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En este número de “The Lines” nos trasladamos al lugar dónde comenzó todo. A un continente en el que el ser humano comenzó el camino que le ha traído hasta aquí. Fue hace casi cuatro millones de años. En África, en concreto en el Valle del Rift. Allí, un homínido, el Australopithecus Afarensis, comenzó la evolución que ha derivado en el Homo Sapiens que somos hoy. “Lucy” fue la primera en lo que hoy es Etiopía. Precisamente en Etiopia y en el Valle del Rift está la cuna de los grandes atletas de largas distancias. Y, según afirman los analistas, de allí dentro de unos años saldrá el primer humano en rebajar el muro de las dos horas en el maratón. Para eso aún faltarán unos años. Quién sabe, quizá el humano destinado a ello esté comenzando a entrenar en este preciso instante. Mientras tanto, en esta edición recordaremos a los grandes atletas africanos con especial atención a Mo Farah. Un hijo de la cantera etíope de corredores de largas distancias. África es un continente mágico. Con sus defectos y sus muchas virtudes. Y como mágico que es, aún mantiene especial importancia el ritual y las supersticiones. Aún en muchas selecciones africanas la figura del brujo, del chamán, tiene una importancia que se iguala a la que pueda tener el fisio o el preparador físico. África también es inconformismo, revolución. Así lo contamos en uno de nuestros podcast. Una edición de “Lion” quedó dedicada al ascenso de George Weah en su Liberia natal. En este tercer número de “The Lines” hablaremos de la revolución política de Egipto y de la figura de Mandela y el Mundial de Sudáfrica. Y quedará enlazado con historias de deportista que alcanzaron la élite. Mitos como Hakeem Olajuwon, Roger Milla o Didier Drogba. Futbolistas que están en la cresta de la ola como Mohamed Salah o Sadio Mané o los grandes momentos que nos ha dejado el deporte y el fútbol en Nigeria y en Túnez. El colofón a este número tres lo pondrán Ronaldinho y las criptomonedas. La despedida del astro brasileño y la actualidad y cómo puede afectar al mercado futbolístico el auge y la expansión de las monedas virtuales. The Lines vuelve, con este número, al origen de la Humanidad. Porque en África, empezó todo.
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El elefante que conquistó Wembley Por: Juan Camilo Ortiz Villa. No todos los jugadores protagonistas de momentos heroicos deben ser catalogados como héroes. La disyuntiva surge de que cualquiera puede lucirse en un momento clave de una competición, así sea por azar. En cambio, los verdaderos héroes anulan este factor. Cuando los héroes son llamados a hacer historia, generalmente, cumplen. Por eso los llaman de esa forma, porque ante en los episodios de mayor presión responden con jerarquía. Es claro, entonces, el motivo por el que en la final de la Copa Africana de Naciones de 2012, cuando Costa de Marfil se batía ante Zambia, Didier Drogba fuera el elegido para cobrar el penal que quebraría el empate en favor de los marfileños. Era el capitán indiscutido, el mejor de su selección y probablemente del continente, superaría posteriormente el centenar de apariciones con los elefantes africanos –hoy en día es el tercero que más ha jugado para Costa de Marfil con 104 partidos- y se consagraría como su goleador histórico con 65 tantos. Era uno de los mejores ejemplos de qué es ser un héroe. Por eso, sorprendió al fallar la pena máxima y, aunque luego convirtiera en la definición por penales, perdiera la final. En su hábitat de nacimiento Drogba jamás ganó ese título y, sin ninguna duda, esa fue su mejor oportunidad. Zambia no contaba con un gran plantel y Costa de Marfil estaba en uno de los mejores momentos de su historia, ya que venían de clasificar a dos Copas del Mundo, nunca habiendo clasificado antes. A pesar de que en 1992 consiguieron la Copa Africana
de Naciones, el plantel de dos décadas después era mucho más fuerte. Tanto es así que cuando obtuvieron el título, ningún jugador marcó más de un gol y en 2012 Drogba convirtió un total de tres tantos. Fallar el penal, aunque suene contradictorio, ratificó su estatus de héroe. Su despedida de la selección fue el 24 de junio de 2014, cuando los elefantes se quedaron en fase de grupos tras perder con la débil Grecia –cabe aclarar que esto se debió a un insólito penalti al último minuto en favor de los griegos-. Eliminado en tan temprana etapa a tan solo dos años de la final contra Zambia, el delantero recibió una de las más emotivas ovaciones en la historia reciente del fútbol. Los hinchas le reconocieron su récord como mayor goleador, haberlos llevado a tres mundiales, 12 años en la selección y el sacrificio implacable que caracterizaba su estilo de juego. No quedó espacio para dudas. Los seguidores se quedaron con su camiseta, sus guayos y hasta su pantaloneta. La magnitud de su heroísmo, también causada por ser el máximo representante de su país en las élites europeas, no dejó que esos tropiezos arruinaran el esplendor de su carrera. EFE
La travesía, el hogar y el reino El camino de Drogba en Europa comenzó en 1999, debutando para el club Le Mans en la segunda división francesa. Su producción goleadora fue baja –solo marcó 12 goles en 64 partidos de liga- y jamás se afianzó como titular, en parte por una lesión que afectó el inicio de su carrera.
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Sin embargo, en enero de 2002 el Guingamp reconoció su potencial y lo contrató, dándole una oportunidad en la Ligue 1. Sería hasta la siguiente temporada que se convertiría en titular y figura. 17 goles en 34 partidos de la liga 2002-2003 fueron suficientes para subir al siguiente escalón, fichando por el Marsella. Allí impresionó con 11 goles en la Copa de la UEFA, llevando al equipo a su primera final internacional desde 1993. En el 2004, se convirtió en el fichaje más caro del Chelsea FC y no decepcionó. Estuvo allá en dos etapas: la primera duró ocho años y la segunda solo uno. Aunque su segundo paso fue muy emotivo por el reconocimiento que jamás le han perdido los hinchas pensioneers, es su primera estancia la que de verdad marcó una diferencia. Es así, que convirtió 157 goles y disputó 341 encuentros, convirtiéndose en una leyenda blue. Su travesía se extendió a otros continentes y formó parte del Shanghai Shenhua, el Galatasaray, el Montreal Impact y culminó en el Phoenix Rising. En todo caso, su verdadero hogar siempre fue Stamford Bridge. Su reino, en cambio, fue otro mítico estadio de la misma ciudad. A día de hoy, nadie lo ha dicho mejor que su compañero ghanés, Michael Essien, quien interrumpiéndolo en una entrevista declaró que “él es el rey de Wembley” -refiriéndose al nuevo Wembley, inaugurado en 2007. El motivo es simple: siempre que el elefante pisó esa cancha, anotó. Ocho goles en ocho partidos y, para aumentar la mística, el primero de ellos fue en la primera final celebrada en la historia de ese campo.
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En cada previa, la continuidad de la estadística parecía más inverosímil, por lo que cada anotación era más sorprendente que la anterior. El nuevo Wembley, que jamás ha sido casa oficial de ningún club, encontró su señorío en los pies del elefante, que cada vez que entraba al campo profundizaba su pisada en el estadio. Era un territorio sin bandera, sin escudo y sin colores. Su única marca era la huella del elefante. En realidad, esa mágica estadística se rompió al final. En su segunda etapa blue, Drogba disputó la final de la Copa de la Liga contra el Tottenham en 2015 y no anotó, aunque poca oportunidad tuvo, pues entró en el minuto agregado del tiempo reglamentario. Pero eso les pasa a los verdaderos héroes. Así como en 2012 el penal errado no manchó su trayectoria en selección, esos minutos finales en Wembley no se sobreponen a su reinado.
“Ante esos seres, no hay tierra que pueda echarse sobre sus pies; son sus pisadas las que marcarán por siempre la tierra”.
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Roger Milla, el primer león indomable Por: Theoscar Mogollón. Camerún es una república unitaria en el África central. Es uno de los países africanos que goza de mayor diversidad geológica y cultural, pues tiene playas, desiertos, montañas, selvas y sabanas. A su vez, es conocido también por sus estilos musicales y autóctonos, sin mencionar que también habitan allí más de 200 grupos étnicos y lingüísticos. Yaoundé es su capital y apenas cuenta con una población de 2,5 millones de personas. Esta ciudad, además de ubicarse en el corazón de la nación, ha sido la cuna de varios futbolistas que a la postre terminaron convirtiéndose en grandes figuras, uno de ellos es Roger Milla. Albert Roger Mook Miller nació el 20 de mayo de 1952, pero fue 14 años después que su carrera futbolística comenzó a rodar. Poco a poco aquel joven fue convirtiéndose en figura gracias a sus destacadas actuaciones y gran cantidad de goles. Ya con 22 años, Miller -quien se cambió el apellido a Milla para sonar más africano- tenía en su haber una liga, una copa de Camerún y dos recopas de África, además de anotar casi el centenar de goles. En la década de los 70, el futbol africano no destacaba en los mundiales y poco a poco se dio a conocer gracias a jugadores fuertes y veloces, cualidades en las que destacaba Milla. Su larga zancada y olfato de gol llamó la atención por su manera de jugar, casi a la caza de los defensas que cuando lo veían llegar a su zona temblaban porque tenían en frente a un hombre que imponía con su estilo de juego y su personalidad.
A nivel de clubes tuvo una carrera interesante con algunos títulos. Como la inmensa mayoría de los jugadores africanos, Milla abandonó su continente para llegar a tierras francesas. Valenciennes (77-79) y AS Monaco (79-80) fueron sus dos primeros equipos, en los cuales nunca terminó de amoldarse por completo, sin embargo, ganó una Copa de Francia en 1980. Su andar continuó en el Bastia (80-84), anotando 35 goles y ganando otra Copa; Saint-Étienne (84-86), con 31 goles y un título de liga de Segunda División; y Montpellier (86-89), donde se convirtió en ídolo marcando 37 goles en un total de 95 partidos.
El león de toda una nación Camerún es la selección africana que más veces ha asistido a un mundial. ¿Su primera participación? En España 82, y sí, con Roger Milla entre los protagonistas. Tres empates fue lo que consiguieron ante Perú, Polonia e Italia, siendo este último quien los enviara de vuelta a casa por la mezquina diferencia de goles anotados. Una de las anécdotas que más se recuerdan es que luego de dicho mundial, el delantero optó por alejarse de la selección un tiempo. AP Sin embargo, en los años siguientes, los ‘leones indomables’ comenzaron a despuntar, y en el continente se alzaron en dos de tres ediciones de la Copa Africana de Naciones. En el 84 y el 88 derrotando a Nigeria en ambas finales, mientras que en el 86 cayeron ante el anfitrión Egipto por penales, siendo Milla el goleador de dicha edición y uno de sus jugadores emblemáticos.
