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No son Tumbas

The Crone’s Apothecary Domingo, 21 de junio de 2020

Foto de Elisa Villagrasa

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Pese a que la creencia popular dice que los Faraones del antiguo Egipto eran enterrados en Pirámides, hay cada vez más pruebas de que no es así, puesto que realmente fueron muy pocos los reyes egipcios cuyo cuerpo descansó en una pirámide. Concretamente en las tres grandes pirámides de la meseta de Giza no se ha encontrado huella alguna de tumbas o enterramientos, ni posibles restos físicos humanos en ninguna de ellas, lo que induce esto a pensar que la función de estas pirámides era muy diferente.

Cuando en Egipto visitamos las tumbas de los faraones, en el Valle de los Reyes, - Luxor- contemplamos que estas tumbas están embellecidas con pinturas en sus paredes, las cuales representan al faraón, a su familia, sus dioses y también en ocasiones escenas cotidianas de la vida en aquella época, además también depositaban al lado de su faraón todos los utensilios y riquezas que este había poseído en vida, para así hacerle más llevadera y cómoda la vida en el más allá o Amenti.

Por el contrario, en el interior de las pirámides de Giza nunca se ha encontrado ninguna pintura ni representación alguna del faraón que supuestamente estaba enterrado en ellas.

“En el interior de las pirámides de Giza no se ha encontrado ninguna representación del faraón “

Además, aunque se han efectuado diferentes tipos de análisis en el sarcófago de la pirámide de Keops, no han podido certificar que en su interior hubiese habido momia alguna. Incluso se duda de que esta pirámide perteneciera al citado faraón, debido precisamente a la falta de información en ella. Solamente se conoce una supuesta falsificación del nombre de Keops (Jufú en lengua egipcia) hecha por Howard Vyse, en el techo de una de las cámaras o vanos de descarga, aunque en la actualidad cada vez más estudiosos creen en la autenticidad de estos jeroglíficos, lo que demostraría que la Gran Pirámide sí perteneció a Keops, pero esto no certifica que se erigiera solo para ser su tumba.

Imagen de Elisa V.

Otra pirámide que también tiene jeroglíficos en su interior, esta vez auténticos, es la del faraón Unas de la V Dinastía, (esta pirámide está en Saqqara). Estas inscripciones distribuidas en largas columnas, contienen 228 conjuros destinados a ayudar al espíritu del difunto en su tránsito al Mas Allá, y es probable que algunos se recitaran en la ceremonia funeraria. Entonces, la pregunta que nos surge es, ¿para que se construyeron las pirámides? Diferentes teorías nos cuentan: 1º) En un relato árabe, que se levantaron para preservarse de otro diluvio, 2º) otros dicen que fueron erigidas para detener el avance de las arenas del desierto, 3º) en cambio Ibn Batuta, (un sabio árabe), dice que fueron construidas por el dios Hermes.

En la religión egipcia, era de suma importancia que tanto el nombre como el rostro del faraón o del difunto al que pertenecía la tumba en cuestión, estuviera pintados y reflejado tanto en su sarcófago como en paredes y en la mayor cantidad de objetos posibles, para evitar cualquier confusión a su KA (espíritu) cuando éste regresa a la tumba para posesionarse de su cuerpo, si el Ka no encuentra su lugar, el “alma” o fuerza espiritual del fallecido se esfuma y éste (el difunto) estaba condenado a desvanecerse para siempre. Al mismo tiempo también era preciso que fuese reconocido por sus dioses tutelares para que le protegiesen durante su sueño. Como podemos deducir para los egipcios la muerte era un cambio, un continuar la vida en otro lugar, no era el fin de todo. Lo cierto es que cada vez más se enraíza la teoría de que fueron templos iniciáticos o quizás estaciones geodésicas, destinadas a recoger la energía del Universo.

“Pirámides: ¿Templos iniciáticos o estaciones geodésica?”

