Las Brujas

The Crone’s Apothecary Domingo, 21 de junio de 2020

Oscureciendo está el día, fue 0más largo que otros anteriores a la primavera, pero más corto que los venideros hasta ir llegando el otoño. Preparadas las hogueras, pero no encendidas, listas ofrendas, hechizos en la saca y los muñecos terminados. La noche será corta, pero hay tiempo para todo, celebramos el esplendor del sol y la Madre está embarazada. Llamaremos a las hadas, aquí no faltará nada y menos aun cuando las brujas danzan, todos acuden a celebrar el Sabbat. La reunión se celebra, la reina nos convoca, canoso es su pelo, es su corona blanca, sabiduría en su cabeza, honradez en su corazón y en su mano el cayado con el que trazará el compás para la invocación. Bajo la luz de la luna llena, alza su voz y acudimos a esta: “La noche ha llegado, vengan a mí mis brujas, Vengan a mí las hijas de la Señora de las encrucijadas, Acudan al prado, el aquelarre ha de ser montado, Vengan a mí, llamemos a los antiguos”.

Rodeada la reina de brujas está, de todas las edades y todas son familiares; hijas, nietas, primas, sobrinas, entre ellas hay un secreto, todo se queda en familia. Celebran, pues la fertilidad, en la que la tierra cultivada yace, en su esplendor los frutos y los cereales, las cabras dan leche y las ovejas su lana, las noches son cálidas y la enfermedad se aleja, pero, antes que nada, la reina traza el circulo, el compás está alzado. Se enciende la hoguera y llaman a los cuatro, las hadas acuden los espíritus se pasean curioseando y mientras invitan a los Dioses, la fiesta ha comenzado, con alegría danzan y arrojan al fuego los muñecos de sus pesares, el fuego purifica y da fuerza a los rituales. Magia hacen unas, otras peticiones, lanzan las runas y la reina observa complacida, brujas todas, “¿quién será la próxima reina?”, ella se pregunta, a esto que termina el Rito y agradecidas presentan las ofrendas, los Dioses aceptan y ellas siguen con la fiesta, comida y bebida, cantos y danzas, la reina pasea mirando los ojos de las novatas. “Hoy habrá bautizos, esta noche se les iniciará en el camino a las más pequeñas de la casa, hoy dejan de ser las mimadas y pasaran a er las iniciadas, las abuelas se encarguen de formarlas, las abuelas serán las encargadas de que el Arte sea aprendido y de sus nietas hagan grandes brujas al aquelarre fuerza den. Todas somos familia y aquí solo habrá paz y sabiduría. Espalda contra espalda, cuidarnos debemos pues todas somos una. Lo que a ti te duela, me dolerá a mí y quien a ti ataque me estará atacando a mí también. Quiero que esto aprendáis de mis labios, pues os inicio en un camino en que la familia es un bloque sólido, libres seréis siempre, libres vuestras elecciones y vuestras acciones, pero a la llamada se acude, pero a la familia se cuida, aquí todas somos una para lo bueno y para lo malo. Guardad silencio y en secreto todo lo que en el Sabbat vieren vuestros ojos, aprended bien porque en un futuro, vosotras seréis las abuelas y maestras de las siguientes generaciones. La familia os erigirá un nombre, secreto para el resto y el único para nosotras”.

Reunidas las mujeres de pelo blanco, las abuelas y las más ancianas que ellas, nombres tienen y nombres muestran a las madres que complacidas celebran la elección, las novatas felices pues sus nombres nuevos les van como anillo al dedo. Iniciadas las pequeñas, más felicidad para el Sabbat, no se espera, está la dicha de las que comienzan en el Arte, está la dicha de las que comienzan la maternidad. Nuevos son los frutos y en abundancia están. Danzan las brujas felices, beben y comen hasta que despunta el alba, saludan al sol como es tradición y con el rocío de la madrugada lavan sus caras, belleza y glamour de hadas para sus rostros. El día ha llegado, guarden sus bártulos, escondan los rescoldos de la hoguera, comiencen a olvidar, aquí no ha pasado nada. Hasta la próxima luna llena que nos veremos con muchas ganas. Cada mochuela a su olivo y las nuevas, marchen con sus abuelas, las madres consienten, pues siempre ha pasado, es su tradición. El Sabbat ha finalizado y todo se desvanece como en un sueño. ■ Sonia Algaba Flores, La Ravena

Foto de Crhis Ainsworth