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Ella
The Crone’s Apothecary
Domingo, 21 de junio de 2020
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Espera la llegada de la noche danzando bajo el cielo azul, cerrando los ojos con los brazos abiertos, los pensamientos se alejan, los deseos se renuevan.
Espera a la noche recogiendo leña, troncos de diversos arboles que apila en el centro de un círculo enorme de piedra.
Se va animando y todo está dispuesto, dirige su mirada al cielo, el tiempo pasa rápido, oscurecido está el día, la luna la saluda brillante y enorme, tan redonda y magnifica, que casi podría acariciarla con los dedos, abre sus labios pronunciando versos, la llamada va en rima, la llamada siempre va en verso: “Bendíceme madre, purifica mi ser, elimina las cargas que llevo sobre mi espalda.
Ven y celebremos juntas el esplendor del verano”. Ella baja la luna, ella llama al Dios, agradece los frutos recibidos de la tierra, y la abundancia exuberante que la rodea, mueve con poderío las energías del cosmos, la plenitud de la edad adulta es el estandarte de su empoderamiento, ella resurge resplandeciente abrazando al amanecer, saluda al recién llegado verano, y su cuerpo se ilumina como un templo, vibrando con cada rayo de sol.
Es ella, ni buena ni mala, es aquella que siempre busca y encuentra, trabajando entre luces y sombras, no juzga ni carga de culpas a nada ni a nadie, es libre corriendo descalza por el camino de su espíritu.
La llamaran bruja, la llamaran mujer sabia o sacerdotisa, habrá mil nombres que traten de encorsetarla, y ninguno podrá enjaularla, ella vuela libre, ella anda descalza, ella saluda al sol, y alegre, ve como el calor se inclina para besa la tierra en un ardiente deseo. ■
Autora; La Ravena
Foto de Kayla Maurais