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Llegó el mundial de Italia 90 y con él Camerún clasificaba por segunda vez. Milla, ya con 38 años, no contaba entre los planes del seleccionador ruso Valeri Nepomniatchi, pero por mandato del propio presidente de la nación, el “prejubilado” viajó con el equipo. Milla aceptó ir, pero su principal objetivo era el de alentar a los más jóvenes, teniendo él un papel secundario en los encuentros. Viniendo desde el banco, Milla se erigió como una de las grandes figuras del mundial. De manera fantástica, Camerún clasificó primero en su grupo; ganándole a Argentina (0-1), a Rumania (2-1) con doblete de Milla, y una derrota ante la Unión Soviética (0-4). En Octavos hicieron lo propio contra Colombia (2-1), con otro doblete del “9”, pero terminarían cayendo ante Inglaterra (2-3) en Cuartos luego de estar ganando durante 83 minutos. Para ese entonces, Roger no solo era el africano con más goles en un mundial, sino el futbolista más veterano en hacerlo, dejando atrás el récord del sueco Gunnar Gren en 1958. Además,
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la manera de celebrar sus goles quedó en la memoria de muchos, yéndose al córner a bailar al estilo makossa. Esos detalles lo catapultaron al estrellato internacional. Cuatro años más tarde, y de manera sorpresiva, Milla volvía a un mundial de fútbol, esta vez en Estados Unidos. Mucha polémica arrastró su llamado a la selección, pues la mayoría pensaba que su carrera internacional estaba acabada con sus 42 años. Empate ante Suecia (2-2), y derrotas contra Brasil (3-0) y Rusia (6-1) fue lo que consiguió Camerún. No obstante, Milla anotó ante los rusos para romper su propio récord. El jugador de mayor edad en convertir un gol en una Copa del Mundo era un camerunés. La figura de Milla sigue siendo recordada como la del mejor jugador africano del siglo XX, quien todo lo hizo posible a pesar de las adversidades, como la de su edad. “Para ser sincero, me parecía muy natural ser tan poco común”, con esa frase resumió su extraordinaria carrera entre sus treinta y muchos y cuarenta y pocos años.
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Los ‘tiempos violentos’ de Salah y Mané Por: Anderson Ayala Giusti. Klopp lo ha conseguido. Como en Dortmund, el entrenador alemán volvió a juntar en la delantera a elementos tan veloces que pueden pulverizar las redes de los contrarios con solo un par de toques. El último ejemplo de ello lo sufrió el Porto en el estadio Do Dragao por la Liga de Campeones, recibiendo un aplastante 0-5 que lo dejó K.O en los octavos de final. En esa delantera mortífera que ha engranado Klopp hay que resaltar a la pareja de extremos: Mohamed Salah (E. derecho) y Sadio Mané (E. izquierdo), pues se han transformado en una dupla letal de tres cuartos de cancha en adelante, una dupla tan letal como la de Jules Winnfield y Vincent Vega, los dos asesinos a sueldo protagonistas de la cinta de Quentin Tarantino, Pulp Fiction. El rendimiento individual de ambos, más que extraordinario para el equipo, ha logrado incluso que la salida de Coutinho pase desapercibida. A pesar de que forman el tridente de ataque junto al brasileño Firmino, son estos dos los que más pegada de gol tienen, en detrimento del delantero centro que si bien colabora en la gestación de algunas jugadas, ejecuta un rol más de finalizador puntual. Salah y Mané son los encargados de hacer el trabajo sucio de Klopp; los responsables de acabar con el enemigo, como también lo hacían Vincent y Jules para con su jefe Marsellus Wallace –cuyo equivalente en este caso sería Klopp. En la película de 1994, Marsellus era quien daba a Vincent y Jules las instrucciones sobre qué hacer y a quién atacar. En el Liverpool no es muy diferente la situación: el entrenador aleman, como estratega, da las órdenes a seguir, encargando a Salah y Mané de aniquilar las redes del contrario, instrucción que, por lo visto, ya han interiorizado a la perfección.
“Jules” Salah y “Vincent” Mané El egipcio Mohamed Salah se convirtió esta temporada en el jugador más importante del club red, no solo por sus goles, sino por lo que aporta al juego colectivo con sus despliegues verticales y su visión siempre ofensiva. Salah, en este caso, representaría el papel de Jules Winnfield, quien, The Sun de los dos asesinos de Pulp Fiction, es el más pensante y astuto. Es justo así como se desenvuelve el egipcio sobre el terreno: conduciendo los ataques y colaborando en su ejecución plena. No en vano es el goleador del equipo con 30 goles en 36 partidos por todas las competencias, destacando sobre todo su registro de 22 tantos en 26 partidos de la Premier League –el segundo máximo artillero por detrás del inglés Harry Kane (23)-, y de 6 goles en 7 partidos por la Liga de Campeones de la UEFA. Números que hablan por sí solos.
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THELINEBREAKER.CO Por otro lado, el senegalés Sadio Mané es más directo en la ejecución de las jugadas, el más vertiginoso de los dos, haciendo uso siempre de su potencia física para embestir a los porteros rivales. Él sería, entonces, el compañero de Jules, Vincent Vega, el más impulsivo, sanguinario y letal de los dos. Extrapolando las características del personaje al futbolista senegalés se puede calcar a la perfección su accionar sobre el césped: un ataque veloz, punzante y directo. No obstante, los números de Mané no brillan tanto como los de Salah: 12 goles en 28 partidos por todas las competencias, con 6 tantos en 19 cotejos de Premier y otros 6 goles en 5 partidos de la Liga de Campeones – la misma cantidad que Salah pero con dos partidos menos. Ejecutores en el Liverpool Con sus anotaciones, estos dos extremos han contribuido para que el Liverpool de Klopp esté protagonizando una de las mejores campañas ofensivas de su historia: el equipo es el segundo más goleador de la Premier con 61 tantos -solo por detrás del Manchester City (79)-, y el tercero que más ocasiones genera con 350 chances -por detrás del Tottenham (356) y del Manchester City (360). Y vale destacar también que, en el torneo continental, la dupla de los reds ha logrado posi-
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15 cionar al Liverpool como una máquina de hacer goles: es el conjunto que más goles ha anotado en lo que va de torneo (28) y el segundo que más ocasiones ha generado (99) –por detrás del Real Madrid-. Además, ostenta ser el único que tiene a su tridente de ataque en el top 10 de goleadores: Mané y Salah, ambos con 6 anotaciones, se ubican en el cuarto y sexto lugar, respectivamente, y Roberto Firmino, con 7 tantos, se adelanta hasta el tercer lugar. No es descabellado decir, entonces, que estos dos futbolistas africanos protagonizan los “tiempos violentos” del Liverpool –considerando que esa fue la traducción dada en español al título “Pulp Fiction”-, los tiempos en que el equipo de Anfield parece capaz de destruir a cualquier rival a punta de ataques vertiginosos y mortales, como en efecto lo ha hecho ya en los últimos meses.. Vincent y Jules, en la obra de Tarantino, personifican y estereotipan a toda una clase de hombres que, no solo tienen talento para hacer una clase particular de trabajo sucio, sino que además viven de ello, explotando y vendiendo así sus capacidades naturales humanas. En el fútbol, la situación de Salah y Mané no es muy distinta, entendiendo y guardando las notables diferencias, porque ambos tienen talento para marcar goles y hacer daño a los rivales desbordando por sus bandas.
Así como Vincent y Jules eran la dupla letal bajo las órdenes de Marsellus, en el Liverpool son Salah y Mané quienes se encargan del trabajo sucio según las instrucciones de Klopp.
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Hey, niño, él es Ronaldinho Por: Lizandro Samuel. Ronaldinho Gaucho siempre pareció un adolescente. Quizá por su andar despreocupado o su saludo de surfista: la mano cerrada en un puño, salvo el pulgar y el dedo meñique, era agitada de un lado a otro para decir hola o chao. Y para celebrar goles. Ese gesto, comúnmente usado para simbolizar un teléfono, era el elegido por el brasileño para comunicarse con las masas: sus manos eran el celular que servía de puente entre el mundo del fútbol y la vida real. La línea telefónica que facilitaba la llamaba era el marketing. En el 2005 YouTube tenía solo seis meses de vida. A Nike se le ocurrió subir un spot para publicitar unos zapatos. El protagonista no podía ser otro que el jugador del momento. Ronaldinho, con sus hombros caídos y su patentada sonrisa, aparecía sentado sobre un césped tan verde como una mesa de pool. Alguien le acercaba en una maleta sus nueva armas: un par de relucientes tacos que el brasileño se calzó y probó al instante. Hizo jueguitos con el balón y la magia –de la televisión– no tardó en aparecer. Desde fuera del área, Dinho estrelló la pelota una y otra vez contra el travesaño de un arco sin dejarla caer. Ese fue el primer video de YouTube en llegar al millón de visitas. El deporte y el cine son dos áreas que me enfrentan al paso del tiempo. Por estos días pillé que estaban pasando Matrix en TCM y mi cara de sorpresa superó a la que puse cuando transmitieron Almost famous. Pensar en Ronaldinho es recordar una época en la que YouTube era una novedad. Veo con ingenua sorpresa cómo hay toda una generación de niños y adolescentes que no saben mucho del astro brasileño y que creen que
las cifras goleadoras de Cristiano Ronaldo y Lionel Messi son normales. Una generación que hace del fútbol una experiencia de redes sociales y que precede a una que se embobó con los highlights de YouTube. Esa que creció imitando un saludo de surfista. Todo empezó con Diego Armando Maradona. Si Pelé fue una leyenda de la que todos oían y pocos tenían el privilegio de ver, la televisión hizo de las patadas del Pelusa un asunto de interés mundial. Lástima que el empeño del Diego por destruir defensas rivales solo se comparaba a su empeño por autodestruirse. La FIFA descubrió que los goles del argentino vendían tantos periódicos como sus desplantes a la prensa, su adicción a la cocaína y los rumores sobre su vida sexual. Aunque castigó y señaló a Maradona, hizo todo lo posible por mantenerlo en la primera plana de los diarios. El mundo del fútbol jamás había facturado tanto.
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Con el retiro del Diego, los hinchas quedaron sedientos de un nuevo Dios. El Olimpo era cosa de los libros de historia: Di Stefano, Pelé, Beckenbauer... Pero la realidad ofrecía héroes con los que entretenerse. Era deber de los patrocinantes hiperbolizar a los candidatos a ídolos.