Sobre este ultimo punto, puedo dar una pequeña opinión personal, ya que además de haber viajado en 16 ocasiones a Egipto y de haber estado en sus Pirámides, he pasado varias noches con un pequeño grupo de mis alumnos, dentro de las pirámides de Giza experimentando esta energía que desarrollan, y a pesar de estar despiertos durante toda la noche y por dos noches consecutivas, haciendo ejercicios energéticos y de relajación en la Cámara del Rey en Keops, no acusamos cansancio alguno, y a la mañana siguiente pudimos seguir con facilidad durante todo el día la marcha normal, con la totalidad del grupo en con el que viajábamos, en todas las visitas programadas. Cada cámara tiene su energía particular e influye de diferente forma sobre las personas, siempre y cuando sean lo suficiente sensibles para querer “sentir” la fuerza que allí dormita. En la cámara del Rey en Keops, casi puede verse el flujo de energía que entra por su parte superior central, incluso en varias fotografías nos quedó impresionada y con la cámara de vídeo se ve perfectamente, pues al enfocar la zona en cuestión vemos a través del objetivo, que fluctúa notablemente la imagen.

“En la cámara del Rey en Keops puede verse el flujo de energía”

En cuanto a la hipótesis de que fuesen templos iniciáticos, cada vez son más los egiptólogos que prefieren situar a las pirámides como cenotafios o monumentos donde el faraón pasaba por pruebas de renacimiento espiritual, e incluso de rejuvenecimiento físico.

Los sacerdotes/magos egipcios poseían unos conocimientos muy amplios en el campo de la medicina/magia y sus discípulos debían de pasar varias pruebas o iniciaciones en las que se sometían a rituales de carácter mágico/religioso para acceder a los conocimientos de la Ciencia Sagrada o Secretos del Alma.

“Los discípulos de sacerdotes debían pasar pruebas o iniciaciones”

En el caso de que la pirámide de Keops, que fuese destinada a tumba de dicho faraón no ha sido probada aún, lo que sí es cierto es que funcionó al mismo tiempo como lugar ceremonial, calendario de solsticios y equinoccios, observatorio astronómico, acumulador de energías, y tal vez, como una maqueta a escala del sistema solar.

The Crone’s Apothecary

Sus casi dos millones y medio de bloques de piedra, descansan sobre una base de 53.000 m2. Esta gran “mole de piedra” como muchos la

Imagen de Elisa V. califican, está considerada una de las maravillas del mundo y es la única que aún permanece en pie, y no solo por sus colosales dimensiones, si no por, tal vez, estar relacionada con el genio humano materializado en estas piedras amontonadas. Estaba recubierta de piedra caliza blanca y pulimentada, incluso se supone que en su superficie estaban escritos jeroglíficos.

Si en la Gran Pirámide se conservó la Ciencia del Conocimiento, la segunda pirámide dedicada a Kefrén (hijo de Keops), ha pasado a la historia con el sobrenombre de Templo de Thot, y se consideró que en ella quedó plasmada la sabiduría de sus constructores en biología y medicina.

“Keops guarda de la Ciencia del Conocimiento, Templo de Thot guarda de la biología y medicina”

El sistema de cámaras en su interior es muy austero, por lo que se ha buscado en ella otras cámaras, empleando los medios científicos más sofisticados sin obtener resultado alguno, incluso se creía, en la antigüedad

Imagen de Elisa V. clásica que esta pirámide era totalmente maciza y que no tenía entrada ni salas en su interior. No solo se comprobó que tenía una entrada, sino que tenía dos, una en el zócalo de la cara norte y la segunda en el paramento exterior, a unos 13 m. por encima del zócalo que la rodea y un poco desplazada del centro, hacia el oeste. Esta entrada fue descubierta por el arqueólogo italiano Giovanni Belzoni, el 2 de marzo de 1.818. En su cámara mortuoria solo se encontró un sarcófago de granito rojo pulido, enterrado en el suelo en el extremo occidental y en el que solo había unos cuantos huesos de animal.

“Pirámide de Micerinos fuente de sacerdotes”

Imagen de Elisa V. Y en cuanto a la tercera pirámide, la de Micerinos (nieto de Keops), siendo la más pequeña de las tres, era también la más hermosa, antiguamente se la conocía por el nombre de “La Pirámide Divina” y estaba relacionada con los procesos iniciáticos y la espiritualidad. Domingo, 21 de junio de 2020

Revestida de granito rojo de Assuán en su parte inferior y de brillante caliza de Tura blanca en su parte superior, el resultado era un contraste sorprendente. De allí saldrían los sacerdotes de Egipto, aquellos que dedicaron su vida a salvaguardar un conocimiento tan elitista como secreto, cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos.

Desde estas líneas, invito a todos ustedes a que cuando visiten las pirámides, recuerden mis palabras, y entren en ellas con respeto y recogimiento, así absorberán las energías benefactoras que irradian. ■

Elisa Villagrasa, investigadora de la civilización egipcia.

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