Reportaje del suplemento dominical de "EL PAÍS".
Ramon Larramendi ha dado forma a una vieja aspiración de los exploradores polares que durante más de un siglo habían intentado, sin éxito, ayudarse del viento. Simplificando un largo proceso, Ramón ha unido dos artilugios sencillos y muy eficientes: un trineo esquimal y una cometa. El resultado un vehículo eficaz, sostenible y limpio que solo necesita la energía que sobra en la Antártida: el viento. Nada de lo que habíamos hecho antes se podía parecer a esta travesía por sus distancia enormes, vientos huracanados, frío extremo y soledad absoluta. Impulsados por el viento, Larramendi y sus dos compañeros, Ignacio Oficialdegui y Juanma Viu, fueron recorriendo durante dos meses los más de 4.300 Km que les separaban de su destino logrando varios récords, entre ellos el de Kilómetros recorridos en un día, alcanzar los 2 polos de inaccesibilidad y la travesía más larga realizada hasta entonces sin medios mecánicos, ni ayuda exterior.