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THELINEBREAKER.CO El Mundial de Francia 1998 nos mostró a Zinedine Zidane. Ícono de la globalización, con su ascendencia argelina tiñó de azul la Copa mientras la Marsellesa sonaba de fondo. Al mismo tiempo, otro ídolo en potencia saludó a las cámaras como un Aquiles rebelde y sensible por igual: Ronaldo. El brasileño era un portento físico, dotado con un drible corto demoledor y la precisión de un artillero de mitología. Las marcas vieron en él más potencial que en el taciturno Zidane y lo vendieron como el nuevo candidato al Olimpo. Lo que no sabían era que el talón de este Aquiles era una rodilla hecha de cristal. Antes de iniciar el calvario de lesiones, Ronaldo visitó Porto Alegre. Allí fue acosado en el lobby de un hotel por un adolescente de dientes torcidos y sonrisa gigante que quería un autógrafo.
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El muchacho, que en un partido de las inferiores del Gremio llegó a anotar 23 goles –cuatro de los cuales los hizo de córner–, sería conocido en el futuro como Ronaldinho. En diminutivo, porque su nombre de pila ya lo presumía su ídolo.
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19 Las lesiones mermaron la progresión de Ronaldo e hicieron de él una estrella de selección prestada al club de turno. El fútbol no encontró un nuevo Dios, pero sí una constelación de estrellas que marcaron la infancia de muchos con su talento para jugar y para protagonizar divertidos comerciales. Zidane, Raúl, Roberto Carlos, Figo, Ronaldo, Beckham y compañía. El mundo se sumió en debates sobre quién era mejor. No hubo respuesta concluyente: el rendimiento de todos fluctuaba entre cada temporada. Pero un rubio inglés, ligado sentimentalmente a una Spice Girl, metió un nuevo componente en las discusiones: ¿quién vendía más? La categoría de mediático llegó en el siglo XXI como un apartado especial en el rol del futbolista. Si Ronaldo y Figo vendían era por su estampa ligada a su talento. En Beckham el porte superó las habilidades futbolísticas. Causó más interés por posar en calzoncillos que por marcar la diferencia dentro de la cancha. El Real Madrid lo fichó pensando en que necesitaba un arquero seguro, un defensor férreo, un mediocampista creativo, un delantero letal y alguien que vendiera más camisetas que todos ellos juntos. Beckham había sido antes la promesa electoral de Joan Laporta si se convertía en presidente del Barcelona. Laporta se impuso en las urnas pero la Casa Blanca le robó cierta credibilidad al fichar al inglés. Acorralado, recurrió a lo que pareció una apuesta arriesgada: Ronaldinho Gaucho. El volante ofensivo jugaba a media máquina en el PSG de Francia. Había sido campeón del mundo en el 2002 pero con un rol secundario. Su alborotado cabello parecía buscar más diversión que títulos. Pero el Barcelona le ofreció la gloria y puso una pesada carga sobre su espalda: debía tener un carisma equivalente al de Beckham y destacar más que Figo, Ronaldo, Zidane y Roberto Carlos. Lo demás ya lo sabemos: fue aplaudido en el Bernabéu tras brillar más que una constelación de galácticos.
20 Le quitó el polvo a las vitrinas del Barcelona y fue vital para sumar dos ligas y una nueva Champions League. Se convirtió en un fenómeno de marketing que inauguró la moda de los highlights: millones de aficionados prefirieron ver compendios de sus proezas que partidos completos. Y en una época en la que había demasiadas opciones reales al FIFA World Player y al Balón de Oro, hizo que el planeta concluyera que ambos premios debían ser suyos. Como guinda al pastel, su nombre fue tasado por la publicidad en 60 millones de euros, superando a Beckham. Pero nunca perdió el aire adolescente. En Barcelona vivió rodeado de familiares, como un niño que se niega a cortar el cordón umbilical. Siendo el ídolo de toda una nueva generación, no supo vivir de otra forma que perpetrando la celebración de sus logros. Después de que el Barcelona cautivara al mundo y de que Brasil lo decepcionara en el 2006, a Ronaldinho se le vio más tiempo durmiendo medio borracho cerca del campo de entrenamiento que ejerciendo su profesión. La grasa apareció en su abdomen y pronto solo sonrió en las noches de fiesta.
THE LINES Salió del Barcelona con los ojos rojos de tanto trasnochar y llegó a Milán para comprobar la calidad de sus discotecas. A partir de ahí solo pudo deambular por campos de fútbol para la frustración de su legión de fans, esa que aún opina que el Olimpo le abrió las puertas con su música celestial pero él se distrajo cuando pasó una comparsa de samba. Nunca fue el mismo. Aunque con el Atlético Mineiro ganó una Copa Libertadores, apareciendo de rato en rato en cada partido para tirar un caño o hacer un gol de tiro libre. En el 2015 acabó con la dicotomía y ya no se le vio en los campos profesionales. Desde entonces no jugaba, pero fue hace poco que anunció su retiro oficial. El mundo del fútbol, que tiene en Messi al nuevo dueño del Olimpo y en Cr7 a una leyenda viva que se mercadea con tanta astucia que su nombre parece una marca de tecnología, hizo un alto para homenajearlo. A mí, un chiquillo de ocho años me preguntó quién era ese brasileño que era Trending Topic. Con la sangre hirviendo de indignación, le quité su iPhone, entré a YouTube y le dije: “Hey, niño, él es Ronaldinho”.
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Alberto EdjogoOwono: Encontrarse con las raíces
Por: Juan Pablo Gatti y Francisco Jáuregui. De Sabadell a Guinea Ecuatorial, con escalas en distintos clubes del ascenso español. La carrera del delantero Alberto EdjogoOnowo Montalbán (nacido el 21 de abril de 1984) es sin dudas fascinante, sobre todo teniendo en cuenta su paso por la selección africana, donde no solo ha podido conocer otras culturas -en muchos casos diferentes a la manera de vivir más occidental-, sino que se ha encontrado con algo mucho más profundo: sus propias raíces. En esta entrevista para The Line Breaker quisimos conocer más sobre su paso por un seleccionado que fue creciendo en los últimos años, aunque actualmente esta atravesando serios problemas que pueden dejarlos incluso sin Mundial. Y quien mejor que el comentarista de BeIn Sports para comprender como es el país centroafricano, tanto futbolística como socialmente hablando. -¿Qué experiencia te queda de tu paso por el conjunto nacional? La experiencia que me queda luego de mi paso por la selección nacional de Guinea Ecuatorial pues es una experiencia buenísima, porque yo soy nacido en Barcelona, mi padre es de aquel país y por lo tanto adoptamos (NdR: junto a su hermano Juvenal) esa doble nacionalidad allá por el 2002 o 2003, cuando se empezaron a emitir para los jugadores de hijos de ecuatoguineanos que estábamos jugando en España. Por lo tanto, esa experiencia me ha permitido conocer bien las raíces de mi familia en África, conocer muchos países, contextos; realidades sociales distintas a las de Europa, difíciles de ver. Pero haber pasado por la selección es de un enriquecimiento espectacular, principalmente porque el fútbol en África se vive diferente. Cuando hay fútbol (ya sea de clubs o
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de selecciones) la gente se vuelve loca, prácticamente es lo más importante para hacer y aquí se nota mucho, pues se ve la pasión que le ponen los aficionados y de toda la gente que esta involucrada en el mundo del fútbol.
-¿Cuáles fueron los cambios más notorios con respecto a lo que vivías día a día en el fútbol español? El cambio más notorio sobre todo al principio era el tema de las infraestructuras. Guinea Ecuatorial era un país que estaba en el ranking de los países más pobres del mundo. La primera vez que yo fui fue en el 2003 y las infraestructuras no estaban aún muy desarrolladas, había muchas carencias: carreteras sin asfaltar, luz y agua potable que no llegaba a la mayoría del país, prácticamente no había estadios de primer nivel, no había sitios para entrenar, y poco a poco, con ese boom del hidrocarburo (petróleo y gas) lo cierto es que el país se fue enriqueciendo y se fue haciendo una inversión para que las condiciones de infraestructura estuvieran mejor. Así que al principio me encontré con esas carencias y cuando poco a poco eso va cogiendo ritmo y ves que el país va progresando al nivel de infraestructuras, de servicios y demás ves el cambio más cultural -entre el continente europeo y África central-, sobre todo en el tema de la rigurosidad, de marcar una agenda, de ser disciplinados, de seguir unas pautas (que en occidente se sigue mucho, muy a rajatabla) y que en esos países no se hace tanto. -¿Qué cosas te sorprendieron más del país en general y del continente en particular? A mi me sorprendió la alegría que desprende la gente. Vemos que seguramente en muchos casos no hay un exceso de comodidades, de grandes cosas, pero ellos tienen alegría, ilusión, le ponen entusiasmo a todo lo que afrontan. Con pequeñas cosas uno ya es feliz e intenta ir mejorando día a día. Esa alegría de vivir, esa música que suena en todos lados, esos bailes de la gente es lo que más me sorprendió
Archivo
-¿Por qué crees que al país le cuesta desarrollar una liga local e instalarse entre las principales del continente, sabiendo que Guinea Ecuatorial es un país con recursos? Si bien el país tiene recursos, la liga local esta en problemas. Los equipos no se autofinancian, dependen de que el gobierno -o el ministerio- libere unos fondos para la federación y que esta
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reparta el dinero a los clubs y luego estos han de repartir para los jugadores, para pagar nóminas, recursos, alquiler de estadio, la ropa y demás, pero si que es verdad que no es suficiente. Hay parte de ese dinero que nunca llega porque se queda por el camino, gente que esta como intermediaria y que aprovecha para dar su mordisco del pastel y el dinero que llega es menor del que ha salido, por lo tanto, es una dificultad a nivel de organigrama y de estamentos. A partir de aquí creo que hay estadios suficientes para jugar, calidad para jugar, ganas de hacerlo bien. Pero lo cierto es que en esa desorganización cuesta mucho tener una trayectoria firme. Algunos equipos si que lo van haciendo bien, pero hay que tener en cuenta que la liga en Guinea Ecuatorial no tiene un calendario fijo, a veces esta mucho tiempo sin competir; de hecho, ahora mismo la federación esta en problemas porque hay una situación de impagos y de injerencias del gobierno; todo esto hace que se entorpezca mucho y que la liga no pueda tener ritmo. -¿Cómo repercute el hecho de que aún no se haya elegido al nuevo entrenador para la selección mayor? En la federación como hemos dicho hay cierta incertidumbre. Sabemos que la FIFA castiga mucho las injerencias del gobierno y esto parece ser que es algo que se esta investigando y esta todo muy paralizado. Es una pena porque cuando hay fechas para selecciones, por ejemplo, ahora en marzo, la selección no juega y el no jugar hace que no asciendas puestos en el ranking FIFA. Y no ascender hace que las previas clasificatorias te vayas muy abajo en el bombo, y al irte muy abajo todo se hace más difícil, haciendo de esto una especie de bucle que le impide al equipo ir hacia adelante. El tema del entrenador: es la figura capital. Es la persona que ha de decidir que jugadores tiene, que recursos va a poner, que seguimiento va a hacer de los más jóvenes, y yo creo que todavía están en temas internos. Creo que hasta que no estén solucionados los problemas que hay en casa entiendo que no se va a buscar un seleccionador -¿Qué piensas del caso de las nacionalizaciones de brasileños, colombianos, cameruneses y demás en la selección? La nacionalización es algo muy negativo, yo lo sufrí nada más estar allí. Al principio no había tanto pasaporte para colombianos, brasileños, etc., pero si que es verdad que con el paso de algún tiempo esto se hizo así. Yo puedo llegar a entender cuando en un país pequeño como el nuestro hay carencia o hay falta de un
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jugador muy específico; si el jugador esta viviendo en Guinea y se puede nacionalizar entiendo que esto se haga, porque al final no tienes mimbres para hacerlo, pero si que es verdad que hubo un momento en el que se trajeron jugadores que entiendo que no mejoraban el nivel de la gente que había y que tenía el derecho a jugar en su selección, lo cierto es que eso fue un problema. Hubo cierta revuelta en el seno de la selección, hubo muchas quejas lógicamente. Nos quejamos porque no puede ser que se cierren puertas a los que si son autóctonos guineanos para que vengan a jugar otros que no tienen ningún vínculo con el país. Es una situación muy negativa, que mancha y daña la imagen de la selección.
