionari. A la població de Zulueta els seus difunts fan un últim viatge abans d’escenificar el repòs etern al cementiri local. Els fèretres, en forma de reverència, acudeixen davant el monument al futbol que corona una de les entrades del nucli urbà, una pilota de ciment gegant pintada de blanc i negre que plasma l’afició de la regió a un esport històricament sense massa adeptes al país. Hui, jugar amb el baló és una nova forma de dissidència, una
Ilustración de jRivadulla
lluita sorda contra el règim castrista i la instrumentalització del beisbol durant més de 50 anys a favor de la causa. A l’última dècada, l’auge entre la població més jove ha dut a les autoritats a desviar les ajudes de la FIFA a la seua federació per a evitar que este es desenvolupe més enllà de la marginalitat. Entre morters, rajoles i serres, Reinier González va aprendre a jugar al futbol, a estimar-lo escoltant com aquells desbaratats obrers parlaven del superclásico del diumenge, de les cabrioles d’un melenut que havia emigrat a Europa i que els va fer alçar la copa per primera vegada. Relats llunyans e idealit-
zats per la ment desperta d’un xiquet que s’ajudava d’ells per a amenitzar el lent ritme de la construcció, històries amb les quals pintar el temps mentre prenia forma la seua habitació i alçaven les parets d’allò que cridaria llar. Aquell pibe, que va quedar sepultat quan començava a convertir-se en llegenda per l’auge d’un barrilete cósmico, tornaria a alçar altres copes, recorrent els seus èxits un oceà de distància per a injectar-li uns colors a aquell menut observador que completava un equip format per destarotats durant l’esmorzar, per a fer-se aficionat a un esport ocult i desconegut, amant una frivolitat
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estrangera. L’obstinació del règim a que el bat no caiga del pedestal al qual ha estat en l’últim segle, l’única arma amb la que Cuba pot derrotar a USA, encara que siga a un estadi de beisbol, va dur al govern a tallar el senyal d’un Reial Madrid – Barcelona quan començaren a formar-se cues als cinemes de la capital per a veure el partit. Un fet habitual quan hi ha un gran duel europeu, una final de Champions, un derby de Manchester o un Mundial. Eixa permissivitat, que va començar sent una anècdota simpàtica amb la qual fer els ulls grossos, comença a convertir-se en un perill per al establishment, un motiu per a actuar on abans es deixava fer. Les aventures de Kempes amb Argentina, amb el València CF, amb River, narrades a través de ‘El Gráfico’ van ser el còmic d’aventures d’aquell amic de fusters argentins, florint una militància blanquinegra des de la imaginació insuflada per aquelles pàgines gastades, pel poc que podia gratar dels turistes, d’algun diari estranger oblidat a
un banc perdut, pels fullets que es van deixar abandonats aquells fanàtics de la serra i el baló una vegada conclòs el treball. Amb tot allò, va anar creixent des de l’èpica, i en menudes dosis, una inclinació per eixe esport importat que ja comença a odiar el poder. A Zulueta, i a tota Cuba, perruqueríes i barberies
Les aventures de Kempes amb Argentina, amb el VCF, narrades a través de ‘El Gráfico’ van ser el còmic d’aventures d’aquell amic de fusters argentins, florint una militància blanquinegra des de la imaginació d’aquelles pàgines s’erigeixen en el centre social de la comunitat, en menudes joies de la cultura undergound amb les seues parets tapiades pels ídols contemporanis. Anàrquiques i envellides, com tot a l’illa, tanquen entre les seues parets l’història vital de les gents que les visiten. Eixos menuts centres socials, insonoritzats a la censura i a la postura políticament correcta que es mostra a l’exterior, es converteixen en parabòliques
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encarregades de transmetre lo prohibit. Els seus espectrals televisors i les seues quasi museístiques ràdios connecten amb el món per a que este els parle. En elles és habitual veure congregades entorn a l’aparell radiofònic a gents de tota índole, assaborint el senyal que l’ona curta els porta de Ràdio Exterior d’Espanya, l’instrument amb el qual Núria Llopis ha substituït a les cabelleres del matador per a congregar a una menuda legió de cubans entorn a l’escut del rat penat. El mateix aparell que va fer usar Reinier per a imaginar al VCF durant tota la seua adolescència, donant-li forma a aquelles ones marginals transformant-les en imatges Full HD, fins que la televisió li va obrir els ulls per a pintar-li la militància de colors. Potser, molta culpa de que açò de córrer darrere d’un baló haja arrelat tant entre els cubans menors de 30 anys, fins al punt de superar en preferències a l’esport nacional, siga d’ell, de Reiner González. Aquell menut i curiós xiquet de vuit anys que va acabar
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entaulant amistat amb els obrers que li van construir la seua casa, jugant amb ells al pati del darrere en les hores de descans, amb els quals compartia entrepà mentre li parlaven del gol a Holanda, de la poc honorable gesta davant Perú, que va descobrir el futbol amb retalls de premsa oblidats, fins acabar tres dècades després presentant el programa “GOL” en la TV cubana. Un espai nascut quasi des de la clandestinitat a finals del segle passat (1998) amb escassos cinc minuts de temps on tractar l’actualitat de les grans lligues europees, i que després de molt barallar, ha aconseguit estendre la seua durada en 15 minuts més en horari intempestiu, a una franja horària on es pretén ocultar el futbol posant-lo a la vista de tots, sense dia fixe. Pot eixir un dilluns com un divendres, o no eixir durant dies. La televisió nacional ni tan se vol retransmet partits de la selecció cubana, i a pesar de tindre grans jugadors en lligues com la mexicana, la Major League Soccer o a Puerto Rico, es