-¿Cómo queda el fútbol ecuatoguineano en el escenario internacional ante sospecha de irregularidades en la inclusión de jugadores en su seleccionado? ¿Faltan controles? ¿Se busca sacar ventaja? Lo que decíamos, se pueden nacionalizar y algunos países lo han hecho, de forma fraudulenta a un jugador porque no hay una pieza en la selección, porque es un tipo de jugador que no se encuentra y a veces se hace algún tipo de nacionalización “exprés”. Pero una cosa es esto y otra es nacionalizar a seis, siete u ocho jugadores de golpe. Esto mancha mucho la identidad, algo que no se puede permitir. Últimamente ya no se está haciendo (se está poniendo un control) y me alegro por ello porque de la otra manera quedaba todo muy distorsionado.
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-Antonio Dumas, un ex entrenador del seleccionado, comenzó un juicio por impagos a la federación, lo que podría llevar incluso a la descalificación de Guinea Ecuatorial para las eliminatorias de Qatar 2022. ¿Has podido seguir el caso? ¿Cuál es tu opinión al respecto? Yo estuve con Dumas, estuvimos jugando la copa CEMAC, que es la copa que se juega en los seis países que conforman la asociación de África Central (Chad, República Centroafricana, Camerún, Gabón, Guinea y Congo). Estuvimos jugando en Libreville (2005), luego estuvimos en la fase de clasificación y yo le tenía mucha estima, porque es un entrenador que me dio confianza, me dio el número 10 en la selección -en la sub 23 primero y luego en la absoluta- y por lo tanto es un hombre al que le tengo cariño. Si hay problemas de impago lógicamente habrá que pagarle, es una cosa en la que yo no puedo entrar porque no se cual es la situación,
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pero si hay un contrato por cumplir lo cierto es que hay que cumplirlo y espero que se solucione lo antes posible, porque si Guinea Ecuatorial ya empieza a no participar en las eliminatorias para Qatar 2022, lo que decíamos antes: no habrá partidos, no se podrá juntar a todo el equipo, no vas a mejorar, crecer, evolucionar y esto hace que te quedes parado.
-¿De qué forma puede ayudar la llegada de Rodolfo Bodipo a la selección local? Lo que puede aportar básicamente es la experiencia. Bodipo llegó a la selección cuando yo ya llevaba algunos años yendo, creo que era su etapa en el Racing de Santander, luego pasó por el Deportivo la Coruña, Recreativo de Huelva; un delantero potente, con gol, velocidad, con mucha calidad. Es un ídolo en Guinea, un referente para mucha gente allí, por lo tanto, lo que puede aportar es esto, el conocimiento que ha ido adquiriendo en España, en Primera División. Ha tenido grandes entrenadores -porque ha estado en grandes equipos- por lo tanto, ese conocimiento lo puede poner a disposición del colectivo futbolístico en Guinea Ecuatorial. Hay que tener paciencia, hay que dejarle trabajar. Es verdad que en la CHAN (NdeR: Copa Africana de Naciones en donde solo juegan seleccionados armados por gente que juega en las ligas locales) que se jugó en Marruecos Guinea se fue con tres derrotas, pero también es verdad que el equipo era muy joven, así que esperamos que le den estabilidad. -¿Qué pasos necesita dar el fútbol en África para comenzar a ver a sus seleccionados en la última semana de los Mundiales? ¿Cuáles serían los puntos por tratar según tu mirada? Yo creo que hay selecciones muy buenas, como Nigeria, Egipto o Senegal. Pero antes hablábamos de los bombos: los africanos, por ejemplo, Marruecos y Nigeria se fueron al último bombo en el sorteo mundialista, y los otros tres, Túnez, Egipto y Senegal al bombo tres, lo que quiere decir que te vas a enfrentar contra cabezas de grupo, contra segundos y contra terceros y eso te dificulta mucho, te vas al pozo de la clasificación y eso dificulta que puedas avanzar. Si los puntos que se hacen en África cuentan menos que los que se hacen en otras latitudes pues esto, lógicamente, es un lastre y cuesta mucho ir hacia adelante. A nivel puramente deportivo creo que ya hay muchas selecciones donde las estrellas están jugando en Europa, creo que hay buenos equipos, hay países donde se trabaja muy bien desde la base, así que yo espero que poco a poco los equipos se vayan solidificando, que vayamos avanzando, que nos ganemos un respeto a nivel mundial para estar en bombos que estén más arriba y se nos considere para luchar por cotas más altas. Esperemos que en este Mundial de Rusia África nos de una gran alegría.
Sus números en la selección: Selección Mayor: 9 partidos. Selección sub 21: 4 partidos. Selección sub 23: 4 partidos.
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Compromiso y velocidad: Las Por: Julian Giacobbe. Apenas pasado el cuarto de hora, Dani Alves se salvó de una amarilla obvia después de bajar con fuerza a Guardado. Pero fue un golpe menor. A miles de kilómetros, cientos de jóvenes se reunieron en Damaturu para disfrutar ese Brasil – Nigeria bajo una alegría especial que cualquier evento como este emana. Y mientras gritaban, se paraban, bebían y disfrutaban, un coche bomba azotó al local y 21 personas fallecieron en el acto, mientras otras 27 resultaron gravemente heridas. El autor fue Boko Haram, un grupo terrorista de fundamentalismo islámico, quien hace dos décadas ataca la “perversión occidental que aleja a los musulmanes de la religión” en cada atentado, propiciando el asesinato de 30 mil personas, la separación de sus hogares a más de 2 millones de habitantes e incluso la violación de 7 mil mujeres y contando. El presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, está ocupado con las múltiples muestras de corrupción que día tras día son expuestas con total impunidad. Así es como este país, que es el más poblado de África con 180 millones de personas y posee la 49° economía más grande del mundo, sufre constantemente los coletazos de la desigualdad, la extrema pobreza y la crueldad armada. Nigeria sufre. Conocer, al menos, los aspectos básicos de su padecimiento es lo mínimo que uno puede hacer al adentrarse en análisis más banales como el que abordaremos. “Quiero devolverle algo a los niños de Nigeria, han sido siempre tan amables conmigo”, responde Ahmed Musa, delantero que actualmente milita en el CSKA de Moscú en búsqueda de posibilidades de cara al Mundial. Él nació en Jos, donde vivió un baño de realidad que ningún niño debería sufrir tan rápido. Pero así sucedió. Y hoy no se desliga de su origen sino que está pendiente de quienes, a diferencia de él, no
pueden vivir de los goles en el exterior porque siquiera tienen asegurada su propia existencia.
“Como sucedió con los padres de Víctor Moses, figura del seleccionado, quien debió escapar del país tras el asesinato de sus padres bajo el conflicto religioso entre musulmanes y cristianos”.
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Águilas Verdes
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O lo ocurrido con Obi Mikel, cuyo papá fue secuestrado en 2011 para luego de varios días de tensión ser liberado previo pago de un dinero voluptuoso. Por eso buscan darles alegría a miles de niños que, como ellos, guardan historias de vida donde se entrecruza el dolor y el amor hacia el fútbol. Musa destacó que, tras perderse dos ediciones de la Copa África, decidieron “dejar la piel por el pueblo nigeriano” y ganar un durísimo grupo ante Argelia, Camerún y Zambia para soñar con “llegar a semifinales de Rusia 2018”. ¿Tienen argumentos para ello?
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Su entrenador es el alemán Gernot Rohr, quien además de dirigir los seleccionados de Níger, Burkina Faso y Guinea, disputó la final de la Copa de la UEFA en 1996, conduciendo al Girondins Bordeaux. Bajo su tutela, las Águilas Verdes jugarán su sexto mundial, tras viajar a Estados Unidos ’94, Francia ’98, Corea-Japón ’02, Sudáfrica ’10 y Brasil ’14. En noviembre se pudieron vislumbrar algunos de los fundamentos del juego del equipo: luego de que Banega y Agüero pusieran en ventaja a la Argentina, Nigeria dio vuelta el encuentro amistoso con un 4-2 donde se explotó el juego vertical y frenético por las bandas. Desde hace tiempo, la presión defensiva suele ser una de las marcas del combinado africano, dispuesto a utilizar la velocidad como su arma letal en el contragolpe, variando entre un 3-5-2 y un 4-3-3. La gran figura es Víctor Moses, que luego de múltiples cesiones en la Premier League, se asentó en Chelsea de la mano de Antonio Conte, quien le dio tanta confianza que, por ejemplo, le sirvió para jugar 34 partidos en la campaña del último título de Premier League ganado. Además de ser desde siempre un talento natural con el balón, ahora le suma compromiso táctico, disciplina y dominio de los espacios en la banda, siendo una rueda de auxilio fundamental para sus compañeros.
“Es componente de descarga constante, algo esencial para un equipo como Nigeria, que necesitará de la pausa si quiere superarse a sí misma y sorprender en instancias mundialistas”.
En Londres también tenemos a otro titular indiscutido, pero en el Arsenal: Alex Iwobi, extremo de 21 años, guarda una excelsa calidad, di-
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34 námica y flexibilidad táctica, lo que lo convierte en un valor a tener en cuenta, más allá de que su juego se vea frecuentemente empañado por la irregularidad y equivocación en la toma de decisiones ofensivas. Kelechi Iheanacho tiene la misma edad pero sus casi 50 encuentros en el Manchester City hacen que hoy, en Leicester, tenga otro tipo de madurez. Quien fuere campeón y goleador del sub-17 nigeriano campeón en 2013, volvió a convertir en 2018 tras un tiempo de decadencia y poco a poco está recuperando su calidad como la amenaza ofensiva que representa, gracias a su disparo potente en media distancia y el provecho de una inusual velocidad para un joven que mide 1,85 m. Leon Balogun guarda una historia particular. Hijo de padre nigeriano y madre alemana, nació en Berlín y hoy, con 30 años, defiende la camiseta del Mainz 05 de la Bundesliga. Es, sin duda alguna, el defensor estrella de las Águilas. Su actuación frente a Zambia, un equipo de extremos rápidos y hábiles, así lo demuestra. Nigeria deberá defenderse de forma impecable si quiere mantener sus posibilidades ante rivales como
Modric, Rakitic, Manduzkic, Di María, Agüero y Messi. Obi Mikel lo acompañará en esa tarea: el balón de plata del sub-20 de 2005 es, posiblemente, el jugador más inteligente del conjunto: su experiencia le permite leer los partidos mejor que nadie, gracias a todo lo aprendido bajo la tutela de entrenadores como Mourinho, Ancelotti, Benítez y Scolari. Además, guarda un amor especial por su camiseta: según cuentan, Chelsea terminó por venderlo tras él haber decidido representar sí o sí a su selección en los Juegos Olímpicos 2016, en los cuales, dicho sea de paso, fue figura de un conjunto con grandes joyas como Sadig Umar, logrando la plata. Odion Ighalo, Ogenyi Onazi, Oghenekaro Etebo y Uche Agbo son otros de los nombres a tener en cuenta. Queda esperar que Nigeria logre materializar un gran rendimiento en la próxima Copa del Mundo. Rusia lo espera. O, mejor dicho, todos los futboleros lo hacemos. Desde Jay-Jay Okocha que el cariño e ilusión por las Águilas Verdes siempre estará presente. Así lo merecen tras tanto esfuerzo.
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La brujería y el fútbol africano Por: Francisco Jáuregui. El tema de la brujería dentro del fútbol de África no es nuevo. Ya en 1981, Roger Milla declaraba a France Football que “la magia no tiene ninguna relevancia. La prueba es Camerún. No es el mejor país en temas de magia y brujería, pero futbolísticamente es mejor que los países que si destacan en eso como Benín, Togo o Nigeria”. Sin embargo, y a pesar de la afirmación del gran Roger, casi todos los equipos de África practican el muti o el yuyu. Marabú, ju-ju o ndoki son otros términos relacionados con este tipo de prácticas que se dan en el continente. La mayor parte de los seleccionados son proclives a utilizar y creer en el poder oculto de la ancestral brujería africana. Burkina Faso tiene a Mahamadou Sidibé, Costa de Marfil a las Mama Elephants, Ghana a Lawrence Tetteh o Togo a su Mama Togo y así podríamos seguir con cada país. Pero oficialmente nadie puede utilizar sus servicios. En la previa de la Copa Africana de Naciones (CAN) del 2002 que organizó Malí, la Confederación Africana de Fútbol (CAF) emitió un comunicado que manifestaba que no estaban dispuestos a seguir viendo hechiceros en las canchas. La entidad madre del fútbol continental sostuvo que la prohibición era necesaria para eliminar una imagen tercermundista. Pero durante ese torneo, el arquero del inolvidable Camerún de Italia 90 Thomas N’Kono, miembro en ese momento del cuerpo técnico, fue acusado de hacer magia en la portería de la selección de Malí en la semifinal que los Leones Indomables ganaron 3-0 con goles de Salomon Olembe y Marc Vivien Foé. Y no sería de extrañar. Según cuenta David Ruiz en el artículo “El fútbol es cosa de brujos”, “los santeros cameru-
neses concentran sus fuerzas telúricas en un ataud que pasean por toda la ciudad el día que juegan los Leones Indomables con la palabra RIP y el nombre de su rival bien visibles, escritos con sangre de elefante sobre la madera”. El autor del tercer gol de la goleada camerunesa sobre los malienses fue Foé, clave en aquel título de Camerún. Al año siguiente, en la Copa Confederaciones 2003, el por entonces mediocampista del Manchester City cayó fulminado en la semifinal ante Colombia y murió. Algunos adjudican esa muerte súbita a algún tipo de “trabajo”. Según el testimonio de un aldeano vinculado con el caso del futbolista: “A Foé
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THELINEBREAKER.CO Casi todos los equipos de África practican el muti o el yuyu.
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lo mataron los brujos pues todos aquí sabemos que alguien, envidioso de su éxito, decidió hacer un muñeco a su semejanza, parecido a los del vudú, y luego lo enterraron durante dos meses. La brujería negra mató a Foé”. Quince años después, o sea en 2017, Camerún pudo volver a ser campeón de la CAN. El número 17, frecuentemente asociado a la desgracia, era el número preferido que utilizaba el jugador. Hacer incisiones con cuchillos sobre la piel de los jugadores, orinar sobre el balón, sacrificar animales para hacer pociones que luego se huntarán en botines, camisetas o vestuarios, frotarse una mano de mono por el rostro, impregnar-
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se con sangre de gallina degollada o bailar en noches de luna llena sobre tumbas de antepasados son solamente algunas de las cosas en las que creen los africanos para obtener mejores resultados. En el último tiempo, los casos más impactantes se dieron a fines de 2016 en Rwanda y a principios de 2017 en Zambia. Lo primero ocurrió durante el duelo liguero entre el Rayon Sports y el Mukura Victory, cuando Moussa Camara colocó algo detrás del arco contrario y en la jugada siguiente, luego de ser amonestado por su accionar y repudiado por sus rivales, convirtió el gol que se le venía negando. Tras ese suceso, la Federación Ruandesa de Fútbol anunció sanciones deportivas y económicas a quientes practiquen la brujería en medio de los partidos. El otro altercado se dio en la Campeonato Africano de Selecciones Sub 20, durante la final disputada en el National Heroes Stadium de Lusaka, donde el local Zambia se sintió perjudicado por un amuleto colocado por el senegalés Ndiaye dentro del arco y hubo empujones entre los jugadores. Para ese entonces, Zambia ya ganaba 2-0 por goles de Patson Daka y Edward Chilufya. La jugada de Senegal no cambiaría la historia y los zambianos se consagraron campeones en la categoría por primera vez, por lo que la brujería no funcionó. Hay quienes creen y hay quienes no. “Para la mayoría de los jugadores africanos, la brujería no es más que una forma de superstición personal”, sostiene Simon Kuper en Fútbol contra el enemigo. La brujería no es tan importante para ellos como se cree. Similar a las cábalas que se dan en Sudamérica o Europa, quizás la brujería africana sea más pintoresca y por eso cuando aparece causa tanta curiosidad. No obstante, con otros nombres y otras particularidades, prácticas similares conviven en el fútbol de todo el mundo.
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Egipto: El ocaso de la Primavera Árabe Por: Gabriel Hidalgo. Cuando Mohamed Buazizi, un joven vendedor de Túnez a quien la policía confiscó en diciembre de 2010 su carretilla y mercancía de trabajo, se inmoló como acto de protesta en contra del gobierno de su país, no pensó que iba a convertirse en la chispa que inició la famosa Primavera Árabe . En los días sucesivos, iniciaron fuertes protestas que contagiaron a los disidentes de los países vecinos: era una región sumergida en gobiernos dictatoriales, algunos establecidos en el poder desde hace más de dos décadas. El 25 de enero de 2011 comenzaron las manifestaciones en Egipto. El objetivo era la dimisión del presidente Hosni Mubarak, quien gobernaba el país desde el asesinato de su predecesor, Anwar El Sadat a manos de radicales islámicos en 1981. En los siguientes 18 días, la nación egipcia se vio sumergida en una fuerte ola de violencia, consagrando a cientos de miles de personas en los lugares más icónicos de El Cairo, Alejandría, Suez e Ismailia. Fueron semanas muy duras, que terminaron con la dimisión de Mubarak y la instalación de una Junta Militar encargada de restablecer los poderes del país. Dos meses después de la caída del dictador, el pueblo aprobó por referéndum una declaración militar del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA). Era el inicio de una nueva constitución para una nación que se regía por la antigua Ley de Emergencia (1967), la cual otorgaba amplias facultades a los policías, así como la suspensión de los derechos constitucionales y una legalización de la censura: durante las protestas el gobierno suspendió el acceso a internet y cerró decenas de medios de comunicación, dejando así a la población incomunicada.
Al Jazeera
Para junio de 2012, se realizaron las elecciones presidenciales que ponían fin al mandato de 16 meses por parte de los militares. El partido “Hermanos Musulmanes”, la organización islámica más antigua, popular e influyente del mundo árabe –cuna de Osama Bin Laden, Aymán al-Zawahirí y otros tantos terroristas vinculados incluso con el Estado Islámico– se alzó con la victoria por medio de su candidato, Mohamed Morsi. Su gobierno fue muy corto, ya que a punta de decretos ejecutivos se fue ganando el desprecio del sector político y militar. Destituyó al presidente de la CSFA y ministro de Defensa, Moham Huseín Tantui, sustituyéndolo por un hombre que iba a cambiar la historia en los meses siguientes: Abdelfatá al Sisi. Esto, aunado a un decreto que posteriormente fue revocado, el cual situaba sus resoluciones por
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El 5 de julio de 2013, tras un ultimátum de 48 horas por parte del Ejército, Abdelfatá al Sisi comandó el golpe de estado que derrocó a Mohamed Morsi. Egipto veía el ascenso de un nuevo gobernante por tercera vez en 2 años.
encima de la ley, aumentaron el descontento en la sociedad. Pero no fue hasta diciembre de ese año cuando regresaron los disturbios al país: la nueva constitución, que establecía la shara o ley islámica como principal fuente de derecho, fue aprobada en un referéndum que registró cerca del 70% de abstención. Él presidente había escogido el camino equivocado. Egipto se convirtió en un auténtico infierno en los meses consiguientes. Morsi nombró gobernador de Luxor a un ex miembro de la organización terrorista Al Gama al islamiya, responsable del atentado en dicha ciudad que provocó más de 60 muertos –en su gran mayoría turistas– en 1997. Fue entonces cuando se afianzó el movimiento Tamarrud (‘rebelión’) el cual reunió millones de firmas para la dimisión del presidente.