segueix venent com un esport d’estrangers i per a estrangers. L’identitat nacional està lligada al beisbol i així ha de seguir. La popularitat entre la joventut ha fet que Zulueta, l’única regió que ha mantingut viu el futbol en l’illa durant el segle XX – especialment després de la revolució –, ja no siga un oasi enmig del desert. Cuba es resisteix a abandonar l’inèrcia de l’avanç del futbol en la conquesta global. Les seues places, i els seus carrers, es vesteixen amb estampes fins no fa molt inimaginables. Xiquets batent una pilota han deixat pas a xiquets pegant puntades a un baló. Barris pegats a la televisió seguint les sèries mundials han començat a sintonitzar Mundials i Eurocopes de futbol. Un fenomen que està impregnant tot el carib, fins a no fa molt, una regió que vivia d’esquenes a l’esport que va conquerir les preferències dels seus veïns del sud durant el segle passat. «Te voy a decir, yo soy un sufrido, mi club preferido es el Valencia que este año no llega a nada, está atravesando sus
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peores momentos en diez años». A una xarrada davant estudiants de periodisme a la Universitat de Cuba, el futbol pren protagonisme, i Reinier es destapa. «Le voy al Valencia porque en aquel momento la gran figura del fútbol mundial era Kempes y también con el Valencia ganó la Copa». Aquell xiquet de vuit anys que va fraternitzar amb obrers argentins mentre li alçaven un sostre baix el qual poder viure ha acabat sent la veu i el rostre d’un esport que avança ocult a una illa encara orgullosa del beisbol i les satisfaccions polítiques que li han donat al règim durant mig segle. La veu de la revolució generacional a Cuba és valencianista, i ho és per un fuster i un matador.
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Rock per al Lobo Diarte Raúl Tamarit » Los Radiadores
Los Radiadores i La Gran Esperanza Blanca ho van veure clar. Diarte i Kempes ho mereixien. I posant al servei de la memòria les seues armes, ho van fer. El aullido del Lobo i Nostalgia de Bell Ville formen, en conjunt, el single La balada de Diarte i Kempes.
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aig arribar a la Avinguda de la Plata propulsat des d’altre barri del mateix districte de Quatre Carreres. Malilla, en aquells dies, i com dirien els més ancians, soles havia horta, no es veia res més fins on arribava la vista, soles horta. Ara hi ha asfalt i formigó, molt formigó i molt asfalt. El primer que vaig veure quan vaig aplegar fou al Lobo Diarte, a més d’una fàbrica de fusta que partia en dos el carrer i que estava reduïda a enderrocs, tan sols quedava un enorme mur i una gran ximeneia, en definitiva, un gran solar que separava el col·legi dels salesians de la resta de la civilització, sent impracticable l’accés en línia recta, tenint cada vegada que realitzar una gran marrada per a accedir al mateix, i de passada, sortejar algun que altre problema col·lateral. El cas és que Diarte ja caminava per allí, se’l veia habitualment pel carrer, en el col·legi, gaudint d’algun partit de futbol amauter; anys després en el bar. En aquells dies, i crec que ja ho he dit abans, soles havia un solar. No ho coneixia, no ho havia vist jugar en el València, per edat principalment, però havia escoltat parlar d’ell, del que representava per al futbol de la ciutat i en concret per al valencianisme, dels seus anys heroics en el València C.F. i dels seus dots futbolístics. Vaja, el més prop d’un mite del que mai podríem imaginar, i en el meu cas, el més important que havia en el barri. Un jugador d’èxit entre xiquets que passaven hores i hores donant puntades a unes boles artesanals fetes amb el paper d’alumini del berenar, i que uns altres utilitzaven per a altres menesters que no vénen al cas. Per aquell temps sospite que acabava d’arribar del Olimpia, amb qui va guanyar
la lliga a Paraguai i on es va retirar definitivament com a jugador. Va ser llavors quan va aparèixer pel barri, esta vegada com ajudant en la banqueta del València C.F, deduïsc que seria l’any 88. La meua experiència personal amb el futbol no era molt gratificant, era, el que es diu, un autèntic paquet. En el barri era l’única cosa que es practicava, imagine que com en qualsevol altre. Supose que va ser la raó per la qual vaig començar a escoltar els meus primers discos de AC/DC, Sex Pistols o Ramones, fugint de les arts futbolístiques, no obstant això El Lobo sempre estava allí, i per a mi sempre va ser una icona pop, una espècie d’estrela del rock, però en el futbol, amb una presència imponent, o almenys així em semblava, tal vegada pel efecte de l’admiració. Era aficionat a la música, molt variada, va arribar fins i tot a fer els seus pinets en la cançó. Una vegada quan un servidor presentava el programa de música Ozono en XTV es va acostar quan estava desdejunant en el bar i em va dir: “Et veig en la tele”, clar, per a mi eixes paraules em van retrunyir, el mite que jo veia i admirava de xiquet resultava que veia el meu programa de televisió, la meua reacció, entre la timidesa, la vergonya i la sorpresa, va ser dir-li: “Jo també t’he vist en la tele”. Va somriure i va demanar la seua consumició. Una icona del carrer i de la pista, un personatge com la vida mateixa, lluitador i autèntic, va viure en un barri en el qual si pares atenció, encara se’l pot escoltar udolar. Pots comprar el disc i escoltar la track list a la web: labaladadediarteykempes.bandcamp.com
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