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Lamentablemente, el gobierno de al Sisi no ha sido muy diferente. De hecho, el número de ejecutados y presos políticos es mucho mayor al que tuvo Hosni Mubarak en el presente milenio. A nivel económico, cada vez están peor: el turismo –que en algún momento llegó a representar el 20% del PIB– no ha podido recuperarse desde la revolución de 2011. La deuda externa forzó nuevas reglas establecidas por el Fondo Monetario Internacional. Más del 30% vive bajo la línea de pobreza. Hablamos de una administración que en medio del desastre político-económico interno ha presentado proyectos sociales “faraónicos”, como la construcción de una nueva capital a 50 kilómetros de El Cairo –financiada por China y Emiratos Arabes Unidos–, una central nuclear acordada con Rusia, plantas eléctricas de la gigante alemana Siemens o la base militar más grande de Oriente Próximo. Ninguno de estos proyectos ha sido culminado. La clave de este nuevo presidente ha sido el apoyo internacional. Tanto Estados Unidos como la Unión Europea han respaldado su gobierno tildado de sangriento y autoritario. Esto pasa por aquello de la estabilidad regional: a Egipto se le reconoce como la conexión entre la África Árabe y el Medio Oriente. Encima países como Libia y Siria vivieron esta primavera de forma mucho más violenta. Sus guerras civiles consumaron la atención de la región. Al Sisi se estableció en un momento perfecto. Sin embargo, el 26 de marzo comenzarán los comicios presidenciales para el período 2018-2022, y será el 26 de abril cuando en una segunda vuelta, Egipto conozca los resultados. Al Sisi parece tener todas las fichas para obtener su primera –y única posible– reelección. La reciente visita del secretario de estado de los Estados Unidos, Rex Tillerson, junto a la política externa bastante cercana a
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otras naciones como Rusia, Francia, Italia y España, hacen creer que no tendrá problema para alzarse como vencedor. Egipto presenta serios problemas con el terrorismo. El pasado viernes 9 de enero inició la “Operación Sinaí 2018”, que tiene como objetivo erradicar a los grupos terroristas de la península que hace frontera con Israel. En pocos días, se habla de centenares de extremistas abatidos, así como miles de detenciones. Es un esfuerzo que se le reconoce al propio presidente en medio de una época electoral que sí bien la tiene controlada –a pesar de acusaciones sobre detenciones a otros candidatos– a nivel interno, le resulta imprescindible aumentar el apoyo de la comunidad internacional. La República Árabe de Egipto no es una nación que goce de un gobierno democrático, y a partir de esta aseveración podemos decir que de los seis países (Túnez, Egipto, Libia, Siria, Bahrein y Yemen) de la Primera Árabe, sólo uno –Túnez, precisamente el país precursor con la llamada Revolución Tunecina– goza hoy en día, de un desenlace democrático. Egipto emprendió una revolución que ciertamente culminó con un dictador de 30 años, pero el no modificar por
completo la estructura de gobierno, aunado a la inherencia militar y el aumento de los grupos terroristas en la Península de Sinaí (catalogado como el principal refugio de varias organizaciones) hacen que el presente sea mucho más complicado que el pasado. Con la única diferencia de que las grandes potencias apoyan por completo cualquier decisión de una administración que no ha parado de torturar, asesinar y encarcelar a sus disidentes. Por suerte, un puñado de futbolistas ha cambiado el sentir de esta sociedad. Y al menos por un mes , cuando Rusia reciba a las mejores selecciones de fútbol del mundo, al mismo tiempo que Abdelfatá al Sisi reciba la banda de presidente para los próximos cuatro años, cambiará el enfoque de todos los egipcios. Porque es un pueblo que se levantó reclamando libertad. Y mientras ven cómo aquellos líderes que los acompañaron en las calles se reparten lo poco que dejó el dictador, la esperanza de un futuro diferente está presente en la mente de cada uno de ellos. Una Primavera Árabe que inició hace siete años, y hasta el momento en que se escriben estas líneas, solo ha oscurecido cada vez más.
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Mirada de labios de alce Por: Daniel Hinojosa. La mirada estupefacta del equipo de cocina de Vladimir Mukhin, chef del White Rabbit en Rusia, mientras este disecciona con precisión quirúrgica el hocico de un alce para extraer trozos potables -comestibles- de sus labios, es un fenómeno fascinante: Ojos como platos, bocas cerradas para evitar inesperadas caídas de fluido, manos a la cabeza y risas nerviosas de patio de colegio en formación. Lo que Mukhin está concibiendo, en pocas palabras, es un sueño. El sueño de los chefs, como su padre, que soñaron con reinventar la cocina rusa, proveniente de fogones feudales alegres apagados intempestivamente por el régimen y traídos de vuelta a colación por jóvenes maestros culinarios como él. La realización de ese sueño se valida mediante una prueba fehaciente inobjetable: la mirada profunda y atónita de aquellos ayudantes de cocina, quienes saben, sin duda alguna, que están presenciando la historia. Pareciera ser que los síntomas de casi cualquier paciente que se enfrenta a momentos históricos que suceden delante de sus narices fueran los mismos. Aquella mirada de los cocineros de Mukhin sucedió, calcada al relé, hace más de dos décadas, USATSI cuando a principios de
los años ochenta, en una tarde soleada, un joven nigeriano de 2 metros y pico, con raíces yorubas, arribó a la universidad de Houston a bordo de un taxi preguntando por Guy Lewis, el entrenador a quien le había referido su descubridor en Lagos, Nigeria. Las risas del grupo que pasaba el rato a las afueras del gimnasio de la universidad no se hicieron esperar. Mientras todos se preguntaban, en una reacción sacada de algún Spaghetti Western de Leone, quién es ese que no parece de por aquí, Akeem Olajuwon (quien más tarde añadió una “h” a su nombre) bajó del taxi; y bajó, bajó, bajó. No terminaba de apearse del vehículo, era enorme. Aquella mirada se replicaría por cada pabellón que pisara el nigeriano. Sería la misma de los estudiantes universitarios del país que lo vieran electrizar la NCAA, apareciendo en tres finales seguidas, a la cabeza de la “Phi Slamma Jamma”, fraternidad de Houston en la que compartía triunfos y copas con un tal Clyde Drexler. Sería la misma de los scouts que llevaron a varias franquicias a forzar el “tanking”, en los meses previos al draft de 1984, para tener mayores chances de reclutar a aquel tigre africano que flotaba por los vientos y se desplazaba a brochazos finos por la pista, semejando a un experto bai-
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THELINEBREAKER.CO larín ruso de balé por la finísima ejecución de sus pasos. Que ningún pívot jamás se hubiese movido así fue el principal motivo por el que la parte baja de la NBA enloqueció por él. Y enloqueció por él en el mismo draft al que se presentó un imberbe muchacho de la universidad de Carolina del Norte que se apellidaba Jordan, junto a otros tales Barkley, Stockton y Thorpe. Aquel Jordan sería el que abdicaría del trono temporalmente, a principios de los noventa, en la cima de su carrera para mudarse al beisbol y cederle la corona a quien se había cansado de dominar y fascinar bajo la extensa sombra de Magic Johnson, Larry Bird y Isaiah Thomas. Durante esos dos años, y en las postrimerías de su carrera, Hakeem Olajuwon, ya conocido por todos como “The Dream”, tocó el cielo, por fin, con ambas manos. Y solo así, quienes aun no creían en el sueño hecho realidad, al igual que quienes dudaron de Mukhin, debieron callar, sentarse y observar la historia suceder ante sus incrédulos ojos, mientras ponían mirada de labios de alce. Ciertamente, quienes dicen que la ciencia aún no ha descifrado cómo extraer imágenes de los sueños no saben que existen videos de Hakeem Olajuwon. Él fue un sueño colectivo que nadie esperaba y por el que todos, en televisión o en directo, se pellizcaban sin cesar para no quedar en ridículo al contarle a los colegas, en el café matutino, que existía un tipo cuyos movimientos eran tan indescifrables que los cuerpos técnicos enemigos gastaban horas consumiendo cintas suyas sin lograr fraguar un plan para detenerlo, tan fuerte que ningún rival podía llevárselo por cuerpo, tan atlético que podía saltar más alto que todos para asestar tapas imposibles a diestra y siniestra, y tan complejo que el propio Shaquille O’Neal, citándolo como el mejor pívot de todos los tiempos, dijo que había sido el único jugador en cuya mente no se había podido inmiscuir para deconstruirlo y destrozarlo. Aquellos incrédulos algo de razón tenían, pues un portento así, no puede ser real. Lastimosamente, no se percataron de que, como la
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49 vida se ha encargado de enseñarnos a las malas durante años y años, la realidad puede (y suele) superar a la ficción.
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“Akeem Olajuwon bajó del taxi; y bajó, bajó, bajó. No terminaba de apearse del vehículo, era enorme”.
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Mandela, el rugby y la unión Por: Juan Pablo Gatti. “El Apartheid fue el único sistema político que, en el apogeo de la Guerra Fría, muchos países -Estados Unidos, la Unión Soviética, Albania, China, Francia, Corea del Norte, España, Cubaestuvieron de acuerdo en considerar, según la definición de Naciones Unidas, un ‘crimen contra la humanidad’. Con estas palabras comienza el periodista inglés John Carlín su libro, “El Factor Humano”, donde narra una de las experiencias de unión más fuerte que pudo darse en una nación a través del deporte. Y es que Nelson Mandela siempre tuvo en claro que su país, Sudáfrica, viajaba inevitablemente hacía una guerra civil que podía llegar a partir al territorio en mil pedazos. Incluso él, pacifista por antonomasia, en su momento debió participar en la lucha armada junto con el Congreso Nacional Africano (CNA), buscando poner fin al Partido Nacional Reunificado (PNR), quienes estaban controlados por los afrikáners y cuyos líderes habían implantado el Apartheid (que significa “condición de estar separados”) en 1948. El 5 de agosto de 1962 Madiba -como se conoce cariñosamente a Mandela- fue arrestado y condenado a cadena perpetúa, teniendo que pasar por muchos calvarios. Incluso en 1969 se planificó su muerte, haciéndola pasar por un intento de fuga, aunque gracias a la intervención del servicio de inteligencia británico esta idea no prosperó. Pero fue en estos 27 años donde su libertad se vio privada en los que comenzó a comprender a sus captores, y a entender una cosa: en medio de tantas disidencias, el deporte sirve como factor aglutinador de las masas. Sudáfrica había quedado aislada de un mundo que veía con horror a un régimen que practicaba la división y la violencia no solo para con los negros, sino también para con otras etnias,
como los indios, asiáticos y mestizos. Solo los blancos tenían privilegios en aquel país signado por el odio y la muerte. Y solo ellos tenían el honor de vestir la casaca verde y amarilla de los Springboks, el equipo de rugby nacional. Cómo era lógico, al ser solo los blancos quienes jugaban, los negros se aglutinaban en el sector que les era asignado y alentaban a su rival. Siempre igual. Mandela, en la cárcel, entendió el amor que los afrikáners sentían por sus Boks y, si bien antes hinchaba por el adversario de turno como todos los demás presos, comprendió que este equipo podía generar el milagro de la unión. Lo terminó de entender en 1992, cuando visitó Barcelona con motivo de los JJ.OO que se disputaban allá. Es por ello que se planteó un gran objetivo: realizar un Mundial de Rugby
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n de un pueblo
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Los Boks sorprenden al mundo Si bien Sudáfrica estaba sancionada, equipos como los Lions, Nueva Zelanda o Sudamérica XV (una Argentina reforzada con algunos jugadores de la región) fueron en contra de la ley para disputar encuentros ante los Boks, siempre apoyados por el público negro. Una vez terminado el veto en 1992 volvieron a tener encuentros de nivel ante seleccionados como los All Blacks o Australia. Y si bien había material, Sudáfrica no era considerada candidata para ganar la corona en la patria del ahora Mandela presidente debido a que la International Rugby Board (IRB) le había prohibido participar de los dos primeros mundiales de la historia, por lo que el equipo contaba con poca experiencia internacional.
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Pero Madiba pensaba distinto. Luchó contra el propio CNA para que el equipo mantuviese sus símbolos, ya que sabía que quitar ese legado podría derivar en un gran conflicto. No sólo logró ganar esa batalla, sino que además fue atrayendo cada vez a más personas a la causa. “Un equipo, un país” fue el slogan del seleccionado nacional, una muestra clara de lo que se buscaba a través de este certamen. Y para darle más fuerza al mensaje Mandela se acercó al capitán de los Boks, François Pienaar, a quién le transmitió esta necesidad de luchar por un nuevo país. A este le legó el poema (“Invictus”, nombre también de la película hecha en base al libro de Carlin) que tanta fuerza le había dado durante su instancia en Robben Island. También los invitó a dar clínicas de rugby en zonas desfavorecidas, lo que comenzó a gestar de a poco el amor de los excluidos para con el equipo sudafricano. Mandela ya había hecho todo para gestar un símbolo nacional, ahora era el turno de los jugadores para dar lo mejor de si. Y Sudáfrica, contra pronóstico, se plantó en la final luego de vencer en la fase de grupos a Australia (27-18), Rumania (21-8) y Canadá (20-0), a Samoa en cuartos de final (42-14) y a Francia en semifinales (19-15). Su rival eran los All Blacks de Jonah Lomu, uno de los mejores seleccionados de todos los tiempos y que habían aplastado a cada rival con el que se toparon. Pero el destino estuvo siempre con Mandela. El pie de Joel Stransky fue certero y los Springboks ganaron el título luego de un sorprendente 1512 en tiempo suplementario. Madiba lo había logrado: sus jugadores habían ganado su primer mundial (el último de la era amateur), pero eso era lo de menos. Lo importante fue que todo el país se unió gracias a los pequeños gestos que se hacían en el día a día. Y si bien aun falta por mejorar mucho en el país, nadie puede dudar del legado que Mandela ha dejado no solo para Sudáfrica, sino también para el mundo.
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Túnez y su gran momento deportivo Por: Francisco Jáuregui. El 11 de noviembre de 2017, en el Stade Olympique de Rades, Túnez igualó 0-0 ante Libia por la última fecha del Grupo A de las Eliminatorias Africanas y se clasificó al Mundial de Rusia. Con 14 puntos, producto de cuatro triunfos y dos empates, las Águilas de Cártago obtuvieron el pasaje mundialista tras ausentarse en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014. De la mano del entrenador local Nabil Maaloul, y con figuras como Msakni, Khazri o Naguezz, Túnez volverá a estar en un Mundial tras doce años en la que será su participación número cinco en el máximo evento del fútbol mundial. A pesar de que a principios de 2017, el equipo se había quedado afuera en cuartos de final de la Copa Africana de Naciones (CAN) cayendo 2-0 ante Burkina Faso, esta clasificación vale casi como un título, más teniendo en cuenta que el seleccionado tunecino ganó la CAN solamente en la edición que organizó en 2004. A la clasificación a Rusia 2018 se sumó el anuncio de la IFFHS en los primeros días de enero del listado de las mejores ligas del mundo. Y en África, el Championnat de Ligue Profesionelle 1 de Túnez, también conocido como CLP-1, quedó como el mejor torneo liguero del continente y el número 24 a nivel mundial, completando el podio continental Egipto (32) y Sudán (36). Pero el éxito tunecino no se da solamente en el ámbito futbolístico. Desde mediados de septiembre del año pasado a esta parte, Túnez se ha consagrado como el campeón continental en otras tres disciplinas, dando cuenta del gran momento que atraviesa el deporte del país. El primero en campeonar fue el seleccionado de básquet. En la edición número 29 del Afro-Basket que organizaron en conjunto con Senegal entre las sedes de Dakar y Rades, los tunecinos se alzaron con el título al vencer en
la final a Nigeria por 77-65 con Ziyed Chennoufi (19 puntos) como figura. Los dirigidos por el portugués Mario Leonel Faria Borges se quedaron con el Grupo C gracias a triunfos sobre Camerún (68-51), Rwanda (78-60) y Guinea (6459) para luego superar a RD Congo en cuartos de final (81-60) y a Marruecos en semifinales (60-52) hasta la definición con los nigerianos. Con este logro, Túnez sumó su segundo título en la historia del Afro-Basket y en eso mucho tuvieron que ver las actuaciones de Mohamed Hadidane y Mourad El Mabrouk, elegidos en el quinteto ideal junto a los nigerianos Ike Diogu e Ikenna Iroegbu y el senegalés Gorgui Dieng. Aunque aún sigue lejos de la gran potencia continental Angola (11 títulos), el basquetbol
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Fútbol, baloncesto, y balonmano son los deportes donde mejor desempeño están teniendo los tunecinos.
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tunecino se ha instalado entre los mejores de África de 2001 a esta parte, con los mencionados dos campeonatos (2011 y 2017), dos terceros puestos (2009 y 2015) más un cuarto lugar (2001) en las últimas 9 ediciones. A fines del mes siguiente del logro basquetbolístico, o sea en octubre de 2017, fue el turno del vóley. Túnez se quedó con el título del Campeonato de Naciones Africanas tras imponerse al local Egipto en la final por 3 a 0 (25-22, 2520, 25-15) en el Complejo del Estadio de El Cairo. Los Faraones llegaban con 6 títulos en fila, pero aparecieron los tunecinos para cortar dicha racha y sumar su noveno título, el primero desde 2003. Además, Túnez rompió el maleficio de cuatro finales consecutivas perdidas ante
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los egipcios, en 2005, 2007, 2013 y 2015. Por lo que en esta ocasión la quinta fue la vencida. Previo a la final, el seleccionado tunecino dejó en el camino a Libia (3-2), Ghana y Kenia (ambos 3-0) en el Grupo B, a Marruecos (3-0) y Argelia (3-2) en cuartos de final y semifinal, respectivamente. Los puntos sobresalientes y claves para volver a quedarse con el título tras catorce años fueron el externo Ismail Moualla (además jugador más valioso del campeonato), el armador Khalid Ben Slimane y el líbero Anouer Taouerghe. Estos tres valores junto al camerunés Arthur Kody y el egipcio Abdalla Abdelsalam conformaron el equipo ideal del torneo. En el handball o balonmano, la pelea también se ubica en el norte del continente. Solamente tres países han sido campeones en 23 ediciones: Túnez (10), Argelia (7) y Egipto (6). Tras subcampeonatos en 2014 y 2016, el 2018 empezó de la mejor manera para el seleccionado tunecino de handball que de la mano del español Toni Gerona se adjudicó el décimo título de su historia. En la final, fue triunfo 26-24 sobre Egipto. El título les otorga también la clasificación al Mundial del año que viene que organizarán en conjunto Alemania y Dinamarca. Tras el triunfo en Libreville (Gabón), una delegación liderada por Mourad Mestiri , presidente de la Federación Tunecina de Handball, y el arquero y capitán del equipo Makram Missaoui, fue recibida por el presidente del país Beji Caid Essebsi. El Jefe de Estado felicitó a todos los jugadores, al cuerpo técnico y administrativo por el logro, instándoles a redoblar sus esfuerzos para repetir estas actuaciones dejando siempre bien parado al deporte tunecino en la escena continental e internacional. Un mensaje que parece estar llegando muy bien a nivel general a los deportistas de Túnez.
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¿Qué convierte a África en una potencia atlética?
Desmembrando el éxito de los atletas Por: Diego Du Pont. Antes de iniciar este artículo, seguramente ha oído de las plusmarcas y medallas de oro de atletas africanos en competencias de fondo de atletismo (800, 1500, 5000, 10000 m y maratón). Sin embargo, ¿sabe cuántas medallas han ganado atletas africanos en la última década en los mundiales de atletismo? Han sido 92 medallas de 120 (Incluyendo a nacionalizados como Mo Farah o Rose Chelimo, en la rama femenina) en 4 mundiales desde Daegu en el 2011 hasta Londres en el 2017. Esta es la razón por la que este artículo buscará dar respuesta a cómo los atletas de este continente se ha convertido en una de las más grandes potencias en el atletismo. Si bien existen distintos factores como la alimentación e incluso genética, la superioridad keniata-etíope en las competencias de fondo puede ser explicada por un factor natural: geografía. Los dos países se encuentran beneficiados por las regiones del Eldoret en Kenia y en Etiopía, la famosa capital Adís Abeba. Con alturas por encima de los 2000 metros sobre el nivel del mar (estas dos ciudades incluso con alturas menores a ciudades sudamericanas como Cusco o La Paz). Aquí, muchos atletas de dos países, e incluso el británico de origen somalí, Mo Farah, deciden volcarse a los “training camps” para prepararse y dar su mejor presentación en los grandes eventos a lo largo del año. Si bien algunas zonas en Eldoret no son asfaltadas, son precisamente los utilizados para
los entrenamientos. En estas zonas, deciden hacer grandes caminatas para calentamiento (de 3 a 4 km), para luego realizar carreras de 10 a 15km durante una o dos horas en seis días de la semana. Aquí también influye también la altura. En los nacidos en estas zonas tienen una mayor capacidad pulmonar para recibir el poco aire, y a su vez hay una mayor circulación de la sangre alrededor del cuerpo, lo que permite finalmente la resistencia de los atletas. También es importante destacar que muchos de los “training camps” son apoyados por los gobiernos de los dos países en donde se encuentran. Esto permite, en muchos casos, generar mejores de oportunidades de vida, considerando que gran parte de la población keniata y etíope vive con menos de US$2 al día. Esta razón influye en su preparación, ya que toman este hecho como un motivo para lograr apoyar a su familia y a su vez, lograr ganar y/u obtener algún puesto significativo en un evento importante que los permita vivir cómodamente durante buen tiempo. Es a su vez destacable su alimentación: rica en carbohidratos - gracias a fuentes naturales como maíz o frijoles - y a su vez, baja en grasas y proteínas; sin embargo, el consumo de carnes es relativamente poca. Asimismo, muchos de los atletas pasan por ayunas antes de entrenar trayectos largos, en una búsqueda de conseguir mejores tiempos. A su vez, el consumo de bebidas es relativamente moderado sobre el promedio de consumo de bebidas de la OMS (1 litro) y se basa en agua y té.
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Finalmente, el tema fisiológico y genético puede aportarnos una explicación. Varios estudios científicos se enfocaron en una característica común en la fisionomía de la mayoría de los corredores africanos: la delgadez. Esto (la delgadez) en términos anatómicos significa una menor masa muscular y de esta manera logran ahorrar más energía que los otros competidores. A su vez, una investigación del científico danés Bengt Saltin demostró que los cuádriceps tienen una mayor concentración de enzimas, mitocondrias y más vasos
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sanguíneos. Esto significa que en que estos músculos tendrían una mejor capacidad de requerir menos oxígeno para largos trayectos. Todos estos factores al final permiten que los atletas africanos tengan una supremacía sobre los demás competidores en uno de los deportes más antiguos de la historia.
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Sir Mo farah: El caballero somalí Por: Matías Hermida. El atletismo contemporáneo tiene muchas figuras de las cuales presumir, desde Usain Bolt hasta Yelena Isinbayeva. Entre estos gigantes de la historia del deporte, haciéndose hueco a golpe de mérito, se encuentra un hombre nacido en Somalia que representa al Reino Unido: Mo Farah. El mismo que hace unos meses consiguió el título de señor entregado por la realeza gracias a sus logros. Su vida no fue nada sencilla. Como la mayoría de las historias de los deportistas africanos, Farah tuvo que superar muchos obstáculos para llegar a convertirse en leyenda. Nació en Mogadishu, Somalia, en el año 1983, su padre es inglés y de allí provino la conexión con el Reino Unido. A los ocho años, Mo y su hermano gemelo, Hassan, tuvieron que huir de Mogadishu por conflictos bélicos que traería como consecuencia en 1993 la “Batalla de Mogadishu” y fueron a vivir con sus abuelos a Djibouti, país anteriormente conocido como la Somalia francesa, al cual Farah ingresó en calidad de refugiado. Britath
A los 11 años, Farah lograría llegar a Inglaterra, mudándose con su tía, a pesar de que su padre residía en el Reino Unido, trabajando en el aeropuerto “Heathrow”. Hay mucha especulación en cómo consiguió Farah llegar al país y es un tema del cual al mismo Mo no le gusta conversar, pero lo cierto es este niño que llegó de manera desapercibida a Inglaterra para que luego, con el paso de los años, se
convirtiese en uno de los atletas más adorados en la historia del país -aún teniendo en cuenta su origen foráneo-. Su adaptación al país no fue sencilla, Mo sólo sabía tres frases en inglés, “Excuse me” (disculpe), “Where’s the toilet” (¿dónde está el baño?) y, por último, “C’mon then” (vamos), por lo que todo fue cuesta arriba. Pero hubo un faro de luz en su vida, que no sólo le ayudaría a adaptarse a una sociedad completamente distinta a la cual estaba acostumbrado, sino que lo guiaría por el resto de su existencia. Ese faro fue el deporte. Desde pequeño demostró capacidades para realizar actividad física pero no siempre el atletismo fue su mayor interés, es más, su primer amor fue el fútbol, y algunos dicen que no era nada malo practicándolo, aunque está claro que su destino era otro, uno inevitable por condiciones innatas que el nacido en Somalia tenía y es por eso que el atletismo empezó a formar parte de su vida.
A los 14 años, Farah fue convocado al “Campamento olímpico del futuro británico” realizado en Florida y es allí cuándo Mo terminó de decidirse por el atletismo. Con el tiempo los títulos empezaron a llegar, pero él mismo comenta que no se concentraba mucho en la carrera, ya que debía trabajar mientras tendía a la Universidad de St Mary’s.
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Se podría decir que hubo dos momentos o personas claves en la carrera de Farah, uno de ellos fue en la secundaria, uno de sus profesores, Alan Watkinson, quien fue el que lo llevó a interesarse en el atletismo y a quienes muchos de los amigos de Mo reconocen como una figura paternal para el chico nacido en Somalia, al punto de que, en el día de su casamiento, Farah lo eligió a Watkinson como el padrino de bodas. Y la segunda persona, no es un solo individuo, pero sí un grupo de personas con las cuales Farah convivió en los inicios de su segunda década de vida. Eran un grupo de corredores keniatas con los que vivió en Teddington, entre los cuales se encontraba el campeón del mundo de los 5000mts, Benjamin Limo. Está etapa de su vida fue cuando Farah entendió que debía entrenar de manera consistente para lograr sus objetivos, tenía dejar de salir a las noches y entrenar a las mañanas más duro que antes y todo esto gracias a sus nuevos compañeros de cuarto que lo único que hacían era comer, entrenar, y dormir, rutinariamente.
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El resto es historia. Farah dejo de ser un simple niño y pasó a ser una leyenda del atletismo, logrando coronarse con dos oros en los Juegos Olímpicos de Londres 2010 en 5000mts y 10000mts. La gente en el Estadio Olímpico de Londres se rindió a los pies de un somalí que representaba al Reino Unido. Allí se convirtió en leyenda, pero eso no fue suficiente para Mo Farah, y en Río de Janeiro, cuatro años más tarde, volvería a lograr los dos oros Olímpicos en las mismas carreras que en Londres convirtiéndose en la segunda persona en la historia de los juegos Olímpicos en lograr este doble oro -el otro es el finlandés Lasse Virén-. En noviembre de 2017, Mo Farah fue coronado como un señor de la realeza inglesa, convirtiéndose en Sir Mo Farah. Un niño nacido en Somalia que logró anteponerse a todos los obstáculos que se le cruzaron para convertirse en un ejemplo y una leyenda para cualquier amante del deporte y logró que una nación con una historia deportiva abundante en riqueza, lo adoptará como propio y lo considere como uno de los mejores atletas británicos de la historia.
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¿Es el Bitcoin un nuevo tulipán? Por: Fabrizio Cuzzola. El mundo del fútbol ha visto negocios extraños a lo largo de su historia : En 1995, Rosario Central usaba pelotas de fútbol (12, para ser exactos) cómo método de pago para llevarse a un joven Ángel di María. Ahora en 2018 fue el Harunustaspor de la primera división de Sakarya (Turquía) quién utilizó otro excéntrico método de pago para hacerse con la ficha del futbolista turco Omer Kiroglu: 2.500 liras turcas y 0,0524 bitcoins (unos 400 euros, aproximadamente) fue el precio que tuvo que pagar el cuadro blanquiazul por su nuevo futbolista, dando paso al primer fichaje con criptomonedas de la historia. Si bien, el presidente del club Haldum Sehit admite sin pena que ha sido una estrategia para “conseguir notoriedad en el país y en el mundo” que ha llevado al club ingresos económicos y que su equipo sea nombrado en los medios “como si se tratase de un equipo profesional”; no se hace descabellado pensar que podríamos estar viviendo el inicio de una era, caracterizada por los movimientos con dinero virtual. Poco a poco, las criptomonedas empiezan a ganar terreno en el mundo, con más gente comprándola y confiando en ella para generar ganancias, que al final del día, es lo beneficioso para toda criptomoneda : un método de pago que no posee reservas en físico ni tiene relación directa con otro tipo de divisa: Su valor aumenta o disminuye según la confianza que le tienen sus usuarios, para seguir usándola y comprando con ella (blockchain). El siglo XVII en los Países Bajos se resumió en una sóla palabra: TULIPOMANÍA . Considerada por muchos expertos como la primera gran burbuja económica que experimentó Europa, consistió en utilizar los bulbos de tulipán cómo método de pago.
Los tulipanes siempre fueron vistos como la flor sagrada de Europa. Los otomanos la utilizaban para adornar los trajes de los sultanes, y para los holandeses era el máximo símbolo de riqueza y, por consiguiente, uno de los objetos más solicitados del mercado. Para que el lector se haga una idea, Charles Mackay reflejó en sus “Memorias de extraordinarias ilusiones y de la locura de las multitudes” algunas historias que hoy rozan lo inédito: Un solo bulbo de tulipán costaba 1.000 de florines neerlandeses en 1623, cuándo los ingresos anuales de una persona común eran de apenas 150 florines. 15 años de salario para un artesano o inclusive mansiones de lujo eran intercambiadas por apenas un solo bulbo. En 1635 se vendieron 40 bulbos por 100 000 florines, cuando una tonelada de mantequilla te costaba 100 florines, y ocho cerdos 240. Aunque el tulipán es una flor que no posee efectos medicinales ni un perfume sobresaliente, y que además florece apenas un par de semanas al año, su belleza y exotismo provocó que su mercado fuese prácticamente compulsivo.
Mientras mayor variedad de colores tenía el tulipán, más riqueza representaba y, por consiguiente, más costoso era.
Hoy en día se conoce que este fenómeno es generado por los potyvirus (un parásito que transmite la flor y le da coloridas connotaciones), pero para la fecha el desconocimiento de esto hacía que la población creyera que los colores del tulipán eran producto del azar, generando lógicamente un alza mayor en los precios. Con el pasar del tiempo, los tulipanes fueron incluidos en la bolsa de valores y eran negocia-
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dos inclusive antes de nacer. En febrero de 1637 fue puesto en venta un lote de medio kilo de tulipanes por 1250 florines sin encontrarse comprador. Entonces, la burbuja estalló. Los precios cayeron en picada y no había como recuperar lo invertido, ya que todo el mundo vendía y nadie compraba. Se crearon deudas enormes para comprar flores que ahora no valían nada. Al estar todas las clases sociales involucradas, la economía neerlandesa en general entró en bancarrota por confiar en un método de pago carente de garantías. Ahora volvemos a Turquía: El gobierno turco desaconsejó la utilización de criptomonedas, ya que no poseen garantías o bases legales. Por los aires que soplan, con las criptomonedas ocurrirá igual que con los tulipanes: No fueron regulados a tiempo y cuándo se haga poca gente hará caso a dicha advertencia. El mercado de confianza crece y mientras más negocios comienzan a aceptar los ‘bitcoins’ como método de pago. Cientos de cyber-ataques fueron regis-
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trados en 2017 –tanto contra los bitcoins como contra otras criptomonedas populares- causando pérdidas que ascienden hasta más de 64 millones de dólares. El sistema bitcoin está programado para que no hayan más de veintiún millones de bitcoins. Pueden crearse, pagarse, y cobrarse en la divisa de algún país, pero nunca habrán más de 21.000.000 de bitcoins en el mundo. Esa limitación hace que –al igual que los colores para el tulipán- tener un solo bitcoin es la garantía de que tienes algo que nadie más tendrá. Único y eso lo hace más valioso. Ahora, un cyber-ataque bien organizado o una repentina pérdida de confianza de los consumidores podría velozmente pinchar la burbuja de las criptomonedas y, al igual que los tulipanes, encontrarse en una situación dónde todos venden y nadie compra, dejando así inutilizada a la criptomoneda.
Contraportada